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La arqueología del valle


de Jequetepeque y la
colección Rodríguez Razzetto
Luis Jaime Castillo
Pontificia Universidad Católica del Perú
1532 D.C.

1450 D.C.

1350 D.C.

1000 D.C.

850 D.C.

700 D.C.

500 D.C.

La colección Rodríguez Razzetto, una de las más camino entre los grandes polos culturales de Trujillo
importantes en el campo del arte peruano precolom- y Chiclayo y testigo elocuente del tiempo en que los
bino se distingue, ante todo, por su carácter regional. jequetepecanos tuvieron un inmenso poder y riqueza.
En efecto, no se trata de una muestra de la arqueo-
logía de toda la costa norte, sino que se circunscribe El valle de Jequetepeque yace entre los dos grandes 200 A.C.
mayoritariamente a objetos que provienen del valle de centros culturales de la costa norte: Moche–Chicama
Jequetepeque y que representan el desarrollo de sus al sur y Lambayeque–Zaña al norte. Al igual que es-
sociedades antiguas. La incorporación de algunas de tos centros, el valle de Jequetepeque no está formado
sus piezas más significativas al MALI se da en un mo- por la cuenca de un solo río, sino que comprende los 500 A.C.
mento en el que las investigaciones arqueológicas re- valles aluviales de dos, el río Jequetepeque al sur y el
conocen la necesidad de concentrarse en las historias río Chamán al norte, indistinguiblemente integrados
regionales, en desmedro de las grandes narrativas por sus canales de irrigación. El valle está dividido,
iconográficas y arqueológicas que, por su naturaleza a su vez, en tres regiones: el estrecho valle del río Je-
generalizante, no suelen discernir las particularida- quetepeque, al centro; la región de San Pedro, al sur; y
des locales. Pocas veces en el Perú se ha cubierto la la región de Chamán, al norte. En estas tres regiones
historia de una región de manera tan completa, como se han registrado cientos de sitios arqueológicos que
en este caso, con artefactos arqueológicos singulares y corresponden a miles de años de desarrollo cultural,
representativos de cada uno de sus periodos. A través desde los primeros cazadores y recolectores de la
de objetos finísimos, esta nueva colección permite época Paijanense hasta restos de las ocupaciones inca
contemplar las tradiciones tecnológicas y artísticas y chimú-inca. Actualmente el valle comprende dos
del Jequetepeque en los tres mil quinientos años que provincias, Pacasmayo y Chepén, con sus numerosos
abarca. La selección que se presenta en este catálogo distritos, ciudades y pueblos.
es una pequeña muestra de los objetos que, durante
décadas, don Óscar Rodríguez Razzetto atesoró en Por su ubicación estratégica, las sociedades que se
Chepén y Pacasmayo1. Hoy en día sería imposible desarrollaron en el valle de Jequetepeque tuvieron un 1500 A.C.
formar una colección similar, ya que esta fue reunida alto nivel de autonomía e independencia respecto a
bajo circunstancias fortuitas y lamentables, a medida los grandes estados Lambayeque y Chimú; al mismo
que los sitios arqueológicos del valle eran saqueados. tiempo, lograron establecer vínculos estrechos con las
Desde el Contorsionista Cupisnique de Puémape, pa- sociedades de tradición Cajamarca establecidas en los
sando por el Vigía Mochica Temprano del Balsar, o las valles interandinos aledaños. La autonomía de esta
maravillosas botellas de Línea Fina de estilo Mochica región se tradujo en la evolución de características cul-
Tardío de San José de Moro, esta colección nos ofrece turales propias, como sus estilos cerámicos y el desa-
una vista panorámica del arte cerámico en uno de rrollo de una extraordinaria metalurgia. Su secuencia
los lugares donde alcanzó mayor esplendor. Pero no cultural, por lo tanto, difiere de las más conocidas his-
solo la colección es singular, sino que la secuencia de torias regionales del sur y del norte, dominadas por es-
sociedades y culturas que habitaron el valle es única tados expansivos como Chimú y Lambayeque. Ciertos
en su complejidad y maestría, formada a mitad de desarrollos culturales que aparecen en Jequetepeque,

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Fig. 6
Mapa de la costa norte del
Perú con los principales
sitios arqueológicos.

Fig. 5
Vista del valle
de Jequetepeque.

como el periodo Transicional o el estilo Lambayeque espinos, guabos y zapotes debieron existir en tiempos
en su forma local, son expresiones propias de fenó- antiguos, promovidos por una napa freática enriqueci-
menos que se dieron de manera muy diferente en las da por los desfogues de los canales de irrigación. Ellos
otras regiones de la costa norte. La incorporación del debieron albergar numerosas especies de cérvidos,
Jequetepeque al estado Lambayeque y, posteriormen- felinos, iguanas y lagartijas, patos moscovitas, águilas,
te, las conquistas chimú, inca y española, acabaron búhos y otras aves. Adicionalmente, en los bosques se
con su desarrollo e integraron el valle a formaciones debía encontrar pastura para las grandes manadas de
políticas cada vez mayores, pero como mera provincia camélidos que existían en la costa. Lamentablemente,
periférica. La pérdida de su autonomía significó para la mayoría de los bosques ha desaparecido en tiem-
el valle el fin de su singularidad cultural, del poder de pos recientes por la tala indiscriminada, destinada a
sus élites y de su fortaleza económica. la producción de carbón vegetal, y por la ampliación
de los campos de cultivo. En la actualidad, en todo el
Como todos los valles de la costa norte, el de Jeque- valle de Jequetepeque apenas queda en pie el Bosque
tepeque debe su clima al frío océano Pacífico, a las de Cañoncillo, en la región de San Pedro.
estribaciones de los Andes y a su latitud ecuatorial
(Fig. 7). Las precipitaciones son muy escasas y se con- El desarrollo del valle de Jequetepeque y su fisono-
centran en los meses de verano. Ocasionalmente se mía actual están directamente ligados a los sistemas
producen grandes lluvias debido a los fenómenos de hidráulicos de irrigación que permitieron extender la
El Niño, que no solo incrementan el caudal de los ríos, frontera agrícola de manera sostenida hasta el siglo
sino que pueden arrasar pueblos, campos de cultivo VI o VII d.C., durante el periodo Mochica Tardío. Los
y carreteras. Estas lluvias parecen cebarse con las canales de irrigación del valle, que funcionaron per-
ciudades que se han desarrollado al pie de las mon- fectamente hasta la década de 1970 y que actualmen-
tañas, particularmente con Chepén. En contraste, las te siguen siendo usados en grandes secciones, eran
aldeas que se ubican en los campos agrícolas parecen verdaderos ríos artificiales. Consistían en canales
sufrir menos los efectos de las lluvias. El clima es principales y derivados que permitieron irrigar más
templado en invierno y cálido en verano, pero se per- de cincuenta mil hectáreas de cultivo y proveer agua
cibe una pronunciada diferencia de insolación entre fresca a una población considerable2. Los canales se
las zonas cercanas al litoral y las regiones interiores, originan en las bocatomas ubicadas en la parte media
particularmente en el valle de Chamán, protegido de del valle, en la zona comprendida entre el pueblo de
los vientos y las neblinas marítimas por las montañas Ventanilla y el cuello del valle, donde se juntan los
Catalina y San Ildefonso. Actualmente, la mayoría cerros La Punta y Pitura. En esta región, donde hoy
de terrenos agrícolas se dedica a la explotación de se desarrollan las localidades de Huabal y Tolón, se
la caña de azúcar, el arroz y otros productos agroin- ubicaron los ingresos a los sistemas de irrigación que
dustriales. En tiempos prehispánicos, en cambio, el desde estos puntos llevaban el agua hasta cuarenta
énfasis debió estar en el cultivo del maíz, el algodón y kilómetros de distancia. Los canales fueron construi-
productos de panllevar como frijoles, habas, papas y dos de manera sucesiva, cada uno con una cota más
calabazas. Asimismo, extensos bosques de algarrobos, alta que el anterior, lo que permitió extender sus
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1450 D.C.

