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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

ESCUELA NACIONAL DE ESTUDIOS SUPERIORES


UNIDAD LEÓN

LICENCIATURA EN ECONOMÍA INDUSTRIAL


GRUPO 1201

RESUMEN: LA POLÍTICA FISCAL PARA EL


AFIANZAMIENTO DE LAS DEMOCRACIAS
EN AMÉRICA LATINA

ANÁLISIS COYUNTURAL DE LA ECONOMÍA


MEXICANA
DR. JOSÉ FRANCISCO REYES DURÁN

ALUMNA:
HUERTA BAUTISTA NATALY

LEÓN, GUANAJUATO, A 12 DE MAYO DE 2020.


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GRUPO 1201

A. Introducción
A mediados de la década de los 80, Latinoamérica mostró una variedad de ejemplos
acerca del debate sobre la reformulación del papel del sector público en el proceso de
desarrollo. Durante el periodo que siguió a la crisis de la deuda latinoamericana, los
gobiernos atravesaron extensos programas de reformas estructurales que abarcaron una
gran variedad de áreas como, por ejemplo: privatización de empresas estatales,
descentralización de políticas públicas, desregulación de los mercados y retito del estado
de áreas que hasta entonces dominaba.
El escenario internacional, durante el periodo se vio afectado por restricciones en el
financiamiento, que posteriormente derivaron en una volatilidad macroeconómica y
dificultad para minimizar la desigualdad de la distribución del ingreso.
Durante las últimas tres décadas, los países latinoamericanos han logrado recuperar
la democracia, pero en materia de derechos económicos, sociales y culturales no se ha
visualizado un avance significativo. Por otro lado, en un contexto internacional de expansión
económica, se ha podido observar un manejo prudente de la política macroeconómica y
fiscal en la región frente al aumento del precio de las commodities y abundancia de liquidez
en los mercados de capitales. Sin embargo, cada vez que la región se presenta una crisis,
los más afectados son los sectores más pobres, por lo que es necesario implementar
elementos contra cíclicos en la política fiscal para conseguir cohesión social ante un cambio
en los mercados internacionales.
La predominante situación de desigualdad demanda políticas públicas que apoyen
la consolidación del crecimiento económico elevado y además que alcance mejoras en la
protección social, educación y eficacia en la igualdad de derechos para todos los
ciudadanos. Lo anterior no es una tarea nada fácil, pues existe una disparidad en el
desarrollo de los territorios de cada país, la brecha entre las regiones más pobres y ricas
de Latinoamérica alcanza valores incompatibles con la búsqueda de igualdad de derechos
a nivel continental.
B. Crecimiento y sostenibilidad fiscal
Latinoamérica es una de las zonas con más dificultades para financiar las
necesidades políticas redistributivas mediante el cobro de impuestos. Si se hace una
comparación con Europa (zona con mayor cohesión social) se puede identificar una brecha
importante en la presión de tributos, mientras que la presión ejercida por los gobiernos de
Europa se ubica en tono al 41% del producto, en promedio, toda la región logra captar unca
carga tributaria del 20.4% del PIB. Dentro de la misma región se encuentran cifras muy
desiguales, por ejemplo, Brasil cuenta cona presión tributaria del 35.5%, Argentina 30.6%
y México un 10.9%.
1. Política fiscal y macroeconomía
En Latinoamérica, el problema de la volatilidad está ligado a rasgos estructurales,
tales como las pautas de especialización del comercio internacional, el dualismo, las
instituciones y el menor desarrollo de los mercados. Aunque los países de la región han
avanzado en el combate a la inestabilidad nominal, la volatilidad aún es muy alta, esta
volatilidad afecta negativamente a la equidad y al crecimiento, también tiene un impacto
negativo en la distribución del ingreso. Este fenómeno está relacionado con la desigualdad
a través de mayores fluctuaciones en los ingresos con menores recursos. Debido a lo
anterior, es importante que adopte una definición amplia de objetivos de política
