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OBRERO SOCIALISTA

LOS SOCIALISTAS Y
LA LUCHA EN
VENEZUELA
March 4, 2019
https://socialistworker.org/2019/03/04/los-socialistas-y-la-lucha-en-venezuela

Estados Unidos y sus aliados están aumentando la presión contra el gobierno


venezolano después de que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó,
se auto declarara presidente del país contra el presidente electo, Nicolás Maduro,
el mes pasado. Acerca de estos acontecimientos, Gonzalo Gómez, un
revolucionario venezolano, miembro de la organización socialista Marea Socialista
y cofundador del sitio web de izquierda independiente aporrea.org, es entrevistado
por Eva María.

Nota de la entrevistadora y los editores: esta entrevista se llevó a cabo el 27 de


enero. Gonzalo Goméz es una de las principales voces de Marea Socialista de
Venezuela, una organización opuesta al imperialismo estadounidense, que ha
apoyado los avances logrados a través del proceso bolivariano y que ha criticado
las concesiones a los intereses comerciales nacionales e internacionales,
tendencias burocráticas y maniobras antidemocráticas efectuadas por ambos, el
actual presidente Nicolas Maduro y el presidente Hugo Chávez. El 5 de febrero,
Goméz participó en una reunión con el líder opositor, Juan Guaidó, como
representante de la Plataforma de Ciudadanos en Defensa de la Constitución. Esta
plataforma está organizada por figuras de izquierda que se oponen a la intervención
de los Estados Unidos y proponen una Consulta Popular para evitar una
confrontación violenta.

Entendemos los objetivos de la Plataforma y su esperanza de utilizar la publicidad


de este evento para dar a conocer sus propios puntos de vista. Sin embargo, nos
sentimos obligados a declarar nuestra inquietud con la reunión con Guaidó, un líder
que está recibiendo apoyo directo de los gobiernos imperialistas en Europa,
presidentes reaccionarios en Brasil y Argentina, y del propio gobierno de Trump, lo
que arriesga permitirle a la derecha venezolana presentarse como “hablando por
todos” en una guerra mediática diseñada para allanar el camino a la intervención.

EL 23 de enero, el presidente de la Asamblea Nacional Juan


Guaidó se declaró presidente interino de Venezuela y fue
inmediatamente reconocido por Estados Unidos, los países del
Grupo de Lima y muchos otros estados. Pero para la mayor
parte del mundo, esta es la primera vez que oímos hablar de
Guaidó. ¿Quién es él y cuál ha sido su papel en la política
venezolana?

GUAIDÓ ERA diputado por el partido opositor de derecha, encabezado por


el dirigente preso Leopoldo López. Acababa de ser nombrado presidente de
la Asamblea Nacional (AN), como parte de los acuerdos de rotación entre
los partidos mayoritarios que la integran. Participó en las luchas callejeras
de la oposición contra Maduro en 2017, pero no tiene mayor trayectoria
política, no era ni siquiera una figura pública destacada de su partido.

La AN fue declarada en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia


cuando se negó a retirar a varios diputados de uno de los estados, quienes
fueron procesados por fraude electoral mediante la compra de votos; cosa
que también hace el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV),
pero que no es penalizada dentro del juego político.

Eso le sirvió al gobierno como una maniobra para que no se activara la


mayoría parlamentaria de la derecha, pero luego el propio PSUV abandonó
la AN e impulsó una asamblea constituyente en condiciones muy
cuestionables desde el punto de vista democrático y constitucional.

De esa AN opositora, declarada en desacato, sale la figura de Guaidó, quien,


al asumir la presidencia de la misma, declaró a Maduro un usurpador, al
no reconocer las elecciones en que éste fuera electo, y da a conocer su
propósito de asumir la presidencia de manera “provisional” y conformar un
“gobierno de transición” que llamaría a nuevas elecciones para escoger al
Presidente de la República.

Sin embargo, la AN no llegó a proclamarlo, y Guaidó se autoproclamó ante


una inmensa manifestación contra el gobierno de Maduro, el 23 de enero,
sin ser electo por el pueblo, ni votado por la propia AN; aunque ese tampoco
es el procedimiento constitucional en Venezuela.

ENTONCES, ¿QUIÉN es actualmente el presidente de


Venezuela? ¿Es lo que ha estado sucediendo en Venezuela desde
el 23 de enero un golpe de estado? ¿Y de qué tipo?