1350 D.C.

E
Chira
1000 D.C.

850 D.C.

Piura
700 D.C.

Vicús

Loma Negra 500 D.C.

La Leche

Lambayeque
Purgatorio 200 A.C.
Pátapo

Sipán

Pampa Grande Zaña


Farfán 500 A.C.
Algarrobal de Moro
Jequetepeque
San José de Moro
Pacatnamú
Dos Cabezas
Puémape
Facalá Chicama
El Brujo
Moche
Chan Chan
Virú
Huaca de los Reyes
Huacas del Sol y de la Luna Chao
Santa

Huacatambo
Castillo del Santa
1500 A.C.
Caylan
Pañamarca Nepeña

Océano Pacífico Casma


Manchán
Culebras
Principales sitios
arqueológicos
' (''bd
Huarmey
Paramonga

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Fig. 7
Mapa arqueológico del
valle de Jequetepeque.

Cerro
Colorado
Alto de
San Ildefonso

San Ildefonso Pacanga


San José Río Chamán
Huaca de Moro
Rajada Algarrobal
Las Estacas de Moro

Portachuelo Cerro :XeXc[\KXcXdYf


de Charcape Chepén
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Pacatnamú Calera Tolón
de Talambo
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Cabezas La Mina
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Leyenda Huaca
Colorada
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Puémape
1532 D.C.

1450 D.C.

1350 D.C.

1000 D.C.

850 D.C.

700 D.C.

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trazos cada vez más e incorporar más hectáreas de de este esfuerzo fue la construcción de un paisaje
cultivo. Si bien resulta muy difícil fechar los canales enteramente artificial, que es lo que hoy conocemos
directamente -es decir, a partir de restos arqueológi- como el valle de Jequetepeque.
cos que se encuentren asociados a ellos-, es posible
inferir cuándo fueron construidos a partir del fechado Las comunidades cupisnique de Jequetepeque 200 A.C.
de los sitios que estos sirvieron (Fig. 9 a-c). Sobre la base (2200 a.C. – 200 a.C.)
de este criterio es posible determinar que la región
central del valle de Jequetepeque, donde se ubican los Pese al gran número de investigaciones arqueológicas
poblados de Jequetepeque y Faclo, fue la más anti- realizadas en el valle de Jequetepeque, pocas son las 500 A.C.
gua, pues sus canales, los más bajos y de recorridos que se han concentrado en los periodos más tempra-
más cortos, debieron servir a sitios muy tempranos. nos. Es reducida la información existente sobre los
La primera extensión del sistema de irrigación se dio primeros cazadores y recolectores paijanenses, las al-
hacia el sur, donde hoy se ubican San José, San Pedro, deas de pescadores o los primeros cacicazgos arcaicos3.
Pacasmayo y Jatanca, a través de la implementación Para imaginarnos estos periodos tempranos tenemos
del canal de San Pedro y sus ramales. Esta extensión que extrapolar la información de otros valles cercanos,
habría ocurrido durante los periodos Virú y Mochi- donde este tipo de evidencias se ha preservado. Así, es
ca Temprano, pues sirvió a sitios de esta filiación de suponer que el valle de Jequetepeque fue habitado
cronológica, como Masanca y Jatanca. Por su parte, por pequeñas bandas de pescadores y cazadores que
la extensión al norte, hacia la región de Chamán, que aprovechaban los recursos disponibles en su litoral, en
incluye los poblados de Chafán, Guadalupe, Pueblo los pantanos y en los bosques que florecían en las ori-
Nuevo, Chepén, San José de Moro y Pacanga, se aso- llas de los ríos Jequetepeque y Chamán. Incluso ahora
cia con sitios de los periodos Mochica Medio y Tardío, la desembocadura del río Jequetepeque forma una
por lo que se asume que fueron estos los que habrían zona de humedales y marismas ricas en peces y aves,
completado el sistema. A diferencia de la primera, que pudieron ser aprovechados con facilidad por los
la segunda extensión implicó un mayor despliegue primeros habitantes del valle. Podemos imaginarnos 1500 A.C.
tecnológico, pues requirió de la construcción de ca- que poblaciones precerámicas explotaron estos recur-
nales elevados, al pie de las laderas de las montañas sos, fijando su residencia por periodos estacionales de
y siguendo sus contornos. La construcción y el man- corta duración. Sus aldeas no deben haber sido muy
tenimiento de los canales de irrigación, su uso y su diferentes de las que se levantaban en sitios como
control habrían requerido de niveles de organización Huaca Prieta o Asia. El fácil tránsito entre los estre-
muy avanzados; sin embargo, la existencia de nume- chos valles costeros, con su rica biomasa marina y los
rosos canales independientes y redundantes permiti- amplios valles de la sierra, siguiendo el curso del río
ría inferir que las regiones servidas por estos gozaron Jequetepeque, debe haber sido aprovechado, primero,
de una gran independencia. A partir del estudio de por poblaciones trashumantes que habrían entrado y
los canales y los territorios habilitados por ellos es salido siguiendo manadas de cérvidos y camélidos. Mi-
posible reconstruir el mapa de Jequetepeque en las les de años después, las mismas rutas habrían servido
tres grandes fases de su desarrollo. El resultado final para mover manadas de camélidos domesticados a fin

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de aprovechar los recursos de estación. En la época en ser independientes, habrían contribuido a la formación
que en el Norte Chico se desarrollaron sorprendentes de la identidad del fenómeno Chavín de una manera
sociedades arcaicas, como Caral o Áspero, en el valle más sustantiva que la que se reconoce ahora5 (Fig. 8).
de Jequetepeque no parece haber existido una pobla-
ción capaz de erigir los templos y plataformas que Las sociedades cupisnique no conformaron una agru-
vemos en estas regiones. pación política o social centralizada, sino que estuvie-
ron compuestas por comunidades dispersas y autosu-
Las primeras sociedades complejas que podemos ficientes, especializadas en la explotación de nichos
reconocer en el valle de Jequetepeque corresponden ecológicos muy diversos. Dentro del valle de Jequete-
al periodo Formativo y son denominadas en esta parte peque se han documentado asentamientos cupisnique
del Perú como Cupisnique. A partir del descubrimien- de gran escala en Puémape, en el litoral; Limoncarro,
to de cementerios en el valle de Chicama, Rafael Larco en el valle medio; Montegrande y Tembladera, en el
Hoyle no solo caracterizó y nombró a los cupisnique4, valle alto; y Kuntur Wasi, en San Pablo, a más de dos
sino que los distinguió del fenómeno Chavín. Como mil metros de altura. Adicionalmente, cementerios
consecuencia del descubrimiento de Larco, la rela- dispersos han aparecido en muchos otros lugares
ción entre Cupisnique y Chavín ha dado origen a un del Jequetepeque. La extensión de las comunidades
largo debate. En general, los seguidores de Julio C. cupisnique es muy difícil de determinar, pues lo único
Tello han mantenido la tesis por la cual Chavín de que se ha conservado son sus centros ceremoniales, es
Huántar fue el centro de irradiación de un fenómeno decir, las construcciones más conspicuas y resistentes,
religioso, social y político que afectó por igual a todas y sus cementerios, que en su mayoría fueron saquea-
las regiones de los Andes centrales. En consecuencia, dos hace mucho tiempo. Ahora bien, el énfasis en
Cupisnique sería solo una expresión periférica del templos y tumbas no debe sorprendernos, pues estas
fenómeno Chavín, dependiente de aquel centro. Esta sociedades parecen haber gravitado alrededor de un
concepción subordina el desarrollo de la costa norte a complejo sistema de cultos y prácticas rituales, ligado
los designios de una sociedad muy diferente en su eco- a sacerdotes o chamanes especializados y al consumo
logía, adaptación y desarrollo; pero ignora los rasgos de sustancias psicoactivas6. Cada comunidad habría
del fenómeno Cupisnique propios de su adaptación a vivido en un asentamiento disperso, separado de otras
las regiones costeras, así como la rica documentación comunidades por desiertos o bosques, y explotando los
arqueológica recuperada en investigaciones recientes. recursos circundantes. Recuérdese que la extensión de
Rafael Larco y sus seguidores, notablemente Carlos los valles en esta época no era ni el diez por ciento de
Elera, defienden la hipótesis contraria, que sostie- lo que es hoy en día, por lo que el espacio que separaba
ne que la costa norte, durante el periodo Formativo, a un poblado cupisnique de otro no habría estado ocu-
habría estado habitada por una serie de comunidades pado por campos de cultivo sino por tierra inhóspita.
regionales independientes y de pequeña escala. Estas
estarían interrelacionadas por una intensa vida ritual A lo largo del devenir cultural cupisnique se puede
devenida del culto de seres propios de los desiertos, apreciar que la independencia y dispersión de las
bosques y oasis costeños. Los cupisnique, además de comunidades van cediendo a medida que se instaura
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1000 D.C.

