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La experiencia Learte : textos de ficción y de otros calibres / Mariano Ramirez. [et al.

]; compilado por
Mariano Ramirez ; fotografías de Learte Colectivo Cultural ; diseño de portada por Maximililano Neila;
prólogo de Bettina Martino; corrección de Noelia Bastías.- 1a ed.- Ediciones Gorjeos; Mendoza: 2020.

Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga y online


ISBN 978-987-86-7949-5

1. Literatura Argentina. 2. Investigación Cultural. 3. Experiencias Regionales. I.


CDD A860

Autores:
Mariano Ramirez
Maximiliano Neila
Mabel Rodriguez
René Gatica
Ana Julia Llull
Luisina Barcenilla Simón
Claudio Castillo
Marcela Rosales
Gastón Peralta
Victoria Paganini
Héctor Omar Méndez
Vanina Regner
Rodrigo Lucero
Gianina Moyano
Gisel Lemos
Katia Tabarelli
Marcos Perez Linares

Prólogo
Dra. Bettina Martino

Diseño de Tapa
Maximiliano Neila

Corrección
Prof. Noelia Bastías

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No sabía que Learte se había transmutado. Cuando Mariano me pidió
prologar este libro, además de una enorme alegría por el convite, sentí que
era una gran oportunidad para hablar de una experiencia que admiraba -
aunque sin formar parte- y cuya forma de funcionar y actividad miré
siempre con interés y antojo.

Sigo escribiendo como si no supiera o no quisiera saber o enterarme porque,


en definitiva, mientras leo el texto y hago anotaciones para este escrito, lxs
autorxs hablan en presentes, pasados o con gerundios, y entonces creo que
es mejor no preguntar siquiera, qué más da si Learte cumplió un ciclo, si
vuelve recargado o cerró los ojos para siempre. En las palabras que leo, está
verdaderamente VIVO.

Me detengo en dos fotografías que plasman el inicio de mi curiosidad por


Learte, allá por 2014 o 2015.

La primera, Colectivando Historias, experiencia que circulaba de boca en


boca y en algún que otro artículo de la prensa local. Imaginaba las caras de
sorpresa, de estupor, de entusiasmo (de indiferencia, por qué no) de esas
personas en doble tránsito: por la ruta y por la poesía. Pensaba en esos
momentos en la revoltura de la cotidianidad, el arte y la rutina del viaje, de
los cuerpos traqueteando, el barullo del motor y la invasión del espacio
público de estos bárbaros con palabras y declamaciones. Un espacio público

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que creemos propiedad de sus gestores y que es tan “de todos” que
finalmente no es de nadie y por eso muere un poco cada día.

La segunda, 7 martes 7. Recuerdo un poema despatarrado en la página 48


(con sus versos ordenados como bajando una escalera, sin mayúsculas, sin
estrofas), marcado con una X y una anotación/acotación a mano que
simulaba la intervención de uno de los personajes del relato. Ese personaje
señalaba con contundencia: “Esto está mal, pasemos al otro”. Como si el
poema estuviera fallado, o fallido, porque no guardaba las reglas canónicas.

¿Por qué cito estas dos instantáneas? Porque es así como puedo resumir la
originalidad que yo avizoraba en Learte: el atravesamiento del espacio
público a partir una forma distinta de pensar y hacer cultura. Las creaciones
no eran individuales, los espacios eran los bares, la calle y los lugares de
intervención eran los de tránsito. En Learte no había stand, ni escenario, ni
marquesina. Ni dádiva de turno ni mercado ni merchandising. La cola del
banco, la plaza, los pasillos, el colectivo, la vereda, la escuela, la carpa y la
poesía siseando el espacio público. “Esto está mal”, diría el burócrata. No se
puede gestionar la cola del banco ni justificar los dineros públicos si las cosas
se hacen con una mantita en el suelo, no, no.

Eso me gustó siempre de Learte, su andar por la incomodidad y acariciar en


contra del sentido del pelo, no como una rebeldía sosa o una impostura,
sino como una manifestación de que lo colectivo y lo público es posible,
deseable y necesario, de que el arte a la vista y al alcance de la mano nos
salva en muchos sentidos. Y de que si la gente no va -como alguna vez

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expresaron en una entrevista-, pues entonces ellxs irían al encuentro de la
gente. De ahí ese gustito a juglaría, ese sabor a insolencia y desparpajo para
tomar lo público por asalto. Entre los juglares había ricos y pobres,
noctámbulos, vagabundos, cultos, desheredados y habitués de tabernas. El
juglar personifica, recita lo propio y lo ajeno, recorre, no se queda quiero y
-lo más importante- no es del gusto de cultos, clérigos y legisladores porque
se mueve en los territorios de lo popular. El juglar informa y entretiene,
tiene talento poético y un estilo coloquial, toma la calle y gana la atención
con su alegría y haciendo malabares con palabras.

Irrumpe en la colección de textos que aquí se reúnen el neologismo


learteano, learteana. Algo como una nacionalidad, como una manifestación
de pertenencia a viva voz. Pensaba a propósito de esto que vivimos en una
época no apta para learteanxs. Una época de datos que se adicionan, que
se acumulan, se clasifican y administran, que se pueden enumerar y contar,
clasificar, optimizar, vender, pero que son incapaces de construir historia,
relato y memoria. Y tal vez esa es una de las cosas más lindas de Learte, que
aún hoy, cuando el colectivo transmuta, a la vez sigue SIENDO, es portado
por cada persona que pasó por esta experiencia, no importa si la culminó
con agradecimiento, nostalgia o enojo. “De este modo -nos dice el
compilador de este libro- el triunfo de la dispersión es la posibilidad de que
tanto las acciones como el método Learte sea difundido por otros lugares, y
ganar así la batalla contra la muerte”.

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Frente a la difícil tarea de generar espacios de cultura en nuestra provincia,
es necesario celebrar que Learte haya existido y que la experiencia pueda
ser relatada con sus logros, virtudes y tropiezos, sin idealizaciones. En cada
texto hay un trabajador o una trabajadora del arte contando los pormenores
de un oficio y una forma de practicarlo que puede ser inspiración para
muchxs otrxs. En un contexto en el que domina la “cultura del elegido”,
Learte sostiene el trabajo colectivo como un ser-con-otros indivisible.

En esta obra lxs lectorxs encontrarán parte de la producción del colectivo,


una descripción detallada que objetiva la historia, el método y la actividad
de Learte, a la vez que la voz de sus integrantes contando desde su propia
perspectiva su paso por esta novedosa experiencia. Lejos está este escrito
de querer monopolizar una sola visión del asunto. Los signos de la otredad,
como se afirma en el capítulo denominado Alegatos, quedan albergados
también en estas páginas.

Parafraseando al poeta vietnamita Nguyen Quang Thieu, un poema no trae


arroz a los trabajadores, pero trae sueños. Es lo que creo (y me arrogo, como
ocasional público de Learte, el derecho de decirlo) que esta “bandada” ha
logrado en estos siete años, traernos el sueño de transformar lugares en
recorridos y espacios muertos en verdaderas ferias de arte.

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Desde el momento en que se conformó ese agrupamiento de individuos,
luego convertido en grupo consolidado, y posteriormente devenido en
colectivo cultural, fui tomando notas de lo que hacíamos.

El instrumento inicial era un libro de actas en el que redactaba el transcurrir


de las reuniones de manera bastante informal, anotando los nombres de los
que acudíamos a la reunión de los martes, y luego lo que íbamos
concluyendo de nuestros debates. Incluía además en esas anotaciones
algunos comentarios del suceder anecdótico y cotidiano de ese transcurso
literario autogestivo.

Con el tiempo, ese libro de actas fue pasando a otros integrantes del grupo,
quienes continuaron anotando lo que hacíamos; cada uno, con su propia
impronta.

Al poco andar, nos permitimos unas jornadas de pensamiento sobre nuestro


proceder, con intervención externa, lo que nos permitió elaborar una línea
de tiempo con todo lo que habíamos concretado como grupo incipiente que
éramos.

Llevados unos años, algunos de los que integramos Learte nos dimos la
posibilidad de escribir más detalladamente un historial que nos sirvió para
presentar algunos proyectos, pero sobre todo, para sabernos hacedores de
tanta diversidad de producciones, metodologías e intervenciones culturales
-
en un territorio donde el arte y la cultura sólo sobreviven si están vinculadas
a las políticas de turno o a las exigencias del mercado.

El Colectivo Cultural Learte logró vivir plenamente durante 7 años1 luchando


contra las desventuras del contexto, y a su vez, disfrutando del hacer y de
lo hecho.

Este libro tiene sus bases en esas anotaciones preliminares, en la línea


histórica elaborada colectivamente, en los historiales elaborados por
algunos de nosotros; pero sobre todo, tiene bases en la memoria.

Con este libro acudo a mi memoria, organizando el material que voy


encontrando suelto, y disponiéndolo para pensar sobre ello. También acudo
a la memoria de todos los que pasaron por Learte, para pensarnos siempre
en colectivo. Un libro que verse sobre Learte no podría ser un libro de autor
individual, y agradezco a quienes participaron de esta compilación para que
logre su objetivo.

En el libro encontrarán una primera parte con textos de ficción y otra con
textos más analíticos y descriptivos. Sin embargo, tanto ficción como
descripción y análisis van dando cuenta de distintos momentos de la
experiencia Learte.

1 Algunos integrantes dicen que fue más tiempo y otros aún abogan por su existencia.
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Entre los textos ficcionales, podrán leer nuevamente y de corrido la serie de
relatos que abrían cada capítulo del libro Siete Martes Siete, publicado en
el 2014. En esta ocasión he denominado Impostar a esa serie.

Luego de esos textos reeditados, se suceden 5 relatos que constituyen la


continuación de los anteriores y llevan el nombre de sus personajes
principales: Sánchex y Lópex. Estos textos fueron escritos después de la
publicación de Siete Martes Siete, pero no habían sido publicados hasta
ahora.

Le siguen otros relatos inéditos en los que se conjuga la ficción con la


realidad en la explicitación del hacer en la experiencia Learte. Esos Alegatos,
son un poco la voz de los poetas perseguidos en los relatos anteriores y dan
paso a la segunda parte, más analítica, del libro.

La segunda parte: Textos de otros calibres, comienza con un capítulo


dedicado a las experiencias individuales de cada uno de quienes integraron
las mesas de los martes. En ese capítulo, denominado Las voces de los
protagonistas sobre las propias experiencias en Learte, cada uno de ellos
avanza sobre sus inicios, sus momentos más significativos y sus salidas del
grupo. Con estilos de escritura diferente y poniendo énfasis en distintas
experiencias, este capítulo adquiere una riqueza tal, que su lectura es como
estar en aquellas mesas de debates learteanos.

El último capítulo del libro: Un intento de análisis de la experiencia Learte,


contiene dos artículos que escribí con distintos fines. El primero, Learte:
acciones de una organización cultural es el único texto de mi parte, escrito
-
exclusivamente para este libro y constituye un intento de descripción
analítica del devenir de Learte como una organización, poniendo énfasis en
sus tres momentos, constitución, producciones y dispersión. Por último,
ofrezco a los lectores un artículo que escribí para presentar en el Ciclo de
Profesorado de Comunicación Social en la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la UNCuyo. El texto, denominado La experiencia Learte y los
aportes de la educación como ayuda intenta analizar de qué modo lo que
fuimos haciendo durante siete años, no sólo fue una experiencia de
producciones culturales y artísticas, sino también una experiencia
educativa. Muchos de nosotros, hablábamos de que las mesas de los martes
eran como una escuela donde aprendimos a escribir, a re-escribir, a
escuchar y a ser escuchados, a opinar, a proponer, a producir, a actuar, a
bailar, a proyectar nuestra voz, a organizar y a ser libres.

Espero que disfruten de estas páginas tanto como he disfrutado de la


compilación de sus textos.

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Los agentes de seguridad del lugar comenzaron a sospechar sobre aquella
situación. Desde comienzos del verano, la continuidad del día, horario y
lugar dieron indicios acerca de lo que se pensaba. Para justificar un posible
allanamiento, el jefe de la seccional 15 ordenó a dos de sus hombres que
colocaran una cámara de seguridad en la esquina del Banco Nación
apuntando hacia el sur. La imagen ofrece un plano general largo de la vereda
este de la calle San Martín. Allí, se reúne habitualmente un grupo de
personas haciéndose pasar por artistas literarios que charlan en mesas de
café. La cámara, apostada desde el domingo por la noche, se conectó al
sistema Tetra de la provincia al mediodía del martes siguiente. El comisario
Estabriola se sienta frente a la pantalla para observar detenidamente los
movimientos de los supuestos escritores del lugar. Su dedo índice junto a su
pulgar acarician sus bigotes con la parsimonia característica de un
investigador avezado. Las agujas del reloj pulsera de Estabriola marcan las
ocho de la tarde. Y es, en ese mismísimo momento que llega el primer
integrante de la supuesta banda reconocido como Santiago Omar Alonso.
Las investigaciones previas lo identifican como un frustrado empresario de
la madera actualmente dedicado a la docencia. Casi al unísono llegan los
demás a la mesa y comienza la reunión. El comisario va tomando nota de
todo lo que le llama la atención. Puede leerse de su puño y letra las
siguientes apreciaciones:

-
El sujeto Alonso no suelta nunca esos libritos que lleva y trae. Uno de los
sujetos trae una bolsa negra con un aparato de radio que entrega a otro
sujeto. Uno más llega y saca de su mochila un cuaderno, una caja con
lapiceras, anota y anota. Otro viene con una valija, se la señala a los demás,
y se va con ella. Luego, una de las mujeres le entrega una guitarra eléctrica
al sujeto de la valija. Otra de las sospechosas saca de un bolso ropajes que
ofrece al resto. Uno de los más jóvenes viene y va por la vereda hablando
por teléfono. Otro, entra y sale del bar como dando órdenes a los mozos. Dos
parejitas de jóvenes muy calladas solamente escuchan. Por último llega una
pareja mayor, sujeto masculino alto, sujeto femenino talla normal, cabello
corto, aparentemente mayor de 50.

Ante tales evidencias, hasta el narrador más distante se siente atraído por
esta historia. Es inevitable anticipar lo que el comisario está elucubrando
después de su avistaje. Pero por ahora no voy a decir más, sólo contaré lo
que ocurrió el día siguiente entre el comisario y sus dos colaboradores:
Sanchex y Lópex.

El insomnio posterior a tan grato descubrimiento retrasó la llegada de los


dos agentes ayudantes a la oficina de investigaciones de la Seccional 15. El
comisario rezongó como de costumbre hasta que empezaron las
especulaciones. Estabriola señala cada una de las escenas grabadas del
video, mira su libreta, rasca su calva y da indicaciones al personal.

Fíjense bien esa forma de saludar que tiene Alonso, agarra la mano de los
demás con sus dos manos. Debe ser señal de pertenencia a una logia.

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Sánchex, averigüe lo que hay de saludos masónicos. Vea bien, Lópex, el autor
de los libros de Alonso, necesito saber qué hay sobre este Lorca, y su
vinculación con las mafias, y de paso comience a leer poesía que no le viene
mal. Miren lo que intercambian esos tipos, una radio y una guitarra, ahí
dentro deben llevar algo. Sánchex, llame inmediatamente a Zapata e
informe que se detenga a todos los que traen o llevan guitarras y aparatos
de radio. Lópex, qué piensa de esa ropa que vende la morocha. No piense
Lópex, actúe, pregunte al coreano de la tienda si no le falta algo. Ese del
teléfono me preocupa, parece que tuviera llamadas gratis con todos sus
contactos. Sánchex, hable con el Juez Ongarte, pídale que intervenga su
línea y se queda escuchando las conversaciones las veinticuatro horas. Y
Lópex, pídale al intendente Oveiro la clausura momentánea de ese bar. No,
mejor no, a ver si él también está involucrado en el caso. Ya sé Lópex, mejor
sígame al grandote ese que parece ser el jefe de la mafia local sospechoso
de tráfico de golosinas. Y a las parejitas por ahora las vamos a dejar de lado,
esos pibes deben ser aprendices nomás. Dígale a su mujer Sánchex, que se
le acerque al de la valija, aparentemente tiene una debilidad por las mujeres
y seguro le pasa data. Y usted Lópex, consígame ese cuadernito que ahí debe
haber información de mucha utilidad.

Los dos agentes salieron urgidos por conseguirle a su jefe todo lo pedido.
Sánchex y Lópex estaban convencidos de poder derribar a esta banda de
mafiosos. Lo que todavía no sabían bien, ni siquiera Estabriola lo tenía
presente, es a qué se dedicaban estos tipos, de qué vivían, cómo hacían para
estar sueltos todavía. Si yo como narrador pudiera intercambiar palabras
-
con mis personajes, tal vez podría ayudar a resolver este caso. Pero esa no
es mi tarea. A ellos les pagan para investigar y yo me dedico a escribir,
aunque no me paguen.

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La siesta me pegó tan fuerte que todavía tengo un ojo con pocas ganas de
abrirse para comenzar a escribir este relato. Entonces, me lavo la cara y le
pongo unas hojas de coca al mate para que me despeje. Así puedo recordar
mejor los hechos que ocurrieron con mis personajes.

Sánchex y Lópex, que son dos personas distintas no como Ortega y Gaset,
llegaron juntos a la oficina de la seccional 15 con sus informes preparados
para el exigente Comisario Estabriola.

Estos hijos de puta se dieron cuenta de la cámara y se cambiaron de lugar,


ya hace dos semanas que no se juntan en el bar cercano al Banco Nación.
Espero que ustedes hayan conseguido algo interesante, de lo contrario nos
van a bajar el pulgar.

Sanchex y Lópex se miraron extrañados, posaron sus nalgas en las sillas,


abrieron unas carpetas y comenzaron a informarle a su jefe en el orden en
que siempre los nombro.

Una de las parejas jóvenes fue identificada por un efectivo policial que
custodiaba el anfiteatro durante la Fiesta de la Tonada. Se trata de la chica
flaca alta que anda con el morocho de la moto. Se los vio junto al pelado del
cuaderno. El efectivo declaró haberlos visto en una actitud de violencia
declamativa hacia la fuerza policial. Ante un amedrentamiento de los
uniformados, huyeron despavoridos bajo la orden del pelado que bajó la
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guardia rápidamente. Aunque en otras oportunidades, a la flaca se la ha
visto agitando personas con un megáfono en la plaza departamental y en
actitud similar en el pueblo vecino seguida por una horda de estudiantes. No
es tan insignificante, ni siquiera parece tan aprendiz esa piba. Parece más
bien, una de las más peligrosas. Por eso Comisario, me tomé el atrevimiento
de investigarla más. Es que se la vincula con una secta maléfica que opera
en el interior de un partido político. Sin ir más lejos, hace pocos días envió su
afiliación al Partido Socialista para pasar desapercibida, aunque sus
acciones hablan de un complot interno en esa organización. Esta gente es
más pesada de lo que parece. Son peces gordos y van por porciones
importantes de poder.

Yo me mantuve tras el grandote de las golosinas Jefe. Evidentemente, no


hay mafia ni tráfico en esa actividad. Es una pantalla para encubrir otro tipo
de relaciones vinculadas también al poder, mi amigo Sanchex. Tengo la
certeza de ir en el mismo camino que usted. Tal vez lleguemos, de ese modo,
a algo más grueso que lo sospechado. El grandote no anda solo en esto, hay
un trabajo en conjunto con su pareja. Traigo información de ambos, pero
empecemos por el tipo. Su fama de escritor la viene trayendo desde hace
largo tiempo y eso lo ha llevado a recorrer distintos lugares y transitar las
noches del folclore cuyano. Pregúntense ustedes ¿qué hace la gente cuando
va a una farra cuyana? Muy bien ese gesto Comisario, se pone ebria. Y ¿qué
pasa cuando la gente se pone ebria? Deja de usar la razón para tomar

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decisiones. Y ¿a quién le conviene que la gente deje de pensar? Exactamente
lo que están pensando. A los que buscan y tienen el poder.

Deje de tanta vuelta Lópex y vamos al grano. ¿Qué tiene que ver con esto el
grandote?

Ahora vamos Jefe. Desde el departamento de inteligencia lo estuvieron


siguiendo y en el informe que me entregaron mencionan un dato revelador.
666 cajas de vino tinto bajan cada tres meses de una camioneta en el
domicilio del señor de las golosinas. ¿No le parece una cantidad extremada
para una familia normal?

Más bien me parece una cifra satánica Lópex.

Claro jefe. Esta gente se mueve con aspectos simbólicos como las logias de
las que usted sospecha. Lo que a mí me parece es que si combinamos los
datos que traemos con Sánchex podemos inferir que el objetivo está en la
obtención del poder local. Lea la afiliación partidaria de la flaca y el agite
que genera en los espacios públicos, el emborrachamiento de la población,
y espere que le cuente algo más. Dije que también tenía algo sobre la señora
del grandote. La mujer casi no está en su casa. Y pasa mucho tiempo en una
escuela de la frontera argentino-chilena. A todas luces podríamos decir otra

-
vez: tráfico. Pero escuchen esto. Hace unos años protagonizó la fundación
de un núcleo anti-oficial que pretendía derrocar a las autoridades culturales
del lugar. Y ¿qué es lo que hace esta mujer en la frontera? Nada más y nada
menos que negociar con los puesteros la crianza y faena de chivos para darle
de comer a los mismos que emborracha el marido. Redonda la ronda ¿no?

Las investigaciones realizadas por Sanchex y Lópex tienen bastante lógica,


pero todavía faltan paladas de datos para llegar a una conclusión sobre la
verdadera actividad de estos supuestos escritores. La preocupación de
Estabriola está en dar con el nuevo bunker de los sospechosos. La mirada
del Comisario a sus agentes se mantiene fija por más de quince minutos.
Sanchex ya no sabe qué hacer durante tanto silencio. A Lópex le tiemblan
las piernas. El Jefe todavía no se pronuncia sobre la información relevada.
El clima tenso se incrementa bajo la lámpara derruida de la oficina. Los
papeles acumulados tiritan de frío en aquella rigidez. Rechinan los dientes
de los agentes a la espera de un visto bueno. Se me caen los párpados hasta
que la autoridad máxima del poder policial local enuncia su rezagado
comentario:

¿Pero estos pelotudos se piensan que llegar al poder es moco e’ pavo?

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No les quisiera contar la rabieta que me llevé durante toda la semana con
los tres personajes principales del relato. Todos quisieron sobornarme para
que les dé más protagonismo en esta entrega. Y como siempre hago lo
contrario de lo que me piden, apenas si voy a nombrar a alguno en una
escenita como para que diga hola. Y si a alguno de ellos le doy más
importancia, no va a ser para que quede bien parado, aclaro. Mejor,
vayamos a la cuestión que nos aboca sin más prólogos.

La tarde soleada del otoño lugareño brilla con ese característico ocre. En la
vereda, Magdalena barre las hojas mientras mueve la lengua con sus
vecinas. Tan entusiasmada está Magdalena que no percibe la llegada de su
marido hasta que escucha el estornudo característico de su alergia en esta
época del año. El sol baja y la pareja entra por la puerta del garaje hasta
sentarse cómodos en el living de la casa. La mujer mira sorprendida a su
marido, porque como agente de investigaciones de la comisaría 15, siempre
ha llegado directamente a bañarse y esta vez se sentó con postura de
ponerse a conversar.

¿Qué te pasa Sanchi?

Tenemos que hablar.

Y es lo que estamos haciendo.

-
Mirá Madi, esta vez se trata de algo groso.

Que yo sepa siempre hemos hecho cosas grosas.

Sí pero esta vez el peligro puede ser mayor.

Contame, ¿de qué se trata?

No sé por dónde empezar porque el Comisario pide y no siempre estoy


seguro de ir por el camino correcto.

Bueno hombre largá de una vez.

Estamos siguiendo a una banda de tipos que se las dan de escritores pero
sospechamos que están vinculados a una logia o secta religiosa o algo por
el estilo y que se están organizando para mandarse una macana como tomar
por asalto el poder político o robar un banco, no está clara todavía la causa,
pero queremos evitar que el mal irrumpa y para esto, tenemos que terminar
con ellos cueste lo que cueste.

¿Y qué papel juego yo en esta persecuta? –inquirió la mujer-.

