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EPISODIO 30
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Abejas, elefantes, peces, algún insecto. Aves, árboles… y sigue,
serpientes. De ellos aprendió Dattatreya. Él paseaba por el bosque. No
tenía preparada una sala de clases y a nadie a quien enseñar. En
aquellos días era diferente: no habían clases en línea.
Kuranga, Maatanga, Patanga —la polilla. Sabe, que, si pasa cerca del
fuego, se quemará. No es la primera vez que pasa; su padre, su abuelo,
su bisabuelo, todos se quemaron en el fuego. Sin embargo, no puede
resistir. Guiada por los sentidos, se acerca y cae en el mismo fuego en
el que todo su linaje se quemó. Ayer, anteayer, el día anterior… ¿sabe
que es fatal? Aún así, no puede controlar la tentación. Un sentido, el
de la vista. Mira el fuego y va derecho hacia éste, se quema y se muere.
Por lo que los vasanas son muy, muy reales. Son verdaderos. Los
vasanas son como las semillas, que si las quemas en el fuego de
jñana (sabiduría), se vuelven impotentes. No serán capaces de crecer.
Eso es lo que jñana y Ramakrishna dirían. Frían las semillas en el
fuego de la sabiduría y así pierden toda su potencia. No podrán crecer
de nuevo. De otra manera, hay muchas posibilidades de que crezcan de
nuevo. Hasta Samadhi (consciencia de unidad) puede llegar, puede irse,
puede bajar mientras ustedes suben. Es posible que eso sea lo que
quieren. Por lo que, ¿cuál es el final? ¿Cómo
superarlo? Sin la realización de quiénes son —esta idea del sí mismo,
sus sentidos, su mente— no será de ninguna manera posible.
Para empezar, tienen que practicar esto hasta cien veces. Puede
tomarles sólo un segundo llegar a ese estado, pueden encenderlo o
apagarlo como con un control remoto. Está en sus manos. Pero hasta
entonces, se requiere práctica. Aunque se requiera práctica, ¿qué
pasa? ¿Por qué se tiene que practicar? Cuando se dice que, aunque
practiquen esto, no hay garantía, es porque podrían caer de nuevo en
otra tentación. Vishwamitra se olvidó todos sus mil años de tapas
(austeridades).
—¿Qué
quieres?
—Quiero ir al cielo —le
dijo.
—Enciende un fuego, salta dentro y a continuación: el
cielo.
—No, no, no. Yo quiero ir con el cuerpo al
cielo.
—Eso no se le concede a todos. Necesitas mucho punyam (buenas
acciones), o una invitación desde el cielo. Indra te debería llamar. Si
no, no puedes ir. No puedes invitarte tú solo al cielo.
—No, no. Tú eres tan poderoso. ¿Quién es Indra ante ti? Tú eres el
director.
¿Quién es ese maestro, después de todo, ante ti? ¿Cómo podría él
decidir?
—¡Oh! Sí, yo soy el director, gracias por recordármelo. Te
mandaremos al cielo —decidió Vishwamitra.
—No puedes hacer esto. Sólo porque no te gusta cómo van las cosas,
no puedes crear un universo paralelo. No se permite. Lo siento. Es
infame.
El tercero
dijo:
—¿Por qué están
hablando?
El cuarto
dijo:
—Yo soy el único que no
habla.
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Para siquiera disfrutar algo de comida, tienen que ir a la zona de
restaurantes. No sé si disfrutarán o no, pero tienen que llegar a esa zona.
Hay un platillo especial que se cocina ese día, entonces hacen la fila, y
luego caminan. Luego tienen que encontrar un plato y un lugar.
Después tienen que sonreir a la persona que sirve, para que les sirva
una porción extra. A continuación, llevan el plato a una esquina
tranquila, no quieren que vengan otras personas a perturbarlos mientras
comen. Desean una esquina tranquila.
Por lo que, de esa manera ustedes encontrarán ese plato y ese lugar,
se sentarán en una esquina sin querer que los molesten. Y, ¿cuánto
esfuerzo hay para disfrutar esa dicha-distracción? ¿Cuánto esfuerzo?
