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RAE Nº5

Título: Kill all normies: The online culture wars from Tumblr and 4-chan to the alt-right

and Trump.

Capítulo II: “The online politics of transgression”

Rama de la sociología: Sociología política, Sociología de la cultura

Autores: Angela Nagle

Tipo de texto: Capítulo de libro

Bibliografía (APA): Nagle, A. (2017). II: The online politics of transgression en Kill All

Normies: Online Culture Wars From 4Chan And Tumblr To Trump And The Alt-Right.

Winchester, UK ; Washington, USA: Zero Books.çç

Periodo de tiempo: 2008-2016

Palabras clave: 1.Meme (ningún tesauro de los propuestos la respalda, pero es un concepto

fundamental) 2. Política (Tesauro UNESCO) 3. Medios sociales (Tesauro UNESCO) 4.

Xenofobia (Tesauro Complutense) 5. Nacionalismo (Tesauro Complutense) 6. Identidad

racial (ethnic identity) (Tesauro UNESCO)

Hipótesis: 1. Alt-right no es un retorno de la derecha tradicional y su espíritu de legalidad,

conformidad, sacrificio, austeridad y ascetismo. Es, muy por el contrario, un grupo basado

en el espíritu de la transgresión, que se percibe a sí misma como a priori política y

revolucionaria.

2. La ironía es uno de los factores determinantes en el procedimiento político alt-right. El

uso de simbología nazi, chistes ultraderechistas, racismo y misoginia se adoptan con una

"distancia irónica", en pos de la pura transgresión frente al consenso liberal estadounidense.


Metodología: En este capítulo Angela Nagle se dedica a explorar el concepto de

transgresión. En un primer momento, identifica las enunciaciones (en prensa, en memes, en

páginas) en que miembros o referentes de alt-right hablen de la transgresión, de la

hegemonía del consenso liberal y de su lugar-labor "revolucionaria". Luego conceptualiza

la transgresión e identifica los pensadores detrás de la noción ridículamente simplificada y

estetizada que existe en EEUU sobre ésta, y el lugar que ha tenido en la movilización social

desde los 60's.

Resumen: Desde los años sesenta la transgresión se volvió una virtud en el universo

político liberal de Estados Unidos. Se trata de un apoyo irreflexivo y patológico de la

transgresión por la transgresión, tomada como a priori correcta; a priori suficiente. Alt-right

no es "más de la antigua derecha"; está movida por el fetiche posmoderno de la

transgresión. Asume la estética contracultural, definiéndose contra el estabishment liberal,

y se reconoce más en la experiencia del goce de la transgresión (C'est interdit d'interdire!)

que en las demandas de la derecha tradicional. Milo Yiannopoulos (líder, antecesor y

referente par excellence de Alt-right) describe como "trasgresor" el movimiento de los

trolls derechistas/machistas/racistas en línea. Habla del conservatismo como el nuevo

"punk", porque es "subversivo, trasgresor y divertido". Es en este aspecto que tiene sentido

su incorporación de la estética, gestos y simbología Nazi, como gesto trasgresor y

"contrahegemónico" dirigido hacia el consenso liberal. Hablan de la liberación y

trasgresión a través de una violencia ultrsubjetiva que no tiene otro fin más que sí misma (Y

de aquí el gusto de este grupo por Fight Club y American Psycho). Esta concepción,

describe Nagle, es propiamente romántica, y puede ser rastreada hasta Sade, con su

exaltación del individualismo, el desapego moral y la estetización de la violencia. Foucault

entra en esta misma línea de la exaltación y estetización de la trasgresión, particularmente


en el ámbito de la sexualidad y la locura. Bataille otro tanto. Los nietzscheanos son, sin

embargo, el grupo predominante en alt-right. Se trata de una lectura vulgarizada y

ultrasimplificada, que place a todo tipo de integrantes de alt-right; desde los ateos

empiristas hasta los individualistas y supremacistas, que rechazan la "moral de esclavos".

