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El origen de nuestro actual proceso penal se remonta la era griega, donde se juzgaba
a las personas que realizaran actos en contra de la costumbre, de esta forma todo el sistema
de justicia fue avanzando y obteniendo la importancia correspondiente, de acuerdo a las
grandes misiones que cumple en función de la sociedad y el Estado.
El in dubio pro reo o principio de inocencia basado en que toda persona se considera
inocente hasta que no se demuestre su culpabilidad, en caso de que el juez no esté seguro
del proceso para argumentar la sentencia, deberá dar un fallo absolutorio. La inocencia se
medirá de acuerdo a lo que el imputado haya hecho o dejado de hacer en el momento del
hecho que se le atribuye, por lo que este principio también se relaciona con la garantía del
derecho a la libertad.
Los sujetos procesales son aquello que en el proceso tienen legitimidad para realizar
los actos jurídicos que le corresponden de acuerdo a la posición que ocupen en el proceso;
las partes son todas aquellas personas que hacen vida dentro del proceso; el juez, el fiscal,
el ente investigador establecido por el Ministerio Publico, el imputado, el defensor y la
víctima.
De acuerdo a nuestro sistema inquisitivo establecemos un juez para cada parte del
proceso (etapa preliminar), Juez de control (etapa de ejecución), el órgano investigador
quien estará bajo la supervisión del Ministerio Publico representado por el fiscal, estará
guiado por el principio de la lealtad y objetividad, se encargarán de recabar la información
necesario en relación al hecho que se investiga, el imputado es aquel a quien se le atribuye
un hecho punible o participe de un hecho, el defensor quien garantiza la defensa del
imputado ante las situaciones de las cuales es señalado y la victima quien es directamente el
afectado del hecho.