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Nacionalismo

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Manuel Belgrano, uno de los líderes de la independencia de las naciones americanas del Imperio
español, creador de la bandera nacional argentina.

Pintura polaca de 1892 exaltando la defensa de la bandera durante la histórica batalla de Chocim.

El nacionalismo es una ideología y movimiento sociopolítico que surgió junto con


el concepto moderno de nación, propio de la Edad Contemporánea, en las
circunstancias históricas de la llamada Era de las Revoluciones (Revolución
industrial, Revolución burguesa, Revolución liberal) y los movimientos
de independencia de las colonias europeas en América, desde finales del siglo
XVIII.12 También puede designar al sentimiento nacionalista y a la época del
nacionalismo.3
Según Ernest Gellner, «el nacionalismo es un principio político que sostiene que
debe haber congruencia entre la unidad nacional y la política» o dicho con otras
palabras «el nacionalismo es una teoría de legitimidad política que prescribe que
los límites étnicos no deben contraponerse a los políticos». 4 Por su parte Liah
Greenfeld define el término «nacionalismo» en un sentido general como el
«conjunto de ideas y de sentimientos que conforman el marco conceptual de
la identidad nacional», esta última considerada como la «identidad fundamental»
en el mundo moderno frente a otras identidades en cuanto que «se considera
definidora de la esencia misma del individuo». 5 Para Ricardo Rojas el
nacionalismo es la «conciencia... del yo colectivo» de una nación». 6
En el análisis del nacionalismo se han configurado dos
paradigmas contrapuestos y excluyentes, cada uno de los cuales implica una
determinada concepción de la naturaleza y el origen de la nación y una definición
de la misma: el modernista o constructivista, que define la nación como una
comunidad humana que detenta la soberanía sobre un determinado territorio por
lo que antes de la aparición de los nacionalismos en la Edad Contemporánea no
habrían existido las naciones —la nación sería una «invención» de los
nacionalismos—; y el perennialista o primordialista que define la nación sin tener
en cuenta la cuestión de la soberanía y que defiende, por tanto, que las naciones
existieron antes que los nacionalismos, hundiendo sus raíces en tiempos remotos
—así sería la nación la que crea el nacionalismo y no a la inversa—. 789
Así también el nacionalismo ha dado lugar a dos grandes corrientes ideológicas: la
primera de ellas busca fortalecer la autodeterminación nacional ante
potencias coloniales o neocoloniales,10111213 corriente que ha sido caracterizada
como «nacionalismo liberador» por Rosa de Diego, 14 mientras la segunda busca
impulsar la supremacía de una nación sobre otras, denominada por Memmi como
«nacionalismo del colonialista»,15 y caracterizada por Rosa de Diego como
«nacionalismo excluyente y dominador».14

Índice

 1Interpretaciones
o 1.1Nacionalismo y patriotismo
 2Evolución del nacionalismo
 3Formas de nacionalismo
o 3.1Nacionalismo centrípeto (o integrador)
o 3.2Nacionalismo centrífugo (o desintegrador)
 3.2.1Nacionalismo de tercera generación
o 3.3Nacionalismo económico
o 3.4Nacionalismo cívico (o liberal)
o 3.5Nacionalismo étnico (o cultural)
 3.5.1Nacionalismo romántico
o 3.6Nacionalismo de izquierda o popular
o 3.7Nacionalismo religioso
o 3.8Nacionalismo banal
 4Elementos en común de todas las formas de nacionalismo
o 4.1Causas por la que el nacionalismo se hace atrayente
 5Formas de actuación
o 5.1Pacíficas
o 5.2Violentas
 6Críticas al nacionalismo
 7Teóricos del nacionalismo
 8Nacionalismo histórico
 9Movimientos nacionalistas
o 9.1África
o 9.2América
o 9.3Asia
o 9.4Europa
o 9.5Oceanía
 10Bibliografía
 11Véase también
 12Notas
 13Enlaces externos

Interpretaciones[editar]
El nacionalismo está más orientado hacia el desarrollo y el mantenimiento de una
identidad nacional basada en características compartidas como la cultura, el
idioma, la etnia, la religión, los objetivos políticos o la creencia en un ancestro
común. Por lo tanto, el nacionalismo busca preservar la cultura nacional. A
menudo también implica un sentimiento de orgullo por los logros de la nación, y
está estrechamente relacionado con el concepto de patriotismo. En algunos casos,
el nacionalismo se refirió a la creencia de que una nación debería poder controlar
el gobierno y todos los medios de producción.
Como ideología, el nacionalismo pone a una determinada nación como el único
referente identitario, dentro de una comunidad política; y parte de dos principios
básicos con respecto a la relación entre la nación y el Estado: 16

