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Principios de la Rehabilitación

José Folgueras Méndez

ÉTICA Y REHABILITACIÓN

10.1 INTRODUCCIÓN
La ética profesional siempre ha sido motivo de criterios, discusiones y, por qué no, de
alguna que otra querella y el disgusto subsiguiente entre colegas. Casi finalizando este
curso en que se han presentado temas que relacionan la Medicina, la Ingeniería y la
Rehabilitación, el autor considera oportuno discutir el tema, siempre necesario y escasas
veces considerado, alguna de ellas como “un mal necesario”.

Algunas profesiones, la médica por ejemplo, tienen sus reglas éticas más o menos
conocidas que deben sentar pautas para el comportamiento y las relaciones del médico con
el paciente y entre los miembros de la profesión. En la antigüedad deben haber existido
reglas de conducta parecidas en los gremios de oficios que se formaban, entre maestros y
aprendices, que en su momento deben haber representado una defensa para asegurar la
conservación de las artes de cada oficio y evitar la divulgación pública de los “secretos”
profesionales. Algo semejante debe haber ocurrido con los maestros de obras y
construcciones, que a nuestro entender fueron los precursores de la Ingeniería actual. A
continuación se incluye el texto del editorial que el autor publicó en la revista Ingeniería
Electrónica, Automática y Comunicaciones de Cuba [Folgueras, 2000].

10.2 ACERCA DE LA ÉTICA


Un conocido diccionario que, sin ser enciclopédico, es muy socorrido define la
Ética como "..parte de la Filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del
hombre". Lo anterior permite al lector interpretar que la misma está relacionada con
la actividad del hombre, puesto que actividades, moral y obligaciones están
íntimamente relacionadas. Muy a menudo se habla de Ética sin una conciencia clara
de lo que ello implica. Así, por ejemplo, en el campo de la Medicina se aplican
criterios éticos en las relaciones médico–paciente, que tienen su inicio en los antiguos
orígenes de la profesión.

Invariablemente, todas las profesiones aplican, en mayor o menor grado algún


tipo de ética profesional. Y en el campo de la Ingeniería, ¿se aplica acaso la ética
profesional? Por supuesto que sí sólo que, en muchas ocasiones, no se hace
deliberadamente sino "por instinto" o "apelando al buen sentido común". En Cuba,
por ejemplo, existe un Código de Ética Profesional de los trabajadores de la Ciencia
que, en líneas generales, norma las relaciones con la sociedad y con la comunidad
científica y plantea, entre otros aspectos, que "La unidad de lo moral y lo científico–
técnico constituye la esencia de la profesionalidad". Por desgracia, no existe una
definición clara y explícita de los principios éticos que deben aplicarse en las
relaciones entre profesionales, ni se forma a los nuevos profesionales con la conciencia
de que la observancia de la Ética debe hacerse como práctica cotidiana y no, como
algunos pudieran pensar, como algo excepcional o circunstancial.

El autor cree oportuno tratar sólo tres de los múltiples aspectos que, en su
opinión, deben regirse por estos principios: la atención a las tesis, tesinas o diplomas;

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el robo o apropiación indebida de ideas y la valoración de la participación como autor


en los trabajos científicos y científico–técnicos.

En ocasiones, pocas por suerte, se encuentran tutores de tesis de cualquier nivel


que brindan poca o ninguna orientación al trabajo de las personas que, bajo su tutela,
realizan dicha tarea. Obsérvese que se dice orientación y no ayuda exagerada, para no
confundir la exigencia que cada nivel académico demanda. Cada cual debe, a su nivel,
aportar el esfuerzo necesario y es papel del tutor lograr esto. Impulsar y compulsar,
aclarar y orientar no deben jamás confundirse con la ayuda en todo instante. Una
tesis de doctorado no es igual, en lo que se refiere a lo que se espera de su autor, a una
tesis de maestría o a un diploma; cada uno tiene su especificidad y necesita de un
cierto grado de esfuerzo y dedicación personales del autor. Asimismo, la
meticulosidad y rigor para con la revisión de documentos de éste tipo no es más que la
demostración práctica del respeto hacia el trabajo realizado por otro, sea cual fuere
su nivel científico.

