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1.

Obligaciones Mancomunadas

De manera sencilla y concreta, podemos decir que las obligaciones


mancomunadas son aquellas en las que existe más de una persona, bien
en el lado activo, pasivo, o en los dos, y en las que la deuda se atribuye por
partes divisas y prorrateadas a cada uno de los acreedores o deudores.

Así pues, tenemos a Escobar (1007) quien señala que: “es mancomunada
la obligación cuando cada acreedor solo puede exigir del deudor la parte
que le corresponde en el crédito y cada deudor solo está obligado a pagar
su parte en la deuda” (p. 213). Por lo que también tenemos que, la
mancomunidad puede ser de acreedores, de deudores o mixta, en cuanto
también puede ser inicial o sobrevenida, con lo último refiriéndose a la
muerte del acreedor o deudor que deja varios herederos.

De igual manera consideramos a Domínguez (2017) quien refiere lo


siguiente:

Las obligaciones mancomunadas son aquellas cuyo cumplimiento


es exigible a dos o más deudores, o por dos o más acreedores,
cada uno en su parte correspondiente, es decir, el derecho de
cada acreedor y la obligación de cada de cada deudor se
desarrolla con independencia de los demás; cada acreedor
únicamente puede exigir del deudor la parte que a prorrata le
corresponda, y cada deudor solo está obligado a prestar su parte.
(p.117)

Por lo que se afirma que la obligación mancomunada es la que se origina


cuando el crédito o la deuda se encuentran en mano común. Dejando asi
en manera de conclusión que en esta clase de obligación, existen varios
deudores o acreedores y la prestación se divide; donde cada acreedor solo
puede cobrar su parte del crédito y al deudor solo se podrá cobrar su parte
de la deuda.
1.1. Características
Además de las características de la obligación divisible – las cuales se
verán dentro del desarrollo de la monografía- surgen, así como
características propias de la obligación conjunta o mancomunada:

a) Que exista una pluralidad de sujetos, es decir una concurrencia


de acreedores o deudores, donde cada acreedor tiene derecho a pedir y
cada deudor debe prestar íntegramente la conducta comprometida; y
pluralidad de vínculos, es decir, cada relación jurídica establecida entre
deudor y acreedor.

b)Que el objeto sobre el cual recae la obligación sea divisible y uno


mismo, es decir, que admita cumplirse por partes en relación a su
naturaleza propia, sin que exista pacto de solidaridad o de indivisibilidad,
o disposición legal que le dé al objeto la calidad de indivisible por
consideraciones especiales

1.2. Las Obligaciones Mancomunadas como regla general

La concurrencia de dos o más acreedores o de dos o más deudores en una


sola obligación, no implica que cada uno de aquellos tenga derecho a
pedir, ni cada uno de estos debe prestar íntegramente las cosas objeto de
la misma. Solo habrá lugar a esto cuando la obligación expresamente lo
determine, constituyéndose con el carácter de solidaria (Escobar, 1997). La
mancomunidad supone que la obligación sea divisible, pues si es
indivisible, la indivisibilidad de la obligación se impone sujetándose a sus
reglas especiales.

1.3. Efectos
Se divide por partes de tal forma que cada acreedor solo puede exigir su
cuota y cada deudor solo está obligado a la suya. Al dividirse la obligación
cada parte adquiere autonomía entre los respectivos acreedores y
deudores. El objeto inicial se divide y surgen tantas obligaciones con sus
propios objetos cuanto acreedores o deudores haya.

1.4. Casos de Obligacionessimplemente Mancomunadas


Hay algo que siempre se debe tener en cuenta, y esto es que, la
solidaridad no se presume, y debe surgir inequívocamente del título
constitutivo de la obligación, o de la ley (Ossola, 2016).
Existen cada vez más supuestos legales de obligaciones solidarias, y en
sus contratos las partes usualmente la pactan. Por ende, habrá que
determinar si existe solidaridad; en caso contrario, la obligación será
simplemente mancomunada. En algunos supuestos de ley de manera
expresa consagra la mancomunación simple:

a) Responsabilidad de los socios


En la Ley General de Sociedades (art. 24) se dispone que “los
socios responden frente a los terceros como obligados simplemente
mancomunados y por partes iguales, salvo que la solidaridad con la
sociedad o entre ellos, o en una distinta proporción, resulten: 1) de
una estipulación expresa respecto de una relación o un conjunto de
relaciones; 2) de una estipulación del contrato social, en los términos
del art. 22; 3) de las reglas comunes del tipo que manifestaron
adoptar y respecto del cual se dejaron de cumplir requisitos
sustanciales o formales”.

b) Obligación de saneamiento
Pluralidad de sujetos. Quienes tienen responsabilidad por
saneamiento en virtud de enajenaciones sucesivas son obligados
concurrentes. Si el bien ha sido enajenado simultáneamente por
varios copropietarios, estos solo responden en proporción a su cuota
parte indivisa, excepto que se haya pactado su solidaridad.

c) Pluralidad de fiadores
Beneficio de división. Si hay más de un fiador, cada uno responde
por la cuota a la cual está obligado. Si nada se ha estipulado,
responden por partes iguales. Este beneficio es irrenunciable, pero
puede pactarse la solidaridad.

d) Promesa de recompensa
Atribución de recompensa. Cooperación de varias personas. Si
varias personas acreditan por separado el cumplimiento del hecho,
los requisitos o la situación previstos en la promesa, la recompensa
corresponde a quien primero lo ha comunicado al promitente de
forma fehaciente (…).

e) Deudas de los condóminos

Deudas en beneficio de la comunidad. Si un condómino contrae


deudas en beneficio de la comunidad, es el único obligado frente a
un tercero acreedor pero tiene acción contra los otros para el
reembolso de lo pagado. Si todos se obligaron sin expresión de
cuotas y sin estipular solidaridad, deben satisfacer la deuda por
partes iguales. Quien ha pagado de más con respecto a la parte
indivisa que le corresponde, tiene derecho contra los otros, para que
le retribuyan lo pagado en esa proporción

1.5. Obligaciones Mancomunadas y Solidarias

Lo normal es que en una relación obligatoria el acreedor sea una sola


persona y el deudor sea una sola persona. Pero cuando hay pluralidad de
sujetos, estos pueden organizarse de 2 maneras:

a) Art. 1.138 C.C.; Lo establece como principio general,


aunque en la práctica no suele serasí:
- Cada uno de los acreedores sólo puede exigir o reclamar del deudor
la parte que le corresponde en el crédito (mancomunidadactiva)
- Cada uno de los deudores sólo está obligado a cumplir la parte de la
deuda que le corresponde. Si uno de ellos es insolvente, los demás son
estarán obligados a suplir su falta (mancomunidadpasiva).

b) Art. 1143-1145 C.C.; en cuanto a obligaciones solidarias:


- Cualquiera de los acreedores podrá reclamar del deudor (o de
cualquiera de los deudores, en su caso) la íntegra prestación objeto de la
obligación. (Solidaridadactiva). Seguidamente, el acreedor que haya
recibido la prestación, deberá hacer partícipes de dicho cobro a los
restantes acreedores.
- En caso de pluralidad de deudores, todos y cada uno de ellos quedan
obligado s a cumplir íntegramente la obligación cuando el acreedor (o
alguno de los acreedores) le compela a ello. Si uno de ellos es insolvente,
los demás codeudores deberán suplirlo, a prorrata de la deuda de cada
uno (Solidaridadpasiva).
El deudor que haya cumplido con la prestación tendrá derecho a que los
restantes deudores solidarios le abonen la parte correspondiente, con los
intereses del anticipo; Acción de regreso.

1.6. Obligaciones Divisibles


1.6.1. Obligaciones Divisiblese Indivisibles
El código se ocupa de las obligaciones divisibles e indivisibles en los
artículos 1172 a 1181.
Los artículos 1172 y 1173 se inspiran en el artículo 1201 del código civil
de 1936 y en el artículo 1314 del código civil italiano.
El artículo 1172 señala el principio de la división de las deudas y de los
créditos cuando la prestación es divisible y la obligación no se ha pactado
solidariamente, vale decir cuando es mancomunada. El artículo 1173, por
su parte, presume que la deuda o el crédito se dividen por partes iguales
entre los intervinientes en la relación obligacional, salvo que lo contrario
resulte de la ley, del título o de las circunstancias del caso. Se trata de
dos preceptos claros que no requieren mayor explicación.
La excepción está prevista por el artículo 1174. El heredero del deudor
que hubiese sido encargado de cumplir la prestación, que estuviera en
posesión de la prestación debida o que adquiera el bien que garantiza la
obligación, no puede invocar el beneficio de la divisibilidad. El acreedor
tendrá derecho, sin duda, de exigir a cada uno de los herederos del
deudor el cumplimiento de su parte en la obligación; pero aquel a quien se
le encomendó cumplir la prestación, que está en posesión de la
prestación debida o que adquiere el bien que garantiza la obligación,
responde como si fuera heredero de deuda de prestación indivisible,
aunque tiene luego el derecho de exigir a sus codeudores, cuando ello
procediere, la restitución de sus partes.
En cambio ya hablando acerca de las obligaciones indivisibles, Osterling
expresa acerca de su regulación como obligaciones indivisibles:
El artículo 1175. La prestación es indivisible cuando la prestación por su
naturaleza, por el pacto o por mandato de la ley, no es susceptible de
dividirse, El artículo 1175 se aparta del texto del artículo 1208 del código
de 1936, que trata de definir la materia tan compleja como la divisibilidad
e indivisibilidad de las obligaciones.
Según Federica Arnau citando a Pérez Álvarez (2009)”Las obligaciones
indivisibles son aquellas cuya prestación no puede realizarse de forma
parcial sin que su naturaleza se altere o resulte inservible
económicamente”. (p.33)
Según Diez Picazo y Gullón (1992):

La divisibilidad de dar y de hacer, depende de la norma general


de la posibilidad de cumplimiento parcial como regla general. ¿Y
cuándo es una obligación susceptible de cumplimiento parcial?
Cuando consienta una fragmentación, y las partes que resulten
sean las mismas cualitativamente porque el acreedor ha de ver
satisfecho su interés total en la obligación aunque de una manera
fraccionada o proporcional, a medida que se cumplan las
obligaciones nacidas de la división. (p.160)

Asimismo acerca de la indivisibilidad se pudiera llamar natural o derivada


de la naturaleza de la prestación a cumplir. Pero puede existir una
indivisibilidad convencional, deducida del negocio celebrado o de una
voluntad de las partes. Así, por ejemplo, las cuentas corrientes bancarias
conjuntas, de modo que el Banco pagara el cheque librado por los
titulares conjuntamente.

Uldarico Ruenes D. siguiendo a varios escritores como Ulpiano y Gayo.


