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Universidad Nacional de Colombia

CFA – Aristóteles

2020 – 2

Segunda Unidad

Séptima Clase – Teoría de la acción

Tratado Acerca del Alma

Libro III, 9 – 10: 432ª15 – 434ª20

Uno de los motivos de la relectura contemporánea de Aristóteles es su teoría de la


acción.

En general su concepción de la conducta humana, los motivos que la mueven y los


principios a partir de los cuales se la puede explicar, son en muchos sentidos, novedosos
y reveladores de la manera como concibió la naturaleza humana.

En este campo Hay distancias muy interesantes entre el pensamiento de Aristóteles y el


de Sócrates y Platón.

Su teoría de la acción está planteada principalmente en Acerca del Alma, que hace parte
de los tratados de filosofía natural, más propiamente de biología, y en La Ética a
Nicómaco, que se inscribe dentro de su teoría política.

Podemos proponer, a manera de claves para la descripción de este asunto, las siguientes
afirmaciones: 1.- El Alma es el principio vital de acción. En que hoy se llama teoría de
la mente el punto caso de Aristóteles se aproxima al monismo. 2.- La base de la
conducta es la naturaleza, 3.- Se obra siempre en procura de un fin 4.- El motor de las
acciones es el deseo. 5.- la educación supone el paso de la virtualidad a la virtud y la
virtud consolidada constituye una especie de `segunda naturaleza’- 6.-La finalidad de la
política es la vida feliz

1.-El alma principio de acción

El Tratado del alma está compuesto por tres libros. En los dos primeros Aristóteles hace
un recuento histórico sobre el modo como se ha entendido el alma, propone su propia
definición y describe con detalle las funciones básicas de la vida, y en particular, las que
componen la sensibilidad. En el tercero se ocupa de las facultades humanas del
conocimiento y la acción, y en general, de la estructura del alma inteligible.

Algunas tradiciones religiosas como la órfica, muchas expresiones míticas y poéticas y


filosofías como las de Pitágoras y Platón, habían fortalecido concepciones dualistas.
Aristóteles considera que los animales entre los que se debe incluir a los humanos
somos una sustancia compuesta por cuerpo y alma. El primero oficiando como
materia y la segunda como forma. Pero no se trata de entidades separadas, sino que
cuerpo y alma constituyen unidad.

En la mayoría de los casos se puede observar cómo el alma no hace ni padece nada sin
el cuerpo, por ejemplo, encolerizarse, envalentonarse, apetecer, sentir en general. No
obstante, el inteligir parece algo particularmente exclusivo de ella; pero ni esto
siquiera podrá tener lugar sin el cuerpo si es que se trata de un cierto tipo de
imaginación o de algo que no se da sin imaginación. 403 a31

El cuerpo no es simplemente el lugar en donde el alma se aloja, sino que funciones


como por ejemplo sentir, requieren órganos corporales, y en el caso de algunas otras que
no parecerían requerir del cuerpo, sucede que se manifiestan en él. Por ejemplo, quien
se encoleriza, puede temblar, se agita, grita, llora, todas acciones corporales. Hay sin
embargo situaciones más problemáticas. Como la intelección y el pensamiento. Sin
embargo, Aristóteles señala que también en esos casos hay una base corporal. Pensamos
a partir de lo que hemos experimentado y esperamos que ocurra, y de hecho el intelecto
opera a partir de la imaginación que es en su función anticipativa una suerte de proto
intelecto y en muchos animales hace las veces del intelecto

Así pues, alma y cuerpo no se separan salvo en el tipo de análisis que se haga: El
encolerizarse es un movimiento de tal cuerpo o de tal parte o potencia producido por
tal causa con tal fin. De donde resulta que corresponde al físico ocuparse del alma,
bien de toda alma bien de esta clase de alma en concreto. Por otra parte, el físico y el
dialéctico definirían de diferente manera cada una de estas afecciones, por ejemplo,
qué es la ira: el uno hablaría del deseo de venganza o de algo por el estilo, mientras el
otro hablaría de la ebullición de la sangre o del elemento caliente alrededor del
corazón. El uno daría cuenta de la materia mientras el otro daría cuenta de la forma
específica y de la definición. 403 a – 26

Tenemos pues que dependiendo la mirada algunos aspectos se tendrán en cuenta.