¡Vayan! Recojan el plato, hagan la fila, digieran todo lo que han
comido. Porque si no, les traerá problemas estomacales y la felicidad
los abandonará. Todo toma mucho trabajo. Para meditar, ¿qué
trabajo hay? Encontrar una esquina silenciosa. Acá, todo es
silencioso. No están en una ciudad. Tráfico, contaminación, gente, la
casa llena de familiares, de vez en cuando viene un
vecino y toca la puerta. Nada de esto existe acá. De hecho, Yo les he
dicho
que, si viene un vecino y les golpea la puerta, ¡lo golpean a él! No dejen
que
nada les perturbe. Hagan su meditación, todos mediten, no estén
chismeando, ni socializando. Están acá para espiritualizar, no para
socializar.
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rishis y munis casi no duermen. ¿Por qué? Porque son yoguis, nunca se
cansan. Siempre están llenos de energía.
Todo estará bien para ustedes. Se darán cuenta de los cambios que
ocurrirán dentro suyo. Ya no estarán guiados por los sentidos, siempre
los guiará la Consciencia…que está en todo. Lo que digo es que
Brahman, esa idea de Consciencia, está en todas partes. Esto es lo
que deben continuar practicando. ¿Cuánto tiempo tienen que seguir
practicando? Tienen que seguir hasta que se realicen. ¿Cuánto
tiempo permanecerán como estudiantes en esta clase? Hasta que se
vuelvan maestros. Sigan practicando, continúen practicando. No digan:
«He practicado veinte minutos durante
treinta días y, ¿dónde está mi realización del Atma, mi auto realización?
Esto
no llega
así.
Deberían estar meditando 24 horas en «yo soy Dios. Yo soy divino. Esa
es mi verdadera naturaleza». El cuerpo y la mente son instrumentos. Los
llaman karana (instrumentos). Los instrumentos externos (bahir
karana) son las extremidades. Los instrumentos internos (antar
karana) son la mente consciente e inconsciente (buddhi y chitta).
Todos esos son los instrumentos que tengo que usar. Yo no soy ellos,
ni ellos son yo. Mi única conexión y relación con ellos es que me
pertenecen. Y debo usarlos como se requiera. Si se requiere una aguja,
se utiliza la aguja. Si se necesita un cuchillo, se usa el cuchillo. Sólo
porque ustedes tienen piernas no quiere decir que estén caminando
todo el tiempo, ¿verdad? No porque tienen lengua tienen que estar
hablando todo el tiempo. No porque tienen oídos tienen que estar
oyendo todo el tiempo, o mirando todo el tiempo. No, no es
necesario. Cuando utilizan su cuerpo, mente e intelecto sólo cuando
es necesario, entonces son unos yoguis. Porque ahí los tienen bajo
control. Ellos no los controlan.
Los animales se mueven por sus instintos, sus cuerpos los controlan.
Sus mentes los controlan. Sus instintos también. Nosotros, como seres
humanos tenemos una ventaja: la habilidad de controlar nuestra
mente y nuestro cuerpo. Pero todo esto requiere práctica. Incluso el
tener equilibrio sobre una bicicleta requiere práctica. Practiquen
repetidamente y con perseverancia (abhyasa).
Regresemos al primer peldaño: practicar, practicar, practicar. Tres
secretos para el éxito: práctica, práctica, práctica. Práctica continua y
sin interrupciones, por largo tiempo hasta establecerse con firmeza
(abhyasa yoga). Practiquen este yoga. Krishna dijo lo mismo en el
Bhagavad Gita:
«control de la mente». Lo mismo, práctica continua sin
interrupciones (abhyasa) y desapego (vairaghya). Lo mismo dijo
Krishna: «práctica constante y desapego». También para Patanjali era
práctica constante y desapego. Este es el camino hacia delante.
Hay quienes no saben que esto es así. Se habla sobre esto de manera
muy clara en los Upanishads. En cada uno de ellos hay una frase
parecida. No hay otra manera de ser feliz, de estar en paz, de sentirse
descansado, que no sea el «realizar quién es uno». ¿Cómo van a realizar
esto esforzándose sólo 20 minutos? Estamos con una barra de hierro
en las manos, tratando de convertirla en aguja con un pedazo de tela
de seda. Nosotros tratamos de gastarla durante 20 minutos al día. Ese
hombre la frotaba el día entero para hacer una aguja y, con seguridad,
haciéndole votos a Brahma.
Así que, ¿qué importa si todavía tengo que andar una gran distancia?
