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Stamateas, Alejandra

Perdí a un ser querido y no tengo consuelo : quebrando mitos


y enseñanzas falsas sobre la muerte. - 1a ed. - Buenos Aires :
Presencia de Dios, 2010.
40 p. ; 17x12 cm.

ISBN 978-987-1338-27-6

1. Autoayuda. I. Título
CDD 158.1

Perdí a un ser querido y no tengo consuelo: quebrando mitos y


enseñanzas falsas sobre la muerte
Alejandra Stamateas
- 1ª edición -

Presencia de Dios
Jose Bonifacio 332, Caballito,
Buenos Aires, Argentina.
Tél.: (54011) 4924-1690
www.alejandrastamateas.com
www.mujeresfuertes.com

ISBN 978-987-1338-27-6
Fecha de catalogación: 7/4/2010

Impreso en:
Artes Gráficas Buschi S.A. Ferré 2250/52
C1437FUR Buenos Aires, Argentina, en el mes de Abril de 2010.
3.000 ejemplares.

No se permite la reproducción parcial o total de este libro,


en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o
mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos,
sin el permiso previo y escrito del editor.
Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.
Dedico este libro a todas las personas que
han sufrido o están sufriendo el dolor de
“la pérdida”.
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 9

[Lucas 24:13-24]

“Aquel mismo día, dos de ellos se dirigían a un


pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros
de Jerusalén. Iban conversando sobre todo lo que
había acontecido. Sucedió que, mientras hablaban
y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a
caminar con ellos pero, no lo reconocieron, pues
sus ojos estaban velados. ¿Qué vienen discutiendo
por el camino?- les preguntó.
Se detuvieron, cabizbajos y, uno de ellos, llamado
Cleofás le dijo: ¿Eres tú el único peregrino en
Jerusalén que no se ha enterado de todo lo que ha
pasado recientemente? ¿Qué es lo que ha pasado?-
les preguntó. Lo de Jesús de Nazaret. Era un
profeta, poderoso en obras y en palabras delante de
Dios y de todo el pueblo.
Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes
lo entregaron para ser condenado a muerte, y
lo crucificaron pero, nosotros abrigábamos la
esperanza de que era él quien redimiría a Israel. Es
más, ya hace tres días que sucedió todo esto.
También algunas mujeres de nuestro grupo nos
dejaron asombrados. Esta mañana, muy temprano,
10 Alejandra Stamateas

fueron al sepulcro pero no hallaron su cuerpo.


Cuando volvieron, nos contaron que se les habían
aparecido unos ángeles quienes les dijeron que él
está vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron
después al sepulcro y lo encontraron tal como lo
habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron”.
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 11

E ste tema lo preparé por la gran cantidad


de correos electrónicos que he recibido en
los últimos años de personas que han perdido
familiares, seres queridos y, los han perdido de
pronto, algo que no esperaban y por la inmensa
cantidad de noticias de muertes trágicas que a
diario vemos en los noticieros de nuestro país.
Tal vez no todos se debieron a una larga en-
fermedad sino que sucedieron en un accidente
de autos, un robo o una pelea callejera.
Quizás lo mataron en la calle o sufrió un
accidente laboral. Muchas personas que tu-
vieron que atravesar esos momentos no se han
podido reponer, tienen muchas preguntas sin
respuestas. A lo largo de toda nuestra vida los
seres humanos podemos sufrir más de cuarenta
12 Alejandra Stamateas

pérdidas emocionales; por ejemplo: la muerte


de un ser querido, una mudanza inesperada,
una graduación, casarse, terminar con una
adicción, una enfermedad grave que aparece
en la vida, la jubilación, cambios financieros,
problemas legales, dejar el hogar, etc.
Todos estos cambios nos provocan pérdidas
emocionales, perdemos algo bueno o malo y
pasamos a otra situación, buena o mala, pero
siempre algo perdemos.
Estas pérdidas emocionales a las que nos
enfrentamos nos provocan “pena”.

