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Liderazgo Emocional

Por Jorge Enriquez – MBA UC

"Las normas que gobiernan el mundo laboral están cambiando. En la actualidad no


sólo se nos juzga por lo más o menos inteligentes que podamos ser ni por nuestra
formación o experiencia, sino también por el modo en que nos relacionamos con
nosotros mismos o con los demás"

Daniel Goleman.

El éxito de una organización hoy, depende de una gran variedad de talentos y habilidades, que
es muy poco probable que un líder los tenga todos. Hay temas tecnológicos, globales,
financieros, humanos, de liderazgo, legales, laborales y muchos más. El primer gran ejercicio
de liderazgo de una persona es conocerse suficientemente bien, para saber que el o ella no
puede ser bueno en todas estas habilidades, con ello, ya ha dado el primer paso para ser un
gran líder.

Esta clase de dominio personal, supone el tener un elevado entendimiento de nuestro propio
comportamiento, que es lo que nos motiva, cuales son nuestras habilidades más destacadas y,
tener la “Inteligencia Emocional” para monitorear y manejar las respuestas emocionales
propias, en una variedad de situaciones.

Esta Inteligencia Emocional, (IE), es la capacidad humana para resolver problemas


relacionados con las emociones. Y aunque parezca que este tipo de inteligencia es de segundo
orden, se ha demostrado que es insustituible al momento de tomar decisiones, ya que en los
momentos decisivos, las emociones y cómo nos sentimos, tienen mucho que decir a la hora de
elegir. Es un complemento indispensable en la relación con uno mismo y con los demás. No
sirve de nada por ejemplo para un niño ser el alumno con mejores calificaciones si no tiene
amigos y se siente acomplejado. Saber manejar nuestras emociones, también tiene que ver
con la seguridad que debe estar presente en situaciones como una presentación al directorio,
la venta a un cliente importante o una entrevista, en las que los nervios pueden “borrar de
nuestra mente” todo lo que sabemos.

ASPECTOS FISIOLÓGICOS DE LAS EMOCIONES

El ser humano responde a circunstancias y a estímulos específicos con combinaciones de


reacciones mentales y fisiológicas. Las reacciones mentales son parte del conocimiento. Las
respuestas fisiológicas varían, pero involucran al sistema respiratorio, cardiovascular y otros
sistemas corporales. Éstas son frecuentemente inducidas por sustancias químicas y contribuye
el sistema límbico, esto es, el hipotálamo y la amígdala. Una buena hipótesis acerca del

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desencadenamiento de emociones se origina en el modelo del cerebro como instrumento de
control.

SISTEMA LIMBICO

Es un sistema cerebral que gestiona respuestas fisiológicas a las emociones y está asociado
con la conducta. Incluye al tálamo, al hipotálamo y a la amígdala, así como parte de la
formación reticular, el tronco cerebral y la corteza cerebral.

El hipotálamo, una parte del diencéfalo,


es considerado el ganglio maestro del
sistema nervioso autonómico. En caso
de emociones exageradas, el
hipotálamo se encarga de estabilizar las
funciones afectadas.

La Amígdala, parte no superficial del


sistema límbico ubicado adyacente al
hipocampo. La amígdala está asociada
con la expresión y la regulación
emocional. Una conexión entre la
amígdala y los sistemas físicos del
cuerpo que son activados por la amígdala en asociación con las emociones pueden constituir
una parte importante de la cognición. La amígdala es una de las regiones del cerebro que
desempeña un papel fundamental e los fenómenos emocionales.

El investigador Simon Killcross y sus colegas de la universidad de Cambridge, experimento con


amígdalas en ratones y se dio cuenta que al bloquearlas pierden la capacidad de reaccionar
ante una situación de peligro.

La investigadora Andreas Bartels y sus colaboradores, del University College de Londres,


emplearon la resonancia magnética para observar si existía una reacción de sentimientos
románticos ante otra persona viendo tan solo su foto, encontraron que al sentir algo por otra
persona aun sin verla físicamente la persona recibía estímulos en seis y veinte áreas del
cerebro se activaban al pedirles que pensaran o recordaran al otro.

“Los caballos y los aurigas de los dioses son todos buenos; los de los hombres no. En
nuestro caso, el auriga guía una pareja de caballos, uno hermoso y bueno, otro feo y
malo, por lo que para nosotros la conducción resultará dura y difícil.

Platón

INTELIGENCIA EMOCIONAL (IE) e INTELIGENCIA SOCIAL (IS)

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Hasta hace poco al hablar de inteligencia solamente se contemplaba el CI o coeficiente
intelectual detectado por los test, pero Peter Salovey, John Mayer, y posteriormente Daniel
Goleman, en su best-seller “Inteligencia Emocional” cuestionaron ese único tipo de inteligencia
(CI) y aportaron el concepto de coeficiente emocional (CE).

Ambos conceptos no son contrapuestos, sino diferentes. Se miden diferentes aspectos de la


inteligencia. La inteligencia emocional es una combinación del intelecto con las emociones.

Salovey, que utilizó por primera vez el término, define y organiza la inteligencia emocional en
cinco competencias principales:

1. Conocer las propias emociones.


2. Capacidad de controlar las emociones.
3. Saber motivarse a uno mismo.
4. El conocimiento de las emociones ajenas.
5. El control de las relaciones.

