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El laberinto de la soledad

Octavio Paz

Es habitual recordar a Octavio Paz como el Premio Nobel de Literatura (1990), sin
duda alguna debido a textos como “El laberinto de la soledad” que se ha convertido
por sus planteamientos en un referente de la literatura de América Latina. Es
importante mencionar también el papel activo que juega el autor durante la Revolución
Mexicana.

Durante el desarrollo de esta obra y debido a su protagonismo en tal acontecimiento


Octavio Paz planeta un cuestionamiento central: ¿Qué hace diferente a los mexicanos?
Y de ahí parte un análisis acerca de cómo se construye la identidad de habitantes de un
país que se encuentra en medio de dos fronteras muy importantes en el Continente
Americano, la frontera con Guatemala y la impotente frontera México- Estados Unidos.

Surge entonces una pregunta que permite recorrer cada uno de los capítulos de la obra
¿Cómo surge o se construye la identidad?, pero de manera más puntual cómo es
construida específicamente la del Mexicano. Para responder retomaremos algunas
Ciencias Sociales que se han dedicado a estudiar alrededor de este mítico concepto:
IDENTIDAD.

Como menciona Giménez1 (2004) no podemos conocer el concepto de identidad si lo


separamos de la noción de cultura, ya que las identidades solo se forman a partir de
diferentes culturas o subculturas a las que esta pertenece o en las que participa.

Puntualizando lo anterior Octavio Paz realiza un análisis de la identidad del mexicano


desde dos miradas, poniendo de parteaguas una frontera, como la característica de
nuestro país; viendo a este habitante en primer lugar desde los ojos del extranjero y
ejemplificando con un grupo muy interesante dentro de la cultura de todo un país: los
pachucos. Siendo estos unos mexicanos, no tan contentos de serlos, estando

1
Giménez, G. (1997). Materiales para una teoría de las Identidades Sociales. Instituto de Investigaciones
Sociales, México: UNAM, en http://www. gimenez.com.mx/index.html
incrustados en la cultura norteamericana como si buscaran algo, quizá representando
el anhelo de ser.

Y es la otra mirada de la que se hablara a continuación, una mirada hacia el corazón del
país, una nación que tiene un sentimiento en común y que le da título a la obra, el
laberinto de la soledad.

Una soledad que encierra millones de sentimientos y emociones más, una soledad que
paraliza a México la mayor parte del tiempo, a excepción de los momentos de fiestas,
que son situaciones donde esa soledad se va, donde como menciona el autor:

“La noche se puebla de canciones y aullidos. Los enamorados despiertan


con orquestas a las muchachas. Hay diálogos y burlas de balcón a balcón,
de acera a acera. Nadie habla en voz baja. Se arrojan los sombreros al aire.
Las malas palabras y los chistes caen como cascadas de pesos fuertes.
Brotan las guitarras.”2

La fiesta se convierte en una situación sin límites, donde no existe el miedo en las
personas de mostrarse tal cual son. Octavio Paz ejemplifica dos tipos de fiestas, en
primera lugar las tradicionales fiestas de los pueblos que se llevan a cabo en las
periferias, fiestas que sin importar que los habitantes no cuenten con una estabilidad
económica logran juntar los recursos suficientes para llevarla a cabo, ¿será acaso que
valga mucho más lo emocional de liberarse de la soledad que cualquier costo
monetario?

La segunda gran fiesta de la que se habla en el texto y que sin duda alguna es parte
medular en la construcción de una identidad nacional es el reconocido en todo el
mundo como festividad característica de México y me refiero a la conmemoración de
día de muertos.

Esta se ha convertido en una celebración que fusiona tradiciones indígenas y católicas,


conmemorando el retorno temporal de familiares y seres queridos difuntos a la tierra
de los vivos.
2
Paz, Octavio (1950) El Laberinto de la soledad. Primera edición (Cuadernos Americanos).
En todo el mundo se habla de cómo el mexicano toma con tanta naturalidad un
acontecimiento tan conmovedor emocionalmente como lo es la muerte y además de
eso lo convierte en una fiesta.

Aquí vemos una vez más el reflejo de ese no querer sentirse solo, incluso en un plano
que rebasa la realidad viva.

¿Y qué pasa en el resto de los días del año? ¿Esos que no son fiesta? El mexicano vuelve
a una realidad emocional de vulnerabilidad pero que por otro lado se reafirma con
celebres frases como “el mexicano nunca se raja”.

La mujer mexicana es la única que se raja, y basta recordar la rajada que se le hace
cuando da a luz. La mujer abnegada que forma parte de la cultura a veces en forma de
lugares (la chingada), dentro de la historia (La malinche) o como parte de la religión
(La Virgen de Guadalupe).

La Virgen de Guadalupe es el reflejo del simbolismo de una mujer carente de


autonomía, que siempre esta debajo de un Dios hijo que es al final quien decide el
porqué de las cosas. Esta imagen religiosa llega gracias a un acontecimiento histórico
muy conocido “La conquista”, que solo lleno de vulnerabilidad al mexicano y que hizo
cuestionar a los aztecas sobre el amor, poder y existencia de sus Dioses.

RENACIMIENTO (LECTURA)

Resulta interesante recordar que los pueblos indígenas (los aztecas por poner un
ejemplo) tenían una ideología politeísta, eran innumerables los Dioses que adoraban
(Quetzalcóatl o Metzli). Cuando llega la conquista por parte de los españoles a la gran
Tenochtitlan pareciera que de manera simbólica sus Dioses los abandonan y vuelve a
surgir el sentimiento de soledad o quizá nunca desaparecio.

