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¿ES UNA CONTRADICCIÓN FLAGRANTE O ES UNA TREMENDA ESTUPIDEZ?

Manuel Flórez Alemán.

¿Cómo llamaré estas actitudes y acciones del gobierno? ¿Aporías? ¿Paradojas? ¿Contradicciones?
¿O simples y llanas estupideces?

Me hago estas preguntas, una vez más, ante el desbordado sinsentido gubernamental, con motivo
del desplazamiento de la Minga Indígena hacia Bogotá y el Paro anunciado para el 20 y 21 de
octubre de 2020.

Este gobierno, como todos los anteriores, además de mentiroso, es campeón de las
contradicciones, aporías y paradojas. Me hace recordar a Zenón de Elea, en su contumacia
argumentativa, para demostrar que el movimiento no existe, que la tortuga siempre le ganará a la
liebre; nunca la alcanzará, si le da un tris de ventaja, de distancia; y he recordado también la
paradoja del conocimiento de Sócrates en su alegato del Menón, según cuenta Platón, sobre la
posibilidad de conocer la verdad de algo. Una danza de contradicciones, pero las griegas son
hermosas y creativas.

¿A qué viene este cuento? En primer lugar, a la caminata de la Minga Indígena. El gurú de la ultra
derecha, de una dijo que esa Minga era la toma socialista del Estado colombiano. Enseguida metió
miedo. En su delirio vio cómo los aborígenes se tomaban el poder y sacaban al Presidente Duque,
a sombrerazo limpio, de la Casa de Nariño. Mucha gente le creerá y lo seguirá en su loco empeño
de trizar el proceso de paz.

La ministra del interior descalifica la protesta porque es una confrontación política, un juicio
político al Presidente, como si la Minga fuera el Congreso de la República. Con ese sonsonete
malévolo y falso la deslegitima y estigmatiza, como hacen con todas las movilizaciones populares,
con el único fin de desprestigiarlas y abrirle puertas y ventanas a los violentos.

En segundo lugar, la situación que han vivido el magisterio y el resto de trabajadores en sus luchas
centenarias. ¿Qué se irán a inventar para el 20 y 21? Ya le han endilgado todos los epítetos
posibles. El principal calificativo es el de paros políticos. Los maestros y demás trabajadores deben
ser apolíticos. Los voceros del gobierno,  descalifican la Minga, las luchas del magisterio y demás
trabajadores, porque son políticas.

Que yo sepa, el Presidente habita la casa del inmarcesible traductor de los derechos del hombre
no porque sea un científico, un filósofo, o un investigador. Está ahí porque es político, o mejor,
politiquero. Fue elegido en una contienda política, a nombre de un partido.

Los ministros, asesores, secretarios, toda esa cauda que forma el gobierno, y el legislativo, están
ahí porque son  políticos.

Si los gobernantes, que no debieran, hacen política, viven y comen de élla, ¿por qué se le niega al
resto de los colombianos el estatus natural de "homo politicus"? Ésto es una contradicción
flagrante y una tremenda estupidez. Todos somos políticos por naturaleza. No sólo los miembros
del gobierno ni los parlamentarios de derecha. La política que ellos hacen es buena, pero si la
hacen otros, léase oposición o cualquier otra tendencia crítica, es demoníaca. Parlamentarios de
derecha pueden hacer política, los de izquierda no. O ¿cómo entender que la Minga y las marchas
de los trabajadores expandan el covid -19, y las del centro democrático y liberal - conservadores,
para protestar por la finca por cárcel del jefe, no tengan nada que ver con la pandemia? ¿Será que
el covid pertenece a algún partido de gobierno?

Prohibirle a un docente que sea político es pisotear su naturaleza. El docente se educa y educa
para pensar y actuar libre, responsable y soberanamente. No para ser borrego seguidista. No hay
que confundir pensamiento político con partido político. Éso es otro cuento.

El doble rasero es nefasto. Cercena la democracia a punta de violencia. Urge un Estado reglado por
la democracia y la ética pública, más allá del voto, y donde pensar no nos cueste el trabajo ni
mucho menos la vida.

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