Hay uno de los individuos que puede estar vinculado con el narcotráfico y
ese puede ser el origen del financiamiento de esta banda.

Y ¿qué hacemos con el sujeto?

Ahí está el problema.

Si te parece lo seguimos como siempre hemos hecho.

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Dejame hablar mujer, no sólo hay que seguirlo sino que tenés que acercarte
y entablar diálogo con él.

¿Cuál sería el problema en hacer observación participante?

El problema sería que el individuo en cuestión es un seductor irrenunciable.

Ya veo por dónde viene el susto.

Pasa que no quiero involucrar a nuestra pareja en el caso.

Pero nosotros estamos involucrados desde que nos conocimos en aquel


tiroteo en el cabarute del puente del río.

Esto es distinto Madi, esta vez tengo miedo, tratá de no engancharte del
todo.

Sanchi, yo tengo experiencia en este tipo de trabajos y te he demostrado ser


confiable porque siempre vuelvo.

Sí, claro, cada vez que has tenido que investigar a alguien has vuelto, pero
después de acostarte con los tipos varias veces.

Y lo voy a seguir haciendo cada vez que el trabajo lo requiera mi amor.

Por más que barra la vereda junto a sus vecinas, Magdalena mantiene la
figura propia de los veinte años menos que le lleva a su marido. Después de
la charla que tuvieron en el living, la curvilínea mujer dibujó una sonrisa casi
imperceptible. Solamente un narrador hábil como yo podría darse cuenta
de esos detalles. Se encaminó hacia el baño y comenzó la tarea denominada

-
“preparativos para la operación acercamiento”, es decir, maquillaje,
peinado y perfume. Agarró una carpeta que su marido le dejó en la mesa
del comedor y salió dejando escuchar el taconeo de sus botas de carpincho.

Por las averiguaciones hechas con antelación, Magdalena tenía la certeza de


encontrar a su objetivo en uno de los bares más concurridos del lugar. Su
entrada en “El Ropero” no fue para nada disimulada. Contorneó sus
marcadas caderas y se sentó en la barra. Lo que ocurrió después es bastante
obvio, pero lo voy a contar igual. El flaco de rulos perteneciente a la banda
de los escritores se le pegó como mosca al azúcar. Le ofreció tomar todos
los tragos, comer todas las comidas, salir todas las salidas, cantarle todas las
canciones, pasear todos los paseos, mirar todas las películas y navegar todos
los mares. Yo, que conozco de cerca a mis personajes podría decirles que no
sé de dónde va a sacar tanta plata para pagar semejantes promesas. Pero la
rubia Magdalena le rechazó todos sus coqueteos, tomó las riendas de la
situación y fue ella quien invitó.

Si damos vuelta a la cuadra está el Hotel San Luís y dicen que hay unos
espejos enormes.

No podría decirles si Magdalena pudo obtener la información que buscaba.


Mi narración sólo va a contar los hechos que pueden ser públicos. Y por más
que conozca todos los detalles de ese encuentro entre mis personajes, es
de muy mal gusto andar divulgando intimidades.

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La noche se ha figurado de luna llena. Ladran los perros su tristeza. Y yo aquí,
compartiendo un café con el comisario Estabriola, sentado en un rincón de
la derruida oficina policial. Cómo me cuesta entender el horario de trabajo
de esta gente. Ya sé que a los escritores nos gusta ponernos a escribir
durante la noche, pero cuando sale el sol preferimos dormir por largo rato.
En cambio el comisario y su gente tienen esos turnos de cuarenta y ocho por
veinte cuatro que no puedo siquiera imaginarlo. En otros momentos de mi
vida he pasado cuarenta y ocho horas despierto, pero el cuerpo ahora no es
el mis mo y justo cuando me dispongo a contar las intrépidas aventuras de
mi juventud alguien golpea la puerta del despacho del comisario. El café me
tambalea en la mano y mis tobillos rezongan de frío.

Parte para el comisario Estabriola!

Adelante oficial Sánchex dígame qué necesita. Hemos encontrado huellas


digitales del profesor Alonso y del resto de la banda en un bar del sur.

¿Y cómo dieron en ese lugar?

Lópex estuvo ahí el fin de semana tomando unos tragos entonces.

No Sánchex, cómo dieron los sospechosos en ese lugar, deje de revelar la


vida privada de su compañero delante del narrador.

Buenas noches señor.

-
¡Quiero al dueño de ese lugar sentado aquí antes que aparezca el sol,
espabílese que tiene trabajo, retírese que estoy ocupado!

Ese tono imperativo me sorprendió en el comisario. Si uno lo ve de cerca y


callado, Estabriola parece un hombre como cualquier otro ser sobre la
tierra, pero cuando abre la boca resulta ser tan bravucón que todos sus
subalternos se rinden a sus pies. Sin embargo, a los que no tenemos relación
de trabajo con el jefe de la policía local nos parece un bruto irreverente.

Detrás de la puerta puedo escuchar unas risas cómplices. Son Sánchex y


Lópex que pretenden sorprender al comisario con una estrategia muy poco
pensada pero efectiva. Los oficiales detuvieron al dueño del bar antes de
hablar con Estabriola. Tarea muy bien cumplida de antemano. Y dejando
pasar diez minutos aprovechan mi despedida para ingresar con el detenido.
Alcancé a reconocerlo.

¿Qué hacés Omar Luna por acá?

Averiguación de antecedentes nomás. Andá tranquilo.

Buenas noches señor, soy el comisario Estabriola y estoy seguro que usted
puede tener información útil para mi investigación ¿conoce usted a unos
sujetos que supuestamente son escritores y andan casi siempre juntos?

Mmm, creo que sí los conozco.

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Sé que usted también anda en esas cosas, pero tengo certezas de su limpieza
moral. Quisiera saber si sospecha algo de ellos tal vez mafia, logias, trifulcas
o algo por el estilo.

Si usted se refiere a unos que echan palabras hasta por los codos, pues sí
señor, los conozco, bebedores empedernidos de sueños, caminantes de
utopías, labradores de anhelos en noches de lunas azules, rufianes pensé al
conocerlos, trasnochados ebrios de metáforas, alucinados cantando al amor
mientras les tirita la sangre que cae en páginas blancas.

¿Escuchó Sánchex? Sangre, habló de sangre, seguro han matado a alguien y


todavía no nos enteramos. El alcohol los va a delatar muy pronto.
Continuemos señor Luna, ¿podría decirme cuándo fue la última vez que los
vio?

Fue hace unas semanas, en un bar que tengo en la ruta cuarenta, en el Km


3175, fue una noche de luna caliente y poesías encalladas en el pueblo
sureño de Pareditas, y no sé porqué pero creo recordarme aplaudiendo a los
canallas, disfrutando de un campari y de sus palabras.

Así son, gente embustera. Vienen engañando a mucha gente desde hace
tiempo. Aún no podemos dar con ningún dato que nos permita detenerlos,
pero al menos usted nos ha dado una pista más, ha dicho que tienen un
muerto puesto.

Yo no dije eso.

-
Dijo que habían derramado sangre, ¿eso no los hace autores materiales de
un homicidio?

Es un recurso alegórico, una forma de decir algo sin decirlo, pura poiesis.

¡Llévenselo inmediatamente de aquí! Insolente, cabrón, no voy a seguir


indagando a un irrespetuoso, no voy a permitir que me insulten de esa
manera. ¡Más alegórico y poiesi será tu abuela!

Realmente me preocupó verlo a Omar Luna en esa situación, así que me


quedé en la vereda de la comisaría a esperar su salida. No alcancé a
preguntarle nada. Su preocupación era suprema. Me pidió que lo llevara
rápido a su casa porque cuando lo detuvo la policía dejó la cocina encendida
y supuso que se le estaban quemando las empanadas de acelga
recalentadas.

32
Cada vez que vuelvo del supermercado tengo la manía de cruzar la plaza
pisando dos baldosas hacia adelante y una hacia la izquierda. Cuando llego
al borde del camino los pasos se desplazan dos hacia adelante y uno hacia
la derecha. Y así todo el trayecto símil caballo de ajedrez. Los juegos de mesa
son mi debilidad, pero los de lógica me vuelan la cabeza. Aparentemente no
soy el único. Al comisario Estabriola se lo ve muy entretenido con más luz
que de costumbre en su habitual oficina tratando de resolver alguno de
estos juegos.

Si en la fila está el cinco al lado tiene que ir el dos pero el dos está en la
columna, entonces la alternativa es el cuatro. Sí, el cuatro no está en la
columna y aquí calza bien, entonces será en la fila siguiente.

¿Qué hace jefe? Con tanta tarea por hacer y usted jugando al sudoku.
Sánchex le trae novedades y yo vengo a acompañarlo nomás.

¡Par de inútiles! Siempre interrumpiendo en el mejor momento. No se dan


cuenta de la importancia de mi trabajo. Impertinentes. Vengan los dos y
siéntense que les voy a enseñar algo.

Sí comisario, pero antes me veo obligado a decirle que mis datos requieren
de usted una decisión inmediata.

Está bien Sánchex, desembuche.

-
Los ayudantes se miran entre sí mostrando gestos de relajo. Si en esta
escena cambio el plano medio por un primerísimo primer plano podría
vislumbrar una sonrisa muy parecida a la de los enamorados cuando se
miran cómplices ante algo que para el resto de los mortales resulta
insignificante. Así y al unísono, Sánchex y Lópex le dan la noticia al
comisario.

El viernes de esta semana se van a reunir en el pueblo vecino.

Es tal la empatía entre los agentes que sus palabras se oyeron como una
suave melodía.

¿Y de dónde sacó esa información Sánchex?

¿Recuerda al sujeto del bar? Sí, el dueño o medio jefe, ese que mandoneaba
a los meseros. Bueno, él es cómplice de la banda y se lo vio esta mañana en
Tunbarato reunido con funcionarios del municipio. Pero hay algo más. Si su
memoria lo acompaña tendrá presente a una de las mujeres de la banda, la
de la guitarra eléctrica y los tatuajes. Sí, no haga esas señas comisario, la
flaca, sí. Pues, al parecer hubo algún problema interno y se abrió o la rajaron.
No, por favor, no piense de esa manera, quiero decir que ya no está más con
los escritores. Por lo que cayó a la comisaría a hacer la denuncia de todo lo
que sabe y está dispuesta a colaborar con nosotros a cambio de libertad. La
flaca me dio el dato y pude seguir al del bar. Con mis binoculares alcancé a
leer en sus labios una frase reveladora: “estaremos todos aquí el viernes a
las veintidós treinta”.

34
Buen trabajo Sánchex. Y usted Lópex hace varios días que no trae informes
y anda detrás de Sánchex como perrito faldero. Muévase por su cuenta o
pida traslado a motorizada, esos andan de dos en dos como a usted le gusta.

Lópex bajó la mirada y se sonrojó desde el borde frontal de su cabellera


hasta donde llega el nudo de la corbata. A él le encanta la investigación,
pero le desagrada a más no poder la soledad.

Hay un dato que es falso Sánchex. Mire esto, también es para usted Lópex.
La banda de escritores ya sabe que los perseguimos y en la madrugada
alguien dejó esta poesía debajo de la puerta. No es ningún jueguito de
lógica, es algo que escribió uno de ellos, pero con un mensaje cifrado.
Observen bien, primero una palabra, después siete, en la otra fila cinco, en
la siguiente una y en la última tres. Transformado a números sería 17513.
Leído a modo de fecha podríamos decir 17/5/13. No es este viernes Sánchex,
es el próximo.

Pero, si fuera así, ¿por qué nos dan esa información?

Lea el poema estúpido y preste atención a lo que dice de atrás para adelante:
“Maldita carroña”, “gusano”, “agoniza”, “ungüento”. Hasta aquí habla de
nosotros y dice que nos quieren dejar pegados. Después dice “frío”, “barro”.
Seguramente será en la noche en algún lugar empantanado de donde no
podamos salir. Entiendan bien las palabras “gallo”, “desamparo” y “llanto”
claramente habla de la traición de la flaca y lo que le espera si la encuentran.
En conclusión, es una emboscada. Quieren sacarnos de encima.

-
Lópex seguía pensativo hasta que repentinamente se dio cuenta de algo
sumamente importante.

El sujeto del bar dijo que se reunían este viernes y este viernes es 10/5/13. Si
lo pasamos a números sería 10513 que restados de la cifra anterior da siete.

¿Y?

¿Y?

Siete es el número que le falta completar en el último cuadrito del sudoku


jefe.

36
Esta mañana me levanté crispado con el arquitecto porque siempre los
arquitectos hacen lo que ellos quieren y no lo que uno les pide. Desde que
habito esta casa me vivo tropezando con todos los artefactos del baño. No
se puede caminar tranquilo por aquí y a mí me gusta deambular por el baño
mientras pienso mis relatos. Podría decir que es más grande la bóveda de
los Kirchner que el baño de mi casa.

De todos modos, casi claustrofóbico decidí mover a mis personajes del


tablero y darles un poco de aire. El Comisario Estabriola se está poniendo
pálido de tanto encierro. Además los agentes Sánchex y Lópex están
cansados de investigar sin resultados y además están ansiosos de acción
policial.

Esta vez Lópex se adelanta con ímpetu, entra sin permiso a la oficina del
comisario revoleando unos papeles con datos relevantes y los arroja sobre
la mesa.

¿A ver si tiene algo para decir ahora jefe? Esta vez no se nos escapan. No
habrá zonda que los salve. Van a estar el martes catorce a las veinte horas
en la escuela Mármol.

¿Qué quiere que lo felicite? Ese es su trabajo Lópex, traer información que
sirva. Dígale a Sánchex que se comunique con infantería, caballería y
motorizada. Esta vez la emboscada la daremos nosotros.
-
Pero están en una escuela, puede ser peligroso para la gente de ese lugar.

Ya le dije Lópex que su trabajo es traer información que sirva, no opinar.


Cumpla órdenes y no cuestione. Salto de rana, cuerpo a tierra, carrera mar.

Sánchex y Lópex ya tienen todo listo para avanzar sobre la banda de


sospechosos disfrazados de escritores. Estabriola ya había pensado el
argumento para este atraco.

Puede ser peligroso irrumpir cuando la banda esté en la escuela, pero más
peligroso aún puede resultar que estos sujetos utilicen a los estudiantes y
profesores para sus fines maléficos.

El martes 14 de mayo (por un día no fue martes 13) los supuestos escritores
ingresaron sus pasos a la escuela Mármol minutos antes de las veinte. Los
directivos anfitriones acompañan al grupo hasta el aula magna. Antes de la
charla que ofrecerán los poetas, unas copas de vino malbec cosecha tardía
propician las ganas de charlar. Un profesor de contabilidad se asoma y
percibe que ese no es su ámbito. La Directora los presenta uno por uno.
Aplausos. Aclamaciones. Ovación. Casi papeles picados. Todos se sientan en
ubicación típica de escuela. Uno de los escritores, el más melenudo,
propone hacer una mesa redonda “para que todos participen”. Tras la
ventana la noche de invierno se hace notar.

Silenciosamente, sin sirenas ni luces perturbadoras, una columna de


motorizados llega a la sede de la escuela por la calle 9 de julio. El ala trasera
del edificio está cubierta de caballos con sus respectivos jinetes azules. Juan

38
B. Justo se plaga de uniformados de a pie. Un brillante Chevrolet blanco
avanza lentamente por Echeverría, conducido por un iniciado chofer, en el
asiento de acompañante la máxima autoridad de la Comisaría 15 y detrás,
los más audaces investigadores de la zona: Sánchex y Lópex.

Santiago Omar Alonso comienza su charla literaria hablando de los métodos


con que el grupo está abordando la poesía. Silencio. En el techo de la
escuela resuenan pasos desde arriba. Silencio. Por uno de los vidrios
exteriores alguien ve una luz gigante de linterna. Silencio. Se rompe
abruptamente la claraboya del aula y los gritos de los asistentes provocan
un escándalo contagioso en todo el establecimiento. Los escritores corren
hacia lugares distintos. La Directora se enclaustra en la sala de maestros. Los
estudiantes que suben las escaleras se tropiezan con los que bajan.

En plano medio el Comisario Estabriola sale del automóvil, apoya su codo


sobre el techo recién lavado y con el megáfono en la mano derecha hace la
advertencia aprendida en el cine.

¡Ríndanse! ¡Están rodeados!

El interior de la escuela Mármol es un hervidero. Nadie sabe qué sucede.


Las puertas estás cerradas. Los de infantería logran entrar y en la corredera
caen cuatro sospechosos. Los estudiantes son puestos de panza en el patio
central y se mantienen inmóviles. Los profesores permanecen sentados en
la bedelía. Los celadores en el baño. Sánchex y Lópex ingresan a
inspeccionar. No reconocen a nadie más como parte de la banda. Los demás

-
han podido escapar por alguna puerta secreta conducidos seguramente por
Alonso.

Una vez en la comisaría, los sospechosos declaran su identidad mientras se


escucha de fondo el sonido de una Olivetti marrón.

Rodrigo Jesús Lacero. Ferviente intérprete de armónica y adicto a las


llamadas por celular.

Ignacio Sáncho. Frustrado futbolista y vigía turístico valletano.

Katia Toborelli. Incansable soñadora de mundos perdidos y amante del


amor.

Marcela Rosoles. Bailaora flamenca y sostén espiritual de los escritores,


especialmente de uno.

¡A ver ustedes cuatro!, vamos desfilando al calabozo que ya serán juzgados


por las autoridades competentes. Mañana mismo será avisado el Juez
Ongarte para que les tome declaratoria. Sánchex, déjelos ahí toda la noche
sin pan, sin agua, sin cinturón y sin cordones.

Comisario, tenemos un problema. Véalo usted con sus propios ojos.

¡Me cago en los arquitectos que hicieron el calabozo sólo para dos! ¿Nunca
se les ocurrió que iba a crecer el delito en este pueblo?

40
“ Y acabó Dios en el séptimo día la obra que hizo,

y reposó en el séptimo día de cuanto había hecho” (Génesis 2:2)

Así está el mundo pensé cuando vi tantos feriados en el almanaque a


principios del año. Y la culpa no es de este gobierno porque la holgazanería
viene desde los comienzos más remotos, si hasta el mismo creador del
universo se tomó un descansito después de inventarnos. Aunque por lo
visto se fue a echar la siesta sin revisar los detalles menores de la obra y bien
falladitos le hemos salimos. Los que están dándole un final a su investigación
son Estabriola, Sánchex y Lópex.

Después de haber atrapado a cuatro de los supuestos escritores, uno a uno


dieron con toda la banda y los fueron repartiendo en distintos calabozos de
toda la provincia para evitar que se comuniquen entre ellos. Y porque, como
se sabe, todos los calabozos son pequeños.

El Comisario siempre tuvo claro por dónde debía buscar sin saber del todo
cuál era la actividad delictiva de la banda de apresados.

Como ustedes podrán darse cuenta, las decisiones que he tomado en esta
investigación han arrojado resultados excelentes. Y tengo que reconocer que

-
ustedes han aportado bastante para que así suceda. Sobre todo su esposa
Sánchex.

Sí Comisario, Madi me contó que pudo ver una buena cantidad de joyas
robadas en el estuche de la guitarra del ruludo. Las fotos que sacó cuando el
sospechoso sufría los efectos del somnífero son prueba contundente.
Además me aseguró con insistencia que apenas llegaron al hotel San Luís le
dio de beber el líquido del sueño.

Toda la información reunida ha sido sumamente coherente, no ha habido


agujeros aquí. Recuerden la cantidad de botellas que bajaban en la casa del
grandote de las golosinas, además de las joyas del ruludo. La vinculación de
la flaca del megáfono con un partido político. El señor Lona habló de
metáforas y poesía. El poema que dejaron por debajo de la puerta se titulaba
“otoño”. Todo nos lleva a lo mismo.

No entiendo Jefe, ¿a dónde nos quiere llevar?

Dese cuenta Lópex. ¿En qué lugar no es lo mismo el otoño? En Mendoza,


bien Sánchex. ¿Cuáles son los textos literarios plagados de metáforas y
poesías? Muy bien su respuesta Sánchex, los guiones vendimiales de esta
provincia. Sumado al vino como bebida favorita de la banda, a la
participación política que siempre está presente en la elección de la reina y
al robo de joyas, es más que obvio.

Y usted sabe Jefe que me cuesta un poco, no soy de los más lúcidos.

42
Fueron ellos los que se robaron la corona vendimial, eso han estado
planeando durante todo este tiempo.

No se olvide del dato que dieron las dos mujeres que detuvimos primero
Comisario.

Gracias Sánchex, es cierto que al preguntarles cuál era su objetivo,


contestaron que querían ser reinas de la vendimia. Y por la edad que
representan ya deben haber quedado fuera de las posibilidades del
concurso.

Presos los ladrones de joyas culturales, los efectivos policiales están más
relajados. Pero seguramente no se han dado cuenta de lo más importante.
Los periódicos multiplican sus páginas hablando del caso. Los escritores de
verdad están generando el mito del robo de la corona. Las editoriales han
agotado las publicaciones alusivas. El relato policial se esparce por todos los
puntos cardinales. Y lo que se escribe en esos textos no siempre se asemeja
a la realidad. Más bien casi nunca. La labor de los uniformados no se destaca
en ningún párrafo impreso. El desempeño de los cleptómanos escritores
quedará en la memoria popular de toda la región.

Entonces Jefe, ahora que está el caso resuelto, ¿nos podemos tomar un
descansito?

¡Usted está loco Lópex! Si nos quedamos dormidos este país se viene abajo.
Tengo otro caso sobre la mesa, se trata de un museo de arte, alguien está
robando esculturas en ese lugar. Tenem seg invest pa et sin

-
cue fla CHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRS
CHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRSC
HRSCHRSCHRSCHRSCHRSCHRS.

44
-
El techo de loza de la Comisaría 15 transpira por una grieta cercana al único
foco que alumbra la calva de Estabriola. En la Seccional, todos los efectivos
están al tanto del inexorable retiro del comisario. Sánchex y Lópex mueven
sus ojos como para disimular, pero los rumores indican que uno de ellos
posará su osamenta en el sillón más deseado de los agentes de seguridad
del Valle.

La denuncia radicada por un particular en la mañana de hoy hizo fregar las


manos de los más intrépidos, sagaces y despiertos investigadores de la
región. Sánchex y Lópex compiten por llegar a la verdad, pero en el fondo,
ambos saben que juntos son invencibles.

Sánchex acaricia la copia de carbónico que tiene entre sus manos. Lee
tartamudeando que en el hotel CastroMayo algún infiltrado dejó un
mensaje secreto de supuesto contenido peligroso para las autoridades
locales. La esquela fue escrita en el patio de salida formando las letras con
copas de vino y platitos de postre.

Sánchex y Lópex ya tienen las sospechas planteadas.

La semana pasada soltaron a la banda del Profesor Alonso, Lópex.

A los únicos que se les ocurriría dejar un mensaje con copas y platos es a esos
artistas mediocres, Sánchex.

46
Me pregunto quién habrá pagado la fianza de estos delincuentes, Lópex.

Tienen que haber colaborado todos los integrantes de esa logia a la que
pertenecen, al final tenía razón Estabriola, por algo está en ese lugar.

No te hagás ilusiones, Lópex, y vamos a lo que nos interesa: según el informe


de la Penitenciaría, además del Profesor Alonso, también están sueltos el
artista H.O.M., la flaquita experta en matemáticas que si no me equivoco se
llama Anajull y uno de los más peligrosos impostores de ricos y famosos:
Lancho. Entonces estamos jodidos Lópex, esos cuatro son los peores de la
banda. Y era de esperar Sánchex, dejaron a los más giles adentro.

Los investigadores guardan los documentos, se ponen sus pilotos y salen a


descubrir el mensaje cifrado en el hotel. Antes de irse se asoman a la puerta
de la oficina de Estabriola, miran la grieta sobre el techo y atraviesan la
puerta de la seccional 15 con todas las ínfulas de futuros comisarios.

-
Mientras los agentes Sánchex y Lópex investigan minuciosamente la escena
del delito, el Profesor Alonso y su banda se sientan alrededor de una mesa
con mantel blanco y florero tubular en el centro. El lugar parece en su
interior un restaurante de alta categoría social, sin embargo la apariencia
externa es la de un galpón en ruinas pronto a caerse. Repasan punto por
punto todos los pasos del plan para que nada quede librado a la casualidad.

