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Proyección geográfica
de la evolución

Los compendios sobre evolución dedican mucho espacio a consi-


derar la expresión en el espacio del proceso evolutivo. En este libro
solamente se pueden comentar algunos aspectos selectos, de entre los
que tienen mayor importancia en ecología. La evolución es un juego del
que no se conserva más registro que la acumulación de los aciertos
precedentes. Cada especie manifiesta una «vocación» ecológica que nos
informa sobre el ambiente en que ha evolucionado. Pero el proceso
evolutivo tiene también una manifestación en el espacio, en forma de
la distribución geográfica de las especies.
La actual distribución biogeográfica resulta de cambios en las áreas
y de cambios en las especies. Estos cambios se han sucedido a veloci-
dades distintas, en todas las combinaciones posibles, y con ritmos que
han variado, además, según los lugares y según las épocas. La relación
entre biogeografía y evolución es recíproca: si las áreas geográficas
tienen que ver con procesos evolutivos, es indiscutible que, a su vez,
la velocidad y modalidad de la evolución, por lo menos a nivel espe-
cífico y subespecífico, dependen de características de las áreas de dis-
tribución. Otra finalidad de este capítulo es recordar la enorme varia-
bilidad genética dentro del área de una especie y cómo debe contarse
con ella en ecología.
En líneas generales y como anticipación a puntos de vista que se
reforzarán más adelante (pág. 779), las especies se pueden ordenar
entre dos extremos: 1) especies que se extienden sobre un área vasta,
aunque sólo ocupen pequeñas parcelas dentro de ella y que producen
un gran número de diásporas de fácil transporte, de forma que pueden
mantener un flujo genético considerable entre unas y otras de las
distintas poblaciones locales y 2) especies formadas por individuos que
se mueven poco, que dejan pocos descendientes, los cuales no se alejan
mucho de sus progenitores: su aislamiento se refuerza si la especie
aparece descompuesta en numerosas unidades de cría, que pueden estar
separadas por espacios en los que la especie no vive, y siempre con
un flujo genético pequeño entre unas y otras de aquellas unidades de
cría. Aunque esta simple ordenación no hace justicia a la gran variedad
de la Naturaleza, puede servir provisionalmente para situar el debate
del problema de la diferenciación geográfica. En el segundo caso, el
concepto tradicional de especie, basado en las características más o
menos uniformes de los individuos, presenta dificultades de aplicación,

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que en taxonomía formal se han intentado sosla- El efecto de partición de poblaciones en siste-
yar hablando de especies politípicas, que se pue- mas de islotes sobre la evolución de estas pobla-
den considerar descompuestas en varias subespe- ciones no sólo afecta a los organismos terrestres,
cies o razas, todas las cuales, juntas, forman un sino también a los marinos. En la costa yugoslava
círculo de formas o «Rassenkreis». se observa una gran diferenciación dentro del
El tipo de evolución es diferente en ambos género de feofíceas Cystoseira 21 y se puede supo-
casos y no debe extrañar demasiado que el se- ner que una costa muy recortada, con numerosos
gundo modelo, donde la separación en subespe- islotes, sometida a fluctuaciones en el nivel del
cies y en especies está más marcada, haya atraido mar como las acaecidas durante el Cuaternario,
especialmente la atención de los que consideran ha ofrecido múltiples oportunidades de fragmen-
la especiación como un aspecto principal de la tación, aislamiento y recombinación de poblacio-
evolución. Por la proyección geográfica que tiene nes, una de cuyas consecuencias ha podido ser
el proceso de especiación, la misma situación men- la aparición de un foco local de diferenciación
cionada en segundo lugar ha suministrado ejem- específica.
plos clásicos en la elaboración de la teoría biogeo- En todos estos casos, la evolución puede parecer
gráfica, especialmente cuando el aislamiento entre excesivamente rápida en comparación con la velo-
las pequeñas poblaciones ha sido muy claro. Sin cidad a que transcurre en otros ambientes. Cier-
embargo, entre uno y otro tipo de evolución no tamente, la pequeñez numérica de las poblaciones
existen diferencias más importantes que las que es un factor que debe tenerse en cuenta. Las po-
se relacionan con el contexto ecológico en que blaciones de lagartijas aisladas en los islotes son
vive la especie. Las especies se pueden considerar del orden de centenares de individuos. La peque-
como conductores de energía entre unos y otros ña dimensión de las poblaciones se h a considerado
niveles de un ecosistema, con mayor o menor in- siempre como un factor que acelera su posible
tensidad, en relación con su tasa de mortalidad cambio. En la teoría de la deriva genética, aso-
respectiva, y esta mortalidad, necesariamente im- ciada al nombre de Sewall Wright, la dimensión
plicada en su posición en el sistema, es suficiente de la población define la distribución de las pro-
para evolucionar, evolucionen o no. Por esta ra- babilidades de cada una de las desviaciones po-
zón, caen por su base muchas disquisiciones acer- sibles.
ca del costo de la selección natural 11, 41; existe Existen pruebas directas: en la mariposa Eu-
una mortalidad inevitable y lo que varía es el phydryas aurinia 27 los cambios morfológicos en el
grado y la forma como se aprovecha. Esto equi- tiempo son relativamente mayores cuando las po-
vale a repetir que la asimilación de las mutacio- blacio,nes son numéricamente muy reducidas.
nes como base de una evolución sólo se puede Igualmente se ha observado un aumento de la
entender en el marco del ecosistema. variabilidad intraspecífica en el saltamontes Schis-
tocerca cuando los grupos de individuos son pe-
queños 95. Pero semejante deriva genética no es
Pequeñas poblaciones aisladas una alternativa o algo opuesto a la selección na-
tural, sino su complemento 18. De manera que
Archipiélagos, lagos de agua dulce, cuevas y ciertas convergencias, o características de la evo-
otros ambientes de tipo insular son propicios a lución en islotes deben ser explicadas también
la diferenciación taxonómica. En las islas medi- como adaptaciones, independientemente de dar
terráneas, lagartijas, caracoles y también otros por descontada una posible aceleración del pro-
animales como las musarañas (Crocidura) 56 ceso evolutivo basada en la pequeñez de las po-
muestran una diferenciación considerable entre blaciones con el aditamento, verosímil en este
unas y otras islas y, frecuentemente, entre los dis- caso, de fijación al azar de caracteres neutros
tintos islotes de un mismo archipiélago. La evo- divergentes.
lución ha sido rápida, no sólo porque la edad de Consideremos, como ejemplo, las lagartijas de
las diferencias no puede superar a la edad trans- Ibiza 15. 20. Es notable que todas las formas resi-
currida desde que los islotes estuvieron unidos dentes en los islotes tengan, dentro de variacio-
cuando el nivel del mar era más bajo, por ejem- nes atribuibles a mutaciones aleatorias, una ten-
plo, las razas de lagartijas de los islotes de las dencia común al aumento de tamaño y al oscure-
Pitiusas y de la costa italiana tuvieron que dife- cimiento de la coloración, que aparece recargada
renciarse en no más de 10000 años, sino también de matices azules y negros, exceptuando L. pityu-
por la prueba directa del hallazgo de fósiles y sensis grueni, de un islote próximo a Ibiza, cuya
subfósiles in situ, como en el caso de los cara- coloración puede entenderse más bien como una
coles terrestres del género 1berellus de Baleares 15, adaptación con sentido críptico al color del suelo.
cuyas conchas han cambiado considerablemente Eisentraut 20 interpreta aquella convergencia por
de forma desde el Tirreniense. selección generalizada de ciertas características:

