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UNIDAD VII: Mujeres y menores víctimas de delito contra la integridad sexual.

Abuso
sexual Infantil (ASI): intrafamiliar y extrafamiliar. Intervenciones terapéuticas. Rol del
Psicólogo: pasos del proceso de evaluación. Protocolos nacionales e internacionales.

ABUSO SEXUAL INFANTO-JUVENIL – Intrafamiliar / extrafamiliar – Judicializado / no


judicializado – Denunciado / no denunciado – Silencio / Mutismo → Comprender para tratar
y prevenir. Depende de:
- Contexto histórico en el que se produce
- Intención del actor
- Juicio valorativo del actor
- Efectos que el evento tiene sobre el destinatario.
De la naturalidad a los “derechos”:
- Samuráis: élite militar japonesa (shudo) - s. X y XIX
- Geisha: taikomochi, geiko y maiko – s. XVIII y XIX
- Efebos: adolescente – homoerotismo – s. V a.C.
- Cultura wichi: matrimonio privignático – caso Qa’tu
Se pasó del niño como objeto (no exclusivamente sexual) al niño como sujeto de la Ley y
sujetado a la Ley.

“Adolescencia” “Tratado de Pediatria” “Declaración de


“Psiquiatría “Convención “Ley 25.852
(Stanley Hall) (Martinez Vargas) Ginebra Derechos de los niños”
infantil” Derechos del niño” Rozanski CPPN”

Niñez I I I I I
I
1904 1915 1924 1959
1989/1994 2003

Art. 250 bis:

“el menor debe ser entrevistado por un especialista en Niños y Adolescentes”

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LEY 25.852/2003 (Rozanski) → Modificación del CPPN en 2003:
ARTICULO 1° — Incorpórase al libro II, título III, capítulo IV del Código Procesal Penal de
la Nación, el artículo 250 bis, el que quedará redactado en los siguientes términos:
Cuando se trate de víctimas de los delitos tipificados en el Código Penal, libro II, título I,
capítulo II, y título III, que a la fecha en que se requiriera su comparecencia no hayan
cumplido los -16 años de edad se seguirá el siguiente procedimiento:
a) Los menores aludidos sólo serán entrevistados por un psicólogo especialista en niños
y/o adolescentes, designado por el tribunal que ordene la medida, no pudiendo en ningún
caso ser interrogados en forma directa por dicho tribunal o las partes;
b) El acto se llevará a cabo en un gabinete acondicionado con los implementos adecuados
a la edad y etapa evolutiva del menor;
c) En el plazo que el tribunal disponga, el profesional actuante elevará un informe detallado
con las conclusiones a las que arriban;
d) A pedido de parte o si el tribunal lo dispusiera de oficio, las alternativas del acto podrán
ser seguidas desde el exterior del recinto a través de vidrio espejado, micrófono, equipo de
video o cualquier otro medio técnico con que se cuente. En ese caso, previo a la iniciación
del acto el tribunal hará saber al profesional a cargo de la entrevista las inquietudes
propuestas por las partes, así como las que surgieren durante el transcurso del acto, las
que serán canalizadas teniendo en cuenta las características del hecho y el estado
emocional del menor.
Cuando se trate de actos de reconocimiento de lugares y/o cosas, el menor será
acompañado por el profesional que designe el tribunal no pudiendo en ningún caso estar
presente el imputado.
ARTICULO 2° — Incorpórase al libro II, título III, capítulo IV del Código Procesal Penal de
la Nación, el artículo 250 ter, el que quedará redactado en los siguientes términos:
Cuando se trate de víctimas previstas en el artículo 250 bis, que a la fecha de ser
requerida su comparecencia hayan cumplido 16 años de edad y no hubieren cumplido los
18 años, el tribunal previo a la recepción del testimonio, requerirá informe de especialista
acerca de la existencia de riesgo para la salud psicofísica del menor en caso de
comparecer ante los estrados. En caso afirmativo, se procederá de acuerdo a lo dispuesto
en el artículo 250 bis.

Los pre-juicios condicionan la mirada del problema: es un problema de las clases bajas;

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es un hecho excepcional; el abuso debe resolverse en familia; los chicos inventan, son
fantasiosos; los niños provocan a los adultos.
Los mitos y prejuicios sobre el problema investigado condicionan las intervenciones.
Suposición como hipótesis ≠ suposición como falacia (falsos silogismos).

Infantes Infantes
Niños Acerca de las ASIJ Acerca de losNiños
Jóvenes victimas victimarios Jóvenes
Adolescentes Adolescentes

Varones Varones
Mujeres Mujeres

Abuso sexual infanto-juvenil


La edad es una construcción social y jurídicamente aceptada
El abuso es siempre abuso del poder.
Victima ↔ Victimario:
- Ser víctima de alguien o algo → sufrir o padecer el daño que dicha persona o casa
causa, funciona como atributo del sujeto.
- Victimario → aquella persona que le inflige un daño o perjuicio a otra (victima) en un
momento determinado.
- Perpetrar → cometer, consumar un delito o culpa leve.
- Pedofilia: Atracción erótica/sexual hacia niños /adolescentes ≠ Pederastia: Abuso sexual
cometido con niños.

TIPOS DE ABUSO:
- Descuido: de descuidar, omisión, negligencia, falta de cuidado, olvido, inadvertencia,
desatención.
- Descuidar: de des y cuidar, no cuidar de alguien o de algo, dejar de tener la atención
puesta en algo, descargar a alguien del cuidado que debía tener.
- Maltrato: acción y efecto de maltratar.
- Maltratar: tratar mal de palabra u obra, menoscabar, echar a perder.
- Maltrato físico: involucra aspectos relacionados con el cuerpo físico.
- Maltrato psicológico: involucra aspectos relacionados con la esfera psico-afectiva y

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cognitiva.
“De la concepción del maltrato depende la prevención, la protección y la rehabilitación”.
“De los niños que están en peligro de sufrir maltrato, aunque todavía no lo hayan padecido,
debe clasificárselos como maltratados”.
- Violencia: cualidad de violento
- Violento: fuera de su natural estado, situación o modo. Que obra con ímpetu y fuerza;
que se hace bruscamente con intensidad extraordinaria; que se hace contra el gusto de
uno mismo, por ciertos respectos; se dice del genio arrebatado e impetuoso y que se deja
llevar fácilmente de la ira.

- Agresión: territorialidad.
-Sexo: definido cromosómicamente
-Sexualidad: condiciones anatómicas, fisiológicas, psicológicas, afectivas que caracterizan
a cada sexo (cuerpo erógeno)

-Genitalidad: que sirve para la generación, órganos genitales (anatómicos, fisiológicos,
cuerpo biológico)
-Género: conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes.
¿QUÉ ES EL ABUSO SEXUAL INFANTO-JUVENIL? → El abuso sexual comprende los
contactos e interacciones entre un niño y un adulto, cuando el adulto (agresor) usa al niño
para estimularse sexualmente él mismo, al niño o a otra persona. También puede ser
cometido por una persona menor de 18 años, cuando ésta es significativamente mayor que
el niño (la victima) o cuando (el agresor) está en una posición de poder o control sobre otro
menor. Los abusos sexuales se definen a partir de dos grandes conceptos: el de coerción
y el de la diferencia de edad entre agresor y víctima.
“Para que un ser humano pueda desarrollarse en salud física y psíquica, es necesario que
puedan ser respetadas las diferentes etapas de su desarrollo libidinal: no deben ser
perturbados con conocimientos y experiencias sexuales prematuros, ni que se sientan
invadidos en su subjetividad, como una de las formas de violencia, que en casos de abuso
sexual infantil es ejercida sobre ellos”.
Desde el punto de vista jurídico – forense, el ASIJ constituye un DELITO CONTRA LA
LIBERTAD Y LA INTEGRIDAD SEXUAL. El acoso, hostigamiento, asedio sexual es nuevo
en su tratamiento legal. En cambio, desde el punto de vista de su ocurrencia es viejísimo.
DDHH (1948) permitió una mayor toma de cc sobre el antiguo problema del acoso sexual

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que victimizo a una incalculable cantidad de individuos en todo el mundo.
La literatura científica reporta que más de la mitad de los casos denunciados ocurren en el
ámbito intrafamiliar y transgeneracional.

CÓDIGO PENAL
TITULO III: DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL
ARTICULO 119. - “Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años el
que abusare sexualmente de persona de uno u otro sexo cuando, ésta fuera menor de
trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una
relación de dependencia, de autoridad, o de poder, o aprovechándose de que la víctima
por cualquier causa no haya podido consentir libremente la acción.
La pena será de cuatro a diez años de reclusión o prisión cuando el abuso por su duración
o circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento sexual
gravemente ultrajante para la víctima.
La pena será de seis a quince años de reclusión o prisión cuando mediando las
circunstancias del primer párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía.
En los supuestos de los dos párrafos anteriores, la pena será de ocho a veinte años de
reclusión o prisión si:
a) Resultare un grave daño en la salud física o mental de la víctima;
b) El hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente, afín en línea recta, hermano,
tutor, curador, ministro de algún culto reconocido o no, encargado de la educación o de la
guarda;
c) El autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual
grave, y hubiere existido peligro de contagio;
d) El hecho fuere cometido por dos o más personas, o con armas;
e) El hecho fuere cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o de
seguridad, en ocasión de sus funciones;
f) El hecho fuere cometido contra un menor de dieciocho años, aprovechando la situación
de convivencia preexistente con el mismo.
En el supuesto del primer párrafo, la pena será de tres a diez años de reclusión o prisión si
concurren las circunstancias de los incisos a), b), d), e) o f).”
ARTICULO 133. — “Los ascendientes, descendientes, cónyuges, convivientes, afines en
línea recta, hermanos, tutores, curadores y cualesquiera persona que, con abuso de una
relación de dependencia, de autoridad, de poder, de confianza o encargo, cooperaren a la

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perpetración de los delitos comprendidos en este título serán reprimidos con la pena de los
autores.”

¿CÓMO SE MANIFIESTA? → Indicadores físicos específicos: el médico documenta el


hecho: lesiones en zonas genitales y/o anal; desgarros recientes o cicatrizales del himen;
diámetro del himen; desgarro de la mucosa vaginal; dilatación anal y esfínter anal
hipotónico; sangrado por vagina y/o ano; inflamaciones, enrojecimiento y lesiones por
rascado; ITS / embarazo. La ausencia de indicadores físicos específicos no descarta la
posibilidad de que haya ocurrido un abuso sexual.
COMPORTAMIENTOS ABUSIVOS CON CONTACTO SEXUAL: (por encima o debajo de
la ropa) tocamientos en las partes intimas; inducción a que el niño, niña o adolescentes
realice tocamientos al agresor; frotamiento de los genitales del agresor contra el cuerpo o
la vestimenta del niño; sexo oral; penetración digital o con objetos; penetración peneana.

LEY 13.298/2004 Protección Integral de los Derechos del niño en la provincia de


Buenos Aires.
ARTICULO 1.- La presente Ley tiene por objeto la promoción y protección integral de los
derechos de los niños, garantizando el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de
los derechos y garantías reconocidos en el ordenamiento legal vigente, y demás Leyes
que en su consecuencia se dicten.
ARTICULO 2.- Quedan comprendidas en esta Ley las personas desde su concepción
hasta alcanzar los 18 años de edad, conforme lo determina la Convención sobre los
Derechos del Niño. Cuando se menciona a los niños quedan comprendidos, en todos los
casos, las niñas, las adolescentes y los adolescentes.
ARTICULO 3.- La política respecto de todos los niños tendrá como objetivo principal su
contención en el núcleo familiar, a través de la implementación de planes y programas de
prevención, asistencia e inserción social.
ARTICULO 4.- Se entiende por interés superior del niño la máxima satisfacción integral y
simultánea de sus derechos en un marco de libertad, respeto y dignidad, para lograr el
desenvolvimiento de sus potencialidades, y el despliegue integral y armónico de su
personalidad.
Para determinar el interés superior del niño, en una situación concreta, se debe apreciar:
a) La condición específica de los niños como sujetos de derecho.
b) La opinión de los niños de acuerdo a su desarrollo psicofísico.

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c) La necesidad de equilibrio entre los derechos y garantías de los niños, y sus
deberes.
d) La necesidad de equilibrio entre los derechos y garantías de los niños, y las
exigencias de una sociedad justa y democrática.
En aplicación del principio del interés superior del niño, cuando exista conflicto entre los
derechos e intereses de todos los niños, frente a otros derechos e intereses igualmente
legítimos, prevalecerán los primeros.
ARTICULO 5.- La Provincia promueve la remoción de los obstáculos de cualquier orden
que, limitando de hecho la igualdad y la libertad, impidan o entorpezcan el pleno desarrollo
de los niños y su efectiva participación en la comunidad.
ARTICULO 6.- Es deber del Estado para con los niños, asegurar con absoluta prioridad la
realización de sus derechos sin discriminación alguna.
ARTICULO 7.- La garantía de prioridad a cargo del Estado comprende:
Protección y auxilio a la familia y comunidad de origen en el ejercicio de los deberes y
derechos con relación a los niños.
Asignación privilegiada de recursos públicos en las áreas relacionadas con la promoción y
protección de la niñez.
Preferencia en la formulación y ejecución de las políticas sociales públicas.
Preferencia de atención en los servicios esenciales.
Promoción de la formación de redes sociales que contribuyan a optimizar los recursos
existentes.
Prevalencia en la exigibilidad de su protección jurídica, cuando sus derechos colisionen
con intereses de los mayores de edad, o de las personas públicas o privadas.
ARTICULO 8.- El Estado garantiza los medios para facilitar la búsqueda e identificación
de niños a quienes les hubiera sido suprimida o alterada su identidad, asegurando el
funcionamiento de los organismos estatales que realicen pruebas para determinar la
filiación, y de los organismos encargados de resguardar dicha información.
ARTICULO 9.- La ausencia o carencia de recursos materiales del padre, madre, tutor o
guardador, sea circunstancial, transitoria o permanente, no constituye causa para la
exclusión del niño de su grupo familiar, o su institucionalización.

LEY 24.417/1994. Protección contra la violencia familiar.


ARTICULO 1º — Toda persona que sufriese lesiones o maltrato físico o psíquico por parte
de alguno de los integrantes del grupo familiar podrá denunciar estos hechos en forma

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verbal o escrita ante el juez con competencia en asuntos de familia y solicitar medidas
cautelares conexas. A los efectos de esta ley se entiende por grupo familiar el originado en
el matrimonio o en las uniones de hecho.
ARTICULO 2º — Cuando los damnifica dos fuesen menores o incapaces, ancianos o
discapacitados, los hechos deberán ser denunciados por sus representantes legales y/o el
ministerio público. También estarán obligados a efectuar la denuncia los servicios
asistenciales sociales o educativos, públicos o privados, los profesionales de la salud y
todo funcionario público en razón de su labor. El menor o incapaz puede directamente
poner en conocimiento de los hechos al ministerio público.
ARTICULO 3º — El juez requerirá un diagnóstico de interacción familiar efectuado por
peritos de diversas disciplinas para determinar los daños físicos y psíquicos sufridos por la
víctima, la situación de peligro y el medio social y ambiental de la familia. Las partes
podrán solicitar otros informes técnicos.
ARTICULO 4º — El juez podrá adoptar, al tomar conocimiento de los hechos motivo de la
denuncia, las siguientes medidas cautelares:
a) Ordenar la exclusión del autor, de la vivienda donde habita el grupo familiar;
b) Prohibir el acceso del autor, al domicilio del damnificado como a los lugares de trabajo o
estudio;
c) Ordenar el reintegro al domicilio a petición de quien ha debido salir del mismo por
razones de seguridad personal, excluyendo al autor;
d) Decretar provisoriamente alimentos, tenencia y derecho de comunicación con los hijos.
El juez establecerá la duración de las medidas dispuestas de acuerdo a los antecedentes
de la causa.
ARTICULO 5º — El juez, dentro de las 48 horas de adoptadas las medidas precautorias,
convocará a las partes y al ministerio público a una audiencia de mediación instando a las
mismas y su grupo familiar a asistir a programas educativos o terapéuticos, teniendo en
cuenta el informe del artículo 3.
ARTICULO 6º — La reglamentación de esta ley preverá las medidas conducentes a fin de
brindar al imputado y su grupo familiar asistencia médica psicológica gratuita.
ARTICULO 7º — De las denuncias que se presente se dará participación al Consejo
Nacional del Menor y la Familia a fin de atender la coordinación de los servicios públicos y
privados que eviten y, en su caso, superen las causas del maltrato, abusos y todo tipo de
violencia dentro de la familia. Para el mismo efecto podrán ser convocados por el juez los

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organismos públicos y entidades no gubernamentales dedicadas a la prevención de la
violencia y asistencia de las víctimas.
ARTICULO 8º — Incorpórase como segundo párrafo al artículo 310 del Código Procesal
Penal de la Nación (Ley 23.984) el siguiente:
En los procesos por alguno de los delitos previstos en el libro segundo, títulos I, II, III, V y
VI, y título V capítulo I del Código Penal cometidos dentro de un grupo familiar conviviente,
aunque estuviese constituido por uniones de hecho, y las circunstancias del caso hicieren
presumir fundadamente que puede repetirse, el juez podrá disponer como medida cautelar
la exclusión del hogar del procesado. Si el procesado tuviese deberes de asistencia
familiar y la exclusión hiciere peligrar la subsistencia de los alimentados, se dará
intervención al asesor de menores para que se promuevan las acciones que
correspondan.

LEY 26.061/2005. Protección integral de los derechos de las niñas, niños y


adolescentes.
ARTICULO 1° — OBJETO. Esta ley tiene por objeto la protección integral de los derechos
de las niñas, niños y adolescentes que se encuentren en el territorio de la República
Argentina, para garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de aquellos
reconocidos en el ordenamiento jurídico nacional y en los tratados internacionales en los
que la Nación sea parte. Los derechos aquí reconocidos están asegurados por su máxima
exigibilidad y sustentados en el principio del interés superior del niño.
La omisión en la observancia de los deberes que por la presente corresponden a los
órganos gubernamentales del Estado habilita a todo ciudadano a interponer las acciones
administrativas y judiciales a fin de restaurar el ejercicio y goce de tales derechos, a través
de medidas expeditas y eficaces.
ARTICULO 2° — APLICACION OBLIGATORIA. La Convención sobre los Derechos del
Niño es de aplicación obligatoria en las condiciones de su vigencia, en todo acto, decisión
o medida administrativa, judicial o de cualquier naturaleza que se adopte respecto de las
personas hasta los dieciocho años de edad. Las niñas, niños o adolescentes tienen
derecho a ser oídos y atendidos cualquiera sea la forma en que se manifiesten, en todos
los ámbitos. Los derechos y las garantías de los sujetos de esta ley son de orden público,
irrenunciables, interdependientes, indivisibles e intransigibles.

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ARTICULO 3° — INTERES SUPERIOR. A los efectos de la presente ley se entiende por
interés superior de la niña, niño y adolescente la máxima satisfacción, integral y simultánea
de los derechos y garantías reconocidos en esta ley. Debiéndose respetar:
a) Su condición de sujeto de derecho;
b) El derecho de las niñas, niños y adolescentes a ser oídos y que su opinión sea tenida
en cuenta;
c) El respeto al pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar, social y
cultural;
d) Su edad, grado de madurez, capacidad de discernimiento y demás condiciones
personales;
e) El equilibrio entre los derechos y garantías de las niñas, niños y adolescentes y las
exigencias del bien común;
f) Su centro de vida. Se entiende por centro de vida el lugar donde las niñas, niños y
adolescentes hubiesen transcurrido en condiciones legítimas la mayor parte de su
existencia.
Este principio rige en materia de patria potestad, pautas a las que se ajustarán el ejercicio
de la misma, filiación, restitución del niño, la niña o el adolescente, adopción,
emancipación y toda circunstancia vinculada a las anteriores cualquiera sea el ámbito
donde deba desempeñarse. Cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de las
niñas, niños y adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos,
prevalecerán los primeros.
TITULO II - PRINCIPIOS, DERECHOS Y GARANTIAS
Articulo 8° — derecho a la vida
Articulo 9° — derecho a la dignidad y a la integridad personal
Articulo 10. — derecho a la vida privada e intimidad familiar
Articulo 11. — derecho a la identidad
Articulo 12. — garantia estatal de identificacion. Inscripcion en el registro del estado y
capacidad de las personas
Articulo 13. — derecho a la documentacion
Articulo 14. — derecho a la salud
Articulo 15. — derecho a la educacion
Articulo 16. — gratuidad de la educacion
Articulo 17. — prohibicion de discriminar por estado de embarazo, maternidad y paternidad
Articulo 18. — medidas de proteccion de la maternidad y paternidad

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Articulo 19. — derecho a la libertad
Articulo 20. — derecho al deporte y juego recreativo
Articulo 21. — derecho al medio ambiente
Articulo 22. — derecho a la dignidad
Articulo 23. — derecho de libre asociacion
Articulo 24. — derecho a opinar y a ser oido
Articulo 25. — derecho al trabajo de los adolescentes
Articulo 26. — derecho a la seguridad social
Articulo 27. — garantias minimas de procedimiento. Garantias en los procedimientos
judiciales o administrativos
Articulo 28. — principio de igualdad y no discriminacion
Articulo 29. — principio de efectividad
Articulo 30. — deber de comunicar
Articulo 31. — deber del funcionario de recepcionar denuncias

Ley 26.485/2009. Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la


violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales.
ARTICULO 2º — Objeto. La presente ley tiene por objeto promover y garantizar:
a) La eliminación de la discriminación entre mujeres y varones en todos los órdenes de la
vida;
b) El derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia;
c) Las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar y erradicar la
discriminación y la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y
ámbitos;
d) El desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional sobre violencia contra las
mujeres; 1947)
e) La remoción de patrones socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad de
género y las relaciones de poder sobre las mujeres;
f) El acceso a la justicia de las mujeres que padecen violencia;
g) La asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las áreas estatales y
privadas que realicen actividades programáticas destinadas a las mujeres y/o en los
servicios especializados de violencia.

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ARTICULO 3º — Derechos Protegidos. Esta ley garantiza todos los derechos reconocidos
por la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos de los Niños y la Ley 26.061 de
Protección Integral de los derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y, en especial, los
referidos a:
a) Una vida sin violencia y sin discriminaciones;
b) La salud, la educación y la seguridad personal;
c) La integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial;
d) Que se respete su dignidad;
e) Decidir sobre la vida reproductiva, número de embarazos y cuándo tenerlos, de
conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y
Procreación Responsable;
f) La intimidad, la libertad de creencias y de pensamiento;
g) Recibir información y asesoramiento adecuado;
h) Gozar de medidas integrales de asistencia, protección y seguridad;
i) Gozar de acceso gratuito a la justicia en casos comprendidos en el ámbito de aplicación
de la presente ley;
j) La igualdad real de derechos, oportunidades y de trato entre varones y mujeres;
k) Un trato respetuoso de las mujeres que padecen violencia, evitando toda conducta, acto
u omisión que produzca revictimización.
ARTICULO 4º — Definición. Se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta,
acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el
privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad,
integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su
seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus
agentes. Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta,
acción omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en
desventaja con respecto al varón.
ARTICULO 5º — Tipos. Quedan especialmente comprendidos en la definición del artículo
precedente, los siguientes tipos de violencia contra la mujer:
1.- Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor, daño o riesgo
de producirlo y cualquier otra forma de maltrato agresión que afecte su integridad física.

