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La Reina Isabel de España al saber que las tierras colonizadas por sus
compatriotas se están sublevando los indígenas decide enviar al Coronel
Adiel Ramírez para que trate de detener las escaramuzas. El coronel Ramírez
parte de su querida España y al llegar al Reino de Quito se da cuenta que se
ha iniciado una cruenta lucha por la liberación del pueblo indio y mestizo.
¡Claro esta! Que el Coronel Adiel no iba a permitir semejante barbarie y debía
acatar las órdenes de su alteza real, la Reina Isabel.
Los tres soldados españoles salen en busca de Rumiñahui, pero Rumiñahui que
se encontraba en su cabaña de adobe y paja junto con algunos soldados
indígenas se entera que vienen por él y de inmediato ordena a su ejército
reunir todo el tesoro para evitar que los españoles se las roben.
Rumiñahui caminó por muchos días por las faldas del volcán Pichincha y ante
el peligro inminente de los españoles liderado por Aymerich y sus secuaces,
Rumiñahui exclamó las palabras mágicas: “pluma del gran cóndor derrama
todo el tesoro sobre las faldas del volcán” y así sucedió. Viéndose vencido
Rumiñahui se dejó tomar prisionero por los españoles y ordenó a Rafa, Joshua
y Leandro que fueran y dieran a viso a Sucre para que prepare a sus tropas
para la gran batalla y también debían entregarle a Sucre la pluma del gran
cóndor.