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ALUMNA:
HUERTA BAUTISTA NATALY
A. Introducción
A mediados de la década de los 80, Latinoamérica mostró una variedad de ejemplos
acerca del debate sobre la reformulación del papel del sector público en el proceso de
desarrollo. Durante el periodo que siguió a la crisis de la deuda latinoamericana, los
gobiernos atravesaron extensos programas de reformas estructurales que abarcaron una
gran variedad de áreas como, por ejemplo: privatización de empresas estatales,
descentralización de políticas públicas, desregulación de los mercados y retito del estado
de áreas que hasta entonces dominaba.
El escenario internacional, durante el periodo se vio afectado por restricciones en el
financiamiento, que posteriormente derivaron en una volatilidad macroeconómica y
dificultad para minimizar la desigualdad de la distribución del ingreso.
Durante las últimas tres décadas, los países latinoamericanos han logrado recuperar
la democracia, pero en materia de derechos económicos, sociales y culturales no se ha
visualizado un avance significativo. Por otro lado, en un contexto internacional de expansión
económica, se ha podido observar un manejo prudente de la política macroeconómica y
fiscal en la región frente al aumento del precio de las commodities y abundancia de liquidez
en los mercados de capitales. Sin embargo, cada vez que la región se presenta una crisis,
los más afectados son los sectores más pobres, por lo que es necesario implementar
elementos contra cíclicos en la política fiscal para conseguir cohesión social ante un cambio
en los mercados internacionales.
La predominante situación de desigualdad demanda políticas públicas que apoyen
la consolidación del crecimiento económico elevado y además que alcance mejoras en la
protección social, educación y eficacia en la igualdad de derechos para todos los
ciudadanos. Lo anterior no es una tarea nada fácil, pues existe una disparidad en el
desarrollo de los territorios de cada país, la brecha entre las regiones más pobres y ricas
de Latinoamérica alcanza valores incompatibles con la búsqueda de igualdad de derechos
a nivel continental.
B. Crecimiento y sostenibilidad fiscal
Latinoamérica es una de las zonas con más dificultades para financiar las
necesidades políticas redistributivas mediante el cobro de impuestos. Si se hace una
comparación con Europa (zona con mayor cohesión social) se puede identificar una brecha
importante en la presión de tributos, mientras que la presión ejercida por los gobiernos de
Europa se ubica en tono al 41% del producto, en promedio, toda la región logra captar unca
carga tributaria del 20.4% del PIB. Dentro de la misma región se encuentran cifras muy
desiguales, por ejemplo, Brasil cuenta cona presión tributaria del 35.5%, Argentina 30.6%
y México un 10.9%.
1. Política fiscal y macroeconomía
En Latinoamérica, el problema de la volatilidad está ligado a rasgos estructurales,
tales como las pautas de especialización del comercio internacional, el dualismo, las
instituciones y el menor desarrollo de los mercados. Aunque los países de la región han
avanzado en el combate a la inestabilidad nominal, la volatilidad aún es muy alta, esta
volatilidad afecta negativamente a la equidad y al crecimiento, también tiene un impacto
negativo en la distribución del ingreso. Este fenómeno está relacionado con la desigualdad
a través de mayores fluctuaciones en los ingresos con menores recursos. Debido a lo
anterior, es importante que adopte una definición amplia de objetivos de política
macroeconómica, que incorpore medidas de disminución de la volatilidad real.
Por otro lado, la volatilidad modifica el espacio de la política reduciendo la cantidad
de recursos disponibles. Para combatir esto, es necesario la creación de capacidades
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fiscales contra cíclicas o bien de posiciones fiscales sustentables en el tiempo que permitan
fortalecer los programas orientados a contrarrestar los efectos sociales de los periodos
recesivos, por ejemplo, el desempleo y agudización de la pobreza.
2. Necesidad de incrementar las cargas tributarias
En América Latina, la carga tributaria es baja y de mala “calidad”. El nivel de carga
tributaria promedio de la región es inferior aproximadamente en un tercio respecto al que
deberían tener en función de su nivel de ingresos per cápita. No se puede generalizar, pero
la mayor parte de la región tiene espacio para conseguir una mayor cantidad de fondos
para el financiamiento de las políticas públicas requeridas. Con respecto a la mala “calidad”
se hace referencia a que los gravámenes se aplican sin considerar la capacidad contributiva
de los ciudadanos y además impera un alto grado de inequidad. Claro está que este
problema afecta la capacidad de los Estados para cumplir sus obligaciones en un momento
donde las necesidades no pueden esperar.