El próximo sitio para dejar el mensaje es el edificio de la Municipalidad, ya


atacamos el centro del poder económico en el hotel CastroMayo, ahora, es
hora de ir donde el poder político.

¿Con qué técnica vamos a escribir ahora profesor?

Esta vez vamos a usar el objeto que más ambiciona. H.O.M., encargate de
falsificar un billete de cien pesos y en vez de la cara de Roca dibujá la de
Oveiro, el original se lo lleva Anajull para imprimir doscientas copias, y vos
Lancho vas a entrar en la mismísima oficina del intendente a dejar
impregnadas las paredes con el mensaje escrito en billetes, ya sabés cómo
hacer, en este sobre tenés las fotos en distintos ángulos, para no perderse
detalle.

Muy bien profesor, ¿cuál es el momento indicado para que Iris entre en
acción?

48
Bien Lancho, el domingo de las elecciones van a estar todos en la unidad
básica esperando los resultados entre las 6 y las 8 de la tarde, es ahí cuando
la reina más querida por el intendente va a hacer lo suyo, ella acostumbra a
entrar y salir de la oficina a cualquier hora, nadie lo va a notar.

¿Qué hay de Sánchex y Lópex, profesor?

H.O.M., no te preocupés por ese par de inútiles, ahora quieren ascender y


están haciendo mérito, pero les falta mucho para que puedan descubrirnos.

¿Y cuándo vamos a cobrar este trabajo?, porque a mí se me está agotando


el efectivo.

Ese es un tema que vamos a hablar en otro momento Anajull, qué pasa,
nunca les he fallado para que pongan en duda mi confianza.

Un silencio abismal dejó la interpelación del profesor en el resto de la banda.


Desde que salieron en libertad ninguno ha percibido paga por su trabajo y
en la billetera de Alonso pueden verse cuatro fajos con la cara de Roca.
Anajull, Lancho y H.O.M. saludan al profesor y se retiran a cumplir la tarea.

Ya de madrugada, en el patio de salida del hotel CastroMayo, Sánchex y


Lópex, más hábiles que nunca, logran descifrar el primer mensaje
encriptado. Agua y vino el postre de la vida.

¿Hacia dónde nos querrán llevar con esto Sánchex?

Intuyo que al centro mismo de su objetivo Lópex, pero tampoco alcanzo a


entender de qué se trata.

-
La conmoción está instalada en el sector más pacato de la ciudad alrededor
del edificio municipal. En el interio,r Sánchex y Lópex sacan fotografías de la
oficina del intendente. En la pared se encuentra un mensaje lleno de signos,
demasiado complejo para los agentes. La escritura está hecha con billetes
de cien pesos que llevan la cara del intendente Oveiro en el centro. Mientras
Sánchex captura imágenes, Lópex escucha al portero que custodió las
instalaciones el domingo electoral.

Estaba todo tranquilo como un día feriado, no entró nadie desconocido por
la puerta, en la tarde pidió permiso para ingresar la reina de la vendimia que
también trabaja aquí, ella no pudo ser.

¿Observó algo que le llamara la atención?

La vi un poco más gorda que de costumbre pero eso, supongo, no tiene nada
que ver.

Lópex se acerca a Sánchex para comunicarle la hipótesis de que Lancho


estuvo ahí pinturrajeado como Iris, pero Sánchex también encontró
evidencia, un lápiz labial sobre el escritorio, lo mismo que se olvida siempre
el impostor en sus intervenciones.

Los agentes conectan el caso con el de las copas de vino en el hotel


CastroMayo. La banda del Profesor Alonso otra vez en la mira de los

50
guardianes de la seguridad. Vuelven a la Seccional sin haber descubierto el
mensaje.

Al llegar, Sánchex y Lópex perciben un revuelo en la puerta de la Comisaría.


Altos oficiales, autoridades gubernamentales y hasta el cura párroco, con
vino en mano, se disponen a presenciar el acto de asunción del nuevo
Comisario en reemplazo del retirado Estabriola. Las caras de los agentes,
sorprendidos, no pueden creer lo que están viendo, nadie les notificó nada
sobre el acontecimiento. Estupefactos se incorporan al acto. El locutor
arenga fuertes aplausos para la nueva Inspectora General Kalila Ponce.
Atónitos pasmados boquiabiertos absortos y también turulatos estaban los
rostros de todos los efectivos policiales.

Tras el ágape, Sánchex y Lópex, que ostentaban el cargo, informan a la


nueva Comisario que no pudieron descubrir el mensaje oculto en el
municipio. Kalila Ponce arrebata con sus rudas manos las fotografías
tomadas por Sánchex. Tras mirarlas superficialmente levanta los ojos y los
apunta hacia los investigadores.

¡Inútiles! Un círculo, una flecha, un signo menos, una mano, un signo más y
un trofeo. Sexo menos caricias la suma del poder. Hablan de prostíbulos
bancados por peces gordos, ¡tan difícil es darse cuenta!

La humillación no podía ser mayor. Sánchex y Lópex se retiran abatidos


mirando la resquebrajada grieta que se dibujaba en el techo de la oficina
principal de la Seccional 15.

-
Sánchex estaba ahí, agazapado, como si ninguno de nosotros lo hubiera
visto. Lo dejamos pasar, desde el comienzo sabemos que está interesado en
lo que hacemos. De reojo vi el teleobjetivo que sacó con disimulo para
tomar algunas imágenes. Tiene que haber sacado una secuencia de fotos
porque noté que presionó el disparador durante más de dos segundos.
Terminó el café que había pedido, se acercó a la mesa donde leemos y tuvo
la osadía de hacernos comentarios elogiosos. Por supuesto que no hicimos
esfuerzo en creerle porque a los halagos solamente los aceptamos de
nuestras propias voces. Nos dijo que era bombero voluntario, que también
escribía, que le gustaba hacer fotografías, y que tal, en alguna otra ocasión
volvería. Nada más inverosímil. Y seguramente se fue a pasar sus reportes
al comisario Estabriola, el único a esta altura que confía en sus informes.

52
-
Parece que funciona. Qué es lo que funciona. Cuándo parece y cuándo es.
Dónde atrapan las ideas y se instalan y se mueven y hacen torbellinos de
energía que llaman la atención de eventuales transeúntes.

Hemos escuchado decir al que nos ve que se percibe una energía especial
cuando estamos juntos leyendo y comentando nuestros textos. Esto puede
sonar supersticioso, más aún si lo vivimos desde adentro. No nos damos
cuenta, no lo percibimos, no levantamos la bandera de la energía grupal
como un mantra sagrado; simplemente disfrutamos de la experiencia
entregados al placer de la poesía, al placer de la charla vulgarsesuda de los
martes, al placer de la tensión argumentada, al placer que genera el mismo
placer de estar ahí adentro y no poder percibir esa energía que dicen ver los
otros, los que están afuera y les atrae lo que sucede.

Flacos objetivos aislados conseguimos cada uno de nosotros, y sobre todo,


esporádicos. Las tareas que resultan de un esfuerzo exponencial cuando las
encaramos por separado, el grupo las distiende y estimula, las mastica, las
amasa, las sazona. También las detiene en almanaques añejos hasta que un
día aparecen como novedades evidentes.

Pero funciona, tenemos pruebas señor Juez de que funciona. La gente se


detiene en las veredas, los pibes se acercan en las plazas, los viejitos abren
los ojos en los pueblos. Y nosotros, nosotros señor Juez, ya no somos los

54
mismos y no puedo hablar sólo por mí en este alegato ni nunca más podré
hacerlo. Los otros me han inundado con sus letras revueltas y el mundo ha
cambiado de nombre.

-
Cómo no decirles todo lo que pienso. Cómo esconder en mis entrañas lo que
puede ser vivido. Para qué guardarlo y dejarlo que se pudra. Para qué
engordar con egoísmo de verbos. He decidido expresarlo todo y todos hacen
lo mismo con lo que escribo.

Esas rimas me molestan cuando van sin horizonte. Las gramáticas


rebuscadas y los lenguajes tan obvios. Los ritmos que desajustan la atención
de los oídos. La vulgaridad exacerbada. Las comas, los signos. Y aquellos
versos que dilatan su ambición de no encontrar su final en un punto. Son
aspectos que no encuentro señor Juez, en la literatura que admiro. Pero
debo decir también los rasgos que me enamoran, los que sacuden el sueño
de los martes por la noche.

Lo que imaginan mis ojos, lo que suena con sus cuerdas, lo que las manos
revolean en un discurso-pasión, lo que huele a paisaje y a entrecasa, lo que
es breve, lo que vibra, lo que cura, lo que mata, lo que enciende el abrazo
apretado de sentidos, lo que dispara a mundos que jamás pudimos ver. Eso
señor Juez, tampoco lo oculto, porque soy agradecido con las voces que
embellecen tanta vida.

La crítica en dirección a lo que escribimos eleva el entendimiento, iguala


posibles rangos, corrige las letras que pueden no estar y nos ancla la razón

56
por un momento siguiera, hasta que ya más claros los vuelos se hacen más
propios y más seguros los pasos del que con lápiz nos cuenta.

Puedo agregar entonces, como último argumento, la salud que me hace


fuerte cuando articulo palabras. La calidad de los textos cuando escuchamos
arreglos. Y la humildad de los niños cuando nos gana el silencio.

-
¿Por qué hacemos lo que hacemos del modo en que lo hacemos? ¿En qué
momento el tiempo se ha partido para darnos paso a varios tiempos?
¿Cómo ha sido que el espacio nos ha unido siendo solos y tan unos? ¿Cómo
fue que llegamos a hacerlo de este modo?

Quiero decir que fuimos, poco a poco, armando nuestro andar. Buscamos
caminos parecidos y copiamos sus momentos. Es la manera, señor Juez, en
que pudimos decidir el andamiaje.

Un tiempo para el encuentro, el saludo de una semana de no vernos.


Echamos vistazos hacia los días pasados. Buscamos arreglos que arreglar.
Imaginamos entornos donde entrar. Y le damos forma a lo informal, a
nuestra forma, claro está. Siempre en espacios públicos, donde haya gente
esperando algo cotidiano que hacer; siempre en lugares distintos, para no
repetir la andada; siempre buscando esos intersticios del tiempo del no
hacer, para desencadenar la ventolera de poemas.

Otro tiempo para letras traídas desde las mismas entrañas. Prestamos la
escucha a las otras voces. Comentamos. Criticamos. Sugerimos. Agregamos.
Sonreímos. Disfrutamos. Disgustamos. Apelamos. Oponemos. Discutimos. Y
permanecemos atentos a lo que esas otras voces tienen para decir de
nuestras letras.

58
Y un último tiempo, señor Juez, no siempre ocurrido, para la copa del final.
Siempre una copa que pueda quebrar el raciocinio.

Un espacio, siempre bar, siempre ventanas, siempre a la vista de


transeúntes desprevenidos que se in-comodan con las altavoces que leen
sus poemas al aire de las veredas.

No siempre el mismo bar, pero siempre bar, siempre tiempo del hacer,
siempre tiempo del decir, con tiempos alternados del gozar. Aunque todo,
siempre aquí, es gozar.

-
¿Cuándo habré aprendido la palabra? ¿Cómo habrá sido la escritura de mi
nombre la vez primera? ¿Dónde habré inscripto mi primer grafiti? ¿En qué
rincón habré dejado el verso más antiguo?

Escribo desde que puedo tomar un lápiz entre mis dedos. Fue solitaria la
tarea hasta que pude juntar el mismo hacer de los demás. Y ya no escribo
señor Juez: escribimos.

La acción fundamental de los que somos es el resultado de una escritura


que parece individual, pero que está permeada por las voces de los martes,
y de todos los días y lugares y personas que he vivido. Y al llegar, con esos
cuentos, los que somos nos hacemos autores de la palabra ajena. A veces
más, a veces menos, pero los signos de la otredad quedan albergados en las
páginas.

Y así, señor Juez, cada martes, cada letra, cada voz que se camufla entre
tantas.

60
¿A quién le vendrá bien lo que traemos? ¿En dónde estarán aquellas que
buscamos? ¿Cuánto tiempo tardará en llegar la oreja ávida de historias? ¿Se
quedará cuando las escuche?

Todas estas preguntas, señor Juez, estas y las de antes, surgen permanentes
antes de presentar nuestros trabajos.

Para llegar a quienes puedan estar interesados en los poemas, cuentos,


relatos, y demás ficciones que escribimos, buscamos mancomunarnos con
otros lenguajes.

Cantamos para reír. Actuamos para llorar. Bailamos para exaltar. Pintamos
para abrazar. Fotografiamos para quedar. Y escribimos para andar.

Y así, andamos, quedamos, abrazamos, exaltamos, lloramos y reímos en


cada música, en cada imagen y en cada movimiento de los cuerpos cuando
les decimos nuestras palabras a los otros, a esos otros que vinieron a vernos,
a los que estaban esperando y les caímos de sorpresa, a esos otros que son
los otros, pero que algún día pueden ser parte de nosotros.

-
62
-
Como compilador de estos textos, les propuse a quienes tuvieron algún paso
por Learte, que contaran su experiencia en clave de historicidad, desde sus
comienzos hasta su conclusión en el grupo.

Las preguntas que les propuse como iniciadoras del pensamiento acerca de
su experiencia fueron las siguientes:

¿Por qué y cómo ingresaste a Learte?

¿Cuáles fueron tus experiencias más significativas en Learte?

¿Por qué y cómo terminó tu experiencia en Learte?

Algunos decidieron contar su experiencia y otros decidieron no hacerlo. A


continuación, los textos de varios de ellos, comenzando por el mío.

64
Tengo que reconocer que hice trampa al momento de escribir las líneas de
este apartado: esperé a recibir lo que habían escrito los demás y luego me
predispuse a contar. Intentaré responder las preguntas anteriores desde lo
más profundo de mis sentimientos, tal como lo hice cuando participé de
Learte.

Podría decir que no ingresé al grupo, sino que fui parte de su configuración
inicial junto con el Marcos Perez, el Santiago Alonso y el Omar Méndez. Sería
algo así como entrar a una casa que no está hecha todavía y en el andar hay
que levantar las paredes. La satisfacción era múltiple, y las posibilidades
infinitas.

Así, comenzamos a convocar a otros albañiles para sumar ladrillos de


palabras, para construir entre todos, para nosotros y para otros.

A esta altura de los hechos, creo que uno de los momentos más destacados
de esta hazaña learteana fue la publicación del libro Siete Martes Siete, y
-
todo el trabajo de producción previa. Recuerdo con mucho afecto esas
noches interminables, en las que leíamos (entre todos) cada poema o relato
del libro para escribir (entre todos) los comentarios que los personajes
Sánchex y Lópex harían de esos textos. Ese fue el momento más destacado
de escritura colectiva. Podíamos estar discutiendo dos o tres horas para
escribir una línea de esos comentarios. Eran discusiones acaloradas,
pasionales, viscerales, orgásmicas. El producto de ese trabajo quedó
reflejado en un libro que tuvo éxito en sus presentaciones, amplia difusión
en la prensa local y gratitud de sus lectores, que lo compraron hasta casi
agotar su edición en papel.

Los demás momentos de construcción colectiva también fueron


interesantes, pero siento que ese fue el momento de consolidarnos, de
llegar al techo de nuestra casa.

Después tocó poner puertas y ventanas, pintar las paredes, a veces, arreglar
el patio de atrás, el trabajo fino y detallado de la obra, todo con el mismo
entusiasmo con el que hicimos de cada una de las partes anteriores.

Sin embargo, una vez lista la casa para ser habitada, con todos los papeles
en regla, nos vimos desganados. Desde lo personal fui sintiendo cómo los
golpes de la salida de algunos de esos albañiles que contribuyeron en
levantar la casa de Learte me fueron afectando. En esos momentos entendí
que cada uno toma sus decisiones y elije sus propios caminos, pero a la vez
observé cómo las habitaciones se quedaban vacías poco a poco.

66
Intenté resistir junto a los que fuimos quedando, pero llegó un momento en
el que no vimos cómo poder sostenernos. Entonces, decidimos salirnos y
dejar esa obra ahí, como quedó, tal vez para mirarla desde afuera, para
admirar esos tiempos y para pensar que ese espacio puede ser habitado por
otros, alguna vez.

-
qué noche fría!
el frío es una esquirla.
la noche,
de por sí,
también.
y tus tres preguntas,
mariano?
y learte?
pongámosle que:
la noche
el frío
tus preguntas
68
learte,
son esquirlas;
entonces,
me pongo
a extirparlas
o a dejarlas clavadas,
da igual
porque lo que importa,
a mi me parece,
es que con la esquirla
sin la esquirla
se aprende a vivir.
y a escribir.
y cuando digo esquirla
no digo herida.
subrayá esto,
mariano:
cuando digo esquirla,
digo bomba que explota
que implota.
querés saber cómo llegué a learte?
por vos llegué a learte,
mariano.
me dijiste:

-
estamos armando una bomba,
venite la semana que viene,
el martes,
al carajillo.
y fui.
por curiosidad fui.
por encontrarme con la poesía
sin saber cómo hacerla.
porque no había parnaso
sin saber sabiendo,
por entonces,
qué es eso del parnaso.
fui
porque esa golosina de armar bandada.
fui,
y ahora,

já,
hacete cargo vos
de la bomba
de las esquirlas.
bueno,
fui
y estaban

70
vos
el omar
el santiago
el maxi contreras.
fíjate que antes dije
bandada
y no dije
grupocolectivoasociación.
sabés por qué?
porque en learte
encontré
y me encontraron
el ser pájaro.
esa esquirla no me la saco.
volviendo al armado de la bomba,
sabés qué me gustó?
que nos pusimos a armar la bomba
sin ningún tutorial
sin teorizar su armado.
vos sabés bien de mi fruición por la tertulia
y esta vez fue:
empecemos armando
y en el mientras tanto
fuimos tertuliando

-
y haciendo la teoría.
nada que ver con la facu,
viste?
de cierta facu.
fuimos acción.
fuimos esos poemas
bombas,
en las mesas de los bares
en las paradas de colectivos
en las paredes de los consultorios.
así fue.
así fuimos empezando.
sin saber sabiendo que…

que la bomba iba a explotar.


y explotó.
y ya estábamos
vos
el omar
el santiago
el maxi contreras
el marcos
el pájaro membrillo
la katia

72
la mabel
el rené
la negra
el nacho
la ana julia
la cintia
la cristina
la nina
la laura
la luisina
el claudio
el rodri
la vani
el zonda
la gise
el daniel
el gallo
el juan
la patricia
la vanesa
el colombia
el musulmán.
y qué bombazo
el siete martes siete!

-
esa antología
que no fue tal.
o sí,
pero también
transgénero
bandada
muchas capas de lectura.
y qué bombazo su presentación!
por los pasillos del le parc
en la sala del le parc
en los ensayos
con le gallé.
y qué bombazo fue viajar!
pueblo luna
pareditas
eugenio
vista flores
tupungato
maipú
godoy cruz
qué bombazo el colectivando!
qué bombazo el mapa
que trazaba el viaje learte!
qué bomba el omar luna!

74
su bar
su participación en el siete martes siete
su muerte.
el festival que le hicimos,
qué bomba!
qué bomba el juglar!
qué bomba que la poesía fue recital!
con el juglar,
me parece a mí,
fuimos parte de esa explosión implosión poética
que sucedió
y sucede
aquí
allá
y en todas partes.
esa esquirla no me la saco.
vos?
ustedes?
en fin,
qué bombazo escribir
leer
recitar
actuar
bailar

-
cantar
dibujar
diseñar
musicar
escenografiar
vestuarizar
enmascarar
sin saber cómo,
o más o menos ya
sabiendo algo…

la bomba explotó
implotó.
y ya no había una bomba,
había varias.
en cada una de nuestras manos
en cada uno de nuestros corazones
había una bomba.
learte nos enseñó a armar la bomba
y ahora sabemos armar bombas.
y eso no está mal.
y eso nos hizo esquirlas.
learte nos enseñó a armar la bomba.
y a bailar la bomba?

76
y eso nos hizo capitanxs.
y eso nos quitó gracia.
learte nos enseñó a armar la bomba.
y a bailar después que la bomba explota
implota?
y a mí no me dio más el cuerpo.
la gana.
la gracia.
cosas mías
cosas nuestras
cosas del país
mojaron la mecha.
pongámosle que learte es una esquirla
clavada.
la saco?
la dejo?
da igual,
porque lo que importa,
a mi me parece,
no sé a vos,
no sé a ustedes,
es que con la esquirla
sin la esquirla
se aprende a vivir.

-
y a escribir.
y a convivir,
mariano?
qué noche fría todavía,
mariano?
nos abriguemos
y pongámonos buenas noches.
que decir buenas noches,
de por sí,
es otra esquirla.
booommm!

78
Cuando el grupo se reunía en el café Código de Tunuyán y empezó a sumar
mujeres al colectivo, me acerqué a escuchar poesía. Disfrutaba de las
charlas y correcciones de los poemas que se llevaban para compartir en la
mesa. Me fui integrando de a poco con algunas poesías escritas
anteriormente y con la ayuda del grupo las fui mejorando.

Allí también encontré una colega que me acompañaba conjugando las dos
disciplinas: plástica y poesía (Nina). Desde entonces valoré el buen equipo
que formábamos para el trabajo del colectivo, lo que se vio reflejado al
diseñar el libro Siete Martes Siete. Con Laura Contreras, hacíamos trabajos
mientras se realizaban las lecturas y correcciones. Es decir, se improvisaban
ilustraciones para cada poesía presentada en la mesa, estas poesías de les
integrantes nos inspiraban.

Yo conocía algunas de las chicas del grupo por su participación en la


Asamblea del agua (Cintia Alfaro y Ana Julia). Me fui dando cuenta del valor
de la poesía como forma de protesta. En las charlas de las reuniones,
-
tuvimos la necesidad de manifestar y proponer acciones que, a través de la
poesía y la plástica, denunciaran la violencia hacia las mujeres o el intento
de avasallamiento de la 7722.

La mayoría de las acciones realizadas con Learte y con la comunidad


resultaron significativas. Por ejemplo, la experiencia del 3 de junio, donde
Learte reivindicó y apoyó las demandas del #Niunamenos. Allí algunxs
integrantes intervenimos la plaza de Tunuyán, con poesía y además
visualmente, con instalaciones y realizando murales en paredes céntricas.
En este sentido, integrantes de Learte ya se habían sumado a la lucha de las
mujeres del Valle de Uco realizando actividades artísticas en el Festival por
Claudia Vera, donde se pedía a la justicia patriarcal Tunuyanina perspectiva
de género para tratar este caso.

Otra iniciativa muy activa fue la organización y realización del festival Omar
Luna. El Concurso de poesía y pintura fue una excelente propuesta para tal
fecha. En esta oportunidad fue multitudinaria la participación de los niños
en pintura, la participación de músicos e incluso muchos escritores de toda
Mendoza presentaron sus trabajos. También destaco las publicaciones en la
vía pública, en las redes como Facebook y las experiencias en el Le Parc o en
el Auditorio Municipal de Tunuyán, encuentros de escritores en Maipú, etc.
(Acciones por el día de la Poesía, por el día de la Memoria, ferias del libro,
presentaciones, etc.)

No tan significativa fue la experiencia de los susurradores en la escuela Jean


Piaget porque el grupo se dividió en muchas actividades y pasó inadvertido.

80
Otra de las acciones que pasaron desapercibidas fue la colocación de
carteles diseñados para el cuidado del medio ambiente en el Manzano y
otros lugares turísticos. Esta fue una acción que pusimos a consideración del
grupo pero no obtuvimos la reacción en conjunto. Fue una acción solitaria
en nombre de Learte. Si bien fue significativo para mí y René, no prendió en
el grupo.

Cuando terminamos los espectáculos Vine a Juglar, presentía que se estaba


por acabar un ciclo para mí. No estaba escribiendo, ni dibujando, ni
pintando. Además, esta situación coincidía con el año de mi jubilación y
decidí realizar otras búsquedas, en las que continúo.

Actualmente, busco otras experiencias, no sé si podrán igualarse a las


experiencias que viví con Learte, pero creo que seguiré intentándolo porque
me hizo y me va a hacer feliz.

