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¿Qué es la cognición social?

La cognición social no es más que el estudio de la forma en la que


procesamos la información (Adolphs, 1999). En este procesamiento se incluye la manera en la que
codificamos, almacenamos y recuperamos información de situaciones sociales.

Actualmente, la cognición social es el modelo y enfoque dominante en la psicología social. Esta


surge en oposición al conductismo puro, el cual rechazaba la intervención de procesos mentales a
la hora de explicar el comportamiento (Skinner, 1974).

La cognición social alude a la forma en que pensamos sobre los demás. En este sentido, sería un
poderosa herramienta para comprender las relaciones sociales. Mediante la cognición social
entendemos las emociones, los pensamientos, intenciones y conductas sociales de los demás. En
las interacciones sociales, conocer lo que otras personas piensan y sienten puede suponer una
ventaja enorme para desenvolvernos en ese contexto.

De este modo, nuestros sentidos reciben información que es interpretada y analizada.


Posteriormente, esas interpretaciones son contrastadas con la información que guardamos en la
memoria.

Sin embargo, esta descripción simple no es real. Existen otros factores, como las emociones, que
también condicionan el proceso. Recuerda que los pensamientos influyen en las emociones, pero
las emociones también influyen en los pensamientos (Damasio, 1994). Por ejemplo, cuando
estamos de buen humor, el mundo es (o parece) un lugar más feliz. Cuando nos encontramos bien
tendemos a percibir con más optimismo el presente, pero también miramos de manera más
positiva al pasado y al futuro

¿Cómo se desarrolla la cognición social?

La cognición social se desarrolla lentamente (Fiske y Taylor, 1991). Sigue un proceso de


ensayo y error basado en la observación. Las experiencias directas y la exploración guían el
aprendizaje. Sin embargo, el conocimiento social es muy subjetivo. Las interpretaciones que
podemos hacer de un evento social pueden ser muy diferentes y erróneas.

Además, aunque contamos con estructuras mentales que facilitan el procesamiento y la


organización de la información, en ocasiones estas estructuras tan útiles también nos traicionan.
Lo peor, cuando lo hacen, es que…
Estas estructuras o esquemas influyen en la atención, la codificación y la recuperación de
información y pueden llevarnos a que se de la profecía autocumplida. Esta es una predicción que,
una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad (Merton, 1948).

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