La determinación del grado de participación en un trabajo científico no es asunto


resuelto totalmente para la comunidad internacional y existen al respecto múltiples
criterios basados en diversas consideraciones. No existen reglas específicas, a juicio
del autor, en cuanto al orden o posición relativa que deben ocupar los autores de un
trabajo científico que se publica o presenta en un evento. Esta posición debe estar
fuertemente influenciada por la contribución científica al trabajo de cada uno de los
autores así como por el volumen individual de su trabajo en el conjunto. Por supuesto,
no todos los participantes en un proyecto aparecen después como autores de un
artículo: para eso se hace uso de los reconocimientos. Compruébelo el lector
consultando cualquier revista de prestigio y verá cómo se reconoce el trabajo de
participantes que contribuyeron, en muchas ocasiones, con aportes sustanciales. Con
especial cuidado debe evitarse que en un grupo cualquiera se manifieste la nociva
tendencia de que su jefe sea el primer autor de todos los trabajos que produzca el
grupo, pues cuesta trabajo admitir que alguno de los participantes no tenga aportes
que le respalden como autor principal.

Si bien éste puede resultar un tópico para una álgida discusión entre
profesionales de una misma rama de la Ciencia y de la Técnica, cobra especial
importancia cuando las investigaciones las realizan, como ocurre actualmente, un
grupo interdisciplinario de personas: ingenieros, biólogos, médicos, lo que se refleja
en el mencionado Código de Ética Profesional al plantearse que, en sus relaciones, el
científico debe "Incrementar la colaboración eficiente y el trabajo multidisciplinario
en la actividad científico–técnica, tomando en cuenta la interrelación e integralidad
del objeto de estudio".

Por otra parte, la participación de profesionales de diferentes especialidades debe


estar regida, indudablemente, por su contribución personal a la realización del
trabajo: una discusión de una o dos horas no puede ser equivalente al trabajo de
concepción y desarrollo realizado durante seis meses por un grupo de especialistas, a
no ser que la idea propuesta sea tan original que de ella dependa el éxito del trabajo.
En esos casos existen métodos conocidos y en uso para proteger la paternidad de las

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soluciones originales: la solicitud de una patente de invención, de un modelo industrial


y su presentación como monografía en eventos de relevancia: se impone hacer uso de
ellas de forma sistemática.

El robo de ideas, extraño y de escasa o ninguna ocurrencia en Cuba, debe ser


especialmente evitado, para lo cual es imprescindible proteger, tal como está dispuesto
legalmente, a su tiempo y en la medida necesaria, las ideas originales. La
responsabilidad es siempre del autor de la idea y del jefe del proyecto de investigación
y no hacerlo puede conducir a daños económicos.

Se invita al lector a que analice detenidamente lo expresado anteriormente y se le insta


para que, con su mayor esfuerzo e interés, contribuya a que no se susciten los casos
negativos mencionados u otros que puedan surgir y entorpezcan el desarrollo nacional de la
Ciencia y la Técnica en el país en que se encuentre.

10.2.1 Un comentario necesario


Después de leer el apartado anterior, resulta evidente que los tópicos tratados en el
mismo tienen plena vigencia y aplicación actual en cualquier país. Toman particular
importancia los aspectos éticos entre profesionales y, muy especialmente, entre el ingeniero
de rehabilitación y el personal médico y paramédico, sin que ello signifique descuidar o
restar importancia al resto de los aspectos.

