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LA HISTORIA DE LA VERDAD

Ezequiel 28:13-19. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu
vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo,
esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el
día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí
estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos
desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus
contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios,
y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a
causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por
tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades
y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en
medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los
que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti;
espanto serás, y para siempre dejarás de ser.

2 Pedro 2:4. Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al
infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;

Isaías 14:12-17. !Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por
tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo
alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me
sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al
Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Se inclinarán hacia ti
los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra,
que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades,
que a sus presos nunca abrió la cárcel?

Jesús les dijo a los 70 discípulos. Lucas 10:18. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo
como un rayo.

Ezequiel 28:13-19. En Edén, en el huerto de Dios estuviste…

Génesis 1:1-2. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba
desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se
movía sobre la faz de las aguas.

Génesis 2:7-8. Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su
nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Y Jehová Dios plantó un huerto en
Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.

Satanás tenía acceso a la presencia de Dios.

Zacarías 3:1. Me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de
Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle.
Job 1:7. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo:
De rodear la tierra y de andar por ella.

Apocalipsis 12:10, 12. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la
salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido
lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro
Dios día y noche. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. !!Ay de los
moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira,
sabiendo que tiene poco tiempo.

Génesis 2:15-17. Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para
que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del
huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el
día que de él comieres, ciertamente morirás

Génesis 3:6. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los
ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio
también a su marido, el cual comió así como ella.

Génesis 3:17. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del
árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con
dolor comerás de ella todos los días de tu vida.

Génesis 4:10-11. Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a
mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir
de tu mano la sangre de tu hermano.

2 Pedro 2:5-7… y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de
justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si
condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y
poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot,
abrumado por la nefanda conducta de los malvados…

Apocalipsis 6:9-11. Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que
habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y
clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y
vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se
les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de
sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.
Efesios 4:8. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a
los hombres.

1 Pedro 3:19-20… en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en
otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de
Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron
salvadas por agua.

Hebreo 2:14-18. Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también
participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la
muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban
durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles,
sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a
sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se
refiere, para expiar los pecados del pueblo.

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