La Inteligencia Emocional, refleja la forma en que nos manejamos a nosotros mismos, como
somos consientes de nuestros sentimientos y pasiones: lo que nos estimula y nos desmotiva, lo
que nos hace eficaces y lo que nos genera obstáculos y también como gestionamos o
manejamos nuestras emociones. Tiene que ver con si dejamos o no, que interrumpan nuestra
habilidad de enfocarnos en algo y hacer bien nuestro trabajo. Tiene que ver también con la
empatía, es decir la capacidad de reconocer las emociones en otras personas, saber como los
demás a nuestro alrededor ven el mundo, saber como se sienten con ello, y usar todas estas
cosas para interactuar eficazmente con las otras personas.

Una historia cuanta que, un ejecutivo de alto nivel, oyó de sus subordinados directos que las
cosas no andaban bien en la oficina: Eso se reflejaba en una alta tasa de deserción de
empleados y en que la personas se quejaban mucho en el trabajo. Cuando quiso enfrentar lo
que pasaba, las personas le dijeron al ejecutivo “tu no nos escuchas, solo nos dices lo que
piensas”, “dices que quieres que digamos lo que sabemos, y sabemos bastante, pero a ti no
parece importarte.” Entonces, este ejecutivo tuvo que desarrollar su inteligencia emocional a
través de mejorar la habilidad de escuchar para sintonizar mejor con las personas.

Ese problema, es real para muchos ejecutivos, porque claramente saben mucho, pero también
es cierto que no pueden saberlo todo, pero como son los jefes, muchas veces las personas les
dan la razón y desde esa perspectiva comienzan a escuchar.

Para alguien que ve su posibilidad de ejercer liderazgo como un verdadero don, del que se
debe ser responsable, un líder sobresaliente, escucha primero a las personas y las deja
expresar todo lo que saben y piensan, y luego integra todo lo escuchado. Eso es un ejercicio
de liderazgo real y es lo que debe aprender un ejecutivo para mejorar su desempeño y el clima

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de su organización, ya que hay años de evidencia que demuestran una correlación entre el
nivel de IE de los lideres de todos los niveles en una organización y como se desempeña esta,
independiente de cual sea el indicador que se usa para medirlo.

Resulta que cuando estamos enojados, se debilita nuestra capacidad de procesar información,
de pensar creativamente, retrocedemos a estados de conducta primitivos y nos hacemos
disfuncionales. Pero, si estamos apasionados por lo que estamos haciendo, estamos
motivados y experimentando emociones positivas, pensamos con mucha claridad. Hay una
implicancia obvia y directa para los negocios.

Con la investigación de la neurociencia actual, que no estudia sólo un cerebro, sino dos y su
interacción estamos descubriendo las claves del “carisma” o “ángel” de líderes con un aura de
“buenas vibraciones”. Ellos sintonizan con las personas y lo hacen tan positivamente que es
contagioso.

Para quienes quieren tener un buen y responsable ejercicio de liderazgo, es la Inteligencia


Social la que debe tomarse más en cuenta. Es sintonizarse con las personas, saber lo que
piensan y lo que sienten, y usando todo esto, comunicarse con ellos de forma efectiva. La
buena noticia, es que si bien aprendemos nuestros hábitos cuando somos niños, podemos
cambiarlos en cualquier momento de la vida, si es que estamos motivados, sabemos lo que
queremos lograr y tenemos algo de ayuda. En suma existe un proceso de 5 pasos para mejorar
las habilidades de la inteligencia social de un líder.

Primero, la pregunta que uno debe hacerse es, ¿me importa, estoy motivado?, porque requiere
cierto esfuerzo. Segundo, busque y reciba retroalimentación. Posiblemente uno mismo es el
peor juez para decidir donde necesita mejorar, así que pregunte a las personas de una manera
que les permita contestar con franqueza. Analice el perfil resultante e identifique sus fortalezas,
debilidades, donde pueda mejorar y como dar ese gran salto. Luego llegue a un acuerdo de
aprendizaje con usted mismo, para hacerlo mejor, en cada oportunidad que se presente, en
forma natural.

Al igual que con la IE, las organizaciones hoy usan la IS, para elevar la eficacia de sus lideres
pero también para cambiar aspectos de su cultura, y lo están haciendo, integrándola en la
función de RRHH, tratando de contratar gente que ya tenga estas habilidades. También la
forma en que se promueven esas habilidades pasó a ser parte de las evaluaciones de
desempeño, y en parte de lo que se busca en las personas para ascender al siguiente nivel en
la organización

La diferencia es que la IE tiene que ver con el dominio de uno mismo, como se maneja uno
mismo, y logra un destacado desempaño individual. A muchas personas les va bien en la vida
gracias a su propio esfuerzo, tiene disciplina motivación y un propósito. Tienen habilidades
individuales. Pero cuando se trata de liderazgo, su éxito depende de todos los demás que se

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ven afectados por su trabajo, por lo que necesitan ser exitosos a través de la influencia.
Persuadiendo, desarrollando, inspirando, motivando a otros. Esas son las habilidades de la
inteligencia social.

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