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CAPITOL la historia de la literatura argentina El nacimiento de la novela: Marmol PAPI la historia de la literatura argentina 10. El nacimiento de la novela: Marmol Este fascfoulo ha sido preparado por la profesora Elvira Burlando de Meyer, redac- tado en el Departamento Literarie del Centro Editor de América Latina, y ha tenide una lestura final a cargo del profesor Adolfo Priete. CAPITULO constituira, a través de sus 56 fasciculos, una Historia de la Literatura Argentina, ordenada _cronolégicamente desde la’ Conquista y la Colonia hasta ‘nuestros dias. El material grafico con que se ilustrard la Historia, estrechamente vin- culado con el texto, brindara a los lecto- res una vision viva y amena de nuestra literatura y del pals Cada fasciculo ser4, a su vez, un trabajo organico y completo sobre un aspecto, tendencia, periodo 0 autor de nuestras letras. En CAPITULO N? 11: EL NACIMIENTO DE LA CRITICA: J. M. GUTIERREZ —BIOGRAFIA DE JUAN MARIA GUTIERREZ —LA POLEMICA SOBRE LITERATURA NACIONAL —LA HERENGIA ESPARIOLA Y COLONIAL —LA IDEA DE GUTIERREZ: SU OBRA CRITICA —EL CERTAMEN POETICO DE 1841 DE MONTEVIDEO —TEXTOS ESCOLARES DE JUAN MARIA GUTIERREZ y junto con el fasciculo, el libro AMALIA (tomo II) Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar sate uiget yes teens cc een" 3 gests tpl ‘Marmol es el ‘nico, dentro del mo- vimiento roméntico del Rio de la Plata, que cultiva los tres géneros: Ia Iitiea, el drama y la novela, Su produccién escénica antecede a los periodos de mayor actividad rica, Dos dramas simultineos, El poeta y El cruzado, ambos en verso y cine o actos, estrenados seguidamente en Montevideo en 1842, fueron sus vini- cas obras teatrales. Ninguno alude a Ja realidad histériea y no pasan de mediocres. La accién es Ienta y recargada, el diilogo foreado; evi- dentemente, Mirmol no es autor dra- mitico. Su facilidad como. versifi- eador y su talento para conducir los Giélogos dentro de la novela, nos hhacen pensar que no se slente cd- ‘modo en Ia convencién teatral, y que festa. circunstancia determina Ta po- bre calidad de sus obras draméticas, Como poeta lirico, es el autor de los yersos més famosos que se hayan eserito contra Rosas. El mismo. nos ‘cuenta, en una nota eolocada al pie de pigina en Amalia, cémo se ineid en esa actitud “Cuando en 1839 recibs, on Ia cércel y en los grillos de Rosas, el bautismo ‘ivico, destinado por él a todos los argentinos que se negaban a pro tuirse en el lupanar de sangre y los en que s6 revolcaban sus ami- 05, don Bernardo Vietoriea sé para conmigo ciertas atenciones que es- {aban absolutamente probibidis "Solo, sumido en un calabozo dons de apenas entraba Ia luz del dia por luna pequefia claraboya, yo no obvi daré nunca el placer que senti evan: do el jefe de policia consintié en que se me permitiese hacer traer algunas velas y algunos libros. ¥ fue sobre la Mama de esas elas que carbonic algunos palitos de yerba mate para tseribir gon ellos, sobre las paredes | de mi calabozo, ios primeros_versos contra Rosas y los primeros juramen | tos de mi alma de diez y nueve.atios, pase age José Mérmol (grabado en EI Sudamericano, 1890) EI nacimiento de la novela: José Marmol La fe de bautismo de Marmol En el Archivo General de Ia Nacién se conserva el original de la fe de bautisme del poets, que dice as José Pedro Crisdlogo Mérmol Zavalera Don Antonio Rasore, cura rector de le Parroquia de la Gatedral Norte, certifca que en el libro 24 de Bautismos, al folio 12, se halla la siguiente partida: En tres de enero de mil ochocientos dieciocho, con mi licencia, el presbitero don Feliz Saez, bautizd solemnemente, puso dleo y criszma a un paroulo, que nacié el dia dos del pasado, y se ltamé José Pedro Crisslogo, ex hijo Tegitimo dle don Juan Antonio. Mérmol, natural de esta ciudad y de dona Maria Josefa Zavalera, natural de Montevideo: fueron’ padrinos don Francisco José Segui y dona Maria Ignacia Bermicdes: a: quienes advitié el parentesco espiritual y demds obligaciones que contraian y por verdad lo firmé. Dr. Manuel Gregorio. Alearez, Concuerda con su original de que doy fe en Buenon Aires a veinte y sets de julio de mil ochocientos noventa y dos. Antonio Rasore. f de acer contra ean 9” por i : ’ ta m Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar_4 ae José Marmol es uno de los pocos integrantes del movimiento roméntico en el Rio de la Plata que cultivd con éxito los tres géneros —lirico, dramético y narratioo—, aunque su obra magna, Amalia, pertenezca a este tiltimo xy sea, en rigor, la que chment6 su fama, TL CRUZAD). g HA EN 5 ACTOS EN VERSO, ese wdawon, | Portada de la primera edicién de El cruzado EL POETA ACTO PRINENO poeta istorico de ’ 4 ina Sats! bertad de mi patria, todo cuanto he hecho y sigo haciendo, en ol lar- go perfodo de mi destierro’ Poeta de inspiracién, con gran in- tuicién Iiriea en el ritmo y la elec- cin de la palabra, versifiea con no- table facilidad, En 1841 recibe un accesit de poesia en el certamen con que anualmente los proscriptos hon- raban a Mayo en Montevideo, Pero su verso Jaudatorio, su canto “Al 25 Mayo en 1841", no logra ol vigor, la fuerza de su “A Rosas, el 25 de Mayo de 1843", Qui2ds sus imprecaciones contra el rano, famosas ya en su época, fue- ron las que hicieron decir a Sarinien- to: “Es éste el poota de la maldicién, ¥y sus versos son otras tantas protes- tas contra ol mal que triunfa y que los tiempos disipan sin eco, y antes de Megar a su direccién. La poesia tiene su alta conciencia del bien, quo no se atreve a tracionar por temor de empatiarse” (Viajes, De Valparai- so a Paris) Desde entonces y para siempre, Mér- mol pasd a ser “el poeta de la mal- dicién", sus poemas liricos quedaron para el piblico y Ja critica en un segundo plano, casi ignorados. Sin ‘embargo, es de Marmol el mejor poe- ‘ma largo de esta generacién: Can- tos del peregrino. El canto del peregrino, —Aunque es notorio —lo pruehan los epigrafes de sus poesias— que Mérmol cono- cia a Byron, Alberdi, que vivia con 41 en Rio de Janeiro en enero de 184, refor26 estos vineulos. Marmol experiment6 el deslumbramiento de Ia inspiracién roméntica, y ésta fue para él a invitaeién a intentar un nuevo camino, Emprende en estas circunstancias su viaje @ Valparaiso el 19 de febrero de 1844 con una ‘gruesa libretz donde comienza en A Rosas; Primera pagina de A Rosas de la edicién de Armonias, de Montevideo, 1851 Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar soguida Ja redaccién de su. poem. Ta poesia de Marmol mace siempre de episodios de su vida intima 0 de su vids eiviea. Los temas de sus pr ‘moras poeslas politieas se. los brin- 6, a manos Tenas, el gobierno de Rosas y sus persecuciones. Sus Can- tos del Peregrino (1844) provienen el escenario y de Ja aventura adon- de Io condiies su, Barco. Podlemos so- ‘uir paso & paso su itinerario y has- fa podemos aventurar que la bonanya Jo acompatia hasta le costa putagé nea (su canto V). Luego las tormen- tas que sorprenden al barco hasta casi hacerlo zzobrar le inspiran los Ulkimos cantos de su viaje lirieo, quo comprende un total de diez. A par- tir del cuarto, se describo el barco ¥ el paisaje sin precisiones mayores. Hasta llegar a las tormentas que im- pidieron al “Rumena” doblar el. Cabo de Hornos y lo obligaron