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OVO UNIDAD 5

Unidad 5: La orientación y el mercado de trabajo.

Jóvenes: el significado del trabajo frente a situaciones de cambio. Silvia


Batlle y Diana Aisenson
El trabajo se presenta como uno de los elementos más significativos de la vida de los
integrantes de nuestra sociedad. El significado del trabajo y las implicaciones que trae
aparejadas en los comportamientos de los individuos depende de múltiples factores.

Obtener un primer empleo no implica para los jóvenes sólo la certeza de lograr un ingreso
económico, sino el ejercicio de una actividad que desde lo social y lo psicológico marca el
pasaje al mundo de los adultos. En esta etapa, la posibilidad de trabajar representa una de las
adquisiciones más importantes del proceso de socialización.

Los jóvenes constituyen uno de los grupos considerados con mayores dificultades en la
inserción del mercado laboral. Esta investigación tiene como objetivo describir y analizar el
“significado del trabajo” que tienen los jóvenes que cursan el último año de la escuela
secundaria y determinar las diferencias entre los jóvenes que poseen experiencia laboral y los
que no.

En primer lugar, la posición de los jóvenes ante el trabajo depende de la cultura en la que se
encuentran y en la que han sido socializados, de las representaciones sociales del trabajo
predominantes en esa cultura, y de las formas en que éste es concebido, conceptuado y vivido.
Esta posición está también determinada por la época en la que les toca vivir.

Esta situación depende igualmente de la etapa evolutiva. La juventud es, en nuestra sociedad,
la época de la vida en que los individuos suelen incorporarse en la actividad laboral tras un
período más o menos largo de preparación. Se trata de una de las transiciones más
importantes del pasaje a la vida adulta.

Por último, las características personales del joven van a influir en el tipo de posicionamiento
que tenga ante el trabajo.

Como todo período de crisis, el paso de la adolescencia al mundo de los adultos provoca
grandes cambios, generadores éstos de inseguridad e incertidumbre. Se trata de una situación
en la que la estructura social reclama al joven la definición de un proyecto propio, en el cual la
adquisición del trabajo tiene un papel preponderante.

Es a través del proceso de socialización laboral que los jóvenes adquieren las conductas,
normas, valores, actitudes, destrezas y aptitudes necesarias para el trabajo. Es una situación
compleja, y se realiza a través de trayectorias muy diversas.

El proceso de socialización laboral tiene relación directa con la construcción de la identidad


profesional.

Material y método. Se realizó un estudio de casos con una muestra cualitativa con 36 jóvenes
(18 mujeres y 18 varones), pertenecientes a dos escuelas estatales del partido de Avellaneda,
que cursaban el último año de la secundaria. La población es de clase media baja.

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Los datos se obtuvieron a partir de una entrevista semiestructurada que contemplaba: a)


aspectos sociodemográficos; b) aspectos ambientales; c) personalidad, y d) experiencia
laboral.

Resultados

Especialidades. Las elegidas fueron: Bachilleres contables, 10; Bachilleres pedagógicos, 10;
Técnico mecánico, 6 y Técnico en administración de empresas, 10.

Educación de los padres. El 63.9% de las madres y el 63.8% de los padres tienen estudios
primarios parciales o completos.

Actividad laboral. El 36.1% de las madres son empleadas domésticas y el 44% son amas de
casa. En el caso de los hombres, un 52.8% trabaja en el área de servicios y el 16.7% está
desocupado.

Apoyo de la familia. La gran mayoría de los alumnos viven con sus padres. Se encontró que 27
jóvenes perciben el apoyo familiar en sus proyectos personales de estudio y trabajo.

Modelos familiares. Aparece como idea fundamental la preocupación de la familia de que el


hijo pueda proseguir sus estudios. Además todos hacen referencia a otros modelos familiares
como hermanos mayores, tíos, madrinas, etc., que aparecen como referentes distintos a los
padres.

Del análisis de este material se desprende que las alternativas deseadas parecerían
corresponder a un modelo desdibujado en cuya concreción, al terminar la escuela, no confían
en poder sostener. Esto da cuenta de las incongruencias y los desajustes de la sociedad que
afectan a las personas.

En este sentido, se considera necesario el seguimiento de estos jóvenes, una vez terminada su
escolarización, por alguna institución social, que los ayude a concretar una inserción que
contemplara tanto sus necesidades como su realidad social y económica.

Apoyo de la escuela para la inserción laboral. Hay divergencias en cuanto a esto, para algunos
la ayuda es efectiva.

Modelos escolares. Los únicos nombrados son los profesores. Los describen como personas
adultas que los toman en cuenta en su singularidad. Los nombran como modelos de personas
que trabajan, ya que además de ser docentes, algunos trabajan en empresas y les dan datos
para conectarse con el mercado laboral.

Grupo de amigos. La mitad dice hablar con amigos de los proyectos futuros y sobre la inserción
laboral.

Información del mercado laboral. La mayoría de los jóvenes aporta datos generales. De ellos la
mitad hace referencia a la mala situación del país, al desempleo, a la explotación, etc. Sólo una
minoría tiene datos específicos.

Estudio. Terciario, 11; Universitario, 16; Cursos, 4; No sabe qué va a estudiar, 1; No va a


continuar con los estudios, 4.

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Trabajo. La mayoría piensa trabajar (o seguir trabajando) una vez finalizada la escuela. El
motivo que los lleva a querer trabajar está relacionado con la posibilidad de pagarse sus
propios gastos. Esto estaría indicando una búsqueda de autonomía.

Actitud frente al trabajo. La mitad presentó una actitud pasiva, incluyendo a los alumnos que
no tienen ninguna estrategia o los que esperan que un tercero se las facilite. Un tercio se
posicionaron en actitud activa. Y una minoría tomó una actitud intermedia, como los alumnos
que tienen una estrategia armada y alguna posibilidad de llevarla a cabo.

Grado de autonomía. La mitad se ubicó en el nivel medio, incluyendo a todo joven que hacía
referencia al deseo de independizarse. Se consideró en el nivel alto a aquellos que además de
hacer referencias a la autonomía, tenían actitudes que la corroboran. Un tercio no hizo
ninguna referencia a la autonomía y fueron incluidos en el nivel bajo.

Representación del trabajo. Los jóvenes entrevistados perciben al trabajo como un medio
competitivo, aburrido, donde pueden ser explotados, y con exigencias desmedidas de los
empleadores.

Experiencia laboral actual. Un tercio se encuentra trabajando en dicho momento. El trabajo lo


consiguieron por familiares o conocidos. La edad de iniciación fue variada: de 12 a 16 años. La
mayoría refiere estar a gusto con su trabajo y hacerlo para pagarse sus gastos personales.

Otros temas que interesaron. Un tercio atribuyó importancia al hecho de la desocupación


paterna en el momento de pensar en su futuro laboral. Los alumnos piensan que no se les dan
suficientes posibilidades a los jóvenes, y proponen diversas alternativas: pasantías, exámenes
habilitantes, etc.

Discusión

1. Se entiende por apoyo social la cantidad e intensidad de apoyo que una persona recibe
de los demás, determinante en el bienestar físico y mental. Los jóvenes entrevistados
sienten el apoyo de sus padres y otros familiares. Esto los ayuda a adquirir la confianza
necesaria para la ejecución de nuevos proyectos y a construir su identidad. Sin
embargo este apoyo no siempre les alcanza para asegurar su inserción laboral. En este
aspecto interviene la red social en la que está inserta la familia.
2. Es interesante considerar las respuestas sobre el tema del apoyo escolar a la inserción
laboral por parte de los jóvenes que cursan la especialidad de técnico mecánico.
Parecen estar satisfechos, tanto en su formación como en su relación con sus
docentes. Han trabajado más de un año lectivo con estos profesores y su inserción
laboral no se remite únicamente a la docencia.
3. Los jóvenes señalan claramente las características negativas y las dificultades para
ingresar en el mercado laboral. No hay información específica sobre él. Sería
importante incluir dichas temáticas en el último año de los currículos de la EGB y del
Polimodal.
4. Los resultados de las entrevistas demuestran que para la población estudiada existe
una alta valoración de los estudios.

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5. De los datos respecto del trabajo se desprende que dicha actividad resulta de gran
importancia para los jóvenes en el momento de proyectar sus actividades para el
futuro.
6. En las representaciones del trabajo, sólo consideran aspectos negativos.
7. Existe una cantidad significativa de jóvenes que ha tenido algún tipo de experiencia
laboral antes de finalizar los estudios. La mayoría de los trabajos fueron obtenidos a
través de familiares o amigos.

Conclusiones. Conseguir trabajo es un hecho de vital importancia para los jóvenes


entrevistados. Su obtención depende de factores familiares y del contexto, así como de las
características personales.

Lo que aparecería como significativo para este grupo es la posibilidad de relacionar lo


estudiado teóricamente con la práctica, así como poseer modelos que incluyan en su tarea
diaria referencias al contexto social.

Este modelo posibilitaría articular lo “cotidiano” de la escuela con el “afuera” del mundo del
trabajo.

Nos parece importante incluir programas que acompañen a estos jóvenes en este momento de
transición, y los ayuden a elaborar dicha situación.

