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EL DISCURSO
NARRATIVO ARLTIAN©
INTERTEXTUALIDAD,
GROTESCO Y UTOPÍA
HACHETTE
PROLOGO
11
EL DISCURSO HA R R /i TI VO A R l. TIA H O
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cam bian tam bién las norm as que son acopladas com o paulas de
valoración. R oberto Arlt introdujo innovuciones parcialm ente ab
sorbidas \ rechazadas hasta que una nueva configuración del cam po
intelectual las convirtió en significativas.
-Porque Los Siete Locos exhibe una síntesis operada sobre la
serie literaria y se abren a partir de este texto nuevas líneas en la
narrativa argentina; en efecto, R oberto Arlt en Los Siete Locos
"invierte” parte del patrim onio literario nacional, adopta e incor
pora un fragm ento foráneo, construye una constelación discursiva
en la que se entretejen m últiples discursos - u n o de los portavoces
de esa pluralidad discursiva es el A strólogo— y los cohesiona de tal
m odo que el tex to puede ser vinculado con otro s textos, con otros
discursos y no ser, al mismo tiem po, asimilado a ninguno, alcanzan
do un alto grado de especificidad. La “ inversión” , la coexistencia
de discursos y, sobre todo, la intertextualidad son los centros de
interés sobre los que tam bién se asienta nuestra lectura así com o in
co rp o rar a Arlt a la literatura argentina desde una óptica d iferente,
rastrear sus “ huellas” , desenmascararlas; en co n trar un tex to elabo
rado, transform ado, negado, su emergencia en “ o tro ” tex to y los
rasgos específicos de su inscripción.
La corporeidad m aterial de Los Siete Locos —lenguaje, tex to ,
hojas im p resas- es, en cierto m odo, historia ya escrita; B oedo, Dos-
toyevski, el grotesco nacional escribieron la prescripción de su lec
tu ra: Los Siete Locos es un descifram iento de otro s tex to s y /o un
descifram iento de un sector del m undo que evidencia los tex to s
p o r el cam ino de las semejanzas, de las diferencias, de la crítica y
deja indefinidam ente abierta la palabra de la literatura.
— Si ninguna “ creación” es totalm ente “ original” , se debe ver en
ese esbozo de originalidad que es todo tex to cóm o se co n stitu y ó
el “ nuevo universo” , la zona de co n tacto y de distancia, su m odo de
p ro p o n er significaciones. Según un concepto rom ántico un “ inno
vador” , un “ creador” , es aquel que quiere d estru ir to d o lo existente
sin pensar en lo que vendrá. C ontra esto se levanta la noción de pro
ducción: toda literatura es legible a partir de o tro s tex to s y m uestra
ta n to en su producción com o en su lectura una intertex tu alid ad ge
neralizada. No hay prim er libro, ni libro independiente absoluta
m ente inocente: la novedad, la originalidad en literatura se define
siem pre por relaciones. El escritor se apodera de toda la tradición
literaria, la hace suya, y saltando sobre las form as y los hom bres,
hace jugar en el espacio del nuevo te x to , citas, trozos, páginas que
reactivan y certifican que la literatu ra es un proceso de trabajo (el
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EL DISCURSO NARRA TIVO ARLTIANO
1. Ricardo Piglia, Nombre falso, Bs. As., Siglo XXI, 1975, p. 136.
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PROLOGO
2. Oscar M assotta, Sexo y traición en Roberto Arlt, Bs. As., Jorge Alvarez.
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EL DISCURSO NARRsX TIVO A R L T !A N O
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del grotesco en Los S iete Locos y relevar un procedim iento inédito
en novela argentina ya que hasta ese m om ento estaba subordina
do al género d ram ático . El grotesco es un m odo de aglutinar, de
sintetizar, de u nir lo que aparece fragm entado, disperso y uno de
los recursos para lograr efe c to s cóm icos y trágicos sim ultáneos.
Como su alcance es m uy vasto, fue reducido a dos aspectos fun
dam entales: a su estudio com o c o n ju n to de pro ced im ien to s fo rm a
les que m ovilizan el sen tid o y provocan una am bigüedad generali
zada pero q u e. a la vez, lo cohesion an y lo d etien en ; a su observa
ción com o p u n to de llegada y p u n to de partida de una serie literaria
que incluye la narrativa del o chenta y el grotesco teatral argentino
pero, sobre to d o , a su incorporación com o presupuesto básico, ges
to inaugural de gran im portancia.
F inalm ente, el c ap ítu lo IV quiso in te g ra ra la crítica el discurso
del A strólogo que es el que rom pe con violencia toda ilusión de
hom ogeneidad enten d id a com o ausencia de fisuras y contradic
ciones; sin em bargo, respetándolas, se puede restituir su coherencia.
Por su m ism a arbitrariedad, el discurso del A strólogo hace inevi
table un m ovim iento de apertura; com bina la acción de acercar el
referente histórico al te x to cuando habla del poder y orilla el anar
quismo y lo aleja cuando incorpora la ficción y la u to p ía.
C onfrontación, interrogación, réplica, critica son algunas de las
operaciones que efectúan, unas sobre otras, las redes de la utopia, la
ficción, el anarquism o y el p oder entretejidos en el discurso del As
trólogo.
Toda palabra evoca un co n tex to , o varios, en los cuales ha vi
vido su existencia. La interacción dialéctica del otro contexto y el
actual es indispensable para saber qué operaciones de transform a
ción sufrió y qué nuevas significaciones produce. A lo largo de este
capítulo se tra ta de ubicar al tex to com o el lugar que concentra una
m ediatización de la realidad y afecta después a la realidad a partir
de la recepción porque no sólo la historia provee criterios para el
enjuiciam iento del te x to sino que tam bién articula una crítica de
la historia o es capaz de hacerlo.
La narrativa arltiana se apropia del sistema de técnicas o medios
productivos históricam ente trasm itidos, del lenguaje vivo, del len
guaje de la literatura ya estéticam ente trabajado y transparenta el
complejo proceso de transform ación que cuaja en una literatura
cualitativam ente nueva; en ese acto de transform ación se hace evi
dente la interpretación y la evaluación así como la orientación hacia
el objeto y su form ulación vivida y plena constituyen su especifici-
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EL DISCURSO N AR R A TIVO ARLT1AN O
1 . LA “ HUELLA” DOSTOYEVSKIANA
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EL DISCURSO NARRATIVO ARLTIANO
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AHl.T-nnsrOYF.V8Kl
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EL DISCURSO NARRA TI VO ARLTIANO
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una larga cadena de confesiones, discurso cortado, interrum pido
p erm anentem ente por las réplicas a las virtuales palabras que pue
dan provenir de un h ip o té tic o “ o tr o ” (confesiones in absentia).
En consecuencia, puede afirm arse que el eje de todas las novelas
de D ostoyevski es el reiterad o e n fren tam ien to de los diferentes
“ y o ” y por esta razón es q u e to d o s los personajes suelen tener,
en las m ism as, su d o b le .13/
s El D oble, L os D em onios, la ya citada son algunas de las no
velas en las que la confesión está om nipresente (en L o s D em o
n ios, el confesor tiene una particip ació n activa en los hechos na
rrados), tam bién la confesión aparece bajo la form a de “ m em oria”
com o sucede en E l Jugador do n d e el pro tag o n ista (el jugador)
confiesa su histo ria a M aría y, adem ás, relee los a p u n te s donde
cu en ta su vida, sus “ m em orias” .
En form a_pre¥Ía_aL acto de dividir o escandir el te x to a p a rtir
de la ríe la to s-c o n fe sio n e s^ e 's necesario precisar que son considera
dos así los relato s que u n personaje le hace a o tro sobre u n p u n
to de su pasado que arroja luz sobre una situación presente..
L os S iete L o c o s está com puesta p o r tres cap ítu lo s, cada uno
de los cuales está organizado así:
C ap ítu lo I: catorce partes.
C ap ítu lo II: seis partes.
C ap ítu lo III: catorce partes.
Los relatos-confesiones son diez, se hará una b ip artic ió n p o r la
cual los cinco prim eros relatos-confesiones co n te n d rán v ein tic u a tro
p artes y los cinco últim os, diez. El criterio ad o p tad o p ara realizar
tal b ip artició n es el cam bio de d estinatario y el o b jeto deseado des
encadenante del relato-confesión: m ientras que los cinco prim eros
son relatos-confesiones de h om bres para h o m b res y su o b jeto desen
cadenante es el din ero (pérdida, b ú sq u ed a, m odo de o b ten erlo ),
los cinco ú ltim o s son el relato-confesión de u n h o m b re a u n a m ujer
(o a la inversa) y su o b jeto es, fu n d am en talm en te, el am or, o en tér
m inos m ás genéricos, la relación del sujeto que se confiesa con un
m iem bro del o tro sexo en u n a eta p a pasada de su histo ria personal.
Los relatos-confesiones están rep a rtid o s en el te x to así:
3 partes
I o relato-confesión:
de E rgueta a E rdosain. En la 4o parte.
13. La existencia de una novela como El doble no hace más que corroborar lo
dicho.
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3 partes
?° relato-confesión:
del Rufián M elancólico a Erdosain. ► |-n la h°
relato-confesión:
de Erdosain al Capitán. En la 9° parte.
I parte
4° relato-confesión:
de Barsut a Erdosain. "+ En la I I o parte.
II partes.
5o relato-confesión:
del Buscador de Oro a todos los
integrantes de la sociedad secreta. En la 24° parte.
6o relato confesión:
de la Coja a Erdosain. -* En la 25° parte.
7o relato-confesión:
de Erdosain a la Coja (hipotético). -* En la 26° parte.
8o relato-confesión:
de Luciana Espila a Erdosain. -+ En la 27° parte.
9o relato confesión:
de la Coja a Erdosain -+ En la 28° parte.
10° relato-confesión:
de Erdosain a la Coja.
6 partes
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El. DISCURSO SAR RA TJV0ARL TIA S O
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AHLTDOñ 70YR Vt.Kl
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EL DISCURSO NARRA TIVO A R L T1ANO
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A R L T-DOSTO YE VSKI
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d) - ¿C uánto querés ganar?
- Y o no s é , . , U sted sabe.
e) - B u e n o , m ir d .. . Te voy a d a r u n peso y m edio y casa y co
m ida, vas a estar m ejo r q u e un p rín c ip e .” 18
Tres consecuencias in m ed iatas p o d e m o s sacar del diálogo ex
puesto: en prim er lugar, la p reg u n ta inicial de don G aetan o (a) es
de una natu raleza tan p ecu liar q u e conviene ex plicitarla: es un
enunciado que engloba m ás de lo q u e está c o n te n id o en el aspecto
p ro p iam en te verbal, lin güístico: abarca la palabra y la situación
extra-verbal del en u n ciad o , c o n te x to de e n u n ciació n o p arte sobre
en ten d id a que consta, p o r lo m enos, de tres facto res: los elem entos
espacio-tem porales com unes a los in te rlo c u to re s, la com prensión
de la situación y el o b jeto o tem a del e n u n c ia d o y los fu n d am e n to s
axiológicos o evaluativos tam bién com unes a la posición de los in
terlo cu to re s fre n te a los hechos. En el diálogo e n tre d o n G aetano
y Silvio está p lenam ente vigente el p rim er e le m en to c o n te x tu al,
en ta n to que los o tro s dos p resentan fractu ras, sobre to d o , el te r
cero.
La afirm ación de don G aetano (c), con la in te rro g a c ió n final
tiene incluida la respuesta. A dem ás, esta afirm ació n -in terro g ació n
puede equivaler a un “ no quiero que pienses q u e en la o tra libre
ría tienen ta n to s libros com o acá” . Silvio acata esa v o lu n ta d im
p líc ita , se som ete a ella, porque no hace m ás q u e seguir una de las
dos altern ativas ofrecidas p o r el o tro y. su resp u esta c o n te n ien d o
la negación no lo opone a don G aetano: co n firm a su ex p ectativ a
pero no la propia; p o r ú ltim o, la única afirm ación ro tu n d a de don
G aetano (e) será negada p o r el desarrollo u lte rio r de la acción:
Silvio llevará a su lado una vida m iserable. C u an d o d o n G aetan o
presupone las respuestas de Silvio, altera su fu n ció n inform ativa
y confirm a un vínculo social que los distancia: patró n -em p lead o .
El com plem ento que sella esta relación signada p o r la falsedad es,
pues, que la com prensión de la situación fracasa p o rq u e cada uno
está instalado en una posición irreconciliable co n resp ecto a la del
o tro , asentada sobre p u n to s vitales h etero g én eo s e incom patibles.
Si el horizonte de expectativas o la clase social fu eran com unes a
am bos, los sobre-entendidos ratificarían los en u n ciad o s con lo cual
los aspectos contextúales no serían co n tra rio s al deseo. El aleja
m iento de Silvio, su apartam iento violento de d o n G aetan o no es
ajeno a ese discurso inicial —p ro d u cto de la com unicación fallida—
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/' /, DISCURSO NAH RA'// VO A Ht. 'MANO
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de parecer analógicos, podem os sospechar que esc ret
en primer lugar, entender la literatura com o una praxis m*! M,,)()rie-
desnaturalizar los objetos, hacerlos e x tra ñ o s , sacarlos d H í,CCC'11'
ción habitual. El Com entador resquebnua la estructura ccrrad*CÜ,a'
cambiar el sujeto que narra (m anteniendo al in terlo cu to r y al ob'c*1
de la narración), Los Siete Locos p ro p o n e la fractura de ese bloque
homogéneo y la constatación de que de las relaciones entre iguales
resultan el estatismo y el congelam iento y que el enfrentamiento, la
lucha, acarrea la ampliación del horizonte sobre el cual se proyecta
el texto tanto verticalmente (clases sociales) com o horizontalmente
(distintos lugares de recepción).
Uno de los p u n to s cen trales de esta narrativa, como de la de
D ostoyevski, son las interrelaciones de los d istin to s personajes en
tre sí. Pero, paradójicam ente, se abre a q u í la delim itación de un
núcleo diferencial en tre Arlt y D ostoyevski: en el universo del se
gundo, los vínculos de los personajes son de tan ta importancia que
podem os asegurar que toda palabra percibe a su lado “ otra palabra
con la que polem iza obligándola a m odificarse bajo su influencia e
instigación (cuando Erdosain lo in te n ta con Ergueta, fracasa); ade
más, casi todos los personajes tienen su doble que los parodia. La
polémica puede estar entablada con la palabra anticipada de un
“ o tro ” presupuesto, com o ocurre en M em orias d e l subsuelo. En el
m undo arltiano, en cam bio, la polém ica está prácticam ente ausen
te y el diálogo de un personaje con o tro no lo inclina a variar de
opinión. A la inversa, falta en el escritor ruso ese singular juego en
tre redundancia y econom ía que organiza la ficción en Los Siete
Locos y que se halla presente, con restricciones, en El Juguete Ra
bioso; el vaivén entre la semejanza y la diferencia m arca el pivote
sobre el que gira la intertextualidad: no fueron los significados de
Dostoyevski los que pasaron a Arlt, sino algunas técnicas semánti
cas similares que produjeron significaciones diferen tes. 2il
Hay, pues, tres motivos que organizan y estru ctu ran los relatos-
confesiones, los que por efecto de un cierto núm ero de transfor
maciones están presentes en todas partes y siem pre, procedim iento
que supone la economía del relato, pero a la vez, su naturaleza re
dundante. Nada es dicho una sola vez ni se produce una sola vez.
La repetición también se encuentra en E l Juguete R abioso pero
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faifa que estt' dialogi/uda por un criterio económ ico. El en cu en tro
vio Silvio con el hom osexual co rro b o ra lo dicho; en efecto, al m u
chacho se le caen unas fo lo s e in m ed iatam en te Silvio se detiene en
la observación del cuerpo: la visión duplicada le perm ite descubrir
la condición del com pañero de h ab itació n . La voz que confirm a lo
recientemente vislum brado tam bién c o n tie n e la rep etició n (form a y
contenido son una d iad a inescindible):
- “ Andate.
-¿ Q u é ?
-A n d a te ”
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y n e g a n d o la e s c is ió n , a s e g u ra el c o n t a c t o e n lr e lo q u e (a)p a re c e d
v id id o , s e p a ra d o .
La d is tin c ió n e n tr e h is to r ia “ p r o p ia ” y “ a je n a ’’ e stá co n firm ad
p o r el h e c h o d e q u e las “ z o n a s d e a n g u s tia ” p e rte n e c e n siem pre
llr d o s a in ; al s o s te n e r q u e e x is te s e m e ja n z a e n tr e e lla s, d e b e m o s v
c ó m o u n a p r o d u c e el e n s a n c h a m ie n to , la in v e rs ió n , el d esd o b l
m ie n to o el c o m p le m e n to d e la o tr a o d e a lg ú n e le m e n to su y o .
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EL DISCURSO NARRATIVO ARLTIANO
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ARL T'DOSTOYE VSK1
39. Los personajes de las novelas de Dostoyevski rem ontan su historia hasta la
de sus abuelos y la de sus padres. Suele suceder que entre ellos haya habido
algún noble envilecido, lo que llevó al personaje en cuestión a la situación
actual. Cfr.: la historia de Nelly en Humillados y ofendidos.
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EL IVSCl’RSO NARRA rtV O A R L TIA N O
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A R l T-POSTO YE VSKJ
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n nrsvi rso s a r r a nvo a r i t ia n o
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1 por la interpretación, corrección o suposición de una solu-
diferente para el caso en cuestión, cosa que corre por cuenta
*riesgo «.leí Comentador. Se incluyen aquí todos aquellos ele-
• >ntos o aspectos que deja com o actividades futuras, paradigma
"JJicrto que lo vincula directam ente con la función del escritor.
J ii. Por la consulta encubierta a otras voces, acto que propone
tra s c e n d e r el respeto hacia la versión única que pudo haber dado
Halosain con lo que se aproxim a sospechosamente al rol de inves
tig ad o r policial o de entrevistador periodístico.
III. Por medio de la reproducción (por discurso directo o indi
recto) de las palabras de Erdosain a través de las cuales éste refle
x ion a sobre lo ya hecho o dicho, lo reformula y provoca un ajuste,
una versión con un matiz diferente, mediante la inserción de lo
n u ev o e n una temporalidad distinta de adquisición.
Las diez Notas del Com entador se distribuyen en tres catego
rías, a sí:'
PRIMERA CATEGORIA: Primera Nota (p. 62): el Com entador
supone que la idea del secuestro ya es
taba én Erdosain y la bofetada de Bar
sut sólo la despertó.
