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Octavio Paz
Es habitual recordar a Octavio Paz como el Premio Nobel de Literatura (1990), sin
duda alguna debido a textos como “El laberinto de la soledad” que se ha convertido
por sus planteamientos en un referente de la literatura de América Latina. Es
importante mencionar también el papel activo que juega el autor durante la Revolución
Mexicana.
Surge entonces una pregunta que permite recorrer cada uno de los capítulos de la obra
¿Cómo surge o se construye la identidad?, pero de manera más puntual cómo es
construida específicamente la del Mexicano. Para responder retomaremos algunas
Ciencias Sociales que se han dedicado a estudiar alrededor de este mítico concepto:
IDENTIDAD.
1
Giménez, G. (1997). Materiales para una teoría de las Identidades Sociales. Instituto de Investigaciones
Sociales, México: UNAM, en http://www. gimenez.com.mx/index.html
incrustados en la cultura norteamericana como si buscaran algo, quizá representando
el anhelo de ser.
Y es la otra mirada de la que se hablara a continuación, una mirada hacia el corazón del
país, una nación que tiene un sentimiento en común y que le da título a la obra, el
laberinto de la soledad.
Una soledad que encierra millones de sentimientos y emociones más, una soledad que
paraliza a México la mayor parte del tiempo, a excepción de los momentos de fiestas,
que son situaciones donde esa soledad se va, donde como menciona el autor:
La fiesta se convierte en una situación sin límites, donde no existe el miedo en las
personas de mostrarse tal cual son. Octavio Paz ejemplifica dos tipos de fiestas, en
primera lugar las tradicionales fiestas de los pueblos que se llevan a cabo en las
periferias, fiestas que sin importar que los habitantes no cuenten con una estabilidad
económica logran juntar los recursos suficientes para llevarla a cabo, ¿será acaso que
valga mucho más lo emocional de liberarse de la soledad que cualquier costo
monetario?
La segunda gran fiesta de la que se habla en el texto y que sin duda alguna es parte
medular en la construcción de una identidad nacional es el reconocido en todo el
mundo como festividad característica de México y me refiero a la conmemoración de
día de muertos.
Aquí vemos una vez más el reflejo de ese no querer sentirse solo, incluso en un plano
que rebasa la realidad viva.
¿Y qué pasa en el resto de los días del año? ¿Esos que no son fiesta? El mexicano vuelve
a una realidad emocional de vulnerabilidad pero que por otro lado se reafirma con
celebres frases como “el mexicano nunca se raja”.
La mujer mexicana es la única que se raja, y basta recordar la rajada que se le hace
cuando da a luz. La mujer abnegada que forma parte de la cultura a veces en forma de
lugares (la chingada), dentro de la historia (La malinche) o como parte de la religión
(La Virgen de Guadalupe).
RENACIMIENTO (LECTURA)
Resulta interesante recordar que los pueblos indígenas (los aztecas por poner un
ejemplo) tenían una ideología politeísta, eran innumerables los Dioses que adoraban
(Quetzalcóatl o Metzli). Cuando llega la conquista por parte de los españoles a la gran
Tenochtitlan pareciera que de manera simbólica sus Dioses los abandonan y vuelve a
surgir el sentimiento de soledad o quizá nunca desaparecio.
Podemos pensar la soledad desde la razón y aterrizar la idea de que solos venimos a la
vida y de esa misma manera nos vamos, sin embargo lo negativo del sentimiento
adquiere peso cuando nos pensamos como seres sociales que necesitamos
arrancarnos estas máscaras y abrirnos a la realidad, que en algún momento nos
permitirá empezar a vivir y pensar de verdad. Nos encontraremos ante una desnudez y
desamparo pero también la trascendencia de otro, o de todos los hombres.
Vivir en palabras de Paz es “separarnos del que fuimos para internarnos en el que
vamos a ser, futuro extraño ser". Que me retornan a los ya muy afamados
cuestionamientos filosóficos ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Quién quiero ser?,
encontrando entonces el gran origen de ese laberinto de la soledad que permea no
solo a una nación sino a su historia completa.
Cuando llega la adolescencia, ocurre una ruptura con el mundo infantil. Narciso es la
imagen del adolescente, a continuación se mencionará el mito de Narciso para lograr
una mayor comprensión.
Durante la época más mayor esplendor del Imperio Griego, existió un joven que
respondía al nombre de Narciso, entre sus características se encontraban que era
guapo, alegre y sobre todo apuesto, que sin duda alguna volvía loca a todas las jóvenes
griegas de su época.
Sin embargo, contaba con uno de los grandes defectos que era que solo sabía
quererse a sí mismo. Sin importarle lo guapas que fueran o las riquezas que tuviesen
las mujeres que se le acercaban, él siempre las rechazaba. Su ego y vanidad le
impedían querer más a una persona que a sí mismo.
Un claro ejemplo de este defecto , fue cuando Eco (una ninfa del monte Helicón)
intentó enamorar al joven Narciso con su bella e inocente voz (muchos otros mitos
confirman la belleza de la voz de esta ninfa).
Hera, celosa de esta ninfa, no quería arriesgarse a que conquistara a su esposo Zeus, y
por ello la maldijo quitándole su voz y provocándole que solo pudiese articular la
última palabra de la persona con la que estaba conversando.
Eco con un dolor tremendo por no ser correspondida ora a Némesis y pide un castigo
para Narciso. Y teniendo efecto esta maldición, cuando Narciso fue un día al río Estigia
para refrescarse un poco, este se acercó, se vio reflejado el agua y pensó: “Pero qué
guapo soy, voy a acercarme un poco más para deleitarme un poco más con mi
belleza”. Narciso se acercó tanto al borde para admirarse que cayó finalmente al agua
y murió ahogado.
Es así que durante el periodo tan conflictivo que comprende la adolescencia los seres
humanos adquieren conciencia de su singularidad, se entrega a todo, por eso no sólo
es la edad de la soledad sino también la época de grandes amores.
Es entonces la soledad un sentimiento que comparten todos los seres del planeta, es
tan solo una emoción más de las tantas que viven a diario, sin embargo es la historia
tan trágica la que hace que el mexicano la viva de una peculiar forma y la interprete así
Octavio Paz a lo largo del mencionado ensayo.