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2.- Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y
perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones,
comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento,
restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación aislamiento. Incluye también la
culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia sumisión, coerción verbal,
persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización,
explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause
perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación.
3.- Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin
acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida
sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación,
incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares o de
parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación,
esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres.
4.- Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos
económicos o patrimoniales de la mujer, a través de:
a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes;
b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de objetos,
instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos
patrimoniales;
c) La limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades o
privación de los medios indispensables para vivir una vida digna;
d) La limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario menor por
igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo.
5.- Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o
signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones
sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.
ARTICULO 6º — Modalidades. A los efectos de esta ley se entiende por modalidades las
formas en que se manifiestan los distintos tipos de violencia contra las mujeres en los
diferentes ámbitos, quedando especialmente comprendidas las siguientes:
a) Violencia doméstica contra las mujeres: aquella ejercida contra las mujeres por un
integrante del grupo familiar, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra,
que dañe la dignidad, el bienestar, la integridad física, psicológica, sexual, económica o
patrimonial, la libertad, comprendiendo la libertad reproductiva y el derecho al pleno

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desarrollo de las mujeres. Se entiende por grupo familiar el originado en el parentesco sea
por consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o
noviazgos. Incluye las relaciones vigentes o finalizadas, no siendo requisito la convivencia;
b) Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada por las/los funcionarias/os,
profesionales, personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución
pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso
a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos en esta ley. Quedan
comprendidas, además, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos,
organizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil;
c) Violencia laboral contra las mujeres: aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos
de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su acceso al empleo, contratación,
ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil,
maternidad, edad, apariencia física o la realización de test de embarazo. Constituye
también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual
remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en
forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión
laboral;
d) Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere el derecho de las mujeres
a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los
nacimientos, de conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de
Salud Sexual y Procreación Responsable;
e) Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los
procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso
de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la Ley
25.929.
f) Violencia mediática contra las mujeres: aquella publicación o difusión de mensajes e
imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de
manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie,
difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así
también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes
pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales
reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.

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LEY 26.705/2011. Ley Piazza. Modificacion del codigo-delitos contra la integridad sexual.
Prescripcion en caso de victima menor:
ARTICULO 1º - Incorpórase como segundo párrafo del artículo 63 del Código Penal el
siguiente:
En los delitos previstos en los artículos 119, 120, 124, 125, 125 bis, 128, 129 -in fine-, y
130 -párrafos segundo y tercero- del Código Penal, cuando la víctima fuere menor de edad
la prescripción de la acción comenzará a correr desde la medianoche del día en que éste
haya alcanzado la mayoría de edad.
Si como consecuencia de cualquiera de los delitos indicados hubiera ocurrido la muerte del
menor de edad, la prescripción de la acción comenzará a correr desde la medianoche del
día en que aquél hubiera alcanzado la mayoría de edad.

LEY 26.904/2013. Grooming y Cibergrooming


ARTICULO 1º — Incorpórase como artículo 131 del Código Penal el siguiente: ‘Artículo
131: Será penado con prisión de seis (6) meses a cuatro (4) años el que, por medio de
comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de
transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de
cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma.’

● VOLNOVICH, J. (2008). EN: ABUSO SEXUAL EN LA INFANCIA 3. LA


REVICTIMIZACION
- PROTOCOLOS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL DIAGNÓSTICO DEL ABUSO SEXUAL
INFANTIL Y DEL INCESTO: Resulta importante abrir algunos interrogantes: ¿Por qué
existe tanta preocupación en establecer protocolos en los diagnósticos de abuso sexual
infantil?, ¿Por qué sólo en el abuso sexual y no en otras materias? ¿Por qué y para qué
sería necesario un protocolo en los diagnósticos periciales?Los protocolos son condición
de buenas prácticas e incluso pueden obturarlas, aunque esto, no implica un destino
ineluctable. Para abordar las 3 primeras cuestiones planteadas se requiere ahondar:
-En el marco histórico dentro del cual se inscribe la contradicción principal
-En la labor pericial
-En el objeto del diagnóstico, es decir, en el niño/a sometido a abuso sexual, analizando
tanto al S como la materia especifica en el tratamiento.

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Un adulto que somete sexualmente a un niño/a por medio de tal simetría de poderes y
saberes, que anula toda pretensión de interacción. El incesto paterno-filial es la forma
preponderante de violencia sexual perpetrada contra niños/as. Lo familiar se torna
desconcertante, terrorífico, siniestro. Dentro del seno parental el sometimiento sexual se
sostiene en el tiempo. La escisión, desmentida y negación son los mecanismos principales
que las acompañan. Mientras que el secreto y/o amenaza son las condiciones necesarias.
La disociación incumbe al incesto. El niño debe escindir al padre “bueno” que ama, y por
quien es cuidado, del padre “malo” que lo somete, para no enloquecer o para sobrevivir; y
el progenitor, se encuentra escindido como su accionar lo demuestra.
El niño/a víctima de abuso sexual, al no contar con recursos psíquicos ni el físico
adecuado para metabolizar el acto perverso, sobrelleva un traumatismo cuyas
modalidades e intensidad dependen de diversos factores: El momento de la constitución
psíquica, la historia, la singularidad y subjetividad del infante, duración y características del
abuso, la respuesta de los adultos no abusadores y el tipo de vínculo con el perpetrador.
El incesto marca uno de los niveles de sufrimiento más desestructurantes del psiquismo
infantil, puesto que la fuente de padecimiento proviene del otro significativo. El traumatismo
psíquico proveniente del sometimiento sexual sostenido en el tiempo (los casos de abuso
sexual intrafamiliar se descubren en general tarde), afecta a la organización psíquica (la
constitución del psiquismo, instauración de mecanismos de defensa, etc) y la producción
de la subjetividad infantil (las referencias ideológicas y el posicionamiento ante la vida).
Los refutadores de la gravedad y prevalencia de los abusos sexuales infantiles se
sostienen “conceptualmente” en 2 teorías:
a)”El síndrome de alienación parental”
b)”La co-construcción de memorias”
El Síndrome de alienación parental (SAP), expuesto por el psiquiatra Richard Gardner. Al
momento de la enunciación del “síndrome”, Gardner oficiaba como perito de parte en la
defensa de acusados de haber perpetrado abusos sexuales contra niños/as. El esquema
propuesto por Gardner y sus discípulos se basaba en 2 propósitos:
1)Que existe una cantidad abrumadora de “madres alienadoras” en los divorcios
contradictorios y/o en los juicios de tenencia, las cuales realizan “lavados de cerebros” en
sus hijos.
2)La producción masiva se niños/as “programados” que, una vez en ese estado, denigran,
agregando elementos propios al padre “imputado” de la familia.

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La teoría es aplicada en los casos de abuso sexual infantil para sostener que en realidad
éstos existen en una muy baja proporción, puesto que lo que en realidad abundan son las
falsas denuncias. En este punto, se apoyan en una derivación del argumento defensivo de
los perpetradores de abuso sexual infantil y desarrollan una ramificación de la teoría
madre: “la co-Construcción de memorias”. Las bases de esta son tan endebles como las
del SAP, a saber:
-Las madres alienadoras, implantan en los hijos memorias de hechos que no sucedieron
(abusos sexuales)
-Los niños/as se convencen de la existencia de hechos que no vivieron.
-Las falsas memorias suelen ser reforzadas en los tratamientos asistenciales de niños/as
por parte de los terapeutas y/o analistas.
-Los diagnósticos de abuso sexual son realizados por peritos psicológicos inexpertos que
no se han formado con las bondades del SAP y/o han padecido en su historia personal
experiencias que los llevan a confirmar abusos inexistentes.
Gardner y sus seguidores, desplazan el incesto como problemática prínceps de la
cultura, por la epidemia de madres alienadoras (una vez divorciadas).
A pesar de la banalidad de los axiomas del SAP, a partir de ellos se desarrolla una
construcción que incluye hasta una “terapéutica” clínico-jurídica. Esta teoría consiste en
una desmentida ideológica de la realidad, que está destinada a negar la gravedad de la
problemática social de los incestos y los abusos sexuales infantiles y a cuestionar e
imposibilitar el diagnóstico de éstos. Cada vez más jueces, fiscales, abogados se
convierten en “expertos en SAP” y lo utilizan como literatura en sus trabajos de posgrado,
en la confección de protocolos y, lo que es más grave aún, en sus alegatos y sentencias.
Se ha llegado a proponer que la sintomatología de los niños/as abusados (masturbación
compulsiva, enuresis, encopresis, hiperkinesis, conductas genitalizadas..) es consecuencia
de la “co-Construcción de memoria que realizan aquellas madres y terapeutas, sin la
mínima preocupación por la falta de idoneidad determinadora y fuerza traumatizante de la
supuesta causa. El SAP brinda respuestas sencillas, a problemáticas complejas.
En arge ntina, algunos estudios jurídicos se han especializado en la defensa de
acusados (con solvencia económica) de perpretar abuso sexual infantil o incesto paterno-
filial. Su modus operandi consiste en:
-Iniciar causas judiciales contra los profesionales que denuncian o informan sobre niños/as
sometidos sexualmente.

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-Si sus defendidos llegan a ser procesados en una instancia penal, durante los largos años
en que se desarrolla el proceso judicial, saturan los expedientes con las opiniones de
“expertos en SAP” y desacreditan la pericia que desencadenó el juicio y al profesional que
la presentó (generalmente un perito de un juzgado de menores o de un tribunal de familia)
Respecto del cual piden o inducen el procesamiento. Organizan su praxis desde el SAP y
la co-contrucción de memorias, pero también desde algunas formulaciones menos
publicitadas de Gardner como:
-“En la actualidad, el niño/a sexualmente abusado es generalmente considerado como la
víctima, a pesar de que el niño/a pueda iniciar encuentros sexuales seduciendo al adulto”
-“Hay un continuum que debe ser considerado aquí, desde aquellos niños que fueron
forzados y no obtuvieron placer, de aquellos que disfrutaron inmensamente (con
respuestas orgíasticas) las actividades sexuales.
-“Necesitamos juicios civiles bien publicitados contra psicólogos, psiquiatras, trabajadores
sociales,defensores de los niños, policía y detectives incompetentes y/o exagerados cuya
ineptitud ha promulgado una falsa acusación”.
Dos ejemplos:
1)El psiquiatra más representativo del SAP en Arg. Intervino como perito de parte en un
juicio, en el cual actué como perito oficial. Además de recitar otra vez el SAP sin considerar
la singularidad del caso, le dijo a la madre de la niña abusada que el incesto paterno-filial
"era un juego… un complemento que ella (la nena de 4 años) aceptaba”. La
psicopedagoga integrante de su equipo llegó a insinuar que los dibujos de la niña abusada
los había realizado yo. El imputado fue condenado y los expertos en SAP se les llamó la
atención e n la sentencia por la falta de rigor científico.
2)En otro juicio, Se renegó del relato de 22 niñas/os de 4 y 5 años de un jardín de infantes
católico, se absolvió al profesor imputado por abuso sexual, se redujo a “un delirio colectivo
de sus padres” y la perita oficial y la psicóloga clínica que tomó los primeros testimonios
fueron procesadas.
Freud adjuró de éstos al descartarlos como explicación universal de las neurosis. El, al
sopesar el material surgido de la práctica clínica, revisó su hipótesis inicial acerca de que
en la etiología general de las neurosis se hallaba el padecimiento de un abuso sexual
infantil, sostuvo la gravedad de los abusos sexuales infantiles a lo largo de toda su obra.
a)La insistencia con la cual se describe a los niños/as como “perversos polimorfos”,
ignominia que se atribuye a Freud al interpretar pornográficamente el marco del enunciado

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Freudiano y confundir la disposición de la pulsión sexual con la niñez; el enunciado
Freudiano preciso es:
…Bajo la influencia de la seducción (efectiva del abuso sexual), puede ser el niño
convertirse en un perverso polimorfo; es decir, ser inducido a toda clase de
extralimitaciones sexuales. Homologar lo infantil a lo perverso es perder de vista que la
perversión es una categoría psicopatológica que implica una falla en la estructuración de la
represión, en el sepultamiento del autoerotismo, no una etapa de constitución psicosexual
de la infancia.
b)Explicar por medio de la masturbación universal correspondiente a la etapa fálica, las
masturbaciones compulsivas a las cuales los niños/as abusados quedan expuestos por las
condiciones perversas de erogenización. Instituir el complejo de Edipo en una dimensión
genital, como deseo de coito de los hijos con sus progenitores, en lugar de un deseo
amoroso (el niño desea casarse con la madre, y no mantener una relación sexual con ella).
La labor pericial arranca con las entrevistas al adulto que porta la denuncia del niño/a o la
sospecha. En esta fase inicial, se evalúa la verosimilitud de la denuncia y se realiza un
relevamiento de la historia (libidinal y acontencial), la configuración familiar y el universo de
significación del niño/a. Un dato de importancia es si la preocupación se basa en una
manifestación directa del niño/a a un adulto, al que considera protector, por la que requiere
su ayuda, caso en el cual se debe actuar con celeridad en la solicitud de la interdicción del
vínculo entre la posible víctima y el presunto agresor, como imperativo ético y prerrequisito
diagnóstico.
La asimetría de poderes y saberes entre el adulto y el niño/a, junto a la dependencia
infantil respecto al adulto a su cargo, tornan este último omnipotente ante el primero. A su
vez, la persistencia del abuso sexual en el tiempo, sostenido en las amenazas que
enmarcan el secreto, son determinantes que deterioran la autoestima del niño/a
victimizado/a y a la par incrementan el poder del agresor.
El relato del niño/a en tanto constituye la materialidad privilegiada de la verdad histórico-
vivencial, es la parte fundamental del cercamiento de los acontecimientos perversos, pero
no la única. La suma de indicios e indicadores físicos y psíquicos, la eficacia del abuso
sobre la sintomatología, el engarce con la realidad psíquica del niño/a, las
metabolizaciones para procurar elaborar lo padecido, el lenguaje despleagado, la
intervención de los sentidos del tacto/olfato, los gráficos y juegos, afectividad, gestualidad,
las posiciones subjetivas forman parte del resto del material que debe ser considerado en

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la evaluación de la posible existencia de un abuso sexual infantil.
Me ocupare ahora de las cuestiones abiertas alrededor de los protocolos y expondré un
pensamiento deseante:
El para qué de los protocolos es pensado preponderantemente desde el legítimo derecho a
la defensa de los imputados, lo que relega hasta el momento el objetivo principal: la
defensa y el cuidado de los niños/as victimizados/as, con la excepción de la ley
25.852(conocida como “ley Rozanski).
En las propuestas de protocolos que circulan por los ámbitos judiciales se parentizan las
dificultades recién señaladas. Estas versan acerca de rigidizar el encuadre: 4 o 6
entrevistas (en ocasiones se pretende 1 con opción a 2, o reducir la evaluación a una toma
de testimonio lo que es más grave) sin presencia de la madre, en un ambiente de
determinadas características, en una cámara gesell el entrevistado debe estar conectado
con la asamblea evaluativa que, presidida por el juez, se ubica del otro lado del espejo.
Ésta no puede tener otro eje ético y práctico que el de proteger a los niños/as y al mismo
tiempo, brindar una prueba que pueda ser confrontada por los protagonistas del proceso
judicial. Con tal fin, propongo 3 variantes para ser consideradas en la modificación del
proceso judicial, las que deben adecuarse a la singularidad de cada caso, y a la existencia
concreta de los recursos materiales en estado apto:
1)La realización de una única evaluación por un perito psicólogo oficial, sobre cuyo informe
podrán expedirse los peritos de parte.
2)La observación de la toma diagnostica del perito oficial en una cámara gesell
exclusivamente por los peritos de parte, para que luego cada profesional confeccionase su
informe.
3)La filmación de las entrevistas diagnosticas llevadas a cabo por un perito idóneo, con la
elaboración del pertinente informe.
Esta última opción permitiría por lo menos en parte, zanjar las dificultades científicas
inherentes a la complejidad de la materia en estudio, en cuanto a la labor cuasi imposible
de transmitir en un escrito los diferentes registros simultáneos que se dan dentro del marco
diagnóstico de un niño/a abusado.

- LA PRAXIS JUDICIAL EN EL ABUSO SEXUAL INFANTIL:


Algunas cuestiones procesales
Las normas de procedimiento son llamadas “de forma” porque establecen el modo en

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que debe llevarse la tramitación de cualquier proceso judicial. Un código procesal no es ni
más ni menos que un cuerpo normativo bajo forma de ley, que regula la actividad
jurisdiccional. Un código procesal de determinada materia puede ser complementado por
otras leyes procesales.
Podemos preguntarnos si existe, un procedimiento específico para la investigación de los
delitos de abuso sexual infantil:
Hasta hacer poco tiempo, no existían, en los códigos procesales de cada provincia ni de la
capital federal, normas específicas para investigar abuso sexual de un niño/a menor de
edad. Dicha investigación se llevaba a cabo aplicando la normativa genérica común a
cualquier otro delito. Así por ejemplo, frente a la denuncia de un abuso sexual de un menos
el fiscal o juez procedía a tomar la declaración testimonial al menor en el estrado judicial,
cualquiera fuera su edad, la mayoría de las veces con un empleado del juzgado o de la
fiscalía. Luego se ordenaban las pericias físicas, psicológicas y a veces también
psiquiátricas del menor y posteriormente en virtud de los resultados, se ordenaba
eventualmente a la declaración indagatoria del imputado y la pericia psicológica sobre éste.
Podían también los jueces autorizar que, en las pericias oficiales las victimas (como el
acusado también) presentasen sus peritos de parte, para que dictaminaran junto con
aquellos.
Todo ello se mantiene en la actualidad, con la única salvedad de la utilización de la
“cámara gesell” (sala con vidrios espejados para entrevistar al menor sin que,
supuestamente, éste advierta que, fuera de ella, jueces fiscales, peritos de parte
defensores e imputados puedan estar presenciando su entrevista con el auxiliar del
juzgado designado a tal fin, quien debe ser un psicólogo o psiquiatra especializado en la
materia. La utilización de la cama gesell ha sido un gran adelanto en materia de
investigación, que empezó con Eduardo Cárdenas, quien la implemento en su propio
juzgado hace más de 10 años para que los menores pudieran tener un cauce de expresión
más contener, en situaciones de violencia familiar o divorcios conflictivos de los padres. De
a poco los jueces penales fueron incorporando ese “cauce de expresión” para que los
menores de víctimas de abuso sexual pudieran empezar a manifestarse a través de
juegos, dibujos, y desde luego del relato que una vez creado el clima de confianza con el
entrevistador aquellos pudieran exponer. Al día de hoy solo existen 5 cámaras gesell en la
justicia de capital federal (y no todas funcionan), lo que hace que frente a cada denuncia
de abuso, haya que esperar turno y contar con la buena voluntad del juzgado que la pueda

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facilitar.
El tema del presupuesto en materia judicial y de minoridad lamentablemente sigue estando
ausente en las prioridades de nuestros gobernantes… La obligatoriedad de que el menor
sea entrevistado por un psicólogo especialista en niños/as u adolescentes es de reciente
data, cuando se incorporó al código procesal penal de la Nación (art. 250 bis) lo que
también constituye un importante avance. El sistema de Cámara gesell también exige un
perfeccionamiento, ya que muchas veces el menor “percibe” que está siendo visto o
escuchado del otro lado, lo que trae como consecuencia que sienta inhibición o temor a
expresarse y esto a su vez dificulta la posibilidad probatoria y su resguardo.
La cuestión ideológica
En la delicada tarea que deben acometer los jueces día a día, existen presiones de todo
tipo. Las políticas pueden estar siempre al acecho, como elementos que condicionan
prejuiciosamente la investigación. El problema ideológico tiene que ver con que la
adhesión apriorística a una línea de pensamiento impuesta social y culturalmente que
puede estar contrapuesta a una diferente mirada ideológica o simplemente, entrar en
conflicto con la realidad que presenta un caso concreto.
Hasta hace poco tiempo, por ejemplo: a la hora de investigar un caso de corrupción de
menores se analizaba, entre otros elementos, si los actos perversos sufridos por la víctima
tenían o no una connotación homosexual. Tal el caso de un abusador varón con respecto a
una víctima menor de edad del mismo sexo a la que incita por ejemplo a masturbarlo o
succionar sus genitales. El obrar homosexual se consideraba un elemento más de dichos
actos corruptores. Esto podría traer como consecuencias que la víctima se volviera
homosexual y en sentido, que ello fuera visto como una desviación del normal desarrollo
de la sexualidad. Pero hoy en día en cambio, a partir de otro punto de vista Se considera la
homosexualidad como una “opción”, el concepto de “genero” ha reemplazado a los de sexo
masculino y sexo femenino. Un niño que es manoseado a lo largo de un tiempo
indeterminado por un adulto puede sentir excitabilidad precoz, pero que el abusador sea o
no del mismo sexo no sería un elemento tipificante del delito en sí. Así como el tema de la
homosexualidad empieza a descartarse como un elemento indicativo del abuso sexual,
comienzan a difundirse ideológias que justifican la paidofilia, en forma de pretendidas
argumentaciones que intentan desterrar la idea de que la sexualidad entre un adulto y un
menor puede desviar el sano sentido de la sexualidad de éste…
Falsos silogismos en materia de abuso sexual infantil

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Los casos más frecuentes, situaciones en las que un padre de familia abusa de su hijo/a
menor de edad y los pasos procesales:
-Hecha la denuncia, el juez o fiscal, procederá a tomar declaración testimonial a la
denunciante (normalmente madre del menor), quien relatará o que su hijo/a abusado a su
vez le relató a ella. Pocas veces los abusadores son pescados in fraganti.
-Tras ello, el juez ordenará la evaluación física del niño/a a efectos de que se termine si
existen signos físicos del abuso.
-Luego ordenará la evaluación psiquiátrica y psicológica del menor para que se determine
si éste fabula o por el contrario, si surgen signos de que ha sido abusado, ya sea desde su
relato (si resulta verosímil) o a partir de otro tipo de signos y manifestaciones (juegos
dibujos tests proyectivos, etc).
-Si el informe concluye que existe la posibilidad de que el menor fue abusado, el juez
ordenará recibirle declaración indagatoria al imputado. Los abusadores tienen un “manual
de instrucciones” ya preparado en el subconsciente: primero dirán que el niño miente, que
la madre le metió eso en la cabeza, que pudo haber sido otra persona, pero esto es
contradictorio: si el chico miente, ¿Por qué afirman luego que pudo haber sido otra persona
dando por cierto el abuso? Inmediatamente surgirá un pedido de pericia sobre la
denunciante para demostrar que se trata de una personalidad emocionalmente lábil,
celosa, fabuladora, que inventó la situación para quedarse con el menor ante la separación
de ambos padres, o por alguna otra razón que tiene que ver con la situación matrimonial.
Todo ello bajo la cobertura de la creación psicopatológica de moda: El síndrome de
alienación Parental (SAP), que por cierto, existe en determinados casos, pero en otros es
para crear incertidumbre al juez que investiga un abuso real.
-Paso seguido, el juez ordenará la pericia psicológica y psiquiátrica del imputado para
evaluar si existen indicios o signos que puedan evidenciar una proclividad a realizar el tipo
de conductas que se investigan. Pondrá mil reparos y obstáculos para que se realice la
pericia, posiblemente porque es plenamente consciente de que los resultados le pueden
ser desfavorables.
-También ordenará el juez ante el pedido de la defensa del sospechado, que se examine a
la denunciante, quien ante el temor de su negativa pueda predisponer mal al juez.
-Finalmente, se pedirán los informes escolares de los menores, en la inteligencia de que si
el rendimiento disminuyo, es de alta probabilidad de que sea por causa del abuso.
La gravedad del tema nos impone describir la realidad con toda crudeza. Veamos cuáles