¿Cuántos sintieron pena alguna vez en su vi-


da?
Cada vez que perdés algo, provoca pena y, la
pena no ha sido muy bien entendida y tampoco
hemos sabido cómo ayudar a esa persona que
estaba atravesando por esa situación.

Por todo esto, en primer lugar, quiero decirte


que tener pena frente a una pérdida, sentir dolor
frente a ella, es normal.

“Que nadie te juzgue por sentir pena”.


Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 13

La pena es el resultado de dos sensaciones que


se contradicen entre sí. Por ejemplo, el día que
falleció mi papá yo tenía diecinueve años y, ese
mismo día, a mí me pasó algo extraño que yo
me culpaba por sentirlo hasta que entendí que
era algo normal.
Por un lado decía: “murió, ¡qué bueno! no voy a
tener que estar esperando nunca más que él venga”.

Yo me acuerdo que todos los días esperaba


que él llegara a casa y que no le hubiera pasado
ningún accidente y, cada vez que llegaba, que
oía las llaves, porque él entraba a casa, decía:
“Gracias, Señor, porque lo trajiste sano”. Entonces,
cuando él murió, lo primero que pasó por
mi mente fue: “ahora ya no me voy a tener que
preocupar más por eso, porque él ya no está”.
Es decir, por un lado sentía alivio y, por el otro
lado, tristeza, dolor y angustia; ya que, no iba a
poder verlo más, no podría hablar más con él,
no iba a poder abrazarlo más, nunca más podría
darle un beso o que él me diera un beso a mí…
Y estas dos sensaciones, estas dos experiencias
que se juntaron en un mismo momento es lo que
a veces no entendemos de la pena.
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Otras de las situaciones en las cuales ambas


sensaciones aparecen juntas es frente a un
divorcio, ante la pérdida de un matrimonio.

Mujeres que por un lado dicen: “tengo alivio


porque ya no voy a pelearme más, no voy a discutir
más, no voy a estar más bajo presión” pero, por el
otro lado, sienten el dolor y la tristeza de tantos
años vividos juntos y la inquietud de qué es
lo que vendrá de ahora en adelante para sus
vidas.
Dos sensaciones que se encuentran bajo una
misma situación: alivio y dolor, emociones
ambas por las cuales no tenés que sentirte
culpable.

“Los seres humanos podemos sentir alivio y


dolor a la misma vez, es natural”.

La pena está relacionada con el corazón y no


con el cerebro; por eso, cada vez que a una
persona que pierde algo, que está sufriendo, le
queremos dar explicaciones racionales, no la
ayuda en nada lo que le estamos diciendo.
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 15

[La pena no pasa por la cabeza, pasa por el


corazón, se siente, y no podemos aliviar la
pena de nadie tratando de darle respuestas
racionales]

El otro puede entender todo claramente, pero la


pena sigue estando en el corazón.
¿Saben cuál es el gran problema?
Es que estamos muy mal preparados para
ayudar a una persona que está pasando por
dolor.

Por ejemplo: desde chiquito, cuando perdías


algo, los más grandes te decían: “No te sientas
mal, no llores”.
Entonces cuando trataban de consolarte con esa
frase, ¿qué pensabas por dentro…?

• Que tenías que reprimir el llanto,


• Que tenías que reprimir la emoción, porque
llorar frente a la pérdida estaba mal.

Otra de las frases que nos decían eran:

• “no importa, ya vas a conseguir otra esposa o;


16 Alejandra Stamateas

• “se te murió el perrito, la semana que viene te


compro otro”.

Es decir, para que la pena desaparezca había


que reemplazar lo perdido, sin embargo hacer
esto no calma el dolor que se siente ante una
pérdida.

Otra de las frases era:

• “el tiempo sana las heridas, el tiempo sana todo”.


