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CAPITULO Epoca colonial: la ilustracion y el seudoclasicismo CAPITULO la historia de la literatura argentina La tlustracion mo 5. Epoca colonial y el Seudoclasi Pelee Ment of de SOC TUERN PARTS Este fasciculo ha sido preparado por el profesor Dr, Bernardo Canal Feijoo, redac- tado en_el Departamento Literario del Centro Editor de América Latina, y ha tenido una lectura final a cargo del pro- fesor Adolfo Prieto. CAPITULO constituirs, a través de sus 56 fasciculos, una Historia de la Literatura ‘Argentina, ordenada _cronolégicamente desde la'Conquista y fa Colonia hasta nuestros dias. El material grafico con que se ilustraré la Historia, estrechamente vin- culado con el texto, brindara a los lecto- res una visién viva y amena de nuestra F literatura y del pais Cada fasciculo sera, a su vez, un trabajo organico y completo sobre un aspecto, tendencia, periodo autor de nuestras letras. En CAPITULO N° 6: LA EPOCA DE MAYO —LAS PROMOCIONES INTELEC- TUALES DE MAYO —LOS FACTORES IDEOLOGICOS —PERIODICOS DE LA EPOCA —LA POESIA CIVICA Y PATRIOTI- CA —JUAN CRUZ VARELA —LITERATURA COLONIAL Y LITE- RATURA ARGENTINA —EL DESAHOGO DE LA SATIRA y junto con el fasciculo, el libro LA LIRA ARGENTINA (seleccién). Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar La Literatura Virreinal La Tlustracién y el Seudoclasi- ‘cismo. —Desdo la muerte de Tejeda, fen 1680, debia pasar todo un siglo hhasta quo apareciera una individual dad relevante en la literatura riopla- tense, Mientras tanto, Ia actividad cultural se concentra en Cérdoba, ale rodedor del niicleo religioso que sigue evando a sus vitimos extremos la Mamada conquista espiritual. No sig- nifica esto que la labor cultural de las 6rcenes religiosas hubiese comenzado con la Universidad de Cardoba, aun- que a partir de entonces cobre en realidad un impulso profundo por conducto, ciertamente, de los jesuitas. Todas las érdenes, desde las primeras horas de Ja conquista, intervinieron de un modo o de otro en la vasta empresa de la conquista espiritual de Jas nuevas tierras: franeiscanos, domi- nicos, mereedarios, jesuitas, actuaron cada wa con sus caracteristicas pro- pias, dadas sin duda por los fines que las diferencian en tanto que érdenes distintas. Pero indudablemente eupo ala orden de los jesuitas la labor mis importante, hasta el extremo de que con el tiempo llegé a identificarse a Ja Compania de Jestis con esta tarea, de suerte que Ia labor realizada por ella fue Mamada “la misién” por anto- nomasta, La téeniea, por decirlo ast, de Ja conquista spiritual, tuvo en ‘manos de los jesuitas una’ magnitud ‘quizas sin parangén en la historia. No solo fundé en Cérdoba un colegio y tina universidad para la formacién de sus élites intelectuales, sino rriéndose al otro extremo, ‘como base y punto de partida funda- ‘mental ante la poblacién nativa lo que se Ilamé Ia “reduceién’, palabra que no expresa todo el alcance de la idles, La reduceién se proponia cons: tituir el drgano de educacién social asiva del aborigen. Significaba la turbanizacién, es decir, la concentra- cién, estabilizacion y_regularizacién de Ta existencia de las masas indige- nas, a la sazén dispersas, atomizadas, seminémades, Podria decirse que Ia Archivo Historico Hustractén para el libro de Nierembere (1705) de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar EI seudoclasicismo Inudablemente, en perfecta coherencia con el sistema de las nuevas ideas ‘que van a concertarse en la “Eneiclopedia” ~cientifjcismo, republicanismo, tolerancia, soberanfa popular—, surge cen el transcurso del siglo XVIII una nueva voluntad estética, franca reaccién contra los desbordes formales, el sensualismo, el Iujo y el aristocratismo del barroco de Corte ¥ de Iglesia. Se denoming neoclasicismo ‘este movimiento porque, asi como 1 Renacimiento habia reasumido las ‘concepciones e ideales del arte ‘sgrecorromano, de una expresién racional, armoniosa, basada en In claridad de la composicién, en la regularidad del ritmo, en la consideracién de las leyes biolégieas y geométricas, el neoclasicismo pretendia retornar al ‘ejemplo clisieo, que ahora, a diferencia de To ocurrido en el Renacimiento, se veia asociado a la idea de virtudes 7 fticas 0 espartanas, al estoicismo de los romanos, ete. En cierto modo, el neoelasicismo aspiraba a una reasuncién del clasicismo grecorromano con olvido del elasicismo renacentista, al que sentia como exento de esas : Virtudes antiguas. Y en este empefio se centregé a la imitacién que mis parecta tun ealco de las formas externas de ‘modelos clisieos. En el eampo literario, los modelos fueron easi exclusivamente =sobre todo en Américs Virgilio y Horacio, simplemente superti tuna forma fria 0 demasiado rigida para cl contenido que, histéricamente, ‘en ese siglo XVIII en que fermentan las grandes revoluciones sociales, pedia de por si formas nuevas. Esta incoherencia ‘sencial entre el idesl formal remotamente retrospeetivo y un contenido de ideas yy pasiones proyeetadas al futuro, ha hecho que muchos prefieran lamar al neoclasicisme, seudoelasicismo, esto ¢, falso clasicismo. En sus logros més felices, el seudoclasicismo anti <1 romantieismo; es un romanticismo larvado, que no ha roto todavia la cfscara. Dentro ‘del perfodo colonial argentino, son ejemplos de neoelasicismo, Lavardén (con fuertes tintes barrocos) mas netamente Lépez y Planes (en cuyo “Triunfo argentino” el elasicismo tiene aire de ejercicio escolar segiin los modelos virgilianos). Carlos 1 de Espaia Hivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar reduceién era la “ciudad del indio”, Ja cual, en opinién de Juan Manuel Peramés (1732-1793), historiador de Ja Orden, habria aspirado en cierto ‘modo a satisfacer el ideal de la polis pplaténica, pero partiendo desde Inego de Ia condicién conereta, etnogrifica y psicoldgica del indio americano; todo ello, por, supuesto, segiin los rincipios de la dosmdtica a cuyo servicio estaba Ia Orden. Las ms importantes reducciones, Ila- madas también misiones, fueron las del Paraguay 0 guaraniticas. Esto por varias razones, todas cllas implicitas en una fundamental: la de que estas reduceiones se hallaban establecidas sobre la frontera que separaba. los dominios de Ia corona espatiola de los de Ja corona portuguesa, en esta rparte del continente. Desde 1640, en ‘que Portugal se independiza de Es- ppaia, esta frontera se habia conver- tido en un punto de serias frieciones centre ambos poderes, y las misiones fesuiticas ali instaladas resultaron una barrera infranqueable para los reite- indos intentos de penetracién echos Tos portgneses esclavistas y eon- Frabanditas del sur del Bras Exo fue posible gracias a la organizaciin “de estas misioes que legtro a dis poner de ejéreitos propios, quiz me- jor organizados y equipados que los del propio gobiemo civil. Pero esta tisma circunstancia les granjed el re- elo del poder real, que, con motivo sin 4, y sin duda alentado por tos ‘enemigos de los jesutas, tuo un des- enlace desfavorable para la Orden. Gobernaba entonces Carlos TI, evyo Tiberalismo no_veia con buenos ojos Is reciente influeneia de Tos jesuitas en América. Y basindose en acusa- ciones enya legitimided no eorrespon- de analizar aqui decret6 la expalsiin de los jesuitas mediante un decreto fechado en Espafia en 1767, que fue Hevado a Ja practica estrictamente por el entonces gobernador de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucarelli Intervinieron en esta decisién factores de indole ideol6gica y politica, estre- Archivo Historico chamente vinculados con Ia situacién histérico-cultural de la segunda mitad del siglo XVII La obra cultural de los jesuitas. Sea cual fuere el juicio que los hi toriadores se formen sobre la actitud de Carlos TH ante Ia Orden do. los fesuitas en estas tiezeas, es objetiva- mente cierto que su expulsién, i bien favoreei6 el clima de libertad intelee- tual entonces tan necesario en estas tierras, de donde la medida politica fue positiva, en cambio provocd tan una interrupcién brusca de la Tabor que venia desarollindose en Ia soledad de los elaustros. La etno- srafia, la naturaleza, las lenguas abo- rigenes, fueron los temas centrales de sus tareas de investigacién, Obra de vordaderos precursores, han quedado de muchos de ellos trabajos que de- bieron ser completados muchas veces en el destiero. Merecen especial men- ceidn, por su vineulacién con. la. cul- tura argentina, algunos nombres de sacerdotes de diversas nacionalidades que cumplieron Ia mayor parte de su Carzera y'su obra en estas tiers, Ar gentinos, espanoles 0 Se otras nacio- nes europeas serdn rapidamente emi ‘merados a continuacién, aun cuando, como queda dicho, In naturaleza de sus trabajos escape del campo estrie- tamente literati Extranjerox: Padre Nicolts de Techo (o du Toict), francés, nacido en 1601 Yy muerto en’ 1680, autor de una His toria del Paraguay, editado por pri- mera vez en latin en Lieja, en 1673, Padre Martin Dobritzhoffer (1717. 