La transición de los jóvenes que finalizan la escuela secundaria y los


adultos mayores jubilados: proyectos y recursos personales. Aisenson y
colaboradores.
Introducción

Los escenarios de cambios profundos a fines del milenio plantean verdaderos desafíos para las
personas en las distintas etapas de la vida. Las transiciones a las que asistimos en los órdenes
económico, social, tecnológico y laboral, modifican viejos ordenamientos, a la vez que nuevos
contextos se van definiendo. Teniendo en cuenta esto, nos interesa estudiar cómo las
personas se preparan para vivir en un contexto de cambio acelerado. Nuestras investigaciones
han focalizado las problemáticas en torno a la construcción de proyectos de vida en jóvenes y
adultos mayores, priorizando particularmente los referidos a educación y trabajo.

Para los jóvenes la transición de la escuela al trabajo o hacia la prosecución de otros estudios,
ha sido siempre un momento crítico en la construcción de un plan de vida posible. Esta
problemática se complejiza en la actualidad. Los años de escolarización ya no garantizan un
empleo.

Para los adultos mayores también se renuevan los cuestionamientos hacia la propia biografía y
las opciones y elecciones posibles, en el marco de la jubilación y de los cambios que van
surgiendo en la trayectoria personal.

Identidad y proyecto

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La construcción de la identidad es un proceso en el cual el sujeto se reconoce a sí mismo como


una continuidad a través del tiempo, tratando de integrar las diferentes identificaciones
configuradas a lo largo de sus experiencias vinculares. Requiere de los otros para constituirse
como sujeto autónomo. Identidad es un concepto que remite no sólo a “quién soy yo”, sino a
“quién soy yo para los otros”.

Antes de que el niño nazca ya hay una serie de discursos anticipatorios que le otorgan
determinados atributos, cualidades y funciones, que no sólo provienen de los padres sino del
todo grupo social. Le brinda un soporte identificatorio, que le permitirá ubicarse en relación a
su propia historia familiar y como miembro de una cultura determinada. Estos soportes
estarán presentes a lo largo de toda la vida del sujeto de diferente manera, de acuerdo al
momento vital que esté atravesando.

La familia funciona como portadora y trasmisora de las representaciones sociales vigentes en


el contexto socio-histórico al que pertenece. Los mandatos parentales operan en la
construcción de la identidad, ya que en un primer momento brindan el único soporte para el
desarrollo del niño. A medida que transcurre el tiempo, se van sumando vínculos,
mediatizados por instituciones sociales, que complejizan los soportes identificatorios.

La identidad brinda un sentimiento de continuidad y mismidad a través del tiempo, pero


también implica la posibilidad de poder incorporar los cambios. Permanencia y cambio son los
dos principios que rigen el funcionamiento identificatorio. Lo propio del proceso identificatorio
es no concluirse nunca.

El proyecto de vida y la identidad se encuentran en una relación dialéctica y cada uno


contribuye a la formación del otro. La constitución de la identidad favorece y permite la
definición y consolidación de un proyecto de vida. Este proceso se encuentra a la vez en
interacción con el contexto socio-cultural, que aportará discursos, valores, significaciones,
modelos, para la elaboración de los contenidos de la identidad del yo y de sus planes de vida.

Crear un proyecto significa poder utilizar los soportes identificatorios que fueron brindados
para la realización de algo propio, en lo cual el sujeto se reconozca. La definición del proyecto
de vida puede tomarse como indicador del trabajo intrasubjetivo que ha realizado el sujeto en
relación a la construcción de su identidad. Poder construir un proyecto implica realizar una
historización de las experiencias vitales, incorporando la categoría de futuro.

La transición de la escuela al trabajo, y por otro lado del trabajo a la jubilación, necesariamente
ubica al sujeto en relación a un futuro incierto, en tanto desconocido, nuevo. La identidad se
reordena constantemente en el trasfondo de experiencias cambiantes de la vida cotidiana. La
construcción de un proyecto requiere evaluar esas situaciones críticas para poder elegir entre
distintas alternativas de estilos de vida.

Metodología

El material de estudio corresponde a programas comunitarios de orientación que se realizaron


en el marco de convenios de la Facultad de Psicología con la Municipalidad de Avellaneda,
CONAMBA y PAMI. Se centró en jóvenes que terminan la secundaria y adultos mayores
jubilados, con el fin de abordar situaciones de transición en el ciclo vital.

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Resultados

Los proyectos de educación y trabajo: las representaciones de los jóvenes.

Además de la crisis vital por la que atraviesan, los jóvenes encuentran cada vez mayores
obstáculos para su inserción socio-laboral, resultando las transiciones más largas y complejas
en un contexto que combina el desempleo estructural y la precarización del trabajo.

Los resultados de nuestras investigaciones dan cuenta, por un lado, de la preocupación


creciente en los jóvenes respecto de su inserción laboral – que se constituye en un sostén
indispensable para desarrollar sus proyectos personales y educacionales -, y por otro, de las
demandas hacia la escuela de saberes más significativos y más próximos a las exigencias para
acceder al empleo.

Los proyectos de educación y trabajo

Desde las representaciones de los adolescentes, el estudio y el trabajo se constituyen en


vertebradores de los proyectos de vida. Estos “habilitan” para la formulación de estrategias
necesarias para su implementación.

Para los jóvenes de nuestra investigación la prosecución de estudios es uno de los objetivos
más claros. El trabajo se hará necesario como medio para sostener el proyecto educativo que
se plantean. Mientras el estudio es percibido como un itinerario posible, la inserción laboral se
encuentra presente en las argumentaciones de los adolescentes como necesidad. A la crisis
vital, se le suman las restricciones impuestas por el contexto social y productivo que dista de
garantizarles un empleo.

Esta situación, sumada a la auto-percepción de falta de herramientas y habilidades técnicas


para insertarse en el mercado de trabajo, trae aparejado un sentimiento de frustración
creciente que resiente la autoestima.

El trabajo también va a significar para los jóvenes un medio que se visualiza como eficaz para
lograr independencia. Por lo tanto, sostendrá no sólo proyectos educacionales sino también
otros proyectos personales.

Han identificado dos tipos de actitudes en los jóvenes de la investigación, los cuales pasan a
relacionar con tres conceptos: recursos personales, proyectos y estrategias.

a) Actitud activa frente al futuro: tienen confianza en sus recursos personales.


Manifiestan un sentimiento de auto-afirmación, de poder hacer, de poder lograr.
Tienen una actitud activa en la elaboración de proyectos, y movilizan estrategias para
desarrollarlos. Explorar la realidad es parte de su accionar, les permite visualizar cursos
de acción posibles, favorece aprendizajes, búsqueda de alternativas, disponer de
mayor información y recursos para la toma de decisiones. Están motivados para llevar
a cabo sus proyectos, y manifiestan confianza en sus posibilidades, capacidad de
aprendizaje y expectativas de logro en el estudio y/o trabajo a emprender.
b) Actitud pasiva frente al futuro: manifiestan una actitud poco participativa y no
comprometida, apoyada en una desvalorización personal, reforzada y reproducida en

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sus diversas experiencias escolares. No tienen confianza en sus recursos, y en algunos


casos ni siquiera llegan a visualizarlos. Aun teniendo proyectos no pueden llevarlos a
cabo, ya que tienen dificultades para movilizar estrategias que permitan alcanzarlos.
Este “no poder” es la resultante de interacciones y evaluaciones personales y de los
otros, que se traducen en impotencia, inseguridad, inhibición para la elaboración y/o
puesta en marcha de proyectos. Esta situación genera mayor dependencia, se espera
todo del afuera, y al no encontrar soluciones, se arriba a la desesperanza.

Asimismo, se ha podido constatar las percepciones de los jóvenes sobre las habilitaciones y
restricciones que se les presentan para construir y movilizar sus proyectos:

- La educación es valorada, poniendo en primer plano la necesidad de contar con la


credencial educativa.
- Como consecuencia de la devaluación de las credenciales educativas en el mercado
laboral, los jóvenes advierten que el trabajo no les permite movilizar sus saberes
adquiridos por la educación formal.
- Los jóvenes expresan la restricción por la falta de experiencia laboral, como factor
limitante.

La escuela en las representaciones de los jóvenes

A. La escuela como construcción de sentido: los jóvenes en la producción de saber:

Los jóvenes constituyen la imagen de la “escuela” a partir de las significaciones sustentadas en


su percepción sobre las relaciones de saber y la construcción de vínculos que tienen lugar en la
realidad cotidiana escolar. Debemos comprender que estas percepciones con también
tributarias de un orden más estructural, ligado en este caso a la normatividad instituida en
nuestro sistema educativo.

La relación docente-alumno traduce la incomunicación. Los códigos de los jóvenes colisionan


con aquellos de los docentes. La escuela transparenta un juego de desvalorizaciones cruzadas
que se auto-refuerzan: los jóvenes sienten que los docentes no valorizan su rol, y que están
poco comprometidos con su tarea. La escuela misma resulta desvalorizada, por sus contenidos
desactualizados y desarticulados del mundo laboral.

Los aprendizajes para los jóvenes distan de ser significativos. El congelamiento de lo real se
traduce en la producción de un saber escolarizado, aquel que se sustenta en los
ordenamientos y en los rangos.

La crisis vital de los jóvenes clausurada, convertida en orden natural, y por lo tanto negada al
cuestionamiento y a la transformación, refuerza las mistificaciones y las incertidumbres.

B. La escuela como antesala para el futuro:

A la escuela se le demanda una mayor articulación con “el afuera”. Es la “antesala de la


sociedad” para los propios adolescentes, y del ser adultos.

La escuela es percibida como un espacio desvinculado de la realidad. La imagen que más pesa
en la demanda de los adolescentes es la de una calificación en función de los nuevos

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requerimientos y exigencias del mercado laboral. Se reclama un “conocimiento útil”, que


permita la inserción laboral.