Existen algunas economías que requieren un esfuerzo menor, pues disponen de
ingresos no tributarias que provienen de las exportaciones de petróleo, gas, minerales,
recursos naturales renovables, es decir, son gobiernos “rentísticos”, pero esto puede traer
efectos nocivos pues estas fuentes de ingresos pueden ser más volátiles el estar sujetas
en muchas ocasiones a las variaciones de precios internacionales.
Algunos problemas en el gravamen de la mayoría de los países latinoamericanos
son: hay tasas efectivas inferiores a las tasas legales; las tasas son proporcionales en lugar
de progresivas; bases estrechas del tributo, alto grado de evasión de impuestos y el
impuesto sobre la renta recae sobre personas jurídicas en lugar de las físicas.
3. Política fiscal, crecimiento e inversión pública
La reforma del Estado debe no solo mirar la mejoría en la asignación de recursos,
sino también en la distribución del ingreso. Existe una extensa cantidad de estudios y
evidencias que muestran la estrecha relación entre crecimiento y gasto en infraestructura.
La infraestructura permite a los ciudadanos más pobres conectarse con las principales
actividades económicas de sus países abriéndoles nuevas oportunidades de iniciativas con
muy diferente impacto sobre la competitividad, la cohesión social y las finanzas públicas.
Es importante que no se descuida la asignación de recursos para el mantenimiento de la
infraestructura, mejorar los sistemas de monitoreo y evaluación de los proyectos para
garantizar sostenibilidad de las inversiones en curso y mejorar el marco legal y
reglamentario de los sectores de infraestructura económica.
C. Los desafíos de la nueva protección social
La mayor parte de las áreas de los presupuestos se han sometido a procesos de
reformulación. En el caso de la política social, se tiene una expectativa que tengan un papel
de construcción de sociedades más cohesionadas y permitan aumentar la legitimidad de
las políticas públicas, por tanto, el pago de impuestos destinados a financiarlas.
Las reformas necesarias son realmente complejas y diversas. Hoy parece lejano el
tiempo en el que predominaba la idea en la región sobre la necesidad de reformas en que
los tradicionales esquemas de seguridad social tendían a reducir la presencia estatal, estas
líneas de acción buscaban seguir un modelo que se creía con validez universal, pero sin
duda alguna, su validez depende de las características propias de cada sociedad particular.
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dependencia del gasto privado y las cargas sobre la nómina salarial que, en mayor o menor
medida, atentan contra el objetivo de lograr sistemas equitativos e integrados que aseguren
una mayor cobertura de mejor calidad.
D. Educación: palanca del desarrollo y la igualdad
En materia de educación, América Latina se encuentra bajo una doble demanda:
por una parte, aumentar el gasto destinado a esa finalidad; pero también incrementar su
eficiencia, de forma de contribuir al objetivo de mejorar la calidad y equidad.
La educación es uno de los mecanismos importantes de que disponen los Estados
y la política pública para revertir la reproducción intergeneracional de las desigualdades y
disociar los orígenes sociales de los individuos de sus logros en términos de bienestar, una
sociedad con más altos niveles de educación tiene una mejor base. Para la incorporación
del progreso técnico, la innovación y los aumentos en materia de productividad que
permitan remover las brechas originadas en la heterogeneidad productiva.
La calidad de la educación va a estar muy determinada por el valor de la subvención,
o el precio que se le asigna al servicio educativo; si el valor de la subvención es muy bajo,
necesariamente el promedio de la calidad educativa también lo será. En segundo lugar, la
subvención o el voucher debe incluir criterios de ponderación por las condiciones de los
alumnos y otras características de la oferta que no dependen de la acción del sostenedor;
de lo contrario, existirán subsidios cruzados, o se discriminará en contra de los alumnos de
mayor costo de educar. quienes están obligados a ofrecer educación a un tamaño distinto
al óptimo están permanentemente en desventaja frente a un proveedor que tiene la
posibilidad de elegir el tamaño óptimo de planta, o el número de alumnos; aún más, el
proveedor que no tiene “libre-salida” puede estar operando en un nivel en que el precio no
cubra sus costos. En este caso, podría ser necesario considerar un subsidio de suma alzada
para cubrir parcialmente la diferencia entre el costo mínimo y el costo efectivo, asumiendo
que debe mantenerse el incentivo al proveedor para que evolucione (dadas sus
restricciones) hacia el tamaño necesario.