a regresar a Rio. Los Cantos VII, VIII, IX y X no se publiearon munca. Hoy podemos leer Jos fragmentos “A Dios”, “Al mar del sur’, “La cimara” y “Las nubes” (ya incorporado este ltimo poema en la edicién de R. A. Arrieta de 1943), ‘que completan el viaje lirico y que fueron recientemente descubiertos, al estudiar el manuscrito inédito “de 1844. Este manuserito fue la gruesa libreta que acompafié a Marmol en su travesia, Los Cantos XI y XI pertenecen al Peregrino porque con- servan la forma de los anteriores y Ievan el mismo titulo; cantan el re- greso del poeta a Montevideo en 1846. Corresponden a otro viaje y a ‘tro estado de dnimo, Pero donde realmente Mérmol des- cauella como. primera figura en nues ‘ra historia literaria, es en el género novelosco, Porque si Los Cantos det Peregrina, escitos loos del teatro do Ja pasidn politica, permitieron al poe- ta dejar en libertad su_exaltaciOn It rica y volcada en un poema de ins- piracion romantica que, constituird Primera edicion ‘Bilge alter a Traducolén alemana de Walther de Tos Cantos del peregrino ara siempre Ja parte fundamental Ge'su poesia, debla ser en Ia lines de la narrativa, también dentro de Ja misma inspiracién roméntica, don- de con Amalia daria cima a una obra perdurable que reservaria para él nada menos que el lugar principal ‘en la historia del género. Pues pue- de decirse que con Amalia nace, en rigor, Ia novela argentina. La novela en tiempos de Mir- mol. —Es en cl Mérmol novelista donde se ve claramente que el ro- manticismo condiciona en nuestra tierra el nacimiento del género, Has- ta entonces, no puede hablarse en el Rio de la Plata de novela, El pre- cedente de Miguel de Learte, autor de un relato novelesco titulado Las ‘aventuras de Learte, eserito en Cér- doba en 1788, inddito hasta 1927 en ‘que lo dio a publicidad el padre Grenon (Diseursos_histérieos, tomo TV, Cérdoba), no puede considera se como tal. Lo mismo puede deci se de algtin otro caso aislado, como Ta curiosa novela de Juan Justo Ro- driguer, Alejandro Mencikow, prin- ipe y ministro de estado ruso, sabio fen la desgracia y ayo de sus hijos, ceserita en. 1822. En cuanto a los intentos hechos por Jos contemporineos de Mérmol, no ‘excedieron en rigor de tales, si bien, especialmente en las obras publica’ das pocos afios antes de la aparicién do Amalia, vo dejan de profigurar de alguna manera Tas tendencias de- finidas de la novela. Todas ellas son imaginativas y parten del cuento cor- too de la narracién de viajes. Poco después de Fl Matadero, de Esteban Echeverria, que el lector conoce ya como el primer cuento cabal escrito cen Ia Argentina, apareeo en El Ini- ciador, de Montevideo, en el afio 1838, El Hombre Hormiga, de Juan Maria Gutiérrez, Pero se trata de algo semejante @ un articulo de cos tumbres que Gutiérrez escribe con la intenetiin de trazar un personaje en el que se reflejara Ia deseripeién de ambientes propios del Buenos Altes rosista. 5 En 1849 escribe, en cambio, El capi- ‘dn de Patricios (publicado en 1874), que es una larga narracién de de: finido tono roméntico, La novela aparece por primora vez, antes de su edicién en libro, como folletin, en EL correo det domingo de B ros Aires, entre el 3 y el 17 de abril de 1864, Desarrolla allt una historia que se centra en el idilio de una valiente muchacha con un apnesto soldado. Gutiérrez era demasiado académico y erndito para dejarse arrastrar por las emociones, de modo que su novela no slo. resulta artic ficial sino que viera. deja. en= trever el clima social en el que se desenvuelve. Pero no deja de ser ésta la primera obra en prosa en la que resulta indudable el deseo de narrar una ficeién dentro de la cual Jas emociones y los eonflietos de los protagonistas son més. importantes que les consideraciones de indole ideol6giea 0 social Marcos Sastre, el promotor del Sa- én Literario, publica por su parte andnimamente, en 1840, un_intere- sante trabajo que se titula Cartas a Germania. La obra esti compuesti en forma epistolar, y por cierto que Ja personalidad del autor queda re- velacla en el contenido de las cartas. BE asunto consiste en Tas misivas que un marido triste envia a su mujer ausente, Germania, y en las que le habla de la nostalgia de su soledad, explicandole a Ia vez sus puntos de vista personales sobre la moral, Ia tociedad y'las costumbres. Muchas veces, levado por el tema mismo, el Jenguiaje se torna exaltado. De modo que, aunque no se trate de uns no. ela, Cartas a Germania no. deja do contener en si ei germen subsecuen- te de la novela sentimental, género Aschivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar eu CAPITAN DE PATRICIOS , JUAN MARIA GUTIERREZ, Be het ies Lise oP ese Edicién de El capitin de Patricios, de Guttérrex ‘que ha de desarrollarse en la Argen- tina entre 1850 y 1860, En esta etapa, la prosa de ficeién, ya se lo ha sefialado, asume formas muy diversas. Juan Bautista Alberdi, por ejemplo, eseribe hacia 1844 una narracién, Tobias 0 la cércel a la ela, que tiene earketer novelistico. Contemporinea del viaje lirica de Cantor del Peregrino, aparcee pu- Dlicada sélo en 1851, en. forma de folletin, en EL Mercurio, de Valpa- raiso, Chile. Alberdi cuenta, bajo el nombre de Bonnivard, su viaje en- tre Rio de Janeiro y Valparaiso en Ia barca “Tobias”. A pesar de que el hilo noveleseo de Ia accién es muy débil, la narracién mantiene su uni- dad y demuestra un sostenido afin ppor crear un clima propicio a la his- toria. Veinte afios después, en 1871, publicaré también una novela ale. gériea, PeregrinaciGn de Lus del Dia, que si bien no agrega nada 2 nues- ‘ra narrativa, no deja de ser una ieza curiosa, El género novelesco avanza_ en su desarrollo con la pu- Blicaciin de La _quena (1845) de Juana Manuela Gorriti, la primera novelista argentina, autora a la vez de una narracién que puede consi- derarse ya de manera indudable la primera novela corta de muestra Ii- teratura, Aparecié en La Revista de Lima (Jnana Manuela Gorvti residié en Peri), en 1845, y Iuego en Sue- fios y realidades, eoleceién de pro- sas de muestra autora publicada en 1865, La quena es un relato breve, pero tanto su concepeién como el tratamiento dado a los personajes y el clima creado, hacen de él no ua cuento sino especificamente una es tructura de tipo novelistico. Por pri- ‘mera_vez se crea en muestras letras un clima de misterio, de azar, de destino implacable al abordar el tema el legendario mundo de Tos ‘Incas. La accién se sitéa en el Pert colo nial, Ambito que la fértil imaginacién y el talento narrative de Juana Ma- Juan Bautista Alberdi (Pellegrin) Juana Manuela Gorritt (grabado en El Sudamericaiio) ) Archivo Histdrico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ag, Mitre en la época de la Asociacién de Mayo (Ignacio Baz) nuela Gorriti logran reconstruir de un modo realmente vivido. Serd otra novelista, en estas prime- ras manifestaciones de Ia literatura femenina argentina, quien dark en 1846 una nueva contribueién al gé- nero, Los misterios del Plata, escrita fen esa fecha por Juana Manso de Noronha, no fue publicada hasta 1899, es decir, casi medio siglo des pués de Amalia, La obra, segin consta en una nota del editor, no fue terminada por su autora pero si revisada por ella. Toma como pro- tagonista aun ciudadano de la épo- cca, un unitario ferviente, el