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Trascendencia e Intradistancia en el Hombre

La trascendencia se relaciona con la capacidad del ser humano para lograr realizaciones en su
vida y lograr cristalizar proyectos o tareas que se consideren esenciales para lo que él considere
que sea una vida plena. Esta implica trasponer una frontera o superar una barrera que para el
hombre sea fundamental y así alcanzar la felicidad absoluta.
Además de lo anterior, es tener conciencia de que cualquier tipo de evento que se lleve a cabo,
nos traerá consecuencias que permanecerán por el resto de nuestra existencia. Un gran ejemplo
para abarcar dicha definición sería una persona que se supera a sí mismo en su quehacer, alguien
que se propone buscar y encontrar su propósito, o simplemente un individuo que se encuentre
satisfecho con lo simple de la vida.
En cuanto a la intradistancia, esta se refiere a que el hombre es distante de sí mismo, que no es o
no se encuentra capaz de lograr lo que añora en su vida, es decir, jamás llegar a ser lo que
realmente es o lo que quiere llegar a ser, anhela deshacerse de dicha distancia por lo que es
totalmente consciente de esta. Siendo más fácil de entender, el ser humano que se encuentre en
este estado nunca logra alcanzar la satisfacción o felicidad en su total plenitud.
En el libro “El Hombre como Pensador” escrito por Mateo Andrés S.J., hay excelentes ejemplos
en los cuales podemos encontrar los principales signos de la intradistancia humana, los cuales
son: el dolor, la tristeza, la culpa y la injusticia; cuatro variantes en las que se sostiene el hombre
para permanecer en este estado.
Basándonos en lo investigado y lo comprendido, nos hemos dado cuenta no solo de que la
trascendencia y la intradistancia van de la mano, sino que también han existido desde el inicio de
los tiempos. Ambos están presentes en nuestras vidas, y mucho más en estos tiempos de
desesperación y de incertidumbre, lo que también nos lleva a la conclusión de que estamos muy
equivocados al pensar que si existe una felicidad plena o una satisfacción absoluta ya que el ser
humano está diseñado para la ambición y la necesidad de siempre querer más, porque si somos
honestos, la motivación por lo que sea es lo que nos permite despertarnos cada mañana y vivir el
día a día.

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