EN VENEZUELA hay un presidente elegido en mayo de 2018, Nicolás


Maduro, aunque su elección se produjo en condiciones muy irregulares,
con inhabilitación de partidos y abuso de los recursos del Estado.

Marea Socialista llamó a votar en esas elecciones, aunque críticamente,


porque consideramos que los electores no podíamos renunciar a nuestro
derecho a elegir y ser elegidos, mientras que la oposición de derecha llamó
a la abstención, la que superó el 70 por ciento.

Aunque nosotros votamos, creemos que el gobierno de Maduro perdió su


legitimidad, debido a sus políticas anti obreras, a la terrible corrupción, a
su modelo económico extractivista, depredador y entreguista, a decisiones
inconstitucionales y al autoritarismo represivo con el que gobierna. Fue
electo bajo condiciones muy cuestionables y perdió su legitimidad, por un
conjunto de violaciones gravísimas a la Constitución, y porque la gran
mayoría de la clase trabajadora ha dado muestras de que lo rechaza,
saliendo a manifestar de manera masiva.

Guaidó cabalgó este descontento y desde la AN convocó a Cabildos Abiertos


(actos masivos) para rechazar al gobierno de Maduro y respaldar las
propuestas hechas desde la AN. Luego convocó a una movilización nacional
masiva el 23 de enero de 2019, y al ver la fuerza de la respuesta, debida al
gran malestar con Maduro, aprovechó para auto proclamarse y auto
juramentarse como “presidente” frente a la movilización, pero sin sustento
constitucional alguno.

Detrás de esta acción estuvieron el gobierno de Trump y varios gobiernos


de derecha de América Latina reunidos en el llamado Grupo de Lima. Se
declaró entonces un gobierno paralelo y vinieron las amenazas de
intervención de los Estados Unidos para imponerlo por la fuerza.
De manera que en Venezuela hay un gobierno: el de Maduro, aunque lo
considerásemos ilegítimo, destructor de la Revolución Bolivariana y
opresor de nuestro pueblo. El suyo no es un gobierno auto proclamado y
apoyado por EE.UU., y puede sólo ser reemplazado por el propio pueblo
venezolano a través del ejercicio de su soberanía y del sufragio en
condiciones aceptables.

Lo que ha estado sucediendo tiene todas las características de un golpe de


Estado, aunque no sea dado por los militares venezolanos, sino a través de
la amenaza intervencionista del imperialismo norteamericano, con el
concierto entre los gobiernos más derechistas de Latinoamérica, Canadá y
la Unión Europea, pero sin poder lograr el apoyo necesario de la mayoría
de las naciones en la OEA, ni la ONU.

Hay un ultimátum con amenaza de intervención; no sólo de sanciones y


confiscación de activos de Venezuela, retención de oro y divisas, diferentes
formas de bloqueo, el uso de la “ayuda humanitaria”, sino que hay una
escalada militar en preparación en caso de que las presiones económicas y
políticas no sean suficientes.

Repetimos que “a Maduro el pueblo no lo quiere, y a Guaidó nadie lo


eligio”; estamos contra el intervencionismo y por una solución basada en la
consulta democrática al pueblo. Así que frente al conflicto entre un
presidente electo pero ilegítimo, y otro que no es electo ni legítimo,
llamamos a que prime el diálogo, pero en función de que se exprese la
soberanía popular, que se le pregunte al pueblo que es lo que quiere.

Desde Marea Socialista y desde la Plataforma Ciudadana en Defensa de la


Constitución hemos propuesto activar el derecho a un referéndum
consultivo, previsto en el Artículo 71 de la Constitución, sobre materias de
especial trascendencia nacional, y ésta lo es. Ese referéndum podría ser
convocado como resultado de un diálogo o acuerdo entre el gobierno de
Maduro y la AN (opositora) o podría ser solicitado con las firmas del 10 por
ciento de los electores, si estos se movilizan para lograrlo.

Estamos trabajando en función de alianzas entre organizaciones políticas y


movimientos populares para conseguirlo, para que nadie decida por
nosotros ni a espaldas de nosotros. Que sea el pueblo quien decida su
destino, que se le pregunte si desea relegitimar todos los poderes y realizar
unas elecciones generales que redefinan todo nuevamente. Pero no
aceptamos las imposiciones de otros gobiernos y fuerzas imperiales, ni de
cúpulas políticas que pretendan pasar por encima de la voluntad
democrática de la población.