doctor Avellaneda (que fue en realidad un hombre del gobierno de Valentin Alsina), y alrededor de sus conflie- tos con los federales crea el tema de su novela, sustentado claramente en una, tendenca antroita de im pugnacién y denuncia, Su segunda novela, La familia del comendador (1854), coloca su accién en Brasil, Tugar de exilio de la autora, y su tema se centra en Ia tirénica actitud de una dama aristocritica sobre su familia, Tirania que termina con la rebelién de una nieta que se niegs f@ casarse con su viejo tio. Inciden- talmente, la autora alude al trato que rectben los esclavos negros, y lo hhace con sensibilidad. La. primera novela es més bien histérica que de ficcién la segunda es una creacién imaginaria tratada segin los céno- znes roménticos de Ja moda literaria de entonces: Bartolomé Mitre ofrece en 1847 otra contribucién a esta plasmacién de Ja novela que viene operndose den- to del movimiento romatico, Pax Dlicada durante el: exilio de en La Paz, Bolivia, Soledad delata desde sus primeras paginas su fi ‘ein romintica. Soledad es una jo- ven de 15 afios casada con un hom- bre Ubertino y Inscivo. De esta si- tuacién de angustia y desesperanza Ja salva un joven primo, quien de- fiende en un duelo la dignidad de la joven. No deja de ser un esbozo de intento novelesco, y lo mismo pue- de decirse de Memorias de un joven hotén de rosa, una historia de pura Fantasia subjetiva. que Mitre. terml- 36 de escribir on Valparaiso en 1848, ¥ que tovo una ediciin ese mismo Ao. y otra en 1850, Se publicd a su vee como folletin (Soledad aparecié también del mismo modo en EU Co- mercio de Valparaiso) en una publi- cacién quincenal de. Valparaiso la: tnada La mariposa. El tema estriba on las reminiseencias de un pimpo- Tio, ahora muerto. y guardado entre Jas hojas de un Wibro, Eas cosas belles “el pimpollo~ son las més desgra- adas, puesto que slo. sven de distraccién y adoro y terminan ol- vidadas. EI autor se apoya en este Densamiento para imaginar las eio- ciones, de la flor y trasladarlas sim- Halicamente a wna aetitid humana. Al final de la obra, una bella joven- Cita, frente al pimpollo seco entre las hojas de su album, vuelca en él sus sentimientos identificindose con Ia flor. En este orden cronolégico, en tanto que etimulo de experiencias narra- tivas previas a Amalia, no puede de- jar de mencionarse a Facundo, de Sarmiento, aun cuando debera vol- verse sobre él en su oportunidad. $i bien no cuadra dentro del_género novelesco, este ensayo sociol6gien, polémico, evocative, no dejé de jer ccer una jnfluencia extraordinaria. s0- bre nuestra narrativa, desde su apa- ricién en Santiago de Chile en 1845, Entre otras cosas que serin andl zadas cuando se estudie a Sarmiento, Sa tpificacién del xaucho y de la ampa, de la personalidad que sur- ge de un medio telirico determina- ddo, ha tenido una influenefa directa obre casi todos Ios novelistas que fueron sus contempordneos y aun los que le sucedieron, En el caso de Mizmol, por ejemplo, baste decir que el autor de Amalia To signe puntual chivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Goraceros (Carlos More!) F vo His José Mérmol es nuestro gran novelista romdntico; pero es0 no significa que sea el tini . Juan Maria Gu Vicente Fidel Lopez, Miguel Cané (padre), Juana Manuela Gorriti y Bartolomé Mitre, entre otros, crean obras novelescas jicles a la estética dominante. Viconte Fidel Lopez ‘Miguel Cané (padre) mente en el capitulo VIII de la IV parte, Anticipemos antes de abordar el es- tudio de Marmol novelista, otras ma- nifestaciones narrativas de la época | alin posteriores a Amalia, En 1856, Francisco Lépez. Torres (1839-1871) publica La huéefana de Pago Largo, otro intento de pintura e impugna- iin del régimen rosista, donde se relata el arrepentimiento de un ofi- cial federal que ejecuta una ven- ganza apoyade en la fuerza que le da la mazorea, y en cuya accién ceaen vietimas de su furor la beroina de la novela, su novio y su familia, Un afio después, en 1857, aparece EI prisionera de Santos Laigares, de Fedlerieo Barbaré (1825-1893), Il au- tor es un militar que intervino en Caseros, en Cepeda y en Pavan. Su ‘contacto con los indios lo Mev a escribir otras dos obras: Usos y cos- tumbres de los indios pampas (1856) y Manual y vocabulario de la. len- gua pampa (1878). El tema de su novela se centra en un propésito de denuncia cuyo objeto es mostrar el modo en que la Federacién hacia uso de su, poder politico para satis- facer venganzas personales. Repite pues, en parte, el tema de Lépez Torres Puede mencionarse al fin La novia del hereje, novela de Vicente Fidel Lépez, publicada en forma de fo- lictin en El Plata cientifico y lite- rario, en 1851. Lépez trata de atraer a su piiblico hacia el conocimiento do las tradiciones argentinas, y asi esta novela refirma el eamino de la novela histériea, en rigor una rama de Ta novela roméntica, en nuestro pais. Se enfrentan en ella, a través de los personajes del virrey y de la Ingulsicién, cl poder del pasado his- piinico y las fuerzas hostiles a éste encarnadas aqui por el pirata sir Francis Drake. La aceién esti sie tuada en el Peri colonial. En 159, Lépez publica una segunda novela histérica, titulada La loca de la guardia A cow, Rouse pp un 2a crate ol lat oa 5 velas, sobre todo por Jas novelas es- ‘critas por argentinos. Estas obras, ea ioe aan Soca colodeean ag ra my lene oa soa aoe iy ees cota las bibliotecas de donde sélo la cu- thst el edt pode paca las. Los nombres de sus autores han ‘iy alias S90. menconsros rie Shuma Maa Cana autora de Lucia Miranda, quien re: ion cir ae rn Unbendon Po Pale ecto oy Sao neem aca ae iid oo 18 Marmol novelista: Amalii Pero en ninguno de todos estos in- tentos, como tampoco en las novelas de Miguel Cané (1812-1863), padre del autor de Juvenilia, entre las que pueden meneionarse Esther (1851), Una noche de bodas (1858) y La jamilia Sconner (1858), ambas de corte roméntico, Tega conformar- se el comienzo real del género no- yelesco en el Rio de la Plata. Como ya se dijera, esto se produce s6lo con Amalia,” publicada en 1851 en cl suplemento literario de La Sema- na. Por este motivo, Amalia debe ser considerada como nuestra pri- mera novela, surgida dentro de la Tinea roméntica, tendencia que a su vez expresa de un modo mas cabal que ninguna ota, Ya su propio tema es una innova- cin, No se diluye en hechos con- vencionales y_subjetivos, sino que agpira a mostrar una realidad his- torica, cargada de “color local”. Inspiran al poeta los acontecimien- tos de Buenos Aires durante 1840, Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar | | , Marmol y Manuelita Rosas Entre los trabajos anteriores 4 Amalia, figura un opisculo titulado: Manuelita Rosas. Rasgos biogrificos. Tres ediciones en un ano prucban Ia popularidad que ‘conguisté esta obra que, sexin To afirma el autor, aleanzé resonaneia no slo en la misma Buenos Aires, sino en Europa. En el prologo de In tercera edicién, publicada en Montevideo en 1851, dice Mirmol: A le aparicién de este pequefo trabajo, que dimos a la prensa al atio anterior, nos sucedié. To que a ta persona que describsmos en él, es decir, unos nos Tevaniaron a las nubes, otros nes bajaron a suelo, En la prenso de Paris y de Londres, donde este trabajo se ha reproducido, hemos sido lamados imparcials, justos, ete. En