También tuve unos proyectos individuales que dependían del consenso del
grupo pero no llegaron a concretarse por falta de acuerdo. Mi proyecto era
la edición de un libro para niños de 2 a 5 años. Era una historia contada por
medio de imágenes con un argumento sencillo. Es decir, se apoyaba en la
lectura breve de una poesía. Cada escena de la historia estaba retratada en
un cuadro. La presentación iba a ser una exposición pictórica de las pinturas
incluidas en el libro ilustrado. La edición iba a ser artesanal con material
reciclable. Si bien se hicieron algunas maquetas, con la colaboración de una
artista plástica – Vanesa Ríos, que trabajó en la encuadernación artesanal
de prueba- decidí postergarlo.

-
2

Resolví reciclar ese mismo proyecto con la intención de integrarlo en la


colección Learteana que se pretendía realizar. Sin embargo este no se
adaptaba a la idea del proyecto del colectivo; al cual intentábamos darle una
unidad porque el material de los integrantes era muy diverso aunque
prevalecía el entusiasmo por producir algo original, actual y novedoso. ¿Esta
búsqueda pudo habernos desgastado? No lo sé aún, lo que sí puedo
asegurar es que el ritmo de Learte fue cambiando a partir de esto, las rutinas
ya no fueron las mismas y esa pérdida de ejercicio desencadenó una
paralización creativa grupal. Mientras tanto, se gestionaba la personería
jurídica, lentamente, hasta que al fin llegó, con mucho esfuerzo.

Rincón de anécdotas

Agrego una experiencia emotiva: Cuando Learte fue invitado a Pueblo Luna
(encuentro de escritores), compartimos mucha poesía con les escritores del
lugar, pero lo más sustancioso fue conocer la historia de esta zona. Las

2
Obra artística de Mabel Rodríguez para su libro de la colección de Learte (inédita).
82
personas del lugar recordaban que cuando el ferrocarril dejó de funcionar
se quedaron solo los mayores quienes nos contaron su historia, sus
vivencias personales, relataron el éxodo de los jóvenes hacia las ciudades ya
que es un pueblo detenido en el tiempo. Además fuimos al cementerio,
donde se encontraba la tumba de Bairoletto, famoso bandido rural.

-
Allá por la primera quincena de agosto de 2012, por la noche (después de
finalizar cada uno sus tareas habituales) fuimos convocados a una reunión
de amantes de las letras en el café que en ese entonces giraba con el
nombre de El Carajillo, sobre la avenida principal de Tunuyán. Dicha
convocatoria juntó, si mal no recuerdo, a una docena de escritores de la
zona, algunos, ya bien conocidos por quien esto escribe y otros, no tanto. A
medianoche y, tras la despedida, fui preguntándome, en función de otras
fallidas experiencias anteriores, cuánto duraría este nuevo intento de juntar
a los entonces desperdigados poetas de la región y ponerlos a trabajar tras
un objetivo movilizador y superador.

Pero al martes siguiente, volvimos a vernos y fuimos más. Y así, cada martes
por la noche, de acuerdo con lo establecido y junto a un vino, comenzó, para
todos los integrantes, a figurar en la agenda de lo impostergable.

El hecho de que el 21 de Septiembre, a poco más de un mes de la reunión


inaugural, el Maxi Neila presentara lo que iba a ser nuestro fundacional

84
“casi manifiesto”, me hizo caer en la cuenta de que esta movida iba en serio
y que apuntaba a ser mucho más que un pasatiempo de románticos
diletantes. Así las cosas, si bien los puntos de encuentro fueron cada tanto
cambiando, el día martes y el vino permanecieron inamovibles y la
asistencia del grupo original fue prácticamente perfecta.

Luego se fueron incorporando nuevos poetas, llegando, creo, en


determinado momento a conformar un grupo estable que rozó los 20
integrantes.

Movilizados todos, en mayor o menor medida, por una misma pasión


compartida, la poesía, pusimos manos a la obra. Con la consigna de traer,
todos los martes, un poema para que fuera analizado concienzudamente,
por los colegas presentes, quedando a criterio del autor, el tomar en cuenta
o no, las sugerencias, correcciones o críticas que se entendían, eran hechas
con la mejor buena onda.

Personalmente, tuve en cuenta muchas de las opiniones de mis pares que,


en varias ocasiones, me ayudaron a pulir el poema presentado. Pero todos
sabemos que, algunos que llegaron con la idea de integrarse, no soportaron
las que consideraban severas críticas, y no volvieron más. De todos modos,
a los nuevos siempre se les dio la oportunidad de ejercer su defensa y, al
final, se les solicitaba amablemente su opinión sobre el grupo y su manera
de laburar. Esta tarea de Learte, de poner en el centro de todo a la Poesía y
el consiguiente trabajo creativo, me parece fundamental a la hora de
explicar mi ingreso y permanencia en el Colectivo durante casi siete años.

-
Este nivel de exigencia dio su valioso fruto con la publicación de la antología
Siete martes siete, luego de arduos e interminables debates por conciliar
aportes y correcciones.

Si debo destacar una virtud que distinguió a Learte, durante todo el proceso
que compartí, me inclino por su generoso sentido de lo grupal, ese peculiar
anhelo por hacer primar lo colectivo sobre lo individual, sobre ese ego tan
propio de quienes ejercemos el oficio de escribir. Esta forma de trabajar, de
ningún modo debe verse como una pérdida de la individualidad. Por el
contrario, se trataba de potenciar las capacidades de cada integrante, para
que éste diera lo mejor de sí, en beneficio del Colectivo.

Los resultados de este digno esfuerzo grupal son impresionantes,


comparados con lo que cada uno había logrado hasta entonces trabajando
en soledad, si bien estos no dejan de ser importantes, empalidecen ante los
logros obtenidos por el trabajo en equipo, que ciertamente, hubiera sido
imposibles de concretar individualmente en un mismo lapso de tiempo.

Otra característica que pone al Colectivo LEARTE en la historia de la cultura


regional, es su tremenda capacidad de autogestión, que lo convierte en el
primer grupo cultural verdaderamente independiente, en un lugar donde la
mayoría de los hacedores culturales dependen de la muleta del gobierno
de turno, para demostrar que pueden caminar.

Tamaña capacidad, queda perfectamente ejemplificada con la ya citada


antología Siete martes siete, creación integral del Colectivo, y presentada
en la Feria del libro 2014, en las instalaciones del Le Parc a sala llena.
86
Se contrató una Trafic para el viaje a Mendoza y, una hora antes, se hizo un
trabajo previo de difusión, con lecturas y reparto de volantes entre el
público asistente a la Feria.

Éxito similar se repitió en otros lugares de la región con la presentación del


libro.

Otro acierto del Colectivo fue, sin dudas, la de mostrar siempre una faceta
de empatía, al sumarse, con su aporte artístico, a las luchas libradas por
sectores de la comunidad, como fueron la defensa de la 7722, la del
movimiento niunamenos, la de las defensa de la educación, etc.

Dos experiencias, que tuvieron el sello learteano por excelencia y donde el


Colectivo mostró todo su potencial y, sobre todo, su capacidad para
interactuar con las otras ramas del arte fueron:

El Festival de la Cultura Omar Luna, en recordación y homenaje al escritor


pareditano, trágicamente desaparecido; encuentro que contó con
participación de artistas locales y de Mendoza capital, concursos de poesía,
cuento breve, canción inédita y pintura (de niños, jóvenes y adultos) y
recitales de poesía y música a discreción en un domingo y en una plaza San
Martín colmada por la familia.

El otro gran impacto fue el manejo de la Carpa de la Cultura en 2015,


durante tres noches del Festival Nacional de la Tonada. Convocamos a todos
los hacedores de la Cultura local y allí quedaron en evidencia, dos miradas
contradictorias de entender la Cultura: En el centro, la cultura oficial, un

-
lujoso escenario, con las mejores luces y un sonido impecable, para mostrar
lo “mejor” del Canto Nacional, los más marketineros, también los más
onerosos, en suma, la cultura del espectáculo, financiada por un estado, tan
famélico como los artistas del lugar, a los que, supuestamente, se debe
resaltar y apoyar. Y el público, convertido en un mero y lejano consumidor.

A un costado, al margen, en actitud casi vergonzante, una humilde carpa


que, como nunca, resultó chica para abrigar tanta cultura subterránea, casi
anónima, pero viva y empecinada en asomarse, aunque sea gratis como
fueron todos los que valoraron el esfuerzo de Learte por hacer de ese
espacio, casi marginal, un lugar para mostrar una cultura que, pese a cierta
ceguera oficial, existe y se resiste a seguir siendo ninguneada y o ignorada.
Radio Abierta, bar de poesía, concurso de cogollitos, muestras de artesanías
y pinturas, danzas folklóricas y contemporáneas, teatro, músicos
auténticamente cuyanos, en fin, no faltó ni una rama del arte local. Y aquí,
se pudo observar a otro público, departiendo con sus artistas y hasta
algunos, efecto de esa cercanía tal vez, se animaron a mostrar también, su
vocación escondida.

No puedo dejar de mencionar, que este loable esfuerzo de LEARTE fue


realizado totalmente ad honorem. Aunque usted no lo crea.

Por supuesto, que el Ciclo de recitales Vine a Juglar, para mí y para el


Colectivo todo, fue la frutillita del postre, la que de alguna manera colmó
una de mis máximas expectativas. Este exitoso ciclo demostró,
palpablemente, que la cultura puede ser rentable.

88
Recital de poesía y música con artistas invitados, a los cuales, fruto de lo
recaudado, porque se cobraba una módica entrada, se les pudo reconocer
económicamente su trabajo.

Se incluían muestras fotográficas o pictóricas a la entrada del local y stands


de libros nuestros y de autores invitados. Algo que fue muy novedoso y muy
bien recibido, es que después del recital, se dejaba micrófono abierto y
animando al público asistente a decir alguna poesía, cantar o ejercer su arte
en particular, obtuvimos respuestas sorprendentes.

La fiesta seguía hasta el amanecer. A veces un poco antes porque el bar


agotaba sus reservas de comida y bebida. Este dato habla por sí solo de lo
rentable que había sido la noche para el sector gastronómico. Nuestro
agradecimiento permanente al Indio Restó bar en la persona del señor
Armando Cona, por la confianza depositada en Learte.

Ya fuera del Colectivo, mirando hacia atrás, no puedo menos que


sorprenderme todavía, ante la capacidad de gestión del grupo. Con esto
simplemente quiero excusarme por dejar de citar infinidad de eventos
donde la presencia de Learte brilló con luz propia. Una nostálgica sonrisa se
me escapa al evocar aquel; ¡Learte lo hizo otra vez!, gritado con orgullo y,
sobre todo, con un sentido de pertenencia del cual, creo, nunca nos
desprenderemos totalmente.

Quedaron, por supuesto, cosas en el Debe, pero, sólo voy a mencionar las
que más me contrariaron, y esto dicho con la sinceridad, el respeto y el
aprecio que siento hacia quienes compartieron estos apasionantes años, y
-
reconociendo que puedo equivocarme en el ejercicio de este primer intento
de autocrítica.

Creo que dilatamos demasiado lo de la colección, emperrados, descuento


que con las mejores intenciones, en hacer una edición que,
económicamente, era a todas luces inviable. Pienso que todos, en nuestro
fuero interno, reconocíamos que era así, pero apostábamos a otro milagro
Learte que nunca sucedió y esa espera nos fue desgastando, como a Diego
de Zama, ya que el barco con buenas nuevas nunca llegó y el sueño de la
colección comenzó a naufragar.

Es cierto que también sufrimos la salida de integrantes muy valiosos, lo que


sumado a la maldita economía que con la creciente inflación, tornaba cada
vez más lejanas las posibilidades de concretar la edición de la colección.
Pero lo más golpeador fue observar, sobre todo en el último año, que por
distintos motivos, los martes empezaron a mostrar más sillas vacías, y lo que
es peor, comprobar que la Poesía había comenzado a dejar de ser lo más
importante en la mesa lo que, en mi caso, fue determinante.

Me frustró también que no hubiéramos sido consecuentes con el ciclo Vine


a Juglar. Habíamos impuesto la Marca Learte, reivindicado y puesto en
valor el Mito del Juglar y lo que es más, habíamos formado un público fiel,
casi “adicto” a Learte y que estaba pendiente de nuestro próximo recital.

Y con todo, o a pesar de esas cuestiones que quedaron en el debe, tenemos


motivos más que sobrados, para sentirnos plenamente orgullosos de los
logros alcanzados.
90
Ya el simple hecho de que un Colectivo Cultural con base en ¡la Poesía!, con
asiento ¡en Tunuyán! y con perfil netamente ¡autogestivo! perdure más de
siete años trabajando activamente hasta lograr ¡ser profeta en su tierra!
junto al reconocimiento a nivel provincial, habla a las claras de la valiosa
trayectoria learteana.

Para muestras, bastan mencionar dos distinciones: La resolución Nº 3766 de


fecha 21 de noviembre de 2014, del Honorable Concejo deliberante de
Tunuyán declara en su artículo primero de Interés Departamental, Cultural
y Educativo al libro Siete martes siete, creación de Learte.

En su artículo 2º declara de Interés Departamental y Cultural al Colectivo


Learte y a todas sus actividades.

En diciembre de 2016, el diario Uno de Mendoza, entre sus Premios


Escenario consagró, con premio Revelación Grupo Literario al Colectivo
Cultural Learte de Tunuyán por su obra Siete Martes Siete.

Como ocurre en toda familia, y Learte en cierta manera llegó a serlo, la


convivencia sufre el lógico desgaste que depara el tiempo. Esto, y la casi nula
actividad durante el último año que formé parte del grupo, año que se nos
iba yendo, con el excluyente tema de la bendita Colección como motivo de
reunión.

Con seguridad, este marco de anemia, potenció algunas diferencias que


permanecían latentes y salieron a la luz con cierta crudeza.

-
En mi caso particular, consideré entonces oportuno mi alejamiento, antes
que las heridas fueran más profundas y empañaran tanta hermosa tarea
realizada.

Fue así, que un día de octubre de 2018, decidí que mi aventura en Learte
había llegado a su fin.

Guardo de mi paso por el Colectivo los mejores recuerdos.

Fue una etapa intensa, de mucha adrenalina, de mucha discusión, donde


todos aprendimos algo del otro, donde disfrutamos más de lo que sufrimos
y si tocaba perder o llorar lo hacíamos con la certeza de saber que siempre
teníamos a alguien a nuestro lado para volver a surgir, ya más fortalecidos.

Por todo ello, no tengo más que gratitud para todos los que integraron el
Colectivo. Rescato para el final dos versos de una de las poetas del Colectivo
que figuran en el libro Siete Martes Siete y que sirven para resumir, en mi
modesto entender, la experiencia Learte:

“Vamos a poblar el universo de poesía”

Concedo que puede leerse como un verso utópico más, pero refleja la
tremenda fe del Grupo en el poder sanador y transformador de la poesía,
ofrecida como un don, que tiene que llegar hasta el último rincón del
mundo.

“Vamos a instalar con prepotencia la esperanza”

92
A veces pienso que, así como el verde se instala de prepo y desbordante por
el verano valletano, también este verso que es casi un juramento, en alguna
estación del tiempo learteano se hizo realidad, cuando el Colectivo Cultural
Learte encarnó con prepotencia avasallante la Esperanza y los mejores
sueños de su comunidad.

-
Venía pispeando lo que hacían desde el feisbuk del Mariano, mi
amigo/compañero. Andábamos embarcados en varios proyectos juntos, y
quería que me invitara a ser parte de este, pero no. ¿Por qué quería? Creo
que creía en mi compañero/amigo. Creo que creía en la potencia de la
construcción colectiva. Creo que creía que la revolución venía por ahí: por
abajo, por la poesía, por el pueblo. Así fue que me acerqué al bar de turno
una noche de martes de verano. Mencionaron un manifiesto y me sentí un
poco intimidada: parece que venía “denserio” la cosa, y yo no era una
escritora. Después se me pasó y dos martes y varias cervezas después, me
animé a compartir en la mesa el primer poema. No tenía muchos, solo

94
algunas cosas sueltas y sin revisar en las últimas páginas de cuadernos
usados. Pronto, adquirí una libreta para escribir, y la urgencia de llevar un
poema nuevo cada martes. Eran mis tiempos de estudiante, de primeras
militancias, de la experiencia frustrada de vivir en la ciudad, de vuelta al
pago, de primeras decepciones amorosas, de paseos solitarios por el lago
en las siestas de domingo, de viajes a diario en colectivos apiñados
atravesando el valle para ir a estudiar. La poesía pasaba por ahí, por
aprender a mirar con asombro todo eso. Cuando era adolescente, me había
encontrado con Benedetti, con Alfonsina, con Neruda, con Cortázar pero
hasta ahí llegaban mis lecturas poéticas. Así que principalmente aprendí a
leer, a escuchar y a escribir poesía de la mano de mis compañerxs y sus
producciones, algunas de las cuales me enamoraron rotundamente. Mi
aporte al grupo, entonces, no era desde lo académico –como el de los
profes- ni desde la trayectoria –como el de los publicados. Más bien hice lo
único que me sale más o menos bien: empujar para que las cosas salgan,
organizar las ideas locas, discutir para que salieran, insistir tenazmente para
que las sostuviéramos. Los empujes se unían y fuimos una maquinita de
hacer cosas: el bio-gráficos, el horóspoco chino, las ferias del libro, los días
de la poesía, las carpas de la cultura, el colectivando historias…

La encrucijada

… El libro, sus montones de presentaciones. El agujero del después.

Los caminos que vuelven

-
Ya no hacíamos rondas de poemas los martes en la mesa. De vez en cuando
unx compartía alguito de lo que estaba escribiendo. Yo lo hice pocas veces,
cada vez escribía menos y empujar me costaba más. Me estaba convirtiendo
en una adulta, y se me hacía difícil sostener las cuarenta horas semanales
de clases que trabajaba, mis otras militancias y learte. Cuando
planificábamos cosas y escribíamos poemas para la ocasión, me enganchaba
más, nos enganchábamos más. Funcionábamos “en función de”: la rebelión
de la memoria, los juglares…

No asustarse de partir y volver, compañerxs

La crisis económica, la avanzada de la derecha, nuestros proyectos


personales que costaba encajar en el colectivo, lxs que se fueron yendo. El
panorama era desalentador y cada vez se nos hacía más cuesta arriba
juntarnos a hacer algo. La esperanza estaba puesta en la colección que no
fue. Pensamos como estrategia intentar conseguir subsidios para poder
editarla, y en función de eso hicimos todos los trámites para constituirnos
como asociación civil. Terminó siendo largo ese camino, síntoma de lo que
ya no estábamos pudiendo. Recuerdo haber dicho – medio en joda, medio
en serio- que cuando por fin tuviéramos personería jurídica ya no íbamos a
tener colectivo. Fue así. Ese año solamente hicimos dos juglares y fuimos a
la dirección de personas jurídicas a anoticiarnos de que el trámite estaba
terminado. El último de los juglares fue un fracaso rotundo, por lo
angustiante que fue para cada unx sostenerlo y por el resultado final.
Respecto al trámite, sólo teníamos que retirar los papeles y nunca llegamos

96
a hacerlo. Pasó el verano, silencioso, y formalizamos asado de despedida.
Confieso que los martes, algunos martes, me siento extraña y los extraño,
es extraño construir sin mis compañerxs de tantos caminos. Pero como dice
el Raúl, son caminos que parten y que vuelven. Ahora he bajado un cambio
en el trabajo, estoy leyendo un montón de poesía, volví a escribir. No sé
porqué, quizás sea ingenuo, pero todavía creo que creo en ustedes y en la
construcción colectiva y en que un día nos encontraremos en otros
carnavales.

-
Cierro los ojos y las instantáneas del tiempo me retrotraen hacia mediados,
fines del año 2012, cuando el Santiago Alonso me invitó a participar de una
especie de “café literario” o “rondas de lectura” por ponerle una etiqueta a
este mundo tan consumista…emmm…recuerdo que esa célula de
integrantes se reunía en lo que era el café El Carajillo, recuerdo también,
que nunca fui por cierto resquemor al qué dirán de mis escritos.

Finalmente, en junio del año próximo, es decir, en el 2013 asistí por primera
vez a una reunión del ya consolidado grupo Learte.

En el ejercicio de recordar, las imágenes se me vienen encima unas con otras


como estantes que se caen que piden a gritos ser declarados por el arte de
la palabra, pero como no me gusta irme por las ramas, al menos no, en esta
oportunidad jajaja voy a rescatar el episodio del Colectivando Historias. El
Colectivando surge para llevar la palabra a los lugares comunes del mientras
tanto, para nombrar hechos de nuestra cotidianidad, para apalabrar
instantes de vida.
98
El trayecto que recorrimos fue desde Tunuyán hasta Pareditas en colectivo
para acercarle la poesía, la música y la palabra a la gente común y corriente
que quizás dentro del tramo recorrido iba transitando su mundo sin pensar
lo que iba a suceder en ese viaje, viaje que sin lugar a dudas sería muy
distinto tanto para ellos como para nosotros como grupo. Tengo la imagen
del Mariano diciendo:

“Tengan pasajeros, tardes muy buenas para ustedes. Un puñado apenas,


vengo a ofrecerles, apenas de palabras. Un goce literario vengo a ofrecerles,
un conjunto de letras enlazadas que algo nos quieren decir. Este producto
tiene grandes ventajas para la humanidad, solamente hay que abonar la
suma de unos cuantos oídos abiertos...”

Recuerdo las caras de descoloque, sorpresa y admiración de los pasajeros…y


también lo agradecida que estaba la gente con esta experiencia.

Previo al viaje, hicimos uno de prueba para verificar paradas del micro y
lugares puntuales para cada intervención poética del grupo. Dicha
experiencia fue documentada en un film dirigido por Juan Landreau que
posteriormente fue subido a YouTube. El viaje lo hicimos con el Santiago, el
Maxi, el Cátulo (música del cortometraje), el René, la Laura, la Anita, el
Rodri, el Omar, la Nina, la China Marcelaria, el Mariano, la Katia y quien
modela estas cataratas visuales.

En lo personal puedo decir que fue un evento hermoso, que pudimos llevar
a cabo gracias al apoyo de la Biblioteca Popular Segundo Manuel Estevez y
al mismo entusiasmo del colectivo cultural.
-
Ya lo decía Marechal: “Lo esencial es romper el silencio, el agua de los
grandes mutismos”. Y Learte cumplió. Y vaya si cumplió. Fuimos y seremos
los invasores del tiempo, los hacedores de la palabra urgente.

100
Todos los pueblos interiores tienen sus obsesiones. Sus mitologías y no
tanto. Debe ser lo natural, mirar hacia los grandes centros de actividad
social y cultural, y contarse una historia de lo que allí sucede, en contraste
con lo que aquí parece que no. Voy a hacer un intento bastante desganado
de precisión, y diré que las obsesiones no son de los pueblos, en abstracto,
sino más bien de las personas que los habitan, y que impulsadas por esas
inexorables ganas de soltar los pies al camino, inventan todo tipo de
imaginaciones que justifiquen querer estar en otro lado. Es el mandato de
la búsqueda, la épica que narra nuestro devenir, a la bartola y queriendo
entender algo, por este mundo tan de tránsito y al parecer tan permanente.

Tunuyán no es una excepción a esto, aunque, como les sucede a todos los
pueblos, nos gusta sentirnos excepcionales, sobre todo en los infortunios.
Víctimas de un destino que sacó punta al gepeese para elegir este, y no otro

-
sitio cualquiera, y tramar las más desventajosas adversidades, para que aquí
sucedan, para pesar nuestro.

He llegado a desenroscar este pensamiento para ilustrar de la mejor manera


posible qué lleva a un manojo de seres tan disímiles3 a pergeñar una
coartada contra la modorra literaria. A diferencia de lo que les pudiese pasar
a herreros, comerciantes o diseñadores de interiores, a los que escribimos
el destino nos hizo nacer donde no hay cabida ni asidero, donde la semilla
escrita no pasa del almácigo, y si pasa no alcanza a formar maleza ni bosque,
y se queda sola, tallo y flor de color anónimo, encallada de puro protestona
en un risco desolado. La mitología de vivir en el único pueblo del mundo
donde la literatura no tenía su casa, nos hizo coincidir. La asociatividad tiene
cara de hereje. Basta un rejunte de intenciones y todo se presenta al alcance
de la mano. Un empréstito sin mayores garantías. La posibilidad de una
aventura contra el gris. Decir yo soy de, yo voy a, yo estoy en; para después
de un tiempito decir nosotros somos vamos y estamos, en revancha, en
desquite. Learte nos dio eso, y por eso nosotros nos dimos Learte.

