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DIANA DE GALES

Si bien las vicisitudes de la realeza y la aristocracia han despertado siempre una curiosidad que
muchos medios de comunicación han procurado alimentar, debe considerarse insólita la inmensa
popularidad y estima de que gozó la princesa Diana de Gales, título que recibió tras su enlace en
1981 con el príncipe Carlos de Inglaterra, primogénito de la reina Isabel II y heredero de la corona
británica.
Diana de Gales
Cuando, tras unos inicios plácidos, el matrimonio hizo aguas entre un cúmulo de desencuentros,
acusaciones e infidelidades ampliamente divulgadas por la prensa sensacionalista, la opinión
pública mantuvo e incluso acrecentó su simpatía hacia la «princesa del pueblo» y denostó en
cambio la conducta del príncipe Carlos y la frialdad y rigidez protocolaria de la Casa Real. En 1997,
un año después de consumarse oficialmente el divorcio, Diana perdió la vida en un accidente
automovilístico en que los paparazzi a sueldo de los tabloides tuvieron su parte de
responsabilidad; la tragedia conmovió al mundo, magnificó hasta la idolatría la figura de Lady Di y
sumió a la monarquía británica en un descrédito del que tardaría en recuperarse.
Biografía
Diana Frances Spencer nació en Park House, Sandringham (Norfolk) el 1 de julio de 1961. Hija
menor de John Spencer, octavo conde de Althorp, y de Frances Ruth Roche, creció en una familia
de la pequeña nobleza junto a sus dos hermanas, Sarah y Jane, y su hermano menor, Carlos. Pasó
los primeros años de su vida en la residencia familiar de Sandringham, donde recibió su primera
educación de manos de institutrices.
En 1968, tras el divorcio del matrimonio Spencer, la pequeña Diana quedó bajo custodia paterna, y
aquel mismo año ingresó en la escuela de King's Lynn. En 1970 se trasladó al internado femenino
de Riddlesworth Hall, y en 1973 ingresó en West Heath, otro internado en el condado de Kent.
Entre 1977 y 1978 estudió en Suiza y finalmente se estableció en Londres. Allí trabajó para varias
empresas hasta que en noviembre de 1977 conoció al príncipe Carlos, primogénito de la reina
Isabel II de Inglaterra y heredero del trono británico, a quien se unió sentimentalmente dos años
después.
El 24 de febrero de 1981 el portavoz del Palacio de Buckingham anunció el compromiso oficial de
lady Diana Spencer y el príncipe Carlos; desde ese momento Diana trasladó su domicilio a Clarence
House, residencia de la reina madre. La boda de la pareja, que se celebró el 29 de julio de 1981 en
la catedral londinense de Sant Paul y fue oficiada por el arzobispo de Canterbury, se convirtió en
un acontecimiento de amplísima repercusión internacional, retransmitido por televisión a
setecientos millones de espectadores; en Londres convocó a más de un millón de personas, y no
faltaron a la ceremonia los principales miembros de la aristocracia europea y ciento setenta jefes
de Estado.

Con Carlos de Inglaterra durante el compromiso


y en el día de su boda

Por su enlace con Carlos, príncipe de Gales, Diana recibió el título de princesa de Gales, si bien su
familiaridad y simpatía popularizó en seguida entre sus súbditos el apelativo «Lady Di». El 21 de
junio de 1982 la flamante princesa dio a luz a su primogénito, el príncipe Guillermo, en el hospital
Saint Mary de Paddington. Aquel mismo año Diana de Gales efectuó su primer viaje oficial en
solitario para asistir al funeral de la ex actriz y princesa de Mónaco Grace Kelly. En abril del año
siguiente, Diana acompañó al príncipe Carlos a Australia y Nueva Zelanda en el que fue el primer
viaje oficial de los consortes. El segundo hijo de los príncipes de Gales, Enrique, nació el 15 de
septiembre de 1984.
Aunque Diana trató de llevar una vida familiar dedicada al cuidado de sus hijos, en su agenda se
imponía la limitación de los más de quinientos compromisos oficiales que el matrimonio estaba
obligado a atender anualmente. Hasta 1985, los príncipes de Gales no mostraron desavenencias
en público, pero a partir de 1986 la prensa sensacionalista británica comenzó a divulgar indicios de
crisis matrimonial. A pesar de que la familia trataba de ofrecer una imagen de unidad, lo cierto es
que cada vez se hacían más frecuentes los viajes de Diana en solitario, y en mayo de 1992,
después de regresar de la India y Egipto, saltaron a la opinión pública los primeros rumores de
separación.

Con sus hijos Guillermo y Enrique


La publicación de un libro de Andrew Morton sobre Diana, en el que el autor se reafirmaba en la
tesis del fracaso matrimonial, y la confirmación de que su marido Carlos de Inglaterra mantenía
una relación con su vieja amiga Camila Parker Bowles, convirtieron en noticia las especulaciones
de los meses anteriores. A principios de diciembre de 1992 los príncipes de Gales se separaron,
salió a la luz la relación sentimental de Diana con James Gilbey y se desató una auténtica guerra de
acusaciones mutuas entre los defensores de la princesa y la casa real británica. Algunas fuentes
revelaron entonces que tanto el príncipe Carlos como Diana de Gales reclutaron periódicos
nacionales para publicar sus propias versiones sobre el detonante de la ruptura. El matrimonio se
rompió de forma definitiva en marzo de 1994, y el 29 de febrero de 1996 Diana aceptó divorciarse
de Carlos.
En los años siguientes a la separación, Diana prestó su imagen pública a diferentes organizaciones
humanitarias y apareció en multitud de actos en favor de los sectores más marginados de la
sociedad. Entretanto, la prensa sensacionalista había explotado todas las facetas imaginables de
su vida privada. La propia Diana llegó a reconocer su adulterio y la lista, real o inventada, de los
amantes de Lady Di fue creciendo: a James Gilbey se unieron los nombres de Barry Mannakke,
Philip Dunne, Oliver Hoare y James Hewitt.
El último hombre con quien se relacionó a Diana fue el millonario de origen egipcio Dodi Al-Fayed.
La noche del 30 al 31 de agosto de 1997 ambos perdieron la vida en un aparatoso accidente de
automóvil, cuando trataban de evitar a los paparazzi y circulaban a gran velocidad por el túnel del
puente del Almá en París. Al-Fayed murió en el acto; Diana Spencer fue llevada al Hospital de la
Pitié-Salpêtrière, donde falleció pocas horas después. La casa real británica, que al principio
mostró no pocas reticencias, accedió al reclamo popular y celebró en su honor un soberbio funeral
en Westminster, que fue retransmitido en directo por televisión y al que asistieron cerca de dos
millones de personas.
La vida de Diana Spencer, tanto durante su matrimonio como después de su separación, fue tema
recurrente de la prensa rosa y de los tabloides sensacionalistas y objeto continuo de atención no
solamente entre los súbditos británicos; la llamada «dianamanía», en efecto, se extendió más allá
de las fronteras del Reino Unido. Todas sus apariciones en público recibieron un tratamiento
especial por parte de los medios de comunicación internacionales, e incluso su peinado y su modo
de vestir fueron imitados hasta la saciedad. Según la revista Majesty, Lady Di generó cerca de
quince millones de libras en publicidad a los fabricantes de los artículos que utilizaba. Su
popularidad acabó siendo inversamente proporcional a la de su marido; fue siempre considerada
una madre ejemplar, y tras su muerte hubo incluso propuestas de canonización que, finalmente,
fueron desestimadas.

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