la Sala de Representantes de Rosas hhemos sido tratedos dle criminals, de traidores que ostbamos decir Gue el cariioso padre de Manuela labraba ta desgracia dle su querida hija. El cjemplar de esta obra dedicado & Manuela Rosas por el mismo Miirmel, pertenece hoy una coleccién particular. Lo cuioso 5 que Rosas no solo no destruys este ejemplar sino que lo conservé, ‘cireunstancia que Je ha permitido Megar hasta Iuestros dias Es interesante que Ta figura de Manuela Rosas’ que recogieron Ja tradicion_y I historia es la que nos dejara pintada Marmol, sea éta realidad o fantasia, ‘Aunque en el retrato no todas son alabanzas, se salva Ta figura de Manuela y ésta adquiere para siempre su papel de mediadora entre el caudillo y el pueblo, Asi, afirma entre tras cosas: Manuela oye a todos; recibe a todoy com afbilidad y dulzura EL plebeyo encuentra en pe ta etteeeisee el rostro. El hombre de clase halla cortesta, educacién y talento. Manuelita Rosas (Fernando Gareia del Molino, musco de Lujén) MagveLa aosas, ‘asses mosnhviecs, Portada de la primera edicion de Manuela Rosas Para justficar muchos de los rasgos de Manuela Rosas, que tenia apenas 18 afios cuando su padre subié al poder por segunda ver, Marmol pinta ef ambiente y el momento’ en que Je tocé actuar: La sociedad entera. sufre un eueleo completo a la voz det cauilo gaucho, que arrojaba toda la barbarie de la pampa sobre los elementos que la Civilizacion habia trabajosamente esparcido. La clase corrompida y oscura de ta sociedad, surge ‘improcisadamente det Cataclismo piblieo, y ocupa @l ranzo de'la clase culta y esclarecida por el nackmiento 0 por las aeciones. Clase en ‘minoria, sofocada pronto por la irupeidn de los vdndalos que la incaden; y desde entonces, progresicamente, ideas, habitudes, costumbres, gustos, sucumben con las personas en et destierro, en las cdrceles 0 en el catato, Buenos Aires empieza a desaparecer. La casa del Atila pampa abre sus puertas a une muchedumbre de ural al cinto, que venia a la tapital a reivindicar ta. barbarle el einismo de las pulperias y del rancho, desterrados siempre de ta culia y orqullosa capital, en todos los tiempos y bajo todos Ios gobierns. Mirmol concluye asi el retrato de Manuelita: pues ella no es méx que tina mujer desgraciade, que sin ser un éngel de bondad, no es tampoco un genio del mal. Una mujer que hubiera podido ser excelente con otra educacién y otro padre: pero a quien ni su padre ni su educacién han conseguido hhacer mala, rigurowmente hablando, ._ Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ae Portada de La Semana, periddico escrito por Mérmol en su exilio de Montevideo Agchivo Historico de el Hamado “alo del terror”, entre el 4 do mayo y el 5 de octubre. La situacién iniema y extema le- van a Rosas a una persecucién més encarnizada de sus opositores, quienes pone el, comin denomina- dor de “unitarios”, quizis para apro- vechar el federalismo de las provin- Cias, Pero estos jévenes no eran ni tunitarios mi foderales, segulan a la ‘Asociacién de Mayo. Asi, dice Eche- verria en Ojeada Retrospective “La sociodad argentina entonces es- taba dividida en dos facciones irre- conciliables por sus odios, como por sus tendencias, que se habian largo tiempo despedazado en los campos de batalla: Ia faccién federal yen- cedora, que se apoyaba en Jas ma- sas populares y era la expresién ge- nnuina de sus instintos semibarbaros, ya faccién unitaria, minoria ven: ida, con buenas tendencias, pero sin bases locales de criterio. socia- lista y algo antipética por sus arran- ques soberbios de exclusivismo y supremacia. “Habis entretanto crecido, sin mez- clarse en esas guerras fratricidas ni participar de esos odios, en el seno fle esa sociedad, una’ generacién nueva por su edad, su educacién, su posicién, debia ‘aspirar y_aspi- raba a ocuparse de la cosa piiblica” A pesar de eseribir on el afio 50, es fl 40 el que interesa al escritor, que tiene la yoluntad de ofrecer un cua- dro histérico. Casi convierte su no yela en un documento, excede el inteneién es lami mente en la “Explicacién” que pre- cede a su obra, fechada en Monte- video, en mayo de 1851. Alli ex- presa: “La mayor parte de los personajes histéricos de esta novela existen atin, y ocupan la misma posicién politica © soolal que en la época en que ocue rrieron los sucesos que van a leerse. Pero el autor, por una ficcién cal- Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar JOSE MARMOL Portada de la primera edicién de Amalia culada, supone que eseribe su obra on aliunas generaciones de por me- dio entre y aguéllos. Yes esta Ta razén por que et lector no halla nunca en presente los tiempos em- pleados al hablar de Roses, de su familia, de sus ministres, etcétera. EL autor ha oreido que tal sistema concenia. tanto a la mayor claridad de la narracién. cuanto ‘al porvenir de la obra, destinada a ser leida, como todo’ lo que escriba, bueno © malo, reltivo a la 6poca dramé- tice de la diotadura argentina, por las generaciones venideras, com quie- nes entonces se armonizard perfec- tamente el sistema, aqui adoptado, de deseribir en forma retrospectica personajes que viven en la actuall- dad” Este cuadro refleja una realidad compleja, cambiante, pintoresca, Duscada por el romanticismo. Se ad- vierte enseauida que la voluntad del autor es limitar lo imaginario dentro de Ia novela. Su cuadro_histérico debe ser itil, con proyeccién social Asi, en una nota colocada en la quin- ‘a parte del capitulo Ide su n0- vvela, Mirmol explica: “Entre los euriosos documentos inéditos que poscemos hoy de tiempo de la dic tadura, se hallan las famosas “clasi- ficaciones’, de que tanto se ha ha- lado, y que comprenden mueve mil ‘euatrocientos euarenta y dos indivi duos; comenzadas en 1835, y con- cluidas, parece, en 1844. “Cuando eseribiamos la Amatia en el destierro, nos referimos a cllas, pero, como se comprende, no poseiamos entonces los documentos. Hoy, que estin en nuestro poder, insertamos fn el texto de la obra, que se_con servaba inédita, una peque parte de ellos para que se vean el ‘orden y Ia prolijidad de esas tables Buenos Aires, 1855,” ‘A pesar de esta declarada voluntad documental, Ia novela exagera las tintas del cuadro y acentia sus con- tastes. Destaca con oposiciones cors- Archivo Historico Degiiello federal (leo de C. Bernaldo de Quirés) de Revistas Argentinas | www.ah a.cOM.ap7 Autobiografia de Marmol Eee ne ee ‘se conserva en la Biblioteca del Grote Pa (eres manuserito, Caja M, Carpeta 49, Tegajo 1), fechada en Rio de Janeiro 1 26 de marzo de 1846, Marmol relata de este modo su biogral “Yo nacf, amigo mio, el 4 de diciembre de 1818 en esta tierra, «que por ironia de lo que habin de ser mis tarde, se lamé Buenos Aires. "Ese afio debié ser de seca y ese dia de vigilia pues naci enfermizo y con una propensién a comer bien {que no se me ha quitado tedavi debi6 ser aio de quiebras, pues he vivido siempre en una completa Danearrota, "Mis estudios primarios los hice en el bajo y no en Io de Sinchex donde me mandaba mi madre, porque siempre tuve una aversién irresistible 1a los maestros de escuela, y una vocacién ardiente @ jugar con las olas del mar, indicacién misteriosa de mi destino futuro. * Como no sabia leer a los 10 afios se me tomaron maestros en mi casas pero a uno Io eché mi padre a ‘pezeozones