Proyectos y representaciones de los adultos mayores

En los últimos años la duración de la vida ha aumentado en forma importante.

Existen un conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a las personas


adultas mayores, simplemente en función de su edad, y que son adquiridos durante la infancia
en base a identificaciones tempranas con personas significativas. Los valores de nuestra
sociedad exaltan los atributos de la juventud, unidos al éxito y bienestar. Las representaciones
sociales actuales acerca de la vejez son míticas y remiten al deterioro, la enfermedad y la
muerte. El envejecimiento produce un cimbronazo a los ideales narcisistas de eterna juventud,
y a las aspiraciones inconscientes de omnipotencia, completud, perfección.

Se hicieron dos grupos de adultos mayores: el grupo A concurría a un centro de jubilados de


una entidad intermedia (club social), y el grupo B concurría al PAMI para un programa de
reorientación de intereses porque recientemente se había jubilado.

Grupo A

Tienen entre 60 y 80 años. Es fundamental el ámbito familiar, que condiciona sus


representaciones del mundo y de sí mismo, así como sus vínculos, cualificando los proyectos
que construyen. El proyecto de vida está caracterizado por la pertenencia a un ámbito familiar,
que es endogámico. La identidad está dada por los otros como referentes de sus metas.
Predominan los vínculos primarios, pautados desde la familia, que signan sus relaciones con
otros. Tienen dificultad para establecer amistades y desarrollar lazos de camaradería, ya que
no consideran viable aquello que no está dentro de la órbita familiar.

Los modelos autoritarios restringen la autonomía y el juicio crítico. Las mujeres han tenido
mandatos familiares severos, rígidos, represivos, con poca oportunidad de elección. El grado
de dependencia es alto, respecto a los padres primero y luego del marido y los hijos. El hombre
ocupa el lugar de proveedor de los recursos económicos en contrapartida de la mujer, que se
ocupa del hogar.

Otro factor de peso que condiciona su posicionamiento en la vida y en la sociedad, y su actitud


hacia nuevos aprendizajes, es el nivel de escolaridad alcanzado (primario). Algunos se
posicionan en un lugar de invalidez; se invierte la situación respecto a los hijos. La autoestima
depende de los apoyos y sostenes afectivos de la órbita familiar; se relaciona con la valoración
dada por los otros y se perturba cuando falla uno de estos.

La actitud ante el cambio es de rigidez. No han aprendido a reconocer sus recursos e


integrarlos a nuevas situaciones. El grado de información es bajo, con poca disponibilidad para
realizar una apertura hacia la exploración del exterior, dificultando la conexión con intereses y
gustos. El empleo del tiempo libre aparece connotado negativamente como ocio y carente de
utilidad.

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No tienen confianza en sí mismos. Expresan sentimientos de pasividad, impotencia y


marginación. Parecieran identificados con representaciones sociales descalificatorias y
prejuiciosas acerca de ellos mismos.

Grupo B

Tienen entre 60 y 65 años. Sus modelos familiares provienen de padres inmigrantes, con bajo
nivel educativo, que quisieron para sus hijos un futuro de solidez económica, logrado vía
educación, a partir de una carrera universitaria que posibilitara la ubicación de un empleo
estable con buena remuneración. El trabajo vertebró sus vidas. El nivel de educación favoreció
su mejor inserción social.

Sus valores e ideales están referidos al desarrollo personal a través del estudio y del trabajo.
Para ellos es un baluarte el bienestar logrado por haber pertenecido a la institución laboral,
que funciona como un soporte identificatorio. Respecto a sus recursos personales, tienen
plasticidad y plantean varias posibilidades en cuanto al desarrollo de los proyectos y
estrategias, así como alternativas. Presentan un grado alto de autonomía; la responsabilidad
ante la toma de decisiones ha sido ejercitada en su vida laboral.

El proyecto de vida está centrado en los proyectos personales y profesionales. Poseen


capacidad de aprendizaje y de simbolización, recursos personales y herramientas para lograr
ampliar su información. Han desarrollado habilidades durante su desempeño profesional, con
buen grado de autoconocimiento de las mismas y posibilidad de adquirir otras en esta nueva
etapa de sus vidas, acorde a sus intereses. Reconocen su propio valor y posibilidades de
nuevos aprendizajes.

La autoestima se ve afectada en el momento de la jubilación, ya que su valoración está


determinada por el trabajo y el reconocimiento de los demás. Surge la posibilidad de ocupar
un tiempo libre con aspiraciones y deseos relegados, pero necesitan ayuda para ubicarse
frente a esta nueva situación. Se evidencia una actitud flexible ante el cambio, con posibilidad
de movimientos frente a esta situación. Para ellos el trabajo es realización personal, sentirse
activos, útiles a los demás.

*Ambos grupo presentan características contrastantes, condicionados por el ámbito de mayor


significación para cada uno de ellos: la familia para el grupo A y el trabajo para el grupo B.

Aportes de la orientación vocacional

En la actualidad se concibe como una instancia necesaria a lo largo de toda la vida.

La orientación vocacional se propone ayudar a los sujetos a elaborar sus proyectos personales,
ampliar su información y su visión de los trabajos y los estudios, y planear estrategias para
enfrentar con autonomía las situaciones de transición y su inserción socio-laboral.

La participación del joven y del adulto mayor en grupos de pares posibilita su protagonismo,
desarrollar capacidades, lograr nuevas identificaciones y actitudes que mejoran la imagen de sí
mismo y la estima personal, así como el establecimiento de nuevos lazos sociales. Contribuyen

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a la toma de decisiones de sus miembros; y cumplen funciones de contención, motorizan


deseos postergados y ayudan a plasmar una vida con sentido, con metas y proyectos.

En el caso de los adultos mayores, la participación en programas de orientación hizo posible el


descubrimiento de intereses y favoreció la reconexión con aquellos postergados en su vida
laboral.

Conclusiones

El abordaje de los proyectos de educación y trabajo en jóvenes que finalizan la escuela media y
adultos mayores jubilados he permitido formular un conjunto de hipótesis en torno a dos
cuestiones centrales: por un lado la comprensión desde la perspectiva de los actores acerca de
las implicancias de los contextos restrictivos macro-sociales en las posibilidades de definir y/o
redefinir proyectos de vida, por otro lado, y desde una mirada más micro-social, los factores
que operan condicionando las posibilidades y limitaciones para el diseño de los planes de vida.

La vida en el mundo actual demanda la necesidad de aprender a enfrentar situaciones diversas


y cambiantes que se presentan. Esto requiere por parte de los sujetos la capacidad de producir
continuas reorientaciones en sus proyectos y estrategias y hasta cambios en la propia
identidad.

La orientación puede contribuir a enfrentar estas necesidades, en tanto dispositivo capaz de


articular educación, salud y trabajo.

Construcción de trayectorias educativas y anticipaciones de futuro en


jóvenes vulnerables. Gabriela Aisenson y colaboradores.
Surge el interés en poner en interacción los condicionamientos materiales de la vida, algunos
determinantes institucionales y los procesos de subjetivación relativos a la integración de las
experiencias en una biografía personal, que impacta en la construcción de la temporalidad, la
definición de trayectorias, la construcción de la identidad y la elaboración de los proyectos.

Interesa indagar en algunas relaciones problemáticas entre el contexto técnico, económico y


social actual y el desarrollo personal, las inserciones psicosociales y la construcción de
identidad de jóvenes que pertenecen a grupos sociales desfavorecidos.

Contexto conceptual

Los jóvenes están inmersos en un contexto de incertidumbre. La globalización y los cambios en


el plano tecnológico, económico y productivo favorecieron la segmentación y la fragmentación
social, profundizando de esta manera el fenómeno de la desigualdad social, el aumento de la
pobreza, la vulnerabilidad y la exclusión social. Dichos cambios tuvieron especial incidencia en
el mundo laboral, generando desempleo y precarización laboral, y en el plano educativo,
promoviendo una devaluación de las credenciales educativas y el acceso diferencial a circuitos
educativos de calidad. En este contexto, la población de jóvenes de sectores vulnerables
resulta la más afectada.

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Sus trayectorias de vida se encuentran atravesadas por situaciones de repitencia reiterada,


exclusión de la escuela media, maternidad o paternidad precoz, inserciones laborales
tempranas, inestables y precarias. Esto los ubica en una situación de mayor vulnerabilidad
social, educativa y laboral, lo que afecta la posibilidad de construir una identidad valorada y
dificulta la proyección a futuro, ocasionando mayor riesgo para su integración actual y futura.

Los jóvenes presentían una distribución desigual en el acceso a las oportunidades educativas y
laborales según el origen social. Dicha desigualdad se hace visible en el acceso y la
permanencia al sistema educativo, y en el peso relativo que adquiere para ellos. De esta
forma, las desigualdades sociales se reproducen más allá de garantizar un acceso igualitario a
la escuela. Actualmente, la categoría de déficit educativo permite entender e identificar una
alta correlación con el estrato socio-económico, destacando una incidencia mayor y más
temprana en jóvenes de sectores pobres.

En cuanto al trabajo, se señala que la edad, el sexo y el nivel educativo son variables que
intervienen en la exclusión del mundo del trabajo, siendo los más jóvenes, las mujeres y los
que lograron menores niveles educativos los más expuestos a ella. La relación entre
vulnerabilidad y precariedad laboral puede afectar la conformación de la identidad y la
adecuada integración a la vida social, política y ciudadana.