Quinta Nota (p. 93): el Com entador
pospone para otra ocasión el relato de
los diez días de Erdosain entregado a
su angustia.
Séptima Nota (p. 108): el Comentador
deja para una segunda parte un extracto
de una libreta de Barsut.
SEGUNDA CATEGORIA: Sexta Nota (p. 99): el Comentador co
noce los resultados de una conversación
entre Barsut y el Astrólogo.
Octava Nota (p. 12S): el Comentador
confirma que el Mayor no era apócrifo
sino auténtico.
Novena Nota (p. 1SS): el Comentador
cita las palabras dichas por Hipólita al
Astrólogo.
Décima Nota (p. 218): el Comentador
cuenta cómo la farsa de asesinato de
Barsut fue fraguada entre éste y el As
trólogo a espaldas de Erdosain quien
nunca llegó a enterarse de la verdad.
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m pfSCh'KMSARRATtVOARl.TlANO
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ARLT-DOSTOYE VSKI
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tu. n i sí v a s o n a r r a ti v o a r l t i a n o
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ÍUSCUHSÚ NAHHA HVO AH!. UANi)
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AHL T-DOS TO YE VSK1
•pii dos o tros dueños y en cuanto cae a Ja pieza un chico que vale
¡3 pena nos avisa por teléfono .” 49
c) Contacto realizado po r m edio de una carta de recomenda
ron'- asl cs como se presenta ante don Gaetano:
“El hombre cogió la carta donde me recom endaban, la leyó;
después entregándola a su esposa, quedóse examinándom e .” 50
Para comprender cómo opera la escritura arltiana cuando quiere
incorporar una nueva situación al relatores conveniente que nos de
tengamos en las dos últimas formas de contacto registradas. Cuando
Silvio recala en el hotel después de haber sido despedido de la Es
cuela Militar de Aviación, llega a com partir su habitación el mucha
cho homosexual. Este hecho no es accidental ni fortuito porque es
el dueño del hotel el que actúa como sujeto vinculante ausente en
la historia. El contacto y la anulación de la distancia es un juego do
ble que se reproduce en la organización discursiva y da lugar a la
inversión de efectos.
La visión e n Los Siete Locos aparece siempre obstaculizada por
algún elemento que se interpone entre el sujeto y el objeto obser
vado; en El Juguete Rabioso, la visión duplicada (de las fotos que
se caen y d e l cuerpo del muchacho) produce el develamiento de
la verdad oculta hasta ese m om ento o desconocida:
“ E n to n c e s vi: eran todas fotografías del hom bre y la mujer, en
las distintas formas de la cópula. . . De pronto le vi, sí, le v i .. . En el
rostro congestionado le sonreían los la b io s.. . sus ojos también
sonreían con lo cu ra.. . y súbitam ente, en la precipitada caída de sus
ropas, vi ondular la puntilla de una camisa sucia sobre la cinta de
carne que en los muslos dejaban libre largas medias de mujer .” 51
El descubrimiento de la hom osexualidad, de la verdadera condi
ción del otro (condición diferente de la propia) produce un desga
rrón en el discurso, producto de la duplicación, de la repetición.
La ruptura está marcada por el pasaje del “ usted” al “vos” en el
trato de Silvio al muchacho; el concepto de distancia social englo
ba tanto el conocimiento como la relación que se entabla con el
igual o el inferior: la familiaridad de Silvio hacia el muchacho,
abandonando el inicial “ usted” , está legalizada o autorizada por el
saber, por el conocimiento de la verdad. Al observar las fotos
caídas y al tener la certidum bre de la homosexualidad del compa
d ro de h a b ita c ió n , Silvio le dice:
EL DISCURSO NA RRA TI VO ARL TIANO
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ARLT'iHHiTOYhVSKl
5?
a r l t -d o s t o y e v s k i
^ Ver Ricardo Piglia, Roberto Arlt: una critica de la economía literaria, Rev.
Los Libros, N° 29, marzo-abril 1973.
En Los Siete Locos, Barsut le confiesa a Erdosain que fue él quien lo dela
to enviando una carta a la empresa donde trabajaba Erdosain, siendo así
ej responsable de su despido: una carta desencadena (junto con el robo)
e' despido y éste, el relato.
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EL DIZCVHSO SAfifLA 71 YO A H I
Señalar los vínculos que unen las novelas de R o b erto .Arlt con
la literatura folletinesca es un problem a arduo que necesita ser
justificado. La relación entablada parte de a d m itir que tanto El
Juguete Rabioso como Los Sie,e Locos-Los Lanzallam as tienen
,ncorp? ;a“ hucUas dcl foIle'>". inclusión a la que no es
ajena la importancia que tuvo la “ Novela sem anal” ; sin querer
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AKf.r-oosroYñ v u t
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EL DISCURSO NARRA T U O A RL TIANO
62. Hasta 1836 en Francia los diarios estaban reservados a una élite por los
altos precios y el tiraje reducido. Girardin logra crear un cotidiano dos ve
ces más barato que los otros: “ La Presse” . La publicidad le permitió ese
milagro, al que también contribuyeron los folletines que reemplazaron en
la parte inferior de la primera página del diario a la critica literaria. Girar-
din conto para esos folletines con V. Hugo, Balzac, G. Sand, Th. Gautier,
n n ^ 'iM 0*0 ^perados por E. Sue con Los misterios de París publi
cado por Le Journal des Débats” .
63. Roberto Arlt, El Juguete Rabioso, p. 7.
64. Roberto Arlt, op. cit., p. lo,
65. Roberto Arlt, op. cit., p. lo . Ponson du Terrail M íOQ i ¡ n n
icrcau (1829-1871) escribía unas
60
• jpoya on la literatura: to d o es posible si una legibilidad de las
’ -oiu'$- La traición de R ocam bole hace posibles otras traiciones,
us legaliza” ,66 la relación A rlt-D ostoyevski invita a ser un poco
¡ais analizada. •
Rocambole atenta prim ero c o n tra sujetos del gran m undo y des-
uc's perseguirá a sus antiguos colegas (los anacronism os y hasta las
surrecciones son com unes en los folletines). La inversión operada
p0r Rocambole no obedece a razones “ internas” com o las que
aduce Silvio para delatar al Rengo:
“Si hago esto me condeno para siem pre. Y estaré solo y seré
como Judas Iscariote. Toda la vida llevaré una pena” .67 No hay,
pues, una necesidad externa que im ponga ese acto; la ambigüedad
fundamental del acto delatorio falta en las novelas folletinescas, en
las que el bien y el mal están escindidos y encam an en personajes
diferentes, manejo m aniqueo q u e im pide que las contradicciones
se manifiesten en el m ism o sujeto. E sto señala una ausencia funda
mental en El Juguete R a b io so : falta el conflicto de reivindicación,
verdadero basam ento sobre el que se asienta la novela de folletín.
Pero, todavía puede haber una vuelta de tuerca más: si las aventuras
de Silvio y sus com pañeros, E nrique y Lucio, están respaldadas por
una literatura que las legaliza, lo que ellos hacen es reproducir lo
leído; a la vez, el periódico reproduce el final de la aventura del
robo de los libros: reproducen lo q u e leen/leen lo que reproduce',
folletín/periódico, dos instancias ligadas íntim am ente que apare
cerán de otra m anera en L os Siete L o co s porque este tex to propo
ne, en algunos aspectos, la crític a al fo lle tín .
El conflicto de reivindicación supone las fisuras sociales; en El
Juguete Rabioso la sem ejanza e n tre Silvio y R ocam bole perm ite la
vigencia (atenuada) del co n flicto d ebido a los ultrajes y hum illacio
nes que sufre, pero, en L os S iete L o co s se produce la borradura de
la diferencia que conlleva p o rq u e to d o s son igualm ente “ malos,
marginados” ; no hay personajes q u e desem peñen la función de
víctimas que sea necesario “ salvar” (la ausencia de justicia es pal
pable). La explotación q u e ejerce el R ufián M elancólico sobre las
Prostitutas halla en sus explicaciones sanción de necesidad con lo
61
cual se hace abolición do la a c titu d re d e n to ra y de ln eonm i'
hacia el explotado, ‘ ^r«ci6n
La presencia de una novela c o m o El J u g u e te Rabioso qUc h
perm anentem ente el vacio con la sucesión m antenida de acciones*
encuentra su contra-cara en L os S ie te L o c o s , te x to en el que ñadí
pasa, pura iteración de insistidos sig n ifican tes (sin imposibilitar
múltiples lecturas) que tiene en las “ z o n a s de angustia*’ la confir
mación de su ahuecam iento.
La brutal anulación de la id en tifica c ió n q u e se opera al final de
Fi Juguete Rabioso será un m ecanism o o m n ip re se n te en Los Siete
Locos. Uno de los aspectos m is im p o rta n te s y una de las razones
válidas para la consideración en este estu d io de las novelas de folle
tín es que algunas de sus cara c te rístic a s aparecen contenidas y nega
das ai mismo tiem po en Los S iete Locos: se suprim en los matices
m elodram áticos de d eterm inadas historias y p o r un proceso de des
lizamiento de los tonos, por la a lteració n de los fines, el efecto se
transform a y se produce una historia canallesca.
La teoría de la inform ación, al e stu d ia r la trasm isión de los
mensajes, los entiende com o sistem as organizados, regidos por
leyes de probabilidades convenidas en las cuales puede introdu
cirse una parte de desorden. En tal se n tid o , el fo lle tín es un sistema
altam ente codificado cuya parte de d eso rd en es la variedad que hay
de uno a otro. Para que el significado se m an ten g a inalterado, el
mensaje deberá rodearse de reiteraciones, de superabundancia de
probabilidades bien determ inadas lo que c o n stitu y e la redundan
cia. Cuando se elimina la redundancia, es su p la n ta d a p o r expresio
nes estereotipadas que perm iten una fácil co m p ren sió n y constru
yen una nueva forma de probabilidad y o rd e n . En L os S iete Locos
está suprimida la redundancia folletinesca; lo folletinesco entra
repentinamente y se reconoce el e ste re o tip o en la inversión del
tenia. Si con la tercera historia se realiza la parodia del fo lle tín ,
no sólo se introduce algo que provoca un d eso rd en sino que se alte
ra el mensaje, se provoca la sorpresa de un cam bio de signo.
La parodia supone siempre dos voces e n fre n ta d a s, distanciadas
y hasta hostiles que entran en el espacio te x tu a l en franca lucha;
la voz “ propia" se recorta sobre la voz del “ o tr o ” y la obliga a ser
vir para fines opuestos a los que ten ía o rig in ariam en te; pero, hay
que recalcarlo: la otra” voz está fu ertem e n te m arcada, el cuerpo,
la huella de lo ajeno están contenidos y negados, afirm ados y
contradichos. Esta actitud implica un c o n ta c to (le c tu ra ) activo con
la "otra palabra y luego, un necesario m ovim iento de distancia-
ARL T-DOSTOYEVZZ1
63
EL DISCURSO NARRA TI VO ARL TIANO
64
ARLT-DOSTO YF VSKI
65
II
ARLT-BOEDO: LA CONTEMPORANEIDAD
DE DOS DISCURSOS
67
EL DISCURSO N A R R A TIV O A R L TIANO
68
ARLT-BOEDO
2. EL VINCULO
69
EL DISCURSO NARRATIVO ARLTIANO
* io . ^ ?•
70
estilísticas que dicen “Arl! escribe mal”, “Arlt es un torturado”,
“ Arlt es demoniaco”.
I a ruptura de la inercia de ciertos códigos de lectura vigentes o
dominantes está expuesta en la postulación de los tres finales del
cuento de Méndez Calzada así como lo está a lo largo dz Los Siete
locos; esa fractura y la permeabilidad discursiva literaturaIperio
dismo adquiere gran relevancia en la narrativa arltiana donde alcan
za una expansión inusitada, mayor que la de aquellos escritores que
como el tuvieron también con Boedo una relación de aproximación
difusa y ambigua y no de apegamiento y que, como Arlt, también
ejercieron el periodismo (como Méndez Calzada o Enrique Gonzá
lez Tuñón). En la textualidad arltiana el parentesco se revierte y
las Aguafuertes recibirán elementos presentes en su narrativa. To
mamos de ellas, a modo de ejemplo, tres casos:
- “Un muchacho de veintitrés o veinticinco años, mal vestido,
de expresión inteligente, se acercó a un suntuoso portal de la calle
Charcas y tocó dos veces el timbre. Ahora bien, si ustedes hubieran
observado con qué timidez el hombre apretó el botón, con qué pru
dencia luego de tocarlo se retiró del portal y sacó una carta del bol
sillo. comprenderán de sobra que ese muchacho iba a tal casa a
pedir algo, y a pedirlo con timidez”.7
La relación de esta situación con la de Silvio Astier es más que
semejante y aunque aparentemente pase por un préstamo temático,
podemos vislumbrar también un peculiar modo de producción lite
raria: un núcleo temático presente en un texto pasa a otro de dife
rente función social y allí se lo registra como el resultado de una
observación directa de la realidad. El precedente literario {El Jugue
te Rabioso es anterior a su entrada al diario “El Mundo” donde
escribe las Aguafuertes) hace vana la distinción ficción/realidad y
si es operativa, lo es a título de aceptar que la literatura arltiana
que pretende circular como “moneda falsa”, es tan veraz como fal
sa puede ser una nota periodística que afirma ser fruto de una
observación. El fragmento transcripto testimonia la impregnación
discursiva, producto de las nuevas condiciones de producción del
escritor.
Por otro lado, después del suicidio de Erdosain, llega la noticia
al periódico, se da la orden de que aparezca en primera página y
el Secretario la redacta así:
“En momentos de cerrarse esta edición nuestro corresponsal
71
en Moreno nos informa telefónicamente que el feroz asesino de
la niña María Pintos y cómplice del agitador y falsificador Alberto
Lezin, cuya detención se espera de un momento a otro, se suicidó
de un balazo en el corazón en el tren eléctrico número 119, poco
antes de llegar a Moreno.
Se carece por completo de detalles. Al lugar del hecho se han
trasladado los empleados superiores de investigaciones de la capi
tal y provincia, así como el juez del crimen de La Plata. En nues
tra edición de mañana daremos amplios detalles del fin de este
trágico criminal, cuya detención no podía demorar”.8
Si el periódico trasmite la noticia (del mismo modo que en El
Juguete Rabioso leen en el diario el relato de la persecución de la
policía a Enrique) es porque el personaje está sostenido por una
ficción que le quiere dar mayores visos de realidad o credibilidad
o porque el periodismo es falaz, engañoso, términos intranquili
zantes por partida doble: si el personaje es “casi real”, sus actos
trascienden de modo más efectivo; si el periodismo “miente”, po
demos caer en una incredulidad generalizada o en un vacío infor
mativo. Los dos aspectos colocan al lector en un terreno poco se
guro, en un tembladeral, espacio que no se afirma a menos que se
acepte que ambas certidumbres pueden convivir.
ÜEn Los Siete Locos encontramos un aspecto no temático pero
rastreable efectivamente como lo es la despropiación: todo es aje
no, todo es falso: dinero, mujeres, palabras; no hay ninguna verdad
ni nada que pueda ser demostrado o enseñable, nada sirve para
nada. Estas conclusiones, sumadas a la naturaleza contestaría de los
códigos de lectura implícitos, a la abolición de cualquier tiranía
discursiva (conviven igualitariamente los códigos más disímiles) y
al emplazamiento de una figura literaria dominante (Erdosain es el
personaje principal pero tiene poco propio que contar y encuentra
en el Astrólogo un portavoz ideológico de gran importancia lo cual
le asigna un estatuto semejante aunque su espacio textual sea me
nor), encuentran eco en las Aguafuertes. En “ La inutilidad de los
libros”, podemos ubicar varios enunciados aproximados a lo dicho
y que permiten corroborar un mismo modo de pensar la literatura
PrT lltc;raria misma y desde el periodismo:
^ NO se ha dado cuenta todavía de que si la gente lee es Dornue
espera encontrar la verdad on 1^0 ru ,, ' es porque
trarse en un libro es la verdad d e l ' T S m üS P uec^e eHCon-
verdad del a u to r, no la verdad de todos los
7.1
de hoteles, sin advertir el hilo de sangre que se desliza por su rostro
E l c o rte b rusco y ¡a p r e c ip ita c ió n d e u n to n o n u e v o , semejante
al modo repentino que adopta Ergueta para deshacerse de Erdosain
en el primer encuentro de L o s S ie te L o c o s , se halla también en el
cuento “ Riverita” 12 de Roberto Mariani cuando Lagos despide bru
talmente a Julito (el cadete) por un súbito afloramiento del deseo
homosexual. En este cuento hay otra similitud tendida, esta vez,
con E l J u g u e te R a b io s o : Julito le cuenta a Lagos que había llevado
un paquete de lencería a la casa de una dama rica que vivía al lado
del teatro Coliseo, es decir, en Charcas y Cerrito, donde el joven
vislumbra los placeres de un amor diferente; el parentesco con la
situación en que Silvio lleva un paquete de libros a la casa de la jo
ven “ cocotte” que vive en la calle Charcas es sobresaliente.
Un cuento como “ La pata de palo” también plantea la convi
vencia de tonos: “El cojo sentía un infinito desprecio por la pata
de palo. No reconocía los servicios que le prestaba y de noche,
al acostarse co n su p iern a v iu d a , arrojaba lejos de sí, junto a burdos
y deshonestos objetos de lamentable utilidad”. 13
c) Por último, otro rasgo que traza la semejanza, es el efecto,
h u m o r ís tic o surgido a costa del afecto cohibido —depositado, esen
cialmente, en tres elementos: en el itinerario vital d e los personajes,
en su d escripción y en las ex p lica c io n e s dadas para la a d o p c ió n de
un nom bre. Los tres —presentes en L o s S ie te L o c o s en múltiples
situaciones de las que podemos extraer, a modo de ejemplo, la vida
de Erdosain, la descripción del Astrólogo y los nombres del Rufián
Melancólico o El hombre que vio a la partera—14 se pueden rastrear
también en “El filósofo alucinado”:15
-E l personíy'e es sastre, inventor fracasado que especula para
hallar el movimiento continuo, inscripto en la “ Biblioteca del Libre
Pensamiento”, adicto a las doctrinas de Gandhi y devotísimo cre
yente. Tal heterogeneidad de aficiones que, en realidad, no guardan
ninguna relación entre sí, es la que provoca el efecto humorístico,
desencadenado por un desplazamiento a través del cual resulta su-
74
ARLTSOEDO
16. E. González T uñón, “ El hom bre de los velorios" en £7 alna d e las cosas
inanimadas, p. ó 1.
i ' E. González Tuñón, “ El filó so fo alucinado” en op. cit., b bastardüU es
nuestra.