Una mirada que se atenga a la anatomía y la fisiología, es bien distinta de otra que
se fije en aspectos cognoscitivos, por ejemplo, o, aspectos sociales, como siguiere el
profesor Jaime ramos 2 Así la unidad cuerpo alma y su dinámica es susceptibles de
múltiples miradas. En el caso de la ira una cosa es que agite la sangre, otra que se sienta
furor, otra que haya deseo de venganza. Encolerizarse es algo físico corporal, a la vez,
anímico mental, y, a la vez, cultural.

El alma propiamente constituye la forma del cuerpo, esto es su principio organizativo y


funcional. Nuestra estructura corporal permite ciertas acciones y en muchos casos una
estructura física permite adelantar muchas funciones, por ejemplo, la mano puede
golpear, pero también moldear algo o manejar r una herramienta. El cuerpo en general

1
En Itálicas refrencias al Trado del Alma. Salvo indicación se refieren al texto propuesto para la clase
2
Ver . Facetas de lo mental Ramos Arenas Jaime. Revista Ideas y Valores volumen 50 Número 117
2001 pgs 21 - 36
es idóneo para muchas actividades. Algunas funciones podemos instanciarlas en
distintas partes del cuerpo o fuera de él. Podemos contar ‘mentalmente’, o, con los
dedos o con las falanges o con un ábaco, o con una calculadora.

A partir de este tipo de consideraciones Aristóteles propone su célebre definición


de alma:

Luego el alma es necesariamente entidad en cuanto forma específica de un cuerpo


natural que en potencia tiene vida. Ahora bien, la entidad es entelequia, luego el alma
es entelequia de tal cuerpo. 412ª 20

Por principio, los seres vivos cumplimos funciones, es en eso que consiste la vida en
cada función que se cumple se actualiza una potencia. El alma en tanto presencia
dinámica en el cuerpo es su principio de actualización y de hecho consiste en el
conjunto de acciones que realmente se están cumpliendo. Por eso dice Aristóteles que la
entidad es acto pleno y el alma ‘entelequia del cuerpo’.

Aristóteles ilustra su concepción de la siguiente manera:

Supongamos que un instrumento cualquiera, por ejemplo, un hacha fuera un cuerpo


natural: en tal caso el «ser hacha» sería su entidad [forma] y, por tanto, su alma, y
quitada ésta no sería ya un hacha a no ser de palabra. 420b

En efecto, si el ojo fuera un animal, su alma sería la vista. Esta es, desde luego, la
entidad definitoria del ojo. 412b 23

2.- Las facultades del conocimiento

En el libro III, Aristóteles se ocupa de nuestras potencias para conocer y su manera de


operar en general3

a.- La sensibilidad

Hay cinco sentidos y tres tipos de sensibles. Los propios, como el color para la visión,
los comunes (que se captan por medio de varios sentidos), como la duración o la
extensión, y los accidentales cuando un sentido logra captar una sensación propia de
otro.

A través de la sensibilidad común el conocimiento a este nivel logra una cierta


homogeneidad. Los sensibles comunes parecen deberse al movimiento y no es claro si
se trata de una característica de las cosas o hacen parte de la estructura de nuestra
sensibilidad. Son sensibles comunes, la duración, la figura el número, la unidad, la
magnitud reposo y el movimiento Es en todo caso en virtud del movimiento que
captamos los demás sensibles comunes.

3
En los libros I y II esa tarea fue adelantada con algún detalle y fundamentalmente sobre la sensibilidad.
Aquí se restringe al caso de los seres humanos y se hace una presentación que permite tener una visión
de conjunto de las facultades desde la sensibilidad hasta las decisiones
Infortunadamente esta presentación es muy sucinta pero los tópicos que Aristóteles
identifica aquí han sido materia de amplia investigación en la teoría del conocimiento.

b.- La precepción.