Los jóvenes enfrentan el reto que les presupone diseñar sus trayectorias de vida,
desempeñando tanto el rol de actor como el de constructor de sus biografías. La construcción
de trayectorias es un proceso dinámico caracterizado por variadas interacciones que los
jóvenes establecen en los diversos contextos significativos de pertenencia. Esta construcción
no se realiza en un vacío social. Las decisiones que los jóvenes van tomando están atravesadas
y de alguna manera “condicionadas” por la estructura social y la cultura de pertenencia, lo que
deriva en trayectorias particulares y heterogéneas.

Los jóvenes se relacionan y se posicionan de una manera muy particular en el horizonte


temporal, lo que incide en la posibilidad de plantearse proyectos a corto, mediano y largo
plazo, y en la manera de relacionar pasado, presente y futuro. Los jóvenes de sectores
vulnerables ubican el tiempo presente como marca del ritmo de sus actividades, y construyen
estrategias de supervivencia y adaptación a las condiciones de vida sobre este eje temporal.

En Argentina, las orientaciones de futuro están directamente asociadas a la transmisión de


valores provenientes del hogar, e inversamente asociadas a las condiciones socioeconómicas
imperantes en su contexto próximo.

Resultados

En relación a la institución escolar, las trayectorias educativas y la identidad, los jóvenes tienen
un registro explícito del déficit educativo. Narran cambios en la escuela, repitencias y/o
abandonos, acompañados de bajos rendimientos, dificultades de adaptación a la cultura y
particularidades de la institución escolar. Se identifican con el discurso institucional y social
que nomina y califica el desempeño de los alumnos, apropiándose de una definición identitaria
negativa, y haciéndose cargo del déficit.

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Algunos jóvenes definen estrategias para permanecer y darle continuidad y coherencia a la


trayectoria educativa, incluso en situaciones en las que se resalta el fracaso y la no adaptación
al escenario escolar.

El contexto educativo supone un tiempo que trascurre progresivo, ascendente, gradual, más o
menos lineal. Los desvíos, abandonos e impasses son significados negativamente, o a lo sumo
no pueden ser visualizados como parte de un proceso. La escuela a la que concurren los
jóvenes entrevistados favorece la construcción de relatos acerca de un futuro posible, a la vez
que promueve espacios de intercambio simbólico, reconociendo y rescatando su idiosincrasia
cultural y social. También los reconoce como personas en el marco de la situación social y vital
más amplia. Favorece la construcción de una trayectoria diferencial según las posibilidades
personales. Permite avanzar por tramos, enfatizando que siempre se sigue avanzando. La
estructuración de la temporalidad es gradual, posibilita realizar planificaciones a corto plazo,
ya que los objetivos académicos se logran de ese modo.

Tener un estudio resulta de capital importancia para afrontar el futuro, permite pensarlo. Se
plasma en imágenes asociadas a mejores alternativas de estudios y mejores opciones
laborales, en un contexto de mayor estabilidad.

En relación a la familia, los vínculos y el grupo de pertenencia, estas trayectorias aparecen


fragmentadas e interrumpidas, al igual que las educativas. Son frecuentes las ausencias,
separaciones, pérdidas, cambios y rupturas en el seno familiar. También lo son las migraciones
y mudanzas. Identificamos distintas maneras de vivenciar las discontinuidades y fracturas. En
algunos casos aluden a sensaciones de autonomía e independencia, vinculadas a tener que
tomar decisiones sin la compañía o aprobación de los adultos. Otros no logran recordar y
ofrecer un relato argumental que permita dar alguna explicación frente a aquello que irrumpió
en su historia. En cambio, otros jóvenes relatan los momentos de separación o fractura
ubicando a las figuras parentales y/o su entorno como aquellas que definieron esas
situaciones.

Al analizar el uso de la temporalidad observamos la idealización de un pasado vinculado al


entorno familiar y el deseo de recuperarlo. El rencuentro funcionaría como reparación de
situaciones no entramadas e historizadas. En otros casos se observa a un predomino absoluto
del tiempo presente en las narraciones, lo que podría ser interpretado como intento de dejar
atrás vínculos, situaciones, recuerdos y vivencias no satisfactorias, desconociéndolas.

La figura de la madre resulta central. Se advierte que organiza tanto el tiempo presente y la
cotidianeidad familiar, como la dimensión de futuro ya que se constituye en transmisora de
ideales a cumplir. Por otra parte, la figura paterna no resulta tan nítida y en algunos casos esa
función es cumplida por otros referentes.

Las relaciones con los pares y con el contexto barrial y social intervienen en la definición y
estructuración de rasgos identitarios. El barrio resulta un lugar de pertenencia y dador de
identidad. Construyen espacios en el aquí y ahora en donde transcurren sus vidas. Para otros,
la iglesia es un lugar de pertenencia en el que pueden construir vínculos de amistad y
confianza con pares, donde “rescatarse”.

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Reflexiones finales

Hay en los jóvenes una tendencia a considerar como “situación natural” el déficit educativo y
un registro consciente del esfuerzo necesario requerido para atravesar la experiencia escolar.
El estudio aparece como un medio valorado para la construcción de la identidad personal y
social. Terminar la escuela (y obtener un título) simboliza para los jóvenes y las familias la
posibilidad de insertarse en el mundo social en trabajos de mejor calidad y acceder a
posiciones de mayor prestigio social.

Dicha valoración se debe a la necesidad y expectativa de movilidad social ascendente,


sostenida también en la presencia de trayectorias fragmentadas en el círculo social y familiar
de estos jóvenes. Aquellos que asisten a escuelas del circuito educativo de baja calidad son los
que más valoran explícitamente lo que la escuela les brinda, ya que reconocen que puede
facilitarles mejores inserciones laborales y sociales; aunque a la vez perciben que su escuela es
menos reconocida socialmente que otras, y ello incide en las intenciones que se esgrimen en la
temporalidad futura.

La Institución Educativa de Reingreso, posibilitadora de itinerarios diferenciales de acuerdo a


las trayectorias personales, favorece la construcción de relatos en términos de logros y de
posibilidades, y no de relatos atravesados por el déficit y el fracaso. Asimismo se destaca la
importancia que tiene al brindar a los estudiantes un contexto de apoyo que favorece la
finalización de la escuela media y la proyección al futuro.

El tiempo, psicoanálisis y orientación vocacional. Lidia Ferrari


Estas son algunas aproximaciones al tema del tiempo en orientación vocacional y su
articulación con el tiempo en psicoanálisis.

El tiempo en psicoanálisis es el tiempo del deseo. Un tiempo por fuera de ritmos biológicos o
convenciones sociales. El tiempo del deseo es radicalmente un tiempo ligado a la construcción
libidinal del sujeto y a los efectos paradojales, y contradictorios del tiempo en el icc. El icc es
atemporal, ignora las coordenadas espacio-temporales de la cc, de la vigilia, de la convención.

El tiempo es irreversible. Siempre se avanza en la línea del tiempo. El discurso también es


irreversible. Pero ese avance hacia el futuro va produciendo al pasado, lo significa y lo
resignifica. Se trata, en psicoanálisis, de paradojas continuas en relación con el tiempo. El
pasado no es lo que fue, sino lo que puede llegar a ser retroactivamente. En el análisis se irá
produciendo un pasado en nuestro viaje al futuro. Vamos a trabajar distintos tópicos en los
cuales aparece el problema del tiempo y sus diferentes abordajes.

Los momentos adecuados para una decisión

Dice Freud: “La mejor manera de proteger al enfermo de los daños que puede acarrearle la
ejecución de sus impulsos es comprometerlo a no adoptar, durante el curso del tratamiento,
ninguna resolución importante (elegir carrera o mujer, por ejemplo) y a esperar para ello el
momento de la curación…”

13
OVO UNIDAD 5

En algunos casos de demanda de O.V. en las que se observa una fuerte complicación neurótica
se hace necesario delimitar cuándo es conveniente indicar un tratamiento analítico, y cuándo,
aun en casos delicados, es conveniente la indicación de un proceso de O.V.

Cuando Freud indicaba que no se tomaran determinadas decisiones “todavía”, lo hacía por
considerar que en las condiciones actuales del paciente esas decisiones no serían apropiadas.
La prescripción de evitarlas no es sino el intento de resguardar al paciente de emprender y
comprometer su vida con actos ligados a la compulsión y a la enfermedad.

La O.V. es una práctica que pone como objetivo esta toma de decisiones. Los procesos de O.V.,
en general, son demandados en determinado momento de la vida del sujeto: su adolescencia .
Tenemos ahí la prueba más contundente de que la vida de los seres humanos transcurre entre
paradojas y contradicciones. Justo en el momento menos adecuado para adoptar decisiones es
cuando debe tomarlas.

En ocasiones, la indicación: “suspenda toda decisión, comience un tratamiento analítico y


luego se verá”, puede llegar a ser contraproducente. En muchos casos hay que evaluar el costo
que tiene para el sujeto suspender toda decisión. El poder emprender algo, aun a riesgo de
equivocarse, a muchos jóvenes los pone en marcha, y ese ponerse en marcha es crucial para
ellos.

Muchos jóvenes están angustiados frente a la tarea de elegir una carrera o de decidir su futuro
ocupacional. Es necesario analizar en cada caso lo que está comprometido en su angustia.