18. E. González Tuñón. “ ¿Quién es el traidor?*’ en El alna d e Las cx^sas inam-
n a d a s , p. 8 1 .
siciones que provoca la elección del nombre del chico al qUe pr0D
nen llamar “ Cero” porque el padre es izquierdista, por “cero a h
izquierda” y porque el hombre es “cero frente a la eternidad”
otro, pide que se lo llame “ Espartaco” y otro, “Electra”. Por fin’
le ponen Dafnis y Cloe. La veta humorística de este caso, relacio
nada con la determinación nominativa del Rufián Melancólico o
del Hombre que vio a la partera de Los Siete Locos, se extrae de
tres fuentes: de la heterogeneidad de la determinación que reúne
en pie de igualdad los nombres dé un esclavo romano, de un ente
abstracto, de una figura mítica griega; de las explicaciones que sus
tentan la elección (como el caso de “Cero”) y, finalmente, de la po
sesión de un nombre que comúnmente no entra en la legalidad
consuetudinaria nominativa y que siempre fue excusa de burla,
risa o compasión.
El hallazgo de una cadena de semejanzas que une a Arlt con
Méndez Calzada y González Tuñón hace pensar nuevamente en la
primera, que la sostiene y que vincula a los tres sujetos biográficos:
la exposición a similares condiciones de producción y la adscrip
ción a un modo de producción que en algo se identifica porque Arlt
( “Ultima Hora”, “Don G oyo”, “Crítica” y “El Mundo”) comparte
con González Tuñón ( “Crítica” y “Noticias G r á f i c a s ” ) y ^con
Méndez Calzada ( “Caras y Caretas”, “El Hogar” y “La Nación”) la
producción periodística. Entre ellos pudimos trazar una línea de
parentesco con tres puntos sobresalientes, a los cuales añadiremos,
como conclusión, el peculiar modo (difuso y ambiguo) de Arlt y
Enrique González Tuñón de vincularse con Boedo; González Tuñón
eh un texto como Tangos se aproxima sensiblemente a Boedo,
punto de apegamiento que no hallamos en Arlt cuya relación con
lo más defínitorio de boedismo es enteramente opositiva. “Bichitos
de luz” (correspondiente a Tangos) está integrado por cortos frag
m e n to s , cada u n o de los cuales ofrece una extraña mixtura de boe
dismo y ta n g o :
“ H a sta q u e u n a m e d ia n o c h e , al d e s c u b rirle u n s o llo z o , le a rra n
c a ro n el a n tiía z de su a m a rg u ra y la v iero n ta n tris te y ta n pálida
c o m o a q u e lla p o b re M argarita G a u th ie r. . . D esd e e n to n c e s la lla
m a ro n la R o m á n tic a . T a m b ié n es d e s ta c a b le q u e T angos está
d e d ic a d o a Ju a n de D ios F ilib e rto ; C am as d e s d e u n p e s o ( 1 9 ^ i \
SU segunda ed ición e s t á p ro lo g ad a p o r A lvaro Y u n q u e , un en
>re
19. E- G o n ^ “ T u ñ 6 n > “ Bichitos de lu z ” en Tangos. Bs. As. Man
e d it o r , 1926. ‘ ,M d n u e l GJe
>zer
ARLT-BOKDO
77
detenemos en eJ cuento “Pirincho”20 de Elias Castelnuovo, la reía,
ción causa-efecto se cumple férreamente: el niño llega al reformato-
rio y empieza a tener manifestaciones de enfermedad; el médico le
hace los análisis correspondientes (excusa para los desbordes cienti-
ficistas) pero no pueden detectar su mal porque es de índole afec
tiva; como la carencia de los padres no puede subsanarse, el chico
muere, con lo cual el ciclo naturalista se confirma rotundamente y
se refuerza, además, la linealidad del relato clásico. Los Siete Locos,
en cambio, destruye la causalidad, afirma la autonomía, el inacaba-
miento, la libertad, la ausencia de solución y de determinación que
para los de Boedo constituye el principal objeto de representación.
Si bien el ciclo Los Siete Locos-Los Lanzallamas puede conside
rarse como el progresivo camino hacia la desintegración, ésta no es
el “producto de” ni está determinada por vicios hereditarios o el
medio social. Puede acotarse que la condición de marginados de los
personajes es lo que precipita esos fines violentos; pero, contra ese
argumento, hay que destacar que la inserción en la marginación es
en todos los personajes de Los Siete Locos un acto de libre volun
tad.21 Además, las sucesivas desapariciones no obedecen a leyes
físicas o naturales ni a designios judiciales sino que responden a
otras leyes: quien “hizo el camino”, quien “hizo el pasaje” y narró
su vida, puede desaparecer.
Otro de los aspectos que alcanza la disidencia en relación al
relato naturalista, lo constituye el saber, que en Los Siete Locos n,Q,
es ostentatorio, ni sirve para prevenir daños sociales, no explica
nada, pero es verdadero fundamento del contar, un elemento in
dispensable para “seguir narrando”. La posesión de un saber com-
partido nunca es una garantía y ninguno de los poseedores sabe si
lo que sabe es toda la verdad y si es todo cuanto puede conocerse
sobre el asunto en cuestión.
Si la posesión de un saber no es una garantía del conocimiento
de la verdad, se trazan las líneas de impugnación al_afán didáctico»
moralizante de la literatura naturalista; si, en cambio, el engaño y la
falsedad son sus elementos constitutivos podemos suponer q u e , así
como la novela (como género) está construida para embaucar, la
78
ARLTROF.nO
79
embargo, esto abrirá paso a la continuación en Los Lanzalian
Para “saber ser otro” o “saber ser como el otro” es neces^'
hacer un aprendizaje; así, iniciarse en la prostitución, entrar enT
“mala vida” requirió que Hipólita iniciara voluntariamente un proÜ
ceso de aprendizaje. Su decisión fue tomada por “palabras oíh
en el tranvía”: 3s
“El primer mensual que cobré lo gasté en un montón de libros
que hablaban de la mala vida.”23
“Después, antes de lanzarme a la prostitución, resolví estu
diar. .. sí, no me mire asombrado... quiero decirle que la cultura
es un disfraz que valoraba a la mujer.”24
El Rufián Melancólico, encargado de enseñar como profesor
de matemáticas que era, abandona esa profesión y se hace “ca-
fisho”; quien le enseña a Erdosain a rebajarse, a conocer su escaso
valor, es su padre.
En esta larga sucesión de enseñanzas/aprendizajes está presente
el signo de una triple parodia: al relato naturalista (y extensivamen
te a la vena naturalista de Boedo) en el que prima un saber osten-
tatorio y un tono didáctico inocultable25; a una preceptiva clásica
del relato cuyas normas son subvertidas y, por último, aJanovela
policial: la transgresión y la carencia, típicas aperturas de relatos
populares, están presentes en Los Siete Locos pero la satisfacción,
el equilibrio, la verdad, la solución no aparecen jamás y en ese gran
espacio dilatorio de la novela podemos leer una espera decepcionada
y un saber y un aprender/enseñar inútiles, actitud anti-burguesa, iró
nica y destructiva porque quien decide aprender, como la Coja,
compra libros que le enseñan la “mala vida”, la prostitución.2<OX
Lo descripto por Erdosain, para Hipólita, para el Rufián Me
lancólico permite elaborar dos conclusiones:
80
ARLT-BOEDO
81
FL DISCURSO NA RRA 771'() A R i TIA NO
82
, j ¡ene s u s integrantes, sus leyes, su organización que hay que
J L r a c o n o c e r y transitar (la casa del Astrólogo, los que en ella
í r e ú n e n y su s planteos, por ejemplo).
L os a c t o s que com únm ente concitan la atención o provocan
,( o p e r a c i o n e s , como puede ser un suicidio en la calle que tiene
ja p o sib ilid a d d e agrupar a su alrededor a gran cantidad de personas
sin d is ti n c i ó n de clases, es en Los Siete Locos un espectáculo que
se q u e d a sin público: sólo Erdosain lo presenció y después no sabe
si fue u n hecho real o no porque los periódicos no reproducen lo
a c o n t e c i d o .31
La calle, elemento productor de observación, se halla siempre
p re sen te en El Juguete Rabioso: hay descripciones de las fachadas
de las casas, de los fondos, del “ al lado” , del “en frente” , etc. Se
c o n s titu y e u n a perfecta topografía y el emplazamiento, de un es:
pació; lu e g o , se produce la apropiación mediante la entrada en
d icho espacio. Los encuentros de Silvio Astier suelen ocurrir en la
calle o en los lugares de tránsito, de pasaje. Todo esto está ausente,
en Los Siete Locos donde visión y conocimiento están escindidos.
Si nos detenemos en el cuento “ Riverita” de Roberto Mariani
veremos que la visión será confirmada por el acontecimiento y,
por lo tanto, hay identidad entre la visión a cargo del narrador, el
propósito implícito (connotado) y el acontecimiento al que apunta.
Así, la descripción de Julito se superpone perfectamente al carácter
de la conversación desarrollada entre él y Lagos que conduce a la
brutal despedida final. No hay engaños ni ambigüedades que se
mantengan: Julito (como Silvio, como Lucio, como Enrique) tiene
un aspecto que coincide con su condición: el de un joven despreo
cupado y feliz. Pero, la descripción está a cargo de quien no es indi
ferente en la historia, Lagos, que le imprime rasgos feminoides.
Ambos aspectos se separan al final desligando la identidad de los
términos: Julito es el joven cadete bien vestido y despreocupado
pero también es para Lagos “ casi una m ujer” ; por eso, se rompe
el par de identidades a través del golpe que Lagos le da: Julito
podrá seguir siendo lo que parece pero no parecerá una mujer: lo
legible debe ser, pues, idéntico a lo visible. Lo demás es desterrado.
83
En la literatura arltiana, no ocurre eso, H1 ejemplo más claro es
E7 Juguete Rabioso donde la desarticulación de la diada se hace
patente en la delación final, elemento perfectamente analizado por
Oscar Masotta quien explica que es necesario ver allí un acto de
iloble faz: la demostración de que él, Silvio, nada tiene que ver
con el Rengo destruyendo la cercanía con el otro para reivindicar
la distancia postulada por las diferencias externas; pero, también
es un acto de fidelidad porque por la delación queda sujeto a lo que
por su aspecto parece que fuera.32
El cuento de Mariani fue tomado porque dentro de la literatura
de Boedo es el más ambiguo, el que mantiene una indecisión signi
ficativa mayor, el más cercano, entonces, a la narrativa arltiana por
lo que no hubiera sido pertinente considerar uno netamente natura
lista en el que la monosemia del relato hubiera sido el elemento fun
damental de la red significante.
Con el delineamiento del perfil que tienen el ver y el saber en el
universo arltiano, se corrobora el rechazo a una ideología de la lite
ratura que la pretende fotográfica, sin ambigüedades ni medias tin
tas, monosémica, transparente y que ha de desterrar el parecer, la
creencia porque no son lo suficientemente denotativos y no proveen
una información clara y única sobre el mundo. En la medida en que
no se puede asignar a los enunciados un significado “verdadero”,
se convierten en ilegibles y obligan a una re-lectura para darle un
lugar a lo que no pudo (o no quiso) ser leído: tal es una de las fun
ciones de la crítica literaria.
Lo que la literatura y la subsiguiente lectura ponen en tela de
juicio es cualquier idea de lenguaje “natural”, ingenuo y transpa
rente y sostienen que no hay un lenguaje neutro (la ilusión del
diccionario con un significado exactp para cada palabra no existe
en literatura) ni paraísos inocentes.CÁl familiarizamos con el pare
cer, con la visión y el saber a medias, con la ambigüedad del sen
tido, despojamos a la literatura de uno de los mayores privilegios
que siempre se le han adjudicado: el de ser la propietaria de “algo
que decir”, “algo que expresar”, ideología (¿parlante?) que inmo
viliza, congela, y nos hace olvidar ese espacio donde no tienen ca
bida los sentidos inalterables; en efecto, la literatura es una máquina
de cambiar el sentido y hemos de poder percibir ambos, texto (tex
tura) y sentido, saber ser sensibles a todos los procedimientos cons-
32. Oscar M asotta, Sexo y traición en R oberto A rlt, Bs. As., Jorge Alvaro*
editor, p. 62.
84
. s ;1 |¡) coexistencia (le sentidos, a los diferentes niveles
tnicll!¡l,rales; leer el texto como si fuera extranjero, diferente del
‘^cipio natural y de la lengua propia, en cierlo modo ‘‘ilegible",
|,r"!Lr su modo de producción para luego reificar liis significa-
cjones.
kn la escritura arltiana hay una doble postulación, el movimien-
(0 de una ruptura y de un advenimiento; está en ella el dibujo de
una situación revolucionaria que inscribe lo que no le pertenece y
destruye aquello mismo que posee. “El lugar del placer textual no
cS la relación de la copia y el modelo (relación de imitación) sino
la del engaño y la copia (relación de deseo, de producción)”.
B) Otro de los electos alcanzados por el matiz diferencial entre
Arlt y Boedo es el que atañe a un acercamiento del primero it las
posturas de vanguardia, verificablc en Los Siete Locos a partir de.,
la amplitud que abarca el corte.
Los relatos-confesiones de los personajes tratan sobre la situa
ción “anterior a'’ el momento de pasaje, la vida que llevaban “antes
de” iniciar otra en la marginación (se excluye de esta categorización
el relato-confesión de Luciana Espila porque tiene otras caracterís
ticas) y el desarrollo vital presente en la misma. Hay un momento
de ruptura, de corte y a partir de allí se narra analépticamente y
prolépticamente. Todos los relatos-confesiones tienen esos rasgos
menos los de Erdosain, que por ser el más dostoyevskiano de los
personajes, guarda de su pasado aquello que puede ser actual y no
sólo la antítesis del presente: humillación, ofensa no perdonada;
aquí es donde se inserta el recuerdo de las humillaciones y castigos
que le infligía el padre, lugar privilegiado porque es el que articula
la naturaleza del personaje, el entrecruzamiento de los relatos-con-
fesiones, su función y la temporalidad textual. El relato del antes y
del después no emplaza la génesis ni la causalidad: para cada perso
naje la situación anterior a la entrada en la marginación no motiva
el paso dado. Si Erdosain pone como excusa del robo que comete el
escaso sueldo que gana, ésta halla su refutación en el mismo mo
mento que consigue el dinero para devolver: ya tiene lo que buscaba
y, sin embargo, la búsqueda no se detiene. Desplazada, aparece en
tonces el segundo designio (que a la vez abrirá nuevas búsquedas):
secuestrar a Barsut y apropiarse de su dinero que servirá para erigir
la nueva sociedad planeada por el Astrólogo. .
Tanto en El Juguete Rabioso como en Los Siete Locos se tema-
tiza el corte, el pasaje, la búsqueda y en este punto aflora también la
filiación dostoyevskiana de esta literatura ya que en la narrativa de
Dostoyevski, como dice Baklitino, se loman lns vidus “en el um
bral*’.''' l a insistencia en el corte puede dar lugar a que se piense
en el intento critico de destacar la impronta vanguardista de los tex
tos en cuestión; no se trata aquí tic eso. pero sí de marcar los noto
rios aportes de la literatura arltiaua a una posible interpretación
vanguardista, sobre todo si la recortamos sobre la literatura con
temporánea a ella, cosa que resulta insoslayable. La vinculación
con Boedo actualiza así, tres hechos: el manifiesto surrealista y el
del grupo de “Martín Fierro" (1924) y la publicación de El Ju
anete Rabioso, Encararemos algunos de los aspectos que acercan
a Los Siete Locos a la llamada literatura de vanguardia, entendiendo
como tal, un intento literario diferente de interpretación de lo real,
o lo que es lo mismo, de una mejor ilusión de realismo. Esto se hará
de un modo generalizador, pues vanguardias hubo muchas, para elu
cidar algunos matices socio-históricos de las vanguardias:
Ya nos detuvimos en el carácter marcadamente anti-natura-
’ista de la narrativa arltiana, diferenciación que no pasa sólo por el
aso de un lenguaje dislocado en relación a un lenguaje normal sino
más bien por la convicción de que esa anormalidad es ideológica y
se levanta contra una cierta manera de legislar frente a la realidad.
Esta cualidad subversiva virtual es ajena a los escritores de Boedo,
algunos de los cuales adoptaron acaloradamente el naturalismo más
ortodoxo.
El carácter notoriamente social de la materia narrativa podría
vincular Los Siete Locos y la literatura de Boedo, en el terreno ar
tístico, a la protesta y la impugnación (no manifiestas ni necesaria
mente panfletarias) de las estructuras sociales. En términos genera
les, puede decirse que la literatura de Boedo se acerca más a un
intento de comportamiento ideológico-operativo que rechaza por
fraudulenta la autonomía del arte.34 Al respecto confirma Elias
Castelnuovo: “Los de Boedo querían transformar el mundo”.35
El levantamiento de la aventura, la marginalidad en contra del
orden; la búsqueda intencional de alejamiento de cánones burgueses
de vida y el rencuentro con el mal, la prostitución, la locura.
86
,¡ ^dación a lo imaginarlo (muMltm, lnnliihíon) <jn»í f e u ie /r la
icsoo do Bretón y sus seguidores dt* iiproxiinnrni* a lu
)\\o órgano de la aventura, lil inundo de lo;i filíenos con lodo e|
C°lor polínico que adquirió (por el freudismo y por el hunealtomoj
N.‘ c un Rran espacio en Los Siete Locos donde l;is “zona?, de anf/iiv
.ja” las fantasías y los delirios constituyen la otra alternativa de la
cción, demostrando que la “otra vida” de los hombre* (la vida
nocturna, oculta) tiene en esta narrativa la misma valide/ que h vida
diurna y pocas diferencias con ella lo que permite su introducción
c0n toda la fuerza de un suceso real y que ese espacio del suefío, la
noche, el delirio, no debe ser excomulgado ni tachado de inútil.