El tema de la Ética es normalmente de la incumbencia de especialistas en Ciencias


Sociales, Sociología y Filosofía. Sin que se considere una intromisión en un campo en el
que no somos especialistas tenemos, a cambio, una justificación muy válida: su importancia
para las relaciones entre el especialista médico y el ingeniero y la necesidad de incorporarla
a nuestra labor diaria y aplicarla debidamente.

10.3 CARACTERÍSTICAS QUE DEBE REUNIR EL INGENIERO EN


REHABILITACIÓN
Un equipo cualquiera, sea o no electrónico, para aplicaciones médicas o cualesquiera
otras, se caracteriza usualmente por una serie de parámetros que pueden medirse y cuyo
valor es determinado con una cierta exactitud. Resulta expedito, aunque no siempre fácil,
realizar las pruebas correspondientes y determinar si el mencionado equipo cumple o no
con las características que especifica el fabricante y, por ende, está apto para el uso.

Una persona es un ser humano, no un objeto o equipo cualquiera y, por ello, no es fácil
establecer un listado de parámetros cuyos valores deben ser comprobados, cosa harto difícil
cuando se trata del ser humano y no se refiere la determinación a parámetros o
características físicas mensurables. Si bien es cierto que existen pruebas psicológicas que
permiten predecir con una cierta aproximación la aptitud y posibilidades de éxito de una
persona para desempeñar una función determinada, el entorno que rodea a la persona actúa
en el sentido de modificar esa aptitud, ya sea para bien o para mal.

En opinión del autor, el ingeniero en rehabilitación debe ser portador de las siguientes
características:

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• Preparación profesional sólida y actualizada.


• Honestidad.
• Creatividad.
• Poder de análisis y discusión.
• Preocupación personal por su superación constante y por su
actualización profesional.
• Fidelidad a la institución para la cual trabaja.
• Imparcialidad al valorar criterios y dar un juicio sobre ellos.

Como se puede observar, no hay nada nuevo en lo anteriormente expuesto y cabe


entonces preguntarse: ¿si es tan simple, por qué nos encontramos muchas veces con
conductas diametralmente opuestas a estas? La respuesta queda en manos del lector, en la
seguridad de que su preparación, suspicacia, capacidad e interés le permitirán encontrarla.

Resulta evidente que la aplicación de los principios éticos en la profesión no puede estar
sujeta al buen tino, o a la inspiración, del ingeniero o del técnico. Los principios deben
enseñarse como parte de las carreras correspondientes [Folgueras, 2005 b]

10.4 PRINCIPIOS ÉTICOS QUE DEBEN APLICARSE: LA ÉTICA Y EL


INGENIERO
El autor opina, y cree que con razón, que existen principios éticos universales, válidos
para cualquier lugar y en cualesquiera circunstancias. Otros principios tal vez no sean tan
universales, porque pueden referirse a condiciones muy particulares, temporales o
permanentes. Sin embargo, los primeros no deben ser olvidados, ni por muy conocidos
deben dejar de ser cumplidos. Las tareas relacionadas con el diseño, producción y
mantenimiento de los equipos médicos tienen implicaciones éticas que deben ser
observadas [Folgueras, 2005a]. El tópico merece una consideración especial por todos y
discusión acerca de él permitirá aclarar muchas de las dudas que podamos tener. A título de
ejemplo se sugiere consultar el Código de Ética del IEEE (Institute of Electrical and
Electronic Engineers) que se incluye a continuación y que, como verá el lector, es aplicable
a cualquier situación, aunque el propio lector llegue a la conclusión que pueda ser “letra
muerta” en algunas ocasiones y no se aplique en todas.