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Fig. 8
Selección de vasijas de estilo Cupisnique.
Museo de Arte de Lima.
Donación Petrus Fernandini.

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Río Chamán Río Chamán


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Huaca Colorada
San Pedro

Río Cupisnique Río Cupisnique

Fig. 9 a-c
Expansión del sistema de irrigación
en el valle de Jequetepeque. San José de Moro
San Ildefonso Cerro Chepén
Guadalupe Río Chamán
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Huaca Colorada
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un culto común, o al menos basado en la preeminencia social deviene en la aparición de artesanos capaces de
de las mismas figuras míticas (aves rapaces, felinos producir objetos que singularizan y distinguen a las
y serpientes, muchas veces antropomorfizados). El clases altas.
gran templo de la Huaca de los Reyes, en el valle de
Moche, parece haber tenido una escala que implicaría Salinar, Virú y Mochica Temprano 200 A.C.
algún tipo de integración multirregional de comuni- (200 a.C. – 400 d.C.)
dades cupisnique7. Esto, sin embargo, dista de ser una
evidencia de integración o centralización política. Una La desaparición de las sociedades formativas, hacia
cierta homogenización de los estilos parece haber sido el 200 d.C., marcó el inicio de un proceso de recon- 500 A.C.
el resultado de prácticas religiosas, cultos, creencias y figuración de las sociedades de la costa norte que
mitos compartidos, y particularmente de ceremonias culminó con la cristalización del fenómeno Mochica,
de escala regional donde se congregaban individuos hacia el 350 d.C. Parecería que una sociedad y su
de comunidades dispersas. De la misma manera, modelo cultural y social tienen que perecer para
las comunidades cupisnique comienzan a presentar que de sus cenizas surjan otras formaciones que den
rasgos de una organización social más compleja, con solución de continuidad para la supervivencia de las
élites distinguibles a partir de sus prácticas fune- poblaciones. Elera atribuye el final de las sociedades
rarias más elaboradas, así como de la inclusión de cupisnique a una combinación de eventos climáticos,
artefactos de oro en sus tumbas8. Esta tendencia a la un mega fenómeno de El Niño y un tsunami, que ha
segmentación social debe haber sido el resultado de podido documentar en sus excavaciones en Puémape,
una economía más estable y, a su vez, habría influido a escasos metros de la orilla del mar9. Estos desastres
en el desarrollo de tecnologías incipientes. Es posible seguramente arrasaron las poblaciones localizadas
que los primeros intentos por aprovechar las aguas en el litoral, pero difícilmente explicarían el colapso
de los ríos costeños, mediante la creación de sistemas de aquellas comunidades cupisnique establecidas en
de irrigación, correspondan a estas épocas. De ellos regiones del interior. Parecería que, en combinación
no quedan huellas directas, puesto que esos canales con los factores climáticos, el modelo cupisnique de 1500 A.C.
primitivos fueron integrados a los grandes sistemas cacicazgos regionales, su organización social y los
de irrigación desarrollados por las culturas Mochica, sistemas ideológicos que daban legitimidad a toda
Lambayeque y Chimú. Elera ha reportado en Pué- la formación cultural habrían perdido credibilidad,
mape una dieta rica en cultígenos y en productos del iniciándose un lento pero inexorable decaimiento. Los
litoral, que seguramente habían mantenido a una grandes complejos ceremoniales fueron abandonados
población creciente. Más personas y más producción y en muchos casos enterrados10; los iconos cupisnique
suelen generar los primeros niveles de complejidad serían rechazados por las poblaciones locales y no
social y la aparición de élites, que se distinguen de reaparecerán sino hasta la época Mochica, cuando las
los individuos comunes por sus roles en las prácticas élites de esta sociedad los reinstauran en su cerámica
religiosas, por sus vestimentas y adornos, y por su y en las paredes de sus templos, como en la Huaca de
disponibilidad de mano de obra para la producción la Luna11. Pero el colapso de la sociedad cupisnique
de sus viviendas y tumbas. Asimismo, la complejidad ciertamente no implicó la desaparición de las po-

