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Escorcia Robles Dinero y Capital PDF
Escorcia Robles Dinero y Capital PDF
CONSEJO EDITORIAL
Aleida Azamar Alonso / Gabriela Dutrénit Bielous
Diego Lizarazo Arias / Graciela Y. Pérez-Gavilán Rojas
José Alberto Sánchez Martínez
COMITÉ EDITORIAL
Alejandro Cerda García (presidente)
Aleida Azamar Alonso / René David Benítez Rivera / Cristián Calónico Lucio
Arnulfo de Santiago Gómez / Roberto Diego Quintana
Roberto Escorcia Romo / Roberto García Jurado / Álvaro López Lara
Enrique Guerra Manzo / Araceli Mondragón González / Rhina Roux Ramírez
Adriana Soto Gutiérrez / Ricardo Alberto Yocelevzky Retamal
Reconocimientos y colaboradores 9
Valor y dinero
Christopher J. Arthur 41
1
Los capítulos de C. Arthur y R. Bellofiore fueron traducidos por Mario L. Robles Báez
y los capítulos de R. Fineschi y T. Smith por Roberto Escorcia Romo.
[9]
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RECONOCIMIENTOS Y COLABORADORES
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RECONOCIMIENTOS Y COLABORADORES
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Introducción y resumen de los capítulos
La teoría de Marx sobre el dinero ha sido uno de los temas más debatidos
dentro y fuera de la crítica de la economía política y ha sido objeto de un nú-
mero importante de libros y artículos en los últimos años.1 El título Dinero
y capital. Hacia una reconstrucción de la teoría de Marx sobre el dinero remite a
que en este texto pretendemos mostrar, por un lado, que la teoría del dinero
en Marx es fundamental no sólo para entender su teoría de valor, sino más
importante aún para la comprensión de su conceptualización del capital en
cuanto sujeto económico que domina todo en la economía capitalista, y, por
otro lado, que, como parte fundamental de su teoría del capital, la teoría del
dinero de Marx nos permite además criticar diferentes teorías económicas.
En esta segunda dirección, la crítica tiene un alcance triple: primero, permite
debatir con aquellas escuelas que, congruentes con la Ley de Say, la dicotomía
clásica y la teoría cuantitativa, postulan, dentro del marco de sus respectivas
teorías del valor, al dinero como elemento secundario considerándolo por lo
general sólo a partir de su función de medio de intercambio. Éste es el caso
de la tradición clásica, muy en especial de la perspectiva de Ricardo2 y de la
escuela ortodoxa. En segundo lugar, también permite debatir con las teorías
que podríamos denominar “nominalistas” en el sentido de que para éstas las
1
Dentro del marxismo, podemos mencionar, entre otros, los libros de De Brunhoff (1976),
Itoh y Lapavitsas (1998), Nelson (1999) y el volumen editado por Fred Moseley (2005).
2
Al respecto, señala Ricardo: “Las producciones se compran siempre con otras produc-
ciones, o con servicios; el dinero es únicamente el medio por el cual se efectúa el cambio”
(Ricardo, 1987[1817]: 217-218).
[15]
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Véase el capítulo 4 de Keynes (2000 [1936]).
4
En esto es claro Keynes: “[…] tan pronto como pasamos al problema de lo que determi-
na la producción y la ocupación en conjunto, necesitamos la teoría completa de una economía
monetaria” (Keynes, 2006[1936]: 261).
Keynes, a diferencia de lo que proponen Ricardo y los teóricos ortodoxos, enfatiza las fun-
ciones unidad de cuenta y reserva de valor del dinero. A partir de la primera, establece que los
precios, las deudas y las obligaciones financieras deben ser expresadas siempre en términos de
dinero, por lo que un marco analítico en términos reales queda descartado. Siguiendo la se-
gunda función, el autor articula diferentes categorías fundamentales en su análisis. Partiendo
de que el dinero, como reserva de valor, constituye un puente entre el presente y el futuro, en
un marco de incertidumbre radical la decisión de los individuos de conservarlo implica que
éste puede ser considerado como un sustituto de la adquisición de activos reales (bienes de
capital) o activos financieros (títulos), lo que implica dos cosas: por un lado, que el dinero pue-
de ser demandado con independencia de su función de medio de cambio, y, por otro, que la
inversión productiva y/o financiera se modifica según la preferencia por la liquidez, entendida
ésta, siguiendo a Keynes, como una medida de la desconfianza en el futuro por parte de los
empresarios y los hogares. Esto implica la existencia de un proceso de arbitraje entre dinero,
activos reales y activos financieros. En otras palabras, los mecanismos monetario-financieros
pueden, dependiendo del grado de la preferencia por la liquidez, incentivar o desincentivar la
inversión y, en consecuencia, la producción y el empleo.
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INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS
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El método de presentación del concepto de capital en Marx rebasa los objetivos de este
texto. Para una presentación al respecto, véase R. Fineschi (2014) y G. Reuten (2014).
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“[...] la posición de plusvalor por el trabajo asalariado es la autovalorización [...] del
capital” (Marx, 1986: 253). [“They [the Phyisiocrats] also understand that the positing of surplus
value by wage labour is the self-valorisation of capital, i.e. its realisation”]. En la ed. esp. “[Los
fisiócratas] comprenden también que la puesta de la plusvalía por el trabajo asalariado es la
autovalorización, vale decir la realización del capital” G.1: 270. Para las referencias a las obras
de Karl Marx publicadas en español, en los textos incluidos en el presente volumen se utiliza
la nomenclatura indicada al final del mismo.
7
“[E]n la circulación D-M-D' funcionan ambos, la mercancía y el dinero, sólo como dife-
rentes modos de existencia del valor: el dinero como su modo general de existencia, la mercancía
como su modo de existencia particular o, por así decirlo, sólo disfrazado” (K.I.1: 188).
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INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS
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Por ejemplo, cuando el dinero se adelanta como capital en la compra de medios de produc-
ción o de fuerza de trabajo, sólo puede funcionar como medio de compra o como medio de pago.
9
“[E]l valor de capital, en estado dinerario, sólo puede cumplir funciones de dinero, y
ninguna otra. Lo que convierte estas funciones de dinero en funciones de capital es su papel
determinado en el movimiento de capital, y de ahí también la conexión entre la fase en que
ellas aparecen y las otras fases del ciclo del capital” (K.II.4: 33-34).
10
“Al analizar el capital dinerario […] se producen por lo común dos errores que co-
rren paralelos o se entrelazan. En primer lugar: las funciones que el valor del capital cumple
como capital dinerario, y que precisamente puede cumplir porque se encuentra bajo la forma
dineraria, se deducen erróneamente de su carácter de capital, mientras que en realidad sólo
se deben al estado del dinero en que se encuentra el valor del capital, a esta forma de mani-
festación suya en cuanto dinero. Y en segundo lugar, a la inversa: el contenido específico de
la función dineraria, que la convierte al propio tiempo en una función de capital, se deduce
de la naturaleza del dinero (confundiendo de esta suerte dinero con capital), mientras que en
realidad ella presupone condiciones sociales –como aquí, en el cumplimiento de D-FT– que
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existen varios aspectos que por su importancia para la teoría de dinero cabría
analizar pero, por falta de espacio, sólo mencionaremos brevemente tres: a)
una misma suma de dinero puede representar, en una misma relación de inter-
cambio, dos diferentes funciones, es decir, por un lado, una función de capital,
y, por otro lado, una función de dinero, o bien dos funciones de capital;11 b) a
partir de la presentación de la reposición del capital fijo, de la acumulación y la
reproducción ampliada y de las perturbaciones que surgen en el ciclo del capital,
necesariamente determinadas sumas de dinero deben ser atesoradas, mismas
que, según Marx, constituyen, bajo esta forma, capital dinerario latente o fondo
de acumulación o fondo de reserva, y a partir de las cuales es posible deducir
lo que se conoce como los motivos de liquidez en la perspectiva keynesiana;12
c) con base en la presentación de la velocidad del dinero en los esquemas de la
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INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS
13
A este respecto, véase R. Escorcia y M. Robles (2015).
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“Actualizar” y “actualizado” se refieren a la unidad de lo interior con lo exterior, de la
esencia con la existencia, es decir, a la existencia externa de lo esencial, una externalización
como reflexión. Lo actualizado es manifestación exterior y, por tanto, a través de ello, una
cosa sigue un movimiento de autodiferenciación. El actualizar se presenta como contrario a
la posibilidad y, por tanto, se refiere a la capacidad de algo de “estar presente” y “ser activo”.
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DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
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En el pasaje al tomo III de El capital y en el momento de la autonomización de las formas
de capital utilizamos la expresión “capital productivo” en lugar de “capital industrial”. Esto
nos permite diferenciar metodológicamente la discusión y el nivel de abstracción entre el tomo
II y el tomo III.
Regina Roth (2009: 42) señala que en los manuscritos del tomo III Marx utilizó original-
mente la expresión “capital productivo” y que fue Engels, en su edición, quien la sustituyó
por “capital industrial”.
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INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS
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A la que Marx denomina ganancia anual media.
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sino la tasa de interés. Si bien es cierto que esta última alternativa sólo es posible
si se considera que las operaciones que realiza este capital son más que puramente
técnicas, también es cierto que, desde el punto de vista del método de presenta-
ción de Marx, este capital representa un antecedente fundamental del capital que
devenga interés y del capital bancario.
La siguiente forma particular del capital es la de capital que devenga interés
o capital prestado a interés. El punto de partida de la presentación de esta for-
ma particular de capital es el dinero que, en cuanto forma de valor que existe
autónomamente, puede transformarse en capital dinerario pero no como forma
funcional del capital industrial sino como una forma autonomizada en la que,
como tal, funciona como capital. Bajo esta forma, el valor de uso del dinero
adquiere, además de sus funciones como dinero, la de funcionar como capital,
es decir, de generar ganancias. Es en este carácter que el dinero como capital se
convierte en una mercancía sui géneris, es decir, que en lugar de cederlo o
enajenarlo en forma definitiva como cualquier otra mercancía se lo presta tem-
poralmente. La conditio sine qua non de su función es que, como capital dado en
préstamo, sea, además, adelantando por los capitales productivos o comerciales
para que éstos puedan realizar sus funciones particulares y, como tales, produ-
cir ganancias. Como todo capital deviene capital en virtud de su valorización,
el incremento de este capital por el que su valorización se expresa es, en este
caso, una participación de la ganancia global producida, la cual se denomina
interés. En cuanto que esta diferenciación cualitativa entre ganancia e interés
surge de la división puramente cuantitativa de la ganancia global producida,
la ganancia que ahora corresponde a los capitales en funciones, productivos
o comerciales, es lo que Marx denomina ganancia empresarial. Siendo que
el interés expresa la magnitud de la valorización de este capital, su medida se
manifiesta en la relación cuantitativa entre el interés –la parte de la ganancia
global que le corresponde– y el valor del capital originalmente adelantado,
lo que no es más que la tasa de interés. El nivel de esta tasa es, según Marx,
casual, puramente empírica y, por lo tanto, pertenece al reino de lo fortuito. Es
decir que no existe una tasa natural de interés.
La conceptualización del capital que devenga interés trae así aparejada la
bifurcación de éste en propiedad del capital y capital en funciones. Esta bi-
furcación se manifiesta en que tanto los capitales productivos y comerciales
que trabajan con capital propio como los que trabajan con capital prestado
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INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS
dividen su ganancia global, por un lado, en interés que les corresponde como
propietarios del capital, y, por otro lado, en ganancia empresarial que les co-
rresponde como capitales en funciones. Esta división meramente cuantitativa
entre interés y ganancia empresarial no sólo se convierte, así, en una división
cualitativa que se da independientemente de la circunstancia fortuita de si el
capitalista productivo o comercial es propietario o no de su capital, sino que
además todo capital dinerario adelantando por los capitales productivos o co-
merciales individuales se mide de dos maneras: como propiedad de capital,
según la tasa de interés, y como capital en funciones, según la tasa de ganancia
empresarial. Ahora bien, como la tasa de interés no sólo es autónoma y de-
terminada externamente y aparece uniforme y empíricamente dada, sino que
tiene validez general, se la presupone anticipada, es decir, como supuesto y
punto de partida para el cálculo de las operaciones de los capitales productivos
y comerciales, y, por lo tanto, como presupuesta a sus resultados, que son su
ganancia global. O, dicho de otra manera, en la forma de capital que devenga
interés el capital como propiedad está presupuesto a su propio proceso de re-
producción. De ahí que las determinaciones aparezcan invertidas: “El interés
aparece como el verdadero fruto del capital, como lo originario, y la ganancia,
transmutada ahora en la forma de la ganancia empresarial, como mero accesorio
y aditivo que se agrega en el proceso de reproducción” (K.III.7: 501). Con esto
queda consumada la figura fetichista del capital: al tomar la forma general de
dinero, el capital aparece como capital en sí, como capital por excelencia, como
si tuviera en sí mismo el atributo de incubar más dinero; o, dicho de otro modo,
en cuanto forma de existencia del sujeto-capital, el dinero mismo aparece como
un sujeto automático que se valoriza y se reproduce a sí mismo, donde no sólo el
interés aparece como un plusvalor que arroja en sí y para sí sino que la fuente de
la ganancia es irreconocible.17
17
“En el capital que devenga interés, por consiguiente, este fetiche automático –el valor
que se valoriza a sí mismo, el dinero que incumba dinero– se ha cristalizado en forma pura,
en una forma en la que ya no presenta los enigmas de su origen. La relación social se halla
consumada como relación de una cosa, del dinero, consigo misma. En lugar de la transformación
real de dinero en capital, sólo se presenta aquí su forma carente de sentido […] el valor de uso
del dinero se convierte aquí en el de crear valor, un valor mayor del que se halla contenido en
sí mismo” (K.III.7: 500).
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Esta característica ha sido señalada, desde una perspectiva histórica y no lógica, por
autores marxistas y no marxistas. Desde el lado marxista, Duménil y Lévy (2014: 19) indican
que “los propietarios de las grandes sociedades debieron rodearse de colaboradores directa-
mente asociados con las responsabilidades, quienes se convirtieron en los verdaderos organi-
zadores: no como meros ejecutores, sino (co)responsables. Esta revolución es conocida bajo
el nombre de ‘revolución gerencial [managériale]’, es decir, la revolución de la gestión”. Para
estos autores, los gerentes constituyen una tercera clase social que resulta determinante, según
se asocien con los intereses de la clase capitalista o de la clase trabajadora, de lo que se mani-
fiesta en lo que ellos denominan “compromiso a la derecha” o “compromiso a la izquierda”, en
la determinación de la dinámica productiva y financiera del sistema capitalista.
Desde una perspectiva cercana a la ortodoxia económica, Minsky (1988: 5-6) argumenta
que “los administradores del dinero están reemplazando a los gerentes de la industria como
los actores principales en la economía […]. El capitalismo moderno se caracteriza por la for-
ma corporativa de la organización de los negocios y las complejas estructuras financieras que
incluyen instrumentos negociables. Por medio de la deuda y de las obligaciones financieras,
los gerentes corporativos controlan los activos de capital reales de la economía: los instrumen-
tos financieros distribuyen las ganancias brutas presentes y futuras de las empresas presentes
y futuras”.
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INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS
de éstos por los de otros bancos, lo que equivale a que, como dice Marx, los
bancos puedan emitir dinero (K.III.7: 517-598), capacidad que se presenta
como una actividad primordial para el sistema capitalista. Alrededor de ello se
desarrolla una estructura de transferencias mediante la cual se lleva a cabo –y
se salda– una gran cantidad de depósitos que no tienen existencia concreta
sino que sólo aparecen en los libros bancarios.19 La consecuencia directa de
esta capacidad del sistema bancario se encuentra en superar la barrera a la
ampliación del espacio de acción del capital que imponía la cantidad de dine-
ro efectivamente existente.
En cuanto que, cabe señalar, desde la perspectiva del método de presen-
tación de Marx, el capital bancario sólo puede ser introducido después del
capital que devenga interés y que, en su visión, los billetes bancarios implican
la emisión de dinero, no se puede pensar que Marx no considera que el dinero
bancario pueda ser un adelanto creado por los bancos y, por lo tanto, no pro-
venga únicamente de fondos previos.
De todas las partes de que consta el capital bancario, Marx se enfoca con
cierto detalle a la que denomina “capital ficticio”, cuya formación se realiza vía
la capitalización.20 En particular, Marx usa este término para designar aquellos
activos financieros cuyos precios (valores) no sólo no se corresponden con el
valor del capital real por el que fueron emitidos sus títulos, como, por ejemplo,
las acciones,21 sino que, además, pueden representar un capital ilusorio, como,
19
“De ahí –señala Marx– que sea posible que las nueve décimas partes de todos los de-
pósitos de Inglaterra no tengan existencia alguna, salvo sus asientos en los libros de los ban-
queros, cada uno de los cuales responde por su parte. Así ocurre en Escocia, donde el dinero
circulante [¡que por añadidura es casi exclusivamente dinero de papel!] jamás ha superado los
3 millones de libras esterlinas, mientras que los depósitos ascienden a 27 millones” (K.III.7:
521).
20
“Se capitaliza cualquier entrada que se repita en forma regular, calculándola según el
tipo medio de interés, como el producido que arrojaría un capital prestado a esa tasa de inte-
rés” (K.III.7: 601).
21
En relación a las acciones, Marx argumenta que si bien las empresas emiten las acciones
para financiar su inversión de capital real, el capital no existe de dos maneras, “Una vez como
valor de capital de los títulos de propiedad, de las acciones, y la otra como el capital reamente
invertido o a invertir en esas empresas. Sólo existe en esta última forma y la acción no es otra
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por ejemplo, los títulos públicos.22 Aun en el caso de las acciones cuyos títulos
de deuda no representan un capital meramente ilusorio, como es el caso de las
deudas públicas, el valor de capital que representan esos títulos es puramente
ficticio. Si bien sus precios resultan de descontar los pagos futuros usando la
tasa de interés como referencia y que pueden modificarse según las oscilaciones
de ésta, sus títulos pueden autonomizarse y adquirir un movimiento propio de
valorización ficticia al ser tratados como mercancías y, como tales, ser compra-
dos y vendidos en los mercados financieros. En cualquiera de los casos, los
propietarios de los títulos que representan capital ficticio tienen el derecho de
participar, directa o indirectamente, de una parte del plusvalor producido por
las fuerzas de trabajo incorporadas en el capital productivo total.
Más aún, con la figura fetichista del capital que devenga interés, el salario
mismo se llega a considerar como un interés, lo que implica que se conciba la
propia fuerza de trabajo como un capital que arroja dicho interés. Incluso se
llega a concebir la fuerza de trabajo como un capital futuro cuyo valor resulta
de la capitalización a la tasa de interés de los gastos que se realizan, individual o
socialmente, en su calificación o educación. Es de esta manera que se concibe,
en general, la fuerza de trabajo como capital humano.
En lo expuesto hasta aquí hemos visto que el concepto de capital-en-general
–cuya forma universal de existencia es la forma dineraria, su ley universal es la
auto-valorización del valor y sus formas funcionales de existencia son el capital
dinerario, el capital productivo y el capital mercantil– se pone concretamente
al desarrollarse y escindirse en una serie de formas o configuraciones parti-
culares como momentos de él –capital productivo, capital comercial y capital
que devenga interés, del cual surgen el capital accionario, el capital ficticio y el
capital bancario, que engloba a todos– para devenir una totalidad. Una vez que
se llega a este momento de la presentación, cada una de estas formas, por me-
cosa que un título de propiedad, pro rata, sobre el plusvalor que ha de realizar por intermedio
de ese capital” (K.III.7: 601).
22
En relación a los títulos públicos, Marx se refiere a los títulos que el gobierno emite bá-
sicamente para cubrir sus gastos corrientes, dinero que, en cuanto que no entra en el circuito
de valorización sino en el del gasto de ingreso, no es capital. Pero al propietario de estos títulos
le dan el derecho de participar en una parte de la ganancia global (del plusvalor) bajo la forma
de los impuestos que recaude el gobierno.
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INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS
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La singularidad en el concepto de capital de Marx es un tema novedoso que requiere ser
desarrollado con mayor amplitud. R. Fineschi (2014) considera que el singular que funciona
como capital universal es el sistema bancario.
24
Al respecto, escribe Marx, tanto en El capital como en las Teorías sobre la plusvalía: “La
1
mera forma del capital –dinero que se desembolsa como suma A y que retorna como suma A+ x A ,
en un lapso determinado y sin otra mediación que ese lapso cronológico intermedio– es sólo
la forma no conceptual del movimiento real del capital” (K.III.7: 446).
“Bajo esta forma es, pues, como los economistas vulgares lo conciben también. En esta
forma se esfuma toda mediación y se redondea y culmina la forma fetichista del capital, como
la representación del capital-fetiche” (TsPV.III: 410).
“Y cuanto más superficialmente se apega a la superficie y la refleja en un determinado
orden, más se considera ‘conforme a la naturaleza’ y alejada de toda elucubración abstracta”
(TsPV.III: 430).
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del dinero es un proceso cuyo origen está en la circulación misma del dinero
mercancía por lo que se trata de un resultado lógico y no de un supuesto de
origen. La convención establecida por el Estado, a su vez, se presenta como
parte del proceso de simbolización al cual da vigencia social general pero no
lo inicia. Finalmente, se expone la forma en que un símbolo dinerario puede
cumplir con la función de unidad de medida.
Por su parte, Roberto Fineschi ofrece, en “Relación entre forma de valor y
proceso de intercambio”, un estudio de la relación entre la forma de valor y la
forma de dinero en las diferentes etapas de elaboración de la teoría de Marx
–Manuscrito 1857-1858, la Contribución a la crítica de la economía política, la
primera edición alemana de El capital (1867), el Apéndice de 1867, el ma-
nuscrito Ergänzungen und Veränderungen zum ersten Band des Kapitals’ (Dezem-
ber 1871-Januar 1872) y la segunda edición alemana del tomo I de El capital
(1872)–, para después abordar la cuestión de la relación entre el capítulo I
sobre la mercancía, y el capítulo II sobre el proceso de intercambio. Fineschi se-
ñala cuatro elementos que se entrelazan en las diversas obras de Marx y deben
ser entendidos claramente: la deducción del equivalente general pensada y real
(efectiva), la deducción del equivalente general y de la relación entre forma de
valor y proceso de intercambio, la relación entre equivalente general y dinero
y la relación entre lo lógico y lo histórico. Con base en esta distinción, el autor
argumenta que en esencia Marx se da cuenta progresivamente de que en el
concepto de mercancía están implícitos los individuos que intercambian, por
lo que entre forma de valor y proceso de intercambio no puede haber un salto
cualitativo como había pensado originalmente. En otras palabras, se sostiene
que Marx llega a concluir que no es necesario un doble tratamiento, primero
de la forma de valor y después del proceso de intercambio. Básicamente, en-
tonces, de la conexión entre la forma de valor y el proceso de intercambio como
estructura unitaria se deduce el equivalente general. Habiendo llegado a este
punto, el autor muestra que dentro de las posibilidades de interpretación de
las versiones finales de la obra de Marx que nos ocupa (Apéndice del tomo
I de El capital 1867, Ergänzungen… y segunda edición de El capital 1872) se
encuentra aquélla según la cual equivalente general y dinero no son la misma
categoría. De ello deriva una dificultad teórica: si bien la estructura comple-
ja “mercancía” alcanza finalmente el equivalente general desde un punto de
vista lógico, no puede alcanzar el dinero; para ello es necesario además un
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mundial que propone el autor postkeynesiano es, desde el punto de vista mar-
xista, una propuesta totalmente incoherente. La ausencia del concepto de capi-
tal en la estructura analítica de Davidson explica este hecho.Finalmente, como
contrapropuesta, Smith ofrece una revisión de las características del concepto
marxista de dinero mundial.