Código de Ética [IEEE, 1990]


Nosotros, los miembros del IEEE, reconociendo la importancia de nuestras tecnologías
al afectar la calidad de la vida en el mundo, y aceptando una obligación personal hacia
nuestra profesión, sus miembros y las comunidades que servimos nos comprometemos
por éste medio a la conducta ética y profesional más elevada y acordamos:
1. aceptar la responsabilidad de tomar decisiones de ingeniería consistentes con la seguridad,
salud y bienestar del público, y revelar rápidamente los factores que puedan poner en peligro al
público o al entorno ambiental;
2. evitar los conflictos de intereses, reales o percibidos, siempre que ello sea posible, y revelarlos a
las partes afectadas cuando ellas existan;
3. ser honestos y realistas al expresar reivindicaciones o estimados basados en los datos
disponibles;
4. rechazar el soborno en todas sus formas;

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5. mejorar la comprensión de la tecnología, su aplicación apropiada y sus consecuencias


potenciales;
6. mantener y mejorar nuestra competencia técnica y emprender tareas tecnológicas para otros
sólo si estamos calificados por el entrenamiento o la experiencia, o después de una total
revelación de las limitaciones pertinentes;
7. buscar, aceptar y ofrecer la crítica honesta al trabajo técnico, reconocer y corregir los errores,
y dar el crédito apropiado a las contribuciones de otros;
8. tratar con justeza a las personas sin considerar tales factores como raza, religión, género,
limitaciones, edad, u origen nacional;
9. evitar injuriar a otros, a su propiedad, su reputación o su empleo mediante acciones falsas o
maliciosas;
10. auxiliar a los colegas y colaboradores en su desarrollo profesional y apoyarlos en seguir éste
código de ética.

10.4.1 La relación ingeniero–paciente


Aun cuando el ingeniero no trate directamente al paciente, representa para éste una
fuente de opinión autorizada y, como tal, el paciente interpreta lo que el ingeniero
manifiesta. Muchas veces el ingeniero permanece en el anonimato, oculto para el paciente,
mientras que en otras puede tener contacto con el mismo cuando se trata de equipos de
última tecnología y elevada complejidad. como es el caso de un equipo de Litotricia
extracorpórea o un equipo de imágenes (Tomografía o Resonancia Magnética). Para el
paciente es difícil o imposible distinguir entre un ingeniero y un profesional médico cuando
ambos se visten con ropas semejantes en una institución de salud y, por tanto, presta igual
importancia a las manifestaciones de los que le rodean.

Por lo anterior, el autor piensa que el ingeniero debe seguir unas reglas imprescindibles
al tratar con, o estar en presencia de, un paciente:

• No debe opinar sobre aspectos clínicos relacionados con la patología del


paciente.
• No debe emitir opiniones ni discutir, en presencia del paciente, los aciertos o
desaciertos de los especialistas médicos y paramédicos en el tratamiento del
paciente o de otro paciente cualquiera.
• No debe emitir criterios negativos en presencia del o de los pacientes acerca
de los equipos que atiende, ni acerca de la institución donde desempeña su
función.

Un buen conjunto de reglas que deben seguirse al trabajar con los pacientes han sido
elabroradas por el IPEM (Institute of Physics and Engineering in Medicine) y puede
encontrarse en [IPEM, 2001], de las cuales se transcriben algunas a continuación, referentes
a la conducta general a seguir.

CONDUCTA GENERAL
• Los asuntos que conciernen a la salud y a la seguridad del paciente deben recibir prioridad
sobre todos los demás.
• Todos los pacientes, independientemente de su edad, género, orientación sexual, salud, origen y
creencias culturales y religiosas deben ser tratados con cortesía, respeto y deben mantenerse su
privacidad y dignidad.

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• Debe mantenerse la confidencialidad de todos los registros relacionados con los pacientes. Los
registros relacionados con la historia del paciente, sus investigaciones y tratamientos, deben ser
completos, claros y precisos.
• La conducta personal nunca debe desacreditar al científico clínico o a sus colegas,
departamento, institución o al sistema de salud.
• Los tiempos de espera deben mantenerse en un mínimo y estar dentro de los valores esperados
en las normas y políticas locales.
• La selección de los procedimientos de diagnóstico o terapéuticos debe estar basada en la
evidencia siempre que ello sea posible, debe representar la mejor práctica actual y estar sujeta a
revisiones periódicas.
• Deben reconocerse los límites de la competencia profesional del científico y sus estándares de
actuación deben mantenerse al mantener sus conocimientos y habilidades al día mediante el
entrenamiento apropiado.
• La investigación no debe ser contraria a los intereses del paciente y debe ser aprobada de
antemano por un comité de ética o de investigación debidamente constituido, así como seguir el
principio del consentimiento informado del paciente.
• La conducta general, el aspecto personal y el vestido deben ser apropiados y profesionales,
usando identificaciones visibles todo el tiempo.