macroeconómica, que incorpore medidas de disminución de la volatilidad real.
Por otro lado, la volatilidad modifica el espacio de la política reduciendo la cantidad
de recursos disponibles. Para combatir esto, es necesario la creación de capacidades
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fiscales contra cíclicas o bien de posiciones fiscales sustentables en el tiempo que permitan
fortalecer los programas orientados a contrarrestar los efectos sociales de los periodos
recesivos, por ejemplo, el desempleo y agudización de la pobreza.
2. Necesidad de incrementar las cargas tributarias
En América Latina, la carga tributaria es baja y de mala “calidad”. El nivel de carga
tributaria promedio de la región es inferior aproximadamente en un tercio respecto al que
deberían tener en función de su nivel de ingresos per cápita. No se puede generalizar, pero
la mayor parte de la región tiene espacio para conseguir una mayor cantidad de fondos
para el financiamiento de las políticas públicas requeridas. Con respecto a la mala “calidad”
se hace referencia a que los gravámenes se aplican sin considerar la capacidad contributiva
de los ciudadanos y además impera un alto grado de inequidad. Claro está que este
problema afecta la capacidad de los Estados para cumplir sus obligaciones en un momento
donde las necesidades no pueden esperar.
Existen algunas economías que requieren un esfuerzo menor, pues disponen de
ingresos no tributarias que provienen de las exportaciones de petróleo, gas, minerales,
recursos naturales renovables, es decir, son gobiernos “rentísticos”, pero esto puede traer
efectos nocivos pues estas fuentes de ingresos pueden ser más volátiles el estar sujetas
en muchas ocasiones a las variaciones de precios internacionales.
Algunos problemas en el gravamen de la mayoría de los países latinoamericanos
son: hay tasas efectivas inferiores a las tasas legales; las tasas son proporcionales en lugar
de progresivas; bases estrechas del tributo, alto grado de evasión de impuestos y el
impuesto sobre la renta recae sobre personas jurídicas en lugar de las físicas.
3. Política fiscal, crecimiento e inversión pública
La reforma del Estado debe no solo mirar la mejoría en la asignación de recursos,
sino también en la distribución del ingreso. Existe una extensa cantidad de estudios y
evidencias que muestran la estrecha relación entre crecimiento y gasto en infraestructura.
La infraestructura permite a los ciudadanos más pobres conectarse con las principales
actividades económicas de sus países abriéndoles nuevas oportunidades de iniciativas con
muy diferente impacto sobre la competitividad, la cohesión social y las finanzas públicas.
Es importante que no se descuida la asignación de recursos para el mantenimiento de la
infraestructura, mejorar los sistemas de monitoreo y evaluación de los proyectos para
garantizar sostenibilidad de las inversiones en curso y mejorar el marco legal y
reglamentario de los sectores de infraestructura económica.
C. Los desafíos de la nueva protección social
La mayor parte de las áreas de los presupuestos se han sometido a procesos de
reformulación. En el caso de la política social, se tiene una expectativa que tengan un papel
de construcción de sociedades más cohesionadas y permitan aumentar la legitimidad de
las políticas públicas, por tanto, el pago de impuestos destinados a financiarlas.
Las reformas necesarias son realmente complejas y diversas. Hoy parece lejano el
tiempo en el que predominaba la idea en la región sobre la necesidad de reformas en que
los tradicionales esquemas de seguridad social tendían a reducir la presencia estatal, estas
líneas de acción buscaban seguir un modelo que se creía con validez universal, pero sin
duda alguna, su validez depende de las características propias de cada sociedad particular.
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1. Protección de la población adulta mayor y programas de transferencias


