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Psicosociologia Jurídica 2012

Unidad I: La Psicología y su aplicació n en el campo jurídico. Sus antecedentes y fundamentos. Á mbitos de


inserció n del Psicó logo Forense. Actualidad y desarrollo de la Psicología Forense. Realidad Argentina e
Iberoamericana. Ley del Ejercicio Profesional de la Psicología. Responsabilidad legal del Psicó logo en su
ejercicio profesional. Penalidades. Entrecruzamiento del Discurso Legal y Psicoló gico.

PSICOLOGÍA Y LEY (VARELA, SARMIENTO, REGUEIRO)- INTRODUCCIÓN


La Psicología saca carta de ciudadanía cuando arriba con la democracia a la sanció n de la ley que regula
su ejercicio profesional en el añ o 1985.
El espacio de intervenció n clínica al que eran convocados los psicó logos antes de la ley, los designaba
como auxiliares de la Medicina, en una labor de administradores de tests; por algunas décadas, el
ejercicio de la psicología clínica era “ilegal”. La Ley de ejercicio profesional pone punto final a esta
situació n y abre, entre otros, el camino de la psicología forense.
Partimos de los orígenes del derecho griego, organizado en la tragedia de Só focles, Edipo Rey, que
mediante su desarrollo argumental recibe el pueblo el derecho de juzgar a sus soberanos mediante la
disociació n del poder y el saber coagulados en la figura del tirano; y del cual surge como eje la bú squeda
de la verdad, articulando nuevos conceptos caros al derecho, como testigo, testimonio e indagació n.
La indagació n es recuperada por la Inquisició n, en la supremacía del derecho romano-canó nico, baluarte
de poder de las monarquías absolutas. Como inquisitio, no tan preocupada por la verdad, labora en el
sentido de la confesió n, para la cual se justifica la conservació n de aquel procedimiento del vencido
Derecho germá nico, que a través de la prueba deja para los inquisidores el sello de la tortura. Los
reformadores del Derecho Penal, destacadamente Beccaria, apuntaron a la destitució n de la tortura.
La caída de la monarquía tramita la transferencia del poder real del cuerpo del Rey, al simbó lico del
cuerpo social, encarnació n de la repú blica; se trata de un cuerpo que ha de ser cuidado, regulado y
controlado por la vía de los saberes que se instalan a partir de los dispositivos de alianza y sexualidad que
caracterizan los modos de intervenció n en los dominios estratégicamente elaborados por las disciplinas
nacientes en el albor de la modernidad. Se ha corporizado la sociedad disciplinaria.
El crimen y la ruptura del pacto social como nociones idénticas son una definició n nueva en la historia del
crimen y la penalidad. Si el crimen es una perturbació n para la sociedad, y nada tiene que ver con la ley
divina, natural y religiosa, es claro que la ley penal no puede prescribir ni venganza ni redenció n de un
pecado; debe permitir só lo la reparació n del trastorno causado a la sociedad. La pena que sustituye las
penalidades precedentes y que marca un corte fundamental entre el siglo XVIII y XIX, es la pena de
encarcelamiento o prisió n.
La legislació n penal va a ir alejando su mira del objetivo de utilidad social para centrarse má s en el
individuo, dando nacimiento a las circunstancias atenuantes; ahora la aplicació n de la ley podrá ser
modificada por decisió n del juez o jurado en funció n del individuo sometido a juicio. La criminología,
alimentada por las concepciones del higienismo y alienismo, en los anudamientos de sexo-locura-crimen,
engendra a fines del siglo XIX el concepto de peligrosidad.
En forma cada vez má s insistente la penalidad del siglo XIX apunta menos a la defensa general de la
sociedad y má s a la reforma psicoló gica y moral del individuo.
Así organizada la sociedad como disciplinaria, estaría en oposició n de las sociedades estrictamente
penales anteriores. El modelo arquitectó nico de Bentham de una sociedad de vigilancia, Panó ptico,
marcaría la cesació n de la indagació n para acceder a la verdad, a favor de un modelo propio de las

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ciencias médicas: el examen. El que determinará como efecto la organizació n del saber respecto de la
norma, qué es normal y qué anormal.
La idea de una penalidad que intenta corregir metiendo en prisió n a la gente es un ideal policial, una
prá ctica de los controles sociales, intercambio entre la demanda del grupo y el ejercicio del poder. Para
comprender esto es preciso considerar un fenó meno importante: la nueva forma que asume la
producció n y la acumulació n de riquezas en el nacimiento del capitalismo. Este deslizamiento histó rico
nos acerca a la concepció n moderna del orden pú blico y del orden privado como ordenadores de las
relaciones entre las personas físicas y jurídicas por un lado, y éstas y el Estado por otro.
Planteamos un modelo de justicia evolutiva, con una diná mica que implique el conflicto como
vehiculizador del consenso promotor de un standard moral colectivo.

LA PSICOLOGÍA JURÍDICA EN EL CONTINENTE AMERICANO (VARELA)


El antecedente má s cercano y directo de la Psicología Jurídica lo encontramos en la Criminología, pero
ésta en sus inicios, por la fuerte influencia del positivismo, fue ocupada primero por los abogados y luego
por los médicos, que debido a las corrientes en auge en esa época, pensaban al sujeto delincuente como
un individuo enfermo, desviado, con un desarrollo psíquico primitivo.
Cuando aparecen los psicó logos, su inserció n en el á rea se ve condicionada a un rol de ciencia auxiliar
menor, siendo los médicos, peritos o especialistas los encargados de asesorar en temas de salud y
enfermedad mental a los jueces en su tarea de hacer justicia, y los psicó logos reducían su funció n al rol de
testistas, diagnosticadores, lo cual llegó a instaurarse como Ley en el ejercicio profesional, condicionando
por casi 18 añ os la prá ctica, prohibiendo a los psicó logos el ejercicio de prá cticas psicoterapéuticas,
reservando el arte de la intervenció n curativa a la Medicina. Aú n hoy sigue existiendo resistencia que
condiciona el actuar psicoló gico; todo estudio pericial psicoló gico solicitado por los magistrados debe
pasar primero por los médicos forenses, los cuales evalú an la derivació n o no del mismo a los servicios
psicoló gicos. Ademá s tampoco los psicó logos pueden aconsejar la internació n de sujetos alienados, sino
que esta sugerencia debe ser refrendada por un médico.
Argentina: hace má s de 25 añ os que existe un nú mero considerable de psicó logo que trabajan en el á rea
jurídica, que se incorporan en equipos de medicina forense en los tribunales nacionales y provinciales, en
tareas de diagnó stico en el fuero penal, respecto de la determinació n de la imputabilidad de sujetos
acusados de delitos (aquí no existe la imputabilidad atenuada como en Españ a, lo que hace que la
definició n sea por SÍ o por NO en cuanto al estado de alienació n). En el fuero civil la tarea má s importante
es el trabajo pericial en casos de divorcio, tenencias de hijos, determinació n del estado psíquico de
posibles adoptantes, y conjuntamente con el fuero laboral, la determinació n de dañ o psíquico, que es el
equivalente a una lesió n o secuela física que recibe un sujeto luego de un accidente, por responsabilidad
de terceros, y en base a esto sobreviene una demanda judicial para reclamar una compensació n
econó mica por el dañ o sufrido. El perito debe determinar la lesió n sufrida como causa concomitante del
accidente, y el porcentaje cuantitativo de disminució n producida en la víctima.
En el á mbito tribunalicio, el psicó logo puede intervenir como perito de parte o consultor técnico (a
propuesta de las partes), perito de oficio (designado por el magistrado interviniente) o perito oficial (en
calidad de funcionario del Poder Judicial).
Los psicó logos también se incorporan a los servicios penitenciarios federal y provinciales, en dos á reas:
criminoló gica (encargar del control y supervisió n del tratamiento a sujetos procesados) y sanitaria
(encargada del tratamiento psicoterapéutico específico, en tratamientos preferentemente grupales y en
ciertos casos individuales).
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Brasil: También hay psicó logos incorporados al á mbito judicial pero en la mayoría de los casos sus
servicios no son prestados directamente a los magistrados que solicitan las pericias, sino requeridos a
través de los médicos legistas a modo de colaboradores. Al igual que en nuestro país, donde el psicó logo
presta su funció n a solicitud del cuerpo médico forense, quienes só lo elevan el dictamen pericial
psicoló gico si es requerido por el juez, si no la pericia lleva só lo la firma del médico legista.
EEUU: No se produce superposició n entre la tarea psicoló gica-jurídica y la médico-legal, las tareas está n
perfectamente delimitadas; se incorporan en las instituciones psicó logos y criminó logos cuya tarea
consiste en el asesoramiento preventivo de lo que se define como actuació n criminal. Participan
activamente en lo que se define como Psicología del testimonio, en la confesió n de acusados de delitos, y
se ocupan de dictar materias de formació n en academias policiales.
Chile y Paraguay: El á rea es principalmente manejada por abogados con escasa intervenció n de los
psicó logos, la prá ctica se reduce a colegas insertos en algunos de los ámbitos de la Justicia.
En Argentina la especialidad fue establecida con estatus de materia de grado y/o carrera de postgrado;
funcionan seis cá tedras a nivel de universidades estatales. Asimismo, a principios de los 90 se formó la
APFRA, Asociació n de Psicó logos Forenses de la Repú blica Argentina, que agrupa a colegas que trabajan
en ámbitos tribunalicios, penitenciarios, minoriles, policiales, organizaciones intermedias y ONGs o en
docencia e investigació n a nivel estatal y privado.

PSICOLOGÍA FORENSE (VARELA, SARMIENTO, ÁLVAREZ) - CAPÍTULOS 1 Y 3


Capítulo 1: Prefacio
La psicología forense, como especialidad esencialmente prá ctica de la ciencia psicoló gica, muestra
estructuració n científica a partir de 1986, cuando es incluida en la resolució n de incumbencias del
Ministerio de Educació n de la Nació n. Y a partir de 1987 es establecida como asignatura obligatoria en la
currícula de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
Capítulo 3: Concepto De Psicología Forense
Psicología Forense es una parte de la psicología, se desarrolla en el á mbito tribunalicio, tiene técnicas
propias y es una ciencia auxiliar de ese campo.
Nacimiento de la ciencia: no hay un tiempo específico, pero se da junto con el auge del positivismo ya
que éste revolucionó , las ciencias de la época. Es a fines de la Edad Media que se producen importantes
cambios: carta magna de Inglaterra, declaració n de los derechos del hombre y el ciudadano que lo lleva l
hombre como centro de la escena histó rica.
Representantes: Lombroso en su libro El hombre delincuente” aporta la primera conceptualizació n
psicoló gica del actuar delictivo, y hasta realizó una descripció n del delincuente nato. Ferri habla de
factores climá ticos en el actuar humano y en Estados Unidos Pearson, Durheim y Merton aplican
modelos socioló gicos para hablar de la desviació n social. En la Argentina los principales fuero
Ingenieros, Piñeri y Ramos Mejía.
No existe un cuerpo de psicó logos forenses como tal; sino que los psicó logos dependen del cuerpo
médico.
La Psicología Jurídica es la rama de la Psicología que encuentra su especificidad en un entrecruzamiento
con el discurso jurídico. La Psicología Forense es una parte de la Psicología Jurídica, cuando es aplicada al
ámbito tribunalicio.
Psicología Jurídica: Características de personalidad del criminal; culpabilidad y responsabilidad.
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Criminología: Qué, por qué y para qué del delito. Qué pasó , por qué, situaciones del contexto. Etiología del
delito. Etimoló gicamente: Ciencia del delito. Conocer al hombre delincuente. nterdisciplina. Método
inductivo. Ciencia del hombre má s que del delito.
Criminalística: Estudios de los indicios que rodean a un hecho para transformarlos en pruebas.
Multidisciplina. No es prejudicial. Técnica del crimen. Química, psicología, medicina legal, fotografía,
balística, dactiloscopía, planografía. Reconstruir la historia de un hecho pretérito. Bú squeda de la verdad
por el método científico.
Á MBITOS DE INSERCIÓ N
1) ÁMBITO TRIBUNALICIO: Psicología Forense, pericias. Rol pericial en fueros.
Fuero Civil y Comercial: Causas por dañ o psíquico, tenencia de hijos, régimen de visitas, insania,
inhabilitació n, violencia familiar, adopció n.
Fuero Penal: Determinar si un sujeto, al momento de cometer un hecho, comprendió y / o dirigió sus
acciones (Pregunta de final). Criterio de imputabilidad, excluyentemente jurídico, ú nicamente
determinado por el Juez, lleva a la eximició n de la pena. El estado de emoció n violenta es un atenuante de
la pena, se considera un Trastorno mental transitorio incompleto.
Fuero Laboral: Dañ o psíquico, accidentes de trabajo.
Fuero de menores: Transgresores a la ley y víctimas de delitos
2) ÁMBITO PENITENCIARIO: Á rea criminoló gica y Á rea de tratamiento.
Área criminológica: Estudio de las causas físicas, psíquicas y sociales que conducen al delito. Equipo
multidisciplinario. Equipo criminoló gico: estudio del delincuente, del delito, de la familia y de la víctima.
Los estudios sirven para un primer diagnó stico del sujeto y en funció n de ello delinear un tratamiento.
El Estudio Criminoló gico tiene distintos momentos: 1) Inicial; 2) De evolució n; 3) Pre egreso y 4) Post
institucional. Los estudios se elevan semestralmente al Juez de la causa, sirven para delinear el
tratamiento, que es dinámico. Se realiza un diagnó stico clínico – criminoló gico. Hay instituciones de
má xima, media y mínima seguridad, supeditado a las condiciones jurídicas. Puede haber salidas
transitorias, laborales o libertad condicional.
Área de tratamiento: Por ley, el internado debe terminar el ciclo primario. El tratamiento penitenciario
lo cumplen todos los condenados, el psicoterapéutico só lo una parte. El Procesado no está obligado al
tratamiento penitenciario, cumple prisió n preventiva.
Al estar obligados al tratamiento, hay que crear la demanda. El delito hay que entenderlo como un
síntoma que entrañ a dentro de sí una simbología. El tratamiento debe apuntar a desentrañ ar la
simbología del acto delictivo para que el sujeto pueda modificar su conducta.
3) ÁMBITO MINORIL:
a) Programas de recepció n, clasificació n y derivació n: Elaborar un perfil de la niñ a, niñ o o adolescente y
de la familia para indicar a qué programa derivarlo. No hay demanda de tratamiento.
b) Programas de tratamiento.
Al menor se lo tutela, sea víctima o victimario, para que se desarrolle en forma positiva. Funció n tutelar
del Estado.
4) ÁMBITO DE SALUD MENTAL: Hospital General o Neuropsiquiá trico, en casos de peligrosidad
para sí o para terceros (episodio agudo). Intentos de suicidio. La internació n debe ser autorizada por un

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juez. Hay Centros de Día para mayores de 25 añ os, y Centros Educacionales Terapéuticos (entre 6 y 25
añ os)
5) ÁMBITO POLICIAL: Psicología del testimonio: primer declaració n, tanto de la víctima como del
victimario. Selecció n y seguimiento del personal policial. Negociador en toma de rehenes.
6) ÁMBITO DE DROGADEPENDENCIA: Seudo ámbito. Se define por el síntoma y no por la
Institució n. Ley de Estupefacientes. No está penado el consumo pero sí la tenencia. Tratamiento de
rehabilitació n obligatorio. Un añ o: pericia para determinar el grado aceptable de recuperació n. El informe
psicoló gico es vinculante (ú nico caso). Obliga al Juez. Se le suma la pena privativa de libertad.

Tipos de Perito:
 Perito Oficial: Empleado de la justicia, “Asesoría Pericial” del “Cuerpo de Peritos Forenses” o
algú n juzgado.
 Perito de Oficio: Inscripto en listas oficiales que organiza cada fuero, convocado por el juez para
participar en determinado caso, relació n de contratació n.
 Perito de Parte: Lo convoca el juez a pedido de alguna de las partes, con mismas obligaciones y
derechos.
 Consultor Técnico: Autorizado por el juez a pedido de una de las partes. Veedor de la pericia, no
está obligado a presentar informe ni a la aceptació n formal del cargo.

Disposiciones legales:
 Se notifica al perito de oficio mediante cédula.
 Tres días há biles para concurrir a tribunal, solicitar expediente y aceptar formalmente el cargo.
 Si no concurre se lo reemplaza.
 Presentació n del informe en plazo acordado.
 Si no lo presenta es punible de condena por perjuicios a la causa y a pagar gastos.
 Setenta y dos horas para pedir adelanto por gastos.
 Honorarios de Perito de parte y consultores técnicos a cargo de la parte que los solicitó .
 Gastos del juicio y honorarios de perito de oficio a cargo de la parte condenada.

Delito doloso en la práctica pericial:


Art. 275 CP:
“Será reprimido con prisió n de uno a cinco añ os el testigo, el perito, intérprete o traductor que, bajo
juramento o promesa de decir verdad, afirmare falsedad, o negare o callare, en todo o en parte, en su
deposició n, informe, traducció n o interpretació n, hecha ante autoridad competente.”
“Si el falso testimonio fuera cometido en un proceso penal en perjuicio del inculpado, la pena será de dos
a diez añ os de reclusió n o prisió n.”
“Las penas precedentes se aumentará n en un tercio cuando el falso testimonio sea cometido mediante
soborno.”

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“En todos los casos se impondrá ademá s al reo la inhabilitació n absoluta por el doble del tiempo de la
condena.”
Art. 276 CP:
“La pena del testigo, perito o intérprete falso cuya declaració n fuere prestada mediante cohecho se
agravará con una multa igual al duplo de la cantidad ofrecida o recibida...”
Recusación del perito:
 Falta de título.
 Incompetencia.
 Todas las previstas para jueces y abogados.

El actuar del perito psicólogo:


1. La consulta del expediente judicial.
2. En contacto con los puntos de la pericia.
Informe pericial:
Encabezamiento dirigido al Juez, Cámara Nacional de apelaciones, Corte Suprema de Justicia de la Nació n.
Proemio, con razones de la presentació n, nombres y apellidos completos, confirmació n de haber aceptado
el cargo y hecho el juramento de práctica, ratificar domicilio (PdeOf y PdeParte) , folio donde figura su
designació n, causa en la que participa (fulano c/Mengano) y luego el detalle del informe.
En lenguaje llano. Incluye aspecto, presentació n, conducta del examinado durante la prueba, antecedentes
que vengan al caso, aná lisis de la pericia e informació n obtenida, estado actual.
Por ú ltimo se debe responder a los puntos de pericia y entregar el informe en la mesa de entradas del
juzgado actuante.
La pericia puede ser:
1. Impugnada por una o ambas partes.
2. Declarada nula (costas a cargo del perito).
3. No ser considerada.
4. Se pida ampliació n ante dudas.
5. Se pida aclaració n de puntos específicos.
6. Sea aceptada en su totalidad.
Lo que el perito no debe hacer:
1. Incursionar en la vida privada del sujeto fuera de lo relevante a los puntos de pericia.
2. Introducir terceros ajenos a la pericia.
3. Desviar casos a la consulta privada.
4. Convertir la entrevista en un interrogatorio.
Intervención del perito en el fuero civil:
 Dañ os y perjuicios.
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 Insanía e inhabilitació n.
 Derecho de familia.
Intervención pericial en el fuero laboral:
La capacidad de trabajar como la posibilidad de recibir remuneració n a partir de ella, es uno de los
derechos protegidos por la Justicia.
 Dañ o psíquico.
 Enfermedad laboral.
 Enfermedad sobreviniente.
 Incapacidad laboral.

Accidentes de trabajo:
Ficció n jurídica, Ley Nº 24557.
Se considera accidente de trabajo a todo hecho que, en la ejecució n de un trabajo o en ocasió n y por
consecuencia del mismo, genere un dañ o en la salud, incluidos los casos fortuitos o de fuerza mayor.
No se considera accidente de trabajo si:
 La enfermedad fuera anterior a la fecha de ingreso al trabajo.
 Cuando la víctima hubiese provocado intencionalmente el hecho.
 Cuando se compruebe culpa grave, negligencia o imprudencia del accidentado.
Enfermedad profesional:
Aquella que sea motivada por la ocupació n a que se aplique el empleado.
Siniestrosis:
Magnificació n del estado mó rbido con intenciones de obtener una mayor indemnizació n.
Intervención pericial en el fuero penal:
El psicó logo interviene para evaluar aquellos casos en donde se ha cometido un delito, examinando tanto
a la víctima como al autor.
Atenuantes, agravantes, imputabilidad, peligrosidad, presunció n de pronó stico, tratamiento y medidas a
tomar.
Intervención pericial en fuero de menores
 Cuando menores son autores de delitos.
 Cuando menores se encuentran en riesgo material o moral, o son víctimas de delitos.

Los psicó logos brindan asesoramiento al juez, que oficia la tutela del estado sobre el menor sirviéndose
de equipos multidisciplinarios.

Unidad II:

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La Ley y el Hombre. Fundamentos antropoló gicos específicos. Incesto y Parricidio. Cultura y Ley. La
eficiencia del discurso cristalizado en términos institucionales.

LA PSICOLOGÍA EN EL CAMPO JURÍDICO (SARMIENTO, VARELA, PUHL, IZCURDIA)


EN EL NOMBRE DEL PADRE
Desde la aparició n del hombre sobre la Tierra su espíritu gregario lo llevó a juntarse en comunidades, su
ubicació n al tope de la escala animal no só lo estaba dada por su inteligencia, sino ademá s por su
capacidad de integrarse con otros, y conseguir juntos lo que aislados no hubiesen logrado jamá s.
Esta organizació n tribal estaba elaborada en forma piramidal con un jefe o padre, ú nico dueñ o y señ or de
todo lo que formaba la comunidad y dictador de las normas, pero no só lo bastaba con la informació n de la
misma para conocimiento de los integrantes de la organizació n sino que ademá s se hacía necesario que
estuviera acompañ ado de un conjunto de consecuencias o castigos que caían sobre los desobedientes o
violadores de esas normas.
La confecció n de estos có digos normativos fue comenzando a recaer en figuras míticas protectoras
llamadas dioses. Ya nos relata Freud en Tó tem y tabú que la sociedad humana se organizó sobre la base
de la prohibició n del incesto, dirigida hacia los miembros del mismo tó tem, limitando a los varones la
posibilidad de acceso a las mujeres de esa tribu.
Ante tal limitació n estos miembros jó venes programan una forma de tener acceso a las mujeres que no
sea violatoria de la prohibició n organizativa, y ella es provocar la muerte del padre y su ingesta,
protagonizando de esta manera lo que se dio en llamar comida totémica. La incorporació n de partes del
padre en cada uno de ellos los habilita en el acceso a las mujeres, pues ya incorporaron un tó tem
diferente.
La ceremonia de comunió n cristiana nos enseñ a que al ingerir la ostia esta simboliza el cuerpo del Señ or,
y por esto se forma una unió n indisoluble entre los creyentes y su Dios.
En lo que hace a la comida totémica vemos que esta prá ctica rá pidamente es prohibida, aunque no deja de
ocupar el imaginario popular. Esta prohibició n referida da lugar a la exogamia, es decir a la salida de la
organizació n tribal por parte de los varones a la bú squeda de mujeres en otras tribus, y esto es lo que da
origen a la guerra pues los hombres de las otras tribus no iban a ceder sus mujeres sin luchar.
Por esta razó n las tribus vencedoras despojaban a las vencidas de las doncellas, mujeres en edad de
procrear, y por ello condenaban a esta organizació n a la extinció n, pues no podían multiplicarse sus
miembros.
La fuerza de la Ley aumenta cuando su autor no pertenece al mundo de los mortales y por eso se deposita
sobre alguien superior.
Las religiones politeístas presentaron características propias; por empezar la concepció n de semidioses
era a partir de la relació n de los dioses con los mortales. Es decir que estas cercanas relaciones no só lo
eran permitidas y bien vistas, cuando no alentadas, sino que ademá s los inmortales fruto de esta relació n
ocupaban lugares destacados en la sociedad. Esta fue una de las razones por las que los griegos, si bien
elaboraban normativas jurídicas, no sobresalieron en el campo del Derecho. En sus creencias las Parcas
tejían los hilos de oro de la vida y cuando un hilo se cortaba la vida del mortal finalizaba. Y dado que el
destino estaba escrito, no podían ser premiados por sus buenas acciones ni mayormente castigados por
las malas. Tal era la dependencia que tenían hacia sus dioses que conocían su destino a través del Orá culo.
Y en la mayoría de los casos ese conocimiento no era con el objeto de variarlo, sino de conocerlo y
someterse a sus designios.
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La creencia en un Dios ú nico o monoteísmo fue una evolució n, pero a la vez la figura de ese Dios-Padre
todopoderoso, creador de la Tierra y todo lo que en ella se encuentra, alejó a los mortales de él. Aparece
como alguien que todo lo ve y todo lo sabe pero a la vez no puede verse; se propone la austeridad y el
sufrimiento como valores, y su prá ctica acerca má s al mortal a su creador, marcando de esta manera una
gran diferencia con el politeísmo. La virtud pasa a ser algo que nos acerca a Dios y todo lo vinculado con
la sexualidad como placer o lujuria es pecaminoso y digno de ser castigado.
Pero a su vez este Dios reconoce una mayor libertad sobre su creació n, un libre albedrío en el hombre,
que le permitiría amar a Dios pero a la vez elegir su destino. Así comienza una nueva faceta para la
humanidad, que comienza a reconocer en el hombre la posibilidad de diferenciar las buenas acciones de
las malas, no como en la antigua mitología griega donde la acció n directa del hombre era manejada por
sus dioses.
Si bien en la cultura griega encontramos una fuerte referencia en el nombre de los hijos hacia sus padres
(“hijo de”) esto era identificatorio. Ante acciones disvaliosas, el olvido del nombre era el castigo que se le
imponía al infractor por parte de la sociedad, nadie lo recordaría llamando a su descendencia por ese
nombre.
Las penas de exilio, destierro, muerte o pérdida de libertad han sido formas evolutivas de protecció n de
los “malos” por parte de los “buenos”, es decir formas de evitació n de los ofendidos o futuras víctimas de
serlo, a mano de los infractores.
Con la muerte como castigo parecía que se había encontrado una pena que resumía 2 objetivos, castigar al
victimario y proteger a las víctimas. Incluso posteriormente se encontró en los tormentos esa forma de
castigar cuyo objeto no era la muerte solamente sino prolongar el sufrimiento antes que esta llegue; luego
de ello, se intentaba hacer desaparecer el cuerpo (quemá ndolo y arrojando sus cenizas a las aguas) para
evitar que pudiera ser recordado. Aquí seguimos viendo el olvido como forma de castigo. Recordemos lo
dicho por Foucault: “a través de las épocas el hombre no ha tratado de castigar menos, sino mejor”.
Para implantar la novedosa forma de castigar que consistía en encerrar al infractor durante un período de
tiempo necesitó evolucionar durante muchos miles de añ os. Con esta nueva forma de penar hace su
entrada en el á mbito de la Justicia la ciencia médica, pero no para ayudarla en su falibilidad sino para
sostenerla en su forma de castigar.
Las nuevas formas de economía dan paso a una redistribució n de las riquezas y de las posiciones sociales,
y la burguesía ocupa un lugar sobresaliente desplazando a la monarquía y dando origen a la Revolució n
Francesa, que llevaba como estandarte la recuperació n de tres valores: libertad, igualdad y fraternidad. La
libertad entonces pasó a ser un valor en esta nueva organizació n social; con el hombre libre nace su
derecho a tener posesiones, se generaliza el concepto de propiedad privada, que hasta entonces estaba
limitado al Rey y a los señ ores feudales. El despojar a alguien de su propiedad pasa a ser un delito. La
pena de exilio no es aplicable pues no importa en sí misma un castigo, y la pena de muerte ya no es viable
a partir de la necesidad de mano de obra para el trabajo como valor social.
De tal forma la privació n de la libertad se convierte en una nueva forma de penar, como una forma de
proteger a las víctimas del ofensor; y a esto se suma el trabajo como una manera productiva de dar un
sentido a la pérdida de libertad, una utilidad social del ofensor. La pena privativa de libertad lleva
inmersa en sí la necesidad de rehabilitació n, pues anteriormente a ella no había necesidad. Esto da origen
a las prisiones, que en sus orígenes se denominaron Casas de trabajo, donde el tormento fue dejado de
lado pues el acento estaba puesto en la capacitació n laboral de los infractores.

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Antes, las ejecuciones eran pú blicas con obligació n de asistencia. En la actualidad, la forma de penar
privando la libertad también quiere tener su forma pú blica, y a la vez de amenaza-correctora, de quea
todos aquellos que violen la ley, les corresponderá ese castigo.

PSICOLOGÍA FORENSE (VARELA, SARMIENTO, ÁLVAREZ)


El rol del psicólogo en instituciones cerradas
Al estudiar todas aquellas conductas que tienen que ver con el delito o con las conductas antisociales se
hace imprescindible señ alar no solamente los factores psicoló gicos de los individuos afectados, sino
también todos aquellos factores que directa o indirectamente incidieron para que se produzca la
transgresió n. Y es precisamente el psicó logo forense quien tiene un rol preponderante en el estudio de
estos factores.
Este conocimiento nos permitirá analizar y comprender mejor no só lo nuestro rol como psicó logos
forenses, sino también todas nuestras potencialidades como factores de cambio que en nuestra tarea
está n implícitas.
Tomemos un ejemplo: el caso de los delitos o las conductas antisociales en los que está n involucrados
menores de edad. Cabe aclarar que una persona es menor de edad segú n el Có digo Civil hasta que cumpla
21 añ os, pero segú n el Có digo Penal es considerado mayor de edad por la capacidad de comprender a
partir de los 18 añ os. Así, só lo se logra formar grupos sociales segregados que en el fondo actú an como
chivos emisarios de una estructura social alterada en sus vínculos; la socialmente llamada delincuencia
juvenil es aceptada como algo natural y absoluto, y nunca como algo relativo al contexto social; lo que
implica, como un beneficio secundario, no reconocer ni aceptar las falencias de todos y cada uno de los
integrantes del cuerpo social. El individuo es emergente de un sistema social, pero lo esencial pareciera
ser el estigmatizar a aquel que se desvió de la norma, ya que a partir de ese momento todo lo que haga
será siempre equivocado. Es necesario activar la concientizació n de que existe una població n en riesgo, y
que ésta no necesita del castigo o de la caridad sino de un adecuado tratamiento.
(Cuerpo social se refiere al conjunto de individuos organizado en las diferentes funciones que movilizan
a la nació n como un ser dotado de cuerpo y alma. El cuerpo son las organizaciones que cumplen funciones
sociales y el alma es el espíritu de la patria.
Los cuerpos sociales son los organismos creados por las personas para el cumplimiento de ciertos fines
econó micos, sociales y políticos, dotados de autonomía y ciertas facultades con respecto a sus miembros).
La institució n aparece remarcando lo universal; así, un individuo que mantuvo interrelaciones constantes
dentro del seno de la sociedad, una vez detenido encarna siempre lo negativo, “marca” que arrastrará .
¿Pero qué conocimiento real tenemos de esas necesidades si la ú nica alternativa fue siempre la
segregació n y la marginació n? Si no comprendemos lo antisocial como una consecuencia de cará cter
individual y social, jamá s será factible una adaptació n. Las relaciones entre vínculo libidinal y vínculo
social deben resolverse en una dialéctica entre dos ó rdenes de realidad; por un lado la realidad singular e
histó rica de cada individuo, y por otro lado la verdad universal, dentro y a través de la cual emerge lo
particular de cada sujeto (Basaglia).
El diagnó stico ha asumido el significado de un etiquetamiento, ya que ante la imposibilidad de
comprender el problema planteado la ú nica salida es descargar la agresividad sobre el objeto que no se
deja comprender. Lo antisocial es un problema que nunca ha sido afrontado, só lo negado. Distanciando al
interno se lo aleja y se lo desarraiga de su realidad, haciendo de él un sujeto separado de su historia, de su
ambiente, de su propia vida.
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Psicosociologia Jurídica 2012

La sociedad a través de estas instituciones domina y controla, y no le permite al sujeto separarse de ella,
no le permite la individualizació n. En el mundo dialéctico hay só lo lugar para la confrontació n, la
presencia de roles activos que se contesten recíprocamente; de este modo el interno no se va a realizar
siendo hú esped de una institució n que está hecha a su imagen, ni el profesional podrá aquietar su
angustia con el humanitarismo con que se dedica al enfermo cosificá ndolo como objeto de su piedad.
Ú nicamente frente a un enfermo constantemente presente, como problema continuamente planteado, el
profesional deberá presentarse má s allá de sí mismo, como ser problemá tico, con su responsabilidad
científica y su complicidad social. El proyecto de relació n institució n-analista-paciente puede presentar
así 2 alternativas:
- La bú squeda de una complicidad recíproca
- O la bú squeda de una recíproca responsabilizació n

CRIMEN Y COSTUMBRE EN LA SOCIEDAD SALVAJE (MALINOWSKY)


Observa que en el derecho primitivo, el salvajismo no estaba regido por pasiones, sino por la tradició n y
el orden. Algunas investigaciones creyeron hallar un aspecto asombroso de la ley primitiva: la solidaridad
del grupo, el comunismo jurídico y econó mico, la sumisió n a una ley de la tribu rígida e indiferenciada;
pero para Malinowsky esto es erró neo.
La ley civil regula la organizació n social, y se distingue de otras formas de conducta (moral, costumbres,
religió n). No es rígida, absoluta ni en nombre de Dios; está mantenida por fuerzas sociales, racionales,
necesarias y adaptables. No es una cuestió n de grupo, es incumbencia del individuo, que sabe cuidar sus
intereses y cumplir sus obligaciones. En ese sentido la sociedad primitiva es similar a una comunidad
civilizada.
La ley funciona sólo muy imperfectamente.
Malinowsky estudió las tribus de las Islas Trobiand, donde rige el derecho matriarcal: el niñ o está ligado
por parentesco solamente con su madre, gobierna la sucesió n en la categoría social, el poder, la herencia y
el derecho de propiedad; esto está basado en la mitología.
Existen también sistemas jurídicos independientes, tales como la posició n del jefe, los privilegios del
mago, etc.
El hecho que se describe es: Kima’i, un joven de 16 añ os, se suicida. Quebrantó las reglas de la exogamia
con su prima materna. Esto era conocido por la comunidad y desaprobado, pero no era mencionado,
hasta que un pretendiente de la muchacha, despreciado por ella, acusó al joven en pú blico. El suicidio fue
un escape de la vergü enza, pero antes de realizarlo, acusó a quien lo empujó a la muerte, para que su clan
lo vengara. Luego, en una lucha del poblado el rival fue herido. Es un caso de quebrantamiento de la
exogamia del clan totémico.
La prohibició n exogá mica es la piedra angular del totemismo y del derecho matriarcal; plantea que todas
las hembras del clan de un hombre son llamadas hermanas y le son prohibidas. Cuando esto se incumple,
hay reacció n de la opinió n pú blica, y se temen también castigos sobrenaturales (enfermedad, muerte); los
nativos muestran horror ante la violació n de esa ley.
Sin embargo, la violació n de la exogamia no es rara. La opinió n pú blica se muestra indulgente e hipó crita.
Si el hecho no sale a la luz, la opinió n pú blica murmura, pero no exige un castigo severo. Si hay un
escá ndalo y el hecho se descubre, todos se vuelven contra el/los culpable/s (ostracismo, insultos).

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Psicosociologia Jurídica 2012

El nativo posee un sistema de magia (hechizos, encantamientos, ritos) para deshacer los resultados del
incesto del clan. Se trata de un sistema de evasió n de una de las leyes má s fundamentales de la tribu. Es
una comunidad donde las leyes se quebrantan sistemá ticamente por métodos bien establecidos. La
tradició n enseñ a có mo eludir mandatos severos, y no puede esperarse una obediencia espontá nea.
Hay otros casos de elusió n metó dica de la ley, tales como hechizos para que una mujer deje de querer a su
marido, para destruir cosechas, para frustrar la pesca, etc.
Se trata de magia dirigida a instituciones establecidas y actividades importantes; se trata de instrumentos
de delito suministrados por la tradició n. Esto está en conflicto con el derecho, que salvaguarda
instituciones y actividades.
Las hembras del clan no son un grupo homogéneo, son un conjunto de individuos bien diferenciados, en
una relació n especial segú n el lugar que ocupan en la genealogía. A medida que el grado de parentesco se
aleja, disminuye la severidad del acto y la violació n de la exogamia se perdona fá cilmente.
Hay 2 puntos importantes:
- El uso de la hechicería como medio de coerció n, practicada por un nú mero limitado de personas
- La prá ctica del suicidio como expiació n y desafío
El brujo es un personaje temido. Posee poder, riqueza e influencia, tiene mucho que perder, y evita los
abusos. Cuando se castiga algo contrario a la ley la opinió n pú blica está con el brujo, y el acusado puede
acobardarse al tenerlo en su contra.
La magia negra actú a como fuerza jurídica: hace cumplir las reglas de la ley tribal, previene la violencia y
restablece el equilibrio perturbado.
Hay un aspecto jurídico de la hechicería: la costumbre de descubrir las razones por las que se ha matado a
un hombre con brujería, interpretando señ ales del cadá ver exhumado. Muchas veces no se las halla o no
se llega a un acuerdo. La causa de muerte tiene una significació n, muestra qué ofensas se consideran
despreciables y cuá les no. Son pecados envidiables pero peligrosos: el éxito sexual, la belleza, la habilidad
en la danza, la ambició n y goce de bienes materiales. Se reprocha cualquier posició n que resalte, exceso
de cualidades o posesiones no justificado por la posició n social, hazañ a o virtud no asociada al rango o
poder del individuo. Todo esto es punible.
El jefe vigila la mediocridad de los demá s, pero no puede castigar ante la sospecha, legalmente só lo puede
recurrir a la hechicería. La magia negra es su instrumento para imponer sus privilegios. Es un apoyo de
los intereses creados, y a la larga de la ley y el orden, es una fuerza conservadora, que suministra miedo al
castigo indispensable en cualquier sociedad.
La hechicería no es exclusivamente un método de administrar justicia ni una forma de prá ctica criminal;
puede usarse de ambas formas.
El aspecto má s importante de una sociedad primitiva es su tendencia conservadora; su aspecto penal es
aú n má s vago que el civil.
Hay diferentes métodos de suicidio: lanzarse de lo alto de una palmera, o tomar un veneno letal, son
métodos de escape a situaciones sin salida, donde hay deseos de castigo y venganza. Tomar un veneno
reversible ocurre en peleas de enamorados, disputas matrimoniales.
Los motivos para el suicidio son: un pecado que debe ser expiado, y una protesta contra los que lo
sacaron a la luz, insultaron pú blicamente al culpable y lo colocaron en esa situació n intolerable. Se castiga
a sí mismo pero también pide venganza. El suicidio proporciona un escape, es un modo de hacer que los

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Psicosociologia Jurídica 2012

nativos observen la ley, es una influencia conservadora; no es jurídico pero sirve para hacer cumplir los
mandatos de un modo parcial e imperfecto. No hay un sistema de justicia de có digo y métodos fijos.

LEVY STRAUSS: Antropología estructural


1) ¿Por qué afirma que la situación mágica es un fenómeno de consenso?
Ejemplo: si un individuo es consciente de ser objeto de un maleficio, sabe que se encuentra condenado. Esta
actitud es compartida por parientes y amigos. Se celebran en su honor ritos sagrados que lo conducirán al
reino de las sombras. Para que una sociedad funcione, debe haber consenso en las creencias.
2) Desarrolle el concepto de disolución de la personalidad social. Ejemplifique.
Si se trasgrede las normas de manera tal que la pena que le correspondería en esa sociedad al sujeto, es la
pena de muerte, allí habrá disolución de la personalidad , por lo cual el sujeto termina suicidá ndose
como consecuencia (deja de comer, duerme menos, se producen cambios endocrinológicos, etc.). Sabe que
se va a morir y termina muriéndose al dejar de ser un ser social, ya que no hay má s ser. Cuando el
sistema lo proclama muerto (muerte civil, pierde sus personalidad jurídica), de esto deviene la
disolución de la personalidad social.
3) ¿Por qué se le atribuye tanta importancia a la verificació n del sistema mágico?
Porque ésta lleva a complejos estados fisiológicos. Por Ej.: volumen sanguíneo disminuido, caída de la
tensión, angustia intensa, etc. Para creer que esto suceda, hay que creer en la eficacia de la magia, se
observa en los siguientes 3 aspectos:
a) La creencia del hechicero en la eficacia de sus técnicas.
b) El poder mismo del hechicero.
c) Las exigencias y confianza de la opinión colectiva.
4) Compare el paralelismo entre chamanismo y psicoanálisis
En ambos casos el propó sito es 1) llevar a la conciencia conflictos que permanecieron ICC, ya sea por
supresió n psíquica o causa orgá nica (como en el caso de embarazo o parto). 2) Además la abreacción y
la transferencia se encuentran en la cura chamanística. Lo comú n, sea en lo orgá nico o en lo psíquico,
es que 3) ambos utilizan el símbolo. 4) Tanto al chamán como al psicoanalista se les atribuye saber.
El chamá n cree que sabe, mientras que el psicoanalista da el saber al paciente.
5) ¿Cuá l es la diferencia que sostiene el autor entre el método psicoanalítico y el chamanismo?
1) El Psicoanalista escucha (rol pasivo), mientras el chamán habla (rol activo).
2) El Psicoanalista se dirige a curar un trastorno psíquico, en tanto que el chamán lo hace
sobre un trastorno físico.
3) El paciente en psicoanálisis trabaja un mito individual , producto de su pasado, en tanto que el
indígena conforma un constructo devenido de un mito social, el cual no corresponde a un estado
personal antiguo.
MALINOWSKI: Crimen y costumbre en la sociedad salvaje
1) ¿Cuál es la función que le asigna Malinowsky a la hechicería, en tanto fuerza jurídica?
Existe un ordenamiento cuasi jurídico en las sociedades primitivas (son leyes arbitrarias que
dependen del á nimo del jefe). Se ordenan castigos. Estos se basan en causas que se encuentran en señ ales

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Psicosociologia Jurídica 2012

en cadá veres. Aun antes de ver el cadá ver ya se sabía que marcas se encontrarían. El incapaz en sentido
jurídico no puede auto administrarse ni auto dirigirse. Pierde sus derechos.
2) ¿De qué forma la psicología del suicidio nos ilustra acerca de la fuerza de la tradición que regula
el orden tribal?
El suicidio simbolizaba al delito, y era el quebrantamiento de la exogamia del clan totémico (o sea el
incesto). Además del quebrantamiento se produce una fuerte reacción de la opinión pública. (Se produce
alarma social)
Levy Strauss comenta el caso de un chico con poderes, el cual se asume como chamá n, ya que si
contradecía las creencias de la sociedad, lo condenaban a muerte, causada por la disolució n de su
personalidad (aislamiento)
FREUD: El malestar en la cultura
Cap. III: 3 Fuentes del sufrimiento humano:
1) La hiperpotencia de la Naturaleza, ante la cual estamos inermes, ya que no podemos controlarla.
2) La Fragilidad de nuestro cuerpo. Estamos sujetos a enfermedades y por último a la muerte.
3) La insuficiencia de las normas que regulan los vínculos familiares, sociales, Estado. No podemos entender
como las mismas normas que nosotros creamos, no nos protegen ni benefician como deberían.
Las dos primeras son inevitables. Nunca dominamos completamente la Naturaleza. En relació n al
organismo, podemos decir que es parte de la naturaleza, por lo tanto será perecedero, limitado en
adaptació n y operació n. Gran parte de la culpa de nuestro penar la tiene la Cultura.
Concepto de cultura:
Designa la suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida con la de nuestros antepasados
animales, lo cual sirve para dos fines:
1. Protección del ser humano ante la naturaleza
2. Regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres.
Concepto de justicia:
Para que el sistema jurídico ya establecido no se quebrante para favorecer a un individuo, el hombre por
la cultura experimenta limitaciones y la justicia exige que nadie se escape a ellos.
Cap. IV: Doble fundamento para el surgimiento de la cultura:
1) La compulsión al trabajo creada por el apremio externo y la necesidad de cooperació n de los
hombres.
2) El poder del amor, ya que el varón no quería estar privado de la mujer como objeto sexual y ella no
quería separarse del hijo, carne de su carne. Este es el amor genital, base de la familia. Hay otro amor de
meta inhibida, que permite la formación de fraternidades. Un afán de la cultura es la aglutinación de
seres humanos.
Los preceptos del tabú fueron el primer derecho, por tanto la convivencia de los seres humanos tuvo
este doble fundamento.
Cap. V: Concepto del narcisismo de las pequeñas diferencias
Explique que significa: “el hombre ha trocado una parte de la felicidad a cambio de la seguridad”.

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Psicosociologia Jurídica 2012

El hombre goza de manera parcial (por la cultura en donde hay limitación pulsional en la agresividad
y en la sexualidad) pero esta forma parcial de goce es segura, ya que se manifiesta a través de las normas
(forma parcial de goce segura).

SACRIFICIOS QUE IMPONE LA CULTURA A LA SEXUALIDAD


A LA AGRESIÓN

SE CAMBIA UN TROZO DE DICHA POR UN TROZO DE SEGURIDAD


Cap. VI: Pulsión de vida y de muerte en relación a la cultura.
La cultura sería un proceso al servicio de Eros, que quiere reunir a los individuos aislados, luego a las
familias, después a las etnias, pueblos, naciones en una gran humanidad. Empero a esta funció n o programa
de la cultura se opone la pulsió n agresiva natural de los seres humanos: Pulsión de Muerte.
La lucha entre Eros y Tá natos es la esencia de la vida en general, por eso el desarrollo cultural se
caracteriza como la lucha por la vida de la especie humana.
Cap. VII: ¿Cómo hace la cultura para inhibir la agresión?
La agresión nace del Yo pero no se convierte en heteroagresió n sino que es introyectada,
internalizada, la cual es recogida por una parte del Yo (Superyó) el cual es severo, tiene la misma
severidad agresiva con la cual el Yo se hubiera satisfecho en otros individuos. La cultura, entonces
yugula la peligrosidad agresiva del individuo mediante una instancia situada en su interior.
Cap. VIII: Superyo, Cc. Moral, Sentimiento de culpa, Necesidad de Castigo, Arrepentimiento.
La culpa no es algo que se manifiesta por lo bueno o por lo malo, sino por la pérdida en la cual o por la
cual deviene angustia frente a la pérdida de amor: Angustia Social.
El Superyo es la continuidad de lo externo. Es una instancia psíquica. Si no se cumplen sus mandatos
deviene “Angustia de la Cc. Moral”
La Cc. Moral enjuicia, vigila las acciones y los propó sitos del Yo, es una actividad de censor.
VARELA, OSVALDO: “Psicología Forense”
Cap. Instituciones cerradas
Institución es toda organización conformada en función de un objetivo común, manejada por pautas y
normas para alcanzarlo. Ej: escuelas para aprender, fá bricas para producir, hospitales para la salud, etc.
Son CERRADAS para la comunidad las cárceles y los manicomios con el objetivo de aislar sus productos
enfermos, aquellos que no se adaptan al estilo de vida social impuesto por la sociedad
Antes de esto a los inadaptados se los eliminaba (muerte o expulsió n). Posteriormente se utilizó estas
instituciones como protecció n para quienes quedaban afuera. En la actualidad ya no se utilizan para este
fin sino que son un método de control social utilizado por los poderosos, los cuales elaboran leyes auto
protectoras.
Estas instituciones tienen 2 funciones específicas:
El hombre aprende, trabaja, estudia, etc. en ellas
Por otro lado son controladores sociales

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Psicosociologia Jurídica 2012

Estas instituciones son cerradas porque aíslan a los que están dentro.
Son totales porque como en el caso de la institución carcelaria son totalitarias, por tanto deben tener todas
las funciones de varias instituciones (Ej: Hospital) en una sola. Deben procurar educación, trabajo y
producción, además de generar espacios para el tiempo libre.
Esta institución aparece como reconocida por el objetivo que cumple para la sociedad, pero a la vez queda
aislada de la sociedad ya que no es reconocida como parte de la misma.

Unidad III: La trasgresió n y sus diversas manifestaciones como fenó meno asocial y delito. Aspectos poli
causales del actuar delincuencial. Diversos enfoques teó ricos conceptuales. Las escuelas socioló gicas.
Concepciones y discursos institucionales. Marginació n y Victimizació n. Aná lisis crítico del poder.
Victimología: Conceptualizaciones.

PSICOLOGÍA Y LEY (VARELA, SARMIENTO, REGUEIRO)- EL SABER DEL DERECHO PENAL


El imaginario social del “encierro” como clave del problema se pone de manifiesto en su expresió n má s
paradojal: las rejas pensadas para los espacios de castigo se levantan en las casas como expresió n se
seguridad preventiva, por este camino no habrá en nuestra sociedad quien pueda eludir “estar entre
rejas”.
Escenario en el que se plantea la inseguridad
El modelo econó mico y sus mecanismos de producció n de riquezas generan un alto porcentaje de
segregació n, y por los atributos de su organizació n permite la circulació n de mercaderías tales como
armas y drogas. En las villas de emergencia se nace, se vive, se ama, se muere (y hasta se mata) con
có digos propios; es mundo aparte, donde la ú nica globalizació n es la miseria y la violencia. El discurso
político y econó mico entraman un dominio de poder.
Existe un doble juego, una política ideal extrema de privilegios y posiciones deseadas por la mayoría, en
contraste con un letargo de pasivos deseantes, que sin darse cuenta se encontraron en un orden distinto,
donde el Estado, consustanciado al poder econó mico privado, no le garantiza ni el derecho al trabajo, ni a
la educació n, ni a la salud, ni a una existencia digna. La degradació n del valor trabajo vehiculiza a la
marginació n, pero sin embargo preserva de la exclusió n total que implica el reingreso por la vía de la
violencia y el delito.
El recorrido y sus consecuencias: ¿represión?, ¿tolerancia cero?, ¿más cárceles?
Para Loic Wacquant, teó rico de la “judicializació n de la miseria”, el proceso comprende: borramiento del
Estado econó mico, debilitamiento del Estado social, fortalecimiento y glorificació n del Estado penal. Del
Estado de Providencia al Estado de Penitencia. Se inscribe en este ú ltimo la doctrina de “tolerancia cero”,
aplicado por el alcalde de NY Giuliani, para perseguir agresivamente a la pequeñ a delincuencia y expulsar
a los mendigos y a los sin techo a los barrios desheredados.
Tolerancia cero versus policía comunitaria y participación social
Al adherir a la doctrina tolerancia cero se da la espalda a la policía comunitaria; este programa de Nueva
York recluta muchos adeptos de distintas regiones; Argentina tiene un lugar de capacitació n en el marco
de la reforma policial de la provincia de Bs. As. También produce críticas: ademá s de la brutalidad
policíaca, produce el estallido del sistema carcelario ya considerablemente superpoblado.

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Psicosociologia Jurídica 2012

En los antagonismos mano dura-mano blanda se implican los conceptos no menos polarizados de
peligrosidad y vulnerabilidad, y segú n qué posició n se asuma la intervenció n en las situaciones de
conflicto será diversa.
Opciones para el abordaje del problema
Planteamos un modelo de justicia evolutiva, que implique al conflicto como vehiculizador del consenso
promotor de un está ndar moral colectivo. Se plantea la armonía del principio de legalidad y del principio
de oportunidad: Paradigma reparador = Justicia que cura. La mediació n penal es el instrumento
privilegiado con el cual dar vida a la Justicia Reparadora. En nuestro país está contemplada en el Có digo
de Procedimientos Penal, con la creació n de la Secretaría de Mediació n.
Mano Dura: má s penas, má s cá rcel, má s castigo y menos reparació n, menos reasimilació n. La
contrapartida de esta polarizació n en la solució n de conflictos sociales es la posibilidad de una justicia
má s reparadora y restauradora capaz de priorizar la participació n comunitaria, el lugar de la víctima y de
su ofensor. La Dimensió n Retributiva, sostenida en la detenció n represiva, concentra en el castigo su
espacio de efectividad.
Respecto de la justicia restaurativa
Nuestro sistema penal está sostenido en una concepció n de Justicia Retributiva, donde la justicia es vista
como una responsabilidad de los profesionales y los delitos como acciones contra el Estado. Se consolida
con la construcció n de cá rceles má s grandes, sentenciando a má s delincuentes por má s tiempo, dentro de
un sistema que má s que reparació n, exige transformació n.
Justicia restaurativa: las víctimas y la comunidad sufren dañ os por las acciones delictivas, que los
ofensores deben tomar responsabilidad por su conducta y se les debe dar la oportunidad para reparar el
dañ o ocasionado.
La transformació n de una filosofía retributiva a una restaurativa respecto de la justicia penal, convierte al
estado en socio de las comunidades. La reconstrucció n de una comunidad por medio del
“empoderamiento” ayuda a disminuir el delito. Se trata de incluir má s a la comunidad en la resolució n de
sus propios problemas.
Las metas que la justicia restaurativa persigue son: un papel má s extenso para las víctimas, amplia
participació n de la comunidad, y responsabilidad y reparació n por parte del ofensor.
Su aplicació n colabora al control má s eficiente del delito y reducció n en el uso de instituciones penales.
Los ofensores deben enfrentar las consecuencias de sus acciones con toda la profundidad que cada
situació n requiera, de cara a cara con la víctima y en la reparació n de la ofensa provocada, en una sesió n
de mediació n. Su sentencia es discutida y acordada, trabajando luego en la comunidad proporcionando un
servicio necesitado por la gente y como modo de compensació n.
La justicia restaurativa enfatiza có mo el delito dañ a las relaciones entre la gente de una comunidad, y
requiere el uso de herramientas en pos del consenso y colaboració n grupal:
1) Consenso: Acomodar los intereses de todos los participantes en un proceso al tomar decisiones,
solucionar problemas o resolver diferencias.
2) Facilitació n de grupo: Una o varias personas imparciales que ayuden a un grupo, al supervisar un
proceso y guiar una discusió n de acuerdo a metas y objetivos mutuos/acordados.
3) Mediació n Víctima- Ofensor: Se reú nen cara a cara con un mediador entrenado. Las víctimas pueden
recibir informació n, expresar sus sentimientos. “Las víctimas obtienen una sensació n de cierre con
respecto al incidente al liberar su ira y otras emociones”. Los ofensores está n obligados a ver a sus
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Psicosociologia Jurídica 2012

víctimas como personas, tiene la oportunidad e responsabilizarse, reducir la venganza dañ ina y hacer
restitució n evitando el encarcelamiento.
4) Mediació n por tribunal: Si las partes involucradas encuentran una solució n aceptable a sus diferencias,
se desvía el caso de las autoridades judiciales y del sistema de justicia penal.
5) Círculos de sentencia: Se utilizan grupos comunitarios para decidir có mo resolver un delito. Hay
círculos de: conversació n, curativos, comunitarios y de sentencia tribunal. Las sentencias a veces incluyen
un tiempo de encarcelamiento. Los planes de reparació n son personalizados para cumplir con las
necesidades de la víctima y ofrecerle al ofensor la mejor oportunidad de regresar a la comunidad como un
miembro productivo.
6) Conferencias de grupos familiares: grupo encargado de decidir có mo se repara el dañ o. Se utiliza antes
y después de la sentencia. Hay que “poder” pedir disculpas.
7) Libertad Condicional Reparatoria: Constituido por ciudadanos voluntarios, se elabora un acuerdo con
el ofensor una vez reconocido el delito y discutidas sus implicancias. Se eligen actividades específicas que
deben ser cumplidas dentro de los 90 días.
Las asignaciones reparatorias se basan en 4 metas:
1- Restaurar y sanear a las víctimas.
2- Compensar a la comunidad
3- Aprehender acerca del impacto de su delito sobre las víctimas.
4- Aprehender maneras de evitar la reincidencia.

LA PSICOLOGÍA EN EL CAMPO JURÍDICO (SARMIENTO, VARELA, PUHL)


RELACIÓN ENTRE PSICOLOGÍA Y LEY, ACUERDOS Y DESACUERDOS
Hacia fines del siglo pasado surgió la preocupació n por explicar las motivaciones de las conductas
transgresoras a la ley positiva. Es así que se creó una gran corriente de opiniones basadas sobre el
presunto cará cter patoló gico de las manifestaciones criminales relativas a analizar verdaderas
deformaciones o lesiones cerebrales capaces de predeterminar desde el nacimiento la conducta del
delincuente.
Los precursores
Los primeros en ocuparse de la cuestió n criminal fueron los psiquiatras franceses Pinel y Ferros, quienes
llamaron la atenció n de sus contemporá neos sobre algunos estigmas psicoló gicos comunes a casi todos
los delincuentes: insensibilidad moral, impulsividad, imprevisió n y falta de remordimiento. Luis
Ferrarese propuso tomar en consideració n los factores sociales y ambientales, y con sus obras bosquejó
la figura del delincuente nato, de la personalidad fatalmente predispuesta para el crimen y reacia a toda
acció n de recuperació n moral. Se opuso a los conceptos de venganza en el trato de los criminales,
propugnando la necesidad de una reeducació n individual.
Un posterior paso adelante se hizo en 1874 con la publicació n de la famosa monografía de Gaspar Virgilio
“Ensayo de investigació n sobre la naturaleza morbosa del crimen”, donde se analizan 266 condenados
desde el punto de vista antropoló gico (anomalías congénitas, estigmas degenerativos, nivel intelectual,
enfermedades orgá nicas).
César Lombroso y la escuela positiva

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Psicosociologia Jurídica 2012

La obra de la escuela de Lombroso (1836-1909) fue el comienzo de la fase científica de la criminología,


ciencia de la que luego surgirá la Psicología Forense. Este psiquiatra italiano encaró en los mismos
términos el problema del hombre genio y del hombre delincuente, tratando de poner en evidencia sus
raíces, que se basan en factores constitucionales intangibles y codificables por medio de leyes coherentes.
Tomó en consideració n las características somá ticas y las eventuales anomalías físicas del delincuente y
estudió las funciones psíquicas considerá ndolas determinantes, aú n subordinando estas a las primeras.
Lombroso dio forma a la figura del criminal nato, en el cual las anomalías intelectuales y la carencia de
moralidad serían fruto inmodificable de las alteraciones orgá nicas. La delincuencia tendría su origen en
una serie de factores atá vicos capaces de determinar un síndrome morboso, clasificado como locura
moral.
Las teorías de Lombroso se expresaron en su obra “El hombre delincuente” (1896), compuesta por 3
tomos: aná lisis bioló gico del criminal; clasificació n de variados tipos de delincuentes; y estudio de
factores criminó genos ambientales, prevenció n de la criminalidad y terapia.
Lombroso destacó la importancia de las anomalías de la cabeza, a las que clasificó en totales y parciales.
La clasificació n de inspiració n lombrosiana má s conocida es la de Lombroso-Ferri, adoptada aú n hoy por
muchos constitucionalistas. Ella subdivide los criminales en grupos: delincuentes accidentales; emotivos
y pasionales; y criminales consuetudinarios. Estas formulaciones llevaron al nacimiento de la escuela
positiva de derecho penal.
Los continuadores eclécticos de Lombroso en Italia
No faltaron en Italia las objeciones y crítica a los puntos de vista de Lombroso. Se criticaba no dar una
mayor valoració n de los factores ambientales, subestimados por Lombroso.
Entre los alumnos de Lombroso, se destacaron Mario Carrara, Antonio Marro, Alfredo Nicéforo, Benigno
Di Tullio. No excluyeron completamente los factores de transmisió n hereditaria, pero los consideraron
má s como elementos de predisposició n que de predeterminació n. Este ú ltimo realizó una clasificació n de
los criminales, una de las má s conocidas y aceptadas:
1) Delincuentes accidentales
a) Delincuente accidental puro (llevado a cometer crímenes de leve importancia ú nicamente por
circunstancias desfavorables)
b) Delincuente accidental por condiciones ambientales desfavorables, há bitos o costumbres nocivas,
malas compañ ías, sugestiones morales, etc.
c) Delincuente accidental por estados emotivos, pasionales, que quiebran su equilibrio habitual.

2) Delincuentes constitucionales:
a) Con orientació n hipoevolutiva (llevado al crimen por taras degenerativas y organopatías cerebrales
que determinaron un insuficiente desarrollo intelectual).
b) Con orientació n psiconeuró tica
c) Con orientació n psicopá tica

3) Delincuentes enfermos mentales


a) Loco delincuente (un comú n enajenado llevado ocasionalmente a la delincuencia).
b) Criminal loco (un comú n criminal que encuentra en la locura la oportunidad de cometer má s graves
delitos).
Teorías biosociológicas

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Psicosociologia Jurídica 2012

Su precursor fue Enrico Ferri, que planteó una doctrina biosocioló gica segú n la cual el ambiente social
daría la forma al delito que tiene su base en el factor bioló gico. Se trata de una oportuna variació n de los
estímulos sociales capaces de actuar sobre individuos bioló gicamente predispuestos, llevá ndolos a una
prá ctica actuació n de sus tendencias criminales.

