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Final Nietzsche
Final Nietzsche
Entre las obras de Nietzsche se pueden rastrear diferentes temas que la tradición consideró
más relevantes, tales como: el superhombre, el eterno retorno, el nihilismo, entre otros. Por
el contrario, uno de los temas pasados por alto o si se quiere, omitidos por sus
repercusiones con el nacional socialismo, convierte el tema de la desigualdad en uno de los
más polémicos y que causa mayor debate. De este modo, ¿Cómo se puede justificar la
desigualdad propuesta por Nietzsche?
Según Nietzsche no podemos pensarnos como igual a otro, la igualdad es entendida como
algo bueno y justo, pero la desigualdad se advierte como injusta, inequitativa e incluso
ilegal. Nietzsche logra identificar el germen de donde proviene la igualdad y las diferentes
estructuras ideológicas que han posibilitado a la igualdad una caracterización que para él es
errónea. La principal tradición que predicaba la idea de igualdad y la que Nietzsche se
encargará de atacar en repetidas ocasiones es la tradición judeo-cristiana, a la cual se
adscribieron algunos movimientos políticos como el socialismo, donde se rechazaba esa
idea de desigualdad y se promovía una igualdad para todos.
En su obra El Anticristo, Nietzsche problematiza y cree injusta la igualdad ante Dios ya que
gracias a esta idea cristiana, se han forjado diferentes movimientos sociales y políticos que
exigen la igualdad de derechos. Respecto a la igualdad de todos los hombres antes Dios
Nietzsche dice en el aforismo 62 de El Anticristo lo siguiente:
La “igualdad de las almas ante Dios”, esa patraña, este pretexto para las rancunes de
todos los hombres de mentalidad vil, este concepto-explosivo que por último se ha
traducido en revolución, idea moderna y principio de decadencia de todo el orden
social, es simplemente dinamita cristiana... ¡Beneficios “humanitarios” del
cristianismo!
Del mismo modo, en Así habló Zaratustra, en el apartado “Del hombre superior” Nietzsche
manifiesta su rechazo de la igualdad ante Dios así:
¡Ante Dios! Mas ahora ese Dios ha muerto. Y ante la plebe nosotros no queremos
ser iguales. ¡Vosotros hombres superiores, marchaos del mercado! (p.219)
La postura de que todos somos iguales ante Dios, trajo consigo muchas repercusiones para
aquellos hombres superiores que tenían capacidades más excelsas que el resto, creando en
los hombres inferiores un sentimiento de igualdad frente a los superiores, hombres en
exceso viles, mediocres, incultos, tratando de equiparase con genios, que incluso en su
constitución física e intelectual eran inferiores a los hombres superiores. Lo anterior,
presupone una venganza o una sublevación por parte de los hombres inferiores que gracias
a la idea de igualdad implantada en los sistemas políticos, cobra fuerza y esto causa una
preocupación en Nietzsche. Esto se enuncia en la Genealogía de la Moral así:
…en esos lugares aparece, antes bien, la población prearia de Alemania. (Lo mismo
puede decirse de casi toda Europa: en lo esencial la raza sometida ha acabado por
predominar de nuevo allí mismo en el color de la piel, en lo corto del cráneo y tal
vez incluso en los instintos intelectuales y sociales: ¿quién nos garantiza que la
moderna democracia, el todavía más moderno anarquismo y, sobre todo, aquella
tendencia hacia la commune [comuna], hacia la forma más primitiva de sociedad,
tendencia hoy propia de todos los socialistas de Europa, no significan en lo esencial
un gigantesco contragolpe -y que la raza de los conquistadores y señores, la de los
arios, no está sucumbiendo incluso fisiológicamente?...) (p.42)
Nietzsche en la mayoría de sus obras expresa su contundente rechazo hacia la igualdad, esta
no debería hacer parte de nuestra cultura y nuestras creencias, además no es una obligación
que todos los seres humanos estemos en igualdad, Nietzsche En Así Habló Zaratustra se
encargará de decir que él no hace parte de esa doctrina y en ningún sentido defiende la
igualdad, “Con estos predicadores de la igualdad no quiero ser yo mezclado ni confundido.