1791), austriaco, que publied en 1784 una Historia de los indios abipones, en latin, Padre Florian Paucke (1719 2), alemén, autor deUn jesulla en el Paraguay. Padre Tomds Falkner (1707-1784) 0 Falcones, inglés, autor de Una descripcién de la Patagonia y. sus adyacencias en Sud América Francisco Xavier Charlevoix, frances, que eseribié una Historia det Para @uay; el Padre Antonio. Macchioni HIBBHREH ite EXPLICACION DEEL CATECHISMO} EN LENGUA GUARANI PORNICOLAS YAPUGUAT CON DIRECCION DELP. PAULORESTIVO DELACOMPANIA DE 3 End Peble dS MARIA Le Mage ‘ARO DE MDCCXXIV. Impreso de las misiones jesutticas de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar El establecimiento de las misiones jesuiticas obedecié a razones politicas y eclesidsticas de diversa significacién. Desde el punto de vista de las letras y de la cultura, la labor de las misiones fue considerable y variada, y su expulsién por Carlos IIT represent6 una interrupcién de estas tareas. Descuartizamiento de Tupac-Amaru (grab, de Ta época) CARTA CRITICA LA HISTORIA DE AMERICA Dt. Juan Buonsra Musor DON FRANCISCO ITURRI. 2. oe eransa ex 40819, AO BUENOS AYRES: Carta Gritiea de Turi Awchivo Historico de Revistas Argentinas | TEMPORAL YETERNO e1sot DE DESENGAHOS:CONLA ME Ye TRADY CIDORNLENGVA EVARMIOG 1oSEPH SERRANO ESPIRITVSANTO DMELCHCRLASSODELAVES| GAPORTO CARRERO Fortada del libro de Nieremberg www.ahira.com.ar (1671-1753), italiano, autor de Arie y ocabulario de la lengua tule y tono- cote Expatioles: Padre Alonso de Barza- na, autor de un Arte 1 cocabuleri, ramitica toba. Padre Pedro Lozano (107-1752), autor, entre otras obras de historia de la Compatiia y del Pa rguay, Rio de la Plata y Tucumén, dle und Deseripetin chorogrdfica det terreno, rio, érboles y animales de las dilatadisimas provincias del Gran Chaco Gualambo, y de los rtos y cos. tumbres de las innumerable naciones Bérbares que las habitan (1733). Pa dre Joxé Gnevara, autor de una Hisio- tie del Paraguay, Rio de ta Plate y Tucumdn, Dos destacados argentino el Padre Gaspar Juirez (17311904), santiaguerio, autor de Cartas edift antes de la provincia del Paraguay, Historia nattraly eclesiéstica det Virreynato, Obsercaciones fitolficas, etoétera, y ol Padre Francisco Tturri (1738-1822), santafecino, autor de Hic toria civil del virreynato del Rio de Ta Plata, y Carta critica sobre la Hise tora de’ América de T. B. Muioz (1780), de cardcter polémico, que tu- vo gran resonaneia en ‘ti momento, Toda esa Inmensa labor. —en parte todavia inédita, 0 en ediciones. sin expurgar— intetesn principalmente.@ Ja historia politica, o a Ta historia de Tas ciencias naturales y etnogrdficas, ol Hingis americana. Fue re Alizada tal como To permitian Tos mé- todos y recursos de conoctiniento 6 investigncion de la época, y no porkia descartarse de antemano la posbili: dad de que en ella existan péginas aque, desde el punto de vista de la forma, excediendo las estrictas neco- sidades de Ta historia o de Ta ciencia ‘quepan con holgura en el campo de ia Mteratura, La Corte Virreinal. — Poco tiempo después de Ia expulsién de los jesii- tas, que signified un fuerte golpe para sa cultura de tipo teocritico centra- da en Cérdoba, un factor politico de gran trascendencia determing un ver- Archivo Historico dadero desplazamiento de todas las actividades culturales hacia Buenos Aires. Se trata del establecimiento del virreinato del Rio de la Plata, con capital en la ciudad portefia, en 1768, a cuyo frente y con la jerarquia de Virrey fue eolocado el general Pedro de Cevallos, eélebre por sus triunfos rnlltares contra los portugueses, que habian invadido la Banda Oriental Conviene consignar brevemente. los factores fundamentals que influye- ron en la creacién del virreinato. Fue- zon de indole polities, econémico- fiscal, y culturales, sociales y psicol6- tticos. Som los siguientes: 1°) Politicos: la necesidad de descen- tralizar el gobierno colonial, despren- diendo tas regions el Rio de la Plata de la jurisdiceién del Pert, y colocéndolas asi en situacién de més Facil contacto con Ia metrépolis la ne- cesidad de concentrar estratégicamen- te los poderes de gobierno en funcién de la defensa de la frontera hispano- Iusitana, practicamente desmantelada desde Ia expulsién de los jesuitas, 29) Econémicos y fiscales: Ia doble presién de los intereses mediterrineos {ane pusman por encontrar salida por “el puerto”, y a Ja vez la de los inte- reses ultramarines que pugnan por ‘entrar por el puerto para volearse al interior del pafs; la necesidad admi- nistrativa de regularizar el trifico co- mercial, con un control eficaz que evite el contrabando, habilmente ex- plotado por portugueses e ingleses 39) Sociales, culturales y psicoléeicos: los nuevos vientos ideolégicos que soplan desde Europa y estimulan ansias latentes de autonomia: eréni- ‘eas emulaciones portefias frente a. los prestigios de Ja Corte limetia, alen- tadas por el sentimiento de creciente potencialidad de la capital rioplatense. Precisamente, un aspecto de la emn- lacidn entre Buenos Aires y Lima, encontraré, a poco de establecido ef nuevo virreinato, un franco reflejo en Ja famosa “Satira Literaria” del. pri- mer poeta virreinal argentino, Lavar- ia, Tras la expulsién de los jesuitas, y en parte como consecuencia de ella, se produce en el Rio de Ia Plata una considerable afluencia de técnicos y cientficos —gebgrafos, ingenieros, naturalistas— ‘que Megan adseriptos a las nes encargadas de la demarcactén de limites entre las colonias espafiolas uguesas. Civiles o militares, los “cientificos” no harian, en, parte, otra cosa que proseguir con método més riguroso los trabajos de investigacién de los jesuitas, aparte, es elaro, los que atefien directamente a sus funciones téenieas. Algunos de ellos permanecieron aos en estas regiones después de cumplida su misién, Cabe destacar entre ellos el nombre y Ia obra de Félix de Azara (1746-1821), que permanecié veinte aiios, y fue entre todos el que mayor tribute rindlé a Ia historia de la cultura rioplatense, con obras de permanente interés para el estudioso del siglo XVIII y eomienzos del XIX, como Ia titulada Descripeién del Paraguay y Rio de la Plata, ete, de Revistas Argentinas | www.ahira.com.a¥" CERTAMEN LITTLE! uc Lager, Eee deeper Thess Oe a ra biome Manus BEATIE, INQUAN.