La relación entre la Psicología y la Ley. Acuerdos y desacuerdos


Cuando hablamos de Psicología hacemos referencia a una ciencia a la cual Daniel Lagache define como la
ciencia que estudia la conducta humana.
La ley es una norma jurídica general, expresada mediante la palabra, que ha sido creada por un proceso
determinado y por un ó rgano legislativo. Para su vigencia se instaura dentro del marco del sistema del
derecho positivo.
El derecho segú n Portillo es un conjunto de leyes, preceptos y reglas a que está n sometidos los hombres
en su vida social. Es la ciencia que estudia las leyes y su aplicació n. Segú n el Dr. Zaffaroni el derecho es un
sistema de normas coercibles que rigen la convivencia social.
El derecho en nuestro sistema es comportamiento humano normado, y al serlo, todo cuanto se constituya
la conducta humana del hombre abarca de alguna manera su esfera. Nos constituimos en sociedad porque
necesitamos satisfacer requerimientos colectivos que no podríamos alcanzar como individuos aislados o
como entes en soledad. Pero las sociedades soportan una dosis inevitable de dispersió n y fragmentació n,
de conflicto y violencia, causados por la condició n humana y sus ansias de dominació n. En su esfuerzo por
detener el caos en medio de tales fuerzas disolventes, las distintas sociedades elaboran estrategias a
través de variadas formas de imposició n, persuasió n o consenso a partir del control social, entendido
como la influencia de la sociedad que delimita las conductas de los individuos.
El asesinato del padre es el acto que lleva a Freud a plantear que en el principio fue la acció n y ésta dio
origen a la ley. Tras eliminar al padre y satisfacer su odio, surgió el arrepentimiento por el acto y nació la
conciencia de culpabilidad. Lo que se transformó en arrepentimiento fue la corriente tierna hacia el
padre, en tanto que el padre amado se convirtió en esa identificació n que se llamó Superyó . Para
asegurarse de que ninguno de los hermanos pueda ser tratado como ellos habían hecho con su padre, se
prohibieron matar al hermano, dando lugar al establecimiento de la prohibició n que segú n Freud se
respeta realizando una renuncia pulsional, que por otro lado garantiza la seguridad social.
Una concepció n del derecho natural sostiene que el fundamento de la ley es innato a la naturaleza
humana y que uno de los valores innatos, eternos y consustanciales es la justicia, definida por Ulpiano
como “dar a cada uno lo que le corresponde”. El valor de la justicia por definició n es un valor relacional y
por consiguiente surgido del consenso, por lo cual es esencialmente relativo a tiempos y circunstancias.
La ley es la representació n de las normas que rigen dentro de una sociedad, por lo que debe ser aceptada
por todos sus integrantes. En tanto la ley no sea quebrantada, la convivencia social será armó nica y el
bien social estará asegurado; es por ello que se hace necesaria su instauració n.
La ley es independiente al sujeto, se impone a él. Todo grupo social se organiza mediante un conjunto de
disposiciones dentro de un ámbito de legitimidad, que delimita el espacio de lo legal, cuyo objetivo
consiste en ordenar y permitir la funcionalidad del sistema. Se constituye por este motivo en un sistema
de producció n de significaciones y creencias.

Similitudes entre Psicología y Derecho

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Psicosociologia Jurídica 2012

d) Ambos tratan sobre conductas humanas


e) Parten del individuo, del sujeto responsable de sus actos y conductas, y de su capacidad para
modificarlos; este es el nexo entre ambos
f) Entienden que la estabilidad y el bienestar social tienden a ser alcanzados en cuanto es mayor la
adaptació n de cada persona
Diferencias
DERECHO PSICOLOGÍA

Cuando se habla de conducta se hace referencia Toma en cuenta tanto el aspecto externo de la
a la conducta exteriorizada conducta como fundamentalmente su aspecto
interno, entendiéndola como el modo de ser del
individuo y el conjunto de acciones que lleva a cabo
para adaptarse a su entorno

Só lo tangencialmente se interesa por el Es su cometido el estudio de la conducta humana y


conocimiento de la conducta humana y las leyes las leyes de su funcionamiento
de su funcionamiento

No predice sino que prevé y trata de fomentar o Busca el descubrimiento de leyes que le permitan
de prohibir positivamente, pero no conocer el comportamiento de los seres que estudia
explícitamente en funció n de las leyes de la
naturaleza humana, sino en funció n del poder
que posee y de lo que considera bueno o malo
para la convivencia de las personas

Su funció n es la regulació n de la conducta Su funció n es el entendimiento de los procesos que


conducen a que el sujeto realice o no una conducta;
encontrar por qué un sujeto se adhiere a la ley o la
transgrede

Se trata del lenguaje del deber ser, de la Se trata del lenguaje del ser. Descubre las leyes del
imposició n. Nos dice lo que debemos hacer ser, de la conducta

El sujeto es causa fundamental de sus actos; el Sin negar esos atributos, considera que esa es una
acto es consciente y voluntario, intrínsecamente visió n muy estrecha de la conducta, que está
determinado determinada principalmente por las circunstancias
y el aprendizaje

Le importa investigar la verdad objetiva, de los Estudia la verdad subjetiva, que se construye en
hechos acaecidos base a la historia de vida del sujeto y el contexto
sociocultural en que se desenvuelve

No quedan dudas sobre lo que es propio objeto formal de la ley positiva (deber ser) y lo que es propio de
la Psicología (ser), cuando ambas se aproximan a su objeto material comú n: la conducta. Las dos tienen la
misma concepció n de la naturaleza humana y de su comportamiento, comparten una concepció n unívoca

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Psicosociologia Jurídica 2012

de los procesos que gobiernan la conducta humana, solo que una, la ley, supone o intuye, y la otra, la
Psicología, los coloca en su punto de aná lisis. Cada ley y cada institució n legal se apoyan en una
presunció n acerca de la naturaleza humana y en la manera en que se determina la conducta.
La Psicología realiza sus aportes para la optimizació n de la comprensió n y aplicació n de la ley. En este
punto se hace necesario comenzar a hablar de psicología aplicada.
La Psicología Jurídica es ante todo psicología social. Debió esperar hasta el siglo XIX para que los
psicó logos de la época le dedicaran tiempo y esfuerzo. En nuestro país es José Ingenieros quien abre los
caminos que acercan a la psicología y a la ley positiva, a través de sus innovadores aportes en
criminología.
La Psicología Jurídica debe atenerse a la norma sin intentar explicar si la misma es o no justa, ni
pretender argumentar sobre sus fines.
Definició n: Es una especialidad de la prá ctica profesional del psicó logo, define la aplicació n de la
Psicología en el campo legal, surgiendo de la articulació n del conocimiento científico de la Psicología y el
campo legal. Se le requerirá su aporte para dar respuestas a aquellos temas en donde el saber del derecho
se queda sin argumentos posibles.
Dentro de los ámbitos de inserció n del psicó logo jurídico encontramos: ámbito tribunalicio, ámbito
penitenciario, ámbito minoril, á mbito policial, ámbito hospitalario, y el pseudoá mbito de la
drogadependencia.

LA CRIMININALIZACIÓN DE LA NECESIDAD (BASAGLIA)


En estos ú ltimos añ os va delineá ndose cada vez má s la presencia de simultá nea de dos tipos de guerra: la
guerra imperialista y los movimientos antiimperialistas presentes en todo el mundo; y la guerra
cotidiana, perpetua, para la cual no hay previstos armisticios; la guerra de la paz, con sus instrumentos de
tortura y sus crímenes, que se va habituando a aceptar el desorden, la violencia, la crueldad de la guerra
como norma de la vida de paz.
Las cá rceles producen má s delincuentes que aquellos que son encarcelados. Los manicomios fabrican los
enfermos a medida, producen pasividad, apatía y aniquilamiento, necesarios para el control y conducció n
de la organizació n hospitalaria. En las fá bricas se explota a los obreros, constriñ éndolos en condiciones
de trabajo nocivas y destructoras, donde las “muertes blancas” son presupuestas como un mal necesario
para el progreso del hombre. Las escuelas continú an sin enseñ ar y sin desarrollar su papel educativo,
eliminando a quien no ha “aprendido” y no ha sido “educado”.
Todo esto en nombre del bien de la comunidad, en nombre del progreso que dará al hombre bienestar y
felicidad. Pero, ¿cuá l hombre?
En cada momento de crisis resurgen los conceptos abstractos de “hombre” y “humano”. Es en nombre de
este hombre abstracto que existe el progreso de las ciencias y la civilizació n. Es en respuesta a las
necesidades de un hombre que no existe que este progreso puede continuar desarrollá ndose como
progreso de la tecnología, de la industria, del gran capital, que del hombre y su vida no saben qué hacer
sino explotarlo y reducirlo a su ló gica lo menos abiertamente posible. Segú n las circunstancias sean
favorables o no, la ló gica econó mica tiende a establecer aquello que es humano y lo que no lo es, lo que
está sano y lo que está enfermo, lo bello y lo feo, lo correcto y lo incorrecto.
Desde el tiempo de la nave de los locos, que segú n la leyenda medieval vagaba por los mares con su carga
anormal e indeseable, la ciencia y la civilizació n no parece que hayan logrado ofrecer sino un ancla má s
pesada a estas islas de exclusió n, donde desviació n enferma y desviació n sana (“culpable”, “responsable”,
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Psicosociologia Jurídica 2012

por lo tanto delincuencia) encuentran su locació n. Para el hombre moralmente extraviado, la cá rcel; para
el hombre enfermo del “espíritu”, el manicomio; ésta es la gran conquista de la ciencia.
Durante siglos, locos, delincuentes, prostitutas, homosexuales, alcohó licos, ladrones y extrañ os habían
compartido el mismo lugar, en donde la diferente naturaleza de sus “anormalidades” era ocultada y
nivelada por un elemento comú n a todos: la desviació n de la norma y de sus reglas, unida a la necesidad
de aislar al anormal del comercio social.
Segú n el racionalismo iluminista la cá rcel debía ser la institució n de castigo para quien transgredía la
norma encarnada en la ley. El loco, el enfermo del espíritu, aquel que se apropiaba de un bien atribuido
comú nmente a la razó n dominante (el extrañ o que vivía segú n normas creadas por su razó n o por su
locura) comenzaron a ser clasificados como enfermos para los cuales es necesaria una institució n que
defina claramente los límites entre razó n y locura y donde poder relegar y encerrar con una nueva
etiqueta a quien contravenía el orden pú blico bajo criterios de peligrosidad enferma o de escá ndalo
pú blico.
Cá rcel y manicomio, una vez separados, continuaron conservando la misma funció n de tutela y defensa de
la norma. La ciencia ha separado entonces la delincuencia de la locura. Pero no obstante la separació n
formal de las dos entidades abstractas prá cticamente queda inalterada la estrecha relació n de una y otra
con el orden pú blico, lo que mantiene inalterada la funció n de ambas instituciones como cuidado y
defensa de este orden. Ademá s, no obstante el reconocimiento abstracto de esta nueva dignidad, ni el
delincuente que debe expiar la ofensa hecha a la sociedad ni el loco que debe pagar por su
comportamiento inadecuado, han sido jamá s considerados hombres y las instituciones construidas para
ellos (para su reeducació n y redenció n por una parte, y para su cura y rehabilitació n por la otra) no han
modificado su funció n ni su naturaleza.
La violencia o la amenaza de violencia es aú n un instrumento suficiente para garantizar el orden pú blico.
Es en esta ó ptica que el horror de la tortura en los países sudamericanos y en otros, asume una forma
organizada convirtiéndose en una institució n. La tortura como institució n se convierte en el ú nico
instrumento que los militares saben usar para controlar una situació n que no puede ser controlada sino a
través de un estado continuo de amenaza de violencia. Para un pueblo que no tiene esperanza de cambiar
su condició n invivible o que no traduce en una lucha concreta esa esperanza, la amenaza de la internació n
en la cá rcel o el manicomio, como sanciones por el comportamiento desviado, no tiene peso, porque para
quien no come o no tiene una casa en donde dormir, la internació n puede ser también una solució n para
la supervivencia. La tortura es entonces el ú nico medio de eliminació n, la ú nica amenaza de destrucció n
real y por lo tanto el verdadero control social que responde a un nivel de desarrollo todavía arcaico.
Con el nacimiento de la era industrial la relació n ya no es entre el hombre y la sociedad sino entre
hombres y producció n, lo que crea un nuevo discriminante de todo elemento (anormalidad, enfermedad,
desviació n) que pueda ser un estorbo al ritmo productivo.
La ideología de la punició n sobre la cual se funda la cá rcel y la ideología médica o de la irrecuperabilidad
de la enfermedad sobre la cual se funda el manicomio, son de hecho totalmente extrañ as al problema del
hombre delincuente o enfermo; su funció n es la de una simple contenció n de las desviaciones y por lo
tanto de su control. La ideología encubre la represió n simplemente justificá ndola y legitimá ndola. Pero la
violencia legitimada sigue siendo violencia.
La realidad de estas instituciones se mantiene fundada sobre el concepto de culpa por expiar, por pagar a
través del castigo, incluso en el caso de la enfermedad.
Los locos que Pinel había separado de los delincuentes encadenados, está n todavía, real o
simbó licamente, encadenados unos y otros en instituciones separadas, pero fundadas sobre los mismos

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Psicosociologia Jurídica 2012

principios, definidos y recluidos en los mismos juicios de valor que establecen de cualquier forma su
naturaleza diferente.
El efecto paradó jico de este estigma es que precisamente de aquellos que han demostrado ya la tendencia
a un comportamiento anormal se exige una vida ejemplar y perfecta, porque quien está estigmatizado es
reconocible, distinto, se le individualiza rá pidamente, habitualmente es má s débil, má s expuesto, su
situació n es precaria, no tiene una fuerza econó mica, social y cultural para oponer a la cruzada cruel que
exige de él só lo la perfecció n de conducta y comportamiento.
El grupo dominante salvaguarda el orden pú blico (el ritmo productivo, la eficiencia de su organizació n, la
marcha de la vida innatural que produce e impone), salvaguardando también a quien trabaja para él de la
amenaza potencial representada por los marginados (aquellos que no producen, que voluntariamente se
excluyen o involuntariamente son excluidos del comercio social), jugando al mismo tiempo con la
amenaza de su posible marginació n.
A nuestro nivel de desarrollo, cada contradicció n debe ser aislada y encontrar el espacio separado donde
el individuo pague en sí mismo por la contradicció n que representa. Lo que importa es individualizar
rá pidamente al diferente y aislarlo para confirmar que no somos nosotros, los sanos, los normales, los
buenos ciudadanos, y que no es la estructura de nuestra organizació n social, lo que produce las
contradicciones.
Y es aquí donde entra en juego la interdisciplinariedad, la complicidad de la ciencia con la ley para, segú n
los casos, definir como psicopá tico, débil o loco al delincuente que no debe ser estigmatizado como tal, en
los casos en los cuales la estigmatizació n de enfermo mental resulta menos dañ osa que la de delincuente.
Las pericias psiquiá tricas no son má s que un instrumento que permite el pasaje de un terreno al otro a
través de una medició n cuantitativa de los elementos anormales presentes en el sujeto.
Pero quien atraviesa la puerta de la cá rcel, del manicomio, entra en un mundo donde todo actú a
prá cticamente para destruirlo, aú n cuando esté formalmente proyectado para salvarlo. La institució n en
cuanto organizació n no puede permitirse riesgos. Pero ello se traduce en una realidad para los hombres
que ella contiene, para los cuales no existen necesidades, exigencias ni carencias, porque el ser definido
como enfermo mental o delincuente lo priva de los má s elementales derechos. Las llamadas instituciones
rehabilitadoras tienen en realidad una funció n explícita: la de dar un papel institucional controlable a
quien no es controlable a través de su participació n en el ciclo productivo.
El sistema capitalista, ademá s de producir un aumento de los bienes de consumo que son impuestos como
signo del grado de bienestar alcanzado por la població n, produce simultá neamente un aumento de
contradicciones, de desviaciones de la regla. El control de estas desviaciones no pasa ya ú nicamente a
través de las instituciones segregantes y violentas, que continú an existiendo. En este caso se puede
también permitir proyectar la reestructuració n formal de estas instituciones que pueden ser
modernizadas, vueltas menos explícitamente represivas, má s tolerantes, porque el control se efectú a
esencialmente a través de un nuevo tipo de individualizació n del diferente, má s capilar y má s sutil; la
individualizació n precoz, la prevenció n, los servicios asistenciales, la traducció n en conflictos psicoló gicos
por curar de comportamientos que tienen poco que ver con la psicología.
Es la distancia entre necesidad real y necesidad artificial la que sirve en este sentido, porque la
imposició n de una cultura extrañ a es una de las formas clá sicas de dominio y colonizació n.
La opresió n se localiza siempre en dos niveles: o el asesinato y la masacre, o la imposició n de nuevos
valores e ideologías que sirven como instrumento de manipulació n para enmascarar la violencia del
asesinato y la masacre. La exportació n de ideologías y de organismos de control, como por ejemplo la
comunidad terapéutica, a países subdesarrollados no tiene má s que este significado, la perpetuació n de la

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Psicosociologia Jurídica 2012

violencia. Estos diferentes tipos de violencia (explícita, legitimada por las ideologías científicas, diluida y
enmascarada bajo la cubierta de las organizaciones asistenciales) son las distintas modalidades de
control en relació n a los diversos grados de desarrollo de un país. Quien tiene el poder encuentra siempre
la forma de legitimar la violencia simplemente imponiéndola y uniendo al mismo tiempo los diferentes
instrumentos de que dispone hasta llegar a humanizar la tortura, garantizando al torturado la asistencia
del psicó logo o del asistente social.
En la ló gica del capital construir nuevas cá rceles significa crear nuevos encarcelados, así como crear
nuevos hospitales significa fabricar nuevos enfermos, si la finalidad continú a siendo la organizació n de las
necesidades y no la respuesta a las mismas. La organizació n de las necesidades comporta solamente la
creació n de nuevos organismos que son automá ticamente insertados en el ciclo productivo, ofreciendo
nuevos papeles, puestos de trabajo, servicios que ponen en movimiento el mismo circuito productivo,
típico de cualquier otra organizació n, cuya justificació n para la propia existencia es su misma
supervivencia y el mantenimiento o el aumento de los objetos que contiene. Dentro de esta misma ló gica,
transformació n, racionalizació n y control son etapas de un proceso que se perpetú a a través del continuo
cambio formal de las cosas sin que jamá s sea tocada la estructura. Cá rcel, manicomio, tortura pueden
cambiar só lo si se modifica la estructura de base de la cual estas instituciones son los pilares.
Esto significa que la acció n en estas instituciones y el aná lisis de la violencia que en ellas se ejerce no se
limita a la desmitificació n de la contradicció n entre custodia y cura, entre custodia y rehabilitació n sobre
la cual se fundan manicomio y cá rceles; sino que tienden sobre todo a esclarecer prá cticamente la
finalidad perseguida y la modalidad elegida para esta violencia en relació n a la estructura social en la cual
se lleva a cabo.
El Estado burgués se funda en una divisió n artificial que es impuesta como natural: la divisió n de clases,
que comporta reglamentos e instituciones aparentemente destinadas a resolver las contradicciones
naturales, pero sirven de hecho para mantener la divisió n originaria. Cuanto má s innatural es el
reglamento tanto má s violento y represivo es porque no responde a la necesidad para la cual ha sido
aparentemente instituido, sino al mantenimiento del artificio que el reglamento tiende a cubrir.
El fenó meno negativo es un momento relativo a factores bioló gicos, psicoló gicos y sociales, pero es
aislado y convertido en absoluto y natural para justificar su carácter inmodificable. El delincuente es só lo
delincuente y la cá rcel es el lugar que sirve para contener la delincuencia; lo mismo pasa con la locura.
Pero delincuencia y locura son hechos que forman parte de la vida del hombre, son expresió n de aquello
que el hombre es o puede ser. El delincuente y el loco conservan otras caras de su ser de hombres:
sufrimiento, impotencia, opresió n.
Si enfermedad y delincuencia só lo son fenó menos naturales (delincuente se nace, la locura es producto de
una alteració n bioló gica) la contenció n y el internamiento son la ú nica respuesta posible. El individuo se
convierte en todo enfermo o todo delincuente. Nos encontramos frente a una parcializació n del hombre
en la cual se aísla la diversidad.
Hay un elemento determinante en este proceso, que es la clase a la cual pertenecen los usuarios de estas
instituciones, y ciertamente no puede ser casual que para casi la totalidad sean proletarios. Si enfermedad
y delincuencia son hechos, la casi total ausencia de la clase dominante en estas instituciones demuestra
que en otras partes existe un concepto de recuperabilidad, subordinada a los instrumentos de los cuales
dispone la burguesía. ¿Por qué los síntomas de los burgueses tienen explicació n, se indagan los motivos
inconscientes, mientras que para los internados de los manicomios la enfermedad continú a siendo un
fenó meno natural? Del mismo modo, un delincuente burgués adinerado no tiene problemas de
reinserció n y recuperació n, el crimen es aceptado como un producto histó rico-social y no como natural;
hay justificació n para su acció n criminal.
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Psicosociologia Jurídica 2012

Esto no sucede para la clase oprimida que delinque, este tipo de delincuente no tiene historia, o su
historia es só lo la historia de sus delitos. Es delincuente por naturaleza así como el desocupado es
negligente y haragá n por naturaleza. Para estos delincuentes y para estos locos nuestro sistema social no
puede organizar su recuperació n, porque sería otro sistema social, no fundado sobre la divisió n innatural.
Cá rcel y manicomio siguen conservando su naturaleza marginadora de clase.
El problema de la desviació n debe ser enfrentado en relació n a la estructura social y no como fenó meno
aislado. Las instituciones que debieran responder a estos problemas deberían fundarse en la cura, la
reeducació n y la rehabilitació n del internado. En la realidad, los internos de cá rceles y manicomios salen
raramente rehabilitados. ¿Qué se quiere hacer de los hombres rehabilitados? ¿Hay lugar para ellos en
nuestra sociedad?
El sentido de pertenencia a la sociedad se revela como totalmente ausente en los internados de los
manicomios como en los encarcelados. Sería necesario que los que se encuentran en rehabilitació n
reconozcan a las instituciones como terapéuticas y rehabilitadoras; só lo tiene sentido si el desviado se
reconoce como tal en relació n a una sociedad de la cual se siente miembro y en cuyas leyes cree, en
cuanto ha contribuido a constituirla, aú n si se desvía de ellas. Pero no pueden sentirse miembros de esa
sociedad porque ninguna ley de nuestro sistema social responde prácticamente a sus necesidades y
derechos. Es só lo a través de la lucha como esta clase logra imponer sus derechos.
Esto no significa que no exista la enfermedad mental o la desviació n, lo diferente como fenó meno
humano. El problema está en la necesidad de eliminar al diferente y mantener este aspecto exterior
pulido y limpio donde todo sería perfecto si no fuera por las ovejas negras. Lo que determina la
naturaleza de la respuesta no es la naturaleza de la necesidad, sino la clase de pertenencia de quien la
expresa.
Todas las instituciones de nuestro sistema social tienen la funció n de responder a las necesidades una vez
que ellas han sido criminalizadas, reducido lo que no es o aquello de que no es síntoma o expresió n. La
criminalizació n de la necesidad es en realidad la naturaleza artificialmente construida, de manera que se
encuentran frente a frente dos formas de violencia y criminalidad, la una en respuesta a la otra, sin que se
sepa ya reconocer la necesidad real. La desviació n y el comportamiento anormal son crímenes porque
podrían ser peligrosos; la institució n delegada para la cura y la rehabilitació n de la desviació n y del
comportamiento anó malo es crimen, en nombre de la prevenció n de esta peligrosidad. No existen
necesidades ni respuestas a las necesidades.

VIGILAR Y CASTIGAR (FOUCAULT)


Suplicio
Segú n Foucault, desde la Edad Media el suplicio era un riguroso modelo de demostració n penal, cuyo
objetivo era el de manifestar la verdad que se había obtenido gracias al resto del proceso penal, y que
hacía del culpable el pregonero de su propia condena al llevar el castigo físicamente sobre su propio
cuerpo (paseo por las calles, cartel, lectura de la sentencia en los cruces...). Ademá s, el suplicio también
consistía en un ritual político, ya que en el derecho de la edad clá sica el crimen suponía sobre todo un
ataque al soberano, que era aquel del que emanaba la ley. Por tanto, la pena no só lo debía reparar
el dañ o que se había cometido, sino que suponía también una venganza a la afrenta que se había hecho
al rey.
Sin embargo, entre los siglos XVII y XIX comienzan a desaparecer los suplicios, debido bá sicamente a dos
procesos:

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Psicosociologia Jurídica 2012

 La desaparición del espectáculo punitivo. Los días de ejecució n y de suplicio eran momentos
propicios para que se cometieran desó rdenes entre el pú blico. Ademá s, con frecuencia el condenado
llegaba a convertirse en objeto de admiració n. A partir del siglo XIX, el castigo pasa a ser la parte má s
oculta del proceso penal.
 El relajamiento de la acción sobre el cuerpo del delincuente. Aunque las nuevas penas
(trabajos forzados, prisió n...) también son “físicas”, el cuerpo se toma en ellas como un medio para privar
al delincuente de la libertad. El objeto de la operació n punitiva deja de ser fundamentalmente el cuerpo y
pasa a ser el alma. Deja de juzgarse simplemente un hecho delictivo para pasar a juzgarse toda una serie
de pasiones, instintos, anomalías, inadaptaciones, etc. con las que se califica a los individuos, los
“delincuentes”, «no ya sobre lo que han hecho, sino sobre lo que son, serán y pueden ser».1 Esto, ademá s,
supondrá la aparició n de toda una serie de expertos (psiquiatras, educadores, funcionarios...) alrededor
del castigo.

Castigo
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII aparecen numerosas protestas en contra de los suplicios, que
se consideran tanto vergonzosos como peligrosos. Estas críticas se basan sobre todo en el concepto de
“humanidad” como algo que se debe respetar incluso en el peor de los asesinos. Sin embargo,
segú n Foucault, estas críticas esconden algo má s profundo: la bú squeda de una nueva “economía del
castigo”.
Los cambios sociales del siglo XVIII, y fundamentalmente el aumento de la riqueza, suponen una
disminució n de los crímenes de sangre y un aumento de los delitos contra la propiedad. En este contexto,
la burguesía emergente siente la necesidad de un ejercicio má s escrupuloso de la justicia, que castigue
toda una pequeñ a delincuencia que antes dejaba escapar y para la que el suplicio resulta totalmente
desmedido. Por lo tanto, lo que piden los reformadores a lo largo de todo el siglo XVIII es «castigar con
una severidad atenuada, quizá, pero para castigar con más universalidad y necesidad».
En este contexto, se considera que el delito ataca a la sociedad entera, que tiene el derecho de defenderse
de él y de castigarlo. El castigo ya no puede concebirse como una venganza, sino que se justifica a partir
de la defensa de la sociedad y de su utilidad para el cuerpo social (aparece, así, la importancia de
la prevenció n del delito). Este nuevo poder de castigar se basa en seis reglas bá sicas:
Regla de la cantidad mínima: Se comete un crimen porque se espera obtener ventajas. Por tanto, el
castigo tiene que superar, pero só lo un poco, esas ventajas.
Regla de la idealidad suficiente: La eficacia de la pena descansa en la desventaja que se espera de ella.
Por tanto, el castigo tiene que basarse, sobre todo, en la representació n que el posible delincuente hace de
él.
Regla de los efectos laterales: Los efectos má s intensos no se deben producir en el culpable, sino en los
que pudieran llegar a serlo.
Regla de la certidumbre absoluta: Debe tenerse una seguridad de que el delito va a ser castigado y no
quedar impune. Por tanto, el aparato de justicia debe ir unido a un ó rgano de vigilancia: la policía y la
justicia deben ir juntas.
Regla de la verdad común: Siguiendo las reglas del método científico, la investigació n abandona el
antiguo modelo inquisitorial para adoptar el de la investigació n empírica.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Regla de la especificidad óptima: Es necesario que todas las infracciones estén especificadas. Ademá s,
debe haber una individualizació n de las penas, para que se acomoden a las características de cada
delincuente, que se percibe como un individuo al que es necesario conocer. Aquí tendrá n acomodo
las ciencias humanas y sociales aplicadas a la penalidad.
Las nuevas penas que se buscan para desarrollar esta nueva tecnología del castigo tienen que cumplir
varias condiciones:

 Deben ser lo menos arbitrarias posible: el vínculo entre delito y castigo debe ser inmediato.
 Hay que basarse en los intereses del posible delincuente: si el interés es la fuerza que mueve al
delito, hay que utilizar esa misma fuerza para evitarlo.
 Es necesaria una modulació n temporal: Una pena definitiva supondría que el trabajo que se
invierte en el delincuente sería desaprovechado, pues el delincuente regenerado no volvería a la sociedad
 El castigo afecta sobre todo a los posibles delincuentes; el culpable no es má s que uno de sus
blancos. Ademá s, los castigos pueden ser considerados como una retribució n que el culpable da a cada
uno de sus conciudadanos por el crimen que los ha perjudicado a todos.
 El castigo pú blico debe ser como un libro de lectura, en donde puedan leerse las propias leyes; los
castigos deben ser una escuela y no una fiesta.
 Hay que acabar con la gloria ambigua de los criminales, como la que aparecía en
los romances populares.

Disciplina
En esta tercera parte, Foucault pasa a hacer un aná lisis de los cambios aparecidos en instituciones
como hospitales, cuarteles, escuelas, etc., con el fin de relacionar las nuevas formas de control de los
individuos que aparecen en estos escenarios con el aná lisis de la economía del castigo.
A partir del siglo XVIII hay un descubrimiento de técnicas que permiten un control minucioso del cuerpo
y le imponen docilidad y que se recogen en reglamentos militares, escolares y hospitalarios. Foucault
denomina a estas técnicas “disciplinas”.
Las disciplinas basan su éxito en la utilizació n de instrumentos simples:

 Vigilancia jerárquica: La vigilancia debe ser una mirada que vea sin ser vista. Por ejemplo,
empezará n a construirse edificios que no estén hechos para ser vistos (palacios) ni para ver el exterior
(fortalezas), sino para permitir un control interior. De esta forma se van constituyendo el hospital-edificio
(como instrumento de la acció n médica), la escuela-edificio (como má quina-pedagó gica), etc.
 Castigo disciplinario:
 En todos los sistemas disciplinarios funciona algú n tipo de mecanismo penal: sus propias leyes,
sus castigos especificados, sus normas de sanció n...
 Lo que la disciplina castiga realmente son las desviaciones. Los castigos disciplinarios está n para
hacer respetar un orden artificial (un reglamento), pero también un orden “natural”, definido por
unos procesos naturales y observables, como la duració n de un aprendizaje o el nivel de aptitud
alcanzado.
 Dado que el castigo disciplinario tiene por funció n reducir las desviaciones, debe ser
fundamentalmente correctivo.

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Psicosociologia Jurídica 2012

 Todas las conductas y las cualidades se califican a partir de los dos polos del bien y el mal, y sobre
ello se puede establecer una cuantificació n que permite obtener un balance. De esta forma, lo que
se califica ya no son las acciones, sino a los individuos mismos.
 Esta contabilidad de premios y sanciones permite establecer con exactitud el rango de cada uno,
de modo que la disciplina es capaz de premiar simplemente concediendo ascensos y de castigar
degradando.
Por tanto, el castigo del poder disciplinario no tiende a la expiació n, sino a la normalizació n.
 Examen: El examen «es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar
y castigar». El examen, que va a ser absolutamente esencial en la constitució n de las ciencias humanas y
sociales, se basa en los siguientes mecanismos:
 Tradicionalmente, el poder es lo que se ve, y aquello sobre lo que se ejerce permanece en la
sombra. Sin embargo, el poder disciplinario se ejerce haciéndose invisible, y en cambio ejerce
sobre quienes se ejerce una visibilidad obligatoria.
 El examen va acompañ ado de un sistema de registro y de acumulació n documental. De esta forma,
el individuo se constituye en objeto descriptible, analizable, que se estudia en sus rasgos
particulares y en su evolució n individual; y por otra parte se constituye un sistema comparativo
que permite el estudio de fenó menos globales y la descripció n de grupos.
 El examen hace de cada individuo un “caso”. Antes, el ser descrito y seguido detalladamente era
un privilegio; con el examen, en cambio se hace de esta descripció n detallada un medio de control
y dominació n.
Todo esto supone una construcció n distinta de la individualizació n. En el Antiguo Régimen, cuanto mayor
poderío se tiene má s marcado se está como individuo (mediante rituales, representaciones...). En cambio,
en un régimen disciplinario el poder se vuelve má s anó nimo y funcional y por el contrario se individualiza
má s a aquellos sobre los que el poder se ejerce con má s fuerza. Es precisamente el que se sale de la norma
(el niñ o, el enfermo, el loco, el condenado) el que se describe y registra má s rigurosamente.

El panóptico
El panóptico es un centro penitenciario ideal diseñ ado por el filó sofo Jeremy Bentham en 1791. El
concepto de este diseñ o permite a un vigilante observar (-opticón) a todos (pan-) los prisioneros sin que
éstos puedan saber si está n siendo observados o no.
La estructura de la prisió n incorpora una torre de vigilancia en el centro de un edificio anular que está
dividido en celdas. Cada una de estas celdas comprende una superficie tal que permite tener dos
ventanas: una exterior para que entre la luz y otra interior dirigida hacia la torre de vigilancia. Los
ocupantes de las celdas se encontrarían aislados unos de otros por paredes y sujetos al escrutinio
colectivo e individual de un vigilante en la torre que permanecería oculto. Para ello, Bentham no só lo
imaginó  persianas vecinas en las ventanas de la torre de observació n, sino también conexiones
laberínticas entre las salas de la torre para evitar destellos de luz o ruido que pudieran delatar la
presencia de un observador.1
De acuerdo con el diseñ o de Bentham, este sería un diseñ o má s barato que el de las prisiones de su época,
ya que requiere menos empleados. Puesto que los vigilantes no pueden ser vistos, no sería necesario que
estuvieran trabajando todo el tiempo, dejando la labor de la observació n por instantes. Aunque el diseñ o
tuvo efectos limitados en las cá rceles de la época de Bentham, se vio como un desarrollo importante.

29
Psicosociologia Jurídica 2012

Así, Michel Foucault (en Vigilar y castigar) consideró el diseñ o como un ejemplo de una nueva tecnología
de observació n que trascendería al Ejército, a la educació n y a las fá bricas
Bentham ideó una cá rcel en la cual se vigilara todo desde un punto, sin ser visto. Bastaría una mirada que
vigile, y cada uno, sintiéndola pesar sobre sí, terminaría por interiorizarla hasta el punto de vigilarse a sí
mismo. Bentham se dio cuenta de que "el panó ptico" era una gran invenció n no só lo ú til para una cá rcel,
sino también para las fá bricas. Si bien el modelo de Bentham fue criticado (aunque él lo consideraba una
genialidad), de alguna forma todas las cá rceles, escuelas y fá bricas a partir de aquella época se
construyeron con el modelo panó ptico de vigilancia.
Segú n Foucault, los principios anteriores se materializan en el panó ptico que Jeremy Bentham diseñ ó
como edificio perfecto para ejercer la vigilancia. El efecto má s importante del panó ptico es inducir en el
detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automá tico
del poder, sin que ese poder se esté ejerciendo de manera efectiva en cada momento, puesto que el
prisionero no puede saber cuá ndo se le vigila y cuá ndo no. El panó ptico sirve también como
laboratorio de técnicas para modificar la conducta o reeducar a los individuos, por lo que no só lo es un
aparato de poder, sino también de saber.
El panó ptico permite perfeccionar el ejercicio del poder, ya que permite reducir el nú mero de los que lo
ejercen y multiplicar el de aquellos sobre los que se ejerce. Ademá s, permite actuar incluso antes de que
las faltas se cometan, previniéndolas. Sin otro instrumento que la arquitectura, actú a directamente sobre
los individuos.
De esta manera aparece una “sociedad disciplinaria” debido a la extensió n de las instituciones
disciplinarias:
 Anteriormente se pedía a la disciplinas sobre todo que ejercieran un papel de neutralizació n del
peligro para la sociedad o para el soberano. Ahora, en cambio, lo que se pide de ellas es aumentar la
utilidad de los individuos. Por eso tienden a implantarse en los sectores má s centrales y productivos de la
sociedad.
 Los mecanismos disciplinarios tienden a salir de los ámbitos concretos en los que funcionaban para
aparecer en todo el entramado social. Ademá s, las instituciones dejan de ejercer una vigilancia
ú nicamente interna y comienzan a ejercer un control también sobre el exterior (los hospitales ejercen la
vigilancia de la salud general de la població n, por ejemplo).
 Hay una tendencia a la nacionalizació n de los mecanismos de disciplina. Para ejercerse, el poder debe
apropiarse de instrumentos de vigilancia permanente, exhaustiva, omnipresente.
Por tanto, como señ ala Foucault, «la “disciplina” no puede identificarse ni con una institución ni con un
aparato. Es un tipo de poder y una modalidad para ejercerlo».

Prisión

Aunque la prisió n no era algo nuevo, en el paso del siglo XVIII al XIX comienza a imponerse como castigo
universal debido a que presenta ciertas ventajas respecto a las anteriores formas de pena:
 En una sociedad en la que la libertad es el bien por excelencia, su privació n también aparece como un
mal para todos, por lo que aparece como un castigo “igualitario”.
 La prisió n permite cuantificar exactamente la pena mediante la variable tiempo.

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Psicosociologia Jurídica 2012

 La prisió n asume un papel de aparato para transformar los individuos y para ello reproduce,
acentuados, todos los mecanismos disciplinarios que aparecen en la sociedad.
Los principios fundamentales sobre los que se asienta la prisió n para poder ejercer una educació n total
sobre el individuo son los siguientes:
 El aislamiento del condenado, que garantiza que el poder se ejercerá sobre él con la máxima
intensidad, ya que no podrá ser contrarrestado por ninguna otra influencia.
 El trabajo, que está definido como un agente de la transformació n penitenciaria. No es la producció n
en sí lo que se considera intrínsecamente ú til, sino los efectos que ejerce sobre el penado, que se ha de
transformar en un individuo que sigue las normas generales de la sociedad industrial.
 La modulación de la pena, que permite cuantificar exactamente las penas y graduarlas segú n las
circunstancias. Ademá s, la duració n de la pena debe ajustarse a la transformació n del recluso a lo largo de
dicha pena. Ahora bien, esto implica que tiene que haber una autonomía del personal que administra la
pena: el director de la prisió n, el capellá n, y má s adelante psicó logos o asistentes sociales. Es su juicio, en
un sentido de diagnó stico científico, el que debe llevar a la modulació n o incluso suspensió n de la pena.
De esta manera aparece dentro de la prisió n un modelo técnico-médico de la curació n y de la
normalizació n. La prisió n se convierte fundamentalmente en una má quina de modificar el alma de los
individuos. Lo penal y lo psiquiá trico se entremezclan. La delincuencia se va a considerar como
una desviació n patoló gica que puede analizarse como otro tipo de enfermedades. A partir de aquí puede
establecerse el conocimiento “científico” de los criminales: aparece la criminología como ciencia. Así, la
prisió n se convierte en una especie de observatorio permanente de la conducta: en un aparato de saber.
Foucault señ ala que la crítica a la prisió n comienza ya a principios del siglo XIX, y utiliza los mismos
argumentos que podemos encontrarnos hoy en día: las prisiones no disminuyen la tasa de la
criminalidad, la detenció n provoca la reincidencia y incluso fabrica delincuentes, los expresos van a tener
mucha dificultad para que la sociedad los acepte, la prisió n hace caer en la miseria a la familia del
detenido… Ahora bien, a pesar de estas críticas, la prisió n se ha seguido defendiendo como el mejor
instrumento de pena siempre que se mantengan ciertos principios (que ya aparecían a mediados del siglo
XVIII):
Principio de la corrección: La detenció n penal debe tener como funció n esencial la
transformació n del comportamiento del individuo.
Principio de la clasificación: Los detenidos deben estar repartidos segú n criterios como su edad,
sus disposiciones, las técnicas de correcció n que se van a utilizar con ellos y las fases de su
transformació n.
Principio de la modulación de las penas: El desarrollo de las penas debe poder modificarse de
acuerdo con la individualidad de los detenidos.
Principio del trabajo como obligación y como derecho: El trabajo debe ser uno de los
elementos esenciales de la transformació n y de la socializació n progresiva del detenido.
Principio de la educación penitenciaria: La educació n del detenido es una precaució n en
interés de la sociedad a la vez que una obligació n frente al detenido.
Principio del control técnico de la detención: El régimen de la prisió n debe ser controlado por
un personal especializado que posea la capacidad moral y técnica para velar por la buena
formació n de los individuos.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Principio de las instituciones anejas: La prisió n debe ir seguida de medidas de control y de


asistencia hasta la readaptació n definitiva del antiguo detenido.
Segú n Foucault, progresivamente las técnicas de la institució n penal se transportan al cuerpo
social entero, lo que tiene varios efectos importantes:
Se produce una gradació n continua entre el desorden, la infracció n y la desviació n respecto de la
regla. En realidad, la desviació n y la anomalía (que lleva consigo el desorden, el crimen, la locura)
obsesionan a las distintas instituciones (escuela, hospital, prisió n...).
Aparecen una serie de canales a través de los cuales se recluta a los “delincuentes”, que con
frecuencia pasan a lo largo de sus vidas por las instituciones que está n destinadas precisamente a
prevenir y evitar el delito: reformatorios, instituciones de asistencia, cá rceles...
En la gradació n continua de los aparatos de disciplina, la prisió n no supone má s que un grado
suplementario en la intensidad del mecanismo que actú a ya desde las primeras sanciones. «En su
funció n, este poder de castigar no es esencialmente diferente del de curar o el de educar». 5
En todas partes nos encontramos jueces de la normalidad: el profesor-juez, el médico-juez, el
trabajador social-juez...
El tejido carcelario de la sociedad es a la vez el instrumento para la formació n del saber que el
poder necesita. Las ciencias humanas han sido posibles porque se acomodaban a esta forma
específica de poder.

CÁRCEL Y FÁBRICA (PAVARINI)


¿Por qué la cá rcel? ¿Por qué en todas las sociedades industrialmente desarrolladas esta institució n
cumple de manera dominante la funció n punitiva hasta el punto de que cá rcel y pena son considerados
comú nmente casi sinó nimos? ¿Para qué sirve?
En un sistema de producció n precapitalista la cá rcel como pena no existe; es histó ricamente verificable
con la advertencia de que no se refiere tanto a la cá rcel como institució n ignorada en el sistema feudal
cuanto a la pena de la internació n como privació n de la libertad. En la sociedad feudal existía la cá rcel
preventiva o la cá rcel por deudas, pero no es correcto decir que la simple privació n de la libertad
prolongada por un período determinado de tiempo y sin que le acompañ ara ningú n otro sufrimiento era
conocida y utilizada como pena autó noma y ordinaria.
Esta tesis, que hace resaltar el cará cter esencialmente procesal de la cá rcel medieval, es casi
universalmente aceptada por la ciencia histó rico-penal. Los primeros ejemplos histó ricos vá lidos de pena
carcelaria se encuentran en las postrimerías del siglo XIV en Inglaterra, en oportunidad en que el sistema
feudal mostraba ya síntomas de profunda desintegració n.
Una correcta aproximació n al tema ve como momento nodal la definició n del papel de la categoría ético-
jurídica del talió n en la concepció n punitiva feudal, la naturaleza de la equivalencia propia de este
concepto puede ser que en el origen no haya sido má s que la sublimació n de la venganza, y que se fundara
má s que nada en un deseo de equilibrio a favor del que había sido víctima del delito cometido.
El pasaje de la venganza privada a la pena como retribució n exige el dominio cultural del concepto de
equivalencia medido como cambio por valores. La pena medieval conserva esta naturaleza de
equivalencia incluso cuando el concepto de retribució n no se conecta directamente con el dañ o sufrido
por la víctima sino con la ofensa hecha a Dios. Por eso la pena adquiere cada vez má s el sentido de
expiatio de castigo divino.

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Psicosociologia Jurídica 2012

En presencia de un sistema socioeconó mico como el feudal donde no existía aú n completamente


historizada la idea de trabajo humano medido por el tiempo (asalariado), la pena como intercambio
medido por el valor no estaba en condiciones de encontrar en la privació n del tiempo un equivalente del
delito. Al contrario, el equivalente del dañ o producido por el delito se encontraba en la privació n de los
bienes socialmente considerados valores, la vida, la integridad física, el dinero, el status.
Por el lado de la naturaleza de la expiatio (venganza, castigo divino) la pena no podía sino agotarse en una
finalidad meramente satisfactoria.
El juicio sobre el criminal no se hacía tanto para defender los intereses concretos amenazados por el acto
ilícito cometido sino para evitar posibles, pero no previsibles y por ende no controlables, efectos
negativos que pudieran estimular el crimen cometido. Si ademá s la justicia divina era el modelo con el
que se medían las sanciones, si el sufrimiento socialmente se consideraba como medio eficaz de expiació n
y de catarsis espiritual como enseñ a la religió n, la cá rcel no resultaba medio idó neo para tal objeto.
El sistema canó nico penal tuvo formas autó nomas y originales que no se encuentran en ninguna
experiencia de tipo laico. La importancia del pensamiento canó nico en el sistema punitivo medieval varió
de acuerdo con la influencia que el poder eclesiá stico tuvo ante el poder civil.
Las primeras formas de sanció n utilizadas por la iglesia se impusieron a los clérigos que habían
delinquido; no se trata de delitos sino de infracciones religiosas que resultaban desafiantes a la autoridad
eclesiá stica. Esto explica por qué, al menos al principio, estas acciones provocaron una respuesta de la
autoridad todavía de tipo religioso-sacramental, inspirada en el rito de la confesió n y de la penitencia,
pero acompañ á ndola con otro elemento: la forma pú blica. Así nació el castigo de cumplir la penitencia en
una celda hasta que el culpable se enmendara.
La penitencia, cuando se transformó en sanció n penal propiamente dicha, mantuvo en parte su finalidad
de correcció n, se transformó en reclusió n en un monasterio por un tiempo determinado.
El régimen canó nico penitenciario conoció varias formas: la pena debía cumplirse en la reclusió n de un
monasterio, en una celda o en la cá rcel episcopal; a la privació n de la libertad se añ adieron sufrimientos
de orden físico, aislamiento en un calabozo, y sobre todo la obligació n de silencio. El régimen
penitenciario canó nico ignoró completamente el trabajo como forma posible de ejecució n de la pena. La
pena de cá rcel, tal como se hizo en la experiencia canó nica, atribuyó al tiempo de internamiento la
funció n de un quantum de tiempo necesario para la purificació n segú n los criterios del sacramento de
penitencia. La privació n de la libertad no era tanto lo que constituía en sí la pena, sino só lo la oportunidad
para que, en el aislamiento, se pudiera alcanzar el objetivo fundamental de la pena: el arrepentimiento. En
este sentido la pena no podía ser má s que retributiva, fundada en la gravedad de la culpa y no en la
peligrosidad del reo, y orientada a la afirmació n absoluta de la presencia de Dios en la vida social; una
finalidad por lo tanto esencialmente ideoló gica.
En el período comprendido entre fines del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX asistimos en el á rea
capitalista a profundas modificaciones del cuadro socioeconó mico de fondo: la composició n del capital, la
organizació n del trabajo, la aparició n de un movimiento obrero organizado, la composició n de las clases,
el papel del estado, la relació n global estado-sociedad civil.
La distribució n y el consumo caen bajo el dominio del capital, la decisió n sobre precios, la organizació n
del mercado a la par del consenso devienen en la unificació n. El nuevo criterio que rige es el de la
capilaridad, de la extensió n y la invasió n del control. Ya no se encierra a los individuos, se les sigue a
donde está n normalmente recluidos: fuera de la fá brica, en el territorio. La estructura de la propaganda y
de los medios de comunicació n, una nueva y eficaz red policíaca y de asistencia social, son los portadores
del control social neocapitalista.

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Psicosociologia Jurídica 2012

El sistema carcelario oscila má s y má s entre la perspectiva de la transformació n en organismo productivo


propiamente dicho, siguiendo el modelo de la fá brica (lo que en el sistema moderno de producció n
significa encaminarse hacia la abolició n de la cá rcel como tal), o la de caracterizarlo como un mero
instrumento de terror, inú til para cualquier intento de readaptació n social. Durante todo el siglo XX y de
acuerdo con las distintas situaciones socioeconó micas, las perspectivas de reforma caminan en zigzag con
una progresiva disminució n, para cada reo y en la població n, de penas carcelarias por un lado, y del
aumento de represió n para ciertas categorías de reos o delitos (sobre todo en momentos de crisis
políticas). ¿Se podría decir por ejemplo que nos encontramos delante de un intento por reconstruir una
nueva correspondencia entre producció n y control, como tan limpiamente se imaginaba en el modelo
clá sico del Panopticum benthamista?

PSICOLOGÍA FORENSE (VARELA, SARMIENTO, ÁLVAREZ) - CAPÍTULO 11 - INSTITUCIONES


CERRADAS
Institució n: Toda organizació n conformada en funció n de un objetivo comú n, que se manifiesta por
pautas y normas para alcanzar ese objetivo. Segú n Ulloa hay varios tipos de instituciones segú n la
actividad que el hombre desarrolla en ellas: para aprender, para producir, para la salud, para el tiempo
libre.
Las instituciones cerradas lo son para la comunidad, con el objetivo de aislar sus productos “enfermos”
que no se adaptan al estilo de vida de la sociedad. Son una reciente creació n, dado que antes los
inadaptados eran eliminados (físicamente o expulsá ndolos de la sociedad); al ir creciendo las sociedades
y las comunicaciones la alternativa de expulsió n se torna imposible, y surgen las instituciones. ¿Se
edifican para adaptar al sujeto a los intereses de la sociedad, o simplemente para el aislamiento de los
individuos nocivos a la comunidad?
En principio só lo interesaba usar el encierro como protecció n para quienes quedaban afuera; en la
actualidad ha perdido ese objetivo primario para convertirse en un método de control social utilizado por
los poderosos que elaboran leyes autoprotectivas y aíslan a quienes no las obedecen.
En un principio las cá rceles ocupaban territorios aislados de las comunidades, pero en la actualidad es
imposible sustentar este método, de modo que hubo que edificar construcciones má s seguras para evitar
fugas, sin importar lo que sucediera con quienes estuvieran dentro; el objetivo primario seguía siendo
evitar que los marginales continú en lesionando a la sociedad, aislá ndolos. Así se pasó de só tanos o
catacumbas, a sistemas panó pticos, hasta llegar a sistemas de colonias aisladas. Quienes custodiaban a los
marginales eran extraídos de la misma clase social que los transgresores. Así, la institució n cumple varios
propó sitos:
 Marginar elementos nocivos
 Controlar elementos potencialmente nocivos convirtiéndolos en celadores, cuidadores o
guardianes de los elementos nocivos
 Ejemplificar a través de ellos lo que les sucede a quienes transgreden la ley
Toda institució n aparece en la sociedad para cumplir un rol definido y a la vez está vinculada con el
funcionamiento general de otras instituciones (ejemplo: escuela y club). La institució n carcelaria aparece
solitaria, sin estar vinculada a ningú n actuar del hombre sano, no delincuente, por ello se las denomina
instituciones cerradas o totales; deben procurar la educació n, trabajo, producció n, salud y esparcimiento
de los allí alojados.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Toda institució n total aparece como dentro de la sociedad, en el sentido de que cumple el objetivo para el
que se la creó , pero fuera en el sentido de que no es reconocida por la misma sociedad como
perteneciente a ella.
La institució n judicial es uno de los tres poderes del Estado, sobre el cual descansa el derecho punitivo y a
través del que se ejecuta el reproche social a quien transgrede las normas. Pero también la institució n
carcelaria es la encargada de velar por el cuidado y la guarda del transgresor, lo cual puede llevar a creer
que el sujeto allí alojado es un “desperdicio social” cuyo destino no preocupa a la sociedad. La ú nica
funció n que la cá rcel cumple es alojar al sujeto, brindarle un hospedaje forzado; pero una vez que es
encontrado culpable y condenado, la institució n carcelaria pasa a ser la que deberá arbitrar los medios
para que en algú n momento el sujeto pueda reinsertarse a la comunidad. Se produce un choque de
objetivos entre institució n judicial y organizació n carcelaria, una lucha de poder por someter cada una a
la otra cuestió n de la funcionalidad. Hay mutuos reproches, hacia la cá rcel (falta de atenció n psicofísica
adecuada, hacinamiento, maltrato o castigo) y hacia el Poder Judicial (falta de comunicació n entre el
condenado y sus jueces, promesas incumplidas, lentitud en la tramitació n de las causas).
También los establecimientos minoriles, las clínicas psiquiá tricas y los geriá tricos pueden ser pensados
como instituciones cerradas y totales. Quizá por eso producen tanta alarma social fenó menos como los
motines, como una forma de llamar la atenció n de una sociedad insensible que só lo se ve alarmada
cuando algo así ocurre.

CAPÍTULO 13 - PENA DE MUERTE


En sus inicios la pena tuvo el objetivo de mostrarse como un castigo ejemplificador hacia el transgresor
de la norma. Siempre el objetivo de la sanció n es el alejamiento social de aquel que no se adapta a la
norma (desde la expulsió n de Adá n y Eva del Paraíso, y de Caín por la muerte de Abel); aparece la pena
como claramente la segregació n del “producto enfermo”.
El paso del tiempo trajo un refinamiento de la sanció n y la Justicia creyó encontrar su equidad en la Ley
del talió n, el “ojo por ojo”, provocar al transgresor el mismo sufrimiento que él infligió . Por primera vez
aparece la legitimidad de la pena de muerte al homicida; hasta entonces la pena se mantenía con el exilio,
no con la eliminació n física del transgresor. Se comienza a depurar la técnica de la muerte, con diferentes
formas de matar segú n el delito y también segú n hacia quién fue dirigida la ofensa. El método torturante
también se constituyó como legítimo y digno para obtener el resultado final, la confesió n, por ejemplo
durante la Inquisició n. La tortura como castigo llegó a concebirse como mayor que la muerte misma.
Con la revolució n industrial del siglo XX y el surgimiento de la sociedad consumista el valor de la vida
pasa a ocupar un rol importantísimo, porque es sostén del sistema, que no puede permitirse la pérdida de
sujetos valiosos. Empiezan a aparecer las instituciones de reclusió n, que cumplen 3 objetivos: castigar al
sujeto con la reclusió n, proveer su desaparició n social para calmar la sed de venganza y el temor de la
comunidad, y hacer que el sujeto produzca en su estado de encierro. Así aparecen las Casas de trabajo o
de Raspado, considerando al preso como mano de obra barata, bajo la excusa de que está pagando una
deuda con la sociedad.
El valor-vida pasa a quedar relegado por el valor-producció n, el sujeto es valorado por lo que produce y la
pena de muerte pasa a ser má s una amenaza social que una sanció n efectiva. Pasa a ser una ú ltima
instancia para sujetos “no recuperables”. La pena de muerte no es una pena, sino solamente una
tranquilidad de la sociedad que pudo extirpar para siempre al transgresor de ella, pero no a la
transgresió n en sí; puede ser que el pensamiento popular considere que desaparecido el ofensor se acaba
la ofensa, pero el poder dominante sabe que tras ese ofensor aparecerá n otros má s; llevado al extremo, al

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Psicosociologia Jurídica 2012

cabo del tiempo todos violarían la norma y todos podrían ser ejecutados, con lo cual el sistema no podría
sostenerse. La pena de muerte no es descartada por criterios humanísticos sino utilitarios y concretos.
En un principio, Psicología y Psiquiatría estaban encargadas de desarrollar perfiles de conducta de
sujetos que habían cometido delitos, pero só lo para clasificarlos y con un criterio preventivo separar a
quienes potencialmente poseían ese perfil y aislarlos antes que pudieran convertirse en “peligrosos”.
Pero fue necesario que quienes detentaban el poder se valieran de criterios técnicos y científicos para
fundamentar su política criminal, donde fueron definitorias las teorías que cada profesional eligió para
abordar a los sujetos con conductas criminales: los conductistas se identificaron a favor del sistema
establecido y fueron acogidos de forma positiva, mientras que las técnicas psicoanalíticas (basadas en
intentar entender al individuo en su forma de actuar) eran interpretadas como una justificació n de la
conducta criminal. Algunos opinaban que existían individuos irrecuperables que debían ser sometidos a
la pena capital, y otros pensaban que la rehabilitació n del sujeto debía aplicarse en vida. La pena de
aislamiento funciona como una moderna pena de muerte que estigmatiza al sujeto y lo mata en vida,
obligá ndolo a seguir siendo un transgresor pues es su ú nica alternativa de integració n social (estar
dentro y fuera de la sociedad).

Unidad IV: Aspectos legales bá sicos para la comprensió n del Campo jurídico. Nociones de Derecho
Pú blico y Privado. Có digos de Fondo y Procesales. Organizació n de la Justicia. Fueros de la Justicia.
FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA DEL DELITO
Psicología Jurídica: Estudio del sujeto en relació n con la ley. Es má s amplio, se evalú a y diagnostica.
Psicología Forense: Desempeñ o del psicó logo en el fuero penal, con rol claramente pericial, para auxiliar
a la justicia. Es una aplicació n específica.
Derecho Público
Es la parte del ordenamiento jurídico que regula las relaciones entre las personas y entidades privadas
con los ó rganos que ostentan el poder pú blico cuando estos ú ltimos actú an en ejercicio de sus
legítimas potestades pú blicas (jurisdiccionales, administrativas, segú n la naturaleza del ó rgano que las
ejerce) y de acuerdo con el procedimiento legalmente establecido, y de los ó rganos de la Administració n
pú blica entre sí.
La característica del Derecho pú blico, tal como lo señ ala el prestigioso autor jurídico Julio Rivera, es que
sus mandatos no se encuentran sujetos a la autonomía de la voluntad que pudiesen ejercer las partes (es
decir «no» pueden ser modificados por las partes en uso legítimo de su autonomía de la voluntad, como sí
ocurre en el Derecho privado). Son mandatos «irrenunciables y obligatorios», en virtud de ser mandados
en una relació n de subordinació n por el Estado (en ejercicio legítimo de su principio de imperio). La
justificació n es que regulan derechos que hacen al orden pú blico y deben ser acatados por toda la
població n
Derecho privado
Es la rama del Derecho que se ocupa preferentemente de las relaciones entre particulares. También se
rigen por el Derecho privado las relaciones entre particulares y el Estado cuando éste actú a como un
particular, sin ejercer potestad pú blica alguna (es, por ejemplo, el caso de las sociedades o empresas con
personalidad jurídica propia creadas segú n las normas de Derecho mercantil y en las que el Estado o sus
organismos autó nomos ostenten un poder decisorio).
Código Penal de la Nación Argentina: Determina multas, penas o medidas de seguridad que se usan
para sancionar las conductas ilícitas del comportamiento humano tipificadas como tales en dicho Có digo.
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Psicosociologia Jurídica 2012

Código Civil y Comercial de la Nación Argentina: Se ocupa de los derechos y obligaciones de las
personas en relació n con otras dentro de un orden social.
Leyes de fondo: Indican lo que está prohibido y las sanciones. Ejemplo: Có digo Penal, Có digo Civil.
Leyes de forma o procesales: Indican de qué manera se lleva a cabo el proceso, son los có digos de
procedimiento. Determinan de qué forma se aplican los có digos. Ejemplo: Có digo de Procedimientos
Penales, Có digo Procesal Civil, Có digo Procesal Penal de la Prov. de Bs. As. (cada provincia tiene el suyo).
Fueros de la Justicia: Justicia Nacional en lo Penal Econó mico; en lo Civil y Comercial; en lo Criminal y
Correccional; en lo Contencioso Administrativo.

Organización de la Justicia
En los tribunales de primera instancia se inicia un proceso con la demanda de un sujeto dirigido a otro,
esa demanda patrocinada por un abogado es trasladada hacia el demandado y cuando éste contesta se
inicia el proceso. Cuando ya hay demanda pero surge algú n problema, el juez hace otro proceso a la par
denominado incidente: apertura de carpeta a prueba. En otros casos urgentes, como los accidentes, se
hace una prueba anticipada, se adelante el proceso.
Si la solució n que propone la parte demandada no satisface al actor que demanda, éste va al tribunal de
segunda instancia: la Cámara de Apelaciones (segú n el fuero). La Cámara recibe la queja y debe ser si hay
elementos suficientes para abrir el caso. Si no tiene validez, se rechaza y pasa al juez de 1º instancia
ratificando lo que se había dicho anteriormente, y si los actores no se conforman, vuelve a 2º instancia y
se lo vuelve a analizar. En Apelaciones también intervienen los peritos.
Si alguien no está de acuerdo con la Cámara de Apelaciones se pasa a tribunal de tercera instancia: la
Corte Suprema de Justicia, el má ximo tribunal. Es difícil llegar a ello, puede darse en casos donde hay
numerosas partes. En la Corte no tiene sentido analizar dos veces el mismo recurso y por eso lo que
establecen los jueces son fallos, y se toma como jurisprudencia que luego puede ser utilizada por la 1º
instancia. Así se cierra el circuito procesal.

