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El campo y la ciudad

A menudo se utilizan las palabras “campo” y “ciudad” como conceptos en oposición, aunque en la


realidad funcionan como elementos complementarios e interdependientes, ya que una ciudad no
podría subsistir por mucho tiempo si no existieran lugares donde se producen los alimentos que sus habitantes
requerirán, y el campo no encontraría sostén económico si no hubiera una alta demanda de productos
agropecuarios, representada mayoritariamente por las personas que habitan en los grandes conglomerados
urbanos y periurbanos.

A continuación, exponemos las principales características de la vida en el campo y la ciudad, las semejanzas


y diferencias entre el campo y la ciudad.

Ver además: Industrialismo.

Características del campo y la ciudad:

1. Densidad y distribución poblacional

L
as personas de campo viven de manera más dispersa que las personas de ciudad.

El campo o medio rural se caracteriza por albergar a un menor número de habitantes, que viven en
forma más bien dispersa. En las grandes ciudades, por el contrario, las casas y edificios se construyen unos
pegados a los otros, ya que la tierra es el bien más escaso y por ende más caro.

Ver además: Población Rural y Urbana.

2. Actividades preponderantes
En el campo hay un neto predominio de actividades primarias, esto es, producción de materias primas para
abastecer a diferentes industrias (fundamentalmente la alimenticia y la de la construcción); en las ciudades
predominan las actividades terciarias, sobre todo de provisión de bienes y servicios.

3. Infraestructura

A menudo, la gente de campo se ve obligada a trasladarse a la ciudad.

En las áreas rurales suele haber menos equipamiento y servicios que en las ciudades. Así, por
ejemplo, para efectuar trámites, para cursar estudios superiores o para obtener asistencia médica más
especializada, la población rural se ve obligada a trasladarse a algún centro urbano.

4. Transporte

En este sentido es muy importante considerar las distancias. Por ejemplo en la Argentina las distancias son
largas y eso encarece la construcción de rutas o el tendido de vías de ferrocarril, lo que limita enormemente la
movilidad de la gente del campo, ya que casi no dispone de transporte público.

En la ciudad, en cambio, hay todo tipo de opciones en materia de transporte: ómnibus, trenes,
subterráneos, taxis. En otros países las distancias son menores y el contraste es mucho menor.
5. Paisaje del campo y la ciudad

E
n el campo se mantienen mayormente los elementos del paisaje natural.

En las ciudades predominan imponentes moles de asfalto, concreto y acero, que en verano actúan como
superficies de absorción de calor y tapan gran parte del espacio aéreo; en el campo, por el contrario, se
mantienen mayormente los elementos del paisaje natural, que otorgan una amplia gama de colores y
formas y dejan al descubierto el cielo, tornándose en un sitio más confortable.

6. Uso del suelo

En el campo el suelo se usa casi en su totalidad para la actividad primaria, esto es, para los cultivos o para
criar ganado. En las ciudades los terrenos se necesitan para construcción de viviendas y servicios,
como hospitales, escuelas, oficinas públicas, etc. Esto impacta en la calidad de vida de la gente, que en las
grandes ciudades casi no tiene áreas de esparcimiento.
7. Velocidad de transformación

En la ciudad hay una necesidad urgente en materia de empleo y vivienda.

La ciudad vive una dinámica de transformación mucho más vertiginosa que el campo, pues la
población crece en número a una tasa mayor (a menudo por movimientos migratorios), esto origina
necesidades urgentes en materia de vivienda y empleo. En el campo esto no se percibe, pues la población
tiende a mantenerse estable.

8. Trabajo en el campo y la ciudad

Este es quizá el mayor problema del campo, pues la creciente tecnificación ha llevado a que cada vez se
requieran menos personas para realizar las tareas agropecuarias, y eso hace que las nuevas generaciones,
cuando llegan a la edad en que deben incorporarse al mercado laboral, tengan dificultades para hacerlo
localmente. Esto ha motivado en gran parte el abandono de las áreas rurales en diferentes puntos del
país.

En las ciudades, al haber mucha actividad terciaria, las oportunidades de empleo crecen a mayor ritmo.
9. Sociedad y valores

En el campo las personas llevan un ritmo de vida más tranquilo.

La vida en los grandes centros urbanos, si bien dispone de una serie de facilidades materiales para la
interacción humana, a menudo genera componentes psicológicos adversos en los que predomina la
sensación de anonimato, y a pesar de que muchas otras personas viven “pared de por medio”, el frenético
ritmo de vida atenta contra la comunicación y el establecimiento de lazos afectivos de significación, más allá
de la familia o los compañeros de trabajo o estudio.

En el campo en general esto no sucede, pues al haber menos gente, un ritmo de vida más pausado y
ámbitos de sociabilización más acotados, cada individuo se siente siempre reconocido como un ser único, que
mantiene su identidad frente a sí mismo y frente a los demás.

10. Salud

Si bien la vida en el campo tiene una serie de elementos que operan en favor de la salud de quienes
allí habitan (alimentos más frescos y saludables y menos sedentarismo por la naturaleza de la actividad
primaria y la escasez de transporte público), también es cierto que hay menos acceso a servicios médicos de
alta complejidad y también menos probabilidad de que las tradicionales campañas de información y prevención
lleguen a todas las personas, ya que los medios de comunicación a veces son escasos o deficientes.

Por otro lado, la vida en las ciudades se reconoce como menos saludable por múltiples factores, entre
ellos el estrés y la exposición permanente a contaminantes ambientales.

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