10.4.2 La relación ingeniero–médico


La relación ingeniero–médico puede, por sus características, resultar difícil y compleja,
requiriendo del máximo de tacto y atención. Ambos, el médico y el ingeniero, son
profesionales con educación universitaria y ambos deben velar porque la interrelación entre
ellos sea armónica y libre de escollos. Sin embargo, entre ellos existe, en opinión del autor
de estas líneas, semejanzas y diferencias.

Las semejanzas pueden hallarse en que ambos tienen como objetivo central la
conservación de la salud del paciente y la lucha contra las enfermedades. Cada uno de ellos
contribuye con un granito de arena, acorde a su capacidad y preparación, al noble propósito
de conservar y mejorar la salud del paciente. Existe, sin embargo, una diferencia sustancial
entre ambos con respecto al paciente: el médico lo enfrenta y se relaciona directamente con
él en la enorme mayoría de las ocasiones, mientras que el ingeniero permanece usualmente
fuera del contacto con el paciente y sólo en contadas ocasiones se relaciona con él.

La historia y la tradición han creado también un ambiente que puede no ser propicio
para unas buenas relaciones. Con seguridad, en cualquier tratado de Historia de la Medicina
se encontrará alguna referencia a los orígenes de la profesión: brujos, chamanes,
hechiceros, todos tuvieron cabida en etapas diferentes del desarrollo humano en que
existían enfermedades que era necesario combatir. Sin ciencia ni medicamentos,
recurriendo a la magia y a las plantas, a la confianza del paciente y a lo sobrenatural, no en
pocos casos lograban una curación mientras que en otros la muerte del paciente se atribuía
a lo sobrenatural, contra lo que no se podía luchar. ¿Acaso los alquimistas, químicos
primitivos de la Edad Media, no deben haber aportado su granito de arena en el desarrollo
de las drogas? Barberos y cirujanos, sangradores y médicos, el desarrollo continuo es
indudable hasta llegar a nuestros días en que, con el apoyo de los avances científicos y
técnicos se realizan verdaderas maravillas en el campo de la Medicina, aunque un simple
resfriado no encuentre más cura que la que probablemente tuviera hace siglos.

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Sin embargo ¿cuándo surge la Ingeniería? Tal vez el primer ingeniero fue el hombre
primitivo que descubrió accidentalmente la palanca, a la cual siguió la rueda. Carreteras del
Imperio Romano y construcciones de la época y de otras precedentes están aun presentes
para asombro de la Humanidad actual. La Construcción, como el Arte, se han desarrollado
a lo largo del desarrollo humano, con muestras palpables, en diverso estado de
conservación. El mejor ejemplo del desarrollo del ingeniero lo constituye Leonardo de
Vinci (1452-1519), escritor, arquitecto, artista, inventor, cuya obra se reconoce, permanece
y se conserva y valora muy positivamente hoy día.

El desarrollo científico–técnico ha permitido la existencia del actual ingeniero, versado


en tantos campos del saber que no se concibe un ingeniero en el sentido general. No es
posible que exista en nuestros días, dado el aluvión constante de nuevos desarrollos y de
información. No debe olvidarse que el ingeniero se relaciona generalmente con otros
colegas de su profesión, pero también con los de otras profesiones y, en muchas ocasiones,
con los pacientes. Por ello es que el ingeniero debe conocer los principios éticos que debe
aplicar en su actividad diaria y en las relaciones con estas personas.