Esa es una gran mentira porque el tiempo no
sana nada, lo que sana es lo que hagas en ese
tiempo, no el tiempo por sí solo. Si vos decidís
sentarte a esperar que venga la sanidad, la
sanidad no va a venir y el tiempo se va a hacer
largo, porque el tiempo no sana heridas sino lo
que hagas en ese tiempo de espera es lo que te
podrá levantar de una pérdida.

También:

• “sé fuerte para los demás, sé fuerte para tus


hijos”.
¿A cuántos les dijeron eso?, “tenés que ser fuerte,
vos sos el sostén de la familia…”
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 17

Y vos, en ese momento de dolor, no sabés quié-


nes son los demás, en ese momento existís vos
y tu dolor, no podés ser fuerte para nadie. A la
persona que está pasando por un momento de
dolor no le sirve que le digan eso.

Otras frases como:

• “mantenete ocupado, se te va a pasar, te vas a


olvidar”.
Mantenerse ocupado tampoco soluciona el
dolor. Uno puede estar ocupado todo el día,
pero al llegar la noche, llega con ella el vacío. Es
entonces cuando el dolor y la tristeza vuelven a
tu vida, porque no estás sanando tus emociones
llenándote de tareas, sino apenas tapándolas.

[La ocupación no es mala, es buena pero es


simplemente una distracción. Ella no tiene el
poder de sanar la pena que nos ocasiona una
pérdida]

Frente a una pérdida, muchas veces, nos dicen:


• “Yo sé lo que estás sintiendo en este momento
porque a mi me pasó exactamente lo mismo”, sin
embargo esto no es así.
18 Alejandra Stamateas

Por ejemplo, si la pérdida que estás atravesando


es la muerte de tu mamá, tu dolor va a ser único
y distinto porque la relación que tenías con ella
era única.

Tal vez tu relación con tu mamá era mala o era


buena y, la relación de quien te habló con su
mamá era de indiferencia, por eso, es que no
podemos sentir lo mismo.

“No podemos saber lo que se siente porque


toda relación es única”

Y también es seguro que nos encontremos con


personas que, para consolarnos, nos quieran
cambiar el tema de conversación, no querrán
hablar de la muerte ni mencionar esa palabra.

Usarán sinónimos como ser:

• “se fue”,
•“partió”, no pueden decir “se murió”, no pue-
den hablar de la muerte, entonces, cambian de
tema sin darse cuenta que vos le estás diciendo:
“estoy destrozada, no doy más, siento que me estoy
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 19

muriendo y que no tengo fuerzas”. Pero la persona


que intenta consolarte, te dice: “no te preocupes,
él está con el Señor, él ya no sufre más”.

A vos, en ese momento, esas palabras no te


sirven, vos no querés perder el contacto físico
con ese ser que ha fallecido, vos estás hablando
de lo que te está pasando, de tu sufrimiento,
de tu dolor, sabés que él está bien, que ya está
en paz, que no tiene más dolor. Pero uno está
hablando de su sufrimiento, de estar triste, de
extrañarlo. Uno es el que está mal.

¿Cuántos de nosotros hemos dichos frases como


éstas alguna vez?
Seguramente todos y, como no sabemos qué
hacer frente a la pérdida, decimos estas palabras
naturalmente.
Es por eso que ninguna de estas frases nos
ayuda. Aunque ellas brotan naturalmente da-
do que crecimos escuchándolas, decirlas no
ayuda a la persona que está atravesando este
sufrimiento.
20 Alejandra Stamateas

En medio del dolor también nos encontraremos


con aquellos que filosofan y sueltan frases
hechas, como:

• vos estás vivo y hay que seguir viviendo,


• estás en medio del baile y hay que bailar,
• todo en esta vida tiene un final,
• tuvo una vida buena,
• vivió lo que tenía que vivir, encontrarás a
alguien más,
• da gracias que lo tuviste unos cuantos años
con vos.

