Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La adquisición del esquema corporal es muy importante en Educación, dado que es la base para adquirir los diferentes
aprendizajes, a la vez que para construir su propia personalidad y autoafirmarse a sí mismo y a los demás.
El movimiento interviene en el desarrollo psíquico, en los orígenes de su carácter, en la relación con los demás y en adquirir
aprendizajes escolares.
Dada la importancia del desarrollo psicomotor del niño será necesario que la escuela se plantee el modo de trabajar la
educación psicomotriz para facilitar el aprendizaje de habilidades básicas que el niño tiene que adquirir: lecto-escritura y
matemáticas.
Con la educación psicomotriz se intenta trabajar, por una parte, el dominio del cuerpo y de sus desplazamientos que es el
primer elemento del dominio del comportamiento y, por otra, una mayor eficiencia en los actos de la vida de relación y en
diversas situaciones educativas. Si la educación psicomotriz se llevara bien en la segunda Infancia, el número de fracasos
escolares e inadaptaciones disminuirían. Según el Dr. Le Boulch (1976) la educación psicomotriz debe ser una educación
total del ser, a través del movimiento. Partiendo del concepto etimológico de psicomotricidad y haciendo un análisis
lingüístico de su genealogía en motricidad y psico, la psicomotricidad según Wallon (1970), es la conexión entre la
maduración fisiológica y la maduración intelectual, relevando importancia al movimiento para conseguir esa madurez
psicofísica de cada persona.
Para la mayoría de los autores, los conceptos fundamentales de educación psicomotriz son:
El esquema corporal, es la imagen mental o representación que cada uno tiene de su cuerpo en movimiento o
estáticamente, gracias a la cual se puede situar en el mundo que le rodea.
Para Wallon (1970), es el resultado y la condición de las relaciones precisas entre el individuo y su medio.
Para Le Boulch (1970), es una intuición de conjunto o un conocimiento inmediato que nosotros tenemos de nuestro cuerpo
en estado estático o en movimiento en relación con sus diferentes partes y, sobre todo, en relación con el espacio y los
objetos que nos rodean.
Pic y Vayer (1977) adoptan una definición muy parecida a la del Dr. Le Boulch es la organización de las sensaciones relativas
a su propio cuerpo en relación con los datos del mundo exterior. A un nivel más descriptivo, el esquema corporal corresponde
a la organización psicomotriz global, comprendiendo todos los mecanismos y procesos de los niveles motores, tónicos,
perceptivos y sensoriales, procesos en los cuales y por los cuales el nivel afectivo está constantemente investido .
En definitiva, no es posible examinar la realidad del esquema corporal sin hacer referencia al cuerpo global, como unidad y
totalidad.
La imagen corporal se forma a partir del cuerpo, pudiendo estudiarse desde tres puntos de vista:
- El desplazamiento.
- El equilibrio.
- La presión y el transporte.
Se establecen las relaciones espaciales, adquiriéndose los conceptos tridimensionales : largo, ancho, alto.
Los ejes corporales son muy importantes en la concienciación corporal y la vida de relación.
El eje horizontal va de derecha a izquierda, atraviesa la cintura, los hombros y la pelvis; permite una rotación hacia afuera.
El eje vertical está definido por la línea divisoria que se encuentra a nivel de la columna vertebral, divide imaginariamente el
cuerpo en dos partes iguales, con una total simetría; es muy importante en relación con el aprendizaje de las nociones de
derecha-izquierda y las localizaciones espaciales; permite una rotación sobre sí mismo.
El eje transversal atraviesa el centro del cuerpo en diagonal, de arriba-abajo, captando las nociones de anterior-posterior y
arriba-abajo.
- La lateralidad definida.
- Un control segmentario que conlleva la independización de los distintos elementos que lo integran.
Una inadecuada integración del esquema corporal puede dar origen a problemas:
FASES DE ELABORACIÓN.
Se elabora desde que el niño nace hasta los 12 años. En la primera etapa, hasta los 3 años, el niño descubre el propio cuerpo
en relación con los objetos y las personas.