Debemos notar que la pluralidad de deudores o de acreedores no
solamente puede tener lugar desde el momento en que nace la
obligación, sino que generalmente ocurre como consecuencia de un
hecho tan frecuente como natural, cual es la muerte del deudor o del
acreedor, cuando uno de ellos o ambos dejan más de un heredero.
Si la obligación es divisible, se divide entre los varios deudores o entre los
varios herederos del deudor o entre los varios acreedores o los varios
herederos del acreedor, según el caso y cada uno de los deudores o de
los herederos del deudor solamente está obligado a pagar su parte, del
mismo modo que cada acreedor o cada uno de los herederos del
acreedor no puede demandar más que la suya pero en caso la obligación
sea indivisible, cada uno de los deudores o de los herederos del deudor
puede ser obligado a cumplirla íntegramente, y a la inversa, cada uno de
los acreedores o de los herederos del acreedor puede exigir la ejecución
total.

El criterio generalmente recogido para aceptar la divisibilidad de una


obligación es el de atender a la divisibilidad de su cumplimiento, es decir,
de la ejecución de la prestación que forma su contenido. Lo que se mide
por la indiferencia del acreedor ante la posibilidad de cobrar su crédito
de una vez o fragmentariamente. Esto depende de que el acreedor
reciba de ambas formas la misma satisfacción. Y en principio este
requisito requiere que la prestación (y, por ende su ejecución) puede
fragmentarse en partes cualitativamente iguales y cuantitativamente
proporcionales, conservando además su valor económico.

De manera que si, en su caso, solo se cumpliera una de dichas partes,


el acreedor obtendría una satisfacción proporcional a la satisfacción
total que derivaría del cumplimiento total de la prestación.

Rodríguez Cano y Rodrigo Bercovits (1973) (juristas españoles)


realizan unos ejemplos acerca de la divisibilidad e indivisibilidad.

Supongamos una finca con tres tipos de cultivo a los que se ha


dedicado la misma superficie y que tienen el mismo valor. La di-
visibilidad de la obligación de entregarla no es posible porque, si bien
se conserva su valor económico y las partes son cuantitativa-mente
proporcionales al total, dichas partes no son cualitativamente iguales,
por lo que no tienen por qué causar a su vez una satisfacción
proporcional al acreedor.
Un conjunto de cincuenta perlas iguales necesarias para montar un
collar puede dividirse en parte (hasta cincuenta) cualitativamente
iguales y cuantitativamente proporcionales al total. Sin embargo,
fragmentadas, su valor total no se mantiene, ya que dicho valor se
potencia por ser las cincuenta perlas el número justamente necesario
para hacer un collar: sin él no se puede realizar y el valor disminuye.
De ahí que la obligación de entregar esas cincuenta perlas no sea
divisible. Si el acreedor no recibiese más que veinticinco de ellas, no
obtendría el cincuenta por ciento del valor correspondiente al total.

La fragmentación de una piedra preciosa puede implicar tener que


desperdiciar algunas de sus partes. En tal caso resulta claro que ni
siquiera se cumple con el requisito de que las partes resultantes sean
cuantitativamente proporcionales al total, aunque mantengan la
igualdad cualitativa. Finalmente, las piezas de un coche no son ni
cualitativamente iguales al total, ni guardan proporción cuantitativa con
él, ni tampoco conservan su valor. Se trata, pues, de un ejemplo
extremo de indivisibilidad el de la obligación que recae sobre la
entrega de un coche

1.6.2. Caracterización
1.6.2.1. Concepto
De acuerdo a Federico Ossola, un doctrinario argentino, siguiendo el
código civil argentino, define a la obligación divisible:

Obligación divisible es la que tiene por objeto prestaciones


susceptibles de cumplimiento parcial. La divisibilidad o la
invisibilidad no se predican solo de las obligaciones, sino también
de los derechos subjetivos en general, de los actos, y de los
bienes, con reglas particulares en cada caso. (p.440)

Divisibilidad material de la prestación.

Ossola cita a Salvat: “Para que una obligación sea divisible, su


prestación debe ser susceptible de cumplimiento parcial, lo que depende
de la posibilidad material o física de fraccionarla” (p.441).

Ossola siguiendo el código civil argentino establece que: existen


requisitos de la prestación jurídicamente divisible, ya que exige: a) ser
materialmente fraccionable, de modo que cada una de sus partes, tenga
la misma calidad del todo, b) no quedar afectado significativamente el
valor del objeto, ni ser antieconómico su uso y goce, por efecto de la
división.

Si bien los bienes que eventualmente integran la prestación no son el


objeto de la obligación (sino que este último es la conducta del deudor:
dar hacer o no hacer), la naturaleza divisible o no de dichos bienes
determina que la prestación sea o no divisible; como ocurre en el caso
de las obligaciones de dar dinero (cosa divisible) o en el de las
obligaciones de dar cosas ciertas (indivisibles).

Sin perjuicio de esto último, cabe señalar que aun cuando la prestación
sea materialmente divisible, es posible convenir la invisibilidad, o la ley
puede establecerla. Por otro parte, y aun cuando una cosa sea divisible,
puede ocurrir que la prestación de dar esa cosa no lo sea. Ello ocurre
con los inmuebles, en los que si bien pueden ser divididos, aunque con
limitaciones, si forma parte del objeto de una obligación de dar, tal
obligación es indivisible.

Inviabilidad de pactar la divisibilidad de aquello que es indivisible

Ossola citando a Vélez Sarfield:”Pero de lo de lo contrario no es posible:


si la prestación no puede ser fraccionada materialmente, la obligación
siempre es indivisible, y no es viable pactar la divisibilidad intelectual”.
(p.441)

1.6.2.2. Prestaciones Divisibles


La división no debe menoscabar los bienes

Ossola cita a Caseaux:

La división material debe producir como efecto prestación que


formen un todo homogéneo y análogo con la prestación
primigenia; y no debe afectarse el valor de la prestación, y aun
cuando ello no acontezca, tampoco debe tener un efecto
económicamente adverso. (p.442)
Queda incorporado, pues, un parámetro valorativo proveniente del análisis
económico del derecho y desde dos variables que pueden o no presentarse
conjuntamente.

1.6.3. LaSituaciónenlas Obligacionesde los sujetos únicos


Al hablar del concepto de las obligaciones indivisibles y divisibles ya
apuntábamos cómo éste conectaba estrechamente con la existencia de
una pluralidad de acreedores o de deudores en la relación obligatoria.
Sin embargo, no olvidábamos cómo también la divisibilidad (y,
consecuentemente, la indivisibilidad) de las obligaciones trasciende
dichos supuestos de pluralidad para adquirir relevancia jurídica en
supuestos de unidad de deudor y de acreedor.
Dentro de este sector cabe hacer una distinción entre un concepto estricto
de la divisibilidad, que es el estudiado hasta aquí, y otro amplio, en el que
se puede hablar de divisibilidad desde el momento en que las partes en
que se pueda fraccionar materialmente la prestación conserven un propio
valor económico. Por lo que se refiere a la divisibilidad estricta
relacionada, ya lo hemos visto, con la fungibilidad de las partes en que se
puede fraccionar la prestación, su relevancia jurídica en estos supuestos
se pone de relieve fundamentalmente al atender a la regulación que el
Código civil prevé para la confusión parcial (artículo 1.194), la
compensación parcial (artículo 1.196) y la imputación parcial del pago
(artículo 1.174). En efecto, parece claro que todas ellas son instituciones
que han de funcionar sobre la base de la divisibilidad en el sentido visto
de las obligaciones afectadas. En cambio, la divisibilidad en sentido
amplio será relevante a la hora de apreciar la posibilidad de un pago
parcial de las obligaciones (113) (naturalmente aquí se incluye también la
divisibilidad en sentido estricto). Ya hemos considerado como el propio
artículo 1.154 prevé la posibilidad de una moderación de la pena
convencional no sólo cuando se haya producido un cumplimiento "en
parte" (divisibilidad perfecta o en sentido estricto), sino también cuando
haya habido un cumplimiento "irregular" (divisibilidad imperfecta o en
sentido amplio).
Pero quizá sea en el arrendamiento de obra el lugar del Código civil
donde mejor se aprecia la posible eficacia jurídica de la divisibilidad a la
hora de apreciar el pago parcial. Basta con reproducir los artículos 1.592 y
1.595: "El que se obliga a hacer una obra por piezas o por medida, puede
exigir del dueño que la reciba por partes y que la pague en proporción. Se
presume aprobada y recibida la parte satisfecha”.
"Cuando se ha encargado cierta obra a una persona por razón de sus
cualidades personales, el contrato se rescinde por la muerte de esta
persona. En este caso el propietario debe abonar a los herederos del
constructor, a proporción del precio convenido, el valor de la parte de obra
ejecutada y de los materiales preparados, siempre que de estos
materiales reporte algún beneficio. Lo mismo se entenderá sí el que
contrató la obra no puede acabarla por alguna causa independiente de su
voluntad" (artículo 1.595). En ellos queda contenida la idea de que, a
pesar de los artículos 1.157 y 1.169, cuando el cumplimiento parcial tenga
un valor eco-nómico para el acreedor y no quepa imputar al deudor el
incumplimiento parcial, aquél habrá de ser aceptado de acuerdo con la
buena fe que ha de imperar en las obligaciones (artículo 1.258). Vemos,
pues, cómo la consideración de las obligaciones divisibles e indivisibles
en estos casos nos remite a diversas instituciones: pago, confusión,
compensación. Será en ellas el lugar oportuno para llevar a cabo un
estudio detallado de los efectos simplemente mencionados en este último
apartado.

1.6.3.1. El Principio General


Según Ossola siguiendo el código civil argentino: “Si solo hay deudor y un
acreedor, la prestación debe ser cumplida por entero, aunque su objeto sea
divisible, en donde el acreedor no está obligado a recibir pagos parciales,
excepto disposición legal o convencional en contrario” (p.444).

Se contempla la obligación de sujetos únicos en la cual la prestación es


materialmente fraccionable (divisible), ratificándose la tradicional regla
relativa a que debe ser cumplida en su integridad.
Empero, si por alguna razón se generase una pluralidad de sujetos, cada
uno de los deudores responderá por su parte, produciéndose la división
(salvo que exista solidaridad).

1.6.3.2. Las Excepciones


Estas pueden surgir de la ley, o del pacto de partes.

Acuerdo de partes

Es de uso común en la práctica negocial que mediante un acuerdo de


partes el acreedor se avenga a recibir pagos parciales.

Ejercicio abuso de los derechos.

Ossola (2016):”Dicha regla de conducta impone, en ciertos casos, una


adecuada flexibilización de la solución de la ley, ya que de lo contrario se
produciría una alteración tal en el conflicto de interés, que lo
desnaturalizaría” (p.445).

