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La Historia del Piccolo

No existen datos exactos del origen del flautín. Se cree que apareció por primera vez en
Suiza y que su uso inicial fue en bandas militares después de la batalla de Marignano en
1515. El flautín, indican los expertos, parte del instrumento conocido con el nombre de
Pífano. Lo adoptaron posteriormente los franceses y se extendió luego por otras naciones.
En algunas publicaciones hacen referencia a las bandas militares turcas, que a inicios del
siglo XVIII realizaban desfiles que causaban admiración en toda la región, y en éstas ya
se tocaba el flautín.
En la época barroca, algunos compositores ya incluyen el flautín en sus óperas, como es
el caso de Rameau y de Gluck. En “Ifigenia en Tauride”, compuesta por este último, el
piccolo tiene un papel preponderante en la obertura, durante la cual, en el escenario, se
produce una tempestad. En esta misma ópera también participa en un coro y en un ballet
con percusión “alla turca”.
El flautín es incorporado a orquestas musicales ya finalizando el siglo XVIII. Ludwig Van
Beethoven fue uno de los músicos que incorporó el flautín en sus composiciones
musicales, entre otras, se puede apreciar el flautín en sus sinfonías 5 y 9. En el siglo XIX
Giuseppe Verdi, incluye el sonido del flautín, recreando una tormenta, en la ópera
“Rigoletto” y “Otello”. También es posible escuchar el tono elevado del flautín en las obras
de Rossini en “Semiramide” por nombrar una.
Originalmente su tonalidad era un Re bemol y posteriormente a finales del siglo XX
empezó a ser fabricado casi exclusivamente en tonalidad de Do.
A diferencia de la flauta traversa el piccolo comienza desde la cabeza con una forma
cilíndrica, pero su cuerpo termina siendo cónico.

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