En el trabajo “Tipo de cambio y transferencia de valor: análisis a partir de la
apropiación de renta de la tierra petrolera en Venezuela” de Juan Kornblihtt, se
parte de analizar el tipo de cambio como la expresión de la capacidad de compra
de diferentes economías. En este sentido, se establece la existencia de una pari-
dad cambiaria expresada en diferentes monedas que corresponde a la capacidad
de los capitales de cada país de valorizarse, sobre la base de que el consumo
es expresión de dicha capacidad. La explicación de la paridad de compra en
función de la capacidad de valorizarse de cada capital permite analizar las eco-
nomías nacionales y su expresión monetaria no en función de supuestos teóricos
sino de su realidad concreta. La moneda puede expresar una capacidad de
compra por encima o por debajo de su paridad en función de la existencia de
ganancias extraordinarias provenientes de fuera del espacio nacional. Dicha
capacidad puede modificarse en términos de una sobre o una subvaluación
de la moneda, lo cual redunda en transferencias desde sectores que pierden
parte de sus ganancias extraordinarias en la mediación cambiaria y otros que
ganan con base en ella. El estudio concreto que se propone en este artículo
se basa en el análisis en función de la metodología llamada “paridad de poder
adquisitivo relativo” (metodología utilizada por Bernard Mommer y por Juan
Iñigo Carrera, entre otros) la evolución del tipo de cambio en Venezuela y su
tendencia a la sobrevaluación como mecanismo de transferencia de renta de la
tierra desde el terrateniente (en este caso el Estado) hacia el capital importador
y hacia el que fuga capital hacia el extranjero. En particular se analizan los últi-
mos años del chavismo durante los cuales este mecanismo y un tipo de cambio
paralelo fueron los principales mecanismos de apropiación de la renta petrolera
por el sector privado. Este análisis de la moneda nacional como expresión de la
capacidad de los capitales de valorizarse y como mecanismo de transferencia de
renta de la tierra –u otro tipo de ganancias extraordinarias– permitirá abordar
discusiones con autores marxistas –en particular los que siguen la tradición de
Anwar Shaikh– que parten del supuesto teórico de un ajuste del tipo de cambio
real a la productividad relativa (o los costos laborales unitarios) entre los capi-
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INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE LOS CAPÍTULOS
tales rectores de los países sin tomar en cuenta la existencia de posibles fuentes
de ganancias extraordinarias que alteren dicha relación. En este sentido, se
remarca el abandono del análisis concreto de la valorización de los capitales
como lo que rige el desarrollo de la acumulación de capital a nivel nacional, y
por lo tanto de su moneda, por una mirada centrada en la productividad, como
si la producción fuese ordenada en función directa de los aportes de cada sector
al producto general, o en el supuesto de la igualación de la tasa de ganancia sin
analizar en términos específicos las economías nacionales bajo estudio.
Bibliografía
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Duménil, G., y D. Lévy (2014), La grande bifurcation. En finir avec le néolibé-
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Escorcia Romo, R., y M. L. Robles Báez (2015), El tableau économique de François
Quesnay y los esquemas de la reproducción del capital de Karl Marx. Antecedentes
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visión de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma
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International Monetary Reconstruction”, texto presentado como conferen-
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and Employment) and International Monetary Reconstruction, Castle Szi-
rak, Hungary, 25-26 de agosto.
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Valor y dinero
Christopher J. Arthur
¿Qué es valor?
A primera vista el valor puede parecer ser definible como una relación, a saber,
aquélla en que una mercancía se intercambia por otras mercancías o por una
mercancía estándar selecta como el oro. Pero una teoría que concibe las relacio-
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nes de intercambio como algo intrínseco a las mercancías debe definir el valor
como el poder de retirar otras mercancías a cambio de una mercancía en virtud
de esta característica intrínseca. Desde el primer punto de vista, el valor de
cambio no es distinto del valor; pero desde el último punto de vista el valor que
las mercancías poseen es expresado en el valor de cambio, que sirve así como
su medida porque un poder sólo es conocido por sus efectos.
Nótese que mi definición del valor como un “poder de intercambiabilidad”
no hace referencia a lo que otorga a las mercancías ese poder ni a ninguna teo-
ría de la determinación de su magnitud. Es un movimiento común que al de-
sarrollarse las teorías se complemente la definición abstracta originaria con una
“definición real” incorporada en el marco teórico. Por ejemplo, la neumonía ya
no es definida por sus síntomas sino por la presencia de un cierto bacilo. Cuando
la muerte de los legionarios presentaron síntomas de neumonía y el bacilo no
se encontró en ellos, en lugar de decir que la teoría había sido refutada se dijo
que los pacientes no sufrieron de neumonía. Así, las conexiones teóricas esta-
blecidas entre valor y trabajo pueden cambiar nuestra definición por una en la
cual sólo las mercancías producidas califican.
Se puede objetar que la referencia al trabajo debe incluirse incluso al nivel
más abstracto de la determinación del concepto de valor porque toda la proble-
mática de la forma-valor surge de la división social del trabajo, con su conse-
cuente contradicción de un trabajo que tiene que ser al mismo tiempo privado
y social. La plausibilidad de este argumento se ve socavada por el carácter
abstracto peculiar de la forma-valor misma: en la medida en que se resuelve
la contradicción a través de un sistema de intercambio social que asocia los
productos de productores disociados dentro de una forma universal, a saber, el
valor, sobrepasa los parámetros del problema original. La forma mercancía es tan
vacía de algún contenido dado que no sólo permite considerar como tales los di-
versos bienes producidos por las empresas privadas, sino toda clase de materiales
heterogéneos (por ejemplo, las obras de arte). El nivel más abstracto de análisis
del concepto de valor es, por lo tanto, aquel en el que éste se considera como una
forma pura de asociación desprovista de contenido. De aquí se desprende que
debe ser posible una derivación de la forma-valor del dinero sin la referencia
simultánea a la conmensuración de los trabajos. La dialéctica de la forma-valor
debe tener prioridad expositiva en la medida en que tiene una cierta autonomía
con respecto a la mediación de los trabajos disociados.
42
VALOR Y DINERO
1
Para una reconstrucción de esta derivación, véase Arthur (2004).
43
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VALOR Y DINERO
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DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Esta distinción entre “representar” (“stand for”) y “sustituir” (“stand in for”) me fue
2
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VALOR Y DINERO
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VALOR Y DINERO
dinero. Nuestra práctica de fijación de los precios de las mercancías crea esta
dimensión de valor idealmente.
Es sólo a través de la mediación del dinero que pueden ser aseguradas tales
otras dimensiones sociales de las mercancías como representantes del trabajo
abstracto socialmente necesario.
Hemos visto que la medida indirecta es posible si hay una relación entre lo
que queremos medir y alguna otra entidad medible; desde el momento en que
la práctica social actúa de tal manera que hace del papel moneda una función
determinante del valor, tal medida es adecuada a los valores relativos de las mer-
cancías tal como una balanza (spring balance) mide pesos aun cuando los resortes
(springs) no sean pesados.3 Si estamos buscando algo que mida el valor definido
como un poder de intercambio, entonces algo que es sólo eso, es decir que tiene
intercambiabilidad inmediata, es una forma de medida perfecta, y si el dinero
legal (fiat) tiene tal aceptación social, es una medida adecuada sin importar el
hecho de que no tenga trabajo incorporado. Desde el momento en que tal dinero
valida a las mercancías y por lo tanto al trabajo, ¿qué otra medida se requiere?
Sin embargo, ¿el valor del dinero mismo no requiere de una medida? En esto
la visión de Marx es defectuosa. Él dice: “[...] la expresión relativa desplegada
del valor, o la serie infinita de expresiones relativas del valor, se torna en la forma
específicamente relativa de valor de la mercancía dineraria… Léanse al revés las
cotizaciones de una lista de precios y se encontrará la magnitud del valor del
dinero representada en todas las mercancías” (K.I.1: 116).
Pero esto pasa por alto dos circunstancias interesantes. Primera: el propósi-
to puntual de la forma de valor es permitir a una mercancía expresar su valor en
otra porque no puede expresar su valor en su propio cuerpo natural. Sin embar-
go, el dinero realmente encarna valor en sí mismo porque fija una peculiaridad
de la forma de equivalente, a saber, que su valor de uso cuenta como valor. No
tiene necesidad entonces de medir su valor en alguna otra mercancía. Como la
encarnación de valor, lo que el dinero expresa en su relación con otras mercan-
3
Si surge la incertidumbre sobre la relación del dinero con los determinantes de valor
habrá perturbaciones monetarias (por ejemplo, aquellos que resultan de las importaciones
desde el Nuevo Mundo) o de plano el colapso de la moneda (por ejemplo, la hiperinflación
del papel moneda).
49
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
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VALOR Y DINERO
4
Esto ha sido frecuentemente señalado por Fred Moseley quien también llama la
atención sobre la relevancia de este punto en la contextualización del procedimiento de la
transformación.
51
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
La magnitud el valor
Antes de discutir la determinación de la magnitud del valor bajo la perspec-
tiva teórica de la forma-valor, debemos despejar del camino una concepción
de determinación frecuente basada en la noción de “producción” con todas
las metáforas físicas asociadas a ella. Se dice que tal como el trabajo concreto
produce valores de uso, de la misma manera el trabajo abstracto produce valor.
Creo que esta manera de pensar es totalmente inútil. El valor no es una cosa
material, por lo que no puede producírselo de forma ordinaria. La mercancía
es producida por el trabajo; entonces, cuando se lo valida a través de la venta
como un soporte de valor, el trabajo social objetivado en ella cuenta como abs-
tracto. Pero no hay dos trabajos diferentes y dos productos distintos; hay un
trabajo y un producto pero, sobre este hecho material, un hecho ideal es puesto
por el dinero, a saber, que el producto es socialmente conocido como valor y su
fuente conocida como trabajo abstracto.
¿Qué hay de la afirmación de Marx de que “un bien […] sólo tiene valor
porque en él está objetivado […] trabajo abstractamente humano” (K.I.1: 47).
Aquí tenemos en juego formas socialmente constituidas, de modo tal que el
trabajo se pone como abstracto por la práctica del intercambio, e igualmente la
mercancía se pone como valor. El trabajo, considerado en este contexto como
una actividad abstracta, pone su “objetividad” en el valor. Pero la objetividad
del valor no es una cosa material sino que es el reconocimiento social del resul-
tado del trabajo en cuanto resultado, no en cuanto artículo útil. Como tal, éste
es inmediatamente una objetividad espectral, una gota congelada del trabajo
humano indiferenciado consustancial con el producto en cuanto valor de uso.
Pero la objetividad de las mercancías como valores aparece en forma fenomé-
nica cuando, como dinero, aparece como cosa.
¿En qué momento esta determinación del trabajo abstracto surge primera-
mente? Existe cierta confusión sobre esto porque Marx trata imprudentemente
los determinantes del valor en el contexto de las formas de la circulación simple;
él debería haber pospuesto la cuestión hasta el momento en que la producción
se situara en la contexto de la relación del capital. Tal como se encuentra, la
exposición de Marx da origen a la visión errónea de que la forma de valor y las
categorías asociadas a ella tales como el trabajo abstracto resultan de la abstrac-
ción llevada a cabo sólo a través del intercambio, como si la producción fuera
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VALOR Y DINERO
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VALOR Y DINERO
5
Marx habla del trabajo calificado dentro de una rama de la producción como un múlti-
plo del trabajo simple. Estoy de acuerdo, pero agrego que el trabajo de una cierta calificación
que opera en una rama intensiva de capital “cuenta” como unidades múltiples de un trabajo
similar que opera en otras ramas.
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DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Algunas horas de trabajo “producen” más o menos valor (aquí, aquél que co-
rresponde a los precios de producción) que otros.
Las paradojas del tiempo en la teoría de la relatividad proporcionan una
analogía útil. Los procesos tienen una dimensión de tiempo homogéneo sólo
relativa a un marco inercial de referencia. Si una nave espacial sale de la Tierra
a una velocidad alta el tiempo para hervir un huevo en la nave espacial tomará
los tres o cuatro minutos usuales cocinarlo; pero para un observador situado
en la Tierra tomará más tiempo. Por analogía, el tiempo de producción no es
absoluto; siempre se mide en el contexto de un marco de referencia común.
La comparación de diferentes marcos de referencia en el contexto de compo-
siciones orgánicas diferentes significa que el tiempo de trabajo en industrias
intensivas de capital es “más acelerado” en relación al promedio y cuenta por
más, mientras que el tiempo de trabajo en industrias intensivas en trabajo cuen-
ta por menos porque las horas pasan más “despacio”. (Enfatizo que estos pesos
relativos son determinaciones sociales; los trabajadores involucrados experimentan
que sus trabajos tienen la misma intensidad porque su marco de referencia es la
fábrica.) En cuanto que el valor es plenamente determinado sólo cuando el movi-
miento del capital mismo ha incluido todos sus momentos necesarios, el precio de
producción es la forma final del valor al nivel de la concreción de la competencia
entre los capitales reales.
Esta visión del precio de producción tiene dos corolarios:
Primero, no es necesario que la medida se conserve cuando se concreta la
forma de valor. Incluso en la física hay una falta de conservación de la magnitud
cuando se comparan diferentes formas. H2O es agua y hielo, pero cuando la mis-
ma muestra pasa del estado líquido al hielo no conserva su volumen; su magni-
tud es mayor en la segunda forma que en la primera. La conservación ontológi-
ca de su “ser” no requiere la conservación de la medida de la magnitud porque
ésta cambia con la metamorfosis. En nuestro caso, lo que se conserva es la masa
de productos y su distribución entre las clases. Pero medidas diferentes de estos
productos son posibles, de hecho necesarias. Los precios simples basados en los
determinantes del valor del tomo I de El capital surgen de la constitución ori-
ginal de la relación de capital como lucha en torno a la extracción del plusvalor.
Los precios de producción son apropiados a un nivel más concreto de la com-
petencia intercapitalista en el que ellos determinan la asignación del producto
excedente social. Así como el mismo material tiene dos medidas en el ejemplo
56
VALOR Y DINERO
Conclusiones
En lugar de comprender los así llamados “valores trabajo” como ontológica-
mente anteriores a los precios dinerarios, la posición adoptada aquí es que el
orden y la regularidad en la interrelación de las unidades de producción capi-
talista es posible sólo porque hay una forma de valor, el dinero, como condición
previa para ello. Sólo una vez que se obtiene esta forma de conmensurar los
productos tiene algún significado la suposición de una ley del valor basada en
el tiempo de trabajo y que aparece como precio. La forma-dineraria estructura
tales determinaciones como tiempo de trabajo socialmente necesario decidien-
do hasta qué grado los tiempos de trabajos reales son socialmente validados o
reemplazados por montos de trabajos socialmente imputados. Una vez que se
entiende que el valor se mide necesariamente en dinero, entonces los “precios
de producción” pueden ser interpretados como medidas de valor más “acaba-
das” que los precios directos, aunque de esta manera la tesis de que la fuente del
valor es el trabajo llega a ser oscurecida por la negativa del capital a tratar a
todos los trabajos como iguales cuando recalibra los tiempos de trabajo.
57
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
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VALOR Y DINERO
59
Dinero mercancía, sus representantes
y los presupuestos de su negación dialéctica
Roberto Escorcia
[61]
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
1
Caffentzis (2014: 397) señala: “El oro ‘como la moneda mercancía’ fue en 1867 no sólo
marginal en lo que Marx denominó ‘dinero mundial’, sino su uso en forma de monedas fue
también marginal en las transacciones monetarias ‘domésticas’ entre capitalistas y entre traba-
jadores y capitalistas”.
2
Hecho que, según Keynes, será imposible determinar pues está perdido en las “brumas
del tiempo”: “El dinero, como algunos otros elementos esenciales de la civilización, es una
institución mucho más antigua de lo que nos enseñaron a creer hace unos pocos años. Sus orí-
genes se pierden en las tinieblas [mists] cuando el hielo se derretía, y bien pueden remontarse
a los intervalos paradisíacos en la historia humana de los periodos interglaciares, cuando el
clima era muy agradable y la mente libre era fértil de nuevas ideas –en las islas de las Hespé-
rides o la Atlántida o algún Edén de Asia Central–” (Keynes, [1930] 1971: 10-11).
62
DINERO MERCANCÍA, SUS REPRESENTANTES Y LOS PRESUPUESTOS...
3
Los clásicos y los neoclásicos, aunque enfocados exclusivamente en la función de medio
de intercambio, también han considerado la sustitución del dinero mercancía por símbolos.
Ricardo, por su parte, señala: “Una moneda se halla en su estado más perfecto cuando consis-
te enteramente de papel moneda, siempre que éste tenga igual valor que el oro al que declara
representar. El uso del papel en vez del oro sustituye el medio más costoso por el más barato,
y permite al país, sin daño para nadie, cambiar todo el oro que antes usaba para este propósito,
por materias primas, utensilios y alimentos, con los cuales se aumentan a la vez su riqueza y
sus placeres” (Ricardo, 1987[1817]: 269). Con un argumento similar, Hicks (1967: 158-
63
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
159) indica: “La moneda metálica es una forma costosa de realizar una función simple; ¿por
qué desperdiciar recursos en la extracción de oro cuando piezas de papel (o meras entradas
en libros) que pueden ser proveídas y transportadas a una fracción del costo pueden hacerlo
también? Es por eso que el sistema de crédito crece; éste proporciona un medio de intercam-
bio a un costo mucho menor”.
4
“El comienzo del dinero se asocia a menudo por los historiadores con la primera acuña-
ción [...]. Pero yo no creo que el acto de acuñación efectúe un cambio tan significativo como
se le atribuye comúnmente. Fue, tal vez, el primer paso hacia el dinero representativo, o en
todo caso un paso que hizo más fáciles las transiciones posteriores al dinero representativo y al
dinero fiduciario. Pero es probable que la transición fundamental, a saber, la transición char-
talista o el dinero del Estado, siempre la precedió” (Keynes, [1930] 1971: 10).
5
Tymoigne y Wray (2006: 8) aclaran este punto para las monedas: “¿Qué son entonces
las monedas, cuáles son sus orígenes, y por qué son aceptadas? Las monedas parecen tener su
origen como ‘fichas de pago’ […], como nada más que la evidencia de la deuda”.
64
DINERO MERCANCÍA, SUS REPRESENTANTES Y LOS PRESUPUESTOS...
cero; en el caso de las monedas de oro, su valor no puede caer muy por debajo del
valor del lingote. Por esta razón, el patrón oro puede haber sido deseable en una
época de monarcas que gestionaban mal el sistema monetario –a pesar de que el
patrón oro representa algo así como una aberración con respecto a la historia del
dinero (Tymoigne y Wray, 2006: 11).
Nos interesa subrayar que desde esta perspectiva histórica el dinero como
símbolo debe ser el punto de partida del análisis económico, entendiéndose por
ello que la relación crédito-deuda es la determinante tanto para el estudio del
dinero como para el de la actividad económica en una dimensión mayor. El
sistema monetario indican Tymoigne y Wray (2006: 11-12):
no inicia con algunas mercancías utilizadas como medio de intercambio, evolu-
cionando progresivamente hacia los metales preciosos, monedas, dinero de papel
y finalmente créditos registrados en libros y computadoras. El crédito aparece
primero y las monedas, rezagadas en la lista de instrumentos monetarios, nunca
son activos puros sino son siempre instrumentos de deuda […] que han sido
estampados sobre metal.
En resumen, la premisa elemental es que el dinero en general se hace de-
rivar del crédito, y que éste, en tanto promotor de la actividad económica,6 en
términos históricos no se circunscribe a la cantidad existente de una mercancía
como el oro; sino que, en realidad, la cantidad de medios de pago existente
depende del sistema bancario y, en correspondencia, del dinero bancario.
Diversos cuestionamientos se plantean ante estos argumentos: ¿es suficiente
la consideración histórica para refutar la importancia del dinero-mercancía? En
otras palabras, ¿el hecho de que en diversos periodos la estructura monetaria no
guarde relación con el dinero-mercancía es suficiente para desechar toda teoría
que lo refiera, incluyendo la de Marx? ¿Partir, en lugar del dinero mercancía,
6
Respecto a la importancia del crédito para el análisis de todo el sistema, Lavoie (1984:
773) afirma que: “el dinero debe se introducido como parte del proceso de producción. Tal
proceso es inherentemente dinámico en cuanto los empresarios en cada periodo deben produ-
cir un nuevo flujo de mercancías. Aquellos que organizan la producción requieren acceso a re-
cursos existentes, principalmente trabajo humano. Este acceso es proveído mediante el dinero
crédito. Cualquier flujo de producción requiere un flujo de nuevo crédito o la renovación de
flujos pasados de crédito. El sistema bancario crea el crédito necesario”.
65
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Para estos autores “el peligro del etnocentrismo está siempre presente cuando se estudian
7
sociedades que son totalmente distintas a las actuales sociedades modernas” (Tymoigne y
Wray, 2006: 4). Conviene señalar que tal diferencia ha de resolverse en la autoridad que esta-
blece el dinero y el dinero de cuenta. En las antiguas sociedades esta autoridad apareció en los
clanes, tribus o reyes, mientras que en la actualidad toma forma en el Estado.
66
DINERO MERCANCÍA, SUS REPRESENTANTES Y LOS PRESUPUESTOS...
8
En términos históricos la existencia del dinero como capital corresponde a un periodo
específico aunque haya indicios de algunas categorías como el dinero y la mercancía en etapas
previas: “Desde luego que Steuart sabía muy bien que también en épocas preburguesas el
producto adquiere la forma de la mercancía, y que ésta adquiere la forma del dinero, pero
demuestra detalladamente que la mercancía, en cuanto forma básica elemental de la riqueza,
y la enajenación, en cuanto la forma predominantemente de la apropiación, sólo pertenecen
al periodo burgués de la producción, es decir que el carácter creador de valor de cambio es
específicamente burgués” (CCEP: 43-44).
9
En la literatura existe controversia respecto a la importancia que da Keynes al valor. En
la Teoría General se considera al trabajo como unidad de medida: “Por eso simpatizo con la
doctrina preclásica de que todo es producido por el trabajo, ayudado por lo que acostumbraba
llamarse arte y ahora se llama técnica, por los recursos naturales libres o que cuestan una
renta, según su escasez o abundancia, y por los resultados del trabajo pasado, incorporado en
los bienes, que también tiene un precio de acuerdo con su escasez o con su abundancia. Es
preferible considerar al trabajo […] como el único factor de la producción que opera dentro
de un determinado ambiente de técnica, recursos naturales, equipo de producción y demanda
67
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
efectiva. Esto explica, en parte, por qué hemos podido tomar la unidad de trabajo como la
única unidad física que necesitamos en nuestro sistema económico, aparte de las de dinero
y de tiempo” (Keynes [1936] 2000: 190-191). Resaltan aquí la referencia a la escasez y la
representación del trabajo como factor de producción y como unidad física.
La anterior cita de Keynes ha sido leída desde dos ópticas. Por un lado, como el elemento
que hace compatibles la teoría del valor de Keynes con la de Marx; así, por ejemplo, se lee en
Dillard (1984: 429) que “la teoría del valor trabajo es otra doctrina compartida por Marx y
Keynes”. Por otro lado, la misma cita lleva a Germer (1996: 57) a concluir que “Keynes adop-
ta explícitamente, como teoría del valor, la teoría subjetiva neoclásica de los precios basada en
la escasez de los bienes y en la utilidad marginal”.
10
La teoría de los precios en Keynes y los postkeynesianos tiene su sustento principal en
el mark-up, principio a partir del cual las empresas líderes determinan el precio de sus mer-
cancías según los costos, esperando que, tras cubrirlos, sea posible obtener una ganancia: “La
unidad de costos, o bien […] la unidad de salarios, puede considerarse así como el patrón
esencial de valor; y el nivel de precios, dado el estado de la técnica y el equipo, dependerá en
parte de la unidad de costos y en parte de la escala de producción […]” (Keynes, [1936]
2000: 268). Para un estudio crítico de este tema, véase Downward (2000).