Por ejemplo: en el caso en que, es un proceso judicial, el deudor


compareciera al juicio, se allanara a la demanda, y adjuntara el depósito
judicial del monto reclamado por el acreedor, pero faltando completar parte
de los intereses por mora. Suele ser común que el acreedor se oponga al
ofrecimiento de pago, invocando que este no es integro, y que él no está
obligado a recibir pagos parciales. La situación debe ser valorada por el
juez, evitando que el acreedor se atrinchere en la sinrazón, pues ello
dilatara los tiempos, generándose aún más intereses. Nada obsta, en
nuestra opinión, que se impute lo pagado (salvo oposición del deudor claro
está) al pago de los intereses y a cuenta de capital (en ese orden),
quedando un remanente insoluto, sustancialmente menor, que generara los
intereses correspondientes. No se pueden establecer reglas concluyentes,
pues la realidad presenta múltiples variantes, pero en casos como el
indicado, ambos principios se imponen por sobre la letra del texto legal.

Teoría de los actos propios

Ossola(2016) expresa:
Existen casos en los cuales el acreedor obra una conducta que
importa la aceptación de pagos parciales, y que luego le impide
volver sus pasos y exigir el pago total, si la situación de hecho se
mantiene. Hay una manifestación tacita de la voluntad. (p.445)

Ejemplo: el caso en que en un proceso judicial se trabe embargo sobre el


salario del demandado, y que los depósitos periódicos que practique su
empleador no alcanzaren a cubrir el total de la deuda. Si se ha dictado una
sentencia de condena, y se ha promovido su ejecución, va de suyo que el
acreedor no puede pretender esperar a que se complete, mediante esta
mecánica, el monto total de la deuda (con más intereses), y recién allí
pretender percibir las sumas que han sido puestas a su disposición en
razón del embargo cuya traba él mismo solicito.

1.6.4. La Divisibilidad en las Obligaciones de sujetos plurales


El fraccionamiento de la prestación en las obligaciones de sujeto múltiples

Aquí se entremezclan dos cuestiones que confluyen de manera necesaria


en el problema: debe determinarse la naturaleza del objeto
(divisible/indivisible) y también la de los vínculos (simplemente
mancomunados/solidarios).

Si bien desde lo funcional ambos aspectos operan en intrincada


interacción, son claramente distinguibles y deben ser analizados por
separado.

El efecto propio de la divisibilidad

Ossola (2016) expresa:

Según el código civil argentino, establece acerca de la


divisibilidad. Principio de división. Si la obligación divisible tiene
más de un acreedor o más de un deudor, se debe fraccionar en
tantos créditos o deudas iguales, como acreedores haya, siempre
que el titulo constitutivo no determine proporciones distintas y que
cada una de las partes equivale a una prestación. (p.447)
Exigibilidad: Cada una de las partes resultantes de la descomposición es
una prestación diversa e independiente de las restantes; y en
consecuencia cada acreedor solo tiene derecho a exigir la porción que le
es asignada, y cada deudor solo está obligado a cumplir aquello que le
tocó.

Ausencia de propagación de efectos: La desintegración prestacional


ocasiona lo que podría calificarse como una dispersión de los sujetos
originalmente vinculados en razón de una única causa eficiente que dio
nacimiento a la obligación.

En efecto, y producto de la divisibilidad del objeto, cada sujeto de cada


obligación resultante queda librado a su suerte frente a su contraparte, y
es exclusivo beneficiario y perjudicado de las conductas que obre y
situaciones en las que quede incurso, sin que estas se proyecten a los
restantes codeudores o coacreedores primitivos, inclusive la insolvencia
de un deudor, por la que otros no responden. En otras palabras: no existe
la llamada propagación de efectos en orden a la exigibilidad, el pago, la
prestación liberatoria, el incumplimiento por causas imputables a un
deudor, y los restantes modos extintivos.

Debe analizarse la naturaleza de los vínculos

Según Ossola debe examinarse si los vínculos son simplemente


mancomunados o solidarios

Medida del fraccionamiento

Aquí cada deudor responde por su cuota resultante, y cada acreedor solo
es tal también respecto de la porción asignada.

Y el artículo 808 (código civil argentino) establece que, el quantum de


cada obligación resultante se determinara, en primer lugar, en función de
lo que surja de su causa fuente (el “título constitutivo”).
1.6.4.1. LaPluralidad de sujetos en las Obligaciones
“En atención a la forma de organizarse los sujetos en las obligaciones,
estas pueden ser de la obligación estás pueden ser parciarias,
mancomunadas y solidarias” (Aranau, 2009, p.28).

La relación obligatoria requiere la existencia de dos sujetos, dos posiciones


subjetivas; si bien cada una de ellas puede estar integrada por una
pluralidad de personas. En la obligación los sujetos pueden concurrir de
acuerdo con las siguientes combinaciones: un acreedor y un solo deudor,
varios deudores y varios acreedores, un acreedor y varios deudores
(pluralidad pasiva) y un deudor y varios acreedores (pluralidad pasiva).

El fenómeno de la concurrencia de varias personas en cualquiera


de las posiciones, activa o pasiva, de la obligación y su diferente
forma de organizarse permite distinguir entre obligaciones:
mancomunadas, parciarias y solidarias. El que una obligación
pertenezca a cualquiera de estos supuestos dependerá de varios
factores: de la manifestación expresa de la ley, de la voluntad de
las partes y de la naturaleza divisible o indivisible de la obligación
(Aranau, 2009, p.28).

1.6.4.2. LaMancomunidad simple


Si del texto de las obligaciones no resulta otra cosa, el crédito o la deuda
se presumirán divididos en tantas partes iguales como acreedores o
deudores haya, reputándose créditos o deudas distintos unos de otros.
“Cuando la obligación es divisible la mancomunidad se denomina simple o
parciaria y en ese caso tendremos tantos créditos o deudas independientes
como acreedores o deudores” (Aranau, 2009. p.29).

La mancomunidad simple puede ser:

a) activa (responde al esquema de varios acreedores y un deudor), en esta


caso cada uno de los acreedores solo puede exigir o reclamar del deudor la
parte que le corresponde en el crédito. Ej. Si A debe con carácter
mancomunado 6.000 € a B, C y D, cada uno de los acreedores solo podrá
reclamar a A (deudor) 6.000 €.

b) pasiva (un acreedor y varios deudores), cada uno de los deudores


cumple pagando la parte de deuda que le corresponde. Ej. Si B, C y D,
deben a A con carácter mancomunado 9.000 €, cada uno de los deudores
solo podrá ser obligado a pagar al acreedor 9.000 €.

Los créditos o deudas mancomunados (parciarios) son, a pesar de su


origen común, autónomos en cuanto a los avatares de su existencia y a su
extinción. “Cada acreedor puede reclamar su deuda y cada deudor pagar la
suya separadamente” (Aranau, 2009, p.29). En la obligación parciaria la
insolvencia de un codeudor no obliga al resto a suplir su falta.

1.6.4.3. La Mancomunidad en sentido estricto o conjunta


Las obligaciones mancomunadas en sentido estricto, también denominadas
por la doctrina conjuntivas, unitarias, indivisible o en mano común,
presentan una integración homogénea de todos los sujetos, de modo que
no hay titularidad ni ejercicio de la obligación sin la concurrencia o
actuación de todos ellos, jurídicamente es como si se tratase de una sola
persona y no aparece la noción de cuota.

Este caso tiene lugar cuando la prestación es indivisible y la


misma ha de ser exigida conjuntamente por la pluralidad de
acreedores o cumplido por la pluralidad de deudores. Si la división
fuere imposible, solo perjudicarán al derecho de los acreedores
los actos colectivos de estos, y solo podrá hacerse efectiva la
deuda procediendo contra todos los deudores. Si alguno de estos
resultare insolvente, no estarán los demás obligados a suplir su
falta (Aranau, 2009, p.30).

Ej. Si A vende un caballo a B y C, solo quedará liberado de su obligación si


entrega el animal a ambos. A su vez los dos acreedores tendrán que
entregar conjuntamente el precio de la compraventa para cumplir con la
obligación.

La mancomunidad en mano común no solo tiene lugar con ocasión de las


obligaciones indivisibles, puesto que también puede establecerla la ley,
como sucede en la responsabilidad mancomunada de las obligaciones de
la herencia mientras subsista la comunidad hereditaria, o la voluntad de las
partes cuando decidan aplicar este régimen a las obligaciones que surjan
entre ellos. Ej. El sistema de firmas mancomunadas entre socios de una
pequeña empresa, o entre el Presidente y Secretario de una comunidad de
vecinos.

1.6.4.4. Reglas aplicables a las Obligaciones con pluralidad de


sujetos

El Código Civil, en el supuesto de obligaciones con varios sujetos,


establece como regla general la presunción de mancomunidad (presunción
de no solidaridad prefieren denominar algunos autores) y la solidaridad
como excepción.

“Entre la parciariedad y la mancomunidad se establece una presunción iuris


tantum a favor de la primera, que no tendrá vigencia, cuando del texto de la
obligación se deduzca lo contrario o cuando la prestación fuese indivisible”
(Aranau, 2009, p.30).

El Código, no obstante, contempla algunos supuestos en los se aplica


directamente la regla de la solidaridad. Los supuestos de solidaridad legal
contemplados en el Código Civil son: a) cuando la obligación de alimentos
recae sobre varias personas, b) de los herederos sin beneficio de inventario
frente a los acreedores del causante, c) varios mandantes en relación al
mandatario, d) pluralidad de comodatarios y e) varios gestores en la
gestión de negocios).

“En materia de responsabilidad extracontractual por daños ocasionados por


varias personas, se ha establecido la regla de presunción de solidaridad
como garantía del resarcimiento” (Aranau, 2009, p.30).

Las obligaciones también podrán tener carácter solidario cuando las partes
así lo pacten en virtud del principio de la autonomía de la voluntad

1.7. De acuerdo a los Artículos del Código Civil sobre las Obligaciones
1.7.1. El Principio de Divisibilidad
El texto del artículo 1172 es el siguiente:

Artículo 1172.- «Si son varios los acreedores o los deudores de


una prestación divisible y la obligación no es solidaria, cada uno de los
acreedores sólo puede pedir la satisfacción de la parte del crédito que le
corresponde, en tanto que cada uno de los deudores únicamente se
encuentra obligado a pagar su parte de la deuda»

Debe repararse en lo prescrito por el artículo 1172 del Código


Civil Peruano de 1984, en el sentido de que en la obligación
divisible, no solidaria sino mancomunada, cada uno de los
acreedores sólo puede pedir la satisfacción de la parte del crédito
que le corresponde, en tanto que cada uno de los deudores
únicamente se encuentra obligado a pagar su parte de la deuda.
Este principio es básico de las obligaciones divisibles y
mancomunadas (Osterling, y Castillo, 2008, p.271).