Paradojas temporales

Es en el momento de la salida de la escuela secundaria, en el que se sale de la adolescencia o


durante su transcurso, cuando debe producirse el despegue del núcleo familiar, la salida
exogámica, para poder producir un propio espacio. Esto que puede ser llamado autonomía,
independencia, etc., se debe realizar en un momento que podría caracterizarse como
anticipado respecto de los propios recursos. Anticipado porque la madurez, la experiencia, el
conocimiento necesario para tomar decisiones bien sustentadas se podrían producir luego del
efecto que tiene sobre el sujeto esa separación.

Esto no invalida la apreciación de que el sistema educativo y diferentes herramientas, como la


O.V. en este caso, pueden acompañar, ayudar y favorecer tales elecciones y decisiones. Sin
embargo, definitivamente, ellas tendrán la característica de ser iniciáticas, inaugurantes y es
esta característica la que le da a esas acciones el valor de momentos cruciales.

Es en el terreno de esta situación paradojal donde a veces se pide suspensión de una decisión
a alguien hasta tanto se encuentre en condiciones de tomarla, pero muchas veces, se trata de
condiciones que sólo se obtienen después de haber tomado dichas decisiones.

El valor iniciático de las decisiones y acciones que tomen los jóvenes se relacione con un
momento de la vida donde los cambios son continuos. Se trata de un sujeto que está
organizándose, constituyéndose. El valor de la experiencia es fundamental porque justamente
se trata de la experiencia como acto exogámico. Por lo tanto, cada decisión que tomen, cada
experiencia que realicen, irá construyendo en ellos nuevos instrumentos y desarrollará nuevos

14
OVO UNIDAD 5

rasgos y gustos. Dice Freud: “No olvidemos que sólo la propia y personal experiencia hace al
hombre sabio”.

Dislocación del tiempo en la subjetividad

Siempre existe una inadecuación entre el tiempo subjetivo, el tiempo tal cual es percibido por
los sujetos y el tiempo Otro, aquel que, por ejemplo, pautan los avances tecnológicos, los
tiempos políticos, las guerras, las economías, inclusive el tiempo cronológico. Creemos que en
O.V., se trata de organizar una estrategia que contenga este modo de incluir la dislocación
temporal en el sujeto.

El tiempo del que consulta

En O.V. hay un tiempo por el cual es necesario tener en cuenta la prisa de los plazos necesario
para tomar determinada decisión. La decisión, una vez tomada y efectuada, modifica al sujeto
y no se podrá volver al momento anterior. Por eso, cuando alguien que pasó por alguna
elección, alguna decisión importante, fallida quizá, inicia un proceso de O.V., no se puede
desconocer la huella de aquella experiencia, porque desde allí va a elegir nuevamente.

Se hace necesario considerar el momento vital del que consulta. Es muy diferente el trabajo
que se puede realizar con alguien que todavía no pasó por la experiencia de hacer una apuesta
ligada a la exogamia, a su independencia, y el que ya hizo alguna.

La O.V. tiene un límite de tiempo. Las consultas de O.V. deben llegar a un momento de
conclusión.

El problema del tiempo en la decisión y su relación con la transferencia

Por efectos de la transferencia, condición de un análisis, se supone un saber a otro, un saber


que puede anticipar lo que surgirá, en el futuro, como material de análisis. Esta suposición es
necesaria para un proceso de orientación. Suponer un saber al orientador sobre el futuro del
que consulta.

Durante el transcurso de ciertos procesos de O.V., en el punto donde el que consulta no puede
tomar una decisión, cuando no hay secuencia lógica que haga emerger la decisión, cuando
comienza a advertirse que la decisión es eso, apostar sin más, emerge la figura del orientador.
En muchos casos hemos advertido que, si el orientador se abstiene de indicar o sugerir una
decisión, el joven, al verse confrontado con que solo resta que decida, vuelve la mirada al
orientador esperando que él haga algo. Se espera del orientador una palabra, un gesto que
resuelva o dé indicios de esa decisión. Al no hallarla, porque el orientador se abstiene, cae esta
imagen del orientador que todavía, como pendiendo de un hilo, era el garante de evadir la
toma de decisión.

A diferencia de un tratamiento psicoanalítico, cuando en la transferencia surge la posibilidad


de pensar un poco más allá de la necesidad de tomar una decisión (aquí se situaría la
prescripción freudiana de abstenerse de tomar decisiones), en O.V. es cuando se debe
apresurar un acto.

15
OVO UNIDAD 5

La Orientación Vocacional en el ámbito del gabinete psicopedagógico.


Mirta Poggiollini de Cano, Lía S. Ruiz Musante.
La Orientación Vocacional constituye una situación de aprendizaje, al mismo tiempo que
instituye una labor preventiva; ambas se dan dentro del denominado “Proceso de la
Orientación Vocacional”.

El proceso de Orientación Vocacional apunta a una revalorización de la realidad interna


(¿Quién soy? ¿Qué deseo?), así como externa (¿En qué consisten determinadas carreras? ¿Qué
posibilidades de desarrollo tengo?). Entonces el análisis del estilo con el que el sujeto accede a
esta nueva comprensión de su situación presente y el análisis de cómo se despliegan sus
recursos, nos estarían mostrando cuáles podrían ser sus posibilidades y dificultades en este
proyecto que espera encarar.

La Psicopedagogía preventiva apunta, durante la pubertad y adolescencia, a acompañar y


proponer condiciones favorables al proceso de independencia del sujeto, como a ser
consciente de sí y constructor de su propio camino.

La OVO, toma parte de esta demanda al hablar y pensar con los adolescentes acerca de sí
mismos, ayudándolos a tomar consciencia de quiénes son, de sus posibilidades y deseos, a
conocer la realidad social, educacional y laboral, y proyectar los pasos a efectuar para
insertarse productiva y creativamente en ella.

Consiste en una labor preventiva, realizada grupalmente. La OVO colabora en la difícil


transición entre la escuela y la realidad extraescolar. Da un lugar y un tiempo para revisar las
relaciones de los jóvenes entre sí, con su familia, con las situaciones de aprendizaje, con su
futuro estudiantil y laboral, con su pareja, con su propia historia, con las distintas facetas de su
vida, pensada en proyección hacia el futuro.

¿Cómo llegan las alumnas a los grupos de OVO en la escuela?

La tarea comienza con la jornada anual informativa, planificada desde la Asesoría Pedagógica y
el Gabinete Psicopedagógico; organizada a partir de una encuesta que responden las alumnas
de 4º y 5º año.

A partir del procesamiento de toda la información obtenida, se organizan grupos con las
alumnas por áreas de conocimiento, invitando a profesionales de diferentes actividades para
que transmitan su experiencia sobre el ámbito laboral de su incumbencia.

Se continúa la actividad orientadora con grupos pequeños de 10 a 12 integrantes, formados


con las alumnas que se inscriben optativamente.

Se utilizan técnicas como el collage, de realización grupal e individual, con temas como: el
trabajo, mi profesión, mi familia, el mundo del estudio, el del trabajo. Se plantean preguntas
como ¿Yo me veo trabajando de eso? ¿Cómo me veo trabajando? También se instrumentaron
dramatizaciones y otras técnicas como el portarretrato, redacciones, visión de futuro. Se
utilizaron test que apuntan a la evaluación de la integración de la personalidad, test
proyectivos, gráficos y relatos: HTP, Machover, familia kinética, desiderativo, Phillipson, D.A.T.

16
OVO UNIDAD 5

Generalmente, las alumnas buscan información especializada, un espacio de privacidad y la


necesidad de ser orientadas.

El grupo constituye un sostén para compartir las ansiedades. Este proceso favorece el
desarrollo del sí-mismo. El alejamiento del grupo se produce cuando prevalece lo propio, en
tanto que el trabajo grupal refuerza su propia historia.

Lo que presenta un conflicto importante en este mostrar lo íntimo para sí mismo, es lo que
lleva al abandono de la tarea.

Para lograr un sí-mismo auténtico, como algo estable frente a la inestabilidad del mundo
externo, lo permanente es el logro de una mismidad como garantía de la estabilidad en
función del mundo interno de cada sujeto.

Una personalidad integrada se expresa a través del logro del sí-mismo. Si el sujeto está a
merced de sus emociones o sólo ejecuta las órdenes del pensamiento, no hay un logrado sí-
mismo.

¿Cómo es el aprendizaje del pensamiento de sí-mismo, captador de valores? Elegir, implica


valorar. Se elige para orientar su vida. El ser que no valora se experimenta disponible,
desquiciado en el vacío, mientras no elige un valor que lo justifique. Valores para salvarse del
tedio.

Actualmente se valora el “tener” antes que el “ser”. La sociedad ofrece una falta de modelos
identificatorios, que produce un vacío en el lugar de la identidad lograda a partir de
identificaciones parciales.

Nuestro intento está centrado en el objetivo de atender a lo interno y lo externo del orientado,
no privilegiando uno en detrimento del otro. Una de las exigencias que nos plantea la función
de orientadores es la investigación personal a través del contacto directo con los profesionales
en su ambiente laboral y con los lugares en que se desarrolla el trabajo específico.

Al concebir la Orientación como vocacional-profesional, apuntamos al mundo del trabajo e


insistimos en el mayor contacto directo posible con el área de acción de la actividad pre-
elegida, rescatando la necesidad de ubicarse pragmáticamente como confrontación entre lo
deseado y lo posible.

El medio educacional al que uno asiste, tiene sus propias especificidades que deben ser
tomadas en cuenta para la consecución posterior. Por eso, remarcamos lo situacional como
punto de partida para la prospección, cada medio educativo requiere distintas proyecciones
que deben ser replanteadas momento a momento.