En la segunda etapa, entre los 3 y los 7 años, el esquema corporal afina la percepción, de ahí la importancia de la educación
sensorial. Será necesario ayudar al niño a superar poco a poco el subjetivismo característico de la etapa anterior, tendrá que
avanzar en la disminución perceptiva del propio cuerpo tanto de sus partes como de su globalidad, aunque no es capaz de
apreciar con cierta prensión la distancia entre las partes de su cuerpo, accede a una representación mental del mismo.
Al final de esta etapa, como resultado de la interiorización de las experiencias sensoriales acumuladas, el niño con un
desarrollo psicomotor normal, abandona la visión sincrética de la etapa anterior que no diferenciaba el cuerpo del mundo
exterior. Como tercera etapa, entre los 8 y 11 o 12 años aproximadamente, el niño estructura su esquema corporal
alcanzando la representación mental de su cuerpo en movimiento. Es capaz de distinguir el cuerpo con relación al entorno.
Hacia los 11 o 12 años, debe terminar el proceso total. De ahí la influencia de la educación psicomotriz en el desarrollo
sensorial, perceptivo y representativo.
En los primeros años de vida, el cuerpo es para el niño pequeño el centro de todo. Es el punto permanente de la percepción:
observa los objetos, manipula el juguete, explora con su cuerpo. Es a partir del cuerpo a través del cual el niño establece
relaciones con el mundo que le rodea. Sin embargo, el niño en los primeros niveles de la escolaridad, con capacidades
básicas normales, se puede encontrar con dificultades, de tal manera, que la exigencia de aprendizaje no está en
concordancia con su evolución psico-fisiológica. El aprendizaje de la lectura y escritura es el que le plantea mayor número
de problemas, así como los de estructuración espacial provocan en la lectura errores de inversión, confundiendo letras
simétricas como b-d, p-q, al invertir las de derecha a izquierda o de arriba abajo.
En cuanto al sentido de la lectura y la escritura, se requiere una habituación para seguir la orientación de las lí neas de
izquierda a derecha. Así ocurre con el saber sincronizar los movimientos corporales, oculares, vocales, respiratorios.
Por deficiencias en el esquema corporal, el niño el niño-a no controla algunas regiones corporales y presenta problemas de
coordinación, disociaciones, una actitud lenta tanto motriz como intelectual. En la escritura no puede evitar las manchas, los
tachones, letras que bailan, irregularidad en las líneas.
Otra forma de organizar las Etapas de elaboración del esquema corporal de acuerdo con Pierre Vayer, es la siguiente:
La individualización y el uso de los miembros los llevan progresivamente a la reptación y luego el gateo.
El uso de los miembros le permite la fuerza muscular y el control del equilibrio, esto a su vez le permite:
La marcha.
A través de la acción, la prensión se hace cada vez más precisa, asociándose una locomoción cada vez más coordinada.
La motricidad y la cinestesia (sensación por el cual se percibe el movimiento muscular, posición de nuestros miembros)
permiten al niño el conocimiento y la utilización cada vez más precisa de su cuerpo entero.
La relación con el adulto es siempre un factor esencial de esta evolución que permite al niño desprenderse del mundo exterior
y reconocerse como un individuo autónomo.
Gracias a que el niño toma conciencia de las diversas partes del cuerpo y el control del movimiento se desarrolla:
La posibilidad de relajamiento global o segmentario (de su totalidad o de ciertas partes del cuerpo).
A partir de esta etapa, el niño ya habrá conquistado su autonomía. A medida que toma conciencia de las partes de su
cuerpo y de su totalidad, será capaz de imaginarse o de hacer una imagen mental de los movimientos que realiza con su
cuerpo, esto permitirá planear sus acciones antes de realizarlas.
CONOCIENDO EL CUERPO
1 año: Cabeza (cara, boca, ojos), Cuerpo (nalgas, barriga, piernas, pies), Manos (dedos, brazos) y Pies (piernas, dedos).
2 años: Cabeza (nariz, orejas, mejillas, cabello), Cuerpo (ombligo, pene o vagina) y Manos (uñas).