Lo que nos pasa comúnmente es que al en-


contrarnos con una persona que ha sufrido
una pérdida, comenzamos a darle grandes
sermones y discursos, sin darnos cuenta de que
todas esas frases juntas no ayudan.
La persona que ha tenido una pérdida, no
necesita ni frases ni sermones, sólo necesita
poder expresar todo su dolor y que alguien
solamente escuche.
Querido lector, quiero decirte que la recu-
peración del dolor de una pérdida, en parte se
da cuando esa persona puede ser escuchada.
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 21

Aprendamos a escuchar al que sufre. No


sermonees al que ha sufrido una pérdida,
¡escuchalo!

Ahora veamos cómo nos recuperamos de una


pérdida, cualquiera que sea.

• En primer lugar, tengo que saber que la


muerte es inevitable.

Tenés que saber que morir es inevitable, todos


nos vamos a morir. Dice la Biblia en Eclesiastés
3:2: ”todo tiene su tiempo, tiempo para nacer, y
tiempo para morir”.
Tu tiempo para nacer ya fue, y ahora, en algún
determinado momento vendrá el tiempo para
morir. Es natural, la muerte nos va a ocurrir
a todos, más allá de que la muerte siempre
sorprende, especialmente si es trágica, si
sucedió de repente.

Siempre la muerte nos provoca enojo. Al morir


un ser querido, sentimos que una parte de
nuestra vida tampoco está más.
22 Alejandra Stamateas

Estabas actuando un libreto de la vida, tenías


todo armado de una manera y, de pronto te ha-
cen actuar otro libreto, con un personaje menos
en la historia. La adaptación es muy grande y
allí es donde empezás a tomar conciencia.

Los que hemos perdido a un ser querido,


sabemos que la sensación es que no vamos a
poder soportar la vida sin esa persona.
¿A cuántos les pasó eso…?
O te sentís adormecido cuando te lo dicen,
como que no podés entenderlo, “¿esto me está
pasando a mí?” “¿A mí se me murió esa persona?”
“¿Me viene a tocar esto a mí?”.

Sentís como una parálisis. Aparecen cambios


emocionales, como si te hubieras quedado sin
fuerzas, sin energía, pensando que ya no podrás
o no tendrás más agallas para hacerle frente a la
vida.
Esas son las sensaciones que aparecen, pero
quiero decirte que tenés que tener bien en
claro que la muerte es inevitable, suceda como
suceda, ya sea de pronto, o por un accidente,
por una enfermedad larga, de alguna manera u
otra, todos vamos a morir.
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 23

• En segundo lugar no tengo que actuar como


si no hubiese pasado nada.

Hay muchas personas que dicen: “tengo que


recuperarme rápido porque si no, pierdo un montón
de gente”. “La gente no querrá estar conmigo si estoy
llorando, no me van a aceptar, qué van a decir, no
puedo cargar con este dolor tanto tiempo”.

Sin embargo, tenés que darle permiso para


ese dolor. Yo no puedo decirte cuánto durará
porque cada persona es diferente, cada relación
es única, cada emoción es distinta; por lo tanto,
no puedo decirte por cuánto tiempo estarás de
duelo, pero éste mismo tendrá que ver con que
puedas estar sano totalmente, no con el apuro
de los demás, porque los demás siempre te van
a apremiar, porque no querrán verte en esa
situación.

Los otros querrán verte bien para ellos para no


tener que cargar con tu pena, con tu angustia,
y con esas situaciones que tampoco pueden
explicar o pueden resolver.
24 Alejandra Stamateas

Hay muchos que viven como si ya todo hubie-


se pasado pero, en realidad, el dolor va por
dentro.
Analicemos también más de las estrategias que
usamos las mujeres.

Pensar en la persona que se murió en términos


absolutamente positivos, eso se llama“divi-
nizar”, “idealizar” a la persona que murió.