Los orientados necesitan una visión en la que confluyan lo micro y lo macro situacional, lo
interno y lo externo; ser informados sobre el mercado educativo lo más abarcativamente
posible y en relación con sus posibilidades personales.

Una propuesta: la orientación escolar como una materia del Polimodal

17
OVO UNIDAD 5

El objetivo actual de la orientación es ayudar a la “autorientación” del individuo en el


desarrollo de su carrera. La escuela constituye un espacio para esta decisión.

Entendemos que nuestra propuesta de un programa de Orientación Escolar responde a una de


las funciones que tiene la Educación Polimodal: “Preparación para la vida productiva, para
ofrecer a todos los estudiantes una orientación hacia amplios campos del mundo del trabajo,
fortaleciendo las competencias que le permitan adaptarse flexiblemente a sus cambios y
aprovechar sus posibilidades”.

Fundamentación

La propuesta consiste en un modelo que sostenga al alumno como sujeto activo en la


realización del programa. Los alumnos deberán participar en la elaboración de diferentes
materiales para la “información”, siendo actores y comunicadores entre sus pares.

Utilizar procedimientos de búsqueda, análisis, cuadros comparativos. Al mismo tiempo


informan, transmiten sus conocimientos al grupo de sus congéneres. Para ello, cada grupo
elaborará material informativo de diverso tipo.

La O.V. es un campo de entrecruzamiento de distintas variables: personales, sociales,


culturales, económicas. Su abordaje requiere un criterio transdisciplinario. Debemos ir
construyendo la trama conceptual, centrada en los problemas del hombre y la elección de “su
hacer”.

Objetivos de la materia

1. Acompañar el tránsito del alumno en esta etapa educativa, proporcionándole los


recursos para su inserción en el mundo del trabajo.

2. Integrar la educación vocacional en el proceso educativo como algo más de la


formación de la persona.

3. Desarrollar una labor formativa relacionada con los objetivos pedagógicos de la


institución escolar, teniendo en cuenta el entorno socio-familiar de los alumnos.

4. Lograr la toma de conciencia e integración de los intereses, capacidades y valores,


acompañando los grandes cambios propios de esta etapa.

5. Planificar estrategias que permitan la consecución de los objetivos que se proponen.

6. Desarrollar estrategias dentro del currículo.

Consta de tres fases:

a) Información

b) Reflexión

c) Toma de decisión.

Desplegadas en tres grupos de actividades

18
OVO UNIDAD 5

a) Cuestionario de exploración inicial

b) Investigación del sistema educativo vigente

c) Contacto con los lugares de trabajo

Este modelo de intervención grupal y comunitaria no descarta la intervención individual para


los alumnos que lo necesiten.

El mundo de la vida cotidiana es una construcción social en donde el sujeto interviene


transformando ese mundo y transformándose él mismo. Vida cotidiana y contexto son
conceptos que denotan aspectos comunes y remiten a la misma realidad. Deben incluirse en
toda práctica pedagógica. En el ámbito de la realidad, se dan ordenamientos espaciales,
temporales y sociales. La escuela es parte de este mundo inmediato.

La orientación vocacional y el mercado del trabajo: ¿orientar para


transformar o para domesticar? Kann
 Objetivos de la orientación vocacional

La orientación debe tener en cuenta la evolución social y económica del país, así como las
necesidades actuales y futuras de la sociedad, sin dejar por ello de garantizar la libertad de
elección individual; es decir, que el orientador deberá tener en cuenta su doble
responsabilidad respecto del individuo y ante la sociedad.

Hay un conflicto esencial entre los dos objetivos de la orientación: tener en cuenta las
necesidades de la sociedad y garantizar el mismo. Para tener una mayor comprensión de esto
distingue entre transformación y domesticación, conceptos que considera fundamentales. El
primero significa liberar al individuo de las opciones profesionales tradicionales, no sólo en lo
que respecta al sexo sino también a la clase social, a la raza, etc. El segundo, representa el
reverso de la medalla en este caso se trata de hacer creer a los estudiantes/clientes que la
mejor opción es conformarse, o por lo menos se trata de no alentarles a apartarse de la
tradición.

A modo de ejemplo: no se pretende que las muchachas aspiren a un empleo de tiempo


completo, sino más bien a una actividad que puedan dejar fácilmente para casarse, tener hijos
y dedicarse a otras tareas familiares. No se alienta a los jóvenes de la clase obrera a seguir
estudiando y poder así obtener empleos de mayor prestigio social, sino que se les induce a
creer que es natural que sigan los pasos de sus padres, se les hace creer que los trabajos en los
servicios sociales no son para ellos.

 La orientación vocacional en las escuelas y en el mercado de trabajo

Puesto que el desempleo juvenil generalizado, que es un problema común en el Tercer


Mundo, no se conocía en los países industrializados hasta hace relativamente poco, tampoco
se le daba importancia dentro de la orientación vocacional. El problema del desempleo y la
variabilidad del mercado laboral en todo el mundo, están obligando a ampliar lentamente el
ámbito de la orientación vocacional de modo que cada vez se dan más indicaciones sobre el

19
OVO UNIDAD 5

desempleo, el tiempo libre y la creciente importancia de los servicios de la sociedad actual.


Esta situación cambiante induce a los orientadores a centrarse cada vez más en satisfacer las
necesidades de la sociedad, antes de poder preservar la libertad de la elección del individuo.

 Orientación vocacional y clase social

Solo en tiempos bastante recientes la clase social y otros factores sociales del orientador han
empezado a tenerse en cuenta en la orientación vocacional.

Lipserr defendía ya en 1962 la idea de que el orientador ha de averiguar y tener en cuenta la


clase social de interlocutor “incluso la profesión y los ingresos de los padres, su nivel
educativo, lugar y tipo de residencia, origen étnico”.

 La cuestión del sexo

La proporción de mujeres que trabajan en empleos remunerados aumento en todas partes de


mundo desde la segunda guerra mundial, cuando en diversos países las mujeres tuvieron que
incorporarse a la población activa y realizar diversas tareas de las que solían encargarse los
hombres. Pero a pesar de este aumento del número de mujeres empleadas, y a pesar de los
esfuerzos llevados a cabo de manera concertada por organizaciones femeninas y por muchos
gobiernos para que las jóvenes elijan entre una variedad más amplia de ocupaciones, la
situación no ha variado sustancialmente.

En la industria las mujeres trabajan sobre todo en el sector textil, en los servicios de
alimentación, peluquería, lavandería, limpieza y trabajos ligeros de montaje, en el trabajo no
manual se concentran principalmente en las ocupaciones administrativas, sanidad, bienestar
social, educación y venta. La domesticación es quizás el enfoque más evidente en lo que
respecta a la mujer.

Vulnerabilidad en adolescentes que estudian y trabajan. Ana Tosi, María


Alejandra Battaglia y Guillermo Molina.
- Introducción

Pareciera ser que la realización del ciclo completo de escolaridad media sigue siendo en
nuestro país, a fin del milenio, una quimera para amplios sectores de una población juvenil en
riesgo, cuyo futuro se torna más incierto aún ante una sociedad y un mercado laboral cada día
más exigente en término de credenciales educativas, en tanto que la institución escolar
escasamente preparada y dotada para garantizar el pasaje por la misma.

Preocupados por esta situación, nos propusimos iniciar en el año 1997 un estudio de caso
exploratorio y multidisciplinario en un establecimiento de enseñanza media nocturno con
terminalidad comercial de la ciudad de Rosario. Nos interesó conocer los itinerarios educativos
y laborales de adolescentes y jóvenes que transitan por el doble esfuerzo de estudiar y
trabajar. Suponíamos una vulnerabilidad presente y futura ante el incremento de los fracasos y
deserciones del sistema educativo formal, con riesgo latente de exclusión social. Desde una
perspectiva de género, nos propusimos vincular esas trayectorias con estrategias familiares de

20
OVO UNIDAD 5

sobrevivencia y con las representaciones colectivas que construyen los/las alumnos/as sobre el
rol de la escuela y del trabajo en sus proyectos de vida.

En una primera fase y desde un enfoque metodológico cuantitativo aplicamos dos modelos de
encuestas en adolescentes y jóvenes –varones y mujeres- que trabajan y/o que buscan trabajo
(total: 160 encuestas). Continuaremos el estudio desde estrategias metodológicas cualitativas:
grupos focales, entrevistas en profundidad e historias de vida. En este artículo se han
seleccionado algunos de los datos obtenidos.

Adolescentes que estudian y trabajan: el desafío diario de luchar por la inclusión social.
Aspectos conceptuales

Como consecuencia de los procesos de desindustrialización e híper-inflación registrados en la


región, a fines de los ’80 y en el transcurso de los ’90 se cerraron una cantidad importante de
fábricas, afectando al comercio e incluso al sector servicios. El desenlace fue la destrucción de
un importante número de puestos de trabajos, impactando especialmente en trabajadores
asalariados estables y jefes de hogar.

Muchos adolescentes, compelidos por necesidades económicas impostergables de sus grupos


familiares, buscan ingresar tempranamente en la vida laboral con competencias mínimas, sin
haber adquirido las habilidades esenciales requeridas por los nuevos puestos de trabajo, con
insuficientes y frágiles redes de relaciones sociales. En un mercado laboral tan restringido y
competitivo, el desenlace es previsible: resulta muy difícil obtener un primer empleo. Muchos
abandonan la búsqueda, desalentados, con vivencias subjetivas de desvalorización personal y,
en algunos casos, de discriminación. Los que logran emplearse, ingresan a trabajos
precarizados, temporarios, sin cobertura previsional y social, "en negro".