El referido principio básico de la divisibilidad tiene data muy antigua. En


opinión de Marcadé, al comentar el artículo 1220 del Código de Napoleón.
Las obligaciones sólo se distinguen en divisibles e indivisibles por los
acreedores o los deudores múltiples, pues en tanto que hay un solo
acreedor y un solo deudor, por muy divisible que sea la obligación
siempre debe recibir una ejecución simple e integral, sin ser nunca
susceptible de pagos parciales, de modo que ésta alcanza el mismo
efecto que si fuese indivisible. Agrega que sólo a la muerte de un deudor
o de un acreedor que deja varios herederos se puede dividir la obligación
existente originariamente entre un solo acreedor y un solo deudor, si tal
obligación es susceptible de dicha división.

“Del texto del artículo 1172 del Código Civil Peruano de 1984 se deduce
el principio básico de la divisibilidad. Pero podría ocurrir que, no obstante
este principio, a la horade efectuar el pago éste no se haga estrictamente
de acuerdo al mismo” (Osterling y Castillo, 2008, p.271).

Cuando estemos en presencia de una obligación cuya prestación consista


en la entrega de bienes fungibles o inciertos, se entenderá divisible la
obligación, siempre y cuando cada uno de los deudores pueda cumplir
frente al o a los acreedores comunes, un número igual de los bienes
debidos. De lo contrario, estaremos en presencia de una obligación
indivisible.
En cambio, cuando estemos en presencia de una obligación de dar
bienes ciertos, esta obligación no será divisible, ya que la división sería
impracticable en partes viriles, sin destruir la idea de todo el tiempo.

Ahora bien, el principio de divisibilidad es el que permite distinguirlas


obligaciones divisibles y las indivisibles. De esta forma, cuentos
obligaciones parten de un primer punto para su calificación, esto es, sil a
prestación es susceptible de división o no lo es.

1.7.2. Presunción de División en Alícuotas


Como adelantamos en el acápite anterior, en las obligaciones divisibles se
asumen, en principio, que existe igualdad en cuanto a las partes se
dividen el crédito o la deuda. Dicha presunción se encuentra contenida en
el artículo 1173 del Código Civil Peruano:

Artículo 1173. - «En las obligaciones divisibles, el crédito o la deuda se


presumen Divididos en Tantas contradictorio Iguales Como Acreedores o
deudores existan, reputándose Créditos o Deudas Distintos e
indestructible pendientes de la unos a otros , salvamento que lo
contrario resulte de la ley, el título de la obligación o las circunstancias del
caso».

Este precepto, como veremos más adelante, se aplica a las obligaciones


mancomunadas, en virtud de lo dispuesto en el artículo 1182. El artículo
1173 del Código Civil Peruano, contiene una presunción acerca de lo que
se entiende por obligaciones divisibles.

“Es parte natural de las obligaciones divisibles y las obligaciones


mancomunadas, el hecho de que las partes no se han pactado en
contrario, se presuma que el crédito y la deuda se encuentran divididos en
tantas partes como acreedores y deudores existen” (Osterling y Castillo,
2008, p.272).
1.7.3. Oposición del beneficio de la división en las Obligaciones
Mancomunadas.
Según el artículo 1174 del Código Civil Peruano:

Artículo 1174.- «El beneficio de la división no puede ser opuesto por el


heredero del deudor encargado de cumplir la prestación, por quien se
encuentre en posesión de la cosa debida o por quien adquiere el bien que
garantiza la obligación».

El primer supuesto del artículo 1174 del Código Civil Peruano, es


el tema de la división divisible, y se llama fallez-: a. En tal sentido,
si dicho deudor dejase herederos, y algunos de ellos subiese sido
encargado por su causante o por los otros coherederos para que
cumpla una obligación contraída por su causante, no podría
excusarse de dicho cumplimiento íntegro, aduciendo que existen
otros coherederos qué podrían realizar un cumplimiento
fraccionado de la prestación (Osterling y Castillo, 2008, p.273).

Cuando se señala en el caso de que, luego de la muerte del deudor, se


han publicado procedimientos de la división, y se ha adjudicado a uno de
ellos una posesión de la cosa que forma el objeto de la prestación, el
acreedor o la excepción al principio de la divisibilidad, puede ser un
editado que posee la cosa que se debe hacer, y este último quedan su
versión, quedando a salvo la repetición contra los obligados.

Cuando la obligación de una carga de varios herederos consistía en un


depósito o un mandato, o en una declaración de pretensión. La Regla: No
obstante enunciada, el acreedor conservaba el derecho a demandar a
cada uno heredado la ejecución de la obligación, según su parte
hereditaria.

2. Obligaciones Solidarias
2.1. Concepto de solidaridad
La obligación es solidaria cuando la prestación debida, de carácter
divisible, puede ser exigida totalmente por cualquiera de los acreedores
a cualquiera de los deudores, en virtud de la convención, el testamento o
ley (Escobar, 1997). Esto es en el caso de la existencia de una
concurrencia mixta, pero también presentarse en concurrencia pasiva.

2.2. Las fuentes de la solidaridad


Para que podamos hablar de una obligación solidaria, tenemos que
tener en cuenta la existencia de una pluralidad de sujetos, puesto que si
solo existiese un solo acreedor y un solo deudor, no aplicaría esta
denominación. Precisando esto, haremos referencia a las fuentes de la
obligación solidaria.
Generalmente la solidaridad nace en virtud de la voluntad, unilateral o
plurilateral un caso de voluntad unilateral seria aquel en que se
constituye la solidaridad por testamento. Sin embargo, el supuesto más
frecuente es aquella solidaridad que nace por pato.
Pero la solidaridad también puede nacer de la ley. En este caso es raro
que una norma legal puede ordenar que determinadas personas sean
deudoras solidarias de otra u otras.
Se dice que la solidad es legal cuando existe pleno derecho en virtud de
una norma jurídica. Esto se conoce con la denominación de solidaridad
legal, la que como la convencional, no existe sino en los casos en que
ley expresamente la establece. Constituyendo la solidaridad una
excepción al principio de la división de la deuda.
Por último, algunos tratadistas aceptan como fuente de la solidaridad las
resoluciones judiciales. Se afirma que la solidaridad también puede
constituirse por decisión judicial que tenga fuerza de cosa juzgada.
Pero quienes sostienen esta tesis olvidan que las resoluciones judiciales
no son sino la aplicación del derecho a los hechos que alegan y prueban
las partes; cuando una resolución judicial condena solidariamente a
varias personas, no es porque cree solidaridad, sino porque ésta resulta
de la voluntad de las partes, por los contratos o por la voluntad
unilateral, o de la ley.
Por lo que decimos en conclusión, que las únicas fuentes de solidarias
son la voluntad y la ley.
2.3. Principios básicos de las obligaciones solidarias
2.3.1. Los créditos solidarios
Sabemos que el crédito es solidario cuando cada uno de los acreedores,
actuando individualmente, se encuentra facultado para exigir y recibir del
deudor la totalidad de la prestación debida y el deudor se libera de la
obligación pagando a un acreedor solamente.
Por lo que Diez (1992) señala lo siguiente:
El acreedor solidario ostenta exteriormente un poder de
disposición sobre el crédito por entero que puede llevarle hasta la
extinción o modificación de la deuda, pero de los actos
perjudiciales para los demás compañeros en la solidaridad que
deriva un derecho de reembolso en favor de estos contra aquel,
limitado a la parte que cada uno tenga en la obligación que, en
principio, se presume igual. (p. 138)
Dicho de otra manera, el acto dispositivo del acreedor del acreedor le
impone el deber de satisfacer a sus coacreedores aquello que estos
hubieran percibido si tal acto no se hubiera realizado.

2.3.2. Las deudas solidarias


La organización de la solidaridad pasiva en el código civil argentino se
establece bajo dos principios, uno para las relaciones externas entre
acreedor y deudores y otro para las relación internas entre los deudores.
Con arreglo al primero, cada uno de los deudores es deudor por el
entero. De acuerdo con el segundo, la deuda se divide entre los
codeudores en la proporción que acuerden, presumiéndose en su
defecto la división por igual.
Los efectos que se dan cuando el deudor solidario paga por entero, se
producirán también cuando extingue la obligación a su costa.

2.4. Clases de obligaciones solidarias


2.4.1. Solidaridad activa
Esta clase de solidaridad, que es muy poco usual, es aquellas en la que
existe una pluralidad de acreedores solidarios ante un deudor común.
Esta clase de solidaridad nace de la voluntad de las partes, aunque
teóricamente también podría ser legal.
2.4.2. Solidaridad pasiva
La solidaridad es aquella en la cual existe pluralidad de deudores
obligados solidariamente frente a un acreedor común. Esta solidaridad
surge, por lo general del pacto entre las partes y la ley. Por lo que,
decimos que, hay solidaridad pasiva cuando la prestación debida por
varios deudores puede ser íntegramente exigida a cualquiera de ellos.
Se trata, en consecuencia, de una obligación única a cargo de varios
deudores, de suerte que uno cualquiera puede ser obligado a efectuar
un pago íntegro, liberatorio para todos con relación del acreedor. En este
orden de idea, la solidaridad pasiva, constituye las más sólida garantía
personal.

2.4.3. Solidaridad mixta


Esta clase de solidaridad es la menos frecuente. Esta implica la
existencia de una pluralidad de acreedores y deudores solidarios.

2.5. Caracteres de la solidaridad


2.5.1. Pluralidad de sujetos
Es preciso que existan varios sujetos activos o pasivos, pues, si solo
existe un deudor y un acreedor, es claro que el acreedor puede reclamar
al deudor el total de la obligación, sencillamente por su naturaleza.

2.5.2. Unidad de la prestación


El objeto debido es uno y, como consecuencia, en todos los tipos de
solidaridad puede ser exigido por cualquier acreedor a cualquier deudor,
quedando extinguida la obligación en virtud del pago.

2.5.3. Divisibilidad del objeto


La prestación debe ser una y divisible. Si la obligación fueses indivisible
se está obligado al todo, no por vínculo solidario, sino en virtud de la
indivisibilidad de la prestación.

2.5.4. Pluralidad de vínculos


El vínculo que une a cada deudor o acreedor es independientemente
por cada uno de ellos. Esta pluralidad de vínculos trae las siguientes
consecuencias:
a. La obligación puede ser simple para unos deudores y a plazo o
condicional para otros.
b. Si el acreedor demanda a uno de los deudores solidarios y este
no satisface la totalidad de las obligaciones, conserva la acción
para dirigirse contra los otros.
c. Puede tener la solidaridad causas distintas para los deudores.
d. Que solo uno de los deudores otorgue garantía.