10.5 LA ELABORACIÓN DE DOCUMENTOS TÉCNICOS


Tal vez se piense que el tema no tiene relación alguna con la aplicación de la Ética en
la Ingeniería. ¡Nada más lejos de la verdad! La elaboración de documentos técnicos tiene
un contenido ético que debe ser considerado y respetado.

Algunas son las frases que ha recogido nuestro idioma para resaltar la importancia del
documento escrito: “Escríbalo, no lo diga” y “Las palabras se las lleva el viento” son dos
de ellas. Este no es un tema que admite mucha discusión, como no sea la encaminada a
demostrar que no es necesario elaborar informe, que está a priori, condenada a la derrota
más vergonzosa. Muchos de los profesionales de la ingeniería que conocemos son
enemigos acérrimos de elaborar documentos. Unas veces enemigos declarados y otras bajo
el “disfraz” poco creíble de que “tengo muchas tareas y poco tiempo para escribir”.

No todos tenemos la característica –pequeña virtud– de saber qué y cómo escribir un


documento y cuándo hacerlo. Todo el que ha emprendido la tarea de plasmar por escrito sus
ideas sabe cuán angustioso y defraudador puede resultar el esfuerzo dedicado a ello. Se
parte de una desventaja intrínseca a la profesión de ingeniero: nunca se nos ha enseñado a
escribir un documento. Además, se cuenta generalmente con otra desventaja aun peor, la de
no conocer nuestro idioma lo suficientemente bien como para manejarlo correctamente y,
sin pretender escribir una obra de arte, escribir nuestras ideas con coherencia, de forma que
resulten comprensibles para el lector.

¡Esa idea que está en abstracto en nuestra mente y que no acabamos de plasmar de
forma adecuada en el papel! Esa idea se nos escapa en cualquier momento y luego es difícil
o imposible recuperarla. Analice si no el lector cuántas veces no se ha encontrado en la
imposibilidad de escribir algo con coherencia para que sea interpretado por un tercero, a
pesar de tener aparentemente muy clara y elaborada la idea.
Sin pretender dar una receta pues no se trata de ello, es posible establecer pautas
generales que pueden servir de apoyo para la elaboración de un documento técnico. Por
ventura, los medios computadorizados de hoy día ofrecen editores de texto que tienen

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medios de ayuda para facilitar la tarea de escritura y revisión ortográfica y cuentan con
plantillas aplicables a muchos casos reales.

Por supuesto, el documento persigue uno o más objetivos y debe ser elaborado y
entregado en una cierta fecha fijada de antemano. Pueden recomendarse algunas reglas
básicas a guisa de sugerencia para comenzar la elaboración de un documento técnico.

• Establecer los objetivos


• Organizar las ideas
• Establecer los puntos a tratar
• Distribuir las tareas
• Elaborar una versión inicial
• Corregir la versión inicial
• Elaborar la versión final

Por estas razones el ingeniero representa otros aspectos del trabajo en el ambiente
médico, lo que en algunos casos puede establecer una falta de valoración, totalmente
artificial, hacia su trabajo; el autor ha sentido la existencia de esto en varios países. Contra
esto es necesario luchar y comprender que médicos e ingenieros, ingenieros y médicos,
están juntos en la lucha por la rehabilitación del paciente.

10.5.1 Establecer los objetivos


Los objetivos deben establecerse desde un inicio, pues no es posible escribir el
documento sin tener idea clara y precisa de qué es lo que se debe obtener y de cuál es el fin
que se persigue. En ocasiones, por supuesto, sufrirán cambios en el orden o en su
formulación, lo que es totalmente aceptable. Tómese como ejemplo una tesis o tesina: en no
pocas ocasiones los objetivos, elaborados desde un inicio, reciben el toque final al terminar
de escribir el documento.