Ante un delito, la policía va a la escena con todos los conocimientos de criminología, y mientras se le
informa al fiscal de turno y se inicia la instrucció n secundaria, que va a determinar si con lo que se halló
en la escena del crimen hay alguien que pueda ser imputado en el hecho, para realizarle una indagatoria.
Luego se n nombran los peritos, se reconstruye la escena del crimen y có mo intervinieron las víctimas.
Autopsia psicoló gica: qué pasó en la vida de esas personas hasta 6 meses antes de llegar a ese momento;
son pruebas testimoniales. La instrucció n debería durar 4 meses, y se pueden pedir 2 má s (porque no se
encuentran pruebas).
En el juicio se vuelven a presentar todas las pruebas, y los testimonios de quienes sepan algo. El juez
puede llamar a otros peritos durante el juicio, considerando que las pruebas son escasas o mal
investigadas. El tribunal oral se compone de 3 jueces: un presidente y dos vocales. Discuten las pruebas y
emiten 3 fallos, que si coinciden se convierten en fallo uná nime.
El Derecho Penal, como el conjunto de operaciones ló gicas que dan como resultado la trasmisió n de la
norma, tiene como referente bá sico la Constitució n Nacional. De la Carta Magna, se desprenden los
Principios que regulan el Derecho Penal y dan cuerpo a la Teoría del Delito. Tales Principios son:
- Principio de legalidad de los delitos y de las penas: No existen delitos ni penas fuera de los que se
hallan expresamente previstos y penados por la ley penal. No hay retroactividad de la ley. Este principio

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Psicosociologia Jurídica 2012

radicará efectivamente las garantías de la persona frente al poder punitivo del Estado (artículo 18 de la
Constitució n Nacional).
 Principio de Reserva de la ley o Reserva Legal: La ley en sentido estricto es la ú nica fuente de delitos
y penas. Monopolio normativo del Parlamento. Propone evitar la intromisió n arbitraria del Ejecutivo
(peligroso en materia represiva).
 Principio de determinació n: Se refiere a la obligació n perentoria de los legisladores de proceder a la
tipificació n de los delitos (todo lo que no está prohibido está permitido). Delimitació n penal de lo
punible. En los gobiernos totalitarios hay una representació n imprecisa de los delitos y de las penas.
 Principio de interdicció n de las analogías: Supone el imperio riguroso de la ley estricta. Se prohíbe el
procedimiento analó gico como instrumento creador de delitos y penas en manos del juez.
 Principio liberal del bien jurídico: Va a reforzar las garantías de los principios anteriores. Nace en el
Iluminismo pero cobra fuerza después de la segunda guerra mundial. Constituyen “unidades
funcionales sociales” como la vida, la salud, la libertad, etc. El legislador no está facultado para
castigar conductas no lesivas del bien jurídico. El delito no es solo un “hecho típico” sino un “hecho
típico ofensivo”. El juez tiene que verificar el dañ o y la ofensa en cada caso.
 Principio de la Culpabilidad: Es el ú ltimo y decisivo fundamento de la pena. La culpabilidad agrega al
hecho la participació n subjetiva convirtiéndolo en acto interior reprochable. El Proyecto Soler
(1960) establecía que “no hay pena sin culpa”. El legislador no crea principios, los reconoce como
exigencia ineludible del Moderno Estado de Derecho.

Concepto de delito: Es conducta humana adecuada a una figura legal, portadora de una antijuridicidad
material, igualmente típica y cometida por un sujeto imputable con culpabilidad adecuada al tipo. Se
configura un delito penal cuando esa conducta es típica, típicamente antijurídica y típicamente culpable.
Una cosa es la pena concreta y otra la posibilidad de la pena o sea la punibilidad. Para la punició n todo lo
que no está en el tipo no está en el mundo.
Beling define el delito como “acció n típica, antijurídica, sujeta a una amenaza penal adecuada, cuyas
condiciones satisface. Este autor (1906) con la teoría del tipo independiente y separado de la
antijuridicidad y la culpabilidad, establece las bases del Modelo Analítico Moderno.
Con Cosio, Aftalió n y Landaburu aparece el delito como estructura. El aná lisis fenomenoló gico del delito
como conducta demuestra que antoló gicamente es un objeto cultural y es por lo tanto una estructura; de
modo que es por tanto el delito: conducta típicamente antijurídica, punible e imputable (hecho – norma –
valor)
Jurídicamente para poder distinguir las conductas que son delito de aquellas que no lo son, acudimos al
libro 2º del Có digo Penal (Art. 79 en adelante), donde unos dispositivos legales describen las conductas
prohibidas a las que se asocia una pena como consecuencia. Pena: justa atribució n del mal causado.
No habría delito cuando la conducta de un hombre no se adecue a alguno de esos dispositivos.
TIPOS: Esos elementos de la Ley Penal que sirven para individualizar la conducta que se prohíbe con
relevancia penal. Así por Ej: “Matare a otro”, “Tuviere acceso carnal con persona de uno u otro sexo en los
casos de violació n, etc.” Cuando una conducta se adecua a algunos de los tipos legales, decimos que se
trata de una Conducta Típica.
En efecto, si reparamos en el listado del art. 34 del Có digo Penal hay casos en que no hay delito porque no
hay conducta. (Fuerza física irresistible, Inconsciencia), otros en que no hay delito porque no hay
tipicidad (algunos supuestos de error, cumplimiento de un deber jurídico) pero también hay casos en que

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Psicosociologia Jurídica 2012

para la Ley Penal no hay delito pese a haber una conducta típica. (No siempre que haya conducta típica
hay delito).
En el art. 34 del Có digo Penal, vemos que hay supuestos en que aparecen permisos para realizar acciones
típicas. Por Ej: el estado de necesidad, legítima defensa y en general de supuestos de legítimo ejercicio de
derecho.
Cuando la conducta típica no está permitida, ademá s de típica será también contraria al orden jurídico.
A esa característica de contrariedad al orden jurídico que se comprueba por la ausencia de permisos, la
llamamos “Antijuricidad”
Consecuentemente para que haya delito, no será suficiente que la conducta presente característica de
tipicidad.

Faz positiva del delito: tipicidad, antijuridicidad, culpabilidad, punibilidad, imputabilidad.


Faz negativa: conductas que excluyen cualquiera de estos requisitos positivamente exigidos. Sea:
ausencia de conducta, atipicidad o falta de tipo, causas excluyentes de antijuridicidad o causas de
justificació n, causas de inimputabilidad, de no culpabilidad y de no punibilidad.

Dentro de la tipicidad tenemos el Dolo: Este hace referencia a la intencionalidad


Directo: Quiso el resultado y lo produjo
Indirecto: No preveía ese resultado pero por el medio utilizado era consecuencia necesaria
Eventual: Resultado dañ oso no propuesto, pero no impide el resultado
Antijuricidad: Cuando se atenta contra un bien jurídico.
Si reparamos en el art. 34 del Có digo Penal veremos que hay supuestos de los que se deduce que no toda
conducta típica y antijurídica es un delito. Porque menciona supuestos en que la conducta es claramente
típica y sin embargo tampoco hay delito. Así por Ej: el que por su incapacidad psíquica no puede
comprender la antijuricidad de su hacer (el vulgarmente llamado loco) no comete un delito pero su
conducta es típica y no se encuentra amparada por ninguna causa de justificació n (el loco no tiene
permiso para matar). Acá no actú a la justificació n, sino el reproche. No se lo puede reprochar.

Injusto penal: Se denomina así a una conducta típica y antijurídica. Se denomina a una conducta Típica y
Antijurídica un Injusto Penal. Un Injusto Penal no es delito, sino que para serlo debe ser reprochado el
autor, en razó n de que tuvo la posibilidad exigible de actuar de otra manera, requisito que no se da por
Ej.: en el supuesto del loco, quien en razó n de su incapacidad psíquica no se le puede exigir otra conducta.
Si se lo puede reprochar es culpable. A esta característica de reprochabilidad del Injusto Penal es a lo que
denominamos culpabilidad y constituye el 3er cará cter específico del delito, por lo tanto:

DELITO: Conducta Típica, Antijurídica y Culpable.


Por lo tanto, las preguntas que se formulan para determinar si hubo delito son:
 ¿Hubo conducta? Cará cter genérico del delito, si no nos hallamos ante un supuesto de ausencia de
conducta (fuerza física irresistible, involuntariedad)

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Psicosociologia Jurídica 2012

 ¿Tiene caracteres específicos de esa conducta? Si concluimos que la conducta no está


individualizada en un tipo penal, no tiene caso averiguar si está permitida o si es contraria al
orden jurídico y menos aun si es reprochable, puesto que jamá s será delito, aunque ambas
respuestas sean afirmativas. Nos hallaremos en un caso de falta de tipicidad que se denomina
“Atipicidad” (la conducta es atípica)
 Si nos hallamos con una conducta típica, cabrá entonces que nos preguntemos si esa conducta es
antijurídica, porque en ese caso negativo no tiene sentido preguntarse por la culpabilidad,
porque el derecho no se ocupa de la reprochabilidad de las conductas que no son contrarias a él
(que está n justificadas) (legítima defensa, ejercicio del derecho, estado de necesidad).
Cuando tenemos una conducta típica y antijurídica (un injusto) recién ahora cobra sentido preguntarse si
esa conducta le es reprochable al autor, es decir si es culpable. En los supuestos de inculpabilidad, el
injusto no es delito.

Por lo tanto al delito se lo define como:


 CONDUCTA TÍPICA,
 ANTIJURIDICA
 CULPABLE

Tipicidad
Segú n Puhl, es la cualidad o característica que presenta una conducta que se adecua a un tipo penal. Ej:
Emoció n Violenta es una conducta típica.
El tipo penal es un instrumento legal de naturaleza descriptiva que tiene como funció n individualizar las
conductas humanas prohibidas.
Es la forma en que aparece descrito en la ley, la conducta que constituye el delito. Ej: El Có digo Penal no
habla de homicidio sino que este delito aparece expresado de la siguiente manera: “el que matare a
otro…”
El juez comprueba la tipicidad comparando una conducta particular realizada, con la individualizació n
típica, para ver si se adecua o no a la misma.
Dolo
El dolo hace referencia a la intencionalidad. Es cuando el autor quiso y buscó el resultado obtenido.
Puede ser directo, indirecto o eventual.
En el Dolo Directo: Quiso el resultado y lo produjo
En el Dolo Indirecto no se quería ese resultado, pero por el medio que se utilizó , el mismo era una
consecuencia necesaria.
En el Dolo Eventual, lo que se lleva a cabo es también un hecho en el cual puede haber eventualmente un
resultado dañ oso, que si no se desea, no impide el resultado propuesto.
Culpa
Lo que caracteriza a la culpa es la no intencionalidad. El tipo culposo puede darse por negligencia,
impericia o imprudencia.
Negligencia: Falta en el actuar. No hacer lo que corresponde.

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Impericia: Falta total o parcial de pericia, entendiendo por tal la sabiduría, los conocimientos científicos y
técnicos, la experiencia y la habilidad en el ejercicio de la profesió n.
Imprudencia: Exceso en el actuar. Realizar un acto con ligereza, sin la adecuada precaució n.
Desde el punto de vista subjetivo, los tipos se van a clasificar en Dolo o Culposo.
Hay conductas que van a estar prohibidas de ambas formas (De manera Dolosa o de manera Culposa)
O sea que la Tipicidad puede ser: dolosa o culposa.

Atipicidad
Es una conducta que no tiene dolo (intenció n) pero está prohibida por la ley dicha conducta.
Un caso que configura la atipicidad es el error de tipo. Este es el caso que determina la ausencia de dolo
cuando no habiendo tipicidad objetiva, falta o es falso el conocimiento de los elementos requeridos por el
tipo. Ej: Quien cree que está disparando sobre un oso y resulta que no es un animal sino un compañ ero de
caza. Esto va a hacer que la conducta no sea delito en razó n de este error, que se llama “error de tipo”. Se
da cuando el error o la ignorancia impida comprender la criminalidad del acto, porque no puede el sujeto
imaginarse que con esa acció n se puede llegar a cometer un acto prohibido por la ley.

Error de tipo psíquicamente condicionado: Se da en aquellas patologías mentales en que aparecen


como síntomas, las alucinaciones o las ilusiones y el sujeto reacciona con una conducta prohibida, no
teniendo registro psíquico del hecho producido. Ej: El sujeto que creyendo estar hachando un á rbol, en
realidad está realizando dicha acció n sobre una persona.
Atipicidad conglobante: Contempla la contradicció n desde el punto de vista legal, por ejemplo el boxeo
como actividad fomentada pero que dañ a el cuerpo o la salud.
Antijuridicidad:
Una conducta es antijurídica cuando atenta contra un bien jurídico protegido por el Estado.
Causas de Justificación:
Hay conductas típicas que la propia ley justifica: Es una conducta típica permitida, no hay delito, por lo
tanto no hay antijuridicidad.
1. Legítima defensa: Un sujeto es agredido en forma ilegítima, sin haberlo provocado.
2. Ejercicio de un legítimo derecho: La facultad que corresponde al tenedor de una cosa ajena, para
conservar la posesió n de ella hasta el pago de lo que le es debido.
3. Estado de necesidad justificante: Cuando se causa un mal para evitar otro mayor.
Culpabilidad = Reprochabilidad
Es un reproche de naturaleza jurídica que se le hace al autor de una conducta típica y antijurídica, que
pudiendo en el hecho concreto actuar conforme al derecho, no lo hace.
Es un juicio de reproche jurídico – penal que se le hace al autor de un injusto (conducta típica y
antijurídica) que pudiendo haberse notificado en la norma, no lo hizo.

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Inculpabilidad:
Dentro de los causales de inculpabilidad previstos en el Art. 34 Inc. 1 del Có digo Penal, se encuentran:
1. La insuficiencia de las facultades mentales.
2. La alteració n morbosa de las mismas.
3. Error sobre la prohibició n de la conducta

Dentro de la insuficiencia de las facultades mentales se hallan englobados: oligofrenia, deficiencias


mentales. Esto siempre y cuando no pueda comprender la criminalidad del acto.
En los cuadros de alteración morbosa, aquellos que se encuentran englobados dentro de la alienació n
mental, trastorno general y persistente de las funciones psíquicas, cuyo cará cter patoló gico es ignorado
por el enfermo y a su vez le impide la adaptació n al medio y a las normas sociales.
Psicodistímicos, estados de manía, estados de melancolía, delirios sistematizados, demencias.
Otra causa de inculpabilidad es el error sobre la prohibició n de la conducta: El sujeto sabe lo que hace
pero cree que está permitido.

PROBATION
La Probation es la suspensió n del proceso o de la condena para aquellos casos de delincuentes primarios
y que se considera que puede intentarse su readaptació n sin necesidad de ser institucionalizados.

Presentencia: Suspensió n del proceso a prueba


Probation
2 modalidades Postsentencia: suspensió n de la condena

Le confiere al delincuente la posibilidad de “Probarse” ellos mismos y ante los demá s, que pueden
(debidamente supervisados) reintegrarse a la comunidad (no a una institució n)

Tratamiento: Lograr que el sujeto se dé cuenta de su situació n y evite así circunstancias negativas
(violencia – droga) y la bú squeda de una mejor situació n laboral.
Son institutos para delincuentes primarios con condena o pena no mayor de 3 añ os.
El mejor método para insertar al delincuente es la “Justicia Social”: vivienda, salud, trabajo, etc., má s allá
de la probation.
La Acción: es elemento fundamental del delito. No hay delito sin conducta delictiva tipificada, culpable,
punible, imputable. La acció n tiene un aspecto objetivo, que es lo que se refleja en el mundo exterior y un
aspecto subjetivo, que expresa una voluntad del autor de la acció n. No hay delito en la peligrosidad ni
tampoco lo hay en un movimiento de inercia.
La teoría de la acción presenta cuatro aspectos:

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Psicosociologia Jurídica 2012

1. Aspecto o elemento subjetivo respecto de la voluntad.


2. Actuació n externa de esa voluntad.
3. El resultado perseguido u obtenido.
4. La relació n de causalidad entre la acció n y el resultado, si este es exigido por el tipo.
Esta estructura de la acció n tiene una modificació n sustancial en algunos autores (Rodríguez Mourullo,
Jescheck y otros) que trasladan el “resultado” y la “relació n de causalidad” a la Teoría del Tipo, quedando
para la estructura de la acció n ú nicamente el aspecto interno y la actuació n externa de la voluntad.
La acció n mantiene un hacer positivo o una comisió n por omisió n, donde se elude hacer algo que se debe
o se espera, es decir un comportamiento negativo.
En el transcurso del siglo XX se han elaborado cronoló gicamente varias concepciones sobre la naturaleza
y esencia de la acció n. Las principales son la Teoría Causal, la Teoría finalista y la Teoría social.
La Teoría causal de la acció n así denominada por los finalistas, elaboró una teoría de la acció n inspirada
por el prestigio y la evolució n de las ciencias naturales de inicios del siglo XX. Tal concepció n es afín al
positivismo jurídico y sostiene que el universo es un gran mecanismo en el cual todo se explica a través
de causas y efectos de causas. Por ello, la conducta humana, dentro de ese universo, es una sucesió n de
causas y efectos. Si un sujeto dispara un revólver contra otro con voluntad de oprimir el gatillo, realiza una
acción homicida. El contenido de la voluntad o finalidad no pertenece a la acció n.
La Teoría finalista de la acció n está en oposició n a la teoría causal, pues considera que no respeta la
esencia genuina y la naturaleza ontoló gica de la acció n, la que debe ser obligatoria para el Derecho y para
el legislador penal, pues de ignorarla no legislaría sobre acciones humanas auténticas. La voluntad
humana sin contenido no es voluntad. La acció n humana se integra por la actuació n objetiva y la voluntad
finalista. La direcció n final de una acció n humana se desarrolla en dos fases: la primera constituye la
estructura de la acció n en su aspecto subjetivo (fijació n de la meta perseguida; selecció n de los medios
necesarios para realizarla; efectos concomitantes a la consecució n misma del fin buscado); la segunda es
de orden externo objetivo, implica llevar a cabo la acció n en el mundo real, dirigir la causalidad en
direcció n a la producció n del resultado.
La actividad finalista comprende ademá s del fin ú ltimo, las consecuencias secundarias y los medios
necesarios que la actuació n implica. En cuanto a los resultados la acció n es finalista tan só lo en relació n a
aquéllos que fueron propuestos; en los que el fin no fue el propuesto, la acció n es meramente causal. Si
alguien dispara un arma de fuego para practicar su puntería sobre un objeto que cree un tronco y resulta
ser una persona, el agente realiza un tiro finalista de ejercicio, no realiza ninguna acción finalista de
homicidio. La acció n final se asienta sobre un sentido que emerge de la previsió n de la causalidad. De este
modo, el finalismo teó rico, vacía la culpabilidad de dolo y culpa para transferirlos al injusto típico.
La polémica entre causalistas y finalistas vigente en Europa hasta hace 30 añ os está hoy pasada de moda.
El precursor en la Argentina de la Teoría finalista, Enrique Bacigalupo, terminó diciendo en relació n a la
objeció n que se le hace al finalismo en cuanto que deja “vacía la culpabilidad”, que “así como nada impide
que una teoría del delito opere con una “tipicidad vacía” (sin dolo) tampoco hay obstáculo para que lo haga
con una culpabilidad sin dolo, si el dolo sigue siendo de todos modos, elemento del delito”.
Estas dos concepciones respecto de la acció n no resultan penalmente abarcativas de la conducta humana,
dado que, en la Teoría causal naturalista no caben formas delictivas como las omisivas en tanto extrañ as a
una causal real natural: de igual manera, tampoco cabe en la Teoría finalista la conducta culposa, por
cierto ajena, al concepto de finalidad.

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Psicosociologia Jurídica 2012

La Teoría social de la acció n , sostenida por Eberhart Schmidt, en la reedició n del Tratado de Von Liszt,
que define como acció n penalmente relevante todo “comportamiento o conducta humana voluntaria en el
mundo social exterior”.
Este concepto de la acció n comprende un triple aspecto: contempla la comisió n y la omisió n
(comportamiento positivo o negativo del hombre); es real y efectiva o potencial dominada por la voluntad
humana; relaciona al agente con el mundo que lo rodea de modo que pueda ser objeto de un juicio de
valor segú n las consecuencias deseables o indeseables que provoquen en la esfera social. Al decir de
Jescheck “cuando afecte a la relación del individuo con su mundo circundante y alcancen a este último sus
consecuencias”.
Só lo interesan aquéllos comportamientos que constituyen una interacció n social y no aquéllos que no
trascienden el ámbito individual o no constituyen conductas voluntarias.
La teoría de la antijuridicidad dice que una acció n puede ser “típica” pero no antijurídica (contraria a
derecho).
Si bien el “tipo” es independiente sería una vía de concretar lo “antijurídico”. Para algunos autores, el tipo
es siempre antijurídico, aunque no siempre punible. Para Welzel el “tipo” encierra los fundamentos de la
“antijuridicidad” como “materia de prohibició n”.
Se debe distinguir la antijuridicidad de la culpabilidad. La antijuridicidad no es ni puramente material ni
puramente formal. Por ejemplo, en un Estado Totalitario es antijurídico todo lo que vulnere los intereses
del Estado o aquello que ese Estado determine como socialmente peligroso. El contenido material se
concreta en la lesió n o el peligro del bien jurídico.
La faz negativa de la antijuridicidad está dada por las causas o causales de justificació n.
La “acció n típica” es una “regla”, salvo que se establezca una excepció n por concurrir una causa de
justificació n.
Las causas de Justificación pueden ser:
1. Jurídicamente otorgadas a) justificació n permisiva, conforme al ejercicio legítimo de un derecho; b)
justificació n imperativa, referente al cumplimiento del deber; c) justificació n atribuida, en relació n a un
cargo o funció n pú blica.
2. Jurídicamente reconocidas : estado de necesidad y legítima defensa . Las normas de las que emerge el
derecho subjetivo legítimo confieren “facultades” que el
individuo no tiene el “deber” de ejercer, pero que si lo hace justifican y legitiman su conducta.
Las condiciones de legitimidad de estas causales se encuentran establecidas en los incisos de 2 a 6, del
artículo 34, del libro 1 del Có digo Penal.

La teoría de la imputabilidad
La imputabilidad es la capacidad de una persona para ser alcanzada por la aplicació n del derecho penal.
Careciendo de capacidad penal no es posible la actuació n de la ley penal castigadora, aunque sí lo es la
aplicació n de una medida de seguridad del autor (internamiento en manicomio o instituto de
rehabilitació n).
La imputabilidad y la Culpabilidad se sitú an en el autor, sin vulnerar esto la “responsabilidad” por el
hecho.
Implica las características del autor que permite cargarle en cuenta los actos por él cometidos u omitidos.
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Psicosociologia Jurídica 2012

La imputabilidad es capacidad de culpabilidad. La culpabilidad se refiere al acto que se comete, la


imputabilidad es un estado permanente del sujeto.
La imputabilidad es la capacidad de comprender la criminalidad del acto y dirigir las acciones pertinentes
a su concreció n.
Para Soler la imputabilidad es un presupuesto de la culpabilidad; es lo que debe valorarse primeramente,
pues demuestra la capacidad de delinquir y posteriormente averiguar si actuó con dolo o con culpa. Es
decir que partiendo de la imputabilidad o su ausencia podrá seguirse el itinerario de la acció n y sus
resultados valorados por el derecho.
El inciso 1° del artículo 34 del Có digo Penal, establece las causas de inimputabilidad.
34. No son punibles:
1- El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por
alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconciencia, error2 o ignorancia3 de hecho no
imputables, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones.
En caso de enajenació n, el tribunal podrá s ordenar la reclusió n del agente en un manicomio, del que no
saldrá sino por resolució n judicial, con audiencia del ministerio pú blico y previo dictamen de peritos que
declaren desaparecido el peligro de que el enfermo se dañ e a sí mismo o a los demá s.
En los casos en que se absolviere a un procesado por las causales del presente inciso, el tribunal ordenará
la reclusió n del mismo en un establecimiento adecuado hasta que se comprobase la desaparició n de las
condiciones que le hicieren peligroso.
La teoría de la Culpabilidad establece que la culpabilidad consiste en la participació n anímica del agente
en el acto cometido, el cual ha de ser reprochable desde el punto de vista de las valoraciones jurídicas.
No hacer lo que la ley prohíbe, hacer lo que la ley manda, el acto interior de conocer el hecho prohibido o
mandado, todo ello implica el concepto jurídico de culpabilidad. La subjetividad del autor de un hecho
calificado como delito es estudiada y valorizada por la culpabilidad. “Actúa dolosa o culposamente el que
se encuentra frente a tales referencias anímicas con respecto a su acción, cuando ésta aparece como
expresión jurídicamente desaprobada de su personalidad.
No deben confundirse culpabilidad (que es en relació n a la conducta actual) con peligrosidad (que implica
una proyecció n a futuro). Nuestro derecho penal se reconoce como de Acto no de Autor. Se es
responsable por lo que se hace y no por lo que se es.
Dolo y culpa son elementos de la culpabilidad5. En la culpabilidad deben apreciarse los aspectos
psíquicos y valorativos de la conducta humana. Su estructura comprende:
Imputabilidad.
Dolo – culpa – preterintenció n.
Causas que excluyen la culpabilidad.
El dolo es conciencia y volició n. La conciencia implica conocimiento de hechos presentes y futuros má s el
conocimiento de su significació n o valoració n. “Actúa con dolo quien en el momento del hecho se
representa un resultado criminoso como cierto, probable o posible, que quiere o acepta, pues su producción
no lo detiene en su obrar. Se dan de consuno los aspectos volitivos y cognitivos de la acción”
El dolo en delitos de omisió n comprende:
• Conocimiento de la posició n generadora del deber.

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Psicosociologia Jurídica 2012

• Las causas que fundamentan la posibilidad de obrar.


• Indiferencia respecto del resultado.
El dolo genérico implica una vaga intenció n de dañ ar.
El dolo específico expresa á nimo de lucro o á nimo de injuria.
El dolo directo está concretamente dirigido al resultado.
El dolo eventual conlleva un conocimiento no muy claro del resultado. Solo probable.
La culpa es una forma má s leve de culpabilidad e implica causació n de un resultado típico sin intenció n de
producirlo. “La culpa es la falta de previsión de un resultado típicamente antijurídico que pudo y debió
haber sido previsto”.
La culpa con representació n consiste en “...la representación de un resultado típicamente antijurídico que
se confía en evitar, obrando en consecuencia.......”
En la preterintencionalidad se dan formas combinadas de culpabilidad. Por ejemplo en el art. 81 del
Có digo penal letra b) “Al que, con el propó sito de causar un dañ o en el cuerpo o en la salud, produjere la
muerte de alguna persona, cuando el medio empleado no debía razonablemente ocasionar la muerte”;
hay dolo en la conducta inicial y culpa en el resultado.
La decisió n sobre un hecho doloso o no doloso corresponde a la teoría del “tipo”; en caso de darse un
“error inevitable” por parte del autor del mismo no habrá juicio de culpabilidad, salvo que con una
normal diligencia hubiese podido evitar esa laguna o ausencia del conocimiento del injusto.
Así como el “error de tipo” es el contrario de la existencia de dolo, el “error de prohibició n” lo es del actual
conocimiento del injusto.
El “error de prohibició n” se asienta sobre un falso enjuiciamiento de los hechos o en una desacertada
valoració n jurídica.
Al respecto dice Bacigalupo, para quien los elementos de la culpabilidad son los elementos de la
capacidad de motivarse por el derecho (por la norma o por la amenaza penal) sea: a) la posibilidad de
conocimiento de la desaprobació n jurídico penal del acto y b) la posibilidad de motivació n en sentido
estricto, la imputabilidad del autor; ambas posibilidades deben relacionarse con el tema de la
inevitabilidad o no del “error” sobre la punibilidad.
La emoción violenta es un atenuante de la pena que requiere la intervenció n pericial del psicó logo. A tal
respecto dice el Art. 81inciso 1- Se impondrá reclusió n de tres a seis añ os, o prisió n de uno a tres añ os:
a) Al que matare a otro, encontrá ndose en un estado de emoció n violenta y que las circunstancias hicieren
excusable.
b) (se refiere a la preterintenció n anteriormente aludida).
Inciso 2*- [Se impondrá reclusió n hasta tres añ os o prisió n de seis meses a dos añ os a la madre que, para
ocultar su deshonra, matare a su hijo durante el nacimiento o mientras se encontrara bajo la influencia
del estado puerperal y a los padres, hermanos, marido e hijos que, para ocultar la deshonra de su hija,
hermana, esposa o madre, cometiesen el mismo delito en las circunstancias indicadas en la letra a) del
inciso 1 de este artículo].
“Para ser excusable el estado emocional debe resultar explicable por las circunstancias que envuelven la
conmoció n anímica y no la conmoció n misma. La afrenta que lo provoca , a cuya génesis debe ser extrañ o
el conmocionado; tiene que significar una injusticia de no escaso relieve para el sujeto agente, idó nea
para producir sin má s una reacció n de magnitud y que como consecuencia de tal afrenta el
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Psicosociologia Jurídica 2012

emocionalmente conmovido se encuentre impelido por una causa que efectivamente para él tiene un
sesgo de justicia” ( parte del fallo en la causa 210 del 20 de agosto de 1999, de la Sala primera del
Tribunal de Casació n de la Provincia de Bs. As.).
“La emoció n violenta, legalmente consagrada, se caracteriza por una intensísima conmoció n del á nimo,
que suele desordenar los comportamientos diluyendo la capacidad inhibitoria natural de los frenos
genuinos o culturalmente adquiridos y que se trasuntan fisioló gicamente (alteraciones del pulso, la vista,
el olfato, el color de la piel, la coordinació n y otros). Conjuntamente con las alteraciones corporales
aparecen los síntomas psicoló gicos manifestando desajustes valorativos y escasez de frenos inhibitorios
capaces, de comprobar la realidad circundante con una postura crítica. Para que el estallido emotivo
resulte excusable será necesario que el cuadro emocional encuentre explicació n no por la misma
conmoció n anímica sino por alguna circunstancia de la que, el caso, pueda predicarse capacidad
generadora de esa excepcional emoció n violenta. Sea una emoció n superior a la que de por sí es propia de
suponer en todo aquél que mata”. (Recurso de Casació n Sala segunda, Causa 3095/01 – 844/01-
7150/03).
Bonnet expresa que “...Esta violencia emocional obnubila u oscurece la conciencia originando un
verdadero estado crepuscular psíquico. La atenció n se torna difusa las imá genes no se fijan por lo que la
memoria evocativa es incompleta. No todo se olvida*; existen siempre “islotes mnésicos o amnésicos”
respecto de detalles trascendentes o intrascendentes vinculados con el hecho clave” 10
• En fallo de Casació n de Pcia. de Bs.As. en la causa N° 3794 caratulada “B. S. s/ Recurso de Casació n”
sentencia del 4 de setiembre de 2003, en parte dice”...la ley no exige que olvide los hechos perpetrados,
sino que se encuentre en un estado de violenta emoció n. Este estado perturbador – a su vez- presenta
variaciones en sus expresiones externas que se encuentran relacionadas con el temperamento y
educació n de las diferentes personas....quien actú a en estado de emoció n violenta, no es para nada un
autó mata que ignora lo que hace. El recuerdo de lo acaecido no es excluyente de la emoció n violenta”.
Vicente Cabello da cuenta que “....Rabia no es sinó nimo de emoció n violenta. Por sí misma la ira es neutra
de valor, por lo cual debe someterse a un juicio estimativo de la excusabilidad de las circunstancias que
provocaron su aparició n – indignació n, justo dolor- ; de no mediar este requisito, podría beneficiarse del
privilegio de la figura de los hombres coléricos, iracundos, intemperantes, violentos o mal educados”.11
Entonces, la emoció n violenta presupone la realizació n de actos conscientes, pues la razó n de la
atenuante consiste en que el sujeto haya perdido el pleno dominio de su capacidad reflexiva y padecido
una disminució n de sus frenos inhibitorios, pero no que incurra en inconciencia que es un supuesto de
involuntariedad que configura ausencia de conducta, en tanto que la emoció n só lo produce una
disminució n del grado de culpabilidad.

Unidad V: Tarea pericial y asistencial. Aspectos conceptuales del rol pericial en los distintos fueros.
Técnicas de abordaje. É tica y Secreto Profesional. Presentació n de la pericia: contenido, forma y fondo.
Plazos. Impugnaciones. Toma de conocimiento y cargo pericial. Forma de cobro. Adelanto de gastos.
Notificaciones a las partes.

LA PSICOLOGÍA EN EL CAMPO JURÍDICO (SARMIENTO, VARELA, PUHL) PRÁCTICA PERICIAL


Dentro del ámbito tribunalicio la inserció n del profesional psicó logo se substancia en el rol de perito. Es
aquel sujeto que poseyendo determinados conocimientos científicos, artísticos o simplemente prá cticos,
es llamado por la Justicia para dictaminar sobre hechos cuya apreciació n no puede ser llevada a cabo por
un lego sino por alguien que posea nociones especializadas.

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Psicosociologia Jurídica 2012

El profesional que realiza dicha tarea es un auxiliar de la Justicia, que debe expedirse por medio de un
informe sobre aquello para lo que ha sido convocado que aprecie. Dicho informe al ser el resultado de la
actividad del proceso es denominado prueba pericial. El juez interviniente actuará de acuerdo a las reglas
de la sana crítica o la libre convicció n, lo que implica que la misma podrá ser tenida en cuenta, o no
considerarla, y aú n má s dictar sentencia en contra de lo que en ella se concluya (no vinculante).

Tipos de perito
Perito oficial: Trabaja en relació n de dependencia con la Justicia, pudiendo desempeñ arse en la Asesoría
pericial perteneciente al Cuerpo de Psicó logos Forense o en un Juzgado.
Perito de oficio: El profesional psicó logo debe inscribirse en las listas que para tal fin se organizan en cada
fuero. Su relació n con la Justicia es un contrato para actuar en determinado juicio, convocado por el juez.
Perito de parte: Su funció n está reglamentada en el Có digo de procedimientos penal. Es nombrado por el
juez a pedido de una de las partes, tiene rol pericial y obligaciones, de lo contrario se le impondrá una
sanció n. Debe realizar la aceptació n formal del cargo y presentar un informe, o firmar en caso de adherir
al informe del perito oficial.
Consultor técnico: Su actuació n está reglamentada por el Có digo de procedimientos civil. Es autorizado
por el juez a pedido de una de las partes, actú a como veedor de la pericia, no teniendo obligació n de
realizar aceptació n formal del cargo ni de presentar informe.

Disposiciones legales
El perito de oficio es notificado de su designació n en una causa por medio de una Cédula de notificació n
judicial, y a partir de ello tiene 3 días há biles para concurrir al Tribunal que lo convoca, solicitar el
expediente y aceptar o no el cargo. Si no lo aceptare, o no concurriera en ese plazo será reemplazado por
otro.
Deberá realizar su dictamen de acuerdo a los puntos de pericia propuestos por las partes y el juez; habrá
un plazo para presentar el informe, y si no lo presentare, sin motivo explicitado, será removido de su
cargo, y podrá ser condenado a pagar gastos y perjuicios que ocasionare a las partes.
Dentro de las 72 hs. de haber aceptado el cargo el perito puede solicitar adelanto o anticipo de gastos a la
parte que ha solicitado la prueba, debiendo ésta depositar la suma que el juez a instancia del profesional
fije a tal efecto. En la sentencia el juez formulará la regulació n de honorarios de los profesionales que han
intervenido en el juicio, abogados y peritos, y tienen 5 días para apelarlos si consideran que son bajos. La
parte condenada en costas es la obligada a abonar los honorarios, y si no lo hiciere el perito deberá iniciar
la ejecució n de honorarios. En el caso de los peritos de parte y consultor técnico los honorarios será n
abonados por la parte que ha solicitado su accionar.
Tanto la actividad pericial como el testimonio realizado ante autoridad competente pueden incurrir en un
delito doloso, el falso testimonio.
Recusación del perito
Es la exclusió n, también llamada inhibició n. Son causales de recusació n la falta de título o incompetencia
en la materia de que se trate, y todas aquellas previstas para los jueces.
Vicisitudes de la práctica pericial y algunas conceptualizaciones sobre el secreto profesional

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Psicosociologia Jurídica 2012

Un Dictamen pericial debe confeccionarse dentro de los pará metros de la má s rigurosa praxis ética y
científica, como auxiliar de la Justicia, en tanto se debe informar sobre cuestiones científicas ajenas al
campo del Derecho, para asesorar al Juez. El Informe presentado debe atenerse exclusivamente a
responder sobre los puntos interrogados, ya que si se volcasen en el mismo má s datos de los solicitados
se incurriría en una abierta y reprochable violació n del secreto profesional (art. 156 del Có digo Penal).
La funció n del perito en su calidad de auxiliar debe también sujetarse en un todo al principio jurídico de
economía procesal: no se debe proveer informació n que resulte superflua o engorrosa, y muchísimo
menos aportar datos que no han sido preguntados.
El secreto profesional tiene por fin proteger un bien, el derecho a la intimidad de la persona, derecho
atribuido a los sujetos por imperio constitucional.
La síntesis de las conclusiones del informe del perito constituyen la respuesta a los puntos periciales; un
Informe pericial debe responder todos los puntos propuestos oportunamente. También es en base a esos
puntos periciales que el profesional seleccionará las técnicas a ser administradas a los fines de
responderlos.

LA ACTIVIDAD PERICIAL EN PSICOLOGÍA FORENSE (ÁLVAREZ, VARELA)


ACTIVIDAD PERICIAL DEL PSICÓLOGO. FUNDAMENTACIONES LEGALES
Procedencia de actuació n de un perito: Cuá ndo es pertinente su intervenció n.
Art. 457 del Có digo Procesal Civil y Comercial de la Nació n: “Será admisible la prueba pericial cuando la
apreciació n de los hechos controvertidos requiere conocimientos especiales en alguna ciencia, arte,
industria o actividad técnica especializada”.
La acreditació n de la idoneidad legal y profesional para la actuació n como perito está contemplada en:
Art. 464: Si la profesió n estuviese reglamentada, el perito deberá tener título habilitante en la ciencia,
arte, industria o actividad técnica especializada a que pertenezcan las cuestiones acerca de las cuales
deba expedirse. En caso contrario, o cuando no hubiere en el lugar del proceso perito con título
habilitante, podrá ser nombrada cualquier persona con conocimientos en la materia.

Desde 1985 está sancionada la Ley de ejercicio profesional de la Psicología Nº 23.277, que en el art. 2 dice
que se considera ejercicio de la Psicología: “La emisió n, evaluació n, expedició n, presentació n de
certificaciones, consultas, asesoramiento, estudios, consejos, informes, dictá menes y peritajes”.
Art. 3: El psicó logo podrá ejercer su actividad autó noma en forma individual y/o integrando equipos
interdisciplinarios, en forma privada o en instituciones pú blicas o privadas que requieran sus servicios.
En ambos casos podrá hacerlo a requerimiento de especialistas en otras disciplinas o de personas que
voluntariamente soliciten su asistencia profesional.
Permite la actuació n en pericias que tendrá n validez legal requerida con nuestra sola firma.
Distintas modalidades de actuación del perito psicólogo en el campo forense
Perito: Experto que con el conocimiento de los elementos instrumentales de su profesió n es idó neo para
verter una conclusió n o diagnó stico sobre aquello en que el juez requiere su asesoramiento.
Puntos de pericia: Aspectos puntuales en que el magistrado solicita nuestro asesoramiento y hacia los
cuales se focalizará n nuestras estrategias y el objeto de estudio e informació n. Las conclusiones se
expresan por escrito en el informe psicoló gico pericial.
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Psicosociologia Jurídica 2012

El perito psicó logo puede desarrollarse como perito oficial, perito de oficio, perito de parte, o consultor
técnico.

Código Procesal en lo Civil y Comercial de la Nación


Artículo 458: PERITO. CONSULTORES TECNICOS.- La prueba pericial estará a cargo de UN (1) perito
ú nico designado de oficio por el juez, salvo cuando una ley especial establezca un régimen distinto. En los
procesos de declaració n de incapacidad y de inhabilitació n, se estará a lo dispuesto en el artículo 626
inciso 3. En el juicio por nulidad de testamento, el juez podrá nombrar de oficio TRES (3) peritos cuando
por la importancia y complejidad del asunto lo considere conveniente. Si los peritos fuesen TRES (3), el
juez les impartirá las directivas sobre el modo de proceder para realizar las operaciones tendientes a la
producció n y presentació n del dictamen.
Artículo 459: DESIGNACION PUNTOS DE PERICIA.- Al ofrecer la prueba pericial se indicará la
especializació n que ha de tener el perito y se propondrá n los puntos de pericia; si la parte ejerciere la
facultad de designar consultor técnico, deberá indicar, en el mismo escrito, su nombre, profesió n y
domicilio. La otra parte, al contestar el traslado que se le conferirá si se tratare de juicio ordinario, o la
demanda, en los demá s casos, podrá formular la manifestació n a que se refiere el artículo 478 o, en su
caso, proponer otros puntos que a su juicio deban constituir también objeto de la prueba, y observar la
procedencia de los mencionados por quien la ofreció ; si ejerciere la facultad de designar consultor
técnico, deberá indicar en el mismo escrito su nombre, profesió n y domicilio. Si se hubiesen presentado
otros puntos de pericia u observado la procedencia de los propuestos por la parte que ofreció la prueba,
se otorgará traslado a ésta. Cuando los litisconsortes no concordaren en la designació n del consultor
técnico de su parte, el juzgado desinsaculará a UNO (1) de los propuestos.
 Artículo 460: DETERMINACION DE LOS PUNTOS DE PERICIA PLAZO.- Contestado el traslado que
correspondiere segú n el artículo anterior o vencido el plazo para hacerlo, el juez designará el perito y
fijará los puntos de pericia, pudiendo agregar otros o eliminar los que considere improcedentes o
superfluos, y señ alará el plazo dentro del cual el perito deberá cumplir su cometido. Si la resolució n no
fijare dicho plazo se entenderá que es de QUINCE (15) días.
Artículo 462: ACUERDOS DE PARTES.- Antes de que el juez ejerza la facultad que le confiere el artículo
460, las partes de comú n acuerdo, podrá n presentar UN (1) escrito proponiendo perito y puntos de
pericia. Podrá n, asimismo, designar consultores técnicos.
Artículo 494. PRUEBA PERICIAL. Si fuese pertinente la prueba pericial el juez designará perito ú nico de
oficio, quien debería presentar su dictamen con anticipació n de 5 días al acto de la audiencia de prueba.
Artículo 469: ACEPTACION DEL CARGO.- El perito aceptará el cargo ante el oficial primero, dentro de
tercero día de notificado de su designació n; en el caso de no tener título habilitante, bajo juramento o
promesa de desempeñ ar fielmente el cargo. Se lo citará por cédula u otro medio autorizado por este
Có digo. Si el perito no aceptare, o no concurriere dentro del plazo fijado, el juez nombrará otro en su
reemplazo, de oficio y sin otro trá mite. La cámara determinará el plazo durante el cual quedará n
excluidos de la lista los peritos que reiterada o injustificamente se hubieren negado a aceptar el cargo, o
incurrieren en la situació n prevista por el artículo siguiente.
Artículo 470: REMOCION.- Será removido el perito que, después de haber aceptado el cargo renunciare
sin motivo atendible, rehusare dar su dictamen o no lo presentare oportunamente. El juez, de oficio,
nombrará otro en su lugar y lo condenará a pagar los gastos de las diligencias frustradas y los dañ os y
perjuicios ocasionados a las partes, si éstas los reclamasen. El reemplazo perderá el derecho a cobrar
honorarios.
50
Psicosociologia Jurídica 2012

También puede ser reemplazo si tiene un interés personal ajeno a su función en el juicio al que fue llamado a
actuar, por ejemplo si tiene algún parentesco con alguna de las partes, deudas o pleitos pendientes; se
denomina justa causa en su recusación.
Artículo 465: RECUSACIÓN.- El perito podrá ser recusado por justa causa, dentro de quinto día de
notificado el nombramiento por ministerio de la ley.
 Artículo 466: CAUSALES.- Son causas de recusació n del perito las previstas respecto de los jueces;
también, la falta de título o incompetencia en la materia de que se trate, en el supuesto del artículo 464,
pá rrafo segundo.
Con respecto a la modalidad legal para cumplir con la recusación:
Artículo 467: TRAMITE DE LA RECUSACIÓN. RESOLUCIÓN.- Deducida la recusació n se hará saber al
perito para que en el acto de la notificació n o dentro de tercero día manifieste si es o no cierta la causal.
Reconocido el hecho o guardado silencio, será reemplazado; si se lo negare, el incidente tramitará por
separado, sin interrumpir el curso del proceso. De la resolució n no habrá recurso pero esta circunstancia
podrá ser considerada por la alzada al resolver sobre lo principal.
 Artículo 468: REEMPLAZO.- En caso de ser admitida la recusació n, el juez, de oficio, reemplazará al
perito recusado, sin otra sustanciació n.

Informe psicológico pericial: Es un diagnó stico psicoló gico instrumentado a los efectos de
asesoramiento a un Juez. Deberá volcar el resultado del psicodiagnó stico en un lenguaje y terminología lo
má s claros posibles. Debe contener el resultado de lo solicitado por el magistrado (puntos de pericia).
Nos abstendremos de realizar señ alamientos u otras intervenciones, así como la devolució n de los
resultados a personas entrevistadas, salvo pedido expreso del Juez.
Pedido de aclaración o impugnación de la pericia: Todo material utilizado (registro de entrevistas,
protocolos de tests) deberá reservarse para una posible fundamentació n de las conclusiones.
Artículo 471: PRACTICA DE LA PERICIA.- La pericia estará a cargo del perito designado por el juez. Los
consultores técnicos, las partes y sus letrados podrá n presenciar las operaciones técnicas que se realicen
y formular las observaciones que considera pertinentes.
 Artículo 472: PRESENTACION DEL DICTAMEN.- El perito presentará su dictamen por escrito, con
copias para las partes. Contendrá la explicació n detallada de las operaciones técnicas realizadas y de los
principios científicos en que se funde. Los consultores técnicos de las partes dentro del plazo fijado al
perito podrá n presentar por separado sus respectivos informes, cumpliendo los mismos requisitos.
 Artículo 473: TRASLADO EXPLICACIONES NUEVA PERICIA.- Del dictamen del perito se dará traslado
a las partes, que se notificará por cédula. De oficio o a instancia de cualquiera de ellas, el juez podrá
ordenar que el perito dé las explicaciones que se consideren convenientes, en audiencia o por escrito,
atendiendo a las circunstancias del caso. Si el acto se cumpliere en audiencia y los consultores técnicos
estuvieren presentes, con autorizació n del juez, podrá n observar lo que fuere pertinente; si no
comparecieren esa facultad podrá ser ejercida por los letrados. Si las explicaciones debieran presentarse
por escrito, las observaciones a las dadas por el perito podrá n ser formuladas por los consultores
técnicos o, en su defecto, por las partes dentro de quinto día de notificadas por ministerio de la ley. La
falta de impugnaciones o pedidos de explicaciones u observaciones a las explicaciones que diere el
perito, no es ó bice para que la eficacia probatoria del dictamen pueda ser cuestionada por los letrados
hasta la oportunidad de alegar con arreglo a lo dispuesto por el artículo 477. Cuando el juez lo estimare
necesario podrá disponer que se practique otra pericia, o se perfeccione o amplíe la anterior, por el
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Psicosociologia Jurídica 2012

mismo perito u otro de su elecció n. El perito que no concurriere a la audiencia o no presentare el informe
ampliatorio o complementario dentro del plazo, perderá su derecho a cobrar honorarios, total o
parcialmente.

La pericia es uno de los elementos que junto con otros el Juez valorará en la oportunidad de dictar sentencia
o resolución. El dictamen pericial no obliga al magistrado a fallar en consecuencia; es no vinculante.
El juez podrá solicitar informes sobre lo que desee asesorarse a distintas instituciones, además de peritos de
oficio, oficiales y consultores técnicos.

Artículo 476: CONSULTAS CIENTIFICAS O TECNICAS.-A petició n de parte o de oficio, el juez podrá


requerir opinió n a universidades, academias, corporaciones, institutos y entidades pú blicas o privadas de
cará cter científico o técnico, cuando el dictamen pericial requiriese operaciones o conocimientos de alta
especializació n.
Artículo 477: EFICACIA PROBATORIA DEL DICTAMEN.- La fuerza probatoria del dictamen pericial
será estimada por el juez teniendo en cuenta la competencia del perito, los principios científicos o
técnicos en que se funda, la concordancia de su aplicació n con las reglas de la sana crítica, las
observaciones formuladas por los consultores técnicos o los letrados, conforme a los artículos 473 y 474
y los demá s elementos de convicció n que la causa ofrezca.
Todas las pericias realizadas, a excepción de las solicitadas a instituciones estatales, devengarán en cobro
de honorarios regulados en el juicio en que se efectuaron.
Artículo 463: ANTICIPO DE GASTOS.- Si el perito lo solicitare dentro de tercero día de haber aceptado
el cargo, y si correspondiere por la índole de la pericia, la o las partes que han ofrecido la prueba deberá n
depositar la suma que el juzgado fije para gastos de las diligencias. Dicho importe deberá ser depositado
dentro de quinto, día, plazo que comenzará a correr a partir de la notificació n personal o por cédula de la
providencia que lo ordena; se entregará al perito, sin perjuicio de lo que en definitiva se resuelva
respecto de las costas y del pago de honorarios. La resolució n só lo será susceptible de recurso de
reposició n. La falta de depó sito dentro del plazo importará el desistimiento de la prueba.
Artículo 39.- El auto regulatorio de honorarios se hará a petició n del perito cuando el juez dictare
cualquier otro auto resolutorio en el proceso en el que haya valorado la fuerza aprobatoria a la eficacia
del peritaje. Se practicará .de acuerdo a la constancia del expediente, a menos que el perito solicite
aportar elementos tales como valuaciones y tasaciones que al efecto se practiquen y que prueben una
mayor importancia econó mica del litigio, en cuyo caso se resolverá por vía de incidente.

El perito, al aceptar el cargo, lo hace bajo juramento de desempeñarlo fielmente. En el Código Penal:
Art. 275.- Será reprimido con prisió n de un mes a cuatro añ os, el testigo, perito o interprete que afirmare
una falsedad o negare o callare la verdad, en todo o en parte, en su deposició n, informe, traducció n o
interpretació n, hecha ante la autoridad competente. Si el falso testimonio se cometiere en una causa
criminal en perjuicio del inculpado, la pena será de uno a diez añ os de reclusió n o prisió n. En todos los
casos se impondrá el reo, ademá s, inhabilitació n absoluta por doble tiempo del de la condena.
Art. 276.- La pena del testigo, perito o intérprete falso, cuya declaració n fuere prestada mediante
cohecho, se agravará con una multa igual al duplo de la cantidad ofrecida o recibida. El sobornante
sufrirá la pena del simple testigo falso.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Art. 277: 
1) Será reprimido con prisió n de seis (6) meses a tres (3) añ os el que, tras la comisió n de un delito
ejecutado por otro, en el que no hubiera participado:
a) Ayudare a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse a la acció n de ésta.
b) Ocultare, alterare o hiciere desaparecer los rastros, pruebas o instrumentos del delito, o ayudare al
autor o partícipe a ocultarlos, alterarlos o hacerlos desaparecer.
c) Adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos provenientes de un delito.
d) No denunciare la perpetració n de un delito o no individualizare al autor o partícipe de un delito ya
conocido, cuando estuviere obligado a promover la persecució n penal de un delito de esa índole.
e) Asegurare o ayudare al autor o partícipe a asegurar el producto o provecho del delito.
2) La escala penal será aumentada al doble de su mínimo y má ximo, cuando:
a) El hecho precedente fuera un delito especialmente grave, siendo tal aquél cuya pena mínima fuera
superior a tres (3) añ os de prisió n.
b) El autor actuare con á nimo de lucro.
c) El autor se dedicare con habitualidad a la comisió n de hechos de encubrimiento.
La agravació n de la escala penal prevista en este inciso só lo operará una vez, aun cuando concurrieren
má s de una de sus circunstancias calificantes. En este caso, el tribunal podrá tomar en cuenta la
pluralidad de causales al individualizar la pena.
3) Está n exentos de responsabilidad criminal los que hubieren obrado en favor del có nyuge, de un
pariente cuyo vínculo no excediere del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad o de un
amigo íntimo o persona a la que se debiese especial gratitud. La exenció n no rige respecto de los casos del
inciso 1, e, y del inciso 2,b.
Secreto profesional
Art. 8 de la ley 23.277: Guardar el má s riguroso secreto profesional sobre cualquier prescripció n o acto
que realizare en cumplimiento de sus tareas especificas, así como de los datos o hechos que se les
comunicare en razó n de su actividad profesional sobre aspectos físicos, psicoló gicos o ideoló gicos de las
personas.
Art. 156 del Có digo Penal: Será reprimido con multa de $ 1.500 a $ 90.000 e inhabilitació n especial, en su
caso, por seis meses a tres añ os, el que teniendo noticias, por razó n de su estado, oficio, empleo, profesió n
o arte, de un secreto cuya divulgació n pueda causar dañ o, lo revelare sin justa causa.

Justa causa que exime de lo reglado o que marca el deber legal de revelar el secreto profesional:
1) Actividades forenses, en condició n de perito, como la acció n de testimoniar
2) Que el interés legal que se persigue con la revelació n del secreto sea mayor que el interés de su
reserva: reclamo de sus honorarios legalmente; demandar en su defensa por dañ o que le efectú e un
paciente, es decir ejercicio de la legítima defensa, contemplada en el art. 34 de Có digo Penal, o estado de
necesidad: “causar un mal para evitar otro mayor inminente al que ha sido extrañ o”.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Frente al delito, el profesional psicólogo debe optar por proteger a la víctima, evitando que el victimario siga
realizando su acción agresora. Se trata de una obligación de denunciar, pero el profesional deberá valorar
objetivamente si los motivos para revelar el secreto profesional constituyen justa causa, y de considerarlo
negativamente, ante la necesidad de declarar en un juicio, se amparará en su deber profesional de guardar
secreto.

Delito doloso en la práctica pericial:


Art. 275 CP:
“Será reprimido con prisió n de uno a cinco añ os el testigo, el perito, intérprete o traductor que, bajo
juramento o promesa de decir verdad, afirmare falsedad, o negare o callare, en todo o en parte, en su
deposició n, informe, traducció n o interpretació n, hecha ante autoridad competente.”
“Si el falso testimonio fuera cometido en un proceso penal en perjuicio del inculpado, la pena será de dos
a diez añ os de reclusió n o prisió n.”
“Las penas precedentes se aumentará n en un tercio cuando el falso testimonio sea cometido mediante
soborno.”
“En todos los casos se impondrá ademá s al reo la inhabilitació n absoluta por el doble del tiempo de la
condena.”

Art. 276 CP:


“La pena del testigo, perito o intérprete falso cuya declaració n fuere prestada mediante cohecho se
agravará con una multa igual al duplo de la cantidad ofrecida o recibida...”

Recusación del perito:


 Falta de título.
 Incompetencia.
 Todas las previstas para jueces y abogados.
El actuar del perito psicólogo:
1) La consulta del expediente judicial.
2) En contacto con los puntos de la pericia.
Informe pericial:
Encabezamiento dirigido al Juez, Cámara Nacional de apelaciones, Corte Suprema de Justicia de la Nació n.
Proemio, con razones de la presentació n, nombres y apellidos completos, confirmació n de haber aceptado
el cargo y hecho el juramento de práctica, ratificar domicilio (PdeOf y PdeParte) , folio donde figura su
designació n, causa en la que participa (fulano c/Mengano) y luego el detalle del informe.
En lenguaje llano. Incluye aspecto, presentació n, conducta del examinado durante la prueba, antecedentes
que vengan al caso, aná lisis de la pericia e informació n obtenida, estado actual.
Por ú ltimo se debe responder a los puntos de pericia y entregar el informe en la mesa de entradas del
juzgado actuante.

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Psicosociologia Jurídica 2012

La pericia puede ser:


 Impugnada por una o ambas partes.
 Declarada nula (costas a cargo del perito).
 No ser considerada.
 Se pida ampliació n ante dudas.
 Se pida aclaració n de puntos específicos.
 Sea aceptada en su totalidad.

Lo que el perito no debe hacer:


 Incursionar en la vida privada del sujeto fuera de lo relevante a los puntos de pericia.
 Introducir terceros ajenos a la pericia.
 Desviar casos a la consulta privada.
 Convertir la entrevista en un interrogatorio.

Intervención del perito en el fuero civil:


 Dañ os y perjuicios.
 Insanía e inhabilitació n.
 Derecho de familia.

Unidad VI: Fenó meno asocial juvenil. Incidencia del entorno familiar y social. Diná mica vincular.
Síndrome de abandono. Abordaje de la problemá tica a través de las instituciones jurídicas. Leyes
especiales de Menores. Funció n tutelar del Estado. Abordaje de la problemá tica a nivel asistencial y de
diagnó stico. Pericias en los Juzgados de menores. Institutos para internació n de menores. Sistemas
alternativos.

PSICOLOGÍA Y LEY (VARELA, SARMIENTO, REGUEIRO) ÁMBITO MINORIL


Minoridad: ese estado de nuestra voluntad que nos hace aceptar la autoridad de alguien para guiarnos
por dominios en los que hay que hacer uso de la razó n. (Kant) Las condiciones esenciales para que el
hombre salga de su estado de minoridad comprenden aspectos espirituales, institucionales, éticos y
políticos.
Historias de Ayer y de Hoy:
Febrero de 1999, el Dr. Héctor Negri, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Prov. de Bs. As.
convocó a una reunió n a los 34 jueces de menores que actuaban en la provincia, el tema: los problemas
acuciantes que enfrentaba el fuero. Desde 1987 funciona en la Suprema Corte de la provincia de Bs. As. La
Subsecretaría del Patronato de Menores. Pero no hay institutos adecuados para ofrecer tratamiento a los
menores que pasan por la agencia judicial, constituyéndose el Consejo Provincial del Menor, en la gestió n
de María Laura Leguizamó n, en una dependencia sorda a todo reclamo.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Ley de Patronato 10.903. En 1931 se crea el Patronato Nacional de Menores donde aparecen los
reformatorios que resultaron del ejercicio de la funció n tutelar del Estado frente a una situació n de riesgo
físico o moral de un menor ocasionado por el maltrato o abandono de su familia.

Antecedentes del Sistema Penal de Menores


En el sistema de menores, la inhabilitació n como pena queda encubierta en la tutela con el agravante de
que el menor es el destinatario directo de la misma y oficia como representante o producto de aquellos
merecedores de dicha pena: familia o cuidadores.
Benjamín Solan: “Degeneració n y Delito”, sostiene el papel decisivo de la transmisió n degenerativa en el
aumento de la criminalidad, y frente a esa imagen tenebrosa de la familia degenerativa, crece la
responsabilidad del Estado que debe tomar a su cargo los hijos de padres criminales o viciosos;
separarlos para siempre de sus progenitores y responsabilizarlos de su educació n. Su cruzada
“regenerativa” apunta a la niñ ez, a la niñ ez abandonada y a los menores delicuentes, debe dirigirse toda la
acció n de los poderes pú blicos para lo cual propone la creació n de “institutos de protecció n de la
infancia”. Este es el espíritu que habita en la ley 10.903 de Patronato del Estado.
Los mecanismos de control formal comienzan a sistematizarse con la sanció n de esta ley, denotan la
necesidad de controlar a los menores a razó n de su peligrosidad.
Hasta los 10 añ os se consideraba a un niñ o totalmente irresponsable, de los 10 a los 14 añ os debía
probarse el grado de su discernimiento y caso que así lo tuviera, se sometería al régimen de adultos. Este
sistema cambia con la ley 14.394 (1954) que eleva nuevamente la edad: de los 14 a los 16 añ os
precedente de la actual normativa: Ley 22.278 del régimen Penal de Minoridad.
La normativa vigente considera a los menores de 16 añ os inimputables absolutos, entre 16 y 18 añ os y
hubieran incurrido en un hecho que no se tratase de delitos de acció n privada o reprimidos con pena
inferior a los 2 añ os, multa o inhabilitació n, el juez procede a comprobar la existencia del hecho y su
responsabilidad.
 El juez tiene la obligació n de disponer del menor, tanto si ha ingresado como víctima o infractor.
 Cualquiera fuere el resultado de la causa, si el menor se encuentra abandonado, con falta de
asistencia o en peligro moral o material, lo puede disponer en forma definitiva, previa audiencia con los
padres.
 Si luego de comprobada su edad se entiende que es inimputable, el juez lo dispone
provisoriamente.
 Si de la instrucció n surge que no es responsable del hecho que se le impugna porque no existen
pruebas que así lo acrediten, el juez puede disponer provisoria o definitivamente segú n se cumpla o no lo
que dice la norma.
La aplicació n de la pena depende de los informes tutelares acerca del menor.
El sistema Penal de menores se caracteriza por: su carácter tutelar, y la desvinculació n entre el Hecho y el
Menor a propó sito de la inimputabilidad.
Ley 10.903 sancionada en 1919 y efectiva en 1931 con la creació n del Patronato Nacional de Menores, la
evolució n hacia nuevas formas de tutela, só lo se manifiestan en 2 leyes:
La 21.338 en 1976 y la 22.278 en 1980 relativa a la inimputabilidad de los menores y modificatorias de la
ley 14.394.

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Psicosociologia Jurídica 2012

En 1989 la Asamblea general de las Naciones Unidas aprueba por unanimidad el texto de la convensió n
internacional de los derechos del niñ o y al añ o siguiente se incorporó el derecho interno con la ley 23.849
y en 1994 alcanza rango institucional art. 75 inciso 22.
Es un instrumento garantizador de los derechos de la niñ ez, tanto a instancias civiles como penales.

Menor ante el Delito ¿Víctima o infractor?