Eran cinco personas. Dos conocidas, dos referidas, y una que nunca había
visto y que pronto volvería a no ver nunca. Me senté, escuché. No recuerdo
si leí algo. Probablemente sí. Lo que pasó esa tarde en El Carajillo me hizo el
día. Como sucede en toda cita casual, volví a mi casa muy satisfecho, sin

3
En la comparativa de los textos que hacen a este cuerpo, podrá verse qué “tan” era ese
ramillete.
102
imaginar que me esperaría un matrimonio de ocho años y que al final, y en
buena hora, la planificación de un nuevo hijo no se pudo acabar de salvar.

Pero rescatándoles del espoiler, me permito traerlos de vuelta a un


presente que ya pasó, y que se irá moviendo con agilidad a pedido del editor
de estas páginas. En aquel, mi primer encuentro, se leyó un manifiesto, que
bosquejaba un intento de declarar intenciones, en confirmación de lo que
se expone en la apertura de este escrito. Queríamos definirnos, en la
excepcionalidad de nuestras metas. Ese manifiesto me pareció no solo
innecesario, sino infantil y contradictorio. Nunca te quise, manifiesto. A
nadie que guste de vérselas con lo creativo le sienta bien que de buenas a
primeras le den reglas por bienvenida, otras reglas, más reglas, como si ya
no hubiese demasiado de eso. Pero como yo era el nuevo hice mutis por el
foro y pensé que ese manifiesto no pasaría a mayores. Otra vez. He aquí una
de las tantas enseñanzas que me regaló Learte: eso que no querés que pase,
va a pasar, ¡gil!4

Es un maravilloso ejercicio de amor repetirse cronológicamente con otra


gente, por voluntad propia y con entusiasmo, para montar una trifulca de
nunca acabar. Montar el chou semanal de la disputa del poder, las
argumentaciones, las pulseadas dialécticas. Eso que tan bien sabíamos
hacer, y que en ningún otro ámbito tenían utilidad alguna, en la reunión de

4
Sobre algunas propuestas, ideas o decisiones, mi sentido común me indicaba que no podía
ser, que ¿en serio?, que la semana que viene se olvidan. Que es tan obvio que no. Pero sí, casi
siempre era sí. Learte me entrenó de esta manera en el sutil ejercicio de descabezar víboras
sin mediar especulaciones. Lo aplico y recomiendo.
-
los martes se desplegaba a sus anchas entre risas, humor, abrazos, vino, café
en mi caso, alguna empanada o minuta, y mucha, mucha pero mucha
práctica literaria. A decir verdad, era una celebración5. Pensar, reflexionar,
escribir, reescribir, presentar lo trabajado entre semana, cumplir la
consigna, o mejor, incumplirla para beneplácito de la tribuna. Corregir,
sugerir, polarizar. Y el momento mágico, cuando el lápiz del autor declina,
en honor a la sabiduría ajena y colectiva, su trazo. Cuando se tacha lo propio
y se pone en su lugar lo que sugiere… ¿quién lo sugiere? Ya no importa, ya
nos olvidamos. La mesa ha tocado, en una ceremonia maravillosa, lo escrito.
Este ritual es poderoso. Personalmente, es lo más cercano a la
transmutación mental que he experimentado. Es una alquimia donde el velo
del ego se descorre gentilmente, subyugado por la energía generadora,
poderosa y limpia, de la mirada compartida. La luz de otras mentes
tendiendo un filamento para atarse a la propia. Por primera vez, y para
siempre, parecía estar sucediendo. El milagro de vencer al destino comenzó
a ser realidad. Honestamente, y sin alegoría, descubrimos algo en verdad
novedoso, excepcional, y supimos que debíamos compartirlo.

Es imprescindible aquí que me sigan el juego, y tomen muy en serio estas


palabras que estoy envidando. El método que construimos en Learte es la
obra más contundente que hemos podido crear allí. No lo literario, no lo

5
Quien no tiene tendedero seguramente ventila los trapos puertas adentro. A otro lado a buscar
chisme. Demasiado con el tragi-cursi final del relato que, aclaro, en nada falta a la verdad.

104
teatral, lo musical, o lo artístico en general. El método de trabajo. Debe
entenderse que no sólo ha sido una construcción, sino también un hallazgo.
Y solo ha sido posible porque quienes estábamos allí éramos quienes
estábamos allí. No me permitiré jamás olvidar este axioma, tan
emparentado con el destino, que resultó acontecer que, por ser los que
somos y éramos, al final dejamos de ser.

¿No es acaso el fin de todo fruto, asemillarse? Caer de la rama, esparcirse


en el viento, dividir la sangre y la savia. Iniciar la diáspora.

Nos aburrimos. Nos herimos. Nos gastamos. No pudimos seguirle el tranco


a los nuevos aires. Implosionamos. Perdón, pasaré en esta sección al uso
del singular personalizante. Lo democrático tiene sabidas desventajas, a no
sacarle el cuerpo al bulto. Muchas veces me fui, algunas hasta lo comuniqué
en la mesa. Pero eso no sucedió, sino hasta que ya no hubo un lugar a donde
volver los martes por la tarde. Nunca pude irme, pero hace tiempo sabía
que era lo necesario. Aquel ejercicio de amor pasó a ser un desconsiderado
bregar sobre el desgaste. Ideas contradictorias, falta de objetivos comunes,
sensibilidades inflamadas. Todo lo esperable de estar tan piel a piel, sin
descanso ni receso, durante ocho años. Ningún motor soporta ese maltrato.
Lo expuse, lo advertí, como buen pájaro de mal agüero que soy. Tomé mi
turno en el timón, y así como me llegó lo volví a ceder. Parecía no haber
caso. Aún estamos de duelo, perdón, aún estoy. Me siento aliviado de haber
caído de la rama, lo confieso. Pero amo esa rama, si mis co-tertulies
supieran cuánto, adivinarían por qué no cierro la puerta definitivamente.

-
Es cantado: volver al amor pasado nunca sale bien. Pero sepan entender,
vivo en un pueblo interior, con sus obsesiones, con su correntada cuesta
arriba del mundo que está muy allá. Donde pasa nada, donde todo lejos. Y
sin embargo, y para colmo, ahí brillando en un cajón del escritorio, aún nos
queda el ritual mágico. Los martes todavía pululan ociosos en el calendario.
Habíamos aprendido a enmascarar los adulterios. Queríamos la casa y los
perritos. Quedaron hijos pendientes. Y el elástico un poco nos ha quedado
anclado en El Indio. Y tira che. Quizá es aquello de que siempre volvemos al
primer amor, aunque nunca sea el mismo.

Antes que nada, nos queda el después de todo6.

6
Voy a auto robarme esta frase para otro escrito. Por el bien de la humanidad, y este es mi mensaje final:
reciclemos.
106
Ingresé a Learte en febrero del 2013.

La primera reunión para mí fue en la que entonces se llamaba “La casa bar”.
Era una tarde calurosa, un martes a las 20,30hs.

Learte era un grupo de muchas personas, escritores, poetas, músicos,


artistas plásticos; a la mayoría los conocía de antemano, pues había asistido
a sus presentaciones en distintos lugares del pueblo.

Jamás antes había escrito nada. Participando con ellos, de a poco me dieron
ganas de escribir. Mi primer escrito había sido una carta a mi padre que
había fallecido hacía tiempo, y después comencé a incursionar en la poesía.
Nunca pensé entonces, que ya no dejaría de escribir lo que siento y pienso.

Muchos eventos se fueron desarrollando y participé en todos.

Bailé y actué por primera vez en mi vida; en un escenario o en la vía pública.

-
Recité mis poemas en la cola del banco, en la plaza, en un teatro y en un
colectivo.

Y siempre en grupo, siempre acompañada por ese querido grupo de amigos

Hubo altibajos, hubo roces, como es común en todo grupo, pero mucha más
fue la satisfacción. Encontré en Learte, grandes amigos, compañeros, una
nueva familia.

Fueron años maravillosos, entonces viví a pleno la magia de bailar, de


recitar, de crecer tanto a más no poder, amar el arte , amar la vida, amar
cada tertulia en la casa de algún integrante, entre poesías y canciones...

108
Ingresé al grupo en el año 2017, a través de una invitación de Ana Julia, de
la cual fuimos partícipes junto a mi compañera Gisel Lemos. El primer
encuentro (martes a la noche, como de costumbre para la troupe) se
presentó como una velada intensa y pude percibir el carácter del grupo y
sus componentes, por lo que me sentí un poco confundido y asombrado,
pero a la vez, atraído por la energética confrontación de posturas.

Interesante comienzo. Fue la carta de presentación del colectivo. De a poco


empecé a interactuar y a comprender la dinámica del grupo, así me pude
incorporar activamente a las tareas concernientes a la producción de
contenidos.

Se convirtió en mi primera incursión en el campo de la literatura, lo cual de


alguna manera u otra “abrió el abanico” para explorar (por primera vez
también) acercamientos a otras disciplinas afines.

7
Artista visual, músico y escritor ocasional.
-
Una de mis primeras apariciones fue nada menos que en la “Feria del Libro
2017”, llevada a cabo en el Espacio cultural Julio Le Parc (en un conmovedor
homenaje a Rodolfo Walsh realizado por el grupo), lo cual me abrió los ojos
para aventurarme con lo que vendría luego.

Las mejores hazañas llegaron con el ciclo de espectáculos “Vine a Juglar”,


realizados en Tunuyán, en el mítico bar “El Indio Pub”, con muy buenas
críticas, elogios y aceptación del público que nos seguía por entonces.

El ciclo se extendió durante dos años seguidos, con dos etapas y temáticas
muy diferenciables entre sí, pero con un mismo objetivo: el de “maridar” la
música, el teatro y la poesía, y fue mi mejor recuerdo y mi mayor logro
(considero que para todes les integrantes fue igual de bueno) en el corto
periodo en el que fui parte de esta maravillosa experiencia. Además de las
geniales, enriquecedoras y divertidas vivencias que compartí conociendo a
la gente con la cual entablamos una amistad y una comunión muy especial,
dentro y fuera del proyecto.

Preferiría “nivelar hacia arriba” y pensar que la cantidad de muchas buenas


experiencias superan a las pocas malas, por lo que no me parece muy
provechoso hablar de ello.

El paso por Learte fue corto pero muy productivo y muy rico en nuevos
conocimientos (y experimentaciones), me deja una buena producción de
textos para editar en un futuro y las ganas de seguir escribiendo e indagando
en el fascinante mundo de las letras. Espero que esta experiencia genere

110
nuevos espacios y nuevas alternativas artísticas para enriquecer la actividad
cultural que no rodea y nos convoca.

Quiero destacar el valor del trabajo grupal de todes les integrantes y su


compromiso con el proyecto y sus pares, además de lo mucho que aprendí
con sus consejos y enseñanzas. He aquí algun@s de l@s susodich@s con
quienes tuve el placer de compartir:

El Claudio > Gentleman de picarescos acordes y socarrón sentimentalismo.


Entre bares y cafetines, con su trova de galanteo y paseos por la vía láctea,
bulle su espíritu en lírica hilarante a la vez que abisal.

La Negra Marce > Flor azabache, única en su especie, que crece y decrece
en inmensidad de clima hostil, perdura, persiste en la adversidad, danza
entre espinas … deslumbra y alumbra las nebulosas desiertas… de ciertos
intrincados laberintos del espíritu.

El Máxi > Pájaro cósmico que de tus alastintas revuelan insondables mundos
geométricos y abstractos con destiempo y métrica fragmentada… cuarzo
destellante de tu poesía múltiple, ecléctica… eónica.

El Omarcito > Duendecillo místico y psicodélico de letras encriptadas,


quiméricas, las cuales nos inundan de metáfora y redención, de ensoñación,
de mares infinitos y personajes taumatúrgicos.

La AnaJulia > Hada verde, deidad de justicias e igualdades, de empoderadas


misivas que llegan al destinatario en forma de realidad, una colisión a lo

-
establecido. Génesis de puños cerrados que gritan luchas, sublevaciones,
letras insurrectas… como fuego… como fuegas.

La Gise > Música de músicas, armonía eterna en trémolo infinito, vasta


melodía, el sonido más perfecto… las notas más bellas y precisas viajando
por el diapasón del cosmos… la mejor canción jamás escrita.

El Mariano > Paladín de metáforas proverbiales, extrovertido citador


canyengue, con altas dosis de compromiso social y cuyanía vernácula.
Humorista histriónico de inefable carcajada y virtuosa dinámica.

El René > Docto cachafaz de litúrgica teluria, altruista criollo apasionando


carneos y asaduras a fuego lento en su rancho abierto de par en par. Con su
voz de bordona inconfundible, difícilmente nos pase desapercibida la
juglaría de su espíritu cantor y bucólico.

La Vani > Manos diáfanas que materializan palabras en figuras inmaculadas


y apolíneas… que con ancestrales ritos de barro y pluma crean universos de
misterio eterno y belleza incuestionable.

La Mabel > Creativa, surrealista e indescifrable dama de vanguardista


producción y estilo único. Viajera de estrellas lejanas en espiral…
escenográfica, ultradimensional, de corazón afable y visual destreza.

Pero aquí no se termina la historia, aún hay muchos caminos por recorrer,
muchas páginas que escribir, las células aún están vivas y dispuestas a seguir
este viaje…

112
Hablar de Learte es remontar mi memoria, y mi galería fotográfica, a fines
del año 2015. Año complejo. Yo venía de malos pasares citadinos y pasaba
a vivir nuevamente en el pueblo, bastante desanimada y frustrada con lo
vivenciado. Fue mi viejo el que me acercó el dato de cierta gente que se
juntaba a escribir en el Valle de Uco. Un día, nos invitaron a una ronda de
lecturas en la Casa del Maestro, de Tunuyán, y fuimos. Ese fue el primer
contacto que tuve, pude verlxs desde afuera, pero ese día había mucha
gente, que venía al encuentro organizado por Learte.

En otra oportunidad, fui invitada por Omar Méndez a una presentación en


el Le Parc. Iba sin formar parte del grupo, sin conocer demasiado a lxs
participantxs, y fui espectadora de una performance poética que me dejó
impresionada. Representaban escenas de Siete Martes Siete, su libro, que
recopilaba de manera lúdica sus poemas, una impresionante y muy potente
obra de la literatura local mendocina. Lo compré, lo leí, lo disfruté. Releí

-
tanto el libro, que hablé con Mariano (Ramírez) y le dije que me había
emocionado la lectura.

No tardaron mucho en invitarme, y acepté. No entendía nada, la manera de


trabajar colectiva me sonaba a desorden y no cazaba la lógica de que
algunxs iban y venían y volvían a ir, menos comprendía que no hubiera roles
predeterminados. No conocía a todxs lxs integrantes, pero una vez dentro
del grupo, no encontré más que calidez.

Me topé con la preparación del evento Festival Omar Luna. Los días previos
al festival fueron afianzarse, ablandar el terreno, yo me remito a mi
situación personal, donde tenía que encontrar un rumbo (no quiero decir
un Norte); no fue complejo gracias a mis compañerxs de grupo. La repartija
de tareas me acobijaba en el cariño inmenso de Nina, Marcela y Ana Julia,
con quienes pintamos una bandera y compartimos infinitos mates y vinos,
entre otras cosas.

Llenamos una plaza de gente, que se vino a beber la poesía. Hubo comparsa,
pintura, concursos de varios tipos. Una vez más, hubo encuentro. Las fotos
de la mano de Rodri, que me pongo a mirar para hacer mayor semiosis y
recordar más a fondo, son testimonio de que el viaje era impactante para
todxs. Después la repartida popular de empanadas, Mabel y Marcela
entregándolas a la gente, yendo y viniendo, se multipicaba el alimento,
nunca terminaba, y es que no eran las empanadas, era el festival.

Esas son las mejores cosas que recuerdo de Learte, el constante afecto. La
poesía era la mesa repleta de afecto, las palabras el pan; y las diferencias,
114
que sí estaban, el motor de incomodidad para seguir encontrándonos en lo
diverso. No sabía cuáles eran los mecanismos que se maquinaban en lo
colectivo, pero el día del festival, aprendí. La flexibilidad de ser parte, pero
elegir el descanso, de estar en unos momentos para ceder luego. Saber qué
hay que hacer y cuándo sin necesidad de una cúpula vertical que dirija.

Cada persona del grupo me abrió la mochila y se metió adentro. Compartir,


decir, jugar con las palabras, leer/leerse/leernos. Co-rregimos decía
Santiago, todos regimos sobre el texto. Aprendí a disfrutar la poesía, la de
los leaterxs, la de otrxs, la mía. Empezó a desbordarme como nunca, todo
era sentido, multiplicidad de sentidos. Fue una etapa surgente, de todos
lados salía un verso como un manantial de agua escondido. Me enseñaron
esto de ver y dar forma, de traer a la mesa y poner encima, escuchar las
transformaciones, y ampliar las miradas.

Un día, René, que siempre nos ofrecía su casa como si fuera nuestra, nos
mostró un video de una canción de Tabaré Cardozo, que decía: “Alrededor
del fuego, la noche los fue a encontrar, queriendo cambiar el mundo que no
se puede cambiar […] Alrededor del fuego, una comunidad”. Eso éramos.
Una comunidad en fogón constante. Un abrigo. Yo sentía que sí, que el
mundo cambiaba a medida que los martes pasaban y nos juntábamos, en
realidad el que cambiaba era mi mundo.

Era una época de sentimientos encontrados, porque después de años,


empezaba a renacer, pero mi viejo empezaba a morir. Y ahí, más que nadie
nunca jamás, estaban ellxs, los learterxs, sosteniendo; y acá sí, me atrevo a

-
usar el gerundio, porque ese no tiempo es siempre. Siempre sostienen, ¡no
sé cuántas redes se tejen!, pero sostienen un multiverso de poemas, que
son en sí fortaleza. Sembradorxs y regadorxs de cultura que me dejaron ser
con ellxs.

Creo que fue una etapa de muchísimo crecimiento y aprendizaje, lo que yo


nombre la base para dar el salto cualitativo. En el medio del camino
learteano, me recibo de profesora, después de tener años la carrera
colgada. Learte me dio la herramienta para decir cómo se pueda y para darle
forma en (y con) los demás.

El Recital “Tres heridas” fue mi último paso por Learte, pero fueron horas
de lectura previa, de ensayos, de ver cómo intentaban mover un piano
gigante al patio, de las escenografías pensadas por Laura y Mabel. Los
silencios poéticos de Luisina, que de silenciosa, su poesía, no tiene nada.
Salió, con lluvia de diciembre, pero salió. Después de practicar mil veces La
sonrisa es una fruta de Maxi, tan enroscado que solo memoricé fragmentos
hasta hoy mezclados con Amor rima con flor. De ver al Nacho aparecer y
hacerse el pianista.

Ese mismo día, Marcos me ofrece hacerme cargo de El Cubil (diario digital y
cultural) y me prendo. Nos decimos felices vacaciones con Learte. Y yo ya
no vuelvo al reencuentro. Fugaz, pero con la necesidad de seguir buscando,
rumbeé hacia otros destinos.

116
Entendí qué significaba formar parte de un colectivo y descubrí las
multifacetas de la poesía. Abracé las palabras, las palabras me abrazaron.
Junté piezas, cerré la mochila, y seguí caminando…

-
Learte es grupo y es idea.

Es equipo de trabajo, lugar de estudio y aprendizaje.

Es un espacio de compartimiento, de proyección y concreción de obras.

Es refugio de bohemia, de celebración y encuentro.

Learte nos nace y nos encuentra, Learte nos ingresa, nos agrupa y nos
modela.

Nos influye, nos presiona y nos libera.

Learte diseña escenarios a nuestra medida, nos ubica en ellos, y luego deja
en nuestros disfraces los elementos de expresión necesarios para abordar
la magia.

Learte es un horizonte puntual que va situándonos un paso más allá de


nuestras posibilidades innatas, es una maquinaria aceitada que va

118
depurando egos particulares y va trazando propósitos cooperativos y
trascendentes.

Learte tiene voz social, escudriña en las raíces y proyecta en el espacio.

Learte es una fuerza diferenciada y natural, que busca la excelencia y anhela


participar de la vanguardia.

Es una fuerza que transmuta, una entidad que respira y cambia de identidad
y personajes.

Que mientras se expresa y desarrolla no tiene plena conciencia de sí, de la


profundidad de su influencia y de la proyección de su alcance.

Que muda ropajes usados con la misma celeridad que tiene el otoño para
desprenderse de sus hojas.

Todo eso lo pienso, porque a todo eso lo viví. Pero entonces el mundo era
otro, el paisaje no se aislaba para tomar distancia y contemplar la vida a
través de una pantalla.

Ahora, desde esta perspectiva solitaria de una silla famélica, el aire


contaminado de allá afuera fluctúa y recrea eventos acaecidos en el pasado
inmediato de la memoria de mis células.

Extraña, o caprichosamente, Learte confabuló una serie de eventos que


desembocarían a las 17hs., en una mesa diminuta y sin sol, en la rutina gris
de un martes gris, adormilado y frío, en el centro de un pueblo llamado
Tunuyán.

-
Allí Learte diseñó el primer escenario, justo cuando las letras y los
personajes del imaginario literario comenzaban a desbordarse de mis
bolsillos, y la necesidad que tenían de reconocerse en otros ya era
apremiante. Tal vez ese fue un llamado, es como ese aullido silencioso que
tienen los protagonistas cuando abandonan el papel y comienzan a
deambular por las maromas del aire.

Entonces, ese martes de agosto, Learte nos convocó, nos ingresó, y nos
exhortó a diseñarle aristas y contraluces, a deambular sus pasillos
psicodélicos y extraviarnos en su ignoto horizonte de sucesos.

A partir de entonces, toda experiencia dentro de su andamiaje fue


significativa. Aún la diminuta y audaz tarea de lanzar una idea, bastaba para
que todo el artilugio comenzara a generar magia, y sus acciones nos llevasen
a caminar calles y bares y plazas, teatros, bibliotecas y todo lugar donde la
poesía fuese propósito y razón de ser. Era ya significativo el encuentro en sí,
la celebración de compartir una cerveza y hacer un simple recuento de las
aventuras y desventuras de lo cotidiano.

No abandoné Learte. Learte no me abandonó aún.

Porque a uno no puede abandonarlo la esencia que lo fue modelando


durante tantos años, y mucho menos, las manos misteriosas que seguirán
depurando la expresión, la técnica y el corazón de la obra en sí.

120
Un día me encontré con la Marce y el Omar, ellos me invitaron y un día fui.

Así conocí a los Learte, al principio me pregunté qué podría aportar yo al


grupo, entonces iba sólo por el placer de escucharlos leer, pero con el
tiempo me sumaron a sus actividades y me subí a esta aventura divertida,
nos reunimos en espacios variados donde podemos compartir comidas y
alguna bebida espirituosa de vez en cuando, o mezclar todo con anécdotas
y comentarios personales.

También sobre la mesa los libros, la palabra que se hace poesía, la música,
los proyectos, las ganas y más ganas.

Como lo mío no es la literatura, también descubrí y acumulé visiones e


interpretaciones muy diferentes de contenidos en los que, incluso, en una
lectura individual ni me habría parado a analizar.

-
Debo decir que comparto momentos requetelindos con ellos, me encanta
verlos crear y lograr, que una noche sea mágica, y sentirme parte de ellos.

Los Learte toman riesgos buscando el equilibrio para no caerse, liberan


potencias dibujando los límites del juego.

¡Para crear hace falta crecer y para crecer hace falta crear!

Arriba Learte.

122
Son casi las seis y apuro el paso. La verdad que da un poco de nervio el reloj.
Conozco solo a uno de los tantos. Quizás a dos o tres. Entro a lo que en ese
tiempo era Carajillo. Ahí está en la mesa el primer paisano. San Martín y 9
de julio.

Hola, ¿vos sos Mariano?

El tipo ríe desconcertado.

Me siento y le digo que leí su libro. Hago una rebaja antes de explotar los
cambios.