porque so puso a enamorar a mi hermana mayor, y a otro lo emborrachaba yo todos los dias ‘con vino de Mendoza que robaba de In despensa de mi casa. "EI resultado fue que a los 13 altos yo seguia a mi madre a Montevideo, sabiendo apenas la Cartills, Alli ‘empecé a ser un poco mis aplicado y 8 afios después yo era de los ‘mejores estudiantes de Geografia y Mateméticas; pero cuando estaba més adelantado y querido de mi maestro se dio un dia Ia maldita casualidad de que éste me encontrara sentado en Ia falda de su mujer, Jo que me oblig6 por prudencia a saltar una ventana, romperme el brazo izquierdo y no volver a la academia y no volver a maestra de ojos negros y 22 aiios. "En fin, Hegé el afi 95, y muerta mi madre, y mi padre en el Brasil, pasé huérfano’a mi patria a los 17 aiios de vida: un eambio casi rilagroso se obré en mi, y amando Ios estudios, yo mismo me proporcioné la entrada en la Universidad el aio 36, empezando por el curso de Filosofia, solo y aislado, sotenido escasamente con Ia pensién que me pasaba mi padre, que después de haber obtenido las charreteras de coronel en la guerra do Ia Independencia, vivfa pobre como mil otros. "En mis dos eximenes de filosofia y mi primer aiio de derecho adquiri la clasifieacién de sobresaliente, que, ‘como Ua, sabe, os Ia mis alta segin nuestro reglimento universitario. "Ya estamos en el aiio 38. A esta &poca ya sabe Ud. que gran parte de la juventud estaba en Montevideo trabajando contra Rosas. Yo no podia ser indiferente a las calamidades de mi patria que ya vein tan claras impulsado por esa fiebre de libertad ‘que ha mareado después todos los actos de mi vida, yo también cescribia eartas a Montevideo y pedia diarios para hacerlos leer a cuantos podia, Bajo In activa policia de Buenos Aires no tard6 en conocerse, Archivo Historico de Revistas A ‘gentinas www.a ira.com.ar C1 See ss José Mérmol y su hijo Juan (Priidiano Pueyrredén, detalle) toméronme cartas y bienes, y hhéteme agui en la ofrcel en absil de 1839 (dato comprobado por Mariano de Vedia y Mitre) con, dos Daras' de gyllos, en un bien cerrado calabozo. "En él fue, amigo mio, donde hice los primeros versos de mi vida, eseritos en Ia pared con palitos de yerba carbonizados en la luz. "He aqui Ia ultima estrofa en un apéstrofe a Rosas: Muestra a mis ojos espantosa muerte mis miembros todos en eadenas pon. TBérbaro, nunca matards el alma ni pondeds grillos a mi mente, nol "Después de 25 dias sali de la creel, y en la imposibilidad de salir de Buenos Aires, continué mis studios, teniendo la ciudad por eéreel. "Pero en los primeros dias de octubre del aito 40, ya Ia cosa pasaba de bbroma; fueron a mi casa a busearme para cortarme una cabeza que yo queria conservar todavia y me ‘oculté y permanec{ hasta noviembre en casa del cénsulamericano, El 20 de ese mes emigré para Montevideo, Lo demés ya Ud. lo sabe, Hemos sido hermanos de destierro, de desgracias, de ideas, de afecciones muchas veces y muchas veces de bolsa. Asi pues, gaué puedo decirle que Ud. no sepa tan bien como yo mismo? “Ya estd Ud. complacido ahora hhaga lo que le dé la gana— menos ponerme la edad que tengo, sino tunos 5 6 6 aiios menos, como le dije en mi anterior, y mucho hablar de las desgracias para hacer creer son el origen de las eanas y de alguna que otra arruga que ya va apareciendo.” Ar chivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.at» AMALIA Jost minor PARIS Portada de la edicién Garnier de Amalia La MAS-HORCA GUSTAVE AIMARD | gecenibes torreon Portada de La Mas-horea, plagio de Amalia por el escritor francés Gustave Aimard ee chit de’ oereer'y comma meio que cen cal le pare Sune Aa, Ci ae ue vedi wma ieuioactin dl amor En esta pareja se ejerce toda Ia re- térica del amor roméntico. Los me- jores pasajos de la novela som jus- tamente los que reilejan Ia roalidad de los personajes en su. medio. 1a figura de Juan Manuel de Rosas cs presentada (caps. IV, V y VI) con técnica casi cinematogrética. La perspectiva de la descripelén co- Iienz en una generalidad de am- Frente: una casa, una habitacién y algunos personajes: En el cuarto de la mesa cuadrada habia cuatro hombres en derredor de ella, El primero era un hombre grueso, ‘como de cuarenta y ocho afios de ‘edad, sus mejillas carudas y rosa- das, labios contraidos, frente alta pero angosta, ojos pequetios y enca- >potados por el pérpado superior, y Ge un conjunto, sin embargo, mas bien agradable, pero chocante a la vista, Este hombre estaba vestido con tun catzén de paito negro, muy fancho, una chapona. color pasa, una ‘corbata negra con una sola, ouelta al cuello y un sombrero de poja, Cuyas anchas alas le cubririan ei rostro a no estar en aquel momento enroscada hacia arriba la parte que daba sobre su frente. Los otros tres hombres eran jévenes de veinticinco a treinta aiios, vest dos modestamente, y dos de ellos excesivamente pélidos y ojeros0s. El hombre del sombrero de paja leia tun montén de cartas que tenia de- lante, y los jbcenes escribian. En un éngulo de esta habitacién se veia otra figura humana y, al pare- cer, con vida, Era la de un ciejecito de sesenta a seventa y dos afios de ‘edad, de fisonomia enjuta, escudlida, sobre la que caian las guedejas de rec todo él, y cuyo cuerpo flaco, eee eee hombro izquierdo sobre el derecho, ‘estaba vestido con una casaca militar ppaito grana, cuyas charreteras co- brizas, con sus canelones més decré- pitos que el portados de éstas, caian de los hombros, la una hacia el pe- cho y la otra hacia la espalda, Una foja de seda roja, rala y mugrienta como ta casacs,V¢ atabo 0 "a inure tun espadin, que pareeta heredado de los primeros cabildantes, del vi- rreinato y un pantalén de color inde- finible, y unas botas tustradas con arro,” completaban. la parte osten- sible det vestido de aquel hombre que solo mostraba sefales de vida por las cabezadas que daba en la ternble lucha que habia emprendido El lector es levado de manera tal que, sin darse cuenta, concentra. su atencién sobre el “hombre del som- brero de paja”. Poco a poco, la ha- bitacién se difuye y se ilumina esta figura que, ya se intuye, es el eje de los acontecimientos. Cuando se lo nombra, y_sélo en- tonces, comiemza a actiar y todo To que se relata serviri para mostrar el caricter, el humor, el poder de este hombre que tenfa a In ciudad ajo su pu. Frente al vigor de la deseripcién del dictador y su casa, los amantes Amalia y Eduardo— aparece sumi- dos en un escenario que a fuerza de querer ser perfecto se hace pe- sado. La téenica descriptiva no pa- rece ser la misma; bastaron pocos trazos, un breve dilogo, para pre- sentar a Rosas, para explicarnos (0 mejor para dejarnos intiuir), el pene samiento del escribiente. Mdrmol necesita fijar tanto para si como para l lector Ia. descripeién del tocador de Amalia, o la do sus sentimientos y actitudes; y entonces cae en una minuciosidad tediosa, Lo excesivo de Agchivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Juan Manuel de Rosos (leo de Monvoisin) ._ Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahi la adjetivacién “sublime” 1o hace caer en parrafos de dudoso gusto. Pero, afortunadamente, estas paginas ‘melifluas no son muy abundantes en Ja novela. Ain més, Eduardo Belgrano, sun- que personaje secundario en la no- Vela, es una eriatura novelesea, d encadenante de Ie