La interrogació n del par: víctima- infractor apunta al espacio compartido que constituyen las
precondiciones generadoras del delito.
Las estadísticas indican que a ¼ de la població n mundial vive en extrema pobreza, esto significa:
-Sin vivienda, Sin educació n, Sin trabajo familiar, En estado de pobreza crítica.
En América latina y el Caribe 160 millones de niñ os está n mal nutridos, 110 millones sin escolaridad,
500.000 madres mueren cada añ o al dar a luz. Esto significa: Maltrato y marginació n.
En Argentina 700 menores son internados por hechos delictivos: 500 autores de violaciones y 35 de
abuso sexual entre 15 y 16 añ os. El 92 % fue maltratado y/o abusado en su infancia, má s del 90 % de los
ingresados al sistema penal tienen relació n con drogas o alcohol.
La marginació n, promotora de la marginalidad familiar, genera o facilita la explotació n o el trabajo de
menores, vehiculiza un de la vulnerabilidad, que se intensifica ante el poder del crimen organizado, el
narcotrá fico y el terrorismo, promoviendo a los jó venes como instrumentos para actividades delictivas.

Sobre la Rehabilitación de menores


Menores sometidos al proceso actual de rehabilitació n o que han pasado por él y se hallan alojados
actualmente en una unidad penitenciaria.
 Desconocen la existencia de un proceso de rehabilitació n.
 Portan un sentimiento resentimiento de arbitrariedad jurídica.
 Hay un abundante deambular por los institutos de los que dicen salir por la buena voluntad de algunos
terapeutas.
 Salir y volver a entrar parece una rutina.
 La actividad que realizan e algunas de las instituciones aparecen desprovistas de sentido propio,
quedando articulados al poder despó tico del sistema que ignora su condició n de personas.
 Para los que vivían en la calle, el instituto es un mal menor, pero la sagacidad que el entorno callejero
les confiere para sobrevivir parece autorizarlos a detentar un saber sobre los responsables de su
tratamiento que no opera má s.
 El control, sometimiento y castigo constituyen para ellos el circuito habitual del proceso rehabilitante.
 Algunos de estos jó venes que responden ya han pasado a la mayoría de edad y se encuentran
purgando condenas en penales, ú ltimo peldañ o de su recorrido institucional por minoridad.
La tarea rehabilitadora es una combinació n ideoló gica de entusiasmo má s capital que se agota antes de
poder conocer sus resultados y se lleva a cabo sin una metodología precisa consensuada por parte de los
intervinientes en el proceso.

LO INSTITUCIONAL Y LO INSTITUIDO
Tres experiencias de alta tensión social
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Psicosociologia Jurídica 2012

1) Los niñ os sicarios en los grupos de la droga en Brasil: La cantidad de muertes de menores
provocadas por armas de fuego en Río de Janeiro es mayor que en las regiones declaradas de guerra. Los
niñ os ingresan en el mundo de la delincuencia cuando son muy chicos a sabiendas que pocos tendrá n la
suerte de llegar a adultos. La policía, víctima y agresora, despierta miedo e inseguridad en las personas
que aceptan la protecció n de los traficantes a cambio de silencio. Con una policía má s violenta los
traficantes se vieron obligados a armarse en forma contundente para defender sus territorios. Esto
generó el aumento de la cantidad de armas livianas y la delincuencia organizada involucra a 10 mil
personas só lo en Río de Janeiro.
Los traficantes son vistos como héroes y seducen a los chicos, que se esfuerzan por demostrar que está n
preparados para entrar. La pertenencia a un grupo poderoso permite el ingreso a la circulació n del
sistema, en un cambio de marginació n que va de la pobreza al delito. El narco-jefe ocupa el lugar de ideal
del joven, en tanto portador de las señ ales de poder.
En Psicología de las masas Freud plantea lo que ocurre con el Yo en una multitud o masa; ceden las
condiciones personales a favor de una conducta compartida, caracterizada por la ausencia de límites.
Segú n Le Bon en la multitud se borran las adquisiciones individuales, desaparece la personalidad de cada
uno que la integra. Intervienen 3 factores:
 Por el só lo hecho del nú mero, el individuo adquiere un sentimiento te potencia invencible, y cede
a instintos que antes como individuo aislado hubiera refrenado; se abandona a ellos porque la
multitud es anó nima y desparece el sentimiento de responsabilidad, poderoso freno de los impulsos.
 El contagio mental, porque en una multitud todos sentimiento y acto son contagiosos, el individuo
sacrifica su interés personal por el colectivo, aptitud contraria a su naturaleza.
 La sugestibilidad, de la que el contagio es un efecto. La personalidad consciente desaparece, la
voluntad y el discernimiento quedan abolidos. El conductor de la masa sugestiona porque posee un
poder misterioso e irresistible, en forma de “prestigio”.
1. El Dr. Juan Gervasio Paz, psiquiatra, permaneció 60 días alojado en un pabelló n de la cá rcel de
Caseros. Sus compañ eros fueron unos 45 a 50 procesados por causas comunes. Como observador
participante estudió la dinámica del grupo carcelario y sus relaciones. Hay allí un nivel de organizació n
que no es el psicoló gico individual ni social, sino una interacció n má s propia de grupos pequeñ os, como
un grupo primario (como la familia), donde existe íntima cooperació n. El grupo carcelario tiene reglas y
pautas fijadas por consenso. La organizació n formal, la tarea que asume el grupo, es el estar presos.
Respecto de la organizació n informal o interna, la població n se constituye en endogrupo donde sus
miembros desarrollan sentimientos de lealtad, amistad, cooperació n, solidaridad. Se oponen al exogrupo
de la “yuta” (personal de vigilancia, policía, jueces, fiscales, profesionales). En segundo término, el grupo
se subdivide en dos subgrupos: ladrones o rochos (comprende a los delincuentes profesionales) y logis
(giles o ingenuos, desde los ladrones ocasionales a los presos políticos). Los logis no poseen movilidad
ascendente, está n determinados en su condició n desde su ingreso. Un ladró n puede descender pero un
logi nunca ascenderá a ladró n. Hay delitos que el grupo carcelario censura y castiga (ser botó n, colaborar
con la policía, tener trato con el personal de vigilancia o responder el saludo de los celadores; ser
homosexual pasivo; tener una conducta antisocial, solitaria, ruidosa o agresiva en el pabelló n; ser
innovador, a riesgo de ser considerado colaboracionista; robar dentro del pabelló n; ocultar víveres o
utensilios para no compartirlos).
Los integrantes del grupo se sienten atrapados en un aparato burocrá tico e impersonal que se ensañ ará
con ellos, uniendo a este fatalismo resentimiento y sed de desquite.
2. Ideología nazi. Judíos, eslavos, gitanos y otros má s fueron considerados pueblos inferiores por los
nazis en su construcció n ideoló gica de la superioridad de la raza aria. Esta concepció n de la
subhumanidad del otro encarna en la planificació n para la sistemá tica eliminació n física de millones de
personas, como un nuevo elemento agregado a la inmoralidad intrínseca de la guerra. El genocidio,

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Psicosociologia Jurídica 2012

designado como “solució n final”, se consumaría a lo largo de una organizació n de la concentració n que
abarcaba desde la condició n penitenciaria, pasando por el trabajo y culminando en el exterminio. Primo
Levi escribe que lo que él llama la “zona gris” de los campos es en realidad la zona gris de la condició n
humana, que aquello que es inscripto en este espacio queda en una especie de semiconciencia difícil de
develar, que en franca comodidad se permite delegar en otros lo que es posible en todos. Empleando
métodos extremos se puede romper el contrato social hasta su misma base y convertir a los seres
humanos en animales. Auschwitz, al mejor estilo kafkiano, posee una arquitectura que mantiene para el
recién llegado su poder distante, inalcanzable. El poder de decisió n depende de una entelequia invisible
de la cual lo ú nico que se conoce es un desfile permanente de intermediarios. Allí no hay nombres, só lo se
es un nú mero. Es un mundo en el que la muerte se posterga, el que llega nada sabe y si pregunta le
responde el golpe o la ironía. La organizació n de los campos de la muerte tiene una sola consigna: hay que
vivir. Cada decisió n que se toma tiene consecuencias absolutas.

Conclusiones
Las experiencias usadas como ejemplo permiten establecer que la violencia se manifiesta como una faceta
del poder, que se sustenta en un discurso ideoló gicamente fundamentado y soportado en la condició n
estructural del psiquismo descripta como mecanismo de identificació n, modelo inicial de relació n al otro,
que va desde la pérdida de identidad, como en el fenó meno de masas, pasando por la identificació n a un
rasgo/emblema, hasta la identificació n al agresor como posibilidad de elaboració n del sentimiento de
victimizació n –si no puedes con él, alíate.

LA PSICOLOGÍA EN EL CAMPO JURÍDICO (SARMIENTO,VARELA, PUHL)


VIOLENCIA E INSTITUCIONES
Las instituciones implican historicidad y control, siempre son producto de una historia. Por el hecho de
existir, también controlan el comportamiento humano estableciendo pautas definidas de antemano que
canalizan el comportamiento en una determinada direcció n, en oposició n a otras que potencialmente
podrían darse.
Institució n: es una situació n social continua en que las acciones de al menos dos individuos se entrelazan,
acciones habituales que cada sujeto desempeñ a como roles. Esto permite anticipar las acciones del otro.
Las instituciones se experimentan como si tuvieran una realidad propia, como hecho externo al individuo
y coercitivo. El individuo interactú a con ese elemento exterior a él, y ha sido su productor. Se trata de una
relació n de mutua determinació n.
El encierro como prá ctica del control social surge como una forma má s humanizada de sanció n. Era usado
como protecció n para quienes quedaban afuera, sustrayendo de la convivencia social a los considerados
peligrosos. Con la sociedad moderna fueron haciéndose má s fluidas las comunicaciones, y la expulsió n
hacia el exterior de la misma de los inadaptados (destierro) se tornó imposible, por lo que se generó un
movimiento de direcció n contraria, encerrar a los “productos defectuosos”. Progresivamente se fue
comprendiendo el valor del aprovechamiento de la fuerza de trabajo del recuido. Los llamados institutos
de menores tienen sus antecedentes en esas instituciones.
Régimen cerrado
Se conocen como institutos de seguridad o de menores. Tuvo su origen en las primeras casas de trabajo,
las Workhouse inglesas en 1555, y holandesas en 1599. Eran instituciones de encierro de transgresores

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Psicosociologia Jurídica 2012

de poca monta (vagabundos, mendigos, huérfanos, prostitutas), para castigar crímenes severos estaba la
pena corporal. Este tratamiento se basaba en el trabajo forzado, y educació n religiosa y moral.
En las instituciones cerradas la contenció n está dada por los límites fijos externos, muros, alambrados.
Estas “casas” fueron una de las primeras formas de tratamiento conductual.
Instituciones de Menores: su transformación
En nuestro medio se caracterizaron por ser macroinstituciones que durante décadas consolidaron un
só lido prestigio, sobre las que se depositaron esperanzas y objetivos. Pero han comenzado a ser
cuestionadas desde fines de la década del 60, por el incremento de la criminalidad y el colapso de la
creencia en el llamado ideal de rehabilitació n.
En otros países tienden a desaparecer las grandes instituciones de internació n para ser reemplazadas por
otras má s pequeñ as, para lograr una vinculació n má s directa y horizontal. Esto sería un pasaje de la
despersonalizació n y el anonimato de la gran institució n, a una progresiva individualizació n, base de
cualquier proyecto serio de recuperació n. No es este aú n el caso de Argentina.
Como consecuencia de los fracasos las instituciones se ven superpobladas, lo cual se agrega a los
problemas individuales que trae cada joven. Con “sistema de menores” se hace referencia a un sistema
que atiende a niñ os y jó venes en conflicto con la ley penal, donde todas las partes son interdependientes;
al atender o modificar un solo aspecto, esto queda neutralizado por el funcionamiento de todo el
conjunto. Entonces se suele apelar al recurso viejo, el encierro generalizado, que produce hacinamiento.
Así se vuelve cierto lo que se suele decir, “entran malos y salen peores”. A medida que pasa el tiempo con
la sorbecarga que soporta el sistema y el agravamiento de las condiciones sociales externas, se generan
peores condiciones de encierro. Los individuos encerrados en instituciones totales son en distinto grado
productos resultantes de la misma sociedad que los encerró .
Una institució n para jó venes en conflicto con la ley es la encargada de corregir las conductas antisociales
cuando estas se producen por debajo de la edad de responsabilidad penal; conducta que no ha sido
corregida en la familia, escuela, ni en la sociedad en general. Pretender que la internació n de un joven
solucione lo que no han sido capaces de resolver los diferentes agentes encargados de su socializació n, es
un objetivo ambicioso, casi imposible.
Circularidad
Se sostiene que las instituciones poseen componentes perversos en su organizació n, la sospecha de una
doble moral, un doble discurso producto de dos ó rdenes de valores diferentes y contrapuestos. Lo
constante en estas conductas es la relació n circular, que permite la coexistencia de requerimientos
contradictorios entre sí, donde uno lleva a otro y así sucesivamente. Esta perversidad termina por
producir sentimientos de dolor, angustia o desamparo; la institució n no reeduca ni reforma, pero el joven
tampoco sale tan rá pidamente, muchas veces pasa demasiado tiempo encerrado, y al salir tiene muchas
posibilidades de regresar, ya que nada cambió o su situació n empeoró . Esta es una de las formas en que la
circularidad se manifiesta, entendida como sucesió n de conductas que conducen al mismo punto donde
todo se inició , como una compulsió n a la repetició n, relacionada con la pulsió n de muerte, una tendencia a
lo destructivo. Habitualmente se atribuye toda la responsabilidad a la institució n.
El joven que reingresa no vuelve en la misma situació n inicial, por ello decimos que no es inocuo el pasaje
por este tipo de instituciones, ya que el reingreso al sistema es un agravamiento de la situació n inicial.
Aproximadamente la mitad de los jó venes que se encuentran en una institució n ya han estado en ese
lugar al menos una vez. Cada reingreso encierra un fracaso.

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Psicosociologia Jurídica 2012

No es que la institució n sea perversa en sí sino que hay en ellas situaciones destructivas y transgresoras
cuando se las mira desde la moral y la ética.

No hay posibilidad de terminar en el futuro inmediato con las instituciones que implican privació n de la
libertad en el caso de jó venes. En todo caso, se extinguirá n cuando ya no tengan funció n que cumplir
porque socialmente no será necesario asignarles ninguna. El funcionamiento basado en la compasió n
sobre el chico o en la represió n conduce al fracaso, pero es difícil alcanzar una posició n de equilibrio.

Propuesta
Aceptando como cierta la existencia de los dañ os que produce la privació n de la libertad, tratar de reducir
ese dañ o a la mínima expresió n; proponerse llegar a la menor cantidad de jó venes encerrados, por el
menor tiempo posible y con el má ximo aprovechamiento del tiempo de permanencia.

ABORDAJE DE ADOLESCENTES CON TRASTORNOS DE PERSONALIDAD


Nos estamos enfrentando a adolescentes que no poseen demanda de tratamiento, y má s aú n, que la
demanda proviene de la Justicia. O sea, es el saber jurídico el que demanda la intervenció n de otros
saberes, allí donde tiene que asumir que su saber tiene un límite. Será el equipo terapéutico el que deberá
trabajar para realizar el pasaje de la obligació n a la demanda, lo cual está muy lejos de ser tarea de fá cil
ejecució n. Se puede hacer lugar a una especie de abordaje que no es desconocido, “llega mandado”, sin
evidenciar conciencia de enfermedad y en ocasiones sin real conciencia de situació n.
Si bien obligar a una persona a tratarse no puede producir efectos positivos, puede en cambio
(transferencia mediante) generar un momento en que el sujeto advierta la gravedad de lo que le sucede y
de sus consecuencias, y que a partir de esto se implique en un tratamiento en el que se le brinde la
oportunidad de gestarse un proyecto de vida. El abordaje institucional deberá realizarse desde una
mirada interdisciplinaria.
La Declaració n de los derechos del niñ o incorporada a nuestra Constitució n Nacional en 1994 plantea que
toda acció n u omisió n cometida por individuos, instituciones o la sociedad en general, y toda situació n
provocada por estos que prive a los niñ os de cuidados, de sus derechos y libertades, impidiendo su pleno
desarrollo, constituyen un acto o una situació n que entra en la categoría de los malos tratos o negligencia.
Creemos conveniente la integració n en un plantel profesional de psiquiatras, médicos clínicos,
psicoterapeutas individuales y de familia, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, acompañ antes
terapéuticos, psicopedagogos, musicoterapeutas y auxiliares.
En relació n a la sintomatología que evidencia este tipo de adolescentes encontramos distorsiones en
todas las á reas de la personalidad, tratá ndose en su mayoría de pacientes con diagnó stico de trastorno de
personalidad, desde el DSM IV, y/o borderline, en riesgo o vulnerabilidad psicosocial.
Cuando las condiciones socioambientales no son satisfactorias, los impulsos agresivos quedan contenidos
en el interior del niñ o, configurando la base para una psicopatología posterior. Los miedos que sienten
estos adolescentes no son infundados, sino que fueron construidos a partir de los sentimientos de
inseguridad y angustia que sus progenitores propiciaron de una u otra forma. Así también la baja
autoestima se fue gestando por los mensajes contradictorios y desvalorizantes escuchados, sumado a la
anestesia emocional indispensable para la supervivencia en ambientes de agresió n cró nica. Estos
adolescentes nos muestran su dificultad no só lo para distinguir lo que sienten sino también para percibir

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Psicosociologia Jurídica 2012

las emociones que experimentan. Existe una gran ambivalencia en sus percepciones, por momentos dirá n
que todo está bien pero sin embargo cuando se los confronta con las dificultades dudan de sus
afirmaciones.
Hay diferentes maneras de exteriorizar el conflicto, con una direcció n hacia el medio en forma de
impulsividad, hiperactividad y baja tolerancia a la frustració n, y hacia sí mismos como sumisió n,
introversió n, apatía, desgano, consumo de sustancias y conductas autodestructivas. Cuando estos
sentimientos aparecen durante la adolescencia, considerando que es un período de vulnerabilidad
psíquica aumentada. Si partimos de la base de que estos adolescentes pertenecen a familias
disfuncionales donde la mentira y las contradicciones abundan, podemos entender que desde muy
pequeñ os no han tenido la posibilidad de integrar los elementos que los rodean con una ló gica aceptada
socialmente, sino con la ló gica necesaria para su supervivencia.
Cuando aquel que dice amarlos y cuidarlos los lastima, las percepciones no coinciden con los
sentimientos. Esta confusió n de actitudes los lleva a construcciones erró neas sobre su persona, el
concepto de padre y madre, de amor y odio, y también de placer y dolor.
El tratamiento debe apuntar a que puedan mejorar su calidad de vida, logren establecer vínculos
satisfactorios y puedan sostener su inserció n social. Esto implicará generar un proyecto de vida tendiente
al autovalimiento y/o su inclusió n dentro del grupo familiar.
Se trata de pacientes que necesitan una apoyatura que vaya má s allá de una simple escucha, ya que si nos
quedamos con ese abordaje seguramente la recaída será inevitable, puesto que encontramos en ellos una
marcada tendencia a la actuació n sin medir consecuencias de sus actos.
Las estrategias en el tratamiento individual, familiar y actividades educativas-terapéuticas deben tener
una planificació n, ordenamiento y seguimiento, ademá s de ser discutidas y reflexionadas por el equipo
profesional para aunar criterios comunes. El mismo deberá contemplar aspectos educativos, laborales,
socializantes, afectivos y la problemá tica profunda.
Cuando un adolescente llega a una institució n puede presentarse gran hostilidad, vivencias paranoides,
extrema actuació n, situaciones de rechazo, abandono y carencia afectiva, por lo que su recepció n tiene
que ser muy especial. En general se los observa carentes de autocontrol y anó micos, como así también
puede inferirse que no han recibido pautas de lo correcto e incorrecto, teniendo una visió n distorsionada
de lo que se espera de ellos, con carencia de límites internos. Por ello es necesario poner límites externos
que posibiliten el ejercicio de acciones tendientes a generar un proyecto de vida, ya que les es imposible
pensar en un mañ ana, viven en un presente absoluto.
Otro punto en el que debemos hacer hincapié es la comunicació n fluida entre los referentes
institucionales y la importancia de la labor de quien dirige al plantel profesional, ya que la comunicació n
asegura la coherencia en la direcció n que se le de al tratamiento.
El equipo deberá plantearse qué quiere lograr el accidente con las acciones que ha venido repitiendo que
tienden a la autodestrucció n. Los intentos de suicidio, el consumo, las transgresiones, la automutilació n y
otros actos pueden responder a muchos motivos: deseo de castigar a otros, de castigarse a sí mismos o de
aliviar la culpa, de apartar otras ideas adversas, llamar la atenció n, etc.
Una vez que comprendemos la motivació n de su actuació n es posible trabajar en la bú squeda de métodos
que posibiliten una adaptació n al medio má s efectiva. En el trabajo con esta problemá tica la Psicología no
puede remitirse só lo a la conducta del sujeto, sino que debe hablarse ante todo de una psicología social.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Un adolescente que ha padecido situaciones de riesgo social tan graves necesita tiempo, paciencia,
desahogo, solidaridad, protecció n, recursos, revalorizació n como persona, informació n sobre sus
derechos y estrategias de resolució n.

PSICOLOGÍA DE LOS MENORES QUE DELINQUEN Y DE LA CRIMINALIDAD FEMENINA (HERERRA


FIGUEROA)
Una teoría no explica la criminalidad en virtud de un solo factor sino mediante un nú mero de variables
relacionadas entre sí; la dogmá tica impresa en la psicología analítica no alcanza a explicar la génesis de
los comportamientos juveniles delincuentes, y se hace necesaria la incursió n por otros terrenos de la
psicología, como la caracterología y todas las vertientes de la sociología juvenil.
Nuestro Derecho dispone de un régimen especial para el tratamiento de los menores que conspiran
contra la normal convivencia. El acento de la agresividad de la psique juvenil, la tendencia a la
inestabilidad de cará cter, el desequilibrio anímico del adolescente y ciertas contradicciones entre la
personalidad y su situació n externa, explicarían las disposiciones legislativas apuntadas, tendientes a
crear cierto privilegio del menor frente al Derecho, pero aú n hay muchas má s razones.
Mucho tiene que ver la disolvente actitud de padres y maestros cuando renuncian a su autoridad dejando
una excesiva autodeterminació n a jó venes aú n inmaduros para asumir esa responsabilidad. La
supravaloració n de los elementos imaginativos, la fragilidad inhibitoria del adolescente, son factores
proclives al delito, para no hablar de las circunstancias externas, de las tentaciones que ofrece el mundo
circundante, en forma de desorganizació n familiar, precariedad econó mica, deformante educació n
escolar, distorsió n en las comunicaciones de masas, todos factores convergentes en la formació n
defectuosa de su cará cter y camino obligado hacia el delito.
Cuanto acontece con respecto a la psicología juvenil, como psicología diferencial, ocurre también respecto
a los sexos. Esta diferencia imprime un sello psicoló gico característico que torna distinta la criminalidad
del uno y del otro, pese a que muchas cuestiones obedecen má s a razones culturales. Ha habido un auge
de la criminalidad femenina, coincidente con la salida de la mujer a la calle, a la vida cívica, a ganar su
propio sustento; la diferencia frente al delito en razó n sexual recibe mayor influjo de causas sociales que
de causas puramente bioló gicas.
En toda acció n delictual figura, aunque má s no sea como teló n de fondo, un conjunto de fuerzas
hereditarias y ambientales que constituyen el cará cter. La situació n de la mujer está condicionada por
una serie de circunstancias que también caracterizan como distinta la criminalidad femenina de la
masculina.
La conducta de la mujer ofrece menor grado de peligrosidad que la del varó n. Los delitos má s numerosos
(abortos, infanticidios, etc.) cometidos por personas del sexo femenino llegan en ínfima medida a
condenas. Todo nuestro sistema comunitario tiende a una mayor protecció n del sexo femenino. La
inferior fuerza física de la mujer, su repulsió n por los medios violentos, su mayor tendencia a la pasividad
que el hombre y otras características femeninas (menstruació n, embarazo, parto, climaterio sostenido,
etc.) no explican suficientemente el menor índice de criminalidad de la mujer. Son los factores
socioló gicos y el sistema de vida de nuestra comunidad los determinantes. La protecció n ambiental
determina que la mujer necesite menos recurrir al delito, por lo menos a una numerosa cantidad de ellos.

SÍNDROME DE ABANDONO (GUEX)

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Psicosociologia Jurídica 2012

Abandó nico significará el neuró tico que considera todo y a todos, comenzando por sí mismo, desde el
punto de vista del abandono vivido o temido. Las repercusiones psíquicas son las mismas si el individuo
careció realmente de cuidados y del amor de sus padres o si solo lo creyó . Evoca la idea de un estado
psíquico dominado por la angustia del abandono.
El primer contacto del psicoterapeuta y el neuró tico del abandono es delicado por dos razones: la primera
se refiere a la actitud afectiva profunda del enfermo con respecto al analista, la segunda a las diversas
formas de expresió n por las que el enfermo traduce este estado profundo. El abandó nico, a razó n de su
inseguridad afectiva y del estado de avidez en que se encuentra, espera del analista má s que otros
neuró ticos. Esta espera es la expresió n de necesidades primarias que tienen todo lo imperativo de la edad
a que se remontan. El abandó nico actú a simultá neamente en la agresividad y el masoquismo. El analista,
frente a la espera á vida y angustiada del abandó nico, desempeñ a un papel sutil y delicado, pleno de
responsabilidad. Podemos clasificar a estos enfermos en dos categorías:
- Los que tienen una conciencia má s o menos clara de su avidez afectiva, refieren de inmediato las
frustraciones de las que han sido objeto, las decepciones, saben que no tienen confianza en sí mismos y
describen su inseguridad afectiva.
- Los que no tienen conciencia de ello, preocupados por otros problemas los imponen ante el
analista, lo desvían en falsas direcciones. Se valoran a sí mismos y muestran sana seguridad en ciertos
aspectos, y tienden a producir una impresió n engañ osa, a enmascarar su autodepreciació n.

Problema de la clasificación de los síntomas


La neurosis de abandono se manifiesta en reacciones afectivas variadas que afectan el comportamiento
del sujeto desde su infancia, pero que se afirman con violencia toda vez que una circunstancia de la vida
reactiva el sentimiento de abandono y frustració n. Esta neurosis presenta en su sintomatología un
trípode:
- Angustia: Desde un simple malestar interior hasta angustia propiamente dicha, se manifiesta
como un estado cró nico, o mediante accesos frente a amenazas afectivas (separació n, frustració n) que
reactivan los viejos traumas psíquicos y el espectro de la ausencia de amor y la soledad.
- Agresividad: Ya sea evidente u oculta, inmediata o tardía, que alcance al sadismo o esté retenida
por otros factores, la agresividad es un componente esencial del síndrome del abandono. Es una
agresividad reactiva consiguiente a las privaciones de amor durante la infancia, susceptible de disminuir
y desaparecer durante el tratamiento. El abandó nico hace pagar a los otros sus sufrimientos pasados de
maneras sutiles: por las exigencias sin límites de su necesidad de amor (no puede amar de forma
generosa, tiraniza, exige sin cesar, la cuenta abierta de su infancia jamá s se cierra; nunca pudo explicar y
aceptar su frustració n, y tiene derecho a todas las reparaciones; para él las palabras son engañ osas,
necesita pruebas y pruebas repetidas de las intenciones del objeto; espera todo de los otros, adopta una
actitud pasiva; posee interpretaciones y comportamientos masoquistas; sus falsas actitudes, elecciones o
rechazos lo privan sin cesar de aquello que desea; má s que a hacerse consolar tiende a herir al objeto, a
aprovecharse de él infundiéndole culpa; es un no ligarse para no perder, no amar para no ser
abandonado).
- No valorizació n: Estado psíquico cró nico, a menudo disfrazado mediante sobrecompensaciones
diversas. Es no valorizació n, y no desvalorizació n, dado que las circunstancias traumá ticas que privaron
al niñ o de seguridad afectiva se produjeron en los primeros añ os, cuando su desarrollo entero estaba aú n
por cumplirse y por consiguiente la adquisició n del sentimiento de autovaloració n no se había producido.
No se trata de un sentimiento de valor que se ha perdido sino de un sentimiento de valor no adquirido.
Dudan de sí mismos como objetos capaces de suscitar simpatía y amor; esto los mantiene en una

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Psicosociologia Jurídica 2012

inseguridad interior profunda. Se expresa en mú ltiples dudas hacia sí mismo que pueden resumirse en un
“no soy digno de ser amado”. Esto lo lleva a un sentimiento penoso y obsesivo de exclusió n, de que no
ocupa su lugar en ningú n lado, de que está n de má s. Los miedos lo paralizan, y siempre tiene un agudo
sentido de la catá strofe, amenazas que pueden alcanzarlo en distintos planos (físico, psíquico) que lo
mantienen en estado de alerta y tensió n. Habituado a la desdicha, la concibe sin esfuerzo y su neurosis
aparece como una fatalidad, un destino trazado para siempre. Entre sus temores: temor de mostrarse
como uno es, del riesgo afectivo, de la responsabilidad.

Ley 14.394
MODIFICACIONES AL REGIMEN DE LOS MENORES Y DE LA FAMILIA
ARTICULO 14. – Para contraer matrimonio se requiere que la mujer tenga 14 añ os cumplidos y el
hombre dieciséis. Podrá contraerse vá lidamente con edad menor cuando hubiera concebido la mujer, de
aquel con quien pretenda casarse. Podrá también obtenerse dispensa de la edad en los supuestos
contemplados en el artículo 132 del Có digo Penal, la que será acordada a pedido de los interesados por el
juez de la causa, en las condiciones establecidas por dicho artículo.
ARTICULO 15. – Cuando una persona hubiere desaparecido del lugar de su domicilio o residencia, sin
que de ella se tengan noticias y sin haber dejado apoderado, podrá el juez, a instancia de parte interesada,
designar un curador a sus bienes, siempre que el cuidado de éstos lo exigiere. La misma regla se
observará si, existiendo apoderado, sus poderes fueren insuficientes, no desempeñ are convenientemente
el mandato, o éste hubiese caducado.
ARTICULO 22. – La ausencia de una persona del lugar de su domicilio o residencia en la Repú blica, haya o
no dejado apoderado, sin que de ella se tenga noticia por el término de tres añ os, causa la presunció n de
su fallecimiento.
ARTICULO 34. – Toda persona puede constituir en "bien de familia" un inmueble urbano o rural de su
propiedad cuyo valor no exceda las necesidades de sustento y vivienda de su familia, segú n normas que
se establecerá n reglamentariamente.
ARTICULO 37. – El "bien de familia" no podrá ser enajenado ni objeto de legados o mejoras
testamentarias. Tampoco podrá ser gravado sin la conformidad del có nyuge; si éste se opusiere, faltare o
fuese incapaz, só lo podrá autorizarse el gravamen cuando mediare causa grave o manifiesta utilidad para
la familia.
ARTICULO 38. – El "bien de familia" no será susceptible de ejecució n o embargo por deudas posteriores a
su inscripció n como tal, ni aú n en el caso de concurso o quiebra, con excepció n de las obligaciones
provenientes de impuestos o tasas que graven directamente el inmueble, gravá menes constituidos con
arreglo a lo dispuesto en el artículo 37, o créditos por construcció n o mejoras introducidas en la finca.

Ley 10903 - Patronato de Menores


Promulgada el 21/10/19
Publicada en el B. O.: 27/10/19
Con las reformas del decreto-ley 5286/57 y las leyes 23.737 y 24.286
Art. 1.- Deró gase el artículo 264 del Có digo Civil y sanció nase en su reemplazo el siguiente: Art. 264. La
patria potestad es el conjunto de derechos y obligaciones que corresponden a los padres sobre las

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Psicosociologia Jurídica 2012

personas y bienes de sus hijos, desde la concepció n de éstos y en tanto sean menores de edad y no se
hayan emancipado. El ejercicio de la patria potestad de los hijos corresponde al padre; y en caso de
muerte de éste o de haber incurrido en la pérdida de la patria potestad o del derecho de ejercitarla, a la
madre. El ejercicio de la patria potestad del hijo natural corresponde a la madre o al que reconozca al hijo
o a aquel que haya sido declarado su padre o su madre.
Art. 2.- Deró gase el artículo 306 del Có digo Civil y sanció nase en su reemplazo el siguiente: Art. 306. La
patria potestad se acaba: 1) Por la muerte de los padres o de los hijos. 2) Por profesió n de los padres, o de
los hijos, con autorizació n de aquéllos, en institutos moná sticos. 3) Por llegar los hijos a la mayor edad. 4)
Por emancipació n legal de los hijos.
Art. 3.- Deró ganse los artículos 307, 308, 309 y 310 del Có digo Civil y sanció nanse en su reemplazo los
siguientes: Art. 307. La patria potestad se pierde: 1) Por delitos cometido por el padre o madre contra su
hijo o hijos menores, para aquel que lo cometa. 2) Por la exposició n o el abandono que el padre o madre
hiciera de sus hijos, para el que los haya abandonado. 3) Por dar el padre o la madre a los hijos, consejos
inmorales o colocarlos dolosamente en peligro material o moral, para el que lo hiciera. Art. 308. El padre
o la madre que haya sido condenado por delito grave o que haya sido objeto de varias condenas, que
demuestren que se trata de un delincuente profesional o peligroso, pierde el ejercicio de la patria
potestad. La madre que contrajere nuevas nupcias pierde el ejercicio de la patria potestad de los hijos de
los matrimonios anteriores, pero enviudando lo recupera. Art. 309. El ejercicio de la patria potestad
queda suspendido en ausencia de los padres ignorá ndose su paradero, y por incapacidad mental, en tanto
dure la ausencia o la incapacidad. Los jueces pueden suspender el ejercicio de la patria potestad si el
padre o la madre tratasen a sus hijos, sin motivo, con excesiva dureza; o si por consecuencia de su
ebriedad consuetudinaria, inconducta notoria o negligencia grave, comprometiesen la salud, seguridad o
moralidad de los hijos. Esa suspensió n puede durar desde un mes, hasta que el hijo menor llegue a la
mayor edad. Art. 310. En los casos de pérdida de la patria potestad (art. 307) o de su ejercicio (art. 308),
los menores quedan bajo el patronato del Estado nacional o provincial. En los casos de suspensió n (art.
309) quedan, durante ésta, también bajo el patronato del Estado nacional o provincial.
Art. 4.- El patronato del Estado nacional o provincial se ejercerá por medio de los jueces nacionales o
provinciales, con la concurrencia del Consejo Nacional del Menor y del Ministerio Pú blico de Menores en
jurisdicció n nacional y de este ú ltimo en jurisdicció n provincial o de ambos en las provincias que se
acojan a los beneficios del decreto-ley. Ese patronato se ejercerá atendiendo a la salud, seguridad,
educació n moral e intelectual del menor, proveyendo a su tutela sin perjuicio de los artículos 390 y 391
del Có digo Civil.
Art. 5.- Deró gase el artículo 329 del Có digo Civil y sanció nase en su reemplazo el siguiente: Art. 329. Lo
dispuesto en los artículos 306, 307, 308 y 309 del Có digo Civil se aplicará a la patria potestad de los hijos
naturales, sin perjuicio de lo prescripto en el artículo 330 del mismo Có digo.
Art. 6.- Modifícase el artículo 393 del Có digo Civil en la siguiente forma: Art. 393. Los jueces no podrá n
proveer la tutela, salvo que se tratase de menores sin recursos o de parientes de los mismos jueces, en
socios, deudores o acreedores suyos, en sus parientes dentro del cuarto grado, en amigos íntimos suyos o
de sus parientes hasta dentro del cuarto grado; en socios, deudores o acreedores, amigos íntimos o
parientes dentro del cuarto grado de los miembros de los tribunales nacionales o provinciales, que
ejercieran sus funciones en el mismo lugar en que se haga el nombramiento, ni proveerla dando a una
misma persona varias tutelas de menores de diferentes familias, salvo que se tratase de filá ntropos
reconocidos pú blicamente como tales.
Art. 7.- Deró gase el artículo 457 del Có digo Civil y sanció nase en su reemplazo el siguiente: Art. 457. Los
jueces podrá n remover a los tutores por incapacidad o inhabilidad de éstos, por no haber formado
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Psicosociologia Jurídica 2012

inventario de los bienes del menor en el término y forma establecidos en la ley, y porque no cuidasen
debidamente de la salud, seguridad y moralidad del menor que tuviesen a su cargo, o de su educació n
profesional o de sus bienes.
Art. 8.- Todo menor confiado espontá neamente por sus padres, tutores o guardadores a un
establecimiento de beneficencia privado o pú blico quedará bajo tutela definitiva del Consejo Nacional del
Menor, en jurisdicció n nacional y de la autoridad que se designe en jurisdicció n provincial.
Art. 9.- Los menores sobre cuya situació n se haya dispuesto de acuerdo con los artículos anteriores,
quedará n bajo la vigilancia del Consejo Nacional del Menor, o del Ministerio Pú blico de Menores, segú n
corresponda, quienes deberá n controlar la acció n de los respectivos tutores o guardadores, e
inspeccionará n, por lo menos cada mes, los establecimientos privados o pú blicos respectivos, por medio
de sus visitadores, asistentes, inspectores o miembros integrantes, atenderá n las reclamaciones de los
menores y pondrá n en conocimiento del juez lo que juzgue conveniente para mayor beneficio del asistido.
Art. 10.- La mujer mayor de catorce añ os y el hombre de dieciséis añ os pero menores de edad aunque
estén emancipados por habilitació n de edad no pueden casarse entre sí ni con otra persona sin el
consentimiento de su padre y de su madre, o de aquel de ellos que ejerza la patria potestad o sin el de
tutor cuando ninguno de ellos la ejerce o en su defecto sin el del juez. Los sordomudos que no saben darse
a entender por escrito necesitan consentimiento del curador o autorizació n del juez.
Art. 11.- Cuando el juez lo considere conveniente, la resolució n podrá limitarse a la privació n de la
tenencia del menor, y en tal caso éste podrá ser entregado al Consejo Nacional del Menor en jurisdicció n
nacional o a la autoridad que corresponda en la jurisdicció n provincial o adoptar alguno de los otros
recaudos en vigor.
Art. 12.- Los padres privados del ejercicio de la patria potestad o suspendidos en él, o de la tenencia de
sus hijos en virtud de esta ley, podrá n solicitar que la medida se deje sin efecto si hubieren transcurrido
dos añ os desde la resolució n definitiva y probaren que se hallan en situació n de ejercer
convenientemente sus obligaciones.
Art. 13.- La privació n de la autoridad o la suspensió n de su ejercicio no importan liberar a los padres de
las obligaciones impuestas por los artículos 265, 267 y 268 del Có digo Civil si no fueran indigentes.
Art. 14. (texto conforme decreto-ley 5286/57) Los jueces de la jurisdicció n criminal y correccional en la
Capital de la Repú blica y en las provincias o territorios nacionales, ante quienes comparezca un menor de
18 añ os, acusado de un delito o como víctima de un delito, deberá n disponer preventivamente de ese
menor si se encuentra material o moralmente abandonado o en peligro moral, entregá ndolo al Consejo
Nacional del Menor o adoptando los otros recaudos legales en vigor. A ese efecto no regirá n, en los
tribunales federales, ordinarios de la Capital y de los territorios nacionales, las disposiciones legales
sobre prisió n preventiva, la que só lo será decretada cuando el juez lo considere necesario y se cumplirá
en un establecimiento del Consejo Nacional del Menor. Podrá n también dejarlos a sus padres, tutores o
guardadores, bajo la vigilancia del Consejo Nacional del Menor.
Art. 15. Los mismos jueces, cuando sobresean provisoria o definitivamente respecto a un menor de 18
añ os, o cuando lo absuelvan, o cuando resuelvan definitivamente en un proceso en que un menor de 18
añ os haya sido víctima de un delito, podrá n disponer del menor por tiempo indeterminado y hasta los 21
añ os si se hallare material o moralmente abandonado o en peligro moral y en la misma forma establecida
en el artículo anterior.
Art. 16. Los jueces correccionales en la justicia nacional de la Capital y en los territorios nacionales,
entenderá n en primera y ú nica instancia en todos los casos de faltas y contravenciones imputadas a
menores de 18 añ os y aplicará n las disposiciones de los artículos anteriores.
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Psicosociologia Jurídica 2012

Art. 17. (texto conforme decreto-ley 5286/57) Todo menor del que hayan dispuesto los jueces indicados
en los tres artículos anteriores, quedará sometido a su vigilancia, con la concurrencia del Consejo
Nacional del Menor.
Art. 18. (multa conforme ley 24.286) Los mismos jueces, en los procesos a que se refiere el artículo 14,
podrá n imponer en cada caso a los padres, tutores o guardadores que aparezcan culpables de malos
tratos o de negligencia grave o continuada con respecto a los menores a su cargo, y que no importen
delitos del derecho penal, multas hasta la suma de diez mil pesos o arresto hasta un mes, o ambas penas a
la vez. Estas condenas podrá n suspenderse si los culpables dieran seguridades de reforma, quedando
prescriptas en el plazo de dos añ os si no incurrieren en hechos de la misma naturaleza.
(Donde se emplea la palabra "arresto" debe ser reemplazada por "prisión", conforme a lo preceptuado por el
artículo 305 del Código Penal).-
Art. 18 bis. (incorporado por ley 23.737. Multa conforme ley 24.286)En todos los casos en que una mujer
embarazada diera a luz en el transcurso del proceso o durante el cumplimiento de una condena por
infracció n a la ley de estupefacientes, la madre deberá , dentro de los cinco días posteriores al nacimiento
someter al hijo a una revisació n médica especializada para determinar si presenta síntomas de
dependencia de aquéllos.
La misma obligació n tendrá el padre, el tutor y el guardador. Su incumplimiento será penado con multa
quinientos a diez mil pesos y el juez deberá ordenar la medida omitida.
Art. 19. Los padres o tutores de los menores de quienes hayan dispuesto definitivamente los jueces de la
jurisdicció n criminal o correccional, o que hayan sido condenados en virtud del artículo anterior, podrá n
solicitar revocatoria de esas resoluciones dentro de cinco días de la notificació n de las mismas. Esta
oposició n se substanciará en una audiencia verbal, con las pruebas que ordene el juez o indique el
recurrente, si el juez las juzgare pertinentes. La resolució n será apelable en relació n.
Art. 20. (texto conforme decreto-ley 5286/57) Los tribunales de apelació n en lo criminal y correccional
de la Justicia nacional ordinaria de la Capital y los territorios nacionales designará n, si lo juzgan
conveniente, a uno o má s jueces para que atiendan exclusivamente, en sus respectivas jurisdicciones, en
los procesos en que se acuse a menores de 18 añ os; reglamentará n, con la concurrencia del Consejo
Nacional del Menor, la forma de la cooperació n policial en los sumarios e informaciones respectivas, la
cooperació n de los particulares o establecimientos particulares o pú blicos que se avengan a coadyuvar
gratuitamente en la investigació n y en la direcció n y educació n de los menores; así como también la
forma de la vigilancia que corresponde a los jueces en virtud de lo dispuesto en los artículos 14 y 17.
Art. 21. A los efectos de los artículos anteriores, se entenderá por abandono material o moral o peligro
moral, la incitació n por los padres, tutores o guardadores a la ejecució n por el menor de actos
perjudiciales a su salud física o moral; la mendicidad o la vagancia por parte del menor, su frecuentació n a
sitios inmorales o de juego o con ladrones o gente viciosa o de mal vivir, o que no habiendo cumplido 18
añ os de edad, vendan perió dicos, publicaciones u objetos de cualquier naturaleza que fueren, en las calles
o lugares pú blicos, o cuando en estos sitios ejerzan oficios lejos de la vigilancia de sus padres o
guardadores o cuando sean ocupados en oficios o empleos perjudiciales a la moral o a la salud.

Ley 22278 - Régimen Penal de la Minoridad


Promulgada el 25/08/80
Publicada en el B. O.: 28/08/80
Modificada por la ley 22803, promulgada el 5/5/83 y publicada en el B. O. del 9/5/83.
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Psicosociologia Jurídica 2012

Art. 1.- No es punible el menor que no haya cumplido dieciséis añ os de edad. Tampoco lo es el que no
haya cumplido dieciocho añ os, respecto de delitos de acció n privada o reprimidos con pena privativa de
la libertad que no exceda de dos añ os, con multa o con inhabilitació n.
Texto conforme a la ley 22803. Si existiere imputació n contra alguno de ellos la autoridad judicial lo
dispondrá provisionalmente, procederá a la comprobació n del delito, tomará conocimiento directo del
menor, de sus padres, tutor o guardador y ordenará los informes y peritaciones conducentes al estudio de
su personalidad y de las condiciones familiares y ambientales en que se encuentre.
En caso necesario pondrá al menor en lugar adecuado para su mejor estudio durante el tiempo
indispensable.
Si de los estudios realizados resultare que el menor se halla abandonado, falto de asistencia, en peligro
material o moral, o presenta problemas de conducta, el juez dispondrá definitivamente del mismo por
auto fundado, previa audiencia de los padres, tutor o guardador.
Art. 2.- Es punible el menor de dieciséis a dieciocho añ os de edad que incurriere en delito que no fuera de
los enunciados en el artículo 1.
Texto conforme a la ley 22803. En esos casos la autoridad judicial lo someterá al respectivo proceso y
deberá disponerlo provisionalmente durante su tramitació n a fin de posibilitar la aplicació n de las
facultades conferidas por el artículo 4.
Cualquiera fuese el resultado de la causa, si de los estudios realizados apareciera que el menor se halla
abandonado, falto de asistencia, en peligro material o moral o presenta problemas de conducta, el juez
dispondrá definitivamente del mismo por auto fundado, previa audiencia de los padres, tutor o
guardador.
Art. 3.- La disposició n determinará :
a) La obligada custodia del menor por parte del juez, para procurar la adecuada formació n de aquél
mediante su protecció n integral. Para alcanzar tal finalidad el magistrado podrá ordenar las medidas que
crea convenientes respecto del menor, que siempre será n modificables en su beneficio;
b) La consiguiente restricció n al ejercicio de la patria potestad o tutela, dentro de los límites impuestos y
cumpliendo las indicaciones impartidas por la autoridad judicial, sin perjuicio de la vigencia de las
obligaciones inherentes a los padres o al tutor;
c) El discernimiento de la guarda cuando así correspondiere. La disposició n definitiva podrá cesar en
cualquier momento por resolució n judicial fundada y concluirá de pleno derecho cuando el menor
alcance la mayoría de edad.
Art. 3bis.- En jurisdicció n nacional la autoridad técnico-administrativa con competencia en el ejercicio del
patronato de menores se encargará de las internaciones que por aplicació n de los artículos 1 y 3 deben
disponer los jueces.
En su caso, motivadamente, los jueces podrá n ordenar las internaciones en otras instituciones pú blicas o
privadas (agregado por ley 23742).
Art. 4.- La imposició n de pena respecto del menor a que se refiere el artículo 2 estará supeditada a los
siguientes requisitos:
1) Que previamente haya sido declarada su responsabilidad penal y la civil si correspondiere, conforme a
las normas procesales.
2) Que haya cumplido dieciocho añ os de edad. Prá ctica de Investigació n:

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Psicosociologia Jurídica 2012

3) Que haya sido sometido a un período de tratamiento tutelar no inferior a un añ o, prorrogable en caso
necesario hasta la mayoría de edad.
Una vez cumplidos estos requisitos, si las modalidades del hecho, los antecedentes del menor, el
resultado del tratamiento tutelar y la impresió n directa recogida por el juez hicieren necesario aplicarle
una sanció n, así lo resolverá , pudiendo reducirla en la forma prevista para la tentativa.
Contrariamente, si fuese innecesario aplicarle sanció n, lo absolverá , en cuyo caso podrá prescindir del
requisito del inciso 2.
Art. 5.- Las disposiciones relativas a la reincidencia no son aplicables al menor que sea juzgado
exclusivamente por hechos que la ley califica como delitos, cometidos antes de cumplir los dieciocho añ os
de edad.
Si fuere juzgado por delito cometido después de esa edad, las sanciones impuestas por aquellos hechos
podrá n ser tenidas en cuenta, o no, a efectos de considerarlo reincidente.
Art. 6.- Las penas privativas de libertad que los jueces impusieran a los menores se hará n efectivas en
institutos especializados. Si en esta situació n alcanzaren la mayoría de edad, cumplirá n el resto de la
condena en establecimientos para adultos.
Art. 7.- Respecto de los padres, tutores o guardadores de los menores a que se refieren los artículos 1 y 2,
el juez podrá declarar la privació n de la patria potestad o la suspensió n, o la privació n de la tutela o
guarda, segú n correspondiere. Texto segú n ley 23264, art. 20 (B.O. 23/10/85).
Art. 8.- Si el proceso por delito cometido por un menor de dieciocho añ os comenzare o se reanudare
después que el imputado hubiere alcanzado esta edad, el requisito del inciso 3 del artículo 4 se cumplirá
en cuanto fuere posible, debiéndoselo complementar con una amplia informació n sobre su conducta.
Si el imputado fuere ya mayor de edad, esta informació n suplirá el tratamiento a que debió haber sido
sometido.
Art. 9.- Las normas precedentes se aplicará n aun cuando el menor fuere emancipado.
Art. 10.- La privació n de libertad del menor que incurriere en delito entre los dieciocho añ os y la mayoría
de edad, se hará efectiva, durante ese lapso, en los establecimientos mencionados en el artículo 6.
Art. 11.- Para el cumplimiento de las medidas tutelares las autoridades judiciales de cualquier
jurisdicció n de la Repú blica prestará n la colaboració n que se les solicite por otro tribunal y aceptará n la
delegació n que circunstancialmente se les haga de las respectivas funciones.
Art. 12.- Deró ganse los artículos 1 a 13 de la ley 14.394 y el artículo 3 de la ley 21.338
LOS QUE DELINQUEN POR CONCIENCIA DE CULPA (FREUD)
Con frecuencia en sus comunicaciones sobre su juventud pacientes muy decentes me informaron acerca
de ciertas acciones prohibidas que habían realizado: robos, fraudes y aú n incendios deliberados. A raíz de
casos má s claros en que los enfermos cometían tales faltas mientras se hallaban bajo tratamiento me vi
llevado a estudiar esto má s a fondo. Tales fechorías se consumaban sobre todo porque eran prohibidas y
porque ejecutarlas iba unido a cierto alivio anímico. El malhechor sufría una acuciante conciencia de
culpa de origen desconocido y después de cometer la falta esa presió n se aliviaba.
La conciencia de culpa preexistía a la falta; la falta provenía de la conciencia de culpa. A estas personas es
lícito designarlas “delincuentes por conciencia de culpa”.
¿De dó nde proviene ese sentimiento de culpa? Este oscuro sentimiento brota del Complejo de Edipo, es
una reacció n frente a los dos grandes propó sitos delictivos, matar al padre y tener comercio sexual con la
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Psicosociologia Jurídica 2012

madre; comparados con estos dos, los delitos cometidos eran un alivio para el sujeto. Parricidio e incesto
son los dos grandes delitos del hombre, los ú nicos abominados aú n en sociedades primitivas. La
humanidad ha adquirido su conciencia moral merced al Complejo de Edipo.
Ciertos niñ os se vuelven díscolos para provocar un castigo y, cumplido este, quedan calmos y satisfechos;
a menudo una indagació n nos pone en la pista del sentimiento de culpa que les ordena buscar castigo. En
cuanto al adulto es preciso excluir a todo aquel que delinque sin sentimiento de culpa; pero en la mayoría
de los otros delincuentes, para los que se han hecho los có digos punitivos, una motivació n así de sus
delitos podría iluminar puntos oscuros de la psicología del delincuente, y proporcionar a la punició n un
fundamento psicoló gico.

Unidad VII: Violencia familiar. Violaciones. Mujeres y menores víctimas de delito. Víctimas de delitos
sexuales. Abuso sexual. Introducció n y antecedentes. Relaciones entre el ofensor y la víctima. El abuso
sexual en niñ os. Dentro de la familia (relaciones incestuosas). Á reas de intervenció n terapéutica. Etapas y
manejo del tratamiento. Rol del Psicó logo.

EL DELITO INTRAFAMILIAR (VARELA)


Homicidios (parricidio, matricidio, filicidio, etc.)
Autor y víctima pertenecen al mismo nú cleo familiar. Vemos que nuestro có digo, al igual que en todo el
mundo, aumenta su quantum represivo cuando un delito se repite con tanta frecuencia que eleva la
alarma social (por ejemplo, el índice del delito por robo). En nuestro có digo, la acció n delictiva que está
penada en forma má xima es el homicidio agravado por el vínculo. Art. 60 inciso 1: “al que matare a otro
siendo la víctima ascendiente o descendiente o có nyuge, sabiendo que lo son”, y la pena de este homicidio
es la presió n perpetua. ¿Por qué ocurre esto en un delito que no posee la misma frecuencia que los antes
mencionados? Es necesario referirse al miedo ancestral y colectivo, pá nico y confusió n de la sociedad
ante hechos de estas características (como plantea Freud respecto del hombre primitivo y el totemismo).
Niños castigados y apaleados (malos tratos, lesiones)
Niñ os castigados, maltratados y/o apaleados por sus padres, en la mayoría de los casos que necesitan
internaciones o atenciones en hospitales o salas de primeros auxilios, se ha podido observar que las
golpizas fueron propiciadas por sus padres luego de haber tenido discusiones de palabra o del hecho
entre ellos.
El abandono familiar en q se encuentran se constituye en un factor de castigo, los dejo indefensos ante las
contingencias sociales y los transforma en proclives al accionar delictivo y marginal. Estos casos son
delitos de inobservancia de los deberes del progenitor, pero la estructura social hace difícil que se pueda
revertir esta situació n: los padres alegan la imposibilidad de mantenerlos o que el producto del trabajo
callejero de sus hijos les proporciona má s dinero del que generan ellos mismos en sus trabajos.
También hay casos de tenencia de hijos en divorcios, donde las parejas llegan llenas de rencor entre sí,
con la idea de venganza sobre el otro, utilizando a los hijos como instrumentos de lucha y hostigamiento.
Surgen también situaciones que, si bien no se consideran delitos, constituyen conductas peligrosas, tales
como los padres que no se interesan por sus hijos má s allá del sustento material.

Aborto- Infanticidio
Un delito frecuente es el aborto: la interrupció n de la vida humana durante el período de la gestació n.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Numerosas razones llevan a la mujer a atentar contra la vida del feto: falta de toma de conciencia sobre la
importancia de la vida que lleva en su vientre; por haberlo concebido en una relació n circunstancial
donde el objetivo era el placer y no concebir una vida; hasta causales de orden social, venganza, temor a
represalias paternas, falta de medios econó micos, etc.
Art. 81 del Có digo Penal: A la mujer (madre) que para ocultar su deshonra matare a su hijo durante el
nacimiento o mientras se encontrare bajo influencia del estado puerperal. ¿Có mo se distingue aborto de
infanticidio? Mediante la autopsia: se quitan los pulmones de la víctima y se los introduce en agua, si se
hunden quiere decir que nunca contuvieron aire, que el ser nunca respiró ; se lo considera feto y se califica
como aborto. Si por el contrario flotan, significa que tuvieron aire, y al considerarlo persona el delito se
convierte en infanticidio u homicidio agravado por el vínculo. El infanticidio está penado con 6 meses a 3
añ os de prisió n, y el homicidio calificado con cadena perpetua. ¿Qué se entiende por deshonra, la mujer
ultrajada, violada, o simplemente abandonada por su pareja? El Psicó logo forense deberá hacer un
examen exhaustivo de la situació n psicosocial, sociodinámica de la mujer, su estado psíquico, las
presiones de su ambiente e incluso las exigencias comunitarias, para haber llegado a cometer esa acció n.

Violaciones y estupro:
Mujeres menores que ejercían la prostitució n, habrían sido inducidas e las prá cticas sexuales por sus
progenitores o por los compañ eros de sus madres.

LA PSICOLOGÍA EN EL CAMPO JURÍDICO (SARMIENTO, VARELA, PUHL)


ABUSO SEXUAL INFANTIL
El abuso sexual infantil es una forma de abuso físico y psicoló gico y consiste en la utilizació n de un niñ o
por parte de un adulto para satisfacer los deseos sexuales de este ú ltimo: manoseos, caricias
inapropiadas, exhibiciones obscenas, manipulació n de los genitales del niñ o, inducció n a que el niñ o
manipule los genitales propios o los del agresor penetració n vaginal o anal, sexo oral, corrupció n, obligar
al niñ o a contactos sexuales con animales, inducció n y/o presió n para ejercer la prostitució n,
participació n en videos o fotografías pornográ ficas.
OMS: hay abuso sexual infantil cuando “un niñ o es víctima de un adulto o de una persona evidentemente
mayor que él, con fines de satisfacció n sexual”. Para brindar consentimiento a tales acciones se deben
comprender sus alcances, lo cual resulta ajeno a las posibilidades de un niñ o. Se encuentra dentro de los
delitos contra la libertad sexual.
El agresor no suele utilizar la fuerza física ya que en el 90% de los casos es un conocido del niñ o que
abusa de su relació n de confianza. Muchas veces no hay signos físicos ya que se realizan otros
acercamientos y no siempre hay penetració n; la ausencia de signos físicos por lo tanto no invalida el
relato de la víctima.

El abuso sexual a menores se desarrolla en forma progresiva:


1) Acercamiento o seducció n: por parte del adulto hacia el menor a partir de la manipulació n de la
confianza existente entre ambos.
2) Interacció n sexual: el adulto llega progresivamente a los juegos sexuales, usan su autoridad o
encanto para persuadir o engañ ar iniciando una serie de conductas sexuales que involucran
progresivamente a la víctima.
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Psicosociologia Jurídica 2012

3) Secreto: el adulto instala en el niñ o la idea de secreto a los fines de que la situació n persista a
través de amenazas o promesas de cuidados.
4) Revelació n: en muchas ocasiones la situació n abusiva es descubierta por un tercero. En ocasiones
la víctima se atreve a hablar cuando la situació n le es imposible de sostener, ya sea a causa del dolor
físico, por sentir que podrá encontrar ayuda si habla, o si luego de mucho tiempo la víctima se da cuenta
de que algunos de sus hermanos también será abusado.
5) Supresió n del Ofensor: la separació n del abusador del niñ o. Es necesario trabajar esto con el niñ o,
ya que suele sentirse culpable. Las reacciones habituales de los niñ os que han padecido este tipo de
vivencias son denominadas: Síndrome de Acomodació n del Abuso Sexual, descripto en 1983 por Roland
(Simmint). Son los comportamientos que posibilitan a un niñ o a sobrellevar situaciones de abuso
reiteradas, sin que se observen indicadores psicoló gicos o comportamentales que alteren su adaptació n
social o rendimiento escolar.
El síndrome está compuesto por:
1) El secreto: es una de las precondiciones del abuso y es aceptado por la víctima a raíz de la
intimidació n que ejerce el victimario. El secreto que debe guardar de la situació n le demuestra
que algo malo está pasando. El secreto será causa de miedo y la promesa de salvació n “todo va a
estar bien si le contá s a nadie”. Si el ofensor percibe que el niñ o no mantendrá eso por má s tiempo
el secreto vendrá la intimació n.
2) La desprotección: surge a partir de las enseñ anzas que reciben los niñ os en relació n a evitar
contactos con extrañ os, pero se les inculca ser obedientes y afectuosos con aquellas personas que
les rodean. El hecho de que el abusador forma parte de un vínculo de confianza y se encuentre en
una posició n afectuosa, só lo incrementa el desequilibrio del poder y el grado de desprotecció n en
que se encuentra la víctima.
3) El atrapamiento o la acomodación: el niñ o aprenderá a acomodarse a la relació n de abuso
sexual continuo que le toca vivir. El abusador hace que la víctima internalice el concepto de que es
buena si accede a sus requerimientos y mantiene el secreto, y que de esta manera protegerá a la
familia de una desintegració n, por el contrario si dice lo que sucede la verdad será mala.
4) Develamiento tardío: conflictivo y poco convincente, se produce a raíz de un conflicto familiar
grave o del descubrimiento accidental de una tercer persona.
5) Retractación: es comú n que la víctima que ha revelado el abuso luego de marchar atrá s con la
denuncia, negando lo antes dicho.
El niñ o abusado debe enfrentar una segunda situació n traumá tica al producirse la crisis del develamiento,
y a veces son atacados por el descreimiento y el rechazo de personas, incluso pertenecientes a su familia.
La prá ctica pericial pone en evidencia 2 tipos de afectos del abuso sexual:
 El stress postraumá tico consecutivo a una intensa agresió n sexual, habiendo mediado amenazas,
intimidació n física y/o psíquica
 Desviació n del desarrollo psicosexual, incorporá ndose la conducta desviada en un plano casi
natural, por la connotació n positiva que da el victimario a los actos aberrantes

Estos niñ os suelen presentar: recuerdos desagradables, recurrentes o en niñ os pequeñ os juegos
repetitivos donde se expresa la vivencia traumá tica; trastornos del sueñ o, pesadillas; evitació n de
estímulos asociados al trauma; incapacidad para recordar aspectos del trauma o amnesia psicó gena;
disminució n del rendimiento integral, pueden observarse regresiones, referidas a habilidades

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Psicosociologia Jurídica 2012

recientemente adquiridas, por ejemplo la higiene personal, el lenguaje, la lectoescritura, el control de


esfínteres.
Paciente víctima de abuso sexual infantil:
La mayoría de los niñ os que revelan abuso sexual dicen la verdad y es poco probable que inventen
detalles concretos. Se deben registrar los datos de filiació n del niñ o, del familiar o persona que lo lleva a
ser evaluado, y del supuesto agresor en el caso de que haya algú n relato sobre él. Se indica cuá l ha sido el
motivo por el cual se sospecha de ASI: relato del niñ o, sospecha de un tercero, o niñ o con sintomatología
no específica y/o indicadores psicoló gicos de ASI.
Cada caso de abuso sexual es distinta y también su abordaje y las estrategias para el diagnó stico y el
tratamiento.
La entrevista: no debe ser larga; es má s importante escuchar que hablar, requerimiento extremado
paciencia y tacto al preguntar; es importante aliviar la angustia que puede evidenciar la víctima de estar
hablando de algo que no debe; el impacto personal que el hecho produce en el profesional que atiende al
niñ o, no debe influir en las preguntas o en el vínculo; la entrevista debe ser tranquila y sin prisas tratando
de establecer un vínculo de confianza entre el paciente y el profesional. Es necesaria la presencia de un
adulto de confianza del niñ o en caso de pre-pú beres, y en el caso de adolescentes darle de elegir al
paciente si quiere realizar la entrevista solo o con un adulto de su confianza. Se debe hacer un registro
textual, amplio y minucioso de los dichos del niñ o. Todos los datos se deben recopilar y registrar en
forma detallada a fin de documentar lo sucedido y obtener la evidencia psicoló gica legal adecuada. El
profesional deberá responder a las preguntas que surjan del niñ o con sinceridad. Se debe realizar una
evaluació n del riesgo para la salud y/o la vida del paciente.
El perito ante la evaluación de ASI:
El uso de la cá mara Gessel. En la evaluació n pericial de las víctimas del ASI es importante que en la
entrevista inicial el niñ o tenga la libertad de exponer los hechos comenzando por donde él prefiera e
incluyendo lo que se desee. Los niñ os proporcionan informació n adecuada cuando se les pide
simplemente que relaten lo que les pasó sin entrar en mayores detalles. El examinador deberá crear un
clima que facilite la libre expresió n del niñ o. Luego se procederá a preguntar al niñ o directamente acerca
del supuesto abuso sexual.
Hay que detectar la posibilidad de sostener el discurso.
El procedimiento de evaluació n pericial debe incluir: aná lisis del expediente y estudio de las constancias
incluidas en él, entrevista, aná lisis de declaraciones obtenidas.
Los indicadores que dan inferencia de posible abuso sexual son: conocimientos sexuales inapropiados
para la edad, relato del abuso consistente; estructura ló gica del discurso.
Luego de producido la evaluació n puede suceder que el diagnó stico no sea concluyente y el perito deberá
citar la informació n que no le permitiere afirmar ni desechar el abuso.

