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Si piensas

En no pensar

Eso ya es pensar en algo.

No hay que pensar

Ni siquiera en no pensar.
Hace ya un tiempo de esto:

Nada esta garantizado en cualquier arte marcial sin no gozas en parte de la


aprehensión inmutable y si por las dudas, andas armado y te enfrentas a un rival que
si lo está.

Solía dar clases a domicilio, de la secuencia larga de tai chi chuan estilo yang con
una duración de 21 minutos. El alumno un profesional Arquitecto, que durante las
clases a domicilio, recibía las instrucciones y las efectuaba, A ahora, lo notable de su
aprendizaje y el desarrollo de la técnica era que todo lo traducía a aspectos técnicos
y mentales que se involucraban con su profesión y no con el Tai Chi Chuan,
sucediéndose que a la hora de la práctica demostrativa, la muestra carecía de fluidez
y solo se enmarcaba en movimientos más bien torpes o rígidos. Todo para él (como
iniciado), se traducía en hilvanar la secuencia de forma mental, aunque le había
explicado que eso se sucede un principio. Quiazas, a simple vista, parecía que todo
dependía de la falta de práctica y la asimilación de la técnica. Pasado el tiempo, todo
seguía igual, hasta que un buen día, le dije: Haz la practica sin pensar. Abandona la
mente profesional detallista y solo fluye, déjate llevar por la corriente de la práctica,
pon tu corazón y tu voluntad, ¡no –mente. El mensaje fue dado y recibido, ese mismo
día la practica desarrollada por el alumno, mejoro notablemente. Solo dije
Fluye…Fluye, en una palabra la asimilación y aprehensión inmutable surgió
instantáneamente. El alumno mejoro.

Dice el maestro, Takuan (que vivió en Japón en el año 1500) en una antigua carta
titulada, “La Aprehensión Inmutable”, donde aborda diferentes periodos de
aprendizaje del discípulo. Takuan, le escribe a otro maestro y enuncia diferentes
relaciones entre el Zen y el arte del combate con espada. El primer paso de la
enseñanza es una especie de inseguridad ante la conciencia de su vulnerabilidad. Y
para esto asegura Takuan, no existe otro remedio que la ejercitación incansable. El
segundo paso es la pérdida del miedo a la muerte, paso muy importante, de razón
necesaria pero no suficiente para explicar el obstáculo en el aprendizaje, el discípulo
entra en una meseta y no puede seguir avanzando. El maestro Takuan asegura que
el problema es que no puede abstenerse de seguir observando a su oponente. Dejar
de observar a su oponente no quiere decir perderlo de vista, ahora que no lo
observa lo capta íntimamente. Es la diferencia entre percepción y aprehensión.
Takuan, señala otro paso que le falta al discípulo, y es que reflexiona en lugar de
dejarse llevar por el “obrar del corazón”. Procediendo así, Takuan dice, se pierde la
presencia del corazón y el decisivo golpe de siempre llega tarde, por lo cual no
puede volver la espada del adversario contra quien la empuña. Pensar y actuar
forman una sola e indivisible unidad de tiempo y espacio. Para esto todo
entrenamiento es poco. A mi modo de ver tiene que surgir una segunda naturaleza,
que está más allá de lo mental. El carácter inmutable que toma la aprehensión es la
esencia de esta actitud y es equivalente a la indiferencia instrumental y a la
ataraxia*. En realidad tú lo sabes todo, yo solo te lo hago recordar, es por eso
cuando te sueltas y sin entrar en lo mental te sorprendes y haces uno movimientos
propios sin igual. Jorge Nicolini.

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