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Oración por un difunto.

Señor, solo tú eres el dueño de la vida. Nos concedes la gracia de nacer, siempre con
un propósito y del mismo modo nos llamas a tu reino de luz cuando consideras nuestra
misión en la tierra ya está cumplida, no antes ni tampoco después.
Hoy me presento ante ti con humildad profunda y seguro que mi pedido será
escuchado, para implorar por el alma de SOLANDA VERA PARRAGA a quien has
llamado a tu presencia.

Padre celestial, por favor permite el descanso en el paraíso del alma de quien ya
abandonó este plano terrenal y ha emprendido un viaje al cielo prometido. Tú, que
eres un Dios de amor y perdón por favor borra las faltas que pudo haber cometido y
concédele la gracia de la vida eterna.

Te pido mi buen señor, por aquellos que hoy lloran la partida de este ser querido. A
ellos y a mí, abrázalos con tu amor infinito y danos la fuerza y sabiduría para mantener
la calma en estos difíciles momentos y para comprender que la mejor manera de
honrar a quien ya ha partido es recordarlo con amor y valentía, para que podamos
reponernos de la tristeza y continuemos adelante con tu compañía, haciendo tu santa
voluntad.
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(Ahora desde tu corazón realiza una oración al Señor por el descanso eterno de tu ser
querido)

Oh Señor, elevo a ti esta oración, y te agradezco por escuchar mi clamor, que con tanto
fervor exalto hoy. Padre Santo, te pido para que, en un acto de misericordia, le brindes
el consuelo a mi alma y a mi corazón y seas tú guiando los pasos y cada una de las
decisiones y acciones que tome en adelante en mi vida.

Señor Jesús, tú eres mi único consuelo en las horas de dolor, tú, Señor, que has llorado
sobre el sepulcro de tu amigo Lázaro; compadécete también de mis lágrimas. Míralas,
Señor, cómo sangre del alma adolorida, por la pérdida de mi ser querido.

Señor, mira mi llanto, como tributo sentido que te ofrezco por su alma, para que lo
purifiques con tu preciosísima sangre y lo lleves al cielo por el amor que siempre nos
has tenido.

Míralas, Señor, para que nos des fortaleza, paciencia, sabiduría y esperanza, por tu
bondad, a mí y a mi familia en esta difícil prueba por la que hoy estamos pasando.

Míralas, oh dulce, oh piadosísimo Jesús mío, y por ellas concédenos que los que aquí
en la tierra hemos vivido atados con los fortísimos lazos de tu amor, ahora lloramos la
ausencia momentánea de este ser querido, para que nos concedas poder reunirnos de
nuevo junto a Ti en el Cielo.

ASÍ SEA +

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