Decimos:

• “era bueno”,
• “era preciosa”,
• “nunca cometió un error”,
• “nunca tuvo una pelea”,
• “era un santo”,
•“era una santa”.

Esto nunca va a ayudar a recuperarte, porque


las relaciones no son totalmente positivas o
totalmente negativas.
Toda relación interpersonal tiene sus altos y sus
bajos, tiene sus cosas buenas y sus cosas no tan
buenas.
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 25

Hay personas que dicen: “no hablés mal de los


muertos”, y el tema es que no hay que hablar mal
ni de los muertos ni de los vivos. Tampoco podés
hablar todo bien, porque te estás mintiendo
y miren qué interesante porque cuando una
mujer diviniza a la persona que murió, se siente
culpable, porque dice:

• “él era un santo,


• “era buenísimo, yo era la villana de la película,
por eso él se murió antes, porque no me aguantaba
más”.

Tampoco envilezcas a la persona que es lo


contrario a divinizar:

• “era malo”,
•“un desastre”,
•“menos mal que se fue”, hacer esto también es
negativo.
En toda relación siempre hay intercambios
positivos y negativos y, para poder recuperarte
de una pérdida, tenés que ser honesto con vos
mismo. No hay nada mejor que ser honesto
con uno mismo en todas las relaciones inter-
personales.
26 Alejandra Stamateas

En una oportunidad, mientras estaba grabando


unos de mis programas de televisión, comencé
a hablar sobre la mentira y explicaba que hay
mujeres que les encanta vivir en medio de
ella, prefieren la mentira a conocer la verdad
sin saber que lo único que te puede hacer libre
en la vida, es conocer la verdad. Y a los días
siguientes de haber estado hablando sobre este
tema recibí cientos de correos de mujeres que
contaban sus historias de haber pasado años
viviendo sumergidas en mentiras de su pareja,
y de la profunda tristeza y depresión que les
causaba el vivir tapando y negando la realidad
en la que vivían.

La Biblia dice: “conocerás la verdad y la verdad


te hará libre”.

• Saber que la muerte es algo que nos va


a pasar a todos es una verdad. No divinicemos
ni demonicemos a la persona que murió.
• Saber que tenía cosas buenas y cosas
malas, que hubo momentos en que te hirió, que
hubo momentos en que te hizo feliz y la pasaste
bien y, también, momentos en los que vos le
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 27

diste mucha felicidad, y momentos en que con


vos no lo pasó muy bien. Esto pasa en todas las
relaciones interpersonales.

En tercer lugar me debo preguntar:


¿qué me hubiese gustado que fuera diferente?
No tengo más a esa persona, murió. Entonces:
¿en qué me hubiese gustado que esa relación
fuera diferente?
El núcleo del dolor de la pérdida es lo que dejé
pendiente con esa persona, lo que no llegué a
decir, lo que retuve y no le di, lo que no pude
expresarle mientras estuvo con vida…

¿Qué quedó pendiente?

¿Qué cosas no le dije?

¿Qué cosas no hice?

¿Qué cosas le grité?

¿Qué cosas me hicieron enojar y


nunca se lo pude decir?
28 Alejandra Stamateas

Muchas veces pasamos todo el día con una


determinada persona o compartimos nuestra
vida con ella y sin embargo no nos hacemos el
momento y el tiempo para decirle y expresarle
todo lo que sentimos: lo bueno y lo malo.
Por eso, el núcleo del dolor es lo que quedó
pendiente.

…Lo que me quedó pendiente, lo que quedó


sin solucionar, sin hablar y por sobre todas las
cosas, aquellas expectativas que no pudieron
hacerse realidad: ver a tu hijo crecido, casado,
feliz; haberle podido decir a tu pareja todo lo
que sentías por él; ver a tu padres disfrutando
de una vejez sana. Es por eso que, cuando una
de esas personas se va, el escenario se mueve,
cambia y nuestras expectativas empiezan a
morirse.