11
En Keynes la unidad de cuenta es simplemente postulada. Un elemento central del
Treatise on Money se resume en subrayar al dinero de cuenta como el concepto inicial y de-
terminante para el resto de las funciones. El capítulo 17 de la Teoría General atiende también
el dinero haciendo abstracción de su origen y enfatizando específicamente sus propiedades.
68
DINERO MERCANCÍA, SUS REPRESENTANTES Y LOS PRESUPUESTOS...
elemento por explicar cómo es que formas que carecen de valor pueden cumplir
el rol de dinero.
De manera sintética, nuestra opinión respecto a esta primera perspectiva en
torno al dinero es que las referencias históricas desembocan en una teoría en
la que las funciones del dinero son introducidas artificialmente, esto es, en una
teoría con determinaciones sin posición.12
Existen, además de la interpretación que se inspira en Keynes que hemos
referido, otras dos visiones de filiación marxista que consideramos relevantes.13
La primera de ellas, aunque incluye la categoría valor en su marco analítico,
comparte con el chartalismo la no necesidad del dinero mercancía y agrega, en
otro terreno teórico, que Marx no tiene ni necesita una forma material especí-
fica para sustentar su teoría del dinero14 y que es posible derivar el dinero con
12
En Robles y Escorcia (2014: 165) se explica lo que se entiende por posición: “Lo que es
‘puesto’” es hecho explícito, reconocido como real o como existente, que llega a tener una exis-
tencia socialmente determinada; en otras palabras, lo puesto es algo que ha sido socialmente
fundado. Así, “poner” se refiere a la afirmación de ese algo. En cuanto este algo mismo tiene
determinaciones (propiedades, cualidades, etcétera) inmediatas presupuestas o implícitas por
adelantado (in advance) –sus presuposiciones–, su posición debe significar a su vez la posición
de sus determinaciones. Es decir, las presuposiciones son en efecto puestas por el resultado
aunque ellas sean puestas por adelantado. A lo largo del texto la idea de posición pone énfasis
en el fundamento social (lo socialmente determinado) como principio objetivo que determina
si algo existe o no. Para que el capital sea puesto, éste debe producir como resultado propio
aquello (una cualidad específica) que inicialmente le era presupuesto (asumido, le era otor-
gado de antemano, por adelantado): valorizarse a sí mismo. En el momento de la posición, el
capital afirma la existencia de sí mismo, hace explícito aquello que era implícito en él.”
13
Existe un tercer enfoque según el cual la teoría monetaria de Marx, al basarse en una mer-
cancía, no agrega nada considerable a la teoría monetaria ricardiana. En este sentido Schumpe-
ter señala “el desempeño distintivamente débil de Marx en el campo del dinero, en el cual él no
tuvo éxito en superar el estándar de Ricardo [...]. Su teoría del valor es la ricardiana” (Schum-
peter, 1997: 27). Carlo Benetti comparte esta interpretación al señalar que en lo que se refiere a
la teoría de la moneda “Marx no logra liberarse del enfoque ricardiano” (Benetti, 1990: 148)..
14
“El dinero no es una mercancía, porque no puede ser producida, qua [en su carácter
de] equivalente general universal, por la integración de más trabajo en un proceso de trabajo
capitalista, y por esto no tiene valor” (Williams, 1992: 440).
69
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
15
Esta idea es claramente expuesta por Reuten (1998: 121): “el dinero, el dinero crédito
y un sistema de crédito completamente desarrollado pueden ser conceptualizados a nivel de la
teoría abstracta, sin recurrir al dinero mercancía”.
16
“Marx mantiene su concepción del dinero como una mercancía –y del oro como su
forma evolutiva final– a lo largo de su trabajo entero, incluso después del análisis del complejo
sistema de crédito del capitalismo, en la Parte V [(sección quinta)], tomo III de El capital. No
hay indicación alguna de que él pudiera haber considerado las formas del dinero de crédito
–notas bancarias y depósitos– como formas más desarrolladas del dinero mismo” (Germer,
2005: 23).
17
Nelson (2005: 66-67) ejemplifica esta postura: “Marx desarrolló una inusual teoría
mercancía del dinero, ‘una teoría del dinero mercancía’. Esta teoría incorporó ciertos aspectos
de las teorías crediticias del dinero en la función secundaria del dinero como medio de cir-
culación, donde las prácticas funciones del dinero de crédito también se localizan […]. Sin
embargo, él insistió en que la función primaria del dinero como medida del valor demanda
una moneda mercancía, típicamente el oro […]. Al mismo tiempo, consideraba su teoría de la
moneda mercancía como crucial para la credibilidad de su teoría del valor trabajo”, y agrega:
“El valor del dinero no era ni imaginario ni simbólico excepto en la medida en que todas las
mercancías fueran símbolos”.
70
DINERO MERCANCÍA, SUS REPRESENTANTES Y LOS PRESUPUESTOS...
dinero a partir del cual se subraya a la forma material como base lógica (no
histórica) en la génesis, y por tanto indispensable teóricamente, pero que es
negada dialécticamente –es decir superada pero no suprimida– por las otras
formas de dinero. El estudio de las funciones sociales del dinero es determi-
nante para este objeto.
El objetivo de las siguientes secciones consiste en explicar, a partir de los
distintos trabajos de Marx, a) cómo la forma mercantil, si bien es un elemen-
to indispensable en la teoría del dinero capitalista y en la teoría del valor de
Marx, genera por su mismo desenvolvimiento las condiciones suficientes para
ser representada por otras formas. Esto implica que no se considera el dinero
mercancía como la forma más acabada y desarrollada; b) que la existencia de
formas no mercantiles implica el estudio de dos dualidades que no son equi-
valentes: la dualidad real-ideal y la dualidad inmediato-representado (Fausto,
1997). La primera de ellas refiere a la presencia o ausencia del dinero y se
asocia con el tratamiento de la representación mental (Vorstellung); la segunda,
por su parte, implica la presencia del dinero directamente (“en persona”) o en
forma “simbólica”; aquí el vínculo no es con la representación sino con el re-
presentante (Repräsentant). Esta distinción permite evitar la confusión en que
autores marxistas y no marxistas incurren al interpretar lo que Marx quiere
decir con “ideal” cuando estudia la función del dinero como unidad de medida,
y también identificar el lugar e importancia de las formas dinerarias no mer-
cantiles y demostrar que su existencia tiene una explicación lógica, por lo cual
no es “gratuito” el paso hacia la superación de la materialidad del dinero. Asi-
mismo, intento mostrar c) que la participación del Estado no consiste en una
posición de la unidad de medida sino en una re-posición de una posición anterior a
su intervención;18 en otras palabras, la convención que impone el Estado es una
exteriorización del instrumento de medición que el valor se da inicialmente en
el dinero (mercancía). Finalmente, argumento d) que las funciones del dinero
tienen un ordenamiento lógico, y no histórico,19 dentro del cual la relación deu-
18
Véase nota 12.
19
Esto difiere de lo que autores como Matthews (1996: 62) expresan: “El orden en el
que las funciones [del dinero] son introducidas –deliberado y, Marx da a entender, irrever-
sible– es entendido algunas veces en términos deductivos, pero éste no es esencial ni, yo he
71
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
concluido, apropiado: la secuencia es más sensata como una construcción histórica que como
una teórica”.
20
Esta importante cuestión ha sido señalada por Roberto Fineschi.
21
“A pesar de su arrogancia doctrinaria en las definiciones, el señor Macleod desconoce
a tal punto las condiciones económicas más elementales que hace derivar al dinero en general
72
DINERO MERCANCÍA, SUS REPRESENTANTES Y LOS PRESUPUESTOS...
de su forma más desarrollada, la de medio de pago. Entre otras cosas, dice que, puesto que
las gentes no siempre requieren simultáneamente la prestación de sus servicios recíprocos,
ni tampoco por la misma extensión de valor, ‘restaría cierta diferencia o importe del servicio,
pagadero del primero al segundo: la deuda’. El poseedor de esta deuda necesita los servicios
de otro, quien no precisa directamente los del segundo, y éste “traslada al tercero la deuda que
el primero tiene para con él. De este modo, el certificado de deuda pasa de mano en mano: es
un medio de circulación […]. Si alguien recibe una obligación de deuda expresada en dinero
metálico, podrá disponer no sólo de los servicios de su deudor primigenio sino también de los
de toda la comunidad que trabaja” (CCEP: 133, nota al pie 104).
22
Germer (1996: 56) indica que “basta con mencionar que Keynes, en el capítulo [...17 de
la Teoría general], aborda el dinero en el capitalismo desarrollado haciendo abstracción de su
génesis y concentrándose en la definición de la tasa de interés y sus implicaciones”.
73
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
23
Considérese la crítica de Marx a Proudhon en la Miseria de la Filosofía.
24
El oro es materialización pues “presenta el tiempo de trabajo contenido en el oro como
el tiempo de trabajo general” (CCEP: 50).
25
La inserción entre corchetes de las palabras en alemán en las citas se realiza cotejando el
texto en español con su versión en idioma original. En lo que respecta a la Contribución hace-
mos uso de Zur Kritik der politischen Ökonomie, en Werke, vol. 13, Berlín, Dietz, 1961; para el
tomo I de El capital: Das Kapital, vol. I, en Werke, vol. 23, Berlín, Dietz, 1972.
74
DINERO MERCANCÍA, SUS REPRESENTANTES Y LOS PRESUPUESTOS...
26
“Para esta transformación se requiere el material del oro, pero sólo en forma imaginaria”
(CCEP: 59).
27
“Si se distingue la cosa de su existencia, entonces ella es lo posible, la cosa de la repre-
sentación, o la cosa del pensamiento, que, como tal, no tiene que existir al mismo tiempo. La
determinación de la posibilidad y de la oposición de la cosa frente a su existencia, se presenta,
empero, con posterioridad” (Hegel, 2013: 605-606).
75
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
la cosa el nombre, sin intuición e imagen […]. Para el nombre león, nosotros no
tenemos necesidad ni de la intuición de un animal, ni tampoco de la imagen, sino
que el nombre, en cuanto nosotros lo entendemos, es la representación simple y sin
imagen. Nosotros pensamos en el nombre (Hegel, 1971, §462: 310).
Este referir puro ocurre en la forma precio. El nombre del dinero es sufi-
ciente para representar la forma precio de cada mercancía y, por tanto, se hace
innecesaria su presencia real. Se trata de un representar como “pensar”, y así,
“[como] la expresión de los valores mercantiles en oro es ideal, el oro que
se emplea en esta operación es también puramente figurado [vorgestelltes] o
ideal [ideelles]” (K.1.1: 117).28 Dos cuestiones lógicas emanan de este punto.
Primero, la representación no es un proceso de simbolización –esto es, de deter-
minación de un símbolo del dinero como el papel dinero–, sino de expresión
reflexiva del valor en el dinero ideal. Significa ello que en este momento lógico
no se tienen sustitutos o representantes del dinero mercancía; éste sigue siendo
el elemento de expresión del valor pero ahora de manera ideal, o sea, a través
de su nombre. Si bien la función de medida de valor requiere dinero figurado,
el establecimiento de los precios necesita al dinero material debido a que para
expresar el valor de una mercancía el dinero debe ser valor y mercancía (nega-
da), debe contener una cantidad de trabajo humano. “El valor –indica Marx–,
es decir, la cantidad de trabajo humano que contiene, por ejemplo, una tonelada
de hierro, se expresa en una cantidad figurada [vorgestellten] de la mercancía
dineraria que contiene la misma cantidad de trabajo” (K.1.1: 117). Se tiene,
entonces, que la presencia del dinero es en esta función sólo representada, y, sin
embargo, el objeto representado no puede ser un símbolo carente de valor. Por otro
lado, en la expresión ideal de los valores en oro que es propia del pensamiento y,
por tanto, no constituye un movimiento real, una interacción real o efectiva entre
las mercancías, se trata de simple posibilidad.29
28
Continúa Marx: “Todo guardián de mercancías sabe que cuando confiere a éstas la for-
ma del precio, o forma áurea figurada, está lejos de haberlas bañado en oro, y que para tasar
en oro millones de valores mercantiles no necesita una sola pizca de ese metal. En su función
de medida de valor, por consiguiente, el dinero sirve como dinero puramente figurado [vor-
gestelltes] o ideal [ideelles]” (K.1.1: 117).
29
“El primer proceso de la circulación es, por así decirlo, un proceso teórico [theoretischer]
y preparatorio para la verdadera circulación” (CCEP: 49).
76
DINERO MERCANCÍA, SUS REPRESENTANTES Y LOS PRESUPUESTOS...
30
“En vez de decir, por consiguiente, que un quarter de trigo equivale a una onza de oro,
en Inglaterra se dirá que es igual a 3 libras esterlinas, 17 chelines y 10 ½ peniques. Unas a
otras, las mercancías se dicen así lo que valen en sus nombres dinerarios, y el dinero sirve
como dinero de cuenta toda vez que corresponde fijar una cosa como valor, y por tanto fijarla
bajo una forma dineraria” (K.1.1: 123).
77
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31
Esta idea puede leerse también en Ruy Fausto (1997: 97-98) para quien “que el patrón
de precios introduzca un registro convencional significa, en términos de la lógica hegeliana de
la medida, que la medida se hace aquí medida externa”. Agrega que el aspecto convencional
implica un cambio de lenguaje: “[u]n lenguaje exteriorizado o alienado recubre el lenguaje
natural. La lengua ‘natural’ (esto es, social-natural) es recubierta por una lengua artificial
(esto es, convencional […]” (Fausto, 1997: 99).
El autor refiere un pasaje de la Ciencia de la lógica, que reproducimos aquí para señalar la
similitud del patrón de precios con la exteriorización de la medida hegeliana: “Una medida
como unidad de medición en el sentido habitual es un cuanto que se toma al arbitrio como
unidad determinada en sí frente a un mundo exterior. Una tal unidad puede sin duda ser tam-
bién de hecho una unidad determinada en sí, como el pie y otras medidas primordiales seme-
jantes; pero en tanto se la emplea como unidad de medición también para otras cosas es para
éstas una medida sólo exterior, no su medida originaria. Así pueden el diámetro terrestre o la
longitud del péndulo tomarse por sí como cuantos específicos. Pero es arbitrario [determinar]
qué parte del diámetro terrestre o de la longitud del péndulo, y bajo cuál grado de latitud,
se quiera tomar para emplearla como unidad de medición. […]. [U]na unidad de medida
absoluta tiene sólo el interés y el significado de algo común, y lo que es tal es un universal no
en sí, sino por convención” (Hegel, 2013: 420-421).
78
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“Resulta claro, por de pronto, que un cambio en el valor del oro en modo alguno afecta
32
su función en cuanto patrón de precios. Por más que varíe el valor del oro, cantidades diversas
del metal se mantienen siempre en la misma relación recíproca de valor. Aunque el valor del
oro bajara en un mil por ciento, 12 onzas de oro valdrían, como siempre, 12 veces más que una
onza de esa sustancia, y en los precios lo único que interesa es la proporción recíproca entre
distintas cantidades de oro” (K.I.1: 120).
80
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33
“[…] puesto que todas las mercancías son sólo oro imaginario, el dinero es la única
mercancía real. En contraposición a las mercancías, que sólo representan la existencia inde-
pendiente del valor de cambio, del trabajo social general, de la riqueza abstracta, el oro es la
existencia material de la riqueza abstracta […]. Pero el dinero satisface cualquier necesidad, en
tanto resulta directamente convertible en el objeto de cualquier necesidad. Su propio valor de
81
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Por otra parte, junto a esta existencia efectiva (real) del dinero, el elemento
convencional también se presenta en un objeto real: la moneda. La convención
aquí no reduce su rol al establecimiento de nombres para el dinero, sino a darle
a éste figura propia bajo el dinero acuñado por el Estado. A partir de esto, son
las monedas (en cuanto nombres monetarios de los nombres de peso) las que
están inscritas en el proceso de circulación efectiva y, al estarlo, son afectadas
por éste. Este punto se sintetiza en que en un principio, al que denominamos
de presencia inmediata del dinero, la moneda acuñada –como pieza áurea– guar-
da una relación con el peso del oro, pero su misma circulación implica un des-
gaste físico que hace que tal relación se diluya y, así, el nombre monetario no se
corresponde más con el cuanto de peso al que debería corresponder.
La disociación, en consecuencia, entre el contenido nominal del dinero y
su contenido real (cantidad de oro) sucede de manera progresiva y, así, el oro
como medio de circulación diverge del oro como patrón de precios, por lo que
“cesa de ser el equivalente verdadero de las mercancías cuyos precios realiza”
(K.I.1: 153).34 Éste no es un resultado ajeno al proceso circulatorio sino que le
es natural según existe una “tendencia espontánea (naturwüchsige) del proceso
circulatorio a convertir el ser áureo (Goldsein) de la moneda en apariencia áurea
(Goldschein), o a la moneda en un símbolo (Symbol) de su contenido metálico
oficial” (K.I.1: 153).
El propio curso del dinero convierte a toda moneda en signo de su sustan-
cia. Función y sustancia se contraponen permanentemente y como resultado
uso está realizado en la infinita serie de los valores de uso que constituyen su equivalente. En
su carácter metálico puro contiene, oculta, toda la riqueza material desplegada en el mundo
de las mercancías […]. Por ello, el oro es el representante material de la riqueza material. Es el
“précis de toutes les choses” [compendio de todas las cosas], el compendio de la riqueza social.
Al mismo tiempo, y por su forma, es la encarnación directa del trabajo general, mientras que
por su contenido es la encarnación suprema de todos los trabajos reales. Es la riqueza general
en cuanto individuo […]. En su condición de dinero se le restituye su esplendor dorado. Se
convierte de esclavo en señor. De mero amanuense se transforma en dios de las mercancías”
(CCEP: 113-114).
34
“Sucede que en su curso de desgastan las monedas de oro, unas más, otras menos. El
título del oro y la sustancia del mismo, el contenido nominal y el real, inician su proceso de
disociación” (K.I.1: 153).
82
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35
Marx indica la necesidad de que el oro tenga una simbolización en otro material (ya sea
metal o papel) y no en el suyo mismo: “[…] y así el propio proceso de la circulación convierte
a toda moneda, en mayor o menor medida, en mero signo o símbolo de su sustancia. Pero
ningún objeto puede ser su propio símbolo. Las uvas pintadas no son el símbolo de uvas ver-
daderas, sino uvas aparentes […]. Entonces, puesto que el oro se convierte en símbolo de sí
mismo, pero no puede servir como símbolo de sí mismo, adquiere una existencia simbólica,
de plata o cobre, separada de su existencia de oro, en aquellos sectores de la circulación en los
cuales se desgasta con mayor celeridad” (CCEP: 99).
36
Stellvertreter también puede ser traducido como “sustituto” o “suplente”.
37
Como las monedas de plata y cobre también sufren desgaste, el proceso de representa-
ción continúa hasta llegar a objetos plenamente carentes de valor: “De ese modo se manifiesta
–cosa ínsita en la naturaleza de la cuestión– que son símbolos de la moneda de oro no porque
sean símbolos confeccionados con plata o cobre, y no porque tengan un valor, sino porque no
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84
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En la circulación de los signos de valor todas las leyes de la circulación real del
dinero aparecen invertidas y puestas cabeza abajo. Mientras que el oro circula
porque tiene valor, el papel tiene valor porque circula. Mientras que, con un valor
de cambio determinado de las mercancías, la cantidad del oro circulante depende
de su propio valor, el valor del papel depende de su cantidad circulante. Mientras
que la cantidad del oro circulante aumenta o disminuye con el aumento o dismi-
nución de los precios de las mercancías, éstos parecen aumentar o disminuir con
el cambio de la cantidad del papel circulante […]. Mientras que la moneda de
oro evidentemente sólo representa el valor de las mercancías, en la medida en que
éste se halla evaluado en oro o representado como precio en oro, el signo de valor
parece representar directamente el valor de las mercancías. Por ello se compren-
de por qué observadores que han estudiado unilateralmente los fenómenos de la
circulación del dinero contemplando la circulación del papel moneda con curso
obligatorio, han debido confundir todas las leyes inmanentes de la circulación del
dinero. En efecto, estas leyes no sólo aparecen invertidas en la circulación de los
signos de valor sino que aparecen extinguidas en ella, ya que el papel moneda, si
ha sido emitido en cantidad apropiada, lleva a cabo movimientos que no le son
peculiares como signos de valor, mientras que su movimiento peculiar, en lugar de
provenir directamente de la metamorfosis de las mercancías, surge de la violación
de su correcta proporción con respecto al oro (CCEP: 110-111).
Esta violación referida por Marx pone de manifiesto la separación entre la
cantidad de papel moneda y la cantidad de oro; al no depender de la metamor-
fosis de las mercancías, el papel moneda se vuelve autónomo del valor del oro
y se genera la posibilidad de la inconvertibilidad con el oro. Dos cosas deben
señalarse sobre esta inconvertibilidad: en primer lugar, no es un error o mal
funcionamiento o falla en el sistema sino que se identifica como consecuencia
de la circulación propia de las mercancías; en segundo lugar, el valor de los sig-
nos dinerarios, que depende de su circulación, se vuelve nulo ante un cambio
en la convención estatal que elimine su reconocimiento social.38
38
Marx cita a Aristóteles al respecto: “Aristóteles dice que el dinero, en cuanto mero me-
dio de circulación, parece tener una existencia meramente convencional o legal […], y como,
en efecto, sólo adquiere su valor de uso como moneda de su propia función, y no de un valor
de uso, le es inherente. ‘El dinero parece ser nulo, y sólo tiene valor en absoluto por ley, pero es
85
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nulo por naturaleza, de modo que, puesto fuera circulación, no posee valor alguno y es inútil para
cualquier necesidad’” (CCEP: 106, nota a pie 81) (cursivas del original).
El reconocimiento social le da una existencia funcional al papel moneda, si ésta se suprime,
entonces los billetes “se transforman en indignos colgajos de papel” (CCEP: 108).
86
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que antes el medio de circulación, bajo su forma de signo o símbolo del dinero,
necesitaba estar presente en la circulación, ahora éste se idealiza en la figura de
un contrato y, por tanto, su existencia material no es requerida para el estableci-
miento de los intercambios. En pocas palabras: bajo la forma de medio de pago el
dinero es medio de circulación que no circula. Aparece en la circulación únicamente
cuando ocurre el vencimiento del contrato pero en ese momento no se presenta
“como medio de circulación o como medio de compra. Funcionaba como tal
antes de existir, y se hace presente después de haber cesado de funcionar como
tal” (CCEP: 130).
Alrededor de los contratos se desarrolla un sistema que confronta y, según sea
posible, cancela, los créditos existentes unos con otros, de tal suerte que una frac-
ción de las transacciones se lleva a cabo con una mínima participación del dinero
que “funciona sólo idealmente como dinero de cuenta o medida de los valores” (K.I.1:
168); en todo caso, su presencia real depende del saldo final en los créditos, es
decir, de aquellos que no han sido compensados. De esta manera, la cantidad de
dinero está sujeta, además de a la suma de los precios mercantiles y a la velocidad
del dinero, a la suma de los pagos vencidos y de los pagos que se compensan entre
sí. Es claro que mientras mayor sea la compensación de los créditos menor será la
cantidad de dinero real necesaria y, por tanto, existente.