10.5.2 Organizar las ideas


Organice sus ideas empleando el método que mejor se ajuste a sus deseos, hábitos,
intereses y posibilidades. Un método útil consiste en hacer un pequeño bosquejo de cómo
debe ser y qué debe contener el documento, las ideas centrales y aquellas que, sin serlo,
complementan a las primeras, que pueden ir ampliándose en la misma medida en que se
identifique el contenido que debe tener.

10.5.3 Establecer los puntos a tratar y desarrollar


Establezca los puntos, secciones u otras divisiones cualesquiera para dejar claro qué
debe desarrollar y escribir. Al hacerlo su tarea se facilitará, pues habrá descompuesto el
documento inicial en un conjunto de documentos más simples, que deben tener coherencia
individual y “ajustar” en documento mayor. Pero ¡cuidado! Esto no significa que el
documento final; sea una simple colección de documentos de menor extensión. Siempre
será necesario efectuar ajustes entre ellos para lograr que armonicen y tengan continuidad.

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10.5.4 Distribuir las tareas


Distribuya las tareas entre sus colaboradores, asignándole a cada uno la elaboración de
una sección del documento. Esto le permitirá acelerar el trabajo, pero requerirá de usted
atención especial a la unificación de la redacción y del estilo del documento final, so pena
de producir un “Frankenstein®”, formado por remiendos y partes fácilmente distinguibles
la una de las otras.

10.5.5 Elaborar una versión inicial


Sólo cuando se tiene amplia experiencia, y por desgracia no en todas las ocasiones, es
posible escribir el documento en el primer intento. La escritura es un proceso iterativo, en
el cual no es fácil lograr el texto completo a la satisfacción del que lo elabora cuando sólo
se cuenta con la primera versión. No se acongoje si tiene que “sudar tinta” para elaborar
una página, pues sólo se aprende a escribir cuando se escribe.

No olvide incluir las referencias bibliográficas a los documentos que usted menciona
en el suyo, esto facilita la lectura y comprensión por otra persona e indica dónde pueden
encontrarse las fuentes de referencia. No descuide el formato en que escribe ni la
presentación final del trabajo, pues un documento bueno, pero mal formateado o
estructurado, brinda al lector una fea impresión de que el trabajo no tiene valor. Lo
contrario es también negativo: un excelente formateo y presentación pero un contenido
malo desencanta al lector y le convence de que, en efecto, el trabajo no sirve. Recuerde
siempre que en caso de duda el mejor consejero es un buen libro técnico.

10.5.6 Corregir la versión inicial


La versión inicial debe estudiarse bajo la luz de los objetivos que se perseguían.
¿Cumple con ellos? Debe ser corregida y prestar mucha atención a los errores ortográficos.
Como dice el refrán “Al mejor escribano se le va un borrón” , a lo cual se podría añadir:
“sobre todo si no limpia la pluma ni ordena el escritorio”.

Causa mala impresión constatar que en un documento se encuentren errores garrafales


en cuanto a la ortografía. El estilo es otra cosa diferente: es típico de cada persona, como
escribir en verso o en prosa puede serlo de un poeta. El estilo y la redacción deben cuidarse
para que el documento tenga la mayor calidad. No se trata, cuidado con ello, de elaborar
una futura joya de la literatura en nuestro idioma, sino sólo de obtener un documento que
sea comprendido por todos los interesados, sin emplear un lenguaje ni giros rebuscados.

Especial cuidado debe concederse a la inclusión de traducciones de documentos en


Inglés, pues no siempre se traducen con la estructura gramatical de nuestro idioma y luego
se distingue claramente en el documento final que el texto mencionado es “un parche o
remiendo”.

Recuerde que la escritura de un documento es un proceso iterativo, donde el número de


iteraciones depende en gran medida de la pericia y conocimientos del que escribe.

