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Y no mencionemos a ls congregaciones que han dado un mal testimonio económico. Una mala
decisión trae una cadena de errores. En lo económico se ve la fe del creyente, y también la fe de
una congregación. Tenemos conocimiento del diezmo, que es el 10% de nuestros ingresos
económicos, pero vivimos en maldición muchas veces, ya que no lo practicamos. En la iglesia
debemos enseñar estos temas con herramientas practicas sobre una base espiritual; debemos
romper las maldiciones económicas sobre nuestras vidas, para que Dios nos propere a partir de
la sanidad de nuestra sanidad económica.
Lo económico es espiritual
En lo material se ve lo espiritual, si obedecemos las Escrituras y somos fieles dando lo que a Dios
le corresponde, entonces lo material ira creciendo junto con lo espiritual.
Algunos han sido maldecidos en su economía, sin embargo, muchas maldiciones nacen en
nuestras propias actitudes, cuando no obedecemos la Palabra de Dios y damos lo que le
corresponde el diezmo. Dios desea que el creyente sea prosperado en la vida material.
Con frecuencia es más fácil romper una maldición que lograr un cambio de actitud. A la
maldición se la rompe en el nombre de Jesús, pero los hábitos que están arraigados son difíciles
de arrancar y modificar.
Nuestro estado económico, por ser parte de nuestra vida, depende de hechos que han sucedido
en el pasado; además se ratifica con nuestras decisiones presentes y a su vez afecta nuestro
futuro. El pasado sin resolver ata nuestro presente, a los problemas hay que encararlos y
solucionarlos.
Contentarnos
Si revisáramos la cantidad de cosas en las que gastamos el dinero sin que nos den un verdadero
beneficio, gastos que no tienen un verdadero sentido en nuestra vida nos daríamos cuenta lo
negligentes que somos con los recursos que Dios no da.
Ahorrar
Después del ordenamiento, viene el crecimiento. Dice que el ahorro es la base de la fortuna, y
es así. La única forma de prosperar que tenemos los que vivimos de un trabajo y no tenemos la
oportunidad de obtener una ganancia espectacular, es ahorrar metódica y sistemáticamente.
Jhon Wesley decía: Gana lo más que puedas, ahorra lo más que puedas, da lo que más puedas.
La palabra de Dios dice que estaremos por encima y no por debajo; que prestaremos, y que no
pediremos prestado.
Conocemos la ley de la siembre y la cosecha pero muchas veces queremos cosechar lo que no
sembramos. Si quieres un futuro próspero, actué con sabiduría en el presente. Por el contrario,
si hoy actúa de forma negligente, padecerá hambre en el futuro.
En el tiempo de crisis económica, Dios desea hacer milagros en el área de la economía. Si Dios
puede sanar un cáncer, Dios puede darle una casa nueva, a veces nos cuesta creer esto, lo que
ocurre es que cuando llegamos al área económica limitamos el poder de Dios. Oremos para
romper cada maldición económica y oremos sobre todo para que, como pueblo de Dios, seamos
prosperados. Esto será para nuestra bendición, y testimonio a los demás.
Diezmos y ofrendas
Todo hijo de dios debe tener como gasto principal el diezmo y la ofrenda. Rinde más el noventa
por ciento del dinero con la bendición de dios que el cien por cien en desobediencia. Jamás deje
el diezmo para el final, porque no le va a alcanzar. Primero está el Señor. Aquel creyente que no
diezma, confía más en su dinero que en el poder de Dios.
Gastos primarios
Otros gastos
El que tiene el presupuesto equilibrado y bien controlador, como bien en el principio a fin de
mes.
Cada fin de mes es importante evaluar el presupuesto, debo saber en qué cumplí, y que no, en
que anduve bien y en que anduve mal.
Controle el uso del dinero. Y si el dinero no le alcanza, tiene que saber cuánto más necesita.
Muchos no sabrían como pedir porque no saben cuánto les falta para completar la suma que
necesitan. En el presupuesto se tiene que manejar los números, aun para orar y pedirle a Dios
una cantidad.
Sea uno casado o soltero, en cualquier situación que este, viviendo con la familia o solo, cada
mes tiene que edificar una torre y Jesús le dice que primero debe calcular los costos.
Muchos matrimonios son una sola carne pero dos billeteras. Una cada dividida contra si cae.
Nunca tu dinero, mi dinero. Jamás, porque si son una sola carne, el dinero es de ambos.
Sin presiones
En el matrimonio los padres con ejemplos para los hijos, cuando a su hijos les toque administrar
dinero propio, ellos harán lo que vieron hacer su padres.
Sabiduría practica
La sabiduría no es el miedo, sino de temor reverente, de la obediencia al Señor. Por eso el diezmo
es lo primero que anotamos en nuestro presupuesto.
Si el creyente no puede manejar el dinero que hoy recibe, Dios no le dará más. No se lo dará
porque usted no está preparado. Este es un principio espiritual.
Si el creyente administra con fidelidad lo que tiene hoy, estará maduro para administrar algo
más grande que Dios pone en sus manos.