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son los falsos silogismos.. “si el menor fabula no hubo abuso” FALSO. Una persona que
fabula padece de una patología, ya sea por disminución, retardo o psicosis, pero también
puede ser víctima de abuso. Por el contrario, personas que no fabulan pueden en cambio
mentir. La fabulación es un condicionamiento de la psiquis que produce una desconexión
con la realidad por parte del sujeto. La mentira es un acto de connotación moral,
consciente, que busca alterar el conocimiento de la realidad en el otro. La fabulación
carece del elemento de la intencionalidad propio de la mentira. El que fabula no sabe que
fabula porque cree en lo que está diciendo como si fuera lo que realmente ocurrió. El que
miente sabe que miente, con perfecto conocimiento de que lo que dice no es cierto. No se
puede fabular ni mentir si no es respecto de una realidad conceptual previamente adquirida
por la experiencia, al menos mínimamente.
Mucho se ha escrito sobre los inicios del abuso y su develación. Pero sería caer en un
peligroso reduccionismo. Por ejemplo, desde la interpretación del psicólogo y el bajo
rendimiento escolar del menor, se concluye un abuso comprobado. ERROR: el niño puede
andar mal en la escuela por múltiples motivos, abuso, por sufrir ADD, o por la angustia
ante la separación de sus padres. El niño puede haber sido inducido a hablar del abuso,
por lo que su relato resulta creíble para un entrevistador poco hábil.
”Si el niño/a no habló en la cámara gesell y no bajó su rendimiento escolar, no hubo
abuso”. ERROR: el niño/a puede no hablar en la 1ra vez ni en la 2da, tal vez lo haga en
una 3ra. Pero hay “protocolos” de otros países que recomiendan no más de 2 entrevistas al
menor, como si todos los niños/as fueran iguales en temperamento, en posibilidad de
expresarse y en vencer la vergüenza que significa hablar del abuso. Cada niño/a abusado
requiere en la investigación un abordaje particular.
Ha de tenerse especial recaudo a la hora de solicitar la pericia del propio imputado.
Falsos silogismos también se presentan en esta situación. Primera hipótesis: la pericia
psicológica determina que “el imputado tiene problemas con su sexualidad, por lo que pudo
haber cometido el hecho que se le endilga”. Conclusión: el abuso existió. FALSO: El
imputado puede tener problemas se sexualidad ( que pueden ir desde la amplia gama de la
represión neurótica hasta la promiscuidad, pasando por lo compulsivo, y el polimorfismo, y
no haber cometido abuso. Es más, puede tener conflictos sexuales y no ser un abusador
de niños, por contar con frenos inhibitorios morales suficientes y capacidad psicológica
para ello. Segunda hipótesis: La pericia psicológica descarta que el imputado tenga
conflictos con su sexualidad y “no se advierte una personalidad proclive a realizar el tipo de

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actos como los que se le reprochan” conclusión, el abuso no existió. FALSO: una persona,
aun sin conflictos sexuales, puede querer elegir en determinado momento vivir una
experiencia distinta en materia sexual, no ya desde la compulsión perversa, sino desde la
pura elección moral, desde la libertad de conciencia y por lo tanto desde la más absoluta
imputabilidad.
La imputabilidad del abusador
Habrá que definir si el violador o pederasta son enfermos mentales, y en tal caso,
inimputables para el derecho penal, o si por el contrario son responsables de sus actos y
en consecuencia penalmente imputables.
Normalmente los jueces piden al psiquiatra forense que dictamine “sobre la capacidad
mental del imputado y si sus facultades encuadran dentro de los parámetros considerados
como normales” si son imputables, a lo que el forense contesta, en la generalidad de los
casos que “al momento del examen, las facultades mentales del imputado encuadran
dentro de los parámetros considerados como normales, desde la perspectiva médico-
legal”. Sucede que en la misma causa donde aparece ese dictamen, la pericia psicológica
dictamina que el imputado “muestra conflictos con su sexualidad y puede llegar a
exteriorizar conductas de insuficiente control emocional, lo que hace proclive a cometer los
actos abusivos”. El informe psicológico encuentra una personalidad patológica. El informe
psiquiátrico encuentra al imputado dentro de los parámetros considerados como
“normales” ¿Cuáles son los parámetros normales? Y si los parámetros son normales para
el psiquiatra, porque son patológicos para el psicólogo?
Lo patológico no es sinónimo de inimputabilidad. Una neurosis grave puede condicionar a
una persona en su vida cotidiana y eso no lo convierte en inimputable a la hora de cometer
un delito. Los delitos sexuales, más aún los cometidos a menores, pueden estar asociados
a patologías severas de la psiquis, sin duda estamos frente a una situación posible de
inimputabilidad. Frente a una compulsión severa, el imputado podría estar impedido de
“dirigir sus acciones” en forma distinta a la que su compulsión le pide. Pero esto reafirma
mi postura: si la persona encuadra dentro de los parámetros normales desde el punto de
vista de las facultades mentales, esto es, que puede comprender la criminalidad de un acto
y dirigir libremente sus acciones (art. 34 del código penal), no existe ninguna necesidad de
una pericia psicológica para determinar su responsabilidad en el hecho.
Del mismo modo, dictaminada la “normalidad de las facultades mentales del imputado, aun
cuando la innecesaria pericia psicológica dictaminara que el imputado “carece del tipo de

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impulsos que lo harían proclive a realizar esos hechos aberrantes” ello bastaría para
hacerlo responsable del hecho investigado si los restantes elementos de convicción (el
relato del menor, sobre todo) apuntan en ese sentido.
Con ello, quiero echar por tierra otro falso silogismo siempre en boca de los abogados
defensores de abusadores de niños: “Mi cliente es inocente porque la pericia psicológica
determinó que no tiene el perfil del abusador sexual” o “no se le encontraron indicios de
conflictivas con su sexualidad”. FALSO: No hay duda de que si la pericia psicológica arroja
resultados de conflictividad sexual en el imputado, el juez contará con un indicio más del
abuso denunciado, pero no es ello lo determinante. Lo determinante seguirá siendo no ya
el relato, sino más bien cualquier manifestación de la víctima, inclusive su silencio.
Conviene recalcar que la prueba del abuso hay que buscarla desde el niño, y no desde el
adulto.
Un padre que abusa de su hijo/a está privilegiando su desordenada satisfacción por
sobre la integridad sexual de su hijo/a y por sobre el efecto que aún pueda tenerle. Si lo
hace bajo un impulso irrefrenable, estaremos en condiciones de afirmar que esa situación
se acerca más a la inimputabilidad que a la imputabilidad.
El problema de la revinculación
Entra en juego la discusión sobre la llamada “revinculación” entre el progenitor abusador y
el niño/a abusado. Podríamos preguntarnos quién en su sano juicio podría pretender que
un menor abusado por el padre o madre vuelva a tener contacto con El/ella. Una
absolución en sede penal, en materia de abuso, no obliga al juez civil a suspender ipso
facto eventuales medidas cautelares que pudiera haber ordenado, xq una absolución firme
hace cosa juzgada respecto de la causa penal; ese delito no puede volver a investigarse.
Resulta evidente que, por probado el abuso, si el abusador es declarado inimputable,
deben tomarse medidas de seguridad sobre su persona y sobre el menor. Es aquí donde
se ven los escasos reconocimientos y arrepentimientos de padres abusadores, quienes
piden que no los dejen solos con los hijos a los que han abusado. Argumentos tales como
que “es preferible un padre abusador a un padre ausente” o “abusó de su hija/o pero igual
lo quiere, y en el fondo es el padre”… Cuando se pretende revincular a un menor con el
padre abusador, se toman ciertos recaudos de protección hacia el menor como: que el
padre lo visite en compañía de una trabajadora social del juzgado… (Así fue como en un
caso en el que me toco intervenir, padre e hija de 5 años fueron a la plaza con la asistente
social, y el padre se masturbó en el banco de la plaza con la nena en sus rodillas y sin que

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la asistente social lo advirtiera…) Pero lo más grave no es eso, sino que lo más destructivo
es imponer al menor la revinculación sin siquiera preguntarle si está de acuerdo. Estos
tienen el derecho a ser oídos y que su opinión se tenga en cuenta. Lo más grave es
imponer a una revinculación sin que haya habido reconocimiento del hecho ni muestra de
arrepentimiento. Aun con la condena penal, el abusador seguirá proclamando su inocencia,
xq su egolatría es más fuerte que el amor por su hijo/a. Los jueces que promueven este
tipo de revinculación provocan una nueva situación de abuso, que el abusador seguirá
negando y abusando sexualmente si encuentra la ocasión propicia. La posibilidad de
revinculación deber ser consecuencia de un arrepentimiento sincero (es decir, no
simulado) y de un pedido de perdón y reparación por parte del abusador hacia la víctima.

● GIBERTI, E. (2015). ABUSO SEXUAL CONTRA NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES


- CAP. 3:
- CAP. 21:
- CAP. 22:
- CAP. 30:

● ABELLEIRA, H. & DELUCCA, N. (2004). EN: CLÍNICA FORENSE EN FAMILIAS


Cap. 1: “INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA-PERICIAL CON FAMILIAS EN LA
INSTITUCIÓN JUDICIAL”: Los diferentes lugares de inserción dentro del mismo, delimitan
distintos espacios de prácticas de nuestra disciplina, dada la particularidad de cada fuero.
En el Fuero Penal, se instrumentan el conjunto de normas que regulan el ejercicio del
poder punitivo del Estado, determinado qué acciones u omisiones constituyen delitos o
faltas y se establecen las correspondientes penalidades y medidas de seguridad. En el
Fuero Civil, se opera la regulación de las relaciones privadas de los ciudadanos entre sí,
tanto en las derivadas de su integración en la familia, como en aquellas relaciones que se
generan por ser sujetos de un patrimonio dentro de la comunidad. El Fuero Laboral,
efectiviza el conjunto de normas o principios que regulan las relaciones de empresarios y
trabajadores y de ambos con el Estado, a los efectos de la protección y tutela del trabajo.
En cuanto al ámbito de Menores, se apunta a la protección y tutela de niños en grave
riesgo, por maltrato o abandono, como a su institucionalización y asistencia cuando han
intervenido en delitos. Se incluyan también dentro del Campo Forense, las instituciones
penitenciarias y toda otra institución estatal que funcione bajo la jurisdicción de un Juez.
Desde el ámbito privado, se recortan dos intervenciones posibles de los psicólogos en

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función de peritos: a) Peritos de Oficio; b) Peritos consultores o de partes. “Forense”
enmarca entonces, toda acción o producción que ha de ser incluida en un proceso judicial,
dirigido por un Juez o Tribunal.
Especificidad de la intervención pericial psicológica: somos designados o habilitados por un
Magistrado o Juez que interviene en un determinado juicio dentro del fuero penal, laboral o
civil y comercial, a fin de brindar un asesoramiento especializado. La demanda puede partir
del mismo Juez o de otros funcionarios que intervienen en el juicio: Defensores oficiales,
Asesores de menores, Fiscales. Las partes involucradas pueden solicitar el asesoramiento
psicológico a través de los abogados o letrados que los patrocinan y en tal caso el Juez
decide si es pertinente y le hace lugar o no El expediente que se forma cuando se inicia un
juicio, se denomina causa en el fuero penal, y autos en el fuero civil. Una documentación
de especial interés en los juicios de familia, son los escritos que contienen la demanda y se
contestación. La persona que inicia el juicio es el demandante y lo dirige hacia la otra
parte, que es la parte demandada que deberá dar contestación a ese escrito.
Pasos de nuestra intervención:
- La inaugura la demanda del juez formulada como “puntos de pericia”
- La continúa el estudio pericial de una persona o grupo familiar. El estudio pericial es una
mini-investigación del caso singular, tanto individual como grupal.
- Nuestra tarea concluye con un dictamen pericial psicológico transmitido en un informe
escrito elevado al juez, que deberá cumplir con ciertas reglas.
Desde los códigos procesales del Derecho, para que a un informe se lo pueda considerar
una “prueba pericial”, deberá contar con: a) Una explicación de la metodología utilizada; b)
Fundamentos científicos de lo afirmado; c) Conclusiones psicológico-forense, que constará
la contestación a los puntos de pericia que se han solicitado, incluida nuestra interpretación
del sentido de la problemática que genero la litis o juicio.
Desplegamos entonces nuestro que hacer como Peritos Psicólogos, en un ámbito
institucional que, como cualquier esfera de la praxis, posee un discurso que le es propio: el
discurso jurídico.
En relación al campo de intervención en que nos fuimos especializando, se demanda
nuestra participación cuando la dimensión del conflicto vincular de la familia, obstaculiza
las posibilidades de comprensión y manejo desde la instancia judicial. El aporte psicológico
puede ser solicitando por los diversos integrantes del equipo jurídico, así como por los
representantes legales de los sectores en conflicto, pero siempre es habilitado por el Juez
que interviene en el caso. La mayor demanda de intervención de ambas disciplinas

28
(Psicología y Derecho de Familia) ha promovido entre ellas la necesidad de una
aproximación y un dialogo. Se nos hizo necesario ir construyendo una zona de encuentro
en la que ambos discursos se interpenetren, dialoguen, que conduzca a la producción de
nuevos conocimientos que modifiquen el operar sobre las familias, transformándolo en una
construcción interdisciplinaria. Las intervenciones persiguen un objetivo común: promover
la resolución de una problemática vincular-familiar.
Los grupos familiares que abordamos, transitan por situaciones altamente conflictivas, que
afectan de diferentes modos su organización vincular, su estabilidad y el ejercicio de sus
funciones primordiales. Hay un orden caído, perdido a veces hace mucho tiempo y un
discurso encubridor y estereotipado, con el que se defienden y atacan. Buscan en el acudir
a la justicia, que alguien desde afuera, representante de un Orden Social, los escuche, los
mire, los piense, ponga palabras donde hay vacio y/o violencia, instaure limites y
diferencias, allí donde algo de la legalidad se ha perdido y ellos no han logrado construir un
orden nuevo. La intervención interdisciplinaria, no sólo articula Derecho y Psicología. La
complejidad de las problemáticas, requiere con frecuencia la actuación de otros
profesionales de la salud mental, como Médicos Psiquiatras y Asistentes Sociales, que
aportan desde sus saberes, al asesoramiento pericial. Se instala así entre los psicólogos,
las familias y los otros profesionales, una relación caracterizada por complejas redes
vinculares, que la familia despliega con el equipo y éste con ella.
La intervención del Perito Psicólogo en su asesoramiento al juez, genera la posibilidad de
creación de una instancia de potencial eficacia transformadora, no siempre posible y
suficiente, pero sí generadora de una marca en el devenir de esa familia, que abrirá a
algún tipo de modificación de su manera de funcionar hasta ese momento.
La potencial eficacia transformadora reside en la confluencia de determinadas variables:
- El sentido que adquiere para la familia la figura y función del juez como representante de
la Ley y de la autoridad.
- La cualidad del dispositivo que habilitamos: poder ofrecer y que la familia disponga de un
espacio neutral de escucha múltiple, único y diferente a todos los conocidos, en el cual se
le abre la posibilidad de pensarse, escucharse y empezar a establecer alguna o varias
conexiones de sentido, donde no había más que caos, confusión o certeza, vacio y
encierro, hostilidad y dolor. Ofrecer un contexto neutral, firme y sostenedor, para la
apertura de las capacidades de reflexión y cambio ante la situación de demanda planteada,
operar sobre las respuestas de cada familia.
- Que nuestra intervención sobre las familias esté sostenido y avalada por el contexto

29
institucional y la autoridad del juez.
La efectiva tarea del equipo interdisciplinario, se inscribe en el campo de la prevención, en
la medida que apunta a ciertos objetivos: tienda a impedir la cronificación de las
situaciones conflictivas de la familia; preserve a los menores de la hiper-involucración en la
conflictiva parental; preserve a los profesionales intervinientes y a toda persona que
cumpla alguna función en el proceso que inician las familias cuando acuden a Tribunales,
de posibles entrampamientos en la problemática familiar.
El vínculo que establecemos con las familias posee características singulares anudadas al
contexto institucional:
- Es acotado en el tiempo: lo inaugura la demanda del Juez y lo cierra nuestra producción
pericial escrita.
- Es impuesto por la instancia jurídica y no demandado por la familia en forma directa.
- Su finalidad no es la cura, sino la construcción en base a las producciones de cada
familia en ese espacio singular, del sentido de la contienda vincular, transmitida como
asesoramiento al Juez.
La creación de los Tribunales de Familia, inauguró un espacio específico para la
tramitación de situaciones ligadas a la regulación de las relaciones familiares y produjo un
cambio respecto a la cantidad y cualidad de las problemáticas para las que se requirió
nuestro asesoramiento.
Cada Tribunal está integrado por 3 Jueces, un abogado-consejero y un equipo técnico:
Psiquiatra, Psicólogo y Asistente social, como equipos estableces propios para cada
Tribunal. Los psicólogos y demás profesionales de los Tribunales de Familia,
conjuntamente con los Consejeros, entrevistan y trabajan con las familias, intentando
encontrar alternativas a la problemática planteada, a los efectos de evitar que se llegue a
la instancia del juicio. Al comenzar a funcionar los Tribunales de Familia, nuestra tarea
desde la Asesoría Pericial central, se centro en le seguimiento o en nuevas intervenciones
en casos de familias ya iniciados en los Juzgados Civiles o en demandas ingresadas en los
Tribunales de Familia pero es las que por su grado de complejidad, se solicito nuestro
asesoramiento a través de un estudio pericial.
Dos formas que adquiere nuestra intervención como peritos psicólogos:
- En dos espacios:
.En estudios periciales del grupo familiar, que supone la realización de una serie de
entrevistas individuales y vinculares, con producción del informe pericial.
.En audiencias con las partes, menores, asesor de menores y el Juez, en diferentes

30
situaciones, en las que se requiere nuestro asesoramiento previo a una decisión del juez,
que implica un cambio para la familia.
- En dos niveles:
.De asesoramiento al juez: a través del esclarecimiento psicológico de la
problemática familiar.
.De intervención operativa o transformadora: por el efecto movilizador y promotor de
nuevos ordenamientos, que produce nuestra intervención en las familias.

Cap. 2: “INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN AUDIENCIAS”: nuestra función como


Peritos Psicólogos se han ido recortando dos escenarios en el ejercicio de la misma:
a) La intervención Pericial habitual: solicitud por parte del Juez del Estudio Psicológico,
realización del mismo y producción del Informe Pericial escrito.
b) La intervención Pericial en Audiencias: de creciente demanda al consolidarse el vínculo
interdisciplinario entre los equipos técnicos y el equipos técnicos y el equipo jurídico de los
Tribunales, e incrementarse las situaciones críticas y de urgencia planteadas por las
familias.
Audiencia: espacio jurídico que el juez habilita en el seno de su Juzgado o Tribunal, para
ocuparse de alguna problemática específica de un expediente o caso a su cargo. El juez
cita para esa ocasión a las personas involucradas en el juicio, sus letrados patrocinantes o
defensores oficiales, los pertinentes integrantes del quipo jurídico, así como a los
profesionales peritos, cuyo asesoramiento considere necesario para evaluar la situación
por la que se convoca a la audiencia.
Tipos de audiencias:
- Iniciales: audiencias que inauguran nuestro contacto con las familias.
- De seguimiento: producto del trabajo del equipo interdisciplinario que integran los jueces,
asesores de menores y abogados de las partes. Posterior a alguna intervención. Su
finalidad es la instrumentación de un espacio para pensar en conjunto los efectos de
ciertas medidas adoptadas respecto de una familia y las posibilidades de la misma de
sostenerlas.
Dos tipos de audiencias de acuerdo a los objetivos que se plantean:
- Audiencias de urgencia-resolución: se nos convoca ante una situación de urgencia y
gravedad que afecta el funcionamiento familiar y ante la cual el juez debe instrumentar en
lo inmediato, alguna medida legal que ponga un límite o preserve a algún miembro de la
familia en riesgo, en general, un menor.

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- Audiencias de orientación: se nos convoca ante una situación en la que el juez y el quipo
jurídico necesitan nuestro asesoramiento acerca de algún problemática familiar que suscita
interrogantes no ligados a situaciones de riesgo. Su finalidad es la construcción de un
espacio para pensar en conjunto con el juez, asesores de menores y abogados de las
partes, alguna decisión a adoptar respecto de una familia.
Características:
a) Características comunes:
- El lugar del encuentro: la audiencia propiamente dicha se realiza en el despacho del juez,
con la presencia de todos los integrantes del equipo jurídico y en diferentes momentos, se
incorporan miembros del grupo familiar. Las entrevistas psicológicas se realizan en el
espacio que en cada juzgado pueda reunir condiciones de silencio y privacidad.
- Encuentro interdisciplinario: toda audiencia supone el encuentro de al menos dos
discursos: el del Derecho y el del Psicoanálisis familiar. Discursos que implican
concepciones diferentes acerca del sujeto y sus vínculos y que torne posible la producción
de una intervención eficaz y adecuada a las demandas y necesidades de la familia que los
convoca. La eficacia de la intervención, estará en estrecha relación con las posibilidades
de los integrantes del equipo, de poder escuchar y reconocer lo diferente del otro, sin
perder la singularidad de su propia mirada y su escucha. Esta posibilidad no solo
garantizara un asesoramiento eficaz al juez que debe articular nuestras conclusiones en
una resolución jurídica, sino que también preservará al equipo de la captura identificatoria
en la problemática familiar.
- Intervención oral: en las audiencias el perito no transmite sus conclusiones por escrito,
sino verbalmente. Es el juez el que lidera la información a transmitir, producto del
intercambio previo, interviniendo nosotros si se tornará necesario o lo requiriera alguien de
la familia o el resto del equipo. La persona del juez opera con la fuerza ordenadora de la
ley.
b) Especificidades de las audiencias:
- Audiencias de urgencia-resolución: dos obstáculos fundamentales a enfrentar: el prejuicio
a priori de que un psicólogo no podría intervenir eficazmente, si sólo tiene acceso a una
entrevista personal con el sujeto en crisis; la presión de los abogados, los adultos y a
veces de los propios jueces, para que le psicólogo responda con certeza en la inmediatez,
avalando a veces medidas apresuradas e ineficaces. Entendemos por una urgencia
psicológica en nuestro ámbito, cuando es posible intervenir y el alcance de esta
intervención. Lo que definiría una urgencia psicológica es la presencia de una situación o

32
estado crítico que pueda ser riesgoso par le sujeto que la está padeciendo, en cuanto a su
equilibrio psíquico-emocional, su integridad física o que comprometa la existencia misma
de uno o varios vínculos dentro del grupo familiar. El objetivo fundamental en esta
instancia, será asesorar al juez para que su resolución apunte, en algunos casos, a
medidas acordes con la preservación de los vínculos paterno o materno filiales ya
existentes, o en otros, a evitar transgresiones o alianzas que entrampan a los hijos. No
siempre podremos dar respuestas en lo inmediato a lo que se nos demanda, por la índole
del conflicto a dilucidar. En tales situaciones, lo resuelto en la audiencia, abrirá a otras
intervenciones con objetivos de mayor alcance y profundidad, como es la realización de
una pericia psicológica, o un seguimiento pautado de la problemática familiar.
- Audiencia de orientación: se nos convoca a este tipo de audiencias cuando se necesita
nuestro asesoramiento al surge algún interrogante en el equipo jurídico en situaciones que
no comportan riesgos, pero que requieren de la opinión especializada en relación a alguna
medida a tomar en el curso de un proceso de la familia. Se recurre a la oralidad de la
intervención, pero con tiempo para pensar y discutir diferentes alternativas con el quipo
jurídica, así como con la familia. La Ausencia de situaciones de urgencia y gravedad que
caracterizan este tipo de audiencias, favoreces que el dialogo con los integrantes del grupo
familiar se torne de mayor fluidez y espontaneidad y en consecuencia sean protagonistas
más activos del proceso de orientación.
Tanto las audiencias de urgencia-resolución como las audiencias de orientación, pueden
ser iniciales, es decir, inaugurar el contacto con una determinada familia o ser de
seguimiento, posteriores a una intervención pericial o a otra audiencia previa. Las
audiencias iniciales de urgencia-resolución se han configurado como las situaciones de
mayor complejidad en la intervención. En parte, por lo costoso que resulta en momentos
graves de una familia asesorar al juez en la urgencia y por otro lado porque no existe un
vínculo previo con la familia, sino que hay que inaugurarlo en ese encuentro, así como con
el quipo jurídico.