2.5.5. Debe ser expresa


Es preciso que la convención, el testamento o la ley la establezcan,
puesto que la solidaridad no se presume. La mancomunidad es la regla,
la solidaridad es la excepción. Como consecuencia, la solidaridad no se
aplica por analogía y en caso de duda debe declararse la
mancomunidad. No hay palabras sacramentales. Puede resultar de las
expresiones siguientes: “que cada uno se obliga por el total”, “que se
obligan uno por la otra”, “que se obligan conjuntamente con renuncia del
beneficio de excusión y de división”, etc.

2.6. Extinción total o parcial de la solidaridad entre el deudor y uno de


los acreedores
A diferencia de los artículos 1188 y 1189 del Código Civil, que se refieren
a la solidaridad pasiva, el artículo 1190 regula los casos de solidaridad
activa:

Artículo 1190.- «Cuando los actos a que se refiere el artículo 1188 son
realizados entre el deudor y uno de los acreedores solidarios sobre la
totalidad de la obligación, ésta se extingue respecto a los demás
coacreedores. El acreedor que hubiese efectuado cualquiera de estos
actos, así como el que cobra la deuda, responderá ante los demás de la
parte que les corresponda en la obligación original. Si tales actos se
hubieran limitado a la parte que corresponde a uno solo de los
acreedores, la obligación se extingue únicamente respecto a dicha parte».
“El primer párrafo de esta norma contempla el supuesto en el cual los
actos de novación, compensación, condonación o transacción se realicen
entre uno de los coacreedores solidarios y el deudor común, sobre la
totalidad de la obligación” (Osterling y Castillo, 2008, p.347).
La solución que plantea el artículo 1190 del Código, en su primer párrafo,
es que la obligación se extingue respecto de los demás coacreedores
(aquellos que no participaron en dichos actos con el deudor común), a
diferencia de la solución prevista para los casos de indivisibilidad, regidos
por el artículo 1179. El precepto dispone, asimismo, que el acreedor que
hubiese efectuado cualquiera de estos actos, así como el que cobra la
deudaresponderá ante los demás de la parte que les corresponda en la
obligación original.
También debemos señalar qué pasaría si uno de los coacreedores
solidarios cobrara el íntegro de la deuda.
En este caso el acreedor deberá responder frente a sus otros
coacreedores, en cuanto a las partes o valores que les
correspondía recibir a cada uno de ellos. Si bien uno de los
coacreedores puede cobrar el íntegro, esto no significa que sólo a
él le pertenezca el total de la prestación cobrada. Ello podrá ser
así si la obligación se constituyó en su exclusivo interés, pero
podrá no serlo, caso en el cual deberá restituir a cada uno de sus
coacreedores las partes o porciones que les correspondan
(Osterling y Castillo, 2008, p. 348).

Además, conviene mencionar que la solución dada al tema de la extinción


total de la deuda es distinta en el caso de las obligaciones indivisibles
(artículo 1176) y en el caso de las obligaciones solidarias (artículo 1190).
En el primer supuesto el deudor puede exigir, para cumplir con los otros
acreedores de prestación indivisible, que éstos reembolsen o le
garanticen el reembolso de la parte de la prestación objeto de los actos
previstos por el precepto, salvo que todos los coacreedores,
conjuntamente, reciban el pago. En el segundo, no se exige tal requisito.
“Ello obedece, desde luego, a las distintas consecuencias jurídicas,
respecto del pago, entre las obligaciones indivisibles y solidarias”
(Osterling y Castillo, 2008, p. 349). Las prestaciones indivisibles o son
cobradas por todos los acreedores o son cobradas por alguno, pero
garantizando el pago de su parte a los demás. En las obligaciones
solidarias cualquiera de los acreedores puede cobrar el íntegro, sin
restricción alguna.
Debemos expresar, además, que si la obligación fuese indivisible y
mancomunada, regiría el artículo 1179, por sor de aplicación a las
obligaciones indivisibles; si fuese divisible y solidaria, no sería de
aplicación el artículo 1179, ya que sólo está referido a la indivisibilidad,
sino el artículo 1190, primer párrafo, sobre solidaridad; y si fuera
indivisible y solidaria, se aplicaría el artículo 1190, por ser norma propia
de la solidaridad, y, además, por la remisión del segundo párrafo del
artículo 1181.

El segundo párrafo del artículo 1190 del Código Civil Peruano se


refiere a un supuesto similar al del primer párrafo del mismo
artículo, pero para el evento de que dichos actos se realicen no
sobre la totalidad de la acreencia, sino solamente sobre la parte
correspondiente al coacreedor solidario (Osterling y Castillo, 2008,
p. 349).

Si luego el deudor común deviene en insolvente, el coacreedor que


practicó los actos a que se refiere el segundo párrafo del artículo 1190
tendría que restituir a sus coacreedores la porción respectiva de lo
recibido. Consideramos que esta solución sería evidente, ya que de
optarse por el camino contrario se abrirían las puertas a eventuales
fraudes. Por lo demás, aquí se aplicaría, sin duda, lo previsto por el
artículo 1204 del Código Civil, que analizaremos más adelante. Para
concluir con este punto, precisa señalarse que si la obligación fuese
indivisible y solidaria, no debería aplicarse el artículo 1190, dada la
naturaleza de la indivisibilidad, no obstante lo señalado por el segundo
párrafo del artículo 1181. Y si fuese divisible y solidaria, sí sería de
.aplicación el artículo 1190, dada la naturaleza de la divisibilidad.

2.7. Extinción parcial de la solidaridad por consolidación

El artículo 1191 del Código Civil de 1984 regula el supuesto de


consolidación en las obligaciones solidarias. Su texto es el siguiente:
Artículo 1191.- «La consolidación operada en uno de los acreedores o
deudores solidarios sólo extingue la obligación en la parte
correspondiente al acreedor o al deudor».
“Esta norma contempla, a su vez, los supuestos de solidaridad activa y
solidaridad pasiva” (Osterling y Castillo, 2008, p. 350).
Respecto de la solidaridad activa se establece que la consolidación
operada entre uno de los acreedores y el deudor común, solamente
extingue la obligación en la parte correspondiente a dicho acreedor. En
relación con la solidaridad pasiva ocurre algo similar, pero a la inversa,
puesto que la consolidación operada entre uno de los deudores y el
acreedor común, sólo extinguirá la obligación de dicho deudor, pero no las
de los demás, frente a los cuales dicho ex deudor se convertirá en el
nuevo acreedor; a diferencia del caso anterior, en que el ex acreedor se
convertirá en deudor de los otros coacreedores.
“La unión en la misma persona del crédito y la deuda solidaria, produce
una verdadera extinción de ellas por imposibilidad orgánica. No se
concibe que un deudor se continúe debiendo a sí mismo” (Osterling y
Castillo, 2008, p. 351).
Por último, debemos señalar que si la obligación fuese indivisible y
solidaria, sería de aplicación solamente el artículo 1191 del Código Civil
Peruano, en virtud de lo previsto por el segundo párrafo del artículo 1181;
si fuese divisible y solidaria no sería de aplicación el artículo 1178, ya que
sólo está referido a. la indivisibilidad, mas sí el artículo 1191 relativo a la
solidaridad; y si fuese indivisible y mancomunada se aplicaría, desde
luego, el artículo 1178, referente a la indivisibilidad.

2.8. Excepciones pasibles de ser opuesta

El artículo 1192 del Código Civil Peruano de 1984, establece lo siguiente:

Artículo 1192.- «A cada uno de los acreedores o deudores solidarios "sólo


pueden oponérseles las excepciones que les son personales y las
comunes a todos los acreedores o deudores».
“En el Derecho Procesal se hace una distinción entre defensas y
excepciones. Las primeras están destinadas a discutir el fondo del
derecho invocado por el demandante, por ejemplo, los vicios de la
voluntad, el haber pagado, etc” (Osterling y Castillo, 2008, p. 352). Las
segundas, o sea las excepciones, se relacionan no con el derecho de
fondo del demandante, sino con alguna cuestión de forma o de carácter
previo; por ejemplo, la excepción de pleito pendiente. Al hablar de
excepciones, es evidente que la norma ha lomado esta palabra no en su
sentido técnico, sino en el sentido de defensa o de medios de defensa de
los cuales pueden valerse los codeudores solidarios para controvertir el
derecho del acreedor. Así se explica que la ley hable de excepciones
comunes a todos los deudores y de excepciones propias de cada uno de
ellos.
De otro lado, debe señalarse que el artículo 1192 del Código Civil tiene
como función especificar cuál es el régimen de las excepciones respecto
del tema de la solidaridad.
El sentido del Código, en materia de excepciones, es que sólo
podrán ser interpuestas a cada uno de los codeudores o
coacreedores solidarios aquéllas que les son personales,
entendidas como las que les afectan directamente, y no respecto
de sus demás codeudores o coacreedores. Dentro de este mismo
razonamiento, le podrán ser interpuestas aquellas excepciones
que lo afecten tanto a él como a sus otros codeudores o
coacreedores, denominadas comunes (Osterling y Castillo, 2008,
p. 354).

Al respecto, consideramos de utilidad citar algunos ejemplos que ilustren


el supuesto del artículo 1192.
Si uno de los codeudores aduce que el acto jurídico es nulo respecto de
él, porque lo celebró siendo un incapaz absoluto, la nulidad no alcanzaría
necesariamente a los demás, salvo que dada la naturaleza del acto no
resultasen aplicables los principios de nulidad parcial establecidos por el
artículo 223 del Código Civil. Si adujera que es anulable respecto de él,
por algún vicio de la voluntad, tampoco alcanzaría necesariamente a los
otros. En cambio, si el codeudor adujese que el acto jurídico celebrado es
nulo por defecto de forma, ello sería común, y por lo tanto alcanzaría a
todos; y si el juez lo declarara nulo, tal situación trascendería a los demás
codeudores, conforme lo establece el artículo 1193.
Los mismos ejemplos mencionados podrían servir para ilustrar el caso de
la pluralidad de acreedores.
El problema se presentaría si el deudor tiene éxito en su excepción
personal. Evidentemente los demás codeudores solidarios seguirían
siendo deudores por el íntegro, pero cabría formularnos la interrogante de
si tendrían o no alguna acción contra el liberado, dentro de lo que se
denomina «las relaciones internas entre los codeudores». Y el mismo
supuesto, pero a la inversa, podría ocurrir entre los coacreedores.
Por nuestra parte, consideramos que en caso de que un codeudor se
libere por oponer una excepción que le es personal, habría que distinguir
si estamos en presencia de una obligación divisible o ante una de carácter
indivisible.

