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Diversidad e inclusión en la LOMLOE

 Si comenzamos con la lectura del Preámbulo, vamos a encontrar las primeras referencias
a la inclusión. Se habla en esta primera parte de la Ley del “derecho a la educación
inclusiva como derecho humano para todas las personas, reconocido en la Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por España en 2008”.

 Continuamos con la lectura del Preámbulo y encontramos referencias a la Educación


Primaria: “En esta etapa se pondrá especial énfasis en garantizar la inclusión educativa,
en la atención personalizada, en la prevención de las dificultades de aprendizaje y en
la puesta en práctica de mecanismos de refuerzo tan pronto como se detecten estas
dificultades”. Nueva alusión a la inclusión y a la prevención de las dificultades en el
aprendizaje del alumnado. Vemos, así, una nueva apuesta por la detección temprana de los
problemas escolares y la articulación de intervenciones específicas tan pronto como se
detecten.

El artículo 1, dedicado a los PRINCIPIOS DE LA EDUCACIÓN, incluye “la equidad, que


garantice la igualdad de oportunidades para el pleno desarrollo de la personalidad a través
de la educación, la inclusión educativa, la igualdad de derechos y oportunidades,
también entre mujeres y hombres, que ayuden a superar cualquier discriminación y la
accesibilidad universal a la educación, y que actúe como elemento compensador de las
desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las
que se deriven de cualquier tipo de discapacidad, de acuerdo con lo establecido en la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada en 2008, por
España”.

 En los artículos dedicados a la Educación Primaria como a la Educación Secundaria


encontramos lo siguiente :

“Los referentes de la evaluación en el caso de alumnos y alumnas con necesidades


educativas especiales serán los incluidos en las correspondientes adaptaciones del
currículo, sin que este hecho pueda impedirles promocionar de ciclo o etapa”.

“Se establecerán las medidas más adecuadas para que las condiciones de realización de
los procesos asociados a la evaluación se adapten a las necesidades del alumnado con
necesidad específica de apoyo educativo”.

Ambas cuestiones son de una relevancia excepcional.


.-La primera referencia aclara un debate que sigue latente en los equipos docentes: ¿titulan
los alumnos y alumnas con adaptaciones curriculares significativas? Este párrafo
aclara el dilema: si los referentes para la evaluación son los criterios que se establecen en
las correspondientes adaptaciones del currículo, será la superación de dichos criterios la
que determinará la promoción o la titulación.

.-Por otro lado, suele haber una cierta controversia con respecto a los procedimientos para
la evaluación. Es sencillo adecuar una prueba de evaluación escrita o buscar formas
alternativas para evaluar el aprendizaje del alumnado; sin embargo, aún podíamos encontrar
casos en los que se pusiesen encima de la mesa supuestas imposibilidades o limitaciones
normativas para hacer estas adecuaciones. Según la nueva ley, podemos adecuar los
mecanismos de evaluación para posibilitar el progreso de todo el alumnado y la expresión
de sus aprendizajes. Implíctamente, esta puede ser una referencia al Diseño Universal de
Aprendizaje: proporcionar múltiples formas de acción y expresión.

 Siguiendo de manera concreta en la Educación Secundaria, se indica que “Los centros


elaborarán sus propuestas pedagógicas para todo el alumnado de esta etapa atendiendo
a su diversidad. Asimismo, arbitrarán métodos que tengan en cuenta los diferentes
ritmos de aprendizaje del alumnado, favorezcan la capacidad de aprender por sí mismos y
promuevan el trabajo en equipo”. Diversidad metodológica, propuestas multinivel, ritmos
distintos… distintas formas de enseñar para distintas formas de aprender.