266 Biogeografía
una mayor proporclon de alimento vegetal favo- ojos 43 aumentan rápidamente la divergencia mor-
recería los genotipos con intestino relativamente fológica entre poblaciones cuyas diferencias son
más largo que, por simple correlación orgánica, probablemente pequeñas en términos del número
son también los más corpulentos. Pero también de genes cambiados.
es posible ver en la mayor corpulencia media el En consecuencia, las distintas poblaciones ais-
resultado de un aligeramiento de la presión de ladas unas de otras, por estar sometidas a pare-
selección. Aunque la cifra total de individuos de cida presión de selección -o por experimentar
las poblaciones es baja, la densidad por unidad en un mismo grado un aligeramiento en dicha
de superficie es relativamente alta en los islotes presión-, así como por conservar cierto sistema
e indica la ausencia de enemigos. En los lagartos de correlaciones orgánicas, pueden seguir una
de poblaciones que habitan islotes se observa una evolución aproximadamente paralela, aunque con
menor frecuencia de colas amputadas que en los pequeñas diferencias de detalle, que afectan muy
que viven en el continente, hasta 8 veces menos, frecuentemente a caracteres neutros o de poca
lo que se considera como testimonio de que están importancia ecológica, aunque sirven de base
sujetos a una menor depredación 92. Probablemen- para separar formas taxonómicas. El proceso de
te esta observación es aplicable también a las diferenciación por aislamiento requiere ser estu-
lagartijas de los islotes de las Pitiusas. La falta diado con enfoque ecológico.
de la presión de selección constituida por los de- La fauna de las cuevas, repartida en unidades
predadores explicaría la pérdida de la agilidad reproductoras relativamente pequeñas y muy ais-
que ocurre cuando el tamaño aumenta, así como ladas, ha conducido a una subespeciación grande,
de la coloración críptica, y, además, una prolonga- tanto mayor cuanto más antigua es la colonización
ción de la vida, sobre cuyo valor no se dispone de de la región. El paso de formas del exterior a la
datos precisos. De esta forma pueden manifes- vida subterránea se escalona a lo largo del tiempo
tarse las tendencias naturales al aumento de talla y en muchas estirpes se efectuó en fecha muy
media (por el simple hecho de dar más descen- remota. Tiene importancia que la ocupación ini-
dientes las combinaciones génicas que dan tam- cial se hiciera por un pequeño número de indi-
bién animales mayores, y por el aumento de la viduos. Las vías seguidas fueron múltiples, y para
edad media de la población) y a depositar guani- muchos grupos de organismos pasaron a través
nas y melaninas en la piel, en vez de acumularlas del suelo. Una vez ocupada una cavidad subte-
en el interior (peritoneo) o metabolizarlas, lo cual rránea, la competencia por parte de los primeros
requiere un ajuste fisiológico más complejo. Este ocupantes ha limitado indudablemente el éxito
tipo de evolución, tipificado por las lagartijas, de nuevas colonizaciones. En todos los grupos,
representa un notable paralelo con el de los ani- los organismos cavernícolas se hallan mucho más
males domésticos, en los que la supresión de diferenciados taxonómicamente que sus afines que
agentes selectivos ha dejado libre la variación viven en superficie, lo que se atribuye al aisla-
según direcciones diversas. miento o «insularidad». Anfípodos, isópodos, co-
Es un hecho general que las poblaciones insu- pépodos, anélidos, etc., de aguas subterráneas
lares de especies sobre las cuales se reduce la están subdivididos en muchas más especies o sub-
presión de depredación son bastante variables especies que los correspondientes de aguas superfi-
morfológicamente, y no sólo los animales estricta- ciales, y en especies comensales o parásitas dicho
mente ligados a tierra, sino también las aves que efecto está reforzado por la dependencia de deter-
viven en las islas. Si los agentes de destrucción minadas especies hospedadoras. No debe extrañar
continúan siendo igualmente efectivos, la con- que los ostrácodos (Entocythere, Sphaeromicola)
secuencia de la reducción numérica de las pobla- dependientes de los decápodos subterráneos (Cam-
ciones insulares bajo condiciones de selección uni- barus) americanos o de los isópodos subterráneos
formes, es más bien una pérdida de variabilidad europeos muestren una gran riqueza de especies
genética (Drosophila, Sphaeroma, etc.). vicarias.
Puesto que las regularidades de forma expresa- Los lagos, por su caracter igualmente «insular»,
bIes por la ley de alometría tienen carácter adap- son asiento asimismo de un activo proceso de
tativo (pág. 149), cambios originariamente senci- especiación. Estudios biométricos de las poblacio-
llos se manifiestan en muchas características y dan nes de cladóceros pelágicos en los lagos alpinos,
lugar a una evolución que aparenta ser muy ponen de manifiesto una considerable diversifi-
rápida, simplemente porque afecta a la vez a cación postglacial de las mismas, facilitada, sin
caracteres diversos. La evolución de las formas duda, por su naturaleza partenogenética. Los Ce-
troglobias, propias de cavidades subterráneas, ratium y muchos otros organismos planctónicos,
ofrece ejemplos aún más elocuentes que la de los principalmente las dinoflageladas, muestran con
islotes. Especialmente en peces, relaciones de cre- frecuencia características morfológicas o fisioló-
cimiento entre las diversas partes de la cabeza y gicas de distribución local, siendo de lamentar que

Proyección geográfica de la evolución 267


Figura 8-1 Algunas de las especies de anfípodos del lago 8aical. A pesar de la unifor-
midad de su organización fundamental, muestran una diversificación incomparablemente
mayor que en otros lagos. A, Boeckaxelia carpenteria elegans, 35 mm; 8, Boeckaxelia
potanini. 34 mm, vista dorsal; e, Pallasea brandtii f1aviceps, 33 mm; D, Acanthogammarus
flavus radionowi, 20 mm; E, Boeckaxelia potanini; F, «Echinogammarus» virgatus, 94 mm;
G, Pallasea bicornis, 43 mm; H, Brachyuropus nassonowi, 60 mm. Las dimensiones son
relativamente grandes dentro de los anfípodos de agua dulce. (Según Dorogostaisky
en 8rooks 10.)

no se tenga información sobre su valor genético. actuales son recientes, de origen glaciar; a esta
La duración de la existencia de un lago, salvo causa se atribuye el que sean relativamente pobres
raras excepciones, es limitada, y por esto el estu- en especies. Los lagos muy antiguos, como el
dio de la flora y la fauna lacustres conduce a Baical 59 . 119, el Ocrida en Yugoslavia 101, y los de
consideraciones interesantes desde el punto de la fosa africana, como el Tanganyika y el Malawi
vista de la especiación. La mayoría de los lagos (="Nyassa) 10 albergan una vida más diversificada.
De 2113 especies animales citadas del Baical, el
90 % son endémicas. Entre los anfípodos hay mu-
chísimas especies exclusivas (fig. 8-1). Este carác-

- tctDtJ
ter tan especial de la fauna del Baical había lle-
vado a suponerle un origen marino y un carácter
residual, lo cual no es cierto, pues se trata de
una fauna genuinamente de agua dulce, aunque
muy antigua: las Lubomiskiidae son esponjas em-
parentadas con las otras de agua dulce, aunque

4•
sin gémulas, lo cual tiene explicación ecológica
(el Baical no se ha secado nunca), los Baicaliidae
son moluscos próximos a los Hydrobiidae de
todas las aguas dulces (y se conocen además del

, Je 4
plioceno de Hungría) y los anfípodos gammarinos
E
del Baical no .tienen nada de particular si no es
su diversificación frente a los otros gammarinos
de agua dulce. Por otra parte, desde el Pleisto-
ceno las orillas del Baical están siendo invadidas
por una fauna litoral banal, de características
muy generalizadas eurasiático-siberianas.
H
K L' Este ejemplo de los lagos ilustra un principio
general de biogeografía, segtm el cual el número
de especies de un ambiente tiende a aumentar a
Figura 8-2 Gasterópodos prosobranquios que medida que pasa el tiempo, lo cual suele contri-
por su apariencia parecen afines a especies buir al incremento de la diversidad (pág. 366).
marinas y que viven en el lago Tanganyika. En los lagos antiguos llama la atención la pre-
A, Spekia zonata; 8, Tanganycia rufofilosa;
e, Lavigeria grandis; D, Paramelania damoni; sencia de enjambres o grupos de especies conside-
E, Limnotrochus thomsoni; F, Chytra kirkii; rablemente afines entre sí. Muchos biogeógrafos y
G, Tiphobia horei; H, Bathanalia howesi; evolucionistas encuentran dificultades para enten-
1, Paramelania iridescens; J, Syrnolopsis minuta; der la diferenciación simpátrica, es decir, la sepa-
K, Martelia tanganyicensis; L Anceya bella.
(Según diversos autores, en Brooks 10.) ración de especies dentro de un mismo ambiente

268 Biogeografla
continuo (pág. 278), de manera que generalmente pecto a otras poblaciones descritas sobre material
se buscan explicaciones que postulan una antigua igualmente limitado, especialmente cuando se cree
fragmentación o aislamiento de las poblaciones. a priori en la diferenciación y se desea probarla.
Tanto invasiones múltiples, como el aislamiento Muchas especies descritas como nuevas del Baical
de cubetas periféricas por cambios del nivel del no resisten un examen crítico o por lo menos han
lago, han podido facilitar el proceso de especia- sido descritas de manera muy superficial. Más
ción. Los enjambres de especies de Haplochromis condenables son las razones de tipo puramente
y géneros afines en lagos africanos contrastan con comercial que han conducido a una multiplica-
la menor variabilidad de los cíclidos que han ción de nombres subespecíficos (y hasta especí-
permanecido menos especializados ecológicamen- ficos) en animales que tienen un precio de mer-
te, como Tilapia 33. Recordemos que los ríos anti- cado entre coleccionistas y aficionados a terrarios
guos, con muchos meandros abandonados, tienen y acuarios (mariposas, lagartijas).
gran capacidad de aislamiento de poblaciones en
dichos meandros y, por ello, un enorme potencial
de especiación. Indudablemente, tal mecanismo Aislamiento en medios
ha contribuido a la gran riqueza de especies en no estrictamente insulares
ríos americanos y africanos.
Como comentario adicional se puede decir que La divergencia de algunos caracteres con el
el proceso de subespeciación en ambientes discon- aislamiento no es exclusiva de ambientes insulares
tinuos -islotes, cuevas, lagos- ha podido ser como los comentados, sino que es general. Al fin
artificiosamente exagerado por las técnicas taxo- y al cabo, en un ambiente continuo el flujo génico
nómicas. El material recolectado en cuevas es, de uno a otro punto puede no ser mayor que
a veces, muy escaso y una descripción muy deta- entre los islotes de un archipiélago o entre los
llada de uno o de pocos individuos permite siem- lagos de montaña de una cordillera. Las Partula
pre encontrar algún carácter diferencial con res- (gasterópodos terrestres) de las islas de la Socie-

P. aurantia

Figura 8-3 Distribución de distintas especies y razas del caracol terrestre Partula en la
isla de Moorea (Islas de la Sociedad, Polinesia). La dimensión máxima de la isla no /lega
a 18 km. Las razas de una misma especie no se hallan juntas, sino que ocupan áreas
adyacentes; pero en una misma área se pueden encontrar varias especies diferentes.
(Según Clarke y Murray 14.)

