A partir de 1492 y a medida que la conquista se ponía en marcha, se hizo necesario
controlar el territorio y crear la administración adecuada para dirigirlo eficazmente. Se intentó reproducir el modelo peninsular con los ajustes necesarios y decidir el modelo de gobierno que quería la Corona para las Indias. Cuando se vio que los organismos de la metrópoli eran insuficientes para gobernar las Indias se pensó en crear otros nuevos. Jurídicamente el reino de las Indias era igual a los demás reinos integrados en la Corona Española, lo que llevó a muchos historiadores a afirmar que “las Indias no eran colonias”. La monarquía no quiso construir una sociedad señorial en América, por lo que La Junta Magna, elaboró el programa que instauró el poder absoluto del monarca en las Indias y Carlos I tenía a su servicio todos los recursos disponibles europeos y americanos. El centralismo controlaba rígidamente a los funcionarios en América para evitar la corrupción y el abuso sobre la parte más débil del sistema, los indios. Para llevar a cabo esta tarea se creó el Consejo de Indias en 1524, con la misma normativa que el Consejo de Castilla hasta 1542, en que tuvo organización propia. Fue el máximo órgano en asuntos americanos y controlaba ambas costas atlánticas hasta 1714, aunque, con la creación más tarde de las Secretarías de Estado y del Despacho Universal de Marina Mercante, por el rey Felipe V en un proceso reformista de tipo unipersonal, perdió bastante influencia. Otro órgano relevante fue la Casa de Contratación en 1503, que primero estuvo en Sevilla y luego en Cádiz, fiscalizaba y administraba las expediciones de descubrimiento y conquista, comercio colonial y emigración a las colonias. Juan de Ovando adaptó el funcionamiento del Consejo a las características específicas indianas y entre 1569 y 1571 redactó los dos primeros libros de ordenanzas, que no obtuvieron la aprobación papal pero sí la del Consejo, por lo que algunos títulos se aprobaron como “Ordenanzas específicas”. En 1569 Diego de Encinas recopiló todas las disposiciones vigentes en su obra: Provisiones, cédulas, capítulos de Ordenanzas, instrucciones y cartas, más conocido como El Cedulario de Encinas, con la Recopilación de las leyes de los reinos de Indias en 1681 y El nuevo Código de las Leyes de las Indias, ya se contaba con un “corpus” completo de la legislación indiana. El Consejo era el tribunal de última instancia en todos los juicios, en la Casa de Contratación y en los Consulados de comercio. Presentaba al rey a las personas que ocuparían altos cargos de la administración colonial y eclesiástica. Creaba o derogaba leyes coloniales per fue perdiendo atribuciones a lo largo de los años, hasta que en 1814 con la restauración de Fernando VII, fue liquidado definitivamente.