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blaciones que habitaron la costa norte durante esta formativas, denominadas Huacaloma, en las sierras
época, o la pérdida de sus tradiciones y conocimientos aledañas de Cajamarca14.
tecnológicos. Cambios drásticos ya se avizoraban en
las ideas y prácticas rituales hacia el final del periodo A diferencia de Salinar, el estilo Virú15 está documen-
Formativo, por ejemplo en la forma de los templos y tado frecuentemente en el valle de Jequetepeque y
en la posición de los individuos en las tumbas, predo- ha sido objeto de importantes investigaciones ar-
minantemente flexionada entre los cupisnique y que queológicas de Donnan en Masanca y Dos Cabezas16
devendría en extendida con los mochicas. y recientemente de Walker, Swenson y Chiuala en
Jatanca17. Cerámica de estilo Virú fue hallada en
El vacío dejado por las comunidades cupisnique en el numerosos sitios del valle, usualmente en asociación
valle de Jequetepeque no parece haber sido cubierto con ocupaciones del periodo Mochica Temprano y
inmediatamente por ninguna otra sociedad. En Pué- Medio, y particularmente como ofrenda funeraria en
mape, Elera reporta una reocupación de los espacios tumbas mochicas de rango medio y bajo18. Las formas
ceremoniales por una población que enterraba a sus más frecuentes de la cerámica doméstica virú son los
muertos en posiciones extendidas dentro de fosas cántaros de cuellos de embudo y las ollas sin cuello,
pequeñas y alargadas12. Estas poblaciones correspon- que presentan decoraciones hechas por incisiones en
den, genéricamente, al fenómeno denominado Salinar la arcilla que buscan representar ojos, bocas y nari-
por Rafael Larco13. Algunos otros ejemplos de este es- ces, con elementos modelados añadidos. Todas estas
tilo de cerámica han sido reportados en otras regiones formas son típicas del estilo Virú, tanto en su varian-
del valle, en Talambo y Limoncarro, pero sin mayor te Castillo Modelado como Castillo Inciso, tal como se
detalle de los asentamientos a los que corresponden. describió en los valles de Moche y Virú19. Las tipolo-
No sabemos mucho más acerca de esta época, segura- gías más elaboradas de la cerámica virú halladas en
mente porque sus asentamientos se encuentran ente- Jequetepeque corresponden a finas botellas escultó-
rrados bajo ocupaciones posteriores. La cerámica de ricas que representan seres humanos o animales, de-
estilo Salinar ha sido caracterizada como intermedia coradas con engobe blanco, con asas estribo o cuellos
entre formas de estilo Cupisnique y Mochica, aunque cónicos delgados; sin embargo, no se han reportado
su parecido más notable se dio con la otra tradición ejemplares decorados con pintura negativa, típica del
dominante de este periodo de cambio, el fenómeno estilo Virú más depurado. En las excavaciones que
Virú. A decir verdad, ambos estilos son a veces indis- Donnan condujo en Masanca20 se registraron algu-
tinguibles, lo que implicaría que posiblemente existió nos artefactos de gran maestría, tanto en su forma,
una gran continuidad entre Salinar y Virú, o que en su acabado y decoración, como en su técnica de
estas dos tradiciones son dos fases o manifestaciones manufactura. Algunos de estos objetos eran idénticos
de un mismo fenómeno. Salinar, en todo caso, significó a los artefactos encontrados por el mismo Donnan
una ruptura con la tradición Cupisnique y el abando- en Pacatnamú, en asociación con tumbas del periodo
no de sus iconos más reconocibles. Elera asocia algu- Mochica Medio21. En otras excavaciones realizadas
nas características del estilo Salinar con la tradición por Donnan en Dos Cabezas, un complejo monumen-
Laizón, que por entonces sustituye a las tradiciones tal mochica de templos y residencias localizado al
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sur de la desembocadura del río Jequetepeque, se periodo Mochica Medio, la cerámica de estilo Virú va
documentó, juntas en los mismos contextos y en las cediendo paso a formas mochicas, particularmente en
zonas residenciales aledañas, cerámica de los estilos la cerámica fina, quedando un pequeño remanente de
Mochica Temprano y Virú22. artefactos virú entre lo doméstico. Parecería que en
esta época el estilo Virú sobrevive asociado al pueblo 200 A.C.
Hasta hace algunos años la arqueología de la costa llano, mientras que las élites ya se han transformado
norte asumía que Salinar, Virú y Mochica Temprano por completo en mochica. Finalmente, en el periodo
eran tres fenómenos claramente diferenciados. Larco Mochica Tardío casi no se encuentra cerámica de
mismo había planteado estas diferencias y había formas virú, ni en áreas residenciales ni en tumbas, 500 A.C.
establecido tres periodos sucesivos conformados por a excepción de artefactos asociados con individuos de
estas tradiciones23 Sin embargo, él también había muy bajo rango. La evidencia arqueológica, en conse-
tenido muchos problemas para distinguir algunos cuencia, apunta a un tránsito gradual, a una transfor-
artefactos de los estilos Salinar y Virú, y reportó la mación de la sociedad virú en mochica, en un proceso
existencia de artefactos mochica temprano en tumbas que seguramente tomó varios siglos. En conclusión,
virú, en el valle del mismo nombre. En otras palabras, mientras que Salinar fue la solución de continuidad
los periodos no parecían ser tan monolíticamente para el fenómeno Cupisnique, Virú y Mochica Tem-
diferenciados. Para explicar la expansión del estado prano parecen haber sido dos expresiones del mismo
Mochica, y consecuentemente el tránsito entre Mochi- fenómeno cultural y social que daría origen a las más
ca y Virú, Larco sostuvo que los valles de la costa nor- importantes transformaciones que sufrió el valle de
te fueron incorporados mediante sucesivas conquistas Jequetepeque en su historia.
militares, argumento que luego fue corroborado por
numerosos investigadores, demostrándose la gran La gran mayoría de evidencias del fenómeno Mochi-
diferencia entre estas dos tradiciones24. Pero las evi- ca Temprano ha sido hallada en los márgenes del río
dencias que aparecían en Jequetepeque, particular- Jequetepeque, en Ventanillas, Tolón y Talambo en las
mente en las excavaciones de Donnan, sugerían, por partes alta y media del valle, y en La Mina, Balsar y 1500 A.C.
el contrario, un tránsito mucho más lento, en el que el Dos Cabezas en la parte baja (Fig. 7). Esta distribución
conflicto no parecía explicar el proceso. Parecería que tan lineal sugeriría que los sitios Mochica Temprano
el estilo Mochica habría evolucionado de un sustrato se ubicaron en áreas servidas por canales que salían
Virú, seguramente como un estilo de las élites en un directamente del río y, por lo tanto, serían anteriores
principio, para convertirse después en el estilo domi- a la expansión del valle a través de los sistemas de
nante, con expresiones tanto en cerámica fina como irrigación. Sin embargo, dos sitios de contenido virú,
doméstica. Este lento tránsito explicaría por qué Masanca y Jatanca, se sitúan en la parte sur del
durante el periodo Mochica Temprano, en sitios como valle, en zonas necesariamente servidas por canales
Dos Cabezas, el componente mochica es pequeño y de irrigación que partían de bocatomas situadas
está circunscrito a tumbas de miembros de las élites, al pie del Cerro Pitura y que se dirigían hacia el
mientras que en las residencias de los pescadores suroeste. En la actualidad, estas zonas son irrigadas
la cerámica es casi exclusivamente Virú (Fig.10). En el por el canal de San Pedro y sus ramales. Es posible,