● SARMIENTO, A., VARELA, O., PUHL, S., IZCURDIA, M. (2005). VIOLENCIA


FAMILIAR: a partir de la concientización a nivel social de que esta es una problemática
que afecta a todos los estrados sociales se ha requerido de la intervención de la justicia.
Es así que en el año 1994 se promulga la ley de protección contra la violencia familiar y en
el año 1999 se realizan modificaciones en el Código Penal de los delitos contra la

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integridad sexual. La violencia familiar es toda forma de abuso que tiene lugar en las
relaciones entre los miembros de una familia. La relación de abuso es toda conducta que
por acción u omisión ocasiona un daño físico y/o psicológico a otro miembro de la familia.
FORMAS EN QUE SE EXPRESA LA VIOLENCIA: la violencia que se ejerce hacia el otro
o los otros no sólo es física, también se violenta al otro a través de las palabras o gestos
en que se lo descalifica o humilla. Dentro de esta violencia verbal y psicológica está el
abuso económico o financiero (no darle al otro dinero para que desempeñe las actividades
que han sido definidas para él o ella, quitarle dinero y disponer de él). La violencia sexual
es forzar al otro a llevar a cabo acciones o conductas sexuales con las que no está de
acuerdo, ya sea a través de amenazas de agresión física o chantaje emocional o forzando
físicamente al otro. El abandono o el no dar a los otros el cuidado que requieren también
es una forma de agresión hacia el otro.
VIOLENCIA HACIA LOS HIJOS: aquellos padres que ejercen violencia hacia sus hijos
presentan determinadas modalidades conductuales, que hacen inferir falencias en el
ejercicio del rol parental. Signos que podemos encontrar: Los padres se desentienden de
sus obligaciones; niegan conflictos familiares o con el niño; autorizan a terceros a ejercer
sobre el hijo acciones violentas; hablan con menosprecio de su hijo ante terceros; exigen
que su hijo tenga rendimientos físicos o intelectuales no acordes con la capacidad del niño;
los padres tienen antecedentes de haber sido maltratados o abandonados en su infancia;
padecen de alcoholismo u otra adicción; son extremadamente protectores del niño/a
limitando sus relaciones interpersonales; tienen ideas distorsionadas de la capacidad del
niño; mantienen relaciones de pareja violentas; padecen patologías mentales.
Factores relacionados al maltrato infantil: Repetición de una generación a otra de pautas
de conductas violentas, negligencia o privación física y/o emocional por parte de padres o
cuidadores; el niño es considerado indigno o es desagradable, consideran el castigo físico
como la mejor manera de corregirlos; tratan de lograr por medio de la violencia el
cumplimiento de un ideal; desplazar en el hijo el conflicto conyugal; miedo a perder la
autoridad sobre los hijos, sentido como una amenaza que los padres sienten hacia su
propia dignidad y respeto; la impotencia, que surge a partir de la incapacidad para
transformar y cambiar su propia vida, evidenciando que no pueden actuar
constructivamente hacia una vida mejor, toman entonces actitudes de autoritarismo
irracional, impositivo y sádico hacia sus hijos, llegan a convertir a sus hijos en cosas, en
objetos de su dominio total tratando de darle un sentido a sus propias vidas y experimentar
la sensación de capacidad y potencia sobre otros seres humanos; un progenitor que nunca

34
deseo tener hijos y que por ignorancia o presiones socio-culturales lo ha tenido, forma otro
conglomerado de adultos que maltratan a sus hijos.
Estadísticamente los malos tratos de los adultos hacia sus hijos se dan a causa de
momentos de crisis personales y/o debido a la escasa capacidad para ejercer roles
adultos. La violencia hacia los hijos puede ser expresa de diversas formas:
~ Abuso o maltrato físico: cualquier acción no accidental por parte de los padres o
cuidadores del niño que provoque daño físico o enfermedad en el mismo o lo coloca en
riesgo de padecerlo. Se manifiesta a través de golpes y castigos corporales como técnica
de disciplina. Este tipo de maltrato abarca una serie de actos perpetrados utilizando la
fuerza física de modo inapropiado y excesivo.
~ Abandono físico: tipos de abandono: explicito (el adulto expresa claramente un
rechazo hacia el niño, solicitando que otros se hagan cargo de las responsabilidades y
derechos del rol parental) o implícito (si bien el adulto no expresa su deseo de no ejercer la
paternidad, pero las necesidades físicas, alimentación, vestimenta, higiene, protección y
vigilancia ante situaciones peligrosas no son atendidas temporal o permanentemente por
los padres del menor).
~ Abandono emocional: falta persistente de respuestas a las señales, expresiones
emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciados por el niño y
falta de iniciativa de interacción y contacto por parte de una figura estable son indicadores
de abandono emocional.
~ Abuso emocional: conjunto de manifestaciones crónicas, persistentes y muy
destructivas que amenazan el normal desarrollo psicológico del niño, preferidas por algún
miembro del entorno familiar (insultos, desprecios, rechazos, indiferencia, confinamientos,
amenazas, toda clase de hostilidad verbal hacia el niño). Este tipo de maltrato, ocasiona
que en los primeros años del niño, éste no pueda desarrollar adecuadamente el apego, y
en los años posteriores se sienta excluido del ambiente familiar y social, afectando su
autoestima y sus habilidades sociales.
~ Negligencia: falta de responsabilidad parental que ocasiona una omisión ante
aquellas necesidades de supervivencia del niño y las que no son satisfechas temporal o
permanentemente por los padres, cuidadores o tutores, etc. Omisión o falta de cuidado a
los niños a su cargo. Falta de atención por parte de los padres de las necesidades tanto
físicas como emocionales de los niños.
~ Síndrome de Munchausen por poderes: simulación de síntomas físicos y/o
psicológicos patológicos en terceras personas. Se puede manifestar a través de la

35
administración o inoculación de sustancias o la manipulación de excrementos para dar
cuenta de una sintomatología que no se evidencia en el paciente examinado por
profesionales de la salud. Es una forma de abuso infantil en la que uno de los padres, en
general, induce en el niño síntomas reales o aparentes de una enfermedad. Ocurre por
problemas psicológicos en los adultos, cuya finalidad en la mayoría de los casos es buscar
llamar la atención de los demás.
~ Abuso sexual: todo contacto sexual en un niño menor de 18 años por parte de un
familiar-tutor adulto desde una posición de poder o autoridad sobre él, agravado por el
hecho de que el niño confía plenamente en este adulto. Acercamiento inadecuado que se
da entre dos menores de diferentes edades utilizando uno sobre el otro algún tipo de
coerción. El abuso sexual infantil es una forma de abuso físico y psicológico y consiste en
la utilización de un menor para satisfacer los deseos sexuales de un adulto. Incluye
distintas formas de acercamientos sexuales inadecuados: manoseos, caricias
inapropiadas, exhibiciones obscenas, manipulación de los genitales del niño, inducción a
que el niño manipule los genitales del agresor, contacto urogenital, sexo oral, corrupción,
inducción a la prostitución, participación de niños en videos o fotografías pornográficas. No
es sinónimo de violación.
~ Maltrato prenatal: aquellas circunstancias de vida de la madre durante la
gestación, siempre que exista voluntariamente o negligencia. Deberán influir negativa y
patológicamente en el embarazo o durante el parto y repercuten en el feto. Formas de
expresión de este maltrato: rechazo del embarazo, falta de control y seguimiento médico
durante el mismo, negligencia personal en la alimentación e higiene, medicaciones
excesivas o no prescriptas, consumo de alcohol, drogas y tabaco, exposición a
radiaciones, etc.
VIOLENCIA CONYUGAL: suele manifestarse de la siguiente manera: ataque cruzado;
relaciones sadomasoquistas; mujer golpeada; hombre golpeado. De acuerdo a la
adjudicación y asunción de roles dentro de la pareja conyugal será el tipo de violencia que
se dé. Lanore Walker, autor del libro “La mujer maltratada” ha detectado que existe un
marcado ciclo de la violencia, dentro del cual hay tres fases fundamentales:
~ Fase de acumulación de tensión: la conducta se manifiesta a través de golpes
menores, hostilidad y tensión en aumento, control excesivo, etc. Existe una tensión de la
cual puede ser el resultado o la consecuencia de una constante pelea, de una actitud
comportamiento de trato silencioso, o una combinación de ambos. Esta etapa puede
ocurrir, durar días y/o años.

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~ Fase del golpe: golpes graves, abortos, incluso la muerte de la víctima. El
victimario cree que solo golpea como disciplina, pero pierde le control y no sabe cómo
terminará.
~ Fase de arrepentimiento o luna de miel: aparecen las disculpas, se promete que la
situación no se volverá a repetir y aparece la ambivalencia frente a la situación que se vive.

VIOLENCIA HACIA LOS PADRES: este tipo de conductas rara vez es denunciado por las
victimas y solo se interviene judicialmente en aquellos casos en los que hay secuelas
físicas de agresión tan notorias que la víctima necesita ser hospitalizada. En cuanto al
perfil del hijo golpeador, las estadísticas demuestran que se trata de menores varones en
su mayoría de edades que oscilan entre los 12 y 18 años, y la víctima elegida es
primordialmente la madre. Tipos de perfiles:
~ Hedonistas nihilistas: los más comunes. Su pensamiento es “primero yo y luego
yo”. Utilizan la casa como hotel, desaparecen varios días de su hogar sin dar
explicaciones, creen que sus padres tienen la obligación de alimentarlos, lavarles la ropa,
etc. Ante el menor intento de poner límites por parte de sus progenitores, reaccionan con
agresión.
~ Patológicos: la relación es de amor-odio madre-hijo. Otro causante es la
dependencia a drogas.
~ Violencia aprendida: el menor internalizó conductas de su padre que desde
siempre golpea a su madre, o con efecto boomerang, fue maltratado en su propio cuerpo y
cuando su edad y físico lo permiten, impone su ley como la ha internalizado.
VIOLENCIA HACIA LOS PADRES DE LA TERCERA EDAD: maltrato al anciano es todo
acto que por acción u omisión genere un daño tanto físico como psicológico por parte de
las personas responsables de su cuidado.
MARCO LEGAL DE LA VIOLENCIA FAMILIAR: Fuero Civil – Ley 24.417: esta ley es de
protección contra la violencia familiar, dado que se considera a la misma como un conflicto
intrafamiliar y social, adopta la vía civil para seguir su curso. Se trata de un trámite para
que la víctima pueda recibir el auxilio que necesita. Esta ley tiene ingerencia en la
asistencia de la víctima y evita la continuación del maltrato. Contempla la intervención de
peritos a los efectos de evaluar la dinámica familiar, y de que el juez intervinientes adopte
las medidas cautelares que considere conveniente. Plantea la obligatoriedad de denunciar
el hecho cuando la violencia es ejercida sobre niños, ancianos, incapaces y
discapacitados. Esta obligatoriedad se hace extensiva a los profesionales de la salud,

37
maestros, directores de establecimientos educativos, y a todo funcionario público que
tenga conocimiento o sospecha de maltrato. El profesional que no denuncie puede incurrir
en el delito de abandono de persona y/o cometer un acto e mala praxis por inobservancia
de los deberes a su cargo. La denuncia de realizarse dentro del plazo de 72 hs. Una vez
hecho la denuncia será la justicia la encargada de evaluar el hecho. Si la víctima es un
menor de adulto (mayor de 14 años) puede denunciar el delito.
Fuero Penal: la violencia familiar aparece contemplada en los títulos del Código Penal
llamados “delitos contra las personas” (Arts. 89, 90, 91, 92, 106 y 107) y “delitos contra la
integridad sexual" (Arts. 119, 120, 125 y 125 bis), cuando en sus art. se hace mención al
agravante de la acción por el vinculo.

UNIDAD VIII: Imputabilidad e inimputabilidad. Emoción violenta. Trastornos transitorios.


Motivaciones de la conducta delictiva. Ámbito penitenciario: ejecución de la pena privativa
de la libertad.
● FRÍAS CABALLERO, J. (1995). NATURALEZA DEL CONCEPTO DE IMPUTABILIDAD
PENAL (ARTÍCULO 34, INCISO 1º DEL CÓDIGO PENAL). LA LEY 1995-E, 965: El tema
de la imputabilidad es sin duda no sólo uno de los más importantes del derecho punitivo
sino el que suscita cuestiones interdisciplinarias más apasionantes. Es que al llegar a su
dintel queda atrás el capítulo del acto, para abrirse ante nosotros, sobrecogedor, el del
protagonista; y esto no ya como el del autor en sentido formal --el sujeto de una relación
jurídica-- sino como el del ser real y concreto que delinque. Aquí confluyen, pues, con el
Derecho Penal, muchas de las ciencias que estudian al hombre y, especialmente,
psiquiatría, psicología normal y patológica, filosofía, antropología filosófica etc., etcétera.
Por esto la imputabilidad es quizás uno de los temas que plantea una más vasta y
tremenda problemática. He aquí, en efecto, algunas de las graves cuestiones que acuden
en tropel: ¿La comprensión del concepto es independiente de una perspectiva filosófica
del tema? ¿Le es efectivamente indiferente la vieja disputa sobre la "libertad del querer"?
¿Tiene algo que ver con la llamada "responsabilidad moral? ¿Cuál es la esencia de la
imputabilidad? ¿Se trata de un puro concepto, naturalístico? ¿Cuál es la delimitación
correcta, dentro de ella, entre lo no jurídico (psiquiátrico y psicológico) y lo normativo?
¿Cuáles son las funciones del psiquiatra y del juez en la determinación concreta del sujeto
imputable? ¿Cómo debe legislarse sobre la materia con arreglo al nivel cultural de
nuestros días? etc., etcétera. Sería sobremanera ambicioso pretender transitar por tan
múltiples senderos en el curso de una modesta conferencia. Sin embargo todo cuanto diré

38
se vincula de algún modo con todos o casi todos aquellos problemas.
Imputabilidad, filosofía y antropología filosófica
Aludiré en primer término a las forzosas implicaciones filosóficas del tema. Y digo
forzosas, expresando un antiguo convencimiento, cada vez más firme, porque así lo
considero; y esto no sólo en el plano de lege ferenda sino en el de lege lata: puntos de
vista filosóficos, en efecto (presupuestos filosóficos explícitos y subyacentes),
condicionan, según se verá, ciertas interpretaciones del texto legal y su aplicación
práctica, con las consecuencias que le son propias. Claro está que estas afirmaciones
todavía parecerán extrañas y no únicamente a los hombres de mi generación. Cuando en
1939 yo cursaba en la cátedra del eminente e inolvidable profesor de La Plata, doctor
José Peco, entremezclar Derecho Penal y filosofía era casi una grave herejía. Hoy las
cosas no son muy diferentes porque entre nosotros subsiste en gran medida esa actitud,
sea por obra de una persistente mentalidad antifilosófica heredada del positivismo, sea
por gravitación del pensamiento de algunos juristas puros o técnicos del derecho.
Bastaría, sin embargo, una somera mirada a la evolución del Derecho Penal en el último
siglo para advertir lo infundado de tal postura. Es que la problemática del concepto de
imputabilidad (del mismo modo que los de culpabilidad, pena y responsabilidad penal)
roza por todos sus costados la de la personalidad humana en sus implicancias básicas.
De ahí la comprobación, históricamente posible, de que el concepto de imputabilidad
lleva, y ha llevado siempre, encapsulada cierta idea del hombre y de su conducta. Pero
--a pesar de la ontofobia positivista y de las enseñanzas de algunos juristas puros-- la
pregunta por el ser y naturaleza del hombre es de carácter eminentemente filosófico
(metafísico).
Detrás, pues, de las construcciones científicas sobre la imputabilidad (como por lo demás
de casi todo el derecho positivo), en pos de su formulación legislativa o de su aplicación
práctica, subyace (se quiera o no se quiera) alguna suerte de antropología filosófica.
Sumamente atractivo sería rastrear este aserto a través de las escuelas penales. Forzoso
es recordarlo, aunque no sea más que acudiendo a un tosco esquema fundamental. Así
el clasicismo, con Carrara a la cabeza, no es que ignorara al hombre, como se dice a
menudo, sino que se construyó a partir de una imagen peculiar, hija del racionalismo
filosófico en vigencia, que penetró hasta las raíces del sistema: se trata en esencia del
ente de razón procedente del idealismo racionalista; del hombre cartesiano. Esta idea,
unida a una gran preocupación por el "ius libertatis" del "ciudadano" (los ciudadanos en
general), hizo que se descuidara al hombre real y concreto, construyendo la

39
responsabilidad sobre una idea abstracta, igualitaria e igualadora del hombre desgajada
en gran medida de la realidad.
De este modo el hombre del clasisismo es un ente universal y abstracto, diríamos
impersonal, relegado al mundo enrarecido de las formas jurídicas; y así como
ontológicamente se juzga que el delito es un "ente jurídico", esto es, un puro concepto de
relación (un objeto ideal), el hombre que delinque no es más que otro concepto: El
concepto de sujeto activo de la relación jurídica en que el delito consiste (tu, yo,
cualquiera; es decir, nadie en particular). Consecuentemente los matices intransferibles
de su personalidad histórica (el concreto individuo biopsico- social) desaparecen detrás
de la espesa trama de la relación jurídica. Casi exactamente como ocurre con el sujeto
impersonal y descarnado que litiga sobre una pared medianera o provoca el cobro
ejecutivo de un pagaré, característica dominante de casi todo el resto del derecho.
La imputabilidad de este sujeto abstracto, por último, se fundamenta en un principio
apriorísticamente válido para todo ser racional el del libre albedrío, como sinónimo de
una total, absoluta indeterminación del querer ("libertad de indiferencia"), esencia
metafísica del ser humano.
Frente a este planteamiento la escuela del positivismo crimininológico, nacida de un
conjunto de ideas procedentes de un monismo materialista, se propone arrancar al
Derecho Penal de aquel trasmundo para traerlo hasta la realidad; obviamente a partir de
una antropología filosófica polarmente opuesta. En vez del hombre abstracto creyó poder
exibir al que Ferri bautizara como "hombre auténtico... vivo y palpitante", aunque por su
parte, a poco andar, viene a desembocar en un naturalismo generalizador cuyos
postulados resultaron casi tan abstractos y aprioristas como los del racionalismo que
combatió.
Comienza por negar el libre albedrío, que Enrique Ferri (con genuino candor positivista)
creyó haber pulverizado para siempre en dos plumadas. El hombre no es libre! Afirmación
con la cual se planta al ser humano en el seno del mundo natural. El hombre --aún como
su cúspide-- no es más que naturaleza. Su ser consiste en su individualidad psico-física y
su conducta se halla sometida al determinismo universal. Por consiguiente el delito está
inexorablemente regido por la causalidad; es apenas un producto de factores, como
cualquier otro fenómeno cósmico (resultante de causas biológicas, psíquicas y sociales).
Este aparato conceptual del positivismo, que es filosofía --malgré lui-- y aún metafísica,
cambia de signo todo el horizonte. Es obvió que frente a este hombre plantado en la tierra
(naturaleza en medio de la naturaleza) ningún sentido tiene la idea de una auténtica

40
responsabilidad personal, de orden moral y subjetivo. ¿Cómo concebir, a su respecto, una
pena-castigo o retributiva de culpa? ¿De qué culpa?
¿Cómo considerar a la pena como expresión jurídica de reproche ético-social? En cuanto a
la imputabilidad desde la perspectiva filosófica-política del positivismo su destino es el total
aniquilamiento, y así lo propusieron sus fundadores. A pesar de todo se mantuvo el
vocablo si bien con un sentido tan total y radicalmente diferente al anterior como al actual,
elaborándose así una pretendida "imputabilidad" o "responsabilidad objetiva, o legal, o
social"; fundada en la realidad externa de un simple hecho: Vivir en sociedad o ser
peligroso. Sobre estas bases, decían, todo el mundo es "imputable" y responsable". Y
como el determinismo no puede construir ninguna suerte de responsabilidad
subjetivamente fundada la imputabilidad debe desaparecer. Pero esta no murió, como
muchas otras cosas que los positivistas creyeron arrumbadas para siempre, sino que hubo
de subsistir a través de las escuelas intermedias. Y es interesante explorar qué es lo que
aquéllas exhiben, o quizás ocultan, detrás del concepto. Por de pronto sus defensores
persisten en la actitud antifilosófica. Claro está que ello no les impide proclamarse
deterministas. También tienen, pues, detrás de sí, una metafísica. Es que los "eclécticos",
como les llamara Ferri, a pesar de sus gestos polemizantes, no escaparon al clima cultural
de su época. Por esto, aunque rechazaran las generalizaciones prematura de la
"antropología criminal" positivista, sobrellevan la herencia de su antropología filosófica": por
una parte el determinismo, por otra, la idea naturalística del hombre. Así la figura del
delincuente se reduce a los límites de su estructura natural. El hombre que delinque
continúa siendo el individuo bio-psíquico, inmerso en el acontecer causal. ¿De qué
manera, pues, mantener y construir los conceptos de imputabilidad, responsabilidad y
pena? Todos recordamos las ingeniosas respuestas. Vienen aquí a cuento los egregios
nombres de Alimena, Impallomeni, Tarde, Liszt, y toda la legión ulterior de sus seguidores
ilustres. Desde entonces se habla de conceptos como los de "coacción psicológica",
"capacidad de motivación", "determinabilidad normal por los motivos", etc., etc.,
construyéndose así algo que no es ya más imputabilidad moral, ni tampoco
imputabilidad legal o social, sino, atiéndase a esto muy bien, pura imputación psicológica.
Por supuesto hay en esto mucho de la maniobra espectacular del prestidigitador.
Subsistiendo la muralla del determinismo, los "eclécticos" la sortean mediante la
estratagema de insistir en que el Derecho Penal no tiene nada que ver con la filosofía.
¡Que allí discutan metafísicos y filósofos sobre el hombre!
Al Derecho Penal es algo que no interesa. Hábil escaramuza que opera nada menos que el

