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VANGUARDIA DOSSIER / ELECCIONES EE.UU. 2020 SUSCRÍBETE
ENTREVISTA
k l s m 10
GEMMA SAURA
BARCELONA
a
24/01/2021 00:33 | Actualizado a 24/01/2021 16:26
Andrew Marantz es judío, vive en Brooklyn y para colmo escribe en The New
Yorker, lo más clásico entre el periodismo clásico. El lector se tira las 500 páginas
de Antisocial (Capitán Swing) temiendo que alguien le rompa sus gafas de
intelectual (salen indemnes).
Marantz encarna todo lo que odia la extrema derecha pero se codeó tres años con
sus gurús, que le confiaron sus técnicas para emponzoñar la red con mentiras y
hacer avanzar sus intereses.
Silicon Valley
“No admiten que son los nuevos guardianes de la
información ni asumen su responsabilidad”
a
a
De algún modo, sí, pero antes hubo otros que deberían haber provocado una
reflexión pero no lo hicieron. El Brexit debería haber sido un punto de inflexión,
como la elección de Trump o la marcha supremacista blanca en Charlottesville.
Tras cada uno de esos acontecimientos, había presión, prohibían una cuenta o
una página, quizá cambiaban una condición de servicio. Y yo pensaba: es algo,
pero no suficiente. No me refiero a prohibir 8.000 cuentas en lugar de 4.000,
sino a replantear la arquitectura de estas plataformas, las causas fundamentales
que nos han llevado aquí.
Puedes creer que Twitter tenía todo el derecho de tomar esta decisión, incluso
que debía tomarla, y al mismo tiempo que es preocupante para una democracia
que oligarcas multimillonarios no electos tengan tanto control sobre el mercado
público de ideas. Son como el dueño de un restaurante que tiene un cliente que
gasta mucho y además trae a mucha gente, pero es un imbécil, que grita y escupe
a
a todo el mundo. Quizá le aguantes un tiempo por todo el dinero que te trae pero
llegará un momento en que le dirás que se largue. Donald Trump no podría
haber sido presidente sin Twitter. Crearon el monstruo de Frankenstein y ahora
se desentienden.
En el libro pongo a las personas que iniciaron estas plataformas junto a los que se
aprovecharon de ellas, los que vieron antes que nadie que se iba a crear un vacío
de poder y supieron explotarlo. Hay una gama de ingenuidad y cinismo en
ambos lados. En Silicon Valley, los nuevos guardianes ( gatekeepers ), porque
han tomado el relevo de la vigilancia que ejercían los medios tradicionales,
aunque no lo admiten ni asumen la responsabilidad que conlleva, hubo
ingenuidad al principio, cuando el experimento comenzaba y nadie sabía en qué
se convertiría. Tampoco nadie les dio razones para dudar, la sociedad les dijo que
podían ganar todo el dinero que quisieran sin asumir ninguna responsabilidad
cultural, ética o política.
Sí, creo que no podemos permitirnos ignorarles por completo. Pero lo que
puedes hacer es elegir con mucho cuidado, no dedicarte simplemente a
amplificar todo lo que te encuentres en tu feed y asumir que es importante sólo
porque mucha gente está hablando de ello. Requiere una consideración
cuidadosa, saber lo que haces y si decides entrar, hacerlo de un modo que no
glorifique o repita la propaganda.
Sí, pero eso sólo nos vale mientras sigamos teniendo una audiencia que quiera
pagar por ello, y no está para nada garantizado.
Creo que simplemente quieren atención, sea cual sea. Y yo debía ser realista de
que había una transacción. Y algunos subestimaron o malinterpretaron lo que se
le permite hacer a un periodista real. Estaban tan acostumbrados al periodista-
taquígrafo, que no entendieron que yo iba a contar la historia de la forma en que
quiero contarla, y que iba a informar de hecho inconvenientes y podía hacerles
parecer estúpidos o patéticos.