condicionadas
La menor cobertura de los sistemas de pensiones contributivos está relacionada con
la mayor informalidad de las economías y, a su vez, esa informalidad es, precisamente una
de las causas más importantes de la baja recaudación tributaria.
Los problemas fiscales y de cobertura han marcado el eje de las preocupaciones
predominantes en las reformas que, en la mayor parte de los casos, siguen sin resolverse.
La cobertura previsional sigue siendo muy baja en la mayor parte de los países de la región
y este problema afecta mayormente a los sectores más vulnerables en función de sus
ingresos. Más allá de esos límites, debe rescatarse la preocupación creciente con relación
a la cobertura de los sistemas tradicionales de pensiones.
Como una respuesta a la necesidad de atender los problemas de cobertura y
reconociendo que el mercado de trabajo no ofrece una solución efectiva en el corto plazo,
fue la introducción de programas de transferencias condicionadas. Estos programas han
contemplado la transferencia financiera a familias de menores recursos toda vez que sus
beneficiarios cumplan con ciertos requisitos que, generalmente, se relacionan con la
inversión en “capital humano” (educación y salud).
Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Panamá y Uruguay presentan sistemas de
protección social más universalizados, con un nivel más alto de gasto social como
porcentaje del PIB. Colombia, México y Venezuela presentan regímenes duales (sistemas
de protección social y familias) y cobertura de la seguridad social cercana al 35%.
Es claro que se requiere algún tipo de pacto social para la promoción de los
derechos económicos, sociales y culturales. el citado pacto debe estar orientado hacia la
obtención simultánea de cuatro objetivos: consistencia macroeconómica, generación de
empleo decente, protección social y educación.
2. Protección social en salud
Se requiere de una aproximación de carácter multidisciplinario que considere los
diferentes aspectos críticos del sector (diferentes posiciones acerca de los objetivos de
equidad que debe perseguir la política sectorial y los modos de lograrlo; la magnitud de los
recursos involucrados y las oportunidades de lograr importantes rentas innovativas)
En América Latina ha predominado el desarrollo de sistemas híbridos que, por lo
general, han tenido grandes dificultades en alcanzar cobertura universal de servicios de
salud de calidad. La provisión de servicios de atención de la salud está a cargo de una
variada gama de instituciones y mecanismos para el financiamiento, regulación y provisión,
en el que conviven un subsector público (esencialmente financiado con impuestos
generales), la seguridad social (financiada con contribuciones sobre la nómina salarial) y el
subsector privado (organizado a partir de seguros privados o pagos directos de bolsillo).
La seguridad social cubre a los trabajadores formales (y, a menudo, a sus
dependientes, de acuerdo con la organización de cada sistema en particular). el sector
privado cubre, generalmente, a la población de más altos ingresos y cuenta con una
estructura de proveedores propios. No obstante, en muchas oportunidades, los sectores de
más bajos recursos, sin seguro y con dificultades para acceder a la oferta pública de
servicios, deben afrontar sus necesidades más urgentes mediante pagos de bolsillo en el
sector privado. La manera en que los países han intentado reestructurar las interrelaciones
entre estos tres sectores caracteriza las distintas reformas que se han llevado a cabo en la
región.
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Cuanto más desarrollada esté la seguridad social en la provisión y financiamiento


