Está en la página 1de 7

Era muy peligroso tirarse de un perro a otro a esa

velocidad. Una pulga que se tira de un perro que viene


corriendo y saltando puede ir a parar a un charco de agua,
y ahogarse o pegar con la cabeza en una columna de
alumbrado, que la pise otro perro que viene corriendo o
quedar enterrada en la tierra y que se las coman las
lombrices devoradoras de pulgas.
¿Quién sabe si existen las lombrices devoradoras de
pulgas?
Pero en todas esas cosas pensaba Lorena mientras iba
parada sobre la cabeza de Moreno como un equilibrista
del circo sobre una moto que va a 100 km por hora.
Parecía imposible bajar de Moreno con lo excitado que
estaba el perro en ese momento. Pero al fin Lorena tuvo
una oportunidad, cuando muertos de sed, los dos perros,
se detuvieron en el surtidor de agua, Lorena respiró
profundamente y saltó sobre la cabeza de Moreno a la
pata de Pulgoso y cayó sobre su madre. Cuando se repuso
Lorena, la mamá abrazó a Lorena y le dijo que no se
preocupara, que lo importante era que había regresado y
que para que eso no volviera a ocurrir lo mejor era que
todos los días fuera a jugar un rato con sus primas.
Mamá es una genia, pensó Lorena.

FIN

También podría gustarte