La vuelta a la niñez como posibilidad otra, diferente deJ prin-
cipi o de realidad, fue también una propuesta del surrealismo; en
este aspecto, el aporte arltiano a la esfera de contaminación o de
apegamiento vanguardista se lee en sus reiteradas recurrencias al
j u e g o (entre otros, el gesto hedonista de aproximar significantes
por analogía fónica); sin embargo, la presencia de los niños alcan
za connotaciones que no tienen relación con lo dicho.
En el capítulo anterior analizamos tres historias en vinculación
con Dostoyevski y el folletín; dos de esas historias registraban la
presencia de niñas y la última era polarmente opuesta a la primera.
Ahora, veremos el campo diferencial que se abre cuando compara
mos la niñez que aparece en la narrativa arltiana con la niñez del
boedismo.
En los textos de los escritores de Boedo abundan los niños cuyo
rol es semejante al rol que tienen en la novela del ochenta: víctimas
(Andrea en Sin Rumbo de Eugenio Cambaceres o la niña de La Gran
Aldea de Lucio V. López son las figuras sobre las que recae el peso
de una enfermedad o una catástrofe que, en realidad, son despla
zamientos de la culpa, revertida en castigo, de los padres; además,
permiten la confirmación del ciclo naturalista). En el boedismo, los
niños (o adolescentes) encuentran en el trabajo un elemento que se
suma a la situación que ya soportan: son víctimas que acompañan
la miseri^ sufrida por los padres; suelen trabajar para levantar el
honor caído o la indigencia familiar (“Nico y el abuelo” de Alvaro
Yunque) y dan consuelo, por su afecto incontaminado, compen
sado la extrema pobreza con amor (“Amigos” de Leónidas Bar*
letta); son absolutamente virtuosos; son, en realidad, una proion-
gación del mundo de los adultos, lo confirman y acentúan (Tita
en “Lázaro” da Elias Castelnuovo); pero, sobre todo, hay que des
tacar que trabajan. Los enunciados “el trabajo dignifica” y “el
El PISCURSO AVI KK.1111 O A h U I A N O
88
a una preceptiva clasica del relato (dominante his
co n tra ria m e n te
tóricamente en la Argentina hasta Arlt) que pretende que un autor
(yo) decide hablar de él o de otro (61), en Los Siete Locos hay dos
»*yo” que se disponen a contar y las dos resoluciones son funda
mentales. Erdosain cuenta su vida al Comentador y éste también la
cuenta; la diferencia estriba en que el Comentador nunca se pone a
hablar de sí mismo.
Los Siete Locos provocó y provoca resistencias de lectura pues
la estructura absolutamente regular de las funciones narrativas no
está realizada por un discurso lógico, es decir, cronológico; es fun
ción de la lectura reconstruirlo.
La marcada insistencia en la contemporaneidad de los sucesos
narrados y la demarcación temporal de los mismos relaciona a Arlt
con Boedo pero también con el grotesco porque el hombre del gro
tesco parte de una doble negación: por un lado, niega el pasado en
cuanto tal, dándole vigencia a través de la insistencia empecinada
en un desempeño laboral perteneciente a épocas pretéritas (Mateo
de Armando Discépolo) pero también niega el presente al no poder
asimilar lo nuevo que acarrea (el conflicto generacional del grotesco
se manifiesta así); el hombre de los textos boedistas tiene con el
tiempo una relación difusa: en “Santana” de Roberto Maríaní y
en "El libro robado” de Yunque36 (por no tomar más que dos ejem
plos) emerge un hecho -e l depósito equivocado del dinero y el
robo del libro, respectivamente- que fractura el continuum narra
tivo pero pronto aparece otro que restituye el orden y los días po
drán seguir transcurriendo “como antes”. Los Siete Locos no pro
cede así y el desarraigo se hace, por inmotivado, más universal; deja
de ser específicamente coyuntural y con esto abre la línea meta-
física continuada en Adán Buenosayres y en Rayuela.
i El hombre de Los Siete Locos vive trasponiendo incesantemen
te las fronteras temporales: se narra en pie de igualdad el antes y
el después (o el ahora); se narran hechos y se relata el vacío, el
tiempo congelado de la angustia. En esta posición de límite y de
condición -aquello sin lo cual y de este lado de lo cual no se puede
conocer— se halla el tiempo en Los Siete Locos, ordenador funda
mental y desencadenante de significaciones de gran relevancia que
110 encuentra en ningún texto coetáneo el compañero en la seme
janza.
S9
f i DISCURSO .\A R R s \T H '0 A R I.T I A N O
L o s r e la t o s - c o n f e s i o n e s e s c a n d e n el t e x t o y e n c u e n t r a n e n las
“ z o n a s d e a n g u s t i a ” su a l t e r n a t i v a e n la n a r r a c i ó n . Si o b s e r v a m o s
el te r c e r r e l a t o - c o n f e s i ó n ( e je d e l p r i m e r g r u p o ) y el o c t a v o (e je
d el s e g u n d o ) c o m p r o b a r e m o s q u e e l l o s i n c o r p o r a n , r e s p e c t i v a m e n
te , la d is ta n c i a m á x i m a y su a n u l a c i ó n . E l t e r c e r r e l a t o - c o n f e s i ó n
es el q u e p r o v o c a el m a y o r s a l t o t e m p o r a l p o r q u e se r e m o n t a a la
i n f a n c ia d e E r d o s a i n , e n t a n t o q u e lo s r e s t a n t e s , si b i e n t r a t a n s o b r e
el p a s a d o , é s t e n o es t a n l e j a n o (e l m á s d i s t a n t e , el d e l B u s c a d o r
d e O r o , a l u d e a la a d o l e s c e n c i a ) . El o c t a v o r e l a t o - c o n f e s i ó n t i e n e
d o s m a ti c e s p a r t ic u l a r e s : es p r e s e n t e , a c t u a l ; e s la c o n f e s i ó n d e a m o r
d e L u c ia n a E sp ila a E r d o s a i n . L o s r e l a t o s - c o n f e s i o n e s r e a c t u a l i z a n
el p r o b l e m a d e la d is t a n c i a e i m p l i c a n u n t i p o d i s t i n t o d e c o n t a c t o
al q u e se e n t a b l a e n El J u g u e te R a b io so a t r a v é s d e las c a r t a s : é s ta s
i m p o n e n la l e tr a y la v is ió n ; a q u é l l o s , la p a l a b r a y el o í d o . J u n t o
c o n lo s r e l a t o s - c o n f e s i o n e s , c o n s t a t a m o s q u e el t i e m p o e s u n eje
o r d e n a d o r f u n d a m e n t a l : la s i n ta x i s - c o m o m o d o d e r e a g r u p a r los
m o v i m i e n t o s t e x t u a l e s - d e El J u g u ete R a b io so e s t o t a l m e n t e d i
s í m i l d e la d e L os S ie te L o c o s ; e n el p r i m e r o a b u n d a la c o r d i n a c i ó n
e n t a n t o q u e e n el s e g u n d o c r e c e la s u b o r d i n a c i ó n .
E n El J u g u e te R a b io s o , c a d a b l a n c o s ig n ific a u n s a l t o t e m p o r a l ;
si o b s e r v a m o s d e t a l l a d a m e n t e la in i c i a c i ó n d e los c a p í t u l o s y d e los
f r a g m e n t o s c o n s e c u t i v o s a lo s b la n c o s , v e r e m o s q u e d e u n t o t a l d e
t r e i n t a y n u e v e f r a g m e n t o s , v e in tis é is i n c l u y e n p r e c i s i o n e s t e m p o
r a le s d e l t i p o : “ C u a n d o t e n í a c a t o r c e a ñ o s m e in ic ió . . “ P ró x i
m a m e n t e a las d o c e d e la n o c h e . . .” ; “ U n a t a r d e , d e s p u é s q u e se
i n s u l t a r o n h a s t a e n r o n q u e c e r . . .” ; t r e s c o m b i n a n la r e f e r e n c i a es
p a c i o - t e m p o r a l : “ C i e r t a n o c h e e n la c a lle R o j a s ” ; s i e t e a l u d e n só lo
al e s p a c io y las r e s t a n t e s ( t r e s ) s o n i n d i f e r e n t e s .
L o s b l a n c o s p u e s t o s al se rv ic io d e l c a m b i o t e m p o r a l o e s p a c ia l,
h a c e n d e El J u g u ete R a b io so u n t e x t o f u e r t e m e n t e d i s o c i a d o , u n i
d o p o r y u x t a p o s i c i ó n . P e r o n o es é s t e el ú n i c o e f e c t o d e s u p r e s e n
cia y a q u e s o n t a m b i é n p u n t o s “ v a c í o s ” q u e e l u d e n la s d ig r e s i o n e s y
p e r m i t e n q u e se n a r r e n p r i n c i p a l m e n t e la s a c c i o n e s d e lo s p e r s o n a
j e s . E l a n h e l o d e p r e c i s i ó n , c o r p o r i z a d o e n la i n t r o d u c c i ó n d e a d v e r
b io s d e t i e m p o , e n la c o n s i g n a c i ó n d e la h o r a d e lo s h e c h o s y f e c h a
e x a c t a s , e n la f r e c u e n c i a d e s u b o r d i n a d a s t e m p o r a l e s , c o n s t i t u y e la
c o n t r a c a r a d e la o m i s i ó n p r o d u c i d a p o r lo s b l a n c o s . L o q u e e n L os
S ie te L o co s o p e r a e n f o r m a s e m e j a n t e y t a m b i é n i n v e r s a a lo s b l a n
c o s d e El Ju g u ete R a b io so s o n lo s “ v a c í o s ” o “ z o n a s d e a n g u s t i a ”
e n lo s q u e el t i e m p o y la a c c i ó n p a r e c e n c o n g e l a r s e ( s o n lo s p e r í o
d o s “ g e s t a t o r i o s ” d e E r d o s a i n , a n t i c i p a c i o n e s d e lo p o r v e n i r ) . T a m -
QO
ARLT-BOEDO
37. La quinta nota del C om entador con tien e un error porque aUí se habla de
los tres días de “actividades reales” de los personajes; la lectura confirm a
otra cosa.
91
M u'ivoU > l <
s N l i u m n l i o di IhUh.hu ton U ( oj,» ( 1 \
hO .
\ isU.i do 1 ivlnvatn .i 1«*s I spil.i ( 20 lis )
92
Allí, I' 1101(1)0
93
EL DISCURSO N A R R A T IV O A R L T IA N O
C ) E l ú l t i m o p u n t o q u e c o n s id e r a r e m o s será el q u e a t a ñ e a la
n o c i ó n d e reflejo im p l íc it a t a n t o en la li t e r a t u r a d e B o e d o c o m o
e n la n a r r a t i v a a r ltia n a . E n p rin c ip io , d e b e m o s d e j a r s e n t a d o q u e n o
i n t e n t a m o s d e f i n i r la l i t e r a t u r a q u e n o s o c u p a c o m o o p u e s t a a la
t a r e a d e re f le ja r la re a lid a d y h a c e r p a sa r p o r allí el p u n t o d e disi
d e n c i a c o n B o e d o ; s i m p l e m e n t e q u e r e m o s d e l in e a r d o s form as_dife.-
r e n t e s d e re f le jo p r e s e n te e n a m b a s l ite ra tu r a s .
E n t r e las “ p a l a b r a s y las c o s a s ” e s tá la d iv e r s id a d d e la o b s e r v a
c ió n y d e la a u t o r i d a d , a c e p t a d a , d e lo v e rific a b le y d e la t r a d ic ió n .
Y a e s b o z a m o s q u e p a ra A r lt la d is id e n c ia c o n el n a t u r a l i s m o sig n ifi
c a e n t e n d e r la l i t e r a t u r a n o c o m o u n c o n j u n t o d e sig n o s u n i f o r m e y
liso e n el q u e las c o s a s se r e f l e j a r í a n c o m o e n u n e s p e j o a fin de
e n u n c i a r su v e r d a d sin g u la r. P o r e llo a b o r d a m o s lo s d i s t i n t o s d is c u r
s o s , t r a z a m o s e l m o d o d e a p r o p i a c i ó n , su i n s c r i p c i ó n , la rep ro d u c=
c i ó n d e l l e n g u a je y la tr a s p o s i c ió n d e la r e a lid a d . L a a sim ila c ió n
d i f e r e n c i a d a d e la n o c i ó n d e re f le jo e n l i t e r a t u r a c o m o o t r a in fle
x i ó n d e la d is ta n c i a q u e m e d i a e n t r e A r l t y B o e d o p u e d e v is lu m
b ra rse , e se n c ia lm e n te , en d o s p u n to s:
94
AHI / lU n iH )
95
EL D ISCU RSO X A R R A 11V O A K I ¡ U N O
96
ARLT-BOEDO
97
III
EL GROTESCO ARLTIANO.
(EL PRODUCTO DE UNA DOBLE LECTURA)
99
E L D ISC U RSO N A R R A T I V O A R L T IA N O
100
i i . o n u u •.< o ahí tuno
101
dad”: la “palabra del otro” transporta a otro inundo para volver
después a la realidad.
El desequilibrio, la desproporción sintáctico-semántica de las
voces en diálogo, se corrobora en el primer capítulo, parte octava,
donde el Rufián Melancólico le cuenta a Erdosain su vida de macró,
sus iniquidades, las razones que sustentan su explotación de las mu
jeres; cuando se despiden, hay un juicio en estilo indirecto libre:
“Indudablemente, Haffner era un monstruo”4, enunciado que
deshace el tono sombrío, “maldito” de la narración y hace reapa
recer el tono humorístico que contrarresta la tragicidad del relato
del Rufián Melancólico.
Como consecuencia de los cortes bruscos que se aplican a algu
nas situaciones, se produce la irrupción de un elemento extraño al
tono dominante. Esto lo podemos verificar en el capítulo “La bofe
tada” cuando Barsut le pega a Erdosain:
4 . R o b e r t o A r lt , op. cit., p. 4 1 .
5. Ibid., p. 58.
6. Ibid., p. 1 6 .
7 . D io s r o m a n o q u e s im b o liz a e l f in y e l p r i n c ip io d e l a ñ o , la s p u e rtas y pasa
je s ; se lo re p r e s e n ta b a c o n d o s c a r a s y su t e m p lo e n e l F o r o se a b ría sólo
d u r a n t e la g u e rra . L a s im ilit u d e n t a b la d a es p e r t in e n t e en cu a n to im plica
t a m b ié n “ p a s a je ” .
102
EL GRO TESCO A R L T I A N O
tan cuando llegan sus maridos, lo que abre la posibilidad de dos lec
turas simultáneas:
Elsa es lo contrario de una prostituta porque permanece pin
tada.
Elsa es como las prostitutas porque está pintada.
Los aspectos laudatorios e injuriosos son propios de toda pala
bra y también del lenguaje literario si aceptamos definirlo como
poseedor de un exceso de connotación; no existen palabras neutras,
indiferentes; no puede haber más que palabras artificialmente neu
tralizadas. Ambos mecanismos están presentes en la narrativa arltia
na y tiene por función llevara cabo, en un nivel más, la transgresión
y el desplazamiento del sentido.
La blasfemia es de punta a punta un proceso de palabra; consis
te, en cierta variante, en remplazar el nombre de dios por su ultraje,
porque lo único que se posee de Dios es el nombre y sólo por ahí
se lo puede alcanzar. Fuera del culto, el nombre de dios se pronun
cia en circunstancias solemnes y una de ellas es el juram ento. La
blasfemia suscita inmediatamente la eufeinia que la corrige en su ex
presión y la desarma, pero, de todos modos, subsiste enmascarada,
despojada de su eficacia semántica. Así anulada, la blasfemia alude a
una profanación del habla sin consumarla y desempeña la misma
función psíquica pero inviniéndola y disfrazándola8. En Los Siete
Locos, cuando se hace un juramento, se alude expresamente el nom
bre de Dios y otras veces se jura en vano (Erdosain le jura a Barsut
que no lo secuestrará). El Astrólogo pronuncia el nombre de dios
(“ ¡Gran Dios! ¿Sabe el hombre acaso la consecuencia de sus ac
tos?” 9) y Erdosain repite para sí las palabras de Lenin donde apa
rece la invocación al diablo, al anti-dios (—“ ¡Qué diablo de revo
lución es ésta si no fusilamos a nadie!” 10): blasfemia/eufemia con
suman la interdicción y la disfrazan (el remplazo de la afirmación
por la negación es una forma capital del grotesco); no trasmiten
mensaje alguno, no se refieren a una tercera persona, no abren diá
logo, no suscitan respuesta verbal, pero son motores-generadores de
la acción y ésta es también una manera de responder: porque Er
dosain viola, trasgrede su promesa de no secuestrar a Barsut, la ac
ción puede continuar. Los procesos de transformación, de lo “ uno”
103
EL DISCURSO N A R R A TIVO A R L TIA N O
104
/!7, (¡ROTKSCO A fífS IA N O
Brombcrg, que estaba abultado sobre Üarsut con los dos enorme» bra-
/.os tensos en la sujeción de un pescuezo contra el suelo,se denprendtó
el pantalón quedando con las nalgas blancas al descubierto y la cainita
sobre los riñones".13
105
EL DISCURSO NA R RA TI VO A R l. TI A N O
106
EL G RO TESCO A R L T IA N O
107
EL D ISCU RSO i\’A R RA T I YO A R I. T IA N O
3. EL ESPACIO
16. David Viñas, Grotesco, inmigración y fracaso, Bs. As., Corregidor, 1973,
’ p. 207.
108
EL GROTESCO A R L T IA N O
109
EL DISCURSO NA RRA TI VO A RL TIA N O
110
til, GROTESCO A H I. TIANO
111
dación; manifiesta el lugar y el papel de las voces que transportan a
Erdosain a “otro m undo” ; abre la sucesión de iniciaciones que se
abisman: Erdosain después de iniciado, inicia una narracción(cs)
de distintos iniciados a un n arrador que a su vez iniciará estos rela
tos en otro registro: el de la escritura.
La m uerte de Erdosain en Los Lanzallamas rem arca la comple
jidad del espacio porque se suicida cuando viaje en un tren y esta
muerte es paralela del alejam iento de un espacio “ norm al” ocurrido
en Los Siete Locos', en am bos casos se trata del pasaje a otra vida,
al otro lado, el otro espacio, pero Los Siete Locos constituye la
apertura y Los Lanzallamas, el cierre, la disolución, la clausura.