Proyección geográfica de la evolución 269


dad 14, 72 muestran diferenciación morfológica consideraciones. Entre los anfípodos de aguas dul-
local, en la que se pueden reconocer filiaciones ces subterráneas de la Península Ibérica, los gé-
lineales y ramificadas, y en la que se reflejan los neros Pseudoniphargus y Haploging/ymus se dis-
valles y las vías generales que ha seguido la colo- persaron obviamente en fecha remota, y hoy se
nización (fig. 8-3). Su evolución ha sido rápida, encuentran en localidades dispersas y apartadas de
o, por lo menos, conmesurada con el proceso de los valles principales; pero aún existiendo cierta
expansión local. En realidad, los moluscos terres- variación morfológica local, es difícil reconocer en
tres tienen limitada capacidad locomotora y cada ellos especies diferentes. Sin embargo, los anfí-
individuo se mueve sólo sobre una superficie pe- podos del género Niphargus, de inmigración post-
queña. Otras islas y otros géneros de moluscos glaciar y que sólo han entrado en un pequeño
dan lugar a situaciones comparables, si bien me- retazo próximo a los Pirineos, han avanzado por
nos impresionantes, como los Poecilozonites de los cauces de ríos (y sus lechos freáticos), con un
las Bahamas 38, los Cerion de las Antillas y tene- grado de diferenciación relativamente superior al
mos ejemplos más modestos en diversos caracoles alcanzado por aquellos anfípodos dispersados más
de las Baleares. antiguamente.
Dobzhansky y colaboradores, entre otros, han La diferenciación no presupone la falta total en
llamado la atención sobre la notable diferencia- el transporte de gérmenes. Para considerar un caso
ción específica en el bosque tropical, y el tema extremo, tanto las Branchinecta como las Artemia
se debate más ampliamente en un reciente volu- son filópodos que por las características de pro-
men editado por Lowe-McConnell 71. Existe un ducción, resistencia y dispersión de sus huevos se
número muy grande de especies, con múltiples hallan en condiciones óptimas para hacerse cosmo-
modalidades de segregación ecológica y vicarian- politas. Sin embargo, en el caso de Branchinecta
cia local, muchas de ellas con métodos de disper- se han diferenciado especies y subespecies de dis-
sión peculiares, las plantas frecuentemente son tribución regional, a pesar de la posibilidad de
zoócoras, con el resultado final de que las unida- que huevos de las formas americanas lleguen a
des de intercría son pequeñas y la evolución es Europa, o de las de aquí a Asia. Como se puede
naturalmente divergente. En los bosques sudame- imaginar, las formas más estenoicas, que viven
ricanos la especiación de las plantas arbóreas es en pocos ambientes, dispersos y separados, tien-
muy grande (información proporcionada por Cua- den más a la especiación, por ejemplo, en el cla-
trecasas). Sin embargo no faltan totalmente recur- dócero Alona 26. También en Artemia salina hay
sos para asegurar cierto flujo génico aún en pobla- formas regionales diferentes por su fisiología y
ciones sumamente dispersas (pág. 851). muchas de ellas también por el número de cromo-
El tiempo que dura el aislamiento es impor- somas. Cuando una especie se escinde en distintas
tante en todos los casos. Entre especies compara- poblaciones, por muy plástica que sea, es inevi-
bles, aquéllas que han permanecido en un país table que aparezca cierta diferenciación genética
desde hace mucho tiempo muestran mayor diver- que canaliza la adaptación a condiciones de am-
gencia morfológica en sus poblaciones locales que biente locales. Las características promedio de los
aquéllas que se extendieron en fecha más reciente. charcos dependen del sustrato, del clima, etc. Para
En la Península Ibérica, la diferenciación local limitarnos a un aspecto de la biología de Artemia
de los anfípodos de agua dulce del género Gam- salina, la composición iónica relativa de las aguas
marus (grupos beril/oni, pungens, simoni) es ma- de las salinas costeras es algo distinta de la de las
yor que la diferenciación local en Europa de for- salinas de tierra adentro.
mas más nórdicas y dispersadas más recientemente Numerosas residencias ecológicas son de carac-
(grupo del Gammarus pulex, que se extiende de terísticas intermedias entre las insulares y las con-
Asia Central a Europa y no llega a España). Lo tinuas. En el caso de las aguas continentales, tene-
mismo que se ha dicho en relación con la Penín- mos el ejemplo de ríos (diferenciación de Unio
sula Ibérica puede repetirse para los Gammarus y otros moluscos) y de manantiales. Insectos 88 y
de los Balcanes, donde, sin embargo, hay una moluscos (Melanopsis, etc.) aparecen subdivididos
mayor representación de formas derivadas de G. en formas acantonadas en fuentes que nunca se
pulex. A ello contribuye principalmente el que secan. El mismo carácter tienen las aguas aisla-
las localidades europeas han sido ocupadas en das en los oasis de los desiertos, que reúnen las
fecha más reciente, pero también el que, en Es- características de discontinuidad, por 10 menos
paña, por la escasez general de agua, ha sido durante largos períodos de tiempo, y pequeñez
más difícil el intercambio de individuos de unas numérica de las poblaciones. Las aguas del de-
a otras localidades, por la falta de estaciones in- sierto de California han sido asiento de una con-
termedias que puedan servir de fines de etapa siderable diferenciación a nivel subespecífico en
(fig. 7-16). los peces 81.
No es posible generalizar de manera total estas Las cumbres aisladas de las montañas forman

270 Biogeografla
también pequeñas áreas discontinuas cuyo interés A la diferenciación geográfica se superpone la di-
en la diferenciación geográfica ya se ha mencio- ferenciación por hospedadores. Entre los parásitos,
nado a propósito de las salamandras del género el grado de especiación suele ser muy elevado y
Plethodon. En insectos podría contribuir a la dife- un número desproporcionadamente alto -si se
renciación una mayor proporción de formas bra- compara con el total de especies- de las especies
quípteras y micrópteras, es decir, menos transpor- de toda flora (hongos, etc.) y fauna está repre-
tables, en la alta montaña (pág. 180). Artrópodos sentado por especies parásitas. El parasitismo re-
no voladores se diferencian con mayor facilidad, quiere una adaptación muy precisa a un hospe-
como los Porcellio de las montañas de Tarragona. dador determinado y la transmisión puede quedar
En las plantas se suman como factores favorables limitada entre el pequeño número de individuos
a la diferenciación, la poliploidia, apomixis y que forman una unidad de cría de la especie
autopolinización, muy frecuentes en la flora alpina patrón. Por estas razones se piensa que los pará-
o de altura. Muchos vertebrados, como la cabra sitos son muy utilizables en biogeografía. Por
montés (Capra pyrenaica) y la gamuza o rebeco ejemplo, los insectos parásitos de aves o los copé-
(Rupicapra rupicapra) están fragmentadas en podos y tremátodos de peces 111. En caso de espe-
razas que se localizan en distintas sierras y cordi- cies muy poco diferenciadas y de identificación
lleras. difícil (merluza, por ejemplo), Szidat cree que el
Este efecto de las cumbres, como factor de ais- estudio de los parásitos podría ser particularmente
lamiento, puede dar lugar a errores de interpreta- útil para rastrear las afinidades entre las distintas
ción cuando se equiparan simplemente grado de poblaciones.
diferenciación y edad y se supone que la fauna Entre las plantas, la variabilidad genética liga-
de las cumbres pudiera ser muy antigua, por estar da a la geografía es muy grande. Numerosos tra-
más diferenciada. Esta crítica se aplica a la hipó- bajos lo atestiguan, desde las monografías clási-
tesis de considerar a los nunataks como refugio cas de Babcock sobre Crepis 3, 102, 103. Lo normal
(pág. 306); si en realidad su fauna se pudo dife- es que las distintas formas se correspondan con
renciar, en ello tuvieron que ver más la pequeñez ligeras diferencias ambientales y se han llamado
y el aislamiento de las poblaciones que el tiempo ecotipos. Hay que notar que, con frecuencia, esta
transcurrido. Los nunataks son cumbres rocosas denominación se ha empleado de manera confusa,
que sobresalen de un campo de hielo o llanura sin separar diferencias genéticas de diferencias
glaciar. determinadas por la fenogénesis en ambientes di-
La asociación muy estricta de unas especies con versos. En plantas pratenses, se ha visto que prác-
otras puede reforzar la diferenciación geográfica. ticamente hay tantos ecotipos como comunidades,
Un caso muy simple es el de la foresia (pági- definidas tanto por las localidades como por las
na 526): en ella la capacidad de dispersión de especies acompañantes 73. Por tanto, comunidades
una especie depende de otra especie y su distribu- de composición específica similar no puede decir-
ción está mediatizada por ella. El parasitismo se que sean totalmente equivalentes, pues están
constituye un factor muy efectivo de aislamiento. formadas por poblaciones unispecíficas con pro-

-;lj

Figura 8-4 Distribución de distintas especies y subespecies de los cangrejos terrestres


del género Pseudotelphusa en Venezuela. Las áreas de color denso representan altitudes
de más de 700 m. En el área donde viven P. simoni y P. venezuelensis, se encuentran,
además, P. fossor y P. racenisi. (Según G. Rodrlguez, Zoo!. Meded. Rijksmus. Natuur.
Hist. Leiden, 41[6J:111-135, 1966.)

Proyección geográfica de la evolución 271


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Figura 8-5 A, razas qufmicas de Ambrosia cumanensis, compuesta. 8, razas qufmicas


en Ambrosia confertiflora. Los símbolos utilizados en las localidades son los mismos
superpuestos a las fórmulas de' las correspondientes lactonas sesquiterpénicas. Se trata
de substancias del metabolismo secundario del grupo de los terpenos que pueden tener
importancia en las rea!ciones entre la planta y otros organismos. (Según T. J. Mabry,
en Phytochemical Phylogeny, ed. Harborne Academic Press, London and New York, 1970).

piedades más o menos distintas. La utilización de micas habían demostrado una gran variabilidad
caracteres más sutiles, por ejemplo, los químicos, de las poblaciones, que se ha confirmado o refor-
permite reconocer una variabilidad aún mayor: zado aún al introducir criterios químicos (carac-
por ejemplo, el análisis de los terpenos de Juni- terísticas de las monosterasas, por ejemplo) para
perus y Ambrosía conduce a distinguir formas dis- analizar las poblaciones locales.
tintas, que se ordenan geográficamente 116 (figu- El reconocimiento de la impresionante diversi-
ra 8-5), y en el liquen Ramalina se reconocen dife- ficación genética local de las especies tiene puntos
rentes poblaciones por los ácidos liquénicos que de contacto con el debate acerca de la existen-
contienen, poblaciones que pueden vivir muy cer- cia de características (fundamentalmente bioquí-
ca unas de otras, repartiéndose un espacio peque- micas) de carácter neutro ante la selección natu-
ño (por ejemplo, un promontorio rocoso) 17 y ral. Dichas características neutras podrían ser muy
verosímilmente en adaptación a su heterogeneidad diversas según los individuos de una especie y la
local. Este caso ya linda con el polimorfismo. distribución de las distintas combinaciones, aun-
La misma diferenciación a pequeña escala exis- que no sometida a la selección natural, como con-
te en animales. Briozoos marinos de costa, de una secuencia del resultado puramente aleatorio de
misma especie, pueden mostrar diferencias bio- multiplicación y difusión, podría ser no uniforme,
químicas entre poblaciones separadas por 5 a sino con distribución de contagio (pág. 348) y,
10 km y en Drosophila, las inversiones cromosó- por tanto, tener cierta proyección geográfica. Pro-