de la salud, en principio, mayor sería la brecha de cobertura entre los trabajadores formales
y el resto de la población que sólo tenga acceso al subsector público. Ello obliga a trabajar
de manera balanceada en dos sentidos, la expansión de los sistemas de aseguramiento y
el fortalecimiento de la salud pública tradicional.
Una mejora en la equidad de los sistemas de la región obliga a reducir la
dependencia de los gastos de bolsillo como mecanismo para el acceso a los tratamientos
de salud requeridos, y la integración de los sistemas para alcanzar niveles más elevados
de solidaridad.
La efectiva mejora en la cobertura de servicios de salud para toda la población
requiere políticas de salud pública entre las que se destacan la expansión de la atención
primaria, y una adecuada coordinación de servicios descentralizados que incluya la
compensación de brechas entre regiones.
Nivel del gasto en salud: en promedio, el gasto en atención de la salud de América
Latina es similar al promedio mundial, medido como porcentaje del producto (alrededor de
6,5% del PIB).
Estructura del gasto e impacto distributivo: el impacto distributivo de ese gasto,
además, resulta ser mucho más regresivo que en los países desarrollados ya que América
Latina presenta una mayor participación del gasto privado, con impacto negativo sobre la
equidad.
Cobertura: la región presenta importantes brechas entre la cobertura que la
legislación de cada país declara como derechos de los ciudadanos.
Fragmentación: se observa en muchos países un importante grado de
fragmentación hacia el interior de cada subsector (público, seguridad social y privado).
El régimen subsidiado provee aseguramiento a la población sin capacidad de pago
(determinado por una prueba de medios proxy). Las personas afiliadas a este régimen
tienen derecho a un plan predefinido de servicios llamado POS-S (Plan Obligatorio de
Servicios de Salud Subsidiado) cuyo alcance ha sido durante mucho tiempo inferior
comparado con el plan de beneficios vigente en el régimen contributivo. Los afiliados del
régimen subsidiado escogen alguna de las aseguradoras existentes (llamadas EPS,
Entidades Promotoras de Salud) con la posibilidad de cambiarse anualmente en caso de
no encontrarse satisfechos con el servicio recibido.
Éstas aseguradoras son en su mayoría entidades privadas sin ánimo de lucro. La
financiación de este régimen público es mixto: están por un lado los recursos parafiscales
provenientes del aporte de solidaridad que tienen que hacer todos los afiliados cotizantes
del régimen contributivo y que representaron 34% de todos los ingresos presupuestados
del régimen subsidiado en el año 2009 y los impuestos nacionales y territoriales que en su
conjunto representaron el 64% restante de los recursos. El régimen contributivo está dirigido
a las personas con capacidad de pago y a sus familiares dependientes. Los afiliados tienen
derecho a un plan obligatorio de salud POS, que ofrece un paquete integral de servicios de
salud y, además, prestaciones económicas en caso de enfermedad o maternidad.
En el año 2008, el 39% de la población se encontraba afiliada al régimen contributivo
y el 3% pertenecía aún a alguno de los regímenes de excepción (integrantes de las Fuerzas
Militares, Policiales, ECOPETROL y otros). Finalmente, las personas de altos ingresos
complementan la cobertura ofrecida en el régimen contributivo o exceptuado con planes
privados de salud o pagando de su bolsillo a la red de prestadores privados.
En síntesis, los países latinoamericanos deberán enfrentar el desafío de incrementar
el financiamiento tributario destinado al sector público de la salud, reduciendo la
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dependencia del gasto privado y las cargas sobre la nómina salarial que, en mayor o menor
medida, atentan contra el objetivo de lograr sistemas equitativos e integrados que aseguren
una mayor cobertura de mejor calidad.
D. Educación: palanca del desarrollo y la igualdad
En materia de educación, América Latina se encuentra bajo una doble demanda:
por una parte, aumentar el gasto destinado a esa finalidad; pero también incrementar su
eficiencia, de forma de contribuir al objetivo de mejorar la calidad y equidad.
La educación es uno de los mecanismos importantes de que disponen los Estados
y la política pública para revertir la reproducción intergeneracional de las desigualdades y
disociar los orígenes sociales de los individuos de sus logros en términos de bienestar, una
sociedad con más altos niveles de educación tiene una mejor base. Para la incorporación
del progreso técnico, la innovación y los aumentos en materia de productividad que
permitan remover las brechas originadas en la heterogeneidad productiva.
La calidad de la educación va a estar muy determinada por el valor de la subvención,
o el precio que se le asigna al servicio educativo; si el valor de la subvención es muy bajo,
necesariamente el promedio de la calidad educativa también lo será. En segundo lugar, la
subvención o el voucher debe incluir criterios de ponderación por las condiciones de los
alumnos y otras características de la oferta que no dependen de la acción del sostenedor;
de lo contrario, existirán subsidios cruzados, o se discriminará en contra de los alumnos de
mayor costo de educar. quienes están obligados a ofrecer educación a un tamaño distinto
al óptimo están permanentemente en desventaja frente a un proveedor que tiene la
posibilidad de elegir el tamaño óptimo de planta, o el número de alumnos; aún más, el
proveedor que no tiene “libre-salida” puede estar operando en un nivel en que el precio no
cubra sus costos. En este caso, podría ser necesario considerar un subsidio de suma alzada