Cuando el Maxi Contreras me invitó a sumarme, la verdad es que me sentí


contento. Porque poco se sabe de los escritores y ni hablar de los poetas y
ni hablar en Tunuyán. Yo pensaba en Baudelaire y justo apareció ese tal
Alonso con las antenas atentas. Yo había escuchado de varios pero no los
conocía. Me seducía entrar a un grupo de poetas. De poetas malditos. Me
pido una cerveza negra para relajar mientras los demás se mastican entre
-
versos y risas y maní salado. Empezamos con la ronda de lectura. Alguien
me corrige el poema y me parece pasarle la lengua a un metal oxidado. Me
sugiere escribir sin mayúsculas ni comas ni puntos. Me dice que siempre es
mejor invitar a una relectura. Vuelvo a llenar el vaso. Aprendo. El Maxi, mi
único amigo en la mesa, se lee unos haikus y los demás escuchamos. La
tarde empieza a ceder y así se va mi primer martes, aunque haya sido
jueves.

Pasaron los años y cada vez más fascinado con la autogestión, aguante, y
con no chuparle las medias a nadie o el culo, aguante, y con sacarle la lengua
a los poetas. Y con hacer calladito la boca y gritando. Gritando las
barbaridades que dice la poesía. Porque cuando la poesía calla el mundo es
guía de otros ciegos. La mesa de los martes ahora es larga. Nos encontramos
en Arauco y estamos acomodando las tuercas para sacar un libro, una
antología poética que por primera vez no sea aburrida. No sabía que
Tunuyán tenía tantos bares. Tomamos más de lo que leemos. Charlamos
más de lo que tomamos, bueno, casi. Las noches de los martes son una
suerte de vacaciones en cuotas. Aprendí a leer y ya no me importa si escribo
mal o bien. Porque en realidad me interesa mucho empatizar con esto que
me ladra adentro y que muerde por salir. La fuerza de lo colectivo sigue
derribando fronteras. De fondo suena Chet Backer. La ronda de lectura está
por empezar. Hacemos silencio al unísono. El René enciende el primer verso
y afuera llueve o llovía. Adentro se advierten ciertos destellos. Yo me
pregunto, quién será el último en viciar este martes que ahora sí es martes.

124
Me pasé una cuadra, eso me sucede por pensar tanto. Hablo solo y cuento
con los dedos. Flashback. El Juan Landreu nos espera en la panchería para
filmar y seguir filmando el corto. Leemos en vivo frente a
desconocidos. Frente al asombro. La ropa se perfuma con lo frito que sale
de la cocina. Unas manos húmedas te dan el vuelto y te piden propina.

la suma de tus escombros/

soy lo que sobró del temporal/

las batallas perdidas/

mate adentro/

voy a pagar por todas tus culpas/

Frente a la interrogación. Frente al frito y al quiénes carajos son éstos


traeme más picante por favor y si podés dejame pasar al baño y tirame la
clave del wifi. Frente a frente leemos. Discutimos. Nos hacemos preguntas,
sugerencias explícitas. Dije flashback. Pero nadie entendió.

Un juglar más otro juglar, flor de cabarute. Los manotazos de ahogados se


hacen precisos. El indio tiene tos de tanto humo. Nos divertimos. Volvemos
a sonreír después de mucho tiempo. A mostrar las piernas. El aliento
borracho del público nos levanta la falda. Cada uno en su mesa. Nos
miramos y brindamos de lejos. Nos tiramos besitos. Nadie sabe que es una
despedida o eso parece. Esto no es el fin, es solo otro comienzo. Nadie va a
entender cómo es que hicimos tanto. Tanto para un pueblo famélico de

-
cultura. Gordo de egos y de envidia. Salgo a respirar un poco de aire puro.
Corto por la plaza y silbo un tanguito. Todavía recuerdo el brillo en los ojos
de aquel poeta. Me acomodo el bulto. Y sigo.

126
Llegué a Learte en septiembre del 2013, por la invitación de una compañera
de la carrera de Artes Visuales. Ella me había comentado que era parte de
un grupo de escritores y artistas que se juntaba los martes por la noche en
la ciudad de Tunuyán. Acepté la invitación y me presenté una noche en el
local de Arauco.

La primera impresión fue un poco rara, había una mesa larga con personas
de diferentes edades debatiendo sobre una poesía que alguien acababa de
leer. Además de bastantes botellas de cerveza y vino. Para mi sorpresa, me
encontré un par de caras familiares, mi profesor de comunicación social de
la secundaria y un vistaflorino que conocía de vista.

Confieso que al principio me quedé por curiosidad, era la primera vez que
me topaba con un grupo tan particular. Comencé a participar de las
reuniones como oyente, dibujado mientras el resto compartía sus textos.
Con el tiempo fui involucrándome un poco más y animándome a llevar mis
escritos a la mesa de los martes.
-
Siete Martes Siete significó uno de los mayores retos del colectivo por dos
razones: por un lado, todo lo que implica la elaboración y publicación de un
libro; y por el otro, lo complicado que puede llegar a ser la producción
colectiva de una obra de características tan particulares.

Fueron jornadas arduas de trabajo, seleccionando textos, corrigiendo,


organizando y pensando en cómo hacer que el resultado no fuera una
simple antología. En mi caso particular, como tenía una trayectoria más
corta en lo literario, me centré en la parte gráfica. Junto con dos
compañeras, nos dimos a la tarea de ilustrar los siete capítulos que
conforman el libro. Finalmente, el diseñador Daniel Favier acabó por de
darle forma a ese puzzle literario que mezcla poesía, una crónica policial,
anotaciones, citas, ilustraciones y hasta historietas.

Después del libro vino otro de los proyectos más ambiciosos de Learte:
Colectivando historias. La propuesta consistía en hacer una intervención en
un colectivo y, conjuntamente, la elaboración de un cortometraje. Si bien el
grupo ya había tenido experiencias en llevar la poesía a lugares como la cola
de un banco, bares o un consultorio médico; nos quedaba pendiente el
transporte público. Después de hacer algunos estudios de campo con los
recorridos, se escogió el servicio de Tunuyán a Pareditas. La idea era
caracterizarse y mezclarse con el resto de los pasajeros haciendo
intervenciones de poesía y música durante el recorrido. En esta ocasión
aparecieron algunos personajes curiosos como un vendedor ambulante de

128
poesía, algunos músicos, un turista gringo que iba grabando todo y un
abuelo con su nieta.

Una vez en Pareditas hicimos una parada técnica en el bar Km 3.175 del
escritor y profesor Omar Luna. Aprovechamos la oportunidad para tomar
algo y charlar sobre alguna futura presentación de Learte en el bar.
Lamentablemente, fue una idea que nunca pudimos concretar. En octubre
de ese año nos llegó la triste noticia de la muerte de Omar.

Dato de color: en el viaje nos cruzamos con un mochilero que nos acompañó
todo el recorrido y como necesitaba alojamiento, lo dejamos instalado en el
bar.

Pegado al Colectivando historias llegó el momento de pesar en la


presentación de Siete Martes Siete. La oportunidad se presentó en la Feria
del Libro en el espacio Julio Le Parc. El objetivo era armar una propuesta que
apostara a lo teatral y rompiera con la típica presentación solemne del
autor hablando sobre su libro. Para ello se buscó la colaboración de un
director teatral, Daniel “Gallo” Piña. Por cuestiones de salud, no puede
participar de todo el proceso y los ensayos de la obra.

La presentación fue un éxito. Una hora antes nos disfrazamos y maquillamos


para salir a la feria a invitar al público. Al parecer, la estrategia funcionó
porque la presentación fue a sala llena. Creo que nunca nos imaginamos que
podíamos llegar a lograr algo así.

-
El 2015 arrancó igual de ajetreado que el año anterior. Desde el municipio
nos llegó la propuesta de organizar las actividades de la carpa de la cultura
en el Festival Nacional de la Tonada. Por lo general, la carpa de la cultura es
un espacio que estaba destinado a la exposición de fotografías de reinas
anteriores y algunas obras pictóricas. Como grupo nos propusimos darle
vida a ese espacio sumando propuestas culturales variadas y visibilizando
el trabajo de artistas locales.

Si bien fue una experiencia hermosa, porque logramos armar tres noches
colmadas de arte, no faltaron obstáculos y tragos amargos. La primera
dificultad era trabajar en conjunto con la gente de cultura de la
municipalidad y la persona que, hasta entonces, se había hecho cago de la
carpa y el centro de congreso y exposiciones. Las diferencias de opiniones y
la disputa por la organización trajo algunos problemas como que la carpa
fuera más pequeña de lo previsto (de hecho, era más grande la carpa que
estaba destinada al catering), obligándonos a reorganizar los espacios.

El segundo problema fue el factor climático. La noche de la vendimia


departamental, se desató una tormenta que inundó el predio ocasionando
graves daños y poniendo en riesgo la realización del Festival. Como
consecuencia de este imprevisto se reprogramó la vendimia y se
suspendieron las actividades de la primera noche obligándonos a realizar un
ajuste en al cronograma de actividades.

Cabe aclarar que la carpa de la cultura fue un trabajito de hormiga hecho


por amor al arte, ad honorem y con mucho gusto.

130
A la carpa de la cultura, le siguieron meses movidos entre la presentación
del libro y el cortometraje Colectivando historias en diferentes lugares, y
algunas charlas en escuelas de la zona; sumado a la propuesta de presentar
nuevamente Siete Martes Siete en la Feria del Libro.

Pero no todo era color de rosa. A pesar de que una de las premisas del grupo
era la participación colectiva, en algunas ocasiones, las discusiones se
reducían a una especie de “mesa chica”. Recuerdo que una vez, después de
varios martes de sentirnos un tanto ignoradas, con algunas compañeras
decidimos hacer una protesta poética a “calzón quitado”. Interrumpimos la
reunión tirando un par de bombachas sobre la mesa y comenzamos a leer
nuestros textos sin previo aviso. Aunque la intervención resultó esa noche,
no tuvo mayores repercusiones.

Mi salida de Learte fue gradual. La primera vez que pensé seriamente en


dejar el grupo fue en el festival cultural Mermelada Subterránea, en
homenaje al fallecido escritor Omar Luna. Conjuntamente con el festival,
lanzamos un certamen con varias categorías: poesía, narrativa breve,
canción inédita y pintura. Tanto el certamen como la organización del
festival representaron una labor muy compleja y desgastante que
desencadenó en varios roses y peleas. Como consecuencia, después del
evento, se concertó una reunión para exponer los problemas que habían
surgido y definir cómo íbamos a seguir. En lo personal, me disgusté por
algunas actitudes de las compañeras con las que compartía la

-
responsabilidad de la decoración del escenario. Sinceramente, llegué a
plantearme si valía la pena el esfuerzo.

Pese a lo sucedido, decidí continuar un tiempo más, aunque no con el


mismo entusiasmo y motivación de los años anteriores. Comencé a sentir
que ya no compartía los mismos objetivos que el grupo; que mi
participación, a veces, no era tenida muy en cuenta y cada vez me
incomodaban más las discusiones que se generaban en la mesa de los
martes. Después de unos meses, deje de asistir regularmente a las
reuniones hasta que finalmente llegué a la conclusión que mi ciclo en Learte
había llegado a su fin.

Sin embargo, nos hemos seguido cruzando en otros espacios. En algunas


ocasiones compartiendo escenario, en otras como invitada o anfitriona de
algún evento, o simplemente como espectadora.

Haciendo un balance de mi paso por Learte, puedo remarcar como negativo


que hubiera deseado terminar mi paso por el grupo de otra manera. Si bien
la intención siempre fue trabajar colectivamente, más de una vez se sintió
la falta de compañerismo y empatía.

En cuanto a lo positivo tengo que agradecerle al colectivo por los años de


aprendizaje compartidos y por muchas de mis primeras veces: la primera
vez que participaba en un colectivo cultural, la primera vez que me animé a
presentar mis escritos en público y la primera vez que me subí a un
escenario. Además de algunas amistades que conservo hasta el día de hoy.

132
Suena el teléfono en algún bolsillo de mi camperón negro. El llamado me
encuentra al salir del trabajo a la noche. Intento contestar mientras
sostengo con una mano el teclado, con la otra la mochila, un libro de
partituras, juegos, cartuchera, cartera, gorrito, bufanda. El celular
reproduce una voz aguda con glisandos y dice: ¿Sabés tocar en el piano el
tema Honrar la vida en Do Mayor o menor? Inmediatamente pensé ¡Qué
desafío más grande! ¡Un reto total! La llamada me dejó atónita y con mucha
curiosidad. Tomé el volante y raudamente aceleré por la ruta 88,
esquivando lechuzos, tomando curvas y contra curvas por aquel camino que

-
me llevaría a algo nuevo. Era una propuesta muy tentadora y la tenía que
compartir, así que no llegué sola al encuentro. Fui a buscar al Zonda que
llegó tranquilo, sin mover una hoja, muy sereno para julio. Llegamos justo
al postre: un contrapunto de discusiones e ideas que iban y venían en aquel
bar. En el rincón, casi como un ring, sentado en el banquillo más alto, un
colega pianista con el ceño, la frente y la nariz fruncido, debatiendo con
integrantes de una gran mesa con ojeras del color de las figuras húmedas
que ornamentaban la pared del bar. Sobre la mesa cuadernos, agendas,
hojas sueltas, palabras escritas, en el aire, en la mente, fuertes, graves,
agudas, suaves, temblorosas, con seguridad, de amor, nostalgias, pasado,
futuro, presente, soledades, humor, palabras. Por momentos debate,
discusiones, risas, reproches, creatividad, correcciones, hasta que llega mi
turno: “Bueno ¿Y qué vas a tocar?” No estoy segura si fue esa primera
reunión o la segunda a la que asistí, donde resonaba y resonaba
¡Cambalache, cambalache! ¿Y cuándo hay que tocar? ¡¿El viernes!? ¡¿Pero
hoy es martes?! Conocí la frenética esencia del grupo en pocas horas y me
subí al bondi. Era una sensación tan parecida a la que tenía cuando
estudiaba en Mendoza capital y llegaba a la terminal a tomarme el ECLA a
las 15 hs. en pleno calor de diciembre… no sabías que te podía suceder. Y
así me subí al viaje, en un grupo de escritores, sin serlo (estas líneas lo
revelan) pero expresando desde alguna que otra nota musical en tonalidad
Mayor, a veces menor. Corto fue el tramo, pero… ¡Que viaje!

134
Recuerdo un grito de Omar Méndez diciéndome que me quería en el
grupo...

Eso fue casi a fin de año, en el 2012, pero no ingresé hasta principios de
2013. Fue extraño llegar a una mesa donde apenas conocía a un par de
personas (una de ellas era un antiguo profesor) y decir “hola, vengo a
incorporarme”. Creo que tampoco lo hice así, pero sí fue interesante ser la
primera mujer que ahondaba aquel nuevo mundo de crítica literaria y
mucha escritura. Disfruté las reuniones, como el clásico de los martes,
donde me esforzaba en escribir y corregir mis textos hasta poder adquirir
un estilo puntual. Aprendí un poco de todos, técnicas, estructuras, formas
de expresión... Al ser un colectivo lleno de personas completamente
distintas entre sí, me fui llevando un poco de cada uno. Aprendí con el

-
ejemplo y valoré qué iba a incorporar y qué no. Y fui creciendo, también
sentí que mi escritura crecía y de a poco iba adaptándose a un formato. No
era igual que el resto, yo escribía prosa y casi todos lírica, pero aun así
comencé a ver rasgos en común y una homogeneidad muy interesante. Nos
convertimos en aquello que con mucho orgullo denominábamos “un
colectivo”, o una mesa redonda. Si bien fuimos descubriendo que este
concepto no podía mantenerse de forma pura, realmente todos teníamos
roles específicos, y cada uno destacaba en algo. Eso me resultaba fantástico,
todos éramos necesarios, todos éramos prescindibles, todos reemplazables
e irremplazables al mismo tiempo. Porque cada uno brindaba su impronta,
su estilo. Una misma obra representada por dos personas distintas la
transformaba en una completamente nueva.

Y así fuimos creciendo, la verdad que fueron años de trabajo constante,


dejando muchas cosas de la vida de lado para poder cumplir. Pero con la
satisfacción de que estábamos haciendo lo correcto, queríamos realizar una
“revolución literaria”. Y creo que durante un tiempo, mínimamente esto se
logró. Pero el crecer conlleva muchas más responsabilidades. Crecer nos
llevaba a tener que generar fondos si necesitábamos publicar, queríamos
más calidad, folletería, edición y demás y esto desembocó en acercar la
literatura a aquellos que querían acercarse a la misma, y no llevarla nosotros
a todo el mundo como fue el objetivo de un comienzo. No era algo malo,
era algo distinto y demandaba cada vez más trabajo. Pasamos a usar las
reuniones para organizar eventos y fuimos dejando la escritura y la crítica
que nos había motivado al comienzo y sin pensarlo, esto fue cerrando un
136
poco el grupo a gente nueva. Quien ingresara ya participaba en un
espectáculo, y podía organizar con nosotros. Siempre aceptamos a todos y
todas las ideas, que participaran, motivándolos a dejar la vergüenza de lado.
Pero nuestro nombre, nuestro eslogan de grupo que compartía, corregía sus
escritos y motivaba a escribir, quedó un poco de lado. Creo que eso
obstruyó un poco el camino para el ingreso de nuevos miembros. Además,
éramos quince personas con quince ideas distintas, los roces eran
inevitables en algunos casos.

Cada vez la exigencia fue incrementándose, si actuábamos había que


aprender a actuar, incorporábamos mucha escenografía, esfuerzo en
aprender los textos, abandonamos manías y crecimos. Pero esto ocupó todo
nuestro tiempo de los martes y era inviable juntarse permanentemente dos
o tres veces por semana, porque todos habíamos modificado nuestros
horarios para tener libres los martes. No quiero que parezca que el crecer
sea la pared que fue disolviendo, sino que como todo, fue un proceso que
requería mucho de todos, y al hacerlo de corazón, sin lucrar, podía
anteponerse a nuestras actividades personales. Ese fue el motivo principal
que me llevó a abandonar el grupo. El exceso de responsabilidades, no
porque Learte llevara ese mérito, sino porque el resto de mis estudios sí
demandaba más de lo que podía darle, y ya no pude ser constante como
antes. Me costaba llegar a horario, me perdía muchas cosas, el cansancio de
salir de cursar a las once de la noche y saber que madrugaría al otro día para
estudiar me llevó a la decisión de distanciarme de a poco. Seguí mirándolos

-
durante años desde lejos, pero no encontraba forma de encajarlo de nuevo
a mi rutina.

Creo que todos aprendimos de todos y más allá de asuntos personales,


éramos compañeros y supimos disfrutarnos como tales. Reímos, lloramos,
gritamos, estudiamos, festejamos, nos enojamos, todo como un colectivo.
Como un grupo tan distinto que unió la literatura y se conservó durante
tantos años gracias a formar hermosas amistades. ¿Que si me llevo buenos
recuerdos del grupo? Bueno, puedo asegurarles que cada integrante se
llevó un pedacito de mi corazón. Y no descarto que resucite con más amor
y más pasión.

138
La sedación del cuerpo se maximiza por la avalancha de imágenes que
obligan al individuo a pasar largas horas del día sentado. Al sentarnos
frente al mecanismo de reproducción técnica de imágenes, televisor,
ordenador, sedamos al cuerpo y domesticamos el pensamiento, el cual se
vuelve incapaz de descifrar el mundo y aún menos capaz de actuar para
transformarlo.

Norval Baitello Jr.

En el momento de máximo esplendor de LEARTE pude componer el


siguiente relato. Ojalá relfeje esa llama que tenía LEARTE, ese fuego
minúsculo y modesto que nos eligió a todos y a todas. Ahora que pienso en
LEARTE como un recuerdo no creo que lo haya perdido. Entonces no es
recuerdo, -me digo-. Learte es una mezcla de ojos con catapultas que
disparan con las ballestas más infectadas, las que tiñen los órganos donde
-
se clavan. Ahh!! estuviste en LEARTE hoy es martes, por eso venís pintado,
los colores te han mordido y ni las lágrimas te los pueden lavar. Es como una
casa. Uno regresa y no la reconoce porque en sus entrañas sabe que ya se
ha ido. Son los árboles y el ruido del agua. Han venido a buscarte. Otra vez
asedian. Están acá y son impacientes. Mientras dormías te hablaban al oído.
Pero hoy sólo hay un hueco. Nadie sabe ni en qué noche ni en qué escuela
se esconden ahora.

Sólo sabemos que el pasado nos sobrevive. Un fuego minúsculo. Ardiendo


como un boque o una vela. Sólo hay éstas palabras. Son las mismas que se
veían desde un tren y ahora están desaparecidas.

I Menard y los molinos de viento

Pierre Menard se despidió de sus lectores hace como treinta y cinco años.
Sus notas, su biblioteca, sus análisis –que se quedaron en este mundo-, han
sido objeto de investigación de numerosos pensadores.

Su voz me parece una distancia. Como si un eco lejano se llevara los tonos
hasta una profundidad que le baja su volumen. Ya son tantos (y demasiados)
los recuerdos, –se han ido acumulando-, saturaron mi memoria.

La hija mayor de la condesa Bagnoregio; cuyo padrastro, Simón Kautsch; le


había propuesto un noviazgo clandestino, -me contó llorando-, que Pierre
Menard; -ese mismo día-, se la llevó a vivir con él.

140
Por boca de aquella muchachita oí por primera vez el nombre; Pierre
Menard.

Estoy más que seguro que ya sabrán a quién me estoy refiriendo. No me


caben dudas al respecto. Lo aclaro por si hace falta. Me estoy refiriendo al
hombre que nos enseñó a “propagar ideas” que son, –estrictamente-,
“contrarias a las preferidas por nosotros mismos”.

Al igual que la hija de la condesa; Pierre Menard suponía que en el mundo


había personas que no creían en la realidad.

Cuando cumplí 45 años lo traté en persona a Menard. ¡Sujeto extraño! Decía


ser un estudioso de la ciencia.

El sujeto cartesiano, -que existe porque piensa-, era explicado por Menard
con una euforia, -ciertamente-, innecesaria.

Cuándo lo traté esa primera vez estábamos en unas montañas tropicales de


Brasil, -no recuerdo muy bien porqué coincidimos en un mismo tiempo y
lugar-, pero sí recuerdo que discutimos muy fuerte por el hecho de que
tanto la realidad como la muerte, -según mi óptica, no es algo en lo que las
personas tengan que creer.

Según Pierre Menard, -quién no conoció el mundo con la pared de Berlín


demolida, pero que destripó los hechos y las teorías que los explican; esto
no es tan así.

-
Por el contrario, para Pierre Menard la creación de Dios y su teoría de ser
tres personas en una; y además, -alguien que durará para siempre, con su
barba y su cielo-; es un invento curioso de la imaginación del hombre.

Un Dios inmortal, que van inventando de a poco para que dure para
siempre, es un argumento contrario a la idea de hacer algo por última vez.

La experiencia de celebrar (lo que sea) cuándo ésta nos da su último adiós.
El ver a alguien despidiéndose. Estar en un lugar durante una pérdida. La
experiencia fugaz y breve es lo contrario de la inmortalidad.

Este fue el patrimonio que nos dejó Menard. Él nunca eligió una causa que
no fuera una causa perdida. Tal vez cuando se retiró; ya estaba muy
cansado.

Pierre Menard pensó demasiado en la velocidad de las tortugas cuándo


corren carreras contra las liebres.

Su grandeza se debió, (siempre lo creí así), a que aprendió a ser una esponja
que chupa las creaciones de los otros.

Los últimos años se consumió hasta volverse “un hombre gris, de rasgos
ambiguos”.

Las ruinas de la ciudad aún tienen mucho de él. Pierre Menard y los
laberintos de la ciudad (cuyas ruinas arrasan a muchos terremotos); es todo
lo que hay para contar.

142
Sin embargo, los signos de puntuación que tienen sus versos manuscritos;
(los puntos, las comas); siguen pareciéndonos eficaces porque suprimen la
realidad.

Él no atacaba la realidad. La ampliaba mediante sus costumbres sintácticas;


y de esa manera, también nos recordaba que las prácticas de cualquier
laboratorio tienen su historia, su cultura, su sangre; por ello recomendaba
volver sobre nuestros pasos para comprender que las maneras de caminar
hacen el camino.