272 Biogeograffa
bablemente en este punto llegamos al límite de comunes; pero que pueden diferir unas de otras
10 que razonablemente se puede considerar como por caracteres de poca monta. La evolución en
diferenciación genética de una especie dentro de un espacio continuo, pero que queda bajo el
su área geográfica. control de algún gradiente ecológico, conduce a
No es posible. caracterizar, por tanto, a una formas que muestran, a su vez, un gradiente en
especie por cierto tipo invariable de respuesta las características de adaptación al factor contro-
frente al ambiente, sino que dicha respuesta puede lador. Superpuesta a esta variación, y en relación
ser diferente según los puntos del área y no es con la fragmentación del grupo entero en unidades
posible interpretar las áreas estrictamente en rela- de intercría más o menos desconectadas en sus
ción con el ambiente, por ejemplo, suponiendo límites -que suelen coincidir con los lugares
que el límite de las mismas ha de coincidir con donde la especie es menos frecuente-, existe
determinada isoterma. Las características de las otra variabilidad que afecta a múltiples caracteres
poblaciones limítrofes varían, igualmente~ de un de menor importancia ecológica pero que pueden
punto a otro y no es posible aceptar un comporta- tener interés taxonómico. La relación entre carac-
miento uniforme de la especie frente a especies terísticas de los organismos y temperatura, que
vicarias de área limítrofe igualmente heterogé- se ha recogido en las numerosas reglas ecológicas,
neas. como la de Bergmann (pág. 147), tiene una expre-
sión en la especiación. Es un ejemplo típico de la
modalidad de variación que se va a comentar en
Clinas
los siguientes párrafos.
La diferenciación en biótopos de características Una cUna o gradiente de carácter 40,48 está cons-
semejantes, pero geográficamente inconexos, con- tituida por una serie de formas taxonómicas cuyas
duce a formas paralelas, con rasgos de adaptación áreas se encadenan ordenadamente, por ejemplo.

Figura 8-6 Distintas formas de Mustela frenata, que han recibido nombre subespecífico,
distribuidas a lo largo de la costa ~mericana del Pacífico. Entre u,nas y otras existe;,
pequeñas diferencias en las dimenSIOnes, cráneo y color del pelaje. Por lo menos estas
son hereditarias. (Según Ha1l 42 .)

18 Proyección geográfica de la evolución 273


a lo largo de un meridiano, con un cambio gra- americanos que, por el contrario, reducen el nú-
dual en algunos caracteres que se pueden consi- mero de radios dorsales hacia el Norte o hacia
derar como adaptativos; otras veces, el cambio la montaña 46, es decir a temperaturas más bajas,
aparente es resultado de correlaciones orgánicas tenemos indudablemente una diferenciación gené-
generalizadas en el grupo taxonómico al que per- tica.
tenecen los organismos, en relación con uno o po- Se podrían señalar numerosos y excelentes ejem-
cos caracteres que tienen sentido adaptativo. Fre- plos de clinas. Son más conocidas en animales en
cuentemente esta variación genética se combina o los que se han colectado muchos individuos y que
superpone a una variación fenotípica también se extienden sobre un área extensa. Bastará men-
adaptativa y, por tanto, del mismo sentido. En cionar, como ejemplos representativos, Sorex va-
muchos ejemplos de clinas que afectan al tamaño grans 25, Mustela frenata desde el Perú a Oregón
total del individuo, en algas, crustáceos, insec- (fig. 8-6), Lepus en América 12, ardillas, varios
tos, etc., queda indeciso si hay diferencias gené- ortópteros en el occidente de Europa 57 y el abe-
ticas o si todo se debe a que la fenogénesis se jorro Bombus terrestris, en el que el número de
realiza bajo temperaturas distintas. Lo primero pelos rojizos de las patas disminuye hacia el Nor-
es más probable, aunque no siempre es demos- te 62. Como ejemplo de clinas en animales pelá-
trable sencillamente. gicos marinos, se pueden mencionar el pterópodo
La diferenciación genética es verosímil, aun sin C/io 100 y el pez Lampadena 61. Clinas fisiológicas
prueba experimental, cuando las diferencias mor- se observan, por ejemplo, en la velocidad de
fológicas entre poblaciones de lugares distantes filtración y en el consumo de oxígeno de lameli-
no corresponden, ni por su grado, ni por su sen- branquios ya señalados por Sparck 98. En Crassos-
tido con lo que permitiría suponer la norma de trea y Mytilus las fluctuaciones climáticas favore-
reacción habitual del grupo, en relación con el cen desplazamientos latitudinales de las distintas
factor ambiental de importancia presumiblemente formas, dentro de una especie.
mayor. AsÍ, por ejemplo, en los peces, el número Conviene insistir en el grado variable de super-
de vértebras, de radios de las aletas, de filas de posición entre la plasticidad fenotípica y la varia-
escamas, es más alto a temperatura más baja ción genética, todo ello dentro de un paralelismo
(pág. 144). En ciprinodóntidos vivíparos centro- considerable a lo largo de la clina. Como conse-
cuencia de la fragmentación genética de una espe-
cie, las variaciones que resultarían de la respuesta
de un genotipo único a todo el margen de condi-
ciones a 10 largo del gradiente se amortiguan (pá-
ginas 146 y 147). Es por tanto comprensible que
la fragmentación en formas genéticamente distin-
tas se encuentre en todos los casos examinados,
que no son muchos. Puede decirse que de una
selección de la capacidad de respuesta, o de reac-
ción fenogenética adaptativa se pasa a la selec-
ción de mutaciones que minimizan las desviacio-
nes de la respuesta 121, 122, 123.
Cuando existen áreas ocupadas por formas pa-
recidas en continuidad geográfica, pero que no se
extienden tan manifiestamente en el sentido de los
meridianos, es difícil reconocer tendencias morfo-
lógicas claras y más difícil aún ligar las que se
observan, si las hay, a una variación regular de
los factores de selección. Sin embargo, existen
series de especies o subespecies con una bonita
gradación morfológica de uno a otro extremo del
área de distribución total del grupo, como, por
ejemplo, en las mariposas del género Karanasa
del Asia Central 2 y en otros lepidópteros (figu-
ra 8-7). Una clina muy marcada se observa en la
Figura 8-7 Variación clinal en la mariposa
africana Acraea natalica, de 5-6,5 cm de enver- forma de los pleópodos sexuales del isópodo laiira
gadura y color fundamentalmente anaranjado- en las aguas dulces desde las islas atlánticas hasta
rojizo y negro. La extensión de la porción oscura Yugoslavia (fig. 8-8).
de las alas aumenta en la dirección de SE a NW Un ambiente cambiante tiene propiedades selec-
(Sierra Leona). (Según D. F. Owen, Tropical
Butterflies, Clarendon Press, Oxford, 1971.) tivas muy concretas y define ciertas «reglas de

274 Biogeograffa
nordmanni balearica schellenbergi italica

Figura S-S Variación clinal en las características del primer pleópodo del macho, en
diversas formas adaptadas a las aguas dulces del isópodo de origen marino Jaera.
J. nordmanni vive en Azores, J. balearica en Mal/orca, J. schellenbergi en Istria y J. italica
en Sicilia y en Herzegovina.

juego» para la evolución 67. El caso extremo de con ilustraciones proporcionadas por otros ani-
especies de vida corta, sometidas a un ritmo am- males. Es natural que odonatos y ortopteroides,
biental cuyo período es largo como varias gene- de vida más larga, se parezcan más a los diaptó-
raciones, produce especies de gran plasticidad midos y Cyc!ops, y que la existencia de varias
fenotípica, con poblaciones no muy diferentes generaciones anuales en muchos dípteros, hime-
unas de otras genéticamente, pero presumiblemen- nópteros y lepidópteros los haga asemejar más a
te muy heterozigóticas. Cada generación pasa a los ciclópidos de vida corta en la posible adqui-
través de un filtro selectivo diferente del que actuó sición de plasticidad y ciclomorfosis en relación
en la anterior, pero semejante al de dos o más con la temperatura o la fotoperiodicidad.
generaciones más atrás. Rotíferos y ciclópidos (es- En conclusión, diferencias biométricas simila-
pecies de los géneros Eucyc!ops y Tropocyc!ops) res entre formas próximas tienen distinto sentido
suministran muchos ejemplos; en ellos la ciclo- según los grupos. En Cyc!ops se pueden utilizar
morfosis es regular (pág. 153). Se selecciona una ciertos índices métricos para diferenciar subespe-
norma de reacción tal que el ambiente actúa di- cies o razas 60; pero el mismo método puede fallar
rectamente sobre el desarrollo, produciéndose el en Tropocyc!ops, donde sucesivas generaciones
fenotipo más adecuado a cada situación. La ma- pueden aparentar pertenecer a «subespecies» dis-
nifestación más aparente es en el tamaño: anima- tintas. Se ha insistido en este punto porque un
les grandes a temperatura baja y menores a tem- enfoque biométrico es indudablemente necesario
peratura alta. en el estudio de las clinas; pero las diferencias
En otras especies, que pueden estar estrecha- biométricas no corresponden a diferencias genéti-
mente emparentadas con las que presentan las cas y pueden tener significado distinto según los
características anteriores, pero éstas que ahora grupos.
vamos a considerar de vida más larga y fecundi- Sin embargo, la situación puede ser aún más
dad menor (por ejemplo, en diaptómidos y en complicada. A pesar de que los ciclópidos y los
Cyclops sensu stricto), todas y cada una de las rotíferos, de vida breve y muy difundibles, tien-
generaciones pasan a través de las mismas fluctua- den a formar pocas especies y muy plásticas, no
ciones ambientales y la selección conduce a resis- se anula en ellos la diferenciación genética. En
tirlas sin cambios morfológicos, que no son posi- 30 poblaciones de Acanthocyc!ops vernalis, se han
bles en el curso de la vida individual, o sólo en encontrado 7 grupos de reproducción y pequeñas
forma de distintas características según la edad y variables diferencias morfológicas entre unos y
del animal, como en las larvas acuáticas de insec- otros 91. En Keratella y en otros rotíferos, la inter-
tos que son aéreos en estado adulto. De esta forma pretación de las poblaciones naturales se complica
la especie se puede escindir en formas genética- porque, además de una intensa ciclomorfosis, pue-
mente distintas, cada una de ellas de morfología den coexistir formas con pequeñas diferencias
muy constante, y cada una adaptada perfectamen- morfológicas no ligadas a ciclomorfosis y, con
te a condiciones locales. El ejemplo relativo a los toda probabilidad, genéticamente distintas.
copépodos de agua dulce puede complementarse Dentro de una misma masa de agua, espe-