La presencia de certificados de deuda modifica las leyes de la circulación
en diversos sentidos. Primero, ya no son aquéllas del oro o de representantes
de éste, sino que ahora, en un cierto periodo circula una masa de mercancías
que no coincide con la masa de dinero en curso –un elemento plenamente an-
ticuantitativo. La separación cronológica entre la venta de las mercancías y la
realización de sus precios implica también que el dinero que se encuentra cir-
culando en un cierto periodo no corresponde a las mercancías intercambiadas
en este momento sino a mercancías sustraídas de la circulación con anteriori-
dad. La adquisición de nuevas deudas coexiste con el vencimiento de aquéllas
adquiridas en el pasado, lo que hace que se constituya un sistema de pagos en
el que se combinan precios pasados –pactados con anterioridad en una serie
de contratos o derechos de propiedad– y precios presentes. En cada punto del
tiempo coincide en el vencimiento obligaciones que fueron pactadas en fechas
anteriores que difieren una de otra (hace 1 día, 1 mes, 3 meses, etcétera) y justo
por esta coincidencia se las engloba en una suma monetaria que corresponde
a dicho momento. Por supuesto, el mismo fenómeno se presenta en la contra-
87
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39
“En la función en la que ahora consideramos al dinero, [éste]circula o entra en la cir-
culación, pero sin servir de instrumento de circulación. Como medio de circulación, el dinero
era siempre instrumento de compra; ahora obra como no-medio de compra” (CCEP: 182).
88
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40
Esto es posible por el hecho de que, si bien la función de unidad de medida antecede
lógicamente a las otras funciones, el ordenamiento lógico no es deductivo sino dialéctico. En
consecuencia, intentamos argumentar que la primera función adquiere un nuevo significado
tras el desarrollo de las funciones posteriores.
89
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Para Germer (2005: 34), “el requerimiento de que el intercambio debe ser basado en la
41
igualdad de los tiempos de trabajo social […] es teóricamente consistente. […]. Con el fin
de que los intercambios se basen en la igualdad de tiempos de trabajo social, ellos deben ser
mediados por una mercancía que funciona como equivalente universal de valor”.
42
Para una discusión sobre medidas físicas y sociales, véase G. Reuten (2005) y C. Arthur
(2005).
90
DINERO MERCANCÍA, SUS REPRESENTANTES Y LOS PRESUPUESTOS...
definir el espacio del valor y de darle coherencia (Arthur, 2005),43 es una me-
dida social. Esto apunta a que el propio desarrollo lógico de la forma de valor
requiere que todas las mercancías expresen su valor y midan en una mercancía
excluida que no es cualitativamente igual a las demás, que, por tanto, carece de
precio –o en todo caso que su precio no tendría relación alguna con el trabajo
objetivado en la moneda mercancía, sino con la inversa de la lista de precios de
todas las mercancías existentes– y se presenta como una mercancía cuyo valor
es inexpresable. Bajo esta circunstancia, una forma de dinero no mercantil puede
cumplir con la definición del espacio del valor. De tal manera, si el papel mone-
da en cuanto signo de valor es socialmente aceptado, entonces éste puede llevar
a cabo la posición del valor, es decir, puede explicitar su existencia social deter-
minada y, al hacerlo, seguir funcionando como medida de valor. Esto muestra
la posible negación dialéctica del dinero mercancía.
Esta negación no es aprehendida por Germer ni por el marxismo tradicio-
nal al declarar que
la opinión de que el dinero, el equivalente general del valor, en la teoría de Marx,
puede también ser algo que no sea una mercancía, o que, después de haber inicia-
do como una mercancía, puede evolucionar en formas no-mercancía, choca con
la ausencia completa de cualquier cosa que pudiera indicar tal posición dentro del
trabajo de Marx (Germer, 2005: 32).
En contra de esta opinión, el método dialéctico de Marx lleva implícita la
posibilidad de superar la forma mercantil del dinero, de negar al oro como di-
nero entendiéndose que esta negación lo preserva como fundamento. En una
visión marxista tradicional, tampoco es concebible la contradicción según la
cual el dinero es y no es una mercancía: entra al intercambio como si fuera una
43
A diferencia de Arthur, consideramos que la forma de dinero no puede ser derivada
sin tener al valor y al trabajo abstracto como presupuestos. Esta aclaración es importante en
cuanto Arthur (1993: 69) argumenta: “difiero aquí de Marx en que me niego a considerar
necesario incorporar al trabajo antes de la conceptualización del capital como una determina-
ción de forma”. Por su parte, Marx sostiene que “el valor de la mercancía como fundamento
conserva importancia, porque el dinero sólo puede desarrollarse conceptualmente a partir de
este fundamento, y porque el precio, con arreglo a su concepto general, sólo es, en primera
instancia, el valor en forma dineraria” (K.III.6: 244).
91
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Comentarios finales
Con lo expuesto anteriormente hemos intentado ofrecer un estudio del dinero
que no se sustenta en determinaciones sin posición, esto es, que no se basa en
la introducción artificial de funciones del dinero. La explicación de los signos
monetarios entendidos como negación del dinero mercancía ha ocupado buena
parte de nuestra reflexión.
Como punto último consideramos importante subrayar la implicación de
la negación dialéctica del dinero mercancía, misma que, como señalamos an-
teriormente, sólo será plenamente puesta con el desarrollo pleno de las formas
particulares del capital, lo que supera los alcances de este texto. Con base en lo
estudiado podemos, no obstante, plantear la existencia de una circulación de
mercancías basada en signos de valor y/o en certificados de deuda (contratos).
Tales certificados permiten, al favorecer la integración entre compradores y
vendedores mediante la interconexión que se genera con las relaciones de cré-
dito, eliminar la barrera monetaria –es decir, el límite impuesto por la cantidad
de dinero en circulación– y expandir el intercambio mercantil; pero, a su vez,
esa misma integración hace que cualquier dificultad para cubrir el pago de los
contratos se expanda en el sistema y la generalización de incapacidad de pago
desata la necesidad social de dinero contante y sonante y la pérdida de valor de
los signos de valor y los certificados de deuda. Situación esta última que cons-
tituye una crisis dineraria.44 Así, la idea de negarlo dialécticamente no implica
suprimir el dinero mercancía. El dinero ideal supera otras formas del mismo,
pero la crisis implica la necesidad de volver al fundamento inicial; en ella los
títulos de deuda pierden su valor y, en consecuencia, todos los participantes
“Esta transmutación repentina del sistema crediticio en sistema dinerario añade el terror
44
teórico al pánico práctico, y los agentes de la circulación se aterran ante el misterio insondable
de sus propias relaciones” (K.I.1: 169, nota al pie).
92
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45
“Al suscitarse perturbaciones más generales de ese mecanismo, procedan de donde pro-
cedan, el dinero pasa, de manera súbita y no mediada, de la figura puramente ideal del dinero
de cuenta a la del dinero contante y sonante. Las mercancías profanas ya no pueden sustituir-
lo. El valor de uso de la mercancía pierde su valor y su valor se desvanece ante su propia forma
de valor. Hacía apenas un instante que el burgués, ebrio de prosperidad, había proclamado
con sabihonda jactancia que el dinero era una ilusión huera. Sólo la mercancía es dinero. ¡Sólo
el dinero es mercancía!, es el clamor que ahora resuena en el mercado mundial. Como el cier-
vo brama por agua clara, el alma del burgués brama por dinero, la única riqueza. En la crisis,
la antítesis entre la mercancía y su figura de valor, o sea el dinero, se exacerba convirtiéndose
en contradicción absoluta” (K.I.1: 168-169).
46
Diferimos por tanto de la línea de autores como E. Hein (2004: 8) para quienes “el
oro como dinero-mercancía es, por lo tanto, históricamente contingente pero no teóricamente
necesario”.
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(2000), “Why Marx Neither has nor Needs a Commodity Theory of
Money”, en Review of Political Economy, vol. 12, núm. 4, pp. 435-451.
95
Relación entre forma de valor y proceso de intercambio
Roberto Fineschi
1
El autor utiliza la ediciones italianas de las obras de Marx y Engels y además consulta
la edición crítica de la segunda Marx-Engels Gesamtausgabe (MEGA),2 de la cual se indica res-
[97]
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
pectivamente sección, volumen y tomo. Por ejemplo, MEGA II/3.1 significa: segunda sección,
tercer volumen, primer tomo. En la bibliografía se encuentra la referencia completa de esta
edición crítica. Teniendo esto en cuenta, en este capítulo se traducen directamente del italiano
las citas que hace el autor respetando el número de página de los textos en italiano. Cuando
en la versión original del texto se ofrece una traducción alternativa propuesta por Roberto
Fineschi se indica con la siguiente expresión: trad. RF
Las versiones ya existentes en español son empleadas con la finalidad únicamente de com-
paración. En estos casos se indica, junto a las referencias de las obras en italiano, las que
corresponden a las traducciones al español publicadas por Siglo XXI de El capital, Elementos
fundamentales (Grundrisse) y Contribución a la crítica de la economía política. [Nota del traductor].
2
En el manuscrito de Marx los resúmenes que se presentan al comienzo de los parágrafos
en las ediciones tradicionales de los Grundrisse no están verdaderamente allí sino que se en-
cuentran en un manuscrito separado bajo el título “Referat zu meinen eignen Heften”.
98
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
99
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Véase Contribución a la crítica (Marx, 1974: 23) (también: MEGA 2 II/2: 120; en español,
3
CCEP: 25): “Hasta ahora la mercancía ha sido considerada desde un doble punto de vista,
100
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
en la cual los poseedores de las mercancías son los portadores de la relación eco-
nómica, se repite la dinámica anteriormente descrita por la comparación ideal;
ahora, sin embargo, la forma desarrollada puede efectivamente invertirse. La
exposición fue teórica mientras la mercancía era simplemente pensada como
objetivación de tiempo de trabajo; ahora, en su lugar, es real (efectiva) gracias
al efecto de la acción social de las mercancías. El equivalente general, de simple
abstracción, se convierte en resultado social:
Esta exposición era teórica mientras la mercancía era solamente pensada como una
cantidad determinada de tiempo de trabajo general objetivado. La existencia de
una mercancía particular como equivalente general pasa de mera abstracción a
resultado social del proceso de intercambio mismo, mediante la simple inversión de
la serie de ecuaciones anteriormente señalada (Marx, 1974: 28, MEGA 2 II/2: 124
y ss.; en español, CCEP: 30).
Como tal, es equivalente general: “El lienzo se convierte en este caso en
equivalente general en virtud de la acción desde todos lados (azione onnilaterale)
ejercida sobre él por todas las otras mercancías” (Marx, 1974: 28, MEGA 2 II/2:
124; en español, CCEP: 30).
En su determinación de equivalente general esta mercancía es dinero: “La
mercancía particular que en tal modo representa la existencia adecuada del
valor de cambio de todas las mercancías, es decir el valor de cambio de las
mercancías en tal mercancía particular, excluida, es dinero” (Marx, 1974: 30,
MEGA 2 II/2: 127 y ss.; en español, CCEP: 32-33).
Parece repetirse aquí la dinámica expuesta en los Elementos: se tiene el de-
sarrollo de la forma de valor como dimensión teórica de la relación de las mer-
cancías y el intercambio como su relación real (efectiva). La dimensión teórica
está, sin embargo, más desarrollada respecto a los Elementos en cuanto se llega
a poner la forma desplegada y su potencial inversión. Por otra parte, sólo el
proceso de intercambio llega a poner al equivalente general porque la acción
como valor de uso y como valor de cambio, en ambos casos de manera unilateral. Pero la mer-
cancía como tal es inmediatamente unidad de valor de uso y valor de cambio; al mismo tiempo
es mercancía solamente en relación a las otras mercancías. La relación recíproca efectiva (real)
de las mercancías es su proceso de intercambio”.
101
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
El capital
La primera edición alemana del primer tomo de El capital apareció en 1867. Su estructu-
4
ra era bastante diferente a la que se puede encontrar en las ediciones sucesivas. En particular
el primer capítulo no estaba dividido en parágrafos y no se podían leer las ecuaciones de la
forma de valor de la versión “clásica”. Esta versión clásica es la segunda (1872). Para llevar
a cabo estas modificaciones y también otras para la edición francesa, Marx escribió un ma-
nuscrito que apareció por primera vez en la Marx-Engels-Gesamtausgabe, la nueva edición
histórico-crítica de las obras de Marx y Engels (segunda sección, volumen 6) con el título de
“Ergänzungen und Veränderungen zum ersten Band des Kapitals” (Dezember 1871-Januar 1872)
(“adiciones y cambios en el primer volumen de El capital”). Este manuscrito de trabajo es
102
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
Con El capital de 1867 Marx coloca conceptualmente por primera vez que
el equivalente general es deducible del concepto de valor, a diferencia de lo que
había sostenido previamente en los Elementos y en la Contribución..., y que esta
deducción es un resultado social.
Sucesivamente, sin embargo, se desdice, al menos en parte, de este resul-
tado insertando una ambigüedad. El equivalente general, como es expuesto
aquí, tiene de hecho los defectos que lo colocan de nuevo en continuidad con la
Contribución a la crítica de la economía política:
No obstante, en el punto en que nos encontramos, el equivalente general no está
todavía para nada osificado. De hecho, ¿cómo fue transformado el lienzo en el
equivalente general? A través del hecho de que éste expresa su valor, en primer
lugar, en una única mercancía (forma I), después, relativamente, en todas las otras
mercancías siguiendo la secuencia (forma II), y así, reflexivamente, todas las otras
mercancías representan en él su valor (forma III). La forma relativa simple del va-
lor fue el germen del cual se ha desarrollado la forma de equivalente general del
muy interesante porque permite seguir y reconstruir la génesis de la versión final. Sobre la
MEGA y su novedades véase: R. Fineschi (2013), “Karl Marx después de la edición histó-
rico-crítica (MEGA 2): un nuevo objeto de investigación”, en Dialéctica, Nueva Época, año
37, núm. 45, enero-junio/julio-diciembre, 2013: 109-134 y “El segundo libro de ‘El capital’
después de la MEGA 2”, en Laberinto, núm. 39, 2013: 79-92.
103
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
lienzo. Dentro de este desarrollo éste cambia su rol: inicia expresando su magnitud
de valor en otra mercancía y termina sirviendo como materia para la expresión del
valor de todas las otras mercancías. Lo que vale para el lienzo es válido para cada
mercancía. En su forma desplegada de valor (forma II), que consiste únicamente
de sus múltiples, simples, expresiones de valor, el lienzo no figura todavía como
equivalente general. Aquí más bien cualquier otro cuerpo de mercancía constituye
su equivalente, es por eso inmediatamente intercambiable con él y entonces puede
cambiar de lugar con él (Marx, 1991: 42 y ss.; MEGA 2 II/5: 42 y ss.; en español,
K.1.3: 1004-1005).
Esto conduce a la forma IV, la nueva inversión del equivalente general que
es una serie infinita de formas relativas desarrolladas (nota bene: la forma de
dinero del apéndice y después de El capital de 1872). De esto Marx, casi del
mismo modo que en la Contribución, concluye lo siguiente:
Pero cada uno de estos equivalentes refleja, vestido, café, té, etcétera, como equi-
valente general, entonces la expresión del valor en vestido, café, té, etcétera, como
forma relativa general del valor de todas las otras mercancías. La forma general
de equivalente corresponde sólo a una mercancía a diferencia de todas las otras
mercancías. Pero si cada mercancía contrapone a todas las demás su propia forma
natural como forma de equivalente general, cada mercancía excluye a todas las
otras de la forma de equivalente general y con ello todo termina con la exclusión
de la representación socialmente válida de sus magnitudes de valor (Marx, 1991:
42 y ss., MEGA 2 II/5: y 42 ss.; en español, K.1.3: 1005-1006).
Todo ello significaría que, conceptualmente, no sería posible establecer la forma
de valor ni cuál mercancía desempeña la función social de equivalente general, sino
el equivalente general mismo, como en la Contribución (donde, recuérdese, equiva-
lente general y dinero coinciden). Por una parte se pone el equivalente general y
después se le niega nuevamente. Se verá a continuación, sin embargo, cómo esta
negación es insostenible y cómo el mismo Marx, en el fondo, se da cuenta de ello.
Las determinaciones esenciales de la mercancía que desempeña la función
de equivalente general son dos: a) ser única y b) ser la misma para todas.5 Ex-
presado formalmente:
104
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
A2x1 = A1y
A3x2 = A1y
A4x3 = A1y
Anxn=A1y
donde x1 … xn indican todas las mercancías en la función relativa de valor
y y la mercancía en la forma de equivalente general –con la condición de que
desde el punto de vista del valor de uso x1 ≠ y, x2 ≠ y … xn ≠ y – , y A1… An
indican las cantidades–.
El cuerpo de la mercancía que esté bajo y y x1 … xn no es aquí ni determinado
ni determinante. Abstractamente, está expresada la posibilidad de mundos infi-
nitos porque es posible sustituir la incógnita con todas las mercancías particula-
res existentes; este esquema permanece todavía como modelo general de todas estas
determinaciones posibles, las comprende todas y es válido para todas. En esencia
esto significa que el concepto de equivalente general prevé que sea excluida una
y la misma mercancía para todas, no una para cada una. Por este motivo la forma
IV de El capital de 1867 es conceptualmente insostenible como determinación del
equivalente general: la elección de un mundo excluye automáticamente todos los
otros y para cualquier mundo que se elija serán válidas siempre las mismas leyes.
En consideración de este esquema está lo que el mismo Marx dice inme-
diatamente después:
Pero el análisis de la mercancía ha proporcionado esta forma en cuanto forma de
la mercancía en general, lo cual, por tanto, corresponde también a cada mercancía,
pero antitéticamente, de modo que si la mercancía A se encuentra en una deter-
minación de forma; las mercancías B, C, etcétera, asumen respecto a ella la otra
determinación (Marx, 1991: 44, MEGA 2 II/5: 43; en español, K.1.3: 1006).
Puede sostenerse que el mundo de las mercancías, desde el lado de la determinación
de la forma, es uno solo y entonces el equivalente general es puesto. Una mercancía no
puede encontrarse en este mundo al mismo tiempo en ambas determinaciones
–como se sostenía todavía en la Contribución a la crítica de la economía política. Si
esto es así entonces también desaparece el fundamento lógico de la forma IV del
105
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
primer capítulo de 1867. En todos los mundos particulares los poseedores de las
mercancías serán ejecutores de las mismas leyes, ellos no son más que personifi-
caciones de sus mercancías. La determinación de la única y la misma para todas
no puede ser entonces de pertinencia exclusiva del intercambio porque el inter-
cambio puede ocurrir conceptualmente sólo en el interior de un mundo donde
la única y la misma para todas es ya determinación de forma puesta; en el proceso de
intercambio esto es, si acaso, efectivo (real), pero no como su peculiaridad exclusiva
(también tendrá que ser aclarado el significado de esta efectividad).
En la Contribución teníamos en cambio sólo esto: la forma de valor no llegó
al equivalente general y la única y la misma para todas sólo fue puesta en el
proceso de intercambio. En El capital de 1867 (capítulo I) está la solución, pero
es ambigua y permite esta doble lectura.
106
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
6
Como se ha visto esto estaba ya, en el fondo, claro en El capital de 1867, capítulo I. Allí el
límite era la inserción de la primitiva forma IV que anulaba la deducción del equivalente general.
7
Estas conclusiones son alcanzadas en las contribuciones más significativas de la
Marx-Engels-Forschung alemana a las cuales se hace referencia. Véase sobre todo Hecker,
1978b; Jungnickel, 1988, 1989a, y Lietz, 1987, 2000. En esta última contribución Lietz
sobreestima, en mi opinión, la ruptura que se daría con la segunda edición alemana, dejando
en segundo plano que ya anteriormente Marx había desarrollado la “socialidad” de la mer-
cancía. Lo que faltaba era una concepción orgánica de la relación entre mercancía y proceso
de intercambio.
107
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Consideraciones generales
Recuérdese primero el rol del proceso de intercambio en los Elementos... y en
la Contribución...: allí éste era el único lugar donde ocurría la acción social recí-
108
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
8
En realidad Marx ya era consciente de esto a partir de los Elementos..., lo que le faltaba
era el desarrollo orgánico de la relación entre forma de valor y proceso de intercambio.
109
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RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
9
Ya en los Elementos... (Marx, 1968: 81 y ss.) (MEGA 2 II/1.1: 79-80; en españo, G.1:
70): “El material en el cual viene expresado este símbolo no es de hecho indiferente, por muy
diverso que se presente históricamente. La evolución de la sociedad elabora, junto al símbolo,
también el material que más le corresponde, del cual después busca de nuevo librarse; un
símbolo si no es arbitrario, requiere ciertas condiciones del material en el que se expresa”.
113
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Lógica 1 y Lógica 2
A la luz de lo que se ha dicho hasta aquí podemos identificar diversos niveles
de abstracción:
Lógica 1. Deducción lógica de la forma de valor, que coincide con la cons-
trucción y el desenvolvimiento de las condiciones lógicas del proceso de in-
tercambio. Los poseedores de las mercancías son personificaciones de estas
condiciones y, por tanto, no añaden la socialidad. En el análisis puro de la mer-
cancía es indiferente en qué valor de uso ésta manifiesta su magnitud de valor,
pero de cualquier manera está implícito que ésta debe satisfacer las necesidades
de otra y que, por tanto, esta otra no es indiferente al valor de uso de que se
trata. Por ello, forma de valor y proceso de intercambio representan dos niveles
lógicos distinguibles, no diferentes de la exposición conceptual de la misma
categoría: la mercancía. Con el perfeccionamiento de la forma de valor parece
incluso convertirse en superfluo, a nivel lógico, un capítulo específico sobre
114
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
10
El adjetivo naturwüchsig puede interpretarse como “natural y espontáneo” y, siguiendo el
verbo waschen, puede vincularse con la idea de crecimiento (nota del traductor).
115
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
había sostenido que el método dialéctico no habría sido más que el reflejo del proceso empírico
de la formación de los fenómenos [véase MEGA 2 II/2: 252 y ss.]. También la interpretación de
la llamada “producción mercantil simple” como fase histórica precedente al “capitalismo”, a
la cual sería dedicada precisamente la primera parte de El capital, ha sido seriamente cuestio-
nada. Tal interpretación conduce, además de a una lectura historicista, también a considerar
la mercancía del capítulo I como una categoría que no pertenece al modo de producción
capitalista. La noción de mercancía como célula económica evidentemente rechaza esta inter-
pretación, misma que, sin embargo, ha tenido un peso fundamental también en la cuestión
de la transformación. De hecho, esto se presta a una lectura a la Smith: una fase precapitalista en
la cual aplica la ley del valor y después el capitalismo donde, en su lugar, están los precios de
producción; esta interpretación fue posteriormente promovida por el mismo Engels. Véase la
carta de Engels a Marx del 16/6/1867 en MEW 31: 303. La interpretación engelsiana influen-
ció también toda la sucesiva recepción de la obra de Marx en la tradición marxista, siendo
sustancialmente aceptada por Kautsky y presente en la misma edición realizada por Engels
de la obra marxista. La reacción contra la interpretación engelsiana se inició junto con la re-
valoración de la lógica-dialéctica del capital. Que en lugar de la producción mercantil simple
Marx había elaborado una teoría de la “circulación simple” fue demostrado en diversos estu-
dios, entre ellos los de Reichelt (1971), Backhaus (1975, 1978), Heinrich (1991) y Hecker
(1997) que también se los puede consultar para una reconstrucción de la problemática. En
116
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
Resumen
La exposición ha resultado particularmente compleja porque se entrelazan
en el mismo contexto diversos argumentos que Marx no logra distinguir
orgánicamente:
a) deducción del equivalente general pensada y real (efectiva);
b) deducción del equivalente general y relación entre forma de valor y pro-
ceso de intercambio;
c) relación entre equivalente general y dinero;
d) relación entre lo lógico y lo histórico.
Quizá una tabla puede sintetizar eficazmente los resultados obtenidos (véa-
se Tabla 1):
italiano, véase Luporini (1996, 1972) y Cazzaniga (1981). La posición engelsiana también es
criticada por Robles Báez (1999).
12
Véase Göhler (1980), Backhaus (1978), Reichelt (1971), W. Schwarz (1987a y 1987b),
también Luporini (1972) acepta en el fondo esta posición. Entre ellos existen obviamente di-
ferencias que aquí no es posible analizar. Es más refinada la posición de Gajano quien propone
el modelo lógico de la circulación simple como punto de partida para el análisis de la forma
de generalización del intercambio de mercancías; la noción de “histórico” aquí no se debe
confundir con la posición de Engels; véase Gajano (1980).