II

Pierre Menard había estudiado durante años el Quijote. Y se había


obsesionado con Cervantes. Una vez conversando sobre la vida de Miguel
de Cervantes; -él lo comparaba con Shakespeare-, un escritor de obras de
teatro, cuyos últimos años fueron de abundancia, con todos sus sueños
cumplidos.

Cervantes, por el contrario, -a pesar del reconocimiento por haber escrito el


Quijote-, no recibió ni un peso por derechos de autor; y no tuvo más
ambición que la de alimentar a su familia. Cosa que sí logró.

Cervantes, -según Pierre Menard-, como buen católico supo hacer ironías
difíciles de clasificar desde otra época. La heroica intriga de Don Quijote está
escrita por un hombre heroico, -que fue protagonista en la guerra de
Lepanto, contra los turcos-.

-
La mano izquierda se quedó en la batalla. Cervantes desde ese momento
fue manco. La escritura del Quijote tenía que ser, -según Menard-, muy
cuidadosa; porque la contra-reforma y la Santa Inquisición podían
ocasionarle problemas a Cervantes. Tal vez por ello, Don Quijote tiene una
cierta locura, -como la de un payaso-, pero un payaso que conocía a Erasmo,
aquel humanista que dirigía sus argumentos a los conversos, atrancados
entre el judaísmo, (cuyo abandono obligatorio los hacía ciudadanos de
segunda categoría), y el cristianismo (cuya adopción como fe también era
obligatoria)

Cien años después de 1492, Cervantes parece tener muy presente el daño
que le propinaron a moros y judíos; tal vez por ello la locura de Don Quijote
es más bien trágica.

La locura de Don Quijote es una fe ciega e inocente en su propia


indestructibilidad. La locura que es “sobrevivir cueste lo que cueste”,
provoca los actos más heroicos. Evadirse de la realidad fue, entonces, -
según Menard-, el fundamento de la locura en Don Quijote.

Lo más alegre del libro es Sancho Panza. Pierre Menard le sacó la ficha al
asunto de purgar a Don Quijote de todas las interpretaciones románticas
que idealizaron a Cervantes.

Según Menard, Don Quijote es un héroe, -no un loco-. El libro no es una


sátira. Al contrario, es la actitud del aventurero que busca sentido a su vida.
Alguien que lucha contra gigantes (que en realidad son molinos) solo puede
ser el sueño imposible de un entusiasta.
144
Según Menard, el idiota de Dostowysky es una imitación de Don Quijote.

El contenido del libro puede resumirse en una frase: descubrir que uno es
un héroe y no reprimirlo; de eso se trata el Quijote.

Don Quijote y su escudero, -a pesar de sus enojos-, están jugando. Y lo


saben.

En la segunda parte, en el capítulo 28, a Sancho Panza le duele el cuerpo y


Don Quijote lo trata de consolar diciéndole que “le duele porque lo molieron
a palos”. Don Quijote no está loco, ni es un tonto; está jugando a ser un
caballero andante.

Don Quijote, -como el judío o el moro-, es un exiliado. Abandona su pueblo


natal para ser libre de soñar. Alonso Quijano aparece según Cervantes como
un solterón que vive con un ama de llaves, una sobrina. Tiene dos amigos,
el cura del pueblo y el peluquero, Nicolás. Vive cerca de una robusta
campesina, Aldonza Lorenzo, que inspira a Don Quijote a sus andanzas
porque él ve en ella, a Dulcinea del Toboso, su princesa, que siempre lo
estará esperando. Y él, -sin dudarlo-, dará su vida por ella.

La monotonía de vivir leyendo novelas de caballeros hace que Alonso


Quijano convenza a Sancho, un pobre campesino, para que sea su escudero.
En la segunda de sus salidas lo acompaña; y ésa será la tan recordada batalla
en la que enfrenta a los tan trillados molinos de viento.

Don Quijote, le promete que luego de la conquista, él será gobernador de


una ínsula.
-
Según Menard, Cervantes, -sobreviviente de una batalla como Lepanto-,
luego de cinco años en prisión; sólo escribe para celebrar la libertad. Y esa
libertad, -para él-, es protagonizar las numerosas batallas que narra en su
libro.

Una pequeña anécdota del libro sirve para ilustrar este argumento.

Los esclavos de galeras se le aparecen en el camino a Don Quijote y a su


escudero, Sancho Panza.

Uno de ellos es Ginés de Pasamonte, que aparece en el capítulo 22 y en la


segunda parte en el capítulo 25 y en el 27. Según narra Cervantes, los
esclavos van “ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro por
los cuellos y todos con esposas en las manos”. El último “traía incluso hasta
un candado en la boca”. Es conocido por su peligrosidad. Su sentencia es a
diez años como esclavo de galeras; lo cual es igual a morir.

Gines, al cruzarse con Don Quijote se salva de su sentencia, (aunque ya lleva


4 años de su condena).

Cervantes, -que estuvo preso en prisiones turcas; cinco años; y luego en


España por supuestos fraudes de la recaudación de impuestos-; hace alusión
a esa parte de su vida a través de Gines, quién junto a los otros presos de
galera, recupera su libertad.

Y la recupera cuando se encuentra con Don Quijote y Sancho; pero luego


todos se enojan y les tiran piedras hasta dejarlos desnudos y tirados a la
buena de Dios.
146
Don Quijote le jura a Sancho que aprendió la lección. Ginés, -un estafador
que se muestra como un titiritero con un mono adivino-, es uno de los
primeros criminales de la literatura. Ginés, un pícaro estafador parece ser, -
dice Menard-, un contraste de Don Quijote; -un caballero andante, soñador
y justiciero-.

En la segunda parte. Ginés aparece con un parche en el ojo, con un mono


adivino; él mismo se presenta como Maese Pedro. El retablo era para poner
en acto una obra de títeres: la liberación de Melisendra, -por parte de su
marido-, el famoso caballero Don Gaifeos. Ella, -anota Menard en uno de
sus cuadernos-, es la hija de Carlo Magno, quién fue presa por los moros, y
éste caballero, -un vasallo del mismísimo Carlo Magno-.

En la posada que se encuentran con Don Quijote y Sancho Panza, el titiritero


despliega en su retablo esta obra que Don Quijote toma por verdadera; y
salta en defensa de Don Gaidifeos; desenvainando su espada y destroza a
todos los títeres de maese Pedro.

Pareciera ser, -dice Pierre Menard-, una crítica que hace Cervantes a los
gustos del público de esa época, (recordará el lector que Lope de Vega,
prolífico dramaturgo, ganó mucho dinero y fue como el contraste de
Cervantes, cuyo fracaso comercial fue estrepitoso durante toda su vida).

Ginés, -un modelo de lo picaresco-, no puede ni siquiera ponerse a la altura


de Don Quijote, quién protagoniza el triunfo de la novela.

-
En la segunda parte, tenemos a Sancho en solitario durante diez días como
gobernador hasta que renuncia y vuelve con Don Quijote a las andanzas.
Probablemente –anota Menard en ese mismo cuaderno-, Cervantes está en
otro momento de su vida; sabe que su propia muerte se acerca y por ello
Don Quijote está afligido. Pero al final del juego, todos recordamos su
sabiduría.

Pierre Menard, sabe que para encontrar a alguien con quién jugar sólo tiene
que copiar algunos párrafos de Don Quijote. El juego pasa ahora por
cambiar el retablo de lugar y ubicarlo cuatro siglos después. Sólo así se
explica la anacrónica actitud de Menard.

III

Pierre Menard nos hizo notar que es Dios quién nos muestra el mundo, -no
un genio maligno-. Y ya sabemos, “lo divino es siempre verdadero”.

La sospecha de que las cosas son distintas a como se nos muestran en la


realidad; es el fundamento que nos da Pierre Menard para que entendamos
que es una excepción; el hecho de creer que los sueños de un loco se
pueden manifestar al interior del mundo como una verdad. Es decir,
reubicar a Don Quijote en otra superficie, es llevar los signos de su historia
desde un contexto a otro; en otras palabras; es como trasmitir que un
movimiento traslada la significación y por consecuencia, construye su
propia diferencia.

Una vez me dijo Menard:

148
El mejor momento de mi vida ya pasó. Tal vez los años en que fui feliz estén
en mi pasado. Pero ahora, no quiero que vuelvan; no aguantaría otra vez
ese fuego entre mis días.

Tal vez le pasó como a Alonso Quijano. Antes de morir, tuvo que matar a su
Don Quijote. ¿¿Es tarde para comprender a Pierre Menard??; él también ya
casi ciego; tuvo que matar a Borges.

-
150
La organización institucional.

En primer lugar, es necesario definir a Learte como una organización, es


decir, un conjunto de personas abocadas a tareas específicas con sus
propias metodologías de trabajo y regidos por ciertas coordenadas de
tiempo y espacio.

Las tareas eran escribir, compartir y corregir los textos, además de hacerlos
públicos a través de la conjunción con otras artes.

Los tiempos estaban dados por las reuniones semanales los días martes, casi
siempre a la misma hora y cada vez más tarde en el horario de su comienzo
y terminación.

Los espacios estaban dados por los bares de Tunuyán, generalmente en las
mesas ubicadas en las veredas. En algunas oportunidades las reuniones se
hacían en la plaza, pero siempre privilegiando los espacios públicos con
visibilidad.

En este aspecto, es importante caracterizar a qué tipo de organización


responde Learte.

Siguiendo a Fernando Ulloa, podemos decir que es una organización


vinculada a las instituciones del tiempo libre, cuya principal característica es
que “posibilitan en el hombre la situación de placer y de reflexión
intelectual” (Ulloa, 1969).
-
Los núcleos pre institucionales

La conformación de las organizaciones tiene sus propios precedentes, es


decir otras organizaciones desde donde provienen sus miembros y cuyas
formas quedan impregnadas en sus miembros y dejarán su marca en la
nueva organización. Les llamaremos a esas organizaciones previas, núcleos
pre institucionales, siguiendo también a Fernando Ulloa.

Enumeraré y comentaré a continuación algunos de esos núcleos previos a


la constitución del grupo Learte:

Ucohué: fue una organización integrada por escritores y artistas visuales


que se abocaron a la realización de concursos literarios y a la publicación de
libros en los que incorporaban poemas, cuentos y obras pictóricas. Luego,
esa organización consiguió su personería jurídica e incorporó otras
disciplinas artísticas a sus acciones. Esa burocratización de Ucohué generó
una dispersión entre sus miembros, quedando algunos de ellos fuera de la
organización, pero con intenciones de continuar en la actividad artística
colectiva.

Institutos de Educación Superior: Varios de los miembros de Learte nos


conocimos como docentes de los IES del Valle de Uco, y otros, comenzaron
a acercarse por grupos o individualmente, provenientes de los mismos
institutos siendo estudiantes. Estas organizaciones educativas nos fueron
encontrando antes de formar parte de Learte y luego también cumplieron
una función primordial al recibir algunas de nuestras propuestas.

152
Don Edipo Patrón: Así se denominó el libro de Santiago Omar Alonso, quien
nos invitó a algunos amigos y escritores de la zona a presentarlo de manera
teatralizada. Así, confluimos, e hicimos dos presentaciones. Esto generó
expectativas y ganas de volver con algo más. Sin embargo, lo realizado
quedó sólo como una experiencia

Partido Socialista: fue otra organización en la que participamos algunos de


los miembros learteanos antes de ser Learte. En ese espacio político
pretendíamos también, realizar actividades culturales, artísticas y
educativas. Iniciamos un espacio de reflexión y estudio entre los miembros
del partido, que nos mantuvo en acción durante unos años.

Seguramente otros grupos y organizaciones en las que hemos estado y nos


hemos cruzado, nos fueron preparando para esta nueva experiencia que
viviríamos. Muchos de los que conformábamos las primeras filas de Learte,
ya veníamos trabajando de manera colectiva en otras organizaciones,
aunque con finales poco felices en algunas de ellas.

El origen y las fuerzas de integración

Para poner por caso el momento fundacional de la organización


institucional Learte, hay que mencionar las dos iniciativas específicas que lo
provocaron:

-
Por un lado, Omar Méndez y Santiago Alonso se juntaron a corregir algunos
textos y decidieron un próximo encuentro en un bar de Tunuyán para
intentar darle continuidad a esas prácticas de lectura de textos propios.

Por otro lado, el autor de estas líneas junto con Marcos Perez, nos habíamos
reunido en la oficina que Marcos tenía como delegado de la Universidad
Nacional de Cuyo en el Valle de Uco. Allí pensábamos algunas estrategias
para realizar acciones culturales en la región y decidimos juntarnos en una
próxima oportunidad en un bar de Tunuyán para darle continuidad a esas
ideas.

La casualidad o la multiplicidad de causalidades, o tal vez el devenir de los


núcleos pre-institucionales nos llevó a encontrarnos los cuatro en el mismo
horario y en el mismo bar. Por lo tanto, decidimos tener esa reunión en una
misma mesa y compartir nuestras intenciones.

En ese momento, decidimos hacer de las dos intenciones un solo proyecto


y sentamos, de ese modo, algunas bases para nuestras futuras acciones:
reuniones semanales, utilización de espacios públicos, corrección y
comentarios críticos de los textos literarios nuestros y realizar invitaciones
a otros conocidos con posibles intenciones similares.

Sin lugar a dudas, fuimos acudiendo a aquellos núcleos pre-institucionales


para invitar a nuestros conocidos. Logramos ser más de 30 en las mesas más
nutridas, aunque el número más constante fue de 10 miembros (pocos más,
pocos menos) durante la mayor cantidad de tiempo.

154
Tal como dice Ulloa (1967) “estos núcleos, surgidos en una comunidad y que
constituyen proyectos afines o semejantes, unen dichos proyectos en uno
común y tienden a mediatizar su integración, a través de la coexistencia
témporo-espacial y la aceptación de un régimen de normas que crea un
denominador, base de su institucionalización”

Las acciones

Ya el hecho de reunirnos todos los martes durante poco más de 7 años en


bares y espacios públicos de Tunuyán fue una de las acciones más
destacadas de Learte. Y esas reuniones implicaban la lectura de textos
escritos por nosotros mismos, las críticas que hacíamos de ellos y las
planificaciones de producciones que iríamos diseñando.

Poco a poco, fuimos dándole forma a la presentación de lo que escribíamos.


Según el amigo Daniel Piña, no supimos aprovechar cada una de nuestras
presentaciones, porque eran efímeras: hacíamos una producción, con una
presentación pública e inmediatamente estábamos proyectando la
siguiente. Sin detenernos en la idea, siguiera, de hacer circular por más
lugares nuestra propuesta literaria. Probablemente, lo que más
aprovechamos fue la presentación del libro Siete Martes Siete.

A continuación enumeraré de manera cronológica la mayor cantidad de


acciones e intervenciones que pueda recordar, acudiendo al texto de

-
Maximiliano Neila denominado “Learte, alguna historia en presente
continuo”:

Publicamos tarjetas impresas con poemas e imágenes dispuestas en las


mesas y mostradores de los bares.

Publicamos afiches pon poemas e imágenes dispuestos en las salas de


espera de consultorios médicos, en las vidrieras de comercios y en las
paradas de los colectivos.

Publicamos esas tarjetas y afiches en redes sociales.

Realizamos una muestra de poemas e imágenes en la Fiesta del Turismo y


las Colectividades organizada por el CENS 3-430 en el Polideportivo de
Tunuyán.

Participamos en la Feria del libro de Mendoza como parte de la delegación


de artistas de Tunuyán.

Hicimos un recital poético musical en el Centro de Congresos y Exposiciones


“Carlos Alonso”.

Filmamos el video-poema “Goterío”, que fue difundido por los canales de


televisión locales y ahora está en youtube.

https://www.youtube.com/watch?time_continue=17&v=z1x3AxbaaGE&feature=e
mb_logo
156
Llevamos a cabo el espectáculo “Biográficos” con biografías no autorizadas
nuestras. Fue realizado en el bar La casa de autor, en la Biblioteca Popular
Vista Flores y en el bar del escritor Omar Luna.

Generamos un café literario denominado “Asalto poético” en el IES Toribio


de Luzuriaga de Tunuyán.

Hicimos el espectáculo “Horóspo-cochino” realizado en los bares: La casa


de autor y Los ilustres.

Publicamos poemas en la revista Poslodocosmo, dirigida por Alejandro


Frías.

Intervenimos con poemas en el Foro sobre Fracking en el Centro de


Congresos “Carlos Alonso”.

Fuimos invitados por el grupo literario Nuevo Amanecer de Pueblo Luna en


General Alvear y recitamos nuestros poemas junto a ellos.

Realizamos una intervención en la feria del libro de Mendoza recitando


poemas por los pasillos y fuera del acartonamiento de las presentaciones
oficiales.

Organizamos y coordinamos los talleres literarios “Leéarte” junto a la


Biblioteca Popular Segundo Manuel Esteves, desarrollados en la plaza de
Tunuyán.

Participamos de la muestra artística “Me traje Latinoamérica” en el bar de


Omar Luna, en Pareditas.

-
Organizamos un encuentro literario en la Casa de la Cultura de Tunuyán y
allí estuvieron presentes los escritores alvearenses de Pueblo Luna, además
de escritores de Tunuyán, Tupungato, San Carlos, Junín y Rivadavia.

Estuvimos presentes en el encuentro de literatura y vino en Maipú.

Participamos con un recital poético-musical de la inauguración de la


Asociación Mendocina de Escritores en la Biblioteca Pública General San
Martín.

Realizamos una performance de poesías en la muestra de esculturas del Dr.


Gustavo Lescano, en el Centro de Congresos “Carlos Alonso”.

Hicimos un recital poético-musical en un recorrido de colectivos desde


Tunuyán a Pareditas (ida y vuelta), denominado “Colectivando Historias”.

Filmamos, en ese mismo recorrido, el video documental de ese recital.

Leímos poemas en la plaza de Tunuyán pidiendo por la libertad de Claudia


Vera, mujer víctima de violencia de género en el departamento.

Publicamos el libro “Siete martes siete”, una especie de antología de


poemas y relatos hilados por una historia policial.

Participamos de la Maratón de Lectura de la escuela José Hernández.

9
https://www.youtube.com/watch?v=b9QfLLmi5ZI&t=1154s
10
Los textos de la historia policial son los que conforman el capítulo 1 de este
libro.
158
Presentamos el libro en la Biblioteca Popular Segundo Manuel Esteves, en
el espacio cultural Julio Le Parc, en el IES 9-015 de La Consulta, en el IES 9-
010 de Eugenio Bustos y en la Biblioteca Popular Mirador de las estrellas de
Tupungato.

Participamos nuevamente del encuentro “Cepa y Tinta” organizado en


Maipú.

Coordinamos la Carpa de la Cultura durante dos años en el Festival Nacional


de la Tonada.

Filmación del videopoema “Candidata” interpretado por Ana Julia Llull con
texto de Mariano Ramirez.

Presentamos el libro y proyectamos el documental del Colectivando


Historias en el Centro Cultural Taypi en La Consulta.

Presentamos el libro antes un grupo de estudiantes del Profesorado de


Educación Primaria en el IES Toribio de Luzuriaga.

Presentamos el libro en la Biblioteca Municipal Manuel Belgrano en el


marco de la semana de las letras organizada por la Municipalidad de Godoy
Cruz.

Organizamos, en la plaza de Tunuyán, el Festival de la Cultura “Mermelada


subterránea” a un año del fallecimiento de nuestro amigo escritor Omar
Luna. Paralelo a este festival organizamos un concurso literario musical en
el que premiamos un conjunto de poemas, cuentos y canciones inéditas.

-
Hicimos el recital poético-musical “Tres Heridas” que fue presentado en la
casa de Santiago Alonso.

Salimos a repartir volantes con poemas por las calles de Tunuyán para el
día de la poesía, durante algunos años.

Ofrecimos una charla a los estudiantes de la escuela Firpo de San Carlos


sobre nuestro grupo, sobre aspectos de la literatura y sobre nuestro libro.

Filmamos un video-poema con un texto de Santiago Alonso, pero la acción


quedó en el rodaje nomás.

Imprimimos y divulgamos los poemas, cuentos y canciones premiadas en


el festival “Mermelada Subterránea”.

Participamos en el encuentro de Bibliotecas Populares organizado por la


B.P. Mirador de las estrellas, realizado en la plaza de Tupungato.

Participación en el café literario “Literatura e Intervención” realizado en el


Espacio Cultural Collage de Comodoro Rivadavia. Era nuestra primera
presentación fuera de Mendoza, al menos por uno de los miembros de
Learte.

Presentamos el libro y coordinamos un taller de historieta en la colonia de


verano que organizó el IES Toribio de Luzuriaga en el CIC de La Pintada.

Participamos de la conmemoración del día de la Memoria, la Verdad y la


Justicia junto a la Orquesta Sísmica Mercali, en el Centro de Congresos
“Carlos Alonso”.

160
Participamos de la Feria del libro que realizó la Municipalidad de Tunuyán
en la plaza departamental con el espectáculo “A la plaza con Mostaza”.

Fuimos parte de los festejos del día del Trabajador, invitados por la
biblioteca de Tupungato.

Acompañamos la presentación de los libros de Lucio Albirosa y Viviana


Baldo organizado por el Rotary Club de Tunuyán.

Participamos en el encuentro nacional de escritores en el departamento


de Maipú.

Presentamos el documental “Colectivando Historias” en la Biblioteca


Popular Santo Domingo de Bogotá, donde tuvimos la oportunidad de
vincularnos con escritores colombianos.

Organizamos durante dos años consecutivos el ciclo de música y poesía


denominado “Vine a Juglar”, con siete ediciones el primer año y cuatro el
segundo.

Realizamos durante dos años talleres literarios en Colonia de las Rosas, en


Vista Flores y en Tunuyán, organizados por la Municipalidad de este
departamento.

Participamos del Primer Festival por la Educación Superior que organizó el


Sindicato Único de Trabajadores de la Educación.

-
Autogestión de las acciones

Todas estas acciones fueron realizadas de manera autogestiva, es decir que


no sólo escribíamos y generábamos productos culturales, sino que también
nos organizábamos para financiarlas.

A veces se confunde la autogestión con la financiación por parte de los


propios autores/creadores. Y es necesario reconocer que las primeras
publicaciones fueron financiadas por nuestros recursos individuales. Sin
embargo, con el andar, conseguimos auspiciantes para algunos eventos y
presentaciones. Sin embargo, los mayores ingresos en cuanto a recursos
materiales los obtuvimos por medio de la realización de proyectos junto a
bibliotecas populares, y con fondos de proyectos de extensión universitaria
realizados por algunos amigos que participaban en ellos. También es
importante destacar como ingreso, el cobro de entradas a nuestros
espectáculos y recitales en los bares de Tunuyán.

De esta manera, y por consecuencia, no era necesario hacer depender


nuestros discursos, ni nuestras acciones ante fuentes de poder económico
o político.

Este modo autogestivo de funcionar nos llevó a tener algunas discusiones


con funcionarios de distintos rangos políticos, aunque también nos trajo
ventajas de las que supimos aprovechar.

162
El método learte

El método surge de las sucesivas reuniones y se va afianzando con su


continuidad. En este artículo mencionaré algunas de sus características
intrínsecas. Sin embargo, ampliaré sobre este tema en el artículo siguiente
acerca de los aportes a la educación.

Diremos que el método learte es el siguiente:

Las reuniones son semanales.

El lugar de reunión es un bar o restaurante (preferentemente en la vereda)

El primer momento se lo dedica a la rememoración de lo realizado en la


semana.

El segundo momento se lo dedica a la lectura de los textos escritos


individualmente, con su posterior crítica por parte de los demás miembros.

Todos los integrantes pueden leer sus textos. Todos los integrantes pueden
criticar los textos de los demás.

La crítica va dirigida siempre a la obra, y nunca al autor.

El autor tiene la potestad de decidir incorporar o no las sugerencias vertidas


en las críticas de sus compañeros.

El tercer momento está destinado a planificar futuras intervenciones y


producciones artísticas.

Todos los integrantes pueden opinar y proponer acciones.


-
La coordinación de las acciones planificadas está a cargo del miembro más
competente en el tema o de quien quiera hacerse cargo de la acción.

Las producciones literarias se presentan acompañadas por otras


producciones artísticas: musicales, pictóricas, escultóricas, fotográficas,
cinematográficas, de diseño, teatrales, etc.