para cubrir parcialmente la diferencia entre el costo mínimo y el costo efectivo, asumiendo
que debe mantenerse el incentivo al proveedor para que evolucione (dadas sus
restricciones) hacia el tamaño necesario.
E. Descentralización y cohesión territorial
En la medida en que se asocie cohesión social con las ideas de inclusión y
pertenencia, la búsqueda de aquella en relación con la descentralización implica la
preocupación por la inclusión y la pertenencia de todos los territorios a un proyecto o
situación común. En países con territorios que presentan importantes desigualdades en
materia de capacidades de distinto tipo, la cohesión remite necesariamente a una
rejerarquización del papel de los gobiernos centrales con el objetivo de compensar
diferencias y articular políticas sectoriales que, si bien pueden tener un diferente grado de
descentralización, tengan un eje en común.
Se debe considerar la existencia de una gran variedad de tipos de organización
institucional que presentan sus estados, existe un diferente reconocimiento del papel de
los municipios en cada uno de los países. En tercer lugar, de gran importancia para la
organización de los servicios descentralizados, se debe destacar el hecho de que el tamaño
promedio de los municipios contempla ciudades capitales, industriales de gran tamaño y
pequeñas comunas localizadas en zonas de difícil acceso.
En América Latina la opción por la descentralización debe ser evaluada a la luz de
la política de cada país hacia sus territorios desiguales. Los procesos de descentralización
en América Latina han tenido significativos y variados efectos sobre la cohesión social, la
garantía de derechos sociales básicos y el resultado fiscal. No es fácil aislar los efectos de
estos procesos de otros determinantes que operan de manera simultánea. No obstante, es
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posible identificar tensiones que se han puesto de manifiesto de manera muy diferente en
cada caso.
F. La reforma institucional necesaria para la reforma del estado
La efectiva promoción de valores igualitarios y de cohesión social no debe agotarse
en la discusión sobre las orientaciones generales de la política de reforma sino adentrarse
en las posibilidades de efectivas de lograr mejoras en el impacto de las políticas que, son
diferentes en cada caso.
1. El rol de los congresos
La mayor parte de las reformas necesarias para que las políticas públicas mejoren
la cohesión social y se alcance la igualdad de derechos deben ser formuladas, discutidas y
sancionadas por los parlamentos.
De acuerdo con Bonvecchi y Rodríguez, los partidos políticos serían, entonces, los
actores que hacen funcionar las instituciones parlamentarias. En general, son ellos quienes
ocupan y ponen en marcha los parlamentos (así como los ejecutivos), quienes se proponen
representar a ciudadanos y grupos de interés, quienes forman sus propias preferencias
sobre las políticas públicas o transmiten las de otros, quienes deciden sobre las políticas
prestando atención a las demandas de sus representados y a sus propias ambiciones de
carrera. Los partidos son, además, el factor dinámico en el proceso legislativo: varían en la
naturaleza y en la distribución de su poder dentro de los parlamentos y, por ello, pueden
variar también en sus preferencias y en su influencia sobre las políticas públicas.
En los países con presidentes mediana a fuertemente poderosos y legislaturas con
partidos fuertes, las relaciones Ejecutivo-Legislativo tienden a ser cooperativas. Al enfrentar
un entorno electoral competitivo y un presidente orientado a producir políticas de alcance
nacional, los partidos deben orientar sus intervenciones en el diseño de las políticas a
satisfacer intereses generales —de modo tal de maximizar las chances tanto de aprobación
de sus políticas preferidas como de éxito electoral como resultado de su actividad
legislativa.
En el caso mexicano existe una asimetría entre la capacidad del Legislativo para
oponerse a iniciativas del Ejecutivo y su capacidad real para obligar al Ejecutivo a aplicar
determinados impuestos, medidas y políticas o de sancionarlo por no haber ejecutado con
el debido empeño las decisiones emanadas de los legisladores.
Los tres principales proyectos de reforma impulsados durante los últimos años en
México son: las reformas fiscal, energética y laboral. Esto por absoluta necesidad, sobre
todo a raíz de la declinación de los ingresos derivados del petróleo, no sólo por las
fluctuaciones en sus precios, sino principalmente por el agotamiento de algunos de los
principales yacimientos del país.
En general los partidos carecen de cuadros con una preparación técnica suficiente,
o asesorías adecuadas para apoyar su trabajo en estas materias. En México, la Cámara de
Diputados cuenta con el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, en teoría imparcial
frente a los partidos, que a pesar del reducido presupuesto con que cuenta, ha servido de
importante apoyo en el debate de distintas iniciativas fiscales.
2. Reforma del Estado y servicio civil
Se requiere avanzar un paso más y profundizar en el estudio del rol desempeñado
por los servicios civiles, su funcionamiento, necesidades, alternativas de reforma y posibles
modos de implementarlas. También una profunda reforma de las burocracias que
paulatinamente construyan nuevas carreras de servicio civil, considerando la introducción
de incentivos y controles que reduzcan los niveles de corrupción existentes, aumenten la
eficacia de las intervenciones y contribuyan a dar mayor legitimidad a las políticas públicas.
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Al mismo tiempo, la aparición de nuevas tecnologías (particularmente las denominadas