2200 A.C.
pag 46

entonces, que la época Virú-Mochica Temprano haya numental y el mar25. Asociadas a este centro se han
estado ligada a la primera extensión del valle hacia hallado evidencias de la misma época en Balsar, La
el sur. De manera alternativa, sería posible que dos Mina y en el propio Pacatnamú.
formaciones políticas diferentes hayan coexistido en
el valle en esta época, una de tradición estrictamente En términos de la historia del arte mochica, lo que
Virú en la zona de Jatanca y la otra, Virú-Mochica sucedió en Dos Cabezas solo puede ser entendido si
Temprano, en el valle mismo del río Jequetepeque. trazamos un paralelo con el Renacimiento florentino,
pues en este lugar y en la región circundante se pro-
Jatanca y Masanca parecen formar una misma uni- dujo una verdadera revolución artística, que transfor-
dad no solo por su cercanía, sino porque el primero mó para siempre la cultura de la costa norte. Los ar-
es un complejo de templos y espacios ceremoniales tesanos de Dos Cabezas no solo innovaron las técnicas
construidos con grandes muros de tapial, mientras para producir artefactos de cerámica y cobre dorado,
que el segundo es un pequeño cementerio localizado mediante nuevas maneras y procesos de producción
al pie del cerro del mismo nombre. Este conjunto se y de uso de los materiales, sino que además transfor-
sitúa en una zona hoy invadida por grandes dunas maron el mundo del arte al materializar imágenes de
que avanzan desde el suroeste y que ya han cubierto seres reales y mitológicos, así como símbolos abstrac-
completamente el sitio de Jatanca. Las edificaciones tos que seguramente habían existido antes solo en la
se pueden distinguir entre las dunas, así como canales imaginación de los sacerdotes. Decir que esta fue una
de irrigación, pequeños edificios y grandes concentra- época de innovación tecnológica y creatividad artística
ciones de fragmentos de cerámica diagnósticamente no hace suficiente justicia a los increíbles logros de los
de estilo Virú. Las investigaciones de Walker, Swen- artesanos del Mochica Temprano. Al igual que en la
son y Chiuala van develando un complejo de templos, Toscana del siglo XV, esta revolución artística del bajo
únicos en su diseño y técnica constructiva, cuya exis- Jequetepeque coincidió con la aparición de una nueva
tencia permite inferir que esta parte del valle estuvo élite, rica y refinada, que seguramente propiciaba la
en capacidad de albergar a una gran población. elaboración de artefactos de altísima calidad y que
sustentaba a los artesanos más notables por su des-
El conjunto más importante para el periodo Virú- treza y creatividad. Estos artefactos no solo fueron la
Mochica Temprano es Dos Cabezas, que se erigió como demostración de su estatus social y riqueza, sino que
un gran centro ceremonial en la estratégica orilla se hicieron indispensables en los rituales que legiti-
derecha de la desembocadura del río Jequetepeque. maban su poder26.
Dos Cabezas está formado por un gran templo y
una enorme plaza que domina toda la parte baja del La gran expansión durante el periodo Mochica
valle. Alrededor del templo existió una gran cantidad Medio (400 d.C. – 700 d.C.)
de estructuras, seguramente ligadas al culto. Las
excavaciones de Donnan en el sitio han develado una La expansión de la sociedad mochica a lo largo y
compleja red de pequeñas estructuras palaciegas y ancho del valle de Jequetepeque, como consecuencia
una aldea de pescadores localizada entre la zona mo- de la implementación de los sistemas de irrigación,
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Fig. 10
Selección de vasijas de estilo Moch-
ica Temprano. Museo de Arte de
Lima. Donación Petrus Fernandini.
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Fig. 11
Selección de vasijas de estilo Mochica
Medio. Programa Arqueológico San
José de Moro.
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corresponde al periodo Mochica Medio y se manifiesta rada, sino que la cerámica Mochica Medio de calidad
en la aparición de su singular cerámica en lugares intermedia y la cerámica doméstica presentan formas
tan alejados como San José de Moro, Cerro Chepén, que no aparecen en absoluto en la región Mochica Sur,
Pacatnamú, Cerro Catalina y Portachuelo de Charca- como botellas de cuello efigie, ollas de cuellos curvos,
pe. Estos sitios están localizados mayoritariamente y paicas sin cuello y de cuerpos compuestos (Fig. 11). Sin 200 A.C.
en la margen norte del río y en la región de Chamán. embargo, algunos ejemplares sureños parecen haber
La cerámica del periodo Mochica Medio es burda si se sido copiados por los artistas del periodo Mochica
compara con la producida durante el periodo Mochica Medio de Jequetepeque, por lo que presumimos que
Temprano en Dos Cabezas o La Mina, tanto en su habría existido comunicación entre las comunidades 500 A.C.
forma y tecnología como en su decoración. En tumbas mochica del valle de Jequetepeque y las del sur32.
encontradas por Ubbelohde Doering27 y Donnan en
Pacatnamú28, así como en las tumbas del Mochica Pero esta cerámica no solo habría convivido con las
Medio de San José de Moro29, se documentó una cerá- fases III y IV, sino también con la cerámica del Mo-
mica relativamente burda, de formas simples y casi chica Temprano de Dos Cabezas. Es posible que du-
carentes de decoración pictórica. Al parecer, durante rante un tiempo el valle de Jequetepeque haya estado
este periodo, la calidad de la cerámica cedió su sitio dividido entre comunidades que continuaron con la
al desarrollo de una avanzada metalurgia del cobre tradición temprana, mientras que otras, las locali-
dorado, que se convirtió en el medio para la repre- zadas en la parte norte, evolucionaron hacia formas
sentación de imágenes complejas. Las formas típicas del estilo Mochica Medio. Los fechados que Donnan
son cántaros con cuerpos y cuellos modelados como obtuvo de las tumbas de Dos Cabezas extienden el
animales o seres humanos, botellas de asa estribo de periodo Mochica Temprano hasta el 500 d.C. para la
color negro sin mayor decoración y, ocasionalmente, región del antiguo valle de Jequetepeque, en la que
piezas escultóricas con representaciones de cabezas se ubica este sitio, lo que prácticamente las coloca en
humanas o figuras eróticas. Un rasgo singular de la la misma época que se desarrollaron las comunidades
cerámica Mochica Medio es la aparición de un tercer del Mochica Medio. Estas discrepancias cronológicas, 1500 A.C.
color en la decoración de las piezas, el morado, que se y la enorme autonomía que las diferentes comuni-
empleó en adición al rojo y al blanco. Además de los dades habrían tenido sobre la base de sistemas de
hallazgos hechos en el Jequetepeque, cerámica de este irrigación independientes, nos lleva a pensar que los
estilo ha sido hallada en Sipán y en Úcupe, asociada periodos en los que el valle estuvo fragmentado en
con las tumbas reales encontradas en estos sitios30. pequeñas comunidades fueron mayores que aquellos
en los cuales se logró una integración y centraliza-
Frecuentemente la cerámica del estilo Mochica Medio ción bajo la hegemonía de una sola comunidad. Si
ha sido confundida con la más desarrollada cerámica alguna vez se dio algún tipo de integración política y
mochica del sur de las fases III y IV. Sin embargo, territorial, seguramente fue para aprovechar oportu-
analizadas y contrastadas presentan características nidades ambientales o circunstancias políticas, pero,
que las distinguen con claridad entre sí31. No solo sus en cualquier caso, estos periodos unitarios debieron
formas son más simples y su decoración menos elabo- ser de corta duración. De acuerdo con lo sostenido

2200 A.C.
pag 50

anteriormente, se nos plantea un escenario en el ha sido explorada, pero seguramente proveerá una
valle según el cual es posible que hayan convivido no importante línea de investigación para entender el
solo diferentes comunidades, sino que estas pudieron inicio de los estados Mochicas.
haberse situado en distintos estadios del proceso
evolutivo, lo que se manifestó a través de sus diversos El periodo Mochica Tardío y el colapso del los
estilos cerámicos33. estados Mochicas (600 d.C. – 850 d.C.)

La distribución de los sitios del Mochica Medio El periodo Mochica Tardío está caracterizado por
permite inferir que la red de canales de irrigación se la aparición de una serie de nuevos estilos cerámi-
culminó en este periodo y que se incorporó al valle cos, particularmente el Mochica de Línea Fina y el
de Jequetepeque la extensa región del valle del río Mochica Polícromo36. Estas tradiciones están entre
Chamán. Este proceso presumiblemente tomó la las más avanzadas y complejas desarrolladas en los
mayor parte de este periodo y se habría dado paulati- Andes centrales, particularmente por las técnicas de
namente, a medida que los canales llevaban el agua al su manufactura y su contenido iconográfico (Fig. 12). Las
desierto y los bosques iban siendo reemplazados por condiciones de su origen, así como las causas que lle-
tierras de cultivo. Paradójicamente, esta ampliación varon a su súbita aparición en Jequetepeque cuando
de la frontera agrícola y el concomitante crecimiento ya eran tradiciones perfectamente formadas, permi-
de la producción y de la población no repercutieron en ten inferir que se iniciaron en otra región mochica,
signos exteriores de riqueza. No hay ningún monu- posiblemente en el valle de Chicama, donde se generó
mento que se asocie con esta época, salvo la pequeña el estilo Mochica V, y posteriormente se trasladaron
Huaca 31 de Pacatnamú, al pie de la cual Ubbelohde al Jequetepeque. Adicionalmente, la cerámica de uso
Doering encontró, a fines de la década de 1930, un doméstico también cambió de modo radical durante
importante cementerio del Mochica Medio y, en él, la el periodo Mochica Tardío, apareciendo una serie de
tumba múltiple E-1, que contenía once individuos y formas diagnósticas para esta época como las ollas
una gran cantidad de ofrendas de textiles, mates y de cuello plataforma, las botellas de cuerpo carenado
cerámica34. En San José de Moro se han excavado más y achatado, las botellas estampadas con motivos de
de cincuenta contextos funerarios pertenecientes al animales y los cántaros con cuellos decorados con efi-
periodo Mochica Medio, ninguno de ellos particular- gies de animales y personajes humanos con coronas,
mente rico, si los comparamos con las tumbas halla- bigotes y patillas, comúnmente llamados “Reyes de
das en Sipán35. Recurrentemente, tanto en las tumbas Asiria”37. La distribución de esta cerámica abarca todo
de Pacatnamú como en las de San José de Moro, los el valle de Jequetepeque, desde Huaca Colorada, al
individuos fueron colocados en ataúdes de cañas que sur; Pacatnamú y San Ildefonso, al oeste; San José de
luego se introdujeron en las cámaras funerarias. Si Moro y Cerro Chepén, al norte; y Talambo, al este.
bien estos ataúdes son comunes en Sipán, las cámaras
en forma de bota son propias solo de Pacatnamú y La gran expansión territorial y el singular desarro-
San José de Moro. La relación entre las comunidades llo económico que se inició en el periodo Mochica
del Mochica Medio de Jequetepeque y Sipán aún no Medio dieron lugar, durante el Mochica Tardío, a la
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Fig. 12
Selección de vasijas de estilo Mochica
Tardío. Museo de Arte de Lima. Donación
Petrus Fernandini.