El modo como Aristóteles trata la percepción evita aporías muy incidentes que se
presentan en el enfoque tradicional en el que ha sido tratada. Normalmente se asume
que la percepción es una relación entre sujeto y objeto en la que el objeto tiene una
participación activa sobre el sujeto que esta a disposición para ser afectado. Esta manera
de entender la precepción tiene entre otras las siguientes dificultades:

-Los objetos exteriores son de naturaleza diferente a los contenidos de percepción.


Digámoslo así; los objetos a percibir son cosas, las percepciones son datos o
representaciones. ¿Cómo hacer la traducción entre naturalezas tan diversas?

- ¿Cómo estar seguros de que el contenido perceptual es verdadero?

Al respecto, Aristóteles considera: Tanto las cosas que se van a percibir, como quien
va a hacerlo son en sí mismas potencias que en determinadas condiciones se pueden
actualizar. Así hay en nosotros la potencia de ver el color blanco y hay en la cosa la
potencia de ser vista como blanca. Cuando una potencia de ver determinada cosa se
encuentra con la potencia de ser vista se produce la percepción. Así, la percepción es la
actualización de dos potencias en un solo y único acto.

De esta manera no se trata de captar algo externo sino de actualizar una potencia de
manera que no es el caso de la traducción de un tipo de naturaleza a otro y no tiene
sentido preguntar si captamos tal cual son las cosas, sino que simplemente se actualiza
una potencia en el encuentro de esas dos instancias.

Compartimos con las cosas ciertas potencialidades. Pero ni nosotros somos solamente
percipientes ni las cosas son solamente percibidas. Así el acceso por medio perceptivo
solo alcanza ciertas características de la realidad que es mucho más amplia y diversa.

Por fin es bueno tener en cuenta que los sentidos tienen que ver con el movimiento. En
la medida en que somos animales con capacidad para trasladarnos los sentidos son
biológicamente indispensables. Pero además de ese rasgo biológico hay también un
rasgo estético. Ejercemos los sentidos en un rango en el cual es agradable ejercerlos y
fuera de ese rango o no se puede sentir, o resulta desagradable, por ejemplo algo
insípido o demasiado salado, o algo de muy bajo volumen o demasiado ruidoso.

Otro aspecto novedoso de la manera como Aristóteles se ocupa del saber a nivel de la
sensibilidad es el modo como considera que los sentidos cumplen al menos tres papeles:
1.- sentir, 2.-discriminar o discernir, y 3.- apercibir, esto es una especie de saber que se
está sintiendo. Para esto no es necesario acudir a una instancia superior, como se ha
hecho muchas veces en la tradición posterior a Aristóteles el sentido mismo muestra así
su complejidad. Esto se enmarcaría hoy en día en una teoría de mente extendida
c.- la imaginación

Aristóteles considera que la imaginación cumple un papel central para la vida. Las dos
funciones básicas del alma son inteligir (o pensar) y moverse y en las dos la
imaginación es indispensable. El pensamiento se apoya en imágenes, de otra parte,
cuando nos movemos prefiguramos con la imaginación lo que ha de venir. En Particular
cabe destacar el hecho de que Aristóteles considera a la imaginación una especie de
proto intelecto. De hecho, en los animales que no poseen intelecto, la imaginación hace
las veces de esa facultad en algunas funciones.

La imaginación es una Facultad que se ejerce por el influjo o la presencia previa de la


sensación, pero no es una reiteración de la sensación, solo ocurre bajo su influencia. A
partir de experiencias tenidas se produce espontáneamente o inducida la imaginación.
Por lo demás hay dos tipos de imaginación, de una parte, cuando podemos figurarnos
algo como si en este momento dijéramos me imagino el estadio y por decirlo así tengo
su imagen como un fantasma en mi mente. El otro tipo de imaginación es cuando una
prevé que alguna situación se va a dar. Por ejemplo, si llamo a mi hermano estará en su
trabajo. Pero tal vez el rasgo más notable de la imaginación es que por anticipación, o
por contraste es determinante para establecer lo real. La imaginación se pone como la
contrapartida de lo real

d.- El intelecto

No hay duda de que tratar el intelecto es complicado pues no es fácil en general


establecer las funciones que le pueden ser atribuidas y lograr descripciones apropiadas
de las mismas. Aristóteles atendiendo a estos hechos asume para la totalidad del alma
que según el propósito de la investigación o la perspectiva con la que se aborde se puede
hablar de partes. Así Platón hablaba de un nivel apetitivo, otro irascible y otro racional o
en general una parte racional y otra irracional.