trama, cuyo via crucis esti dentro de lo verostmnil en Ja época. En cambio, el voluminoso libro en- cierra retratos, verdaderos retratos de personajes de la época: Corvalén, Marifio, Salomén, Maria Josefa Ez- curra. Tal el pasaje (cap. IV, prime- a parte), donde pinta la humillada figura de Corvalin: Eso ex —dijo Rosas, tomando et oft ‘io que le presentaba el excribiente— JERI gritd en seguida, dirigiendo sus ‘ojos y su vox al lugar donde cabe- eeaba el viejo de la casaca grana, que, como tocado por -una barra eléctrica, se puso de pie y se enca- ‘mind a la mesa con el espadin hacia cl espinazo, y tuna charretera sobre el pecho, y la otra sobre la espal- da Ya se habia dormido, viejo flojo, eno es verdad? —Su excelencia perdone. —Déjese de perdin y firme acé. ¥ tomando el viejo la pluma que Te presentaba Rosas, escribié al pie del “oficio, y con una letra trémula: Ma- nuel Corcaldn, Bien pudo aprender a escribir me- jor cuando estuvo en Mendoza —dijo Rosas, ridndose de la letra de Cor- alén, quien no le contesté una sola ‘palabra, quedéndose en pie como una estatua al lado de la mesa— Dign- ‘me, sefior Corvalén —continud Ro- sas, todavia sonriéndose—.. équé le contesté Simin Pereyra? —Que los paiios de tropa no se po- dian conseguir hoy al mismo precio {que los anteriores, sino a un treinta por ciento mds. General Manuel Corvalén ra.cOmM.aBa1 En las paginas de Amalia el lector actual puede encontrar una pintura cuidadosa de época, una interesante iguracién de personajes y una trama cuyo interés no decae, todo ello con el fondo fuertemente contrastado del Buenos Aires gobernado por Rosas. La porteria en el templo (Sleo a te Paginas de un diario intimo Entre los documentos de Mérmol que se conservan en ol Archivo General de la Nacién existe una curiosa pieza escrita de pufio y letra por el poeta, que parece ser parte te un ‘ario tin, Est Fechada en 1840, “el afio trigico de Buenos Aires’, el mismo durante el cual se desarrolla la accién de Amalia. Este documento, que Ieva ‘el mimero 7758 y que se conserva en el Legajo 3 del Archivo ‘Marmol, consta de dos hojas de vveinte centimetros por treinta de papel liso sin marcas. Su texto dice asf: 1840 Noviembre 17 a las 11 de Ta noche = Ya el pasaporte obtendo el 16 no me ofreeia garantia alguna deste que la igual licencia acababa de ger concedida en le circel al sehor Laneh,— fue preci pues apovechar Ios instantes — me embar U8 del dia y pasé a bordo del Dergantin genovés “Lednidas” en donde me hallo atin. El fatigoso calor: la agitacién de mi espiritu ppresa de las sensaciones mas ‘iolentas y extrafias en los tltimos dias — todo ha contribuido a ser, al de hoy, uno de los més mortificantes de mi vida. El consuelo de verme lejos del poder del tirano no puede endulzar mi alma todavia = tanto porque mi seguridad no es completa desde que es un buque de comercio el que me hospeda, cuanto ‘que tengo a mi vista esa patria tan cara para mi corazén y que no destella. sobre mi pensamiento sino Ios inde tristes recuerdos y Tos mds luctuosos.presagios — Eee poole te que me origina su presencia, per demasiado débil en este momento ‘apenas puedo concebirtas 18 a las 6 de la tarde — a bordo de la goleta de guerra francesa “Fosephine” en frente de Buenos Aires. A las 7 de la mariana de este dia ‘ain no tenia, esperanzas de partir hoy — No habia otento — no habia recibido carta alguna que me ‘anunciase una préxima partida — a inseguridad, por otra parte, « bordo del “Leénidas’, que descargando en balleneras sus efectos, tenia a su bordo infintdud de personas de las que me eran conocidas muchas, todo contribays a hacerme adoptar una resolucién actica y que iba a decidir de una ‘vez de mi salida o de mi seguridad en el puerto. Una goleta francesa weaba de fondear a algunas cuadras de mi — pido el bote del “Lednidas” — voy a ella — en su borda no estaba el oficial — que acaba de bajar a tierra pero so me dice que vendria dentro de una hora ~ Lo espero — Wega, se me presenta un joven como de 25 afios, de un semblante riswetio y maneras frances y juveniles. Le comunico mi posicién y le pido que ‘me haga conducit a Montevideo ‘en uno de los buques que salen para alli — comprende mi estado y ofreciéndome su buque y sus comodidades, me ofrece conductrme A mismo, Su nombre es Le Blanc. Me (tachado) hice transportar mi pequefio equipaje y mafiana tengo ‘entendido que partimos. EL 20 a las 64 de la tarde nos dimos @ la vela para Montevideo. EL 18, el 19 y el 20 lo pasamos recibiendo emigrados ~ hasta que Wegado el mimero 45 de ellos, y no siendo posible por la pequeriez del buque recibir ain més, nos pusimos en viaje. EL 21 — entramos al puerto a lag 108 de? la noche — y sélo yo me desembargué con Le Blane. por la entrada Wamada Bafios de los Padres. EL mismo me condujo @ to de la sefiora de Thompson — en donde ful rectbido con ta bondad que caracteriza a esta familia, Pasé a las 11 a lo del sefior Pico ~ fui recibido ‘con el contento que ya esperaba. El sefor Alberdi y otros jévenes de la nuestra generaciin’ me visitaron el 22 — lo que ha trastucido en ést0s, y lo que apenas me han dejado tislumbrar algunos emigrudos del 28 = me ha sido bastante, « pesar mio, pra comprender tu desunién que fexiste entre ellos y que reconcentrada hoy por falta de teatro, estallaré ‘cuando la Revolucién haya dato su tilimo resultado y desprendido el pensamiento del sinico nbjeto que hoy lo activa, pueda entregarse liberemente a sus tendencis, Hoy 24. 29 ~ Es probable que parta manana para Is Colonia, Si no me farrastrera el compromiso. para mi tan sugrado de pasar a Mereedes me (quedarta agui — puedo decir que tengo hioy el porcenir en mis manos — de la wovedad siempre se puede sacar tun gran partido — mis versos meten ruido — mi nombre se divulga y.se disputan los iombres. mi amistad. eQué més se necesita? Pero qué iria esa mujer bondadosa a quien tanto debo? eQué dria mi amigo? Ese amigo que sin duda no ha comprendido cuénto lo ama Mérmol y do cuénto es capaz sb se trata de complacerlo. Seamos to que debemor ser y_pastamos Archivo Histérico de Revistas Argentinas www.ahira.com.ar,, AMALIA. seo8 waneon. ee eB 2d ard a Portada de Ta segunda edicién de Amalia PARTE PRIDLERA, capireo 3 Bis suucementeauee) stagnate ap Primera pagina de la primera APERIVE"Fistorico de R ~iMirel —dijo Rosas, déndose ouelta: cn la silla y poniéndose cara a care con Corcalin— Mafane las doce aya usted @ verlo, y delante de todos ios que estén con él, hdgale ast de mi parte, repitiéndole en cada vez, que yo se lo mando. ¢Hla oido? =Si, Excelentisimo senor. =2A ver, eémo To va a hacer? El sefior gobernador le manda a usted esto... El sefior gobernador le manda a usted esto... El sefior gobernador le manda a usted esto.. Y al fin de la oracién, Corvalin daba tun golpe con la mano abierta sobre Ta mitad del brazo opuesto. Rosas solt5 una carcajada; los escribientes sonrieron, pero el edecdn de Su Ex- celencia permanecié con una fiso- snomia inconmovible. Cada uno de ellos tiene su contra- parte en otro personaje del espejo fdealizador: Maria Josefa frente a Florencia Dupasquier, 0 los rudos federales frente a la_inteligencia, mesura y buen gusto do los oposi- tores. En el capitulo IX de la primera parte, El dngel y el diablo, aparece por primera ver Maria Josefa. Eze burra. El personaje, sin