Se crearon los Virreinatos, Capitanías Generales, y las Audiencias. En las primeras
décadas del siglo XVI, desde La Española, hoy Santo Domingo, se explora la costa continental; Núñez de Balboa atraviesa el istmo de Panamá en 1513 y llega al Mar del Sur, el Océano Pacífico, y Ponce de León conquista La Florida. En la primera mitad del siglo XVI se exploran las Californias, Chile, Tierra Firme, Río de la Plata y Amazonas. En Santo Domingo se crea en 1510 la primera institución para ordenar el territorio caribeño a través de una Audiencia. Entre 1519 -1521, Hernán Cortés conquista el imperio azteca y Francisco Pizarro el imperio Inca, entre 1531 y 1535 lo que favoreció la división del territorio en dos virreinatos: el de Nueva España en 1534 y el del Perú en 1542. El virrey era el “alter ego” del rey en América, con atribuciones políticas, administrativa, militar y judicial. Su cargo se creó al conocer Carlos I la magnitud y complejidad de los territorios conquistados; el primero fue Cristóbal Colón. Hasta el siglo XVIII, los dos únicos virreinatos fueron los de Nueva España con capital en México desde 1543, crecerá hacia el norte y se mantendrá hasta el proceso de emancipación. En cambio, Perú verá disminuir su territorio a partir del S. XVIII, cuando el reformismo borbónico crea en América nuevas demarcaciones virreinales. El primero fue Nueva Granada entre 1717 y 1723 en una primera etapa que se suspende y retoma en 1729 hasta principios del S. XIX, con los comienzos de la emancipación americana. El segundo fue Río de la Plata en 1717, hasta principios del XIX, las capitales serán: México, Lima, Santa Fe de Bogotá y Buenos Aires. Las Capitanías Generales, con atribuciones de gobierno y de organización de la defensa, por su vulnerabilidad son gobernadas por Capitanes Generales; son circunscripciones con cierta autonomía respecto a los virreinatos, aunque integrados en los mismos, para defender mejor el territorio. Son espacios de especial importancia para los intereses económico para la metrópoli. Guatemala, Cuba y Manila, pertenecían al virreinato de Nueva España; Venezuela al del Perú, pero con la segregación territorial de los Borbones pasa a formar parte de Nueva Granada, Chile sigue en el virreinato del Perú a lo largo de toda la modernidad. Las Audiencias junto con los virreinatos eran las máximas instancias de la Administración de las Indias. Eran tribunales de primera instancia en los casos de corte o delitos muy graves entre los cabildos, alcaldes o funcionarios reales. Solían tener un presidente, varios veedores, alcaldes de crimen, uno o dos fiscales, un alguacil mayor y varios funcionarios de menor rango. La “Recopilación de 1680”, distinguía tres tipos de Audiencias: Las Virreinales (presididas por el virrey); las Pretoriales o Provinciales (por un presidente o gobernador dependiente de la Corona a través del Consejo de Indias) y las Subordinadas, como Charcas y Quito con un presidente dependiente del virrey. Hubo Audiencias indianas en Santo Domingo, México, Panamá que incluía el Perú, hasta que las Leyes Nuevas crearon una en Lima y otra en Guatemala; dos Audiencias virreinales (México y Lima), cuatro pretoriales (Santo Domingo, Guatemala, Nueva Granada y Manila, tres no pretoriales (Quito, Chile y Charcas); dos intermedias (Nueva Galicia y Panamá) y la de Buenos Aires. El Gobernador era una de las máximas autoridades del gobierno colonial, el cargo duraba de tres a ocho años y contaba con un buen salario. Un gran problema de la administración indiana fue que el límite de las jurisdicciones cambiaba constantemente y no siempre coincidían las Gobernaciones con las Audiencias y los Obispados. Otra parte de la administración en las Indias fueron Los Cabildos; estos estructuraron el municipio colonial y desciende del antiguo concejo castellano. Se asoció desde el principio de la conquista con la fundación de nuevos núcleos urbanos y era la mejor herramienta para hacer llegar las reivindicaciones al monarca. Su jurisdicción no era solo urbana pues incluía una zona de influencia rural que permitió la concesión de tierras a los vecinos. También existían los cabildos de indios; en definitiva, los Cabildos representaban a todos los vecinos y podían tener uno o dos alcaldes, se renovaban a principios de enero y funcionaba con los votos entre los cargos salientes y entrantes, aunque en algunos sitios las elecciones eran muy reñidas. Entre sus funciones estaban fiscalizar los presupuestos y las rentas municipales, el control del abastecimiento urbano y la lucha contra la delincuencia. Así, con Los Virreinatos, Las Audiencias, Las Gobernaciones y Los Cabildos se administraron durante cuatro siglos los territorios que España poseía en América.
Bibliografía: Malamud, Carlos: La administración de la América Hispana.
Salamanca, Rafael: Las instituciones de Castilla y su repercusión en la América del Siglo XVI.
Pensadores españoles universales: Un recorrido para acabar con ese dañino cliché, tantas y tantas veces repetido, de que España no ha dado grandes pensadores.