En el caso del intelecto y atendiendo a este enfoque se puede distinguir un intelecto


pasivo, otro activo; o un intelecto discursivo y otro intuitivo, o en fin un intelecto
teórico y otro práctico.

De manera muy general, podemos decir que las funciones pasivas del intelecto, o si se
prefiere la denominación, el intelecto pasivo permite la actualización de las formas de
los objetos, o de los conceptos. Por eso este intelecto en potencia puede ser todos los
objetos no le corresponde un órgano que interfiera en su función a nivel de contenido y
es garante de objetividad o de solidez teórica, contemplativa. Se separa de la materia en
la misma medida en que sus objetos pueden hacerlo, esto es en tanto formas.

Hay también una serie de funciones en las que el intelecto puede considerarse activo,
una suerte de espontaneidad y de garantía de la verdad, de certeza intelectual.
Probablemente la justificación más clara para proponer la idea de un intelecto activo
radique en que desde el punto de vista de cada individuo el conocimiento en potencia es
anterior temporalmente al conocimiento en Acto, pero desde el punto de vista del
universo no es anterior temporalmente. La verdad está y los individuos la buscamos y
actualizamos nuestro conocimiento.

Las funciones discursivas son susceptibles de descripciones formales y es posible


decidir en ese escenario entre lo verdadero y lo falso. En el caso de las intuiciones
directas de los indivisibles que pueden ser tanto un punto como un concepto no hay
lugar a establecer verdad o falsedad es algo similar a una actualización sensorial se
intuye algo no se intuye ni verdadero ni falso

El discernimiento es una función intelectual muy compleja. Aristóteles describe su


estructura haciendo notar que la distinción entre una cosa y otra supone que al tiempo se
de en la facultad del alma la presencia de las dos como identificadas y a la vez como
distintas. Diferentes en su ser, pero unificadas temporalmente, y discernidas mediante
un acto indivisible del alma.

3.- Teoría de la acción. Explicación del movimiento a partir del alma

Hay un elemento presente a todos los niveles de la actividad anímica, podríamos


referirnos a él como sentimiento de agrado o desagrado. En efecto cuando un sonido
o una visión son agradables los buscamos y si son desagradables los evitamos o huimos.
Así también rechazamos imágenes desagradables o previsiones inconvenientes y
buscamos las contrarias. A las actividades del alma son, pues, inmanentes este tipo de
sentimientos. El agrado o el desagrado son determinantes del movimiento. Así placer y
dolor son componentes básicos de la vida y su dinámica.

Aristóteles dice que en general son funciones del alma: 1.- conocer o pensar y 2.-
moverse. En la tradición que siguió a Aristóteles se le dio privilegio al estudio de las
facultades para conocer y pensar y se trato la acción a un nivel distante de la base
biológica. Se prefirió tratar esta como una cuestión propia y exclusivamente humana a
nivel ética

Para explicar el movimiento, el deseo es la pieza fundamental. Los animales nos


movemos por deseo bien se manifieste como apetito o decisión a partir de la
deliberación. La diferencia entre apetito y deliberación se da en términos temporales.

El apetito es un deseo que busca eliminar el tiempo para cumplirse de inmediato, la


deliberación supone la comparación entre presente y futuro, tiene que ver con cosas que
pueden ser de otra manera, y se apoya en la imaginación previsora y en los conceptos.
Esto es parte fundamental de la estructura de las decisiones. En el caso de la
deliberación el intelecto es principio de acción. Desde luego se trata del intelecto
práctico, no del teórico.