VIOLENCIA FAMILIAR
Violencia familiar
Toda forma de abuso que tiene lugar entre las relaciones de los miembros de una familia. Se denomina
relació n de abuso a toda conducta que por acció n u omisió n ocasiona un dañ o físico y/o psicoló gico a otro
miembro de la familia.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Formas en que se expresa la violencia


1) Maltrato infantil: Violencia hacia los hijos
a) Formas activas
 Abuso o maltrato físico: cualquier acció n no accidental por parte de los padres o cuidadores del
niñ o que provoque dañ o físico o enfermedad en el mismo o lo coloca en riesgo de padecer. Golpes
y castigos corporales, como disciplina. Utilizando la fuerza física de modo inapropiado y excesivo.
 Abuso emocional: Manifestaciones cró nicas, persistentes y muy destructivas que amenazan el
normal desarrollo psicoló gico del niñ o, profundas por algú n miembro del entorno familiar.
 Abuso sexual: Todo contacto sexual con un niñ o menor de 18 añ os por parte de un familiar-tutor
adulto desde una posició n de poder o autoridad sobre él, agravado por el hecho de que el niñ o
confía plenamente en este adulto.
 Síndrome de Munchausen por poderes: Consisten en la simulació n de síntomas físicos y/o
psicoló gicos-patoló gicos en las terceras personas. Se puede manifestar a través de la
administració n o inoculació n de sustancias, o la manipulació n de excrementos para dar cuentas
de una sintomatología que no se evidencia en el paciente examinado por profesionales de la salud.
Es una forma de abuso infantil en la que uno de los padres induce en el niñ o síntomas reales o
aparentes de una enfermedad. Los niñ os suelen ser hospitalizados, los médicos encuentran que
los síntomas se adecuan a una enfermedad clá sica. El niñ o es expuesto a toda serie de exámenes,
cirugías y otros procedimientos intrusivos e innecesarios. El síndrome de Munchausen ocurre por
problemas psicoló gicos en los adultos cuya finalidad en la mayoría de los casos es buscar llamar la
atenció n de los demá s.
 Maltrato prenatal: Aquellas circunstancias de la vida de la madre durante la gestació n, siempre
que exista voluntariedad o negligencia.
b) Formas pasivas
 Abandono físico: Explícito para el adulto expresa un rechazo hacia el niñ o, solicitando que otros se
hagan cargo de las responsabilidades y derechos del rol parental. Implícito para el adulto no
expresa su deseo de no ejercer la paternidad, pero las necesidades físicas, alimenticias,
vestimenta, higiene, protecció n, no son atendidas temporal o permanentemente por los padres
del menor.
 Abandono emocional: La inaccesibilidad afectiva deber ser persistente, cró nico.
 Negligencia: Falta de responsabilidad parental que ocasionó una omisió n ante aquellas
necesidades de supervivencia del niñ o y las que no son satisfechas temporal o permanentemente
por los padres. Estos adultos presentan de manera permanente comportamientos que implican
omisió n o falta de cuidado a los niñ os a su cargo. La negligencia puede ser bioló gica, cultural y
contextual. Indicadores de negligencia: suciedad, falta de higiene y/o vestimenta inapropiada,
desarrollo no acorde con la edad cronoló gica, déficit nutricional, inmadurez emocional e
intelectual por falta de estimulació n, falta de aprendizaje escolar, faltas recurrentes a la escuela,
-problemas físicos o necesidades médicas no atendidas, retraso en el crecimiento por
desnutrició n, síndrome de enanismo social (retraso psicosocial del crecimiento).
2) Maltrato a ancianos
- Formas activas: Maltrato físico, emocional, abuso financiero
- Formas pasivas: Abandono físico, emocional
3) Violencia conyugal: Abuso físico, emocional, sexual u otras formas de abuso, de tres maneras:
- Hacia la mujer
- Hacia el hombre
- Violencia cruzada: relaciones sadomasoquistas, mujer golpeada-hombre golpeado.

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Psicosociologia Jurídica 2012

En la pareja complementaria la violencia es ejercida desde el hombre, que al ver que provee el sustento
econó mico a la pareja, considera que tiene el derecho de ejercer el poder. Se ejerce la violencia a modo de
castigo, supone la inferioridad de uno de los miembros de la pareja (mujer golpeada).
En la pareja simétrica ambos miembros ejercen modalidades de agresió n desde un sistema de igualdad
(ataque cruzado entre có nyuges o relaciones sadomasoquistas).
Ciclo de la violencia:
1) Fase acumulación de tensión: La conducta se manifiesta a través de golpes menores, hostilidad y
tensió n en aumento, control excesivo, etc. Esta etapa puede ocurrir durante días y añ os. La tensió n se
acumula hasta terminar en explosió n. En este momento la víctima puede solicitar ayuda externa para
prevenir que su problema se agudice.
2) Fase del golpe: La violencia se manifiesta a través de graves golpes, abortos, incluso la muerte de la
víctima. El victimario cree que solo golpea como disciplina ero pierde el control y no sabe có mo
terminará . La víctima es auxiliada a nivel médico, psicoló gico y legal, cuando pide ayuda exterior.
3) Fase de arrepentimiento o de luna de miel: Aparecen las disculpas, promete que la situació n no se
volverá a repetir y aparece la ambivalencia fuera a la situació n que se vive. La víctima necesita creer que
su pareja ha reflexionado y que cambiará , por lo cual rara vez solicita ayuda exterior.

Características de la mujer golpeada


Las mujeres que se hallan aferradas a una relació n de violencia suelen mantenerla por la intensidad de
sus sentimientos y viven una relació n amorosa adictiva. Creen que su pareja va a cambiar má gicamente y
sienten que sin ellos no podrá n sobrevivir emocionalmente. Las mujeres castigadas suelen tener muy baja
autoestima, poseen un concepto negativo de sí misma y creen que no pueden vivir sin ser amadas.
Características de hombre golpeador
Es un ser inseguro de sí mismo, esto le genera celos intensos hacia su pareja y necesidad de controlar a su
esposa. Haber sido objeto de abuso en su niñ ez y/o haber contemplado abusos de su padre hacia su
madre. Padecen de adicció n al alcohol o las drogas y le atribuyen la desinhibició n que le provoca la
sustancia a su violencia. Aunque también son violentos cuando no han consumido.

Violencia hacia los padres


El perfil de hijo golpeador son menores varones en su mayoría, de entre 12 a 18 añ os y la víctima elegida
es primordialmente la madre. Pueden ser:
 Hedonistas Nihilistas: “Primero yo y luego yo”, “yo no quería venir al mundo, vos me trajiste y ahora me
bancan”. Utilizan la casa como hotel, creen que sus padres tienen la obligació n de alimentar, lavar la ropa
y acceder a todas sus demandas. Ante el menor intento de poner límites por parte de sus progenitores,
reaccionan con agresió n.
 Patoló gicos: la relació n es de amor-odio, madre-hijo. La dependencia a drogas provoca en el menor la
intenció n de robar de su casa desde dinero hasta electrodomésticos para comprar sustancias.
 Violencia aprendida: el menor internalizó conductas de su padre y desde siempre golpea a su madre o
efecto boomerang, fue maltratado en su propio cuerpo y cuando su edad y físico lo permitieron, impone
su ley como lo ha internalizado.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Violencia hacia los padres de la tercera edad


Maltrato al anciano es todo acto que por acció n u omisió n genere un dañ o físico o psicoló gico por parte de
las personas responsables de su cuidado.
- Abuso físico: una acció n no accidental que provoca dañ o o enfermedad. Incluye desde la agresió n física
má s leve: pellizcos hasta agresiones físicas má s importantes. Frente a la imposibilidad de deambular, es
un abuso físico el encierro.
- Abandono físico: omisió n de acciones tendientes a la satisfacció n de las necesidades bá sicas del anciano.
La falta de atenció n, el descuido en la alimentació n, el abrigo, la higiene u los cuidados médicos.
- Abuso emocional: el anciano aparece como una figura desvalorizada y es víctima de conductas
autoritarias y humillantes.
- Abuso financiero: uso de los recursos econó micos del anciano para el propio beneficio del cuidador.
- Abuso sexual: falta de espacios privados para su intimidad, descalificació n y prohibició n para tener
pareja o enamorarse, tocamientos por parte de las personas que lo tienen a su cargo en los momentos de
higiene, etc.

Marco legal
Fuero Civil: Ley 24.417, de protecció n contra la violencia familiar.
Fuero Penal: Aparece dentro de los delitos contra las personas, y delitos contra la integridad sexual:
- Delitos contra la vida:
Art. 80: Se impondrá prisió n perpetua a quien matare a su ascendiente, descendiente o có nyuge
Art. 89: Se impondrá prisió n de 1 mes a 1 añ o al que causare a otro en cuerpo o salud un dañ o
Art. 90: Prisió n de 1 a 6 añ os si la lesió n produce debilitamiento permanente de la salud, de un sentido,
ó rgano, miembro, o de la palabra, deformació n, o si lo hubiese inutilizado para el trabajo.
Art. 91: Prisió n de 3 a 10 añ os si la lesió n produjera enfermedad mental o corporal probablemente
incurable, o pérdida de la capacidad de engendrar o concebir
Art. 106: Prisió n de 2 a 6 añ os al que pusiere en peligro la vida o salud de otro, sea colocá ndolo en
situació n de desamparo, sea abandoná ndolo a su suerte siendo incapaz de valerse, y a la que deba
mantener cuidado, o a la que el mismo autor haya incapacitado. Será de 3 a 10 añ os si a consecuencia del
abandono resultara grave el dañ o en el cuerpo o salud de la víctima, y si ocurriere la muerte la pena será
de 5 a 10 añ os.
Art. 107: El má ximo y mínimo de estas penas será n aumentadas 1/3 cuando el delito fuera cometido por
padres contra sus hijos o estos contra aquellos, o por el có nyuge.
- Delitos contra la integridad sexual
Art. 119: 6 a meses a 4 añ os quien abusare sexualmente de otra persona cuando esta fuere mayor de 13
añ os o cuando mediare violencia o amenaza, o abuso de una relació n de dependencia, autoridad o poder.
La pena será de 4 a 10 añ os cuando el abuso hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente
ultrajante, sea por su duració n o circunstancia de realizació n. Será de 6 a 15 añ os cuando hubiere acceso
carnal por cualquier vía. La pena aumentará si el hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente,
hermano, tutor, curador.
Art. 125: El que promoviere la corrupció n de menores de 18 añ os aunque mediare el consentimiento de la
víctima. Bis: El que promoviere la prostitució n de menores de 18 añ os aunque mediare el consentimiento.

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Psicosociologia Jurídica 2012

PSICOLOGÍA FORENSE (VARELA, SARMIENTO) EL SIDA EN LAS CÁRCELES


Se trata de una enfermedad en la que el individuo afectado adquiere un estado de deficiencia
inmunoló gica que lo deja indefenso ante virus y enfermedades. El contagio se da por sangre y contacto
sexual, principalmente. Existen pacientes infectados que no presentan la patología SIDA, pero sí se
detecta en ellos un HIV+, es decir que se puede vivir con el virus sin que éste sea mortal para el individuo
(portador asintomá tico).
En la cá rcel la salud es algo muy vigilado puesto que el riesgo de contagio y propagació n de una
enfermedad crece en funció n de tratarse de poblaciones pequeñ as de estrecha relació n entre sus
miembros. Toda persona que se integra a esa comunidad pasa previamente por controles sanitarios para
detectar enfermedades infectocontagiosas en especial. Este tema siempre creó conflictos dado que había
establecimientos carcelarios y clínicas psiquiá tricas que no aceptaban pacientes con HIV.
A nivel mundial hay dos posturas: la norteamericana, consistente en el aislamiento del infectado en
unidades especiales acondicionadas a esos efectos con asepsia y distancia en el contacto; y la holandesa,
que no separa a los infectados de los sanos, sino que só lo comunica al sujeto que padece HIV, y lo aísla
só lo si pregona su infecció n o lo utiliza como método de coerció n hacia otros internos o autoridades.
El tema de la marginació n del SIDA es un fenó meno mundial, como así también la lucha contra esa
marginació n. Al igual que otras enfermedades, es provocado por un virus y por ser contagioso requiere
ciertos métodos preventivos hasta tanto se invente alguna vacuna.
Pero a la vez se diferencia de otras enfermedades: su contagio fundamentalmente es posible por medio de
la sangre y las relaciones sexuales. Queda así marcado como una enfermedad mortal que tiene que ver
con eso que en la sexualidad humana no es controlable: deseo y goce. Muchas veces afloraron fantasías
respecto de los portadores de HIV, se los marginó y maltrató , se los despreció porque “ellos se lo
buscaron”, pertenecían a “otra gente” con la que uno no tiene nada que ver.
En el sistema carcelario empezó a aparecer en 1985 como casos aislados, tratadas con separació n del
resto de la població n del penal. El nú mero fue creciendo y se mantuvo la política de aislamiento
habilitando un pabelló n especial en el piso 17 de la Unidad Carcelaria 1. Por problemas en su convivencia,
se decidió el traslado al Centro de Detenció n de SIDA, en una subunidad, un predio especial separado del
resto de la població n penal. Este aislamiento provocó reacciones sociales, y se habló de una doble
segregació n por parte de la sociedad hacia el infectado. Lo cierto es que el sujeto infectado no podía
convivir con el resto de la població n del penal, porque cuando los otros internos tomaban conocimiento
de la situació n, agredían al sujeto y hasta podían matarlo.
La separació n no fue una solució n porque los internos querían usar su enfermedad como instrumento
coercitivo para obtener beneficios, llegaban a cortarse y arrojar sangre al personal encargado de su
custodia cuando no se satisfacían sus demandas. Creían poseer un instrumento de dominació n.
También el personal manifestaba sus temores, pero no se negaban a cumplir sus deberes.
Significativamente, quienes má s reparos manifestaron fueron los profesionales, los médicos llegaban a
atenderlos pero sin tocarlos, dejando la curació n a cargo del personal de enfermería; algunos psicó logos
llegaron a solicitar locutorios para realizar así la atenció n psicoterapéutica. La reacció n de los
legisladores fue casi nula.
Se deben realizar cursos de capacitació n para quienes trabajen en contacto con portadores o enfermos; se
les debe brindar el apoyo de psicoterapeutas con experiencia en la atenció n de pacientes infectados, y
evitar su segregació n; también el reparto de preservativos como medida preventiva, el dictado de cursos
entre població n enferma y sana para evitar fantasías respecto de la enfermedad y estimular la
prevenció n; limitar el ingreso de drogas y jeringas al penal.
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Psicosociologia Jurídica 2012

EL ASI – EL NIÑO MALTRATADO – UNA EXPERIENCIA EN LA MATANZA


Lo que se presenta en el texto que sigue constituye un trabajo de investigació n e intervenció n elaborado
por la Licenciada en Psicología Mirta Angio y la Dra. Stella Maris Yapur, Abogada.
Casa del Sol surgió en julio de 2003 a partir de la inquietud de la licenciada en psicología Mirta Estela
Angio y la Abogada Stella Maris Yapur, profesionales pertenecientes al Centro Integral para la Familia
AYAR, adhiriendo a los artículos que la Convenció n sobre los Derechos del Niñ o enuncia, y basá ndose en
la experiencia del trabajo cotidiano con niñ os y adolescentes en riesgo.
Las mismas resolvieron iniciar un proyecto de investigació n, notando rá pidamente la ausencia de
servicios para la atenció n especializada del Maltrato y el Abuso Sexual Infantil en el partido bonaerense
de La Matanza. La mayoría de los casos debían ser derivados para su atenció n al Centro de Asistencia a la
Víctima del Delito Sexual dependiente de Policía Federal Argentina, en la Ciudad de Buenos Aires, con las
consecuentes dificultades para el seguimiento de los mismos, debido a las distancias geográ ficas y los
costos del traslado.
Dentro de este proceso de investigació n, y a partir de estos datos, se realizaron entrevistas con los
equipos técnicos de los Juzgados de Menores, Fiscalía de Cámara y Centro de Atenció n a La Víctima del
Departamento Judicial de dicho partido. Los sectores de educació n y de salud no pudieron ofrecer datos
precisos, confirmá ndose la hipó tesis de ausencia de registro de la temá tica abordada, sosteniendo la
informació n teó rica respecto de la pará lisis que produce en los profesionales intervinientes, los temas
referidos a maltratos y abusos.
Durante el desarrollo de la investigació n, se obtuvieron dos tipos de respuestas: una que ratificaba la
inexistencia de centros de atenció n especializados en la temá tica, y otra que avalaba el emprendimiento
por considerarlo de absoluta necesidad y urgente implementació n.
Desde la iniciació n del ante-proyecto se definió un perfil profesional dispuesto a volcar sus conocimientos
y saberes en la prevenció n y atenció n del maltrato y el A.S.I., un compromiso en la construcció n de redes
para sumar logros, experiencias y posibilidades, y un concepto integrador en la bú squeda de vínculos con
todas aquellas instituciones del Partido de La Matanza que se ocupan de temas relacionados con infancia
y adolescencia, con quienes se intenta optimizar recursos, a fin de ofrecer un buen servicio.

Este equipo de profesionales se propuso diseñ ar estrategias de intervenció n, que se enmarquen dentro de
parámetros reales que permitan su aplicació n, impulsando la creació n de una Red Jurídica Zonal
específica y manteniéndola permanentemente habilitada.
Se trabaja con una concepció n integral del hombre, considerá ndolo en su dimensió n bio-psicosocial y
cultural, teniendo en cuenta la subjetividad actual, las condiciones laborales, las nuevas formas de
estructuras familiares, y las crisis sociales y econó micas; respetando los roles, creencias, y valores en el
interior de las mismas.
Casa del Sol se ha propuesto un trabajo interdisciplinario, que integre el conocimiento de las diferentes
á reas persiguiendo como fin ú ltimo mejorar la calidad de vida y la promoció n de la salud.
La creació n de este programa constituyó la posibilidad de brindar una apropiada protecció n al niñ o, al
adolescente y a sus familias, toda vez que proporciona la asistencia necesaria, dentro del marco social y
jurídico correspondiente, previniendo y disminuyendo las distintas formas de maltrato y abuso, tal como
expresamente lo exige la Convenció n sobre los Derechos del Niñ o en su artículo 19; por lo tanto la
concreció n de este modelo de intervenció n posicionó al Centro Integral para la Familia AYAR dentro de la
corriente ideoló gica que se desarrolla en la actualidad en el á mbito internacional.
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Psicosociologia Jurídica 2012

Definició n del ASI


La libertad sexual es la facultad inherente a todo ser humano para elegir con quien y có mo ejercer su
sexualidad. De tal modo el conocimiento de la funció n sexual, la educació n, la dignificació n de los seres
humanos, el respeto por las preferencias sexuales y la igualdad social, son los fundamentos de esta
libertad.
Entonces, todo acto que atente contra la libertad y la dignidad de una persona mediante el uso de la
fuerza, engañ o o soborno, violencia psicoló gica o moral, con el propó sito de imponer una conducta sexual
en contra de su voluntad, será considerado Abuso Sexual, constituyendo así una conducta intencional,
dolosa, preparada y con víctimas indefensas. Es un acto agresivo con el que se busca degradar, expresar el
dominio y el poder que se tiene sobre una persona, y abarca una amplia gama de comportamientos y
relaciones, que van desde el contacto físico con penetració n, hasta aquellas má s leves, pero igualmente
lesivas.
Se debe tener especialmente en cuenta que los delitos en materia sexual cometidos contra un niñ o deben
ser considerados de manera diferente a los cometidos contra individuos adultos, toda vez que solo con
respecto a estos ú ltimos es vá lido hablar de “consentimientoprestado”, mientras que los niñ os, por su
propia inmadurez y dependencia carecen de esta libertad.
El trabajo propuesto por el Centro Integral para la Familia AYAR, a través del programa Casa del Sol,
intentó sensibilizar a la comunidad brindando informació n clara y concreta respecto del maltrato infantil,
logrando así los objetivos de la prevenció n, y disminuyendo los índices de niñ os y adolescentes en riesgo.
Insistiendo en la promoció n del Derecho a la Educació n Sexual Integral, el Derecho a la Salud, el Derecho
a elegir libremente su Orientació n Sexual (y a ejercer esa sexualidad elegida) y el Derecho a la Intimidad,
se propicia en las franjas má s jó venes de la sociedad el ejercicio pleno de sus derechos; asesorando
adecuadamente y acompañ ando con seriedad y respeto a las familias en la problemá tica planteada, se
refuerza la confianza de los ciudadanos en las Instituciones judiciales, instá ndolos a denunciar esta clase
de delitos, y participando activamente en su resolució n.
Desde la puesta en marcha del programa, el Centro Integral para la Familia AYAR se ha propuesto:
1) Reducir la prevalencia e incidencia del A.S.I. en la població n del Partido de La Matanza.
2) Trabajar con las á reas gubernamentales locales a fin de enfatizar en conjunto el desarrollo de
programas de prevenció n que permitan detectar el abuso en los primeros niveles de salud y de educació n,
y posibiliten abordarlo en el momento má s adecuado.
3) Disminuir las secuelas incapacitantes de los sujetos que hayan atravesado la situació n traumá tica del
maltrato y el A.S.I.
4) Informar y asesorar a todos los miembros del grupo familiar sobre los pasos procesales desde la
radicació n de la denuncia y el seguimiento de la causa hasta los recursos que posibiliten las vías
superiores de acceso a la justicia.
Dentro del marco de estas propuestas se elaboraron estrategias de prevenció n sobre el maltrato y el A.S.I.
creando un espacio adecuado para la confrontació n, reflexió n y expresió n emocional, y generando
recursos para identificar el A.S.I. a partir de sus señ ales y síntomas. Asimismo se brindan parámetros
educativos a toda la població n infanto-juvenil, sobre el valor de ejercer por sí mismos sus derechos, y
sobre los mecanismos jurídicos de protecció n al respecto.
FOCOS DE INTERVENCION
Objetivos relacionados con la víctima:

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Psicosociologia Jurídica 2012

a) Garantizar la protecció n. Esto es, separarla de la familia o del agresor, si se cree conveniente y en el
caso de que sea conocido.
b) Preparar e informar en relació n con los procedimientos que se deben seguir, sean estos de carácter
legal, médicos o psicoló gicos.
c) Evaluar el dañ o tanto físico como emocional en las respectivas valoraciones médica y psicoló gica.
d) Manejar la situació n traumá tica, de tal manera que se facilite el hablar del hecho, de sus sentimientos,
mitos, temores, entre otros, en un espacio de respeto, confianza y disponibilidad para la escucha.
e) Intentar disminuir la revictimizació n producida en las entrevistas, las diferencias familiares y los
procedimientos netamente jurídicos, psicoló gicos y médicos.
Objetivos relacionados con el grupo familiar abusivo:
a) Facilitar el soporte psicoló gico para que éste a su vez pueda apoyar de forma adecuada a la víctima.
b) Estabilizar las relaciones familiares y generar adecuados niveles de empatía entre sus miembros a fin
de comprender el hecho abusivo.
c) Explorar y clarificar los miedos y mitos propios de los padres y familiares con respecto al suceso
traumá tico.
d) Unificar criterios con respecto al manejo del problema.
e) Preparar a la familia con respecto a los procedimientos a seguir, ya sean estos de cará cter médico,
psicoló gico o legal, determinar posibles remisiones en caso de que se considere necesario y facilitar la
generació n de alternativas para enfrentar la situació n de una forma eficaz.
Objetivos relacionados con la comunidad:
Se tiene como fin, diseñ ar nuevos modelos de capacitació n y asesoramiento jurídico-psicoló gico, para
habilitar los recursos internos ya existentes en las instituciones gubernamentales y no gubernamentales
del Partido de La Matanza vinculadas con la població n infanto-juvenil.
Los destinatarios directos de esta actividad son, principalmente, docentes, profesionales independientes,
grupos comunitarios y operadores sociales. La metodología del trabajo se implementa a través de charlas,
cursos, talleres, seminarios, conferencias y difusió n grá fica; esto ú ltimo con el apoyo de videos,
fotografías, audiovisuales y con técnicas de acció n que llevan a recuperar el saber popular integrá ndolo
en nuevos niveles de conceptualizació n.
El ámbito de trabajo es la sede del Centro Integral para La Familia AYAR y todo lugar en donde se
desarrolla la actividad comunitaria, posibilitando así el enriquecimiento de la experiencia, acumulando en
su seno las nuevas transformaciones.

Á reas de Abordaje
1) Á rea Psicoló gica
Dentro de esta á rea, se trabaja en tres niveles:
a- INTERVENCIÓ N EN CRISIS.
Se define crisis como un estado transitorio de inmensa carga afectiva, generado por la dificultad de
evaluar objetivamente las circunstancias actuales y por la incapacidad para enfrentar y manejar la
situació n, es decir tomar decisiones. La dimensió n de la crisis depende de la habilidad de los sujetos para

81
Psicosociologia Jurídica 2012

afrontar o defenderse de los eventos traumá ticos, ya sea para eliminar, tolerar o reducir las demandas
que excedan los recursos del individuo.
A través de esta modalidad, se intenta encontrar alternativas para la resolució n de la situació n, disminuir
al mínimo los niveles de ansiedad o cargas emocionales, brindando protecció n y estableciendo adecuados
niveles de empatía, contribuyendo a fomentar la creació n o el fortalecimiento de redes de apoyo,
facilitando informació n acerca de los procesos a seguir con respecto a la víctima y la familia.
b) NIVELES DE ATENCIÓ N POST- CRISIS
Con los niñ os y adolescentes que hayan atravesado maltrato o A.S.I., se trabaja en tres etapas a saber:
b1- Etapa introductoria, donde se intenta establecer adecuados niveles de empatía y transferencia dentro
del encuadre, aclarando los límites de la relació n, la intervenció n y el rol de los intervinientes, creando un
espacio de confianza y credibilidad, donde el niñ o pueda expresar de forma tranquila su situació n. Se
debe mostrar al niñ o que se está dispuesto a escuchar, que se le cree, que hizo bien en informar y que no
tiene culpa de lo sucedido. Así lo refiere la Convenció n Internacional sobre los Derechos del Niñ o, en su
artículo 12.
b2- Etapa de reconocimiento, cuyo objetivo es recolectar la mayor cantidad de informació n, con relació n
al contexto específico, alternativas de solució n que el niñ o haya elaborado y toda la informació n que se
considere pertinente para entender su situació n. Cabe aclarar que este proceso se realiza en un clima de
empatía y ética para evitar la revictimizació n.
b3- Etapa de cierre, aquí se intenta optimizar los recursos internos a fin de enfrentar la situació n
traumá tica, crear y/o fortalecer las redes de apoyo, ofrecer un espacio de compromiso para desarrollar el
trabajo terapéutico prolongado y clarificar la informació n psicoló gica, procedimental o jurídica.
En el caso de que sea posible el contacto con el agresor y en funció n de cumplimentar la intervenció n con
la víctima, se debe medir el potencial de agresió n o violencia hacia esta o su familia, con el fin de prevenir
otra posible agresió n o violencia o la recurrencia del suceso, se debe determinar el contexto de la
situació n, es decir, si se dio por cuestiones culturales o por patología, y se debe indagar respecto de los
sentimientos hacia la víctima.
c- NIVEL DE TRATAMIENTO.
El tratamiento involucra tanto al niñ o o adolescente víctima como a su familia, y se divide en dos focos:
c1- Foco educativo – preventivo: cuyo objetivo fundamental es prevenir nuevos abusos, mediante la
obtenció n de habilidades en reconocimiento de alto riesgo, y la facilitació n de herramientas e informació n
tanto a los padres como a los encargados del cuidado de los niñ os.
c2- Foco Psicoterapéutico: donde el principal objetivo es que el niñ o pueda ejercer su derecho de hablar y
describir, de acuerdo a sus niveles evolutivos tanto el abuso como los sentimientos sobre estas
experiencias, con el fin de integrar los afectos productos del trauma a la vida cotidiana, y evitar en este
proceso la revictimizació n.
c3- La intenció n final del trabajo terapéutico individual es facilitar la integració n y significació n de los
elementos a la estructura psicoló gica, proporcionando un adecuado proceso de elaboració n que se
evidencie en el desempeñ o general y en la evitació n de dañ os en el psiquismo.
2) Á rea Jurídica.
a- El abordaje jurídico se insiste sobre la base de interdisciplina, teniendo en cuenta que el tipo de
violencia que nos ocupa lesiona gravemente los derechos fundamentales de dignidad y libertad, dejando
huellas internas profundas que resulta muy dificultoso abordar aisladamente.
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Psicosociologia Jurídica 2012

b- Se atiende a la clasificació n de los tipos penales establecidos en la Ley Nro.25.087 - Delitos contra la
Integridad Sexual, y la jurisprudencia y doctrina existente sobre el tema.
c- El asesoramiento está dirigido a todos y cada uno de los miembros de las familias destinatarias del
servicio, de acuerdo a lo estipulado por el derecho procesal para cada una de las etapas correspondientes,
tanto en sede civil como en sede penal.
d- Se trabaja con una visió n garantizadora de los principios surgidos del ordenamiento constitucional de
no revictimización, de protección a la intimidad y de revalorización de la persona humana, basá ndonos en
la necesidad de privilegiar adecuadamente el interés superior del niñ o.
Entendemos el principio de no revictimización, no como directiva colisionante del Derecho a Defensa en
Juicio, sino como directiva de protecció n de los niñ os y adolescentes en resguardo de un eventual
perjuicio irreparable para los individuos má s vulnerables de la sociedad. La protección a la intimidad nos
remite a la protecció n de injerencia arbitraria (o ilegal) en la vida privada de los niñ os y adolescentes y de
sus familias, incluyendo su domicilio, su correspondencia, su honra y su reputació n, y toda informació n
que emane del accionar de los poderes del estado en consecuencia de su intervenció n en el caso concreto.
Con el principio de revalorización de la persona humana, abarcativo de los derechos inherentes a todo ser
humano, se afianza definitivamente la intenció n jerarquizadora del hombre, como fin ú ltimo que toda
ciencia debe perseguir.
Estos principios, ejes fundamentales del abordaje jurídico que se impulsa, está n firmemente antepuestos
a cualquier otra consideració n de orden teó rico o técnico.
e) A fin de que este abordaje no se atasque en un contexto cerrado y quede aislado de la dinámica
constante de la ciencia del Derecho, se tiene permanentemente en cuenta la corriente jurisprudencial
nacional y la doctrina nacional e internacional, en materia de protecció n integral de los derechos de niñ os
y adolescentes consagrados en nuestro derecho positivo.
f) El abordaje jurídico se lleva a cabo de acuerdo a la ética profesional a la que debe ajustarse todo el
accionar de los representantes del á rea del Derecho.
g- Con un compromiso en la defensa de los Derechos Humanos, entendidos estos como la unidad de
derechos civiles y políticos, y derechos econó micos, sociales y culturales, conforme los contenidos de la
Constitució n Nacional, y de las declaraciones, cartas, pactos y tratados internacionales ratificados por la
Repú blica Argentina.

EJEMPLOS DE LA PRÁCTICA
CASO Nª1: Familia R
Nuestro trabajo cotidiano, nos sitú a ante una realidad que excede lo que a abordajes psicoló gicos se
refiere, dado que la consulta o la derivació n por abuso sexual infantil representa la punta de un iceberg
que viene a mostrar un cú mulo de carencias y desamparos influidos por la situació n socio-econó mica y
las experiencias vividas por los padres.
La familia R, es un típico caso de lo que hoy puede evaluarse como la construcció n familiar a la que
pudieron acceder, en este caso que hoy referimos, dos adultos que en los añ os 80 se criaron en el
desamparo de la calle. Ambos son analfabetos, experimentando a un mismo tiempo, el riesgo, la soledad y
los Institutos de Menores.
Ella tuvo su primer hijo a los 11 añ os, como consecuencia de una violació n; le siguieron 15 hijos má s, de
los cuales 4 fueron atendidos dentro del marco del programa Casa del Sol.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Al intervenir de manera integral, pudimos detectar factores de riesgo, entrelazados con las razones por
las cuales llegaron al Centro Integral para La Familia AYAR, a saber: ausencia o discontinuidad escolar,
deficiencia alimentaria, desnutrició n cró nica con debilidad mental funcional, reiteradas hospitalizaciones
de los integrantes del grupo familiar, maternidades adolescentes, ingresos magros, obtenidos de planes
sociales y changas ocasionales. La supervivencia diaria, tiene como eje la actividad del cartoneo. Poseen
como patrimonio, un caballo, que los posiciona dentro de su escala social, en una situació n de "privilegio”.
Resaltamos que esta familia posee valores éticos que sostienen y defienden, a pesar de las adversidades,
ocupá ndose de sus hijos, haciendo todo lo que a su alcance puedan, y sumando recursos institucionales
cuando los primeros no resultan satisfactorios.
Trabajamos en red permanente con otras instituciones, pú blicas y privadas, para optimizar los recursos
humanos y materiales de las familias que, como en este caso, nos impone abordar otras disciplinas.

CASO Nº2: Familia N


Compuesta por nueve hijos: cinco varones (de los cuales dos resultaron muertos víctimas de suicidio) y
cuatro mujeres, abusadas sexualmente todas ellas por miembros de la familia.
El padre fallecido y la madre, dedicada permanentemente al trabajo como empleada doméstica, con
jornadas laborales que exceden las doce horas diarias a fin de lograr el sustento para todos sus hijos, va
generando sentimientos de culpa en ellos quienes se impotentizan creando el concepto de “muerte” como
ú nica forma de colaboració n: "si muero seré un problema menos".
La madre llega a Casa del Sol derivada por el Juzgado de Menores, ya que dos de sus hijas adolescentes
habían dejado de asistir regularmente al colegio, siendo esta la ú nica actividad que las conectaba con el
exterior y les proveía grupo de pares.
Ambas eran víctimas de A.S.I. por parte de uno de sus hermanos, siendo así un eslabó n má s de una larga
cadena de abuso sexual intrafamiliar. Ambas presentaban intentos de suicidio y en sus discursos aparecía
la misma frase: " La ú nica solució n para no tener má s problemas es matarse”. En una constelació n
familiar "presa" del secreto y la endogamia, la ú nica salida era la muerte: guardar el secreto mata.
El abuso tiñ e, entonces, todas las situaciones de vida, sin dejar á reas libres de conflicto, sin capacidad de
disociació n como mecanismo de defensa y desconociendo la importancia de la exogamia en la evolució n
adolescente, a fin de que puedan canalizar adecuadamente sus impulsos sexuales.
Durante el tratamiento, el equipo se propuso como estrategias de abordaje, el fortalecimiento yoico que
posibilite la elaboració n de la situació n traumá tica, la disociació n evitando la identificació n proyectiva
con sus hermanos muertos, y la construcció n de recursos internos que permitan poner en acto,
mecanismos defensivos funcionales favorecedores de la vida, que generen niveles adecuados de
tolerancia a la frustració n.
Tanto en el caso de la Familia R, viviendo en el "afuera" en la bú squeda de sobrevivencia, como en la
Familia N, viviendo en el "adentro" como refugio, encontramos coincidencias en lo que de abuso sexual
les ha acontecido, como consecuencia de la carencia de mecanismos protectores, y las fallas en las
fronteras intergeneracionales, que borraron las líneas jerá rquicas familiares, provocando desó rdenes que
expusieron a sus integrantes a situaciones de riesgos.
CASO Nº3: Familia A
El Sr. A llega al servicio solicitando atenció n para su hijo L quien había sido víctima de violació n por parte
de un vecino.

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Psicosociologia Jurídica 2012

La primera entrevista psicoló gica, con la asistencia de ambos progenitores y sus dos hijos (L de cinco
añ os y R de seis meses) se desarrolla en un clima de gran confusió n, en el que se entorpecen los discursos,
dado que hablan a un tiempo, no pueden escuchar las preguntas, y repiten casi textualmente, las mismas
frases.
Fue necesario marcar pautas precisas, acordar nueva fecha de entrevista y organizarlas por separado,
para escuchar a cada uno de los miembros de la pareja parental, dado que en la primera oportunidad, se
los escuchó hacer referencia a "que a ellos les había pasado lo mismo". Se obtuvieron las informaciones
siguientes:
a) El Sr. A se refiere paciente psiquiá trico por depresió n, con licencia laboral desde hace tres añ os, había
sufrido ASI cuando niñ o por parte de su padre.
b) La Sra. A hace seis meses que vive hospitalizada a causa de las apneas que sufre su hijo menor R,
quedando L al cuidado del papá , ya que el mismo no trabaja. Declara haber sufrido abuso sexual de
pequeñ a, por parte de un tío.
c) Iniciado el tratamiento psicoló gico de L, este relata al tiempo que grafica, que por las noches viene a su
cama "Sabú Mafú " (personaje televisivo de programa infantil) que le "hace cosas feas". Mientras habla,
dibuja un pene al que le da el nombre “Sabú Mafú ”. Consultado acerca de porqué piensa que el papá no
puede cuidarlo, a pesar de que duermen en el mismo cuarto, responde: "mi papá duerme, porque toma
pastillas, es depresivo". Al tiempo que transcurre el tratamiento con L. el Sr. A mantiene entrevistas con
otro profesional del equipo, quien indaga acerca de sus estados depresivos, y las medicaciones que dice
tomar. Sus respuestas comienzan a ser ambiguas, por lo que se le requiere un informe psiquiá trico.
En entrevista posterior que mantiene la Sra. A con un tercer profesional, se toma conocimiento de una
nueva internació n del Sr. A.
En ocasió n de encontrarse L jugando en el consultorio, dramatiza un juego en el que un auto al que llama
“Sabú Mafú ” lo persigue a él (representado con otro auto). Cuando estaba por atacarlo, integra al juego un
avió n (al que le da el nombre de “"el avió n de la psicó loga”) que rescata a L de la agresió n. El avió n carga
con el auto del agresor, al que L procede a construirle un cerco y refiere: "el avió n de la psicó loga me
salvó : Sabú Mafú está internado".
A través del proceso llevado a cabo por el Centro Integral para la Familia AYAR a través de su programa
Casa del Sol, el Sr. A fue descubierto como el verdadero violador cró nico de su hijo, permaneciendo desde
entonces en una clínica neuro-psiquiá trica.
L inició su período de escolaridad, manifestando dificultades para el aprendizaje, por lo que los
profesionales intervinientes mantienen conexió n permanente con el colegio al que concurre, intentando
abordar todos los aspectos que permitan tramitar lo traumá tico del período de su vida, en el que fuera
víctima de violaciones constantes por parte de su padre, generando mecanismos de protecció n, que
rompan el concepto de naturalizació n del abuso, y la violació n, en una familia en la que así se lo entendía.
PROPEDÉUTICA PARA UNA INTERVENCIÓN POSIBLE
VIOLENCIA FAMILIAR. PROPEDEUTICA PARA UNA INTERVENCION POSIBLE
Ni aú n en la era de la incertidumbre, puede el hombre funcionar sin la posibilidad de construir algo cierto.
La destitució n de la Certeza como atributo indiscutido de la razó n, si bien en su destierro, ha dejado
rastros de esa modalidad, que hace del “sentido” el puerto del entendimiento.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Entonces, nada ‘es” sino “siendo”, en una captació n de significació n que nos permite hoy, hacer la historia.
En este caso, particularmente, aquélla que intenta apresar, de la estructura humana, lo que escapa al
esfuerzo de civilizació n, y produce una y otra vez, síntomas y signos perturbadores.
Pocas cosas hay, de la experiencia de la humanidad, que no haya aprehendido la prodigiosa sensibilidad
de los griegos; fundamentalmente, la puesta en escena de la imaginería psíquica en la construcció n
arqueoló gica de la Mitología. De esta suerte es posible un Zeus, dios por antonomasia, que escapa de la
devoració n que su tío Titá n, llevaba a cabo sistemá ticamente con los hijos de Cronos que Rea daba a luz, a
pedido del propio padre, en protecció n de su Poder.
Tiempo má s tarde, enfrentado Zeus, un hombre ya, con Cronos y los Titanes, logra vencerlos y ocupar el
trono de su padre, con la ayuda de la inseparable compañ ía de la diosa Violencia, hermana de la Victoria,
del Poder y del Celo, hijos de la ninfa Estigia (nombre de la laguna del Infierno, cercana en su acepció n al
verbo odiar). Zeus decide tomar por esposa a su hermana para formar su familia, pero debe violar la
virginidad de Hera en un juego de metamorfosis (de pavo real a cuco herido), que enfrenta a la mujer con
su ambivalencia afectiva y su relació n al Poder.
La sentencia de Zeus. “...abro con mi reino la edad de los que cazan poder, saber y placer...”.La respuesta
de Hera “...nos cuidaremos de que la fuerza no se emplee contra la fuente de la fuerza ; ayer, hoy y
mañ ana , evitaremos que esa soberbia estéril se consolide”. A los nueve meses nacieron Ares y Eris, el
dios de la guerra y la diosa de la discordia, luminoso fruto de esas pasiones.
En síntesis, hay dos fantasmas con vena poética para inventar variadas pesadillas (en lo que la sexualidad
tiene de escisió n) en el seno de nuestra especie:
a) La imagen de un lobo hambriento o airado que se traga a la prole ante el escá ndalo de la loba. Soledad
del que defiende un trono inventado, injusticia de querer detener la vida en su vida, padre sin paternidad,
abolició n de la metá fora.
b) La imagen de la mantis religiosa devorando a su amante y sirviendo como incondicional sacrificio a los
nacidos de esa semilla. El espíritu de la colmena.
Entre una y otra imaginería, sin tiempo y sin espacio, sin principio de contracció n y al mayor servicio del
narcisismo, transgrediendo toda ló gica formal; las modalidades propias de cada ciclo cultural, le ha
prestado su indumentaria y su color.
Nuestro tiempo ha participado de la polvareda levantada por el gesto restitutivo de una Lorena Bobbit. La
industria cinematográ fica nos ha ilustrado con films del tenor de La guerra de los Roses, de Kramer
versus Kramer, de La lecció n de piano, Cara a cara y muchos má s. La televisió n nos regala Gasoleros o
Chiquititas. La literatura no ha sido menos generosa y ha hecho gala de una y mil escenas donde la
rivalidad, esa especularidad mortal que muestra el mito y se mantiene en la estructura de nuestro
psiquismo, alcanza su posibilidad de elaboració n en la funció n de la palabra; como Sherezade, noche tras
noche y cuento tras cuento, mientras dice, elude la muerte; aquélla que se desplaza entre el Poder y la
Victoria por los pliegues del Celo, en la representació n de la Violencia.
¿Quién es él? ¿Quién es ella? ¿Qué los une? ¿Qué los separa? ¿Son suyos los prejuicios o son nuestros?
¿Porqué víctimas o victimarios? ¿Có mo y Cuá ndo? No es justo que la respuesta del YO cierre la
interrogació n al OTRO. Algo hay de cierto, la mediació n es tan paradó jica como su sustento: el sujeto y la
palabra. Significante y sentido. Hecho y ficció n. Ilusió n y utopía. Tal vez, lo esencial, má s que definir la
violencia, es aprehenderla en la metamorfosis de su tiempo y en la particularidad del sujeto que la porta.
LA INTERVENCION JUDICIAL

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Psicosociologia Jurídica 2012

No siempre la legislació n nos da los remedios adecuados para resolver la totalidad de las cuestiones que
se suscitan, la ley va normalmente a la zaga de las transformaciones sociales, que por su acelerado
cambio, se hace difícil abarcar con la normativa vigente.
El debate de los nuevos proyectos demandan má s tiempo que el reclamo de soluciones por parte de la
comunidad. Un ejemplo de esta situació n la constituye la ley 24.417 de Protecció n Contra la Violencia
Familiar, cuya metodología de intervenció n podríamos denominar “segregacionista”. En ella se dota al
ó rgano jurisdiccional de un arsenal de medidas cautelares que puede seleccionar y aplicar en forma
inmediata al tomar conocimiento de la conducta violenta. Dichas medidas se encuentran enumeradas en
los cuatro incisos del artículo 4to. A saber:
1. Excluir al autor de la violencia.
2. Prohibir al autor el acceso al domicilio y/o trabajo de la víctima.
3. Ordenar el reintegro de la o las víctimas que tuvieron que abandonar el domicilio por razones de
seguridad (con la consiguiente exclusió n del autor si fuera el caso)
4. Resolver en forma provisoria, las cuestiones atinentes a la cuota alimentaria, tenencia de hijos y
derecho de comunicació n.
En ninguna de tales alternativas existe una participació n de los protagonistas del conflicto; en todas ellas
el juzgador como representante de la sociedad se apropia de la conflictiva. Má s aú n, en la formació n del
desideratum jurisdiccional, se organiza la convicció n del juzgador en la aplicació n de una medida cautelar
prohibitiva o expulsiva de exclusiva solicitud del ministerio pupilar, sin pedido expreso ni de la víctima ni
del representante pú blico.
En casos de extrema gravedad y peligro real en la demora, el juez conseguirá con la medida
segregacionista, congelar la situació n hasta completar su evaluació n, pero en modo alguno erradicará el
problema de la violencia.
En casos de mínima gravedad y cuyo peligro de demora sea incierto, pero que se le presenta al juzgador
como situació n de catá strofe, la medida expulsiva puede actuar como detonador o realimentador del
conflicto, contraponiéndose a la finalidad tuitiva de la norma.
El informe pericial que deberá obtener el juzgador de acuerdo al artículo 3ro. de la norma, no siempre
estará en poder del magistrado cuando deba disponer las medidas cautelares, ni cuando celebre la
denominada “audiencia de mediació n” que propone el artículo 5to.de la ley.
Instar a los integrantes del grupo familiar protagonista de las situaciones de violencia, a asistir a
programas educativos o terapéuticos, sin contar con un diagnó stico certero del conflicto y de sus
orígenes, no parece ser una medida adecuada.
Una intervenció n diagnó stica veloz en casos de extrema gravedad, corre con el riesgo de la pérdida de
profundidad; en muchos de los casos no se habrá entrevistado a la totalidad de los integrantes del grupo
familiar o parental, necesario para una correcta composició n de lugar en el conflicto a derimir.
Pensemos que el diagnó stico elaborado fue acertado, que el juez tuvo en su poder todos los elementos
necesarios para dictar la resolució n que establece la medida cautelar y que esta se encuentre
suficientemente fundada en la cuestió n traída a su conocimiento; cuando convoca a las partes a la
audiencia, con la finalidad de lograr concientizarlas de la necesidad de asistir a programas educativos o
terapéuticos, se encuentra con la negativa justificada o no, de una o de ambas partes a participar en
dichos programas; que le queda por hacer al juez? Resulta ló gico mantener indefinidamente las medidas
cautelares expulsivas o prohibitivas? Qué actitud adoptará el juez luego de vencido el término fijado en la
resolució n que las decretara?
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Psicosociologia Jurídica 2012

Las partes, luego de esta primer escaramuza de enfrentamiento, de la que podrá n salir má s o menos
indemnes (segú n sus recursos), se preparará n para la batalla. Se iniciará un sin nú mero de procesos, en la
intenció n de resolver “segú n corresponda” la litis trabada (o la conflictiva familiar desenvuelta?).
La “víctima”, en general y en el caso de uniones matrimoniales, planteará el divorcio vincular, fundando
sus agravios justamente en la situació n de violencia, y en ese marco se debatirá n todas las cuestiones
conexas:*tenencia de los hijos, cuando existieran ;*establecimiento de cuota alimentaria ;*régimen de
visita para los menores, para mantener la comunicació n con el progenitor no conviviente ; generá ndose
,en tal marco, nuevas cuestiones tendientes a determinar el modo y tiempo que durará n tales contactos, si
se realizará n en un lugar vigilado, si participará asistente social en las mismas, etc.* Disolució n y
liquidació n de la sociedad conyugal, adjudicació n o venta de los bienes que posee el matrimonio ;*
Cuestionamientos sobre la suspensió n o pérdida de la Patria potestad;* Promoció n de acciones penales
conexas: incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, impedimento de contacto con el padre no
conviviente ;amenazas, lesiones, etc. ;En el caso de uniones no matrimoniales se dará la misma situació n
con excepció n de las cuestiones atinentes al divorcio y la liquidació n de los bienes sociales. Iniciada la
guerra, los integrantes de la familia, ya desquiciada, tendrá n que afrontar una nueva actividad, casi diaria,
concurrir: * al Tribunal interviniente a las audiencias;* al estudio jurídico de sus abogados o a los
patrocinios gratuitos que los asesoren, para establecer las estrategias a seguir o para firmar escritos.
Deberá n asimismo, convencer a familiares, allegados y amigos, para que declaren como testigos de los
hechos que pudieran conocer; deberá n concurrir a evaluaciones periciales y ademá s recurrir a la ayuda
terapéutica para ellos y /o sus hijos. En suma, tendrá n un nuevo “trabajo”, que por cierto, realimentará
permanentemente la conflictiva.
Si pensá ramos esta situació n desde una ó ptica diferente podríamos apreciar otra modalidad de
abordarla.

LA POSIBILIDAD MEDIADORA
Nos parece má s adecuado que las partes no deleguen su conflictiva en el Estado a través del juez, sino que
sean ellas quienes la enfrenten y aborden e intenten la propuesta de alternativas aptas para resolver su
situació n.
Algunas cuestiones que de ordinario se plantean en nuestros tribunales bajo la denominació n de
violencia familiar, suelen ser aceptadas en el contexto del grupo que las denuncia y que su exteriorizació n
se debe a diferentes razones de oportunidad o envergadura, ahora no querida, pero que en realidad no
son expresiones del real sentimiento de la “víctima” supuesta.
Nos encontramos aquí con el primer interrogante que no es develado por el ó rgano jurisdiccional antes
de resolver las medidas cautelares a aplicar al caso. ¿Quién se presenta a reclamar, vive realmente una
situació n de violencia? ¿O no es má s que la habitualidad de una familia “enferma” que la lleva a los
estrados judiciales con el fin de preconstituir prueba para un divorcio posterior?
Consideramos má s adecuado que las situaciones de violencia que se susciten sean evaluadas en forma
previa a la intervenció n del ó rgano jurisdiccional por instituciones gubernamentales o no
gubernamentales dedicadas a la mediació n.
Dichas Instituciones deberá n contar con equipos interdisciplinarios capacitados para abordar
adecuadamente estas cuestiones, facultado para realizar las derivaciones que crea conveniente y las
denuncias pertinentes cuando se dieran situaciones en las que deba intervenir el ó rgano jurisdiccional
para disponer medidas cautelares urgentes y convocar durante la gestió n a la representació n del

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Psicosociologia Jurídica 2012

ministerio pú blico para colaborar en aquellas situaciones en que las reuniones de mediació n, se llevan a
cabo en circunstancias de la exclusió n acordada de un miembro del grupo familiar.
En el marco del método, pueden resolverse consensuadamente, sin imposiciones, la toma de distancia de
quién ha demostrado actitudes violentas; la forma en que habrá de mantenerse la comunicació n con sus
hijos ; que asistencia alimentaria podrá prestarse ; que evaluaciones diagnó sticas o que tratamientos
psicoló gicos o educativos son precisos para mantener la unidad familiar, ya se trate o no, de separació n o
divorcio, en la intenció n de minimizar los efectos nocivos concomitantes, que en la sumatoria de casos
mostrará n sin duda sus efectos en la comunidad.
Consideramos que a través de la asunció n de la propiedad del conflicto por sus protagonistas, sin
delegació n de su aná lisis y resolució n en las autoridades judiciales; el diá logo y la toma de conciencia de
la situació n, así como de las consecuencias que puede acarrearles tal conducta, producirá n acuerdos que
será n duraderos. En definitiva estos acuerdos implicará n la fijació n de las normas adecuadas a ese grupo
familiar; lo que ellos quieren y pueden comprometerse a cumplir, libre de interferencias e imposiciones
innecesarias del Estado.

MODELO DE ABORDAJE ESTRATEGICO


1) Etapa Evaluativa: como primera alternativa el equipo de mediació n podrá efectuar un conocimiento
individual de los integrantes del grupo familiar, incluyendo en las audiencias individuales o privadas a
todos los que se vean involucrados en la conflictiva, incluyendo a los menores, tanto cuando sean víctimas
de la violencia, cuanto integren el nú cleo en el que la misma se desarrolla.
En esta primera etapa y desde la visió n individual de los componentes primarios, se tendrá una noció n de
la eventualidad o permanencia de la situació n violenta así como claridad acerca del tenor de la misma (se
trate de violencia física o psíquica).
Se podrá elaborar una teoría acerca de la genealogía de estos episodios, de ser recurrentes, o del
elemento detonante de la situació n de no ser habitual.
Permitirá que el equipo actuante profundice en las inquietudes individuales y en la “novela familiar” de
cada uno de los involucrados, convocando si fuera el caso, a otros integrantes de la relació n parental cuya
vinculació n con los episodios resultare evidente.
La actividad del equipo en esta etapa, tendrá dos momentos: a) de recolecció n y procesamiento de datos
que le permitan, b) actuar eficazmente como agente de realidad a efectos de posibilitar el ingreso al paso
siguiente.
2) Etapa explorativa : cuando el equipo considere que las partes se encuentran en condiciones de
sentarse en la mesa de negociaciones. En ella los protagonistas del conflicto comenzará n a tomar
conocimiento de los efectos que su actuació n provoca en el otro o en los demá s integrantes del grupo. Con
la observació n y la escucha desprejuiciada de los mediadores intervinientes, podrá perfilarse la
modalidad de respuesta de unos y otros de los participantes, de la posibilidad de desarrollar en el
procedimiento el reconocimiento de sí y del otro con la aceptació n de las diferencias que ello implica y
que fueran causa de la violencia implementada otrora.
3) Etapa de interrelació n: logrado el diá logo entre las partes, la convocatoria es reflotar la capacidad de
generar propuestas. Si la actividad desarrollada por el equipo fue eficaz y los partícipes lograron dejar de
lado las antinomias que los llevaron a la situació n conflictiva, aprehendiendo a replantear su situació n,
con miras a mejorar su situació n futura, se podrá pensar en las pautas del acuerdo entre ellos .

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Psicosociologia Jurídica 2012

4) Etapa de concreció n y seguimiento: es el tiempo de establecer un nuevo modo de convivencia a través


de la posibilidad de producir un pacto, en funció n de una palabra valorada y consentida través de un
trabajo paciente y contenido en el espacio de la mediació n.

Unidad VIII: Familia. Divorcio. Regímenes de visita. Patria Potestad. Adopciones. Restitució n. Aspectos
legales. Actuació n del Psicó logo Forense. Diversas intervenciones.