Incorporan lo grotesco, carnavalesco y sin sinsentido (los memes, eventos, videos) como

crítica que se presupone en contra de la "ideología liberal en el poder". Este espíritu

transgresor, sin embargo, era ya parte constitutiva del programa feminista estadounidense, y

es una presuposición compartida también por buena parte de la academia izquierdista, de

los liberales y del <<leftbook>> (izquierda de facebook).

Ideas y argumentos principales:

1. Nagle habla, básicamente, de una experiencia de desterritorialización de la transgresión.

2. La transgresión como elemento de goce no puede, nunca, tomarse como a priori

revolucionara.

3. Alt-right no es un retorno de la ultraderecha tradicional del siglo XX; se trata de una

posición propiamente posmoderna y pospolítica, posibilitada por las coordenadas actuales

de lo político y los sujetos políticos, al igual que de las circunstancias del capitalismo

tardío.

4. Foucault, Nietzsche, Bataille, Rand, han tenido una influencia grande en alt-right y su

estetización de la transgresión, que es estrictamente correlativa a la exaltación individual y

la capacidad de procurarse placeres y goces individuales.

5. La disputa de los "significantes vacíos" es capitalmente relevante en el proceso de

cosntitución de Alt-right. En esta ocasión están las películas "Fight club", "The Matrix" y

"American Psycho". Las dos primeras son películas disputadas también por los sectores

virtuales de izquierda.
Base teórica: genealogía, análisis cultural

Conclusiones: Alt-right es un movimiento apoyado en las coordenadas y posibilidades

económicas y políticas del siglo XXI, y no una d-evolución. Su existencia se basa en la

fetichización de la transgresión. A diferencia de la derecha tradicional, va de la mano con el

antimoralismo transgresor y el más ferviente antiigualitarismo, y también, curiosamente,

del desapego de toda forma de moral cristiana o "moral de esclavos".

Crítica: Nagle, al principio, expone que alt-right está de la mano con el goce de la

transgresión, mientas que el fascismo tradicional no. Este argumento existe desde Wilhelm

Reich al exponer la "lógica de masas del fascismo". Una mirada más cercana nos diría lo

contrario. El fascismo siempre ha sido una experiencia de goce. Del goce de la Ley, del

goce en la forma ideológica del fascismo que no tiene otro fin que "justificar sus medios";

que no tiene otro fin que continuar reproduciéndose.

En segundo lugar, Nagle no es lo suficientemente enfática al describir el proceso de

"ironización" que antecede el trato-manejo de los significantes tradicionalmente reservados

al fascismo, además de los chistes y demostraciones homofóbicas y misóginas. La ironía se

acerca a una forma desubjetivada de creencia; una creencia puramente exterior, práctica,

inconsciente. Para "creer" basta con actuar como si se creyera. Ya esto lo sabía bien Blaise

Pascal en sus pensamientos. La creencia es una pura exterioridad; un fenómeno formal, y

no de convicción subjetiva positiva.

La autora, igualmente, retrata a Freud como uno de los pensadores de la transgresión.

Puede ser que se refiera a la lectura simplificada y vulgarizada que Alt-right hace tanto de

Freud como de varios otros pensadores y académicos del siglo XX. En aras de la precisión,

sin embargo, y ante falta de aclaración de la autora, es pertinente decir que para Freud la

transgresión nunca guarda un papel a priori revolucionario. Cuando trata las perversiones,
es él quien advierte que, si mucho, la perversión (transgresión) es la vía regia de la madurez

sexual. Esto es, la transgresión está puramente acoplada al proceso normal de desarrollo; es

constitutivo. ¿No es esto precisamente el punto que pretendía hacernos ver Nagle? La

inmanencia de la transgresión; como una cinta de Möbius.

Calificación: 5/5

Autor: Gabriel Solano Iglesias

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