Está en la página 1de 1

La primera revolución industrial abrió un período de crecimiento sin precedentes y una

transformación profunda de los sistemas de trabajo y de la estructura de la sociedad. El


origen de la revolución industrial hay que buscarlo en la coincidencia de muchos factores
interrelacionados y de signo diferente (económicos, técnicos, ideológicos y
demográficos) que se dieron en la Inglaterra de mediados del siglo XVIII. Este país se
convirtió durante mucho tiempo en el primer productor de bienes industriales del mundo.
Todos estos avances que acabamos de señalar trajeron consigo un importante crecimiento
de la demanda que hizo necesario utilizar nuevas técnicas a fin de aumentar la producción.
Este hecho se produjo tanto por el crecimiento de la población, al lograr superar las
epidemias y enfermedades gracias a una serie de mejoras en la alimentación, la higiene
y los avances en la medicina. También la actividad comercial desarrollada por Gran
Bretaña durante el siglo XVIII aumentó de una forma muy considerable el número de
consumidores extranjeros.
Principales características: Se produce un cambio rápido y en profundidad que afecta a
todas las estructuras de la sociedad. Los cambios serán tecnológicos, socioeconómicos y
culturales. Los tecnológicos irán desde el uso de nuevos materiales como el acero a
fuentes energéticas como el carbón y máquinas motrices como la máquina de vapor,
considerada como el motor inicial de la Revolución Industrial. Aparecen las máquinas de
hilar y tejer, que consiguen aumentar rápidamente la producción con poco personal.
Surgen técnicas para el desarrollo del trabajo y la especialización de la mano de obra. El
transporte se desarrolla tanto por trenes como por barcos, lo que junto con otros inventos
harán crecer el papel de la industria y el comercio.

También podría gustarte