LA PSICOLOGÍA EN EL CAMPO JURÍDICO (SARMIENTO, VARELA, PUHL) LA ADOPCIÓN


Tiene una doble finalidad: dar hijos a quien no ha podido procrear y poder cumplir con su vocació n de
paternar; y brindar padres a quien no los tiene, para lo cual se crea un vínculo legal con quienes se
ocupará n de su cuidado. Es un recurso social y legal para proporcionar un nú cleo familiar estable a niñ os
que de otra forma quedarían expuestos al abandono. La decisió n de adoptar un hijo es el resultado de un
prolongado trabajo de elaboració n de la pareja, enfrentá ndose a la falta de hijos. Pero el acto de adoptar
es un acto pú blico y se desvanece la privacidad en los acontecimientos que lo hacen posible.
En ocasiones las madres entregan en adopció n o abandonan, en otras se les quita la patria potestad por
diferentes razones.
Menor en situación de adopción
La familia debe proporcionar: resguardo material (alimento, vivienda, vestimenta, etc.) y apoyo
biopsicosocial (armó nico desarrollo psicoafectivo). Un niñ o se encuentra en riesgo moral y material
cuando está expuesto a dañ os que provienen de la sociedad y que por sí mismo no puede resolver; la
situació n mas grave es el maltrato y el abandono. Factores que conducen a ello:
Materiales: Padres sin recursos econó micos, sin vivienda, fallecidos, privados de la libertad, con
incapacidad física o mental sin posibilidad de remisió n.
Psicosociales: Padres drogadependientes, delincuentes, padres hostiles, con inestabilidad emocional
grave, hogares desmembrados, etc.
Se entiende por abandono material el incumplimiento en lo referente a su alimentació n, higiene,
medicació n; y abandono moral a las carencias en la educació n, atenció n, estimulació n. También se
considera abandono cuando los padres no satisfacen las necesidades del menor aú n estando en contacto
con él. Ademá s en algunos casos el menor puede estar institucionalizado y los padres, si bien se
desentienden de su cuidado, no brindan el consentimiento para que sea adoptado por otra familia.
Padres que ceden a sus hijos en adopción
Puede darse la entrega del niñ o, el abandono del mismo, o el retiro de la patria potestad por parte de un
juez. Legalmente, la entrega de un niñ o en adopció n implica renunciar al ejercicio del derecho civil de la
patria potestad. El retiro de la misma se da en casos en que se ha demostrado que el niñ o está en
situació n de riesgo y/o abandono moral y/o material.
Algunas posibilidades que se presentan son:
Madres adolescentes
Imposibilitadas de ejercer el rol maternal ya que aú n no han podido desprenderse de su rol de hija, y
sienten que no podrá n asumir la responsabilidad de que haya una persona que dependa exclusivamente
de ella. Por lo general esta adolescente fue abandonada por su pareja en el momento en que se le
comunicó el embarazo, y siente que ese hijo só lo le traerá complicaciones en el futuro.
Madres adultas solas
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Psicosociologia Jurídica 2012

En general las impulsa el hecho de que han sido abandonadas por su pareja y sienten que no pueden
hacerse cargo de la situació n que implica ejercer el rol materno con ese hijo en particular; a veces suelen
responsabilizar a ese embarazo de ser la causa por la que fueron abandonadas. Muchas madres deciden
entregar a sus hijos mientras el embarazo se está gestando y en el momento en que el niñ o nace deciden
retenerlo y no entregarlo a otra familia; o se arrepienten cuando éste ya fue entregado en guarda a otra
familia, siendo el menor el má s perjudicado ya que ha establecido nuevos vínculos afectivos.
Padres con hijos en situación de riesgo
La pareja vive en un estado de marginació n tal que los menores se encuentran en una situació n de riesgo.
En general son parejas con gran cantidad de hijos con los cuales hay vínculos agresivos, los menores se
ausentan horas y hasta días de su hogar en el caso de tener edad para hacerlo, o son usados para
mendigar.
Lo que debe tener en claro el psicó logo que trabaje con los padres bioló gicos es lo traumá tico de la
situació n de separació n para ambas partes y privilegiar la continuació n del vínculo cuando esto sea
posible.
En esta situació n también se incluyen los padres con severas patologías mentales que les imposibilitan
ejercer su funció n de padres.
Personas que desean adoptar un hijo
La imposibilidad de procrear se instala como herida narcisista. Comienza un sentimiento de impotencia y
otro de culpa, por no poder darle a su pareja un hijo, por no poder darse la posibilidad de ser padres. Ante
la consulta de una pareja con deseos de adoptar debemos investigar la mecá nica psíquica subyacente.
 Nivel de interacció n: La solidez del lazo afectivo que une a la pareja y detectar si existe la fantasía
de adoptar un niñ o como método má gico para subsanar problemas de pareja
 Causales de infertilidad: Certeza médica existente con respecto a su imposibilidad de procrear, ya
que en muchos casos no se han realizado todas las investigaciones médicas hasta agotar el tema.
Parecería haber una fantasía hondamente arraigada de asimilar los problemas reproductivos con
la mujer.
 Nivel de elaboració n de la infertilidad: Da el perfil psicoló gico que la pareja posee respecto al
tema, qué fantasías sustentan y qué pactos implícitos o explícitos han realizado.
 Funcionamiento de la sexualidad: El nivel alcanzando en las satisfacciones sexuales, dado que una
inhibició n muy grande perturbará la comunicació n fluida con el niñ o.
 Existencia de los padres bioló gicos del niñ o: Si se acepta su existencia no habrá respuestas al
niñ os tales como que la madre bioló gica está muerta, esclarecimientos parciales que aumentan el
nivel de confusió n del menor.
Al momento de realizar la pericia se intentará inferir qué lugar ocupará el niñ o:
 Salvador de la relació n de pareja
 La pareja como salvadora de un pobre niñ o abandonado
 El niñ o como compañ ero sexual, en parejas muy perturbadas donde se establece un fuerte lazo
eró tico madre-niñ o o padre-niñ o en virtud de la hostilidad imperante en la pareja. Se crea una
subpareja y un tercero excluido que reacciona con agresió n hacia el niñ o
 El niñ o como destructor de la pareja, fantasía que suele ser expresa por el miembro infértil de la
pareja que teme ser excluido de la nueva dinámica familiar
 El niñ o como posibilidad de engrandecimiento de la pareja, cuando pueden aceptar el derecho de
ser padres de un niñ o a pesar de las fuertes prohibiciones que tienen impuestas

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Psicosociologia Jurídica 2012

Actualmente ha surgido un gran incremento de pedidos de adopció n por parte de mujeres adultas solas,
con desarrollo social e intelectual elevado, que ante el deseo de ejercer el rol materno deciden optar por
la adopció n, pasando a ser secundario el no tener una pareja estable. En este caso el psicó logo evaluará si
a pesar de que el menor no contará con un modelo parental tradicional podrá tener el desarrollo
armó nico necesario para su crecimiento.
Aspectos legales
La ley 24.779 establece que la adopció n de menores no emancipados se otorgará solamente a través de
sentencia judicial a pedido del adoptante; el juez evaluará cada situació n en particular. La ley establece
dos tipos de adopció n:
Plena: Confiere al adoptado una filiació n que sustituye la de origen, dejando de pertenecer a su familia de
sangre y extinguiendo el parentesco con la misma, obteniendo el adoptado los mismos derechos y
obligaciones que un hijo bioló gico
Simple: Confiere al adoptado la posició n de hijo bioló gico pero no crea vínculo de parentesco entre él y la
familia bioló gica del adoptante. Los hijos adoptivos del mismo adoptante a su vez será n considerados
hermanos entre sí. Subsisten y no se sustituyen los lazos entre el adoptado y su familia bioló gica (así es
posible la adopció n del hijo del có nyuge). Se contemplan también situaciones tales como padres con
graves patologías mentales que los inhabilita para ejercer su funció n, pero es beneficioso para el niñ o
continuar el vínculo afectivo, o en los casos en los que hubiere derechos sucesorios en los que esté
contemplado el menor. La adopció n simple es una excepció n a la regla general. Es revocable en ciertos
casos: por haberse negado alimentos sin causa justificada, por petició n justificada del adoptado mayor de
edad, por acuerdo de partes manifestada judicialmente cuando el adoptado fuere mayor de edad.
Requisitos para que un menor sea dado en adopció n:
 Cuando no tenga filiació n acreditada
 Cuando los padres hubiesen perdido la patria potestad
 Cuando los padres hubiesen confiado al hijo bajo un establecimiento asistencial y se hubiesen
desentendido de él durante el plazo de 1 añ o
 Cuando los padres hubiesen manifestado expresamente la voluntad de que su hijo sea adoptado
 Cuando sea huérfano de padre y madre

Requisitos para otorgar la guarda:


 Citar a los progenitores del menor para que presten consentimiento para otorgar la guarda,
dentro de los 60 días posteriores al nacimiento. No será necesario en los casos en que el menor
esté en un establecimiento asistencial, cuando los padres hubiesen perdido la patria potestad o
cuando el desamparo del menor sea evidente
 Tomar conocimiento personal del menor por parte del juez
 Tomar conocimiento de las condiciones personales, edades y aptitudes del o de los adoptantes y
de la familia bioló gica del menor

Reglas del juicio de adopció n:


1) La acció n legal debe llevarse ante el juez o tribunal del domicilio del adoptante o del sitio donde se
otorga la guarda
2) Son partes: el adoptante y el Ministerio Pú blico de Menores

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Psicosociologia Jurídica 2012

3) El juez oirá si lo juzga conveniente al adoptado y a cualquier otra persona que estime conveniente,
y valorará si la adopció n es lo má s adecuado
4) Las audiencias será n privadas y el expediente será secreto, só lo tendrá n acceso las partes
interesadas, los letrados y los peritos
5) Deberá constar en la sentencia que el adoptante se compromete a hacer conocer al adoptado su
realidad bioló gica y éste tiene derecho a acceder al expediente a partir de los 18 añ os
6) En todos los casos se valorará el interés del menor

Personas que está n en condiciones de solicitar una adopció n:


 Mayores de 30 añ os, salvo los có nyuges que tengan má s de 3 añ os de casados y, aú n en aquellos
casos que no tengan esa antigü edad de matrimonio, quienes acrediten imposibilidad de tener
hijos por causas físicas.
 Quienes fijen residencia permanente en el país por un período mínimo de 5 añ os

La adopción ilegal: sustitución de Estado


No todas las parejas incapacitadas para procrear recurren al proceso legal. La modalidad ilegal es en
realidad lo que se denomina sustitució n de estado, toda situació n en la que se altera una partida de
nacimiento inscribiendo como hijo bioló gico a quien en realidad no lo es. Si preguntamos por qué se ha
actuado así se nos dirá que ha sido para evitar todos los trá mites de una adopció n, para acortar los
tiempos de espera, evitar que terceros evalú en su accionar en la intimidad. Pero en realidad, no hacer
explícita
En los proceso de separació n o divorcio los psicó logos forense deben asesorar al juez en las medidas a
adoptar respecto a los hijos como evaluar como esto afectara a los hijos y también puede
diseñ ar programas que apunten a positivizar situaciones difíciles que los menores se van a encontrar.

Sus funciones en los Juzgados de Familia son:


• Emitir los informes técnicos de la especialidad solicitados por el Juzgado en los procesos de rupturas de
parejas con hijos (separació n, divorcio, nulidad e incidentes de modificació n).
• Emitir los informes de la especialidad en otras situaciones que plantea el derecho de familia: tutelas,
acogimiento, adopciones, autorizaciones para contraer matrimonio, etc.

DERECHO DE FAMILIA:
 Guarda y Custodia de los menores (capacidad de los có nyuges).
 Establecer Régimen de visitas y seguimiento del mismo.
 Adopció n y tutela de menores.
 Efecto psicoló gico de la Separació n o el Divorcio.
 Procesos de Nulidad. Privació n Patria Potestad.

Unidad IX: La labor del Psicó logo en el Campo Penal. Aspectos legales fundamentales. Imputabilidad e
inimputabilidad. Emoció n violenta. Trastornos transitorios. Peligrosidad y Vulnerabilidad social.
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Psicosociologia Jurídica 2012

Motivaciones de la conducta delictiva: policausalidad. Psicopatología y conducta desviada. Trabajo


pericial y asistencial. Á mbito carcelario. Instituciones de rehabilitació n social. Tratamiento post - egreso.
CÓDIGO PENAL -EJECUCION DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD- Ley 24.660
Principios y Modalidades bá sicas de la ejecució n. Normas de trato. Disciplina. Conducta y concepto.
Recompensas. Trabajo. Educació n. Asistencia médica y espiritual. Relaciones familiares y sociales.
Asistencia social y postpenitenciaria. Patronatos de liberados. Establecimientos. Personal. Contralor
judicial y administrativo. Integració n del sistema penitenciario nacional. Disposiciones complementarias,
transitorias y finales.
Sancionada: Junio 19 de 1996.
Promulgada: Julio 8 de 1996.
CAPITULO I
Principios bá sicos de la ejecució n
ARTICULO 1º — La ejecució n de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, tiene por
finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley procurando su
adecuada reinserció n social, promoviendo la comprensió n y el apoyo de la sociedad.
El régimen penitenciario deberá utilizar, de acuerdo con las circunstancias de cada caso, todos los medios
de tratamiento interdisciplinario que resulten apropiados para la finalidad enunciada.
ARTICULO 2º — El condenado podrá ejercer todos los derechos no afectados por la condena o por la ley y
las reglamentaciones que en su consecuencia se dicten y cumplirá con todos los deberes que su situació n
le permita y con todas las obligaciones que su condició n legalmente le impone.
ARTICULO 3º — La ejecució n de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades, estará sometida
al permanente control judicial. El juez de ejecució n o juez competente garantizará el cumplimiento de las
normas constitucionales, los tratados internacionales ratificados por la Repú blica Argentina y los
derechos de los condenados no afectados por la condena o por la ley.
ARTICULO 4º — Será de competencia judicial durante la ejecució n de la pena:
a) Resolver las cuestiones que se susciten cuando se considere vulnerado alguno de los derechos del
condenado;
b) Autorizar todo egreso del condenado del ámbito de la administració n penitenciaria.
ARTICULO 5º — El tratamiento del condenado deberá ser programado e individualizado y obligatorio
respecto de las normas que regulan la convivencia, la disciplina y el trabajo.
Toda otra actividad que lo integre tendrá carácter voluntario.
En ambos casos deberá atenderse a las condiciones personales, intereses y necesidades para el momento
del egreso, dentro de las posibilidades de la administració n penitenciaria.
ARTICULO 6º — El régimen penitenciario se basará en la progresividad, procurando limitar la
permanencia del condenado en establecimientos cerrados y promoviendo en lo posible y conforme su
evolució n favorable su incorporació n a instituciones semiabiertas o abiertas o a secciones separadas
regidas por el principio de autodisciplina.
ARTICULO 7º — El condenado podrá ser promovido excepcionalmente a cualquier fase del período de
tratamiento que mejor se adecue a sus condiciones personales, de acuerdo con los resultados de los
estudios técnico-criminoló gicos y mediante resolució n fundada de la autoridad competente.

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Psicosociologia Jurídica 2012

ARTICULO 8º — Las normas de ejecució n será n aplicadas sin establecer discriminació n o distingo alguno
en razó n de raza, sexo, idioma, religió n, ideología, condició n social o cualquier otra circunstancia. Las
ú nicas diferencias obedecerá n al tratamiento individualizado.
ARTICULO 9º — La ejecució n de la pena estará exenta de tratos crueles, inhumanos o degradantes. Quien
ordene, realice o tolere tales excesos se hará pasible de las sanciones previstas en el Có digo Penal, sin
perjuicio de otras que le pudieren corresponder.
ARTICULO 10. — La conducció n, desarrollo y supervisió n de las actividades que conforman el régimen
penitenciario será n de competencia y responsabilidad administrativa, en tanto no estén específicamente
asignadas a la autoridad judicial.
ARTICULO 11. — Esta ley, con excepció n de lo establecido en el artículo 7º, es aplicable a los procesados a
condició n de que sus normas no contradigan el principio de inocencia y resulten má s favorables y ú tiles
para resguardar su personalidad. Las cuestiones que pudieran suscitarse será n resueltas por el juez
competente.
CAPITULO II
Modalidades bá sicas de la ejecució n
Secció n primera
Progresividad del régimen penitenciario
Períodos
ARTICULO 12. — El régimen penitenciario aplicable al condenado, cualquiera fuere la pena impuesta, se
caracterizará por su progresividad y constará de:
a) Período de observació n;
b) Período de tratamiento;
c) Período de prueba;
d) Período de libertad condicional.
Período de observació n
ARTICULO 13. — Durante el período de observació n el organismo técnico-criminoló gico tendrá a su
cargo:
a) Realizar el estudio médico, psicoló gico y social del condenado, formulando el diagnó stico y el
pronó stico criminoló gico, todo ello se asentará en una historia criminoló gica debidamente foliada y
rubricada que se mantendrá permanentemente actualizada con la informació n resultante de la ejecució n
de la pena y del tratamiento instaurado;
b) Recabar la cooperació n del condenado para proyectar y desarrollar su tratamiento. A los fines de
lograr su aceptació n y activa participació n, se escuchará n sus inquietudes;
c) Indicar el período y fase de aquel que se propone para incorporar al condenado y el establecimiento,
secció n o grupo al que debe ser destinado;
d) Determinar el tiempo mínimo para verificar los resultados del tratamiento y proceder a su
actualizació n, si fuere menester.

Período de tratamiento
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Psicosociologia Jurídica 2012

ARTICULO 14. — En la medida que lo permita la mayor o menor especialidad del establecimiento
penitenciario, el período de tratamiento podrá ser fraccionado en fases que importen para el condenado
una paulatina atenuació n de las restricciones inherentes a la pena. Estas fases podrá n incluir el cambio de
secció n o grupo dentro del establecimiento o su traslado a otro.

Período de prueba
ARTICULO 15. — El período de prueba comprenderá sucesivamente:
a) La incorporació n del condenado a establecimiento abierto o secció n independiente de éste, que se base
en el principio de autodisciplina;
b) La posibilidad de obtener salidas transitorias del establecimiento;
c) La incorporació n al régimen de la semilibertad.

Salidas transitorias
ARTICULO 16. — Las salidas transitorias, segú n la duració n acordada, el motivo que las fundamente y el
nivel de confianza que se adopte, podrá n ser:
I. Por el tiempo:
a) Salidas hasta doce horas;
b) Salidas hasta 24 horas;
c) Salidas, en casos excepcionales, hasta setenta y dos horas.
II. Por el motivo:
a) Para afianzar y mejorar los lazos familiares y sociales;
b) Para cursar estudios de educació n general bá sica, polimodal, superior, profesional y académica de
grado o de los regímenes especiales previstos en la legislació n vigente;
c) Para participar en programas específicos de prelibertad ante la inminencia del egreso por libertad
condicional, asistida o por agotamiento de condena.
III. Por el nivel de confianza:
a) Acompañ ado por un empleado que en ningú n caso irá uniformado;
b) Confiado a la tuició n de un familiar o persona responsable;
c) Bajo palabra de honor.
ARTICULO 17. — Para la concesió n de las salidas transitorias o la incorporació n al régimen de la
semilibertad se requiere:
I. Estar comprendido en alguno de los siguientes tiempos mínimos de ejecució n:
a) Pena temporal sin la accesoria del artículo 52 del Có digo Penal: la mitad de la condena;
b) Penas perpetuas sin la accesoria del artículo 52 del Có digo Penal: quince añ os;
c) Accesoria del artículo 52 del Có digo Penal, cumplida la pena: 3 añ os.
II. No tener causa abierta donde interese su detenció n u otra condena pendiente.

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Psicosociologia Jurídica 2012

III. Poseer conducta ejemplar o el grado má ximo susceptible de ser alcanzado segú n el tiempo de
internació n.
IV. Merecer, del organismo técnico-criminoló gico y del consejo correccional del establecimiento, concepto
favorable respecto de su evolució n y sobre el efecto beneficioso que las salidas o el régimen de
semilibertad puedan tener para el futuro personal, familiar y social del condenado.
ARTICULO 18. — El director del establecimiento, por resolució n fundada, propondrá al juez de ejecució n
o juez competente la concesió n de las salidas transitorias o del régimen de semilibertad, propiciando en
forma concreta:
a) El lugar o la distancia má xima a que el condenado podrá trasladarse. Si debiera pasar la noche fuera del
establecimiento, se le exigirá una declaració n jurada del sitio preciso donde pernoctará ;
b) Las normas que deberá observar, con las restricciones o prohibiciones que se estimen convenientes;
c) El nivel de confianza que se adoptará .
ARTICULO 19. — Corresponderá al juez de ejecució n o juez competente disponer las salidas transitorias y
el régimen de semilibertad, precisando las normas que el condenado debe observar y efectuar
modificaciones, cuando procediere. en caso de incumplimiento de las normas, el juez suspenderá o
revocará el beneficio cuando la infracció n fuere grave o reiterada.
ARTICULO 20. — Concedida la autorizació n judicial, el director del establecimiento quedará facultado
para hacer efectivas las salidas transitorias o la semilibertad e informará al juez sobre su cumplimiento.
El director podrá disponer la supervisió n a cargo de profesionales del servicio social.
ARTICULO 21. — El director entregará al condenado autorizado a salir del establecimiento una
constancia que justifique su situació n ante cualquier requerimiento de la autoridad.
ARTICULO 22. — Las salidas transitorias, el régimen de semilibertad y los permisos a que se refiere el
artículo 166 no interrumpirá n la ejecució n de la pena.

Semilibertad
ARTICULO 23. — La semilibertad permitirá al condenado trabajar fuera del establecimiento sin
supervisió n continua, en iguales condiciones a las de la vida libre, incluso salario y seguridad social,
regresando al alojamiento asignado al fin de cada jornada laboral. Para ello deberá tener asegurada una
adecuada ocupació n y reunir los requisitos del artículo 17.
ARTICULO 24. — El condenado incorporado a semilibertad será alojado en una institució n regida por el
principio de autodisciplina.
ARTICULO 25. — El trabajo en semilibertad será diurno y en días há biles. Excepcionalmente será
nocturno o en días domingo o feriado y en modo alguno dificultará el retorno diario del condenado a su
alojamiento.
ARTICULO 26. — La incorporació n a la semilibertad incluirá una salida transitoria semanal, salvo
resolució n en contrario de la autoridad judicial.

Evaluació n del tratamiento


ARTICULO 27. — La verificació n y actualizació n del tratamiento a que se refiere el artículo 13, inciso d),
corresponderá al organismo técnico-criminoló gico y se efectuará , como mínimo, cada seis meses.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Período de libertad condicional


ARTICULO 28. — El juez de ejecució n o juez competente podrá conceder la libertad condicional al
condenado que reú na los requisitos fijados por el Có digo Penal, previo los informes fundados del
organismo técnico-criminoló gico y del consejo correccional del establecimiento. Dicho informe deberá
contener los antecedentes de conducta, concepto y dictá menes criminoló gicos desde el comienzo de la
ejecució n de la pena.
ARTICULO 29. — La supervisió n del liberado condicional comprenderá una asistencia social eficaz a
cargo de un patronato de liberados o de un servicio social calificado, de no existir aquél. En ningú n caso
se confiará a organismos policiales o de seguridad.

Secció n Segunda
Programa de prelibertad
ARTICULO 30. — Entre sesenta y noventa días antes del tiempo mínimo exigible para la concesió n de la
libertad condicional o de la libertad asistida del artículo 54, el condenado deberá participar de un
programa intensivo de preparació n para su retorno a la vida libre el que, por lo menos, incluirá :
a) Informació n, orientació n y consideració n con el interesado de las cuestiones personales y prá cticas que
deba afrontar al egreso para su conveniente reinserció n familiar y social;
b) Verificació n de la documentació n de identidad indispensable y su vigencia o inmediata tramitació n, si
fuere necesario;
c) Previsiones adecuadas para su vestimenta, traslado y radicació n en otro lugar, trabajo, continuació n de
estudios, aprendizaje profesional, tratamiento médico, psicoló gico o social.
ARTICULO 31. — El desarrollo del programa de prelibertad, elaborado por profesionales del servicio
social, en caso de egresos por libertad condicional o por libertad asistida, deberá coordinarse con los
patronatos de liberados. En los egresos por agotamiento de la pena privativa de libertad la coordinació n
se efectuará con los patronatos de liberados, las organizaciones de asistencia postpenitenciaria y con
otros recursos de la comunidad. En todos los casos se promoverá el desarrollo de acciones tendientes a la
mejor reinserció n social.

Secció n Tercera
Alternativas para situaciones especiales
Prisió n domiciliaria

ARTICULO 32. — El Juez de ejecució n, o juez competente, podrá disponer el cumplimiento de la pena
impuesta en detenció n domiciliaria:
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Psicosociologia Jurídica 2012

a) Al interno enfermo cuando la privació n de la libertad en el establecimiento carcelario le impida


recuperarse o tratar adecuadamente su dolencia y no correspondiere su alojamiento en un
establecimiento hospitalario;
b) Al interno que padezca una enfermedad incurable en período terminal;
c) Al interno discapacitado cuando la privació n de la libertad en el establecimiento carcelario es
inadecuada por su condició n implicá ndole un trato indigno, inhumano o cruel;
d) Al interno mayor de setenta (70) añ os;
e) A la mujer embarazada;
f) A la madre de un niñ o menor de cinco (5) añ os o de una persona con discapacidad, a su cargo.
(Artículo sustituido por art. 1º de la Ley Nº 26.472 B.O. 20/01/2009)
ARTICULO 33. — La detenció n domiciliaria debe ser dispuesta por el juez de ejecució n o competente.

En los supuestos a), b) y c) del artículo 32, la decisió n deberá fundarse en informes médico, psicoló gico y
social.
El juez, cuando lo estime conveniente, podrá disponer la supervisió n de la medida a cargo de un
patronato de liberados o de un servicio social calificado, de no existir aquél. En ningú n caso, la persona
estará a cargo de organismos policiales o de seguridad.
(Artículo sustituido por art. 2º de la Ley Nº 26.472 B.O. 20/01/2009)
ARTICULO 34. — El juez de ejecució n o juez competente revocará la detenció n domiciliaria cuando el
condenado quebrantare injustificadamente la obligació n de permanecer en el domicilio fijado o cuando
los resultados de la supervisió n efectuada así lo aconsejaren.

Prisió n discontinua y semidetenció n


ARTICULO 35. — El juez de ejecució n o competente, a pedido o con el consentimiento del condenado,
podrá disponer la ejecució n de la pena mediante la prisió n discontinua y semidetenció n, cuando:
a) Se revocare la detenció n domiciliaria;
b) Se convirtiere la pena de multa en prisió n, segú n lo dispuesto en el artículo 21, pá rrafo 2 del Có digo
Penal;
c) Se revocare la condenació n condicional prevista en el artículo 26 del Có digo Penal por incumplimiento
de las reglas de conducta establecidas en el artículo 27 bis del Có digo Penal;
d) Se revocare la libertad condicional dispuesta en el artículo 15 del Có digo Penal, en el caso que el
condenado haya violado la obligació n de residencia;
e) La pena privativa de libertad, al momento de la sentencia definitiva, no sea mayor de seis meses de
efectivo cumplimiento.
(Artículo sustituido por art. 3º de la Ley Nº 26.472 B.O. 20/01/2009)

Prisió n discontinua

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Psicosociologia Jurídica 2012

ARTICULO 36. — La prisió n discontinua se cumplirá mediante la permanencia del condenado en una
institució n basada en el principio de autodisciplina, por fracciones no menores de treinta y seis horas,
procurando que ese período coincida con los días no laborables de aquél.
ARTICULO 37. — El juez de ejecució n o juez competente podrá autorizar al condenado a no presentarse
en la institució n en la que cumple la prisió n discontinua por un lapso de veinticuatro horas cada dos
meses.
ARTICULO 38. — Se computará un día de pena privativa de libertad por cada noche de permanencia del
condenado en la institució n.

Semidetenció n
ARTICULO 39. — La semidetenció n consistirá en la permanencia ininterrumpida del condenado en una
institució n basada en el principio de autodisciplina, durante la fracció n del día no destinada al
cumplimiento, en la medida de lo posible, de sus obligaciones familiares, laborales o educativas. Sus
modalidades podrá n ser la prisió n diurna y la prisió n nocturna.
ARTICULO 40. — El lapso en el que el condenado esté autorizado a salir de la institució n se limitará al que
le insuman las obligaciones indicadas en el artículo 39, que deberá acreditar fehacientemente.
Prisió n diurna
ARTICULO 41. — La prisió n diurna se cumplirá mediante la permanencia diaria del condenado en una
institució n basada en el principio de autodisciplina, todos los días entre las ocho y las diecisiete horas.

Prisió n nocturna
ARTICULO 42. — La prisió n nocturna se cumplirá mediante la permanencia diaria del condenado en una
institució n basada en el principio de autodiscipina, entre las veintiuna horas de un día y las seis horas del
día siguiente.
ARTICULO 43. — Se computará un día de pena privativa de libertad por cada jornada de permanencia del
condenado en la institució n conforme lo previsto en los artículos 41 y 42.
ARTICULO 44. — El juez de ejecució n o juez competente podrá autorizar al condenado a no presentarse
en la institució n durante un lapso no mayor de cuarenta y ocho horas cada dos meses.

CAPITULO IX
Asistencia médica
ARTICULO 143. — El interno tiene derecho a la salud. Deberá brindá rsele oportuna asistencia médica
integral, no pudiendo ser interferida su accesibilidad a la consulta y a los tratamientos prescriptos. Los
estudios diagnó sticos, tratamientos y medicamentos indicados, le será n suministrados sin cargo.
ARTICULO 144. — Al ingreso o reingreso del interno a un establecimiento, deberá ser examinado por un
profesional médico. Este dejará constancia en la historia clínica de su estado clínico, así como de las
lesiones o signos de malos tratos y de los síndromes etílicos o de ingesta de drogas, estupefacientes o
cualquier otra sustancia tó xica susceptible de producir dependencia física o psíquica, si los presentara.
Detectadas las anomalías aludidas, el médico deberá comunicarlas inmediatamente al director del
establecimiento.

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ARTICULO 145. — La historia clínica en la que quedará registrada toda prestació n médica, se completará
con la incorporació n de los estudios psicoló gico y social realizados durante el período de observació n,
previsto en el artículo 13 inciso a), y la actualizació n a que aluden el artículo 13 inciso d) y el artículo 27.
Copia de la historia clínica y de sus actuaciones integrará la historia criminoló gica.
ARTICULO 152. — Los tratamientos psiquiá tricos que impliquen suspensió n de la conciencia o pérdida de
la autonomía psíquica, aunque fueran transitorias, só lo podrá n ser realizados en establecimientos
especializados.

CAPITULO XII
Asistencia social
ARTICULO 168. — Las relaciones del interno con su familia, en tanto fueren convenientes para ambos y
compatibles con su tratamiento, deberá n ser facilitadas y estimuladas. Asimismo se lo alentará para que
continú e o establezca vínculos ú tiles con personas u organismos oficiales o privados con personería
jurídica, que puedan favorecer sus posibilidades de resinserció n social.

ARTICULO 169. — Al interno se le prestará asistencia moral y material y, en la medida de lo posible,


amparo a su familia. Esta asistencia estará a cargo de ó rganos o personal especializado, cuya actuació n
podrá ser concurrente con la que realicen otros organismos estatales y personas o entidades privadas con
personería jurídica.
ARTICULO 170. — En defecto de persona allegada al interno designada como curador o susceptible de
serlo, se proveerá a su representació n jurídica, en orden a la curatela prevista en el artículo 12 del Có digo
Penal.
ARTICULO 171. — En modo particular se velará por la regularizació n de los documentos personales del
interno. A su ingreso se le requerirá informació n sobre los mismos. La documentació n que traiga consigo,
se le restituya o se le obtenga, se depositará en el establecimiento, para serle entregada bajo constancia, a
su egreso.

CAPITULO XIII
Asistencia postpenitenciaria
ARTICULO 172. — Los egresados y liberados gozará n de protecció n y asistencia social, moral y material
pospenitenciaria a cargo de un patronato de liberados o de una institució n de asistencia pospenitenciaria
con fines específicos y personería jurídica, procurando que no sufra menoscabo su dignidad, ni se ponga
de manifiesto su condició n. Se atenderá a su ubicació n social y a su alojamiento, a la obtenció n de trabajo,
a la provisió n de vestimenta adecuada y de recursos suficientes, si no los tuviere, para solventar la crisis
del egreso y de pasaje para trasladarse al lugar de la Repú blica donde fije su residencia.
ARTICULO 173. — Las gestiones conducentes al cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 172, se
iniciará n con la debida antelació n, para que en el momento de egresar, el interno encuentre facilitada la
solució n de los problemas que puedan ser causa de desorientació n, desubicació n o desamparo. A tales
efectos se le conectará con el organismo encargado de su supervisió n en el caso de libertad condicional o
asistida y de prestarle asistencia y protecció n en todas las demá s formas de egreso.

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Psicosociologia Jurídica 2012

CAPITULO XIV
Patronatos de liberados
ARTICULO 174. — Los patronatos de liberados concurrirá n a prestar la asistencia a que se refieren los
artículos 168 a 170, la asistencia pospenitenciaria de los egresados, las acciones previstas en el artículo
184, la funció n que establecen los artículos 13 y 53 del Có digo Penal y las leyes 24.316 y 24.390.
ARTICULO 175. — Los patronatos de liberados podrá n ser organismos oficiales o asociaciones privadas
con personería jurídica. Estas ú ltimas recibirá n un subsidio del Estado, cuya inversió n será controlada
por la autoridad competente.

CAPITULO XV
Establecimientos de ejecució n de la pena
ARTICULO 178. — Las cá rceles o alcaidías tienen por objeto retener y custodiar a las personas sometidas
a proceso penal. Su régimen posibilitará que el interno pueda ejercer su derecho al trabajo y afrontar la
responsabilidad de asistir a su grupo familiar dependiente e incluirá programas y actividades que
permitan evitar o reducir, al mínimo posible, la desocializació n que pueda generar la privació n de
libertad.
ARTICULO 181. — Para la realizació n de las tareas técnico-criminoló gicas que dispone el artículo 13,
segú n las circunstancias locales, se deberá disponer de:
a) Una institució n destinada a esa exclusiva finalidad;
b) Una secció n separada e independiente en la cá rcel o alcaidía de procesados;
c) Una secció n apropiada e independiente en una institució n de ejecució n de la pena.
ARTICULO 184. — Los centros de reinserció n social deben ser instituciones basadas en el principio de la
autodisciplina destinados a la recepció n de condenados que se encuentren en semilibertad, prisió n
discontinua y semi detenció n. Será n dirigidos por profesionales universitarios con versació n
criminoló gica y, cuando las circunstancias lo posibiliten, podrá n estar a cargo de un patronato de
liberados y, de no existir aquél, de un servicio social calificado.
ARTICULO 190. — Las internas estará n a cargo exclusivamente de personal femenino. Só lo por excepció n
podrá n desempeñ arse varones en estos establecimientos en tareas específicas. La direcció n siempre
estará a cargo de personal femenino debidamente calificado.
ARTICULO 197. — Los jó venes adultos de dieciocho a veintiú n añ os deberá n ser alojados en instituciones
especiales o en secciones separadas o independientes de los establecimientos para adultos. En su
tratamiento se pondrá particular empeñ o en la enseñ anza obligatoria, en la capacitació n profesional y en
el mantenimiento de los vínculos familiares.

CAPITULO XVIII
Integració n del sistema penitenciario nacional
ARTICULO 215. — El condenado con sentencia firme trasladado a otra jurisdicció n por tener causa
pendiente será sometido al régimen de penados. En este caso las direcciones de los establecimientos
intercambiará n documentació n legal, criminoló gica y penitenciaria.

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Psicosociologia Jurídica 2012

ARTICULO 216. — El Ministerio de Justicia, por intermedio de la Secretaría de Política Penitenciaria y de


Readaptació n Social, organizará anualmente una reunió n de los ministros de todo el país con
competencia en la problemá tica carcelaria y penitenciaria. Estas reuniones tendrá n por objeto evaluar
todos los aspectos vinculados a la aplicació n de esta ley. Podrá n ser invitados representantes de
instituciones oficiales y privadas que participen en la ejecució n de la condenació n condicional, libertad
condicional, libertad asistida, semilibertad, prisió n discontinua, semidetenció n y trabajo para la
comunidad o brinden asistencia pospenitenciaria.
ARTICULO 218. — El Ministerio de Justicia, por intermedio de la Secretaría de Política Penitenciaria y de
Readaptació n Social, organizará un centro de informació n sobre los organismos estatales o instituciones
privadas de todo el país vinculados a la reinserció n social de los internos o al tratamiento en el medio
libre.
Los patronatos de liberados y los institutos oficiales y privados deberá n suministrar la informació n que a
tales efectos se les requiera.

INSTITUCIÓN PENITENCIARIA (MARCHIORI)


Diagnóstico clínico-criminológico
El diagnó stico clínico-criminoló gico se refiere al conocimiento del hombre con una conflictiva antisocial, a
los procesos físicos, psicoló gicos y sociales que han conducido al delito. Es un proceso complejo y
diná mico en la que entran todos los elementos para la comprensió n del individuo, su familia y su medio
social.
El Diagnó stico de la personalidad del delincuente está en constante evolució n en la institució n
penitenciaria. Hay un diagnó stico inicial, un diagnó stico en funció n de los añ os de estadía del individuo en
prisió n y un diagnó stico previo a la salida de la institució n penitenciaria, un diagnó stico post-
institucional.
Desde una criminología clínica e institucional, el diagnó stico comprende:
- Estudio del delincuente: Comprende el estudio médico (examen clínico), odontoló gico (examen
bucal minucioso), psicoló gico (estudio de la personalidad y de los complejos que lo llevaron al delito),
psiquiá trico (observació n de síntomas psicopatoló gicos), pedagó gico (historia escolar), laboral
(antecedentes laborales, intereses y aptitudes), jurídico (fichas de identificaciones y prontuario
criminoló gico) y estudios sobre actividades artísticas, culturales, deportivas y religiosas.
- Estudio de la familia: El delincuente como miembro de un grupo familiar y social.
- Estudio y análisis del delito: Procesos que llevaron al delito, estudio de la víctima; el diagnó stico
implica un aquí y ahora, conocer las motivaciones delictivas y elaborar una predicció n criminoló gica.

Toda conducta delictiva es siempre un vínculo, se refiere a otro. El delito es una conducta simbó lica. Toda
conducta delictiva, en el momento en el que se manifiesta, es la “mejor” conducta porque es la má s
organizada que ese individuo puede realizar y es la que intenta regular la sensació n que siente y que le
resulta intolerable. Es una conducta defensiva para mantener el equilibrio sin resolver el conflicto. Es un
síntoma, una forma de organizar la experiencia. Revela muchos aspectos del delincuente pero no explica
por qué cometió esa conducta. La conducta delictiva siempre es significativa, tiene un sentido cuando lo
relaciones con la vida del sujeto.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Preguntarse quién es el autor del delito y quién es la víctima implica considerar los estudios de
personalidad. El cuá ndo se refiere a los factores desencadenantes. El có mo nos plantea las circunstancias
del delito y el grado de participació n en la conducta, por ejemplo si fue realizado por varias personas.
Dó nde, permite establecer tiempo, lugar modo y ocasió n. Con qué instrumentos: medios empleados,
objetivos (armas) y subjetivos (engañ o, estafa). Por qué motivos realizó el delito: motivos que
determinaron al individuo a delinquir.
Se distinguen diversas conductas:
- De homicidio: Con alevosía (la víctima no puede defenderse por su personalidad, ubicació n, o
confianza con el autor; debilidad mental, víctima dormida, etc.); con ensañ amiento (modo
particularmente sá dico de realizar el delito); por promesa remuneratoria; por placer (sin causa y sin
relació n con la víctima); psicó tico (violencia desencadenada por esquizofrenias, psicosis alcohó licas,
psicosis seniles, debidas a traumatismos cerebrales); dentro del grupo familiar; por alcoholismo; por
identificació n emocional (celos); por envenenamiento; homicidio para ocultar otro delito (robo, estafa);
en estado de emoció n violenta; infanticidio; homicidio realizado por un grupo (por robo, sadismo,
venganza, delincuencia).
- De robo: Hurto (sin violencia ni intimidació n); robo (a través de la fuerza en los objetos o
violencia física contra persona); estafa (simple cuando la víctima es al azar, compleja cuando hay relació n
con la víctima y toda una organizació n para realizarla).
- Delictiva sexual: Violació n (relació n impuesta por violencia); incesto (parientes consanguíneos,
frecuentemente padre-hija); exhibicionismo; prostitució n.
- Drogadicció n.

Estudio de la Estructura familiar:


La educació n es una fuerza del ambiente cuyo origen está en la personalidad de los padres y en el medio
social. La situació n econó mica social llega a tener importancia por su repercusió n, de ello muchas veces
depende el clima psicoló gico. La insatisfacció n de anhelos y necesidades elementales ocasionan
fatalmente alteraciones del humor, angustia y grave influencia sobre la vida emocional del niñ o.
El grupo cultural en el que se ha criado el individuo, las actitudes y tradiciones han influido y son factores
que inciden en la conducta delictiva. Hay diversas posibilidades:
- Familia Desintegrada: Se observa claramente la etiología del delito. Familias desintegradas por
diferentes causas (muerte de uno de los padres, separació n, abandono del hogar, encarcelamiento del
padre, etc.). El niñ o crece en un ambiente contradictorio que lo conduce a la marginació n, desconfianza y
violencia.
- Familia Integrada: Está n todos los miembros importantes del nú cleo familiar pero el niñ o crece en un
ambiente con carencias afectivas, la familia se siente indiferente o lo sobreprotege produciendo una
simbiosis en la que le niñ o es manipulado para ser el portador de agresió n y tensió n del grupo familiar.

Tipos de familias:
- La familia del delincuente por robo: Historia infantil traumá tica, períodos en institutos de
menores o a cargo de padres adoptivos, abandono del hogar por parte del niñ o, familia inestable, fría,
falta de cuidados hacia el niñ o, la familia no colabora en el tratamiento penitenciario.
- La familia del delincuente sexual: Honda conflictiva en la personalidad, inmadurez emocional,
comportamiento tímido, retraído, hogar desintegrado, falta de seguridad y afecto.
104
Psicosociologia Jurídica 2012

- La familia del homicida: Individuo de costumbres socialmente adaptadas, familia en apariencia


integrada pero se descubre que el individuo tuvo dificultades de relació n, frustraciones a sus necesidades,
agresividad reprimida.
- La familia del estafador: Asume otras identidades, fantasías de grandeza, padres rígidos o
sobreprotectores.
- La familia del adicto: Inestabilidad familiar, laboral, educació n, rebeldía frente a normas sociales,
oposició n a su familia, inmadurez, dependencia.

Métodos en el diagnóstico clínico-criminológico:


- Entrevista: puede ser focalizada o abierta, esta ú ltima es valiosa en instituciones penitenciarias
pues permiten aprender la situació n global que vive el individuo. La visita a la familia del interno en el
lugar donde vive proporciona la informació n sobre la situació n familiar, el conocimiento sobre las
posibilidades de ayuda que brindará esa familia al interno durante su estadía en la cá rcel y cuando salga.
- Historia clínica-criminoló gica: Conocer los datos y vida del individuo, su historia, nú cleo familiar y
social, proceso que condujo al delito. Nombre, edad, estado civil, escolaridad, trabajo, delito, sentencia,
cuá nto tiempo lleva en la institució n, antecedentes, si recibe visitas en la institució n. Datos sobre la
estructura familiar, en especial padre, madre, hermanos. Matrimonio, hijos del interno.
- Estudio familiar: Hay diferencias respecto de la familia en los delincuentes primarios (integració n
familiar, asisten al interno y colaboran) y en los delincuentes reincidentes (han abandonado ellos a su
familia). Desde el punto de vista criminoló gico, es importante conocer la actitud de la familia hacia el
interno, lo que piensa la familia sobre la asistencia y la rehabilitació n.
-La visita a la familia del autor del delito: Permite conocer y hablar con otros miembros importantes del
nú cleo familiar que no visitan al interno. Estas personas dan su percepció n sobre la situació n del interno,
los motivos que lo llevaron al delito y sobre su comportamiento.
-Estudio de la familia de la víctima: Estudio de la relació n entre autor y víctima, para prevenir
reincidencias o problemas que agraven la situació n.
-Estudio del prontuario criminoló gico: Sobre la situació n jurídica del interno (detenido, procesado,
sentenciado), la descripció n del delito y sus circunstancias, la sentencia y su fundamentació n.
-Test Psicoló gicos: Selecció n de tests (de personalidad o proyectivos, de inteligencia, de intereses y
actitudes), su aplicació n, interpretació n de la prueba.

Tratamiento penitenciario
Es la aplicació n de todas las medidas educativas que permitirá n modificar las tendencias antisociales del
individuo. El tratamiento penitenciario está basado en el diagnó stico criminoló gico, en el estudio
exhaustivo de todos los aspectos relacionados con la personalidad del delincuente como bio-psico-social,
el estudio de la familia y sus relaciones interpersonales. Tiende a que el sujeto comprenda su conducta
delictiva y la modifique, que adquiera conocimiento del dañ o causado y sensibilice su afectividad. Puede
ser:
- Tratamiento Individual: Siempre que intentamos conocer la historia y la situació n de individuo en
prisió n estamos haciendo tratamiento. Se debe tener en cuenta edad del sujeto, delito realizado,
antecedentes, educació n, personalidad, nú cleo familiar. El tipo de tratamiento varía segú n la patología
(personalidad psicopá tica, donde el objetivo es sensibilizarlo, aunque su personalidad de base nunca se
modifica, sino que el tratamiento estructura sus defensas para controlar sus conductas agresivas;

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Psicosociologia Jurídica 2012

personalidad del estafador, hacer consciente la angustia que subyace al síntoma de engañ o y seducció n;
personalidad del homicida, toma de conciencia de su delito, prevenir brotes impulsivos; personalidad con
conflictiva sexual, psicoterapia profunda a nivel psicoló gico; drogadicció n, tomar consciencia de sus
procesos autodestructivos; retardo mental; conducta delictiva en la vejez.
-Tratamiento de grupo: Se distingue: psicoterapia de grupo (verbalizar conflictos, mejorar relaciones,
preparar al interno para su egreso de la institució n), tratamiento al grupo familiar (conciencia por parte
del nú cleo familiar de la problemá tica delictiva, favorecer la comunicació n entre el interno y su familia),
tratamiento en el grupo escolar (lectura de libros, historia, arte, cultura), tratamiento en el grupo laboral,
actividades culturales, artísticas y deportivas.
-Tratamiento institucional: Objetivos institucionales de tratamiento que influirá n en el individuo y éste a
su vez en las características de la institució n.

INTRODUCCIÓN PSICOLÓGICA Y PSICOANALÍTICA A LA CRIMINOLOGÍA (LAGACHE)


La Psicología es la ciencia de la conducta, que se define como el conjunto de acciones fisioló gicas,
motrices, verbales y mentales mediante las cuales un organismo en situació n reduce las tensiones que lo
ponen en movimiento y realizan sus posibilidades.
Hay diversos enfoques: el naturalista o estadístico (requiere muestreos representativos); el clínico
(estudio profundo de casos individuales); el psicoanalítico (relació n psicoanalista-paciente);
experimental (difícil de aplicar a la conducta criminal); social (conducta de grupos).
El estudio del delincuente comprenderá : sus comportamientos criminales, la actitud del sujeto respecto a
sus actos, su biografía, su personalidad. Estos datos proporcionará n datos de diagnó stico, pronó stico y
conducta a adoptar. Se abordan tres puntos esenciales:
a) Personalidad del criminal: Interacció n entre la personalidad y el medio, el papel de la
personalidad en el origen de los hechos y situaciones. Puede haber: rasgos vinculados al egocentrismo
(falta de consideració n por los demá s, falta de responsabilidad y culpa) y rasgos de inmadurez personal
(poco control emocional, insuficiencia de juicio y autocrítica).
b) Características y definició n de la conducta criminal: La conducta criminal es una agresió n dirigida
por un individuo o varios individuos miembros de un grupo, contra los valores comunes a ese grupo,
tiene la propuesta de construir valores y grupos antagó nicos. El crimen, con los conflictos de valores, y
lealtades, que implica, es una estructura esencial de la existencia humana.
c) Sobre la génesis del acto criminal: Se debe averiguar el sentido del acto criminal, su funció n, de
qué modo reduce tensiones. El acto criminal reduce ciertas tensiones y realiza ciertas posibilidades. En
ciertos casos, el acto criminal parece carecer de motivació n, en otros, la motivació n no parece suficiente,
en otros, bien cuando hay motivació n resulta difícil explicar el pasaje a la acció n. La hipó tesis
psicoanalítica plantea que la conducta se explica en gran medida por el hecho de que el ser humano está
motivado por necesidades inconscientes vinculadas con objetos inconscientes. Los actos delictivos
tendrían un significado má gico: exaltar o restaurar un sentimiento primitivo de omnipotencia. Hay ciertas
condiciones de paso al acto: identificació n con un modelo criminal, y ausencia o debilidad del Superyó . La
severidad del Superyó en neuró ticos origina el crimen por la necesidad de autocastigo. Otra hipó tesis es
la de la persistencia de un Superyó primitivo.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Conclusiones:
a) La conducta criminal debe ser reconstruida completamente, en todos sus detalles, continuidad
cronoló gica, y la actitud del criminal respecto a su acto.
b) La conducta criminal es un aspecto de las interacciones entre el criminal y su medio, se debe
analizar su participació n en grupos (familia, grupo laboral, vecindad).
c) Se requiere una biografía completa con especial atenció n en el estudio de la infancia y
adolescencia (socializació n, identificació n).
EL EXAMEN PSICOANALÍTICO EN CRIMINOLOGÍA (LAGACHE)
Partiendo del Psicoaná lisis es posible elaborar un método de examen apropiado a la conducta y
personalidad de los criminales. Se considera que las acciones criminales son desó rdenes de la
personalidad y la conducta, y eso significa que el criminal debe ser objeto de medidas terapéuticas.
El Psicoaná lisis es un método terapéutico basado en la relació n personal entre terapeuta y paciente. Se
llama neurosis transferencial al fenó meno por el que, en una psicoterapia, los síntomas de la neurosis se
transforman en esa relació n entre paciente y terapeuta; si bien en toda psicología hay transferencia, a
diferencia de otras psicoterapias el Psicoaná lisis dilucida y controla la transferencia.
El Psicoaná lisis también es un método de investigació n, que tiene por objeto la conducta del analizado en
las sesiones, y su comunicació n verbal y asociació n de ideas (asociació n libre). El psicoanalista interviene
interpretando, sacando a la luz el significando inconsciente de la conducta y las palabras del sujeto.
El Psicoaná lisis aplicado es la aplicació n de concepciones psicoanalíticas a diferentes campos de la
ciencia.
En el caso del delincuente, su personalidad misma representa un obstá culo, por la labilidad del Yo,
egocentrismo, inmadurez, anomalías del Superyó ; no podemos contar con la franqueza del delincuente,
no tiene conciencia de enfermedad, afirma que no es un enfermo, no presenta necesidad de cambiar o
recuperarse, no suele examinarse a sí mismo y su capacidad de hacerlo es limitada.

Modificación de la técnica psicoanalítica


El criminal no puede adaptarse al tratamiento psicoanalítico clá sico, éste debe ser adaptado al criminal.
Hay 2 fases: fase de establecimiento de una relació n positiva, y el aná lisis propiamente dicho. En la
primera fase hallamos que:
- El analista debe desempeñ ar el rol de un ser omnipotente y benévolo: El delincuente debe haber tenido
una experiencia desastrosa en su infancia, en una situació n en la que esperaba ayuda y protecció n de
alguien a quien había atribuido omnipotencia; má s tarde oscila entre sentimientos de omnipotencia y de
inferioridad, se siente a merced de un medio hostil, amenazante, y escapa de eso mediante una conducta
agresiva. En aná lisis, el no repetir esa experiencia traumá tica lo lleva a pensar que el psicoanalista es
benévolo y omnipotente, desplaza al analista parte de su omnipotencia, cosa que nunca pudo hacer
respecto a sus padres.
-El analista debe ser capaz de sorprender al delincuente: La hipó tesis se basa en una fijació n a un período
del desarrollo en que al niñ o le fascina la novedad de sus experiencias, lo nuevo tiene para el delincuente
un valor emocional positivo.
-El analista debe ofrecer al delincuente una satisfacció n en un á rea valorada por él.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Esta fase permite disminuir los síntomas y reemplazar agresividad por angustia. En la segunda fase el
paciente ya puede tolerar un aná lisis comú n, pero no la persona de quien recibió tanta satisfacció n, suele
ser necesario un cambio de analista.

Teoría psicoanalítica de la delincuencia


Freud planteaba un proceso bifá sico, una fase de retiro y otra de restitució n; en la neurosis a la represió n
le sigue el retorno de lo reprimido como síntomas; en la psicosis al retiro de un sector de la realidad le
sigue el reemplazo de esa realidad por un sustituto satisfactorio.
La fase de retiro se da luego de una frustració n en las relaciones interpersonales, en general ocurridas en
los primeros añ os de vida. Las frustraciones muy precoces dan como resultado una criminalidad, cuya
apariencia instintiva no excluye que se haya originado un conflicto. La frustració n provoca el retiro de un
sector de la realidad: los padres y valores parentales; en lugar de amar a sus padres, el niñ o frustrado los
odia, le resultan figuras agresivas, la identificació n socializante se realiza mal, no puede identificarse con
un padre poderoso y bueno porque no lo ha experimentado, y se identifica con la imagen de los padres
malos, no internaliza valores morales y valoriza pulsiones primitivas y sus objetos.
La fase de restitució n comienza con el ataque contra la realidad, el sujeto trata de satisfacer sus
necesidades, el ataque no se dirige hacia los padres sino hacia los sustitutos parentales y valores
asociados con ellos.

LA PSICOLOGÍA EN EL CAMPO JURÍDICO (SARMIENTO, VARELA, PUHL)


ESPECIFICIDADES DEL FUERO PENAL
Imputabilidad
Imputar significa asignar, atribuir algo a alguien. Luego de la Revolució n Francesa empiezan a surgir
conceptos en relació n a la responsabilidad de las personas. Surgen dos escuelas:
- Clá sica: La imputabilidad es la relació n de causalidad entre autor y delito; supone que la persona
posee libre albedrío y es implícitamente responsable (quedan por fuera los alienados mentales). Se
atribuyen las consecuencias a quien ejecuta voluntariamente una acció n.
- Positiva: Traslada la voluntariedad del acto al determinismo en que está sujeto quien comete un
delito; consideraba que había razones de tipo personal por las que la persona delinque, por lo tanto se
daba igual pena a las personas que tenían trastornos mentales y a las que no.

Imputabilidad: Es la capacidad de reproche jurídico de una persona, es decir, que pueda comprender la
criminalidad de sus actos. Para ello debe poseer una integridad biopsicoló gica que permita que se lo
pueda hacer responsable de una acció n u omisió n que devenga en una circunstancia penalmente criminal.
Implica:
- Capacidad para comprender la criminalidad del acto: En la evaluació n pericial se tendrá n en
cuenta variables como: el estado de las funciones que componen la conciencia; la capacidad intelectual; la
modalidad vincular; los mecanismos defensivos.
- Capacidad para dirigir sus acciones de acuerdo a dicho entendimiento: Se evaluará el control
racional de los impulsos; las compulsiones; la tolerancia a la tensió n y frustració n; el nivel de tensió n
interna; estado emocional.

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Psicosociologia Jurídica 2012

A través de ello se podrá n detectar signos de los cuales se infiera:


- Simulació n: Producció n voluntaria de síntomas físicos o psíquicos falsos o exagerados con el
objetivo de evidenciar patología.
- Disimulació n: El sujeto intenta dar una impresió n de normalidad, se exacerba el autocontrol y la
pseudo adaptació n a la realidad.
- Sobresimulació n: La realiza quien padece trastornos mentales cuando tiende a prolongar los
síntomas de una patología ya superada.

Se deben evaluar discrepancias entre lo exhibido por el paciente (su relato) y lo concluido (por ejemplo,
mediante las técnicas psicodiagnó sticas, en especial las proyectivas, que arrojan datos muy certeros
respecto de los tres puntos antes mencionados). También se evalú a la congruencia entre lenguaje verbal y
gestual.
Trastornos mentales transitorios
Se evalú a el grado de emoció n, la aparició n sú bita, duració n temporaria, conmoció n psíquica global,
teniendo en cuenta ademá s el factor desencadenante en la persona predispuesta. Características:
- Que haya sido desencadenada por una causa inmediata y evidenciable
- Que su aparició n haya sido brusca o al menos rá pida
- Que su duració n haya sido breve
- Que haya surgido sobre una base de personalidad que predisponga al sujeto

Dentro de estos estados mentales transitorios hallamos:


Emoció n violenta: Ficció n jurídica que surge por la necesidad de contemplar casos en que un sujeto actú a
cometiendo un delito en circunstancias en que siente que él o su familia está n a merced de una situació n
de peligro. Se produce una perturbació n de su capacidad de síntesis, tendencia al automatismo, sin que se
suprima la conciencia. Hay falta de nitidez en la memoria y lagunas, y tendencia a la conducta impulsiva.
Se trata de un trastorno mental incompleto, y la ley contempla esto como atenuante en el actuar del
sujeto (art. 81), se prevé pena de 3 a 6 añ os, o prisió n de 1 a 3 añ os.
Emoció n patoló gica: Es un trastorno mental transitorio completo. Hay inconsciencia transitoria,
perturbació n grave de la voluntad, juicio e inteligencia, automatismo, descarga motriz, amnesia total del
acto realizado. Está contemplado en el art. 34, en los denominados estados de inconsciencia, y es un
eximiente de punibilidad penal.

Peligrosidad
Es la probabilidad de que un sujeto realice una conducta auto o heteroagresiva, de acuerdo a sus
condiciones psicofísicas. Cuando el sujeto ya la realizó entra en lo que se llama estado peligroso, que es la
probabilidad de que un sujeto vuelva a cometer un delito. Las formas clínicas del estado peligroso son:
alienació n mental; personalidades patoló gicas no psicó ticas; ebrios habituales; toxicó manos habituales.
Segú n su relació n con el delito pueden ser:
- Predelictual: Quien no habiendo cometido alguno tiene probabilidad de hacerlo, por sus
características psicoló gicas, físicas y/o sociales.
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Psicosociologia Jurídica 2012

- Postdelictual: Quien ya ha cometido un delito y es probable que vuelva a hacerlo.

Segú n el delito y el autor:


- Puede haber ausencia o presencia de agravantes (alevosía, ensañ amiento, vínculo, premeditació n,
etc.)
- Puede ser primario, reincidente o habitual
- Puede haber ausencia o existencia de antecedentes policiales o judiciales

La mayor peligrosidad se da cuando hay: antecedentes del autor; delito cometido en forma alevosa,
premeditada o perversa; una personalidad patoló gica; y falta de signos de arrepentimiento.
La menor peligrosidad se da cuando hay ausencia de antecedentes; un delito cometido sin agravantes y
en cambio con atenuantes (emoció n violenta, estado de ebriedad), y signos de arrepentimiento.
Los grupos de riesgo son aquellos en los que hay proclividad a realizar conductas auto o heteroagresivas,
y los índices que se evalú an son: excitabilidad, hipersensibilidad, impulsividad, baja tolerancia a la
frustració n, intensa tensió n, repetició n de la conducta agresiva, baja autoestima, consumo habitual de
alcohol o sustancias.
Por lo tanto, el diagnó stico de peligrosidad tiene en cuenta: índices médico psicoló gicos (personalidad
anormal no patoló gica, personalidad normal patoló gica); índices sociales (mundo circundante, familia,
nivel de escolaridad, antecedentes laborales); e índices legales (antecedentes policiales, judiciales).
CONTROL SOCIAL Y CRIMINOLOGÍA
Denominamos control social a toda instancia de regulació n respecto de los cuerpos1 producida desde una
situació n de poder o en concordancia con él, en beneficio del orden instituido. No toda instancia de
regulació n puede categorizarse como “control social”; las instancias de contrapoder crean sus propias
regulaciones, registros, sin que por ello operen en el sentido del control social.
Este concepto de control social no supone una tendencia teleoló gica, ni una intencionalidad; má s bien se
sustenta en la noció n de teleonomía, vale decir, que es ejercido, puesto en práctica, sin que haya
necesariamente conciencia del mismo; conciencia que, por otra parte, poco variaría el curso del aná lisis,
ya que el mismo se asienta en la acció n de los hombres y no en lo que ellos piensan sobre lo que hacen.
Regulació n y poder en su articulació n nos remiten tanto a la “funcionalidad social de los cuerpos” cuanto
a la concepció n de “disciplina”.
Los cuerpos tienen una existencia concreta, por lo tanto só lo funcionan bajo determinadas condiciones
situadas en un tiempo y en un espacio dado. Si nos quitan las condiciones de subsistencia perecemos.
Entendiendo como éstas las mínimas condiciones de existencia. Por tanto, diremos que las “condiciones
de existencia” constituyen el conjunto de relaciones sociales que articulan a un cuerpo con el resto de la
naturaleza, conformando de una parte una “persona” y de otra un “orden social”, de modo de posibilitar la
realizació n del intercambio metabó lico mínimo. En la instancia de regulació n de los cuerpos, la
“disciplina” se manifiesta como una “tecnología política”, una técnica de ejercicio de poder cuyos
principios fundamentales se desarrollaron durante el siglo XVIII. Procedimiento destinado a la inhibició n
de las posibilidades de cuestionamiento y rebelió n del cuerpo y la mayor utilizació n del aspecto
econó micamente ú til del trabajo en la producció n de mercancías. Los mecanismos disciplinarios datan de
tiempos antiguos, pero existieron de manera aislada, fragmentada. Esa invenció n técnica de esa forma de
gobernar al hombre, controlar sus mú ltiples capacidades, utilizarlas al má ximo y mejorar el efecto ú til de

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Psicosociologia Jurídica 2012

su trabajo y sus actividades, gracias a un sistema de poder que permite controlarlo, data de apenas dos
siglos.
Las disciplinas está n recorridas, segú n el análisis que Foucault realiza, por cinco características:
1- La disciplina es ante todo un aná lisis del espacio; es la individualizació n por el espacio; la colocació n de
los cuerpos en un espacio individualizado que permita la clasificació n y las combinaciones.
2- La disciplina no ejerce su control sobre el resultado de una acció n sino sobre su desenvolvimiento4.
3- La disciplina es una técnica de poder que encierra una vigilancia perpetua y constante de los
individuos. Principio del “panó ptico”. El panó ptico es, en sentido estricto, una má quina arquitectó nica
diseñ ada por Jeremías Bentham, cuya finalidad es hacerlo todo visible, tornando invisible al vigilante. El
panoptismo es el dominio visual de los gestos, má s, lo importante no es la vigilancia efectiva, sino el
efecto duradero en el cuerpo vigilado, de sentirse permanentemente observado. El que está sometido a
un campo de visibilidad, y que lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder.
4- La disciplina es el conjunto de técnicas en virtud de las cuales los sistemas de poder tienen por objetivo
y resultado los individuos singularizados. Es el poder de la individualizació n cuyo instrumento
fundamental reside en el examen.
5- La disciplina en su aplicació n no es inocua, genera resistencias. Debe neutralizar los efectos de
contrapoder que nacen de ella y que forman resistencia al poder que quiere dominarla: agitaciones,
revueltas, organizaciones espontá neas, coaliciones6.
Aparecen con el siglo XVII en Europa una cantidad de Instituciones que se van extendiendo hasta cubrirlo
todo. Lentamente se van diferenciando, en funció n de su especializació n, en instituciones unitarias
centradas en el “secuestro de los cuerpos”, en el enclaustramiento; tales como la fá brica, la prisió n, la
escuela, el hospital, el psiquiá trico, los reformatorios, el hospicio, los cuarteles, etc.
Se conforma así un eje que funciona como un haz intermedio de relaciones, en cuyos extremos de
encuentran la “anatomía política”8 y la “bio-política”. La combinació n de bio y anatomopolítica conlleva la
estructuració n de un tipo de poder general, que constituye la denominada por Foucault, “sociedad
disciplinaria”, que es la que echa las raíces para conformar inicialmente la sociedad burguesa, cuyo nú cleo
de valores constituye el origen de los prejuicios má s arraigados de nuestro tiempo.
Toda la política disciplinaria se monta sobre la base de microdosis de castigo. No se trata de la punició n
legal, sino de la infralegal, que se cuela en las fisuras que no alcanza a cubrir el aparato judicial. Su funció n
es reducir las desviaciones, por lo que es esencialmente correctivo. Pequeñ as dosis a gran escala:
imperceptibles humillaciones, ínfimas vergü enzas, minú sculas privaciones y toda una batería de mínimas
sanciones.
El “control social” al enunciar la posibilidad de vivir armó nicamente “limitando las conductas individuales
desviadas”, establece una estrecha relació n con la noció n de “delito”. La reacció n del Estado ante el
“delito” se materializa en una Política Criminal y mediante las agencias de control social. La cá rcel es una
agencia de este tipo.
El control social informal se desarrolla en el seno mismo de la comunidad, implica la vigencia de normas y
valores, cuyo cumplimiento atraviesa al sujeto de esa cultura convirtiéndose en un acatamiento
imperativo o volitivo para el mismo. Sus dispositivos operan en el nú cleo de las instituciones
comunitarias, esa la familia, la educació n, la ética, la religió n, los medios de comunicació n, etc.
El control social formal es ejercido sobre el tipo de sujetos que trasgrede las normas de entidad legal,
demostrando con sus acciones antijurídicas la ineficacia de su socializació n primaria.