13
Para esta noción de “temporalidad”, véase Mazzone (1987a).
117
TABLA 1
Junto a este desarrollo lógico está la referencia al desarrollo histórico del intercambio de
14
118
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
Bibliografía
Backhaus, H. (1975), “Materialien zur Rekonstruktion der Marxschen Wert-
theorie 2”, en Gersellschaft. Beiträge zur Marxschen Theorie 3, Frankfurt / M.
Suhrkamp, pp. 122-159.
(1978), “Materialien zur Rekonstruktion der Marxschen Werttheorie
3”, en Gersellschaft. Beiträge zur Marxschen Theorie 3, Frankfurt / M. Suhr-
kamp, pp. 16-117.
Cazzaniga G. (1981), Funzione e conflitto. Forme e classi nella teoria marxiana
dello sviluppo, Nápoles, Liguori.
119
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
120
RELACIÓN ENTRE FORMA DE VALOR Y PROCESO...
121
Determinación actual e historia en la génesis del dinero
Una aproximación metodológica a la controversia
sobre el carácter mercantil de la forma dineraria
Introducción
En este capítulo se discute la explicación de la naturaleza del dinero ofrecida
por Marx desde un punto de vista metodológico. En particular, se examina la
cuestión enfocando el vínculo entre el desarrollo sistemático y el análisis histórico
en la exposición dialéctica. Para ello, se toma como punto de partida un ex-
tenso e interesante debate sobre la conceptualización del dinero llevado a cabo
durante la década pasada en la revista Economy and Society entre autores prove-
nientes de distintas disciplinas y enfoques (Fine y Lapavitsas, 2000; Zelizer,
2000; Ingham, 2001, 2006; Dodd, 2005; Lapavitsas, 2005). Entre las diver-
sas controversias suscitadas en este debate, nos interesa detenernos aquí en la
que enfrentó a Costas Lapavitsas y Geoffrey Ingham respecto de la naturaleza
esencial del dinero. Estos autores confrontaron, respectivamente, la perspectiva
según la cual el dinero es esencialmente una mercancía y aquella según la cual es
esencialmente un crédito, en el primer caso fundando la existencia del dinero en el
intercambio mercantil y en el segundo caso en la autoridad monetaria. Por supues-
to, la contraposición entre estas dos perspectivas diametralmente opuestas sobre
la naturaleza del dinero tiene una larga tradición en el pensamiento económico.
En efecto, tal como lo plantea Schumpeter de manera elocuente, se puede sostener
que, en última instancia, toda teoría del dinero que merezca tal nombre puede re-
ducirse a alguna de estas dos perspectivas (Schumpeter, citado en Ellis, 1934: 3).1
1
Véase Friedenthal (2012: 8-18) para una concisa pero rigurosa reseña de las diferentes
variantes de una y otra perspectivas en la literatura económica, incluyendo los aportes recien-
[123]
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
tes al respecto dentro del marxismo (donde también han aparecido tanto defensores como
detractores de la explicación marxiana de la naturaleza mercantil del dinero).
124
DETERMINACIÓN ACTUAL E HISTORIA EN LA GÉNESIS...
2
En particular por Smith (1990), Arthur (1996; 1997), Robles Báez (1999) y Reuten
(2000). Para una descripción sucinta de esta corriente dentro de la teoría marxista, véase
Kincaid (2009).
125
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
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DETERMINACIÓN ACTUAL E HISTORIA EN LA GÉNESIS...
mente obvio: la ventaja del uso del dinero presupone instituciones monetarias”
(Ingham, 2001: 308). Por su parte, para sostener que el dinero es asimismo
“históricamente” anterior al intercambio, Ingham remite a algunos estudios
puntuales que encuentran que el dinero funcionó en contextos no mercantiles
como un puro “dinero de cuenta”. Entre ellos, destaca el estudio de Grierson
(1978) según el cual en ciertas tribus germánicas se estableció la institución
del wergeld consistente en un sistema de pagos en compensación por injurias
y daños cuyos montos eran fijados en una misma denominación monetaria en
asambleas públicas, pero cuyo pago era efectuado en mercancías diversas; esto
es, una institución donde el dinero funcionaba como “dinero de cuenta” sin
llegar a funcionar como “medio de circulación” (Ingham, 2001: 310-311). Así,
según argumenta Grierson, “las condiciones bajo las cuales estas leyes fueron
reunidas parecería satisfacer mejor los prerrequisitos para el establecimiento
de un sistema monetario que el mecanismo de mercado” (Grierson, citado por
Ingham 2001: 311).
Sobre esta base, Ingham critica a Fine y Lapavitsas por ofrecer una expli-
cación que no se diferencia en lo esencial de la esgrimida por la economía neo-
clásica, esto es, una explicación lógica e históricamente espuria donde el dinero
“emerge espontáneamente de las relaciones anárquicas entre las mercancías
en el proceso de intercambio” (Ingham, 2001: 315-316). Más todavía, según
Ingham, la explicación específica que presentan estos autores no sólo comporta
todos los problemas propios de la concepción clásica y marxista tradicional,
sino que incluso cae por debajo de ésta ya que al abstraer el trabajo como
sustancia común del valor, Fine y Lapavitsas acaban por presentar “una for-
mulación esencialmente hegeliana de los orígenes del dinero” (Ingham, 2001:
315). El corolario de esta forma de concebir el dinero, sostiene Ingham, es que
no pueden reconocer al “dinero crediticio” como un “elemento constitutivo del
capitalismo” (Ingham, 2001: 314) y, a la postre, no pueden reconocer que el
fundamento del capitalismo es la “lucha”, no entre el capital y el trabajo, sino
entre los poseedores de dinero y de mercancías y el Estado por el significado y
el valor del dinero (Ingham, 2001: 318).
En respuesta a estas críticas, Lapavitsas insiste en que la explicación de la
naturaleza del dinero hay que buscarla en el desarrollo de la forma del valor
presentado Marx, y en que hay que hacerlo abstrayendo el trabajo como sus-
tancia común del valor. De acuerdo con Lapavitsas, esta explicación es “al mis-
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3
Véase referencias más arriba, en la “Introducción”.
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tórico”, dice este autor, se distingue de “la dialéctica sistemática en cuanto […]
puede presentar […] las transiciones de un sistema a otro” (Reuten, 2000:
151). Así, la llamada “acumulación originaria” puede ser leída como una expli-
cación bajo el método de la “dialéctica histórica” de la transición de un modo
de producción precapitalista al capitalismo y, con ello, como una explicación
que completa a la explicación puramente “sistemática”, aunque Reuten consi-
dera el caso más bien como una deficiencia del método dialéctico sistemático.5
En efecto, y tal como lo reconoce este autor, esta lectura es consistente con la
siguiente reflexión de Marx respecto del método dialéctico:
Por otra parte, y esto es mucho más importante para nosotros, nuestro método pone
de manifiesto los puntos en los que tiene que introducirse el análisis histórico, o en los cua-
les la economía burguesa como mera forma histórica del proceso de producción
apunta más allá de sí misma a los precedentes modos de producción históricos.
Para analizar las leyes de la economía burguesa no es necesario, pues, escribir la
historia real de las relaciones de producción. Pero la correcta concepción y de-
ducción de las mismas, en cuanto relaciones originadas históricamente, conduce
siempre a primeras ecuaciones –como los números empíricos por ejemplo en las
ciencias naturales– que apuntan a un pasado que yace por detrás de este sistema
(G.1: 422; énfasis agregado).
Sin embargo, además de que manifiestamente Marx no distingue aquí en-
tre dos métodos diferentes sino entre lo que podríamos denominar “momen-
tos” dentro de un mismo método, la llamada “acumulación originaria” no es
el único momento de El capital en donde se necesita introducir un “análisis
histórico”. Por consiguiente, tampoco es correcto afirmar que este tipo de aná-
lisis sirve exclusivamente para explicar “las transiciones de un sistema a otro”.
Como veremos, el otro momento donde el “método” pone de manifiesto el
punto en que debe introducirse el “análisis histórico” es precisamente en la
5
En su respuesta a las polémicas planteadas en el citado artículo, Patrick Murray –otro
de los autores de la “New Dialectics”– manifiesta su total acuerdo con Reuten en este punto
(Murray, 2002: 161). Por lo demás, nótese que desde esta perspectiva la dialéctica sistemática
nada tiene para decir respecto de la necesidad de la acción política superadora del modo de
producción capitalista, quedando explícitamente limitada a la comprensión de la reproducción
del sistema. Para una crítica de este aspecto de la “New Dialectics”, véase Starosta (2015).
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do lugar, “la historia del dinero comienza en épocas precapitalitas, pero Marx
ha subrayado reiteradamente que su objeto es la mercancía en el capitalismo”;
en tercer lugar, si se tratase de “una historia resumida del dinero, entonces esta
afirmación” de que se trata de “una tarea que la economía burguesa ni siquiera
intentó” “sería sencillamente falsa”, ya que había varias historias del dinero
“desde hacía mucho tiempo, y Marx conocía muy bien esta literatura” (Hein-
rich, 2011: 111-112).6
Si se considera que el despliegue de la necesidad de la forma dineraria del
valor realizado por Marx ni corre paralelo al desarrollo histórico del dinero
ni se fundamenta en el mismo, entonces la propuesta de Fine y Lapavitsas
de reinterpretar la exposición de Marx haciendo abstracción del trabajo como
sustancia del valor también carece de sentido. En términos generales, y esto
es aplicable asimismo a otros autores que, desde otra perspectiva, también su-
gieren hacer abstracción del trabajo en esta instancia del desarrollo sistemático
(Arthur, 2004; Reichelt, 2007; Campbell, 2013), este procedimiento torna el
examen de la forma de valor en una pura formalidad que oscurece el argumento
central de Marx en este apartado. Lo cual, dicho sea de paso, es correctamente
captado por Ingham, si bien con base en una lectura tradicional o “ricardiana”
de El capital. Pero además, como veremos a continuación, la consideración del
trabajo como sustancia del valor no sólo es crucial para comprender la forma
de valor sino que es específicamente relevante para reconocer la naturaleza
mercantil del dinero. Pasemos directamente a este punto.
6
Desde el punto de vista de la evidencia textual, es cierto que en el apartado de la “forma
del valor” Marx señala que la primera y la segunda formas del valor “se da[n]” u “ocurre[n]
de manera efectiva” “en la práctica” (K.I.1: 80-81). Sin embargo, esta especie de paralelismo
entre el desarrollo actual de la determinación y el curso histórico, en primer lugar, dado su
carácter marginal, como señala Iñigo Carrera, no puede ser sino “una observación introduci-
da de manera exterior al propio curso del conocimiento dialéctico que se viene desplegando”
(Iñigo Carrera, 2007: 252). Pero además, como señala oportunamente Heinrich, hay que
notar que “Marx hace esta observación sólo después de haber analizado las formas”, de modo
que “el análisis de la forma del valor no se fundamenta aquí con un desarrollo histórico”
(Heinrich, 2011: 150).
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Para una discusión más extensa de la forma específica del análisis dialéctico que lo dis-
7
tingue del análisis científico convencional, así como su “unidad y diferencia” respecto del
curso sintético de la investigación, véase Starosta (2008), Iñigo Carrera (2013b) y Caligaris
y Starosta (2014).
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En el examen de esta forma Marx señala ante todo, primero, que el valor
“adquiere una expresión autónoma” respecto de la mercancía que busca expre-
sar su propio valor (“la mercancía relativa”) al ponerse de manifiesto o reflejar-
se en el cuerpo material o valor de uso de la otra mercancía (“la mercancía equi-
valente”), y, segundo, que entre las mercancías vinculadas hay una “sustancia
común” en cuanto una se pone en una “relación de igualdad” con la otra. Al ya
haber descubierto en el análisis precedente a este apartado el contenido del va-
lor, dicha “sustancia común” se reconoce inmediatamente como el trabajo abs-
tracto, socialmente necesario, realizado de manera privada (K.I.1: 61-64). Por
lo tanto, el contenido de esta “forma simple” del valor ya deja en evidencia que
lo que está en juego en la expresión del valor es la organización de los trabajos
privados que constituyen el trabajo social global. Marx remarca el punto en su
consideración de las “peculiaridades” que adopta la forma de equivalente en esta
forma simple. Estas peculiaridades expresan cómo las “antítesis internas” de la
mercancía que el análisis precedente ya había descubierto se expresan ahora, en
la relación de cambio, como “antítesis externas”, en particular que la mercancía
que hace de equivalente expresa, bajo su propio contrario, el trabajo abstracto
socialmente necesario realizado privadamente como la sustancia del valor.
Más específicamente, en tanto el trabajo concreto que produce el equiva-
lente deviene el modo de existencia del trabajo abstracto, y por ende asume la
forma de la igualdad con todo otro trabajo humano, la expresión del valor reve-
la que cada trabajo concreto no es más que una especificación cualitativa de la
fuerza humana de trabajo en general. Por lo tanto, queda en evidencia que lo que
está en juego es la regulación de la diferenciación del gasto productivo de cuerpo
humano y que, además, es la mercancía misma la que se afirma como el mediador
cosificado que establece la relación entre los distintos trabajos concretos en tanto
especificaciones orgánicas del trabajo humano, y de este modo le da unidad a la
división del trabajo. Por su parte, el hecho de que el trabajo privado que produce
el equivalente devenga el modo de existencia del trabajo directamente social revela
que la necesidad de esta forma reificada de mediación de la división del trabajo
se desprende de la forma indirecta en que se pone de manifiesto el carácter social
inmanente de los trabajos privados. Dicho en otros términos, el contenido de la
forma simple del valor ya pone de manifiesto que lo que está en juego mediante
la producción de valor es el establecimiento de la unidad del trabajo social. En
suma, la forma simple del valor ya muestra la esencia de lo que la “objetividad
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como reclama Ingham, ni para fundamentarse ni para probarse. Por otra parte,
por tratarse de la realidad actual de la mercancía y del dinero, no es posible ha-
cer abstracción del trabajo, pero no porque se necesite del trabajo para resolver
un abstracto problema técnico de unidad de medida, como cree ingenuamente
Ingham en su lectura “ricardiana” de Marx (Ingham, 2006: 268), sino preci-
samente porque en esta sociedad, a través de la adopción de la “forma de valor”,
y en consecuencia de la “forma de dinero”, se está resolviendo la organización
general de los trabajos privados que componen el trabajo social global. Por lo
tanto, finalmente, lo que esta reconstrucción del argumento de Marx muestra
es que el intercambio de mercancías es la “relación social general” en la socie-
dad burguesa, esto es, la relación social más simple, y por tanto fundamental,
en que en esta sociedad los individuos organizan, de manera indirecta, su pro-
pio proceso de vida social. De modo que toda relación social no mercantil,
como por ejemplo la relación social directa que constituye el Estado, sólo puede
surgir como una relación derivada de la anterior. En este sentido, la explicación
de Marx también corta de tajo la pretensión de Ingham de fundar al dinero
capitalista, y a través suyo el intercambio mercantil correspondiente, en relacio-
nes directas de poder y dominación.
Lapavitsas falla en su respuesta a Ingham porque, asumiendo una concep-
ción lógica-histórica de la génesis del dinero, no sólo se propone en última ins-
tancia fundamentar históricamente lo que constituye la realidad actual del dine-
ro sino que, precisamente por querer encontrar una expresión histórica concreta
de cada momento sistemático presentado por Marx, acaba por pretender expli-
car el dinero a través de la acción de los individuos que intercambian mercancías
interpretando, por ejemplo, la forma simple del valor como un análisis “lógico”
del trueque. En contraposición, el desarrollo de Marx de la forma del valor no
sólo prescinde enteramente de la historia sino también de la acción de los cam-
biantes. Como veremos en seguida, la consideración de esta última llega, en la
exposición marxiana, recién en el capítulo II que, como su título lo indica, trata
del “proceso de intercambio”. Esta tajante distinción realizada por Marx entre
el examen de la “mercancía” y el examen del “intercambio” no es casual, surge
precisamente de haber descubierto la mercancía y sus determinaciones objeti-
vas como el contenido mismo de la acción de los individuos, siendo éstos sólo
“personificaciones” de las potencias sociales enajenadas en el producto de su
trabajo (Starosta, 2015). Si en cambio se presentan a un mismo nivel el desa-
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bilidad de explicar la “cristalización originaria” del dinero con base en la acción actual de los
poseedores de mercancías. Asimismo, justifica la necesidad de introducir el desarrollo histó-
rico de la génesis del dinero precisamente por dicha impotencia del movimiento de la relación
social actual para separar a una mercancía determinada como dinero. Sin embargo, no plantea
las implicancias metodológicas generales que tiene dicha instancia puntual de la exposición mar-
xiana para la problematización del vínculo entre desarrollo sistemático y análisis histórico en el
método dialéctico. Por otra parte, tampoco nota la relevancia de dicha introducción del curso
histórico de la exposición para mostrar la inversión del orden de determinación que implica
respecto de su secuencia “sistemática”.
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zación del valor “impone como un requerimiento que esas funciones separadas
sean integradas […] en una sola mercancía dineraria” (Arthur, 1996: 196).
Conclusiones
En este artículo hemos investigado la naturaleza esencial del dinero y sus de-
terminaciones más generales o simples en clave metodológica. Para ello, en
primera instancia, hemos abordado la cuestión mediante el examen crítico del
debate reciente entre Ingham y Lapavitsas. El primero intenta proveer funda-
mentos “sociológicos” generales a la teoría (post-keynesiana) del dinero como
esencialmente una unidad de cuenta convencional establecida por la autoridad
pública en la cual se miden las obligaciones crediticias contraídas que consti-
tuyen, según este autor, toda operación mediada por el dinero. Por su parte,
la intervención del segundo apunta a defender la perspectiva marxiana que
postula el carácter mercantil del dinero y, en consecuencia, a su origen en el
proceso de cambio.
Más allá de cualquier otra consideración sustantiva respecto de cada una de
estas posiciones sobre la naturaleza y génesis del dinero, la primera conclusión
emergente de nuestra lectura crítica de la controversia es de un cariz primor-
dialmente metodológico. A nuestro juicio, la disputa entre estos autores, y en
particular el intento fallido de defensa de la perspectiva marxiana llevado a
cabo por Lapavitsas, deja al desnudo de forma muy patente las limitaciones del
llamado método “lógico-histórico” como forma de desarrollo de la crítica de la
economía política. Tal como hemos demostrado en este capítulo, la fundamen-
tación del carácter y origen mercantil del dinero actual y sus determinaciones
debe proveerse primordialmente en términos dialéctico-sistemáticos.
Sin embargo, hemos mostrado también que ese modo de investigación se
torna insuficiente para desplegar las determinaciones más generales del dinero
en su plenitud y unidad. Es en este punto donde, más allá de otras similitudes
y acuerdos en un sentido más amplio, nuestro enfoque metodológico tomó dis-
tancia de muchos de los aportes más recientes al método de la crítica economía
política asociados a la llamada “New Dialectics”. En efecto, hemos visto que
es precisamente en el despliegue de las determinaciones generales del dinero
desde la perspectiva del proceso de cambio (tal como lo expone Marx en el
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capítulo II del tomo I de El capital), donde emerge una primera instancia (de
las pocas que se encuentran en dicha obra) en la que el método dialéctico nos
pone delante de la necesidad de dejar momentáneamente de lado el curso pura-
mente sistemático de la exposición para pasar al desarrollo de un curso histórico.
Asimismo, hemos notado también cómo esos pasajes encierran la riqueza de
exhibir de manera particularmente expresiva aquel otro aspecto del método
dialéctico enfatizado por el propio Marx en sus ocasionales, pero ampliamen-
te citadas, reflexiones metodológicas dispersas en sus escritos, a saber: que la
secuencia sistemática de las “categorías económicas” y sus determinaciones in-
vierte el orden en el que se fueron desarrollando en el curso histórico. Huelga
decir que esto no involucra un interés meramente exegético sino que, tal como
se desprende de nuestra discusión, resulta crucial para la comprensión de esta
forma social.
Estos aspectos metodológicos de la exposición marxiana de las determina-
ciones más generales del dinero han sido usualmente pasados por alto por los
autores de la “New Dialectics”. Como es evidente, esto no se deriva simple-
mente de un descuido por parte de estos comentaristas, sino que, tal como se
ha señalado más arriba, refleja una debilidad intrínseca de su concepción del
vínculo entre el despliegue sistemático y el análisis histórico. Concretamente,
este último es considerado como meramente ilustración de las determinaciones
generales descubiertas sistemáticamente o, en el mejor de los casos, como per-
tinente para la explicación de la transición entre modos de producción, pero en
cualquier caso irrelevante para la comprensión de las determinaciones actuales
de las formas sociales capitalistas. Sea como fuere, en ambos casos el vínculo
existente entre ambos “momentos” de la investigación dialéctica resulta com-
pletamente exterior. En contraste, nuestro abordaje ha mostrado que la redi-
rección momentánea al desarrollo histórico de la exposición es una necesidad
inmanente del despliegue sistemático mismo. En efecto, en el caso analizado es
la imposibilidad de que el propio movimiento actual de la acción social de los
poseedores de mercancías determine a una mercancía en particular como dine-
ro lo que genera la necesidad de la introducción del análisis histórico. Ocurre
que la existencia del dinero debe estar presupuesta en la práctica. Y esto, a su vez,
sólo puede haber sido puesto por el curso de la evolución histórica de la mer-
cancía y el dinero con anterioridad a la emergencia del modo de producción
capitalista. La exposición dialéctica debe necesariamente poner al descubierto
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9
Véase De Brunhoff (2005) sobre la emergencia de un “patrón dólar” con la caída del
sistema de Bretton Woods.
10
Esta consecuencia metodológica de considerar a la cuestión de la naturaleza mercantil
del dinero exclusivamente en términos dialéctico-sistemáticos es llamativamente pasada por alto
en varias contribuciones marxistas justamente preocupadas por el fundamento metodológico
de la crítica marxiana. El caso de Campbell (1997) es quizás de los más ilustrativos en este
sentido. Esta autora está de acuerdo con la explicación ofrecida por Marx en el capítulo
primero de El capital respecto a la necesidad de que el dinero sea una mercancía, e incluso la
defiende agudamente frente a sus críticos (Campbell, 1997: 103 y ss.). Sin embargo, conside-
ra esta necesidad como “un supuesto” o “expediente temporario” en el desarrollo sistemático
(Campbell, 1997: 91 y 114) que, como tal, debe ser completamente dejado de lado una vez
que se consideran las formas concretas del dinero, tal como su “actual disociación respecto del
oro” (Campbell, 1997: 89). De allí que Campbell termine concluyendo que el dinero propia-
mente capitalista es esencialmente dinero-crédito. Desde nuestro punto de vista, esta perspectiva
no logra captar al menos dos características fundamentales del método dialéctico: en primer
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Por supuesto, esto deja abierta la cuestión de la conexión interna entre dicha
determinación inmanente del dinero y las formas concretas contemporáneas
del “sistema monetario”. Huelga decir que este tema excede el marco del pre-
sente capítulo. Sin embargo, un par de consideraciones finales se pueden su-
gerir al respecto. En primer lugar, dicha unidad entre el contenido general del
dinero y sus formas concretas sólo puede ser puesta al descubierto mediante el
despliegue sistemático de toda la secuencia de mediaciones a través de las cuales
se realiza el movimiento del dinero hasta dar cuenta de sus figuras contempo-
ráneas; en segundo lugar, la aparente “autonomización absoluta” de las diversas
funciones del dinero respecto de la mercancía dineraria tiene sus bases en la
crisis de sobreproducción en la que está sumergida la economía mundial des-
de la década de 1970 y cuya resolución plena se viene posponiendo mediante
sucesivas olas de expansión del crédito (Iñigo Carrera, 2013a: 208 y ss.). De
ahí también los límites de tal apariencia de abolición del carácter mercantil del
dinero los cuales, tal como señalaba Marx en el tomo III de El capital (K.III.7:
781-782), es de esperar que emerjan con la erupción manifiesta de la crisis, que
es justamente el momento en el cual se restablece de manera violenta la unidad
del proceso de reproducción organizado de manera privada e independiente.
lugar, el hecho de que las determinaciones más simples de un objeto son tan materialmente
constitutivas del mismo como sus determinaciones más concretas, y, en segundo lugar, que
el desarrollo desde las determinaciones más simples a las más complejas se desenvuelve por
medio de negaciones que, entendidas precisamente en su naturaleza dialéctica, no suprimen
las determinaciones más simples sino que las conservan. Al ignorar dichas dimensiones del
despliegue sistemático-dialéctico, se termina otorgándole a la determinación inicial del dinero el
status altamente problemático de “supuesto” arbitrario. Si bien la perspectiva de Campbell tie-
ne la virtud de rechazar el método histórico-lógico, su idiosincrática interpretación del status
del dinero-mercancía en la exposición marxiana la lleva a acercarse peligrosamente al proceder
del método tradicional de las “aproximaciones sucesivas”. En efecto, mientras que el primero
tiene al menos la ventaja de reconocer la objetividad o realidad de las determinaciones más
simples, en la lectura de Campbell las mismas terminan quedando degradadas a ser meros
productos de la reflexión subjetiva.