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escamoteo del genuino hombre auténtico y de su realidad, tan proclamada como falsa.
El prestigio de esta concepción ecléctica es tan poderoso que la abrazan penalistas de
toda especie, incluso quienes no participan de sus presupuestos originarios. De este modo
la llamada "imputabilidad psicológica" se convierte en una especie de tierra de todos,
donde impera la paz universal: En su ámbito pueden convivir pacíficamente (a condición de
no mentar siquiera a la filosofía) materialista y espiritualistas; católicos y ateos;
deterministas e indeterministas; positivistas trasnochados, neo-positivistas, dogmáticos y
técnico jurídicos...
Acaso pudiera señalarse todavía el influjo de otras corrientes. El Kelsenismo, por ejemplo
y, en general, el positivismo jurídico. En su ámbito (desbrozado de impurezas filosóficas) el
hombre (una especie de "homus juridicus") queda reducido a un mero centro de imputación
de normas (moldeado por el designio omnipotente del legislador). He aquí la posibilidad de
otro sujeto espectral, sumergido esta vez en un trasmundo jurídico, químicamente puro,
despojado tanto de substancia como de compromisos "ideológicos".
Basta, sin embargo, con lo dicho, para advertir hasta que punto las vicisitudes de la
imputabilidad se condicionan filosóficamente. La imputabilidad nació, estuvo a punto de
morir, se transformó y quizá sufrió deformaciones al soplo del aliento filosófico que le sigue
como una sombra y que forzosamente informa la idea del hombre.
Pero ahora irrumpen algunas preguntas cruciales frente a este panorama ¿Qué es lo que
queda del tan traído y llevado hombre "auténtico", "plenario y real"? ¿Puede el Derecho
Penal actual desinteresarse del problema y continuar manipulando espectros o fantasmas,
o mutilaciones ontológicas, o ha de asumir, por el contrario, inexorablemente, la realidad
de la persona humana en su plenitud, toda vez que se dirige al hombre tal como
efectivamente es?
Porque desde luego es evidente que a la luz del actual conocimiento humano el
positivismo fracasó rotundamente puesto que de ninguna manera trajo hasta el Derecho
Penal al hombre real; literalmente, diríamos, se limitó al de carne y hueso, ateniéndose en
substancia a un puro ser zoológico. Pero el hombre no es, ontológicamente, ni el ente de
razón(la "res cogitans" de los clásicos) separado de su sustrato empírico, ni un animal (por
evolucionado que se quiera) una especie de aparato biopsico-social. Tampoco su conducta
es pura causalidad, como lo es un terremoto, o el comportamiento de una planta o de un
pez. El viejo naturalismo no quiso o no pudo ver que entre la producción de un hecho
natural y la producción de un acto delictuoso existe una distancia cualitativamente infinita.
De este modo el positivismo (que por definición exige la más rígida sumisión a la peculiar

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realidad de objeto), falsificó el dato objetivo y, con ello, se falsificó a sí mismo.
Obviamente estas referencias se reducen al positivismo criminológico de las primeras
épocas y excluyen en mayor o menor medida su evolución ulterior a través de algunas
figuras como Felipe Grispigni o Eugenio Florian. Separa asimismo, en la Argentina, a
quienes fueron mis maestros, José Peco, en primer lugar y Francisco P. Laplaza en
segundo.
Aparte de esto, lo señalado hasta aquí ha sido puesto de resalto por la Fenomenología a
través de Husserl, Scheler, Hartmann, Jaspers, etc., etcétera. Las modernas
investigaciones fenomenológicas y la actual antropología filosófica han construido en lo
que va del siglo una imagen del ser humano harto diferente de la heredada del siglo XIX.
Según esto, el hombre no se reduce a las bases naturalísticas sobre las que se asienta su
personalidad empírica, y no se agota por tanto en su individualidad o personalidad bio-
psíquica. Por el contrario su genuina realidad (específicamente humana) se estructura en
una triple dimensión: La de la vida biológica, por una parte, y la vida psíquica, por otra,
compartidas ambas en laguna medida con el animal, pero integradas en un tercer estrato
específicamente humano: El de la vida espiritual, escamoteada por el naturalismo o
reducida a un epifenómeno. Y es precisamente en este último plano o estrato (el del
espíritu), la región de su ser "abierta al acceso" y a la comprensión del valor (realizado
hora por hora, con forzosidad ontológica, en su conducta, sobre la base de una libre
elección que el Zoon humano alcanza en su específica y entrañable realidad,
transformándose así en persona humana).
Ahora bien, es incuestionable que un Derecho Penal que pretenda construirse sobre la
realidad humana no podrá sustraerse a este clima cultural de nuestra época, por lo mismo
que no pudo ser extraño al que enmarcó las etapas pretéritas de su evolución. Quiere decir
que el Derecho Penal ha de recibir, como efectivamente recibe, cada vez con más firmeza,
la idea del hombre como persona, esto es, como ser espiritual, ontológicamente libre. Esto
es lo que trasuntan las enseñanzas de un creciente número de penalistas
contemporáneos. Para no citar más que algunos nombres de alta jerarquía, comenzando
por Edmundo Mezger, un verdadero precursor, se inspiran en estas nuevas ideas
filosóficas maestros como Welzel, Maurach, Jescheck Würtemberger, etc., etc., en
Alemania; Bettiol en Italia; los integrantes de la llamada "Escuela de Utrech", en Holanda;
penalistas psiquiátrias y criminólogos como Pompe, Baan Kempe, todos los que afirman
que el Derecho Penal y la criminología deben partir de esta concepción del hombre como
una totalidad, cuya esencia radica en la autonomía ética de la voluntad, y de la idea de que

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el crimen "en el pleno sentido de la palabra pertenece al reino de la libertad...".
Por mi parte, salvando las enormes distancias, desde que comencé mis modestísimas
meditaciones sobre el tema, hace ya bastantes décadas, abrigo convicciones semejantes.
Más aún, sucesivamente en mis clases de Santa Fe, La Plata y Buenos Aires, tanto en
diversas actuaciones y conferencias, he venido sosteniendo que el Código Penal
argentino, especialmente a través de su fórmula de inimputabilidad, exige la recepción
congruente de estos puntos de vista.
En suma, la filosofía está en la médula del Derecho Penal. En el plano legislativo tanto
como en el dogmático es vana la pretensión de construir los institutos básicos de
imputabilidad culpabilidad, responsabilidad y pena con prescindencia de sus
presupuestos antropo-filosóficos. En lo que toca al Derecho Penal de nuestros días, en él
está forzosamente implicado el hombre plenario; el hombre como persona. Peculiar
realidad que de antemano le es dada al legislador, y cuya omnipotencia no puede mutilar ni
falsificar. Al menos si ha de someterse a lo real, obedeciendo no solamente a imperativos
de Justicia, sino a elementales motivos de eficacia (porque lo real es inmodificable)
traicionando el fundamento de la pena y frustrando el logro de sus finalidades específicas.
Naturaleza de la imputabilidad en la fórmula vigente
Veamos ahora con ciertos supuestos filosóficos han influido decisivamente en la
interpretación de la fórmula legal, falsificando su naturaleza y esencia.
La simple lectura del art. 34, inc. 1° del Cód. Penal denuncia que la primera parte del texto
(al aludir a la insuficiencia de las facultades, alteraciones morbosas de las mismas o
estado de inconsciencia) remite a cuestiones de contenido psiquiátrico, mientras que la
segunda (que exige como consecuencia que no se haya podido comprender la criminalidad
del acto ni dirigir las acciones) lo hace a cuestiones que en principio son de orden
psicológico. Con arreglo a la usual caracterización o se trata por consiguiente de una
fórmula pura, ni psiquiátrica ni psicológica, sino mixta, porque exige tanto lo primero como
lo segundo.
La cuestión que querría plantear con el máximo de claridad estriba en saber si la
imputabilidad agota toda su substancia en el contenido puramente psiquiátrico y
psicológico de la fórmula, o por el contrario, se trata de un peculiar concepto cultural de
índole jurídico-valorativa (en un sentido muy descuidado entre nosotros). Si fuere lo
primero, sólo sería uno de aquellos conceptos naturalísticos, que mientan a objetos reales
indiferentes al valor y de los cuales se sirve la ley a menudo. Por ejemplo: Muerte de un
hombre, mujer embarazada, emoción violenta; casos en los que la ley coloca al juez frente

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a la determinación de una "cosa", "hecho", o "estado de hecho", cuya verificación concreta
sólo le exige una comprobación fáctica neutral; un mero "juicio de existencia", neutro al
valor, en el mundo del ser natural. De acuerdo a esto, la inimputabilidad no sería otra cosa
que un "estado de hecho" susceptible de aprehensión científica total (a través del perito)
por medio de las ciencias naturales. Por el contrario, si esto no es así, su verificación
requiere del juez una perspectiva y postura mental diferentes, situadas más allá de lo
puramente naturalístico.
Así planteado el problema se ha producido entre nosotros una distorsión del sentido del
concepto en una doble dirección.
La primera (no exclusiva pero preferida por casi todos los psiquiatras) proviene de la
postura filosófico-jurídica del positivismo criminológico, en gran medida aun subsistente.
De acuerdo con ella la inimputabilidad no es ni más ni menos que un simple hecho o
estado de hecho bio-psiquiátrico, conforme a la cual la fórmula vigente viene
interpretándose desde la sanción del Código (hace más de cincuenta años) como si fuese
puramente psiquiátrica, al modo del Código francés que dice "no es imputable el
demente".
El profesor Nerio Rojas, padre de la psiquiatría y medicina legal argentinas, sostuvo este
criterio desde sus anotaciones al Código de Jofre, en 1922, hasta su intervención en
el debate sobre el Proyecto Soler de 1960. Según él de "lege ferenda" es obligatorio excluir
del texto legal la frase "comprender la criminalidad del acto o dirigir las acciones". De "lege
lata" (y esto es lo que aquí interesa) la imputabilidad se concreta "en un hecho objetivo: si
el agente es o no un alienado..." y la segunda parte de la fórmula no es tenida en cuenta, o
está implícita.
Coherente con su raíz positivista, esta tesis es sin embargo totalmente extraña al genuino
sentido actual de la imputabilidad.
Me explico: Cómo en ningún código vigente ha podido suprimirse el concepto, los
intérpretes positivistas del derecho en vigor han aniquilado de hecho la imputabilidad
falsificándola de esta manera. Es que, literalmente, la vieja fórmula francesa ha venido a
resultar vehículo provincial apropiado para insistir en los postulados positivistas. Si es que,
en efecto, ha de abolirse toda idea de responsabilidad éticamente fundada; si el derecho
puitivo sólo se base en la utilidad y ha de construirse como un puro derecho de la
seguridad comunitaria, pensado y fundado sobre el determinismo universal; una especie,
de pura profilaxis o desinfección social contra el crimen, desplegada sobre bases
deterministas científico-naturales, se comprende perfectamente que la imputabilidad, con

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ropaje psiquiátrico, no tiene más que una única función: separar de antemano a los
enfermos mentales que delinquen de los delincuentes sanos, a partir de la idea de que, a
la determinación causal de la conducta de estos últimos, se añade, en los enfermos, la
específica peculiaridad de un causalismo morboso, clínicamente definido. Porque
efectivamente para el positivismo unos y otros están determinados; unos y otros son
anormales; unos y otros son responsables, al estilo positivista. Lo único, pues, que
interesa, es la especie del tratamiento (asegurativo-defensivo) que les corresponde
conforme con arreglo a la peligrosidad criminal emergente de su peculiar personalidad bio-
psicológica. Y esto es literalmente lo que resulta de las enseñanzas de Rojas.
De esta manera la imputabilidad se ha convertido en una especie de mecanismo de
clasificación científico-natural, no tiene nada que ver, ni con la culpabilidad, ni con la pena.
Pero es evidente que hoy no rige en parte alguna un puro Derecho Penal asegurador, sin
pena aflictiva y retributiva fundada en la culpa. Ningún código considera al delincuente
como un simple ser peligroso, sumergido en la causalidad y clasificado según los cánones
positivistas, al cual la ley fija un "status" con fines puramente profilácticos, sino como
persona, plena de humana dignidad, llamada a responder de sus actos sobre las bases
ético-sociales que impregnan la idea de culpabilidad. En modo alguno, pues la
imputabilidad tiene por objeto la clasificación o separación de sanos y enfermos. Ella no
está al servicio de la seguridad o la defensa social (o lo está en muy secundario modo) sino
del juicio de culpabilidad o de reproche. No se trata, por lo tanto de un tope entre salud y
enfermedad, sino de otra cosa bien distinta, como se dirá en seguida.
En resumen: No estamos frente a un simple hecho naturalístico: médico, biológico o
psiquiátrico (o criminológico como se ha dicho alguna vez) a la manera de un estado de
fiebre, una peritonitis o una demencia sifilítica. Pero antes me referí a una segunda
distorsión; esta vez preferida por los penalistas.
Consiste ella en la concepción de la imputabilidad como un simple presupuesto o puro
estado de hecho psicológico y proviene de las escuelas intermedias; vimos que éstas
tienen detrás de sí el determinismo, y, consecuentemente una imagen del hombre reducida
a su personalidad bio-psicológica.
Entre otros mi ilustre maestro, Luis Jiménez de Asua, que más de una vez se proclamó
determinista, sostuvo esta tesis. La imputabilidad (presupuesto de la culpabilidad) dijo,
consiste en una capacidad "meramente psicológica", cargando esta vez el acento sobre la
segunda parte de la fórmula contrariamente a la postura de Rojas.
Sin embargo, una cuidadosa consideración de la frase "comprender la criminalidad del acto

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o dirigir sus acciones" que no se limite a la superficie, demuestra que únicamente en
apariencia suscita una cuestión puramente psicológica. Debo advertir, sin embargo, que
no sostengo que no tenga un contenido psicológico; lo que niego es que ese contenido se
agote en pura psicología.
Muchas razones me asisten desde antiguo para atreverme a formular esta afirmación. El
principal fundamento es, por lo demás, de corte eminentemente científico-natural. En
efecto la psiquiatría de hoy, como por lo demás lo hacía ya la más antigua, nos enseña que
el delito de algunos alienados genuinos (esto es, genuinos enfermos mentales) es perfecto
en el plano psicológico. La afirmación puede verificarse en lo que va de Maudsley al propio
Nerio Rojas.
Así, este último, al proponer la supresión de la segunda parte de la fórmula vigente de
inimputabilidad, por ser, según él de índole psicológica (concordando en esta calificación
con Asua) dijo en el Congreso: "puedo demostrar que hay alineados delirantes lúcidos que
delinquen y comprenden muy bien la criminalidad del acto y dirigen sus acciones, y según
ese apéndice eminentemente psicológico, deberían ser condenados". En idéntica situación,
añade, se hallan algunos "locos morales!".
La afirmación que hace pie en que la capacidad de comprender y dirigir la conducta es de
naturaleza puramente psicológica, implica reconocer que el paranoico genuino sabe a la
perfección que delinque y aun premedita su crimen, ejecutándolo con férrea voluntad. Por
lo tanto obra con la que el Código Rocco denomina "capacidad de inteligencia y de
voluntad", y lo mismo ocurre (dejando de lado las formas puras o constitucionales) con la
llamada "locura moral" adquirida (post encefalítica, traumática, etc., etcétera).
Pero es el caso señalar, que a despecho de estas realidades psicológicas aquellos autores
de acciones delictivas pueden ser declarados inimputables, como efectivamente lo son por
aplicación de la formula mixta, sino que precisamente esta fórmula rige en casi todos los
Códigos modernos y se propone invariablemente en los más depurados proyectos que
hoy circulan en el mundo (dicho sea de paso y en elogio del Código argentino de 1921).
De aquí resulta, sin más, dicho también con el máximo respeto por el eximio psiquiatra,
que lejos de haber demostrado que la segunda parte, por ser puramente psicológica, debe
ser suprimida de "lege ferenda", pone de resalto que no es psicológica (mejor dicho
puramente psicológica) y por ello debe ser mantenida en la ley.
En otras palabras: Un paranoico homicida inmerso en un delirio sistematizado de
persecución o de celos, por ejemplo, tiene plena capacidad psicológica para adoptar
actitudes conscientes y voluntarias referidas al delito que perpetra y de hecho las adopta

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(puede tratarse de un homicidio perfectamente intencional y hasta premeditado). Delinque,
por lo tanto, con capacidad de "entender y de querer" (para usar las expresiones del
Código italiano) o con cualquier otra capacidad equivalente, incluso la nuestra de
"comprender la criminalidad" y "dirigir las acciones" de nuestro Código si fuese puramente
psicológica. A pesar de todo el paranoico no es imputable, aunque incluso concurran en
su conducta todos los ingredientes psicológicos (intelectivos o representativos y volitivos o
emocionales) del dolo. Esto demuestra paladinamente que la imputabilidad no se agota
con su contenido psicológico.
Pero, si la imputabilidad no es un simple "hecho" o "estado de hecho", y no estamos frente
a un concepto médico, biológico, psiquiátrico, ni siquiera psicológico, en sentido estricto y
agotador ¿cuál es el "plus" a través del cual el concepto desborda de lo puramente
naturalístico?
No es posible ensayar aquí una respuesta, ni siquiera esquemática por limitaciones de
tiempo y oportunidad. Por lo tanto me constreñiré a la expresión mínima de los caminos
que juzgo que es menester recorrer.
Desde luego abrigo la creencia de que el Código, especialmente a través de la fórmula de
inimputabilidad, debe reconstruirse dogmáticamente a partir de la idea del hombre como
persona, esto es, como ser espiritual cuya esencia radica en la autonomía ética de la
voluntad.
De aquí resulta la naturaleza jurídico-valorativa (y en manera alguna naturalística) del
concepto conforme a las siguientes proposiciones:
1. La imputabilidad está estrecha y funcionalmente ligada a la culpabilidad y a la medida de
la pena; y en ella repercute el carácter ético-social de ambos conceptos. De ahí que su
función primordial estriba en la afirmación de las bases personales, necesarias, mínimas y
previas, que hagan posible el ulterior juicio valorativo de culpabilidad o de reproche dirigido
al autor con motivo del acto. Está, por ello, fundamentalmente, al servicio de la valoración
del acto interior, objeto de ese juicio, como capacidad de culpa.
2. Esencialmente la imputabilidad (que integra la culpabilidad como su elemento, con
arreglo a la "teoría normativa" es capacidad personal de reprochabilidad ético- jurídica.
3. La consecuencia práctica de esa capacidad se traduce en la posibilidad real
(condicionada por la total personalidad) de obrar de otra manera, esto es, conforme a las
exigencias del derecho (actuación con sujeción al deber).
4. La naturaleza jurídico-valorativa de la imputabilidad deriva especialmente de que su
concreta verificación se conecta en última instancia con el fundamento y el fin de la pena.

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Por todo esto, discutida en un proceso penal (lo que ocurre por excepción) la imputabilidad
debe ser examinada en los tres planos o estratos que sucesivamente la integran: el
psiquiátrico, el psicológico y el normativo-valorativo.
A partir del primero no hay duda alguna de que la primera parte del texto legal reviste un
puro carácter descriptivo (naturalístico): las causas allí enumeradas han de comprobarse
por el juez a través del perito que es el único con competencia técnica para dar los
fundamentos de su negación o afirmación.
No ocurre exactamente lo mismo con la incapacidad de la segunda parte, ocasionada por
aquellas causas psiquiátricas. Ya no se trata aquí de nada semejante a un diagnóstico
retrospectivo o a una descripción naturalística, sino de la afirmación de una aptitud o
capacidad que si bien entraña algo psíquico, va, sin embargo, bastante más allá. Es más,
todavía en el ámbito psicológico las investigaciones puramente causal-explicativas deben
ceder el paso a una metodología "comprensiva" (Psicología científico-espiritual) en el
sentido de Dilthey, Spranger, Scheler.
Trascendiendo todo esto (que todavía es psicológico) esta segunda parte del texto en el
que se halla el meollo de la imputabilidad, no sólo tiene el sentido de fijar, en forma rígida y
tajante, un límite psicológico mínimo, sino que concreta un criterio de medida de la
capacidad subjetiva, normativamente exigida para ser culpable, responsable y punible.
Supone así un margen estimativo dentro del cual es preciso determinar si el sujeto posee
ciertas aptitudes psicológicas en medida tal que permita afirmar su capacidad personal de
reprochabilidad (personalidad apropiada o adecuada para el reproche en el momento del
hecho); lo que debe entrañar un genuino poder de someterse a los mandatos de la norma
y actuar conforme al derecho (conforme al deber). De esta manera la imputabilidad y sus
límites se hallan en última instancia configurados de un modo valorativo y no puramente
psicológico.
La fórmula mixta alcanza así su exacto y coherente sentido, del que efectivamente carece
si se la piensa en términos puramente psicológicos a la manera de Rojas. No es, pues,
sólo cuestión de que el perito psiquiatra afirme que un post-encefalítico no es un alienado,
o que algún paranoico actuó con capacidad psicológica de cierta índole, sino del problema,
bastante más complejo, de si esa capacidad de inteligencia, de voluntad, de comprender o
dirigir su conducta, satisface o no satisface la medida de las exigencias normativas propias
de la imputabilidad.
Es verdad, pues, que cuando de esto último se trata, el juez no está ya frente a la
comprobación de un mero "estado de hecho" susceptible de total aprehensión a través de

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las llamadas ciencias naturales, como ocurriría, por ejemplo, con la verificación judicial, a
través del perito, de un embarazo, o la muerte de un hombre, o la presencia de cianuro en
las vísceras de un cadáver. Es que la cuestión no depende únicamente de lo psiquiátrico y
psicológico, sobre todo en aquellos casos dudosos o fronterizos que son los que tienen
más substancia polémica y requieren un mayor tacto jurídico. El juicio definitivo del juez,
por el contrario, deberá acudir a puntos de vista que ya no son en absoluto psiquiátricos, ni
psicológicos, porque se trata en definitiva de un juicio que ha de formularse dentro de
coordenadas de valor que provienen, por una parte, del derecho, por la otra, del mundo
espiritual ético-jurídico de una persona humana concreta. De ese modo el problema sale y
excede considerablemente todo lo que en general sea naturalístico para ingresar en el
mundo de lo valorativo.
Esto explica el hecho muy significativo de que algunos psiquiatras (para demoler la fórmula
mixta al modo de Jurt Schneider o Rojas) al mismo tiempo que penalistas como Mezger,
Welzel, Jescheek, etc. (para desentrañar su contenido dogmático) afirmen de consumo
que es imposible la determinación "científica" (en el, plano "científico-natural", claro está)
de la capacidad de comprender la criminalidad del acto y de dirigir las acciones. La
afirmación es exactísima, precisamente porque no se trata ya de comprobaciones o
cuantificaciones empíricas o naturalísticas; de algo susceptible de medida y de
aprehensión exhaustiva en el mundo del ser natural.
Finalmente, en lo que toca a los parámetros normativos en el más estricto sentido (en cuyo
ámbito el juez no está ya vinculado a la opinión del técnico) la solución se encuentra en
estrecha dependencia de los fines del Derecho Penal; especialmente del fundamento y
finalidad de la pena, esto es, en primer lugar, de la idea de justa retribución de la culpa (a
través de la cual el acto deberá aparecer, según frase de Mezger, como "expresión
jurídicamente desaprobada de la personalidad del autor"); en segundo lugar, de la
posibilidad real de lograr los fines de la pena, y especialmente, la efectiva "readaptación
social del condenado".
En suma, más allá de cuestiones puramente descriptivas, el juez deberá preguntarse de si
está o no frente a un sujeto que efectivamente actuó con capacidad de reprochabilidad,
esto es, en presencia de una "persona humana" apta (apropiada, adecuada) para sufrir la
pena, no sólo como "justa" retribución sino también como medida "eficaz" (dentro del
margen de lo posible) para el logro de sus finalidades valiosas. Se trata en el fondo de una
proyección del juez hacia los fundamentos y hacia el telos, o sea a las ideas de justicia y
de eficacia.

