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El Gran Cóndor de los Andes y su amigo Rumiñahui.

AUTOR: Estudiantes de tercer año de EGB.

La Reina Isabel de España al saber que las tierras colonizadas por sus
compatriotas se están sublevando los indígenas decide enviar al Coronel
Adiel Ramírez para que trate de detener las escaramuzas. El coronel Ramírez
parte de su querida España y al llegar al Reino de Quito se da cuenta que se
ha iniciado una cruenta lucha por la liberación del pueblo indio y mestizo.
¡Claro esta! Que el Coronel Adiel no iba a permitir semejante barbarie y debía
acatar las órdenes de su alteza real, la Reina Isabel.

El teniente Melchor Aymerich que estaba encargado de la tropas españolas


le informa al Coronel Adiel Ramírez que se evidencia la presencia de un
indígena conocido con el nombre de Rumiñahui quien estaba promoviendo
entre los suyos la liberación del pueblo indígena, le comenta también que es
un guerrero y muy valiente. El coronel Ramírez ordena a Aymerich que tome
prisionero a Rumiñahui y acto seguido se lo mande a matar. Aymerich sale
presuroso a cumplir la orden de su coronel y lleva consigo a sus amigos y
camaradas Paúl y Juan David.

Los tres soldados españoles salen en busca de Rumiñahui, pero Rumiñahui que
se encontraba en su cabaña de adobe y paja junto con algunos soldados
indígenas se entera que vienen por él y de inmediato ordena a su ejército
reunir todo el tesoro para evitar que los españoles se las roben.

Rumiñahui sale de su choza en compañía de su amigo Rafael y ordena al


teniente indio Leandro y Joshua que cuiden de las doncellas. En el camino en
medio de las montañas y volcanes a Rumiñahui se le cae su pluma, un
obsequio de su amigo el Cóndor de los Andes. Y al mirar al suelo dispuesto a
coger su pluma, la misma empieza a lucir hermosos colores luminosos y se
convirtiéndose en un objeto mágica que le ayudaría a cumplir sus objetivo de
liberar a su pueblo.
El cóndor se posa sobre la mano de Rumiñahui quien se encontraba junto a
Rafael, Joshua y Leandro y les dice: mi pluma es mágica y cuando requieras
de su ayuda repite las palabras mágicas. “Pluma del gran cóndor”.

Rumiñahui caminó por muchos días por las faldas del volcán Pichincha y ante
el peligro inminente de los españoles liderado por Aymerich y sus secuaces,
Rumiñahui exclamó las palabras mágicas: “pluma del gran cóndor derrama
todo el tesoro sobre las faldas del volcán” y así sucedió. Viéndose vencido
Rumiñahui se dejó tomar prisionero por los españoles y ordenó a Rafa, Joshua
y Leandro que fueran y dieran a viso a Sucre para que prepare a sus tropas
para la gran batalla y también debían entregarle a Sucre la pluma del gran
cóndor.

Aymerich y sus amigos Paúl y Juan David llevaron el corazón de Rumiñahui al


Coronel Ramírez. Complacido Ramírez por la muerte de Rumiñahui ordena a
Juan David y Paúl que vayan al pueblo indio y tomen prisioneras a cuanta
doncella encontraron en su camino. Así fue, llegaron al poblado indio y
tomaron prisioneras a las doncellas María, Maite y Karina.

Mientras esto pasaba en el poblado indio Sucre en compañía de sus amigos


indios Rafa, Joshua y Leandro preparaban la gran emboscada en contra de
Adiel y Aymerich, pero al mismo tiempo estaban preocupados porque sabían
que tenían que liberar a las doncellas. Sucre creyó conveniente que Joshua y
Leandro debían ir a la aldea india para liberar a las doncellas. Mientras
caminaban los dos indígenas iban comentando como harían para liberar a
las doncellas y en eso se aparece el cóndor y les entrega el corazón mágico
de Rumiñahui para que lo utilicen como apoyo y les pide que repitan: “la
gloria y el valor está en mi fortaleza”. Al llegar a la aldea Joshua repite: La
gloria y el valor está en mi fortaleza y de pronto unl ejército de cóndores
surcaban por los aires, con su ayuda lograron liberar a las doncellas María,
Maite y Karina. Paúl y Juan David fueron puestos a órdenes de Sucre, quien
dispuso que serían prisioneros en su cuartel y que al finalizar la guerra
trabajarían alimentando a los cóndores en las faldas del Pichincha.
Aymerich logró escapar y al mando del Coronel Ramirez organizaron sus
tropas y salieron al encuentro de Sucre. Se liberó una gran guerra, pero
Ramírez y Aymerich no contaban con los poderes mágicos de la pluma y el
corazón de Rumiñahui que al ver que Sucre y sus tropas eran vencidos
provocaron la erupción del volcán Pichincha, el río de lava que se formó
llevaba consigo solo a los soldados españoles. Sucre y su ejército de mestizos
e indígenas se quedaron atónitos ante los hechos. Y así lograron salvar a su
pueblo del yugo español. Y los soldados indios Rafa, Joshua, Leandro se
casaron con las doncellas María, Mayte y Karina respectivamente y fueron
felices para toda la vida. Mientras que Aymerich y Adiel acompañaron a Paúl
y Juan a cuidar de los cóndores en las faldas del Pichincha.

Autora: Alexandra Escandón B

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