EN TÉRMINOS demográficos, de números y de objetivos, ¿cuál


es la diferencia entre las grandes manifestaciones del 23 de
enero y las fases anteriores de movilizaciones contra Maduro?

EL AÑO 2018 se caracterizó por la irrupción de la protesta de los


trabajadores y de las comunidades populares. Surgió una resistencia de los
trabajadores y sindicatos cada vez más notable, con objetivos centrados en
la defensa de los salarios (destruidos por la hiperinflación y por las políticas
anti laborales del gobierno), de las contrataciones colectivas (que el
gobierno comenzó a desconocer y a suprimir muchos beneficios con
normativas retrógradas), así como protestas contra la represión anti
laboral.

También cada vez con más fuerza salieron a protestar las comunidades
populares por la falta de agua, de gas doméstico, de transporte, de servicios
de salud y medicinas, por los apagones de la electricidad, y todo aquello que
hace ésta una situación desastrosa.

La diferencia con las protestas de 2017 es que aquellas estuvieron más


conectadas con los reclamos políticos de la oposición, tanto de la derecha,
como la que se pudiera considerar democrática, pero donde predominaba
la clase media en su composición social. Estas comenzaron por grandes
movilizaciones y terminaron en importantes focos violentos de vanguardia
que fueron sofocados por el gobierno con fuerte represión.

Las actuales protestas surgieron en torno a las necesidades básicas de la


gente, pero que convergieron en estallidos en los barrios y luego fueron
canalizadas hacia los Cabildos y hacia la marcha del 23 de enero en la que
se autoproclamó Guaidó, para sorpresa de muchos de los manifestantes.

Buena parte de las luchas de los trabajadores comenzaron a articularse en


torno a lo que se constituyó como Intersectorial de Trabajadores de
Venezuela (ITV), con activistas y dirigentes sindicales que venían
promoviendo y unificando esas luchas, en el sentido clasista, pero que
políticamente son diversos y plurales en sus vinculaciones políticas.

Algunos están relacionados con la oposición de derecha y otros son “ni-ni”


o del llamado “chavismo crítico” o “disidente”, porque los sindicalistas del
PSUV, que apoyan políticamente al gobierno, se han convertido en un
instrumento patronal de la burocracia. La Central Bolivariana Socialista de
Trabajadores es hoy casi un brazo del aparato estatal, que ayuda a imponer
las políticas anti obreras, o las justifica o se dedica a calmar los ánimos y a
frenar la disposición de lucha contra la destrucción de los derechos de la
clase trabajadora a manos del gobierno Maduro-PSUV-Militares.

Ahora, la situación con Guaidó pone en riesgo el espacio de articulación del


movimiento sindical que nació con una proclama y un programa clasista y
progresivo, como es la ITV, donde hacemos esfuerzos para mantener su
autonomía y no sea descuartizado por la polarización.

¿CÓMO ESTÁN influyendo los Estados Unidos y sus países


aliados en el desarrollo de esta crisis política?

UN SECTOR de venezolanos pudiera ver con cierta ingenuidad y simpatía


que se les “apoye” contra Maduro, porque no visualizan lo que implica todo
eso para la soberanía e independencia del país, ni los riesgos terribles que
entraña. Otra parte siente aflorar el sentimiento nacional y rechaza la
intromisión norteamericana.

Los sectores revolucionarios y bolivarianos críticos a Maduro, que están en


contra de su gobierno, mantienen su posición, pero obligatoriamente
tienen que poner en primer término la lucha contra la injerencia
imperialista.

En este sentido, la amenaza intervencionista favorece transitoriamente a


Maduro y perjudica al desarrollo de las luchas autónomas del pueblo contra
ese gobierno, traidor de la Revolución Bolivariana.

¿CÓMO DESCRIBIRÍAS la alianza entre Trump, el presidente de


Brasil Jair Bolsonaro, el de Colombia Iván Duque y la oposición
venezolana?

PARA TRUMP se trata de recolonizar los espacios perdidos en América


Latina, y para los gobiernos lacayos de Latinoamérica, como el de
Bolsonaro y el de Duque, se trata de la oportunidad de comer las migajas
del botín, a costa del saqueo contra sus propios pueblos y naciones.