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Dinero y capital en general
1
“[En] la circulación D-M-D funcionan ambos, la mercancía y el dinero, sólo como diferen-
tes modos de existencia de valor mismo: el dinero como su modo general de existencia, y la mer-
cancía como su modo de existencia particular o, por así decirlo, sólo disfrazado” (K.I.1: 188).
[159]
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existencia mercantil del valor en cuanto ser del capital, es decir, la mercancía,
el dinero y su circulación.2
Como tal, esta forma de circulación presupone lógicamente una división
social del trabajo que corresponde a una forma de producción social disociada
en la que sus productos son el resultado de los trabajos propios de producto-
res privados y autónomos llevados a cabo independientemente unos de otros.
Como esta división social del trabajo disociado presupone además la disocia-
ción entre la producción y el consumo, la relación social de los productores y
de sus trabajos sólo puede ser establecida indirectamente por la mediación del
proceso de intercambio entre sus productos en el mercado. Esto implica que los
productores mismos no tienen ex ante la seguridad de que sus productos juga-
rán un rol en la reproducción social, y que sus productos y los trabajos propios
objetivados en ellos sólo pueden ser validados socialmente ex post por medio del
intercambio. Como productos de trabajo destinados a ser intercambiados en el
mercado, éstos adquieren la forma de mercancías cuyas determinaciones son
ser valores de uso en cuanto la propiedad particular concreta, cualitativamente
heterogénea que les permite ser útiles para otros, y ser valores en cuanto la pro-
piedad esencialmente común, cualitativamente homogénea, que les permite su
intercambiabilidad en determinadas proporciones cuantitativas.
Como en este contexto los valores de las mercancías y el carácter del trabajo
cuya objetivación les da origen no son inmediatamente puestos en una forma
socialmente objetiva en la producción, sino que, en cuanto representan la ob-
jetivación del tiempo de trabajo en sentido fisiológico abstracto de sus produc-
tores individuales, éstos sólo pueden constituir los “valores presupuestos” (o
“valores individuales”) de sus valores sociales. Para que éstos devengan valores
sociales que representen la objetivación de tiempo de trabajo social abstracto
y, por lo tanto, la producción mercantil social disociada sea factible como una
forma de producción social asociada, se requiere de un medio generalizado de
validación social, una cosa particular por medio de la cual el valor aparezca y se
ponga de una forma socialmente objetiva y de esta manera las mercancías he-
2
Al respecto véase Robles (2011, cap. 1), Robles (2014), y Escorcia y Robles (2014). La
primera sección corresponde a los que Marx denomina capítulos introductorios (vorchapters)
al libro sobre El capital: I, II y III. Véase la carta de Marx a Lassalle del 22 de febrero de 1858.
161
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3
En Robles (2005: 177) afirmo que “el contexto de la presentación de Marx es el origen
lógico o la prehistoria lógica del dinero, es decir, el proceso que abarca todas las formas de expre-
sión del valor que preceden a la constitución lógica del dinero” como dinero.
4
En filosofía, la palabra alemana Dasein ha tenido diferentes significados relacionados
con existencia, realidad y ser determinado. En su diccionario de Hegel, Inwood señala: “Sein
[“ser”] y el adverbio da (“ahí”, “aquí”, etcétera) dan dasein (“ser ahí, estar presente, existir”)
y, en el siglo diecisiete, el sustantivo verbal (das) Dasein (“estar ahí, presencia, existencia (es-
pecialmente en espacio y tiempo)”). Dasein fue usado por Leibniz y Wolf como existentia del
latín, la existencia de una cosa en contraste con su carácter. […] Dasein, dice Hegel, es ser
(Sein) con una DETERMINACIÓN (Bestimmtheit), una determinación inmediata (en contraste
con una ESENCIA subyacente), es decir, una CUALIDAD. (De aquí que Dasein, en este contexto,
es traducida usualmente como “ser determinado”).” (Inwood, 1993: 94-95). Aquí hemos usa-
do Dasein para significar que el valor (ser) sólo tiene existencia social cuando adquiere la forma
de dinero, su determinación social inmediata.
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5
Esto significa que el dinero no puede ser considerado un simple numerario en cuanto que
no mide valores sociales dados que subyacen en las mercancías antes de su intercambio.
6
Desde luego que en la prehistoria del dinero las unidades de medida de los equivalentes
singulares o particulares estaban relacionadas con las propias medidas de peso de las mercan-
cías que los representaban.
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“El nombre de una cosa es por entero exterior a la naturaleza de la misma. Nada sé de
7
una persona de la que sé que se llama Jacob. De igual suerte, en las denominaciones dinerarias
libra, tálero, franco, ducado, etcétera se desvanece toda huella de la relación de valor” (K.I.1
123).
8
Cabe señalar que esta forma de fijación del precio de las mercancías puede además im-
plicar, por un lado, “la posibilidad de una incongruencia cuantitativa”, es decir, que el precio
de la mercancía diverja de su valor; precio que, sin embargo, no deja de ser la expresión de su
valor, y, por otro lado, “una contradicción cualitativa”, es decir, que “el precio deje de ser en
general la expresión del valor” (K.I.1: 125), como, por ejemplo, el precio de la tierra.
164
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9
Marx utiliza el verbo representar para designar que tanto la mercancía-dineraria oro
como cualquier signo de valor que lo sustituya funcionan como medios de circulación. Esto
es así aunque, como en el caso de su sustitución por papel moneda, se inviertan las leyes de
la circulación del dinero: “Mientras que el oro circula porque tiene valor el papel tiene valor
porque circula. Mientras que, con un valor de cambio determinado de las mercancías, la can-
tidad de oro circulante depende de su propio valor, el valor del papel depende de su cantidad
circulante. Mientras que la cantidad del oro circulante aumenta o disminuye con el aumento
o la disminución de los precios de las mercancías, éstos parecen aumentar o disminuir con el
cambio en la cantidad de papel circulante […]. Mientras que la moneda de oro evidentemen-
te sólo representa el valor de las mercancías, en la medida en que éste se halla evaluado en oro
o representado como precio en oro, el signo de valor parece representar directamente el valor
de la mercancía” (CCEP: 110-11).
10
Como toda negación dialéctica, esta negación implica no la supresión del dinero-mer-
cancía oro sino su preservación como fundamento de los signos particulares que lo sustituyen
en su propio curso. En cuanto fundamento, éste está en sus sustitutos, aunque esté negado.
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Además, como señala en Teorías sobre la Plusvalia, “esta moneda, por ejemplo, no es más que
un trozo de metal. Lo que hace de él dinero es solamente la función [que cumple] en el pro-
ceso de circulación” (TsPV.III: 421-422).
166
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11
Cabe señalar que si bien esta relación está contenida en la primera metamorfosis de la
mercancía y en su inversa, la primera metamorfosis se realiza después de su inversa.
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Finalmente está el dinero como dinero mundial. Cuando el dinero rompe las
barreras de la circulación interna e ingresa al ámbito internacional se despoja
de su ropaje nacional –como patrón de precios, moneda y signo de valor– y
vuelve a revestir su forma originaria de lingotes de oro o de plata que se pre-
sentan como tales como dinero mundial. Bajo estas formas, el dinero funciona
en general como medio de pago principalmente en la compensación de los
balances internacionales; como medio de compra en el intercambio mercantil
entre los diversos países del mundo; como concreción material absolutamente
social de la riqueza, sirve para llevar a cabo las transferencias de riqueza entre
un país y otro, y como medio de atesoramiento que sirve de fondo de reservas
nacionales para la circulación en el mercado mundial.
“Si se considera la forma misma de la circulación, lo que en ella deviene, surge, se produce, es el
12
dinero mismo, y nada más. Las mercancías se intercambian en la circulación, pero no es en ella
donde nacen” (CCEP: 255). “Es éste [el dinero,] un producto de la circulación que contra
lo convenido, por así decirlo, ha surgido y salido de ella. El dinero no es una forma simple-
mente mediadora del intercambio de mercancías. Es una forma de valor de cambio nacida del
proceso de circulación; un producto social que, a través de las relaciones entabladas por los
individuos en la circulación, se genera a sí mismo” (CCEP: 257).
13
“Ese producto último [–el dinero–] de la circulación de mercancías es la primera forma
de manifestación del capital” (K.I.1: 179). “El dinero como capital es una determinación del di-
nero que va más allá de su determinación simple como dinero. Puede considerársele como una
realización superior, del mismo modo que puede decirse que el desarrollo del mono es el hom-
bre […]. Sea como fuere, el dinero como capital se diferencia del dinero como dinero” (G.1: 189).
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A este respecto, véase Robles 2011: capítulo 1, sección 1.2.
15
“Desde luego que la circulación mercantil simple implica una autonomización del valor
bajo la forma dinero y que éste último esté en movimiento. Sin embargo, el valor en la forma
de dinero se presenta aquí como un mediador evanescente que, al momento de realizarse, al
mismo tiempo se extingue y queda excluido del proceso. Incluso, al final del proceso el dinero,
en cuanto medio de circulación, permanece como un simple residuo. Por esto, aunque haya
movimiento del dinero, éste no es valor-en-proceso, ni él mismo es movimiento. El movi-
miento es aquí un atributo, no un sujeto. El dinero es así concebido como una cosa palpable
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mercancías se convierten en las formas de existencia del valor como capital: “el
dinero como su modo general de existencia, la mercancía como su modo par-
ticular de existencia o, por así decirlo, sólo disfrazado” (K.I.1: 188). El dinero
como dinero es así negado y superado como una simple cosa material tangible
convirtiéndose en un proceso por sí mismo. Sin embargo, esta determinación
es insuficiente para explicar completamente el devenir del valor en capital debi-
do al hecho de que el resultado “en el que se consuma todo ese proceso es el
intercambio de dinero por dinero, D–D”, es decir, “lo mismo por lo mismo”, lo
que “parece ser una operación tan carente de objetivos como absurda” (K.I.1:
180 y 183).
b) La determinación cuantitativa de su devenir: D–M–D’. Debido a que la
finalidad del proceso por medio de cual el valor deviene en capital no puede
ser la misma magnitud de valor que se adelantó originariamente en forma de
dinero esta finalidad sólo puede consistir en la diferencia cuantitativa con res-
pecto a esta magnitud. De aquí que la finalidad de este proceso sólo pueda ser
el cambio de esta magnitud originaria y, por lo tanto, la superación de su límite.
Para Marx, el valor que no sólo se mantiene y perpetúa a sí mismo a través
de la circulación (su determinación cualitativa), sino que además aumenta su
propia magnitud agregando a sí mismo un plusvalor, se convierte en capital
como valor que se valoriza a sí mismo, que se automultiplica. Es por esto que “la
forma plena de este proceso es”, dice Marx, “D–M–D’, donde D’ = D +
∆D, esto es igual a la suma de dinero adelantada más un incremento” (K.I.1:
184), proceso que toma ahora la forma de un creciente movimiento de valor no
sólo infinito sino al modo de una línea en espiral.
c) La medida en cuanto unidad de sus determinaciones cualitativa y cuan-
titativa. En cuanto que el devenir del valor en la cualidad de capital se debe al
incremento cuantitativo de valor que se crea a través de su propio proceso de
circulación, este devenir se expresa por la relación recíproca de los cuantos re-
lacionados de valor que componen, y están objetivados en, su propio resultado,
y rígida. Dado que la circulación mercantil simple, M–D–M, “no lleva […] en sí misma el
principio de la autorrenovación”, ésta no es sólo “negada desde el punto de vista del valor de
cambio” (CCEP: 261), sino que es un proceso cuyo destino es su fin. Esta cualidad es así su
límite” (Robles, 2011: 70).
170
DINERO Y CAPITAL EN GENERAL
16
“Conforme a la naturaleza de éste, primeramente en el capital –al haberse transformado
en dinero– sólo se presenta medido el nuevo valor creado por el capital; es decir, se reproduce la
primera determinación el dinero como la medida general de las mercancías; ahora como medida
de la plusvalía, de la valorización del capital. Bajo la forma de dinero, este valorizarse se presenta
como medido en sí mismo, como teniendo en sí mismo su medida” (G.I: 408; énfasis agregado).
171
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
172
DINERO Y CAPITAL EN GENERAL
173
FIGURA 1
Representación gráfica de los tres ciclos del capital bajo reproducción simple
Proceso de circulación: Cc
Proceso de producción Proceso de producción
Dc MP M D . D2 — M2.......P2.......M2’ —D 2’
D 1 —M 1 ........P .......M ’
1 1 + —D’ +
1
Dv FT ¨M ¨D . ¨D2 — ¨M2
Ciclo D1—D1’ Ciclo D2—D2’
Ciclo P1—P2
Ciclo M1’—M2’
174
DINERO Y CAPITAL EN GENERAL
b) Al analizar el capital dinerario […] se producen por lo común dos errores que
corren paralelos o se entremezclan. En primer lugar: las funciones que el valor de
capital cumple como capital dinerario, y que precisamente puede cumplir porque
se encuentra bajo la forma dineraria, se deducen erróneamente de su carácter de
capital, mientras que en realidad sólo se deben al estado de dinero en que se en-
cuentra el valor del capital, a esta forma de manifestación suya en cuanto dinero. Y
en segundo lugar, a la inversa: el contenido específico de la función dineraria, que
la convierte al propio tiempo en una función de capital, se deduce de la naturaleza
del dinero (confundiendo de esta suerte, dinero con capital), mientras que en
realidad ella presupone condiciones sociales –como aquí, en el cumplimiento de
D-FT– que no están dadas de ningún modo en la mera circulación de mercancías
y en la correspondiente circulación de dinero (K.II.4: 38).
175
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
176
DINERO Y CAPITAL EN GENERAL
17
“El hecho de que D” exprese este resultado en forma dineraria, como capital dinerario
realizado, no surge de que sea forma dineraria del capital, de que sea capital dinerario, sino a
la inversa de que es capital dinerario, capital bajo forma dineraria, de que el capital inauguró el
proceso bajo esta forma, de que lo adelantó bajo la forma de dinero” (K.II.4: 56).
177
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
“Pero D” como D + ∆ D, es decir, £ 500 como £ 422 de capital adelantado más un in-
18
cremento del mismo de £ 78, representa al mismo tiempo una relación cualitativa, aunque esta
misma relación cualitativa sólo existe como relación entre las partes de una suma homogénea,
es decir, como relación cuantitativa […] D” existe ahora como relación de capital; D no apare-
ce ya como mero dinero, sino que está puesto expresamente como capital dinerario, expresado
como valor que se ha valorizado, es decir, que también tiene la propiedad de valorizarse, de
incubar más valor del que él mismo posee” (K.II.4: 53, donde hemos sustituido d por ∆ D).
178
DINERO Y CAPITAL EN GENERAL
179
FIGURA 2
Representación matricial del proceso de circulación Cc.
D2*–M2* +
D2–M2 ∆D2–∆M2 Dv1–M2
Sector Tercera fase I II Capitalistas Obreros
I MP’–DMP’ Dc2I–MPI Dc2II–MPII
M1’–D1’
∆DI–∆MC2I Dv1I–MC2I
II MC’–DMC’
∆DII–∆MC2II Dv1II–MC2II
T FT–(DFT) (Dv2I)–FTI (Dv2II)–FTII
180
DINERO Y CAPITAL EN GENERAL
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DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
182
DINERO Y CAPITAL EN GENERAL
∆DII representa el dinero que bajo la forma de rédito o ingreso obtienen los ca-
pitalistas del sector II, el cual es gastado como medio de compra en la compra, al
mismo sector, de los ∆MCII necesarios para su reproducción en el segundo
periodo. Éste es un intercambio intrasectorial en el que el dinero en su función
de medio de circulación (o medio de compra) es la expresión de realización de
capital y, simultáneamente, de gasto dinerario de rédito o ingreso.
Por último, presentamos las relaciones de intercambio que corresponden a
las ventas/compras de las FT requeridas sectorialmente para la producción en
el segundo periodo. La relación que corresponde al sector I es: FTI–(DFTI)/
(Dv2I)–FTI, y la que corresponde al sector II: FTII–(DFTII)/(Dv2II)–FTII.
En las relaciones anteriores (DFTI) y (DFTII) son la expresión de los precios
o salarios de las FT que, en términos ideales de dinero de cuenta, quedarán fija-
dos en el contrato de compra respectivo en cada sector para el segundo perio-
do. A su vez (Dv2I) y (Dv2II) representan, respectivamente, el valor del capital
variable que se adelanta en forma dineraria en la compra de las FT en cada sector
(FTI) y (FTII), para el segundo periodo, el cual equivale a la masa salarial esta-
blecida en los contratos de compra respectivos. Por el hecho de que las fuerzas
de trabajo sólo se pagan después de que han funcionado, estas sumas de dinero
que representan los salarios respectivos no sólo asumen la función de medio de
pago, sino además como medios ideales de compra al permitir que las fuerzas de
trabajo pasen a manos de los capitalistas de cada sector para ser consumidas
en la producción. La realización de estos medios de pago como dinero que
asume la forma de rédito o ingreso salarial de los obreros sólo ocurrirá al final del
segundo periodo.
Para terminar, permítasenos sintetizar algunas de las relaciones anteriores y
explicitar algunas relaciones implícitas en ellas:
a) En una misma relación de intercambio, una misma suma de dinero que
funciona como medio de circulación (o medio de compra) o como medio de
pago puede ser, por un lado, la expresión de dos formas dinerarias de capital, por
ejemplo, en la realización de capital y, simultáneamente, como adelanto de capital,
para un mismo sector o para diferentes sectores, o como dos formas dinerarias
de ingreso/gasto, por ejemplo, como forma dineraria del ingreso de los obreros y,
simultáneamente, como gasto de rédito de los mismos, y, por otro lado, como dos
diferentes expresiones, de forma dineraria de capital y, simultáneamente, como forma
183
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
184
DINERO Y CAPITAL EN GENERAL
19
Para un tratamiento más completo de este momento, véase Robles (2011).
20
“El capital, partiendo de sí mismo como del sujeto activo, del sujeto del proceso […],
se comporta consigo mismo como valor que se aumenta a sí mismo, esto es, se comporta con la
plusvalía como puesta y fundada por él; se vincula como fuente de producción consigo mismo
en cuanto producto; como valor productivo, consigo mismo en cuanto valor producido. Por
ello el valor recién producido ya no lo mide por su medida real, la proporción entre el plus-
trabajo y el trabajo necesario, sino que lo mide por sí mismo, por el capital, como supuesto de
ese valor. Un capital de un valor determinado produce en un lapso determinado una plusvalía
determinada. La plusvalía medida así por el valor del capital presupuesto –y puesto así el
capital como valor que se valoriza a sí mismo– es el beneficio; bajo este specie –no aeterni sino ca-
pitalis– la plusvalía es beneficio, y el capital en sí mismo como capital, como valor que produce
y reproduce, se diferencia de sí mismo como beneficio, valor recién producido. El producto
del capital es el beneficio. Por consiguiente la magnitud de la plusvalía es medida por la magnitud
de valor del capital, y la tasa del beneficio está por lo tanto determinada por la proporción entre
su valor y el valor del capital” (G.2: 278).
21
“Por definición la competencia no es otra cosa que la naturaleza interna del capital, su de-
terminación esencial, que se presenta y realiza como acción recíproca de los diversos capitales
entre sí; la tendencia interna como necesidad exterior. (El capital existe y sólo puede existir como
muchos capitales; por consiguiente su autodeterminación se presenta como acción recíproca de
los mismos entre sí)” (G.1: 366, énfasis agregado).
185
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
La relación cuantitativa que manifiesta la posición cualitativa del capital productivo como
22
un todo se refiere a su medida específica de realización: la tasa general de ganancia del capital
productivo como un todo.
23
La formación de tasa uniforme de ganancia ni la formación de los precios de producción
son resultado de la distribución del plusvalor en el largo plazo.
24
Esta inversión en las determinaciones que resulta de la competencia es señalada por
Marx en el siguiente pasaje de los Grundrisse: “En suma, aquí [, en la competencia], todas las
determinaciones se presentan a la inversa de lo que ocurría con el capital en general. Allí, el pre-
cio determinado por el trabajo; aquí, el trabajo determinado por el precio, etcétera.” (G.2: 175).
186
DINERO Y CAPITAL EN GENERAL
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187
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
188
Los aspectos monetarios del proceso capitalista en el sistema marxista
Una investigación desde el punto de vista de la teoría
del circuito monetario
Riccardo Bellofiore
Introducción
La crítica de la economía política de Karl Marx es un caso único en la historia
del pensamiento económico. Pero hablar de los “aspectos” monetarios del sis-
tema marxista no es ni siquiera suficiente, porque lo que él ofrece es una pers-
pectiva de la economía capitalista como un todo donde la producción, la circulación
y la distribución son afectados profundamente por el dinero y lo financiero, de
tal manera que cualquier dicotomía entre lo “real” y lo “monetario” es fútil. De
hecho, si hay un autor para quien es apropiada la etiqueta de teoría monetaria de
la producción, éste es Marx.
Sin embargo, las peculiaridades de Karl Marx no provienen sólo de su
análisis del proceso capitalista como una secuencia monetaria de fases sucesivas
y entrelazadas. El mismo punto estuvo en el corazón de Interest and Prices de
Wicksell (1898), de la Teoría del desarrollo económico de Schumpeter (1911),
y del Tratado de la moneda de Keynes (1930). Estos autores (véase Bellofiore
1992, 2004b) enfatizan cómo la financiación bancaria a la producción hizo de la
instabilidad dinámica o estructural la norma permitiendo el comportamiento in-
novador y la competencia intra-capitalista y que la clase capitalista determine la
distribución real del ingreso y de los recursos productivos independientemente
de la aparente soberanía del consumidor. La originalidad de Marx dentro de esta
corriente heterodoxa de la teoría macromonetaria descansa en el hecho de que
su enfoque estaba incorporado en su teoría del valor y plusvalor basada en el trabajo
abstracto como una teoría de la explotación.
[189]
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Con pocas excepciones, el interés en el tratamiento del ciclo del capital dine-
rario en Marx es un fenómeno relativamente reciente. Uno de los primeros de
estos intentos, que se remonta a finales de la década de los setenta y principios
de los ochenta puede ser la relectura de Marx de la teoría del circuito monetario
(TCM. Un estudio detallado se puede encontrar en Graziani, 2003). En este
capítulo se presenta una breve revisión de la teoría del valor trabajo monetario
y se intenta demostrar que la TCM ayuda a proponer una reformulación que
supera algunos de los rasgos problemáticos de Marx.