El incipit de Los Lanzallamas así lo prueba:
“ El Astrólogo miró alejarse a E rdosain.” 20
La narrativa arltiana es en esta fase un progresivo camino hacia
la desintegración, por distintas vías, del universo constituido, con
firmando, una vez más, un procedim iento del grotesco teatral. Así,
si tom am os como térm ino de com paración el sistema de relaciones
de Los Siete Locos, en Los Lanzallamas asistiremos a su desapari
ción. Tam bién hay personajes que se alejan en el mismo ámbito
de Los Siete Locos : Elsa, el M ayor, el Capitán.
4 . IN M IG R A C IO N , C O N F L IC T O G E N E R A C IO N A L , T R A B A JO
112
inm igrantes demostraron el fracaso ilcl proyecto liberal —como dicc
Virtas— y los luios lo corroboran, lo hacen trágico; para ellos no hay
esperanzas. Con este corolario, .Arlt cierra toda una línea narrativa
que se empezó a esbozar en el ochenta y que él se encarga de liqui
dar para abrir otra: la línea del desarraigo con matices metafísicos
de Adán Buenosayres o de Rayuela •
El reconocimiento otorgado en el grotesco teatral al inmigrante
y a sus hijos, aparece también en Arlt quien instala un tipo dife
rente de inmigración (no la masiva de italianos o espartóles) y cuyo
eje conflictual no es la convivencia en el conventillo sino la búsque
da empecinada de los pares, de los iguales., búsqueda infructuosa,y,
a veces, lograda, porque escasean, son muy pocos y_son peligrosos,
orillan el crimen, la locura, la prostitución, él mal. SThallarlos y
agruparse significa tener una más clara conciencia de clase, eso je
corrobora en los postulados de la sociedad secreta planeada por el
Astrólogo así como el fracaso de las iniciativas. Cuando Arlt “rari
fica” a sus personajes, vuelve atrás lo hecho por el grotesco teatral
para confirmar, a su modo, la misma propuesta y decimos que
vuelve atrás porque el grotesco cuando lleva a la escena a los inmi
grantes, lleva a quienes ya son familiares para el público, no son
raros; en la rarificación se anudan los problemas concernientes a la
inmigración, a lo generacional y al trabajo y se trasluce, fundamen
talmente, en tres aspectos:
Nombres y sobrenombres'.
Los nombres que leemos en Los Siete Locos-Los Lanzallamas
son de una naturaleza absolutamente anómala: son “raros",
diferentes de los habituales y casi todos los personajes poseen ade
más de un nombre, un sobrenombre. Lo que comúnmente se en
tiende por nombre propio es una marca convencional de identifi
cación social que designa siempre, y de manera única a un individuo
siendo, pues, significante puro.21 Sabemos que si un nombre tiene
114
i :i . (i lio ra s c o a h i .t ía n o
mornma de sus belfos que les tocaban el trasero a los menores haciendo
rechinar sus dientes, rateros y ‘batidores’ con perfiles de tigre, la frente
hundida y la pupila tiesa.”25
115
que lo ponía en una esfera de rep ro ducción de la ideología dom i
nante (estaba en una cara del p oder); al a b a n d o n ar la profesión y
hacerse m aeró (se pone en o tra cara del poder) puntualiza la otra
marginalidad en la que se m antiene el inm igrante, dejando abierto
el problem a de la inm igración en la A rgentina y, a la vez, su deuda
de filiación con el grotesco .teatral. La segunda es que la animalidad
de los personajes no es xenofobia, respuesta que resolvim os en el
plano textual: uno de los recursos de m ay o r eficacia degradatoria
es acercar en algo un ser hum ano a un anim al; sin em bargo, en Los
Siete Locos son precisam ente los personajes q u e conllevan en sí
la anim alidad los que tie n e n m ás peso narrativo. E sto se debe a que
lo bajo, lo inferior, se m uestra siem pre com o iniciación, com o co
m ienzo, lo que explica el papel de propulsores de la acción que ellos
tienen: el gerente (cabeza de jab a lí), es la voz del o rd en transgre
dido,, es el que m anda a E rdosain a devolver el dinero, excusa de
las búsquedas-encuentros-relatos-confesiones; E rgueta (perfil de
gavilán), le niega el dinero y así le perm ite proseguir la búsqueda;
B arsut (ave carnicera), es quien lo abo fetea y p o sibilita con ese acto
abrir una segunda etapa en el' relato: la d el secuestro para obtener
nueyam ente._dinero, ahora, p ara la sociedad secreta; p o r últim o,
B rom berg (ojos com o los de las bestias), es q u ien hacia el final de
Los Siete Locos cierra u n a narración y abre la posibilidad de su con
tin u a c ió n m ediante la ejecución de la farsa de asesinato de Barsut,
d e m o stra n d o , u n a vez más, que la ¿mentira ínutre esta escritura.
L os aspectos expuestos revelan uno de los m atices significantes
de algunos nom bres, de aquéllos que aluden a defectos físicos y de
aquéllos que^se_hallan_im pregnados jde^am m alidacL-Pero, en Los
Siete Locos hay o tra categoría de personajes delim itada p o r la pose
sión de un sobrenom bre de características m uy particulares. Se trata
de B rom berg quien es designado com o “ el h o m h re que vio a la par
te ra ” : el absurdo de este sobrenom bre se enm ascara con un enun
ciado-síntesis de u n relato que lo respalda. O tro s personajes tienen
el sobrenom bre que su función, p ro fesió n , ocupación o rango de
signan: el A bogado, el A strólogo, el C apitán, el M ayor, el Comen
ta d o r. U n caso aparte lo co n stitu y e el R ufián M elancólico: es rufián
p o rq u e es m acró y es m elancólico p o rq u e u n d ía in ten tó suicidarse
y falló. E n este sobrenom bre se condensan las dos m odalidades ya
observadas: sinécdoque y u n a histo ria que brinda sustentación al
significante m elancólico. N uevam ente lo arbitrario aparece encu
b ie rto p o r u n a m otivación:
116
n. unan seo am nano
117
KL IHSCI’R S O S A K R A l'D 'O A R L IIA A O
El juego
O tro d e lo s m e d io s d e a lc a n z a r la “ T arificación^ es el ju e g o co n
d is tin ta s in fle x io n e s c o e x is te n te s y a q u e p u e d e s e r e n te n d id o c o m o :
conjunto de reglas ordenadoras a la s c u a le s h a y q u e c e ñ irse p a ra
c u m p lir c ie rto d e s e m p e ñ o (e l e n c a d e n a m ie n to d e lo s reíato s-co n C e
s io n e s ); c o m o representación de un hecho real q u e n o g u a rd a las
p r o p o r c io n e s sin o q u e las d is to r s io n a p o r a u m e n to o d is m in u c ió n :
c o m o el emplazamiento de algo que es parecido a lo reaL p e ro n o es
ig u a l, d o n d e o sc ila n las s e m e ja n z a s y las d ife re n c ia s ( lo s p la n e s o rg a
n iz a tiv o s d e la s o c ie d a d s e c re ta ); c o m o a u s e n c ia de significado m is-
cendentah el sesg o u tó p ic o q u e le d a n a la s o c ie d a d q u e se propo
n e n e rig ir y lo s p r o y e c to s fa b u lo s o s , d e s m e s u r a d o s q u e lle g a n a ser
casi c a rn a v a le s c o s p o r su d e s p r o p o r c ió n , q u e r ie n d o n e g a r, e n ese
p e r f il, lo q u e d e re a l h a y e n e llo s ; c o m o manejo significante peculiar
q u e a b re c a d e n a s a so c ia tiv a s p o r a n a lo g ía f ó n ic a o s e m á n tic o -tó n ic a
p e r o , s o b re to d o , c o m o el lugar de los roles intercambiables. d o n d e
se p u e d e se r a lte r n a tiv a m e n te h o m b r e o m u je r , p o d e r o s o o d o m i
n a d o , te n e r d in e r o o c a re c e r d e é l y a q u e q u ie n ju e g a tie n e , d e algu
n a m a n e r a , u n a d o b le v id a ta l c o m o s u c e d e e n Los Siete Locos p o r
q u e la c o n d ic ió n a c tu a l im p lic a el a b a n d o n o d e o tr a d is tin ta , a n te
r io r . L a g ra tu id a d d e l m a tiz lú d ic o o to r g a d o al t e x to , u n id o a lo
te a tr a l ( c o m o p u e s ta e n e s c e n a o r e p r e s e n ta c ió n ) m a n ifie s ta q u e la
im p r o d u c tiv id a d d e l c ó d ig o r e a f ir m a y r e p r o d u c e la p a rá lisis social
d e lo s m ie m b r o s q u e lo e je r c ita n . P o r ú ltim o , e l m ism o m a tiz lú d ico
lo a c e rc a a l p la c e r p o r q u e le q u ita e l p e s o trá g ic o q u e c o n lle v a y re
p ro d u c e ( p r o d u c e o tr a v e z ) e l rie sg o y la in s e g u rid a d . E n e ste p u n to
n o s a c e r c a m o s a u n c ó d ig o d e le c tu r a p r o p u e s to p o r e l te x to : n o
d e b e se r el h a b itu a l, s e re n o , el q u e b u s c a la v e ro s im ilitu d , lin eal,
a l c o n tr a r io , e l t e x to e s tá lle n o d e a b is m o s , d e p u n to s m u e rto s , de
a g u je r o s , d e v a c ío s . E l ju e g o e s c e n ific a la in c e r tid u m b r e . el v é rtid o
d e l r e s u lta d o y n ie g a la s e g u rid a d in m ó v il, e s tá tic a , c o n g e la n te .
118
c o r n o s i los altibajos de I q s sesiones de juego se trasladaran a la es
cotidianas, extrañas.
Desde esta perspectiva, la escena en la que el Astrólogo le dirige
la palabra a cinco fantoches, dista de ser una metáfora de “ fuerzas
desconocidas que gobiernan a los hom bres” sino que su sentido se
hace inteligible en contraste con el desarrollo narrativo anterior:
ese gesto del Astrólogo quita consistencia al andamiaje de la so
ciedad secreta que se venía perfilando con fuerza e introduce el
tono delirante y apocalíptico del proyecto.
La locura
Por últim o, la “rarificación” alcanza su grado más agudo en la
locura. Desde el títu lo m ismo, los personajes son inscriptos en la
locura:, el loco Ergueta, la locura de los proyectos societarios y de
los inventos de Erdosain, la marginación como “mundo loco” ,
“ m undo al revés” que legaliza lo que el otro prohíbe, hace efectivo
lo que el o tro im pugna. Encam ada en la figura de la “ loca” Hipó
lita (p ro stitu ta y/o loca), la locura adquiere la dualidad significativa
que abarca o puede abarcar lo social y lo corporal. Siendo los per
sonajes locos, pero solam ente siete, Arlt superpone dos gestos: se
restringen los alcances de sus locuras y la locura se ciñe a un número
reducido lo cual supone un in ten to tranquilizador corporizado en
dicha num eración lim itativa; pero, por otro lado,(revisando los ape
llidos -H a ffn e r, Lezin, Brom berg, Barsut, Erdosain^-cotífirm am os
que en la pluralización del títu lo está ampliada la misma propuesta
que estaba haciendo A rm ando Discépolo a través de la individuali
zación -M a te o , S t é f a n o - o sea, la alusión a un grupo social en cri
sis, el m ism o/el o tro del grotesco teatral, m enos arquetípico, más
totalizador.
La locura m anifiesta de algunos personajes (Ergueta) o la posi
ble de otros (E rdosain se preg u n ta si no estará loco) tiene diferentes
matices pero en E rdosain basta para la división del yo: “yo para
m í” : las fantasías po r m ed io d e las cuales niega su identidad, su
acción, su realidad; “ yo para los o tro s ” : la representación de si
que quiere ten er en el o tro lo obliga a m odificar sus palabras;27 “yo
119
EL DISCURSO N A R R si T IV 0 A R L VIAN O
121
h'L DISCURSO NA R RA T I »‘O A R i TIA NO
122
el DISCURSO DEL ASTROLOGO
123
EL DISCURSO XA R RA TI VO A R L T IA N 0
124
EL DISCURSO DEL ASTROLOGO
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EL DISCU RSO N A R R A T IV O A R l.T I A N O
126
h'L DISCURSO DHL ASTROLOGO
127
EL D ISC U R SO N A R R A T I V O A R L T IA N O
128
te n ta n d o ordenarlos. P o r estas razones, cuando abordemos la cohe
rencia, la utopía, la ficción, el anarquismo, el poder, también dife
rirán sustancialmente los apoyos teóricos.
La obra detenta 4su significado ideológico no sólo a partir de
UN punto de vista ideológico o de una ideología cohesionante sino
también por el trabajo de una forma específica.8 El discurso del
Astrólogo armado mediante la yuxtaposición de fragmentos dis
cursivos que tienen apoyaturas ideológicas disímiles, encuentra
su confirmación contradictoria en esa forma: puede decirse que el
discurso del Astrólogo se genera a partir de la confluencia de algu
nos tipos discursivos en cuya conjunción reside su heterogeneidad y,
asimismo, la posibilidad de abrirlo a Ia(s) lectura(s). Es la puesta en
escena de varias ideologías, su exhibición, operación por la cual se
vuelve contra sí mismo pues no las sostiene sin hacer aparecer sus
límites; pero, esa forma transporta un sentido más: no pone en
lugar predominante ninguno de los aspectos enunciados, la novela
no realiza la concreción de los proyectos esbozados con lo cual,
niega veladamente lo expuesto, lo critica, lo supera.
La configuración formal del discurso del Astrólogo que orga
niza los contenidos de muñera aparentemente caótica, que opera
por yuxtaposiciones, es lo que permite la separación de sus com
ponentes y de allí, la alternativa de su comprensión. El texto mismo
propone su lectura, la lleva inscripta en la inescindible diada forma-
contenido.
El discurso del Astrólogo pone en evidencia un peculiar modo
de producción: el vínculo con la realidad queda entablado por la in
termediación de formaciones ideológicas que, necesariamente, se
manifiestan en discursos (a veces, en forma encubierta, velada,
invertida) y/o por medio de discursos segregados de otras esferas
extra-estéticas. Es el punto de entrecruzamiento de un sujeto social
que produce su discurso con objetos acentuadamente ideologizados
y de ideologías que producen un sujeto cuyas características son el
uso que hace de los diferentes sistemas ideológicos mediatizados por
la lengua.
Para dar sustento a la indagatoria impuesta a los discursos del
Astrólogo se parte de considerar que la significación ideológica de
un discurso reposa no sólo en su contenido denotativo sino tam
bién en las relaciones entre lo comunicado y las decisiones selec-
8. Para Calvario Della Volpe la forma es una totalidad dinámica, tiene valor
semántico y cognoscitivo y no es un simple envoltorio que recubre el
EL D ISC U R SO N A R R / l 77VO A R L T IA N O
130
la enunciación usa la primera persona del singular ( “ Lo que y o pre
tendo hacer” ) o la primera clel plural, gesto que involucra al (o a
los) interlocutor(es):
“ Además, acogeremos a los que tienen un plan para reformar el
universo.”9
13J
EL DISCURSO N A R R A T 1V 0 A R L T lA N O
132
E L D ISC U R SO D E L A S T R O L O G O
133
EL DISCURSO N A R R A TI V O A R L T I A N O
134
DISCURSO Dlil. ASTROLOGO
(el de Ergueta) que se repite en todos los demás. Aquí, aludimos a macro-
estructuras semánticas por su mayor amplitud abarcatoria.
135
M DISCURSO N A R RA TI I’O A R I. TIA N O
136
EL DISCURSO DEL ASTROLOGO
19. I b i d . , p . 110.
137
h'L D IS C U R S O NA K HA 1 1 ) 0 AHI. H A N O
20. Ib id ., p- 123.
138
EL DISCURSO DEL ASTROLOGO
ya que con esa enunciación colectiva quiere hacer cóm plices a todos
sus oyen tes pero surge quien lo im pugna (aunque débilm ente
porque lo adm ira y term in a dándole la razón) y quien lo enfrenta.
Barsut es el que im pugna y el A strólogo trata de convencerlo en
forma im perativa o persuasiva. B arsut le dice al A strólogo:
- “ N o m e in te re s a .” E l A stró lo g o le re sp o n d e :
—“ E s q u e a u s te d debe interesarle porque va a ser uno de los nues
tros."
Barsut continúa:
el A strólogo le contesta:
139
EL DISCURSO NARRATIVO ARLT1AU0
2 2 . I b i d . , p. 127.
140
EL DISCURSO DEL ASTROLOGO
141
EL DISCURSO N A R R A T IV O A R L T IA N O
P a ra t r a t a r d e r e s p o n d e r a la s e g u n d a c u e s tió n y s e g u ir la lín e a
e s b o z a d a , es p re c is o c o n s id e r a r a lg o d e g ra n i m p o r t a n c i a : la cohe
rencia puede ser asignada reconstruyendo algunos aspectos con
textúales.