Llomovate señala que generalmente ingresan entre los 12 y 13 años e incluso en edades aún
inferiores, revelando la presencia de trabajo infantil. Konterllnik, I.; S. Feldman y M. A. Gallart
consideran esas circunstancias como situaciones de vulnerabilidad y predicen trayectorias
personales de postergación social. Tales perspectivas pueden agravarse si estos jóvenes
pertenecen a hogares pobres o pauperizados, si registran sobreedad en el nivel de
escolarización que cursan, si no han aprobado el ciclo básico de la escuela media y presentan
niveles bajos de instrucción o si son inactivos que no estudian.

Los requerimientos actuales para insertarse laboralmente en un contexto de profundas


transformaciones del proceso laboral, tanto en el orden tecnológico como organizacional,
acentúan la importancia de la educación para acceder a mejores condiciones laborales y
demandan sujetos con capacidad de ser polivalentes, flexibles a procesos de aprendizaje y
adecuación continuos, con aptitudes para operar en equipos de trabajo con iniciativa,
eficiencia, creatividad, productividad y competitividad.

Las carencias educativas, de capital cultural y social que plantea Bourdieu, vinculadas a
inserciones laborales tempranas y a fracasos, interrupciones o bajos rendimientos escolares
operan en negativo para el devenir laboral futuro de los mismos, destinándolos a circuitos de
trabajos temporarios, con alta rotación de empleo-desempleo–subocupación. Las bajas

21
OVO UNIDAD 5

remuneraciones percibidas inmovilizan en la pobreza o sus proximidades y acentúan la


desigualdad y segmentación de la sociedad actual.

Para los adolescentes comprendidos entre 14 y 17 años resulta difícil conciliar el trabajo con la
asistencia regular a la enseñanza media y se registra una amplia gama de situaciones, desde el
bajo rendimiento educativo hasta el fracaso y la deserción temprana del circuito escolar dada
la extensión horaria que tienen las jornadas laborales. Los jóvenes de sectores menos
favorecidos deben esforzarse el doble para acceder a su capacitación laboral, invertir ingresos
propios para capacitarse específicamente en tanto aspiran a inserciones inmediatas en el
mercado de trabajo o a mejoras en su situación laboral. Por lo tanto transitan por situaciones
de grandes desventajas en el uso de las oportunidades educativas. Es relevante la marginación
por exclusión temprana, antes de que las habilidades básicas se hayan consolidado, y la
marginación por inclusión, permaneciendo en el sistema formal sin lograr acceder y entrenarse
en la adquisición de esas habilidades.

En el caso de permanecer en el sistema educativo formal, acceden en general a sus segmentos


más deteriorados, obteniendo credenciales devaluadas en relación a las obtenidas por otros
sectores sociales. El riesgo es "la descalificación y la desocialización" (entendida como pérdida
de identidad y aislamiento social) que condicionará sus perspectivas en tanto sujetos adultos.

Caracterización de la población estudiada

Se administraron encuestas a un total de 160 alumnos/as entre los 14 y 27 años, con una edad
promedio de 17 años.

- Perfil socio-familiar:

Conviven en familias nucleares el 54,8% y en familias monoparentales maternas el 22,6%. En


las ocupacionales parentales predominan empleados administrativos y públicos, pequeños
comerciantes, enfermero/as, personal gastronómico, servicio doméstico y cuentapropistas. Se
registran solamente dos profesionales. Los niveles educativos parentales expresan
mayoritariamente cursados de instrucción primaria completa y secundaria incompleta.

- Perfil socio-educativo:

Los alumnos que buscan trabajo presentan un alto grado de repitencia (78% en varones y un
85% en mujeres) y de interrupción del estudio (56% en varones y un 50,9% en mujeres). En los
alumnos que trabajan, los porcentajes también son elevados, en repitencia (66,6% en varones
y 94% en mujeres) y en interrupción (66,6% en varones y un 33,3% en mujeres). Manifiestan
como motivos más frecuentes: el desinterés hacia los estudios formales y problemas familiares
que implicaron tener que trabajar. No obstante ese apatía por el estudio, el 61,3% dice que
estudia por decisión propia y por presión familiar sólo el 1%.

- Perfil socio-laboral de los encuestados:

El 36,5% de los alumnos trabaja, el 62,5% está desocupado, el 29% trabaja a veces y un 1% no
busca trabajo. La duración de la jornada laboral más frecuente es de 8 hs. (pudiendo llegar a
jornadas más extensas en varios casos).

22
OVO UNIDAD 5

El 95% de los encuestados manifiestan trabajar sin contrato, "en negro". Trabajan con
familiares el 31,6%, por cuenta propia el 10,5%, en empleos privados el 36,9%, en servicio
doméstico un 14% y en programas sociales ("Trabajar"), sólo el 5,2%.

- Perfil socio-laboral de los alumnos ocupados:

Se han analizado 57 encuestas administradas a adolescentes y jóvenes ocupados, de ambos


sexos. La edad promedio del grupo en cuestión es de 18,3 años.

Se han considerado los siguientes aspectos:

Tipo de ocupación: El grupo investigado se desempeña en una variada gama de actividades,


siendo la heterogeneidad de las mismas lo más significativo cuando se trata de las vinculadas
al sexo masculino, frente a una relativa homogeneidad en las prácticas observadas en el grupo
femenino. Los varones mayoritariamente se encuentran participando en:

a- oficios tradicionales como: plomero, pintor, yesero, ayudante albañil, electricista,


carpintero, revestidor.

b- actividades vinculadas al área de servicios (de apoyo periférico): repartidor, mozo, limpieza,
cobranzas, cadete, chofer, diariero, empleado de stock.

c- operarios en pequeñas o medianas industrias: en gas licuado, imprenta, electricidad,


industria química, industria papelera.

d- empleo público municipal (un caso).

e- cuentapropismo como disc jockey (dos casos).

En las mujeres, sin embargo, lo dominante son las actividades asociadas al rol doméstico,
siendo las ocupaciones más reiteradas las de niñera, empleada doméstica, cocinera. Se registra
algún desempeño en tareas ligadas al área comercial en calidad de empleadas de salón de
ventas, promotoras, empleada en locutorio, así como también aparece mendicidad encubierta
en el caso de una vendedora ambulante.

La heterogeneidad de desempeños relevada encuentra en la precariedad del vínculo (trabajo


en negro, sin cobertura social) y en el escaso potencial calificatorio un común denominador
que atraviesa todas estas prácticas laborales. A esto cabría agregar que en el caso de las
mujeres, el 50% se concentra en tareas de servicio doméstico, reproduciendo estereotipos
socioculturales que identifican a éste como uno de los ámbitos posibles para el trabajo
femenino, particularmente cuando el nivel educativo es bajo.

Riesgo laboral: Requeridos acerca de su percepción frente a riesgos físicos a los que se


exponen en sus actividades, 32 varones identificaron riesgos laborales. En las respuestas
femeninas (10 sobre un total de 19 encuestadas) se dividieron entre las que afirmaron no
correr ningún riesgo y las que no saben respecto del mismo.

De todos los que expresaron su conciencia del riesgo a que se encuentran expuestos (el 72%
en el sector masculino y el 45% en el sector femenino), los elementos contaminantes, los
cortes, el ruido, el frío o calor excesivos, así como las quemaduras y esfuerzos posturales

23
OVO UNIDAD 5

incorrectos. El temor al robo y a la agresión física aparece como otro factor que se agrega
como riesgo potencial.

Se infiere que existe en la población estudiada una clara percepción de los riesgos que corren
en su desempeño laboral. Estos datos adquieren una particular dimensión si se tiene en cuenta
que se trata de sujetos que atraviesan una etapa en la cual aún no se ha completado el
desarrollo psicofísico, lo que lleva a interrogarnos sobre las probables consecuencias en el
mediano plazo para quienes no pueden sustraerse de estos trabajos, ya que estos
adolescentes no trabajan sólo para obtener experiencia, sino por necesidades económicas
impostergables.

Accidentes de trabajo: Mayoritariamente responden no haber sufrido accidentes de trabajo.


Los que sí manifiestan haber pasado por esa situación (8 casos, todos masculinos) se refieren a
cortaduras, quemaduras, quebraduras, así como a problemas pulmonares por exceso de
"humos químicos".

Enfermedades padecidas durante el año: No aparecen en un primer análisis enfermedades


que puedan provenir de la actividad laboral que realizan.

Trabajos anteriores: Llama la atención la alta rotación en las actividades laborales desplegadas


por estos adolescentes y jóvenes, si se tiene en cuenta la edad promedio de 18,3 años. La
mayoría refiere a trabajos anteriores, y en algunos casos, manifiestan haber transitado por
más de siete rubros.

Edad de inicio laboral: El promedio de edad en que ingresan ambos sexos al circuito laboral
está en 14 años. Estos datos nos llevarían a caracterizar estas situaciones como trabajo infantil.

En las mujeres se encuentran 6 casos por debajo de los catorce años.

El tiempo promedio de permanencia en el circuito laboral para todo el grupo estudiado es de


aproximadamente 4,4 años, no registrándose diferencias significativas por género.

De lo expuesto surge en un primer análisis lo siguiente:

• Heterogeneidad laboral masculina y relativa homogeneidad asociada a los estereotipos


culturales relacionados con el género en las mujeres, aunque todos participen de un tipo de
trabajo caracterizado por la precarización y tareas escasamente calificantes.