111
Psicosociologia Jurídica 2012

El control social formal lo tiene el Estado exclusivamente como monopolio legítimo de la fuerza. Lo
materializa en el Sistema Penal cuya estructura comparte la agencia legislativa y las agencias ejecutivas.
Á lgidos debates se producen en el seno de la Doctrina Jurídica y particularmente de la Sociología del
derecho, entre quienes tienden a una actitud “abolicionista” del derecho Penal como fundamento del
Control Social Formal y aquéllos que plantean la “maximizació n” del Derecho Penal – leyes má s duras,
má s penas, má s encierro.
Ambas posiciones resultan extremas; el uso hipertró fico de la respuesta punitiva característica de la
maximizació n del Derecho Penal, aumentaría la criminalidad como respuesta ló gica de la ampliació n de la
represió n penal. La abolició n del Derecho Penal, es un valioso enunciado, que no puede validarse en la
prá ctica, habida cuenta que la sociedad no está en condiciones “aú n” de promoverse en un mecanismo de
“responsabilizació n” que permita el trá nsito hacia las formas participativas que propone un sistema
reparatorio de las ofensas.
La criminología basada en los desarrollos de la escuela lombrosiana, afirmaba que la delincuencia era
determinada por propensiones hereditarias y los estigmas del criminal aparecían cristalizados en rasgos
antropomó rficos.
La intervenció n de la medicina mental en la institució n penal rompe la teoría tradicional de la
irresponsabilidad del demente o del furioso para introducir un condicionante que traslada el valor del
acto al autor y se define como “peligrosidad”. Esta intervenció n se debe al encuentro de dos necesidades:
el funcionamiento de la medicina como higiene pú blica y el funcionamiento de la punició n legal como
técnica de transformació n individual.
¿En qué consiste la paradoja que se instala a partir de la aceptació n de la ficció n de la monomanía? En que
cuanto má s indeterminado y gratuito sea el acto cometido, má s tendencia se tendrá a eximir de
responsabilidad al sujeto del mismo.
La célula familiar, tal como fue valorada en el curso del siglo XVIII, permitió que en sus dos dimensiones
principales: el “eje marido – mujer” y el “eje padres – hijos, se desarrollaran los elementos principales del
dispositivo de sexualidad (el cuerpo femenino, la precocidad infantil, la regulació n de los nacimientos y
en menor medida la especificació n de los perversos)
Si se admite que la prohibició n del incesto es el umbral de toda cultura, la sexualidad se encuentra desde
siempre colocada bajo el signo de la ley y el derecho. ¿Será este entramado paradojal de los dispositivos
de control social generados en la modernidad victoriana promotores culposos de las mú ltiples
manifestaciones trasgresoras e incestuosas que socavan el basamento de la familia en esta
posmodernidad que nos toca vivir?

Sobre la criminalidad y sus formas


Hay dos tipos de criminalidad: el crimen ordinario y el crimen organizado.
En el siglo XX el crimen organizado fue creciendo gradualmente a la sombra de grandes y violentos
acontecimientos sociopolíticos.
Modo de organizació n criminal:
1. Actividad criminal planificada por lucro.
2. Estructura jerá rquica con divisió n del trabajo.
3. Sanciones y acciones disciplinarias.

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Psicosociologia Jurídica 2012

4. Uso de la violencia e intimidació n.


5. Trá fico de influencias – Corrupció n.
La regulació n y control del Estado, elementos de la expresió n tradicional de seguridad y certidumbre,
desaparecen gradualmente ante el avance de los negocios transnacionales. Las organizaciones criminales
se presentan en este contexto como agentes e intermediarios de actividades ilícitas de distinta índole,
dentro de un espacio má s abierto de transacciones comerciales desreguladas.
Estas organizaciones criminales debilitan el poder del Estado con el objeto de burlar sus mecanismos de
control y aumentar los beneficios de sus actividades.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Unidad X: Actuació n del Psicó logo en el Campo Civil. Insanias e Inhabilitaciones. Determinació n de
Curadores. Aspectos legales. Tarea pericial y asistencial del Psicó logo Forense. Aspectos conceptuales y
puntuales de la actuació n del Psicó logo en el Campo de la Accidentología. Dañ o psíquico y Dañ o Moral.
Aspectos legales. Concepto de enfermedad profesional y concausa.
LA PSICOLOGÍA EN EL CAMPO JURÍDICO (SARMIENTO, VARELA, PUHL)
DAÑOS A LAS PERSONAS EN EL DISCURSO PSICOLÓGICO JURÍDICO
El dañ o es un detrimento, un menoscabo, un perjuicio. El dañ o es fundamentalmente el resarcible, o el
dañ o antijurídico, ya que ese es el que la ley sanciona. Es el presupuesto central de la responsabilidad
civil, entendido como el requisito fundamental para atribuir la responsabilidad a un actor.
Daño desde la perspectiva jurídica
El dañ o como consecuencia del acto ilícito es el detrimento, perjuicio o menoscabo que se recibe por
culpa de otro. Todo dañ o puede causarse por dolo (voluntad deliberada), por culpa (omisió n de la
conducta debida para prever y evitar el dañ o) o por caso fortuito, importando en el evento saber el modo
en que ocurrieron los hechos para arribar a la responsabilidad que debe exigirse.
Si se hubiere ocasionado sin malicia pero por culpa o imprudencia existirá de cualquier modo una
sentencia que obligue a indemnizar el mismo.
Damnificado: Sujeto pasivo de un dañ o o perjuicio que sufre las consecuencias de un hecho o acto
perjudicial para las cosas o las personas.
Có digo Civil:
Art. 1.067. No habrá acto ilícito punible para los efectos de este có digo, si no hubiese dañ o causado, u otro
acto exterior que lo pueda causar, y sin que a sus agentes se les pueda imputar dolo, culpa o negligencia.
Art. 1.068. Habrá dañ o siempre que se causare a otro algú n perjuicio susceptible de apreciació n
pecuniaria, o directamente en las cosas de su dominio o posesió n, o indirectamente por el mal hecho a su
persona o a sus derechos o facultades.

Hay dañ o cuando se lesiona cualquier derecho subjetivo, pero en sentido estricto la lesió n debe recaer
sobre ciertos derechos subjetivos patrimoniales o extrapatrimoniales, cuyo menoscabo debe generar una
sanció n patrimonial.
Art. 1.096. La indemnizació n del dañ o causado por delito, só lo puede ser demandada por acció n civil
independiente de la acció n criminal.

Titulares de la acció n civil: Personas que pueden exigir la indemnizació n por el dañ o. El sujeto pasivo, los
herederos forzosos o legales, y quienes resultaren afectados por el delito.
Reparació n de perjuicios: Indemnizació n del dañ o material o moral causado a la víctima, su familia o a un
tercero, fijá ndose el monto por el juez.
El dañ o puede ser:
1. Patrimonial
a) Directo
b) Indirecto – Dañ o psíquico

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Psicosociologia Jurídica 2012

Los dañ os al patrimonio incluyen aquellos causados a cada una de las relaciones jurídicas que lo
componen:
- Dañ os a las relaciones jurídicas reales: Delitos contra la propiedad, la libertad sexual y contra la
persona
- Dañ os a las relaciones jurídicas creditorias: Incumplimiento de un contrato que faculta al acreedor
el derecho a una indemnizació n
- Dañ os a las relaciones jurídicas intelectuales: Menoscabo a la potestad exclusiva y temporaria que
otorga el derecho intelectual al titular de determinada creació n

2. Extrapatrimonial – Agravio o dañ o moral: Relacionado con lo inherente a la personalidad de un


sujeto jurídicamente hablando: paz, privació n, ideología, honor.
El ordenamiento legal tutela el interés, la facultad de actuar de los sujetos. Una vez constatado que existe
un interés que el derecho reconoce como tutelable, y que una acció n de otro sujeto ha afectado ese
interés, estamos en presencia de un dañ o. Como nexo causal se entiende la relació n entre el menoscabo
cuyo resarcimiento se persigue y el hecho que se atribuye produjo dicho dañ o. El derecho no protege los
bienes considerados en sí mismos, sino en tanto y en cuanto estos satisfacen necesidades humanas.
Daño psíquico
Ha sido separado del Dañ o moral; surge a consecuencia de una situació n traumá tica vivida con motivo de
un accidente de cualquier índole. El perito psicó logo tendrá que evaluar los síntomas resultantes del
hecho traumá tico y a partir de eso llegar a la conclusió n de si hubo conformació n patoló gica, la relació n
entre ella y el hecho al que se le atribuye y por lo tanto, si hay o no dañ o psíquico.
Si existe dañ o psíquico, éste persistirá siempre y hasta tanto el sujeto realice un tratamiento
psicoterapéutico. Se habla de dañ o psíquico cuando un sujeto presenta un deterioro, disfunció n o
trastorno que afecte sus esferas afectiva, volitiva y/o intelectual, a consecuencia de lo cual disminuya su
capacidad de goce individual, familiar, laboral, social y/o recreativo. No importa la intensidad del hecho
sino el nivel de tolerancia que el sujeto tenga. Cuando el sujeto se enfrenta con experiencias que
amenazan su vida u otras experiencias traumá ticas reaccionará de acuerdo a su propia organizació n
bá sica de personalidad.
Trauma: Acontecimiento en la vida del sujeto caracterizado por su intensidad, la incapacidad del sujeto de
responder a él adecuadamente, trastorno a los efectos pató genos que provoca en la organizació n psíquica.
El trauma exige un aumento de trabajo al aparato psíquico. Es efecto de una situació n sú bita que inunda
al sujeto con intensos estímulos que le provocan emociones profundas.
A raíz del nivel de importancia en que se vio afectado el psiquismo del sujeto, el Dañ o psíquico tiene
efecto probatorio a partir de la evaluació n pericial psicoló gica.
Es en el inconsciente donde se da el registro forzoso del trauma; mientras que la conciencia es el registro
que la actividad psíquica tiene de sí misma, siendo un estado fugaz, transitorio y no forzoso, donde hay
facilitació n pero no almacenamiento.
En la práctica pericial es importante describir el efecto-consecuencia de la situació n traumá tica,
detallando la sintomatología que presenta el sujeto a los fines de realizar un diagnó stico preciso y certero,
que servirá para determinar el grado de afectació n (porcentaje de incapacidad) y realizar la indicació n
terapéutica adecuada. Se deberá indagar en la historia anterior al suceso, ya que es necesario establecer
cuá les son las consecuencias ligadas al hecho, ademá s de los aspectos anteriores que fueron exacerbados
por el mismo; para inferir có mo funcionaba el aparato psíquico antes del hecho y las modificaciones
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Psicosociologia Jurídica 2012

actuales. El perito siempre deberá tener en cuenta el descartar la existencia de simulació n en el sujeto
analizado.
Secuelas o consecuencias del hecho traumático
Eventos como violencia familiar y social, accidentes, guerras, ataques y violaciones, ejercen en las
personas tal horror y amenaza que pueden desestabilizar temporal o permanentemente su integridad
psicofísica. Los sujetos que han padecido dichas vivencias frecuentemente desarrollan un trastorno por
estrés postraumá tico, que provoca que la memoria del evento traumá tico llegue a dominar la conciencia.
Esta exposició n a los recuerdos no deseados los lleva a usar conductas de evitació n: no frecuentar
personas, lugares o actividades que les recuerden el hecho, como así también el aislamiento emocional de
amigos o el no realizar actividades que antes le eran placenteras.
Síntomas: recuerdos desagradables y recurrentes, que reviven el trauma, o amnesia lacunar respecto del
hecho; confusió n, shock y terror; dificultades del sueñ o, pesadillas; evitació n de acciones similares a la
situació n traumá tica; embotamiento, aislamiento, hostilidad e inhibició n; depresió n: irritabilidad;
hipervigilancia, sobresaltos; afectació n del equilibrio afectivo; fobia social, agorafobia o fobia específica;
sentimientos de inutilidad; sensació n de perjuicio permanente; de peligro constante; deterioro en las
relaciones interpersonales; alteraciones en las características de personalidad anteriores.
Diagnó stico: reexperimentació n repetida de memorias del trauma (visuales o sensoriales, acompañ adas
de distrés, embotamiento emocional, desrrealizació n); evitació n de estímulos que recuerdan al trauma,
desapego e incapacidad de experimentar sentimientos sostenidos, alegría y placer, aislamiento de las
actividades cotidianas; y un patró n de activació n incrementada, hipervigilancia, irritabilidad, problemas
de memoria y concentració n, trastornos del sueñ o.
Concausa
Es el factor que actú a modificando la evolució n normal de una lesió n. La relació n causa-secuela se ve
alterada por la interposició n de la concausa; son las condiciones sin las cuales la evolució n de la
problemá tica se daría de un modo distinto. La relació n causa-efecto se ve transformada por una
predisposició n o una complicació n.
Concausa preexistente: Existe un estado latente anterior al hecho que a partir del evento se desencadena.
Ejemplo: psicosis
Concausa sobreviniente: El evento acelera, agrava o complica el estado anterior. Ej: Oligofrenia
Daño moral
Es una ficció n jurídica, siendo facultad del juez su determinació n. Surge inmediatamente de la lectura de
los hechos ocurridos. Es todo sufrimiento o dolor que se padece independientemente de cualquier
repercusió n de orden patrimonial. Jurídicamente involucra la espiritualidad del sujeto, má s allá del
detrimento patrimonial, pero no provoca afecció n patoló gica, sino só lo sufrimiento. En el Dañ o moral
localizamos: lesió n a los sentimientos, a la libertad individual, agravio a la paz, afecció n en el orden
eminentemente moral.
Es una lesió n a los sentimientos o principios éticos o morales, no implica conformació n patoló gica. Es de
difícil cuantificació n econó mica dado que las perturbaciones anímicas quedan en el fuero íntimo del
damnificado; sin embargo la magnitud del hecho y la índole de las lesiones constituyen elementos
objetivos que permiten determinar una indemnizació n.
Como no hay patología, escapa al orden pericial psicoló gico forense, quedando a cargo del juez su
evaluació n. No requiere de una prueba específica ya que se acredita con el só lo hecho de demostrar la

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Psicosociologia Jurídica 2012

existencia de la acció n antijurídica; se lo tiene por acreditado con la sola comisió n del hecho que dio
motivo a la demanda.
Los jueces gozan de un amplio arbitrio para su determinació n, tomando en cuenta los padecimientos
sufridos y las condiciones particulares del damnificado. La fijació n de la indemnizació n apunta a reparar
la lesió n de bienes extrapatrimoniales como son el derecho al bienestar, a vivir con plenitud, etc.

DE LA CAPACIDAD DE LAS PERSONAS


Persona: Aquellos entes susceptibles de adquirir derechos y contraer obligaciones. Hay dos clases de
personas: de existencia visible (hombres) y de existencia ideal o jurídica (sociedades, instituciones,
Estado, etc.)
Capacidad civil
Es la aptitud de las personas para adquirir derechos y contraer obligaciones. Esta aptitud se vincula con la
misma personalidad humana, por eso todas las personas en principio son capaces de derecho.
Remitiéndonos a los art. 140, 897, 3.615 y 3.616 del Có digo Civil, son consideradas capaces las personas
que poseen las condiciones jurídicas y psíquicas que den al individuo aptitud para desenvolverse en
sociedad. Por lo tanto deben tener capacidad de realizar actos con discernimiento, decisió n y voluntad
libre.
La capacidad civil puede referirse al goce de los derechos o al ejercicio de los mismos, y se divide en:
- Capacidad de hecho: La aptitud para ejercer un derecho. Ejemplo: contraer matrimonio, adoptar,
ejercer una profesió n.
- Capacidad de derecho: Aptitud para gozar de un derecho. Ej: recibir una herencia, derecho a la
vida, a la identidad.
La capacidad civil se va adquiriendo progresivamente en el sentido de gozar y adquirir derechos desde la
concepció n hasta los 21 añ os, en que se obtiene la plena capacidad.
Incapacidad civil
Es la incapacidad de gozar o ejercer derechos. Falta de las condiciones jurídicas y/o psíquicas que
determinan la aptitud de una persona para desenvolverse libremente en sociedad. Al igual que la
capacidad, la incapacidad se divide en:
Incapacidad de hecho: Causas que determinan la privació n de aptitud para ejercer un determinado
derecho. Hay veces que la ley priva al titular de un derecho, del poder o facultad de ejercerlo por sí
mismo. Esta privació n se funda en la insuficiencia mental de algunas personas para realizar ciertos actos
(menores, dementes, sordomudos), o bien en la carencia de libertad que traba la libre y eficaz actuació n
(condenados), o en una razó n de unidad familiar (mujer casada, cuya incapacidad ha desaparecido de
nuestro Derecho), o en la necesidad de proteger al interesado y a su familia del peligro de una
dilapidació n irrazonable de sus bienes (pró digo). Los actos para los cuales la ley declara a alguien incapaz
só lo pueden ser realizados por intermedio de sus representantes legales. Se distingue:
- Incapacidad de hecho relativa: Se aplica a menores adultos que tuvieren 14 añ os cumplidos y
hasta 17 añ os; la incapacidad de los menores cesa el día en que cumplen 21 añ os, o por su emancipació n
antes de que fueran mayores. Son menores emancipados los que contraen matrimonio a partir de la edad
mínima autorizada por la ley (14 para la mujer y 16 para el hombre), y también los que siendo menores
de 18 añ os hayan sido habilitados por quienes ejercen sobre ellos la patria potestad. Desde los 18 añ os se
pueden celebrar contratos de trabajo sin autorizació n de sus representantes.

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Psicosociologia Jurídica 2012

- Incapacidad de hecho absoluta: Art. 54 del Có digo Civil. Se aplica a: personas por nacer; menores
impú beres, que son aquellos que aú n no han cumplido 14 añ os; dementes declarados en juicio;
sordomudos que no saben darse a entender por escrito. Ademá s, la prisió n por má s de 3 añ os lleva como
inherente la inhabilitació n absoluta por el tiempo de la condena, y el penado quedará sometido a la
curatela establecida para los incapaces.
Incapacidad de derecho: El acto no se puede realizar ni por sí mismo ni por terceros. Dentro de la
incapacidad de derecho se distingue:
- Incapacidad de derecho relativa: Aplicada a: religiosos profesos para contratar; comerciantes
fallidos; curadores, tutores o padres que no pueden vender bienes propios a quienes está n bajo su
guarda. La incapacidad de derecho relativa se aplica en casos excepcionales, y obedece siempre a una
causa grave, mediando un interés superior, una razó n moral o de buenas costumbres. Ciertos derechos
pueden resultar inmorales o perniciosos cuando los ejerce determinada persona o en casos especiales
(ejemplos: los tutores o curadores no pueden comprar bienes de sus curados, los empleados pú blicos no
pueden adquirir bienes que estuviesen en litigio ante el tribunal en que actú an, los religiosos profesos no
pueden contratar salvo ciertas excepciones).
- Incapacidad de derecho absoluta: No existe en nuestro sistema jurídico, ya que los “incapaces
pueden adquirir derechos y contraer obligaciones por medio de sus representantes legales, y ademá s
tienen el derecho de realizar el pedido de cese de su incapacidad”. Existieron ejemplos en la historia de
incapacidad de derecho absoluta, como en la antigua Roma, en el caso de los esclavos.

La incapacidad por demencia


La demencia en el sentido usado en el Có digo Civil no es só lo el concepto psiquiá trico de déficit de todas
las funciones psíquicas, adquirido y cró nico, progresivo e irreversible, sino que hace referencia a la falta
de aptitud del sujeto para dirigir su persona y/o administrar sus bienes.
Art. 141 del Có digo Civil: Se declaran incapaces por demencia a las personas que por causa de
enfermedades mentales no tengan aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes.
Antes de la reforma de la ley 17.711 se podía declarar demente segú n el aspecto clínico ú nicamente (“se
declaran dementes individuos que se hallen en estado habitual de manía, demencia, imbecilidad, aunque
tengan intervalos lú cidos”). A partir de la reforma se agrega el aspecto jurídico, y la declaració n de
incapacidad no surge de por sí de la comprobació n de una patología mental sino que a raíz de la misma la
persona no pueda desenvolverse libremente. Se protege el aspecto jurídico pero también se ampara a la
persona y a la sociedad.
La internació n es indicada en casos en que la enfermedad no es circunstancial sino permanente,
comprometiendo todas las funciones del sujeto, o si resulta peligroso para sí o para terceros.
La incapacidad civil es una garantía para el insano, quien de otro modo se encontraría en estado de
desprotecció n jurídica. Se lo dota de un curador para permitirle desenvolverse en un plano de igualdad al
resto de la població n en sus relaciones jurídicas.
Juicio de incapacidad por demencia
Se realiza en el fuero civil después de haber probado el estado mental de la persona, siempre por medio
de una evaluació n médico-pericial.
Requisitos clínicos y jurídicos exigidos para la determinación de demencia (art. 141 y 472)

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Psicosociologia Jurídica 2012

Art. 141: Se declaran incapaces por demencia las personas que por enfermedades mentales no tengan
aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes.
Art. 469: Son incapaces de administrar sus bienes el demente, aunque tenga intervalos lú cidos, y el
sordomudo que no sabe leer ni escribir. Para suplir esta imposibilidad el art. 668 dispone que se da un
curador al mayor de edad incapaz.
Art. 472: Si se lo declara incapaz, será n de ningú n valor los actos posteriores de administració n que el
incapaz celebrase.
Requisitos
Ser demente no constituye incapacidad, sino que queda establecida cuando es declarada por el juez,
previo juicio como requisito ineludible. El juicio de insanía tiene como consecuencia jurídica la
incapacidad absoluta de hecho.
Art. 144: Pueden pedir la declaració n de demencia: el esposo o esposa no separados personalmente o
divorciados vincularmente, excepto los que no hayan liquidado la sociedad matrimonial; los parientes del
demente, ascendientes y descendientes; el Ministerio de Menores; el Có nsul, si el demente fuese
extranjero; cualquier persona del pueblo cuando el demente sea furioso o incomode a sus vecinos.
Normas de forma y de fondo para los juicios de inhabilitación e incapacidad civil. Juicio de insanía
Siempre se requiere verificació n judicial, a solicitud de parte (no puede ser declarado de oficio por el
juez) y después de un examen de facultativos. No puede pedirse la declaració n de demencia si el sujeto
fuese menor de 14 añ os. Durante el juicio deberá nombrarse un curador, que puede ser:
- Curador ad litem: Provisorio, representa al sujeto en el juicio. Su designació n es obligatoria.
- Curador a los bienes: Para que administre los bienes del sujeto, en caso de que estos existan. Al
igual que el anterior es nombrado durante el juicio, luego se designará un curador definitivo.

Có digo Procesal Civil:


- El juez ante quien se hace la demanda es el del ú ltimo domicilio del presunto insano.
- El juicio se inicia con una demanda que exponga los hechos, pruebas y 2 certificados médicos que
acrediten la enfermedad, si no existieran, se solicitará intervenció n del cuerpo médico forense, dentro de
las 48 hs. de iniciado el trá mite.
- El Juez traslada la demanda al Ministerio de Menores o Incapaces, que representa a todos los
menores e incapaces.
- El juez asigna un curador provisorio y a los bienes si los hubiera, abre la causa a prueba por 30
días, designa 3 médicos para producir la pericia.
- En los 30 días siguientes se presentan las pruebas: el dictamen pericial (diagnó stico, fecha
aproximada de inicio de la enfermedad, pronó stico, tratamiento, necesidad o no de internació n), testigos,
oficios, comparecencia del presunto insano.
- Se dará traslado al denunciante, al presunto incapaz, al curador y al Ministerio de Menores e
Incapaces.
- Dentro de los 15 días de corrido el traslado se dictará sentencia; habrá 5 días para apelarla.
Si el sujeto es declarado demente, debe pagar las costas del juicio que no deben superar el 10% de sus
bienes; de lo contrario será a cargo del denunciante si su error fue malicioso.
Sentencia
Puede ser:
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Psicosociologia Jurídica 2012

- Que se declare la incapacidad


- Que se rechace la demanda
- Que se declare la inhabilitació n, que es una limitació n a la capacidad, no pudiendo disponer de sus
bienes sin la conformidad del curador. Se da en casos de: quienes por embriaguez habitual o uso de
estupefacientes estén expuestos a otorgar actos jurídicos perjudiciales a su persona o patrimonio; a
disminuidos en sus facultades cuyo ejercicio de su plena capacidad pueda resultar dañ ino a su persona o
patrimonio; a quienes expusieran a su familia a la pérdida del patrimonio.
Valor de las pruebas médicas
Es una prueba pericial y su producció n es obligatoria, pero no es vinculante.
Efectos jurídicos de la declaración de demencia
Con respecto a los actos lícitos, se traba una inhibició n general de bienes. Los actos anteriores a la
declaració n de demencia son anulables. Los posteriores son nulos, no necesitan investigació n judicial que
determine si tienen una falla o no.
En cuanto a actos ilícitos, el demente es responsable de los anteriores a la declaració n. El demente debe
responder por actos ilícitos que realice en intervalos de lucidez, pues comprende lo que hace, siéndole
imputables sus consecuencias.
Juicio de rehabilitación
Se inicia ante el mismo juez que declaró la incapacidad o inhabilitació n. Se sigue el mismo procedimiento
jurídico, con finalidad opuesta.
Efectos de la demencia sobre la libertad personal
El demente no será privado de su libertad sino en los casos que sea de temer que se dañ e a sí mismo o a
otros. El juez podrá disponer la internació n de aquellos que requieran asistencia en establecimientos
adecuados (dementes, alcohó licos cró nicos, toxicó manos).

LA ACTIVIDAD PERICIAL EN PSICOLOGÍA FORENSE (ÁLVAREZ, VARELA)CAP. III


Todo lo que tiene que ver con la psiquis de un sujeto pasa por un tamiz médico legal que hace en algunos
casos confundir los conceptos de las perturbaciones en el aspecto psicoló gico. El dañ o psíquico se da a
nivel inconsciente pero trae consecuencias en la manifestació n conductual y en toda la estructura del
sujeto con importantes repercusiones en la esfera afectiva y en la interacció n con el medio.
Se hace necesario diferenciarlo de otras alteraciones, como el dañ o moral, que tiene que ver má s con una
actitud consciente del sujeto y que implica la percepció n personal del perjuicio y sufrimiento.
El dañ o psíquico es la resultante que desencadena las alteraciones en los distintos grados en que se
manifiesten y que obedece a una causa inesperada y ajena al sujeto. Se produce una ruptura en el
equilibrio homeostá tico del sujeto. Aunque este equilibrio se de con características neuró ticas basta que
exista un desajuste en su sistema defensivo adaptativo que no siempre puede ser reversible (incapacidad
permanente) para que el dañ o en la salud se manifieste.
Este concepto interesa al Derecho Civil (juicio por dañ os y perjuicios, accidentes de trá nsito) como al
Derecho Laboral (accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, etc.)
La Psicología contribuye dando cuenta de la importancia de las secuelas psicoló gicas, que requieren
también un resarcimiento. Para delimitar el alcance del dañ o psíquico suelen presentarse controversias
en relació n con el estado psíquico previo del sujeto, pero debemos recordar que la causal pudo haber
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Psicosociologia Jurídica 2012

actuado como desencadenante de una patología que se hallaba compensada por el sistema defensivo del
sujeto, sin que la misma hubiera aparecido a no ser por el factor imprevisto. El dañ o psíquico que puede
aparecer en una persona donde exista estado premó rbido entraría como agravante de ese estado, por lo
que estaríamos hablando de concausa; es decir, ademá s de la afecció n directa que puede aparecer como
relació n causa-efecto se suma otro factor, el agravamiento de ese cuadro.
Concausa: Cuando un dañ o en el cuerpo o la salud es agravado como resultado de una predisposició n
preexistente o de una complicació n sobreviniente existe concausa, es decir reunió n de 2 o má s causas en
la producció n de un estado mó rbido: la propia del dañ o y la que emana de aquella predisposició n o
complicació n. En virtud del principio de concausa no es necesario que el accidente sea exclusivamente el
causal del total de las secuelas, basta que haya intervenido para que las consecuencias graves del mismo,
pese a su levedad, en virtud de la concausalidad hayan obrado desencadenando, agravando o acelerando
un estado preexistente o sobreviniente.
Dañ o psíquico: Perjuicio ocasionado a causa de un evento inesperado y no previsible por el sujeto, que le
ocasiona determinado grado de perturbació n y altera su forma de relacionarse con el afuera, como
también alteraciones en las esferas afectiva, volitiva, trastornos del pensamiento; que se manifiesten a
través de neurosis reactivas (fó bicas, paranoides, etc.) o desencadenen patologías que traigan aparejadas
entidades nosográ ficas tales como psicosis o demencias. Estas alteraciones pueden aparecer má s allá del
equilibrio adaptativo que tenía anteriormente el sujeto. Es decir que el estado previo no hace desaparecer
la posibilidad de que aparezca un dañ o psicoló gico.
El dañ o psíquico sería consecuencia traumá tica de un acontecimiento vivido como un ataque que
desborda la tolerancia del sujeto, que se instaura a nivel inconsciente por su intensidad y la incapacidad
del sujeto de responder a él, por la desorganizació n de sus mecanismos defensivos, derivando en
trastornos patoló gicos, que se mantienen por tiempo indeterminado y que pueden o no ser remisibles. Su
evolució n ulterior permite distinguir 2 casos:
a) El trauma actú a como desencadenante, revelador de una estructura neuró tica preexistente.
b) El trauma posee una parte determinante en el contenido mismo del síntoma (repetició n del
trauma, pesadillas, trastornos del sueñ o), como intento reiterado de ligar y descargar por abreacció n el
trauma; tal fijació n al trauma se acompañ a por una inhibició n de la actividad del sujeto.
Tenemos que pensar entonces que los factores predisponentes que generalmente se señ alan para que el
dañ o psíquico no exista son aquellos que, en realidad, lo reafirman. Si el umbral de tolerancia de un sujeto
está disminuido por determinados hechos de su historia (de tal forma que un suceso, acumulativo de
varios hechos, o un proceso repentino produce una sintomatología que hace posible un dañ o psíquico), el
dañ o no tiene que ver só lo con la intensidad del estímulo sino con la tolerancia del sujeto. Argumentar
que un hecho, por sus características e intensidad, no puede producir dañ o psíquico, carece de
fundamento.
El aná lisis se da en dos ó rdenes, uno de los aspectos físicos, sus consecuencias y perjuicios, con un
resarcimiento determinado, y otro de las consecuencias psíquicas que pueden traer tanto la enfermedad
profesional como el accidente laboral, por ejemplo.
Generalmente se asegura que el dañ o psíquico es reversible (con excepció n de psicosis, o cuadro
orgá nico) mediante un tratamiento psicoterapéutico. Pero este concepto no soporta un aná lisis en ciertos
casos, como aquellos en los que distintas á reas funcionales del sujeto se encuentran afectadas con
características tales que impiden una recuperació n, dando por lo tanto una forma permanente de dañ o.
Má s allá de las limitaciones que tiene el dañ o físico en relació n a lo funcional, en el orden psicoló gico esas
limitaciones tienen otro alcance, que le trae al sujeto un sentimiento de minusvalía que perdura en el
tiempo, haciéndole tener siempre presente el hecho traumá tico de la pérdida. Un ejemplo es un accidente

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Psicosociologia Jurídica 2012

en el que la consecuencia es la impotencia; el dañ o psíquico no va a desaparecer, má s allá de los


tratamientos que el sujeto realice; se tratará de un dañ o psíquico irreversible.
En el dañ o psíquico el trauma se da a nivel inconsciente y el sujeto no puede modificar de por sí, sin
ayuda profesional, una situació n determinada; hasta que no sea elaborado perdurará n las consecuencias
del hecho. En el dañ o moral, hay una percepció n consciente del perjuicio, que no es reprimida; aparece un
dolor o padecimiento que no genera una modificació n conductual que altere la economía psíquica. La
diferencia está en la forma de elaborar el duelo ante esa situació n traumá tica. En algunos casos, pueden
darse juntos dañ o psíquico y moral.
Un tema controversial es el de mensurar el dañ o psíquico, cuantificar la magnitud para el resarcimiento
econó mico. Se toma como modelo la Medicina, donde existe una tabla de porcentajes que indica el monto,
con variaciones segú n la actividad o profesió n de la víctima. En Psicología esto no es matemá tico ni
exacto, trabajamos con variables cualitativas; y si queremos transformarla en cuantitativa, lo que estamos
haciendo es forzarla. Lo que debemos pensar es cuá nto tiempo le puede llevar la recuperació n a un sujeto
sometido a tratamiento (si bien es aproximado, permite no só lo el resarcimiento sino también una
posible remisió n del dañ o) y valorar las imposibilidades a nivel laboral mientras duren las secuelas.
Cuando el dañ o no remite y la secuela se da como incapacidad, habrá que pensar en el perjuicio
permanente y la valoració n pertinente.

Intervención pericial en el fuero laboral (Accidentología)


La capacidad de trabajar como la posibilidad de recibir remuneració n a partir de ella, es uno de los
derechos protegidos por la Justicia.
 Dañ o psíquico.
 Enfermedad laboral.
 Enfermedad sobreviniente.
 Incapacidad laboral.

Accidentes de trabajo: Ficció n jurídica, Ley Nº 24557.


Se considera accidente de trabajo a todo hecho que, en la ejecució n de un trabajo o en ocasió n y por
consecuencia del mismo, genere un dañ o en la salud, incluidos los casos fortuitos o de fuerza mayor. No
se considera accidente de trabajo si:
 La enfermedad fuera anterior a la fecha de ingreso al trabajo.
 Cuando la víctima hubiese provocado intencionalmente el hecho.
 Cuando se compruebe culpa grave, negligencia o imprudencia del accidentado.
Enfermedad profesional:
Aquella que sea motivada por la ocupació n a que se aplique el empleado.
Siniestrosis:
Magnificació n del estado mó rbido con intenciones de obtener una mayor indemnizació n.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Unidad XI: La Psicología Forense aplicada al Campo Jurídico del testimonio. Confiabilidad de los testigos
y testigos víctimas. Veracidad de los testimonios. Antecedentes histó ricos. Desarrollo actual. Límites y
posibilidades. Labor del Psicó logo.
PSICOLOGÍA DEL TESTIMONIO
Por Psicología del testimonio entendemos el conjunto de conocimientos que basados en los resultados de
las investigaciones de los campos de la Psicología Experimental y la Psicología Social, intentan determinar
la calidad (exactitud y credibilidad) de los testimonios que sobre los delitos, accidentes o sucesos
cotidianos, prestan los testigos presenciales. Un testimonio es un relato de memoria que un testigo realiza
sobre unos hechos previamente presenciados. Puede ser definido como toda aquella informació n que es
aportada sobre un suceso, por una persona que lo ha presenciado directamente. Hoy en día sigue
constituyendo una de las pruebas principales en los juicios, de aquí la importancia del estudio de las
numerosas variables que pueden afectar en la exactitud del mismo.
A través de numerosos estudios surgidos a raíz de la demostració n de errores producidos en sentencias
judiciales,(debidos en su mayoría a la gran fiabilidad que se dio a la declaració n del testigo), se comprobó
que en el testimonio podían producirse sesgos y falsas informaciones no intencionadas por parte de los
declarantes. Este hecho se constató que era debido, a la influencia de numerosos factores que intervienen
tanto en el momento del suceso como en la posterior elaboració n de la informació n por parte del testigo
presencial, o incluso debido también a variaciones en las declaraciones segú n el estilo de interrogatorio
utilizado durante la investigació n policial.
La psicología del Testimonio o también denominada Psicología Forense Experimental es una disciplina de
nacimiento reciente que queda enmarcada dentro de la Psicología Jurídica, siendo uno de sus principales
fines, el estudio de los factores que influyen en la veracidad y exactitud del testimonio.

Antecedentes históricos
En sus inicios, la Psicología del Testimonio surge como un intento de estudiar la Psicología de la Memoria
y la Percepció n en entornos cotidianos. Por ello, su desarrollo discurre paralelamente al de la Psicología
Experimental. Autores como Stern, Mü nsterberg, Binet o Whipple fueron pioneros en la realizació n de las
principales investigaciones en el á rea, a finales del siglo XIX y principios del XX. Desde entonces y hasta
nuestros días el desarrollo de la Psicología del Testimonio vendrá determinado por los avances teó ricos y
metodoló gicos de la Psicología Experimental. De este modo, podemos hablar de tres épocas en la historia
de la Psicología del Testimonio: a) una primera época de inicio hasta los añ os 30-40 del siglo XX, donde se
perfilan los principales tó picos de la disciplina; b) una época de crisis hasta los añ os 60, donde perdura
casi en exclusiva el interés por los factores conductuales asociados a la credibilidad de los testimonios; y
c) una época de renacimiento y pleno apogeo con los paradigmas del Procesamiento de la Informació n,
desde los añ os 60 hasta nuestros días, donde el interés por la psicología del testimonio crece
exponencialmente, situá ndose de nuevo en un lugar destacado en los estudios aplicados de la psicología
de la atenció n, la percepció n y la memoria. Así, hoy en día la psicología del testimonio genera interesantes
temas de estudio como el del efecto de la informació n sugerida, la distinció n del origen de los recuerdos o
los factores de influencia en la percepció n y el reconocimiento de personas.
Como hemos dicho, la Psicología del Testimonio surge como una disciplina reciente, sus orígenes
primeros pueden remontarse a los trabajos realizados por Mü nsterberg en (1908), posteriormente Stern
(1910) analiza los errores cometidos por niñ os en el recuerdo libre de un suceso y las formas
interrogativas y de sugestió n que pueden modificar la memoria del mismo. En Españ a el primer autor que

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Psicosociologia Jurídica 2012

escribe un libro sobre psicología del testimonio es Francisco Santamaría en 1910. Lo hace con el fin de
determinar el grado de credibilidad que los jueces e historiadores conceden a los testigos presenciales. 
No volverá a realizarse prá cticamente ningú n nuevo estudio, hasta que en la década de los 70, se reactiva
el interés por las variables que afectan al testimonio, y comienza a profundizarse en el estudio de dos
funciones cognitivas esenciales que intervienen en este proceso, que son la memoria y la percepció n.
En este período, destacan fundamentalmente los estudios experimentales realizados por Elizabeth Loftus,
sobre las variaciones que se producían en los testimonios, debidas a la influencia del entrevistador, así
como sus investigaciones sobre los errores de reconocimiento de personas participantes en un suceso y la
adecuada composició n de las ruedas de identificació n de sospechosos.
Proceso de elaboración del testimonio
Las experiencias de sucesos importantes no se registran en nuestra memoria como lo haría una
grabadora de video, sino que toda la informació n recibida a través de nuestros sentidos, es
continuamente procesada y cargada de significació n, atendiendo a las experiencias aprendidas con
anterioridad; por tanto la informació n recibida es codificada, reorganizada y reinterpretada. 
Los dos procesos mentales bá sicos que constituirá n la base del testimonio de un sujeto son:
- La Percepció n, es el proceso por el cual los objetos o situaciones que registran nuestros ó rganos
de los sentidos, son dotados de significació n. Es decir entre la multitud de estímulos que recibimos, só lo
registramos aquellos que tienen un significado para nosotros. 
- La Memoria, es un proceso que consta de tres fases clá sicas en el procesamiento de la informació n
humana que son; la adquisició n, la retenció n y la recuperació n.
En la fase de adquisició n el testigo percibe la informació n acerca de un suceso que puede durar segundos
u horas. Como un suceso complejo contiene gran cantidad de informació n, só lo podemos atender y
percibir una pequeñ a parte. Durante este proceso, se realiza una interpretació n de lo que se observa en
funció n de los conocimientos previos, expectativas y estereotipos. En esta fase influyen factores como el
tipo de aprendizaje (intencional o incidental), el nivel de violencia del suceso y el grado de implicació n del
testigo en el suceso (víctima u observador). 
La fase de retenció n incluye todos aquellos procesos que tienen lugar en el intervalo de tiempo desde la
percepció n del suceso hasta que el testigo intenta recordarlo. En esta fase la persona interpreta la
informació n que recibe después del suceso y almacena fragmentos de esa informació n. La informació n
percibida está por tanto sujeta a influencias tanto internas (pensamientos, esquemas) como externas
(comentarios con familiares), pudiendo producir cambios importantes en la memoria original (1).
Después de la fase de codificació n el testigo utiliza estrategias de elaboració n y repaso que pueden
modificar la memoria del hecho, del mismo modo que si el testigo tiene conversaciones sobre el suceso
con otras personas o recibe informació n de los medios de comunicació n. En esta fase el testigo puede
recibir informació n nueva sobre el incidente la cual va integrando en su esquema del hecho, de tal
manera que má s adelante en la toma de manifestació n ya no sabrá la procedencia de esa informació n, si
fue percibida directamente o se lo ha contado alguien.
En la fase de recuperació n el testigo intenta reconstruir la porció n de informació n sobre el suceso
necesaria para responder a las preguntas específicas. El intento de recuperació n de esa informació n
implica la reconstrucció n de la interpretació n original utilizando fragmentos del suceso que permanecen
a pesar del tiempo transcurrido y la informació n adquirida en la fase de retenció n. El éxito de esta tarea
depende tanto de las adecuadas estrategias de recuperació n, como de la exactitud de las percepciones
iniciales, de las adecuadas estrategias de codificació n y de la minimizació n de interferencias durante el
almacenamiento. 

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Psicosociologia Jurídica 2012

Hay bastante acuerdo en que los relatos de los testigos pueden estar sesgados o distorsionados en la fase
de la recuperació n debido al método de interrogació n, la redacció n de las preguntas y la mejora de la
recuperació n.

Variables que afectan a la exactitud del testimonio


En la calidad de la informació n almacenada en la memoria del testigo, pueden influir numerosos factores
que han sido clasificados en funció n de las fases del procesamiento de la informació n humana. Durante el
testimonio pueden cometerse errores por modificaciones en la memoria del testigo producidas bien por
la manera de formular las preguntas durante el interrogatorio policial, ante la formulació n de hipó tesis de
los abogados o simplemente debido al deterioro que sufre el recuerdo por el mero paso del tiempo. 
La clasificació n má s reciente de las posibles variables que influyen en la exactitud del testimonio, es
aquella que se realiza en funció n de los factores relacionados con el suceso, el testigo, la evaluació n del
hecho y la influencia del entrevistador sobre el testimonio.

A. Variables del Suceso


Dentro de las variables del suceso, se distinguen entre otras aquellas que afectan principalmente al
proceso de la percepció n como son; el tamañ o de los objetos, la velocidad, el color y la luminosidad, el
tiempo de exposició n al suceso, la seriedad del delito y el nivel de violencia empleado, entre otros. 
En lo que se refiere al tiempo de exposició n del suceso hemos de tener en cuenta, que el testigo con
mucha frecuencia va a sobreestimar la duració n del mismo; esto es debido a que si ha registrado gran
cantidad de elementos tenderá a sobrevalorar el tiempo de exposició n al hecho. Otro dato a tener en
cuenta en este apartado, es que en los delitos en los que media gran nivel de violencia, existe por parte de
la víctima o el testigo mayor grado de activació n emocional durante el incidente, habiéndose demostrado
que en estos casos disminuye la cantidad y exactitud de la informació n registrada. Por investigaciones
recientes, se cree que este hecho es debido, a que en estas circunstancias se produce un proceso de
codificació n selectiva de la informació n que puede mejorar el recuerdo del tema principal del suceso y de
algunos detalles importantes, pero como consecuencia la codificació n de los detalles periféricos quedará
afectada.
Por ú ltimo destacar que en los sucesos en donde existe la presencias de armas, aparece el denominado
“efecto foco de arma” descrito por Jhonson y scott (1976), segú n el cual los sujetos tienden a concentrar
su atenció n sobre el arma, ya que representa un estímulo amenazante, dejando de lado el aspecto físico o
la cara del autor.

B. Variables del Testigo


Dentro de las variables que afectan al testigo y que pueden influir en el testimonio, distinguimos:
- El Género: Las investigaciones han encontrado diferencias de género en el recuerdo de incidentes
violentos o emocionalmente excitantes. Clifford y scout (1978), demostraron que en incidentes no
violentos hombres y mujeres dan descripciones similares de las personas implicadas en los mismos,
perro en caso de incidentes violentos a pesar de que los dos sexos rinden peor, el descenso de
rendimiento es algo má s marcado en las mujeres.
- La Raza: Los estudios realizados en este tema se refieren, a la interacció n entre la raza del testigo y la del
sospechoso a identificar, en líneas generales se puede afirmar que cada raza reconoce mejor las caras de
su propia raza.
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Psicosociologia Jurídica 2012

- La Edad: Existen también peculiaridades y factores que afectan a la exactitud del testimonio en funció n
de la edad, destacan principalmente las edades extremas; es decir los niñ os y ancianos. Por un lado los
niñ os, ofrecen una informació n má s limitada con menor nú mero de detalles que los adultos, pero eso no
significa que lo que dicen sea menos exacto. En este caso influye enormemente a la hora de tomar
manifestació n la edad del niñ o, así como el método de entrevista empleado. En lo que se refiere a los
ancianos, obtienen peores resultados en la exactitud en cuanto a las características del asaltante, de la
víctima y el lugar del suceso; en cambio só lo dan una respuesta cuando está n seguros de haber realizado
la identificació n positivamente.
- El grado de Activació n o Estrés del Testigo: Se ha demostrado que niveles muy altos o bajos de
activació n reducen las percepciones e inhiben la memoria, esta relació n se la conoce con el nombre de
Ley de yerkes-Dodson, y hemos de matizar que esta relació n dependerá del nivel de estrés pre-existente y
de la dificultad o complejidad de la tarea a realizar.
- Expectativas y Estereotipos: Un poderoso determinante de lo que las personas perciben es lo que las
personas está n esperando percibir. Las expectativas formadas por la experiencia y el aprendizaje previos
forman” plantillas cognitivas” que se utilizan para comparar experiencias poco frecuentes, así pues
cualquier visió n de algo fuera de lo corriente puede interpretarse de tal manera que encaje con dichas
plantillas. Por otro lado, las personas se sabe que mantienen ideas estereotipadas sobre la apariencia
física que debe tener un delincuente y que estos estereotipos pueden afectar a los juicios de la
probabilidad de que alguien haya cometido un delito.
- Otros factores: Dentro de esta miscelá nea, distinguimos entre posibles variables que pueden afectar a la
exactitud del testimonio, la edad, la profesió n, la personalidad y los conocimientos previos.

C. Variables relacionadas con la evaluació n


- El Rol de Testigo: El rol del testigo es identificar a un culpable en la mayoría de los casos, funció n que la
persona intentará cumplir eficazmente. La conducta del testigo se podría conceptualizar como un proceso
de decisió n que resulta de la interacció n de la informació n en la memoria, la informació n disponible en la
situació n, y las creencias y valores del testigo sobre los resultados de su posible conducta. 
- La presió n del Grupo: Los estudios de Sherif y Asch (1952), muestran como una persona puede ser
persuadida a adoptar la opinió n de un grupo, aunque este se encuentre totalmente equivocado. Este
efecto se ve favorecido cuando la presió n proviene de una persona que el sujeto considera de mayor
estatus. Para evitar la presió n del grupo, la toma de declaració n se deberá hacer individualmente a cada
persona y aislado del resto e testigos.
- La Preparació n de las Declaraciones: El testigo al preparar la declaració n antes de contar los sucedido,
recupera la informació n y reconstruye el suceso, de forma que organiza y da coherencia a sus recuerdos.
Al final al relatar los hechos, lo hará no del suceso percibido sino de la interpretació n que ha hecho del
mismo, con lo cual se producen fallas en el testimonio.
- El intervalo de evaluació n e informació n posterior al suceso.: Hemos de tener en cuenta que la
degradació n de la informació n no tiene que ver ú nicamente con el mero paso del tiempo, sino que
también está implicada la adquisició n y procesamiento de nueva informació n durante este intervalo.
Durante el tiempo desde que ocurre un suceso hasta la toma de manifestació n, no cabe duda que el
testigo no permanece pasivo, sino que recibe e integra nuevas informaciones sobre lo ocurrido a la
informació n ya presente en su memoria, descarta otras y reelabora su relato conforme va recibiendo
detalles del exterior. Como consecuencia de esto sus recuerdos irá n transformá ndose con el paso del
tiempo, lo que repercute significativamente en la exactitud de sus declaraciones.
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Psicosociologia Jurídica 2012

D. Influencia del método de Entrevista a Testigos:


Un factor importante a la hora de recoger declaraciones a un testigo es la técnica empleada por el
entrevistador, puesto que sin lugar a duda puede influenciar en el testimonio de modo involuntario,
mediante la utilizació n de preguntas cerradas que no permiten que el sujeto explique adecuadamente lo
recordado, o preguntas que inducen en sí mismas una respuesta o añ aden informació n engañ osa para el
testigo. Por ello se considera recomendable, realizar siempre preguntas abiertas que no induzcan
respuestas, no interrumpir al testigo durante el relato de los hechos, pedirle que describa el má ximo de
detalles que recuerde del acontecimiento por muy nimios que le parezcan, y crear en todo momento un
ambiente favorable y una escucha activa por parte del entrevistador.

Conclusiones
De todo lo expuesto en el presente artículo se desprende, que existen dos fuentes de incertidumbre en el
relato de los testigos que se deben tener en cuenta a la hora de evaluar la credibilidad del mismo; por un
lado se encuentran las limitaciones en el procesamiento humano de la informació n, en los niveles
sensoriales, atencionales y de memoria y por otro los métodos empleados para obtener la informació n de
los testigos.
Es conveniente tener en cuenta, que en muchas ocasiones los relatos de los testigos suelen ir má s allá de
lo que se presenció , ya que a lo que el sujeto vivió se une, por un lado sus propias deducciones acerca de
lo sucedido, sus interpretaciones basadas en su conocimiento previo y la reconstrucció n con las que en
ocasiones involuntariamente completan las partes que faltan de su recuerdo para darle mayor
coherencia.

Unidad XII: Adicciones. El psicó logo frente a la Ley de Estupefacientes. La personalidad adictiva y el
tratamiento compulsivo. Có digo Civil: art. 144, art. 152 bis. y art. 203. El adicto en el derecho de familia.
PSICOLOGÍA Y LEY (VARELA, SARMIENTO, REGUEIRO)
LA ADICCIÓN, EL ADICTO Y EL ORDEN JUDICIAL
El poder de las drogas, las drogas y el poder
La trama histó rica contempla una permanente relació n establecida entre drogas y economía política
como pivote del discurso de poder. Griegos y romanos preparaban sus triacas, con una proporció n de
opio de entre 20% y 40%, como tratamiento preventivo de enfermedades y envenenamientos, realizando
1 o 2 tomas diarias.
Opio y harinas fueron las dos ú nicas mercancías subvencionadas por el estado romano para impedir
fluctuaciones de precio, en preparaciones má s o menos sofisticadas, al alcance de nobles y plebe.
Mientras la adicció n conocida de la época era provocada por el consumo de alcohol, el há bito de comer
opio se equiparaba al de ingerir cualquier otro tipo de alimento. Era comparable a cualquiera de las otras
prescripciones para una vida placentera, tan caras al pensamiento griego. Era importante a la
organizació n sociopolítica y econó mica de estos Estados sostener productos capaces de aliviar
padecimientos de orden biopsíquico. Parecería que en el pensamiento antiguo, mientras no se pudiera
poner remedio a la causa del desasosiego, una solució n para reponer fuerzas sería el adormecimiento aú n
en sentido preventivo.

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Psicosociologia Jurídica 2012

En la Roma pre-imperial el libre uso del vino estaba reservado a varones mayores de 30 añ os y la
costumbre admitía ejecutar a cualquier mujer u hombre joven descubierto cerca de una bodega; aparece
el Derecho ligado a las drogas.
Con el advenimiento del cristianismo, el opio y demá s sustancias psicoactivas clá sicas (beleñ o,
mandrá gora, belladona, marihuana,, hachís, hongos) se estigmatizan como plantas diabó licas, símbolo del
mundo pagano. Al mismo tiempo el vino, reverenciado ya en el antiguo testamento, en su condició n de
sangre de Cristo, alcanza la glorificació n.
La influencia á rabe resulta decisiva en la época de las Cruzadas, que deja la secuela de la lepra, promotora
del Gran Encierro, una marginalidad preventiva que encuentra su punto de heterogeneidad má s marcado
en los Hospitales Generales, como La Salpetriere y Vincennes.
La burguesía de fines del siglo XVIII contraponía la lucidez y el sentido comercial del bebedor de café al
embotamiento del bebedor de alcohol, las ú nicas bebidas conocidas hasta entonces.
Mientras para la burguesía de la Inglaterra victoriana acudir a una taberna resultaba casi tan escandaloso
como ser visto en un burdel, para el proletariado el alcohol siguió conservando gran importancia, beber y
emborracharse era símbolo de pertenencia a la clase.
A principios del siglo XIX el opio desempeñ aba un lugar similar en el botiquín hogareñ o al que hoy tiene
la aspirina.
La industrializació n, que agravó notablemente la miseria social de la clase obrera del siglo XIX, fue
destituyendo el sentido ritualista del vino y la cerveza, hasta entonces objeto de encuentro y conciencia
clasista, cuyo punto central era la taberna, para transformar ese sentido en el del consumo como evasió n
de la situació n existencial; lo aleja de la concepció n religiosa.
Otra paradoja cultural se va dibujando desde principio del siglo XX; cual es la modalidad de lucha contra
los abuso de una droga con la generació n de otra en un encadenamiento que circula del opio a la morfina,
de la morfina a la heroína, y de esta a la cocaína, donde una aparece como remedio de la precedente.
Hasta 1900 el opio formó parte de la paga del soldado. En 1898 la industria farmaceú tica Bayer obtiene la
heroína, que adormece el sentimiento de temor, de allí su nombre, al tiempo que hace desaparecer la tos
(en época de tuberculosis). Fue la droga má s importante de la 1º guerra mundial para el control de los
hombres en la trinchera.
La heroína está ligada también a la guerra de Vietnam; la metadona es una morfina sintética de
laboratorio. Acontecimientos de orden político y econó mico operan a nivel del sujeto promoviendo
sentidos diversos a la bú squeda de bienestar, de modo que las circunstancias sociales promueven los
modos en que los hombres intentan paliarlas.
Organigrama del Poder: producción-distribución
El tema de las drogas se inicia como negocio en Asia, con los chinos. Hasta hace 25 añ os la cocaína era
distribuida en el continente europeo e ingresada a EEUU, ya el principal consumidor, por las mafias
europeas. El mundo aceptaba la cocaína como una droga social, que implicaba un poder adquisitivo muy
alto, de un círculo social selecto.
A comienzos de la década del 70 EEUU produce un consumo masivo de lo que para ellos era la droga
natural de inicio, la marihuana. Comienzan a experimentar con ella y llegan a la conclusió n de que, si bien
produce una dependencia netamente psíquica, su nivel de tolerancia al poco tiempo exige al consumidor
un peldañ o superior, una droga má s potente; la dejan de lado y comienzan a experimentar con LSD.

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El negocio empieza a crecer en forma descomunal en virtud de una maximizació n del mercado orientada
a bajar la edad de consumo y a disminuir los costos.
Entonces, bajan las edades de consumo, el valor econó mico y la composició n de la cocaína. Al tener menos
pureza que la droga que toman los adultos y menor precio, llega a un mercado de jó venes con poco poder
adquisitivo pero de mayor consumo. En 1978 nace el Cartel de Medellín en Colombia, y se desata lo que se
conoce como la guerra de los carteles.
Lo importante de las redes de narcotrá fico no es la producció n ni el traslado; el eje motriz es tener en el
país donde se va a vender la droga la cadena de distribució n. Eso crearon los colombianos, cadenas de
distribució n en todo EEUU y Europa.
Mientras el 100% de la marihuana brasileñ a, paraguaya y chilena que entra en territorio argentino es
para consumo de los argentinos, la cocaína que circula, en su mayor parte, está en trá nsito buscando una
salida para el continente europeo.

Dos estratos del problema: tráfico y consumo


El trá fico de narcó ticos constituye un tipo de delito per se; el consumo, en el caso de abuso de drogas,
podría constituirse en el motivo de la concreció n de diversos tipos de delitos, incluyendo el trá fico.
Concepciones médico-psiquiátricas
La OMS define drogadicció n como el uso patoló gico de sustancias y discrimina:
- Abuso sin dependencia: Uso no patoló gico de sustancias tó xicas caracterizado por incapacidad
para abandonar su uso diario o regular, y manifestaciones impulsivas y agresivas. Es probable que el
consumidor delinca para procurarse los medios de adquisició n de tales sustancias o por efecto de éstas.
- Dependencia: Es patoló gico, se caracteriza por la tolerancia (necesidad del organismo de
aumentar cada vez má s la dosis de la sustancia para obtener iguales efectos que al comienzo) y
abstinencia (cuando al suspender o reducirse el consumo regular se produce un estado fisioló gico de
intoxicació n). Puede llevar al adicto a conductas violentas y hasta criminoló gicas.
- Psicosis por drogas: Claras manifestaciones y síntomas psicó ticos. En el abuso: conductas
desadaptativas con efectos criminoló gicos. Delirium, estados paranoides o alucinatorios provocados por
la abstinencia, ideas delirantes que generan acciones violentas, suicidio o muerte. Es causa de
inimputabilidad en nuestro país, con un reconocimiento médico forense que determine el tratamiento a
seguir.
Algunas contribuciones del psicoanálisis
La limitació n a la satisfacció n es su desaparició n tras algunas horas, imponiéndose su repetició n. En los
añ os 70, una frase de Lacan indica que la droga es la ú nica forma de romper el encuentro del cuerpo con
el límite del goce. Es una tesis de ruptura con el goce fá lico y no de transacció n como en cualquier otro
síntoma de otra estructura psicopatoló gica; hay algo del orden del “ser” que denuncia el toxicó mano.
La situación legal en nuestro país
La cuestió n es determinar si el abusador de drogas constituye un problema que compete o interesa a la
salud pú blica, o su conducta merece ademá s un reproche penal.
En Italia, Holanda y Españ a el adicto queda fuera del sistema penal, sin perjuicio de su atenció n en el
campo de la salud.

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Psicosociologia Jurídica 2012

En Bolivia, Chile y Argentina poseer una ínfima cantidad de estupefacientes para consumo merece cuando
menos la aplicació n de medidas de seguridad, curativas o educativas, bajo la amenaza implícita de prisió n
frente a la ausencia de respuesta del consumidor.
Las principales disposiciones de la Convenció n del 88 fueron incorporadas en Argentina a la ley que rige
en la actualidad, la Nº 23.737 (1989). Reprime con prisió n de un mes a 2 añ os a aquel que tuviera en su
poder droga para consumo personal. Ademá s, en determinadas condiciones, un tratamiento curativo para
el adicto, como complemento de la pena de prisió n. El resultado satisfactorio del tratamiento importa el
archivo del proceso; si fracasa por falta de colaboració n del imputado se reanudará el proceso y se
aplicará la pena de prisió n y/o la reanudació n del tratamiento interrumpido.
En el siglo XXI en Argentina se ha manifestado un incremento del consumo de sustancias estimulantes o
tranquilizantes, lícitas o ilícitas, vinculado a circunstancias sociales y econó micas.
La disponibilidad de drogas ilícitas, especialmente marihuana y cocaína, es muy alta. Se hallan al alcance
de una franja comprendida entre los 13 y 33 añ os de edad. La mayor parte de los procedimientos
policiales involucran secuestros de droga en pequeñ as cantidades, aptas para encuadrar la conducta en
tenencia para consumo personal. Existe una tendencia en la justicia a evitar, por saturació n, que este tipo
de procesos progresen hasta la aplicació n de penas.
LA ACTIVIDAD PERICIAL EN PSICOLOGÍA FORENSE (ÁLVAREZ, VARELA) CAP. VII
Adicciones. El rol latinoamericano en el tráfico de drogas
Los estupefacientes proponen una de las líneas má s fuertes e indiscutibles del control social, las
legislaciones que se han aprobado tienen como objetivo la manipulació n de una parte importante de la
estructura social de un país. En este sentido, los laboratorios tienen un interés particular por la
fabricació n de psicotró picos, así encontramos drogas legales e ilegales.
La Ley antidrogas tiene vigencia en nuestro país desde 1989.
Las legislaciones que comenzaron a sancionarse en EEUU mostraban que tenía má s importancia la
dominació n que se puede ejercer, en especial a las minorías negras, que la real necesidad de hacer un
control del consumo de estupefacientes. En 1909 se prohíbe fumar opio por la asociació n con la
migració n china; en 1937 se promulga le Ley Marihuana Tax Act para prohibir el consumo por su
asociació n con la migració n mexicana, fuerza de trabajo amenazante durante la gran depresió n;
anteriormente se había asociado a los negros con la cocaína. Los tres casos son el reflejo del miedo a la
competencia econó mica y no una preocupació n real por el consumo de drogas. Si algo ha caracterizado a
la sociedad americana durante el siglo XIX fue su larga historia de consumo legal de todo tipo de drogas,
de ahí que cuando se trataba de la clase media blanca fue legitimado porque se ofrecía dentro de la
relació n médico-paciente.
Al extenderse en EEUU el consumo de heroína a la clase media resultó fá cil el má ximo esfuerzo en crear
programas de tratamiento… como por ejemplo el mantenimiento con la droga legal, metadona. Por
necesidades políticas el consumo comenzó a ser visto de otra manera: creaba dependencia y era una
enfermedad psicoló gica y/o física que exigía solució n médica, dejaba de ser un vicio castigable. Ahora
había que castigar a los que obtenían grandes ganancias con ese consumo, así comienza la distinció n
entre trá fico y consumo y el interés por eliminar la droga misma; para ello había que dirigir la atenció n a
los países extranjeros y es así có mo América latina se inserta en el problema de las drogas, donde no fue
difícil empezar a asociar el consumo de drogas con la juventud, y especialmente al consumidor con el
guerrillero.
Có digo Civil:

130
Psicosociologia Jurídica 2012

Art.144.- Los que pueden pedir la declaració n de demencia son:


1ro. El esposo o esposa no separados personalmente o divorciados vincularmente;
2do. Los parientes del demente;
3ro. El Ministerio de Menores;
4to. El respectivo có nsul, si el demente fuese extranjero;
5to. Cualquier persona del pueblo, cuando el demente sea furioso, o incomode a sus vecinos.
Art.152 bis.- Podrá inhabilitarse judicialmente:
1ro. A quienes por embriaguez habitual o uso de estupefacientes estén expuestos a otorgar actos jurídicos
perjudiciales a su persona o patrimonio;
2do. A los disminuidos en sus facultades cuando sin llegar al supuesto previsto en el artículo 141 de este
Có digo, el juez estime que del ejercicio de su plena capacidad pueda resultar presumiblemente dañ o a su
persona o patrimonio;
3ro. A quienes por la prodigalidad en los actos de administració n y disposició n de sus bienes expusiesen a
su familia a la pérdida del patrimonio. Só lo procederá en este caso la inhabilitació n si la persona
imputada tuviere có nyuge, ascendientes o descendientes y hubiere dilapidado una parte importante de su
patrimonio. La acció n para obtener esta inhabilitació n só lo corresponderá al có nyuge, ascendientes y
descendientes.
Se nombrará un curador al inhabilitado y se aplicará n en lo pertinente las normas relativas a la
declaració n de incapacidad por demencia y rehabilitació n.
Sin la conformidad del curador los inhabilitados no podrá n disponer de sus bienes por actos entre vivos.
Los inhabilitados podrá n otorgar por sí solos actos de administració n, salvo los que limite la sentencia de
inhabilitació n teniendo en cuenta las circunstancias del caso.
Art. 203.- Uno de los có nyuges puede pedir la separació n personal en razó n de alteraciones mentales
graves de cará cter permanente, alcoholismo o adicció n a la droga del otro có nyuge, si tales afecciones
provocan trastornos de conducta que impiden la vida en comú n o la del có nyuge enfermo con los hijos.
(Ley 23.515).
LEY 23.737 (TENENCIA Y TRÁFICO DE ESTUPEFACIENTES)
Tiene vigencia desde octubre de 1989, redactada por L. Cortese. Apunta a equiparar al adicto con un
delincuente utilizando el término peligrosidad para justificar en alguna medida a través de la alarma
social una detenció n por un supuesto delito, la adicció n, y demostrar lo benigno de la norma aduciendo
una atenció n profesional, que ni siquiera se asimila a un tratamiento.
Artículo 1º. Reemplá zase el artículo 204 del Có digo Penal por el siguiente texto:
Art. 204: Será reprimido con prisió n de seis meses a tres añ os el que estando autorizado para la venta de
sustancias medicinales, las suministrare en especie, calidad o cantidad no correspondiente a la receta
médica o diversa de la declarada o convenida, o sin la presentació n y archivo de la receta de aquellos
productos que segú n las reglamentaciones vigentes no pueden ser comercializados sin ese requisito.
Artículo 4º. Incorpó rase como artículo 2 04 quater del Có digo Penal el siguiente texto:
Art. 204 quater: Será reprimido con prisió n de seis meses a tres añ os el que sin autorizació n vendiere
sustancias medicinales que requieran receta médica para su comercializació n.