TIC´s) abren un espacio nuevo a ser explorado, el cual podría facilitar la gestión pública, a
la vez de garantizar una mayor participación ciudadana, claro que todo esto implica un
nuevo y gran desafío para los estados.
Como institución, el servicio civil va creando normas que determinan relaciones de
autoridad, y comportamiento de actores, los que van perdurando en el tiempo.
Las restricciones financieras forzaron a casi todos los países miembros de la UE a
reducir el empleo público, avanzar en procesos de delegación de responsabilidades a
niveles inferiores de gobierno y subcontratar y privatizar servicios públicos que
tradicionalmente eran provistos por el Estado. Prácticamente todos los países han intentado
reducir el volumen del empleo público o al menos controlar y contener su crecimiento hacia
finales de los años ochenta y principios de los noventa.
La magnitud de los cambios necesarios para profesionalizar al SC son mayores que
los que enfrentaban los países europeos y la disponibilidad de recursos financieros para
llevarlos adelante son menores. De este modo, cualquier tipo de reforma en el área no
puede pensarse de manera independiente de la disponibilidad efectiva de recursos con que
se cuente para llevarla adelante.
En materia de anticorrupción, por ejemplo, se ha visto la proliferación de oficinas
específicas para investigar temas de corrupción, establecimiento de códigos de ética,
prevención de conflicto de intereses, etc. De todos modos, no en todas las situaciones la
existencia de un adecuado marco normativo y creación de instituciones ha derivado en un
combate efectivo de la corrupción. En otras palabras, cambios permanentes y eficaces en
los sistemas de SC requieren de una atención y voluntad política que va más allá de las
reglamentaciones.
Quizás el fenómeno más interesante en Chile es la existencia de un proceso de
profundización de la profesionalización del Personal Civil, que puede evidenciarse en la
reducción de los Directivos no Profesionales y el aumento significativo de los profesionales,
así como también en la disminución de los funcionarios en plantas auxiliares y
administrativas. Esto se traduce en que la sociedad opta por preparase más y así tomar los
puestos directivos disponibles, creando una ventaja sobre las personas menos
especializadas.
La administración federal cuenta con instituciones de control interno y externo y con
normas destinadas a combatir la impunidad y las oportunidades de corrupción. En este
sentido existe la necesidad de estudiar el funcionamiento de los partidos políticos en la
región con el objeto de diseñar procesos de reforma que puedan sostener los procesos
democráticos.
G. Reflexiones finales
Los años ochenta son conocidos como la “década perdida” atendiendo a los magros
resultados económicos. No obstante, esos años estuvieron signados, asimismo, por el
comienzo de la recuperación de los gobiernos democráticos en la región. En consecuencia,
las nuevas democracias dispusieron de escasos recursos para hacer frente a las múltiples
demandas insatisfechas de la sociedad.
Han sido revisadas tres grandes áreas de intervención pública (educación, salud,
protección social e inversión pública) que deben ser encaradas sin descuidar los equilibrios
macroeconómicos. Se requiere la consolidación de un mayor nivel de recursos tributarios,
en especial, sabiendo que América Latina es la región con peor distribución del ingreso y
con mayores dificultades para recaudar impuestos.
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La efectividad de las políticas impulsadas dependerá del cuidado de importantes