Proyección geográfica de la evolución 275


cialmente si está alargada en el sentido de los plancton mediterráneo, postulaba cierta sustitu-
meridianos, se observan diferencias ambientales ción de unas formas por otras ~n parte debida
-térmicas principalmente- que dan lugar a ver- a simples cambios no hereditarios experimentados
daderas clinas morfológicas en los pobladores (co- por una misma especie al pasar de unas condicio-
pépodos, diatomeas, fig. 4-35). La variación puede nes a otras- a 10 largo de una corriente marina,
tener simple carácter fenogenético, aunque no se a medida que las características de las aguas se
excluye una diferenciación genética de las pobla- modificaban. Esta teoría es errónea en esta for-
ciones 11[, que, sin embargo, no ha sido probada. ma; pero sin embargo algo de su espíritu se en-
En el mar, sobre áreas más extensas, las diferen- cuentra en la interpretación actual de diversas
cias genéticas son más probables y existen verda- clinas marinas.
deras clinas, por ejemplo, en los copépodos Cala- Un buen ejemplo de clina es el de Calanus
I1US y Eucalanus 1, 76, en el pterópodo CUo, en el (tabla 8-1) 1, 31, 51, 74. C. finmarchicus tiene una
eufausiáceo Sylocheiron affine 77 y en las dinofla- sola generación anual en el norte de Europa y
geladas del grupo de Dinophysis miles. Obsérvase, 4 en el Mar del Norte, 10 que sitúa a la especie
en efecto, la sustitución geográfica de unas formas ante filtros selectivos completainente distintos, tal
por otras, a veces a lo largo de líneas de migra- como se ha indicado a propósito de los Cyclops.
ción asociadas a corrientes marinas. A 10 largo Simples diferencias de tamaño, posible resulta-
de la clina se manifiesta el consabido cambio do de la respuesta a temperatura distinta, pueden
regular en la morfología. establecer la base para el aislamiento. En el copé-
Jorgensen 53, para interpretar la distribución de podo planctónico marino Centropages typicus, el
las dinoflageladas del género Ceratium en el transporte del espermatóforo requiere tal preci-

65

45

70 60 50 40 so 20 10

65

60

55
C. finmarchicus
glacialis

70 60 50 40 30 20 10 10

Figura 8-9 Distribución de tres formas del copépodo planctónico Calanus en. el Atlántico
septentrional, en mayo, deducida principalm~n~e de las indicaciones de los re.glstradores
continuos de plancton. El rayado cruzado dlstmgue las áreas donde la especie es más
abundante. (Según Matthews 76, y otras fuentes, simplificado.)

276 Biogeografla
c:P

~\~J?
tj0~

E uterpina acutifrons

Att

Figura 8-10 Distribución de diversos copépodos harpacticoides. La extensión y eventual


disyunción de las áreas se relaciona con la ecología y densidad de las poblaciones.
Euterpina es un animal marino planctónico de aguas templadas y cálidas. Attheyella
crassa es una especie que forma poblaciones numerosas en arroyos, charcas y manantiales;
las otras especies de Attheyella requieren condiciones más precisas y suelen formar
poblaciones menores. Los Ceuthonectes viven en musgos de manantiales y en aguas
subterráneas. (Según K. Lang, Monographie der Harpacticiden, Lund, 7948.)

S10n en la conformación de la quinta pata y la La movilidad de los organismos planctónicos


antena y su ajuste a las características anatómicas hace que la diferenciación en especies geográfi-
de la hembra que, según Lee 66 es inverosímil que cas no esté tan marcada en ellos como en otros
un macho pequeño del Mediterráneo pueda fe- grupos 30; pero, como se ha visto, no falta. En ci-
cundar a una hembra más corpulenta del Atlán- liados de agua dulce (Paramecium) existen clinas,
tico. Las diferencias iniciales de tamaño pueden Comparando la distribución geográfica mundial de
constituir la base para la especiación en muchos las especies de los distintos grupos de copépodos
otros animales y puede recordarse a este efecto (figs. 8-9 y 8-10) se observa que los harpacticoides
el ajuste que es preciso en el aparato copulador en general, por su biología, están más ligados al
de ambos sexos en los insectos, frecuentemente de fondo, aunque entre ellos hay algunas especies
gran complicación morfológica. planctónicas, y correspondientemente muestran

Tabla 8·1
Formas geográficas del copépodo planctónico marino Calanus.

Relación longitud:
anchura de las
Especie Zona Longitud, mm ramas de la furca

C. helgolandicus Templada 2,4-3,7 1,5-2,1


C. finmarchicus Templada-Subboreal 2,7-4,3 1,8-2,3
C. glacialis Boreal 4 -5,7 ?

Proyección geográfica de la evolución 277


áreas de distribución menores que los calanoides, dos. Se comprende que, tratándose de caracteres
más genuinamente planctónicos. I:stos, a su vez, hereditarios, su distribución no sea uniforme, sino
están más diversificados en las aguas continenta- que tienda a hacerse contagiosa, aunque sean ca-
les, que ofrecen más oportunidades de aislamien- racteres selectivamente neutros. Pero algunos cier-
to que las aguas marinas. La diversificación gené- tamente no lo son, como es la resistencia a insec-
tica en los harpacticoides se manifiesta incluso ticidas, y otros caracteres de los dichos, sin duda
en animales de amplia dispersión y adaptados a van asociados a otros que aumentan o disminuyen
medios de propiedades muy cambiantes, como son la probabilidad de supervivencia en ciertas condi-
los Tigriopus de los charcos costeros, de los que ciones. Entre este polimorfismo críptico u oculto,
se han descrito razas diferentes, algunas de ellas puramente químico, y el que tiene una manifes-
estériles entre sí, como lo son formas atlánticas y tación obvia en la forma, tamaño y color de los
mediterráneas. Tigriopus se ha convertido en un individuos, existen todos los pasos. Tradicional-
animal experimental en los laboratorios de gené- mente se cree que el polimorfismo aparente da
tica. A medida que se van estudiando organismos más asidero a la selección que el oculto; pero las
costeros se descubre una mayor diferenciación pruebas de ello, si existen, no son decisivas.
genética en ellos que tiene carácter de clina. Por Las diversas formas o morfos pueden coexistir
ejemplo en las Ulva de las costas europeas: U. con una representación similar en los distintos
lactuca vive más hacia el Norte, es anisógama y puntos contiguos; pero si el ambiente es hetero-
de día corto, mientras que la forma meridional géneo, es natural encontrar una frecuencia distinta
es diferente (U. thureti) , isógama y de día largo 29. de los morfos según los lugares. En ciertos géne-
Clinas muy antiguas pueden haber sido profun- ros de rotíferos (Keratella, Polyarthra) la varia-
damente alteradas por cambios climáticos, extin- ción es muy grande, porque se combina la ci-
ción de formas intermedias y posible hibridismo. clomorfosis con una diferenciación genética, y
Las gaviotas y ranas en América y Europa 85, 93 distintas razas o especies pueden presentarse su-
se distribuyen de manera que, en las áreas de las perpuestas en distintos estratos de un mismo lago.
distintas especies y subespecies, se reconocen ves- Las distintas formas genéticas del pez Gasteros-
tigios de antiguas clinas simplificadas. teus aculeatus (Ieiurus y trachurus) tienen tenden-
cia a segregarse en aguas adyacentes de caracte-
rísticas diversas 39. Las diferentes predilecciones
Polimorfismo y especies simpátricas de ambiente y distinta época de cría las mantienen
separadas. El polimorfismo de color y dibujo de
Una especie no sólo es variable en función de las conchas de caracoles terrestres, como Cepaea
los distintos lugares de su área geográfica total, nemoralis 65 y Bradybaena similaris 58 está regula-
sino que existe una reserva de variabilidad dentro do por aves depredadoras, con efectos variables
de una localidad muy limitada, donde viven indi- según el contexto ecológico. Las distintas razas,
viduos que se pueden cruzar entre sí. No infre- o especies en formación, del isópodo faera albi-
cuentemente esta variabilidad es del mismo tipo, frons se localizan y segregan en distintas condi-
aunque ordinariamente de menor grado, que la ciones de agitación del agua, o entre algas, o entre
que se observa comparando individuos de proce- mejillones, etc. 28.52. Otros crustáceos de agua
dencia más alejada. salobre (Tisbe, Sphaeroma) s, 6 son también poli-
Con nuevas técnicas de análisis que se han morfos y la frecuencia de los distintos morfos es
generalizado rápidamente, tanto serológicas por función de condiciones ambientales, algunas de
precipitinas, como por electroforesis a través de las cuales cambian en el curso del año; en gene-
gel, se ponen de manifiesto diferencias químicas ral, su color tiene distinto valor de supervivencia
entre individuos de una misma especie que afec- según el tipo del fondo y aquí se tiene la base
tan a las proteínas séricas (peces, mamíferos) 94, para una segregación de formas. Por otra parte
a las esterasas (Drosophila, Gammarus, Mysis 89, hay diferencias locales en la variabilidad. Las po-
peces), a las hemoglobinas, sin hablar ya de com- blaciones polimorfas de Sphaeroma, a lo largo de
puestos cuya relación con la ecología es más clara, las costas europeas y americanas, muestran dis-
como los terpenos, alcaloides y ácidos liquénicos tintas frecuencias de los diversos morfos, con un
de plantas diversas. También se puede incluir en motivo de distribución diferente según el grupo
el mismo tipo de variabilidad, la distribución de que se considere. En Sphaeroma serratun1, por
grupos sanguíneos y la resistencia de insectos ejemplo, el polimorfismo es mayor en las costas
(Anopheles, Blatella) a determinados insecticidas. francesas y españolas y disminuye hacia las islas
En todos estos caracteres se manifiesta una consi- atlánticas 44. También debe tener sentido de adap-
derable variación dentro de cada población local, tación el polimorfismo en los huevos del cuclillo,
y la variabilidad es mayor a medida que se amplía en Machetes, en Colias y otras mariposas, espe-
el área de donde proceden los individuos estudia- cialmente las miméticas, en hemípteros (Philaenus