5 a 6 años: Cabeza (cejas, pestañas, párpados), Cuerpo (pulmones, corazón, estómago, tobillos), Manos (muñecas) y Pies
(tobillos).
CUERPO Y MOVIMIENTO
A partir del conocimiento y dominio de sus movimientos, el niño afianzará su confianza y será capaz de:
Coordinar movimientos
Afianzar su lateralidad
A partir de 5 o 6 años, cuando la mayoría de las habilidades básicas se han adquirido, el niño ya habrá conquistado su
autonomía, sentirá seguridad de sus acciones porque sabe que es capaz de llevarlas a cabo.
A medida que toma conciencia de las partes de su cuerpo y de su totalidad, será capaz de imaginarse o de hacer una
imagen mental de los movimientos que realiza con su cuerpo, esto permitirá planear sus acciones antes de realizarlas, de
aquí la importancia de realizar actividades que favorezcan el desarrollo del esquema corporal en la escuela a partir de las
sesiones de psicomotricidad.
Al descubrir el niño a través de sus sentidos y del movimiento este mundo que lo rodea, establece relaciones entre él
y las personas. A través del reconocimiento de su cuerpo construye su espacio y sus límites, tomando conciencia
de cada una de sus partes y sus usos así como el hecho de que cada una de estas partes conforma un todo
integrado capaz de realizar múltiples funciones.
Para todo niño su cuerpo se convierte en el canal más adecuado de comunicación con el exterior. El cuerpo
se convierte así en un vehículo de la estructuración de la vida mental.
En la medida que el niño reconoce su propio cuerpo y lo domina, se facilita la incorporación de los aprendizajes.
¿Qué pasa cuando no logramos estructurar una imagen unificada del propio cuerpo? ¿Qué pasa cuando se distorsiona
esa imagen corporal?
El desarrollo de la personalidad, de la inteligencia, del conocimiento del las personas y objetos que nos rodean
tienen su base en una adecuada estructuración del esquema corporal, que de no ser así creará problemas
personales, escolares y de relación con los demás.
Cuando no se logra esta estructuración corporal se producen problemas perceptivos, motrices y sociales.
• Perceptivos: dificultad en la percepción del mundo que lo rodea. Mala organización espacial y estructuración
espacio-temporal, déficits en la coordinación viso-motora.
• Sociales: dificultad en relaciones con el medio: inseguridad, baja autoestima, insociabilidad, etc. La noción
de esquema corporal se halla también regida por los estados emocionales del individuo como consecuencia de
sus experiencias vividas.
EL ESQUEMA Y LA IMAGEN CORPORAL
Antes de la instauración del lenguaje oral está el lenguaje de las imágenes del cuerpo; un lenguaje inscrito en las fantasías
tempranas y que posee todo ser humano antes de ser iniciado en su esquema corporal y su lenguaje oral. Esta reflexión nos
lleva a tratar de entender qué es entonces el esquema y la imagen corporal, y cómo las fantasías más tempranas influyen
en la imagen del cuerpo.
El esquema corporal en su sentido puramente fisiológico se basa en gran medida en procesos que permanecen en el fondo
de la conciencia, en donde tiene lugar una activa construcción de la imagen del cuerpo; pero esta construcción también
está representada por procesos psíquicos conscientes e inconscientes. Esto es, en la integración del esquema corporal se da
una permanente interacción en cuatro planos (Schilder, 1989 p. 252):
1) Un plano puramente fisiológico, que es simpático, periférico y medular, basado en procesos que permanecen en el fondo
de la conciencia;
2) Un plano relacionado con las actividades focales del cerebro. Es un mecanismo fisiológico, pero con una continua
resonancia en la conciencia;
3) Un plano que guarda relación con las actividades orgánicas generales vinculadas con la región cortical. Este plano es
orgánico pero sumamente afín al plano psicológico, y
4) Un plano que desarrolla sus procesos en la esfera psíquica pero influye simultáneamente sobre los procesos somáticos.