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De este modo el paranoico homicida con las aptitudes psicológicas a que se refería Rojas,
así como ciertos neurópatas, e incluso algunas personalidades psicopáticas, en casos
graves y excepcionales podrán ser inimputables si es que en el momento del hecho no
pudieron comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones, en la medida de las
exigencias valorativas de la imputabilidad, como lo expuse (hace más de cincuenta años)
ante un jurado compuesto por Luis Jiménez de Asúa, Alfredo Molinario y Francisco P.
Laplaza. Y lo consagra por ejemplo el Proyecto Alternativo alemán de 1966 compuesto por
penalistas alemanes de la más eximia jerarquía científica encabezados por Jürgen
Baumann que nos ha brindado el privilegio de concurrir a estas Jornadas junto a los demás
maestros alemanes, italianos y españoles que nos acompañan.
Para concluir quiero decir que cuanto he expuesto resultará ininteligible si sigue
subsistiendo una mentalidad positivista subyacente, y, especialmente, la idea de que la
pena es reacción irracional puramente vindicativa y vaciada de todo contenido moral; o si
de algún modo sus formas más graves se asimilan a simples dispositivos físicos de
seguridad y de defensa social, equivalentes al enjuiciamiento de un animal más o menos
peligroso para la comunidad (aquella "alimaña maligna" de que alguna vez nos habló uno
de los maestros epónimos del positivismo criminológico).

Código Penal: código de fondo, sustantivo ≠ código de forma, adjetivo (ej. CPPN)

- Parte especial: cuales son las conductas humanas que configuran delito. Explica,
describe los tipos (conductas). Delitos por acción ≠ delitos por omisión (no realiza la
conducta) Dispositivos, descripciones que da el Código para explicar las conductas que
configuran un delito.
- Parte general: existe el art. 34 → aunque yo cometa una acción, desarrolle un
comportamiento puedo no ser penado. Comienza diciendo los que no son punibles: por ser
imputable (inc.1) – por causa de justificación (inc. 2 a 7).
ARTÍCULO 34: IMPUTABILIDAD → Imputar significa asignar, atribuir algo a alguien. Es la
capacidad de reproche jurídico de una persona, es decir, que pueda comprender la
criminalidad de sus actos. Para ello debe poseer una integridad biopsicológica que permita
que se lo pueda hacer responsable de una acción u omisión que devenga en una
circunstancia penalmente criminal. Implica:
- Capacidad para comprender la criminalidad del acto: En la evaluación pericial se
tendrán en cuenta variables como: el estado de las funciones que componen la conciencia;

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la capacidad intelectual; la modalidad vincular; los mecanismos defensivos.
- Capacidad para dirigir sus acciones de acuerdo a dicho entendimiento: Se evaluará
el control racional de los impulsos; las compulsiones; la tolerancia a la tensión y frustración;
el nivel de tensión interna; estado emocional.
A través de ello se podrán detectar signos de los cuales se infiera:
- Simulación: Producción voluntaria de síntomas físicos o psíquicos falsos o
exagerados con el objetivo de evidenciar patología.
- Disimulación: El sujeto intenta dar una impresión de normalidad, se exacerba el
autocontrol y la pseudo adaptación a la realidad.
- Sobresimulación: La realiza quien padece trastornos mentales cuando tiende a
prolongar los síntomas de una patología ya superada.
Se deben evaluar discrepancias entre lo exhibido por el paciente (su relato) y lo concluido
(por ejemplo, mediante las técnicas psicodiagnósticas, en especial las proyectivas, que
arrojan datos muy certeros respecto de los tres puntos antes mencionados). También se
evalúa la congruencia entre lenguaje verbal y gestual.
Trastornos mentales transitorios: Se evalúa el grado de emoción, la aparición súbita,
duración temporaria, conmoción psíquica global, teniendo en cuenta además el factor
desencadenante en la persona predispuesta. Características:
- Que haya sido desencadenada por una causa inmediata y evidenciable
- Que su aparición haya sido brusca o al menos rápida
- Que su duración haya sido breve
- Que haya surgido sobre una base de personalidad que predisponga al sujeto
Dentro de estos estados mentales transitorios hallamos:
Emoción violenta: Ficción jurídica que surge por la necesidad de contemplar casos en que
un sujeto actúa cometiendo un delito en circunstancias en que siente que él o su familia
están a merced de una situación de peligro. Se produce una perturbación de su capacidad
de síntesis, tendencia al automatismo, sin que se suprima la conciencia. Hay falta de
nitidez en la memoria y lagunas, y tendencia a la conducta impulsiva. Se trata de un
trastorno mental incompleto, y la ley contempla esto como atenuante en el actuar del sujeto
(art. 81), se prevé pena de 3 a 6 años, o prisión de 1 a 3 años.
Emoción patológica: Es un trastorno mental transitorio completo. Hay inconsciencia
transitoria, perturbación grave de la voluntad, juicio e inteligencia, automatismo, descarga
motriz, amnesia total del acto realizado. Está contemplado en el art. 34, en los
denominados estados de inconsciencia, y es un eximiente de punibilidad penal.

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Peligrosidad: Es la probabilidad de que un sujeto realice una conducta auto o
heteroagresiva, de acuerdo a sus condiciones psicofísicas. Cuando el sujeto ya la realizó
entra en lo que se llama estado peligroso, que es la probabilidad de que un sujeto vuelva a
cometer un delito. Las formas clínicas del estado peligroso son: alienación mental;
personalidades patológicas no psicóticas; ebrios habituales; toxicómanos habituales.
Según su relación con el delito pueden ser:
- Predelictual: Quien no habiendo cometido alguno tiene probabilidad de hacerlo, por
sus características psicológicas, físicas y/o sociales.
- Postdelictual: Quien ya ha cometido un delito y es probable que vuelva a hacerlo.
Según el delito y el autor:
- Puede haber ausencia o presencia de agravantes (alevosía, ensañamiento, vínculo,
premeditación, etc.)
- Puede ser primario, reincidente o habitual
- Puede haber ausencia o existencia de antecedentes policiales o judiciales
La mayor peligrosidad se da cuando hay: antecedentes del autor; delito cometido en forma
alevosa, premeditada o perversa; una personalidad patológica; y falta de signos de
arrepentimiento.
La menor peligrosidad se da cuando hay ausencia de antecedentes; un delito cometido sin
agravantes y en cambio con atenuantes (emoción violenta, estado de ebriedad), y signos
de arrepentimiento.
Los grupos de riesgo son aquellos en los que hay proclividad a realizar conductas auto o
heteroagresivas, y los índices que se evalúan son: excitabilidad, hipersensibilidad,
impulsividad, baja tolerancia a la frustración, intensa tensión, repetición de la conducta
agresiva, baja autoestima, consumo habitual de alcohol o sustancias.
Por lo tanto, el diagnóstico de peligrosidad tiene en cuenta: índices médico psicológicos
(personalidad anormal no patológica, personalidad normal patológica); índices sociales
(mundo circundante, familia, nivel de escolaridad, antecedentes laborales); e índices
legales (antecedentes policiales, judiciales).

Teoría del delito → doctrina que investiga si la conducta de una persona es un delito. Lo
hace la Fiscalía. El único que investiga el delito es el Estado. Plantea diversas condiciones
que se deben tener para ser punible:
1. Acción humana: tiene que tener discernimiento, intención y libertad.
2. Típica: que esté previsto en el Código parte especial, que esté tipificado, descripto.

53
3. Antijurídico: hace referencia a las causas de justificación. Si tengo un permiso, el hecho
es jurídico y no es punible. Si es punible es antijurídico.
4. La última condición es que tiene que ser culpable, lo que se va a buscar en el inc. 1. El
inimputable es incapaz de culpa, de ser culpable.
Ej. Una persona puede realizar una conducta sin libertad, intención y discernimiento, que
no está tipificada, ni tiene un permiso, pero no es inimputable según el inc. 1: es culpable.
La sanción penal puede ser con una pena (que es finita) y/o una medida de seguridad (ej.
internación, que puede ser infinita porque puede seguir siendo peligroso para sí o 3ros). A
veces se aplican ambas sanciones → Ej. ley 23.737/1989 (adicciones) - Art. 18: (…) Si
transcurridos dos años de tratamiento, por falta de colaboración del procesado no se
obtuvo un grado aceptable de recuperación, se reanudará el trámite de la causa y, en su
caso, podrá aplicársele la pena y continuar el tratamiento por el tiempo necesario o
mantener solamente la medida de seguridad.

La EMOCIÓN VIOLENTA es un atenuante de la pena que requiere la intervención pericial


del psicólogo. A tal respecto dice el Art. 81:
Inciso 1- Se impondrá reclusión de tres a seis años, o prisión de uno a tres años:
a) Al que matare a otro, encontrándose en un estado de emoción violenta y que las
circunstancias hicieren excusable.
b) Se refiere a la preterintención anteriormente aludida.
“Para ser excusable el estado emocional debe resultar explicable por las circunstancias
que envuelven la conmoción anímica y no la conmoción misma. La afrenta que lo provoca ,
a cuya génesis debe ser extraño el conmocionado; tiene que significar una injusticia de no
escaso relieve para el sujeto agente, idónea para producir sin más una reacción de
magnitud y que como consecuencia de tal afrenta el emocionalmente conmovido se
encuentre impelido por una causa que efectivamente para él tiene un sesgo de justicia”
( parte del fallo en la causa 210 del 20 de agosto de 1999, de la Sala primera del Tribunal
de Casación de la Provincia de Bs. As.).
“La emoción violenta, legalmente consagrada, se caracteriza por una intensísima
conmoción del ánimo, que suele desordenar los comportamientos diluyendo la capacidad
inhibitoria natural de los frenos genuinos o culturalmente adquiridos y que se trasuntan
fisiológicamente (alteraciones del pulso, la vista, el olfato, el color de la piel, la coordinación
y otros). Conjuntamente con las alteraciones corporales aparecen los síntomas
psicológicos manifestando desajustes valorativos y escasez de frenos inhibitorios capaces,

54
de comprobar la realidad circundante con una postura crítica. Para que el estallido emotivo
resulte excusable será necesario que el cuadro emocional encuentre explicación no por la
misma conmoción anímica sino por alguna circunstancia de la que, el caso, pueda
predicarse capacidad generadora de esa excepcional emoción violenta. Sea una emoción
superior a la que de por sí es propia de suponer en todo aquél que mata”.
Bonnet expresa que “…Esta violencia emocional obnubila u oscurece la conciencia
originando un verdadero estado crepuscular psíquico. La atención se torna difusa las
imágenes no se fijan por lo que la memoria evocativa es incompleta. No todo se olvida;
existen siempre “islotes mnésicos o amnésicos” respecto de detalles trascendentes o
intrascendentes vinculados con el hecho clave”. Entonces, la emoción violenta presupone
la realización de actos concientes, pues la razón de la atenuante consiste en que el sujeto
haya perdido el pleno dominio de su capacidad reflexiva y padecido una disminución de
sus frenos inhibitorios, pero no que incurra en inconciencia que es un supuesto de
involuntariedad que configura ausencia de conducta, en tanto que la emoción sólo produce
una disminución del grado de culpabilidad.

TEORÍA DEL DELITO → conducta (humana) + típica (bipicidad) + antijurídica (antijudicial)


→ Injusto Penal
conducta (humana) + típica (bipicidad) + antijurídica (antijudicial) +
culpable (culpabilidad) → Delito
La culpabilidad requiere de un presupuesto previo que es la imputabilidad.
¿QUÉ ES UN DELITO?: Art. 34 CP → No son punibles:
1º. El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus
facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconciencia,
error o ignorancia de hecho no imputables, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus
acciones.
En caso de enajenación, el tribunal podrá ordenar la reclusión del agente en un
manicomio, del que no saldrá sino por resolución judicial, con audiencia del ministerio
público y previo dictamen de peritos que declaren desaparecido el peligro de que el
enfermo se dañe a sí mismo o a los demás.
En los demás casos en que se absolviere a un procesado por las causales del presente
inciso, el tribunal ordenará la reclusión del mismo en un establecimiento adecuado hasta
que se comprobase la desaparición de las condiciones que le hicieren peligroso;
Elementos constitutivos del art. 34 inc. 1:

55
1. Elemento Temporal: “en el momento del hecho”. Art. 76 (incapacidad) y 77 (incapacidad
sobreviviente) del CPP. Art. 78 CPP: examen mental obligatorio. Art. 33, 34 y 35 (ley Nº
2.303 CPP CABA).
2. Componente psiquiátrico: “insuficiencia (ej. oligofrenia), alteración morbosa (ej.
psicosis y demencias), estados de incc (ej. confusión mental, ebriedad aguda, epilepsia,
ebriedad del sueño-cuando una persona está en el sueño profundo y un sonido exterior lo
fuerza a despertar-, emoción inconciencia-trastorno mental transitorio → suspensión
judicativa-, etc.)”. Estados de cc: es un darse cuenta, es un influjo de viviencias con
percepción y registro de las mismas. Dos componentes: estructura (intensidad y la
amplitud del campo) – contenido (mundo exterior e interior). Alteraciones de interés
psicoforense y médicolegal: obnubilación (se pierde la luz del campo) - estrechamiento
(hay actividad automática sin registro de memoria, con retracción del campo y distribución
del conocimiento del mundo) – estado crepuscular (estado semejante al sueño, se lo
puede observar en las reacciones psicogénas y orgánicas, así como en la epilepsia
temporal).
3. Componente psicológico: “comprender la criminalidad: conocer-entender-comprender-
calorar-comparar-criticar; condicionamiento socio-cultural (percepción social del delito)” -
“dirigir las acciones”
4. Componente Jurídico: “error o ignorancia” Peligrosidad psicopatológica, jurídica, social.
5. Elemento Criminológico: “peligrosidad”
Quienes no son punibles por ser inimputables en el momento del hecho, por
insuficiencia (…)
Del inc. 2 al 7 plantea que no son punibles porque tienen un permiso para delinquir
→ “causas de justificación”
2º. El que obrare violentado por fuerza física irresistible o amenazas de sufrir un mal grave
e inminente;
3º. El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño;
4º. El que obrare en cumplimiento de un deber o en el legítimo ejercicio de su derecho,
autoridad o cargo;
5º. El que obrare en virtud de obediencia debida;
6º. El que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las
siguientes circunstancias:
a) Agresión ilegítima;
b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla;

56
c) Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.
Se entenderá que concurren estas circunstancias respecto de aquel que durante la noche
rechazare el escalamiento o fractura de los cercados, paredes o entradas de su casa, o
departamento habitado o de sus dependencias, cualquiera que sea el daño ocasionado al
agresor.
Igualmente respecto de aquél que encontrare a un extraño dentro de su hogar, siempre
que haya resistencia;
7º. El que obrare en defensa de la persona o derechos de otro, siempre que concurran las
circunstancias a) y b) del inciso anterior y caso de haber precedido provocación suficiente
por parte del agredido, la de que no haya participado en ella el tercero defensor.

UNIDAD IX: La Psicología aplicada al campo jurídico del testimonio. Confiabilidad de los
testigos y testigos víctimas. Veracidad de los testimonios. Antecedentes históricos.
Desarrollo actual. Límites y posibilidades. Labor del Psicólogo.
PSICOLOGIA DEL TESTIMONIO → Conjunto de conocimientos que basados en los
resultados de las investigaciones de los campos de la Ps Experimentel y Ps Social,
intentan determinar la calidad de los testimonios sobre los delitos, accidentes o sucesos
cotidianos que prestan los testigos. Disciplina dentro de la Ps Juridica. Fin: estudio de
factores que influyen en la veracidad y exactitud del testimonio.
TESTIMONIO → Relato de memoria que un testigo realiza sobre hechos previamente
presenciados. Toda información que es aportada sobre un suceso. Prueba principal en los
juicios. Puede tener falsas informaciones no intencionadas por parte de los declarantes.
Causados por factores que intervienen en el momento del suceso como en la posterior
elaboración de la información.
VARIABLES QUE AFECTAN LA CONFIABILIDAD DEL TESTIMONIO:
MODIFICACIONES EN LA MEMORIA DEL TESTIGO PRODUCIDAS POR:
 MANERA DE FORMULAR LAS PREGUNTAS DURANTE EL INTERROGATORIO.
 LA FORMULACION DE HIPOTESIS DE LOS ABOGADOS .
 DETERIORO QUE SUFRE EL RECUERDO POR EL PASO DEL TIEMPO.
FACTORES RELACIONADOS CON:
 EL SUCESO
 LA EVALUACION DEL HECHO
 INFLUENCIA DEL ENTREVISTADOR SOBRE EL TESTIMONIO
DOS VARIABLES:

57
• 1) LIMITACIONES EN EL PROCESAMIENTO HUMANO DE LA INFORMACION,EN
LOS NIVELES SECUNDARIOS,ATENCIONALES Y DE MEMORIA.
• 2) LOS METODOS EMPLEADOS PARA OBTENER INFORMACION DE LOS
TESTIGOS.
SISTEMA DE EVALUACIÓN GLOBAL S.E.G:
- Procedimiento de detección de la mentira y el engaño en procesos judiciales.
-Resultado de un compendio de diversas estrategias de análisis de la fiabilidad y validez de
la declaración, de la huella psicológica y la simulación de la misma.
9 TAREAS S.E.G:
1. Obtención de la declaración
2. Repetición de la obtención de la declaración
3. Contraste de las declaraciones recabadas en el proceso judicial
4. Análisis de contenido de las declaraciones referidas a los hechos.
5. Análisis de la fiabilidad de las medidas
6. Medidas de las secuelas clinicas del hecho traumático
7. Evaluación de la declaración de los actores implicados
8. Análisis de la personalidad y capacidades de los actores implicados.
9. Implicaciones para la presentación del informe
¿QUÉ ES UN JUICIO? El Sistema judicial—formado por = juicios legales + sentencias
judiciales.
Descansan en las dos dimensiones basicas formuladas por los Modelos de Integracion de
la Informacion=La fiabilidad y la validez.
• Evaluación de las pruebas.
• Basados en un conjunto de creencias sobre las pruebas.
• No toda creencia contribuye por igual a la valoración de la prueba.
• La contribución es el resultado de la estimación de la fiabilidad y validez de la
creencia.
• La fiabilidad esta definida por la credibilidad de los testigos.
• La validez dada por la relevancia de la prueba para el juicio a llevar a cabo.
• La credibilidad de los testigos aporta el valor escalar mas elevado en el juicio
• La estimación de la credibilidad de un testimonio = apreciación de la exactitud que el
testigo le inspira al evaluador y le induce a creer en que los hechos sucedieron tal y
como declara.

58
ESTIMACIÓN DE LA CREDIBILIDAD - DOS MODELOS:
-Modelo subjetivo o social: recurso o indicadores subjetivos no validos científicamente de
credibilidad
-Modelo objetivo o científico: presupone la asunción de criterios empíricos de credibilidad.
-En la practica judicial jueces, magistrados jurados, se sirven de criterios subjetivos para la
estimación de la credibilidad de los testimonios que no son eficaces en la correcta
clasificacion de la exactitud del testimonio.
OBTENCIÓN DE LA DE LA DECLARACIÓN: Herramientas fundamentales: interrogatorios
y entrevistas. Su éxito depende:
1-Pericia del entrevistador
2-Colaboración entrevistado
3-Tiempo del suceso
4-Tipo de entrevista
INTERROGATORIOS: Instrumento por excelencia. Sin embargo, la declaración obtenida
no es productiva para la aplicación de los sistemas de análisis de la credibilidad basado en
el contenido de las declaraciones.
ENTREVISTAS: - No todas son validas: dirigidas o semidirigidas pueden introducir
información engañosa.
• Distorsiones de la información introducidas por el entrevistador.
• Se recomienda: entrevistas en formato narrativo de discurso libre, tal como la
cognitiva.
ENTREVISTA COGNITIVA: Comprende 4 técnicas generales de recuperación de
memoria:
1- Reinstauración de contextos: Reconstruir mentalmente contexto físico y mental que
existieron en el momento del hecho.Tener en cuenta: a)Elementos emocionales y
secuenciales; b)Características perceptuales. Principio de codificación especifica de Tulvin:
la información contextual de un suceso se codifica junto con el evento y se conecta
asociativamente.
2. Recuerdo libre: Narrar todo lo sucedido. Se obtiene primera versión. Declaración
narrativa. Procurar ambiente propicio.
3. Cambio de perspectiva: ponerse en lugar de la victima, otro testigo o del sospechoso. Se
basa en estudios de Bower (1967). Al imaginarse los personajes de una historia recuerdan
mas detalles propios. Segunda versión.

59
4. Recuerdo en orden inverso: que lo narre en un orden diferente.
TÉCNICAS SUPLEMENTARIAS DE LA ENTREVISTA COGNITIVA: - Gimnasia
memorística
• Nombres: recordar primera letra del nombre
• Objetos: describirlos
• Conversaciones y características del habla
• Numero de matriculas de autos
FISHER Y GEISELMAN PROPONEN UNA NUEVA VERSIÓN - 11 FASES:
1 Presentaciones y personalización de la entrevista
2 Establecimiento de la comunicación
3 Explicación del propósito de la entrevista
4 Reinstauración de contextos
5 Recuerdo libre
6 Preparación para el interrogatorio
7 Interrogatorio compatible con el testigo (secuencia de memorias diferentes. E ajustarse)
8 Recuerdo desde diferentes perspectivas
9 Recuerdo en orden inverso
10 Resumen (Lo realiza en función del relato)
11 Cierre
ENTREVISTA COGNITIVA A NIÑOS TESTIGOS: CONSIDERACIONES: - OBJETIVO:
aumentar informacion recuperada
• En tareas de recuerdo libre recuperan significativamente menos info que los
adultos. Se incrementan los detalles con la edad. Si el contexto es familiar las
habilidades de memoria son superiores a un contexto desconocido.
• Previamente a la entrevista se recomiendo recabar info. Sobre el estado evolutivo,
nivel de lenguaje , maduración física, social y sexual
PROTOCOLO DE ACTUACIÓN - 4 FASES:
1. Entendimiento y compenetración (de importancia trascendental para la obtención del
testimonio. Que el niño se relaje y se sienta cómodo para una buena comunicación.
Informarle de lo que se espera que haga)
2. Recuerdo libre
3. Interrogatorio ( Orden= preguntas abiertas, especificas pero no sugestivas, cerradas
y profundas)

60
4. Conclusión (recapitulación , en la que se indaga utilizando el lenguaje adaptado a la
evolución del niño. Se pretende establecer un nivel de angustia y tensión
normalizados)
PROCEDIMIENTOS COMPLEMENTARIOS DE ACTUACION: Si proporciona info sobre
conceptos no operativizados por el menor ej estimación de tiempo, longitud se los compara
con otros referentes bien establecidos. Utilización de lenguaje complementarios. Trazos
de dibujos, boligrafos,etc
¿CUÁL UTILIZAR?: La diferencia básica de la entrevista cognitiva o el protocolo para
menores esta en las habilidades cognitivas que se le exijan al menor.
ENTREVISTA COGNITIVA A PERSONAS DISCAPACITADAS:
- Se necesitan mas investigaciones.
 Se recupera un 32% mas de info correcta pero aumenta significativamente las
confabulaciones.
 Aspectos a evitar:
• Preguntas sugestivas
• Presión indebida que lo conduzca a fabular
• Preguntar repetidamente sobre un punto
• Que el entrevistador no se precipite a etiquetar el lenguaje de pobre o ambiguo.
• Que el entrevistador ofrezca descripciones a los testigos que tienen dificultad de
encontrar sus propias palabras
• Proporcione alternativas de respuesta cerradas
• Cuando el testigo utilice una muletilla, el entrevistador debe proceder de modo que
no se quede sin información
• No ignorar un fragmento previo de info proveniente del testigo que no se ajuste con
el hecho
El sistema jurídico prevé la obligación general de declarar: la LECrim en el Articulo 410, fija
que toda persona que viva en el territorio español, nacional o extranjero esta obligado a
concurrir al llamamiento judicial para declarar. Pero asimismo también esclarece una serie
de exenciones a la obligación a declarar entre los que se incluye los incapacitados físicos o
moralmente (V Art.417, parr.3)
El procedimiento empieza con la cumplimentación de las escalas de Wechsler,
generalmente el WAIS. Esto nos proporciona info de la capacidad intelectual del individuo
e indicador de lesión cerebral.