278 Biogeograffa
spumarius, Phromnia), en castas de hormiga, Me- tituye una forma de polimorfismo, o más estricta-
lipona y otros insectos, etc. Existen diferencias mente de dimorfismo, que aparece también en
geográficas en la distribución de las distintas for- caracoles. En G. pachyderma las formas diestras
mas de mariposas miméticas del género Papilio, están más asociadas con ambientes cálidos, y las
de coccinélidos, de caracoles, de la cigarra de siniestras con temperaturas más bajas. La forma
espuma Philaenus spumarius y de las aves Oenan- siniestra de G. truncatelinoides predomina en el
the, Garrulus y Uria 120 Desde luego, el caso más saliente o espinazo centroatlántico, y, a ambos la-
común de polimorfismo o mor/ismo 49 es el sexual, dos del mismo, predominan formas diestras. Es
que puede tener particular significado en el con- difícil atribuir al simple sentido de arrollamiento
texto que ahora se comenta, cuando la ecología y influencia sobre la probabilidad de supervivencia,
la supervivencia son distintas para los dos sexos de manera que lo que probablemente ocurre es
(quironómidos, por ejemplo). que dicho carácter va asociado con otras propie-
El diferente valor ecológico de los distintos dades de más trascendencia.
morfos se manifiesta en una selección, como re- La influencia de la selección es obvia en diver-
sultado de la cual existe una variación geográfica sas características morfológicas, algunas de las
en la frecuencia de los mismos; en determinadas cuales no están muy alejadas de la del sentido
extensiones del área total algunos morfos pueden de arrollamiento en foraminíferos y moluscos. En
faltar completamente, como se ha indicado a pro- los sifonóforos pelágicos Velella y Physalia hay
pósito de Sphaeroma. En los foraminíferos Globi- sendas formas que derivan a la derecha o hacia la
gerina pachyderma y Globorotalia truncatelinoi- izquierda bajo la acción del viento. Es natural que
des 22, 23 hay formas enrolladas hacia la derecha y la probabilidad de supervivencia y las oportuni-
otras enrolladas hacia la izquierda, lo cual cons- dades de dispersión (pág. 204) de cada una de

Figura 8-11 La mariquita Adalia


bipunctata y sus dos formas melánicas,
sexpustulata a la derecha y quadri-
maculata, debajo, con la distribución,
en Gran Bretaña, de la frecuencia de
las formas melánicas, que es propor-
cional al tamaño del sector negro,
dentro del cIrculo que representa la
población entera. Este melanismo
tiene que ver más con la regulación
térmica que con la defensa. (Según
E. R. Creed, en Ecological Genetics
and Evolution, Essays in Honour
of E. B. Ford, Blackwell, Oxford and
Edinburgh, 1971.)

Proyección geográfica de la evolución 279


ellas se relacione con la circulación atmosférica y En un caso extremo, la especie aparece des-
marina. Las formas que derivan a la izquierda van compuesta en un número muy grande de pobla-
a parar a la periferia de los torbellinos anticicló- ciones de sistemática difícil y que hacen pensar
nicos del hemisferio Norte. En el Mediterráneo en una distribución geográfica más o menos inde-
predominan estas formas de deriva siniestra 19~. pendiente de cada uno de los caracteres, es decir,
Poblaciones del ostrácodo Cypris curvifurcata la complicada distribución geográfica de distintos
sometidas a una débil corriente de agua se se- tipos de cromosomas, en vez de pasar casi inad-
paran en dos grupos. Unos son arrastrados y otros vertida como en las Drosophila, tendría una ex-
no 19. Posiblemente se trata de un carácter simple presión morfológica más manifiesta. Así ocurre,
que consiste en el desarrollo de sedas nadadoras al parecer, en los filópodos del género Triops y,
en las segundas antenas, y este carácter se utiliza tal vez, en las aves africanas de la familia de los
para diferenciar sendos pares de especies (o de zosterópidos 86.
subespecies) en otros géneros de ostrácodos (Her- En los ejemplos anteriores no hay obstáculo a
petocypris, Ilyocypris, Potamocypris). Entre los que distintos morfos pertenezcan a una misma
insectos, las formas macrópteras son de dispersión unidad de cría. Si hay diferenciación geográfica,
más fácil que las braquípteras (págs. 180 y 250), es que se basa en el mantenimiento de combina-
Y en relación con los coríxidos y notonéctidos de ciones distintas de un lugar a otro, bajo distintas
Nueva Zelanda se ha hecho notar que cuando hay condiciones de selección.
dimorfismo en el desarrollo de la musculatura Sin embargo, una separación más importante
alar, las formas normales que pueden volar se puede producirse dentro de una misma área geo-
encuentran en ambientes inestables o fugaces, gráfica. Se ha hecho una distinción rigurosa entre
mientras que en ríos y lagos permanentes se ha- especiación alopátrica, es decir diferenciación es-
llan las dos formas, con una parte de individuos pecífica en el espacio, con aislamiento geográfico,
que no pueden volar. La hormiga Solenopsis sae- y especiación simpátrica, es decir, en una misma
visima proporciona otro ejemplo de polimorfismo área. La posibilidad de esta liltima ha sido fre-
en el que unos morfos son más expansivos que cuentemente puesta en duda 78. La coexistencia en
otros: en las primeras etapas de la colonización la una misma área geográfica de formas específicas
selección favorece más a las otras formas que a o subespecíficas próximas, pero fácilmente distin-
la oscura 126. Análogamente, durante la migración guibles, es más frecuente de lo que se ha querido
de expansión de muchas plantas han ocurrido conceder. El argumento para creerla improbable
cambios en la proporción de las distintas formas se basa en los efectos de la competencia (pág. 675)
cromosómicas, cuando existían varias. Este hecho Y en que la proximidad en el espacio de pobla-
es muy importante porque señala la posibilidad ciones apenas distintas llevaría a un intercruce
de escisión de una especie en unas razas pioneras que haría imposible la diferenciación. Sin embar-
y fugaces y otras más conservadoras y persis- go se trata de un problema de escala. Las pobla-
tentes. ciones de un gran mamífero apenas se pueden
En estos casos, el hombre ha influido sobre la diferenciar dentro de un área geográfica (si no es
distribución de las distintas formas, lo mismo que entre poseedores de territorios y en parias margi-
en los ejemplos de polimorfismo cromático con nales, pág. 845); pero las poblaciones de Keratella
formas oscuras, o melánicas, que son más frecuen- pueden segregarse y diferenciarse perfectamente
tes en las áreas donde la actividad industrial en los diversos estratos de las aguas de un lago y
aumenta la densidad de los fondos de color oscuro un insecto puede hacerlo sobre distintas partes
(fig. 8-11) 57:1. de una misma especie vegetal. Los ejemplos men-
En todos los casos señalados el polimorfismo cionados de polimorfismo (J alira, Cepaea, etc.)
tiene como consecuencia un aumento de la adap- hacen ver que en puntos poco separados de un
tabilidad de la especie, que se manifiesta en una mismo ecosistema, pueden existir condiciones di-
expansión de su área; pero ello no se realiza con vergentes de selección. A veces, una simple fluc-
formas genéticamente separadas, sino que son tuación ambiental permite acomodar distintas for-
compatibles entre sí y con superposición parcial, mas, sin extinguir ninguna de ellas: en una laguna
aunque con variaciones locales en sus respectivas salobre pueden coexistir a la vez distintas formas
frecuencias de representación, como es de esperar de Palaemonetes (de mar, de agua salobre y de
de la falta de uniformidad geográfica en las con- agua dulce).
diciones de selección. El estudio de Drosophila Cuando aparece el aislamiento genético entre
ha probado la existencia de una rica variación formas próximas, o tal vez entre los morfos de
geográfica de la constitución genética, que tiene una especie, se entra en un verdadero proceso de
una expresión mayor o menor, a veces morfoló- especiación, en este caso simpátrica. Se puede
gicamente insignificante, otras veces manifiesta en comprender este proceso cuando los híbridos re-
caracteres que parecen sin valor adaptativo. sultan inferiores a cada uno de los progenitores.