Toda experiencia cobra significado sólo en relación con la totalidad del cuerpo, de modo que el esquema corporal se va
conformando por experiencias repetitivas y reconocidas, que siguen una secuencia:
1) percepción,
2) sensación,
El esquema corporal es entonces, la representación que el ser humano se forma mentalmente de su cuerpo, a través de una
secuencia de percepciones y respuestas vivenciadas en la relación con el otro. El esquema corporal es la imagen
tridimensional que todo el mundo tiene de sí mismo y podemos llamar a esta imagen, "imagen corporal". Este esquema
corporal se desarrolla todos los días e informa, enriqueciendo, bloqueando un ordenando la imagen del cuerpo. Incluye los
conceptos de masa, tiempo, espacio y movimiento. En donde el cuerpo va a ser el límite entre lo interno y lo externo, entre
la percepción y la fantasía. El esquema corporal es pues, el esquema representativo que le permite al sujeto tener una
referencia para es tructurar su experiencia con el mundo externo y sus objetos.
Cuando se aborda el tema de esquema corporal, es frecuente encontrar que se utilizan indistintamente los conceptos de
"esquema corporal" y de "imagen corporal", por lo que es importante intentar una diferenciación entre ellos.
Por esquema, entendemos un modelo, plan o representación a través de cuya aplicación se pueden ordenar
sistemáticamente una serie de datos facilitando así las relaciones y funcionamientos del objeto de estudio.
Así, el concepto de "esquema corporal" incluye el ordenamiento, relaciones y funcionalidad de diversas nociones de otros
esquemas, tales como los esquemas visual, táctil, olfativo, gustativo, del equilibrio, del tono muscular, de postura, distancias,
movimiento, tiempo, etc., participando así todos los sentidos; siendo el esquema corporal una realidad de hecho, en cierto
modo, nuestro vivir carnal al contacto del mundo físico.
F. Doltó (1994), al hablar de la diferenciación de éstos dos términos, señala que el esquema corporal "especifica al individuo
en cuanto representante de la especie, sean cuales fueren el lugar, la época, o las condiciones en que vive. Este esquema
corporal será el intérprete activo o pasivo de la imagen del cuerpo, en el sentido de que permite la objetivación de una
intersubjetividad, de una relación libidinal fundada en el lenguaje, relación con los otros y que, sin él, sin el soporte que él
representa, sería, para siempre, un fantasma no comunicable".
Tenemos entonces que el proceso de estructuración del esquema corporal no solo se desarrolla en el campo de la
percepción, sino también tiene su paralelo en la arquitecturación del campo libidinal y emocional, siendo por tanto de gran
importancia los objetos de amor primario, la calidad de la relación con ellos y las actitudes de estos objetos para con el bebé
que empieza esta estructuración.
En principio, el esquema corporal es el mismo para todos los individuos de la especie humana en circunstancias más o menos
iguales, pero la imagen del cuerpo, por el contrario, es propia de cada uno, ya que está ligada al sujeto y a su historia. Es
específica de una libido en situación, de un tipo de relación libidinal. De ello resulta que el esquema corporal es en parte
inconsciente, pero también preconsciente y consciente, mientras que la imagen del cuerpo es eminentemente inconsciente,
pudiéndose tornarse en parte preconsciente, y sólo hacerse consciente cuando se asocia al lenguaje, el cual "utiliza
metáforas y metonimias referidas a la imagen del cuerpo, tanto en las mímicas, fundadas en el lenguaje, como en el
lenguaje verbal (Doltó, 1994)"
El substrato biológico se estructura así, en forma de esquema corporal, siendo este esquema corporal la abstracción de una
vivencia del cuerpo en las cuatro dimensiones de la realidad, altura, anchura, profundidad y tiempo, que se estructura
mediante el aprendizaje y la experiencia, mientras que la imagen del cuerpo se estructura mediante la comunicación entre
sujetos y la huella, día tras día memorizada, de los intercambios interhumanos, repetitivamente vividos a través de las
sensaciones erógenas electivas, arcaicas o actuales. Desde la primera infancia es indispensable, para que la imagen del
cuerpo se organice, que haya un continuo de percepciones repetidas y reconocidas sobre el cual se alternen percepciones,
sucesivamente ausentes y presentes, y otras desconocidas y nuevas que el niño descubre y que lo cuestionan. Algunas las
reconoce, otras lo sorprenden, y ante estas últimas que lo sorprenden, color, forma, percepción, persona, espacio
desconocido, etc., es necesario que el adulto testigo le dé, mediante sonoridades, respuesta a su sorpresa. De esta manera,
el campo de variación de las percepciones sutiles toleradas, vividas en seguridad puede ampliarse. Son percepciones
insólitas primero, pero al asociarse a la presencia de la madre que conserva su habitus conocido y nombra las cosas, habla,
y después la experiencia de la ausencia de la madre, seguida de su regreso, permiten al niño la memorización del vínculo
que, integrado a su sensación, lo une a ella.