Cuando nuestro mundo está armado y nuestros


sueños giran alrededor de esa estructura, el día
en el que sufrimos una pérdida, sentimos que
ellos también comienzan a desmoronarse.
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 29

Decimos:
• “yo contaba con el sueldo de él”,
• “mi hijo siempre me ayudaba”,
• “yo contaba con que si él estaba, yo podría salir
a trabajar”. Pero ahora frente a la pérdida,
sentimos que nuestras expectativas también
están muertas.
No sólo se muere el ser querido sino también las
expectativas que se van con él.

Otra de las cosas que quedan pendientes es


aprender a perdonar, perdonar el por qué se fue,
como así también aprender a pedir perdón,
para lo cual les recomiendo hacer ciertas
declaraciones emocionales muy importantes.

¿Cuáles son estas declaraciones emocionales


importantes?
…”Te amé siempre”. “Sentí que fuiste egoísta
conmigo”. “Te extraño mucho”. “Nunca te voy a
olvidar”. “Gracias por el tiempo que estuvimos jun-
tos”.
Y poder así decir: “te odiaba, te odié toda mi vida,
me arruinaste la vida”. Poder decirlo para así
sacar de adentro nuestro todas esas emociones
30 Alejandra Stamateas

que si siguen permaneciendo allí terminan


enfermándonos.
Es por eso que es tan necesario pronunciar esas
declaraciones, esas palabras que quedaron
pendientes, que no dijimos, ese “gracias” que
tal vez no le pudiste decir porque se fue y no
tuviste tiempo, o porque tal vez cuando quisiste
hacerlo, ya no te escuchaba, o no encontraste
la oportunidad, o no te atreviste por temor a lo
que pudiera responderte.

Quizás te preguntes: ¿cómo hago ahora que ya se


fue?
…Buscá a alguien, una mujer o un varón que
represente a esa persona, que te ayude en ese
momento y decile: “mirá quiero decirte algunas
cosas que no son para vos, en realidad son para la
persona que se fue, pero necesito sacarlas de adentro
mío; necesito contarte esto que me está pasando, ¿me
permitís…?”

Siempre habrá gente puesta por Dios en nuestro


camino que nos ayudará a recuperarnos.
Tal vez a un hijo nunca le dijiste que estabas
orgulloso de él y aún podés hacerlo. Se lo podés
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 31

decir ahora, porque siempre el dolor más


profundo es lo que quedó pendiente y éste no
puede quedar guardado porque de permanecer
dentro tuyo te traerá culpa y la culpa te enferma,
te ata y no te permite seguir avanzando, por eso,
hay que soltarlo.

¿Para qué tenemos que soltarlo…?


Para estar en paz con tu pasado y poder empezar así
a mirar otra vez hacia delante.
Mientras estés atado al dolor, mientras haya
cosas pendientes, seguirás encadenado a tu
pasado, y no podrás mirar hacia delante, hacia
afuera.

¿Cuántas personas hay que aún siguen guardando


las pertenencias (ropa, objetos, etc) de la persona que
ha muerto?
Está bien tenerlas hasta el tiempo que tengas que
tenerlas, pero habrá un determinado momento
en donde tenés que empezar a deshacerte de
ellas para poder mirar afuera.
Tal vez hoy digas: “tengo todo esto, y separo algo,
esto lo quiero dar, esto lo voy a guardar porque no lo
puedo dar todavía…”
32 Alejandra Stamateas

El hecho es que tus emociones no te ayudan a


darlo.

Quizás puedas darlo la semana próxima


y, lo que antes no podías dar, ahora podés
hacerlo…
Lo volvés a dividir y decís: “esto sí puedo darlo,
esto voy a darlo la semana que viene y esto lo guardo”
y, de a poquito comenzar así a desprenderte
de aquellas cosas que aún te siguen atando al
pasado.