- VIRG DEL CARMEN il ree SANCTO,DEMUN,ERANCISCO ASGISIENSL, ose pai own yee am 2 eter AG, eeeneusternsumensss2esennesterse ‘Anunolo de un certamen en la Universidad de Cérdoba La consecuencia directa de la crea‘ del Virreinato, no podia ser otra que tuna verdadera polerizacién de todo fel mapa de la vida “argentina” hacia Buenos Aires. Pronto podr hablarse con propiedad del “Virreinato de Bue- nos Aires”, olvidando practicamente el nombre institucional. Se corta el cordén umbilical que ataba invetera- damente el Norte y el Centro del pais al Peri, y Cérdoba, sede de la ‘nica tuniversidad colonial, comienza a per- der su prestigio de capital cultural del pais, mientras Buenos Aires, hasta centonces “la ciudad mercantil", co- Imienza a despertar a la vida del es- piritu, Hay un sibito afloramiento de ‘energias creadoras que nadie parecta hhaber sospechado antes. Surge y_me- dura Ja figura del primer poeta “por- tefio” culto, Manuel José de Lavardén, que otorgard a la historia de Ta lite: Tatura la mds alta nota lirica de todo cl siglo XVIIL, y Ja primera tragedia de tema riopiatense escrita por un argentino, Su eélebre “Oda al Parané”, podria decirse que entroniza al rfo vocative en simbolo vivo de esa total polarizacién del pais, que el poeta vve al mismo tiempo como wna extra- versién necesaria rambo a Tas futuras srandezas de la pat Pero el poeta Lavardén representaba Ta vor.culta, que solo podia encontrar sentido y eco entre las clases ilustra- das. Y acontece que aquel despertar a la vida del espiritu, que coincide con el establecimiento del virreinato, alcanza también a las clases més am- plias de la sociedad, urbanas 0 ris- ticas. Empieza entonces a hacerse oft “La vor. del pueblo", impersonal pero tipica, “incivil”, pero vigorosa. Serd naturalmente gente culta la que se cencargue también de auspiciar esta vveta popular. No deja de ser signifi tative que se destague en esta. nueva corriente un sacerdote de amplia cul- tura, escolistica e “ilustracionista” al rmismo tiempo, pero dotado de_un agudo sentido ‘de lo popular: el ca- nnénigo Maciel. Juan Baltasar Maciel, — Nacido en la ciudad de Santa Fe, el canénigo Jan Baltasar Maciel (1727-1788) re- ‘liza sus. primeros.estudios en el Colegio Monserrat de Cérdoba, los prosigue en_la Universidad de’ San Felipe, en Chile, y se gratia final- mente en la de Charcas in uiroque jure (derecho civil y canénico). Se establece Inego en Buenos Aires, don- de gana prestigio como jurista y nonista, Cancelario —0 canciller— di rant as en el Colegio Convstoro ‘arolino fundado por el virrey Vert, Je es dado desde sus fumeiones vine Iarse en las anlas con muchos de los jévenes que en 1810 serén lamados a desempefiar un alto papel en Ia jor- nada. revolucionaria, Poseia una bi- blioteca cuantiosa, Ia més importante de todo el virreinato, en cuyos ana- {queles podian encontrarse algunas de lis obras que nutrieron el espirita revolucionario de aquella_juventud. Por todo ello ha podido Tamnérsele “el maestro de la generacién de Mayo”. La historia de las ideas no estima mayormente ~y en general ni siquie- ta ecuarda— ou obra de canonita y furista, que por lo deméis no oF) coe visto de tan rica biblioteca, Maciel se atrevia, al parecer con especial inte- xés, a Ja lectura, temeraria en su épvea, de las obras que definian el espiritu del “siglo de las luces’. Y compuso versos, que no llegaron a sor ‘estimados, y hasta no falt6 quien los juzgara imprudentes social y politicae mente. Pero. ocurre que_ es precisa- mente esta “imprudencia” lo que os ‘yuelve particularmente signifieativos, y hasta trascendentales para la his- toria de la literatura argentina La obra en verso del padre Maciel esti constituida por algunos sonetos Yun singular “romance”, destinados 4 exaltar los triunfos del gobernador Cevallos en la guerra con los portu- gueses. Los sonetos, de factura for- vada y deficiente, mezecerian en ge- neral ‘ser olvidados sino fuera por el espirita que los infunde. El estar Archivo Histérico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Planta de Buenos Aires (Da Sitoa, 1734) Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ais El Lazarillo de ciegos caminantes —obra que se atribuyé a Goncolorcorco, un mestizo que la firma, pero que en realidad fue escrita por el visitador Alonso Carrié de la Vandera— es uno de ‘més completos j amenos documentos sobre las costumbres, los tipos humanos y la sociedad americana de su época. Concolorcorvo Uno de los libros de mayor interés para In historia de Ta cultura argentina en el siglo XVIII no fue escrito por un natural de estas tierras, La obra, publieada en. Espaia en 1773, tiene este titulo explicativo ‘que pronto se haria famoso: “EL Lazarillo de oiegos camsinantes | Desde Benos Aires hasta Lim, con ¥Comisién que tavo por la Corte para cl areglo de Correos y Estaetas, Bituacién, y-ajste de Postas, desde Montevideo. /"Por don Calisto. Bustamante Carlos Tn, alias CONCOLORCORVO, natural de Cuzeo, ‘ave compan al referdo. Comisionado th dicho Viaje, ¥ excribié sus Extracts.” La historiografia da hoy por cestablecido que esta obra fue escrita por el propio Visitador en euyas Smemorias” se deeia inspirada. Razones circunstanciales habrian aconsejado a Carrié ocultar la paternidad; ast la obra fue publicada como escrita por *Calixto Bustamante Carlos Inca’, alias “Concolorcorvo” por el aspecto de su piel, “del color de ala de euervo", personaje real de vaga prosapia ineaica espuria, sin ntecedentes literarios, que se habria prestado a la supercher La obra supone al autor habiendo estado dos veces en Buenos ‘Aires: Ia primera on 1743, In segunda fen 1771, ya préximo el cstablecimiento del Virreinato del Rio de la Plata. Comprucha ‘en el segundo viaje el notable incremento aleanzado en las actividades generales, bajo el gobierno del “mejieano” Vértiz (gobernador entonces, més tarde Virrey), Es observador atento y prolfe, que capta bien el asgo significative. Parcee importarle nf todo To que ataite al pueblo en general, Las artesanias, los tipos y u305 comumes, Es el primero qque describe Tas costumbres de Gros “nron acids en Montevideo J los veeinos pagos”, que alli Jon conocides'con el nombre de Sganderios” (y no son otros que Tos que de este otro lado del Rio de la Plata se denominan ene y Peer “gauchos” por antonomasia). Es el primero {que connota el gusto particular My el abuso de Ia “copla’, ‘sto es, del verso entonado al comps {el instrumento, en las reuniones populares de Tucumén y Eantingo, donde se muestra dlescaradla preferencia por la copla erdtica y precoz, Este testigo atento, que observa todo con detalle, no da cuenta de haber encontrado en su ee ieee figna de ser m = Inteligencia collars, clentificn, poeta, profesor. Ni siquiers Cordoba, donde hay tna universidad ¥ un coleglo de prestigio Continental, si bien diverso al de ELLAZARILLO Te Soe trey tae Una SSNs one TOR eee tees Sayeeda Primera edicién del Lazarilo de clegos caminantes ‘No hay estudios pblicos exe n i aoe algunos evn jo hile a! Crdabs, y- otros a Santiago {de Chile, no apetecondo las ca La obra de Concolorcorve —0, para ser mais exactos, de Carrié de Ja Vendera— cabe sin duda cn Ia eategorfa de In de los ‘ronistas viajeros. La mayor parte de sus observaciones arrojan unt Iz suestiva sobre el cundro sociolégico argentino general de las vaperssvirreinaes Su testimonio da Ia impresion de objetividad y veracidad, aun cuando ‘el autor declaraba fiar més en Ia Fabula -o sea la imaginacién— ‘que en In Historia, para el hallargo 0 entendimiento de Ia verdad. Aspiraba a un equilibrio sutil en la forma literaria. Divi a los escritores en dos especies: Los eseritores-Planos y los eseritores-Corchos. Y él se complace en figurarse a si mismo de este modo: “Soy peje entre dos aguas, ni tan pesado como Tos unos (los Plomo) ni tan liviano como los otros (los Corcho)”. ¥ asi fue, (Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar wetiot edicados, como el “romance” a Ce- vallos, no es gesto de oficiosa pleite- sia ante el jefe del gobierno colonial; es ofrenda tributada al tres veces triunfador militar en la primera gue- 1a que comprometia los sentimientos patriticos y rligiosos m&s profundos del pucblo rioplatense: la guerra con tra “el portugués”, doblemente ene- ‘igo: politico, en sus ambiciones de poner la planta en Ja Banda Oriental; ¥ religioso, como aliado de los ingle- Ses protestantes (no faltando ademas quienes quieran Torzosamente ver en el portugnés un judio). ;Y por tres veces la guerra habia sido Mevada y ¢l triunfo aleanzado por el gobernador Cevallos “con solo tos valientes ga chos de Buenos Aires”, segin lo pro- clamara orgullosamente Moreno! La veta popular: Lograios © no lo- sgrados, los sonetos son tn exponente de 1a lirica culta; y siempre ha sido costumbre de pootis eultos glorficar las hazafias militares; Maciel procedid asi en sus sonetos. Pero también uti- Jizb con el mismo fin el “romance”, aque hoy encontrarmos mas valioso que todo el resto de su obra de pocta y jurista. “Canta un guaza en estilo cam- pestre os triunfos del Exmo. sefior don Pedro de Cevallos’ explicaba el titulo del zomanee, forma que en Ma- ciel asume rasgos muy particulates EI guazo cantaba ast Agui_me pongo a cantar debajo de aquestas talas, del mayor guaina del mundo Tos triunfos y las gazafas Hé de puja el cabaltero, yy