Al menos estoy en el camino correcto. Por lo que, sigan caminando,
sigan caminando, incluso solos. Si nadie más camina por este sendero,
caminen solos. Rabindranath Tagore decía: «Sigan caminando, ¿hasta
cuándo?, hasta que lleguen». Entonces, ese ejercicio de 30 días
despertaría a los dormidos, haría que los despiertos se sienten, a los
sentados los pondría de pie, a los que están de pie los haría caminar, a
los que caminan los haría llegar. A los que llegaran los haría realizarse.
Y no vivir por instinto como los animales, sino vivir libres, sin amarras.
Esta elección está en nuestras propias manos, no está en las manos de
nadie más. Debemos hacer el ejercicio de elegir esto. ¿Cómo? Esos 20
o 25 minutos son simplemente sólo el comienzo del nivel del
principiante. Para el nivel avanzado, la vida tiene que volverse una
meditación. Sin esfuerzo, todo el tiempo pensar: «Yo soy divino»,
mientras continúan haciendo lo que tienen que hacer.
Hemos oído esto muchas veces. Swami habló sobre eso durante
muchos años, de una manera sencilla. ¿Cuántas personas lo han
analizado y masticado? Y, ¿cuántos han comprendido la profundidad de
todo lo que hay en su interior? ¿Cuántos han hecho esto? No lo hemos
hecho y, por eso, es que todavía estamos donde estamos.
Todos buscan ser felices. ¿Dónde está esa felicidad? Dicen las
escrituras, de manera bella: «Si quieren felicidad, si quieren sólo
ananda, para lograr unidad en esta dicha se tiene que ser joven» … y
eso no es posible porque un día van a ser viejos. Dicen, «deben ser una
buena persona todo el tiempo» … esto tampoco es posible porque
algunas veces son buenos y otras, malos.
Y, ¿qué más se requiere? Dicen que «se tienen que dar todas estas
caracterísiticas». También dicen que deben tener todas las riquezas
del mundo. Estas deben ser suyas. Todas las riquezas juntas, un mukesh
ambani (el más rico de la India) y un Bill Gates. El que quiera ser
feliz debe ser dueño de toda la riqueza. El único dueño de todas las
riquezas, bolsas de valores, todas las posibles propiedades del mundo.
Debe ser joven, debe ser bueno, debe tener buenos deseos, tener
fortaleza en el cuerpo, en la mente y en el espíritu. Alguien que tenga
todos estos atributos es considerada por
los Vedas como una persona que puede ser feliz. Sólo esa persona tiene
esa
«unidad de
felicidad».
Ustedes dirán: «Esto es imposible. Nunca podrá haber un hombre feliz
en la vida, porque los requisitos son tan altos como el cielo. Incluso
Mukesh Ambani no puede ser feliz porque no puede ser dueño de toda
la riqueza del resto del mundo». Entonces, las escrituras dicen quién es
aquél que puede llegar a ser feliz y dicen que es posible, ya sea que un
hombre tenga todos estos atributos, o que sea el conocedor de los Vedas
y que no tenga deseos
—lo que equivale a tener todos esos
requisitos.
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obtiene el conocedor de la verdad que no tiene deseos. Esto equivale a
toda la felicidad posible, pero para todos los que están aquí no es
posible alcanzar ni siquiera una «unidad de felicidad» humana.
Entonces, ¿Cómo van a llegar a alcanzar el poder de 20 «unidades de
felicidad» que es igual a una «unidad de felicidad» de Dios?
Así que practiquen esto. ¿Para el bien de quién? Para su propio bien.
No estarán haciéndole un favor a nadie, por lo menos, no a Mí.
Háganse un favor a ustedes mismos: aumenten la intensidad de la
práctica. La práctica debe llevarse a cabo todos los 60 segundos de cada
hora. Debería ser todas las 24 horas del día, todos los 7 días de la
semana, todos los 365 días del año. Esa clase de intensidad.
Involucrarse por completo en esta práctica de tratar de realizarse.
Cualquier esfuerzo débil es como la tela de seda que frota para hacer
una aguja de una barra de hierro. Así no lo lograrán.