190
LOS ASPECTOS MONETARIOS DEL PROCESO CAPITALSTA...
a su vez por las negociaciones entre los bancos y las firmas en el mercado dine-
rario sobre el monto y el “precio” de financiación.
En la fase intermedia, las firmas pueden usar este poder de comando sobre
los recursos productivos conferido por su dinero para actualizar sus planes de
producción. El nivel o la estructura del empleo y el tamaño y la composición del pro-
ducto son afectados por las decisiones de los empresarios. Estas opciones son
conducidas por previsiones sobre la demanda efectiva y pueden ceder el paso
a una situación de desempleo involuntario. Si no se considera la posibilidad de
la lucha de los trabajadores dentro del proceso de trabajo, estas expectativas
son realizadas completamente. Sólo dos tipos de mercancías son producidas
–bienes de consumo y bienes de inversión– de acuerdo a cómo es asignada la
mano de obra.
Después de la producción, en la fase final, los trabajadores deciden libre-
mente cómo dividir su ingreso monetario entre consumo y ahorro. La clase de
los trabajadores sólo puede comprar las mercancías disponibles para ellos pro-
ducidas por las firmas a través de sus elecciones separadas e independientes.
Si la propensión a consumir de los trabajadores es igual a la unidad las firmas
recuperan toda la nómina salarial monetaria sólo del mercado de mercancías y
pagan sus deudas a los bancos. Si la propensión a consumir de los trabajadores
es menor que la unidad las firmas pueden recuperar la liquidez no gastada en
bienes de consumo con la venta de nuevos títulos en el mercado financiero.
Así, las firmas obtienen la financiación final de ambos mercados, del mercado
de bienes de consumo y del mercado bursátil. El circuito monetario se cierra
entonces con el reflujo de la financiación inicial a los bancos y, de este modo,
con la destrucción del dinero originalmente creado. Pero si alguno de los flujos
del ahorro monetario es retenido como balances líquidos –esto es, si hay “pér-
didas” del circuito y los balances líquidos son retenidos como reserva de valor–
las firmas no recuperarán todo el dinero que ellas adelantaron a los trabajadores
y el circuito no se cerrará. El agregado neto del dinero en existencia (stock)
simplemente refleja la deuda de las empresas aún no reembolsada a los bancos.
Debido a esto, en el siguiente periodo los bancos pueden negarse a satisfacer la
demanda de financiación de las firmas, lo que conduce a una crisis.
La TCM se construye alrededor de la idea de que las firmas tienen un acceso
privilegiado al crédito bancario; esto es, las firmas son capaces de obtener el po-
der de compra de los bancos sin verse limitadas por el nivel previo del ingreso
191
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
El crédito bancario al consumo es reconocido por la TCM como un hecho empírico pero
1
es interpretado como un camino indirecto para la financiación a las firmas. Véase Graziani
(2003: 21)
192
LOS ASPECTOS MONETARIOS DEL PROCESO CAPITALSTA...
entre ahorradores e inversores sino como creación de dinero ex novo sin la previa
recolección de depósitos. Consecuentemente, la TCM rechaza la interpretación
dominante de la oferta monetaria como un múltiplo de la base monetaria, como
también de la tesis de una precedencia lógica de los depósitos sobre los présta-
mos. Incluso fuera de una “economía de crédito puro”, el dinero sigue siendo
nada más que una deuda regulada por los bancos en un sistema de contabilidad
social en el que las demandas de los recursos reales se distribuyen diferencial-
mente. En un sistema monetario mixto, los depósitos bancarios y las obligaciones
del banco central (reservas y pagarés pendientes) son consecuencia de los prés-
tamos privados de los bancos y/o los adelantos del banco central a los bancos
comerciales o a los gobiernos.2 Los préstamos originan los depósitos y el siste-
ma bancario no enfrenta ninguna restricción en la creación monetaria aparte de los
límites establecidos de forma endógena por las interacciones reales de los agentes en
el sistema económico o las intervenciones institucionales en el sistema monetario.
La creación de dinero en una verdadera economía monetaria, sin un Estado
“activo” que persigue un déficit o un superávit, puede ser descrito con más
detalle con la ayuda del marco wickselliano. En el caso más simple de un banco
único en una comunidad aislada, se supone que los pagos se hacen sólo a través
de transferencias contables o por medio de la emisión de pagarés en una eco-
nomía de crédito puro. Sin fugas en la circulación, el banco único nunca puede
encontrarse en problemas. No necesita mantener reservas. Lo mismo ocurre
si múltiples bancos comerciales se expanden en forma concertada, porque ningún
banco individual tiene que enfrentarse a un balance negativo en la cámara de
compensación bancaria. Las cosas cambian si consideramos bancos múltiples
que no expanden los préstamos en sincronía; el banco que se expande más rá-
pido que los demás experimenta salidas más altas que las entradas y tiene que
encontrar la manera de hacer frente a sus deudas. En este caso, o hay algún
banco de bancos que emite un medio de intercambio final universalmente acepta-
do, u otra vez se tiene que enfrentar el problema en un sistema descentralizado
de cómo se cancelan los pagos finalmente. La liquidación final podría lograrse
a través de pagos directos de los dos contratantes (two party) en mercancías,
2
La única excepción es el pago hecho por el Estado a través de dinero de curso legal emi-
tido por la Tesorería, lo que para la TCM es un signo de su privilegio de monedaje.
193
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
incluido el “dinero como una mercancía” (por ejemplo, el oro), pero podría
también lograrse a través de créditos recíprocos entre bancos. En un acuerdo
internacional no regulado tenemos zonas monetarias nacionales junto con un
sistema mundial de trueque o de mero crédito (bilateral).
Consideramos el caso de una economía abierta con una estructura piramidal
de signos monetarios “mixtos”. En el ápice, hay un banco monopolista emisor
de billetes que normalmente tiene al Estado detrás de sus privilegios y cuyos
clientes son principalmente nacionales. En la base hay bancos comerciales com-
pitiendo cuyos pasivos circulan entre una clientela que cubre sólo una parte del
mercado de depósitos. Aquí tenemos una relación jerárquica entre dos tipos
de dinero. Los bancos comerciales se ven obligados a realizar pagos a través
del dinero proporcionado solamente por el banco central y que se supone es de
curso legal. Ellos sostendrán los activos del banco central para estar preparados
para amortizar sus pasivos; por lo tanto, mantendrán una reserva para obtener
refinanciación si es necesario. El banco central, a su vez, pueden ser requerido
a liquidar las compras extranjeras no compensadas que lo inducirán a mante-
ner una reserva de alguna mercancía como último recurso para cancelar sus
deudas (a menos que los bancos centrales estén dispuestos a concederse crédito
ilimitado entre sí). En esta situación, las conclusiones alcanzadas por el banco
único y por los bancos que se expanden al mismo ritmo en una economía cerra-
da ya no aplican. Tanto los bancos comerciales como los bancos centrales están
obligados a mantener reservas en moneda de curso legal y en “dinero como
mercancía” respectivamente.
Diferentes conclusiones se desprenden en el caso de una economía cerrada
con múltiples monedas, lo que equivale a la ficción de la economía global con
un “banco de bancos centrales” mundial. La cantidad total de créditos con-
cedidos por los bancos comerciales todavía depende de la cantidad de dinero
de alto poder elegido por el banco central, pero en este caso no hay ninguna
necesidad de que el banco central aparte reservas en “dinero como mercancía”.
Suponiendo que los bancos comerciales no actúan en forma concertada, ellos
necesitan mantener reservas, pero en una economía cerrada el banco central
no lo necesita y puede expandir sus pasivos a voluntad. De hecho estamos de
regreso al caso de un “solo” y “único” banco.
Este cuadro puede ser fácilmente adaptado al caso de la economía global
con una estructura de tres niveles bancarios. Permitiendo la convertibilidad de
194
LOS ASPECTOS MONETARIOS DEL PROCESO CAPITALSTA...
195
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Bellofiore (2004a).
196
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Esto no significa negar las fases históricas en que el dinero era en un principio una mer-
4
cancía; más bien significa que la esencia de un fenómeno social no se revela por su primera
aparición histórica sino sólo cuando está completamente desarrollado.
198
LOS ASPECTOS MONETARIOS DEL PROCESO CAPITALSTA...
ta, como en la ley de Say, sino como la demanda que impulsa a la oferta, como el
principio de la demanda efectiva.
Desde este punto de vista, el vínculo necesario entre el valor (nuevo) y el
(ingreso) dinero, que ha sido subrayada por la mayoría de las nuevas interpre-
taciones contemporáneas de Marx, tiene que basarse en la necesidad del capital
de extraer trabajo vivo de su “otro interno”, una clase trabajadora potencialmente
resistente, para valorizarse a sí mismo. Ésta es la razón última de por qué la to-
talidad del trabajo directo gastado en el periodo es la fuente exclusiva de nuevo
valor monetario, el argumento original al principio de El capital de rastrear el
origen del valor en el trabajo es más bien inconcluso, o en el mejor de los casos,
una mera presuposición que debe ser demostrada.
199
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
200
LOS ASPECTOS MONETARIOS DEL PROCESO CAPITALSTA...
Una vez que se ha fijado el consumo real de la clase trabajadora, una vez
que las técnicas son dadas y una vez que se ha terminado la lucha sobre la
duración y la intensidad de la jornada laboral diaria, hemos determinado el
trabajo vivo total gastado y el trabajo necesario total que entra en las mercancías
puestas a disposición de los trabajadores; por consiguiente el trabajo excedente
total. Estas cantidades de trabajo son independientes con respecto a la regla del
precio porque en tanto que la explotación y la canasta de consumo están dadas,
ellas no cambian. La única cosa que ocurre con un cambio de los precios es
una redistribución entre los capitales individuales del trabajo directo total que
manifiesta el ingreso monetario, algo que no afecta directamente la relación de
clase fundamental.
En mi reconstrucción del argumento de Marx, influenciada por la TCM, la
“expresión monetaria del tiempo de trabajo”, y por tanto su inversa, el “valor
del dinero”, son sólo determinados en la metamorfosis de las mercancías con
el equivalente general en el mercado de mercancías. Pero se ha agregado que
la producción capitalista necesita una ante-validación monetaria. Hay, por lo
tanto, un “valor del dinero” como capital, en relación con la financiación inicial,
que es distinto y preliminar en relación con el “valor del dinero” en cuanto el
inverso de la expresión monetaria del tiempo de trabajo. Como se mostró ante-
riormente, el poder de compra del capital variable como dinero adelantado en
el mercado de trabajo “se traduce” en determinado tiempo de trabajo reque-
rido para producir el salario de subsistencia de la clase trabajadora, y también
–asumiendo el cumplimiento de las expectativas acerca de la explotación del
trabajo vivo y acerca de la ventas futuras en el mercado de mercancías– en
determinado tiempo de trabajo socialmente necesario que es extraído por el
capital total a la clase trabajadora.
201
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
5
El tema de esta sección se desarrolla con más detalle en Bellofiore (1985).
202
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Sobre esto, una consideración más detallada puede encontrarse en Realfonzo y Bellofiore
6
(2003).
206
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como un monto dado de dinero que se presta a las firmas para funcionar como
capital dinerario para la compra de fuerza de trabajo. Este dinero, después del
préstamo a favor del capitalista productivo, retorna primero a los capitalistas
en funciones y después al prestamista inicial. Bajo las condiciones promedio,
el dinero pedido prestado por las firmas y empleado por ellas como capital
dinerario (es decir, una suma de valor) tiene la capacidad de producir la ga-
nancia media como su valor de uso. Una parte del plusvalor se debe, por lo tanto,
entregar como interés. La tasa de interés es un gravamen sobre el plusvalor. No
tiene ningún otro origen que la explotación de la fuerza de trabajo. El nivel de
la tasa de interés es empírico y convencional ya que depende del nivel relativo
de la oferta y la demanda, de las garantías del prestatario y de la duración del
préstamo.
En el capital que devenga interés la relación del capital alcanza su forma
más “superficial” y fetichizada. Una suma de dinero dada parece producir auto-
máticamente un monto mayor de dinero como valor que se autovaloriza, como el
producto de una mera cosa, no de una relación social. La idea surge de manera
espontánea de que la ganancia bruta consiste en dos partes heterogéneas con
diversas fuentes: el interés, del capital de préstamo; la ganancia empresarial,
del trabajo de supervisión y gerencial. La realidad es puesta al revés. El plusva-
lor extorsionado a los trabajadores por los capitalistas en funciones desaparece
de la vista, el interés aparece como el fruto específico del capital y la ganancia
empresarial es vista como un mero accesorio en la reproducción. En esta si-
tuación invertida el dinero pierde su carácter de símbolo institucional de una
relación social y se convierte en una simple cosa.
¿Cómo y quién suministra el capital dinerario a las firmas? ¿Cuál es la natu-
raleza de este capital dinerario? Marx inicialmente propone una visión de los
bancos como meros intermediarios financieros. Ellos recogen el dinero de los suje-
tos que desean prestar para pasarlo a las firmas que deseen pedir prestado; de los
depósitos se hacen los préstamos a través de un multiplicador dinerario flexible.
La condición lógica de los bancos que prestan es aquí la existencia previa del
ahorro dinerario. Habiendo definido la actividad bancaria como intermedia-
ción pura, es consecuente que Marx considere a los depósitos como los fondos
prestables a disposición de los bancos. Pero en una visión alternativa que Marx
ofrece en otras páginas el crédito bancario es adelantado sin ninguna restricción
que provenga de ahorro previo, ya sea real o monetario. Es, por decirlo así, una
207
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
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LOS ASPECTOS MONETARIOS DEL PROCESO CAPITALSTA...
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nomista postkeynesiano, se suma al llamado para reformar la “arquitectura fi-
nanciera internacional”. A diferencia de otros reformistas, sus propuestas se
centran en una nueva forma de dinero mundial. En este capítulo presentaré
una evaluación crítica de su posición desde un punto de vista marxista.
En la actualidad el dólar, el euro y el yen son las principales formas de di-
nero que sirven como unidad de cuenta, medio de circulación, medio de pago
y fondo de reserva en el mercado mundial, con el dólar aún siendo dominante.
Las relaciones entre estas monedas y entre éstas y otras monedas son una di-
mensión crucial del orden mundial contemporáneo.
Los teóricos neoliberales sostienen que los mercados financieros son racional-
mente eficientes. A pesar de que los negociantes individuales pueden errar, con
el tiempo la sabiduría colectiva del mercado procesa la información relevante
con mucha mayor precisión y velocidad que los funcionarios del gobierno. La
mayoría de los países (o unidades monetarias) deben, por tanto, dejar la de-
terminación del valor relativo de sus monedas al mercado (Friedman, 1953).
Cuanto más tiempo el gobierno mantenga un tipo de cambio inapropiado más
nítida y más perjudicial será la eventual revaluación, tal como demostró la crisis
del Este Asiático de 1997 (De Rosa, 2001).
Los postkeynesianos rechazan la hipótesis de la eficiencia racional (David-
son, 2002, capítulo 3). El futuro es radicalmente incierto; es imposible calcular
incluso la probabilidad de que una trayectoria particular de desarrollo se man-
tenga en los mercados de títulos de capital. Dada esta incertidumbre, el éxito
de la inversión es una cuestión de anticipar los cambios en las expectativas
[211]
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
212
HACIA UNA TEORÍA MARXISTA DEL DINERO MUNDIAL
rior a la segunda guerra mundial.1 Los teóricos postkeynesianos creen que esto
puede ser explicado principalmente por las tendencias recesivas introducidas al
mercado mundial por el actual sistema de dinero mundial. Los flujos financie-
ros que deberían fomentar el desarrollo industrial ahora lo obstaculizan a costa
de un sufrimiento innecesario.
Las ocho propuestas para la reforma de la arquitectura financiera interna-
cional formuladas por Davidson están destinadas a revertir este estado perver-
so de las cosas. Las primeras cuatro pueden ser tomadas en conjunto:
Primero, la unidad de cuenta y último activo de reserva para la liquidez interna-
cional es la unidad monetaria internacional de compensación (IMCU, por sus siglas
en inglés). Toda IMCU sólo puede ser mantenida por los bancos centrales de las
naciones que se rijan por las reglas del sistema de compensación […]. Segundo,
cada banco central nacional o, en el caso de una unidad monetaria (por ejemplo,
el euro), el banco central de una unión monetaria, está comprometido a garanti-
zar la convertibilidad de única dirección [one-way convertibility] de los depósitos
de IMCU en la cámara de compensación en dinero local […]. Tercero […], los
contratos que deban ser liquidados en términos de moneda extranjera requerirán
algún compromiso anunciado públicamente por el banco central (a través del sec-
tor bancario privado) sobre la disponibilidad de fondos extranjeros para cumplir
con tales obligaciones contractuales privadas. Cuarto, el tipo de cambio entre la
moneda local y la IMCU lo establece inicialmente el banco central de cada nación o
unión monetaria (Davidson, 2002: 232-233).
Únicamente con una forma de dinero mundial, la IMCU, serían eliminados,
los horribles trastornos económicos y sociales originados por reevaluaciones
abruptas y masivas (Brenner, 2002 y 2009). Con la convertibilidad unidirec-
cional, cada nación puede controlar los flujos de salida de fondos de capital.
1
En Europa occidental, por ejemplo, el crecimiento del PIB per cápita declinó de una tasa
de crecimiento compuesta promedio de 4.08 anual en 1950-1973 a 1.76 en el periodo 1973-
1998. Este índice del crecimiento disminuyó en la mayoría de las regiones: de 2.44 a 1.94 en
Estados Unidos, Australia y otros “vástagos occidentales” [“Western Offshoots”]; de 8.05 a
2.34 en Japón; de 2.52 a 0.99 en América Latina, y de 2.07 a 0.01 en África. En la economía
mundial en su conjunto se produjo un descenso de 2.93 a 1.33, y Asia (excluyendo Japón) fue
la única región donde las tasas de crecimiento se incrementaron (Maddison, 2001).
213
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Una de las causas de la crisis del Este asiático fue que el endeudamiento de
los bancos locales (denominado en dólares) proveniente de los mercados de
capitales globales fue utilizado posteriormente para inversiones especulativas
en títulos de capital tales como bienes raíces. El colapso de la resultante bur-
buja especulativa desató una estampida de salida de flujos. La moneda local
fue entonces fuertemente devaluada exacerbando la dificultad de pagar a los
acreedores extranjeros en dólares. Los postkeynesianos insisten en que los go-
biernos deben contar con las herramientas para evitar que surja esta situación.
Las grandes historias de éxito de desarrollo económico en la historia del
capitalismo se han basado en un modelo de “desarrollo de Estado” en el cual
las agencias estatales de planificación y los bancos asignan créditos a las em-
presas industriales locales. En contraste, en las regiones del Sur donde se han
producido amplios préstamos provenientes de los mercados de capitales globa-
les, los flujos de dinero generalmente no han generado superávits comerciales
suficientes para cubrir tanto el pago del principal como el de los intereses de los
préstamos externos. Los países endeudados a menudo han requerido présta-
mos adicionales para cubrir los pagos de intereses imponiendo cargas adiciona-
les de servicio de deuda más allá de lo que ellos podrían permitirse. En cuanto
los países deficitarios intentan reducir sus desequilibrios de pago mediante la
disminución de las importaciones otra considerable fuerza contractiva se añade
a la economía global. La arquitectura financiera internacional neoliberal de li-
bre flujo de capital dinerario desmantela de este modo el único medio eficaz de
desarrollo industrial descubierto en la historia del capitalismo remplazándolo
por una “trampa de deuda”. Las cuatro primeras propuestas de Davidson es-
tán encaminadas a crear una forma de dinero mundial que genere espacio para
políticas estatales de desarrollo. El ahorro interno y el dinero de crédito creado
endógenamente pueden ser ahora movilizados para el desarrollo interno.2 Las
siguientes propuestas de Davidson promueven esta agenda:
Si bien la pertinencia de la teoría del dinero endógeno podría darse en general, los pro-
2
blemas surgen cuando ésta es aplicada a los llamados “países menos desarrollados” (LDC, por
sus siglas en inglés), donde los propietarios de la riqueza a menudo prefieren mantener las
deudas de los países desarrollados: “[I]ncluso a altas tasas de interés, los agentes en los LDC
no serán capaces de emitir deuda para financiar el gasto porque son preferibles las obligacio-
nes con los países desarrollados (DC, por sus siglas en inglés). En este caso, la oferta monetaria
214
HACIA UNA TEORÍA MARXISTA DEL DINERO MUNDIAL
de los LDC no puede ser endógenamente incrementada debido a que la alta “preferencia por
liquidez” (es decir, la preferencia por las deudas de los DC) impide la creación de dinero en los
LDC” (Wray, 1990: 63).
215
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
crecimiento mediante una devaluación del tipo de cambio real que no refleja
su relativa eficiencia. La regla también asegura a cada banco central que per-
manece estable el poder de compra de largo plazo de las IMCU en términos de
bienes producidos en el extranjero. Si la inflación aparece en una economía en
particular debe ser devaluado el tipo de cambio entre su moneda y la IMCU. Si
los avances en productividad conducen a la disminución de los costos de pro-
ducción en moneda local, entonces el país podría escoger revaluar el tipo de
cambio, por lo que la IMCU compraría menos unidades de moneda nacional sin
ninguna pérdida de poder adquisitivo. En este caso la economía nacional capta
todos los beneficios derivados de la mejora en la productividad. Otra opción po-
dría ser mantener constante el tipo de cambio nominal disminuyendo los precios
de exportación del país y así expandir sus mercados de exportación. Entonces
los beneficios del progreso en productividad podrían ser compartidos con los
países importadores de sus productos a precios más bajos.
Los déficit internacionales de pagos pueden persistir incluso si ninguna na-
ción puede acumular superávits excesivos indefinidamente. La propuesta final
de Davidson aborda este problema. Si un país pobre cae en déficit los países
ricos deben transferir a éste parte de su saldo excedente de crédito, lo que le
permite desarrollar su capacidad productiva e incrementar sus exportaciones
hasta el punto en el cual puede mantener su nivel de vida. Si la nación deficita-
ria es relativamente rica, debe devaluar su tasa de cambio gradualmente hasta
que los precios de exportación más bajos y los precios de importación más altos
eliminen el desequilibrio exportación-importación. Si estas medidas logran un
balance positivo en el comercio de bienes y servicios sin erradicar el déficit de
pagos, entonces el peso del servicio de la deuda internacional es demasiado
alto. Las negociaciones deben por tanto comenzar buscando alargar el periodo
de pago, reducir la carga de intereses o perdonar las deudas (Davidson, 2002:
236-237).
Las posibilidades de que sean adoptadas estas propuestas son aproximada-
mente comparables a la probabilidad de que yo me convierta en el papa. Pero
los postkeynesianos se basan en una evaluación precisa de las debilidades de la
teoría neoliberal y expresan poderosamente una utopía profunda en la que ima-
ginan una forma de capitalismo capaz de cumplir sus promesas incumplidas.
Los límites de estos imaginarios deben ser cuidadosamente especificados dado
que estos límites son los límites del capital (Smith, 2003).
216
HACIA UNA TEORÍA MARXISTA DEL DINERO MUNDIAL
Tal vez la limitante más básica tiene que ver con la estructura metodoló-
gica de Davidson. Él comienza con la premisa de que el mercado capitalista
mundial debe ser diseñado para permitir la mayor satisfacción posible de de-
seos y necesidades humanos. Entonces intenta deducir qué forma debe tomar
el dinero mundial con el objetivo de alcanzar esa meta. Desde un punto de
vista marxista, si el objetivo es comprender un conjunto dado de formas so-
ciales no debemos asumir que estas formas están subordinadas a un principio
normativo. El principio en cuestión puede llegar a ser bastante extrínseco a
ellas. Una estructura metodológica materialista empezaría, en su lugar, con un
examen de las relaciones sociales básicas que definen el capitalismo trazando
sus implicaciones hasta el amargo final. La pregunta adecuada no es “¿cómo
debería ser el dinero mundial si los deseos y necesidades humanos tuviesen
que ser satisfechos en la mayor medida posible?”. La pregunta es en cambio
“¿cómo debería ser el dinero mundial, dadas las relaciones sociales que definen
al capitalismo?”.