280 Biogeograffa
En poblaciones de Drosophila, por selección, eli- distintas especies. Una de las formas de cada par
minando simplemente los híbridos, se consigue el es parásita y la otra no. La forma que no es pará-
desarrollo de cierta incompatibilidad o esterilidad sita es neoténica o precoz, propia de ríos pequeños
entre dos estirpes. Precisamente, en formas origi- y ya no se alimenta después de la metamor-
nadas simpátricamente, la esterilidad mutua es fosis 46,47, 129. En muchos grupos se ha dado evo-
mucho más frecuente que entre formas alopátri- lución por neotenia; es posible que con tal mo-
caso Cuando estas últimas, por accidente, vuelven tivo la forma normal y la forma neoténica hayan
a ponerse en contacto, dan con frecuencia enjam- coexistido durante cierto tiempo o en cierta área.
bres de híbridos (introgresión, pág. 285). En la multiplicidad de razas de Cobitis se
Un mecanismo frecuente de aislamiento consis- podría ver un ejemplo de un fenómeno cuya rea-
te en la adopción de una época distinta de repro- lidad ha sido muy discutida, pero que ha reci-
ducción. En los peces anadromos existen razas bido un nombre, el de esquizotipia, nombre que,
diferentes de invierno y primavera (Berg). En el en realidad pertenece al pasado, como ortogénesis
arenque y, posiblemente, en la sardina, por lo me- y tantos otros. Se refiere a la escisión casi explo-
nos en ciertas regiones, la población está descom- siva de una especie en muchas formas distintas.
puesta en dos subgrupos que crían en distintos Es cierto que la facilidad con que una especie
momentos, lo cual puede indicar una diferencia- forma híbridos estériles es un factor de evolución.
ción simpátrica incipiente en la especie. En diversas áreas geográficas coinciden formas
En los esturiones del Mar Caspio, Acipenser monoicas y dioicas de Chara fragilis, con posibi-
güldenstiidti persicus y otros 7, 36 hay dos grupos lidades limitadas de autofecundación 91a. En las
que manifiestan una serie de diferencias fisioló- plantas superiores la polinización ofrece muchos
giCa,) en hibernación, voracidad, tamaño, fertili- mecanismos de este tipo, hasta llegar a la supre-
dad y conUlciones de freza. Unos aparecen en las sión de la sexualidad (apomixis).
desembol;dduras de los ríos durante los meses más Los mejores ejemplos de una especiación apa-
fríos; otros entran en primavera cuando la tempe- rentemente rápida, con fuerte radiación o diver-
ratura es más alta. En cada río existe una propor- gencia, se encuentran cuando el material de par-
ción determinada de las dos razas. Este caso ape- tida es limitado (en número de especies y en
nas difiere del polimorfismo adaptativo comenta- variabilidad genética) y hay multiplicidad de am-
do antes, excepto en una mayor efectividad del bientes colonizables. Es el caso de los Asellus del
aislamiento reproductor entre los morfos. Cono- lago de Ocrida, de los gamáridos del lago Baical,
cer las dos formas tiene interés práctico, en rela- de los pinzones de Hawaii y de las Islas de los
ción con la protección de las especies en las insta- Galápagos, de los gobíidos en las aguas dulces de
laciones de energía hidráulica o con la inducción Filipinas, de los marsupiales en Australia, etc. La
artificial de la freza. enorme especiación en el lago Tanganyika, com-
Otros peces, como Coregonus 69, Gasterosteus parado con otras aguas próximas, especialmente
y Cobitis, ofrecen otros ejemplos de especies sim- en lo que se refiere a los peces dclidos lO, 32, se
pátricas con aislamiento reproductor. En Cobitis puede explicar por fluctuaciones y aislamientos
la subdivisión es muy grande, tanto en aguas asiá- sucesivos en el sistema de ríos y pantanos perifé-
ticas como europeas. Se conocen hasta cinco razas ricos. En realidad no parece existir distinto com-
de C. taenia subsp. striata, dos de las cuales pue- portamiento evolutivo en unas u otras estirpes;
den vivir asociadas 83, 84. En España tenemos dis- todo es cuestión de oportunidades.
tintas formas (algunas exclusivas, como C. calde-
roni) cuyo comportamiento mutuo no se conoce
exactamente. Los machos híbridos de razas coexis- NÚMERO DE CROMOSOMAS
tentes son prácticamente estériles. Hay algunos
indicios de que las distintas razas están adaptadas La distribución de los genes en unos u otros
a temperaturas medias algo diferentes. Las peque- cromosomas y las condiciones mecánicas de la
ñas resisten mejor una temperatura elevada (en división y distribución de éstos, determinan que
Gambusia, Drosophila y otros organismos, las las diferencias en el complemento cromosómico
temperaturas letales varían según los genotipos), constituyan un factor muy importante de aisla-
pero no existe una relación general entre longitud miento o una manifestación de la especiación. La
y temperatura. El tamaño de los huevos también existencia de traslocaciones, por ejemplo, impide
se relaciona con aquellas características, por ejem- efectivamente el apareamiento de cromosomas y
plo, una raza de Cobitis de 60-85 mm produce por tanto la hibridación de las respectivas formas.
huevos de 1,14 mm, y otra de 50-70 mm huevos Especies simpátricas pueden mantenerse separa-
de 0,95 mm. das por traslocaciones distintas, como en Clarkia
Entre las lampreas se encuentran pares de for- y probablemente en otros géneros de plantas. Mu-
mas que viven juntas y que se consideran como chos aspectos de este problema y otros relacio-

Proyección geográfica de la evolución 281


nados con ellos se debaten en los textos sobre originales y la poliploide partenogenética en lu-
genética y evolución. Más conocidas, y quizá por gares de invasión más reciente (tabla 8-2) (por
esto de mayor interés aparente en biogeografía y ejemplo, en la garriga). La forma triploide y par-
ecología, son las diferencias que afectan al nú- tenogenética de Trichoniscus 117 vive en ambientes
mero de cromosomas. que se pueden suponer más rigurosos y que van
Dentro de una misma especie se pueden encon- desde la garriga mediterránea hasta las tierras de
trar, juntas o separadas, razas que difieren en el Islandia. El aumento del tamaño de las células
número de cromosomas, y de modo que el número con las características asociadas -desarrollo más
de cromosomas de unas no es exactamente múlti- lento, mayor tamaño-- no requiere verdadera po-
plo del de otras. Hay observaciones en diversos liploidía, sino que puede ocurrir por simple poli-
insectos y no faltan en plantas. tenia, es decir, con el número de cromosomas
Sin embargo, el caso más general es encontrar igual, pero más voluminosos y con un contenido
múltiplos de unos mismos números básicos de mayor de ADN; se ha dicho que este fenómeno
cromosomas, y la explicación también es más fácil ocurre en copépodos 127. El aumento del tamaño
en estas situaciones. En los animales, los fenó- nuclear por el mecanismo que se ha llamado
menos de poliploidía son menos frecuentes que «endomitosis» tiene el mismo sentido.
en las plantas; pero también tienen igualmente Entre los vegetales, el polimorfismo por cromo-
manifestación geográfica. Para el ecólogo, la po- somas supernumerarios alcanza mayor importan-
liploidía es interesante porque permite formular cia que entre los animales. En general las formas
algunas reglas de tipo estadístico, que se relacio- poliploides se muestran mejor adaptadas a condi-
nan con las reglas térmicas (pág. 140). La más ciones extremas o son más eurioicas. Esto se atri-
simple es una mayor frecuencia relativa de poli- buye a tener un sistema supergenético más estable
ploides en climas más fríos o más rigurosos por y más rico en genes (que a su vez pueden diver-
lo fluctuantes. sificarse); pero también puede influir el tener
En los peces de agua dulce del género Core- células mayores, preadaptadas a una temperatura
gonus existen formas con números de cromosomas más baja. Pero todo sistema poligénico dificulta
que son múltiplos 63, 109, 110. En el crustáceo de la separación y aislamiento de mutantes y, por
las salinas, Artemia, las formas poliploides son tanto, retarda la evolución y tiende a estabilizar
partenogenéticas y quizá más frecuentes en las la estirpe.
salinas del interior, mientras que las formas con Se puede decir, indistintamente, que las plan-
menor número de cromosomas son bisexuales y tas se pueden permitir el lujo de una poliploidía
están principalmente representadas en las costas frecuente, porque su género de vida no requiere
marinas. Quizá la frecuencia de poblaciones poli- llegar tan lejos en la evolución como los anima-
ploides es mayor también hacia el Norte. Tam- les, o bien que la frecuencia de la poliploidía en
bién en otros animales, como en el isópodo Tri- ellas ha reducido enormemente su capacidad de
choniscus, en curculiónidos (numerosos géneros) producir distintos tipos,.,de organización.
y, de manera accidental, en otros insectos, la par- Cuando existe alternancia de generaciones con
tenogénesis va ligada a la poliploidía 50, 106, 107. La fases caracterizadas por un distinto número de
forma poliploide vive en situaciones más nórdicas cromosomas, los esporófitos (diploides) y los ga-
o a mayor altura: en el área mediterránea, la metófitos (haploides) de una misma especie pue-
forma bisexuada se halla a veces en áreas de den tener distinto valor adaptativo, en relación
características presumiblemente semejantes a las con el número de cromosomas y siguiendo la

Tabla 8-2
Distribución de la frecuencia de partenogénesis asociada
a poliploidía en el género de curculiónidos Otiorhynchus.
Según Suomalainen \08.

Total de formas De ellas son poliploides


Región geográfica de Otiorhynchus y partenogenlticas el

Cárpatos y Sudetes 15 28%


Alpes austriacos 18 33 %
Suiza 19 58%
Fenoscandia 9 78%
(Escandinavia y Finlandia)

282 Biogeografla
regularidad general. Se trata, pues, de otra mani-
festación del polimorfismo con sentido ecológico.
Entre las rodofíceas, por ejemplo, los diploides
están mejor adaptados a una temperatura más
baja que los haploides, o bien a una diferente
salinidad. En las áreas marginales, de condiciones
extremas, puede prosperar una sola de las dos
formas, como si para la especie se tratara de un
área de expatriación. Así ocurre en algunas espe-
cies que penetran en el Mar Báltico, o en el Mar
Negro. De esta forma se puede producir cierta
divergencia genética restringida en su manifesta-
ción a una de las fases, con el resultado chocante
que en Derbesia, por ejemplo, aparentemente hay
más especies de esporófitos que de gametófitos 8.
La superioridad de la fase diploide o, en gene-
ral, de los poliploides, ha sido un factor impor-
tante en la evolución de la flora terrestre 37. Según
Tischler 113, 114, Lüwe 70 y otros 97, el número de
especies poliploides en una flora aumenta hacia Figura 8-12 Distribución de distintas formas de
Bouteloua curtipendula, gramínea. La variedad
el Norte o al elevarse en la montaña (tabla 8-3). tenuis tiene el número de cromosomas más bajo;
las variedades curtipendula y caespitosa se ex-
tienden hacia el norte (área coloreada) represen-
tadas por formas con distinto grado de poliploidía.
Tabla 8-3 (Según Gould y Kapadia, en V. Grant, Plant
Proporción de poliploides en varias floras. Speciation, Columbia Univ. Press, New York
y London, 1971.)
Tanto por ciento
Región geográfica de poliploides