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formación de los primeros estados regionales en el las cosechas, que se almacenaban en grandes recipien-
valle de Jequetepeque. Durante esta época se cul- tes de cerámica. En un esfuerzo por distinguirse y por
minaron los grandes sistemas de irrigación, lo que lograr la seguridad interna, cada uno de estos estados
permitió incorporar básicamente toda la extensión locales desarrolló sus propias estrategias de comuni-
que el valle tiene hasta ahora, y se establecieron los cación y alianzas con sociedades foráneas. En estos
grandes asentamientos mochicas en lugares claves afanes de integración se distinguieron los habitantes
del valle. Los canales que aún hoy sirven, tanto el de de Cerro Chepén-San José de Moro por haber esta-
San Pedro, que atiende la parte sur, como los canales blecido importantes comunicaciones con sociedades
de Chafán, Guadalupe, Chepén y Talambo, que riegan cajamarca e incluso con los prestigiosos huari y sus
la parte central y norte, fueron establecidos en esta estados asociados.
época. Sin embargo, este desarrollo no parece haber
conducido a la formación de un estado centralizado, En contraste con el estado de guerra endémica, aisla-
con una sola capital y una sola élite gobernante; más miento y distancias culturales entre las comunidades
bien pudo haber consolidado la existencia de múlti- mochicas, como se puede deducir de sus fortificacio-
ples pequeños estados regionales a lo largo del valle. nes, parece haber existido cierto grado de centraliza-
Cada uno de ellos habría sido económica, política y ción y armonización para celebrar rituales religiosos
socialmente independiente. Más aún, suponemos que de carácter regional. San José de Moro parece haber
esta fragmentación política condujo a una situación tenido este propósito, puesto que aquí se han encon-
intermitente de enfrentamientos y luchas entre los trado abundantes evidencias de la realización de
estados Mochicas de Jeque­tepeque38. grandes fiestas y celebraciones, en una escala que
largamente rebasa el número de habitantes de una
En esta época, las tensiones entre estos centros sola localidad. A estas festividades habrían asistido
parecieron agravarse y la necesidad de defenderse hombres, mujeres y niños de los diferentes pueblos
los unos de los otros se hizo aun más necesaria. Los circundantes, deponiendo sus diferencias para parti-
asentamientos amurallados de Cerro Chepén y San cipar en ceremonias seguramente organizadas por un
Ildefonso alcanzaron su máxima extensión y alrede- clero de alto rango. En San José de Moro se han iden-
dor de ellos se aglutinaron las poblaciones en busca tificado numerosas tumbas de mujeres de élite que, a
de refugio y seguridad. Cada uno de estos centros juzgar por sus atuendos y los artefactos asociados con
se distingue por su configuración y su ubicación en ellas, habrían tenido un papel central en las liturgias
lugares secretos, de difícil acceso, o en lo alto de una religiosas. La celebración principal que se habría
montaña, como respuesta a las circunstancias de escenificado parecer haber sido una versión local de la
violencia generalizada y a las condiciones de su propio Ceremonia del Sacrificio, que incluía la presentación
medio ambiente. Dentro de las murallas se encuen- de la copa con sangre humana, particularmente la
tran residencias de diversas calidades, desde las muy parte del ritual donde la mujer o “Sacerdotisa” tiene el
grandes y ornamentadas para las élites, hasta barrios rol más activo. Otra práctica que parece haber estado
de pequeñas casuchas para el pueblo. Las murallas no relacionada con estos centros es la del entierro de los
solo habrían protegido a los habitantes sino también personajes de la élite de las comunidades dispersas.
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Mientras que en estas comunidades es casi imposible El periodo Transicional y la continuidad mochi-
encontrar tumbas del Mochica Tardío ricas o comple- ca (850 d.C. – 950 d.C.)
jas, en San José de Moro estas han aparecido en gran
número, lo que permitiría inferir que las personas de Los años que median entre el colapso de las socieda-
alto rango, y sus ajuares funerarios, eran transporta- des mochica y el inicio de la ocupación lambayeque 200 A.C.
das luego de su muerte a este sitio para sus exequias del valle de Jequetepeque están caracterizados por
y entierro. La función integradora de los centros cere- el desarrollo de un raro fenómeno cultural que, por
moniales habría permitido compensar las situaciones su naturaleza, ha sido calificado como periodo Tran-
de aislamiento, ocasionadas por la tensión entre las sicional. Este reúne la más ecléctica constelación de 500 A.C.
entidades políticas39. expresiones culturales, tanto locales como importadas,
que, a su vez, manifiestan un estado de apertura cul-
El final de las sociedades del Mochica Tardío en el tural nunca antes visto en la región. Es muy inusual
valle de Jequetepeque se debería a una combinación que el tránsito entre dos tradiciones tan distintivas se
de factores relacionados con la generalización del manifieste arqueológicamente con la claridad que pre-
conflicto entre comunidades y el fraccionamiento senta el Transicional en San José de Moro y, en menor
territorial. Aparentemente, hacia el final del periodo grado, en Cerro Chepén. En el centro ceremonial de
Mochica Tardío la situación se volvió cada vez más San José de Moro han sido excavados a través de los
tensa y forzó a las distintas comunidades a defender- años cientos de tumbas de élite y mausoleos reales de
se todavía más, elevando las paredes o construyendo la época Transicional, miles de artefactos de cerámi-
nuevas murallas. Puesto que esta situación coincidió ca, metal, hueso y piedra; así como numerosas capas
con un periodo de inestabilidad climática, podemos estratigráficas compuestas por pisos de ocupación,
presumir que los conflictos se habrían incrementado viviendas y talleres. Todo esto materializa la compleji-
debido a la competencia por los recursos, alimentos, dad de este periodo. Sin embargo, tal como sucedió con
agua y personas. En las tumbas de esta fase vemos la distribución de la cerámica de estilo Mochica Tardío
cómo la identidad de los mochicas se va transforman- de Línea Fina, las expresiones de la tradición Tran- 1500 A.C.
do al menguar la presencia de artefactos de tradicio- sicional brillan por su ausencia en el resto del valle
nales por otros de forma y decoración foráneas40. Los de Jequetepeque, aunque se han reportando en otras
objetos que denotan una influencia de las sociedades regiones de la costa norte41. Esta inusual y restringi-
sureñas o cajamarquinas adquirieron una mayor da distribución, así como el carácter de la tradición
relevancia, mientras que las formas propias de la Transicional, se explican por la secuencia de eventos
producción mochica mermaron. Suponemos que este que caracterizan el final de la sociedad mochica en
proceso incruento se debió a una transformación de Jequetepeque, la reconfiguración de la identidad local
la identidad cultural de las élites, ocasionada por el en ausencia de la predominancia mochica y, finalmen-
establecimiento de vínculos matrimoniales, sociales y te, su incorporación al estado Lambayeque.
comerciales con individuos cajamarca o incluso huari
asentados en los valles serranos. El colapso mochica fue, en realidad, el fracaso de sus
élites y de su modelo de gestión, mas no de toda la

