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YolaBerrocal
famosa porque sí
ÁNGEL-ANTONIO HERRERA
FOTOS: CÉSAR LUCAS
L
a conocí, años ha, en la fiesta de entre percebe y percebe, con la
apertura de una marisquería, a la Berrocal, que gastaba ya, como
que fue con Sonia Monroy, en- hoy, el tetamen siempre por alto y
tonces su sombra día y noche, en por delante, en plan amígdalas, y
una amistad de chavalas alegres hablaba como una Carmen Sevi-
que dura hasta hoy, cuando la lla en día de subidón, sólo que sin
No sabe muy bien a qué va a Monroy se acaba de largar a Los ser la gran Sevilla, naturalmente.
dedicar su vida, aparte de a no Ángeles, a hacer carrera, o a ha-
cer otra carrera. Naturalmente, ni
Me hizo gracia Yola, que sin duda
le habría hecho mucha gracia a
perderse ni una sola fiesta un solo periodista les hizo ni ca- Andy Warhol, que habría visto en
so, pero uno, que tiene el alma de ella a la famosa sin oficio, a la fa-
organizada por famosos o cazamacizas vocacional, se ocu- mosa en estado puro, a la famosa
pó de fotografiarlas juntas y por que no da palo al agua. Un ejem-
famosillos y a salir lo más posible
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separado, y de intimar un poco, plar, en fin, que no sólo ha conse-
en el papel cuché. Pero hay que
reconocerle un gran mérito: sin
montar escándalos, ha conseguido
una enorme popularidad.
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guido el sueño de ser famosa du-
rante 15 minutos en su vida, sino
que toda su vida, desde hace un
par de años, mes arriba, mes aba-
jo, se ha quedado dentro de esos
15 minutos. No se ha repuesto del
milagro, del desastre. Ahora, co-
ronando su estrellato de famosa
porque sí, se quita el tanga en in-
terviú, que es buen modo de sa-
ludar a la primavera.
Tiene Yola desmesuras de gi-
ganta y cada vez que abre la bo-
ca, que es bien a menudo, aporta
un nuevo vocablo al castellano.
En lugar de árbol genealógico
E
pone en cuclillas, como todo
mortal, sino en cunclillas. Es la
jefa –sin saberlo, por supuesto,
ella es así de despreocupada– de
s desesperantemente natural, lo que podamos llamar la cultura
del error, tan de moda ahora mis-
desconcertantemente agradecida, y logró mo, que tantas otras con peor
cuerpo y menos gracia vienen
nutriendo desde las telerrosas y
rápidamente la simpatía de los cronistas otros templos para ágrafas. Yo,
ocupado en saber siempre de
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ella, le lancé una tarde a quema-
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