H a b la r d e c o n t e x t o o i n t e n t a r d e f in ir lo r e s u lta d if i c u l t o s o p o r
v a ria s ra z o n e s : la p rim e r a y m á s i m p o r t a n t e , p o r q u e f u e u n p u n t o
d e p a r tid a p riv ile g ia d o p a ra la in te r p r e t a c i ó n t e x tu a l ; a s í , d e s d e el
p o s itiv is m o , la o b r a e ra c o n s id e r a d a el r e f le jo d e la v id a d e l a u t o r ,
d e la v id a c u ltu r a l d e la é p o c a o d e lo s a c o n t e c i m i e n to s h is tó r ic o s ,
lo s t r e s f a c to r e s c o n te x tú a le s m á s r e m a n id o s p o r la c r í t i c a ; p e r o
ta m b ié n , p o r h a b e r sid o m a n if ie s ta m e n te o lv id a d o —p o r e l e s tr u c -
tu r a lis m o , p o r e je m p lo — y p o r q u e a c tu a l m e n t e se t e o r iz a s o b r e él
d e s d e d is tin ta s p e rs p e c tiv a s : d e s d e la lin g ü ís tic a , se lo p u e d e e n t e n
d e r c o m o lo s e le m e n to s e x tr a lin g ü ís tic o s o l in g ü ís tic o s q u e r o d e a n
a u n a e x p r e s ió n v e rb a l; d e s d e la t e o r ía d e l d is c u r s o , e s p o s i b le c o n -
c e p tu a liz a r lo c o m o u n a c a r a c te r iz a c ió n a b s t r a c t a d e la s i t u a c i ó n d e
in te r a c c ió n d e l h a b la d o n d e la p ra g m á tic a e s la q u e ,se o c u p a d e la s
c o n d ic io n e s y re g la s p a ra la id o n e id a d d e lo s e n u n c i a d o s p a r a u n
c o n t e x t o d e te r m in a d o : e s tu d ia las r e la c io n e s e n t r e t e x t o y c o n t e x
t o ; d e s d e la te o r ía d e la lite r a tu r a y d e s d e la c r í t i c a , o b s e r v a n d o el
t e x t o e n r e la c ió n al r e s to d e la lite r a tu r a —p u n to b a s t a n t e a c la r a d o
p o r el tr a b a jo h e c h o e n el c a m p o d e la i n t e r t e x t u a l i d a d — y c o n s id e
r a n d o ta m b ié n la e s fe ra s o c io - c u ltu r a l ( c r í t i c a , a n t o l o g í a s , c o n v e n
c io n e s lite r a r ia s ) q u e , e n te n d id a c o m o c o n t e x t o i n t e n t a r e g la m e n
ta r , re g ir o e s ta b le c e r p a r a c a d a p e r ío d o lo q u e c u e n t a c o m o d is c u r
s o lite r a r io ; d e s d e la h is to r ia , c o m o lo s f r a g m e n to s d e in f o r m a c ió n
h is tó r ic a n e c e s a rio s p a r a la in te le c c ió n d e u n t e x t o y d e s d e la id e o
lo g ía , c o m o c o m p r e n s ió n d e las id e o lo g ía s d o m i n a n t e s y d o m i n a
d a s , d e la s q u e e n tr a n o n o e n la l i te r a tu r a y , a s im is m o , la e lu c id a
c ió n d e si la lite r a tu r a es o n o u n a f o r m a id e o ló g ic a .
142
De todo este amplio espectro de posibilidades queremos señalar
lo espinoso que resulta definir el vínculo entre texto e historia por
que creemos inaceptable el criterio unilateral de determinación; por
otra parte, es dificultoso puntualizar qué parte de la historia entra
en el tex to , o bien, qué hechos aparecen privilegiados. Como no
pretendem os arrinconar a la historia como lo hizo el inmanentismo
estructuralista pero tam poco haremos una investigación exhaustiva
sobre el contexto, nos limitamos a señalar con un movimiento dia
léctico que el contexto está en el texto mismo, él nos perm ite re
construirlo, nos remite a él, nos sumerge en él y, nuevamente, nos
devuelve al texto. Ese movimiento de ida y vuelta es el que reali
zamos en relación a la utopía y al anarquismo: el discurso del As
trólogo nos hunde en la utopía, en su historia, en su estructura y,
retornando al texto, vislumbramos semejanzas, diferencias ( “inver
siones” ) y consecuencias: el ineludible desgajamiento de un discurso
ficcional y, a la vez, un discurso que es un “modelo” para !a consti
tución de una ficción.
El discurso del Astrólogo contiene por contraste y por el recorte
de un no-dicho, un proyecto anarquista que nos conduce a la histo
ria de ese movimiento, a su ideología y cuando nuevamente retro
cedemos al texto, vemos emerger la crítica en su retoño discursivo:
un discurso sobre el poder. Entonces, la utopía y el anarquismo son
los emergentes contextúales más relevantes y fundamentales para la
apertura de microestructuras semánticas que detallan la lectura del
discurso del Astrólogo.
Retom ando la segunda cuestión planteada en c), podemos decir
que si el Astrólogo formula un proyecto de cambio social y usa la
primera persona del plural y sus oyentes, mayoritariamente, lo aca
tan, es porque hay un estado de cosas que se desea cambiar y ese
deseo es compartido. La revisión de los modos y tiempos verbales
más veces empleados por el Astrólogo refuerzan lo dicho. Los usos
predom inantes son (ordenados por su frecuencia): en Modo (la ac
ción desde el punto de vista del sujeto) Indicativo (a través del cual
el sujeto afirma un acción) el tiempo más veces utilizado es el fu tu
ro que es indicio de la prospectiva del discurso, de la certidumbre
del Astrólogo de su realización pero, también, de su carácter u tó
pico:
143
D ISCURSO N A KH A IIV<> M U , IIA N O
144
EL DISCURSO DEL ASTROLOGO
145
EL D ISCU RSO NA R R A T I VO A R L T IA N O
d) H ay u n c u a r to f a c to r q u e p u e d e in c lu ir s e en la consideración
d el d e s tin a ta rio c o m o e le m e n to q u e o to r g a c o h e re n c ia al discurso-
en las re fe re n c ia s h is tó ric a s e x is te , c o m o v im o s , u n a representación
d el le c to r c o n te m p o r á n e o p e ro ta m b ié n h a y , en o tr a vuelta de
tu e rc a , una representación d e l lugar asignado a o tro lector, lector
tal vez m e n o s e s p e c ífic o , m e n o s lo c a liz a d o , m á s u n iv e rsa l: u n lector
d e lite r a tu r a q u e n o n e c e s a r ia m e n te c o m p a r te lo s presupuestos
d iscu rsiv o s d e l A s tró lo g o . E n e s ta fig u ra c ió n tie n e n u n sitio prepon
d e ra n te las c o o rd e n a d a s e s p a c io /te m p o r a le s d e l d is c u rs o .
Si el te x to se re la c io n a c o n la h is to r ia , u n a n o v e la p ro d u cid a en
B u e n o s A ires q u e te m a tiz a u n lu g a r y u n tie m p o c o n o c id o s, transi
ta d o s p o r to d o s , c e rc a n o s , si n o q u ie r e a g o ta r s e e n u n a destinación
c o n te m p o r á n e a y lo c a l y si p r e te n d e tr a s c e n d e r e l e fe c to de reflejo
d e b e o p e ra r, c o m o e f e c tiv a m e n te lo h a c e , u n p ro c e s o d e distancia-
m ie n to . L o s d is c u rso s s o c ie ta rio s r e c u b ie r to s d e u to p ía , distancian
p o r q u e n ie g a n la p r o p u e s ta d e las a lu s io n e s d ir e c ta s q u e revitalizan
el re f e r e n te . E n ta l s e n tid o , si las a c c io n e s d e lo s p e rso n a je s no tie
n e n ca u sa s ló g ic a s q u e las d e s e n c a d e n e n , la p a la b ra lite ra ria deja de
146
n d is c u r s o m :i. a s t r o i .o g o
147
EL DISCURSO NARRA T1V0 ARLTJANO
148
EL DISCURSO DEL ASTROLOGO
3. LA U TO PIA EN E L D ISC U R SO D E L A S T R O L O G O
149
EL D ISCURSO N A R R A TI VO A R L T IA N O
150
decible hasta lo impredecible. El grado m ínim o está dado por la po
sibilidad de ocurrencia de un suceso no calculable ni esperable. Este
grado mínimo es la frontera entre lo imposible y lo posible, frontera
que se desplaza perm anentem ente. Cuanto menor es la posibilidad
de que un acontecim iento tenga lugar (la real consolidación de la
logia planeada por el Astrólogo), mayor es la inform ación que se
debe proporcionar o a la inversa: a mayor inform ación, m enos posi
bilidades de concreción. ¿Por qué? Porque si lo proyectado fuera
más viable, no sería necesario insistir tanto en sus minucias.
Continuando con el trabajo de la primera parte tendiente a elu
cidar el complejo discurso del Astrólogo, en esta segunda parte
haremos un camino que empezará por el registro de las relaciones
más directas entre él y la utopía; seguirá con sus prim eras “ inver
siones” y sus efectos paródicos y concluirá con las consecuencias
de dichas inversiones: el esbozo de otros discursos desencadenados
por la utopía, entretejidos a ella y que, a la vez, interactúan entre sí.
La impresión que se extrae de la lectura de las u to p ías es que
siempre se encuentra un “ aire de familia” en los países utópicos.
Pero, la enumeración de las series no es suficiente: el m ecanism o
que engendra una obra singular no es un catálogo de tem as sino,
más bien, un dispositivo intelectual y literario que ubica estos temas
y sus ilustraciones (las utopías, a veces, contienen ilustraciones),
los ordena jerárquicamente, les da sentido y función. La esencia de
la utopía no es el viaje ni la aventura imaginaria sino la descripción
de las estructuras de una sociedad.
El Astrólogo empieza por anunciar el fin general de su sociedad:
151
EL DISCU RSO N A R R s 1T I VO A R L TIA N O
152
KL DISCURSO DEL ASTROLOGO
42. Ovidio cam bia el tono porque define la Edad de oro en térm inos sociales
y no naturales.
43. En E¡ Juguete Rabioso hay una parodia de este m ito corporizada en el ti
tulo del segundo capitulo (“ Los trabajos y los días” ) que narra las des
venturas de Silvio en los sucesivos trabajos y el perfil degradante de ellos,
verdadera prefiguración del m atiz que tendrán estos aspectos en el discur
so del Astrólogo.
44. R oberto Arlt, op. cit., p. 112, la bastardilla es nuestra.
153
1,1. D ISC U R SO N A li HA TI VO A R /, T IA N O
154
Kl. DISCURSO DEL ASTROLOGO
4. L A S P R IM E R A S “ IN V E R S IO N E S ”
155
EL D IS C U R S O N A R R A T J V O A R L T I A N O
156
E L D ISC U R SO D EL A S T R O L O G O
157
EL DISCURSO NARRATIVO ARLTIANO
158
l a distopía I.mIcvIuu t ion \ 1 11 \ t i m u t u o Iiiwi mi nioni' n t o ni.»r.
brillante c o n las ob i av de / imtatin, l l u x h y y ( )i vm II '
Con l.is distopias s e «Iri.tn ,1(1 ás la* utopias del m 10 y l.i abundan
cía, utopias que se erigen so bu* el olvido lo que *.< olvida í «. I> iu .to
na. el registro del trabajo y del sufrim iento, en tam bio, l a s distopi.r.
constituyen su reverso: consignan el horror del trabajo uh c.hu/.ido.
el padecim iento hum ano, la crueldad del poder, la perdida de l u
ilusiones de un m undo mejor. lil discurso crítico de la s u to p ia . clá
sicas sufre en las parodias utópicas un desplazam iento porgue se
traslada a toda la historia contem poránea, es decir, las d istopiat
ganan en horror lo que perdieron en precisión histórica pues no a ri
caron determ inados males de tal o cual sociedad sino que generaliza
ron el espanto. La glorificación de la violencia que propone el Ay
Irólogo parece encuadrarse en los lincam ientos contrautópicos aun
que no en su totalidad. Además, a pesar de que contiene algunas
referencias universalistas hay precisiones históricas de gravitación
que abren un juego dual: por un lado, el universalismo de las refe
rencias unido a los postulados de violencia son elem entos utópicos
pero, por o tro lado, hay un puente tendido hacia la historia argen
tina contem poránea que complejiza la interpretación y abre nuevos
rum bos de lectura.
En la A rgentina se conocieron a principios de siglo dos utopías:
en 1908, B uenos Aires en 1950 bajo el régimen socialista de Julio
O. D ittrich y en 1924, La ciudad anarquista americana. Obra de
construcción revolucionaria de Pierre Q uiroule.57
159
/// ms'( unso na k ha i / 1v Ah i. / ia N(>
“ E sa so c ie d a d se c o m p o n d r á d e d o s c a s ta s en la s q u e habrá un in
terv alo . . . m e jo r d ic h o , una diferencia intelectual de treinta sighi
160
iU*s cada ve / m a s mlons.iN y j n a i q u í / o las o n i p a d o n i s e n ***»if *«#-
uvas", " ú t i l e s y n o i c s u i i u s . l o d o s e stos f a d o / i " . *,on absoluta-
ilion l vx d e s c o n o c i d o s pc'i o! A s t r ó l o g o : el saber se mi un e l e m e n t o
disc rim in atorio q u e a p o l l a r á b e n e f i c io s a u n o s p o cos, será u n l o c o
vle poder; el t r a b a j o sera e x p l o t a c i ó n y el t i e m p o para el placer. . .
no existe.
1 .1 U topía de M oro m arcó la concepción de las u to p ías /ranee*
vis do m anera tan indeleble que su esquem a fue ad o p tad o y proli*
tVró hasta el p u n to que a fines del siglo XVIII era ya un estereoti
po constituido por el náufrago o m arino aventurero, la isla sólita*
,i¡ y la descripción de una eco n o m ía controlada por el gobierno,
usos y costum bres benignos y una religión pacífica.60
I.ü isla solitaria Las u to p ía s están frecuentem ente configura
das como una isla, insularidad que es doblem ente útil: es de difí
cil acceso y los que allí viven no tienen p o r qué preocuparse del
resto del m undo. C errar el tiem po, las leyes, las costum bres, es una
numera de im pedir el encadenam iento de todo proceso que esca
pe a la racionalidad. Las técnicas sociales de la clausura sirven tam
bién para anular las disparidades entre los sujetos y para dar una
versión estricta del m undo: se congela el tiem po (los hom bres m ue
ren a la misma edad), no se conoce otro espacio, todos se visten
igual: antropología del sujeto igual, política del individuo unifor
me:
“ E n o tr a s é p o c a s p a r a n o s o t r o s h u b ie r a q u e d a d o el refugio de un
convento o de un viaje a tierras desconocidas y maravillosas. "6I
16 1
EL DISCURSO NARRA TIVO ARLTIANO
162
EL DISCURSO DEL ASTROLOGO
el h e c h o d e q u e el A s tr ó lo g o p r o p o n e in s titu c io n a liz a r , je r a r q u iz a r ,
los rasgos q u e c o n f o r m a n la m a r g in a lid a d d e l R u fiá n M e la n c ó lic o
(la e x p lo ta c ió n d e m u je r e s ) y d e E r d o s a in (e l “ in v e n to r fra c a s a d o ” ),
inversión de efectos p r o f u n d a m e n t e p a r ó d ic a .
H ay u n p u n to in c lu id o e n la in s u la r id a d y q u e n o se d is p u ta
seriam en te : el p e n s a m ie n to u tó p i c o se r e f ie r e s ie m p re al f u tu r o ,
ya p ró x im o , y a le ja n o , y a u n f u t u r o b a s ta n te d if e r e n te d e la re a li
dad p re s e n te . P o r lo t a n to , u n c a m b io d rá s tic o f o r m a p a r te d e él.
La c o n c e p tu a liz a c ió n y la v is u a liz a c ió n d e l c a m b io (e n sí m is m o u n
cam bio c o lo s a l) s o n p r e c o n d ic io n e s d e la n u e v a o rg a n iz a c ió n so cial.
En los p r o y e c to s d e l A s tr ó lo g o h a y r e f e r e n c ia s al f u t u r o c la ra s y
c o n tu n d e n te s p e r o n o f o r m a n p a r te d e e lla s el “ g ra n c a m b io ” o la
rev o lu ció n d e la q u e h a b la el A s tr ó lo g o .
Se c o n s ta ta a sí u n a parodia de la bonanza utópica : la n u e v a
sociedad e stá a r m a d a en m u c h o c o m o u n a u to p í a , c o n tie n e g ra n
can tid ad d e su s e le m e n to s c a r a c te r iz a d o r e s , ra s g o s f o r m a le s q u e
p e rm ite n r e - c o n o c e r e f e c tiv a m e n te en su s p r o y e c to s lo s tr a z o s q u e
los u to p is ta s d a b a n a su s s u e ñ o s p e r o , e n r e la c ió n al c a m b io q u e se
ansia re a liz a r, e m e rg e una inversión del signo de las utopías : n o se
anhela el p a r a ís o te r r e n a l y c o n e llo a p a r e c e v io le n ta m e n te e x p u e s
ta, p o lé m ic a , la dirección del cambio , c o n c e p t o q u e e s p a s ib le d e
una d o b le i n te r p r e ta c ió n : p o r u n la d o , el c a m b io p r o p u e s t o p o r el
A stró lo g o - l e í d o lite r a l m e n t e — p la n if ic a la c o n t i n u i d a d d e la c o a c
ción, la p e r s is te n c ia d e la e x p lo ta c ió n , la v ig e n c ia d e l d e s p o tis m o ;
se trata, p u e s, d e u n c a m b io q u e s e r ía lo g r a d o p o r acumulación,
por intensificación de aspectos ya conocidos en el funcionamiento
social co n r e s u lta d o s a b s o l u t a m e n t e p re v is ib le s : m a y o r v io le n c ia
y e x p lo ta c ió n d e l o p r im id o ; p e r o , p o r o t r o la d o , e n c o n tr a s te c o n
ese p rim e r s e n tid o d e c a m b io , a p a r e c e la t e n ta c i ó n d e c o lm a r u n
n o -dicho q u e la p a r o d ia d e ja v is lu m b r a r : a c e p t a r el c a m b io p e r o
in v irtie n d o su d ir e c c ió n e n el s e n t i d o d e q u e n o d e b e a p u n t a r a la
c o n so lid a c ió n y e x a s p e r a c ió n d e e s t r u c t u r a s c o n o c id a s n i a u n a so
ciedad e d é n ic a s in o a la t r a n s f o r m a c i ó n d e la s e s t r u c t u r a s d e p o d e r
vigentes, las m is m a s q u e el A s t r ó l o g o p r e t e n d e p e r p e tu a r . C o n v e r
gen en e ste a s p e c to d e l d is c u r s o d e l A s tr ó lo g o lo s m ú ltip le s v a lo re s
alcanzado s p o r la p a r o d ia q u e s i m u l t á n e a m e n t e a f e c ta a la lite r a tu r a
y ejerce su in f lu e n c ia s o b r e lo s o c ia l p o r q u e :
- re e n v ía a o tr o t e x to , a la l e c t u r a d e u n a u to p í a .
- p o n e d e m a n if ie s to u n m o d o d e p r o c e d e r —la in v e rs ió n d e
los rasgos d e la u t o p í a — d e s e n m a s c a r a n d o e n su p a t é t i c a d e s n u d e z
163
KL DISCURSO A'. I KRA VIVO A A'/. IIANO
u n a e s tr u c tu r a d e p o d e r c o n el p e so d e u n a d e n u n c ia q u e n o se ago
ta en ella.63
- al p ro p o n e r la p e r d u r a c ió n d e lo m ism o , d e se n c a d e n a el
a s o m b ro y la c r itic a : n o es ése el c a m b io q u e se d e b e p ro d u c ir, co n
c lu sió n d e le c tu ra q u e r e m ite al te x to y n o o lv id a lo so cial.