Gracias a nuestra imagen del cuerpo portada por y entrecruzada con nuestro esquema corporal, podemos entrar en
comunicación con el otro; pues si el esquema corporal y la imagen del cuerpo se hallan en relación es solo por los dos
procesos que son tensiones de dolor o de placer en el cuerpo, por una parte; y palabras unidas de otro para humanizar estas
percepciones, por la otra parte.
Solo si la madre asiste a su hijo, la angustia de éste queda humanizada por percepciones sutiles tolerables y por palabras
capaz de ser nombradas y evocadas.
Este intercambio asegurador con la madre, con su madre, es para el bebé la prueba de una relación humana duradera,
que será el modelo de las posteriores relaciones con el mundo de sus objetos.
Podemos entender entonces, que dado que los procesos de integración de la imagen del cuerpo dependen de una relación
afectiva para desarrollarse, cualquier interrupción de esta comunicación y relación intersubjetiva, puede tener efectos
dramáticos, que pueden resultar en trastornos psíquicos y somáticos, y en donde estos trastornos son la repetición, a veces
amplificada, de una disfunción pasada, real o imaginaria, del cuerpo propio del paciente.
A nivel afectivo es frecuente encontrar que muchos conflictos psíquicos están anclados o impactan a la imagen corporal y
a la representación del si-mismo.
Entre estas situaciones encontramos aquellos trastornos psíquicos y somáticos que se manifiestan de manera
interrelacionada, considerando que toda experiencia corporal tiene una representación mental y ésta se encarna en el
cuerpo, en el yo corporal y se manifiesta en las conductas.
Otro espacio en el que se puede observar lo anteriormente expuesto es en el campo de las relaciones interpersonales
actuales, que están construidas sobre las bases de las relaciones y experiencias tempranas patológicas como pueden ser
abandonos, vínculos y apegos ambivalentes o desorganizados, y situaciones traumáticas como abusos físicos y sexuales.
Aparecen entonces diferentes conceptos, que por su importancia, debemos delimitar y aclarar: imagen corporal, esquema
corporal y conciencia corporal.
-Esquema corporal. Sería lo que se entiende como "corporeidad", es el aspecto de percepción cuantitativa y objetiva del
cuerpo, los segmentos y sus posibilidades, tiene un sentido fisiológico y cambiante de forma constante, debido a las
experiencias.
-Imagen corporal. Sería la autopercepción subjetiva y cualitativa del cuerpo, cargada de aspectos afectivos y de sentimiento
respecto al cuerpo y las relaciones con los demás.
-Conciencia corporal. Sería la conciencia del cuerpo y que se adquiere debido a la propia existencia y la relación con el
medio. Es consecuencia de las dos anteriores.
OBJETIVOS
ACTIVIDAD: por parejas bailar sujetando un globo con la frente. Se va variando la zona del cuerpo con la que sujetarlo: el
pecho, la espalda, el estómago, las rodillas, el trasero,..
OBJETIVOS
RECURSOS: canción
VARIACIONES: cantar las canciones con las vocales o prohibir nombrar las partes del cuerpo, únicamente tocando.
SOMOS PINTORES
OBJETIVOS:
Nos ha pedido que nos dibujemos haciendo posturas extrañas. Para ello nos dividimos por parejas y uno va a ser el muñeco
y el otro el artista. Nos tenemos que colocar en una posición graciosa y no nos podemos mover hasta que nuestro compañero
nos dibuje. Después cambiamos las funciones.
