Por: Nicolás Imitola. 9°1 Más conocidos como vapeadores o cigarrillos electrónicos, estos son objetos peligrosos, dañinos, fáciles de conseguir y frecuentemente vistos en adolescentes. Estos dispositivos no queman tabaco. En cambio, tienen cartuchos llenos de nicotina, THC, aceite de cannabinoides (CBD), sabores, y otras sustancias químicas. Los cigarrillos electrónicos calientan las sustancias químicas líquidas en vapor que inhala una persona, que es la razón por la que se los suele denominar “vapeo.” Mientras los tipos y concentraciones de las toxinas pueden variar según la marca, todos los cigarrillos electrónicos contienen sustancias nocivas. Estos recién comenzaron a conseguirse en Estados Unidos a partir de 2006. Como consecuencia, la investigación sobre sus riesgos para la salud a largo plazo es limitada. Afirman que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (Food and Drug Administration) empieza a regular los cigarrillos electrónicos en 2016, pero hay regulación limitada en los aparatos y en las sustancias líquidas. También, pero no menos importante cabe aclarar que la nicotina es adictiva y puede perjudicar el desarrollo del cerebro. Lo cual lo anterior es aún más perjudicial para adolescentes, ya que están presentando cambios físicos como emocionales, y psicólogos. Muchas personas dejan el cigarrillo común para empezar a utilizar este vapeador y hay evidencia de su efectividad. Aun así, los cigarrillos electrónicos no deben ser una primera opción para dejar de fumar porque presentan muchos riesgos. Las sustancias químicas y toxinas pueden causar problemas médicos serios, incluido el cáncer. En 2019, un brote de lesiones pulmonares graves asociados con el uso de los cigarrillos electrónicos ocurrió en EE.UU. Algunas personas están de acuerdo con este nuevo cigarrillo, ya que no piensan en sus consecuencias ni riesgos. O por el simple hecho de hacer caso omiso. Si nos ponemos a pensar, en los casos de las personas que conllevan este gran problema, son aquellas que necesitan ayuda y no lo aceptan. Son aquellas que piensan que esto lo que hacen, está bien, pero la realidad es que están atadas a ese vicio. Aquí una pregunta que se plantean la mayoría de padres con hijos adolescentes: ¿Algún día mi hijo/a, ha probado o probara ese antes mencionado cigarrillo electrónico? La respuesta es muy simple, si las cosas se hablan claras y muy bien, la probabilidad es baja, pero depende mucho de la capacidad y la decisión que tome el adolescente.