bien vaia toda su alma que a los portugueses jaques hha zurrado la badanat Como a ovejas los ha arviado iy repartido en las pampas!.. Perdone sefior Cevallos ‘mi rana silvestre y guaca, que las hermanas de Apolo no habitan en las campaiias. ‘Ya encontramos ahi algunos rasgos constantes de la lirica gauchesca: el apronte inicial (aqui me pongo a can- tar), la exaltacién del corajo (Hé de puja el caballero.... como a ovejas los hha arriado), la modestia en el atrevi- miento (Perdone el sefior Cevallos, mi rana silvestre y guaza.... Curiosamen- te, la imagen batracia de la modes- tia gaucha ser4 literalmente repetida, cuarenta afios después, por Hidalgo: Después de los ruisenores bien pue- den cantar las ranas...) No hay noticias de que antes de Maciel algiin poeta culto hubiese cedido al antojo de encomendar a “un gua70” esto es, a un gaucho, en su propio Tenguaje, el canto al jefe de sus pro- pias victories. Por haberlo hecho él, Ia historia lo reconoce precursor dé la gauchesca argentina, Los contem- pordneos cultos se burlaron de los Conatos del padre Maciel, llamiindolo poeta “incivil, que entonces equiva- Tia a demagogo. Pero aun en el st puesto de que el “romance” careciera de todo valor poétien —lo que no es verdad—, tendria al menos este otro, que importa fundamentalmente a la oncieneia creadora argentina: que en aquella época el espiritu culto hax bia comenzado a mostrarse sensible 1 los modos populares, y_reconocta ya un “estilo eampestre” Uirieo, que 1 “romance” procuraba parodiar en serio, por asi decir -y 10 To hacia mal-, esta yez a un pretexto que hhabia’ merecido ya los honores de la lirica culta. Lustros después, las in vvasiones inglesas darian nueva. oca- sign y pretexto para intentos seme- jantes al del canénigo precursor. Y serd entonees otro poeta, de condicién eclesidstica parecida —el padre Pan- taledn Rivarola— quien los aventure, esta ver agresindoles una Nicida teo- ria del género, José Joaquin de Araujo En 1808 se publica en Buenos Aires, ceditada en Ia Imprenta de Nios Expésitos, una obra titulada Guia de Forasteros del Virreynato del Rio de la Plata, El titulo recordaba de algtin modo El Lazarillo de ciegos caminantes, dde Goneolorcorvo, publicada treinta afios antes. Pero no podia parangonirsele, ni ‘eon mucho, por su contenido y forma, Consiste simplemente en un detalle ‘esquemitico de los “tres estados” jerdrquioos del gobierno colonial: el Estado Politico, el Estado Eclesiéstico, y el Estado Militar. Una breve introduecién puntual algunos datos histéricos sobre Ia fundacién de Buenos Aires, No contiene ninguna referencia sobre los aspectos, squiera institucionales, de Ja cultura virreinal, Carece de todo interés para Ia historia de Ia literatura, y no se adivina el que podia ofrecer a “forasteros’. Su autor, José Joaquin de Araujo, historiador, fue uno de los colaboradores de El Telégrafo Mercantil. aba Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ars EI nacimiento del teatro Coincide con el establecimiento del Virreinato el surgimiento de las primeras expresiones de una dramitica propia, ‘esto es, que busca inspiracién en el tema y los tipos de la regién. Sugestivamente, las dos mayores cexpresiones inaugurales son, una Stagedia’, Siipo, de Lavardén, el més alto poeta culto de la época, y un Ssainete”, I amor de la estanciera, de tema rural, durante mucho tiempo atribuido al canénigo Maciel, el primer poeta que arriesga un romance *en estilo campestre”. Eran las dos puntas ‘extremas del género tocdndose en la ‘misma circunstancia. Por los dos extremos, pues, el de la conciencia culta y El de fa simpatia popular, se ve surgiendo ¢l teatro, el iénero en el cual el esptitu erendor pide publico, reunién en comin, Comunidad en el més amplio plano. El nacimiento del teatro auténtico, signficativamente, coincide con las imeras expresiones de esa lirica de | Seeeocesieore popular que anuneia a la gauchesca, Y ast como en el romance precursor del canénigo Maciel, la poética se desengola al popularizarse, el teatro al adoptar el ‘tema y los tipos locales se profaniza, apartindose para siempre —en la historia del teatro nacional del tema teoldgico de rigor en la dramitica colonial anterior al_Virreinato. Primer plano del” antguo Coliseo warchivo Historico de La obra literaria del canénigo Maciel inclufa, presuntivamente, un agi y expresivo sainete rural, El amor de la ‘estanciera, primero en su especie en Ia historia del teatro eriollo. Muchos cespecialistas niegan hoy a Maciel le patemnidad de esta pieza, En lla se presenta a un paisanito —un “guaso’— ‘que se gana los favores de la hija del fstanciero en oposicién con un pre potente rival, “portugués” por més sefigs. Como en el “romance”, saltan ‘a Ta vista en el sainete las simpatias popularistas del autor. Y si sucediera ‘que el sainete no fue realmente obra del canénigo, sino de algiin otto es ‘ritor culto, hoy injustamente ignora- do, habria que concluir que el eané- nigo no estabe solo, que su actitud ‘era compartida por otros, y esto cons- tituiria um indicio bien’ significative dentro del proceso de la formacién del espiritu creador argentino. Ya se verd, por ejemplo, cuando se estudie el gé- nero gauchesco, que Maciel deberd ser mencionado como un precursor. Manuel José de Lavardén, — 1a historia de Ja literatura tiene a Manuel José de Lavardén (1754-1809) por el tiltime poeta colonial y primer poeta portefo, eronolégicamente. Na- i en Buenos Aires, donde murié poco antes de la evolucion de Mayo. Cursa studios en las universidades de Chuguisaca, Granada, Toledo, Ma- arid, obteniendo, dicese, todos los rados de la Facultad de Leyes. Es quizls el argentino que pasd por mas universidades, y en cuya cultura do- mina més el’ sello de las espatiolas que de la americana, sutil diferencia que mereceria estudiarse con especial atencién. Pero, vuelto a su patria, no consta que haya eercido la profesién, © que en tedo caso se hubiese desta- ado de algiin modo por el titulo. Dicté cétedra de filosofia en el Co- legio de San Carlos, Alcanzé aureola Revistas Argentinas de pensador profundo, al par que de poeta inspirado. "Genio de orden perior —Hlegé a proclamarlo el cané- nigo Maciel, por la superioridad y universalidad de sus talentos.... su perfecta comprensiin de todos. los preceptos y rumores,mas reeénditos de la poesia”... que le otorgan “t ar en los primeros grados del par- ‘aso espanol”. Quizé sincera y cor dialmente ol candnigo exageraba. Pero podria decirse que esta exageracién afectaba més al volumen que a la calidad. Lavardén alter sus actividades en Ja ciudad con la atencién de intereses rurales en la otra Banda. Estuvo, 0 pudo estar, presente en las duras jornadas de las invasiones inglesas: pero no hay noticia del modo y- me- ida en que ellas lo conmovieron; y es en todo caso cierto que no inspi- raron ninguno de sus poemas, Cvando en 1801 el abogado, militar y funcionario espaiiol Francisco An- tonio Cabello y Mesa funda El Telé- grofo Mereantit, Rural, Politico, Eco- némico © Historiogrifico del Rio de la Plata, Lavardén goraba ya de alto prestigio como poeta; se lo habian ‘anjeado con creces dos produecio- nes: en 1786, cierta “Sitira literaria”, en elegantes tercetos; y en 1789, una tragedia en verso, Siripo. La Sdtira, con la que contestaba a un vate ‘mefio que se habia permitido menos- preciar a los poetas de Buenos Aires, arremetia contra la pléyade en bloque de los pootas limetios, ridiculizando con soberbia despiadada el bajo ser- vilismo de sus pretendidas cortesanias. Refiriéndose al pueblo de Buenos Ai res dice: El pueblo que de libre se gloria produce nobles almas que @ ninguno 4quisieran conceder la primack Y aludiendo al de Lima, afiade: que cualquiera sandez de un Lotracocha, www.ahira.com.ar La Rancheria (éleo de L. Mathis) Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.atr El reemplazo, en Espaita, de la dinastia de los Austrias por la de los Borbones, a principios del s. XVI, coincide con el comienzo de una época de renovacién en Europa, que culminard, en el mismo siglo, con el gran movimiento ractonalista ¢ iluminista que habré de tenir, necesariamente, toda la cultura de este periodo, De los Austrias a los Borbones: EI