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Misico y danzarina. Mosaico. una indicacién de Suetonio (Gramm. 21), que sefiala que el gramatico Gayo Meliso compuso un nuevo tipo de togatae al que dio el nombre de trabeata, lo cual lleva a su- poner que la innovacién de este culto dramaturgo aficionado consistié en poner en escena a personajes del rango ecuestre, que vestian la érabea en la vida real. De todas formas, y suponiendo que la interpretacién sea completamente correcta, este nuevo tipo de obra no debié de tener trascendencia: no conocemos titulo ninguno de obras de Meliso, ni sabemos de continuadores de su invento literario. 2.2.1. La comedia palliata Livio ANDRONICO Tal vez en el afio 240 a.C., 0 en caso contrario poco después con toda seguridad, Livio Andronico representa una comedia palliata ante los romanos. De la biografia de este poeta ya nos hemos ocupado al hablar de su Odusia; digamos ahora tan sélo, por 26 lo que a su produccién teatral se refiere, que si bien en el siglo 1 a.C. se consideraba ya como un antiquisimo poeta cuyos versos nunca cita Varron (cfr. Ling. V 9; VII 3), y cuyas obras teatrales no merecen leerse dos veces segiin Ciceron (Brut. 71), en su tiempo debid de tener un éxito muy respetable, de acuerdo con [as palabras de Tito Livio: «Algunos afios mas tarde, Livio fue el primero que, alejandose de las sdturas, tuvo la audacia de construir una pieza con un argumento; él mismo, segin se cuen- ta, era naturalmente actor también de sus propias obras (tal como eran todos por en- tonces); como le hicieran repetir muchas veces sus actuaciones, se le volvié ronca la voz; solicité permiso para colocar ante el flautista un muchacho para cantar, y él se ocupé del cantico con una expresién corporal un poco més vigorosa, puesto que no le molestaba el uso de [a voz» (Liv. VII 2, 8 ss.). Y también es curioso notar que Pom- peyo Festo, al dar cuenta de los honores que el Estado tributé a Livio Andronico, de- dicandole el templo de Minerva en el Aventino, al que convertia asi en centro de reu- nién de escritores y actores, indica taxativamente que se hacia en premio a su labor teatral: ...20 honorem Liut, quia is et scribebat fabulas et agebat (Fest. pags. 446-448 L.). Ahora bien, parece indiscutible que Livio Andronico se dedicé a la comedia sdlo de forma muy marginal y secundaria: lo avala el hecho de que los escritores clasicos no hablan de él como autor cémico, e incluso Jerénimo lo califica exclusivamente como fragoediarum scriptor, pero sobre todo el que conservemos tan solo tres titulos de sus comedias (de los cuales uno dudoso), y un solo verso para cada titulo: Gladiolus, Ludins, Verpus (2). Con tan pobres restos poco mas puede hacerse que comparar el verso conserva- do de Gladiolus (Pulicesne an cimices an pedes? responde mihi) con una secuencia del Cur- culio de Plauto (vv. 499-500), para llegar a la conclusién de que un personaje muy ti- pico de la comedia plautina, el soldado fanfarrén, ya existia en la comedia del crea- dor de la palliata. Pero no por esta escasez de datos, ni siquiera por este aparente puesto secundario del cultivo de la comedia por parte de Livio Andronico, puede sin mas quitarsele im- portancia en su papel de innovador, de introductor de la paliata. De hecho, desde nuestra perspectiva es muy facil afirmar que la comedia Né era el tipo mas adecua- do para su introduccién en Roma, ya fuese por razones politicas (una comedia del tipo aristofanico no hubiera sido admitida por la organizacién estatal del teatro roma- no), ya por motivos literarios (la universalidad, o mejor la atemporalidad de la come- dia menandrea se prestaba mds facilmente a su adaptacién a una sociedad tan diferen- te de Ia griega como era la romana). Ahora bien, fo que no resultaba tan facil era te- ner esa perspectiva en el momento en que por primera vez se trat6 de poner en escena una comedia romana tomando como modelo una proveniente de Grecia; Li- vio Andronico si parecié tenerla y, sin lugar a dudas, marcé con ello el camino a se- guir por sus cultivadores. Gneo Nevio ¥ el primero en seguirlo fue, precisamente, Gneo Nevio: cuenta Aulo Gelio que cinco afios después de la primera representacién teatral, la Urbe vive dos aconteci- mientos sensacionales: Espurio Carvilio Ruga, que habia tomado esposa al parecer con el nico fin de procurarse descendencia, es el primer