embargo, es tan fuerte, tan individual, que el no- velista, después que Jo ‘presenta Ja manera. tradicional mediante el contraste, lo libera en el capftulo VI de la tercera parte y 10 vuelve a deseribir con un lenguaje que se fgoza en dar muestras de una vo- Tuntad realista y documental. EI ambiente también est& pintado con elementos propios, pintorescos, reales, Casi todas Jas descripciones del medio estén funcionando en vir tud de un personaje. Marmol es un buen retratista, Se deleita on la des- cripeién de sus criaturas: Don Cén- ido Rodriguez, el maestro asustado, Doila Marcelina, el criado de Bello, Don Pedro Ke Griadita de Amalia, evistas Argentinas | todos ellos se ubican en Ja novela con rasgos individualizadores. En algunos casos, el medio se adi- vina a través del parlamento de un personaje. Toda la sociedad federal ‘esfila, enjuiciada, ante 1a vista. del lector en los capitulos VIL y X de tunitaria vieja, en el baile federal, Ja segunda parte, en Tos que und presenta Jos personajes a Amalia, Otro nivel social ,el envilecido por las prebendas otorgadas a la dela- cién, presenta Marmol en el capi- tulo'VI-de la tarcera parte a través ide una negrita que descubre a Maria Josefa Ia presencia de Eduardo Bel- frano en la quinta de Barracas: =¥ también tengo que decir a Su Merced que yo le he oido tocar el piano y cantar a medianoche. =a¥ qué hay en es0? =Yo digo que ha de ser la canctén de Locale. =e por qué lo crees? Yo digo no més, “2 no puedes pasar @ la noche a la quinta y acerearte a Ta casa, pora oir lo que canta? Veré a ver; s, sefora Mira; si puedes entrar en la casa, escindete y no te muccas de alli rasta que venga el dia, =i qué hago, seniora? =iNo dices quie allt hay un mozo? =iAhl Si, seftora, ya entiendo. —jPues! Yo creo que ha de entrar desde temprano No; si entra en la pieza de ella ha de ser tarde, y ha de salir antes que venga el dia, =Yo los he de espiar; sf, sefiora. =jCuidado con no hacerlo! Si, lo he de hacer. =a qué més has visto en esa casa? www.ahira.com.ar Sefiora portefia por la mafiana (iiografia de Bacle) Cronologia biografica de Marmol desde 1840 En’ Montevideo, adonde Hlegé en 1840, fue bien recibido por los proscriptos aunque nunca pertenecié al grupo de la Asociacién de Mayo. Fund6 y redaet6 varios periédicos. Participé en el certamen postico dedieado a Mayo en Montevideo en 1841. En 1843 marché a Rio donde contaba con la proteccién del general Guido y su fa 1844. En febrero se embarca para Valparaiso en la barea “Rumena”. Lo sorprenden tormentas en el mar que no lo dejan doblar el cabo de Harnos. Eseribe durante este viaje en el que. casi naufraga su largo poema Tirico Cantos del Peregrino. Vuelve al Brasil hasta 1846, ito en que regresa a Montevideo. Al. publica los cantos XII, I, Ii, IIL y TV del Peregrino. 1849, Escribe, imprime y envia con dedieatoria personal, Manuela Rosas, 4 Ja Inja de Rosas que le inopes Vivas simpatias. La Sima eaerae ‘conservado.tradicionalmente Buenos Aires es la de Marmol (Rivera Indarte In maltrata y Nega decirle “manceba de su padre’). ree el periodismo y publiea sus obras. 1851. Publica Amalia 1852. Después de Caseros, regresa a Buenos Aires. Es representante de la Confederacién en Chile y Peri, nombrado por Vicente Lépez, pero se opone al Acuerdo de San. Nicolés y-se anula su nombramiento. 1854, Senador nacional. 1856, Reelegido para el mismo cargo Municipal por Ia parroquia de San. Nicol 1857. Comisario especial para tender a Ins. reclamaciones_extranjeras 1859. Agosto 10. Comisionado Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ass por el ministro os Unidos para la celebracién w. con Ia confederacién, re I. Designade para el canje di atifieaciones del tratado dle paz celebrado. Diputado a la Conveneiin Constituyente. 1861. ala Legislatura de Buenos Aires. Diputado al Congreso Nacional provincia de Buenos Aires. ‘confideneial del gobierno os Aires cerca del del Brasil. dl oteneiario en el Brasil, Diputado al Congreso. Nacional por ks provineia de Bue 1870, Diputado a ki Conven ente de Ta provincia waists | El asesinato de Florencio Varela (cuadro en el Museo Histérico Nacional) Axchivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Ya le dije ayer a Su Merced todo lo que habia visto. Va cast siempre tun mozo que dicen que es primo de Ta unitaria; y estos meses pasados iba cast todos los dias el médico Al- corte, y por eso Ie dije a Su Merced que alli habia algiin enfermo, ~A¥ recuerdas algo més que me ha- yas dicho ayer? JAR! Si, sefiora: le dije a Su Mer- ced que el enfermo debfa sor et mozo que anda cortando flores, por- que al principio yo lo vela cojear mucho, = cudndo es el principio? Qué meses hard de eso? Hard cere’ de dos meses, sefora; lespués ya no cojea, ya no va el médico; ahora pasea horas enteras con dota Amalia, sin cojear. =¢Sin cojear, eh? dijo la vieja con la expresién' més cinica de su fio. nomia, Si, sefiora; estd bueno ya, Bien; es necesario que espies bien ‘cuanto pasa en esa casa, y que me lo digas a mi, porque con eso haces tun gran servicio a la causa, que es la causa de ustedes los pobres, por- aue on Ta Federacién na hay negros ni blancos, todos somos it To ze iguales Si, seftora: y por eso yo soy fede- ral, y cuanto sepa se lo he de venir @ contar a Su Merced, —Bueno, retirate no més. Pero Amalia tiene un héroe: Daniel Bello, que es un Esteban Echeverria idealizado, A través de él, el lector vislumbra la posible soluein y tame bign a través de él, el autor critica no s6lo al rosismo sino también a Jos unitarios a quienes respeta. Asi vemos desfilar en trazos certeros y ripidos al ministro Agtiero, a Mr. de Martigni, a Florencio Varela: Julién Segundo Agiiero (6leo de Prilidiano Pueyrredén) Marmol periodista Mérmol fue en Montevideo tun setivisimo publicista. Luego de salir triunfante en el certamen pottico de 1841 y de haberse ganado Ia amistad y_proteceién de Florencio Varela, inieié tuna incesante actividad de period primero como colaborador de los dos periédicos liberales mis importantes de Montevideo, el Comercio del PI por Florencio Var iMuera Rosast (1841-1849) ¥en FE Gnesillero (1843). Durante su estada en Rio de J aparecieron_articulos suyos en portugués en el Ostensor Brasileiro de esa ciudad. Pes funda sus propios pe El Album y El P. Aires en 1844, y El Conservador. Kseribe no sélo Ia nota de actualidiad sino también poesias y_articulos politicos ¥ de doctrina en que explica ¥ precisa su posicin dentro del ideal liberal que es cl suso. Algunos de ellos aparceicron posteriormente ‘como opiscilos separados, tales, por ejemplo, Examen critica de a juventad progresista de Rio de Janciro, publicado en Montevideo en [87 ¥ Consideraciones politicas, aparecide én Buenos Aires en 1854, Con el asesinato de Florencio Varela, aerecido el 20 de marzo de 1848, Ja prensa de Montevideo pierde a su periodista de mayor prestigio. Su aguda inteligencia Jo habia’ convertido en el verdadero mentor politico de los unitarios, y su cultura y su buen gusto en un respetado eritico literario y de arte. En este momento, Mirmol goraba ya de tal reputacién periodistica que se convierte, dentro cde sus posiilidades, on el natural sucesor de Varela, Funda,en 1851 Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.atsz tun nuevo periédico, La Semana, donde sigue registrando todas