2.9. Efectos de la sentencia

Resulta pertinente indicar que, aunque los límites de las resoluciones son
desarrollados respecto de la noción de cosa juzgada, lo cierto es que
dichos conceptos pueden hacerse extensivos, como de hecho lo hace la
doctrina mayoritaria, a todas las resoluciones judiciales.

“Así las cosas, se distinguen dos límites en las resoluciones, uno subjetivo
y otro objetivo. Para el caso analizado, nos interesa el primero de ellos”
(Osterling y Castillo, 2008, p. 355).
A efectos de entender la noción de límite subjetivo, debemos señalar que
una resolución produce dos grupos de efectos. Los efectos directos, que
se refieren a la contienda y que se limitan a las partes, por ser éstas
elementos de aquélla; y los efectos reflejos, que se producen frente a
cualquier titular, parte o tercero, de una relación jurídica en determinada
conexión (de perjudicialidad o de concurrencia) con la vencida en juicio.
Lo normal es que estos efectos reflejos se produzcan frente a cualquiera,
erga omnes, y lo excepcional es que se limiten a las partes del juicio.
Sin perjuicio de lo expuesto, cabe resaltar que el límite subjetivo
de la resolución implica que exista identidad entre las partes y los
sujetos que se vean afectados por ella, de manera tal que, en
principio, una resolución no debería afectar a terceros. Esta regla,
como hemos adelantado, admite excepciones, pues se acepta la
afectación de los terceros cuyos derechos dependen de los de las
partes o de cuyos derechos dependen los de las partes, siempre
que hayan sido citados con la demanda (Osterling y Castillo,
2008, p. 356).

De otro lado, es necesario comentar que una diferencia fundamental


respecto del cumplimiento en las obligaciones indivisibles y en las
solidarias, consiste en que en las primeras el deudor queda liberado
pagando conjuntamente a todos los acreedores, o a alguno de ellos, si
éste garantiza a los demás el reembolso de la parte que les corresponde
en la obligación (argumento del segundo párrafo del artículo 1176 del
Código Civil), restricción que no existe en el caso de las obligaciones
solidarias, de acuerdo con lo previsto por el artículo 1185, precepto que
establece que el deudor puede efectuar el pago a cualquiera de los
acreedores solidarios, aun cuando hubiese sido demandado sólo por
alguno.

Conviene agregar que si la obligación fuese indivisible y solidaria, no


habría problema alguno, ya que el artículo 1193 se aplica a ambos
supuestos, en virtud de lo establecido por el segundo párrafo del artículo
1181 del Código Civil Peruano; y que si fuese divisible y solidaria, se
aplicaría, asimismo, el artículo 1193.
Como puede apreciarse, seguir lo establecido en el artículo 93 del Código
Procesal Civil resultaría perjudicial o, si se quiere, ineficiente, en la
medida en que ello implica acrecentar los costos de las partes. Tengamos
presente que, en muchas ocasiones, la razón por la que un acreedor,
pudiendo demandar, por ejemplo, a sus tres codeudores solidarios,
únicamente demanda a uno, es porque conoce la situación de aquéllos y
probablemente sabe que los otros dos son insolventes.
En todo caso, lo cierto es que el beneficio de la solidaridad pasiva es,
justamente, que el acreedor puede exigir el cumplimiento total de la
obligación a uno solo de sus deudores. No tiene por qué demandar a
todos, si esa es su decisión. Igualmente, es característica de la
solidaridad activa^ que el deudor puede pagar el íntegro de la deuda a
cualquiera de sus acreedores solidarios.

2.10. Constitución en mora de un codeudor o de un coacreedor

La mora en las obligaciones solidarias se encuentra regulada en el


artículo 1194. El citado numeral señala lo siguiente:
Artículo 1194.- «La constitución en mora de uno de los deudores o
acreedores solidarios no surte efecto respecto a los demás. La
constitución en mora del deudor por uno de los acreedores solidarios, o
del acreedor por uno de los deudores solidarios, favorece a los otros».
Dentro del régimen nacional, la constitución en mora de uno de los
deudores o acreedores solidarios no surte efecto respecto a los demás;
en tanto que la constitución en mora del deudor por uno de los acreedores
solidarios, o del acreedor por uno de los deudores solidarios, favorece a
los otros.
“Puede ocurrir que los distintos deudores solidarios se hayan obligado
unos pura y simplemente y los otros a plazo o bajo condición” (Osterling y
Castillo, 2008, p. 258).
El primer párrafo del artículo 1194 del Código Civil Peruano contempla un
supuesto de solidaridad pasiva o activa, en el cual alguno de los
codeudores o coacreedores es constituido en mora por el deudor o
acreedor común o por alguno de los codeudores o coacreedores
comunes, según fuese el caso.
Aquí la regla es que dicha constitución en mora no afecta a los demás
codeudores o coacreedores no constituidos en mora. Esto, por
elementales razones de justicia.
Adicionalmente podemos decir que la solución del artículo 1194 es
coherente con el principio del artículo 1195 del propio Código. En el
Código Civil de 1936 la solución era incoherente; en el caso de mora se
desplazaba la responsabilidad a los demás, pero en el caso de
inejecución de la obligación sólo el culpable respondía por daños y
perjuicios.
Conviene aquí señalar, además, que el principio por el cual la constitución
en mora de un codeudor o coacreedor solidario no surte efecto respecto a
los demás (es decir que no los perjudica), a diferencia de aquél en que la
constitución en mora del deudor por uno de los acreedores solidarios, o
del acreedor por uno de los deudores solidarios, favorece a los otros (es
decir que los beneficia), es asumido en idéntico sentido por el Código
Peruano en otros dos preceptos: el artículo 1198, el mismo que establece
que la renuncia a la prescripción por uno de los codeudores solidarios no
surte efecto respecto de los demás (es decir que no los perjudica); en
tanto que la renuncia a la prescripción en favor de uno de los acreedores
solidarios, favorece a los demás (es decir que los beneficia). La otra
norma que recoge el mismo principio es el artículo 1199, el mismo que
dispone que el reconocimiento de la deuda por uno de los deudores
solidarios, no produce efecto respecto a los demás codeudores (es decir
que no los perjudica); en tanto que si se practica el reconocimiento por el
deudor ante uno de los acreedores solidarios, favorece a los otros (es
decir que los beneficia).

2.11. Efectos del incumplimiento culpable de uno o más codeudores

Artículo 1195.-- «El incumplimiento de la obligación por causa imputable a


uno o-a varios codeudores, no libera a los demás de la'-obligación de
pagar solidariamente el valor de la prestación debida. El acreedor puede
pedir el resarcimiento de los daños y perjuicios al codeudor o,
solidariamente, a los codeudores responsables del incumplimiento».

El artículo 1195 del Código Civil Peruano prescribe que el incumplimiento


de la obligación solidaria por causa imputable a uno o a varios
codeudores no liberará a los demás de pagar de manera solidaria el valor
de la prestación debida (a diferencia del supuesto de la indivisibilidad).
Esto quiere decir que la integridad de codeudores, incluso aquellos que se
encontraban dispuestos a ejecutar la obligación, devendrán en deudores
solidarios, en vía indemnizatoria, del valor total de la prestación respecto
del acreedor común.

De acuerdo a lo prescrito por el citado artículo 1195, cuando la


obligación es imposible por culpa de alguno(s) de los codeudores
solidarios, subsiste para todos la obligación de pagar su valor,
pero por los daños y perjuicios sólo responden el culpable o los
culpables (Osterling y Castillo, 2008, p. 458).

Debemos señalar que si la obligación fuese indivisible y solidaria, primaría


el principio del artículo 1195, por ser dicha norma propia de la solidaridad,
y además por lo establecido en el segundo párrafo del artículo 1181 del
Código Civil.

Si la obligación fuese divisible y solidaria, igualmente regiría el artículo


1195, y si fuese mancomunada e indivisible, se aplicaría el artículo 1180.

2.12. La prescripción y las obligaciones solidarias

Uno de los últimos temas a estudiar en tomo a las obligaciones


indivisibles y solidarias es el relativo a la prescripción. Así, debemos
analizar la interrupción y la suspensión de la prescripción y la renuncia a
la misma

La interrupción se produce por hechos sobrevinientes al nacimiento de la


acción. Consisten en una manifestación de voluntad emanada del
prescribiente reconociendo el derecho de aquel contra el cual prescribe o
en una manifestación de voluntad del propio titular del derecho. A
diferencia de la suspensión, la interrupción destruye la eficacia del tiempo
transcurrido e imposibilita el cumplimiento del curso prescriptorio ya
iniciado».

El caso es distinto de lo que ocurre con la suspensión de la


prescripción, pues cuando desaparece la causal de interrupción de la
misma, se inicia un nuevo plazo prescriptorio, no sumándose al
nuevo plazo el transcurrido con anterioridad a la interrupción
(Osterling y Castillo, 2008, p. 360).

2.12.1. Interrupción de la prescripción contra uno de los codeudores


o coacreedores

Respecto a la interrupción de la prescripción, recordamos que ella está


contemplada por el artículo 1996 del Código Civil Peruano, norma en la
cual se incluyen las cuatro causales siguientes: reconocimiento de la
obligación; intimación para constituir en mora al deudor; citación con la
demanda o por otro acto con el que se notifique al deudor, aun cuando se
haya acudido a un juez o autoridad incompetente; y oposición judicial de
la compensación. Dicho precepto establece lo siguiente:

Artículo 1996.- «Se interrúmpela prescripción por:

1- Reconocimiento de la obligación.
2- Intimación para constituir en mora al deudor.
3- Citación con la demanda o por otro acto con el que se notifique al
deudor, aun cuando se haya acudido a un juez o autoridad
incompetente.
4- Oponer judicialmente la compensación».

La norma transcrita describe los cuatro supuestos que dan lugar a la


interrupción del plazo prescriptorio y que vamos a estudiar seguidamente.

Conviene resaltar que la prescripción y la caducidad constituyen dos de


los temas más importantes en la vida del Derecho, puesto que se trata de
instituciones creadas para otorgar seguridad jurídica. Así, la prescripción y
la caducidad evitan que las pretensiones sean eternas y que se genere un
clima permanente de incertidumbre.