reformas institucionales entre las que sobresalen: la definición del federalismo fiscal y el
grado de descentralización de las políticas públicas en cada país; el papel de los
parlamentos en el diseño y control de esas políticas, y, por último, las capacidades de los
servicios civiles para lograr implementar cada política eficazmente.
América Latina está aún lejos de los estándares educativos de los países
desarrollados, las mejoras que puedan lograrse en los sistemas educativos, seguramente,
se traducirían en hogares con mayor capital cultural. En la medida en que la educación
contribuya a compensar las brechas preexistentes, las sociedades se verán beneficiadas
por una suerte de círculo virtuoso de desarrollo económico y cohesión social.
los países de América Latina ofrecen una baja e inadecuada protección a segmentos
significativos de la población. A pesar del crecimiento del empleo formal, la persistencia del
mercado laboral informal sigue siendo un rasgo característico de estos países, cuya
contracara es la dificultad para aumentar la presión tributaria.
Las reformas sanitarias, para alcanzar sistemas de salud más equitativos y
eficientes se requerirá, en casi todos los casos, la integración de sus componentes. En el
contexto regional, son pocos los países que han logrado ese objetivo y financian las
prestaciones públicas de salud mediante impuestos generales. La capacidad de los
gobiernos para conducir estos procesos y el poder de negociación de los diferentes
sectores involucrados será crucial en la definición de cada particular sendero.
Será necesario incrementar los recursos destinados a la inversión pública. Se nota
la falta de planes de inversión que se adapten a las nuevas necesidades de las sociedades.
Las demandas de mayor competitividad y cohesión social requieren gastos de capital muy
diferentes a las que predominaban en el pasado.
Se ha planteado reiteradamente la necesidad de ampliar el nivel de la carga
tributaria, ya que de esta forma se pueden lograr efectos inmediatos e intermedios sobre el
Estado, los ciudadanos y su interacción recíproca, adecuándose a las crecientes demandas
de gasto público lo cual conduciría a mejorar el funcionamiento de las democracias.
La reforma del Estado debe ser entendida como parte del cambio institucional que
requieren las sociedades latinoamericanas, considerando que ese cambio no sólo tiene que
mirar la mejora en la asignación de recursos, sino también la distribución del ingreso.
Son muchas las áreas de trabajo, son variadas las situaciones de partida en cada
uno de los casos y son infinitos los senderos que, en teoría, pueden ser adoptados en cada
circunstancia. Es por ello que la efectiva promoción de valores igualitarios y de cohesión
social no debe agotarse en la discusión sobre las orientaciones generales de la política de
reforma sino adentrarse en las posibilidades efectivas de lograr mejoras en el impacto de
las políticas.
La agenda de reformas es sumamente compleja y presenta diversos ejes que no
siempre son complementarios. Las dimensiones que tienen que ser integradas a esa
agenda son muchas y diversas, siendo difícil imaginar un sendero ideal de reformas
aplicables a todos los casos. América Latina conforma una región integrada por un conjunto
de países que guardan entre sí una gran disparidad económica y social. En cada caso se
deberán definir las prioridades en función de las necesidades específicas y las posibilidades
efectivas de realización, teniendo en cuenta que las circunstancias cambiantes obligan a
pensar en un permanente replanteo de las metas e instrumentos de cada política. Lo que
no se puede poner en duda, es la necesidad de una fuerte presencia estatal toda vez que
se quiera alcanzar sociedades democráticas con igualdad de derechos entre su población.

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