las novedades politicas y manteniendo vivo el espiritu de lucha contra Rosas. Diex fis de tareas comunes y de combate en el periodismo politico estrechan su amistad on Juan Bautista Alberdi, Bartolomé Mitre, Juan Maria Gutiérrez, yy lo pone en relacién con toda Ia intelectualidad de la emigracién, tanto de Montevideo como de Chile yy Bolivia. Sus amigos le hacen flegar cuanto material politico les parece. interesante 0 susceptible de ser utilizado para. sus fines. En esta época mantiene correspondencia directa y continua con Urquiza con sus corresponsales secretos fen Buenos Aires, de quienes obtiene informes fidedignos y completos de lo que sucede en Ia capital. ‘Casi simulténeamente aparecen cl articulo en Ia Gaceta Mercantil y la respuesta en La Semana El periédico publicé la proclama de Urquiza el 1? de mayo de 1851, ¥, siguié apareciendo hasta las visperas de Caseros, cuando su director se dispone a trasladarse a Buenos Aires tuna ver. producida la caida de Rosas Toda esta larga. experiencia de eseritor politico Ie permite a Marmol emprender tareas de mayor trascendencia, y es asi como concibe tuna novela de 1a magnitud de Amalia, en la que tanto ‘esa misma’ experiencia como todo el material acumulado durante su actividad periodistica constituye buena parte de su fondo documental La legislacién, 1a literature, la. poli- tica, todo tenia sus representantes legitimos entre los emigrados unita- ris; y con el candor caracteristico de su edad, creian los jévenes que de la boca de aquellos no se desprendia tuna palabra que no fuese una sen- tencia, una ley en politica, 0 en li teratura, 0 en. ciencia; todos desea- ban conocer de cerca a esos carones ‘monumentales. de Ia ilustractén. ar- gentina, y todos temian, sin embar- ke, el caso de tener que habérselas con ellos en cualquier asunto que hhiciese relactéin a los intereses de su pais, mds bien, todos temian tener que pronunciar una palabra delonte de ellos; ton persuadidos estaban de su indisputable suficiencia, Tales eran las creencias populares de la. jue ventud argentina en la época de nuestra historia. Daniel, espiritu fuerte e inteligencia altioa, era de Tos pocos que no se dejaban arrastrar facilmente por aquel torrente de opinion; sin em argo, més 0 menos, él estaba sedu- ido como los demis, y no pudo sacudir de su espiritu cierta impre- sién nueva, avasalladora, puede Cirse, al hallarse cara a. cara por pri- mera_cez en su cida con el. sefior don Julidén Aguero, minisiro del se- fior Ricadavia, y con el sefior don Florencio Varela, hermano del poeta elésico de ese nombre, y el primer Titerato del numeroso ¢ ilustrado par- tido que se Hamé unitario. Daniel miré con una répida ojeada «@ los dos personajes que se le pre- sentaban, EL sefior Agiiero era un hombre como de setenta afios de edad, de una es- tatura regular, no grueso, pero st fuerte y musculoso. Su color, blanco en su juventud, estaba morenizado por los afios. En su fisonomia, dura y encapotada, sus ojos se escondian bajo las salientes, pobladas y canas ceejas que los eubrian, y uno de ellos especialmente, por defecto orgénico, quedaba ee uel oro bio su espeso én; de alli, sin em- barge, despedian una mirada firme y penetrante de una pupila vica y pequefa. La frente era notablemente fala, sin-ninguna arruga; y de la arte posterior del a cabeza venian @ juntarse sobre la frente algunos ccabellos, blancos como la niece, que cubrian’un poco la parte superior, completamente calva. Tal ere todo cuanto pudo la primera ‘mirada de Daniel descubrir en la persona de Agiiero, que entré en la sala del seftor de Martigny cami- nando un poco inelinado hacia la derecha como era su costumbre...” Ellos se equivocan, no quieren en- frentarse con la realidad 0 no Ta ven ol enor unitaro. ¥ Daniel Bello fs un tipo de héroe que crea Ia no- ‘ela del romanticimo tee carécter para afrontar Ta accién répida y vi Zornsa, grandeza de alma, coraje. y audacia, Su heroismo esté’ condicio- nado por la verdad elegida por Mér- ‘mol para salvar a la patria. Es la pperspectiva madura del autor en el aio 50, poco antes de Caseros. Es Ia afirmacién del ideario de Ia Aso- ciaetén de Mayo en su proyeccién social, liberal y revolucionaria. Ama- Ua pertenece al romanticismo social que explicaré la aparieién, ya en ella evidente, del realismo. Las “eostumbres” fueron, para el ro- ‘manticismo, materia importante no sole como elemento caracteristico, individualizador y_pintoresco, und vez que se renuncié a la universa- Tidad’clastista, sino también como fuente de instituciones, de acuerdo con las nuevas tendencias del Dere- cho y segin la escuela histérica En resumen, Amalia es una obra ca- pital de la literatura argentina Re- floja una época, y en ella culmina tun movimiento literario dentro del cual asume su primera madurez un género, Axchivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar Bibliografia Basica Bibliografia de Mérmol 1843: A Rosas el 25 de Mayo, Monte- video. Folleto, 1846: El Peregrino, Canto duodécimo, Montevideo. Con introduccién del autor. 1847: Cantos del Peregrino, Montevi- deo. Introducetén de Juan Maria Gutié- 1850, Manilts Roses. Rasgos biog: 1851: Armonias, Montevideo. 1854: Poesias. Segunda edicién, Bue- nos Ares. 1855: Amalia, segunda edicién, Bue- nos Aires. Editada previamente ‘en La Semana, en folletin y de modo incom- pleto, Marmol considera sin embargo esa edieibn como la primera Bibliografia sobre Marmol Ara, Guillermo, Los argentinos y la literatura nacional. Buenos Aires, Hue- mul, 1966. Arrieta, Rafael Alberto, “Joss Marmot” en Diccionario de Ia literatura hispano- ‘americana, Argentina, Primera parte, pags. 130-135, Washington, Union Pax hhamericana, 1980, Bandén, Héctor Roberto, Echeverria, Mérmol. Buenos Aires, 1818 Binayin, Narciso, “Noticia” en Mérmol, José, El cruzado, drama en cinco actos. Buenos Aires, Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Buenos Ai- res, Instituto de Literatura Axgentina, Seceién Documentos, 1* serie: ‘Textos dramiticos, 11, mimero 3, 1926 Capdevila, Arturo, “El poeta Marmol” en Marmol, J. Poestas escogidas. Buenos Aires, 1938. 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(ol ol ol = 300 pégs. oN aes Pat Seecin «120 pes ay onda po 108 pes a “a ou cone ilos en prosa - Hemander ~ 92 pags YVersos roménticos - Antologla de Gutiérrez y An- rade ~ 120 pigs. Una excursion 2 los indios ranqueles (primera parte) - L. ¥, Mansi - 320 pags. (Vol. Esp.) Una excufsiin a los indios ranqueles (segunda parte) -L. V, Mansilla - 240 pags. La gran aldea - Lucio ¥. Lépez - 160 pégs. sre 3 | Este fasciculo, con el libro Precio del ; AMALIA (tomo 1), de José Marmol, fasciculo constituye la entrega n? 10 de CAPITULO mis el libro: $ ra ntti” propane eh scorn Ia “betes Tr bisa de ites amtea_-etna Tetoens La a ng htrsis Base per et 58 ema Estos , son los primeros ; 20 titulos i de la ; obra spare pnt a cot 3 ENTREGA yon ie : es BO gat Oath arg MO } “ei a a i ‘ace 50% cc 3 ost wR ESO V5 ot aa oes cuontos J Crtéar- 148 ine a, o's ‘ eee ‘e oo en ree a ea aie in ai Davo r agente 96 pigs. : iy itn Sx nun se Patologia 20 pl ‘ “gge. pat fa egentna 98 pgs. EOS ces gue icl ag Oe sy logs patna - Hilo - 00 pis. . la “Bett ee ‘epoca de Rosas - Antologia - 120 pags. 4 i a lt i Lat in lel

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