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Selección de vasijas del periodo
Transicional. Programa Arqueológi-
co San José de Moro.
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población, que seguramente se vio liberada de la do- la cerámica negra reducida. Iconos de acervo huari
minación mochica. Como resultado de este fracaso, lo comenzaron a ser retratados de manera cotidiana
que desaparece son las expresiones más directamente y se inició la experimentación con formas, técnicas
asociadas con las élites mochica, como la cerámica de fabricación y contenidos iconográficos que serían
de línea fina o las tumbas en forma de bota, así como dominantes en los periodos siguientes. A estos últimos 200 A.C.
algunas de sus prácticas rituales y las divinidades los denominamos Proto-Lambayeque y Proto-Chimú.
más idiosincráticas. Algunos asentamientos, como En general, el periodo Transicional, a diferencia de
San Ildefonso o Portachuelo de Charcape, habrían los periodos Mochica o Lambayeque, no presenta un
sido abandonados en esta época. Pero la desaparición repertorio cerrado, sino que más bien se define por su 500 A.C.
de la élite mochica pareciera no haber generado el eclecticismo e innovación, por la síntesis de diversos
surgimiento de otra en su reemplazo, por lo menos no estilos y por la gran variedad de influencias que se
inmediatamente; más bien se inaugura un corto pero expresan a través de su producción cerámica.
activo periodo de reconfiguración cultural, carente de
una organización social dominante. Esto se manifies- El papel que tuvo la tradición Cajamarca en el perio-
ta en el hecho de que, luego de producido este vacío, do Transicional merece una consideración destacada.
ninguna expresión cultural ocupa el lugar que antes Los primeros indicios de dicha tradición se encuen-
había tenido la identidad mochica. Muchas de las tran en tumbas del periodo Mochica Tardío y se incre-
tendencias que se habían iniciado en la época Mochi- mentan significativamente hacia el final del periodo
ca, como las estrechas relaciones con sociedades de la Mochica. Presumimos que los artefactos encontrados
sierra de Cajamarca y con Huari, continúan y, en au- en las tumbas mochica no solo son expresiones de
sencia de los líderes mochica, hasta se incrementan. contactos comerciales o alianzas militares o políti-
cas entre estas sociedades, sino que implicarían una
En términos de los estilos que aparecen en San José movilización de personas entre la sierra y la costa,
de Moro asociados con los pisos y contextos transicio- seguramente a través de enlaces matrimoniales. La
nales, se abre un periodo de gran inclusión y creativi- llegada de estas personas debe haber alterado la 1500 A.C.
dad, como se desprende del hallazgo de cerámica de composición cultural y genética de la sociedad mo-
diversas partes del Perú en los contextos funerarios chica. Durante el periodo Transicional, la presencia e
de San José de Moro. Cerámica de Cajamarca, Lima, influencia de Cajamarca se incrementa significativa-
Huari, Casma, Chachapoyas y de otras regiones de la mente, al punto que las tumbas de este periodo llegan
costa norte aparecen en dicho sitio, principalmente a tener un contenido de objetos cajamarca a veces
en tumbas de élite (Fig. 13). Como consecuencia de la mayoritario. Sin embargo, la cerámica cajamarca no
influencia de los estilos foráneos y ante la falta de un corresponde a una sola localidad o sub-estilo, sino que
estilo imperante, la producción local alcanzó un grado representa las múltiples caras del fenómeno Caja-
de versatilidad y experimentación nunca antes visto. marca, como si se hubieran dado cita en estas tumbas
Se desarrollaron copias locales de los estilos forá- todos los cacicazgos que en esa época habrían existido
neos como el Cajamarca Costeño y el Huari Costeño, en la sierra norte. Un sub-estilo predominante es el
al tiempo que comenzaba a hacerse predominante Cajamarca Costeño, que podría haber sido producido

2200 A.C.
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localmente (Fig. 14). Hacia el final del periodo Transicio- das. Con su expulsión desapareció la tradición cerámi-
nal, la frecuencia de elementos cajamarca es tan alta ca que las caracterizaba, aun cuando los lambayeque
que podríamos llegar a pensar que se ha producido incorporaron a sus repertorios de formas cerámicas
una suerte de transformación de la identidad tran- platos y cuencos propios de la tradición Cajamarca.
sicional, convirtiéndose en una expresión más de la Con la conquista lambayeque se termina la primera
tradición Cajamarca. Esto es sin duda intrigante, pero gran fase cultural en el valle de Jequetepeque, en la
hay que ponderarlo puesto que los objetos cajamarca que el desarrollo social y político estuvo en manos de
aparecen en una matriz costeña, es decir, rodeados de sociedades locales. A partir de este momento, Jequete-
artefactos producidos localmente. peque pasa a ser una provincia de los grandes esta-
dos Lambayeque, Chimú e Inca, y posteriormente se
Un sub-estilo presente en las primeras fases del reparte entre los conquistadores españoles.
periodo Transicional es el llamado Proto-Lambayeque,
antecedente directo del estilo que caracterizará a Los lambayeque y la primera conquista del va-
la sociedad lambayeque expansiva. Este sub-estilo lle de Jequetepeque (950 d.C. – 1200 d.C.)
sintetiza elementos mochicas y huari en piezas pre-
dominantemente de color negro. Una forma común La ocupación lambayeque del Jequetepeque se
es la botella de doble pico y puente, con aplicaciones manifiesta en la cerámica clásica de esta cultura
en relieve en forma de ranas, de figuras echadas y de encontrada en diversos sitios. Esta presencia puede
cabezas humanas con tocados de cuatro puntas y con interpretarse como una prueba del control centra-
las orejas compuestas por un círculo y una punta (véase lizado ejercido por el estado Lambayeque sobre el
fig. 111). En algunos casos, las cabezas aparecen con los valle. A partir de esta inferencia se ha desarrollado
ojos alargados, que sustituyen a los ojos almendrados un esquema clásico de conquista militar y control
mochicas. Todas estas características, sumadas a la territorial para explicar el periodo Lambayeque en el
decoración en relieve con formas geométricas o de valle de Jequetepeque. En este esquema de interpre-
aves, son propias del estilo Lambayeque Clásico; sin tación, el valle de Jequetepeque fue anexado por la
embargo, su origen más remoto, y la evidencia del fuerza al estado Lambayeque, el que luego procedió a
sincretismo entre las tradiciones Mochica y Lambaye- reorganizar el valle a fin de aprovechar sus recursos,
que, se presenta solo en San José de Moro durante el propósito para el cual los lambayeque construyeron
periodo Transicional. una serie de asentamientos y sitios. Tumbas que
contenían ceramios clásicamente Lambayeque, en
El periodo Transicional acaba abruptamente, cuando particular los llamados “Huaco Rey” en todas sus
el valle de Jequetepeque es incorporado al territorio modalidades, tanto reducidos (negros) como oxidados
del estado Lambayeque. Los nuevos líderes parecen (rojos), con pedestal o sin él, con asas simples, dobles
haber erradicado intencional y categóricamente toda y trenzadas, han sido hallados en La Mesa, Farfán,
manifestación del eclecticismo transicional. Las pobla- San José de Moro, Alto de San Ildefonso, Huaca de
ciones cajamarca fueron seguramente devueltas a su las Estacas, Ventanillas, Talambo, etc. En muchos de
lugar de origen, sus tumbas fueron abiertas y saquea- estos sitios se erigieron estructuras monumentales de
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Fig. 14
Selección de vasijas de los estilos Cajamarca
Costeño y Serrano. Programa Arqueológico
San José de Moro.

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Fig. 15
Selección de vasijas de los estilos
tardíos del valle de Jequetepeque.
Museo de Arte de Lima. Donación
Petrus Fernandini.
1532 D.C.

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1350 D.C.