Por eso, aprendé a respetarte y a darte tus


propios tiempos, nunca lo hagas rápido.

¿Y para qué necesitas tener paz con el pasado…?


No es sólo para ir al futuro, para extenderte
hacia lo que tenés delante. Necesitás estar en
paz con el pasado para saber que la muerte de
ese ser querido no es un “ataque personal”.
Nadie quiere castigarte con esta muerte.

¿Escuchaste en algún velatorio las frases que la


persona que queda viva le dice al muerto…?
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 33

• ¿Por qué me hiciste esto?,


• ¿Por qué te fuiste?,
• ¿Por qué me abandonaste?,
• ¿Por qué me dejaste sola?,
• ¿Por qué en este momento?,
• ¿Por qué lo hiciste?,
• ¿Por qué me castigaste con esto?

Sin embargo, tenemos que saber que la muerte


no es un castigo; la muerte nos llegará a todos
en algún momento.

Muchas personas dicen: “yo espero morirme


antes que...”, “yo no quiero ver la muerte de un ser
querido”, “yo quiero morirme antes”, pero segu-
ramente, esa persona que murió tal vez dijo lo
mismo que vos: “Quiero morirme antes porque no
quiero verte morir”.

Es por eso que necesitamos saber que la muerte es


un hecho universal y natural.

No es un castigo que te hizo la persona que


murió, nadie vino a golpearte, ni a matarte, ni a
destruirte con esa muerte.
34 Alejandra Stamateas

La muerte simplemente es el final de la exis-


tencia terrenal y a todos nos va a pasar.
Yo creo que recordar a un ser querido tiene que
transformarse no en un tormento sino en una
caricia. Recordar a ese ser querido, con las cosas
buenas y malas que tuvo, no tiene que ser un
tormento de dolor, de angustia.

Tiene que llegar un tiempo, cuando ya fuiste


consolado porque hiciste las cosas necesarias y
te diste el tiempo para que así sea y, entonces el
recuerdo será simplemente una caricia.
El autor de “El Principito” dijo: “y cuando te
haya consolado te sentirás contenta de haberme
conocido”.

Por último, quiero decirte que tenés que recor-


dar que delante de Dios podés expresar todas
las emociones. La muerte trae con ella muchas
emociones negativas: bronca, angustia, rabia,
dolor, falta de fe. Todas ellas podés expresarlas
delante de Dios.
Dios no se va a enojar, no sos menos cristiano
porque lo expreses. No sos una persona de poca
fe porque expreses que estás enojado con Dios,
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 35

no sos mala persona por expresar la bronca, por


verbalizar y decir: “¡Dios, por qué me hiciste
esto!” Por sentir que no querés hablar más con
Él; lo mejor es que le puedas decir a Dios todo lo
que estás sintiendo.
Eso no es falta de fe. En esos momentos es
cuando tu fe es expuesta dado que al hacerlo le
estás hablando a Dios, creés que Dios existe y
que Él fue parte de todo esto. En esa situación,
es donde se ve tu fe.
Quiero decirte que no tengas problema en
soltar todo lo que estás sintiendo porque Él está
viendo todo, y Él te promete que hará algo más
para tu vida.

Quiero contarte una historia…


Había dos hombres desilusionados que iban
caminando hacia la casa de un discípulo del
Señor Jesús, y dice que estaban tristes porque
Jesús estaba muerto y, con Él muerto, habían
perdido las expectativas.
Ellos decían: “Jesús es el que va a venir a salvarnos,
a poner un gobierno de justicia “ y, de pronto, Jesús
se muere.
36 Alejandra Stamateas

Era el tercer día de la muerte de Jesús y ellos iban


caminando, cabizbajos, con los ojos velados,
porque la muerte lo primero que hace es velarte
los ojos, y no podés ver nada más que tu dolor,
el dolor te ciega.
¿Cuántos se sintieron cegados alguna vez por el
dolor?, pero dice que Jesús caminó al lado de
ellos. Dicen: “nosotros abrigábamos una esperanza,
nosotros esperábamos”.