61
No toda lesión cerebral incapacita a los sujetos paras declarar. Hay que identificar las
áreas lesionadas.
Tras la evalución global deberá realizarse una evaluación de la adecuación del testimonio y
bajo que condiciones se podría obtener un testimonio fiable.
ENTREVISTA CLÍNICO-FORENSE:
Fuente de obtención de info con implicaciones para la fiabilidad de un testimonio
procede del ámbito clínico.
 Llevada a cabo por entrevistador entrenado y con conocimientos de psicopatología.
 Se le pide al sujeto que relate en un discurso narrativo libre, los síntomas, conductas
y pensamientos que tienen en el momento presente en comparación con el estado
al hecho.
 Si el sujeto no responde por motu proprio le será requerido que informen sobre sus
relaciones familiares, sociales y laborales por medio de preguntas abiertas, de
acuerdo al eje V del DSM-IV-TR(AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION,2002)
 Entrevista no interrogatoria, es no directiva y orientada a la reinstauración de
contextos= entrevista abierta en formato de discurso libre + reinstauración de
contextos
 Procedimiento mas fiable en : simulación de un trastorno de estrés post traumático
logado a una falsa agresión sexual e intimidación, violencia de genero, accidente de
trafico y trastorno mental no imputable.
La info se graba y procesa en análisis de contenidos de la misma.
HUELLA PSÍQUICA DEL DELITO - DETECCIÓN DE LA SIMULACIONES LA
EVALUACIÓN CLÍNICA:
• Para la medida de la Huella Psíquica y el control de la simulación Arce, Fariña
y Pampillon (2002) crearon PROTOCOLO DE ACTUACION , en función de las
respuestas y estrategias de los simuladores.
• Victimización: haber sido objeto de un delito y consecuencias de es acto.
• La huella psíquica y de memoria en una evaluación pericial pueden convertirse en
prueba de cargo.
a) Evaluación psicométrica del daño psíquico= MMPI. Sustituto checklist SCL-90R
Reconocimiento de síntomas.
Entrevista Clínico-Forense
b) Análisis de la consistencia interna de las medidas, de control en los instrumentos
psicométricos y en la entrevista analisis de su contenido.

62
c) Dos evaluadores por separado, para contrastar la consistencia inter-evaluador
d) Estudio de la fiabilidad de la evaluación
e) Control de falsos positivos, enfermos reales.
f) Anamnesis
g) Estudio psicológica. Evaluación biológica
h) Realizar una medida no relacionada con el caso, de valores o personalidad para
descartar intento de manipulación
 Probablemente simulador o probablemente no simulador

● ARCE, R. & FARIÑA, F. (2005). PERITACIÓN PSICOLÓGICA DE LA CREDIBILIDAD


DEL TESTIMONIO, LA HUELLA PSÍQUICA Y LA SIMULACIÓN: EL SISTEMA DE
EVALUACIÓN GLOBAL. PAPELES DEL PSICÓLOGO, 26, 59-77: La formación de juicios
legales y la subsecuente plasmación de los mismos en sentencias judiciales, que
constituyen la pieza angular del Sistema Judicial, descansan en las dos dimensiones
básicas formuladas por los Modelos de Integración de la Información: la fiabilidad y la
validez. Sucintamente, un juicio es una evaluación de las pruebas en una dimensión. Los
juicios están basados en un conjunto de creencias sobre las pruebas (v. gr., inferencias
sobre los motivos del acusado, las capacidades) que son relevantes para la dimensión de
evaluación, de tal modo que cada creencia tiene un peso que incide en la evaluación de la
prueba para la dimensión de juicio. Este peso es conocido como el valor escalar de la
creencia. Ahora bien, no toda creencia contribuye por igual a la valoración de la prueba.
Dicha contribución es el resultado de la estimación de la fiabilidad y validez de la creencia.
La fiabilidad en la Sala de Justicia viene definida fundamentalmente por la credibilidad de
los testigos. Por su parte, la validez está determinada por la relevancia de la prueba para el
juicio a llevar a cabo. No obstante, la credibilidad de los testigos aporta el valor escalar
más elevado en el juicio alcanzado tanto por jurados como por jueces y es la pieza clave
para alcanzar juicios contrapuestos (p. e., la asignación de una alta credibilidad al
testimonio de la víctima es un predictor muy robusto de culpabilidad en tanto la falta de
credibilidad en el testimonio de la víctima pronostica fehacientemente un juicio de
inocencia). La estimación de la credibilidad de un testimonio viene a ser la apreciación de
la exactitud que el testigo o una parte de su declaración le inspira al evaluador y le induce
a creer que los hechos sucedieron tal y como declara. Para la estimación de la credibilidad
se han formulado dos modelos: el modelo subjetivo o social y el modelo objetivo o
científico. Por modelo social se entiende el recurso a indicadores subjetivos no validados

63
científicamente de credibilidad, en tanto el modelo objetivo presupone la asunción de
criterios empíricos de credibilidad. En la práctica judicial diaria tanto los expertos, esto es,
jueces y magistrados como los legos en derecho, o sea, jurados se sirven de criterios
subjetivos para la estimación de la credibilidad de los testimonios que no son eficaces en la
correcta clasificación de la exactitud del testimonio. Por ello, la Sala de Justicia ha de
acudir a técnicos que valoren de un modo empírico la credibilidad de los testigos mediante
técnicas productivas y científicamente validadas. Al respecto, una revisión de la literatura
puso de manifiesto que los procedimientos llevados a cabo por psicólogos basados en el
análisis de contenido de las declaraciones eran los más efectivos, clasificando
correctamente, en contextos de simulación (o sea, con testigos simulados en casos de
laboratorio), entre el 65% y el 85% de las declaraciones, en tanto que en estudios de
campo (esto es, en condiciones de realidad) la eficacia llegaba al 100%. No obstante,
estos instrumentos presentan algunas limitaciones que es preciso encarar. Primera, las
categorías de los diversos procedimientos propuestos para el análisis de contenido no son
homogéneas inter-sistemas. Segunda, no suelen cubrir a todo tipo de testigos
(generalmente se proponen para niños). Tercera, estos procedimientos no van
acompañados de protocolos de actuación, a la hora de obtener la declaración, adecuados
para cada contexto (menores, adultos, discapacitados). Cuarta, dichos procedimientos no
analizan la totalidad de la tarea judicial (se suelen centrar en la supuesta víctima, obviando
al supuesto agresor, que puede ser la víctima real). Quinta, los mismos no se orientan a la
búsqueda de la huella psicológica del crimen: el trastorno de estrés postraumático. Sexta,
no incluyen metodologías adecuadas para la evaluación clínica en el contexto forense en el
que debe sospecharse simulación, esto es, la mentira clínica. Séptima, los sistemas
basados en el análisis de contenido de las declaraciones propuestos para el estudio de la
credibilidad son técnicas semi-objetivas que precisan ajustarse para alcanzar una mayor
objetividad. Partiendo del estado de la literatura sobre la evaluación empírica de la
credibilidad del testimonio y con el objetivo de afrontar las limitaciones previamente
enumeradas, hemos creado (Arce y Fariña, 2002, 2005, en prensa) un protocolo
psicológico forense, fruto de numerosos estudios propios y de la práctica profesional, en el
que abordan la tarea en su totalidad, el Sistema de Evaluación Global. Para su desarrollo
revisaremos inicialmente y de un modo somero los protocolos de obtención de la
declaración, que constituyen requerimientos sine qua non se pueden aplicar los sistemas
categoriales de análisis de contenido. Posteriormente, presentaremos los sistemas de
análisis de la credibilidad basados en el análisis de contenido más productivos y efectivos.

64
En tercer lugar presentaremos un protocolo de evaluación de la huella psíquica del acto
delictivo y de la detección de la simulación. Finalmente, integraremos todo ello en un
procedimiento adaptado al contexto legal español que evalúa la realidad de la huella de
memoria y la huella psíquica con el control de la simulación: el Sistema de Evaluación
Global.
LA OBTENCIÓN DE LA DECLARACIÓN
Las herramientas fundamentales para la obtención de información de los testigos son los
interrogatorios y entrevistas. Es bien sabido que el éxito de dicha entrevista o interrogatorio
va a depender de factores tales como la pericia del entrevistador, el grado de colaboración
del entrevistado, el tiempo transcurrido desde el suceso, y, evidentemente, del tipo de
entrevista. Los interrogatorios conforman el instrumento por excelencia de la obtención del
testimonio en las actuaciones policiales y judiciales, pero la declaración obtenida mediante
éstos no es productiva para la aplicación de los sistemas de análisis de la credibilidad
basados en el contenido de las declaraciones. Asimismo no todos los tipos de entrevista
son válidas para estos fines. De facto, las entrevistas dirigidas o semidirigidas pueden
introducir información engañosa en las narraciones de los eventos de personas sinceras,
de modo que las distorsiones no serían fruto de la mentira, sino de la información
introducida por el entrevistador. En consecuencia, se precisa de entrevistas en las que el
entrevistador no mediatice la información a recuperar por el testigo. Las entrevistas en
formato narrativo de discurso libre, tal como la entrevista cognitiva, se ajustan a estas
demandas. Sobre éstas, Köhnken, Milne, Memon y Bull (1999), tras una revisión de la
literatura, observaron que facilitaban una mayor tasa de recuperación de información,
sobre todo correcta (36%), pero también incorrecta (17,5%). Ahora bien, esto no significa
que la exactitud global sea mayor en un tipo de entrevista que en otro. De hecho, el
porcentaje promedio de información correcta es en el formato de entrevista policial (esto
es, interrogativa) del 82%, en tanto en la entrevista cognitiva se cifra en el 84%. En esta
línea se han propuesto formatos de entrevista narrativa ajustados al contexto y a las
capacidades del entrevistado. A continuación revisamos brevemente cada uno de ellos.
LA ENTREVISTA CLÍNICO-FORENSE
Una última fuente de obtención de información con implicaciones para la fiabilidad de un
testimonio procede del ámbito clínico. Los instrumentos usuales de medida clínica están
desarrollados sobre la base de que estamos ante un paciente. Por tanto, no tiene interés el
estudio de la simulación. Por ello, las entrevistas estructuradas o semi- estructuradas, al
igual que los listados de síntomas e instrumentos de medida psicométricos, no cumplen

65
con el propósito de controlar la simulación de un trastorno mental al propiciar información
que la facilita. Por ejemplo, ante la pregunta ¿tiene usted dolores de cabeza?, el sujeto
simulador tiene ante sí un efecto facilitador de respuesta de simulación. Este tipo de
preguntas proporcionan al sujeto un camino conducente para la selección de los síntomas
asociados a una determinada enfermedad psíquica, con lo que ya sólo sería suficiente que
tenga la habilidad precisa para discriminar entre ítem pertenecientes a una patología u
otra. Al respecto, los datos muestran que no hay referencias basadas en la entrevista
clínica tradicional que lleguen al diagnóstico de simulación, a la vez que los sujetos son
capaces de simular efectivamente una enfermedad y discriminarla de otras. Si bien
algunos instrumentos psicométricos cuentan con escalas del control de validez de los
datos del registro, no son prueba suficiente para establecer fehacientemente simulación
porque: a) el diagnóstico de simulación es compatible con la formulación de otras hipótesis
alternativas, b) no clasifica correctamente a todos los simuladores, y c) no proporcionan
diagnósticos sino impresiones diagnósticas. En consecuencia, la toma de decisiones
fundada única y exclusivamente en estos instrumentos deja la puerta abierta a la comisión
sistemática de dos tipos de errores: falsos positivos (catalogar a enfermos reales como
simuladores) y errores de omisión (no detectar como simuladores a sujetos que realmente
están simulando). Todo ello ha llevado a que se proponga, a fin de minimizar estas fuentes
de error, la adopción de una estrategia de evaluación multimétodo. En este contexto, es
donde tiene cabida una entrevista de orden clínico que permita un diagnóstico y sirva de
contraste a los datos obtenidos por otros métodos. Así, hemos concretado lo que
denominamos Entrevista Clínico-Forense. La entrevista, llevada a cabo por un
entrevistador entrenado y con conocimientos de psicopatología, consiste en pedir a los
sujetos que relaten en un discurso narrativo libre los síntomas, conductas y pensamientos
que tienen en el momento presente en comparación con el estado anterior al delito (esto
es, EEAG en el eje V del DSM-IV-TR). Si los sujetos no responden de motu propio, les
será requerido por medio de preguntas abiertas, de acuerdo con el eje V del DSM-IVTR
(American Psychiatric Association, 2002), que informen igualmente sobre sus relaciones
familiares (EEGAR); relaciones sociales (EEASL) y relaciones laborales (EEASL). Con este
procedimiento, se solicita a los sujetos la ejecución de una tarea de conocimiento de los
síntomas que padecen en tanto con las entrevistas estructuradas, semi-estructuradas,
listados de síntomas e instrumentos psicométricos desempeñan una tarea de
reconocimiento de síntomas. Es por ello que la entrevista no es en formato de
interrogatorio, sino no directiva y orientada a la reinstauración de contextos. O sea,

66
seguimos el procedimiento de entrevista abierta y en formato de discurso libre seguida de
una reinstauración de contextos. Este procedimiento de entrevista se mostró fiable, válido y
productivo en la detección de simulación de un trastorno de estrés postraumático ligado a
una falsa agresión sexual e intimidación, violencia de género, accidente de tráfico y de un
trastorno mental no imputable. La obtención de esta información clínica debe ser grabada y
procederse al análisis de contenido de la misma. Las categorías de análisis son los
síntomas descritos en el DSM-IV-TR. Así, creamos un sistema categorial mutuamente
excluyente, fiable y válido, en lo que Weick (1985) ha denominado sistemas de categorías
metódicas. Una vez construidas las hojas de registro se marcan los diferentes síntomas
detectados. Si bien la gran mayoría de los síntomas, incluidos los más adversos, pueden
ser informados directamente por los sujetos, algunos sólo pueden observarse. En
consecuencia, la detección de las categorías responde a dos métodos complementarios:
expresión directa del sujeto e inferencias de los codificadores tras analizar los protocolos.
Por ejemplo, el deterioro de memoria puede ser manifestado directamente por el sujeto o
ser inferido por el codificador tras la entrevista.
EN BUSCA DE LA VERDAD: ANÁLISIS DE CONTENIDO DE LA DECLARACIÓN
La revisión y puesta en común de la literatura sobre análisis de contenido de las
declaraciones nos han llevado en el Sistema de Evaluación Global a fraccionar la
estimación de la credibilidad de las declaraciones de los testigos en función de dos
parámetros: la validez y la fiabilidad. La validez sirve para establecer la admisibilidad de la
prueba para el análisis de contenido en tanto la fiabilidad se relaciona con los indicios de
realidad contenidos en la declaración.
ANÁLISIS DE LA VALIDEZ DE LA DECLARACIÓN
El estudio de la validez como prueba de la declaración se aborda a partir del procedimiento
completo (v. gr., declaraciones ante la policía o juez, otros testimonios, otras pruebas
insertas en el procedimiento) y de las grabaciones de las declaraciones prestadas ante los
peritos. Dos son los sistemas que dan entrada a un análisis sistemático de la validez de las
declaraciones: El SRA y el SVA. El SRA, Statement Reality Analysis, aborda el estudio de
la validez de la declaración a través de las siguientes categorías:
a) Criterios negativos o de control:
- Carencia de consistencia interna (contradicciones).
- Carencia de consistencia con las leyes de la naturaleza o científicas.
- Carencia de consistencia externa (discrepancia con otros hechos incontrovertibles).
b) Criterios derivados de las secuencias de declaraciones:

67
- Carencia de persistencia (estabilidad en el tiempo y contextos).
- Declaración inconsistente con la anterior.
Por su parte, el SVA, Statement Validity Analysis, recoge las siguientes categorías de
evaluación:
a) Características psicológicas:
- Adecuación del leguaje y conocimientos.
- Adecuación del afecto.
- Susceptibilidad a la sugestión.
b) Características de la entrevista:
- Preguntas coercitivas, sugestivas o dirigidas.
- Adecuación global de la entrevista.
c) Motivación:
- Motivos del informe.
- Contexto del informe o declaración original.
- Presiones para presentar un informe falso.
d) Cuestiones de la investigación:
- Consistencia con las leyes de la naturaleza.
- Consistencia con otras declaraciones.
- Consistencia con otras pruebas.
Como sistema de evaluación global de la declaración proponen el mejor ajuste a una de
las siguientes categorías: creíble, probablemente creíble, indeterminado, probablemente
increíble o increíble.
LA FIABILIDAD DE LA DECLARACIÓN
El estudio de la fiabilidad de las declaraciones, esto es, la búsqueda de criterios de
realidad en los contenidos de las declaraciones, que se lleva a cabo a partir de las
grabaciones de las declaraciones prestadas ante los peritos, ha conformado la gran
aportación de la Psicología Forense a la valoración de la prueba. Tres son los sistemas
categoriales, basados en el análisis de contenido, propuestos que se han mostrado
productivos y efectivos en la estimación de la fiabilidad de la prueba: el Reality Monitoring,
el SRA y el CBCA. El Reality Monitoring, en la propuesta seminal, establece que las
declaraciones verdaderas contienen más atributos contextuales (espacio-temporales) y
sensoriales (sonidos, olores, etc.) en tanto las fabricadas incluyen más operaciones
cognitivas, esto es, información idiosincrásica (por ejemplo, yo pensé, recuerdo ver, me
sentía nervioso). Spörer (1997) amplió a ocho la lista de criterios: claridad (claridad, viveza

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en vez de vaguedad), información perceptual (información sensorial tal como sonidos,
gustos o detalles visuales), información espacial (lugares, ubicaciones), información
temporal (ubicación del evento en el tiempo, descripción de secuencias de eventos), afecto
(expresión de emociones y sentimientos sentidos durante el evento), reconstrucción de la
historia (plausibilidad de reconstrucción del evento tras la información dada), realismo
(plausibilidad, realismo y sentido de la historia) y operaciones cognitivas (descripciones de
inferencias hechas por otros durante el evento). Los siete primeros se vinculan a veracidad
y el octavo a falsedad, resultando más efectiva esta nueva recategorización. El contraste
de los resultados de la declaración con las prescripciones del modelo es el procedimiento
habitual de validación del origen de los atributos de memoria, pero ésta también puede
llevarse a cabo a través de un proceso de razonamiento que implica el análisis de las
características cualitativas del trazo, las características de los trazos relacionados, y las
suposiciones mnésicas.
El SRA (Undeutsch, 1967, 1988), también contiene categorías para la evaluación de la
realidad de la declaración.
Éstas son:
a) Criterios generales, fundamentales:
- Anclaje, fijación espacio-temporal (concreción de la acción en un espacio y tiempo).
- Concreción (claridad, viveza).
- Riqueza de detalles (gran cantidad de detalles en la narración).
- Originalidad de las narraciones (frente a estereotipos o clichés).
- Consistencia interna (coherencia lógica y psicológica).
- Mención de detalles específicos de un tipo concreto de agresión sexual.
b) Manifestaciones especiales de los criterios anteriores:
- Referencia a detalles que exceden la capacidad del testigo (que van más allá de su
imaginación o capacidad de comprensión).
- Referencia a experiencias subjetivas (sentimientos, emociones, pensamientos, miedos).
- Mención a imprevistos o complicaciones inesperadas.
- Correcciones espontáneas, especificaciones y complementaciones durante la
declaración.
- Autodesaprobación (declaración en contra de su interés).
Con todos estos criterios de decisión se procede a una evaluación conjunta, en la que los
dos factores criterios generales y manifestaciones especiales de los criterios generales
ponderan positivamente hacia la veracidad,esto es, la presencia de estos criterios indica

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que la declaración es verdadera, pero su ausencia no implica que sea falsa. Por su parte,
la presencia de los criterios de validez los criterios de control y los criterios derivados de
las secuencias de declaraciones restarían valor de verdad a la declaración. En todo caso,
debe tenerse presente que cada criterio tiene un peso limitado en la determinación
categórica (verdadera vs. falsa) o del grado en que una declaración representa algo vivido
por el testigo. Además, prescribe el seguimiento de cuatro máximas en la determinación de
si la narración describe un evento real o no:
- La intensidad o grado de las manifestaciones en los diferentes criterios.
- El número de detalles de la narración que se relacionan con un criterio (o más).
- Las capacidades del declarante para informar (edad, inteligencia, sugestión).
- Las características del evento narrativo (p. e., complejidad, relevancia).
En 1994, Steller y Köhnken propusieron, a partir de las aproximaciones anteriores, un
sistema integrado de categorías que tiene por objeto la evaluación de las declaraciones de
menores víctimas de abusos sexuales. El CBCA consta de cinco categorías principales con
19 criterios a evaluar, que son:
a) Características generales:
- Estructura lógica (coherencia y consistencia interna).
- Elaboración inestructurada (presentación desorganizada).
- Cantidad de detalles (abundancia de detalles o hechos distintos).
b) Contenidos específicos:
- Engranaje contextual (ubicación de la narración en un espacio y tiempo).
- Descripción de interacciones (cadena de acciones entre el testigo y otros actores).
- Reproducción de conversaciones (réplica de conversaciones).
- Complicaciones inesperadas durante el incidente (por ejemplo, interrupción imprevista).
c) Peculiaridades del contenido:
- Detalles inusuales (detalles con baja probabilidad de ocurrencia).
- Detalles superfluos (detalles irrelevantes que no contribuyen significativamente a los
hechos).
- Incomprensión de detalles relatados con precisión (explicitación de detalles que el menor
no comprende pero realmente sí tienen sentido).
- Asociaciones externas relacionadas (inclusión de información externa a los hechos en sí
pero relacionada con ellos, tal como en una agresión sexual recordar conversaciones
anteriores sobre este tema).

70
- Relatos del estado mental subjetivo (referencias a sentimientos, emociones o cogniciones
propias).
- Atribución al estado mental del autor del delito (referencias al estado mental del agresor y
atribución de motivos).
d) Contenidos referentes a la motivación:
- Correcciones espontáneas (correcciones espontáneas o mejoras de la declaración).
- Admisión de falta de memoria (reconocimiento de lagunas de memoria).
- Plantear dudas sobre el propio testimonio.
- Auto-desaprobación (actitud crítica sobre su propia conducta).
- Perdón al autor del delito (la declaración de la víctima favorece al acusado, o evitación de
más acusaciones).
e) Elementos específicos de la agresión:
- Detalles característicos de la ofensa (descripciones que contradicen las creencias
habituales sobre el delito).
Estos criterios de contenido pueden analizarse como presentes o ausentes, o puntuarse en
cuanto a fuerza o grado en que aparecen en la declaración. En cualquier caso, éstos, si se
manifiestan, se interpretarán en el sentido de que la declaración es verdadera en tanto que
de su ausencia no puede desprenderse que sea falsa. Sobre el punto de corte para
discriminar entre declaraciones propias o no de realidad, Steller (1989) encontró que las
declaraciones verdaderas contenían, al menos, 7 criterios de veracidad.
EL SISTEMA DE EVALUACIÓN GLOBAL
El Sistema de Evaluación Global (SEG) se estructura en torno a 9 tareas que se describen
y justifican brevemente a continuación: obtención de la declaración, repetición de la
declaración, contraste de las declaraciones recabadas a lo largo del procedimiento judicial,
análisis del contenido de las declaraciones, análisis de la fiabilidad de las medidas, medida
de las secuelas clínicas del hecho traumático, evaluación de la declaración de los actores
implicados, análisis de la personalidad y capacidades de los actores implicados, y,
finalmente, implicaciones para la presentación del informe. Las tareas a ejecutar están
mediadas por el caso a evaluar (p. e., si en un caso no es posible la evaluación del
acusado, esa fase no se lleva a cabo). Las fases en la versión más completa del sistema
son:
a) Obtención de la declaración (la huella de memoria).
b) Repetición de la obtención de la declaración.
c) Contraste de las declaraciones recabadas en el proceso judicial.

