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El documento discute el sentido del dolor y sufrimiento y la existencia de Dios. Sobre el dolor, señala que es natural y nos ayuda a protegernos, mientras que el sufrimiento puede conducir al aprendizaje. Con respecto a Dios, nota que su existencia depende de la experiencia personal más que de argumentos racionales, y que Dios no puede reducirse a una hipótesis científica.
El documento discute el sentido del dolor y sufrimiento y la existencia de Dios. Sobre el dolor, señala que es natural y nos ayuda a protegernos, mientras que el sufrimiento puede conducir al aprendizaje. Con respecto a Dios, nota que su existencia depende de la experiencia personal más que de argumentos racionales, y que Dios no puede reducirse a una hipótesis científica.
El documento discute el sentido del dolor y sufrimiento y la existencia de Dios. Sobre el dolor, señala que es natural y nos ayuda a protegernos, mientras que el sufrimiento puede conducir al aprendizaje. Con respecto a Dios, nota que su existencia depende de la experiencia personal más que de argumentos racionales, y que Dios no puede reducirse a una hipótesis científica.
Dolor y sufrimiento se encuentran estrechamente unidos, pero no son lo mismo.
El dolor es natural, nos pertenece como el aliento y tiene como fin avisarnos de que algo va mal para ayudar a protegernos de otro daño adicional. No así el sufrimiento, que quizás a pesar de todo encierre el valioso tesoro de la invitación a la superación y al aprendizaje. El dolor siempre tiene algo que decirnos y es quizá uno de los principales ingredientes de la maduración afectiva de las personas
Ÿ ¿Dios existe?
La cuestión de la existencia de Dios es una cuestión que todo ser humano se ha
planteado alguna vez en su vida. Muchas cosas, por no decir todo, dependen de su existencia. Unos la afirman con un sí incondicional; son los teístas. Otros, los ateos, la niegan con un no rotundo, y otros, los agnósticos, la evitan, con un no sé, no contesto.
A Dios más que racionalizarlo y argumentarlo, hay que experimentarlo. O se
tiene una experiencia concreta de Dios, o resulta difícil afirmar su existencia. Por eso, no soy muy partidario de los argumentos racionales sobre la existencia de Dios. Dios no puede ser reducido a un argumento. Menos todavía a una hipótesis científica, como pretenden algunos científicos. Eso supone desendiosar a Dios.