Desde un punto de vista marxista, las relaciones sociales que definen al
capitalismo son las relaciones de valor, las relaciones capital/trabajo asalariado,
las relaciones entre los capitales, las relaciones entre los estados y las relaciones
que constituyen el mercado mundial. Cada una es relevante para nuestro en-
tendimiento del dinero mundial.
Relaciones de valor
El capitalismo es un sistema generalizado de producción de mercancías en el
cual el trabajo llevado a cabo de manera privada puede o no probar ser social-
mente necesario. Dentro de este sistema, cualesquiera dos mercancías intercam-
biadas exitosamente comparten una “tercera cosa” conceptualmente distinta de
sus tasas de cambio relativo y sus particulares valores de uso: ambas fueron
producidas mediante trabajo que ha probado ser socialmente necesario. Pode-
mos denominar al trabajo que cumple con esta descripción “trabajo abstracto”
dado que produce una dimensión abstracta de las mercancías, la dimensión de
valor, compartida por todas las mercancías que contribuyen a la reproducción
material del sistema capitalista. La dimensión de valor es una dimensión social
217
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
a las diversas formas concretas de trabajo. Esta última noción es transhistórica, aplicable a
cualquier y a todas las sociedades (Murray, 2005).
4
Para un argumento de que el dinero no-mercancía puede llevar a cabo la mayoría de las
funciones del dinero en el marco de Marx, véase Campbell (2002).
218
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HACIA UNA TEORÍA MARXISTA DEL DINERO MUNDIAL
Conclusiones
Cualquier explicación adecuada del dinero mundial debe estar sustentada en las
determinaciones esenciales del mercado mundial capitalista. Los teóricos pos-
tkeynesianos, tal como Davidson, abogan por una forma de dinero mundial que
no es en sí mismo objeto de acumulación, que permita el pleno empleo y el desa-
rrollo industrial y que fomente el balance geopolítico entre los Estados y el equi-
librio económico entre las economías. Pero el sistema de propiedad y relaciones
de producción capitalistas requiere sistemáticamente una forma de dinero mun-
dial cuya acumulación es fin en sí mismo, y mientras estas relaciones persistan
los flujos de dinero mundial deben reproducir la coerción estructural que yace
en el corazón de la relación capital-trabajo asalariado. En el estado presente de
concentración y centralización, el capital industrial requiere una forma de di-
nero mundial que permita a gran escala las empresas conjuntas, las fusiones y
adquisiciones, cadenas de producción, flujos de cartera, préstamos, etcétera. Las
dificultades de sobreacumulación en curso en el mercado mundial también re-
quieren una forma de dinero mundial que fluye fácilmente en los circuitos trans-
fronterizos de capital financiero. La tendencia de los intereses del capital en las
regiones hegemónicas que se entrelazan con los intereses del Estado hegemónico
en el sistema interestados y los atractivos beneficios del señoreaje asociados a este
poder hegemónico, implican que el dinero mundial capitalista funciona como
arma geopolítica, no como instrumento neutral de comercio. Es más, la tenden-
cia al desarrollo desigual que surge principalmente (¡casi exclusivamente!) de la
capacidad de los principales capitales de apropiarse las ganancias excedentes a
través de innovaciones implica que el dinero mundial capitalista necesariamente
tienda a fluir de tal manera que permita que las ganancias excedentes sean apro-
piadas en pocas regiones relativamente privilegiadas del mercado mundial sin
importar cuál sea el costo para los individuos y comunidades en otras regiones.
Las teorías y las políticas neoliberales ignoran todos y cada uno de estos
rasgos estructurales del mercado mundial. Cuando todo está dicho y hecho,
las más radicales propuestas de los postkeynesianos también dejan en su lugar
estas tendencias. Los ideales que subyacen en la propuesta postkeynesiana de
un nuevo dinero mundial son recomendables pero ninguna forma de dinero
mundial puede cumplir con las tareas que le asigna Davidson mientras las re-
laciones sociales del capitalismo continúen sin cambio.
227
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
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229
Tipo de cambio y transferencia de valor
Análisis a partir de la apropiación de renta
de la tierra petrolera en Venezuela
Juan Kornblihtt
El tipo de cambio es la forma concreta que toma el dinero mundial a nivel na-
cional. Frente a la inestabilidad monetaria que se produjo por el fin del patrón
oro y en forma recurrente por las crisis, aparece el interés de diferentes pers-
pectivas teóricas por los determinantes de los movimientos cambiarios. Con la
esperanza de encontrar alguna receta de política económica que resuelva pro-
blemas de fondo a partir de esas variables, la economía mainstream establece sus
fundamentals sobre la base de la búsqueda de un tipo de cambio de equilibrio
que permita armonizar sus modelos económicos y establecer una directiva de
política económica. La hipótesis que guía su estudio es que el manejo del tipo
de cambio es uno de los principales causantes de las inestabilidades, y que de
dejarlo librado a las fuerzas de mercado tendería a ajustarse en función del cri-
terio de la ley del único precio a nivel mundial. La falta de evidencia empírica
de este ajuste automático llevó a los economistas a buscar otros determinantes
vinculados a modelos de equilibrio en la balanza de pagos o las heterogeneida-
des de productividad entre sectores. Estas explicaciones giran en falso a partir
de no tener un clara definición del valor de la moneda (o peor aún, negarla)
y habilitan la búsqueda de solucionar problemas del mercado mediante la in-
tervención política como si ésta fuese autónoma. El marxismo, a partir de su
mayor solidez en las discusiones en torno al valor y el dinero, parece ofrecer
mejores herramientas para afrontar dicha discusión. Sin embargo, como vere-
mos, en esta corriente no siempre se encaró el problema de la forma adecuada.
Luego de repasar diferentes explicaciones, propondremos una alternativa y ve-
remos cómo ésta permite un análisis concreto a partir del caso de la disputa por
la apropiación de la renta petrolera en la Venezuela de los últimos años.
[231]
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Una forma de justificar el tomar un espacio nacional como expresión de la totalidad sería
1
que en el mismo estén presentes todas las ramas de la producción alcanzando la composición
orgánica media de capital y que además tenga un balance comercial neutro para que de esa
forma no exista o se compensen las transferencias de valor. Pero lejos está de existir tal país o
siquiera los estudios de justificar su decisión por esta razón.
232
TIPO DE CAMBIO Y TRANSFERENCIA DE VALOR...
233
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
234
TIPO DE CAMBIO Y TRANSFERENCIA DE VALOR...
2
Para una crítica a la teoría del capital monopolista como negación del valor y como base
para la explicación del desarrollo desigual entre países, véase Kornblihtt (2008).
3
“Pero la ley del valor, en su aplicación internacional, se ve más modificada aún por el
hecho de que en el mercado mundial el trabajo nacional más productivo cuenta asimismo como
trabajo más intenso siempre y cuando la nación más productiva no se vea forzada por la com-
petencia a reducir a su valor el precio de venta de su mercancía” (K.I.2: 684, nota al pie a).
235
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
debido a la menor capacidad de compra. Más allá de las críticas que se pueden
hacer a dicha metodología empleada para calcular la paridad,4 el planteo se
ubica en el nivel de las transferencias de valor y no en el terreno de la ganancia.
La existencia de exportaciones basadas en bajos salarios redunda en la posibili-
dad de apropiarse ganancias extraordinarias a costa de los países dependientes.
Con el tipo de cambio subvaluado se expanden los ingresos de dichos capitales
porque por cada divisa obtienen más poder de compra local. La fuente de su
riqueza es que en contraparte quienes consumen bienes importados o compran
divisas las pagan más caras. Una fuente para pagar esas divisas más caras pue-
de ser una tasa de explotación mayor por el pago de la fuerza de trabajo por
debajo de su valor. Pero no cambia el hecho de que los bajos salarios no van
hacia el centro sino que quedan en el país que los tiene. La moneda subvaluada
actúa como un mecanismo de transferencia interna pero ni genera la riqueza
que transfiere ni puede servir de vehículo hacia el exterior. Más aún, si la di-
visa local está subvaluada frente a la extranjera, es más caro comprar y se traba
la fuga de riqueza del país. Köhler, al colocar el intercambio desigual como
axioma, no explica en términos empíricos cómo una moneda subvaluada actúa
como vehículo de transferencias hacia fuera del país. Al no ver cómo opera la
subvaluación en términos concretos y asumir que ella misma es de por sí la vía
de sangría del valor desde la economía dependiente hacia el centro concluye
que una forma de evitar el intercambio desigual consiste en revaluar las mone-
das locales. Otorga así a la moneda un poder autónomo.
El planteo dependentista invierte la situación y coloca lo que es un ingreso
extraordinario para los capitales que acumulan en determinado espacio nacio-
nal, resultado de una mayor tasa de explotación, como una sangría a favor de
La PPP absoluta establece relaciones entre las capacidades de compra dentro del país de
4
cada moneda. Pero dicha capacidad está afectada ya por la propia sobre o subvaluación de la
moneda, lo cual repercute en una mayor o menor capacidad de compra interna que afecta a los
propios índices de precios construidos. Pero además, al establecer comparaciones de las va-
riaciones del índice de precios de consumo (IPC) año a año, provoca que si el nivel general de
la moneda está sobrevaluado pero se produce en un año particular una menor inflación en ese
país, aparecerá que la moneda está subvaluada cuando sólo bajó el nivel de la sobrevaluación.
Véase Iñigo Carrera (2007b: 31-35) para una crítica al uso de la PPP absoluta para calcular la
sobre o subvaluación de la moneda.
236
TIPO DE CAMBIO Y TRANSFERENCIA DE VALOR...
5
Para una crítica a la noción de Astarita de trabajo potenciado, véase Iñigo Carrera (2011).
237
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
mos, pierde de vista la unidad mundial como expresión orgánica del valor al
encerrarse en una mirada centrada en lo nacional.
En síntesis, pese a sus diferencias, las perspectivas analizadas parten de
una mirada nacional del valor supuestamente avaladas por citas del tomo I de
El capital, en el que se hace abstracción del momento correspondiente a este
nivel en el proceso de desarrollo de la explicación. Dentro de esta perspectiva
general encontramos dos líneas: para quienes las leyes del capital se comportan
con plenitud a nivel mundial, el tipo de cambio expresaría en forma directa la
capacidad de generar valor de cada economía, mientras que los otros parten
del mismo principio pero suponen que la distorsión de esas leyes por el inter-
cambio desigual provoca que el tipo de cambio actúe como medio de cesión del
valor entre países. Por el contrario, si tomamos al capital como mundial en su
esencia y nacional en su forma, debemos adoptar otro punto de partida donde
la expresión monetaria nacional dé cuenta del carácter parcial de la economía
nacional. Como señalamos, eso nos remite al problema de cómo el capital in-
dividual se apropia de plusvalor en función de su capital adelantado y no de su
propia capacidad de generar valor.
El estudio original de Shaikh sobre Japón y los Estados Unidos (Shaikh & Antono-
6
poulos, 1998) fue replicado para Grecia (Antonopoulos, 1999), Argentina (Féliz, 2007) y
México (Martínez-Hernández, 2010; Ruiz-Nápoles, 2010).
238
TIPO DE CAMBIO Y TRANSFERENCIA DE VALOR...
7
En este artículo Kliman sostiene que la correlación entre “valores” que surgen de la ma-
triz insumo-producto y precios es una correlación espuria.
239
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
8
Donde e es el tipo de cambio nominal e ipc son los índices de precios de cada país (a y b).
240
TIPO DE CAMBIO Y TRANSFERENCIA DE VALOR...
9
La tendencia a la sobrevaluación de la moneda por ingresos extraordinarios desde el
exterior aparece en autores como Auty (2001).
10
Esta última crítica, que compartimos, fue desarrollada por Astarita (2010: 155), aun-
que, como también ya señalamos, la solución propuesta para superar dicho problema no nos
satisface.
241
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
242
CUADRO 1
.
Donde TCP = tipo de cambio de paridad; TCC = tipo de cambio comercial; IPTA =
índice de productividad del trabajo del país a analizar; IPTUSA = índice de productividad
del trabajo de Estados Unidos; IPCA = índice de precios al consumidor del país a analizar;
IPCUSA = índice de precios al consumidor de Estados Unidos. El subíndice b remite al año
base elegido mientras que el subíndice i al año corriente en estudio.
243
DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
El caso venezolano sirve como un buen exponente para analizar en forma con-
creta qué expresa el tipo de cambio en relación a las discusiones previas. Como
explicamos en Kornblihtt (2015), la acumulación de capital en Venezuela tiene
como base la renta de la tierra petrolera. El capital en su conjunto se reproduce
sobre la base de esta fuente de riqueza que en su mayor parte proviene de plus-
valía extraída en el extranjero como producto de la exportación del petróleo.
En los últimos años, la renta alcanzó los niveles más altos de la historia con el
pico de los precios del petróleo, lo cual dio lugar a un proceso de expansión del
capital tanto privado como estatal con una fuerte mejora de las condiciones de
vida de la clase obrera sobre la base del aumento del gasto social. El Estado,
al ser el terrateniente y mediar en forma directa en la apropiación de la renta,
aparece expandido en sus funciones, lo que llevó a algunos autores a pensar en
Existen otros autores que realizaron estudios similares, para Argentina (Iñigo Carrera,
11
2007), para Brasil y para Corea del Sur (Grinberg, 2011), mientras que Mommer hace un
cálculo similar para Venezuela aunque sin tomar en cuenta la productividad (Mommer, 1990).
244
TIPO DE CAMBIO Y TRANSFERENCIA DE VALOR...
que era vector de un cambio inmediato del modo de producción por el cual el
Estado ya no expresaba los intereses del capital en su conjunto sino de la pobla-
ción en camino hacia una nueva forma de socialismo. Esta apariencia se abstrae
del curso concreto que tomó la renta petrolera como fuente de valorización de
los capitales nacionales y extranjeros radicados en dicho país. Las perspectivas
reseñadas sobre el tipo de cambio, al partir de la mirada nacional, se abstraen de
la capacidad del mismo para actuar como mecanismo de apropiación de la renta
de la tierra por parte del capital individual y por lo tanto llevan a subestimar el
lugar del mismo durante los últimos años y sobreestimar el rol “autónomo” del
Estado. Como veremos, la perspectiva defendida en el acápite previo permite
dar cuenta con mayor precisión de la particularidad de la acumulación de capital
en Venezuela durante las últimas décadas más allá de las formas ideológicas que
adopta.
El tipo de cambio aparece, según hemos desarrollado, como la expresión
monetaria de la capacidad de apropiarse plusvalor en el mercado mundial de
los capitales que componen una economía nacional. En el caso venezolano, la
baja productividad del trabajo explotado por los capitales tanto nacionales como
extranjeros y sus costos laborales no tan bajos como los de los capitales que
dominan el mercado mundial con base en exportaciones industriales de baja
tecnología, los lleva a ser capitales poco competitivos en la disputa por la apro-
piación de plusvalía a nivel mundial. Sin embargo, la exportaciones petroleras
portadoras de renta de la tierra implican un ingreso extraordinario. La tasa
de ganancia del sector supera con creces a la del resto de la economía nacional
así como a la media de la economía mundial, en particular de los sectores a los
cuales les importa Venezuela. Esto es resultado de condiciones no reproducibles
por el trabajo humano por las cuales en la extracción del petróleo venezolano la
productividad del trabajo es mucho mayor que en otros países.
Esta renta diferencial, a la cual en ciertos contextos se suma una renta simple
de monopolio, surge porque el precio del petróleo no sólo incluye la ganancia
normal del capital industrial puesto en producción para explorar, extraer, refi-
nar y transportarlo, sino una ganancia extra con la que el terrateniente puede
quedarse porque el precio es fijado por la peor tierra puesta en producción.
Esto es diferente a lo que ocurre con las mercancías producidas en condiciones
reproducibles por el trabajo humano, donde el más productivo fija en forma
tendencial el precio y por lo tanto la tasa de ganancia media rige el precio de
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DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Algunos autores como Astarita (2010) sostienen que toda la renta de la tierra es pro-
12
ducto del valor producido por los obreros del mismo sector (un trabajo potenciado) y que no
proviene de transferencias de otro sector. Acordamos que eso es cierto para la renta absoluta
pero no así para la renta diferencial o la renta simple de monopolio. Para un análisis del debate
sobre el origen de la renta, véase Caligaris (2014).
13
El análisis del efecto de la renta en la acumulación de capital en Venezuela ha generado
una extensa producción y debate. Para un análisis del mismo con varios puntos de contacto
con nuestro planteo, véase Mommer (1990) y Baptista (2005). Hemos analizado en profun-
didad lo que aquí sintetizamos en Kornblihtt (2015).
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TIPO DE CAMBIO Y TRANSFERENCIA DE VALOR...
los pocos países con una caída absoluta de la productividad del trabajo. Con
el rebote del petróleo en la primera década del siglo XXI la expansión no pudo
expresarse en un aumento de la inversión pero sí del consumo motorizado a
través de planes sociales y transferencias directas al capital y satisfecho en su
mayor parte con importaciones. Boom que, otra vez, empieza a mostrar sus lí-
mites con la caída del precio del petróleo como consecuencia de la agudización
de la crisis mundial.
Estos vaivenes atados a los ingresos provenientes de la renta petrolera tie-
nen expresión directa en el tipo de cambio. La capacidad de representar valor
de la moneda en el mercado interno y en el externo está atravesada por estos
ingresos. Para establecer la magnitud de dicha influencia, tomamos los cálculos
del tipo de cambio de paridad relativa. Dicha metodología es utilizada en Ve-
nezuela por Mommer (1990) con quien coincidimos en tomar como año base
1967 cuando el precio del barril es bajo y hay poco endeudamiento externo.
Esto permite establecer el supuesto de que durante esos años no hay fuentes
de riqueza que permitan a la moneda venezolana tener una capacidad de re-
presentar valor por encima de la correspondiente a la proporcional al capital
radicado en el país. Luego, aplicando la fórmula detallada supra, observamos
una tendencia a la sobrevaluación de la moneda en los dos momentos de boom
petrolero (véase Gráfico 1).
Centrados en particular en los últimos años, podemos analizar cómo el tipo
de cambio actúa como mecanismo de apropiación de renta de la tierra. En
los años noventa del siglo pasado, la sobrevaluación se sostuvo gracias a los
ingresos por deuda externa. A partir de mediados de la siguiente década, la
sobrevaluación comienza a expandirse de la mano de la suba de los precios
del petróleo. Se combina el mantener un tipo de cambio oficial estable con
un crecimiento de la inflación y un aumento de la productividad venezolana
por debajo de la de Estados Unidos. Se genera un abaratamiento del dólar en
relación al aumento del poder adquisitivo local provocado por los ingresos pe-
troleros. Cuando el Estado vende sus dólares obtenidos por las exportaciones
petroleras o la deuda externa en el mercado interno, los vende más baratos que
si estuviesen en paridad. Quienes compran estos dólares para importar mer-
cancías o para remitir ganancias al extranjero obtienen beneficios a costa del
Estado, que vendió barato.
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GRÁFICO 1
Valuación del bolívar en relación a la paridad, 1967-2011 (1967=100)
Fuente: elaboración propia con base en datos del Banco Central de Venezuela, para un
detalle véase Kornblihtt (2015).
¿De dónde sale la capacidad del Estado de vender los dólares más bara-
tos?: del hecho de que tiene ganancias extraordinarias por ser el terrateniente.
En ese sentido el tipo de cambio actúa como un mecanismo de transferencia
de renta de la tierra, en este caso desde el terrateniente estatal hacia el capital
privado que importa y hacia los capitales que remiten ganancias al extranje-
ro. Aparece también otro mecanismo, la existencia de un mercado paralelo de
acceso de divisas ante la presencia de un control cambiario, y luego se suma
también un desdoblamiento del tipo de cambio por el cual se vende a diferentes
precios según el destino.
El mercado negro se encuentra más cerca de la paridad e incluso por mo-
mentos se encuentra subvaluado. Quienes no pueden acceder al dólar oficial
compran por encima del precio, lo cual implica una transferencia hacia quien
obtuvo dólares a precio oficial sobrevaluado. El origen de dicha riqueza es más
difícil de establecer. Si se obtiene a costa de la reproducción de la clase obrera o
de los capitales, puede ser parte del salario o de la ganancia normal, respectiva-
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TIPO DE CAMBIO Y TRANSFERENCIA DE VALOR...
mente. Otra opción es que la compra de esos dólares más caros en el mercado
negro sea posible por la existencia de alguna transferencia de renta petrolera
por otra vía (subsidios, combustible barato en el mercado interno, etcétera).
El tipo de cambio aparece entonces como uno de los principales mecanismos
de apropiación de la renta petrolera en Venezuela. En particular por parte del
sector privado que logra acceder a dólares baratos (gracias a la sobrevaluación
del bolívar). Esto se sostenía en los altos precios del petróleo. Cuando éstos caye-
ron, para sostener las transferencias al capital privado a través del tipo de cambio
con la caída del precio del petróleo, aparece una nueva fuente de riqueza: el
endeudamiento externo (en particular en manos de China). Con todo, en los últi-
mos años se sucedieron devaluaciones y un aumento de la restricción de la venta
en dólares, lo cual hizo que se disparara el valor del dólar en el mercado negro.
La devaluación, a su vez, puede implicar el hecho de estar frente a una
contracción de la riqueza disponible, como ocurre con el colapso en los
ochenta del siglo pasado, cuando el desplome del precio del petróleo y hasta
la vuelta del endeudamiento en los noventa el tipo de cambio se acerca a su
paridad. La devaluación no es acompañada con un proceso inflacionario que
lleva a una vuelta a la sobrevaluación porque no hay fuentes materiales para
sostenerla. La contracción aparece como resultado de la política cambiaria
cuando ésta en realidad expresa la falta de riqueza disponible para transferir
a través del tipo de cambio.
El tipo de cambio es por lo tanto, en el caso venezolano, uno de los prin-
cipales mecanismos de apropiación de la renta petrolera por parte del sector
privado. Si se abstrae de este mecanismo al tratarse de un terrateniente estatal,
pareciera que la renta fluye siempre primero a manos del Estado, que luego
la distribuye. Sin embargo, el hecho de tomar en cuenta el carácter del tipo
de cambio con base en sus determinaciones específicas como espacio nacional
dentro de una economía mundial permite dar cuenta del curso de una masa de
riqueza que no aparece en la contabilidad nacional.
Conclusiones
El estudio del tipo de cambio pone en evidencia una serie de problemas me-
todológicos en relación a las relaciones generales y las formas concretas. En
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DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
Bibliografía
Antonopoulos, R. (1999), “A Classical Approach to Real Exchange Rate De-
termination with an Application for the Case of Greece”, en Review of Rad-
ical Political Economics, vol. 31, núm. 3, pp. 53-65.
Astarita, R. (2010), Economía política de la dependencia y el subdesarrollo: tipo
de cambio y renta agraria en la Argentina, Bernal, Universidad Nacional de
Quilmes.
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DINERO Y CAPITAL HACIA UNA RECONSTRUCIÓN DE LA TEORÍA...
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Obras de Karl Marx citadas
[253]
Dinero y capital. Hacia una reconstrucción de la teoría de Marx
sobre el dinero, de Roberto Escorcia Romo y Mario L. Robles
Báez (compiladores), número 68 de la Colección Teoría y Aná-
lisis de la DCSH de la UAM-Xochimilco, se terminó de imprimir
en los talleres de Impresiones y Acabados Finos Amatl, S.A.
de C.V., en noviembre de 2016. Se tiraron 1 000 ejemplares. La
edición estuvo al cuidado de David Moreno Soto. Formación
de originales Nancy Blancas.