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d) Análisis de contenido de las declaraciones referidas a los hechos.
e) Análisis de la fiabilidad de las medidas.
f) Medida de las secuelas clínicas del hecho traumático.
g) Evaluación de la declaración de los actores implicados.
h) Análisis de la personalidad y capacidades de los actores implicados.
i) Implicaciones para la presentación del informe.

UNIDAD XII: Capacidad. Insanias e Inhabilitaciones. Determinación de Curadores.


Aspectos legales. Tarea pericial y asistencial del Psicólogo. Aspectos conceptuales y
puntuales de la actuación del Psicólogo en el campo de la Accidentología. Daño psíquico y
daño moral: aspectos legales. Concepto de enfermedad profesional y concausa.
● CASTEX, M. (2007). EL DAÑO EN PSICOPSIQUIATRÍA FORENSE: El concepto de
“daño psíquico”, distinguiéndolo por completo del llamado “agravio o daño moral”,
separándolo así del sufrimiento que conlleva toda incapacitación física. El daño psíquico
tal cual se lo utiliza en el lenguaje corriente, universitario o no, puede ser una cosa, y el
daño psíquico en la especialidad médico legal y psicológico forense, ser otra muy diversa,
variando en esta precisa diferenciación el concepto de daño. El termino daño en el
Diccionario de la Real Academia Española, remitiendo al vocablo latino “damnum”, hácese
referencia al “efecto de dañar o dañarse”, de causar o causarse, detrimento, perjuicio,
menoscabo, dolor o molestia. “Dañar”, “maltratar”, o “echar a perder una cosa”, vinculable
ella, a la segunda acepción de “daño”, en donde se remite expresamente al uso forense de
“detrimento o destrucción de bienes, a diferencia del lucro cesante”. Vinculación del
vocablo con la idea de “quitar”, esto es, de “privación” en un sujeto, de algo al que tiene
derecho y/o tiene en posesión. Según Zannoni “daño”, en el campo jurídico, lo define como
“el menoscabo que, a consecuencia de un acaecimiento o evento determinado, sufre
una persona, ya en sus bienes vitales naturales, ya en su propiedad, ya en su
patrimonio”. Del análisis de tal noción se tiene claro que la existencia de un daño, supone:
a) la existencia de una persona; b) menoscabada; c) a consecuencia de un acaecimiento o
evento determinado; d) ya en sus bienes vitales naturales; e) ya en su propiedad; f) ya en
su patrimonio. Si un sujeto determinado, a consecuencia de un acaecimiento o de un
evento, sufre menoscabo en sus bienes vitales naturales, presenta o tiene “daño”. En
consecuencia, de producirse, sobre el psiquismo de una determinada persona, a
consecuencia de un acaecimiento o de un evento, una agresión que conduzca a una

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perturbación, de tal dimensión vital, se estará ante la existencia, de un “daño”, calificado en
este preciso caso como “psíquico”, ya que la dimensión del psiquismo es un bien vital
natural constituyente de toda persona. Queda así configurado el daño psíquico, como
“daño no patrimonial directo”. También, tal daño psíquico podrá engendrar daño, ya en la
propiedad, en el patrimonio de quien lo padece, estándose entonces ante el llamado “daño
patrimonial indirecto”. Ello en cuanto la patología psíquica y/o psico-orgánica, limitando la
“tarea” y/o el “quehacer vital” de la persona, impide y/o dificulta el ejercicio de la misma, en
cualquier de las múltiples dimensiones que tal “tarea” y/o “quehacer vital” posee. Puede
hablarse de la existencia de “daño psíquico" en un determinado sujeto, cuando éste
presenta un deterioro, disfunción, disturbio o trastorno, o desarrollo psico-génico o psico-
orgánico que, afectando sus esferas afectiva y/o intelectiva y/o volitiva, limita su capacidad
de goce individual, familiar, laboral, social y/o recreativa. “Daño psíquico”, en un individuo
determinado, implica la existencia de un “trastorno mental”, comprendido éste como la
manifestación de una disfunción conductual psicológica o biológica del individuo, fuere cual
fuere la causal que origine a éste. Según la clasificación internacional (DSM III), el
“trastorno mental” se conceptualiza como “una conducta clínicamente significativa” o como
un síndrome o patrón psicológico que aparece en un sujeto y está asociado a distrés, a
incapacitación o a un elevado riesgo de muerte, dolor, incapacitación, o una importante
pérdida de libertad”. Para algunos autores, el “agravio moral” constituye una especie dentro
del género: “daño moral”, definiendo a aquel como “el sufrimiento de la persona por la
molestia en su seguridad personal, o por la herida en sus afecciones legítimas, o el
experimentado en el goce de los bienes”. El mismo autor define, a su vez, al “daño moral”,
como “menoscabo a los sentimientos”, ideograma al que luego amplia como consistiendo
“en el desmedro o desconsideración que el agravio pueda causar en la persona agraviada,
o los padecimientos físicos, la pena moral, las inquietudes, o cualesquiera otras
dificultades o molestias que puedan ser la consecuencia del hecho perjudicial”. “El agravio
moral es el sufrimiento de la persona por la molestia en su seguridad personal, o por la
herida en sus afecciones legitimas, o el experimentado en el goce de sus bienes”, “es daño
moral todo sufrimiento o dolor que se padece, independientemente de cualquier
repercusión de orden patrimonial”.
Diferencia existente entre “daño psíquico" y “sufrimiento”: daño psíquico → lesión a
las facultades mentales (parcial o global) de una persona; sufrimiento → concepto que
remite a una dimensión de perturbación psico-física, en un sujeto que se coloca entre la
enfermedad y el pleno goce de salud, pero que no implica conformación patológica alguna,

73
en el sujeto que lo padece. Así el llamado “duelo normal”, es psico-clínica, encuadra en el
contexto del “sufrimiento”, mientras que, el denominado “duelo patológico”, en la medida en
que éste implica una formación de índole reactiva, en el psiquismo de quien lo atraviesa,
remite al “daño psíquico”. Sufrimiento → lesión a los sentimientos de una persona o
expresión de tal lesión; estado no patológico del espíritu, de algún modo contingente y
variable en cada caso y que cada cual siente o experimenta a su modo, pero que impide
y/o limita la satisfacción o goce del estado de integra o de plena salud, en cuanto contenido
de un daño, integra como especie, junto con otras figuras, el concepto genérico de agravio
o daño moral y la demostración de su existencia escapa al “horizonte pericial psicoforense”
mientras no conlleve patología. Daño psíquico → implica conformación de patología o
incremento y/o complicación ulterior de la pre-existente, si había patología latente, en
actividad o compensada subyacente o incluso personalidad predispuesta para ello
(debilitada), todo ello, previo al accidente, se integra en el daño a la integridad corporal
(daño patrimonial indirecto y daño no patrimonial directo).
Definición → puede hablarse de la existencia de “daño psíquico” en una persona, cuando
esta presenta un deterioro, una disfunción, un disturbio o trastorno, o desarrollo psico-
génico o psico-orgánico que, afectando sus esferas afectiva y/o intelectiva y/o volitiva,
limita su capacidad de goce individual, familiar, laboral, social y/o recreativa, siendo
oportuno tener presente que cada ser humano tiene su peculiar campo de “tarea” y/o de
“quehacer vital” o también “capacidad de goce", diferenciándose éste del de las demás
personas, no sólo en su extensión, sino también en cuanto a su comprehensión, término
éste que, en lógica menor, implica al “conjunto de cualidades que integran una idea o
concepto”. El concepto de “daño psíquico” no pertenece ni se incluye como especie en el
género “daño moral”, género este último que si incluye como especie al “sufrimiento”,
siendo indiferente que el agravio moral, sea sinónimo del llamado daño moral, o especie en
la figura genérica que implica éste último concepto. La valoración del sufrimiento no es
objeto ni función ni de la medicina legal, ni de la psicología forense. En cambio, la
peritación en torno al “daño psíquico", sí lo es ciertamente y constituye una tarea que
requiere un altísimo nivel de formación de post-grado.
Puntos de peritación psiquiátrico-legales en base de toda peritación de daño
psíquico:
1- Efectuar un amplio estudio de personalidad del actor, a efectos de determinar si
presenta o padece patología psiquiátrica.
2- Al formular su diagnostico el perito codificará, precisando los criterios, fundamentos y

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requisitos que se satisfacen para arribar a tal formulación.
3- Para formular la respuesta del punto primero, en los términos del punto segundo, el
perito se basara, no solo en meras apreciaciones vertidas en una entrevista clínica, sino
también en la batería de tests y otros estudios complementarios que considere prudente
efectuar.
4- Al informar el perito el hallazgo de patología, precisara cuanto de esa patología
corresponde a una personalidad de base y cuanto a eventuales formaciones reactivas.
5- Procurara distinguir con claridad si existe “organicidad”, inmadurez y/o tendencia a
conductas desordenadas o compulsivas.
6- En caso de comprobar patología, precisará el perito el grado de incapacidad que tal
patología acarrea al examinado, especificando la tabla y/o baremo que utiliza, y el
procedimiento seguido para codificar.
7- De haber concurrencia de causas para la producción de eventuales patologías
psíquicas, el experto deberá especificar los porcentajes que en la producción de tal
patología tiene cada una de las con-causas, fundando sus dichos científicamente.
8- Deberá el perito distinguir entre “sufrimiento” y “daño psíquico”.

● CÓDIGO CIVIL (REFORMA 2015: CAPACIDAD DE LAS PERSONAS E


INHABILITACIONES, INSANIAS)
CAPACIDAD - SECCION 1ª - PRINCIPIOS GENERALES
ARTICULO 22.- Capacidad de derecho. Toda persona humana goza de la aptitud para ser
titular de derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad
respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos determinados.
ARTICULO 23.- Capacidad de ejercicio. Toda persona humana puede ejercer por sí misma
sus derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en este Código y en una
sentencia judicial.
ARTICULO 24.- Personas incapaces de ejercicio. Son incapaces de ejercicio:
a) la persona por nacer;
b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance
dispuesto en la Sección 2ª de este Capítulo;
c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa
decisión.
RESTRICCIONES A LA CAPACIDAD
ARTICULO 31.- Reglas generales. La restricción al ejercicio de la capacidad jurídica se

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rige por las siguientes reglas generales:
a) la capacidad general de ejercicio de la persona humana se presume, aun cuando se
encuentre internada en un establecimiento asistencial;
b) las limitaciones a la capacidad son de carácter excepcional y se imponen siempre en
beneficio de la persona;
c) la intervención estatal tiene siempre carácter interdisciplinario, tanto en el tratamiento
como en el proceso judicial;
d) la persona tiene derecho a recibir información a través de medios y tecnologías
adecuadas para su comprensión;
e) la persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con asistencia letrada, que
debe ser proporcionada por el Estado si carece de medios;
f) deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos y
libertades.
ARTICULO 32.- Persona con capacidad restringida y con incapacidad. El juez puede
restringir la capacidad para determinados actos de una persona mayor de trece años que
padece una adicción o una alteración mental permanente o prolongada, de suficiente
gravedad, siempre que estime que del ejercicio de su plena capacidad puede resultar un
daño a su persona o a sus bienes.
En relación con dichos actos, el juez debe designar el o los apoyos necesarios que prevé
el artículo 43, especificando las funciones con los ajustes razonables en función de las
necesidades y circunstancias de la persona.
El o los apoyos designados deben promover la autonomía y favorecer las decisiones que
respondan a las preferencias de la persona protegida.
Por excepción, cuando la persona se encuentre absolutamente imposibilitada de
interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por cualquier modo, medio o formato
adecuado y el sistema de apoyos resulte ineficaz, el juez puede declarar la incapacidad y
designar un curador.
ARTICULO 33.- Legitimados. Están legitimados para solicitar la declaración de incapacidad
y de capacidad restringida:
a) el propio interesado;
b) el cónyuge no separado de hecho y el conviviente mientras la convivencia no haya
cesado;
c) los parientes dentro del cuarto grado; si fueran por afinidad, dentro del segundo grado;
d) el Ministerio Público.

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INHABILITADOS
ARTICULO 48.- Pródigos. Pueden ser inhabilitados quienes por la prodigalidad en la
gestión de sus bienes expongan a su cónyuge, conviviente o a sus hijos menores de edad
o con discapacidad a la pérdida del patrimonio. A estos fines, se considera persona con
discapacidad, a toda persona que padece una alteración funcional permanente o
prolongada, física o mental, que en relación a su edad y medio social implica desventajas
considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral. La acción sólo
corresponde al cónyuge, conviviente y a los ascendientes y descendientes.
ARTICULO 49.- Efectos. La declaración de inhabilitación importa la designación de un
apoyo, que debe asistir al inhabilitado en el otorgamiento de actos de disposición entre
vivos y en los demás actos que el juez fije en la sentencia.
ARTICULO 50.- Cese de la inhabilitación. El cese de la inhabilitación se decreta por el juez
que la declaró, previo examen interdisciplinario que dictamine sobre el restablecimiento de
la persona.
Si el restablecimiento no es total, el juez puede ampliar la nómina de actos que la persona
puede realizar por sí o con apoyo.

● SARMIENTO, A., VARELA, O., PUHL, S., IZCURDIA, M. (2005). DE LA CAPACIDAD


DE LAS PERSONAS: El Derecho Civil requiere de la creación de instituciones que le
sirvan de base a las normas a través de las cuales legisla sobre las relaciones que atañen
a los derechos y las obligaciones de las personas. Persona en sentido jurídico son
aquellos entes susceptibles de adquirir derechos y contraer obligaciones. Pueden haber
dos clases de personas: de existencia visible (los hombres), y de existencia ideal o
personas jurídicas (sociedades, instituciones, Estado, etc.).
CAPACIDAD CIVIL: aptitud de las personas para adquirir derechos y contraer
obligaciones. Esta aptitud se vincula con la misma personalidad humana, por eso todas las
personas, en principio, son capaces de derecho. La capacidad civil de la personas de
existencia visible es la posibilidad de gozar o ejercer derechos por propia cuenta sin
necesidad de representante legal. Según los art. 140, 897, 3615 y 3616 son consideradas
capaces las personas que poseen el conjunto de condiciones jurídicas y psíquicas que den
al individuo aptitud para desenvolverse en sociedad. Deben tener capacidad de realizar
actos con discernimiento, decisión y voluntad libre. La capacidad civil pueden referirse al
goce de los derechos o al ejercicio de los mismos. Por lo tanto se divide en:
- Capacidad de hecho: aptitud para ejercer un derecho, siendo ej. de esta capacidad el

77
contraer matrimonio, adoptar un hijo, ejercer una profesión, etc.
- Capacidad de derecho: aptitud para gozar de un derecho, ej. recibir una herencia,
derecho a la vida, a la identidad, etc.
INCAPACIDAD CIVIL: es la imposibilidad de la persona de gozar o ejercer derechos. Falta
de las condiciones jurídicas y/o psíquicas que determinan la aptitud de una persona para
desenvolverse libremente en sociedad. Se divide en capacidad de hecho, que son las
causas que determinan la privación de aptitud para ejercer un determinado derecho. Hay
veces que la ley priva al titular de un derecho, del poder o facultad de ejercerlo por sí
mismo. Esta privación se funda en la insuficiencia mental de algunas personas para
realizar ciertos actos o bien en la carencia de libertad que traba la libre y eficaz actuación,
o en una razón de unidad familiar, o en la necesidad de proteger al interesado y su familia
del peligro de una dilapidación irrazonable de sus bienes. Los actos para los cuales la ley
declara incapaz a una persona, solo pueden ser realizados por intermedio de sus
representantes legales. Las incapacidades de hecho son establecidas en función del bien
del incapaz, mientras que las de derecho tienen una razón de orden público, moral o de
buenas costumbres.
- Incapacidad de derecho relativa: religiosos profesos para contrata; comerciantes fallidos;
los curadores, tutores o padres no pueden vender bienes propios a los que están bajo su
patria potestad o su guarda. Tiene dos características fundamentales: son casos
excepcionales; obedecen siempre a una causa grave, mediando un interés superior o una
razón moral o de buenas costumbres.
- Incapacidad de derecho absoluta: no existe en nuestro sistema jurídico y conforma ello el
art. 56 del Código Civil expresa “los incapaces pueden, sin embargo, adquirir derechos y
contraer obligaciones por medio de sus representantes necesarios que les da la ley”.
- Incapacidad de hecho relativa: menores adultos (art. 55: son menores adultos los que
tuvieren 14 años cumplidos hasta 17 años). La incapacidad de los menores cesa el día en
que estos cumplen 21 años y por su emancipación antes de que fueran mayores. Son
menores emancipados los que contraen matrimonio a partir de la edad mínima autorizada
por la ley (14 años para la mujer y 16 para el hombre) y también los que siendo menores
de 18 años hayan sido habilitados por quienes ejercen sobre ellos la patria potestad.
Desde los 18 años se pueden celebrar contratos de trabajo en actividad honesta sin
autorización de sus representantes. El menor que posea título habilitante para el ejercicio
de una profesión podrá ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previo autorización.
Esto lo habilita para administrar y disponer de los bienes que pudiera adquirir gracias a lo

78
recaudado en su trabajo y además es pasible de juicio civil o penal por las condiciones
vinculadas a ellos.
- Incapacidad de hecho absoluta: art. 54: 1° Las personas por nacer; 2° Los menores
impúberes; 3° Los dementes; 4° Los sordomudos que no saben darse a entender por
escrito.
- Incapacidad por demencia: la demencia en el sentido usado en el Código Civil no
es solo el concepto psiquiátrico de déficit de todas las funciones psíquicas, adquiridas y
crónicas, progresivas e irreversibles, sino que hace referencia a la falta de aptitud del
sujeto para dirigir su persona y/o para administrar sus bienes. Art. 141: “se declaran
incapaces por demencia las personas que por causa de enfermedades mentales no
tengan aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes”. A partir de la reforma del
Código Civil, se agrega el aspecto jurídico por lo tanto, pueden ser declarados dementes
todas las personas que padezcan una enfermedad mental y además no puedan dirigir su
persona y/o administrar sus bienes. Al analizar este postulado legal, debe plantearse que
se han tenido en cuenta 2 cuestiones para dar fundamento a una interdicción por
demencia: el jurídico, el biológico y el mixto. La incapacidad civil constituye una garantía
para el insano, ya que se le restringe la aptitud de obrar, dotándolo de un curador para
permitirle desenvolverse en un plano de igualdad al resto de la población en sus relaciones
jurídicas. Art. 140: “Ninguna persona será habida por demente, para los efectos que en
este Código se determinan, sin que la demencia sea previamente verificada y declarada
por juez competente”. Art. 469: “Son incapaces de administrar sus bienes, el demente
aunque tenga intervalos lúcidos, y el sordomudo que no sabe leer ni escribir”. Art. 472: “Si
la sentencia que concluya el juicio, declarase incapaz al demandado, serán de ningún
valor los actos posteriores de administración que el incapaz celebrare”. Art. 144: “Los que
pueden pedir la declaración de demencia son: 1º. Cualquiera de los cónyuges no separado
personalmente o divorciado vincularmente; 2° Los parientes del demente; 3° El Ministerio
de Menores; 4° El respectivo cónsul, si el demente fuese extranjero; 5° Cualquiera persona
del pueblo, cuando el demente sea furioso, o incomode a sus vecinos”.
Procedimiento para pedir la inhabilitación: la inhabilitación civil aparece especificada en el
art. 152 bis: Podrá inhabilitarse judicialmente: “1° A quienes por embriaguez habitual o uso
de estupefacientes estén expuestos a otorgar actos jurídicos perjudiciales a su persona o
patrimonio. 2° A los disminuidos en sus facultades cuando sin llegar al supuesto previsto
en el artículo 141 de este Código, el juez estime que del ejercicio de su plena capacidad
pueda resultar presumiblemente daño a su persona o patrimonio. 3° A quienes por la

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prodigalidad en los actos de administración y disposición de sus bienes expusiesen a su
familia a la pérdida del patrimonio. Solo procederá en este caso la inhabilitación si la
persona imputada tuviere cónyuge, ascendientes o descendientes y hubiere dilapidado
una parte importante de su patrimonio. La acción para obtener esta inhabilitación sólo
corresponderá al cónyuge, ascendientes y descendientes. Se nombrará un curador al
inhabilitado y se aplicarán en lo pertinente las normas relativas a la declaración de
incapacidad por demencia y rehabilitación. Sin la conformidad del curador los inhabilitados
no podrán disponer de sus bienes por actos entre vivos. Los inhabilitados podrán otorgar
por sí solos actos de administración, salvo los que limite la sentencia de inhabilitación
teniendo en cuenta las circunstancias del caso”.
En cuanto a los efectos jurídicos de la declaración de demencia:
~ Efectos de los actos jurídicos efectuados por el demente declarado y por el no
declarado:
.Actos lícitos: cuando se inicia el juicio se traba una inhibición general de bienes, lo
cual debe ser inscripto en los Registros de la Propiedad y de Automotores, quien contrate
con el presunto incapaz, no lo hace de buena fe, ya que era publica la incapacidad para
contratar.
.Actos ilícitos: el demente es responsable de sus actos antes de la declaración. Pero
si en el acto es posterior a la misma, responderá cuando lo realice en un intervalo lúcido,
cuando obre con discernimiento, intención y libertad.
~ Efectos jurídicos de la dimensión sobre la imputabilidad por actos ilícitos:
.Art. 1.070: “No se reputa involuntario el acto ilícito practicado por dementes en
lúcidos intervalos, aunque ellos hubiesen sido declarados tales en juicio; ni los practicados
en estado de embriaguez, si no se probare que ésta fue involuntaria”.
.Art. 1.076: “Para que el acto se repute delito, es necesario que sea el resultado de
una libre determinación de parte del autor. El demente y el menor de diez años no son
responsables de los perjuicios que causaren”.
~ Efectos de la demencia sobre la libertad personal:
.Artículo 482: “No podrá ser privado de su libertad personal el declarado incapaz por
causa de enfermedad mental o adicciones, salvo en los casos de riesgo cierto e inminente
para sí o para terceros, quien deberá ser debidamente evaluado por un equipo
interdisciplinario del servicio asistencial con posterior aprobación y control judicial. Las
autoridades públicas deberán disponer el traslado a un establecimiento de salud para su
evaluación a las personas que por padecer enfermedades mentales o adicciones se

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encuentren en riesgo cierto e inminente para sí o para terceros. A pedido de las personas
enumeradas en el artículo 144 el juez podrá, previa información sumaria, disponer la
evaluación de un equipo interdisciplinario de salud para las personas que se encuentren
afectadas de enfermedades mentales y adicciones, que requieran asistencia en
establecimientos adecuados aunque no justifiquen la declaración de incapacidad o
inhabilidad”. Se privara de la libertad solo en los casos en que la internación es inevitable,
ya que es probable que el sujeto se dañe a sí o a otra persona o a los bienes de otra
persona. Quien está facultado para ordenar la medida de internación, es el juez
competente.

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