Está en la página 1de 1

UNAS PALABRAS SENCILLAS.

A ti, quien desde la sombras has cuidado mi vida y has infundido alientos cuando ya mis
fuerzas no me daban; gracias.

La constante de mis días, el corazón de mi vida espiritual y mi sostén vital, amiga fiel y
compañera silenciosa de mis atormentadas noches, madre, amante, musa y amiga, algunas veces
rival…pero jamás mi enemiga.

Vayan a ti estas palabras sencillas que te retribuyan un poco de aquella vida tuya que me
has dado gota a gota…gracias. Tenerte es probar un anticipo del cielo. No sé cómo agradecerte
más allá de las palabras, pues sé que incluso con mis mejores acciones no me alcanzaría.

Que tus ojos brillen de vida, pintes el día con tu risa, que tu rostro refleje la paz que Dios te
pone en el corazón y se redoblen tus esperanzas, te bendigo y te bendigo a cada respirar, no
puedo hacer menos por quien hoy sigo en pie…gracias.

Eróstrato.

También podría gustarte