Pues a mí la justicia me dice así: «los hombres no son iguales. ¡Y tampoco deben llegar a
serlo!” (p.60)
Más aún, se podría decir según Nietzsche que la igualdad no existe ni la deseamos, la
realidad nos muestra de forma más que evidente lo desiguales que somos, algo que es
indiscutible y que sólo algunas religiones e ideologías políticas se atreven a refutar. Incluso,
no tendríamos por qué llegar a ser iguales, no hay necesidad de ello, yendo mucho más
lejos se debería exterminar a los inferiores, algo que Nietzsche deja claro en el aforismo 2
de El Anticristo:”Los débiles y malogrados deben perecer; tal es el axioma capital de
nuestro amor al hombre. Y hasta se les debe ayudar a perecer. ¿Qué es más perjudicial que
cualquier vicio? La compasión activa con todos los débiles y malogrados; el cristianismo...”
Desde la idea de desigualdad humana en Nietzsche se puede desprender otra vertiente que
la justificará, a saber, que entre los seres humanos existe una jerarquía física e intelectual, la
cual hace evidente que no hay igualdad entre los hombres. Nietzsche no valida la presencia
de una ley o ser trascendente de la cuál descendamos, pero si afirma que existe una ley
propia de nosotros que organiza la realidad y nos configura como seres individuales
sometidos a un orden desigual, en este sentido la desigualdad es inherente a nuestra
constitución de humanos. En El Anticristo Nietzsche lo expondrá en el aforismo 57 de la
siguiente manera:
En otro orden de cosas, otro aspecto relevante de la filosofía nietzscheana donde podemos
encontrar algunos vestigios y justificaciones de la desigualdad es en “la voluntad de poder”,
una voluntad que nos permite dirigir nuestra vida hacia un querer tener más de lo que se
tiene actualmente, imponiendo nuestro poder y pasando por encima de cualquiera que se
oponga. Lo anterior, llevará hacia una superioridad que solo pocos hombres lograrán
alcanzar y por ende nos hará desiguales, resultado de un proceso casi natural que creará y
justificará la desigualdad en la humanidad. Respecto a la voluntad de poder en relación con
la desigualdad Pifarré argumentará que:
Siguiendo con Platón, en algunos de sus diálogos podemos rastrear la desigualdad enfocada
en la superioridad de los hombres más fuertes y capacitados, relegando a aquellos más
débiles. En el Gorgias podemos encontrar una postura frente a la desigualdad muy similar a
la que Nietzsche manifiesta atacando a la tradición judeo-cristiana, ya que esta justifica a
los débiles y promueve una igualdad que no existe, esto se hará evidente con el personaje
Calicles. Platón en su diálogo citado por Pifarré dirá que: “…pues para Calicles, las leyes
han sido establecidas por los débiles para evitar ser aplastados por los más fuertes, por
aquellos que están capacitados para tener más… Creo que la justicia natural consiste en que
el mejor tenga autoridad sobre los hombres de menor capacidad y posea más que
ellos"(p.68)
Ahora bien, otro de los filósofos anteriores a Nietzsche que abordó el tema de la desigualad
fue el francés Rousseau, es bien conocida la aversión de Nietzsche hacia el autor de la obra
sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, dado que este defendía la igualdad de
derechos y argumentaba que todos los hombres son buenos e iguales por naturaleza, algo
totalmente contrario a la propuesta nietzscheana. Del mismo modo, otro de los argumentos
a los que Nietzsche se opuso respecto a la propuesta rousseauniana, fue aquel que inducia a
que la voluntad de la mayoría se impusiera, ya que esta voluntad es la de los mediocres. Lo
anterior, se ve reflejado explícitamente en El crepúsculo de los ídolos y en la Voluntad de
poder donde Nietzsche citado por Pifarré dirá que:
1. Tanto Nietzsche como Hitler rechazan la idea de la igualdad, ambos lo hacen con
especial agudeza, y ambos consideran que dicha idea es no sólo incomprensible sino
francamente demencial. En el Zaratustra de Nietzsche, la doctrina sobre la igualdad
es puesta en boca de las tarántulas; para Hitler es una idea de los judíos.
En Hitler podemos encontrar esa preocupación por la purificación de la raza que lo llevó a
cometer actos barbáricos, con el argumento de que la raza aria es superior a las demás y el
resto de razas por su condición de inferiores deben ser sometidas. En Nietzsche se puede
rastrear también su preocupación por la purificación de la raza, que tendrá como fin último
el engendramiento del superhombre. Nietzsche citado por Barbero escribirá en el aforismo
272 de Aurora que: “Las razas cruzadas producen siempre, al mismo tiempo que culturas
cruzadas, morales cruzadas: generalmente son peores, más crueles, más inquietas”. (p.83)
Bibliografía
Nietzsche, F. (2003). Así Habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie. Madrid:
Alianza editorial.