Aunque la burocracia de Maduro sea reaccionaria, ellos no perdonan el


hecho de que se haya originado de una revolución liderada por Chávez, ni
que se le haya quitado la administración directa del Estado a la burguesía
tradicional, en un país con la importancia que tiene Venezuela.
Por otra parte, sus negocios y afinidades históricas son con Estados Unidos
y recelan de un gobierno con tan alto intercambio e influencia con los
imperialismos emergentes de China y Rusia. Entonces, Estados Unidos sale
a poner sus condiciones, para que no se le alborote lo que considera su
“patio trasero” y no se rompan más los equilibrios mundiales.

¿QUÉ OPINAS de la propuesta de Uruguay, México y el


Vaticano de una solución negociada de la crisis?

FRENTE AL peligro que representa una guerra civil o una invasión, tiene
un sentido positivo, siempre que no se propicien componendas entre las
cúpulas políticas y que se respete el derecho del pueblo venezolano a darse
el gobierno que desee elegir y recuperar la salud de las instituciones de
nuestro país para restablecer el funcionamiento elemental en materia de
alimentación, servicios, medicamentos, junto con la vida democrática y los
derechos humanos.

¿QUÉ ESPERAS que pase en las próximas semanas? ¿Cuál crees


que debería ser la tarea de los socialistas en Venezuela en este
momento?

ES MUY difícil hacer pronósticos, porque el garrote es usado primero para


forzar las negociaciones más favorables al agresor, en este caso Trump y el
gobierno de los EE.UU., pero si eso no funciona puede ser usado
directamente para destruir al contrincante, que no es simplemente
Maduro, sino la nación entera. Pero apostamos a que las negociaciones
contribuyan a evitar la guerra, a evitar mayores sufrimientos, y que
ofrezcan una salida democrática y constitucional en Venezuela, a partir de
la cual el pueblo vuelva a reorientar su rumbo.

Ahora bien, nada puede ser favorable al pueblo venezolano si no hay una
intensa participación y movilización de los trabajadores y las comunidades
populares en torno a sus propios intereses, de manera autónoma, de
manera autorganizada y consciente, que tenga la vocación de conquistar su
propio poder y hegemonía en función del bien común.

GRAN PARTE de la izquierda norteamericana, aunque siempre


fielmente opuesta a la intervención de los Estados Unidos,
adopta una posición casi acrítica hacia el gobierno de Maduro.
¿Qué te gustaría que la izquierda internacional dijera e hiciera
para establecer solidaridad con el pueblo venezolano?
ES IMPRESCINDIBLE la solidaridad internacional de los pueblos de otros
países, frente a lo que están haciendo Estados Unidos y sus aliados contra
Venezuela; especialmente la solidaridad de las organizaciones de izquierda,
las organizaciones progresistas, democráticas, de los trabajadores, de los
intelectuales y de los que se oponen a las políticas de intervención. Ellos
saben el costo de esas intervenciones para los pueblos agredidos y para el
propio pueblo de los Estados Unidos. Les pedimos una muy fuerte
oposición al intervencionismo de Trump contra los venezolanos y estamos
convencidos que eso también será favorable a la lucha por la libertad y
contra todas las formas de opresión que imponen los “halcones” dentro de
los Estados Unidos.

De ahí la necesidad de una campaña internacional contra el


intervencionismo, contra la imposición de gobiernos, por el derecho
democrático del pueblo venezolano a decidir por los medios
constitucionales de su país y de elecciones libres, y mediante una ayuda
solidaria real que no sea tapadera ni excusa para la intervención.

Pero, esa campaña anti intervencionista, no debe significar apoyo alguno al


gobierno de Maduro como tal, porque éste es opresor de su pueblo.

El apoyo anti intervencionista debe ser para que el pueblo venezolano


decida soberanamente y en libertad; no para atornillar o consolidar a un
gobierno que traicionó a, y se dedicó a desmantelar, la Revolución
Bolivariana, en nombre de un falso “socialismo”, cuando en realidad, con
Maduro se terminó de instalar una burocracia devenida en una especie de
neo-lumpen-burguesía, que explota a los trabajadores, que también
entrega soberanía a las transnacionales y potencias extranjeras, que
destruye el ambiente, que ha desfalcado los recursos públicos de los
venezolanos para enriquecer a una élite de mandones.

No por oponerse al intervencionismo de los EE.UU. hay que endosarle


apoyo a gobiernos despóticos y a castas depredadoras. No hay que
confundirse; el apoyo es para la soberanía democrática de un pueblo y para
su dignidad de vida.

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