131
Psicosociologia Jurídica 2012

Artículo 5º. Será reprimido con reclusió n o prisió n de cuatro a quince añ os y multa de dos millones
doscientos cincuenta mil a ciento ochenta y siete millones quinientos mil australes el que sin autorizació n
o con destino ilegítimo:
a) Siembre o cultive plantas o guarde semillas utilizables para producir estupefacientes, o materias
primas, o elementos destinados a su producció n o fabricació n; 
b) Produzca, fabrique, extraiga o prepare estupefacientes; 
c) Comercie con estupefacientes o materias primas para su producció n o fabricació n o los tenga con
fines de comercializació n, o los distribuya, o dé en pago, o almacene o transporte; 
d) Comercie con plantas o sus semillas, utilizables para producir estupefacientes, o las tenga con
fines de comercializació n, o las distribuya, o las dé en pago, o las almacene o transporte; 
e) Entregue, suministre, aplique o facilite a otro estupefacientes a título oneroso. Si lo fuese a título
gratuito, se aplicará reclusió n o prisió n de tres a doce añ os y multa de tres mil a ciento veinte mil
australes.
Si los hechos previstos en los incisos precedentes fueren ejecutados por quien desarrolla una actividad
cuyo ejercicio dependa de una autorizació n, licencia o habilitació n del poder pú blico, se aplicará , ademá s,
inhabilitació n especial de cinco a quince añ os. 
En el caso del inciso a), cuando por la escasa cantidad sembrada o cultivada y demá s circunstancias, surja
inequívocamente que ella está destinada a obtener estupefacientes para consumo personal, la pena será
de un mes a dos añ os de prisió n y será n aplicables los artículos 17, 18 y 21. 
En el caso del inciso e) del presente artículo, cuando la entrega, suministro o facilitació n fuere ocasional y
a título gratuito y por su escasa cantidad y demá s circunstancias, surgiere inequívocamente que es para
uso personal de quien lo recepta, la pena será de SEIS (6) meses a TRES (3) añ os de prisió n y, si
correspondiere, será n aplicables los artículos 17, 18 y 21. (texto conforme ley N° 26.052)
Artículo 11. Las penas previstas en los artículos precedentes será n aumentadas en un tercio del má ximo
de la mitad del mínimo, sin que las mismas puedan exceder el má ximo legal de la especie de pena de que
se trate: 
a) Si los hechos se cometieren en perjuicio de mujeres embarazadas o de personas disminuidas
psíquicamente, o sirviéndose de menores de dieciocho añ os o en perjuicio de éstos; 
b) Si los hechos se cometieren subrepticiamente o con violencia, intimidació n o engañ o; 
c) Si en los hechos intervienen tres o má s personas organizadas para cometerlos; 
d) Si los hechos se cometieron por un funcionario pú blico encargado de la prevenció n o persecució n de
los delitos aquí previstos o por un funcionario pú blico encargado de la guarda de presos y en perjuicio de
éstos; 
e) Cuando el delito se cometiere en las inmediaciones o en el interior de un establecimiento de enseñ anza,
centro asistencial, lugar de detenció n, institució n deportiva, cultural o social o en sitios donde se realicen
espectá culos o diversiones pú blicos o en otros lugares a los que escolares y estudiantes acudan para
realizar actividades educativas, deportivas o sociales; 
f) Si los hechos se cometieren por un docente, educador o empleado de establecimientos educacionales en
general, abusando de sus funciones específicas. 
Artículo 14. Será reprimido con prisió n de uno a seis añ os y multa de ciento doce mil quinientos a dos
millones doscientos cincuenta mil australes el que tuviere en su poder estupefacientes. 
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Psicosociologia Jurídica 2012

La pena será de un mes a dos añ os de prisió n cuando, por su escasa cantidad y demá s circunstancias,
surgiere inequívocamente que la tenencia es para uso personal.

Con esta encarcelación se convierte al adicto en delincuente, lesionando la libertad individual; esto se asocia
con las drogas lícitas e ilícitas, ya que un sujeto por llevar marihuana es pasible de una sanción penal,
mientras que si su adicción la canaliza a través de psicofármacos y es detenido en posesión de un producto
psicotrópico no es sancionable, y lo mismo ocurre con el alcohol y los adhesivos. Pareciera que se quiere
terminar con la droga atacando a su víctima.
Artículo 15. La tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural, destinado a la prá ctica del
coqueo o masticació n, o a su empleo como infusió n, no será considerada como tenencia o consumo de
estupefacientes. 
Artículo 16. Cuando el condenado por cualquier delito dependiera física o psíquicamente de
estupefacientes, el juez impondrá , ademá s de la pena, una medida de seguridad curativa que consistirá en
un tratamiento de desintoxicació n y rehabilitació n por el tiempo necesario a estos fines, y cesará por
resolució n judicial, previo dictamen de peritos que así lo aconsejen.
Además de la condena por el delito se le aplicará otra, pero disfrazada de tratamiento y por tiempo
indeterminado, así se acude a la complicidad científica para asegurar un control donde la pericia deja su
carácter no vinculante transformándose en la prueba.
Artículo 17. En el caso del artículo 14, segundo pá rrafo, si en el juicio se acreditase que la tenencia es
para uso personal, declarada la culpabilidad del autor y que el mismo depende física o psíquicamente de
estupefacientes, el juez podrá dejar en suspenso la aplicació n de la pena y someterlo a una medida de
seguridad curativa por el tiempo necesario para su desintoxicació n y rehabilitació n. 
Acreditado su resultado satisfactorio, se lo eximirá de la aplicació n de la pena. Si transcurridos dos añ os
de tratamiento no se ha obtenido un grado aceptable de recuperació n, por su falta de colaboració n,
deberá aplicá rsele la pena y continuar con la medida de seguridad por el tiempo necesario o solamente
esta ú ltima.
Este artículo mantiene la anticonstitucionalidad cuando se refiere a la culpabilidad por tenencia para uso
personal; refiere que el juez “someterá” a un tratamiento, aunque un tratamiento compulsivo (obligatorio)
está condenado al fracaso, ya que si en el sujeto no existe una real demanda de revertir su situación, no se
puede forzar a que dicha demanda aparezca. Una medida de seguridad es una condena por tiempo
indeterminado. Posteriormente dice “acreditado el resultado satisfactorio…”, sin aclarar (lo cual es casi
imposible) los alcances del término “satisfactorio”, con lo cual la ley se hace más represiva. Ahora bien, si
transcurridos 2 años de tratamiento no se obtuvo un grado “aceptable” (término también ambiguo) de
recuperación por falta de colaboración del sujeto, se hace descansar en el adicto la responsabilidad del
tratamiento y se considera que el fracaso es su culpa y no la de los profesionales. Fracasado el tratamiento,
se hará valer la pena y la medida de seguridad, o sea que necesariamente no quedará libre a los 2 años.

Artículo 18. En el caso del artículo 14, segundo pá rrafo, si durante el sumario se acreditase por
semiplena prueba que la tenencia es para uso personal y existen indicios suficientes a criterio del juez de
la responsabilidad del procesado y éste dependiere física o psíquicamente de estupefacientes, con su
consentimiento, se le aplicará un tratamiento curativo por el tiempo necesario para su desintoxicació n y
rehabilitació n y se suspenderá el trá mite del sumario. 

133
Psicosociologia Jurídica 2012

Acreditado su resultado satisfactorio, se dictará sobreseimiento definitivo. Si transcurridos dos añ os de


tratamiento, por falta de colaboració n del procesado no se obtuvo un grado aceptable de recuperació n, se
reanudará el trá mite de la causa y, en su caso, podrá aplicá rsele la pena y continuar el tratamiento por el
tiempo necesario, o mantener solamente la medida de seguridad. 
La persona tiene que dar su consentimiento porque es procesado pero se mantienen en todos sus términos
las características antes señaladas; esto tiene que ver con el principio de inocencia que tiene todo su
ciudadano por la Constitución Nacional.
Artículo 19. La medida de seguridad que comprende el tratamiento de desintoxicació n y rehabilitació n,
prevista en los artículos 16, 17 y 18 se llevará a cabo en establecimientos adecuados que el tribunal
determine de una lista de instituciones bajo conducció n profesional reconocidas y evaluadas
perió dicamente, registradas oficialmente y con autorizació n de habilitació n por la autoridad sanitaria
nacional o provincial, quien hará conocer mensualmente la lista actualizada al Poder Judicial, y que será
difundida en forma pú blica.
El tratamiento podrá aplicá rsele preventivamente al procesado cuando prestare su consentimiento para
ello o cuando existiere peligro de que se dañ e a sí mismo o a los demá s. 
El tratamiento estará dirigido por un equipo de técnicos y comprenderá los aspectos médicos,
psiquiá tricos, psicoló gicos, pedagó gicos, criminoló gicos y de asistencia social, pudiendo ejecutarse en
forma ambulatoria, con internació n o alternativamente, segú n el caso. 
Cuando el tratamiento se aplicare al condenado su ejecució n será previa, computá ndose el tiempo de
duració n de la misma para el cumplimiento de la pena. Respecto de los procesados, el tiempo de
tratamiento suspenderá la prescripció n de la acció n penal. 
El Servicio Penitenciario Federal o Provincial deberá arbitrar los medios para disponer en cada unidad de
un lugar donde, en forma separada del resto de los demá s internos, pueda ejecutarse la medida de
seguridad y de rehabilitació n de los artículos 16, 17 y 18. 
El término “peligrosidad” estaría anulando el principio de inocencia, pues este juicio de valor dado por el
juez estaría obligando a un individuo a que realice algo que no quiere sin tener la posibilidad de que dicha
medida pueda ser revertida a no ser que el juez así lo decida. Cuando menciona los profesionales que
intervienen, se incluye algo que da que pensar, los aspectos “criminológicos”, el estudio del criminal, con lo
cual se le da un estigma al sujeto adicto que poco tiene que ver con atender una patología cuya
sintomatología es la dependencia, y mucho que ver con la marginación que ese estigma implica. Se
menciona que el Servicio Penitenciario Federal o Provincial tendrá que implementar los medios, pero habrá
dos sistemas a implementar, uno que tiene que ver con los entes estatales (servicios penitenciarios) y otro
con la actividad privada (clínica, para quienes puedan pagar una internación); produciendo una diferencia
entre los estratos sociales y una desigualdad ante la ley.

Artículo 20. Para la aplicació n de los supuestos establecidos en los artículos 16, 17 y 18 el juez, previo
dictamen de peritos, deberá distinguir entre el delincuente que hace uso indebido de estupefacientes y el
adicto a dichas drogas que ingresa al delito, para que el tratamiento de rehabilitació n en ambos casos, sea
establecido en funció n de nivel de patología y del delito cometido, a los efectos de la orientació n
terapéutica má s adecuada. 
Se quiere distinguir adicto y delincuente cuando en realidad hay una marcada tendencia en toda la ley a
asimilar delincuencia y drogadicción, caso contrario no tendría por qué existir una pena privativa de

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Psicosociologia Jurídica 2012

libertad cuando alguien es adicto. Parecería que a la delincuencia se la trata como enfermedad, y ese fue
uno de los postulados más fuertes del positivismo europeo para el control social.
Artículo 21. En el caso del artículo 14, segundo pá rrafo, si el procesado no dependiere física o
psíquicamente de estupefacientes por tratarse de un principiante o experimentador, el juez de la causa
podrá , por ú nica vez, sustituir la pena por una medida de seguridad educativa en la forma y modo que
judicialmente se determine. 
Tal medida, debe comprender el cumplimiento obligatorio de un programa especializado, relativo al
comportamiento responsable frente al uso y tenencia indebida de estupefacientes, que con una duració n
mínina de tres meses, la autoridad educativa nacional o provincial, implementará a los efectos del mejor
cumplimiento de esta ley. 
La sustitució n será comunicada al Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal y Carcelaria,
organismo que lo comunicará solamente a los tribunales del país con competencia para la aplicació n de la
presente de la ley, cuando éstos lo requiriesen. 
Si concluido el tiempo de tratamiento éste no hubiese dado resultado satisfactorio por la falta de
colaboració n del condenado, el tribunal hará cumplir la pena en la forma fijada en la sentencia. 
Pareciera que si una persona comienza o está por comenzar un camino adictivo fuese un problema de
educación y no la sintomatología de procesos mucho más profundos; esta medida de seguridad contempla
un mínimo de 3 meses sin mencionar un máximo, con lo cual igual que la medida de seguridad curativa se
puede transformar en una pena por tiempo indeterminado. Se refiere también a la comunicación al Registro
de reincidencia, con lo cual la persona se transforma en delincuente. Se dice que si el tratamiento
“educativo” no da resultado por falta de colaboración del “condenado”, y con esa denominación caemos en la
cuenta de que se deja en suspenso la pena y no se la sustituye.
Artículo 22. Acreditado un resultado satisfactorio de las medidas de recuperació n establecidas en los
artículos 17, 18 y 21 si después de un lapso de tres añ os de dicha recuperació n, el autor alcanzara una
reinserció n social plena, familiar, laboral y educativa, el juez previo dictamen de peritos, podrá librar de
oficio al Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal y Carcelaria para la supresió n de la
anotació n relativa al uso y tenencia indebida de estupefacientes. 
Si por casualidad alguien logra recuperarse tampoco queda en libertad de acción pues los antecedentes
quedarán durante 3 años más; el juez “podrá” y no “deberá” librar oficio al Registro de reincidencia, con lo
cual nadie le asegura que con una plena reinserción dejará de ser un sospechoso.
Artículo 28. El que pú blicamente imparta instrucciones acerca de la producció n, fabricació n, elaboració n
o uso de estupefacientes, será reprimido con prisió n de dos a ocho añ os. En la misma pena incurrirá quien
por medios masivos de comunicació n social explique en detalle el modo de emplear como estupefaciente
cualquier elemento de uso libre. 
Artículo 29. Será reprimido con prisió n de seis meses a tres añ os el que falsificare recetas médicas, o a
sabiendas las imprimiera con datos supuestos o con datos ciertos sin autorizació n del profesional
responsable de la matrícula; quien las suscribiere sin facultad para hacerlo o quien las aceptare teniendo
conocimiento de su ilegítima procedencia o irregularidad. En el caso que correspondiere se aplicará la
accesoria de inhabilitació n para ejercer el comercio por el doble de tiempo de la condena.
Artículo 29 ter. A la persona incursa en cualquiera de los delitos previstos en la presente ley y en el
artículo 866 del Có digo Aduanero, el tribunal podrá reducirle las penas hasta la mitad del mínimo y del
má ximo o eximirla de ellas, cuando durante la sustanciació n del proceso o con anterioridad a su
iniciació n: 

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Psicosociologia Jurídica 2012

a) Revelare la identidad de coautores, partícipes o encubridores de los hechos investigados o de otros


conexos, proporcionando datos suficientes que permitan el procesamiento de los sindicados o un
significativo progreso de la investigació n. 
b) Aportare informació n que permita secuestrar sustancias, materias primas, precursores químicos,
medios de transporte, valores, bienes, dinero o cualquier otro activo de importancia, provenientes de los
delitos previstos en esta ley. 
A los fines de la exenció n de pena se valorará especialmente la informació n que permita desbaratar una
organizació n dedicada a la producció n, comercializació n o trá fico de estupefacientes. 
La reducció n o eximició n de pena no procederá respecto de la pena de inhabilitació n.
Artículo 30. El juez dispondrá la destrucció n, por la autoridad sanitaria nacional, de los estupefacientes
en infracció n o elementos destinados a su elaboració n a no ser que pertenecieren a un tercero no
responsable o salvo que puedan ser aprovechados por la misma autoridad, dejando expresa constancia
del uso a atribuirles. 
Las especies vegetales de Papaver somniferum L., Erithroxylon coca Lam y Cannabis sativa L., se
destruirá n por incineració n.
En todos los casos, previamente, deberá practicarse una pericia para determinar su naturaleza, calidad y
cantidad, conservando las muestras necesarias para la sustanciació n de la causa o eventuales nuevas
pericias, muestras que será n destruidas cuando el proceso haya concluido definitivamente. 
Art. 25: Será reprimido con prisió n de un mes a tres añ os, si no resultare un delito má s severamente
penado, el que suministrare a un participante en una competencia deportiva, con su consentimiento o sin
él, sustancias estimulantes o depresivas tendientes a aumentar o disminuir anormalmente su
rendimiento. 
La misma pena tendrá el participante de una competencia deportiva que usare algunas de estas
sustancias. 
La personalidad adictiva y el tratamiento compulsivo
El tema de la adicció n nos lleva a cuestionarnos la efectividad de un tratamiento compulsivo, y si desde un
imperativo ello es posible para atenuar o suprimir la sintomatología. La adicció n no debe ser considerada
como una enfermedad en sí, aunque derive de consecuencias orgá nicas, psicoló gicas, familiares y sociales,
sino que sus causas se buscará n en conflictos inconscientes; teniendo en cuenta la historia vital del sujeto
y sus circunstancias. La adicció n no se instala en el sujeto como una libre elecció n. Debemos tener en
cuenta la predisposició n generada desde un entramado familiar donde el adicto es el emergente, quien se
hace cargo de la patología del grupo. La trama familiar está formada por mensajes verbales y simbó licos
contradictorios, donde existe un modelo inductor con un padre que delega su rol (indiferente) y donde la
madre (de rasgos depresivos) busca ser reparada, posicionando al hijo fuera de su rol, simbiotizá ndose
con él y exigiéndole que la repare. Debe potencializar todo de sí para proveer a esta avidez materna.
Lo que no se quiere ver a través de los pactos inconscientes es el narcicismo de esos padres, y el hijo tiene
la funció n de ocultarlo para mantener una cohesió n ilusoria del grupo. La adicció n conlleva una verdad
dolorosa y una concomitante culpa, que es lo que se niega, apareciendo la adicció n como lo malo, feo, que
no se quiere ver.
Un tratamiento individual sin apoyo familiar estaría destinado a fracasar. La sociedad, desde una posició n
inconsciente, adopta una postura có mplice, asocia delincuencia con adicció n. Así el cuerpo social deposita
en el adicto su angustia y su parte dependiente; y la culpa. Por lo tanto, hay que castigarlo.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Unidad XIII: Resolució n Alternativa de conflictos: las primeras experiencias en el mundo: Estados
Unidos, Españ a, Italia, Canadá y Australia.
Antecedentes en la Argentina: la experiencia piloto realizada en el Ministerio de justicia de la Nació n. Sus
derivaciones: el Centro de Mediació n y la Escuela de Mediació n. La negociació n y sus géneros: mediació n,
conciliació n, arbitraje, mini juicio. El procedimiento y la multidisciplina. Legislació n. Fueros de aplicació n.
Expansió n de la prá ctica.
PSICOLOGÍA Y LEY (VARELA, SARMIENTO, REGUEIRO) RESOLUCIÓN ALTERNATIVA DE
CONFLICTOS
Recorrido nacional e internacional
El estado de insatisfacció n generado alrededor de la actividad judicial promueve un movimiento conocido
como Resolució n alternativa de litigios, inspirado en las costumbres de grupos religiosos estrechamente
unidos y ciertos grupos étnicos de inmigrantes en EEUU. Resolvían las diferencias dentro de sus
comunidades a través de la mediació n de sus ministros de su Iglesia o de sus ancianos.
El movimiento también se inspira en la historia comercial americana. Las asociaciones comerciales de
determinados sectores industriales, como el marítimo, mercado de valores, las pieles y la seda, cuyas
empresas han tenido que tratar regularmente entre sí y establecieron sus propios canales privados de
resolució n de diferencias. Esta costumbre terminó por extenderse a asuntos personales.
Una organizació n claramente definida se ha dado entre la patronal y el trabajador, estableciéndose un
sistema legal con la institució n de negociadores, mediadores y conciliadores profesionales, para
encontrar soluciones pacíficas y equitativas.
En la actualidad cuando los ejecutivos se enfrentan a conflictos con empresas o consumidores insisten
cada vez má s en resolverlos a través de la negociació n o el proceso simplificado, para resolver los costes
legales, ganar tiempo y apaciguar los á nimos.
Las familias con problemas solían recurrir a los tribunales o a los terapeutas; ahora suelen solicitar la
mediació n a sus propios terapeutas, a sus abogados o al voluntariado comunal. En los ú ltimos 20 añ os se
han creado má s de 350 centros vecinales de justicia, denominados institutos de mediació n en EEUU, en
lugares como tiendas, escuelas pú blicas, juzgados, que asisten a conflictos entre arrendatarios y
arrendadores, entre vecinos, entre oficinas pú blicas y vecinos, o entre familiares.
A nivel empresarial en EEUU desde hace dos décadas se han ido promoviendo figuras que, en calidad de
tercero neutral, cumplen una funció n de mediació n en situaciones de conflicto suscitadas en distintos
niveles de la empresa; esas figuras se conocen como defensores del pueblo.
El campo del derecho penal también tiene un lugar en este intento de armonizar justicia y comunidad. La
idea que compromete una reforma judicial está en relació n a transformar la justicia, de una distributiva a
una restaurativa o reparatoria. La clave es el enfoque colaborador, opuesto al adversarial. La
reconstrucció n de una comunidad por medio del empoderamiento (equilibrio de poderes) ayuda a
disminuir el delito. La justicia restaurativa se centra en el dañ o causado y las acciones requeridas para
remendarlo. El delito es un dañ o contra otra persona o la comunidad, en vez del Estado.
La Universidad de Milá n viene desde hace algunos añ os desarrollando un programa de justicia
restauradora en el ámbito de menores. También Canadá y Francia cuentan con programas de resolució n
alternativa de conflictos. Canadá viene trabajando con regularidad la problemá tica de la violencia
doméstica y el abuso de menores. En EEUU, el primer proyecto experimental de resolució n de litigios
comunales fue lanzado por los tribunales penales y la fiscalía en un esfuerzo por solucionar los delitos
menores. Canadá y Australia han creado sus propios centros de justicia comunal con el modelo
137
Psicosociologia Jurídica 2012

estadounidense. Los programas creados por jueces y fiscales pretendían desviar los casos de menor
cuantía, en su mayoría penal, de los juzgados (conflictos diarios de una familia, amigos, vecinos).
Antecedentes en Argentina
De acuerdo al decreto 1480/92 el Ministerio de Justicia de la Nació n dictó la resolució n 983/93 que ponía
en marcha la experiencia piloto en el fuero civil. Se creó un Comité de Evaluació n y Asesoramiento, y se
seleccionaron 10 mediadores entre los entrenados por el Comité para prestar servicios en el Centro de
Mediació n. Se contrataron 8 mediadores abogados con 4 añ os de antigü edad mínima en el título, y 2
mediadores psicó logos con 4 añ os de práctica clínica, para que actuaran en los casos de familia.
La resolució n 535 del Ministerio de Justicia aprueba el reglamento para los mediadores habilitados; se
establecen los requisitos para la habilitació n, la creació n de un registro de mediadores, y las normas
éticas. El Centro de Mediació n prestará servicios a pedido de cualquiera de las partes, antes o durante la
instancia judicial, o por derivació n de organismos oficiales o privados.
Mediador: Debe tener título de abogado, 4 añ os de ejercicio, estar inscripto en el Registro de mediadores,
contar con designació n para actuar en el Centro de mediació n.
Co-mediador: Debe tener título de psicó logo o asistente social, 4 añ os de experiencia, estar inscripto en el
Registro y contar con designació n. Cuando el caso lo requiera podrá n participar otros profesionales.
La derivació n del conflicto al centro de mediació n será por invitació n del juez y expresa voluntad de las
partes. En ese caso la suspensió n del procedimiento tendrá un plazo convenido por las partes. El Juzgado
remite al Centro de mediació n un formulario de pedido, donde constan los datos necesarios (nombre,
domicilio, teléfono de las partes, tipo de conflicto, estado de la causa procesal, plazo de suspensió n del
procedimiento si se hubiera convenido). Dentro de las 48 hs. de finalizada la mediació n el centro
informará al juez el resultado. En casos donde no hay juicio pendiente las partes pueden decidir concurrir
a mediació n sin sus abogados; no así cuando el caso es derivado por el juez. Si se tiene conocimiento de
violencia doméstica el mediador debe recibir a las partes por separado.

Normas recomendables para programas de Mediación anexos a Tribunales


La mediació n no es recomendable en ciertos casos:
 Cuando existe necesidad de sanció n pú blica de una conducta
 Cuando reiteradas violaciones de leyes requieren ser tratadas de una forma colectiva
 Cuando una de las partes necesita probar la verdad de los hechos
 Cuando se desea sentar un precedente legal
 Cuando una de las partes no tiene interés en acordar
 Cuando involucra un delito de acció n pú blica, violencia o malos tratos a menores
 Cuando las partes no pueden negociar de manera eficaz por sí mismas o con asesoramiento legal

Luego de esta experiencia es promulgada por el Congreso de la Nació n la Ley de Mediació n y Conciliació n
(24.573). Promueve la mediació n como paso previo a la iniciació n de cualquier juicio del fuero civil o
comercial, salvo excepciones que en ella figuran y que contemplan los juicios patrimoniales ejecutivos, las
quiebras y los desalojos.
Desde la actual Direcció n nacional de promoció n de métodos participativos, del Ministerio de Justicia, de
la que depende la Escuela y Centro de Mediació n, se halla la labor de conformar con instituciones pú blicas
y privadas del país una red nacional de asistencia a situaciones de violencia doméstica, maltrato y abuso
138
Psicosociologia Jurídica 2012

de menores. El Centro de mediació n y asistencia a la comunidad de la Universidad Argentina John F.


Kennedy, que ha sido pionero en estas investigaciones, es una de las instituciones que conforman la red
nacional.

Para introducir la mediación


El siglo XX se ha caracterizado por la resolució n de conflictos por vía bélica; la propuesta del nuevo orden
internacional, caracterizado por la economía comú n, presenta al sujeto en una contradicció n, cobra
sentido la mediació n como instrumento de transformació n social.
Bush y Folger proponen cuatro enfoques en la historia de la mediació n:
- La historia de la satisfacció n considera a la mediació n capaz de satisfacer necesidades humanas de
las partes en conflicto; por su flexibilidad e informalidad puede contribuir a la resolució n de una disputa,
permite ahorros privados a los litigantes, disminuye el gasto pú blico y funciona como drenaje de los
tribunales aliviando las excesivas demoras judiciales. Describe lo sucedido hasta ahora, las siguientes
posturas describen lo que ha sucedido en parte y cuyos efectos está n por verse.
- La historia de la justicia social entiende la mediació n como un modo de organizar a los individuos
alrededor de intereses comunes, creando vínculos y estructuras comunitarias só lidas. Disminuye la
dependencia, alienta la autoayuda.
- La historia de la transformació n social considera que la mediació n asume la intenció n de apoyar el
ejercicio de la autodeterminació n, de ayudar a las partes a movilizar sus propios recursos para resolver
sus problemas. Revaloració n y reconocimiento mutuo contribuirían a transformar a los individuos, de
temerosos y egocéntricos, a dotados de empatía y consideració n.
- La historia de la opresió n a diferencia de las anteriores critica a la mediació n, la acusa de producir
resultados injustos, desproporcionados y tendientes a favorecer a los má s fuertes.

¿Qué es la mediación?
Es una negociació n asistida, la intervenció n en una disputa de un tercero neutral e imparcial. El mediador
no es parte de la disputa, no tiene lugar en ella, sino que opera por fuera de la misma. El mediador carece
de un poder autorizado de decisió n y eso lo diferencia de un juez o á rbitro, designado por la ley para
decidir acerca de las cuestiones del conflicto.
Texto y contexto
Participan los que soportan el conflicto, a título de partes. El mediador es el agente catalizar de la
situació n conflictiva. El espacio donde se desarrolla la mediació n debe tener un mobiliario que dé cuenta
del espíritu de la prá ctica, una mesa redonda u ovalada con asientos alrededor, para evitar posiciones
físicas de enfrentamiento. Se realiza la interiorizació n de la disputa, la evaluació n de datos, el análisis del
conflicto, las posiciones que sostienen las partes. El mediador facilita una comunicació n interactiva entre
las partes a través de sus intervenciones, su escucha atenta y el cumplimiento de la neutralidad. Lo
fundamental es la creació n de un clima de confianza y cooperació n participativa.
El proceso comunicacional
El humano habla y por hablar se constituye en sujeto, sujetado a leyes que determinan la lengua. En este
lenguaje no só lo participa lo que decimos, sino también el lenguaje gestual, que a veces reemplaza la
palabra o la reafirma.
Su importancia en la actitud mediadora

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Psicosociologia Jurídica 2012

No hay intenció n de comunicació n sin escucha y no hay escucha fuera de las palabras; las palabras dan
cuenta de un sujeto y su posició n. Es necesario que la palabra adquiera protagonismo en su histó rica
funció n pacificadora y facilitadora del lazo social. La mediació n opera como catalizador, como
instauració n de la intercomunicació n y posterior interacció n de las partes.

CONCILIACIÓN
La conciliació n es un proceso instituido por las mismas partes en conflicto para resolver sus problemas,
consiste principalmente en que un tercero interviene entre los Estados en conflicto y trata de conciliar
sus diferencias sobre la base de concesiones recíprocas, en otras palabras consistente en proponer
alternativas concretas a las partes para que resuelvan de comú n acuerdo sus diferencias.
La diferencia entre mediació n y conciliació n es de grado. La mediació n es menos formal que la
conciliació n. El mediador sugiere una solució n, y en caso de ser rechazada por las partes, formula nuevas
propuestas; mientras que el conciliador, que puede ser una persona física o una comisió n, puede
investigar los hechos y a final emitir un reporte con conclusiones y recomendaciones para resolver la
controversia.
La principal diferencia entre la mediació n y la conciliació n reside en el ó rgano que la ejerce. El conciliador
es designado por acuerdo de las partes, para investigar los hechos y sugerir las fó rmulas de solució n; la
conciliació n es má s formal y menos flexible que la mediació n. La mediació n, como la conciliació n, es un
método de solució n de controversias que podemos ubicar entre la negociació n y el arbitraje, siendo la
característica primordial, al igual que en los buenos oficios, la intervenció n de un tercero para resolver las
controversias. El factor principal en la mediació n es el prestigio del mediador, mientras que en la
conciliació n es la independencia del conciliador.

MEDIACIÓN
Es un procedimiento flexible, que no tiene efectos obligatorios para las partes, en el cual un tercero
neutral, facilita la negociació n entre las partes para ayudar a que lleguen a un acuerdo. Ha sido definida
como el procedimiento mediante el cual los participantes, asistidos por una o varias personas neutrales,
aislan sistemá ticamente los problemas en controversia, con el objeto de encontrar opciones, considerar
altemativas y llegar a un acuerdo mutuo que se ajuste a sus necesidades.
El o los terceros imparciales que participan, se encargan de moderar la discusió n entre las partes,
interpretar la voluntad de éstas, sugerir alternativas y dirigir el proceso con el objeto de que las partes
por sí mismas convengan un acuerdo.
Cabe señ alar que diversos autores han distinguido la mediació n y la conciliació n como métodos
alternativos distintos, cuya diferencia radica en que en la mediació n el tercero neutral no tiene la facultad
para intervenir, sugerir y aconsejar a las partes para que lleguen a un acuerdo, mientras que en la
conciliació n sí. El papel del experto neutral puede variar, dependiendo de lo que establezcan las partes. La
actitud del mediador es fundamental, ya que deberá de proporcionar confianza a las partes, y ser lo
suficientemente perceptivo para descifrar cuales son los problemas reconocidos por las partes y cuá les
son los ocultos.
El proceso de mediació n se distingue por ser un proceso á gil, dinámico e interactivo, cuyo ingrediente
principal es la intervenció n de las partes, con el fin de obtener un resultado positivo. Se caracteriza por
tener reglas sencillas mediante las cuales las partes definen que es lo má s importante, y en base a las
circunstancias del conflicto se desarrolla el procedimiento.
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Psicosociologia Jurídica 2012

El beneficio principal que ofrece este medio, es la comunicació n que se establece entre las partes para que
ellas mismas propongan alternativas y tomen las decisiones de comú n acuerdo, lo cual permite que las
relaciones entre las partes se estrechen en lugar de fracturarse, y las resoluciones se ajusten a sus
necesidades, lo cual trae como consecuencia que se cumpla el convenio alcanzando un resultado positivo.

Se diferencia de la conciliació n porque:


 El proceso de mediació n se orienta hacia una solució n contractual cualquiera del conflicto de intereses
entre las partes. En cambio el proceso de conciliació n se orienta hacia una solució n justa del conflicto de
intereses. Da a cada parte lo suyo.
En la mediació n, el tercero neutral denominado Mediador tiene un menor protagonismo durante
el desarrollo de todo el proceso, pues participa pasivamente en el proceso limitá ndose a acercar,
aproximar y juntar a las partes, facilitar la comunicació n entre las partes, absteniéndose de proponer
soluciones al conflicto.
En cambio, en la conciliació n el tercero neutral denominado Conciliador, tiene un mayor protagonismo en
el proceso, ya que puede proponer a las partes soluciones no vinculantes para solucionar el conflicto.
En el proceso de mediació n las partes tienen un mayor protagonismo, un papel má s activo en el
desarrollo del proceso de mediació n, ya que el mediador no propone soluciones al conflicto.
En cambio en la conciliació n las partes tienen menor protagonismo, desde el momento en que el tercero
puede proponer formulas de solució n al conflicto, pero a su vez mas activo que en un proceso judicial.

ARBITRAJE
El arbitraje, en Derecho, es una forma de resolver un litigio sin acudir a la jurisdicció n ordinaria.
Las partes, de mutuo acuerdo, deciden nombrar a un tercero independiente, denominado á rbitro, y que
será el encargado de resolver el conflicto. El á rbitro, a su vez, se verá limitado por lo pactado entre las
partes para dictar el laudo arbitral. Deberá hacerlo conforme a la legislació n que hayan elegido las partes,
o incluso basá ndose en la simple equidad, si así se ha pactado.
Cuando un arbitraje se ajusta a la legalidad, sustituye completamente a la jurisdicció n ordinaria, que
deberá abstenerse de conocer el litigio. Sin embargo, sí que será necesario acudir a la misma (a través de
la acció n ejecutiva) cuando sea necesaria la intervenció n de las autoridades para hacer cumplir el laudo
arbitral.
Entre las ventajas del arbitraje se encuentran su celeridad, su flexibilidad y el hecho de que se pueden
pactar los costes con anterioridad.
Este método alternativo de resolució n de controversias es un híbrido de los procedimientos de mediació n
y arbitraje, y surge en los Estados Unidos de América como resultado de las críticas hechas a ambos
procesos, con el objeto de crear un procedimiento má s eficiente. En este procedimiento las partes
acuerdan mediar y resolver algunos puntos que no pueden ser solucionados por la mediació n a través del
arbitraje, utilizando el mismo tercero neutral como mediador y á rbitro.
Algunos otros expertos en la materia han sostenido que en realidad se trata de una variante del proceso
de mediació n, en el cual el mediador puede dictar una decisió n si las partes no llegan a un arreglo, o bien
de un juicio arbitral en el cual el á rbitro inicia el procedimiento con la mediació n para intentar que las
partes lleguen a un arreglo previo. El tercero neutral debe procurar que las partes lleguen a un acuerdo,

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Psicosociologia Jurídica 2012

orientá ndolas sobre las decisiones que pueden tomar. Es posible que se haya establecido previamente
aquellos asuntos se van a resolver a través de la mediació n y cuales por el arbitraje, de no ser así, y si las
partes no logran resolver definitivamente sus conflictos, se inicia el procedimiento de arbitraje.

El arbitraje es el método de resolució n de controversias má s conocido y utilizado en la actualidad, a nivel


internacional y nacional. Su aceptació n se debe, fundamentalmente, a que se asemeja al proceso
jurisdiccional, con mayores beneficios, tales como la flexibilidad en el procedimiento, la privacidad, la
celeridad y la irrevocabilidad de la decisió n, en la mayoría de los casos.
En el proceso de conciliació n las decisiones las toman las mismas partes en conflicto.
En cambio en el arbitraje las decisiones las toman los á rbitros.
Conciliació n y arbitraje se diferencian por el origen del resultado, en la conciliació n son las mismas partes
las que componen el conflicto por si mismos, diseñ á ndola y construyendo la solució n con la asistencia de
una tercero llamado conciliador.
En cambio en el arbitraje el tercero llamado á rbitro es el que compone el conflicto de intereses de las
partes. El tercero le impone la solució n a las partes., vale decir en la conciliació n el conflicto se soluciona
por voluntad de las partes, en cambio en el arbitraje es por voluntad de un tercero (arbitro).
En la conciliació n, el conciliador no toma decisiones, sino asiste a las partes conciliantes para que
encuentren la solució n al conflicto por si mismos, pudiendo proponer soluciones no vinculantes. En
cambio en el arbitraje, el á rbitro decide, es el que toma decisiones vinculantes, el que resuelve el conflicto,
con carácter obligatorio para las partes.

¿Cuál es la diferencia entre Arbitraje y Conciliación?


La diferencia entre entre un Arbitraje y una Conciliació n consiste en que en el primero se difiere la
solució n del conflicto a terceros imparciales denominados á rbitros, quienes decidirá n la controversia
mediante una sentencia denominada Laudo Arbitral. En cambio, mediante la Conciliació n se busca de
manera directa y amistosa la solució n má s conveniente a los intereses de las partes con la colaboració n
de un tercero, Conciliador imparcial que propone fó rmulas de posible solució n a las partes, siendo éstas
las que toman las definiciones.
MINI JUICIO
Es un juicio acelerado, sin carácter vinculante, que se realiza en el á mbito privado para resolver
controversias. Es un proceso estructurado que busca alcanzar un arreglo, que reú ne algunos
componentes de la negociació n, mediació n y del arbitraje. Se caracteriza por estar precedido por un
consejero neutral, elegido de comú n acuerdo por las partes. El mini juicio por su naturaleza es un método
alternativo de resolució n de controversias eminentemente voluntario, de carácter autocompositivo, aun
cuando interviene un consejero legal y desprovisto de fuerza vinculativa.
Es considerado un procedimiento flexible, en el cual cada parte presenta en forma breve ante ejecutivos
de cierta jerarquía y un consejero neutral, una sinopsis del problema con la finalidad de llegar a la
solució n. El panel emite su opinió n con la finalidad de que las partes involucradas busquen negociar el
problema. Cuando las partes deciden utilizar este método celebran un acuerdo por escrito en el que
expresan su consentimiento, las reglas que se aplicará n, la informació n que las partes intercambiará n, la
selecció n del consejero neutral, las personas que integrará n el panel. El papel del consejero es
fundamental ya que por lo general se eligen personas expertas en la resolució n de problemas, con

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especializació n en la materia objeto de la disputa. El papel del panel es similar al del mediador, ya que
escucha, hace comentarios, modera y dirige la discusió n, pero si las partes lo solicitan puede dar asesoría
legal, resolver dudas o expresar su opinió n de cual sería el resultado si se hubiera sometido el caso a un
tribunal jurisdiccional.

FUEROS DE APLICACIÓN
 - Mediación Comunitaria: es la que se lleva a cabo para la solució n de conflictos vecinales o
comunitarios. En la ciudad de Asunció n, funcionan los Centros Comunitarios, dependientes de la
Municipalidad de Asunció n, que tienen sus respectivos Centros de Mediació n, que atienden los conflictos
vecinales, con mediadores especializados en esta á rea.
- Mediación Penal: tendiente a la solució n de conflictos de acció n penal privada, que se encuentran
enumerados en el Art. 17 del Có digo Procesal Penal. Dicho Có digo prevé la conciliació n, como paso previo
antes de dar por iniciada la acció n penal privada, el juez convoca a las partes a una audiencia de
conciliació n, en la que se intenta llegar a un acuerdo entre la víctima u ofendido y el supuesto victimario.
En la mediació n penal se persigue la reparació n del dañ o causado y la manifestació n de la víctima que se
encuentra satisfecha con dicha reparació n, no teniendo nada má s que reclamar.
- Mediación Laboral: llevada a cabo entre empleador o asociació n patronal y trabajador, asociació n de
empleados o funcionarios o sindicato de trabajadores, a los efectos de solucionar las controversias
suscitadas en éste á mbito, con la del mediador, experto en esta materia. La Constitució n Nacional dispone
en el Art. 97: “De los convenios colectivos. Los sindicatos tienen el derecho a promover acciones
colectivas y a concertar convenios sobre las condiciones de trabajo. El Estado favorecerá las soluciones
conciliatorias de los conflictos de trabajo y la concertació n social. El arbitraje será optativo”. En nuestro
país funciona la conciliació n como instituto procesal previsto en el Có digo Procesal Laboral. El Ministerio
de Justicia y Trabajo cuenta con la Junta Permanente de Conciliació n y Arbitraje, como ó rgano que busca
la composició n amigable delos conflictos, atento a lo dispuesto en los Arts. 17, 284 y 293 del Có digo
Procesal Laboral y el Art. 17 del Decreto Nº 20.884/62.Dicho ó rgano se encuentra compuesto por: dos
representantes del Estado; dos representantes de los trabajadores (Central Paraguaya de Trabajadores-
CPT, Central Unitaria de Trabajadores-CUT o Central Nacional de Trabajadores-CNT); y dos
representantes de los empleadores (FEPRINCO, Unió n Industrial Paraguaya-UIP o Asociació n Rural del
Paraguay-ARP).
- Mediación Familiar: su aplicació n puede recaer en casos de Divorcio, Disolució n y Liquidació n de la
Sociedad Conyugal, Partició n de bienes en juicios sucesorios, Asistencia Alimenticia, Régimen de
Convivencia, Régimen de Relacionamiento, entre otros. En los asuntos de familia, debe atenderse al
interés superior de los niñ os y de los adolescentes, buscando siempre el bienestar de los mismos y que se
desarrollen en un ambiente adecuado. Es prioridad que a los niñ os y adolescentes se les trasmita siempre
amor, paz, comprensió n y respeto. Resulta aconsejable la mediació n en los conflictos entre có nyuges, en
la bú squeda del diá logo, del restablecimiento de la comunicació n entre los mismos y atendiendo a que se
somete el caso a un método de resolució n de conflictos, que tiene como uno de sus principios
fundamentales la confidencialidad, es decir el tratamiento con absoluta reserva y privacidad de todo lo
manifestado en las sesiones, respetando de esta forma cuestiones íntimas de la pareja.
- Mediación patrimonial: el mediador debe conocer la naturaleza de los intereses y conflictos originados
en este tipo de mediació n, debiendo tener en cuenta la estructura de las empresas, así como cuestiones
macro-econó micas. En el á mbito comercial o empresarial, las partes involucradas en un conflicto desean
preservar sus relaciones, atendiendo al tipo de relació n que a ellas les une.

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Psicosociologia Jurídica 2012

- Mediación escolar: involucra no só lo a los estudiantes y profesores, sino también a los padres,
directivos y funcionarios de la institució n, en la idea de que asuman un rol protagó nico en la resolució n
adecuada y ó ptima de los conflictos y que se formen en la cultura de la paz desde temprana edad. La
mediació n escolar se caracteriza porque se desarrolla entre estudiantes, o entre docentes, es decir se
lleva a cabo entre pares, disminuyendo sobretodo el grado de agresividad y de violencia en las
instituciones educativas.
 - Mediación ecológica: tendiente a la solució n de conflictos suscitados en torno a la protecció n del
medioambiente, de la flora y de la fauna. Su ámbito de aplicació n en nuestro país resulta atractivo para
los casos de contaminació n de ríos, polució n sonora, olores nauseabundos, provenientes de frigoríficos,
por ejemplo, y otros casos similares, que tanto perjuicio ocasionan a la comunidad toda. Este tipo de
mediació n es muy utilizado en países de Europa, en Canadá y en Estados Unidos de América.
- Mediación Internacional: La vida de relació n entre los Estados, a semejanza de lo que sucede entre los
particulares, puede desarrollarse armó nicamente mientras se sepa o se quiera coordinar los diversos
intereses en juego, o bien, en caso contrario, suscitar divergencias de mayor o menor importancia. Estas
divergencias se denominan indistintamente conflictos, litigios, choques, pero quizá s sea lo má s exacto
designarlas con el nombre genérico de controversias interestatales. Se entienden por medios de solució n
pacífica de los conflictos las medidas que no implican el estado de guerra, aú n cuando algunas de ellas
entrañ en el uso de la coacció n y que las má s extremas, como las represalias, puedan llegar al empleo, si
bien limitado y temporal, de la fuerza militar. En el campo diplomá tico los medios pacíficos má s utilizados
son: negociació n directa, reuniones internacionales, buenos oficios mediació n, investigació n, conciliació n;
y fracasados estos se recurre al arbitraje o al arreglo judicial.
- Mediación Judicial: Es el método no adversarial de resolució n de conflictos, en el cual interviene un
tercero neutral e imparcial a las partes, quien no tiene poder de decisió n, a diferencia de un juez o á rbitro,
asiste en la negociació n y ayuda a los participantes a poner fin al juicio iniciado. El Poder  Judicial cuenta
con una Oficina de Mediació n, la cual cuenta con un equipo de mediadores que se encuentra trabajando
con los Juzgados en lo Civil y Comercial, Laboral, Niñ ez y Adolescencia, Justicia Letrada y Juzgado de Paz,
de la Capital y de las ciudades de Lambaré, Luque y San Lorenzo.
- Mediación Extrajudicial: es utilizada como un mecanismo alternativo para la solució n de conflictos
fuera del ámbito del Poder Judicial. Mediante este mecanismo los interesados acuden a un Centro Privado
o Comunitario de Mediació n, a fin de procurar resolver sus diferencias o sus conflictos, con la ayuda de un
mediador.

Ley 24573 - MEDIACIÓN Y CONCILIACIÓN


DISPOSICIONES GENERALES
Art.1.- Institú yese con carácter obligatorio la mediació n previa a todo juicio, la que se regirá por las
disposiciones de la presente Ley. Este procedimiento promoverá la comunicació n directa entre las partes
para la solució n extrajudicial de la controversia.-
Las partes quedará n exentas del cumplimiento de este trá mite si acreditaren que antes del inicio de la
causa, existió mediació n ante mediadores registrados por el Ministerio de Justicia.
Art.2.- El procedimiento de la mediació n obligatoria no será de aplicació n en los siguientes supuestos:
1. Causas penales.-

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2. Acciones de separació n personal y divorcio, nulidad de matrimonio, filiació n y patria potestad, con
excepció n de las cuestiones patrimoniales derivadas de éstas. El juez deberá dividir los procesos,
derivando la parte patrimonial al mediador.-
3. Procesos de declaració n de incapacidad y de rehabilitació n.-
4. Causas en que el Estado Nacional o sus entidades descentralizadas sean parte.-
5. Amparo, há beas corpus e interdictos.-
6. Medidas cautelares hasta que se decidan las mismas, agotá ndose respecto de ellas las instancias
recursivas ordinarias, continuando luego el trá mite de la mediació n.
7. Diligencias preliminares y prueba anticipada.-
8. Juicios sucesorios y voluntarios.-
9. Concursos preventivos y quiebras.-
10. Causas que tramiten ante la Justicia Nacional del Trabajo.-
Art.3.- En el caso de los juicios de desalojo, el presente régimen de mediació n será optativo para el
reclamante, debiendo en dicho supuesto el requerido ocurrir a tal instancia.-
 
DEL PROCEDIMIENTO DE LA MEDIACIÓN
Art.4.- El reclamante formalizará su pretensió n ante la mesa general de recepció n de expedientes que
corresponda, detallando la misma en un formulario cuyos requisitos se establecerá n por vía de la
reglamentació n, cumplida la presentació n se procederá al sorteo del mediador y a la asignació n del
juzgado que eventualmente entenderá en la litis.-
Art.5.- La mesa general de entradas entregará el formulario debidamente intervenido al presentante
quien deberá remitirlo al mediador designado dentro del plazo de tres días.-
Art.6.- El mediador, dentro del plazo de diez (1O) días de haber tomado conocimiento de su designació n,
fijará la fecha de la audiencia a la que deberá n comparecer las partes.-
El mediador deberá notificar la fecha de la audiencia a las partes mediante cédula, adjuntando copia del
formulario previsto en el Art.4. Dicha cédula será librada por el mediador, debiendo la misma ser
diligenciada ante la Oficina de Notificaciones del Poder Judicial de la Nació n; salvo que el requerido se
domiciliare en extrañ a jurisdicció n, en cuyo caso deberá ser diligenciada por el requirente.-
A tales fines se habilitará n los formularios de cédula de notificació n cuyos requisitos se establecerá n
reglamentariamente.-
Art.7.- Las partes podrá n tomar contacto con el mediador designado antes de la fecha de la audiencia, con
el objeto de hacer conocer el alcance de sus pretensiones.
Art.8.- Cuando el mediador advirtiere que es necesaria la intervenció n de un tercero, solicitado por las
partes o de oficio, podrá citarlo a fin de que comparezca a la instancia mediadora.-
Si el tercero incurriese en incomparecencia o incumplimiento del acuerdo transaccional que lo involucre,
le alcanzará n las sanciones previstas en los Arts. 10 y 12 de la presente ley.
Art.9.- El plazo para la mediació n será de hasta sesenta (60) días corridos a partir de la ú ltima
notificació n al requerido y/o al tercero en su caso. En el caso previsto en el Art. 3, el plazo será de treinta
(30) días corridos. En ambos supuestos se podrá prorrogar por acuerdos de las partes.

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Art.10.- Dentro del plazo previsto para la mediació n el mediador podrá convocar a las partes a todas las
audiencias necesarias para el cumplimiento de los fines previstos en la presente ley.-
Si la mediació n fracasare por la incomparecencia de cualquiera de las partes a la primera audiencia, cada
uno de los incomparecientes deberá abonar una multa cuyo monto será el equivalente a dos (2) veces la
retribució n bá sica que le corresponda percibir al mediador por su gestió n.-
Habiendo comparecido personalmente y previa intervenció n del mediador, las partes podrá n dar por
terminado el procedimiento de mediació n.-
Art. 11. - Las actuaciones será n confidenciales. El mediador tendrá amplia libertad para sesionar con las
partes, pudiéndolo efectuar en forma conjunta o por separado, cuidando de no favorecer, con su
conducta, a una de ellas y de no violar el deber de confidencialidad.-
A las mencionadas sesiones deberá n concurrir las partes personalmente, y no podrá n hacerlo por
apoderado, exceptuá ndose a las personas jurídicas y a los domiciliados en extrañ a jurisdicció n de
acuerdo a lo que se establezca en la reglamentació n.-
La asistencia letrada será obligatoria.
Art. 12. - Si se produjese el acuerdo, se labrará acta en el que deberá constar los términos del mismo,
firmado por el mediador, las partes y los letrados intervinientes.-
El mediador deberá comunicar el resultado de la mediació n, con fines estadísticos, al Ministerio de
Justicia.-
En caso de incumplimiento, lo acordado podrá ejecutarse ante el juez designado, mediante el
procedimiento de ejecució n de sentencia regulado en el Có digo Procesal Civil y Comercial de la Nació n.-
En el supuesto de llegar a la instancia de ejecució n, el juez deberá aplicar la multa establecida en el Art. 45
del Có digo Procesal Civil y Comercial de la Nació n.
Art. 13.- El Ministerio de Justicia de la Nació n percibirá con destino al Fondo de Financiamiento creado
por esta ley, las sumas resultantes de las multas establecidas en los Arts. l0 y 12. En el supuesto que no se
abonen las multas establecidas, se perseguirá el cobro impulsando por vía incidental, las acciones
judiciales necesarias observando el procedimiento de ejecució n de sentencia.-
A tal fin el Ministerio de Justicia certificará la deuda existente y librará el certificado respectivo que
tendrá cará cter de título ejecutivo.-
En el caso de no haberse promovido acció n posterior a la gestió n mediadora el cobro de la multa
establecida en el Art. l0 se efectuará mediante el procedimiento de juicio ejecutivo.
Art. 14.- Si no se arribase a un acuerdo en la mediació n, igualmente se labrará acta, cuya copia deberá
entregarse a las partes, en la que se dejará constancia de tal resultado.-
En este caso el reclamante quedará habilitado para iniciar la vía judicial correspondiente, acompañ ando
las constancias de la mediació n.
 
DEL REGISTRO DE MEDIADORES
Art. 15.- Créase el Registro de Mediadores cuya constitució n, organizació n, actualizació n y
administració n será responsabilidad del Ministerio de Justicia de la Nació n.
Art. 16.- Para ser mediador será necesario poseer título de abogado y adquirir la capacitació n requerida
y restantes exigencias que se establezcan reglamentariamente.

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Psicosociologia Jurídica 2012

Art. 17.- En la reglamentació n a la que se alude en el artículo anterior, se estipulará n las causales de
suspensió n y separació n del registro y el procedimiento para aplicar tales sanciones. También se
determinará n los requisitos, inhabilidades e incompatibilidades para formar parte del mismo.
 
DE LAS CAUSALES DE EXCUSACIÓN Y REACUSACIÓN
Art. 18.- El mediador deberá excusarse bajo pena de inhabilitació n como tal, en todos los casos previstos
en el Có digo Procesal Civil y Comercial de la Nació n para excusació n de los jueces, pudiendo ser recusado
con expresió n de causa por las partes conforme lo determina ese Có digo. De no aceptar el mediador la
recusació n, ésta será decidida por el Juez designado conforme lo establecido en el Art.4, por resolució n
que será inapelable.
En los supuestos de excusació n y recusació n se practicará inmediatamente un nuevo sorteo.-
El mediador no podrá asesorar ni patrocinar a cualquiera de las partes intervinientes en la mediació n
durante el lapso de un (1) añ o desde que cesó su inscripció n en el registro establecido por el Art.15. La
prohibició n será absoluta en la causa en que haya intervenido como mediador.-

DE LA COMISIÓN DE SELECCIÓN Y CONTRALOR


Art. 19.- Créase una Comisió n de Selecció n y Contralor que tendrá la responsabilidad de emitir la
aprobació n de ú ltima instancia sobre la idoneidad y demá s requisitos que se exijan para habilitar la
inscripció n como aspirantes a mediadores en el Registro establecido por el Art.15 de la presente ley.-
Asimismo la Comisió n tendrá a su cargo el contralor sobre el funcionamiento de todo el Sistema de
Mediació n.
Art. 20.- La Comisió n de Selecció n y Contralor del régimen de mediació n estará constituida por dos
representantes del Poder Legislativo, dos del Poder Judicial y dos del Poder Ejecutivo Nacional.
DE LA RETRIBUCIÓN DEL MEDIADOR
Art. 21.- El mediador percibirá por su tarea desempeñ ada en la mediació n una suma fija, cuyo monto,
condiciones y circunstancias se establecerá n reglamentariamente. Dicha suma será abonada por la o las
partes conforme el acuerdo transaccional arribado.-
En el supuesto que fracasare la mediació n, los honorarios del mediador será n abonados por el Fondo de
Financiamiento de acuerdo a las condiciones que reglamentariamente se establezcan.-
Las sumas abonadas por este concepto, integrará n las costas de la litis que con posterioridad entablen las
partes, las que se reintegrará n al Fondo de Financiamiento aludido.-
A tal fin, y vencido el plazo para su depó sito judicial, el Ministerio de Justicia promoverá el cobro por vía
incidental mediante el procedimiento de ejecució n de sentencia.
Art. 22.- El Ministerio de Justicia de la Nació n podrá establecer un régimen de gratificaciones para los
mediadores que se hayan destacado por su dedicació n y eficiencia en el desempeñ o de su labor.-
DEL FONDO DE FINANCIAMIENTO
Art. 23.- Créase un Fondo de Financiamiento a los fines de solventar:
a) El pago de los honorarios bá sicos que se le abone a los mediadores de acuerdo a lo establecido por el
Art.21, segundo pá rrafo de la presente ley.-

147
Psicosociologia Jurídica 2012

b) Las erogaciones que implique el funcionamiento del Registro de Mediadores.-


c) Cualquier otra erogació n relacionada con el funcionamiento del sistema de mediació n.
Art. 24.- El presente Fondo de Financiamiento se integrará con los siguientes recursos:
1) Las sumas asignadas en las partidas del Presupuesto Nacional.-
2) El reintegro de los honorarios bá sicos abonados conforme lo establecido por el Art.2l segundo pá rrafo
de la presente ley.-
3) Las multas a que hace referencia el Art.l0, segundo pá rrafo de la presente.-
4) La multa establecida por el Art.12, ú ltimo pá rrafo.-
5) Las donaciones, legados y toda otra disposició n a título gratuito que se haga en beneficio del servicio
implementado por esta ley.-
6) Toda otra suma que en el futuro se destine al presente fondo.
Art.25.- La administració n del Fondo de Financiamiento estará a cargo del Ministerio de Justicia de la
Nació n, instrumentá ndose la misma por vía de la reglamentació n pertinente.
Art. 26.- Iniciada la demanda o la ejecució n del acuerdo transaccional el juez notificará de ello al
Ministerio de Justicia de la Nació n, a fin de que promueva la percepció n de las multas, segú n el
procedimiento de ejecució n de sentencia.-
De la misma forma se procederá con relació n al recupero del honorario bá sico del mediador, una vez que
se haya decidido la imposició n de costas del proceso.-
 
HONORARIOS DE LOS LETRADOS DE LAS PARTES
Art.27.- A falta de convenio, si el o los letrados intervinientes solicitaren regulació n de los honorarios que
deberá n abonar sus patrocinados por la tarea en la gestió n mediadora se aplicará n las disposiciones
pertinentes la Ley 24.432, ley cuya vigencia se mantiene en todo su articulado.
 
CLÁUSULAS TRANSITORIAS
Art.28.- El sistema de mediació n obligatoria comenzará a funcionar dentro de los ciento ochenta (180)
días, a partir de la promulgació n de la presente ley, siendo obligatorio el régimen para las demandas que
se inician con posterioridad a esa fecha.
Art.29.- La mediació n suspende el plazo de la prescripció n desde que se formalice la presentació n a que
se refiere el Art.4º.
Art.30.- Facú ltase al Poder Ejecutivo Nacional, por el término de cinco (5) añ os, a establecer por vía de la
reglamentació n los aranceles y honorarios previstos en la presente ley.-
La obligatoriedad de la etapa de la mediació n establecida en el Art.1º, primer pá rrafo de la presente ley,
regirá por un plazo de cinco (5) añ os, contados a partir de la puesta en funcionamiento del régimen de
mediació n de conformidad con lo establecido en el Art. 28.
Art.31.- Quedará n en suspenso la aplicació n del presente régimen a los Juzgados Federales en todo el
ámbito del territorio nacional, hasta tanto se implemente el sistema en cada uno de ellos, de las Secciones
Judiciales en donde ejerzan su competencia.-

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