OBJETIVOS:
ACTIVIDAD: Colocamos a dos niños tumbados boca arriba sobre el papel continuo. Les dibujos el contorno con un rotulador
grueso y negro. Dividimos la clase en dos grupos y cada uno tendrá que decorar las siluetas como si fuese un payaso.
OBJETIVOS
Encontrar, mediante el sentido del tacto, el saquito escondido en el cuerpo de nuestro compañero.
MATERIALES Y RECURSOS
Saquitos y pañuelos.
DESARROLLO
Los payasos son muy juguetones, ¡nos han enseñado un juego super divertido y que nos hace cosquillas! Nos pondremos por
parejas. Un niño esconderá el saquito en una parte de su cuerpo (un brazo, encima de la cabeza, se sentará en él, la tripa…).
El otro niño con los ojos tapados por un pañuelo tendrá que encontrar donde ha puesto el saquito. Una vez que lo encuentre
cambiaremos los roles.
BATERÍA DE ACTIVIDADES
Tocar con una mano las partes del cuerpo que el profesor vaya tocando en su propio cuerpo. (El profesor irá diciendo el
nombre de cada parte y se le hará repetir al niño. Esto se hará con los materiales a utilizar).
Se le pedirá al niño que señala en los diversos materiales, las diversas partes del cuerpo diciendo el profesor el nombre de las
mismas.
Aplicar algunos conceptos espaciales al propio cuerpo, al de otro, en una imagen y en un dibujo
Jugar a decir cosas que están dentro del cuerpo (lengua, ojos…) y fuera del cuerpo (mesas, sillas,…).
Decir cosas que se meten dentro del cuerpo (la comida…) y cosas que salen de dentro afuera del cuerpo (la caca, la orina,
las uñas, el cabello…).
Decir cosas del cuerpo que se cierran y abren (boca, manos, ojos…).
Realizar acciones de abrir y cerrar partes del cuerpo a la vez que el profesor o un niño diga las palabras “abrir…, cerrar…”.
Que el niño diga cosas que están al alcance de su mano (cerca) y cosas que no lo están.
Decir situaciones en las que se pueda estar en fila y otras en las que se suele estar en corro.
Decir cosas del cuerpo que pueden ponerse en fila o pueden estar alrededor de algo.
Que el niño repase sus manos derecha e izquierda con un rotulador sobre papel.
Asignar los nombres de derecha e izquierda a cada mano o pie (inicialmente se podrían tener coloreados de distinto color
la mano y el pie derecho de la mano y el pie izquierdos).
Que el niño responda a preguntas del profesor sobre el conocimiento de sus partes derechas e izquierdas: ¿Cuál es tu mano
derecha?, ¿Cuál es tu ojo izquierdo?....
Jugar al juego del enredo. Este juego consiste en un rectángulo de plástico dividido en varios colores, en una ruleta se indica
qué mano o qué pie debe colocar el niño y en qué color. Juegan dos niños cada vez, pierde el primero que pierda el
equilibrio.
Siguiendo un orden lógica de prioridad según sus núcleos de interés explicaremos para qué sirven cada parte del cuerpo.
Hacer observar al niño, en la medida de lo posible y de las partes del cuerpo que resulte más evidente, cómo su forma facilita
el ejercicio de su función.
Hacer preguntas el niño sobre cada parte del cuerpo en las que tenga que responder para qué sirve.
Hacer comparaciones (inicialmente el profesor y luego el niño) entre las semejanzas de diversas maquinarias o instrumentos
y las parte del cuerpo (grúas-manos, cortinas-pestañas…).
En el suelo colocaremos una cinta adhesiva de color y el niño caminará sobre ella manteniendo el equilibrio.
El niño dará cinco saltos sobre un solo pie, agarrando el otro con una mano.
El niño mantendrá un objeto sobre su cabeza durante un tiempo determinado procurando que no se caiga.
Pediremos al niño que camine sobre las puntillas y los talones, según un ritmo.