Sócrates y Platón asumían con naturalidad que el conocimiento cumple el papel de


principio motor asistido por el pensamiento. Dicho en otros términos que nadie obra en
contra de lo que sabe y en ese sentido la maldad o, ‘lo moralmente reprochable’. (como
se diría ahora) es ignorancia. La ignorancia es el gran mal. Nadie a sabiendas se pondría
en contra de las acciones que desde el conocimiento se prescriben. De esta manera no
hay distinción entre intelecto teórico e intelecto práctico

Aristóteles tiene un punto de vista totalmente divergente en este caso, considera que la
verdad o falsedad no tienen que ver con la acción. Lo bueno y lo malo no son cuestiones
teóricas sino prácticas y no se pueden confundir las funciones desiderativas ( del deseo)
con las funciones del conocimiento.

La parte central de la teoría de la acción es pues, el deseo. Es esa la razón del


movimiento [salvo que se trate de movimiento mecánicos o violentos]. De esta manera,
el movimiento requiere como condición de cumplimiento una finalidad, nos movemos
en pos de algo, la imaginación cumple insustituible papel de cara a la acción. Si de lo
que se trata es de proyectar posibilidades en el tiempo el papel pre figurativo de la
imaginación es determinador. En esto se puede valorar la proximidad entre la
imaginación y el intelecto, al menos el practico. Podemos decir que el deseo preside
tanto la decisión deliberada como el apetito

El intelecto práctico razona teniendo como principio de su razonamiento el fin que se


busca o se quiere evitar. Así el objeto deseado es ese fin. El papel del objeto deseable
que alienta o bien al apetito o al intelecto se puede ilustrar con la imagen del motor
inmóvil. Normalmente lo que deseamos está fuera de nuestro alcance y no nos mueve
mecánicamente. Por esa razón hablamos de motor inmóvil, un objeto capaz de generar
la acción sin que él mismo se lo proponga al menos en la mayoría de los casos. Es a
partir de su presencia real o imaginada que se origina la acción a través de la
deliberación o del apetito. En este sentido la voluntad que se puede entender como la
disposición para actuar efectivamente y la acción que de ahí se sigue es la expresión de
un deseo.

Aristóteles hace una cuidadosa descripción de los elementos del movimiento en el


caso de los seres humanos e identifica los siguientes: el motor, la facultad
desiderativa [que mueve y que es movida], el animal que se mueve y busca satisfacción

A este nivel estamos alejados del intelecto teórico, del conocimiento. No se pretende
afirmar que obremos en contra de lo que sabemos. Muchas veces decidimos teniendo
eso en cuenta, pero es muy importante señalar que eso no ocurre necesariamente así, sí
obramos de acuerdo con lo que sabemos es porque lo deseamos. Pero bien puede ser
que nuestro deseo sea contrario a nuestro conocimiento, es decir que haya un conflicto
entre lo teórico y lo practico. De hecho, el intelecto teórico no manda actuar. Si se
decide actuar de acuerdo con la ciencia, no es la ciencia quien lo decide.

Ocurre también que se dan conflictos entre lo que se decide hacer voluntariamente y los
apetitos que demandan satisfacción. Es algo bastante común. La llamada Akrasía, es
uno de los asuntos más interesantes para investigar en filosofía práctica. Es un asunto de
común ocurrencia que frente a ciertos hábitos o costumbres que desaprobamos y no
desearíamos hacer, tengamos conductas incontinentes. Es común obrar en contra de
nuestras propias decisiones voluntarias o racionales. Así, se da el caso de deseos
mutuamente excluyentes o contrapuestos.

Esta manera de considerar la acción hace imperativo que la descripción de nuestra


conducta sea materia de una investigación que no rige por los principios y
procedimientos propios de la ciencia teórica demostrativa y tampoco por la discusión
filosófica dialéctica. Este trabajo tiene su campo propio. Es el de los hábitos, las
costumbres, los vicios, las virtudes, la educación. Todo un conjunto de temas que
conforman la Ética que para Aristóteles hace parte de la política

Es importante no perder de vista que hay una transición entre investigación de la


naturaleza e investigación ética. Si bien se trata de tipos de conocimiento distintos es
imperativo reconocer que se hallan íntimamente relacionados y que es necesario, en
estas materias, partir de la investigación natural para continuar en la ética. Por otra
parte, la ética se identifica con la política.

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