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Bosquejo
En este Bosquejo para sermones vemos siete parábolas o misterios sobre “el reino de los
cielos”, los cuales son mencionados por Jesús en sus parábolas.
La palabra “parábola” aparece 36 veces en los cuatro Evangelios. En este capítulo Jesús usó
esta palabra 14 veces contando las siete parábolas sobre el Reino de Dios.
En este capítulo tenemos siete parábolas o misterios (versículo 11) sobre “el reino de los
cielos” Vs. 3. Tomando estas siete parábolas en conjunto tenemos la historia de la iglesia
desde su principio hasta su fin. Fue Jesús quien inició la iglesia durante su ministerio aquí
en la tierra. “He aquí, el sembrador (Jesús) salió a sembrar” (Vs. 3) hasta su final “al fin
del siglo” (Vs. 49).
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los
abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No
puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no
da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.”
Mateo 7:16-20.
“edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).
Es interesante notar que la cizaña no consiguió sofocar el trigo igual que Satanás no puede
destruir la Iglesia verdadera de Cristo.
“Un tesoro escondido en un campo” Sabemos que según Vr. 38 “el campo es el mundo”.
En el mundo hay luz, porque los cristianos son “la luz del mundo” (Mateo 5:14), pero la
mayoría de las personas no lo encuentran la Luz, porque prefieren quedarse en sus pecados,
no queriendo buscar este tesoro. Pero cuando alguno lo encuentra, lo esconde en su
corazón. Pero este tesoro no puede ser escondido, porque cuando Cristo entra en una vida,
hay una transformación interna que se refleja en el rostro y de la vida.
“Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su
rostro como el rostro de un ángel.” Hechos 6:15
“Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y
del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”. Hechos
4:13
Hace muchos años dos hombres estaban buscando oro en una montaña, y uno de ellos
encontró una piedra muy singular. Partiéndolo, quedó electrizado al ver que contenía oro.
Trabajando duramente, pronto los hombres descubrieron una abundancia del precioso
metal. Embargados de gozo, empezaron a gritar contentos: “¡Lo encontramos! ¡Lo
encontramos! ¡Somos ricos!” Pero tuvieron que interrumpir su celebración para ir a una
ciudad vecina, y aprovisionarse. Antes de salir del campamento, acordaron que no dirían
nada a nadie acerca de su hallazgo. Y, desde luego, ni uno de ellos dijo ni una palabra de
ello a nadie mientras estuvieron en la ciudad. Pero, para su sorpresa, vieron cuando estaban
dispuestos a retornar a su campamento, que había cientos de hombres dispuestos a
seguirles. Cuando preguntaron a la multitud quién era el que había revelado su secreto, vino
la respuesta: “Nadie. ¡Vuestras caras lo mostraban!”
“Va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo” Esta persona no está comprando la
salvación, porque ya la encontró. Ahora quiere poseer todo el campo, todo que el Señor
tiene para él. Está dispuesta a vender todo para seguir a Jesús y cumplir Su voluntad. Para
mi esto representa un cristiano dispuesto a seguir a Jesús, cualquier que sea el costo. Jesús
dijo a un joven que quería seguirlo:
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“Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en
el cielo; y ven y sígueme” Mateo 19:21.
La renombrada cantante de ópera, la sueca Jenny Lind, fue a Nueva York durante la época
culminante de su fama e influencia en el mundo de la música. Durante su visita, asistió a
un servicio en el que predicaba el Pastor Olaf Hedstrom. Al finalizar la reunión, fue a
hablar con el ministro, por cuanto sentía la carga de sus pecados pesando sobre ella.
Después de oír acerca de sus problemas, el predicador le presentó las demandas de Cristo.
Jenny Lind lloraba al arrodillarse e invocar el nombre del Señor, y fue gloriosamente
salvada. Hedstrom recibió más tarde varias cartas en las que ella le expresaba su aprecio
por la ayuda espiritual que había recibido. Dijo que había decidido a dejar el teatro
definitivamente y para siempre. Esta decisión hizo sensación, y sus admiradores se
manifestaron amargamente en contra. Pero ella se mantuvo firme en su propósito, y se
dedicó a seguir metas celestiales.
Un día una amiga halló a la antigua celebridad sentada en la playa con una Biblia abierta en
su falda. Después de haber hablado un cierto tiempo, vino la pregunta inevitable: “A qué se
debió que dejaras el escenario precisamente en tu tiempo de mayor fama?” Estuvo un
momento silencioso, y después dijo con profundidad: “Cada día que pasaba, la actividad
teatral me hacía pensar menos en mi Biblia, y a duras penas en todo lo que hay más allá de
esta vida, así que, ¿qué otro camino podía tomar, más que éste?”
Este tesoro está en el mundo, pero no es del mundo. Este es un tesoro que solamente los
que buscan de corazón, lo encontraron.
Jesús ordenó a su iglesia a lanzar la red en el mar y recoger todos los peces que ella pueda.
El trabajo de la iglesia no es para ser un tribunal que juzga a las personas que quieren entrar
en sus puertas. La iglesia es para toda clase de peces. El trabajo de la iglesia es para lanzar
la red, y tratar de adoctrinar todos los miembros, enseñando las cosas que Jesús ordenó.
Muchas veces un pez para el mundo es muy feo, desagradable y sin ningún valor, pero el
poder de Dios puede cambiar el corazón de un hombre y hacerle apto para entrar en el reino
de Dios.
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Mel Trotter vivía en la ciudad de Chicago pero era un borracho. No conseguía vivir sin el
licor y cuando su niñita murió vendió sus zapatos nuevos para comprar la bebida. Unas
semanas después cuando estaba pensando en quitar su vida, en una noche fría el estaba
pasando por las calles de la cuidad y vio una luz y gente cantando. Un señor en la puerta lo
vio e invitó a entrar. Era un servicio evangélico y cuando se hizo la invitación el fue a la
frente y aceptó a Cristo como su Salvador. Su vida se transformó y luego se tornó una
nueva persona y dedicó su vida al Señor y se tornó un gran predicador en aquella ciudad
por muchos años.
En esta parábola leamos sobre la siega, “al fin del siglo” cuando todos las peces serán
recogidos. Es interesante notar que las peces buenos son recogidos primeros (Vs. 48) como
la verdadera iglesia de Cristo será raptada de este mundo antes del fin. Leamos sobre este
evento en 1 Tesalonicenses 4:13-18 y 1 Corintios 15:51-52. Este evento acontece antes de
“la tribulación”. La iglesia falsa continuará por lo menos siete años más, en cuanto la
verdadera iglesia está gozando “las bodas del Cordero” en el cielo (Apocalipsis 19:9-10).
Después vendrá el fin cuando los peces malos son recogidos, y juzgados por el Señor (Vs.
49-50). Este es conocido como “el juicio del gran trono blanco” (Apocalipsis 20:11-15).
En este evento los malos serán juzgados por sus obras y castigados en el Lago de Fuego, el
infierno eterno por toda la eternidad.
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