Por lo que este áshram tiene que ser ejemplar. Todas esas personas, que
son como Trishanku y que creen que este templo se creó por la
gracia del gobierno, vienen aquí y se sorprenden. Dicen: «¿Qué les ha
pasado a todas estas personas? Ellos no eran así». Les pedirán a ustedes
que se sienten un momento a conversar con ellos y ustedes sólo
sonreirán. Cuando alguien los irrite, simplemente sonrían. Cuando una
profesora les moleste, sonrían.
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El otro día un hombre fue a Varanasi y conversando con un erudito, le
decía:
«Aquí en Varanasi nadie habla con otros, todos están en silencio.
Incluso si uno chocara con alguien en la calle, por el tráfico, nadie
gritaría. Si eso pasara en Calcuta, la situación sería diferente. Allí, si
alguien lo toca a uno, hasta ahí llegó, pierde dos horas sólo por eso.
Incluso el pedir disculpas no serviría de nada. Le lanzarían toda una
retahíla verbal sobre el gobierno comunista. Por el contrario, Varanasi
es un sitio tan espiritual. Acá todo el mundo es tan silencioso. Incluso,
si hieres a alguien, no responderá». Entonces el erudito le dijo: «No,
no, eso no se debe al efecto de la espiritualidad de Varanasi,
sino a que tienen la boca llena, mascando nuez de betel (paan). ¿Quién
va a querer escupir ese paan para ponerse a gritar? La euforia que
produce mascar ese paan de Varanasi es tan maravillosa que nadie
quisiera salirse de ese estado para hablar con alguien, no importa lo
que haya hecho».
Los mejores seguidores de Dios son aquellos que creen que todo
está iluminado por la misma energía vital, la misma Consciencia… en
el perro, en el ratón, en el cocodrilo, en todos la misma Consciencia.
Una vez que se llega a conocer, uno se queda en silencio. Porque,
cuando uno ve algo muy sorprendente, hay un sentimiento
sobrecogedor. Y uno queda asombrado, absorto y en silencio. No sale
ninguna palabra porque no hay palabras para describirlo. Está tan feliz
ocupado dentro de Sí Mismo. Continúa haciendo sus propias tareas sin
preocuparse por el mundo. No le preocupa lo que otros puedan estar
diciendo o cómo se puedan comportar con él. Él es el mismo con
todos. Activo, llega al trabajo a tiempo, trabaja de manera perfecta,
hace todo lo que tiene que hacer y regresa al mismo estado. Estos son
los mejores seguidores de Dios.
Un devoto
dijo:
—En mi casa no hay tranquilidad. Hay tantos niños…con mi mujer
sería más que suficiente. Pero, como además están los niños, hay tanto
ruido que no puedo meditar, no encuentro un lugar tranquilo.
El gurú le
dijo:
—¿Tienes
vacas?
—Sí, tengo
vacas.
—Entonces, amarra todas las vacas dentro de la casa —eran los
tiempos antiguos.
—No, no, están afuera en el
establo.
—Mételas dentro de la
casa.
El hombre metió todas las vacas dentro de la casa. Regresó donde su
gurú y le dijo:
—Ahora sufro aún más. Además de mi mujer y los niños, ahora las
vacas alteran todo el orden de la casa.
—¡Oh! ¡Qué pena! Ahora llévate las vacas y vuelve a amarrarlas en el
establo. Así que el hombre se llevó las vacas, regresó a su casa y dijo:
—¡La casa está tan
tranquila!
La casa hubiera estado siempre así, si él hubiera sabido cómo estar
tranquilo.
Así que, organicen un horario, escojan una rutina y sólo sigan ese
programa. Dentro de él, incluyan uno o dos minutos de práctica, en la
medida de lo posible. O si no, madruguen, levántense temprano…
nadie los molesta, nadie les va a decir que no madruguen. Ustedes
pueden levantarse temprano. Lo único que Yo les digo es que no se
acuesten tarde. No sería correcto, es tamas, inercia, y esa no es la
disciplina del áshram. Si están haciendo algún
trabajo, terminen a cierta hora y levántense temprano. Nadie se los
va a impedir.
Desarrollen estos hábitos sencillos, día a día, estos hábitos diarios que
deben ser los hábitos del áshram y que deben ser los hábitos de
cualquier residente del áshram. En cualquier etapa de la vida en la que
estén, ya sea que sean estudiantes o jubilados, debieran tener estos
hábitos básicos. Practicar la verdad quiere decir quitarle tiempo a la
práctica de la no-verdad y entregárselo a la práctica de la verdad.
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