romano que se divorcia; y Nevio comienza a representar obras teatrales (Gell. XVII 21, 44). Se trata de dos he- 27 chos significativos en la vida ciudadana: sélo han transcurrido cinco afios desde aquel intento arriesgado de poner a los romanos frente a un nuevo tipo de espectaculo; si- gue Andronico sin duda produciendo y representando nuevas obras, pero ya ha triunfado su innovacién, hasta el extremo de ganarse a sus filas a otro poeta que, como él, no es latino; que también cultivard la tragedia y la comedia, ademas de la épica; pero que, a diferencia suya, no es de origen servil. El teatro, pues, parece haber adquirido carta de naturaleza en Roma, y un ctudadano ilustre se divorcia: con razon comenta W. Beare que son dos hechos que prueban el incremento de la influencia helénica en Ia vida romana. Si bien Gneo Nevio introducia innovaciones de gran importancia en la poesia épica, y en el campo de la tragedia seria el creador de un subgénero nuevo, Ia practex- ta, en cambio parecia adecuarse al criterio de Livio Andronico de basar sus comedias en la Néa griega. No obstante, esto es verdad sdlo a medias: en efecto, sus adaptacio- nes tenian un sello tan original que Ilegaban a apartarlo de ciertos principios basicos en las comedias de sus modelos. Recordemos a este propésito el texto de Aulo Gelio sobre el encarcelamiento de nuestro poeta: «Del mismo modo nos enteramos tam- bién de que Nevio escribié dos comedias en prisién, Ariolus y Leon, al haber sido en- carcelado en Roma por los triunviros, debido a sus habituales ataques e insultos con- tra la aristocracia ciudadana, siguiendo el modelo de los poetas griegos. De alli lo li- beraron los tribunos de la plebe més tarde, tras haberse hecho perdonar, en las comedias que antes he sefialado, sus ofensas y la arrogancia de sus dichos, con los que habia dafiado a muchos anteriormente» (Gell. III 3, 15). Este pasaje debe analizarse junto con dos fragmentos de las comedias nevianas: el primero de ellos es el frag. Ide Ja Tarentilla (La muchacha de Tarento), sin duda correspondiente al Prélogo de esta co- media, en el que nos enteramos de que Nevio utilizaba intencionadamente el teatro como vehiculo de difusién de sus sentimientos politicos; el segundo es el frag, III inc, fab. (Ribbeck), a saber, los tres versos en que el comedidgrafo se mofaba de una escanda- Josa aventura juvenil de Publio Escipién Africano (ap. Gell. VII 8, 5). Como es obvio, ni lo uno ni lo otro eran recursos propios de la comedia Néa; por el contrario, son claras muestras del proceder neviano que lo llevé primero a Ja prisién, y mas tarde a su alejamiento de Roma, en el que acabaria sus dias. Teniendo esto en cuenta, la fra- se de Graecorum poetarum more con que explica Gelio los ataques que incluia Nevio en sus comedias ha de referirse sin duda a la comedia de tipo aristofanico, que, como es de todos sabido, abundaba en este tipo de recursos. Parece muy verosimil, por Jo tan- to, que Gneo Nevio seguia los modelos de la comedia Néa, como habia hecho An- dronico y como hardn todos los autores de palliata que le siguieron, pero no descar- taba recursos semejantes a los de la comedia Vieja. Sin embargo el castigo que sufrié por tal osadia sirvié de ejemplo a sus sucesores, que evitaron de modo sistematico la alusién politica clara y abierta, 0 la critica nominal de personajes relevantes. Sies licito juzgar la obra de Nevio por el numero de titulos que conservamos, este autor, a diferencia de su predecesor, resulta haber sido ante todo comedidgrafo: es la conclusién que puede sacarse del conocimiento de algo mas de treinta titulos de palliata, frente a slo siete de tragedia. Entre ellos se reparte algo mas de un centenar de versos; a pesar de este estado tan penoso de la comedia neviana, parece posible Ile- gar a alguna conclusion. En primer lugar, es curioso comprobar que en Nevio encontramos titulos griegos y latinos, lo cual parece significativo, teniendo en cuenta lo que significa la utiliza- cién preferente de aquéllos por parte de Terencio, y de éstos por parte de Plauto. En 28 cuanto al argumento, resulta muy arriesgado casi siempre hacer conjeturas; pero es significativo que en la unica comedia cuya trama puede reconstruirse en parte, la Ta- rentilla, ésta parece muy semejante a la de las comedias plautinas. Algunas notas caracteristicas se desprenden del anilisis de los