“Tomando como punto de partida esa idea, revisemos cómo opera la


prescripción y los supuestos de interrupción del plazo prescriptorio a partir
de un ejemplo” (Osterling y Castillo, 2008, p. 362).
Si se hubiese establecido como fecha de cumplimiento de una obligación
el 10 de octubre del año 1998, ello implicaría que desde ese día la
obligación fue exigible y, en consecuencia, que el acreedor, también
desde esa fecha, tendría diez años en la hipótesis de que éste fuera el
plazo prescriptorio para cobrarla.
Transcurrido ese lapso sin que el acreedor la intente cobrar, la obligación
dejaría de ser civil para convertirse en una natural. De esta manera, si el
acreedor intentara cobrar su acreencia después del 10 de octubre de
2008, el deudor podría optar por pagarla, que sería una posibilidad remota
en la práctica, o por deducir la excepción de prescripción. Sin embargo, y
tal como lo hemos podido apreciar de la lectura del artículo 1996 del
Código Civil, existen determinadas situaciones que al configurarse
determinan que se interrumpa el plazo prescriptorio.

2.12.1.1. Reconocimiento de la obligación

La primera de esas situaciones es el reconocimiento de la obligación por


parte del deudor.

Conforme al artículo 1205 del Código Civil de 1984, existen dos formas de
efectuar el reconocimiento de una obligación.

La primera, por acto mortis causa; la segunda, por acto ínter


vivos. En las obligaciones solidarias, el reconocimiento de la
obligación opera de manera similar a la renuncia a la prescripción,
en el sentido de que sus efectos sólo vinculan al deudor que
realiza el acto y no alcanzan a los demás deudores solidarios.
Ello, en razón de que el reconocimiento es un acto voluntario y
personal, de donde se sigue que el codeudor que no ha
participado de aquél no tiene por qué verse perjudicado (Osterling
y Castillo, 2008, p. 364).

Cuando la solidaridad es activa, el reconocimiento del deudor común


beneficia a todos los acreedores solidarios, y no sólo a aquél ante quien se
realizó el acto de reconocimiento. Ello, en tanto el ordenamiento jurídico no
desea que en la relación interna sólo se beneficie uno y se perjudiquen los
demás.

2.12.1.2. Intimación para constituir en mora al deudor

En segundo lugar, el artículo 1996 del Código Civil se refiere a la intimación


para constituir en mora al deudor.

De este modo, el articulo 1996 prescribe en su inciso 2 que una vez incido
el plazo prescriptorio, es decir, luego de vencido el plazo para pagar esa
obligación que no fue cobrada por el acreedor, si el acreedor requiere el
pago al deudor y, en consecuencia, lo constituye en mora, estaría además
interrumpiendo ese plazo.

Así las cosas, resulta claro que la intimación genera un doble efecto. Por
un lado, constituye en mora al deudor; y, por otro, interrumpe la
prescripción. Para entender mejor cómo opera o funciona la interrupción
del plazo prescriptorio volvamos a nuestro ejemplo. La obligación debió
cumplirse el 10 de octubre de 1998, no obstante lo cual el deudor no realizó
el pago correspondiente y el acreedor tampoco se lo exigió. El 10 de
octubre de 1999, cuando ya había transcurrido un año desde el inicio del
cómputo del plazo prescriptorio, el acreedor dirige al deudor una carta
notarial requiriéndole el pago o, lo que es lo mismo, lo intima y lo constituye
en mora.

Pero la constitución en mora, como lo hemos indicado, no es el


único efecto que produce la intimación, pues ella también
interrumpe el plazo prescriptorio, lo que significa, en palabras
coloquiales, «que borra el año transcurrido». Así, cuando se
interrumpe el plazo prescriptorio, la interrupción tiene por efecto
suprimir el plazo prescriptorio que ya había transcurrido y que se
vuelva a contar desde cero (Osterling y Castillo, 2008, p. 367).
2.12.1.3. Citación con la demanda

En el caso que nos sirve de ilustración, el acreedor podría interrumpir


nuevamente la prescripción si demandara judicialmente al deudor, ya que,
como se indica en el inciso 3 del artículo 1996 del Código Civil, la
prescripción se interrumpe con la citación con la demanda, o por otro acto
por el que se notifica al deudor, aun cuando se haya acudido a un juez o
autoridad incompetente.

Esta causal no amerita mayor explicación, representando una


manifestación clara de la diligencia que quiere incentivar el Derecho
respecto al cobro de los derechos u obligaciones.

Aquel acreedor que intimó a su deudor sin conseguir que éste le pague la
acreencia a la que tiene derecho, tendrá dos alternativas.

“Podría no hacer nada durante diez años o más, aceptando con su


indiferencia que su obligación civil se convierta en una obligación natural; o
podría recurrir a los tribunales de justicia y solicitar que se tutele su legítimo
interés” (Osterling y Castillo, 2008, p. 369).

Ahora bien, aunque la propia ley no lo dice, la doctrina, la jurisprudencia y,


en general, la razón misma, nos informan que mientras haya un proceso en
curso no transcurre el plazo prescriptorio; el mismo queda suspendido.

El proceso podría durar varios años, pero ello no significa que transcurridos
diez, el deudor pueda aducir que el plazo prescriptorio ya se cumplió y que
la deuda ya no es exigible; ello, simplemente, sería absurdo.

Debemos advertir que en el ordenamiento jurídico peruano todo prescribe,


y lo que no prescribe, caduca. Para que algo no prescriba o no caduque,
una norma legal debe establecerlo expresamente.
2.12.1.4. Oponer judicialmente la compensación

El cuarto supuesto previsto en el artículo 1996 del Código Civil Peruano es


el de oponer judicialmente la compensación.

En la solidaridad pasiva, habiendo más de un deudor obligado


solidariamente frente a un acreedor común, podría darse el caso en que
uno de los codeudores detente a su vez un crédito contra el acreedor
común; en otras palabras, que uno de los codeudores sea acreedor de su
acreedor. En este supuesto, el lema de la compensación reviste especial
interés, a tal punto que la doctrina hasta la actualidad no se ha puesto de
acuerdo sobre los alcances de la solidaridad, es decir, si un deudor
solidario tendría derecho a oponer la compensación nacida del crédito de
otro codeudor solidario.

Nuestro sistema ha preferido optar por una solución que, sin


desvirtuar la naturaleza de la solidaridad, tampoco vulnera el
carácter personal y de reciprocidad de las obligaciones entre
acreedor y deudor, necesarios para la compensación. Por ello,
establece que la compensación es posible tanto en la solidaridad
activa como en la pasiva. Un deudor solidario puede oponer al
demandante su propio crédito y así compensar, pudiendo luego
repetir contra los demás codeudores (Osterling y Castillo, 2008, p.
370).

Sin embargo, nuestro ordenamiento legal no autoriza a un codeudor


cualquiera a oponer la compensación de un crédito que otro codeudor
detente contra el acreedor común. Si un acreedor se dirige contra uno de
los codeudores solidarios, éste está obligado a cumplir con el íntegro de la
obligación y luego podrá repetir contra sus codeudores; la forma como
cumpla con el objeto de la prestación es irrelevante para los demás. Es, por
expresarlo en lenguaje coloquial, asunto de su exclusiva incumbencia.

No se puede obligar a este codeudor a cobrar el crédito que tiene con su


acreedor, vía compensación, ya que podría tener razones de diversa índole
para preferir mantener su acreencia. Nuestro Código no admite la
compensación legal por el mismo motivo, a saber, la libertad de gestión.
Por último, un codeudor no debe poder aprovecharse del crédito de otro.

2.12.2. Suspensión de la prescripción contra uno de los codeudores


o coacreedores
Esta suspensión de la prescripción está regulada en el artículo 1994 del
código civil de 1984 en donde establece 8 supuestos por la cual sucede.
El artículo esta referido a la suspensión de curso prescriptorio.
Remitiéndonos al artículo 2001, plazos de prescripción, este tratándose
de un tema de obligaciones es correcto afirmar de acuerdo al primer
inciso que el plazo es de 10 años.
Este consistirá en detener el tiempo hábil para prescribir por causas
concomitantes o sobrevinientes al nacimiento de la acción.
Osterling, F.,Castillo,F.(2008):Configurada la suspensión, el curso de la
prescripción se detiene o paraliza, pero con efectos para el futuro, pues
se conserva la eficacia del tiempo transcurrido (380).
Desaparecida la causa de la suspensión, la prescripción reanuda su
curso, adicionándose el tiempo ya transcurrido. Esto quiere decir que el
tiempo anteriormente transcurrido (antes de que se produjese la causal de
suspensión) no se elimina, sino se suma al período prescriptorio que se
origina a partir del cese de la causal de suspensión.
Dicho esto, nos referiremos a lo regulado en el artículo 1197, donde
establece que la suspensión de la prescripción respecto de uno de los
deudores o acreedores solidarios no surte efecto para los demás (esto en
su primer párrafo)
Un ejemplo sería es de una solidaridad pasiva, encontrándose como
deudores D1, D2 y D3 y acreedor (A). En donde por algún supuesto del
artículo 1994 se suspende la prescripción de D1. Esta suspensión no
alcanzaría D2 y D2. Y siguiendo el mismo ejemplo si se desapareciese la
casusa de suspensión se reanudaría el curso del plazo, en donde se
adiciona el tiempo transcurrido anteriormente.
2.12.3. Renuncia a la prescripción por un codeudor o en favor de un
coacreedor
Consideraciones generales en torno a la renuncia a la prescripción
Osterling, F.,Castillo,F.(2008):”De acuerdo al artículo 1990 el derecho de
prescribir es irrenunciable, siendo nulo todo pacto destinado a impedir los
efectos de la prescripción” (381).
La prescripción tiene por finalidad servir a uno de los valores sobre los
cuales se sustenta el Derecho: la seguridad jurídica.

Por tanto, se diría que la irrenunciabilidad dispuesta por el artículo 1990


del Código Civil pretende evitar que la prescripción rija a voluntad de
parte.

La prohibición prevista por el artículo 1990 se encuentra circunscrita a la


prescripción que todavía no ha tenido curso y a aquélla que aún no ha
sido ganada.

2.12.3.1. Consideraciones generales en torno a la renuncia a la


prescripción

a) Alcances de la renuncia a la prescripción


Artículo 1991.

Alcances de la renuncia a la prescripción

Osterling, F.,Castillo,F.(2008):”La renuncia a la prescripción puede


referirse tanto al plazo prescriptorio transcurrido a favor del deudor, a
una parte de él o al plazo ya ganado (es decir, al que ya venció)”(p.382).

Un ejemplo sería:

En primer lugar, supongamos que «D» adeudaba a «A» la suma de


100,000 nuevos soles y ya había transcurrido un año desde la fecha de
vencimiento de la obligación. En una situación como la planteada, en la
que aún faltarían nueve años para que se cumpla el plazo prescriptorio,
podría ocurrir que «D» envíe una comunicación a «A» diciéndole en ella
que renuncia a la prescripción de un año que había ganado hasta la
fecha.
Al renunciar a ese año ganado, el plazo prescriptorio vuelve a empezar a
contarse a partir de cero.