T al c o m o las fu im o s p e r f ila n d o , las “ in v e rs io n e s ” d e la u to p ía
d ie ro n b u e n o s re s u lta d o s p o r q u e d e ja r o n e n tr e v e r las m ú ltip le s fa
c e ta s d e la p a ro d ia , a rtic u la d a c o m o u n a e s tra te g ia d e re p e tic io n e s
e in v e rsio n e s q u e g ira n e n to r n o a u n m o d o d e p ro c e d e r; c o m o una
d e las fo rm a s d e f u n c io n a m ie n to d e la re p r e s e n ta c ió n d el d iscu rso
a je n o ; c o m o lo q u e n o tie n e u n lu g a r p ro p io sin o q u e se d efin e
sie m p re fre n te al o b je to d e su re c h a z o , d e su p o lé m ic a ; c o rre la ti
v a m e n te , c o m o lo q u e e n f r e n ta d o s le n g u a je s, d o s id e o lo g ía s en
p u g n a ; fin a lm e n te , c o m o u n p u n to q u e in s c rib e la n o v e la en la
m o d e rn id a d en ta n to la n o v e la m o d e rn a p a re c e tra n s g re d ir co n s
t a n te m e n te lo in s titu id o .
E l o b je to d el an álisis d el d is c u rs o q u e n o s p ro p o n e m o s en esta
e ta p a d el tra b a jo es r e p o n e r a lg u n a s id e as, p la n te a r c ie rto s p ro b le
m a s s u rg id o s d e la a p ro x im a c ió n al c o n c e p to d e fic c ió n te n ie n d o
c o m o b a se el fa b u lo s o d e sp lie g u e q u e h a c e el A s tró lo g o en su dis
c u rs o (d e p a la b ra s, d e id e as), d e s c u b r ir el c a m p o d e lo s e n u n c ia d o s
fic c io n a le s , su m o d o p e c u lia r d e e n te n d e r la fic c ió n y e je rc e rla , la
f u n c ió n q u e c u m p le c o m o a m p lia c ió n , lím ite y c r ític a a la u to p ía
y c o m o a p e r tu r a d e o tra s re d e s im b ric a d a s e n ese d is c u rso .
C u a n d o d e c im o s q u e u n d is c u rs o es fic tic io d e b e m o s sa b e r si
lo h a c e m o s p o r q u e re p r e s e n ta o b je to s , p e rs o n a s y a c c io n e s q u e no
h a n o c u r r id o , p o r q u e lo s p e rs o n a je s y a c c io n e s so n fic tic io s o p o r
q u e lo es el a c to n a rra tiv o . P a ra W a lte r M ig n o lo ,64 h a y d o s niveles
63. Hay en esta parodia una actitud contestataria de la economía liberal que
supone la libertad de los hombres para emplear sus fuerzas productivas
porque los que tienen libertad “ no hacen nada" y los que van a hacer
algo, los que van a trabajar, quedarán privados de libertad, paradójica
situa«ión auspiciada por el sistema.
64 Walter Mignolo, “ Sobre las condiciones de la ficción literaria”, Rcv,
164
funclainontiilcs para la comprensión de la ficción: por un laclo, el
estatuto lógico do las relaciones entre el autor de un discurso no
cional y del narrador ticticio (principio de co-referencialidad) y,
por otra parte, las relaciones entre el discurso ficcional y el mun
do. I a solución a este problema fue buscada por los teóricos de la
literatura siguiendo dos caminos: el primero, o partir de los plan
teos aristotélicos en torno al concepto de mimesis y el segundo,
desde los conceptos de sentido y referencia. También trataron
de resolverlo en términos de “cancelación” de reglas con que los
actos “ serios” del lenguaje relacionan el discurso con la realidad.
El problema de la ficcionalidad es asimismo observable en las in
tenciones del autor de un discurso ficcional y en la constitución del
inundo narrado, o.sea, de los referentes ficcionales.
Por último, existe la irresuelta cuestión de la vinculación fic
ción/literatura. Searle separó ficcionalidad de literariedad aunque
para muchos autores ficción y literatura son sinónimos; para otros,
son cosas diferentes que se intersectan en algún punto. Walter Mig-
nolo define la ficción literaria por la presencia de un discurso doble:
el del autor que conforme a la convención de ficcionalidad, es//c-
cionalmente verdadero y el del narrador que conforme a la conven
ción de veracidad, es verdaderamente ficcional.
La ficción del discurso del Astrólogo la encararemos en dos de
sus fases: en las propiedades semánticas del discurso -en los múlti
ples aspectos que incluye- y en la heterogeneidad y vaguedad de
los enunciados que implica considerar siempre, una determinada
actitud del receptor.
165
El. DISCURSO NARRA TI YO ARLTIANO
fe re n e ia le s d e l le n g u a je , la f ic c ió n p u e d e le e rs e e n el s e g u n d o té rm i
no. E sta d is tin c ió n tie n e e n c u e n ta el h e c h o ir r e f u ta b le d e q u e el
e m p le o p o é tic o d e l le n g u a je se c a r a c te r iz a p o r u n a u tiliz a c ió n re
flex iv a d e l m a te ria l, p e ro si se d e f in e la f ic c io n a lid a d e n g e n e ra l p o r
el c rite rio d e a u to r r e f e r e n c ia lid a d , se e rig e e n to n c e s e n n o r m a a b so
lu ta u n a p o s ic ió n h is tó r ic a .66 T a m b ié n se p u e d e p e n s a r q u e la m a q u i
naria s e m á n tic a e s la m is m a e n el u s o f ic tic io y n o f ic tic io d e l le n g u a
je y e n to n c e s n o h a b r ía d if e re n c ia e n tr e f ic c ió n y n o f ic c ió n ; o b ie n ,
q u e la m a q u in a r ia s e m á n tic a es d is tin ta . E l d e s a r r o llo d e la ló g ica
m o d a l p a re c e s e r m u y p r o m e te d o r p a ra la s e m á n tic a d e l d is c u rso
fic c io n a l. N o c io n e s c o m o las d e “ m u n d o s p o s ib le s ” h a n re c ib id o
ta m b ié n d e c id id a a te n c ió n p o r p a r te d e te ó r ic o s d e la lite r a tu r a
y lin g ü is ta s .67
Si n o s a c e r c a m o s a u n sig n ific a d o n o te ó r ic o d e f ic c io n a lid a d ,
el q u e p ro p o n e el D ic c io n a rio d e la R e a l A c a d e m ia , p o r e je m p lo ,
le e m o s :
—F in gir : d a r a e n te n d e r lo q u e n o es c ie r to . D a r e x is te n c ia id e a l
a lo q u e r e a lm e n te n o la tie n e . S im u la r, a p a r e n ta r .
—F ic c ió n : a c c ió n y e f e c to d e fin g ir. In v e n c ió n p o é tic a .
L a p rim e ra c o n s ta ta c ió n es la e s tr e c h a re la c ió n e n tr e fin g ir y
fic c ió n y r e s u lta d if íc il d is tin g u ir c u á l d e s ig n a e l r e s u lta d o y c u á l
d e s ig n a el a c to . F ic c ió n p a re c e c o n c e b irs e e n té r m in o s d e c re a c ió n
e n t a n to q u e fin g ir, e n té r m in o s d e o c u lta m ie n to d e a lg o e x is te n te .
F ic c ió n n o a lu d e só lo al r e s u lta d o sin o ta m b ié n al a c to . E l d is c u rs o
d e l A s tr ó lo g o p u e d e a d s c rib irs e p le n a m e n te a lo s s ig n ific a d o s p r o
p u e s to s p a ra f ic c ió n y , ta n g e n c ia lm e n te , a lo s d e fin g ir. “ A c c ió n y
e f e c to d e fin g ir /in v e n c ió n p o é tic a ” : el d is c u r s o d e l A s tr ó lo g o c o n
tie n e a m b o s té r m in o s y lo s d e s b o r d a p o r q u e in c o r p o r a la m e n tir a
y el e n g a ñ o e n t o d o s su s a lc a n c e s y m a tic e s , a u n q u e él n o m ie n ta ,
y a l m is m o tie m p o , e la b o r a u n la rg o d is c u r s o , lo in v e n ta , c re a las
c o n d ic io n e s p a r a g e n e r a r lo y s o s te n e r lo ; e n e f e c to , u n a v e z q u e
66. Stierle excluye del campo de la ficción todos aquellos textos “no com
prensibles, cuya refcrencialidad es, sobre todo, reflexiva; por otra parte,
diferencia la situación comunicativa de los textos literarios ficcionales
respecto de los textos ‘pragmáticos’: en éstos, el sentido de la frase es
correlacionado con un hecho particular. En el texto ficcional, en cambio,
el esquema de sentido aparece corno si estuviera correlacionado con un
hecho particular, pero, en realidad, le corresponde como referente una
clase vacía, una entidad esquemática, conceptuar*. Stierle, *'Was heisst
Rezeption bei fiktionalen Texten?” , Poética 7 , 1 9 7 5 .
67 Jans F. Ihwe y Hannos Rieser, "Normative and descriptive theory of
fiction - Some contemporany issues", Poctics, 8, 1 9 7 9 .
166
lo puso en marcha, motiva respuestas que se traducen en acciones
je diversa índole que lo van re-alimentando, es decir, sus interlo
cutores usan su discurso para la réplica oral, para moverse (irse o
quedarse), para ocupar-i un espacio)-.?*?, elementos indispensables
para que el Astrólogo no cese en la única actividad que ejerce.
I^s respuestas son re-generadores discursivos y entablan con el
discurso del Astrólogo una relación dialéctica causa-efecto: el As
trólogo habla y provoca respuestas que lo impulsan a continuar
hablando, discurso y respuestas que lo detienen en esa actividad
y en ese espacio. Puede decirse que el Astrólogo inventa su dis
curso para que sus oyentes lo mantengan así como ellos lo man
tienen para que él siga inventando. El discurso del Astrólogo es
un modelo de discurso ficcional no dominado por la oposición
consumo/inutilidad sino más bien, regido por la oposicion consu-
mo/re-utilización.
La m entira en la órbita semántica del discurso del Astrólogo
puede leerse en tres inflexiones: una, literal; otra, derivada del ca
rácter ficcional de la utopía y la tercera, acoplada al concepto de
literatura y a una manera de “hacer literatura”, a un modo opera
cional que genera un sentido oscilante entre efectos de ficción y
de realidad:
167
/r/ DISCURSO NA HRA TI yo A R U I A NO
" A llá liá la h u m a n id a d ti adorar til dios vivo (¡ue hemos Inventa-
do .
7 0 . Ib id., p. 113.
7 1 . Ibld., p. 114.
7 2 . En las reu n io n es so cietarias hay quien n un ca está p resen te: en la om isión
se d estaca la de E rgueta, prim er em isor de algunos p lanes revoluciona
rios. Su ausencia está ju stifica d a p o r su locura ya que la u to p ía q u ed aría
d esv irtu ad a co n su adición ; o tro de los m o tivo s de la ex clusió n es que
esas p rim eras m anifestacion es revolucionarias están incluidas en u na es
tru c tu ra co n fesio n al, form an p arte d tro tro eje o rg an izad or. E sto tam bién
lleva a so spechar del énfasis de la crítica d ep o sitad o m ach aco n am en te en
la lo c u ra del A stró log o o de su discurso cu an d o , p recisam ente, co n sta ta
m o s q u e el " lo c o " es el ex cluid o de las reu n io n es societarias. El A strólo
go elu d e al loco y la p ro liferació n y y u x tap o sició n discursiva no atañ e a
168
EL DISCURSO DEL ASTROLOGO
169
f,i ¡)i\( 'i'¡¡so»Vt /í /í W/ 1 OAHUiANn
75. Roland Barthcs, El grado cero de la escritura, Bs. As., Siglo XXI, 1973.
7 6 . Roberto Arlt, op. cit., p. 33, la bastardilla es nuestra.
7 7 . Ibid., p. 115.
7 8 . Ibid., p. 114.
170
KL D ISCU RSO />/'/. A STR O L O G O
El Astrólogo le contesta:
171
im pugnado y poder perm anecer (él y sus oyenles) en las redes de su
discurso, transitar por ellas, entrar y salir librem ente. Sus oyentes
tam poco esperan en co n trar verdad en su discurso, pero se quedan,
lo aceptan, lo siguen, aunque ni siquiera crean que sus proyectos
sean realizables: se ajustan a una convención de ficcionalidad. Así,
Barsut le dice:
8 1 . I b i d p . 1 14 .
8 2 . S u sa n a R eisz de R ivarola, “ F iccion alidad, referen cia, tip o s de ficción lite
r a r ia ” , L ex is , Y ol. III, N° 2, D ic. 1979.
172
noj.ir e<ia situación es distinguir en una ficción dos clases de eiiuii
ii.uies' aquellos que crean objetos o en(iitiivlos in tu io s de ¡M|inMlon
q u e f’iccioiuiliz.in en tid ad es no ficticias; otra upioxinuu‘ión ii lu m»Iii
c;on de esta extraña convivencia seria la de sugerir que una ve/ qnr
hemos aceptado que el a c to narrativo es ficticio, aceptemos lamban
que el acto de d e n o ta r lo es. La denotación es un pioblemn del em
pleo del enunciado y no del enunciado mismo; entonces, el mío
narrativo ficcionalizaría este uso. Fs esta una visión un poco parcia
lizada y reductora p o rq u e centra la ficción en la enunciación, en lu
presencia de un narrador, cuando puede haber otros indicios de lie-
cionalidad.
Tampoco es e x tra ñ o e n c o n trarse con la creencia de que la litera
tura no tiene referen te o q u e si lo tien e, éste es ficticio. Esta es una
afirmación com pleja p o rq u e en p rim e r lugar, Ja falta de denotación
no es una propiedad de la lite ra tu ra sino de la ficción y, en segundo
lugar, la distinción no sería válida cuando se diferencian ficción y
literatura. La p roposición de que el discurso ficcional no tiene refe
rente o si lo tiene es ficticio p resenta algunas cuestiones: ¿qué debe
mos entender p o r “ no tie n e re fe re n te ” ? Podem os pensar que el
enunciado no está em pleado con función referencial o que el obje
to mencionado no existe. E n to n c es, ¿cóm o se hace referencia a algo
que no existe?; efectiv am en te, p o d em o s n o m b rar y describir objetos
que no existen. P aralelam en te, p o d e m o s preguntarnos, ¿el referente
de un discurso ficcional es ficticio?, ¿es ficticio en sí mismo o es fic
ticio porque es n o m b ra d o en un discurso ficcional? La respuesta
que proponemos es q u e u n discurso literario y /o ficcional alude a
objetos ficticios o no e x iste n te s p ero tam bién a objetos existentes
y el problema reside no ta n to en la n atu raleza de los objetos como
en la relación entre el discurso y los o b je to s que éste menciona o
describe. Asimismo, se p u e d e h a c er referencia a un objeto ficticio
o no existente ta n to en c o n fo rm id a d con la convención de ficcio
nalidad como en c o n fo rm id a d con la convención de veracidad; no
sólo se crea la historia de una e n tid a d ficticia (la sociedad secreta)
o se ficcionaliza una e n tid a d n o ficticia (la cordillera, Témperley)
sino que tam bién se ficcionaliza el m ism o acto de hacer referencia.
Desde este pu n to de vista, la convivencia de objetos ficcionales y
no ficcionales deja de ser p ro b le m á tic a : el acto referencial del na
rrador es, como él m ism o, ficcional con lo cual volvemos a la tesis
de Rivarola.
La aproximación más adecuada a este problema es considerar
que los conceptos que integran el discurso del Astrólogo se vinculan
173
rcfercncialmento con hechos piirticiihircs pero, también su vuelven
reflexivos sirviendo para lu constitución de esquemas conceptuales,
En una ficción literaria los enunciados generalm ente son uñados
como si mantuvieran su normal relación refcrencial pero el díscun .0
del Astrólogo modifica ese com o sí y pone en evidencia una anóm a
la relación refcrencial.
l£n un texto literario ficcional el esquema de sentido de la frase
os correlacionado siempre con esquemas conceptuales, pero éstos,
a su vez, pueden ser correlacionados o no con objetos y hechos par
ticulares de la realidad. Cuando esta segunda correlación es posible,
la realidad se incorpora al mundo ficcional, cosa que sucede con el
discurso del Astrólogo por lo que será relevante analizar qué aspec
tos de la realidad entran en su discurso y qué efectos provoca la alu
sión en sí misma y en su interacción con la utopía, con la ficción,
con el poder.
—Una forma renovada de praxis literaria: el concepto de “ inven
ción'’ como ficción y su aproximación a la literatura nos lleva a
recordar que cuando el Astrólogo habla también está haciendo li
teratura. La literatura no es una propiedad intrínseca de los textos
solamente sino una validación de estructuras textuales en nombre
de principios institucionales y necesitamos para com prender la in
teracción ficción/literatura una arqueología, es decir, una recons
trucción de los criterios históricos mediante los cuales la ficciona
lidad se legitima en institución literaria. El discurso del Astrólogo
fue silenciado o invalidado como discurso literario, leyéndoselo
siempre como “otra cosa” .
El Astrólogo pretende construir una nueva sociedad que se ob
tendrá combinando de manera diferente los mismos medios em
pleados en la sociedad que quiere abolir. Así, va hilvanando un largo
discurso en el que, por momentos, no importa tanto lo que efectiva
m ente enuncia como el mero hecho de ir enunciando; por eso, los
planes y contradicciones iniciales no se truecan en actos o contra
dicciones resolutivas: se agotan en su formulación ya que ninguno
de los proyectos se lleva a cabo, excepto el secuestro de Barsut que
le perm itirá al Astrólogo apoderarse de su dinero y al mismo Barsut,
entrar al mundo del Astrólogo, conocerlo y tener la opción de re
producirlo en otro registro discursivo, en otro tipo de ficción: en
una película.
La enunciación de los proyectos parece tener como objetivo
transform ar las imposibilidades paradigmáticas en realizaciones sin
tagm áticas, los componentes incompatibles del referente en actua
174
lizaciones del discurso, cu poner di* m anifiesto lu génesis, 1;j elabo-
ración de los planos y borrai o dcsvirlurar «:l m om ento de convali
d ació n , do o b ten c ió n del ‘‘p ro d u elo term in a d o ", Las alusiones di
rectas desvanecen la analogía apenas la lian p ro p u esto , cuando el
c o n ta c to de significantes heterogéneos hace <)ue el sentido de ellos
sea la e x p lo ra ció n /ex p lo tac ió n de significaciones posibles:
175
EL DISCURSO NARRA TIVO ARLTIANO
resp o n d e :
176
E L D IS C U R S O D E L A S T R O L O G O
ataviadas dispuestas a ser las esposas del prim er desdichado que lle
gue?” .*4
T a m b ié n d ic e el A s tr ó lo g o :
115.