iluminismo Garlos Vy Felipe II, de In dinastia de los Austrias, habian Hevado a | Espana a Ia hegemonfa en el cuadro | del mundo occidental. EI esplendor hispano se prolongé todo a lo largo del siglo XVI, y el primer tercio del XVIL. Pero los descendientes de aquellos emperadores no fueron eapaces de mantener tan alto nivel, y ya a mediados del siglo XVIL, al par que se ve a Espatia en proceso de total decadencia —politica, econémiea y cultural, se asiste al ascenso de dos nuevas potencias que pronto se constituyen en el eje politico y espiritual del mundo: Inglaterra, como potencia maritima y comercial principalmente, y Franci principalmente espiritual. A Ia dinastia de los Austrias sucede | Ia dinastia de Ios Borbones en el gobierno de Espaia, al pasar Ia corona, | en 1700, a la cabeza de Felipe V, | nieto de Luis XIV, En las nuevas manos, la decadente Espaiia se iré abriendo a los nuevos vientos del pensamiento politico, econémico, social y filoséfico, que soplan desde Francia e Inglaterra, y que no son sino, ya maduros, los que habfa deseneadenado el Renacimiento, EI pensamiento inglés pondri el acento sobre el cientificismo; el pensamiento francés sobre los fundamentos filoséficos: Ia racionalidad el conocimiento (Descartes), el ‘como centro Archivo Historico de Revistas Argentinas {deal republicano (Montesquieu), la organizado en orden alfabetico, tolerancia religiosa (Voltaire), Ia soberania popular (Rousseau). Se llamé Enciclopedia, al repertorio, de Ia suma de conocimientos y doctrinas “modernas” en las distintas ramas del saber, pul segunda mitad del siglo X bajo In direecién de Di Yy que constituyé el resorte ico maestro de Ia Revolucién francesa (1793), y quizé de todo imiento politico a partir de la revolucién norteamericana (1776). Englébase el panorama de ese gran movimiento de renovacién general, que se inicia a mediados del siglo XVIL y abarea todo el XVIII, con los hombres de Hustracién, o Thu porque leva en si la fe on la omnipotencia de la razén y de la ciencia, no solo para el entendimiento de la realidad y la verdad, sino también para Ia debida conduccién social y el perfeceionamiento humano, Esta conviceién hizo parecer liito que los gobernantes se arrogaran poderes absolutistas, cuando se trataba de reformas sociales que, concebidus a la luz de las nuevas ‘ideas, se juzgaban convenientes al progreso social. Ast pudo hablarse de un “despotismo ifustrado”. Con este espiritu, los mis destacados ‘monareas espaiioles del siglo XVII, Fernando VI y Carlos II (1746-1785), asistidos de imbuidos de “ilustraci coneibieron diversas iniciativas para estimular Ia economia general y el desarrollo de los estudios cientifieos. Creéronse asi juntas 0 Sociedades de “Amigos del pais” para el fomento www.ahira.com.ar de Ia agricultura, el cs In instruccién piblica Aeademias de Mater: y Jurisprudencia, observatorios astronémieos, jardi Iaboratori de aquel pulsarse desde temprano en el plano do la ensefianza universit donde las ideas cu refrenadas por el jal, fundacién que al fin se las rechace 0 se acabe adaptindolas 4 los préconceptos do verdad es que no se I ) con su revulsivo fico y sus Cartas eruditas, de Jovellanos (1744-1811), estudios econémicos y politicos. Ambos pensacdores influyeron indudablemente en la formacién de Ia conciencia politico-social americana de la vispera de Ia independencia, www.ahir Manes La produccién poética y dramética de Manuel José de Lavardén, si bien no ha podido conservarse en su totalidad, representa, por el prestigio que alcanzé en su tiempo y por lo que de ella se aprecia en lo que ha llegado hasta nosotros, una de las més representativas expresiones de la literatura virreinal. TELEGRAFO MERCANTIL, RURAL , FOLINICO:ecoNOMICO, DEL RIO DELAPLATA FLCOROSELD FRANCISCO ANTOSIO CABELLO TOMO ll. ‘ENERO, FEBRERO, MARZO, ¥ ABRIL; ASO DE te, ‘cow Parvitecio exctusvo. 5 at ps Ya El Telégrafo Mercantil Oda al Parané, de Lavardé Agchivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Casa natal de Lavardén ‘aunque de todas luces esté ayuno Te parece de almibar y meleocha. El dramaturgo: De la tragedia Siripo s6lo se sabe con certeza que fue es- trenada con gran éxito el primer dia el Carnaval de 1789. Se ha perdido dl texto original, y se duda de la av- tenticidad de I copia de un frag- ‘mento, que unos historiadores suponen que corresponde al segundo acto, y ‘otros consideran indudablemente apé- crifa. Como lo anticipabe el titulo, el tema de la tragedia era el famoso episodio de la destruccién del fuerte de Sancti Spiritu, narrado en el capi tulo VIL del Libro Primero de Le Argentina, de Ruy Diaz de Guzmin. Gratuitamente —desde que no se co- rnoce 1a obra~ un ilustre historiador espafiol presume que la tragedia de Lavardén no habria sido sino un calco ‘empobrecido de la tragedia Lucia Mi randa, escrita y publicada en italiano ‘en 1784 por el jesuita valenciano Ma- ‘uel Lassala. No existe motivo alguno para tal suposicién; antes bien, en el aso de que Lavardén hubiese cono- cido Ta obra del jesuita extranjero podria conjeturarse que si decidié re- tomar el tema, no fue para copiar ese obra sino pars abordarlo de un modo que, en principio, ineumbia ante todo al espiritu amerieano, Lo sugeria cla- ramente el propio Lavardén al ex pplicar los motivos que lo habian e- vado a la eleccién del tema: “por su Aificultad” —decia— como tema “des- tituido de recursos, en donde no tie nen cabida los auxilios de la pompa palaciega ni los rasgos historicos ni mitol6gicos’. Fra ciertamente aspirar a Ta originalidad, apuntando en una direccién muy americanista, por asi decir: de tragedia al aire libre, en suelo recién deseubierto, sin historia todavia. Dentro de Ia légica histériea ceabria més bien presumir que la tra- gedia de Lavardén debiaremitirse como sin duda la del padre Lassala— al ejemplo neoclisico francés, que a mayor abundamiento se brindaba con modelos de particular interés para los americanos, como la Alzira,o los ame- ricanos de Voltaire. Y ciertamente abe a este mismo propésito recordar que la representacién de Siripo, aque- Ma tarde de los carnavales de 1789, fue precedida de una “loa” dramatica del propio Lavardén, titulada La In- lusa, también extraviada, y cuya pérdida habria que lamentar doble- ‘mente, pues se trataba de una obrita que hibria sido objeto de severa cen- sura oficial y sometida a prolijos re- toques antes de subir a escena, por haberla juzgado el censor muy: pene- trada “de la impiedad de los filésofos de esta era entregada al capricho y Ja corrupeién”. Aunque el censor nom- braba solamente a Rousseau, es obvio ‘que Voltaire era uno de esos fildsofos. Perdida, pues, toda la obra del dra- maturgo —que aparte de los_muy probables valores en si, habria tenido el de ser eronolégicamente Ia primera de autor portetio y tema rioplatense Ja gloria de Lavardén queda total: mente encomendada a los méritos de Ja mencionada "Sitira” y a la diltima de sus poesias, Ia famosa “Oda al Parand”, publicada_en 1801 en ol primer nimero de El Telégrafo Mer- cantil. Con posterioridad a la Oda, la lira de Lavardén se Tama a silencio, por Io cual los historiadores juzgan 4 éste el siltimo poeta colonial. Pero, de tener que atenerse a un punto de vista simplemente cronol6gico, hhabria que reservar el titulo de att ro poeta colonial para Vicente Léper yy Planes, que escribe “EI triunfo ar ‘entino” siete afios después de la “Oda al Parand’, y todavia antes de la Revolucién poeta: Paralelamente a la funda cién de El Telégrafo Mercantil, se habia concebido la de una Sociedad Patridtica que lo sostuviera, “sabio © lustre congreso” en euyo seno —decta Vicente Lépex y Planes Lépez y Planes Lépex y Planes nacié en Buenos Aires en 1785, hijo de padre espaol y madre porteiia. Cursé sus. primeros estudios en el Colegio Carolino y los superiores en la Universidad de Chuquisaca, donde se dectord en en derecho. Oficial del Regimiento de PPatricios, su_comportamiento en las jormadas de “la defensa” Ie valié cl sconso a capitin. Actus en el Cabildo Abierto de 1810. Marché al Norte, como seeretario del jefe del Tército AAuxilir y fue secrelario de Hacienda del Primer ‘Triunvirato. Diputado a la Asamblea del aiio 13, brevemente jpresidento