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10.5.7 Elaborar la versión final


Si ya está en la etapa de revisión final, casi ha logrado la victoria sobre el papel y con
grandes probabilidades tendrá su informe listo para entregar. Mucho cuidado, eso sí, con las
faltas de ortografía y la ausencia de tildes, así como con los vicios del idioma llevados al
papel.
La versión final debe elaborarse con las observaciones y correcciones ya encontradas y
debe ser estudiada minuciosamente antes de hacerla pública. Comparta la tarea de revisión
final con sus colaboradores o colegas para subsanar cualquier error que a usted se le pueda
haber escapado. Al hacer esta revisión por varias personas diferentes surgirán, sin duda
alguna, criterios sobre estilo que usted deberá considerar o no, según estime pertinente. En
raras ocasiones todos se pondrán de acuerdo en una redacción particular, porque ello está
influido por la experiencia individual y las preferencias de cada cual. Parte del arte de hacer
informes consiste en decir : “hasta aquí, y así, es el informe”.

Unas palabras adicionales para los informes que se escriben en un idioma que no es el
materno: son válidas todas las observaciones y sugerencias realizadas, pero debe entonces
prestarse un cuidado adicional a mantener las estructuras idiomáticas típicas del idioma en
el cual se redacta el informe. El vicio de traducir “literalmente” suele producir resultados
desagradables y textos que, frecuentemente, son difíciles de comprender, por tener un
significado oscuro o tergiversado.

Recordemos la frase latina “Verba volant, domus manent” que puede traducirse como
“Las palabras vuelan, las acciones permanecen” y que en nuestro caso podría interpretarse
como “Las palabras se las lleva el viento, los documentos permanecen”. Otra frase latina
dice precisamente esto último: “Verba volant, scriptus”. Hay una frase famosa: “Arnakul
arda um arda ad hor” (S. I-II), cuyo significado según los eruditos, se relacionaba con el
tema que tratamos, pero por desgracia, se ha perdido en el tiempo. Las tablillas de arcilla de
Mesopotamia, los papiros y jeroglíficos del Egipto faraónico, el arte rupestre de las
cavernas, son todos vestigios escritos de las culturas respectivas:

Jean Francisque Champollion (1790-1832) al estudiar los, hasta entonces


indescifrables, jeroglíficos egipcios al estudiar la Piedra Rosetta logró descifrarlos,
demostrando con ello la importancia de los documentos.

Al igual que el establecimiento del “Segmento Áureo” de los antiguos, que permitió
lograr las proporciones idóneas para un libro o manuscrito, la “Regla de Oro” del ingeniero
debe ser: “El trabajo no está terminado hasta que no se use el papel”, lo que se ha tratado de
ilustrar en la Fig. 10.1 que se muestra en la página siguiente.

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EL TRABAJO NO ESTÁ
TERMINADO HASTA QUE NO
SE USE EL PAPEL
Figura 10.1 La “Regla de Oro” del trabajo del ingeniero.

BIBLIOGRAFÍA

IEEE, 1990, The Institute of Electrical and Electronic Engineers Inc., “Code of Ethics”,
1990.
IPEM, 2000, Institute of Physics and Engineering in Medicine, “Working with
patients”, York, Gran Bretaña, 2000.
Folgueras, J., 2000: “Tres aspectos de la Ética profesional”, Ingeniería Electrónica,
Automática y Comunicaciones, Vol. XXI, 2, 2000.
Folgueras, J., 2005a: “La Ética en el Diseño de equipos médicos”, Third LACCEI
International Latin American and Caribbean Conference for Engineering and Technology
(LACCET’2005, “Advances in Engineering and Technology: A Global Perspective”, 8-10
June 2005, Cartagena de Indias, COLOMBIA, trabajo SOC87.
Folgueras, J., 2005b: “La enseñanza de la Ética en Bioingeniería: Introducción
temprana”, VI Congreso de la Soc. Cubana de Bioingeniería, La
Habana, Julio 21-22, 2005, trabajo T054.

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