Sicilia 37 % ciento de poliploides en las floras nórdicas sería


Llanura del N de Alemania 45 % más un efecto de estar compuestas por formas
Escandinavia 53-54 % que han migrado o se han dispersado reciente-
Feroes, Islandia y Spitzberg 60-80 % mente, que un efecto selectivo del clima frío que
Montes de Asia Central 65-85 % favoreciera la poliploidía. Una mayor frecuencia
de la hibridación, debida a cambios de áreas por
glaciaciones, con la ventaja de la heterosis, pu-
diera haber dado origen a muchos poliploides
Los datos más modernos confirman, en sus (alopoliploides). Sin embargo, las reglas térmicas
líneas generales, ésta que puede considerarse co- (pág. 140) suministran argumentos importantes a
mo una «regla» ecológica y biogeográfica. favor de aceptar un mayor valor selectivo de
Muy relacionadas con ella se pueden formular células grandes a temperatura baja.
otras reglas. En los trópicos el número de poli- En las plantas cultivadas se observan las mis-
ploides es bajo. Se trata casi siempre de plantas mas regularidades que en las especies invasoras.
cultivadas (Gnetum, Laurus, Magnolia, Per- La poliploidía es común en ellas y existe, ade-
sea) 104. Sin embargo, entre ciertos elementos anti- más, la consabida relación entre el número de
guos de la flora tropical se puede encontrar un cromosomas y la temperatura media del área. Así,
alto tanto por ciento de poliploidía 74 lo cual con- en el trigo, las formas con 14, 28 Y 42 cromoso-
tradice aparentemente la regla anterior. mas se cultivan en áreas que son progresiva-
Con frecuencia, a formas diploides anuales mente cada vez más ampliadas hacia el Norte,
corresponden poliploides de crecimiento más lento en el orden dicho 118.
y más larga vida. Muchas malas hierbas son poli- Relaciones semejantes se observan dentro de
ploides. Capsella bursapastoris es diploide en la regiones geográficas más limitadas. Así, en el SW
región mediterránea y en Armenia, su verosímil de Europa, dentro de unas mismas especies poli-
área de origen; pero la forma que ha conquistado morfas, las formas poliploides son más alpinas,
el mundo es poliploide. Solanum nigrum es di- de lugares altos, más o menos antropófilas y se
ploide en India y Japón; pero hexaploide en el encuentran en áreas que se pueden suponer de
resto del mundo, etc. (figs. 8-12 y 8-13). Esta regu- reciente ocupación, porque contienen pocas espe-
laridad ha hecho pensar que el mayor tanto por cies reliquias. Los diploides, por el contrario, son

Proyección geográfica de la evolución 283


más frecuentes, en general, en los Pirineos que en ploidía. No hay acuerdo entre los investigadores.
los Alpes, en los valles y en áreas ricas en reli- Se puede pensar que en África, donde la invasión
quias y ellos mismos se pueden considerar como de formas procedentes del Norte ha sido mayor
reliquias del período hipsitérmico 24. En diversas que en Sudamérica, la proporción de poliploides
plantas de la estepa aragonesa, de los géneros es también mayor. En realidad, los datos de Man-
Helianthemum, Sideritis y Erucastrum, son más genot se refieren a la Costa del Marfil y datos de
comunes los múltiplos bajos del número básico otros autores, que abogan en la misma dirección, a
de cromosomas, lo cual es una prueba de conser- la India. No tenemos datos para asegurar si las
vadurismo y antigüedad de las poblaciones 16. circunstancias son las mismas en Sudamérica. Hay
En esta enumeración de regularidades han apa- que indicar, sin embargo, que según otros auto-
recido algunas contradicciones, cuya raíz se des- res 87, en la flora del África Occidental la pro-
cubre en las circunstancias siguientes. El aumento porción de poliploides es sólo del 26 0/0, es decir,
del número de cromosomas, el paso a la poliploi- bajísima y más de acuerdo con la regularidad
día, es prácticamente irreversible. Es cierto que general.
en cultivos de varias plantas se ha observado la
reversión de una forma poliploide a una forma
diploide 125, pero se trata de un acontecimiento Híbridos
raro y apenas puede tener importancia general en
la evolución. Por otra parte, un ambiente fluc- En el apartado anterior se han comentado ejem-
tuante, un «clima revolucionario» (pág. 295) fa- plos de autopoliploidía, es decir, de duplicación
cilita la concentración de poliploides, bien porque de cromosomas de una misma especie. Entre las
a causa de aquella irreversibilidad cualquier cam- plantas, el hibridismo tiene frecuentemente la
bio conduce en definitiva a un aumento del nú- forma de alopoliploidía, es decir, se forman poli-
mero de cromosomas, bien por la mayor capaci- ploides con un complemento de cromosomas de
dad de migración o de resistencia al frío de los una especie y otro de otra especie. Aunque gene-
poliploides. Con el paso del tiempo, la propor- ralmente la hibridación conduce a formas poco
ción de poliploides en una flora aumenta más estables o poco viables, especialmente cuando se
bajo un clima revolucionario que bajo un clima cruzan especies vicarias, o de áreas contiguas,
conservador. Sin embargo, hacia las áreas de cli- en algunos casos los alopoliploides han conseguido
ma conservador retornan, enriqueciendo su flora, un gran éxito y se comportan como verdaderas
formas que se originaron en regiones de clima especies. La gramínea Spartina townsendi es un
cambiante. Probablemente ésta es la causa de las híbrido que ha colonizado con éxito grandes ex-
discrepancias encontradas en el comportamien~o tensiones del litoral atlántico europeo. Entre los
de las plantas tropicales en relación con la poli- animales son más raros los híbridos estables y

Galium setaceum

Figura 8-13 Distribución de formas perennes y diploides de la rubiácea Galium


(Jubogalium) (área coloreada) y área de distribución de una especie autógama y anual
(formas diploides y tetraploides) del mismo subgénero. (Según F. Ehrendorfer, Oesterr.
Bot. Z., 105:212-228, 1958.)

284 Biogeograffa
probablemente los pocos que se conocen son di-
ALABAMA FLORIDA
ploides (peces del género Poeci!ia=Mollienisia). H. cinerea H. gratiosa
Debe indicarse que tanto estos peces, que son
exclusivamente de sexo femenino, como otros ani-
males triploides e igualmente partenogenéticos,
son genéticamente partenogenéticos, pero desde
el punto de vista de su reproducción requieren
fecundación para activar el huevo, de modo que
son «parásitos reproductivos» de especies vecinas
que han de proporcionar los machos. Esto repre-
senta un mecanismo especial de equilibrio en el
6 4 2 o 2 4 6
proceso de competencia, pues aunque la forma
partenogenética sea superior, si es ginogenética, Indice compuesto de caracteres
morfológicos y cromáticos
es decir si sus óvulos han de ser activados por un
espermatozoide, no puede llegar hasta la extin- Figura 8-14 Introgresión entre dos especies de
ción de posibles formas competidoras bisexuales ranas del género Hyla, en una zona perturbada,
que le proporcionan los machos. Semejantes situa- en Auburn, Alabama. Las diferencias entre las
poblaciones de H. cinerea e H. gratiosa se pue-
ciones especiales de competencia pueden revestir den resumir en un índice compuesto. de acuerdo
formas muy diversas (planarias poliploides gino- con el cual, las poblaciones puras de ambas
genéticas, pág. 666). especies se separan claramente. Los híbridos se
encuentran en una zona de contacto, alterada
En biogeografía tiene interés la existencia de por el hombre, y se reconocen por sus caracte-
áreas en las que abundan formas hibridógenas o rísticas intermedias. (Según Mecham, en Wa-
de origen híbrido, que ocurren cuando, por los /lace' 24.)
azares de los cambios en el trazado de las áreas
de distribución, se ponen en contacto especies dis-
tintas, pero emparentadas, que por haberse origi-
nado en áreas separadas -por ejemplo, en los en Norteamérica (fig. 8-14) 80,124. La introgresión
extremos de una clina- o por ser propias de am- implica, por tanto, lo que se ha llamado «hibrida-
bientes distintos, no habían desarrollado incompa- ción del ambiente».
tibilidad reproductora por selección negativa so- Entre especies de Daphnia y especies de 80s-
bre los híbridos. En semejantes casos, la hibrida- mina, simpátricas en el área del Báltico, se han
ción tiene la forma de la infección escalonada y encontrado supuestos híbridos 68 atribuidos a in-
progresiva de una especie por genes de la otra, trogresión motivada por cambios postglaciales.
en un área (zonas de «sutura») donde la profu- También se ha hablado de introgresión entre las
sión de formas que se originan constituye un que- formas específicas o subespecíficas del pez Gaste-
bradero de cabeza para los taxonomistas. Se ha rosteus 39, 82 e igualmente en el caso de rotíferos
dignificado a esta forma extensa y gradual de de los géneros Polyarthra y Conochilus 90. Así,
hibridismo con el nombre de introgresión (An- por ejemplo, Polyarthra dolichoptera es esteno-
dersen) y se han estudiado numerosos casos en terma, vive en agua fría a corta distancia del
plantas diversas (Acer, Quercus, Cistus). El pro- fondo y resiste una concentración de oxígeno rela-
blema se complica cuando las distintas combina- tivamente baja; su período de reproducción sexual
ciones híbridas poseen valores de selección lige- sigue a la desaparición del hielo. Polyarthra vul-
ramente diferentes en ambientes próximos; por garis es euriterma, propia de agua bien oxige-
ejemplo, en el caso de los Quercus, tanto en nada y tiene su período sexual en otoño o invier-
España como en California, ciertas formas pueden no. Sin embargo, en ambientes más peculiares, los
darse mejor en una ladera orientada al Norte, «tarns» o pequeños lagos de paredes muy escar-
otras orientadas hacia el Mediodía, etc. padas, aparecen formas intermedias, presuntos
La introgresión parece ser especialmente fre- híbridos. En general se tiende a aceptar que la
cuente como consecuencia de alteraciones postgla- introgresión, más que de la ruptura de barreras
ciales del clima o en áreas perturbadas por el (ecológicas o geográficas), depende de la creación
hombre, como ocurre con los híbridos .del caracol de nuevos tipos de ambientes en los que los híbri-
Cerion en las Antillas 79 o los del anfibio Hyla dos ya no resultan ser engendros inviables.

Proyección geográfica de la evolución 285


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Proyección geográfica de la evolución 287

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