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estilo Lambayeque, compuestas por una plataforma de recursos, el acceso a los sistemas de irrigación, etc.
relativamente amplia y baja de adobes, con paredes Cuando los lambayeque, los chimú o los incas con-
inclinadas y rampas laterales. Adicionalmente, en los quistaron estos territorios, su población posiblemente
márgenes de valle se hallan numerosos sitios com- era una de sus mayores riquezas, por lo que lograr su
puestos por plataformas adosadas a las laderas de los adhesión a los nuevos gobernantes habría sido de pri- 200 A.C.
cerros y encerrados por murallas. Asociados con estos mordial importancia. Lamentablemente, los estudios
sitios aparece la cerámica doméstica típicamente realizados en el valle para el periodo Lambayeque no
lambayeque: platos de base anular con decoración en nos permiten abordar la naturaleza de la presencia de
relieve, ollas decoradas en relieve en los hombros, así esta sociedad en Jequetepeque. 500 A.C.
como cántaros y ollas paleteados.
Además del estilo Lambayeque Clásico o Imperial, en
En cualquier caso, el patrón de ocupación lambayeque Jequetepeque aparece un segundo estilo de cerámica
del valle de Jequetepeque difiere en mucho del patrón de filiación Lambayeque, predominantemente reduci-
por el cual se organizó el valle de Lambayeque42. En da y de formas simples, que ha sido hallado en Pacat-
Jequetepeque no existen complejos monumentales namú y San José de Moro. En este estilo las formas
como Túcume o Batán Grande, ni se han encontrado son un tanto distintas, y no aparecen huacos reyes
tumbas de gobernantes como las que aparecieron en aun en tumbas o recintos de alto rango. Se le ha de-
esos sitios. El patrón de ocupación pareciera estar nominado estilo Lambayeque Local, en contraste con
compuesto por muchos asentamientos medianos y las formas lambayeque imperiales que vendrían de la
pequeños, en vez de uno de grandes proporciones. En capital. Las formas domésticas en ambos, Imperial y
San José de Moro, por ejemplo, se encuentran muchas Local, son muy semejantes, lo que implicaría que las
tumbas de la época Lambayeque, con cerámica de diferencias se dieron entre las élites y no entre los po-
alta calidad pero sin que exista una clara y definitiva bladores llanos. La existencia de esta subdivisión en
ocupación del sitio; más bien pareciera que hubo una la presencia Lambayeque aún merece una considera-
suerte de continuidad entre las ocupaciones de los ción mayor, puesto que sorprende, por ejemplo, que en 1500 A.C.
periodos Transicional y Lambayeque. Un palacio, o un sitio tan importante como Pacatnamú las huellas
residencia de élite, fue hallado en la unidad 35 de San de la tradición Lambayeque Imperial sean muy esca-
José de Moro asociado con la producción de chicha sas. El hecho de que estos dos estilos aparezcan juntos
en grandes cantidades, pero prácticamente aislado en algunos sitios mientras que en otros no nos lleva a
de todo otro resto. La existencia de numerosos asen- plantearnos tres escenarios posibles para entender la
tamientos pertenecientes al periodo Lambayeque evolución y secuencia del periodo Lambayeque en Je-
podría deberse a que el valle fue organizado en esta quetepeque. Primero, es posible que estos dos estilos
época como un conjunto de cacicazgos y no como una hayan convivido, lo que demostraría la coexistencia
provincia centralizada. En este tipo de reconstruccio- de dos grupos, los lambayeque de Lambayeque y una
nes obviamente no se consideró el papel que tuvieron segunda élite que podría interpretarse como lamba-
las poblaciones locales y sus líderes, las diferencias yeque local. En segundo lugar, es posible que origi-
regionales en términos de territorio, disponibilidad nalmente el valle hubiera estado bajo el control de los

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lambayeque de Lambayeque y que en una segunda Farfán, Algarrobal de Moro, Talambo y Cañoncillo
fase se hubiera independizado o separado, convirtién- son los cuatro grandes centros chimú en el valle de
dose en una versión local del fenómeno Lambayeque, Jequetepeque que controlaban estratégicamente todo
a la cual pertenecería el estilo Lambayeque Local. el valle a manera de una provincia dependiente. En
Finalmente, en tercer lugar, el estilo Lambayeque estos sitios se encuentran elementos arquitectónicos
Local pudo haber sido contemporáneo con el periodo que permiten inferir que se establecieron versiones en
Transicional, como una de sus muchas subdivisiones miniatura de Chan Chan, con audiencias y grandes
e identidades, para luego haber sido subsumido por patios amurallados dominados por plataformas con
los lambayeque de Lambayeque. Estos tres escenarios rampas. Adicionalmente, encontramos numerosos
solo podrán ser dilucidados con mayores investigacio- sitios de estilo Chimú en las laderas de las montañas,
nes arqueológicas de carácter regional centradas en el de acuerdo con un patrón de asentamiento muy simi-
periodo Lambayeque. lar al Lambayeque, y en algunos casos reocupando los
sitios de ese periodo43.
Los chimú, los incas y la provincialización del
desarrollo jequetepecano (1200 d.C. – 1532 d.C.) La ocupación inca del valle de Jequetepeque es casi
invisible y, si no tuviéramos información etnohistó-
La incorporación del valle de Jequetepeque al Imperio rica que la mencionara, posiblemente no podríamos
Chimú debe haber ocurrido en algún momento del afirmar que el valle fue durante algo menos de un
siglo XIII d.C., luego de cientos de años de ocupación siglo parte del Tahuantinsuyo. En cualquier caso, es
lambayeque. En realidad, no podemos saber si el posible que el valle no cayera en poder de los incas
tránsito entre los periodos Lambayeque y Chimú fue directamente, sino que sucumbiera a la conquista de
una ruptura, si el primero devino pacíficamente en Chimú, del que era parte en los siglos XV y XVI d.C.
el segundo, o si entre ambos medió una fase transi- No hay sitios inca en el valle, ni se han encontrado
cional. La cerámica popular en ambos casos es muy tumbas o colcas para este periodo. Solo se menciona
parecida, con casi el mismo tipo de ollas y cántaros, lo la presencia de caminos incas, uno en particular, que
que indicaría que al menos el pueblo siguió siendo el cruza el valle de sur a norte, pasando por Cañonci-
mismo. La cerámica paleteada tiende a desaparecer llo, Farfán y el Algarrobal de Moro, pero incluso este
en el periodo Chimú, mientras que las paicas o tinajo- pudo ser originalmente un camino mochica o chimú
nes carecen de cuello y presentan la base puntiaguda. reacondicionado por los incas. Lo que sí encontramos
Por lo demás, los ajuares cerámicos chimú están com- son sitios con presencia de cerámica de estilo Chimú-
puestos por grandes cantidades de cerámica reducida, Inca, particularmente Farfán y Cañoncillo, lo que
con mayor o menor pulido y con elementos decorativos nos llevaría a pensar que los incas aprovecharon la
bastante simples, prácticamente la misma que podría- infraestructura y el sistema de administración chimú
mos encontrar en otras regiones del territorio domina- para imponer su autoridad.
do por Chan Chan (Fig. 10).
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Con la irrupción de los chimú e incas, y posteriormen-


te con su incorporación a la corona española, el valle
de Jequetepeque entró en un largo periodo de decli-
nación. Lentamente, a causa de las plagas, las movi-
lizaciones forzosas y la explotación, fue mermando 200 A.C.
su población; se abandonaron grandes porciones del
territorio por falta de quienes los habitaran y trabaja-
sen; se fueron deteriorando los sistemas de irrigación
que tanto habían costado, etc. Carente de liderazgo y 500 A.C.
ajeno al control de su propio destino, el valle de Jeque-
tepeque entró en un profundo letargo y solo se empezó
a recuperar trescientos años más tarde. La introduc-
ción de la tecnología agrícola, el algodón, la caña de
azúcar y el arroz, la llegada de los chinos y japoneses,
las grandes migraciones de cajamarquinos, la indus-
trialización y el comercio despertaron al valle dormido
después de este largo anochecer y volvieron a darle a
los jequetepecanos el control de su propio destino. Su
reto es ahora poder brillar como brillaron sus antepa-
sados, seguir trabajando e irrigando sus campos con
los canales que construyeron los mochicas, construir
no solo para su presente sino para un futuro que será
tan milenario como su pasado, lograr la armonía con
la naturaleza y el respeto de su herencia. Don Óscar
Rodríguez Razzetto así lo entendió y esa fue la razón 1500 A.C.
que hoy nos permite contemplar estas maravillosas
obras de arte del antiguo Jequetepeque.

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Edward Ranney
San José de Moro, 2009
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Edward Ranney
Huaca Las Estacas, 1994.
1532 D.C.

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500 A.C.

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Edward Ranney
Farfán, 2004.
1532 D.C.

1450 D.C.

1350 D.C.

1000 D.C.

850 D.C.

700 D.C.

500 D.C.

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