fragmentos y los ti- tulos nevianos; una, sin duda llamativa, es el uso frecuente de situaciones y argumen- tos procaces, medio éptimo para ganarse el favor popular, y que da lugar a comedias con titulos tan atrevidos y sorprendentes como Paelex (El puton), Testicularia (La come- dia de los testiculos), Triphallus (Pichagrande); algunos fragmentos sueltos confirman esta imagen. Recursos como la burla de provincianos, con un bellisimo ejemplo a costa del poco refinado paladar de los habitantes de Preneste y de Lanuvio (frag. II de la co- media Ariolus); el trato irreverente a las divinidades (inc. fab. frag. XIV), etc., hacen de Nevio un cémico en apariencia muy semejante a su inmediato gran sucesor, Plauto. Es lo que se descubre, ademas, en la reconstruccién de la Tarentilla, donde encontra- mos a dos adolescentes de paso por Tarento, malgastando los dineros paternos en una juerga con la meretriz a que se refiere el titulo de la comedia; alli los sorprendian sus padres, con las consiguientes reprimendas; pero, como ocurre siempre, la come- dia acababa con el perdén por parte de los viejos, si bien con ciertas condiciones. El fragmento mas largo de Tarentilla nos presenta a la fresca y pizpireta muchacha de Tarento en pleno banquete; se trata de una pequefia joya literaria que puede dar una idea cabal de cémo pudo ser la comedia de Nevio, por desgracia practicamente perdida: Quasi in choro ludens datatim dat se et communem facit Alii adnutat, alti adnictat, alium amat, alium tenet. Alibi manus est occupata, alii percellit pedem, anulum dat alt spectandum, a labris alium inuocat, cum alio cantat, at tamen alii suo dat digito litteras. Trro Macio PLauto Con Plauto llegamos al fin a un dramaturgo del que podemos leer obras enteras, cosa excepcional en la historia del teatro romano. Sin embargo, a pesar de que el co- medidgrafo acaba siempre pareciendo a sus lectores un personaje cercano, conocido, amén de entrafiable, lo cierto es que apenas sabemos nada de su vida y de las circuns- tancias en que escribid; hasta su propio nombre resulta cuestionable. Nuestro poeta aparece con el simple nombre de Plautus en el prélogo de cinco co- medias (Cas. 34 y 65; Men. 3; Poen. 54; Trin. 8 y 19; Truc. 1); con el extrafio, no latino, nombre de Maccus se le designa en Asinaria 11; por si no bastase, al comienzo de Mercator se indica la autoria de esta comedia con el genitivo Macci Titt (Merc. 10). Solo a partir del siglo pasado se va a generalizar progresivamente Ia aceptacidn del nombre Tito Macio Plauto, después de que en 1842 Friedrich Ritschl diera a conocer, y co- mentara, el explicit de la Casina que habia leido en el palimpsesto Ambrosiano: T. Macei Plauti Casina explicit. Hoy se admite que tal haya sido su nombre, si bien que- dan muchas incégnitas. Como segura, pero insatisfactoria, queda aquella afirmacién de W. Beare: «Esté fuera de cuestién que hubo un comedidgrafo llamado Plauto, es- critor de mucho éxito de [a generacién anterior a la de Terencio» Beare 1964, pagi- na 32); como atractiva, pero con visos de fantas‘a, la explicacién de un mismo perso- 29 naje, primero actor de atelanas (Maccus), luego de mimos (Plautus), convertido en T. Maccius Plautus al correr de los afios, formulada con detalle por Della Corte. Mayor seguridad tenemos sobre su cronologia: si bien se desconoce la fecha de nacimiento, en un pasaje del De senectute ciceroniano Catén afirma que en su vejez servian a Plauto de solaz sus comedias Truculentus y Pseudolus (Cic. Cato 50); y justa- mente esta segunda es una de las dos comedias que se pueden fechar con seguridad, perteneciendo al afio 191 a.C.: uniendo ambos datos, el comedidgrafo nacerfa ha- cia 250 a.C., quiza algo antes, Su muerte la coloca Cicerén con toda precision en 184 a.C. (Brut. 60), sin que debamos prestarle credibilidad alguna a Ja fecha que presenta Jeronimo, él afio 200 a.C. Aulo Gelio, en fin, al indicar M4. Cato orator in cituta- te et Plautus poeta in scaena floruerunt (Gell. XVII 21, 47) y hacerlo contemporaneo de Marco Porcio Caton (234-149 a.C.), ofrece una cronologia aceptable, pero un tanto inexacta por excesivamente global. éQué hizo Plauto en esos afios de su existencia, no muy prolongada, pero tampo- co breve? En Gelio leemos la unica referencia, cuyos ecos resuenan siglos después en Jeronimo:

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