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“No cansarse nunca de estar empezando siempre” 

en nuestro caminar diario.

Eso es “lo que Dios quiere acerca de nosotros”. Lo conseguiremos cumpliendo la voluntad de Dios
en nuestra vida. Es decir, junto a la meta que nos fija Dios, para lo cual nos presta una serie de
ayudas, cada uno debe cooperar en su logro y no perder los ideales. Así hay que entender la
petición de “hágase tu voluntad”.

Efectivamente, “dos factores contribuyen necesariamente a la obtención de la vida eterna, la gracia


de Dios y la voluntad del hombre; pues, aunque Dios hizo al hombre sin cooperación de éste, no lo
salva sin ella, según dice Agustín… Por tanto, no confíes en ti mismo, sino en la gracia de Dios;
pero, por otra parte, no rehúyas tu esfuerzo, antes bien empléalo. Por ello no dice “hagamos”, para
que no pareciera que nada tiene que hacer la gracia de Dios; ni dice “haz”, pasando por alto
nuestra voluntad y esfuerzo; sino “hágase”, por la gracia de Dios cooperando diligentemente
nosotros”.

Es clave, entonces, asumir que nuestro esfuerzo es necesario para llegar a la meta final, lo cual
permite vencer y superar el cansancio natural en la prosecución del logro, así como los atisbos de
desesperación ante las dificultades que se nos presentan para conseguirlo. Esta pista nos mueve,
entonces, a renovar los ideales y a redoblar los deseos y las fuerzas para avanzar en el camino de
la vida poniendo “toda la carne en el asador”. En cierta manera a esto responde el dicho de “año
nuevo, vida nueva”, es decir, nuevo entusiasmo en la consecución de las metas, que deberían
ordenarse a esa meta final, que es la visión de Dios cara a cara.

Feliz noche vieja y felicidades por el año nuevo 2021

Un fuerte abrazo

AD MAJOREM DEI GLORIAM

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