El cuarto momento se destina a distender las discusiones, preferentemente


en otro espacio/bar, distinto del anterior.

Las fuerzas de dispersión

Si bien los núcleos pre institucionales junto con las producciones elaboradas
constituyen factores de integración en la organización, también pueden
convertirse en factores de dispersión.

Fernando Ulloa (1969) nos advierte que “los núcleos pre institucionales
unidos en un proyecto único, serán también, posteriormente, el origen de
la tendencia opuesta, o sea una tendencia a la dispersión. Darán origen al
surgimiento de corrientes especializadas que favorecen el crecimiento y la
complejidad de la organización y también ponen en peligro de destrucción
a la institución, al provocar rupturas cismáticas y otras amputaciones”.

Y con respecto a las producciones, el autor también menciona que la alta


especificación y calidad en la tarea puede ser causante de dispersiones en
la organización. Si bien pareciera que con producciones altamente eficaces

164
la tendencia es hacia la integración, si esa alta eficacia no se corresponde
con una expansión de la organización, esta no encuentra una forma eficaz
de expresarse y se convierte así, en un “organismo denso con alto peso
específico” (Ulloa, 1969).

Estas dos conceptualizaciones nos permiten comentar posibles conjeturas


sobre la dispersión de la organización institucional Learte.

Luego de la publicación del libro Siete Martes Siete, y de sus sucesivas


presentaciones, el grupo perdió por un tiempo el eje de sus acciones. Esa
producción fue de un alto grado de especificidad y luego de concretarla, los
miembros de Learte tuvieron una tendencia a la dispersión, sin embargo, la
pulsión tanática no predominó por encima de la erótica, y llegaron nuevas
ideas de acciones para continuar. Además, en ese momento, la afectividad
lograda entre sus miembros pudo sostener la grupalidad.

Sin embargo, no ocurrió lo mismo luego de la realización de los ciclos “Vine


a juglar”, también de un alto valor de calidad artística, pero encontró al
grupo desgastado y con algunos roces personales.

Aquí, podemos advertir que es posible la influencia de los miembros


fundadores originarios de distintos núcleos pre-institucionales y esa
fundación realizada por dos pares de escritores que, con similares
intenciones puede llegar a verse socavada. Sin embargo, es indudable la
influencia que el momento fundacional impregna como un sello en el resto
de la vida de las organizaciones.

-
Seguramente otros factores también pueden haber producido el cisma en
la organización: mutación de los intereses de sus miembros, desgaste de las
acciones colectivas, metas muy altas como la publicación de una colección
de libros, que nunca llegó, entre otras.

Lo cierto es que las organizaciones tienen una dinámica vital y la posibilidad


de su muerte también está presente desde el comienzo.

Aunque esa muerte puede significar que Learte se constituya en un núcleo


pre institucional para la futura conformación de otras organizaciones.

Además, el triunfo de la dispersión, en este caso particular, hace que cada


uno de los que integró Learte, se vaya con las huellas que la organización
imprimió en su subjetividad, y las lleve a donde vaya. De este modo, el
triunfo de la dispersión es la posibilidad de que tanto las acciones como el
método Learte sean difundido por otros lugares, y ganar así la batalla contra
la muerte.

Referencias bibliográficas

Neila, M. s/f. Learte; alguna historia en presente contínuo. s/e. Mendoza

Ulloa, F. 1969. Psicología de las instituciones; una aproximación


psicoanalítica. Revista AAPA. Tomo XXVI. Buenos Aires.

166
Introducción

El presente texto es la descripción de la clase presentada en el espacio


“Taller de Transferencia Disciplinar” del Profesorado en Comunicación
Social (FCPYS-UNCUYO) a cargo de la Dra. Nora Llaver.

El desarrollo de esa clase fue motivado por la docente al proponerle a todo


el grupo de estudiantes la posibilidad de exponer un tema determinado en
algún momento del cursado. Al leer parte de la bibliografía sugerida en el
programa, le propuse a la docente la exposición de la experiencia de un
colectivo cultural al que pertenezco y ponerla en relación con uno de los
textos leídos: “Enseñar: crear Zonas de Desarrollo Próximo e intervenir en
ellas” de Javier Onrubia.

La experiencia que expuse en esa clase tiene que ver con el desarrollo de
producciones artísticas por parte del Colectivo Cultural Learte al cual
pertenezco desde el momento de la fundación. Mi pertenencia a ese
colectivo de artistas del Valle de Uco me hace reconocer que mientras
vamos generando acciones culturales, también vamos aprendiendo
mutuamente de los saberes de los otros. Es decir que aprendemos de y con
la ayuda de los otros.

-
Por su parte, el texto elegido para trabajar en esta clase presenta los
conceptos de ajuste de la ayuda y Zonas de Desarrollo Próximo. Onrubia
señala que “La enseñanza debe entenderse, necesariamente, desde la
concepción constructivista en que nos movemos, como una ayuda al
proceso de aprendizaje” (Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.5). Además, el autor
propone ocho procesos y criterios para generar esa ayuda y, por tanto,
Zonas de Desarrollo Próximo, consideradas por Vygotsky como esa
“distancia entre el nivel de resolución de una tarea que una persona puede
alcanzar actuando independientemente y el nivel que puede alcanzar con la
ayuda de un compañero más competente o experto en esa tarea” (Onrubia;
en Coll y ot. 1999, p.6). Esos procesos, junto a tres tipos de interacción entre
estudiantes que plantea el autor, contribuyen a comprender la experiencia
elegida para el desarrollo de la clase.

El objetivo de esa clase fue doble: por un lado intentar explicar la


experiencia de aprendizaje en la producción artística de un colectivo
cultural, a partir de los postulados de Onrubia, y por otro poder ejemplificar,
a través de una experiencia concreta el texto mencionado. En este texto,
describiré paso a paso lo expuesto en la clase ante mis compañeros de
profesorado y ante la docente a cargo.

La organización de la clase, y por tanto de este texto, presenta en primer


lugar al Colectivo Cultural Learte, su identidad, su organización interna y sus
actividades de intervención artística. Luego se realiza un recorrido por los
ocho procesos de ayuda y los tres tipos de interacción propuestos por

168
Onrubia ejemplificados con las instancias de producción del colectivo
cultural. Posteriormente se expone un relato de una experiencia particular
de producción de contenido por parte de Learte y se lo analiza desde los
conceptos y postulados del autor.

Para finalizar este texto, ensayo una conclusión con valoraciones de la clase
desarrollada y de pertinencia de la utilización de conceptos que han sido
concebidos para el trabajo en el aula, explicados desde una experiencia
formativa por fuera de las organizaciones educativas formales. Luego, en un
anexo presento las distintas placas que fueron mostradas a los compañeros
estudiantes del profesorado en el transcurso de la clase; así como también
un link donde se puede observar la experiencia particular narrada y
analizada.

Desarrollo

En un primer momento de la clase, resulta necesario exponer cuáles serán


los temas y/o contenidos involucrados en el análisis de la experiencia del
colectivo cultural con los conceptos teóricos. Para este caso, proponemos
diversos contenidos relacionados con las profesiones de los cursantes del
ciclo de profesorado (comunicadores, sociólogos, trabajadores sociales y
politólogos), entre ellos, la escritura y la oralidad; la lengua, la literatura y la
gramática; las culturas y costumbres, los contextos sociales, el trabajo y la
producción, las relaciones sociales y la elaboración de proyectos. Todos
estos temas son conocimientos desarrollados frecuentemente por el
-
Colectivo Cultural Learte en la experiencia que narraremos, incluso sin ser
conscientes de ello.

2.1- Identidad, organización e intervenciones del Colectivo Cultural Learte

Se trata de un grupo de artistas provenientes de distintas disciplinas,


aunque en su mayoría son escritores que además se dedican a la música, a
las artes visuales y al teatro. Se consideran un colectivo cultural ya que en
su diversidad disciplinar realizan acciones de intervención cultural en
distintos puntos del Valle de Uco y de la provincia de Mendoza. Esas
intervenciones son llevadas a cabo principalmente en espacios públicos, y
también en organizaciones sociales y escuelas de la región. Se trata de
puestas en escena guionadas con contenido literario escrito a ese fin por los
mismos integrantes del colectivo.

Desde sus comienzos, en agosto de 2012, se reúnen semanalmente los días


martes en bares céntricos del departamento de Tunuyán. Con el correr del
tiempo, la cantidad de integrantes fue aumentando hasta llegar a un
número de treinta. Sin embargo, también con el tiempo el número estable
ronda los 10 miembros. La coordinación general del grupo es rotativa, de
acuerdo a los momentos históricos del colectivo, ejerciendo esa función,
principalmente alguno de los cuatro miembros fundadores. Sin embargo,
para la realización de actividades específicas, la coordinación es ejercida por
el miembro que mayor competencia tiene en esa especificidad.

170
Este grupo de artistas tiene un procedimiento previamente establecido para
realizar sus acciones de escritura y de intervención. En primera instancia,
cada uno de los miembros de Learte escribe de manera individual y
semanalmente textos literarios, fundamentalmente poesía. Estos textos se
generan a partir de motivaciones personales, en algunas ocasiones, y de
tareas sugeridas por el grupo, en otras. Luego, los textos individuales son
compartidos en la mesa de los martes donde se reúne todo el colectivo a
escuchar y a corregir de manera grupal lo que cada uno lleva. Aquí se
produce la primera intervención mutua (el texto interviene en lo grupal y el
grupo interviene en el texto). A partir de ese momento, cada quien realiza
los cambios que considere necesarios a partir de las correcciones y
sugerencias que el grupo aporta, por lo tanto, de esa instancia surge un
nuevo texto de producción grupal. La próxima instancia es compartir esos
textos con otros grupos literarios o colectivos culturales para probarlos y
ponerlos a punto, ya que también se advierten momentos más fuertes o
débiles en el texto al momento de decirlos oralmente o de presentarlos por
escrito ante otros grupos. Por lo tanto de esta intervención, también surge
un nuevo texto puesto a punto en una instancia colectiva o de red de pares.
Y posteriormente, esos textos son organizados y presentados en vínculo
directo con las otras disciplinas artísticas que coexisten en el colectivo. Las
producciones e intervenciones que surgen en esta instancia son: obras de
teatro, libros, recitales de poesía, concursos, festivales, etc. Esta acción no
es la última del proceso de producción, ya que es una motivación para

-
comenzar el ciclo de producciones individuales, grupales, en red y una
nueva puesta a punto y presentación del trabajo colectivo.

2.2- Postulados de Javier Onrubia en relación con las prácticas de Learte.

Si bien estas prácticas llevadas a cabo por el Colectivo Cultural Learte tienen,
principalemente, un fin artístico y cultural, no deja de ser (incluso
considerada así por ellos mismos) una práctica educativa, un proceso de
aprendizaje construido colectivamente.

Po ello, consideramos que los conceptos de ajuste de ayuda y Zona de


Desarrollo Próximo pueden contribuir a explicar este aprendizaje en la
experiencia narrada, y también la experiencia puede contribuir a
ejemplificar las características de estos conceptos.

El texto de Javier Onrubia trata específicamente acerca de la educación en


el interior de establecimientos educativos, sin embargo, consideramos que
es posible entenderlo en el seno de otras prácticas sociales como en este
caso, de prácticas artísticas donde está involucrada la construcción de
conocimiento.

El primer proceso para generar zonas de desarrollo próximo es insertar la


actividad de los alumnos en el ámbito de marcos u objetivos más amplios
(Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.8). En este caso, las producciones individuales
y grupales de los miembros de Learte se realizan para generar un producto
final, el libro, la obra teatral, las intervenciones en espacios públicos, los
172
festivales literarios entre otros. De este modo, cada producción adquiere un
significado diferente para cada uno, y las correcciones son aceptadas con
beneplácito ya que el sentido de las mismas es mejorar el producto para la
instancia final. Al aceptar las correcciones de los participantes más
competentes, se genera un aprendizaje significativo.

El segundo proceso es posibilitar la participación de todos los alumnos en


las distintas actividades y tareas (Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.9). En este
caso, todos los miembros de Learte aportan sus textos y además participan
de las correcciones a los trabajos de los colegas. Si alguno no trae su
producción individual se lo estimula para que en la próxima lo traiga, se le
sugieren temas y técnicas para motivar su producción.

El tercer proceso es establecer un clima relacional, afectivo y emocional


basado en la confianza, seguridad y aceptación mutuas (Onrubia; en Coll y
ot. 1999, p.10). Aquí aparece el rol de algunos de los miembros del colectivo
que se encargan específicamente de generar ese clima de buenas relaciones
y confianza mutua. Cuando hay algún problema particular con alguno de los
miembros, los encargados de esta tarea generan acciones de contención,
de escucha, y de sugerencias para que el clima continúe siendo propicio
para la producción de trabajos artísticos.

El cuarto proceso es introducir modificaciones y ajustes específicos en


función de la información obtenida (Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.10). Esta
es una de las instancias que da fundamento al colectivo Learte, la corrección
de los trabajos individuales, las vueltas a hacerlos, las modificaciones a las

-
producciones finales de acuerdo a lo que vaya sucediendo en el camino,
siempre y cuando teniendo como referencia los marcos y objetivos
propuestos inicialmente.

El quinto proceso es promover la utilización y profundización autónoma de


los conocimientos aprendidos (Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.12). Como se
mencionó en el ciclo de producción de textos literarios, quienes tienen más
competencia fueron ofreciendo más ayuda y sugerencias en las primeras
instancias, y luego, se fue autonomizando la producción, de tal modo que
en un determinado momento de la historia grupal, quien era el referente
literario del colectivo (con mayor competencia) deja de participar y los
demás miembros continúan con la actividad habiendo incorporado los
conocimientos y procedimientos aprendidos y repetidos en cada ciclo de
producción.

El sexto proceso es establecer relaciones constantes y explícitas entre los


nuevos contenidos y los conocimientos previos (Onrubia; en Coll y ot. 1999,
p.13). Algunos integrantes del colectivo se encargan de llevar un historial de
lo que van haciendo y produciendo. Cada año, abren la serie de actividades
recordando lo que han hecho, de este modo, la revisión de lo que se sabía
al comienzo y lo que se sabe al momento de comenzar cada año, pone en
relación los dos tipos de conocimientos. Además, en dos oportunidades han
tenido sesiones de acompañamiento institucional a fin de afianzar el
conocimiento del colectivo, de sus saberes y de sus acciones.

174
El séptimo proceso es utilizar el lenguaje de la manera más clara posible,
tratando de evitar los malos entendidos (Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.13).
Tanto en lo literario como en el diálogo entre los miembros del colectivo
está normado implícitamente una escritura que imite la coloquialidad, de
este modo, las producciones y la organización de las actividades tienden a
ser lo más claras posible. Sin embargo, como en todo proceso de
comunicación, esa claridad nunca es total ni absoluta.

El octavo proceso es emplear el lenguaje para recontextualizar y


reconceptualizar la experiencia (Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.13). Luego de
cada ciclo de producción artística y particularmente luego de las
producciones finales presentadas, se dialoga y se evalúa lo realizado
intentando interpretar lo sucedido en relación a las sensaciones
individuales, a lo sucedido grupalmente, a las reacciones del público, al
espacio y al tiempo de la realización y al contexto social, político y
económico en el que se generan estas actividades. De este modo, las
producciones y los aprendizajes adquieren un sentido más amplio puesto
en relación con las otras producciones artísticas y sociales en general.

Por otra parte, Onrubia propone que la ayuda también se genera entre los
mismos alumnos en la escuela, mediante la “interacción entre alumnos
como fuente de creación y avance de Zonas de Desarrollo Póximo”
(Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.14)

También analizaremos la experiencia de Learte desde estos postulados. El


autor menciona las siguientes interacciones:

-
El contraste entre puntos de vista moderadamente divergentes a propósito
de una tarea (Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.14).

En Learte, y entre pares, se generan fuertes debates en cuanto al modo de


escribir y a la organización de los proyectos de intervención artística.

La explicitación del propio punto de vista (Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.14).

Cada uno de los miembros del colectivo puede expresarse libremente y los
demás escuchan atentos. Incluso los miembros más nuevos o recién
llegados tienen la posibilidad de explicitar su punto de vista. En el colectivo
existen miembros con puntos de vista ideológicamente opuestos, sin
embargo todos pueden explicitarlo, ser respetados por ello y aprender de
otros modos de ver el mundo.

La coordinación de roles, el control mutuo del trabajo y el ofrecimiento y


recepción mutuos de ayuda (Onrubia; en Coll y ot. 1999, p.15).

Cada uno de los miembros coordina y realiza tareas específicas, pero


también contribuye en la realización de tareas coordinadas por otros.
Además, se va generando con el tiempo una rotación en los roles, a tal punto
que la coordinación grupal general va siendo ocupada por distintos
miembros en la medida en que los nuevos van adquiriendo la competencia
de coordinación del grupo.

176
2.3- Una experiencia de Learte comentada con los postulados de Javier
Onrubia

A continuación comentaré una de las experiencias de intervención que


realizó el Colectivo Cultural Learte, que funciona como punto de partida
para explicar los distintos procedimientos de generación de Zonas de
Desarrollo Próximo expuestos con anterioridad.

La experiencia se denomina Colectivando Historias y se trata de un viaje en


colectivo de línea desde Tunuyán a Pareditas (ida y vuelta) donde los
escritores fueron recitando poemas y narrando historias a los pasajeros que
se trasladaban en el ómnibus.

Para concretar esa intervención, los miembros del colectivo realizaron un


primer viaje en el trayecto mencionado con fines diagnósticos y así conocer
cuáles son las paradas donde suben y bajan pasajeros, cuáles son los tramos
del recorrido con más pasajeros a bordo, qué características tienen esos
pasajeros, entre otros aspectos que fueron necesarios aprender para
avanzar en las producciones. Aquí tenemos un marco general donde
comienzan a inscribirse las producciones, además ser una instancia para
poner en relación los conocimientos previos que tenían sobre el recorrido,
con los nuevos conocimientos que se iban generando en esta primera
acción.

En una reunión posterior al viaje diagnóstico, los miembros del colectivo se


abocaron a relatar la experiencia que cada uno había vivido y poner al tanto
a los pocos que no pudieron realizar esta acción. De esta manera, con
-
lenguaje claro se intenta que todos puedan tener una representación similar
del viaje y con ello realizar ajustes y modificaciones al plan inicial de generar
esta producción artística en un recorrido de colectivo.

Posteriormente, cada uno de los escritores tuvo una semana para escribir
los textos que formarían parte de la intervención. Digamos que tanto el viaje
diagnóstico y el siguiente relato oral de las experiencias funcionó en este
caso como motivador para comenzar el ciclo de producción que habíamos
mencionado al comienzo. Luego, esos textos fueron corregidos de manera
grupal, es decir que todos pudieron aportar sus sugerencias a los textos de
los demás, generándose así un ajuste de la ayuda de manera mutua. En esta
instancia, los miembros más competentes realizaban las sugerencias más
profundas, aunque también podían contribuir quienes recién comenzaban
a transitar la participación en el colectivo.

Ya con los textos reescritos por cada uno según las sugerencias recibidas en
la instancia anterior, todos los miembros se abocaron a diagramar el guion
de la intervención, es decir, a tomar las decisiones respecto del orden que
tendrían los textos en el recorrido y los momentos en que serían recitados.
Aquí se vuelve a introducir ajuste y modificación al plan general establecido
al comienzo, y sobre todo, después del viaje diagnóstico. Este ajuste
responde a la existencia de los textos que aún no estaban listos en aquel
momento. En esta actividad participaron todos los miembros realizando
aportes a la construcción del guion.

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Con el guion en mano, durante las siguientes dos semanas se realizaron
ensayos de lo establecido previamente. De esta manera, se proveyó de
espacios y tiempos para que los miembros del colectivo pudieran apropiarse
de sus textos, pero también para que pudieran adquirir el conocimiento de
todo el procedimiento a realizar durante la intervención, sobre todo, para
el caso de que alguno de los miembros tuviera dificultad de realizar el
recorrido por algún motivo. Así, cada miembro podía controlar sus propios
procesos y también tener conocimiento del proceso integral de la
producción.

Previo a la intervención, se diseñaron e imprimieron pequeños libritos para


distribuir entre los pasajeros. Para ello se recurrió a diseñadores que
realizaron sugerencias en cuanto a la ubicación espacial de los textos en las
páginas y en su versificación. Así continúa el ciclo de producción con la
instancia de compartir las producciones con otros grupos, en este caso,
especialistas en diseño que contribuyen en la puesta a punto del material
para ser llevado a la intervención.

Una vez ensayado el guion e impresos los libros, se realizó la intervención


artística en el colectivo, en el recorrido previsto. Además, esta intervención
contó con la realización de un registro audiovisual, que sería parte de otra
producción del colectivo, y que serviría también para tener un material que
sirva de revisión de lo realizado y así vincular nuevamente los conocimientos
previos con los aprendidos.

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A la semana siguiente, los escritores se reunieron para comentar la
experiencia vivida por cada uno, y aprovechar el momento para que cada
uno diera una entrevista para el audiovisual comenzado durante el
recorrido. Esta actividad tuvo como principal función en cuanto a las zonas
de desarrollo próximo, la de establecer y afianzar el clima relacional,
afectivo y emocional del colectivo. La confianza mutua requiere de espacios
y momentos para compartir vivencias, escuchar y ser escuchados; y por
supuesto, como dice Onrubia, sin olvidar los contenidos. Además, esta
actividad funciona como recontextualizadora y reconceptualizadora de los
significados que surgieron de la producción individual y grupal, colocándose
en un mundo más amplio de producciones culturales, sociales y políticas.

La participación de un cineasta y su equipo de realización en el trabajo


audiovisual también constituye un trabajo en red con otros grupos
culturales, como parte del ciclo de producción de Learte. Junto a ellos, el
colectivo trabajó en la incorporación de música y en la postproducción del
audiovisual. Aquí aparecen nuevas capacidades a aprender y desarrollar.
Habiendo incorporado con conocimientos y procedimientos de la escritura
y la teatralización, en esta instancia se sumó el conocimiento musical y
cinematográfico. Dos cosas para comentar en este momento: una es que
algunos miembros del colectivo tienen más competencias que otros para el
desarrollo de cada disciplina artística y son los encargado de coordinar y
compartir con los demás esas acciones a modo de que todos puedan ser
partícipes; y otra es que con esta diversificación de actividades se propicia

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la participación de todos, incluso de los que tienen conocimientos poco
adecuados para realizarlas.

Por último, se genera un nuevo producto para ponerlo en común: un


documental sobre el viaje y recital en colectivo. Los escritores se reunieron
a visionar el documental y luego se abocaron a su difusión por distintos
canales de televisión locales, muestras cinematográficas y por redes
sociales.

Conclusión

Haber tenido la posibilidad de preparar y dar esta clase ante mis


compañeros de profesorado en un momento del Taller de Transferencia
Disciplinar, significó también un elemento de ayuda en el aprendizaje, ya
que la lectura del texto puesto en relación con una experiencia vivida
personalmente implicó generar interpretaciones para su comprensión. Por
otra parte, permitió inscribir mis prácticas literarias en el interior del
Colectivo Cultural Learte en un marco más amplio, que es el del
conocimiento de algunos conceptos específicos de la educación.

Valoro positivamente la posibilidad que una docente ofrece para exponer


un tema a elección del estudiante. De este modo, también se promueve la
creatividad y la motivación para el aprendizaje, autonomizándose
progresivamente.

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De ese aprendizaje, es posible decir que si bien el Colectivo Cultural Learte
no es una escuela ni pretende serlo, genera en sus miembros niveles de
aprendizaje ascendentes en cada una de sus producciones y en sus distintas
instancias del ciclo de producción artística.

Así, considero que el ciclo de producción de materiales artísticos funciona


como un espiral, generando nuevas producciones a partir de las primeras.
De este modo, el espiral no sólo es de producciones sino también de
aprendizajes construidos colectivamente mediante el ajuste de la ayuda y
de la generación de Zonas de Desarrollo Próximo.

Referencia Bibliográfica

Onrubia, J. (1999). Enseñar: crear Zonas de Desarrollo Próximo e intervenir


en ellas. En Coll, César y ot. El constructivismo en el aula. 9na edición.
Editorial Graó. Barcelona.

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