/¿ '¿.,p. 116 .
177
lil. DISCURSO NA l i HA T I VO A H L T I A N O
178
A7. D ISC U RSO D L L A ST R O L O G O
el A s tr ó lo g o le c o n te s ta :
—“Cuando converse con un proletario seré rojo. Ahora converso
con usted y a usted le digo. . , ” .89
179
pío, o lo rubricó como desmesurado y con un mismo gesto (ideo
lógico) lo clausuró, confinándolo a la locura.91
En el interior del mundo ficcional constituido por el discurso
del Astrólogo está om itida la representación del cuestionamiento
un no-dicho que cuando se hace explícito en las palabras del Abo
gado deja tras de sí la huella impetuosa que tiene lo aludido y elidi
do, el deseo desencadenado por esa sistemática y persistente ausen
cia: el deseo de confrontar el discurso con la historia porque ese
cambio “enrarecido” que el Astrólogo enuncia como factible (y el
apoyo que recibe) descubre un modelo ilusorio y propone la revi
sión de la noción de cambio a la luz de la historia lo que supone que
el discurso deja abiertas, por lo menos, dos lecturas posibles: una
lectura que recorra con placer los caminos de la utopía y de la fic
ción y otra lectura, crítica, los de la historia y el poder.
9 1 . V er n o ta s 2, 3 y 34 de este ca p ítu lo .
11 ihsi v h s o /»/1 a s i uní n a o
e o u e s p o n d o al \ \ t i ó l o i 'o ( ai I u u la d o r n I n •. p a i lc k ) y lo s l i s i a n t e '*
al M a y o r , al U u t ü n M e la n c ó lic o y «iI U n t a d o r d e O t o , I • ( o n t l
í'ü u l.u l d e lo s d i s u u s o s " p i o v o i a ” i'l c n t i e n t a u n e n t o , n > v il.» .1 U
C O nfU 'ntaC IÓ U Y s o n p r o p i c io s p a la M I l O lilllO H iU lO <«>11 . l l f t l l l M«-
to m a id e o ló g ic o ( d o m i n a n t e o n o ) c o n t e m p o r á n e o o p iec< d e n l e .
I \ discurso del Mayor está loim ulado como un plan de acción in
mediata, m;ls detenidamente operatorio que el del Astrólogo, los
discursos del Rufián y del Buscador de Oro son directam ente ins
trum entales, piensan y enuncian la manera de poner en m archa,
solventar y consolidar la sociedad planeada por el Astrólogo, son
su continuación, una consecuencia, lo apuntalan, le brindan un as
pecto más “ real” a través de la precisión de detalles y pasos para
su concreción: el Rufián Melancólico da a conocer el presupuesto
que elaboró para la explotación de prostíbulos y el Buscador de
Oro propone instalar la colonia en el “Campo Chileno” , lugar pro
picio para extraer oro.
Por otro lado, el discurso del Astrólogo es en relación al discur
so del Mayor, más paraláctico, más disociado, sin tanta jerarquiza-
ción de ideas, mientras que en el del Mayor crece la subordinación
y concatenación conceptual, es menos abarcador pero más unifica
do y aparecen en él las críticas a la política argentina y la única
Nota del A utor para negar que el discurso se refiera a la revolución
de 1930.
La confrontación del discurso del Astrólogo y del Mayor se hace
también porque ésta tiene una condición especial: es el único in
tegrante de la sociedad secreta segregado por la clase dom inante
y perteneciente aún a ella por formar parte de los cuadros del ejér
cito y, además, porque es el segundo portavoz ideológico del texto
después del Astrólogo. Así, instituimos en el interior del texto, en
tre dos partes del mismo, una relación no sólo de contigüidad sino
también de cuestionam iento, de diálogo; la interacción de ambas
puntas, su delimitación y alcances tanto como la adscripción a un
sistema ideológico cuyo perfil habrá que trazar, es uno de los obje
tivos de esta parte del trabajo. De la acción recíproca del discurso
del Astrólogo sobre el del Mayor (y a la inversa) surgen postulados
que se bifurcan en sentidos complementarios: una ideología de la
literatura y un sistema ideológico. Con respecto a éste pensamos,
como Macherey, que el arte elabora contenidos ideológicos ubi
cando la autonom ía del proceso estético en los operadores de trans
formación y no en los contenidos transform ados; por eso, adquiere
relevancia la confrontación de los dos discursos y su remisión a un
181
tercero no-dicho: el anarquism o y su omergcnciu en punloi clave
acoplados unos, p o lín ic o s oíros: lo que no se dice, lo encubierto
lo aludido tiene su propio espado que “significa” lanío como ¿
dicho. Lo que se silencia cifra su elocuencia, y la función de la crf.
tica puede ser recuperar esa elocuencia, “ hacerla hablar” .
I-I discurso del M ayor leído en co n traste con el discurso dc|
Astrólogo nos plantea una pregunta: ¿dónde hay anarquismo? En
los dos, pero siempre en uno en relación al otro, entre uno y otro.
Ls esc movimiento el que suspende el sentido y delinea el lugar de
una literatura que no corre tras la “ realidad” para reflejarla ni res*
ponde a ella brindándole un sentido puntual.
De la confrontación entre el discurso del Astrólogo y el discur
so del Mayor surgen tres evidencias convergentes:
92. Ib id ., p. 126.
182
EL DISCURSO DEL ASTROLO GO
93. Las tres consignas an arqu istas que se h icieron célebres fueron : ni Dios,
ni P atria, ni A m o.
94. D aniel G u erín , El anarquismo, Bs. As., P roy ecció n, p. 33.
95. Desde su n acim iento el anarquism o estuvo asociado a la u to p ía porque
en el siglo X V III los defensores del an arqu ism o se reclutaban entre el
cam pesinado con su p léto ra de co m u n id ad es u tó picas, sociedades reli
giosas e idealistas aristocráticos.
96. J. Grave, La sociedad futura, V alencia, F. S em pere, s/f, T. II, p. 15.
183
que los anarquistas no debían retirarse del m undo “ para fundar u
especie de Ciudad del Sol, habitada únicam ente por elegidos ”57 3
casi todos insistían sugestivam ente: “ N o nos torturan extraordúto
riamente los problem as futuristas que agitan el cerebro de algunos
cam aradas.. . ¿Debemos dedicarnos a p ro fe tiz a r sobre el mañana
cuando lo que urge es resolver las cuestiones de hoy?” 98, enuncia*
dos que señalan a m anera de indicios la estrecha relación anarquis
m o/utopía.
La enajenación del discurso u tó p ico hecha p o r el Mayor revela
una crítica al anarquism o por u tó p ico ; tam bién la omisión de un
planteo de los “ fines” , la elusión de una práctica discursiva tan pro
fusa como la del Astrólogo y el rechazo a hacer referencias univer
salistas y a repetir el tono mesiánico del Astrólogo, conllevan otras
críticas al anarquismo como m ovim iento histórico -c a si en el mo
mento de su d isolución- que pueden condensarse así: el malestar
por los problemas sociales era algo real y verdadero pero el modo
de asumir esos problemas por el anarquism o, la form a que les con
fería, la toma de conciencia que difundía, hacen surgir la pregunta
de si, en la larga lista de los males que había que solucionar no
debía incluirse esa tendencia a no concretar y siempre lista para el
“gran rechazo” . La crítica al anarquism o está im plícita en la cues
tión de los “fines” : el utopism o social del proyecto de “una nueva
sociedad más allá de la presente” tiene com o rasgo distintivo el
desdén de una prospección de los fines a la luz y en relación con los
medios disponibles; el anarquism o concedía escaso valor al éxito
político inmediato (enfrentándose así al socialismo) en favor de
una fe inquebrantable en la form ación de un “ hom bre nuevo”, in
confundible campo conceptual de filiación utópica; la crítica a las
relaciones de propiedad adoleció de todos los defectos que Marx
señaló en ella: abstracta, grandilocuente de expresión y retórica
de contenido; también aparece en el anarquism o otro rasgo común
con la utopía: la consideración del trabajo com o algo bueno y la no
bleza de los pobres, con lo cual la imagen anarquista de la vida
cobra caracteres de drama moral, un dram a en el que l o s individuos
se debaten contra los sistemas sociales.
La definición clásica del anarquism o es que defiende la liquida
ción inmediata de toda autoridad estatal y erige el concepto de abo-
184
lición casi opucslo al <le revolución; aboliciulo el diado, rl anar
quismo cicvó volver a las luenlcs del “oiden" (preexistente o nalu*
ral) que es, a la ve/, la i xpicsion de l<i aimonín social" que su/ye
de la naturaleza ii c las cosas pero, sobre lodo, de la naturaleza
humana." l;l universalismo y el moralismo privó ¡i los anarquistas
de su núcleo combativo: no entendieron el sentido de revolución
como apertura de nuevas posibilidades sino como una reducción
final de los problemas; el “espíritu redentor” del anarquismo quedó
absorbido, muchas veces, en la reforma de inspiración intelectua
(su idea de revolución comprendía dos fases: la abolición de la
clases sociales y la creciente asociación voluntaria entre los hom
bres).100 El anarquismo usó el concepto de “explotado” más difuso
99. Con el auge del industrialismo no había lugar para las pequeñas comuni
dades agrarias, esos refugios de descanso y alejamiento; el anti-industria-
lismo encuentra entonces su expresión en un abierto anarquismo que
rechazaba la autoridad y la centralización y apelaba a la nostalgia del
pasado; otra variante del anarquismo quiso preservar el sistema industrial
sin sus concomitantes: el capitalismo y el estado centralizado; así, el
anarquismo cree desdeñar la utopía sin aceptar la realidad de la política
y de la economía modernas.
Cuando Marx en El Manifiesto Comunista y Engels en el Anti-Duhring es
tablecieron las distinciones entre el socialismo utópico y el socialismo
científico, la utopía se convirtió en un problema intelectual en el movi
miento revolucionario mundial. Cuando Engels atacaba el socialismo
utópico, rehusaba la tendencia a pensar en términos de una sociedad
socialista delimitada, en un refugio como los falansterios de Fourier.
Aunque el marxismo comparte algunos aspectos de optimismo antropo
lógico, no prevé ningún “retorno a la naturaleza” ; a la espontaneidad y la
reintegración del hombre al estado natural, el marxismo opone la organi
zación planificada y la salida del hombre del estado natural para acceder
a un orden diferente (una palabra que caracteriza a las utopías es “armo
nía” ; al marxismo, “lucha”).
100. La historia del anarquismo se puede esquematizar partiéndola en tres
grandes períodos:
a) Mutualismo (1850-1870): su principal teórico fue Pierre Proudhon
{Qué es la propiedad, Bs. As., Americalee, 1946; Sistema de las contra
dicciones, Bs. As., Americalee, 1945; Las confesiones de un revolucio
nario, Bs. As., Americalee, 1947). Plantea como solución para los males
del capitalismo la libre asociación de los productores individuales; el esta
do era reemplazado por el contrato. La doctrina de Proudhon condensa
ba los intereses de los pequeños productores frente al capital. Marx cali
ficó a esto de “utopía reaccionaria”. La praxis inoperante de los
proudhonianos en la Comuna de París deterioró seriamente su doctrina.
b) Anarco-colectivismo (1870-1900): es la teoría sostenida, básicamente,
por M. Bakunin (Dios y el Estado, Valencia, F. Sampere, s/f; El estado y
E L D ISCU RSO N A R R A T IV O A R L T IA N O
186
EL D ÍSC U R SO D EL A ST R O L O G O
187
^s ol poder y lom am os las ruinas del discurso del Astro-
lU' >1 discurso del Mayor- com o cam p o de positividades y lo
V w lo partimos y extraem os cinco e n u n c ia d o s básicos:
JlYliiHm’»* 1 1
\ e (“l o que conviene, y no se asombren, de los que les voy a decir,
r\ Jarle a U sociedad un aspecto completamente comunista."]
188
K L D IS C U R S O DHL A STR O LO G O
189
EL D IS CU R S O NA R RA T I VO A R U I A N O
190
/ 1 n is a m s o n n . a s t r o l o <;o
luimos el velo to x ic o que oncubie la*. relacione* reales; que l.t crí*
lúa » l ‘N toim as alienadas tic pensamiento no puede r.cr realizada
¡vi un cnI\um/ v> conceptual, que el velo sólo puede ver disuclto
vu.iiulv' las condiciones sociales objetivas sean transform adas por la
>lxii\ulaü humana y que cuanto menos puede un sistema social
satistacei las necesidades históricam ente m utables de la m ayoría,
u n to mas espeso debe ser el velo ideológico que encubra esa caren
cia. bl discurso del Astrólogo enuncia carencias que se transparen
táis en la cantidad de logros a alcanzar pero tam bién los combina
provocando confusión, propone el engaño, la initificación lo cual
traduce la espesura del velo que se pone ante los ojos de los explo
tados (cuando el Astrólogo habla de la “ m entira m etafísica” evi
dencia que ella operará como cebo y obliga a reflexionar sobre la
metafísica como especulación que no sale de la esfera teórica y que,
por lo tanto, no puede acarrear ningún cambio).
Si un texto puede construirse tan to a partir de una ideología
como en contra de ella, las dos puntas están presentes en Los Siete
Locos: el Mayor enuncia algunos preceptos ideológicos básicos del
anarquismo, denuncia sus falencias cuando om ite la u to p ía y corro
bora su desintegración como m ovim iento histórico activo y las
reactualiza al proponer la dictadura porque con eso la sociedad
secreta se diluye, desaparece; el M ayor “ pone una bom ba” porque
disuelve con su propuesta final el discurso del A strólogo, su propio
discurso y las reuniones societarias.
191
i i>u lu realidad no sirve pura lu i l u m in a c i ó n de una realidad sjno
lu m h u 'n paia la f o r m a c i ó n ile u n a a c t i t u d crítica.
Y\\\ Los Siete Locos hay un discurso sobre el poder que se mues
tra entretejido eon otros en el discurso del Astrólogo y fatalmente
expuesto, “ despojado” , desnudo, al final del discurso del Mayor.
Ilablnr del poder y ejercerlo (de algún m odo): son las dos puntas
que surgen claram ente del texto y una pregunta básica agregada
que puede ser tanto el resultado de la lectura de esos discursos
com o un punto de partida para volverlos a leer: ¿qué es el poder?
H1 poder no es una propiedad sino una estrategia, algo que se
ejerce y no sólo que se posee. Que un grupo de marginados hable
sobre el poder, que manifieste el poder de hablar sobre el poder
que no tiene es la primera designación de un hueco, la emergencia
de un no*dieho. Un grupo de marginales confirm a el poder de hablar
sobre el poder pero saben que no tienen derecho a decirlo todo, que
110 pueden hablar de todo en cualquier circunstancia. Tabú del
objeto que el Astrólogo desconoce, ritual de la circunstancia que
respeta porque sólo habla de su sociedad ante un grupo que tiene
las mismas ideas en un mismo tiempo y en un espacio dado y dere
cho exclusivo o privilegio que ejercita: son tres prohibiciones y per
misiones que se cruzan, se compensan o se refuerzan formando una
red compleja que no cesa de modificarse; las zonas donde la red se
hace más intrincada son las de la sexualidad a la que el Astrólogo
alude muy brevem ente y siempre en el marco de su futura so
ciedad y la de lo político-ideológico en la que el Astrólogo gira,
permanece, entra y sale constantem ente.
El deseo de poder (porque tam bién puede hablarse de deseo)
juega entre el placer y el interés un juego singular. El Astrólogo
tiene deseos de poder que están articulados entre el poder efectivo
que ejerce en su micro-sociedad y el interés por el dinero de Barsut
que finalm ente obtendrá; en últim a instancia, el deseo tiende hacia
el dinero y la posesión de una mujer (Hipólita), deseo puro por lo
irrealizable (el Astrólogo cuenta en Los Lanzallamas que está cas
trado). Pero, hay otras mediaciones: el Astrólogo ejerce el poder
en su lugar marginal - d e allí su efecto conmocionante, cuestiona-
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EL DISCURSO DEL A STRO LO G O
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HL MBCUMIO DHL A8TH0UXÍ0
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E L D ISC U R SO N A R R j XT IV O A R U I A N O
“ C rear un hom bre soberbio, herm oso, inexorable, que domine las
multitudes y les muestre un porvenir basado en la ciencia. ¿Cómo es
posible de o tro m odo la revolución social?”
198
t'L DISCURSO DHL ASTROLOGO
199
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203
EL DISCURSO NARRA TIVO ARLTIAN O
204
I NDI CE
PR O LO G O .................................................................................................................... 9
I. A R L T -D O ST O Y E V SK I: U N M O D O D E A R T IC U L A R LA INTER-
T E X TU A LID A D ....................................................................... 19
1. La “h u ella” d o sto y e v sk ia n a .................................................. 19
2. Los relato s-co n fesio n es co m o ejes e s tru c tu ra d o re s ................... 24
3. O peraciones b ásicas e jec u tad as p o r el C o m en tad o r ................. 45
4. El fo lle tín m e d iatizad o p o r D o s to y e v s k i................................ 58
n . A R LT-B O ED O : L A C O N T E M PO R A N E ID A D DE D OS DISCUR-
• S O S ........................................................................................... 67
1. El Juguete Rabioso, Los Siete Locos, Los Lanzallamas: exhibi
ción, sín tesis, salto cu alitativ o .............................................. 67
2. El v í n c u l o ............................................................................. 69
3. El co rte, la im p u g n ac ió n , la d isid en cia, la c r ític a ..................... 77
III. EL G R O T E S C O A R L T IA N O . (E L PR O D U C T O D E U N A DOBLE
L E C T U R A .................................................................... ............ 99
1. El g ro tesco : u n ele m e n to o rg an izad o r f u n d a m e n ta l................. 99
2. P un to de p a rtid a y d e llegada de u n a serie literaria ................. 106
3. El e s p a c i o .............................................................................. 108
4. Inm igració n, c o n flic to g en era cio n al, t r a b a jo ............................ 112
31BLIOG R A F IA 201
Este libro se terminó de imprimir
el 15 de junio de 1987
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Paso 192, Avellaneda, Bs. As.