La segunda posibilidad es que luego de transcurridos diez años desde el


vencimiento de la deuda sin que la prescripción haya sido interrumpida
por el acreedor, el propio deudor decida renunciar a esa prescripción
que ya ha ganado.7

Al darse el plazo esta sería una obligación natural pero con la renuncia
volvería a tener la condición de civil y ser exigible. Y el plazo vuelve
desde cero.

Por último, como tercer supuesto: «D» renuncie a parte de la


prescripción que ha ganado. Así, por ejemplo, si hubiese ganado nueve
años (de los diez que establece la ley), podría enviar una carta a «A»,
indicándole que renuncia a uno solo de los días de la prescripción que
ha ganado, con lo que en vez de tener nueve años conservaría ocho
años con trescientos sesenta y cuatro días.

b) Formas de renuncia a la prescripción

Osterling, F.,Castillo,F.(2008):”Siguiendo lo dispuesto en el artículo


1991, debemos decir que hay dos formas de renunciar a la prescripción.
La primera es la renuncia expresa, y la segunda es la renuncia tácita”
(384).

La renuncia expresa el deudor manifieste explícitamente su voluntad de


renunciar a la prescripción que ha ganado (en persona, carta, correo, via
telefónica).

La renuncia tácita consiste en la realización de actos o conductas, por


parte del deudor, que resulten total y absolutamente incompatibles o
contradictorios con la voluntad de hacer valer la prescripción a su favor
(pago de la obligación)

Ejemplo: Si «D» pagara a «A» los 100,000 nuevos soles que le


adeudaba, ese pago significaría que «D» habría renunciado a la
prescripción que hasta ese momento había ganado. (no importa si se
hubiera cumplido los 10 años de prescripción)

2.12.3.2. La renuncia a la prescripción en las obligaciones


solidarias

La renuncia a la prescripción por uno de los codeudores no surte efecto


respecto de los demás, lo que equivale a decir que no los perjudica.

Asimismo, el deudor que hubiese renunciado a la prescripción no podrá


repetir contra los deudores liberados por la misma (en caso que pagase
la deuda, no podría cobrar a los demás deudores.

Artículo 1198. Como informa el sentido común, es obvio que el deudor


que renuncia la prescripción va a verse afectado por esa renuncia. La
norma presupone eso mismo, y se preocupa, más bien, por establecer
que esa renuncia no se extiende a los demás deudores solidarios (por
tanto, los efectos son personales mas no comunes)

2.13. Reconocimiento de la deuda por un codeudor solidario o por


el deudor frente a un coacreedor solidario o a un acreedor

Osterling, F.,Castillo,F.(2008):”De acuerdo al artículo 1205 del Código Civil


Peruano el reconocimiento de una obligación puede efectuarse por
testamento o por acto entre vivos”(p.387).
El reconocimiento en las obligaciones solidarias se encuentra regulado en
el artículo 1199
De acuerdo a esto, el reconocimiento opera de una manera similar a la
renuncia, ya que los efectos vinculan solo al deudor que realiza el acto, y a
la vez beneficia a los acreedores solidarios y no solo ante quien se efectuó.
Osterling, F.,Castillo,F.(2008)”El reconocimiento es un acto voluntario y
personal, sus efectos recaen sólo sobre el codeudor que lo realiza”(p.388).

2.14. La renuncia a la solidaridad


2.14.1. Renuncia del acreedor a la solidaridad
Regulado en el artículo 1200 referido en su primer párrafo a una
solidaridad pasiva. En caso el acreedor renuncie en favor de uno de los
deudores, aun así podrá accionar contra los restantes.
Un claro ejemplo de ello sería:
Así, si tenemos a un acreedor «A» con tres deudores, «DI», «D2» y «D3»,
con una prestación de 60,000 nuevos soles, y luego «A» renuncia a la
solidaridad con respecto a «DI», esto significa que a «DI» sólo le podría
cobrar, divisible y mancomunadamente, 20,000 nuevos soles; pero a
«D2» y a «D3» les podía cobrar solidariamente la suma de 60,000 nuevos
soles. Es claro que la suma a cobrarles no es de 40,000 nuevos soles,
pues respecto a ellos no hay renuncia a la solidaridad.
En cuanto al segundo párrafo establece 2 formas en donde el acreedor
puede renunciar a la solidaridad en favor de uno de los codeudores:
otorgar un recibo (se ha dado la aceptación de un pago parcial) y la otra
forma sería que el acreedor promueva acción judicial contra uno de los
deudores por su parte.
En tanto si se encuentra en una solidaridad activa, la renuncia hecha por
uno de los acreedores no perjudica a los demás
Osterling, F.,Castillo,F.(2008) expresa:
Observamos que la aplicación del artículo 1200, para el caso en
que la obligación solidaria también fuese indivisible, resultará en
la mayoría de los supuestos imposible, ya que no cabría renuncia
a la indivisibilidad cuando ésta proviniese de la naturaleza de. la
prestación. (p.391)
Sólo sería factible su aplicación al supuesto de una obligación indivisible y
solidaria, cuando el carácter de indivisible haya sido determinado por
voluntad de las partes.
2.14.2. Renuncia del acreedor a la solidaridad, respecto de uno de
los deudores, resultando insolvente(s) otro u otros de los
deudores

Se trata del mismo supuesto de hecho del artículo 1200, pero con la
circunstancia adicional de que uno de los codeudores (distinto a aquel
frente al cual el acreedor común renuncia a la solidaridad) deviniese en
insolvente.
En este caso, la parte de dicho deudor se distribuirá a prorrata entre todos
los codeudores, incluyendo a aquel a quien el acreedor liberó de la
solidaridad.
Sin embargo, este último deudor sólo deberá su parte en la obligación,
más la porción proporcional que resulte de la parte del codeudor
insolvente distribuida entre los restantes codeudores.
2.14.3. Renuncia del acreedor a la solidaridad respecto de parte de
los frutos o intereses

En este caso, no perderá la solidaridad respecto de dicho deudor con


relación al capital adeudado, sino solamente sobre los frutos o intereses
devengados. Esta renuncia no rige con relación a los frutos o intereses
futuros (aún no devengados).
El carácter solidario de la obligación principal o del capital, se traslada
también a los frutos del mismo.

2.15. Las relaciones internas entre los deudores y entre los


acreedores de obligaciones indivisibles y solidarias
2.15.1. División de la obligación en las relaciones internas entre los
diversos codeudores o coacreedores

Artículo 1213: Como se observa, el artículo 1203, primer párrafo, del


Código Civil, ha previsto una presunción legal en el sentido de que en las
relaciones internas la obligación solidaria se divide entre los diversos
deudores o acreedores, salvo que hubiese sido contraída en interés
exclusivo de aguno de ellos.
Adicionalmente, el segundo párrafo del citado artículo 1203 del Código
Civil prescribe que las porciones de cada uno de los deudores o, en su
caso, de los acreedores, se presumen iguales excepto que lo contrario
resulte de la ley, del título de la obligación o de las circunstancias del
caso.

Osterling, F.,Castillo,F.(2008) expresa:


En relación con el artículo 1203 del Código Civil, debemos hacer
hincapié, una vez más, en que esta norma trata únicamente de las
relaciones internas de los deudores y acreedores, que no afectan a la
obligación solidaria. En una obligación solidaria cada acreedor cobra
el íntegro y cada deudor responde por el íntegro. Las divisiones
previstas en este numeral son únicamente las concernientes a las
relaciones internas. (p.394)

2.15.2. Supuesto de insolvencia de algún codeudor


El principio general, consignado en el primer párrafo del precepto, es que
si algún codeudor fuese insolvente, su porción se distribuiría entre los
demás, en estricta proporción a sus intereses en la obligación.

Un ejemplo sería aquél en el cual tres deudores solidarios contraen la


obligación de pagar 60,000 nuevos soles a un acreedor común, pero sus
participaciones, en las relaciones internas, son de 30,000 nuevos soles el
«Deudor 1», 20,000 nuevos soles el «Deudor 2» y 10,000 nuevos solos el
«Deudor 3». Si el «Deudor 1» resultase insolvente, la deuda se
distribuiría, en la relación interna, proporcionalmente a los intereses en la
obligación de los otros dos codeudores. Así, el «Deudor 2» debería
40,000 nuevos soles y el «Deudor 3», 20,000 nuevos soles

Osterling, F.,Castillo,F.(2008) expresa:


Por su parte, el segundo párrafo del artículo 1204 del Código Civil
regula el supuesto en el cual la deuda haya sido contraída en
único y exclusivo interés de uno de los deudores. En este caso,
de resultar insolvente dicho codeudor, la deuda se distribuiría en
porciones iguales entre los demás codeudores, o la asumiría
íntegramente un único codeudor, si todos los demás fuesen
insolventes. (p.398)
CONCLUSIONES

1. El fenómeno de la concurrencia de varias personas en cualquiera de las


posiciones, activa o pasiva, de la obligación y su diferente forma de
organizarse permite distinguir entre obligaciones: mancomunadas,
parciarias y solidarias. El que una obligación pertenezca a cualquiera de
estos supuestos dependerá de varios factores: de la manifestación
expresa de la ley, de la voluntad de las partes y de la naturaleza divisible
o indivisible de la obligación
2. Las obligaciones mancomunadas en sentido estricto, también
denominadas por la doctrina conjuntivas, unitarias, indivisible o en mano
común, presentan una integración homogénea de todos los sujetos, de
modo que no hay titularidad ni ejercicio de la obligación sin la
concurrencia o actuación de todos ellos, jurídicamente es como si se
tratase de una sola persona y no aparece la noción de cuota.
3. Obligación divisible es la que tiene por objeto prestaciones susceptibles
de cumplimiento parcial, , lo que depende de la posibilidad material o
física de fraccionarla
4. Ossola siguiendo el código civil argentino establece que: existen
requisitos de la prestación jurídicamente divisible, ya que exige: a) ser
materialmente fraccionable, de modo que cada una de sus partes, tenga
la misma calidad del todo, b) no quedar afectado significativamente el
valor del objeto, ni ser antieconómico su uso y goce, por efecto de la
división.
5. Principio de división. Si la obligación divisible tiene más de un acreedor o
más de un deudor, se debe fraccionar en tantos créditos o deudas
iguales, como acreedores haya, siempre que el titulo constitutivo no
determine proporciones distintas y que cada una de las partes equivale a
una prestación.
6. Para que se pueda hablar de una obligación solidaria, debemos contar
con una pluralidad de sujetos, además que deba estar expresamente
indicado, referirnos a una divisibilidad del objeto, unidad de la prestación
y pluralidad de vínculos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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contratos.Castellon: Universitat Jaume.

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Osterling,F.,Castillo,M.(2003).Tratado de las obligaciones.Lima:pontifica

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