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Liderazgo Emocional PDF
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Daniel Goleman.
El éxito de una organización hoy, depende de una gran variedad de talentos y habilidades, que
es muy poco probable que un líder los tenga todos. Hay temas tecnológicos, globales,
financieros, humanos, de liderazgo, legales, laborales y muchos más. El primer gran ejercicio
de liderazgo de una persona es conocerse suficientemente bien, para saber que el o ella no
puede ser bueno en todas estas habilidades, con ello, ya ha dado el primer paso para ser un
gran líder.
Esta clase de dominio personal, supone el tener un elevado entendimiento de nuestro propio
comportamiento, que es lo que nos motiva, cuales son nuestras habilidades más destacadas y,
tener la “Inteligencia Emocional” para monitorear y manejar las respuestas emocionales
propias, en una variedad de situaciones.
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desencadenamiento de emociones se origina en el modelo del cerebro como instrumento de
control.
SISTEMA LIMBICO
Es un sistema cerebral que gestiona respuestas fisiológicas a las emociones y está asociado
con la conducta. Incluye al tálamo, al hipotálamo y a la amígdala, así como parte de la
formación reticular, el tronco cerebral y la corteza cerebral.
“Los caballos y los aurigas de los dioses son todos buenos; los de los hombres no. En
nuestro caso, el auriga guía una pareja de caballos, uno hermoso y bueno, otro feo y
malo, por lo que para nosotros la conducción resultará dura y difícil.
Platón
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Hasta hace poco al hablar de inteligencia solamente se contemplaba el CI o coeficiente
intelectual detectado por los test, pero Peter Salovey, John Mayer, y posteriormente Daniel
Goleman, en su best-seller “Inteligencia Emocional” cuestionaron ese único tipo de inteligencia
(CI) y aportaron el concepto de coeficiente emocional (CE).
Salovey, que utilizó por primera vez el término, define y organiza la inteligencia emocional en
cinco competencias principales:
La Inteligencia Emocional, refleja la forma en que nos manejamos a nosotros mismos, como
somos consientes de nuestros sentimientos y pasiones: lo que nos estimula y nos desmotiva, lo
que nos hace eficaces y lo que nos genera obstáculos y también como gestionamos o
manejamos nuestras emociones. Tiene que ver con si dejamos o no, que interrumpan nuestra
habilidad de enfocarnos en algo y hacer bien nuestro trabajo. Tiene que ver también con la
empatía, es decir la capacidad de reconocer las emociones en otras personas, saber como los
demás a nuestro alrededor ven el mundo, saber como se sienten con ello, y usar todas estas
cosas para interactuar eficazmente con las otras personas.
Una historia cuanta que, un ejecutivo de alto nivel, oyó de sus subordinados directos que las
cosas no andaban bien en la oficina: Eso se reflejaba en una alta tasa de deserción de
empleados y en que la personas se quejaban mucho en el trabajo. Cuando quiso enfrentar lo
que pasaba, las personas le dijeron al ejecutivo “tu no nos escuchas, solo nos dices lo que
piensas”, “dices que quieres que digamos lo que sabemos, y sabemos bastante, pero a ti no
parece importarte.” Entonces, este ejecutivo tuvo que desarrollar su inteligencia emocional a
través de mejorar la habilidad de escuchar para sintonizar mejor con las personas.
Ese problema, es real para muchos ejecutivos, porque claramente saben mucho, pero también
es cierto que no pueden saberlo todo, pero como son los jefes, muchas veces las personas les
dan la razón y desde esa perspectiva comienzan a escuchar.
Para alguien que ve su posibilidad de ejercer liderazgo como un verdadero don, del que se
debe ser responsable, un líder sobresaliente, escucha primero a las personas y las deja
expresar todo lo que saben y piensan, y luego integra todo lo escuchado. Eso es un ejercicio
de liderazgo real y es lo que debe aprender un ejecutivo para mejorar su desempeño y el clima
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de su organización, ya que hay años de evidencia que demuestran una correlación entre el
nivel de IE de los lideres de todos los niveles en una organización y como se desempeña esta,
independiente de cual sea el indicador que se usa para medirlo.
Resulta que cuando estamos enojados, se debilita nuestra capacidad de procesar información,
de pensar creativamente, retrocedemos a estados de conducta primitivos y nos hacemos
disfuncionales. Pero, si estamos apasionados por lo que estamos haciendo, estamos
motivados y experimentando emociones positivas, pensamos con mucha claridad. Hay una
implicancia obvia y directa para los negocios.
Con la investigación de la neurociencia actual, que no estudia sólo un cerebro, sino dos y su
interacción estamos descubriendo las claves del “carisma” o “ángel” de líderes con un aura de
“buenas vibraciones”. Ellos sintonizan con las personas y lo hacen tan positivamente que es
contagioso.
Primero, la pregunta que uno debe hacerse es, ¿me importa, estoy motivado?, porque requiere
cierto esfuerzo. Segundo, busque y reciba retroalimentación. Posiblemente uno mismo es el
peor juez para decidir donde necesita mejorar, así que pregunte a las personas de una manera
que les permita contestar con franqueza. Analice el perfil resultante e identifique sus fortalezas,
debilidades, donde pueda mejorar y como dar ese gran salto. Luego llegue a un acuerdo de
aprendizaje con usted mismo, para hacerlo mejor, en cada oportunidad que se presente, en
forma natural.
Al igual que con la IE, las organizaciones hoy usan la IS, para elevar la eficacia de sus lideres
pero también para cambiar aspectos de su cultura, y lo están haciendo, integrándola en la
función de RRHH, tratando de contratar gente que ya tenga estas habilidades. También la
forma en que se promueven esas habilidades pasó a ser parte de las evaluaciones de
desempeño, y en parte de lo que se busca en las personas para ascender al siguiente nivel en
la organización
La diferencia es que la IE tiene que ver con el dominio de uno mismo, como se maneja uno
mismo, y logra un destacado desempaño individual. A muchas personas les va bien en la vida
gracias a su propio esfuerzo, tiene disciplina motivación y un propósito. Tienen habilidades
individuales. Pero cuando se trata de liderazgo, su éxito depende de todos los demás que se
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ven afectados por su trabajo, por lo que necesitan ser exitosos a través de la influencia.
Persuadiendo, desarrollando, inspirando, motivando a otros. Esas son las habilidades de la
inteligencia social.