Ahora es preciso hablar de otro a acontecimiento muy relevante dentro de la historia


de México, un acontecimiento que al atentar contra la ideología de esa época se
convierte en precursor de innumerables cambios sociales, la Revolución Mexicana.

En palabras de Octavio Paz:


“La revolución fue un descubrimiento de nosotros mismos y un regreso a los orígenes,
primero; luego una búsqueda y una tentativa de síntesis, abordada varias veces ; incapaz
de asimilar nuestra tradición y de ofrecernos un nuevo proyecto salvador, finalmente fue
un compromiso”

Un compromiso a liberarnos o aceptar ese sentimiento que tanto aqueja al mexicano y


que por medio de la Revolución ocurre. Plantear una analogía de este hecho histórico
con las fiestas de las que anteriormente hablamos, nos abre la posibilidad de
vislumbrar el anhelo gigantesco de un país que vive escondido en una máscara
enorme, que le impide saborear, disfrutar de las emociones que le provocan el
acontecer de los días.

La Revolución Mexicana le permite al mexicano salir de el mismo y lo pone frente a la


historia, planteándose la urgente necesidad de reinventarse su futuro pero más aun de
resignificar y reinventar muchas instituciones.

Podemos pensar la soledad desde la razón y aterrizar la idea de que solos venimos a la
vida y de esa misma manera nos vamos, sin embargo lo negativo del sentimiento
adquiere peso cuando nos pensamos como seres sociales que necesitamos
arrancarnos estas máscaras y abrirnos a la realidad, que en algún momento nos
permitirá empezar a vivir y pensar de verdad. Nos encontraremos ante una desnudez y
desamparo pero también la trascendencia de otro, o de todos los hombres.

Vivir en palabras de Paz es “separarnos del que fuimos para internarnos en el que
vamos a ser, futuro extraño ser". Que me retornan a los ya muy afamados
cuestionamientos filosóficos ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Quién quiero ser?,
encontrando entonces el gran origen de ese laberinto de la soledad que permea no
solo a una nación sino a su historia completa.

¿Qué papel juega el lenguaje en la construcción de la identidad de una persona?


Constituye un conjunto de simbolismos que ponen en juego la realidad en la que todo
ser humano está inmerso. El niño, por ejemplo, por virtud de su condición, crea un
mundo a su imagen y ahí resuelve su soledad, vuelve a ser uno con su ambiente. La
disyuntiva surge cuando el infante deja de creer en el poder de sus palabras o de sus
gestos – cuando durante muchas ocasiones el llanto le otorgo el poder de obtener
algún objeto o alimento, y en alguna ocasión cobra conciencia de que el simple gesto
no es suficiente y entonces no obtiene lo que el desea- es entonces que la conciencia
da origen a la desconfianza de sus gestos o palabras.

Cuando llega la adolescencia, ocurre una ruptura con el mundo infantil. Narciso es la
imagen del adolescente, a continuación se mencionará el mito de Narciso para lograr
una mayor comprensión.

Durante la época más mayor esplendor del Imperio Griego, existió un joven que
respondía al nombre de Narciso, entre sus características se encontraban que era
guapo, alegre y sobre todo apuesto, que sin duda alguna volvía loca a todas las jóvenes
griegas de su época.

Sin embargo, contaba con uno de los grandes defectos que era que solo sabía
quererse a sí mismo. Sin importarle lo guapas que fueran o las riquezas que tuviesen
las mujeres que se le acercaban, él siempre las rechazaba. Su ego y vanidad le
impedían querer más a una persona que a sí mismo.

Un claro ejemplo de este defecto , fue cuando Eco (una ninfa del monte Helicón)
intentó enamorar al joven Narciso con su bella e inocente voz (muchos otros mitos
confirman la belleza de la voz de esta ninfa).

Hera, celosa de esta ninfa, no quería arriesgarse a que conquistara a su esposo Zeus, y
por ello la maldijo quitándole su voz y provocándole que solo pudiese articular la
última palabra de la persona con la que estaba conversando.

Narciso conociendo la condición de Eco y después de que esta le declarara su sentir,se


cuestionaba l ¿Cómo era posible que él se pudiese enamorar de una chica muda? ÉL,
que era el más guapo y apuesto de toda la península del Peloponeso. Él que podía
tener las jóvenes más guapas y bellas de toda Atenas, Esparta o Corinto. Él, que no
tenía rival sobre la faz de la tierra. En definitiva, Narciso no salía de su nivel de
asombro.

Eco con un dolor tremendo por no ser correspondida ora a Némesis y pide un castigo
para Narciso. Y teniendo efecto esta maldición, cuando Narciso fue un día al río Estigia
para refrescarse un poco, este se acercó, se vio reflejado el agua y pensó: “Pero qué
guapo soy, voy a acercarme un poco más para deleitarme un poco más con mi
belleza”. Narciso se acercó tanto al borde para admirarse que cayó finalmente al agua
y murió ahogado.

Es así que durante el periodo tan conflictivo que comprende la adolescencia los seres
humanos adquieren conciencia de su singularidad, se entrega a todo, por eso no sólo
es la edad de la soledad sino también la época de grandes amores.

Continuando con la etapa de adultez y madurez, esta no constituye una fase de


soledad , debido a que el hombre en busca de cosas o en la lucha con otros hombres se
olvida de sí mismo en el trabajo, en la creación o construcción de ideas, objetos o
instituciones.

Es entonces la soledad un sentimiento que comparten todos los seres del planeta, es
tan solo una emoción más de las tantas que viven a diario, sin embargo es la historia
tan trágica la que hace que el mexicano la viva de una peculiar forma y la interprete así
Octavio Paz a lo largo del mencionado ensayo.

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