E. Descentralización y cohesión territorial
En la medida en que se asocie cohesión social con las ideas de inclusión y
pertenencia, la búsqueda de aquella en relación con la descentralización implica la
preocupación por la inclusión y la pertenencia de todos los territorios a un proyecto o
situación común. En países con territorios que presentan importantes desigualdades en
materia de capacidades de distinto tipo, la cohesión remite necesariamente a una
rejerarquización del papel de los gobiernos centrales con el objetivo de compensar
diferencias y articular políticas sectoriales que, si bien pueden tener un diferente grado de
descentralización, tengan un eje en común.
Se debe considerar la existencia de una gran variedad de tipos de organización
institucional que presentan sus estados, existe un diferente reconocimiento del papel de
los municipios en cada uno de los países. En tercer lugar, de gran importancia para la
organización de los servicios descentralizados, se debe destacar el hecho de que el tamaño
promedio de los municipios contempla ciudades capitales, industriales de gran tamaño y
pequeñas comunas localizadas en zonas de difícil acceso.
En América Latina la opción por la descentralización debe ser evaluada a la luz de
la política de cada país hacia sus territorios desiguales. Los procesos de descentralización
en América Latina han tenido significativos y variados efectos sobre la cohesión social, la
garantía de derechos sociales básicos y el resultado fiscal. No es fácil aislar los efectos de
estos procesos de otros determinantes que operan de manera simultánea. No obstante, es
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posible identificar tensiones que se han puesto de manifiesto de manera muy diferente en
cada caso.
F. La reforma institucional necesaria para la reforma del estado
La efectiva promoción de valores igualitarios y de cohesión social no debe agotarse
en la discusión sobre las orientaciones generales de la política de reforma sino adentrarse
en las posibilidades de efectivas de lograr mejoras en el impacto de las políticas que, son
diferentes en cada caso.
1. El rol de los congresos
La mayor parte de las reformas necesarias para que las políticas públicas mejoren
la cohesión social y se alcance la igualdad de derechos deben ser formuladas, discutidas y
sancionadas por los parlamentos.
De acuerdo con Bonvecchi y Rodríguez, los partidos políticos serían, entonces, los
actores que hacen funcionar las instituciones parlamentarias. En general, son ellos quienes
ocupan y ponen en marcha los parlamentos (así como los ejecutivos), quienes se proponen
representar a ciudadanos y grupos de interés, quienes forman sus propias preferencias
sobre las políticas públicas o transmiten las de otros, quienes deciden sobre las políticas
prestando atención a las demandas de sus representados y a sus propias ambiciones de
carrera. Los partidos son, además, el factor dinámico en el proceso legislativo: varían en la
naturaleza y en la distribución de su poder dentro de los parlamentos y, por ello, pueden
variar también en sus preferencias y en su influencia sobre las políticas públicas.
En los países con presidentes mediana a fuertemente poderosos y legislaturas con
partidos fuertes, las relaciones Ejecutivo-Legislativo tienden a ser cooperativas. Al enfrentar
un entorno electoral competitivo y un presidente orientado a producir políticas de alcance
nacional, los partidos deben orientar sus intervenciones en el diseño de las políticas a
satisfacer intereses generales —de modo tal de maximizar las chances tanto de aprobación
de sus políticas preferidas como de éxito electoral como resultado de su actividad
legislativa.
En el caso mexicano existe una asimetría entre la capacidad del Legislativo para
oponerse a iniciativas del Ejecutivo y su capacidad real para obligar al Ejecutivo a aplicar
determinados impuestos, medidas y políticas o de sancionarlo por no haber ejecutado con
el debido empeño las decisiones emanadas de los legisladores.
Los tres principales proyectos de reforma impulsados durante los últimos años en
México son: las reformas fiscal, energética y laboral. Esto por absoluta necesidad, sobre
todo a raíz de la declinación de los ingresos derivados del petróleo, no sólo por las
fluctuaciones en sus precios, sino principalmente por el agotamiento de algunos de los
principales yacimientos del país.
En general los partidos carecen de cuadros con una preparación técnica suficiente,
o asesorías adecuadas para apoyar su trabajo en estas materias. En México, la Cámara de
Diputados cuenta con el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, en teoría imparcial
frente a los partidos, que a pesar del reducido presupuesto con que cuenta, ha servido de
importante apoyo en el debate de distintas iniciativas fiscales.
2. Reforma del Estado y servicio civil
Se requiere avanzar un paso más y profundizar en el estudio del rol desempeñado
por los servicios civiles, su funcionamiento, necesidades, alternativas de reforma y posibles
modos de implementarlas. También una profunda reforma de las burocracias que
paulatinamente construyan nuevas carreras de servicio civil, considerando la introducción
de incentivos y controles que reduzcan los niveles de corrupción existentes, aumenten la
eficacia de las intervenciones y contribuyan a dar mayor legitimidad a las políticas públicas.
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