• Elevada rotación en empleos de escasa calificación que condicionan la futura empleabilidad


del sujeto en contextos de reconversión tecnológica y organizacional.

• Clara y discriminada percepción del riesgo laboral, particularmente en los varones.

• Ingreso prematuro al circuito laboral, lo que llevaría a un futuro de vulnerabilidad y/o


exclusión por inclusión temprana (presencia de trabajo infantil en varios encuestados varones
y mujeres).

• Los 14 años es la edad promedio de ingreso al mercado laboral para jóvenes con necesidades
básicas insatisfechas o con estructuras socio- familiares fragilizadas económicamente y que no
pueden evitar su ingreso a espacios laborales degradados y/o precarios, de escaso potencial

24
OVO UNIDAD 5

calificatorio y limitante serio de sus posibilidades de tiempo para su formación futura. Estos
trabajos exponen a una serie de riesgos físicos en situaciones que incrementan su
vulnerabilidad, particularmente considerando que se trata de una población mayoritariamente
adolescente, en proceso de desarrollo psicofísico.

Valoración en el trabajo: De los datos obtenidos en un alto porcentaje en ambos géneros los
adolescentes y jóvenes encuestados se sienten respetados y valorados en su trabajo.

Deseos de cambio de empleo: En la población masculina se observa una tendencia mayor a


querer permanecer en el empleo actual que en el caso de las mujeres. En las mujeres, no se
registran diferencias significativas en las respuestas por la positiva y por la negativa al cambio
de. Nos llama la atención que sean las mujeres las que más deseen cambiar de actividad.
Suponemos que puede tener este dato alguna vinculación con el hecho de que la inserción
laboral femenina más importante en esta muestra se ubica en rubro de Servicio Doméstico,
espacio laboral desvalorizado en nuestra sociedad y que tiende a emplear población femenina
con bajo nivel educativo. Es posible que el cursado de estudios secundarios juegue aquí un
papel importante en la expectativa de cambio hacia el futuro.

Motivos por los cuales se desea el cambio de empleo: Entre los motivos masculinos de mayor
frecuencia, predomina la expectativa de mejoras laborales y económicas. Resulta significativa
la escasa motivación en ambos géneros ligada al deseo personal, al "gusto" en lo que refiere al
cambio de empleo. En las mujeres se registra equitativamente el deseo de independizarse y
variar de trabajo para salir del cansancio y la rutina. En los varones aparecen en segundo lugar
la búsqueda de independencia y el deseo de variar de empleo.

Motivos para no cambiar de empleo: Se evidencia que el deseo de permanencia en su actual


trabajo está vinculado al bienestar y comodidad que experimentan. Sólo en dos varones está
ligado a la seguridad que encuentran en el trabajo actual.

Interés en el trabajo por sus estudios: Un porcentaje significativo percibe que en su trabajo se
interesan por los estudios que está cursando. El resto se distribuye en que no resulta de
interés o es indiferente.

El trabajo dificulta el estudio: El 72% de los varones asevera que el trabajo genera dificultades
para estudiar. En las mujeres, sólo el 55,5% coincide con esa respuesta. Un 44,5% de ellas
estima que no representa problemas el hecho de trabajar en los estudios.

Consideramos que las diferencias de respuestas registradas entre géneros deberán


correlacionarse con la cantidad de horas de trabajo (ocupación y subocupación) en cada
situación, variable que incide directamente en el tiempo que resta para el estudio.

Primeras conclusiones

En una primera lectura se puede inferir que no existen grandes diferencias en las trayectorias
laborales y educativas de padres e hijos, marcadas en gran parte por fracasos escolares y
trabajos informales de baja calificación laboral en el caso de los que trabajan.

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OVO UNIDAD 5

En sus tempranas inserciones laborales se observa una mayor vinculación con la familia, como
una "ayuda", acompañando a padres u otros familiares en sus tareas. En el caso de las
mujeres, la ayuda familiar se traduce en trabajo doméstico (cuidar hermanos, suplir a sus
madres en tareas del hogar, etc.). Ambas situaciones representarían estrategias protectoras
frente a los riesgos que pueden encontrarse en trabajos extra domésticos en estas edades, que
tienden a disminuir a medida que los adolescentes tienen mayor edad. Pueden llevar a
dificultar la actividad escolar, expresada en tendencia a un alto ausentismo y asociada a bajo
rendimiento.

En el trabajo "como ayuda familiar", se desdibuja la condición de trabajador, consolidándose


en cambio la imagen de solidaridad filial. El riesgo, sobre todo en las mujeres, lo constituye la
tendencia a recluirse en el ámbito doméstico, limitando su participación social, fortalecido por
los estereotipos culturales y sociales que portan estos sectores sociales acerca de un exclusivo
rol femenino en el ámbito doméstico a diferencia del rol masculino, al cual se le asigna la
necesidad de incluirse en el ámbito público. Sus estudios secundarios no se significan como
importantes, pues de ellas sólo se espera futuras amas de casa y madres. Las mismas jóvenes
adhieren en gran medida a estas representaciones y se "refugian" en sus hogares, en sus
grupos primarios, estableciendo muy limitados vínculos en torno a otras formas de relación
social. Cuando salen a trabajar fuera del hogar, un altísimo porcentaje se inserta en actividades
ligadas al servicio doméstico, con similares efectos psicosociales: aislamiento social,
inseguridad, sumisión, temerosidad en el trato con otros, etc., expresando fragilidades
individuales significativas.

Los adolescentes que ingresan al sector formal de la economía, lo hacen en trabajos precarios,
eventuales, donde es mayor la explotación que el aprendizaje, con salarios menores a los de
convenio y caracterizados por el incumplimiento de normas legales. En estos jóvenes es
frecuente la tendencia a abandonar el ciclo de escolarización media para convertirse en
trabajadores secundarios o reemplazar con sus ingresos al jefe de familia que ha quedado
desocupado y proclive a no poder reinsertarse, o al padre ausente. Entre las causas de
abandono o interrupción de los estudios, finalizada la primaria, figuran además de la presión
económica de sus hogares para buscar empleo (en los varones) y las tareas domésticas (en las
mujeres), causas personales: muchos adolescentes se autoculpan por su falta de interés por la
escuela, o por sus dificultades escolares. A pesar de estas dificultades, la escuela aún mantiene
una valoración positiva para ellos en sus representaciones respecto al papel de habilitadora
para el empleo y su futura movilidad social.

Se observa, además, que los requerimientos actuales en lo referido a competencias y


habilidades exigidos para la obtención de empleo y la tendencia imperante a flexibilizarlo,
estarían agravando la situación de vulnerabilidad a la que están expuestos estos jóvenes en sus
perspectivas futuras.

La adolescencia significa una etapa de la vida de gran fragilidad. Algunos autores, como Efrom,
estiman que existe urgencia para intervenir con políticas públicas orientadas, no a enfocar a
los adolescentes como potenciales desviados a los que es necesario corregir en su
comportamiento individual tempranamente, sino insistir en el diseño de acciones para apoyar
y posibilitar el acceso a oportunidades educativas que potencien mejores condiciones de vida.

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OVO UNIDAD 5

Estos tiempos de fuerte individualismo y alta competitividad conllevan el riesgo de ruptura de


los lazos sociales y la disolución de valores como la solidaridad y la cooperación. Siguiendo a
este autor, uno de los interrogantes que se abre, es cómo podrán gestarse los procesos
identificatorios y vínculos afectivos de los adolescentes, en tanto las imágenes que ofrecen sus
adultos en forma creciente expresan incertidumbre, angustia, inestabilidad y precariedad
emocional.

En esta etapa de la vida en donde son esperables las conflictivas intergeneracionales, las
fragilidades paternas pueden llevar a situaciones de alta tensión y descalificación filial y a
producir efectos singulares al tener muchas veces que transformarse el joven, en un
trabajador secundario o en el proveedor principal de ingresos en su grupo familiar, exigido por
circunstancias ajenas a su propio proceso de desarrollo personal.

La entrada del adolescente y, en algunos casos del niño, a este mundo del trabajo estaría
expresando la incapacidad o imposibilidad de su núcleo social de pertenencia de sustraerlo de
un conjunto de prácticas laborales que no califican para el futuro y que resultan
significativamente deteriorantes para su salud.

El otro interrogante que se abre es en torno al papel que le cabría a la institución escolar para
optimizar la empleabilidad y sus trayectorias educativas futuras con el propósito de superar el
circuito histórico de la generación parental, ya que ante estas cuestiones la escuela se
advertiría impotente para afrontar el doble reto: formar en el sentido de lo exigido por las
competencias requeridas por un mercado laboral en constante mutación y garantizar el acceso
a un conjunto de bienes simbólicos que permitan la integración del joven a escenarios
caracterizados por la velocidad del cambio.

Construida desde falsos supuestos de homogeneidad, la "democratización del ingreso" al nivel


no ha sido acompañada por la "democratización de permanencia" entendiendo por esta última
la adecuación de la estructura organizativa, pedagógica y de apoyo al perfil de su población-
objetivo, dados los altos índices de deserción que se manifiestan en este nivel y las "historias
de fracasos" y/o profecías autocumplidas.

Repensar la estructura educativa, dotarla de un equipamiento técnico-profesional que


acompañe el proceso de aprendizaje, construir estrategias de inclusión y optimización
asumiendo las contradicciones provenientes de un medio que fragmenta y excluye, es el
desafío de la institución escolar que atiende a estos sectores para el próximo milenio.

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