provisional tras 1a renuncia de Rivadavia, fue ministo del gobernador federal Dorrego, y presidente del Tribunal de Justicia bajo el gobierno de Rosas, Gobernador de Buenos Aires después de Caseros, asistié en ese cardeter al Acuerdo preconstitucional de Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar San Nicolas (1852). Murié en su ciudad natal en 1856, a los 71 afios de edad, habiéndole concedido el ete al mriew de ser actor y testigo de la historia de su patria en el perfodo mas dificil, el de la liquidacién colonial. Proceso de medio siglo, Gamitieamente pautado por hechos tan Uwascendentales como las invasiones jinglesas (1806-7), Ia revolucién de Mayo (1810), las guerras de la independencia (1812-1820), le anarquia (1820), Ja tirania (1830-50), yy Is sancién constitucional (1855). cl prospecto— “la _metafisica, juris- prudencia, medicina y cirujia, quimi- ea, botinica, historia eclesidstica, civil y natural y todos los ramos de las ‘ciencias y las artes estén sentenciados fa sujetarse al estudio del ente racio- nal que, como amigos del pals y amantes de la patria, lucha continua: ‘mente con los errores y tinieblas. ..” Como era de esperar, dados los fines proclamados, Ia fundacién de la So- ciedad Patridtica no pudo euajar. Ni EI Telégrofo subsistit largo tiempo. Pero habia bastado el primer niimero (1° de abril de 1801), con la publ cacién de la Oda, para conmover pro- fundamente el ambiente y suscitar un soudoclasicista, que sigue los patro- nes peninsulares de turno (Quintana, Arriaza, Cadalso, Cienfuegos, Mora: tin); y Ia otra, popularista, que, si bien quizé también mirando al ejem- plo metropolitano, presta al. mismo tiempo ofdo a los gustos y modos populares locales, y caltiva ta letrilla satiiea, la décima intencionada, la fébula ridiculizante. El portefo La- vardén, en Buenos Aires, y el espaol Prego de Oliver, en Montevideo, se- rian los mayores representantes de la primera rama; entre los de la segunda, Ja mayoria de los cuules prefiere ef andnimo, cabe destacar el nombre de Domingo de Azenénage, portefo, que continuard produciendo hasta mucho después de la Revolycién Deste el estublecimiento det virret rato habjase tenido la impresién de haber entrado en una mueva ra del destino argentino; en la “Oda al Pa- rand” rey reeonocerse Ja irrapeién de un nuevo espirita ereador; el vate revelaba en cl rio epénimo, profética- mente, el simbolo de los destinos de Ia patea Augusto Parand, sagrado rio primogénito ilusire del Oceano, que en el carro de nécat refulgente tirado de caimanes, recamados de corde, y oro, eas de clima en elima de regién en region vertiendo franco suave frescor, y prédiga abundancia. : La gran corte ‘en grande gala espera. Ya los sabios fen tu dichoso arribo se prometen ‘muchos conocimientos mds exactos de la admirable historia de tus reinos. “Algiin pasaje mencionaba los mismos Ihechos heroiens que habian inspirado Jos sonetos y el “romance” de Maciel pero la “Oda” lo hacia para brindér= selos no a la gloria de Cevallos, el jefe de las victorias logradas a la ca- ‘beza de sus tropas de gauchos, sino 1 Ia gloria remotisima de la real pa- reja sentada en el trono, al otro lado del Océano: Ven sacro Rio para. dar impulso al inspirado, andor; bajo tw amparo corran como tus aguas nuestros Bers. No quedaré sin premio (ipremio (santo!) Llevardés guamecidos de diamantes y de rojos rubies, dos retratos, dos rostros divinales, que conmueven: tuno de LUISA es, otro de CARLOS. .. ‘Aun como convencién postica usual fentonces, hoy choea tanta cortesania, sobre todo en un sibdito colonial, ¥ fn un ambiente muy diferente del de Ja corte persana que el propio vate habia ridieulizado por su servilismo, Resulta dificil sontir y gustar hoy, al cabo de més de siglo y medio, esa “Oda” que, en el fondo, no hace otra cosa que sujetar a verso bien medido el programa inscrito en ol analitico titulo de EU Teldgrafo Mercantil, Ru ral, Politico, Econdmico ¢ Historio- tréfico, y en la exposicién de motivos de la malograda Sociedad Patrica. Esto es: sobreentiende on verso el conjunto de temas, tedricos 0 posi- tivos, del pensamiento social, natura~ lista, cientificista, progresista, del si- lo XVII. Ello en cuanto al fondo Avghivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar © contenido esencial de la “Oda”; en cuando a la forma, es espécimen ‘bastante singular del estilo lamado seudoclésico, con fuertes rasgos det arroco cortesano quo presume de cexquisiter. y refinamiento, y se goz en la alegoria y demés formas del derroche expresivo. Con un minimo de sensibilidad estética y conocimien to historico, nadie podré leer hoy 1a “Oda” sin ese asombro, y aun ese seereto agrado, que hoy se experi- ‘menta al contemplar un mueble co- Jonial de Iujo o un pilpito del siglo XVIII argentino. Las invasiones inglesas.—Todoel | Santiago de Liniers undo, en el Rio de la Plata, en toda América, en Espafia, el propio fran- cés Liniers, jefe militar de las tropas que habjan rechazado al invasor in- lés, los propios ingleses, todos coin- cidian en juzgar el desenlace un gene? Ancona triunfo del pueblo do Buenos Airs. La Oda que el joven poeta porteiio y oficial del ejército vietorioso, Vi cente Lépez y Planes, eseribe al dia siguiente de la hazaiia para gl carla, se titulé precisamente “El triun- fo argentino”, subrayando de entrada L su caricter eolectivo, esto ¢s, su eon- dicién de hazaiia cumplida por el patriotismo del pucblo. No fuera a suponérselo debido a ningiin jefe sin- gular, mucho menos si este jefe era | extranjero | Las exaltaciones del patriotismo al- | canzaron, pues, al estro culto, que sup tradueitlas a su manera en am- bas orillas del Plata: en Buenos Aires, por conducto de Lépez y Planes en esa “Oda”; y en Montevideo, del poe- ta y funcionario espafol Prego de Oliver en su “Oda en liras a la Re- conguista de Buenos Aires”. Pero el sacudimiento habia conmovido todos Ios estratos, y asf se asiste al mismo tiempo a un verdadero desencadena- Archivo Histérico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ae de la época exaltaron literariamente la victoria los invasores ingleses: entre ellos, inguidos fueron Pantaledn Rivarola y Planes. Simulténeame Reconquista de Bueno: rendicién de Beresford ne miento del estro popular (quizé anti cipindose al otro), que inunda todos Jos dmbitos de la cindad enorgullecida y envalentonada por el triunfo, con coplas, décimas, letrillas, romances, “cielitos’, glosas, redondillas, que cir- ceulan en su mayor parte cantadas al ‘compés del instrumento, algunas por ‘escrito (manuscritas 0 impresas), en general anénimamente, Lo que he podido llegar a nuestros dias de aquel tundnime desborde del alma popular, excitada por una hazafia que siente suya, se engloba hoy en el titulo de Cancionero de las invasiones. Pero no pudo faltar el espiritu culto, de alguna sensibilidad popular tal ‘vez mis fuerte por esta aptitud con- natural que por sus atributos de cul tura (como parecia tan evidente en cl caso del canénigo Maciel), que se sintiese tentado a asumir y concen- trar esa “voz del pueblo”, dispersa y tunivocs, para soliviarla a un plano aque, sin desentenderse de los usos Bustos liricos del “vulgo", Ia acercara al entendimiento culto. Esta fue la misién que en aquella extraordinasia circunstangia se arrogé, con notable coraje, el sacerdote y abogado porterio Pantaleén Rivarola Pantaledn Rivarola (1754-1821): Nacié en Buenos Aires el mismo aio que el pocta Lavardén. Inicia sus estudios cen el colegio jesuitico de Monserrat, fen Gérdoba; los prosigue en la Uni versidad de San Felipe, en Chile, donde se gradiia en el doctorado en ambos derechos. De vuelta en su pa- tris, dicta la cétedra de filosofia en ‘] Golegio Caroling; tiene destacada participacién en las joradas de las invasiones inglesas, y a su tiempo se ecide sin vacilar —como otros sacer- dotes argentinos— por la causa de Ia Revolucion de Mayo. Dos extensos “romances” dieron la medida de su inspiracién en ocasién de las inva- siones; titulé el primero: “Romance heroieo en que se hace relacién cir- cunstanciada de la gloriosa reéon quista de la ciudad de Buenos Aires, capital del Virreinato del Réo de la Plata, verifieada el 12 de agosto de 1806 —de un Fiel Vasallo de Su Ma- jestad y Amante do la Patria”—; y el segundo, firmado del mismo modo alegérico que el primero, esto es, omi- tiendo el nombre personal del autor: “La gloriosa defensa de Buenos Aires, capital del Virreinato del Rio de Ta Plata, verificada del 2 al 5 de julio de 1807". Lanzé el padre Rivarola ambas composiciones acompafiadas de tuna nota explicativa que ciertamente vale por una teoria del género ele- sido, En ella aclaraba que si, no obs- tante tratarse de una “memoria his- tériea”, I ofrecia con sus romances, fen verso y no en prosa, era porque “desde los principios del mundo ha sido (la poesfa) la que ha inmortali- zado... los hechos gloriosos de la religién y la gentilidad”; y que si ha- ciéndolo en verso no lo hacia en el endecasilabo de las poetas eultos sino fen “verso corrido” —romance ociosi labico, era “porque esta clase de ‘metro se acomada mejor al canto usa- do en nuestros comunes instrumentos, y por consiguiente es cl mas a pro- pésito para que toda clase de gente To decore y cante: los labradores en su. trabajo, los artesanos en sus ta- eres, las seioras en sus estrados, y la gente comiin por las calles y pla- os contemporincos cultos acogieron ‘con busla los romances heroico-popu- lares del padre Rivarola. Hoy no pa- recen nada desdetables. Eminente- mente eastizos —en esto diferentes del “romance de un guaso” del padre Ma- producto de elaboracién ti camente eulta, comportan empero de- talles y matices interesantes para el rastzeo de las races de la gauchesca criolla, ROMANCE HEROYCO EN que SB HACE RELAGION CIRCUNSTANCIADA ELA Gtoniosa RecoxguistA DE LA‘CLUDAD De BUENOS AYR, Ghplial dt Vreynto det Rio te ts Pty veiieda Wis 2 de Apaco. POR UN FIEL VASALLO DE 5. a Y AMANTE DE LA PATRIA, (Quis to peDica vorRece 4 LA MOY NOOLEY MUY LEAL cluDAD, Cah y Redes de te Cp eee COX SUPERIOR PERMISO aa BUENOS AYRES Bes Rea ingreta do No Bagby Uris de 80 Romance heroico de Rivarola Archivo Histdorico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.4# Fiel a la ensefianza clisica, Rivarola comenzaba con una invocacién; pero fiel también a su condicién sacerdo- tal, Iz invocacién no se dirigia a las musas y divinidades del olimpo pa- sano: Santisima Trinidad tuna indivisible esencia, desatad mi torpe labio ¥ pusificad mi lengua, para que al son de mi lira ¥y sus mal temapladas cuerdas él hecho més prodigioso referir y cantar pueda. Sesenta afios después Martin Fierro invoeard algo menos abstractamente: Pido a los santos del cielo que alum ren mi entendimiento Por primera vez en la poesfa compa- rece “el nesro”, y esta vez con nombre y apellido como en ningiin otro caso, y envuelto en una descripcién muy fentonada al gusto popular: Pablo Jiménez, esclave pardo, agreganclo au cuerpo . maravillas de valor y piedad al mismo tiempo, teste dia sefaledo ‘obré con gran lucimiento: El virrey Sobremonte EL virrey Cisneros jmaté él solo dos ingleses batallendo cuerpo @ cuerpo! En su media lengua entonces . el negrito oa diciendo: ; “Tira inglés y no me yerres, si me yerras eres mucrto Cuando ya se puso a tiro Te pone los puntos luego el bretén, y le descarga tl fusl, pero mi negro con ciceza sin igual se dejé caer al suelo, y por entre el humo corre hacia et inglés con denuedo y antes que este cargue el arma con su lanza le abre el pecho, Atchivo Histdorico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Lépez y Planes. No a Lavardén, sino a Vicente Lépez y Planes (1785-1856) cabria en rigor considerar el ‘timo poeta colonial argentino, por sa ode “El triunfo argentino”, escrita en 1808 para cantar las victorias del “pueblo de Buenos Aires” sobre las tropas lesas. La oda cafa, pues, todavia, Gronolégicamente, dentro de la histor ria colonial; pero también pertenecta fa ésta —lo mismo que la “Oda al Parané” de Lavardén, escrita en 1801 por sus rasgos formales, desde la impostacién ret6rica, tinicamente seudoclisica, hasta el gest. final, de tipo cortesano, con que brinda la ha- ‘zafia argentina a la gloria del lejano ‘monarca metropolitano: ‘A vuestros pes, monarca el mas {benigno, nuestro Jefe se postra, y nuestro {pueblo, de Ia efusién més tierna conmovidos, implorindoos sumisos la alta eracta de que erato admitéts estos servicios. ‘Admitamos nosotros que esta exage- rada reverencia constituyera nada més que una mecinica concesién al. pro- tocolo cortesano; pero nadie —salvo quiza los poctasteos limetios ridicul- zados décadas antes en la “Satira Literaria” de Lavardén— haba. sub- rayado tanto el servilismo. Aunque, bien es verdad, muy pronto veremos al poeta de “El triunfo” en mejor factitud, entonando las ardientes.es- trofas destinadas nada menos que a Tetra del himno nacional “Poema heroico en memoria de Ta hheroica defensa de Buenos Aires con- tra el ejézeito de 12.000 hombres que la atacaron los dias 2 al 6 de julio’, explicaba el subtitulo de “El triunfo’, considerado el poema “de mayor alien- to” compuesto hasta entonces en el Rio de la Plata, Consta de 1112 ver- 305 endecasilabos de pares asonantes, y una sola asonancia, alarde extra: Ar 47 La LIRA EL TRIUNFO ARGENTINO, POEMA HEROICO, UN MEMORIA DE LA GLORIOSA DEFENSA DE LA CAPITAL DE BUENOS-AYRES, CONTRA EL EXERCITO DE 12000 INCLESES, QUE LA ATACARON LOS DIAs 2 A 6 DE JUL10 pe 1807. POR D. VICENTE LOPEZ Y PLANES, CAPITAN DE LA LEGION DE ATAICIOS DE LA M1SMA CAPITAL. Bellam impotrunum, cives ; cum gente deorum, Tavictis que viris gerimus : quos aulla fatigant Prallia, pec vieti possunt abuistere ferro. Vino. Aueid. xt. Hiso (1) de Apolo, tu sublime acento Suspende un tanto, mientra el furor mio Lanzéndolo del pecho, 4 su sosiego Torno mi espiritu hora enardecido, Mi trompa es débil, celestial la tuya. Por eso teme el acorrerme Clio: Mas el triunfo alto de mi patria amada Al alma inspira ardor desconocido: Dexamelo cantar, dexa que ceda Esta vez mi rubor al patriotismo: Grata 4 mis votos, ven divina Musa, Bate tus alas, baxa del Olimpo, Y pues ensefias & cantar proczas, Pagina inicial de El Triunfo Argentino hivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar nz. . ERATE LEERESE RATS ALMANAK YKALENDARIO GENERAL, Diario de cusrto de Lunas segun el Meridiano de Buenos-Ayres, PARA EL ANO DEL SEROR DE 1739. los dias de Fits evan ete saad (4) Low ‘le se purdeerabaje (con obignion ‘ide) se sebalen con ol 8 ee Fenadon coo ce (1) EN BUENOS AYRES ee (Con lcencin: nla Real impress de lo Nios expstes.9 4 30 cola. Peysergery.eyrersey Almanaque impreso en la Imprenta de Nifios Expdsitos RAERRARSERRE AEA REAR RARE AL PEELE E ELSE ALLEY ELE ERE EEE YY nase aeeaaaenagasnnnst c NR OH gue Ed ORACION e3E STE TELGEET ESR eHSN SEES QUE HIZO EL GLORIOSO SAN VICENTE FERRER CONTRA LAP ESTE. ce * Gane tree sere Jeet tot pt ail ey Sues akaaansaneaette Otro impreso de la misma época ¢ imprenta ordinario éste siltimo en picza de tanta extensién, solo parangonable, aungue con desventaja, al del “Ro- ‘mance de mi vida" del ‘cordobés Te- jeda, que casi un siglo y medio antes alcanzara los 1832 vergos, en reta- ** hila octosikibica asonantada de rima iinica. Pero también ¢s cierto que si es Ia obra postiea de mayor aliento, en la poética rioplatense, “El triunfo”, merece ese titulo més por su longi tud que por sus valores propiamente oéticos, poco menos que nulos. La estructura formal recordaba escolar: mente los moldes. virgilianos més usuales, con Ja consabida invocaciéin a las musas y dioses del Olimpo pa- gano, la metifora mitolégica, Ia des- cripeién alegérica, tal como corres- onde al seudoclasicismo de la époea, Quien, Caliope sacra, al pecho mio podré inspirar arrebatante fuego para que cante con lenguaje digno a primera expansion de nuestras fucrzas?. El padre Febo que mirado habia el encuentro feroz, despavorido sus cabellos agita y se sepulta en las ondas del golfo cristal... El pooma de Lopez y Planes, que llama argentino al triunfo de los por- tofios frente al invasor inglés, pre- nuncia soterradamente —pues de mo- do explicito, ya Jo vimos, el triunfo es considerado espariol— al autor del Himno Nacional. Y, con esto, los tiempos inminentes én que el Rio de Ja Plata se liberaria del dominio es- pafiol, asumiendo el designio de cons- Uitwirse en una nacién libre e