 La Ley se refiere a la equidad en el capítulo II. En él se indica que: “Con el fin de


hacer efectivo el PRINCIPIO DE EQUIDAD en el ejercicio del derecho a la educación, las
Administraciones públicas desarrollarán acciones dirigidas hacia las personas, grupos,
entornos sociales y ámbitos territoriales que se encuentren en situación de vulnerabilidad
socioeducativa y cultural con el objetivo de eliminar las barreras que limitan su acceso,
presencia, participación o aprendizaje, asegurando con ello los ajustes razonables en
función de sus necesidades individuales y prestando el apoyo necesario para fomentar su
máximo desarrollo educativo y social, de manera que puedan acceder a una educación
inclusiva, en igualdad de condiciones con los demás”.

Lo más novedoso son dos conceptos muy relevantes desde el campo de la inclusión
educativa:

1. El primero de ellos es el concepto barreras (Ainscow, Echeita, Calderón…) :la


inclusión no depende de las circunstancias personales del alumno o la alumna, sino
de la eliminación de las barreras que la limitan..
2. La segunda novedad es la aparición de las tres P de las que hemos hablado en
numerosas ocasiones: presencia, participación y progreso de todo el alumnado
(aunque en esta ocasión, el progreso se sustituye por el aprendizaje).

 Con esta idea enlazamos con otra de las novedades de la Ley: el concepto de
alumnado con necesidades educativas especiales. Indica el texto en su artículo 73
que “Se entiende por alumnado que presenta necesidades educativas especiales, aquel que
afronta barreras que limitan su acceso, presencia, participación o aprendizaje, derivadas de
discapacidad o de trastornos graves de conducta, de la comunicación y del lenguaje, por un
periodo de su escolarización o a lo largo de toda ella, y que requiere determinados apoyos
y atenciones educativas específicas para la consecución de los objetivos de aprendizaje
adecuados a su desarrollo”.

Si bien el concepto sigue siendo restrictivo y no abandona la categorización de las


necesidades del alumnado, sí apreciamos que genera una necesidad de cambio en las
formas en las que se evalúa a este alumnado. ¿Podría ser esta una oportunidad para
abandonar las prácticas que sitúan a orientadoras y orientadores más cerca de un modelo
clínico que de un modelo inclusivo? Nadie se siente cómodo con este papel diagnosticador-
prescriptor que el sistema le otorga. Por ello, la concreción de la Ley debería derivar en
la generación de un nuevo modelo de evaluación de las necesidades del alumnado,
transcendiendo del actual y conduciendo a un análisis de las barreras que limitan la
inclusión. Desde luego, el papel de orientadoras y orientadores en este proceso no puede
ser únicamente de identificador de dichas barreras, sino que, además, debería convertirse
en ese amigo crítico de los equipos docentes que ayude al cambio de mirada y a la mejora
de las prácticas inclusivas.

Son muchas más las referencias que aparecen a la inclusión y a las medidas para favorecer
el acceso y permanencia de todo el alumnado en las diferentes enseñanzas.

 Sobre los centros específicos:

La encontramos en la disposición adicional cuarta en la que se dice literalmente lo


siguiente:

“Las Administraciones educativas velarán para que las decisiones de escolarización


garanticen la respuesta más adecuada a las necesidades específicas de cada alumno
o alumna (…) El Gobierno, en colaboración con las Administraciones educativas,
desarrollará un plan para que, en el plazo de diez años, de acuerdo con el artículo 24.2.e)
de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones
Unidas y en cumplimiento del cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030,
los centros ordinarios cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las
mejores condiciones al alumnado con discapacidad. Las Administraciones educativas
continuarán prestando el apoyo necesario a los centros de educación especial para que
estos, además de escolarizar a los alumnos y alumnas que requieran una atención muy
especializada, desempeñen la función de centros de referencia y apoyo para los centros
ordinarios”.

 Se busca la respuesta educativa más adecuada a cada alumno o alumna


 Se establecerá un plan para que los centros ordinarios cuenten con los recursos
necesarios para atender al alumnado con discapacidad
 Se continuará prestando el apoyo necesario a los centros de educación especial que,
por un lado, seguirán escolarizando a alumnado que requiera una atención muy
especializada y, por otro lado, servirán como centros de referencia y apoyo a los centros
ordinarios.

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