¿Cuántas cosas esperabas que se lograran en


tu vida y, de pronto, la muerte vino a tu casa y
vos dijiste?:

• “me siento traicionado, yo no esperaba vivir esta


pérdida”,
• “yo no esperaba vivir este dolor”,
• “yo me casé para toda la vida, no me casé para
que mi pareja se muriera, y ahora me siento
abandonado…”.
• “Yo no parí hijos para que se murieran antes que
yo”. Y sentís que los sueños se te mueren, que
todo terminó y que ya no podés esperar nada
más, porque todo terminó, y con esa muerte se
arruinó la historia de tu vida.
Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 37

Así les pasó a estos discípulos, pero Jesús


caminaba al lado de ellos.

Ellos decían: “Nunca más vamos a sonreír, nunca


más tendremos esperanza, nunca más seremos felices
como lo éramos cuando lo escuchábamos a Jesús”.
Tal vez, vos pensaste eso:

• “Nunca más mi vida será igual”,


• “Nunca más voy a poder tener la felicidad que
compartía con mi hija”,
• “Con ese hijo”, “con esa mamá”, “con ese papá”,
• “con esa abuela”, “con ese esposo”, nunca más,
porque ahora no los tengo…

Los discípulos también estaban agotados,


preferían olvidarse de todo, pero Jesús estaba
caminando al lado de ellos; porque aunque
pierdas la esperanza y te enojes, Jesús siempre
está al lado tuyo, aún en ese momento de
ceguera, aún cuando te da mucha rabia y tenés
ganas de decirle: “te odio, Dios”. Aún cuando
tenés ganas de blasfemar, Jesús va a caminar al
lado tuyo.
38 Alejandra Stamateas

Al principio, Él no te va a hablar, simplemente te


va a escuchar, porque sabe que necesitás soltar
todas esas emociones negativas, y cuando vos
le entregues esos sueños destrozados, el Señor
hará dos cosas:

1. Me va a dar una razón para seguir adelante.


Tal vez estás pensando que la vida sin esa
persona no tiene sentido, pero el Señor va a
caminar al lado tuyo para volver a darte una
razón para que sigas adelante, conquistando
los sueños que Él te dio.

2. Le va a dar forma nueva a mi sueño, porque


el sueño vos lo habías pensado con esa persona,
pero el Señor dice: “aunque él/ ella no esté, yo voy
a dar forma nueva a tu sueño. Si no se da de esta
manera, se va a dar de otra.Pero lo que te prometí y la
expectativa que tenías de vida y lo que querías lograr,
va a volver a resucitar en tu vida porque yo le voy a
dar una forma nueva”.

Jesús estará contigo donde quiera que vayas.


Perdí a un ser querido y no tengo consuelo 39

Jesús está al lado tuyo y te ha escuchado todo


este tiempo. Él no está enojado, sabe que lo
tuviste en cuenta, de la fe que hay dentro tuyo.
Dios no se enoja, Dios sabe de tu dolor, Dios sabe
porque lo ha experimentado, lo ha sentido y
porque Él sabe cómo consolarte, nos ha enviado
al Espíritu Santo que es nuestro consolador.

Declará palabras de amor, soltá esa frase que


te quedó pendiente, no sientas culpa. Dios te
mostrará un escenario nuevo.
Dios te va a mostrar que las cosas se pueden
hacer de una manera distinta, que la esperanza
que tenías no se perdió, que no se terminó,
no se deshizo. Lo que estabas esperando
vendrá, y aún más de lo que te imaginabas,
porque cuando Dios hace algo, lo hace mucho
más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos.§
Si este material fortaleció tu
vida, te trajo esperanzas nuevas
y paz en medio de tu dolor
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