inde- pendiente. Ya se veri como toda la literatura de este periodo que se ini- cia en la primera déeada del nuevo siglo XIX, todavia bajo el sello del sendoclascisino, estaré comprometida con esa trascendental decision histé- iea y politica, y con la guerra de iberacién que ella trae consigo. A¥'thivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Buenos Aires a prineipios del s. XIX Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Bibliografia BIBLIOGRAFIA CENERAL Rojas, Ricardo: Historia de la literatura ‘argentina, Buenos Aires, 1925, Arrieta, Rafael A. Historia de ta litera- ‘ura argentina divigida por f...], Buenos Aires, Ediciones Peuser, 1958, BIBLIOGRAFIA DE LOS PRINCIPALES AUTORES ¥ OBRAS CITADOS Lazarillo de ciegos caminantes. Primera edicidn en Espafia, 1773. La Junta de Historia y Numismatica de Buenos Aires realiz6 Ja primera edicién argentina en 1908, precedida de un prélogo de Mar- ‘iniano Leguizamén, En 1942 se public cen Buenos Aires una nueva edicién, con tun estudio preliminar de José Luis Bu- saniche. Maciel, Juan Baltasar. Su produccién “de la que interesan s6lo sus obras en vyerso— no ha sido publicada integra- mente, Sus trabajos poéticos mAs signi fieativos estin incluidos en la Antologia die poetas argentinos, de J. de a C. Puig (Buenos Aires, 1910), en la “Revista de Ja Biblioteca Nacional” (tomo V), y en 1a coleccién de manuscritos de Juan Ma- xfa Gutiérrez existente en la Biblioteca del Congreso de la Nacién, Lavardén, Manvel José de. La (nia obra dramética que se sabe con certeza que le pertenece, es la tragedia Siripo, representada en 1789, y cuyos originales se perdieron antes de haber podido edi- tarse. Se cree que proyect® otras tres tragedias (La mucrte de Filipo de Mace- donia, La pérdida de Jerusalén por ta traicién de Tancredo, y Los Araucanos), pero no se tiene, a ese respecto, ninguna ‘otra noticia conereta. De su produccién lirica se conservan: la Sétira. Literaria (1786), la Oda al majestuoso rio Parané (publieada en el Telégrafo Mercantil, 1501), y algyin soneto y composiciones de cireunstancias incluidas en la Anto- logia de poetas argentinos, de J. de la ©. Puig (Buenos Aires, 1910). Rivarola, Pantaleén. Los dos romances sobre las invasiones inglesas fueron Dlieados en sendos folletos en 1807, an6- nimamente, si bien nadie ignoraba quien ‘era. su autor. Fueron luego incluidos, ‘con el nombre que levan actualmente, en la Compilacién de documentos rela. tivos a sucesos del Rio de la Plata desde 1806, publicada por Valentin Alsina y Vicente Fidel Lépez (Montevideo, 1851). Lépez y Planes, Vicente. Su tiniea obra importante de este periodo, el Triunfo Argentino, se publicd en. 1607. BIBLIOGRAFIA BASICA SOBRE LA EPOCA Y LOS MAS IMPORTANTES AUTORES Y OBRAS CITADOS Sobre la época: Gutiérrez, Joan Marfa: Noticias histdri- cas sobre et origen y desarrollo de Ta ensefianza piiblica superior en Buenos Aires, Buenos Aires, Imprenta del Si- slo, 1868. Peramés, Juan Manvel: “Diario 0 narra- cidn de lo sucedido a los jesutas del Pa- ragnay desde el dia de su arresto...” En Revista Eclesidstica, tomos VI y VI, Buenos Aires, 1906. Bosch, Mariano G.: Historia det teatro ‘argentino, Buenos Aires, 1910. Probst, Juan: Documentos para fa histo- ria argentina, tomo XVIII: Cultura. La ensenonza durante la época colonial (1771-1810) con introduceién de [J Buenos Aires, Facultad de Filosofia y “Letras, Instituto de Investigaciones His- téricas, 1924. Korn, Alejandro: Las influencias filosé- ficas en la evolucién nacional, Buenos Aires, 1936. ‘Torre Revello, José: “La primera socie- dad literaria que se proyecté fundar fen Buenos Aires” en La Prensa, Buenos Aires, 32 de octubre de 1989. 1s El libro, la imprenta y el periodismo en América durante la. dominacién espa fiola, Buenos Aires, 1940. Gaillet-Bois, Ricardo: Articulo en Revie ta de Historia de América, México, 1941, NPI, Gonzalez, Julio, César: Artéctilo en Bole. tin del Instituto de Investigaciones histé= ricas, Buenos Aires, t. XXVI, primera parte, junio de 1942, N° 80.03, ‘Trenti Rocamora, Ins: El teatro en la América colonial, Buenos Aires, 1947, Furlong, Guillermo: J. M. Peramés y st diario del destierro, Buenos Aires, 1952 Orgaz, Rail A: “La ensefianza de la Tosofia fen ol Virreinato del Rio de la Phital”. En Historia de la Navin Argen- tina, Academia Nacional de la Historia, 2 edicién, tomo IV. Sobre El Lazarillo de ciegos caminantes: Bose, Walter B. L.: “El Lazarillo de ‘iegos caminantes y su problema hist6- ico” en Labor de los centros de estic dios, Universidad Nacional de La Plata, Fioultad de Humanidades, 1940, tomo XXIV, NP 3. Sobre Juan Baltasar Maciel: Probst, Juan: Juan Baltasat: Maciel, el ‘maestro de la generacién de Mayo, Bue~ ns Aires, 1946, Sobre Manuel José de Lavardén: Gutiérrez, José Maria: Estudios biogrd- ficos y ertticos de algunos poetas sud- ‘americanos anteriores al siglo XIX, Bue~ nos Aires, 1865 Menéndez y Pelayo, Marcelino: Historia de la poesia hispanoamericana, Mae did, 1913. Bosch, M, G.: Manuel José de Lavardén, poeta y filésofo, Buenos Aires, 1944. Sobre Pantaleén Rivarola: Gutiérrez, Juan Maria: Apuntes biogrd- fieos de escritores, ovadores y hombres de estado de ta Repiiblica Argentina, Buenos Aires, 1860, Caillet-Bois, Julio: “La literatura colo nial” en Historia de la literatura argen- tina dirigida por Rafael Alberto Arrieta, tomo I, Buenos Aires, Ed. Peuser, 1958. Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar 2257 Cet ter de eee ee ona geen Ar Este fasciculo, con el libro LA LITERATURA VIRREINAL (antologia), constituye la entrega n? 5 de CAPITULO La historia de la orature sgentina ENTREGA Tas las semanas aparece na a un panorama completo a” propiament Precio del ) OP fasciculo ne més el libro: os bros constr Ia Argentina Fundamental" La aba integra —Hstera mds Bibiotece— se pblcard en 56 semanas Me agu el planeta obra, FASCICULO Introduccién: Los origenes Introduceidn: €1 desarrollo Introduccién: Los contempordneos Epoca colonial: del Renacimiento al Barroco Epoca colonial a Hustracién y ef Seudaclasiismo a época de Mayo Nacimiento de Ia poesia gauchesce La época de Rosas y el romanticismo Echeverria y Ia realidad nacional El racimiento de la novela: Marmol Fl nacimiento de fa critica: J. M. Gutiérez La prosa romantica: memarias,biografia, hist El ensayo en la época roméntica El ensayo: Domingo Faustino Sarmiento Desarrollo de la possta gauchesca José Hernénder: el Martin Fie La segunda generaciin roméntica: la poesta Lucio V. Mansila La generacién del ochenta: las ideas y el ensayo La genoraciin del ochenta: Ja imaginacion La "prosa ligera”y la irona: Gané y Wilde EL naturalismo: Eugenio Cambaceres La literatura social: José Miré FASCICULOS QUE APARECERAN POSTERIORENTE: ‘Seeder: 24, Ls lines omdntins ~ 25. La ota de sil: Ama tore 26.6 matwsnn ~ 27 Lecpoli Legoer = 28 Mofemline arate: targus Lats ~ 23 Raise ¥ peter (rego ce tates ~ 38 me peti Anti Ste ah ln pose do Enis Bc =a nova egeinei: Matec = 42, La arate fete: Bo 37. Ge Soodo~ £2 Darla ae lanl ie genrcn termed — 5. be ero io Martin Flerro- J. Hernandez - 192 pags. La gallina degoliada y otros cuentos - Hi 128 pags EL perseguidory ottos cuentos - J, Cotézar - 144 igs, Quiroga Los fundadores - Antologia - 96 pags. La literatura vireinal - Antologia - 120 pags. La lira argentina - 96 pags. Cielitos y dialoges patrdticos - Hidalgo - 80 pags. La época de Rosas - Antologia - 120 pigs. El matadero y Le cautiva - Echeverria - 120 pags. ‘Amalia (primera parte) - Marmol ~ 400 pgs. (Vol Esp.) ‘Amaia (segunda parte) - Mérmol - 300 pégs. Memorias del General Paz - Seleccién - 120 pags. EL ensayo roméntica - Antologia - 108 pies. Facundo - Sarmiento - 200 pags. Santos Vega - Ascasubi - Fausto - Del Campo - 108 pags. Esciitas en prosa - Hernandez - 92 pags. Versos roméntices - Antologia de Gutiérrez y An- rade - 120 pies. Una excursion 2 los indios ranqueles.(rimera parte) - L.¥. Mansilla - 320 pags. (ol. Esp) Una excursion Ios indios-ranqueles (segunda parte) L.V, Marsilla - 240 pags. La gran aldea - Lucio V. Lépez - 160 pégs. Juveniia - Cané - 124 pags. Sin rambo - Cambaceres = 144 pags. La balsa José Miré - 190 pigs. 3

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