 El principio de la soberanía nacional: que mantendría que la nación es la


única base legítima para el Estado.
 El principio de nacionalidad: que mantendría que cada nación debe formar
su propio Estado, y que las fronteras del Estado deberían coincidir con las de
la nación.
El término nacionalismo se aplica tanto a las doctrinas políticas como a los
movimientos nacionalistas: las acciones colectivas de movimientos
sociales y políticos tendientes a lograr las reclamaciones nacionalistas. 17
La historiografía también usa el término nacionalismo para referirse a la época del
nacionalismo: el periodo histórico de formación de las naciones y el surgimiento
de la ideología y movimientos nacionalistas, lo que ocurrió en torno al siglo XIX,
coincidiendo con las revoluciones liberales o revoluciones burguesas.18 En el siglo
XX se produce una renovación del nacionalismo, en el periodo de entreguerras
vinculado al fascismo, y tras la Segunda Guerra Mundial vinculado al proceso
de descolonización y al tercermundismo, cuando surgen numerosos grupos
denominados Movimiento de Liberación Nacional.
El nacionalismo podría entenderse como un concepto de identidad experimentado
colectivamente por miembros de un gobierno, una nación, una sociedad o
un territorio en particular. Los nacionalistas se esfuerzan en crear o sustentar una
nación basada en varias nociones de legitimación política.
Muchas ideologías nacionalistas derivan su desarrollo de la teoría romántica de la
"identidad cultural", mientras que otros se basan en el argumento liberal de que la
legitimidad política deriva del consenso de la población de una región.
Los primeros precedentes del nacionalismo comienzan a aparecer en el siglo
XVIII, pues hasta ese momento, la idea de nación, tal y como se concibe en la
actualidad, no se había formulado. Hasta ese momento, las identidades colectivas
basadas en la religión o en ser súbditos de un mismo rey, prevalecían sobre las
étnicas. En la Revolución francesa se utilizará el término nación como sinónimo
de ciudadano, es decir, la nación ya no está personificada en la figura del
monarca, pues la nobleza es un cuerpo ajeno a la nación: la nación es el tercer
Estado.
Ciertos teóricos, como Benedict Anderson, han afirmado que las condiciones
necesarias para el nacionalismo incluyen el desarrollo de la prensa y
el capitalismo. Anderson también afirma que los conceptos de nación y
nacionalismo son fenómenos construidos dentro de la sociedad, llamándolos
comunidades imaginadas. Ernest Gellner añade al concepto: "el nacionalismo no
es el despertar de las naciones hacia su conciencia propia: inventa naciones
donde no las hay".19
Por otro lado, hay historiadores como el español Pelai Pagès que advierten del
carácter polisémico del concepto de nacionalismo y de la dificultad de hallar una
definición válida capaz de abarcar la diversidad de movimientos y de ideologías
nacionalistas. Por ejemplo, señala Pagès, «históricamente han existido
nacionalismos xenófobos y opresores y nacionalismos liberadores». Sin embargo,
Pagés reconoce que hay autores que afirman que existe una base común en
todos los nacionalismos, lo que nos permitiría alcanzar una definición del
nacionalismo. Es el caso de Hans Kohn para quien todo nacionalismo «afirma que
el Estado-nación es la única forma legítima ideal de organización política y que
la nacionalidad es la fuente de toda energía de creación cultural y de bienestar
económico».20
Nacionalismo y patriotismo[editar]
En los años 1830 empieza a usarse en castellano el término «nacionalismo»,
entendido como sinónimo de «patriotismo», un término este último ampliamente
difundido desde hacía tiempo. Por ejemplo, Mariano José de Larra utilizó los dos
términos como sinónimos en 1835: «Lo que se llama en general la sociedad es un
[sic] amalgama de mil sociedades colocadas en escalón, que solo se rozan en sus
fronteras respectivas unas con otras, y las cuales no reúne en un todo compacto
en cada país sino el vínculo de una lengua común, y de lo que se llama entre los
hombres patriotismo o nacionalismo». Pero el uso del término «nacionalismo» fue
muy reducido durante el siglo XIX, no solo en castellano sino en otras lenguas
occidentales como el francés y el inglés (en el catálogo de la Biblioteca Nacional
de España no existe ninguna obra publicada antes de 1900 que contenga la
palabra «nacionalismo» en su título, mientras que en francés (nationalisme) solo
existen 9, según el catálogo de la Bibliothèque Nationale de París, y 14 en inglés
(nationalism), según el catálogo de la Library of Congress de Washington). En el
siglo XX el término se generalizó (entre 1900 y 2000 en castellano hay
catalogadas 385 obras que contienen la palabra «nacionalismo» en su título, 286
en francés y 2485 en inglés) para adoptar un significado diferente y en gran
medida contrario al concepto de «nación» del liberalismo (la nación de
ciudadanos), característico del siglo XIX. Juan Francisco Fuentes señala que en el
siglo XX el término «patriotismo» «tendrá casi siempre un valor positivo, excepto
para algunos nostálgicos del Antiguo Régimen y para el movimiento obrero ―y no
siempre―», mientras que «nacionalismo» tendrá un valor más bien peyorativo, lo
que explicaría que muchos nacionalistas no se definieran como tales. Fue el caso
del líder de Falange Española José Antonio Primo de Rivera cuando afirmó:
«Nosotros no somos nacionalistas, porque el nacionalismo es el individualismo de
los pueblos… Somos españoles».21
A lo largo del siglo XX varios autores han diferenciado
entre nacionalismo y patriotismo dando al primer término un valor negativo y un
valor positivo al segundo. Esta fue la posición, por ejemplo, del escritor
británico George Orwell que escribió en 1945, nada más acabada la Segunda
Guerra Mundial: el «nacionalismo no debe ser confundido con el patriotismo.
Entiendo por patriotismo la devoción por un lugar determinado y por una particular
forma de vida... que no se quiere imponer...; contrariamente, el nacionalismo es
inseparable de la ambición de poder». Un años antes, en 1928, el historiador
español Rafael Altamira, tras afirmar que su obra había tenido desde hacía años
«un marcado sentido patriótico» («quiero decir que he estudiado y expuesto con
gran frecuencia temas referentes a las vindicaciones de nuestra historia y nuestros
valores actuales, al problema espiritual de nuestra unidad y al de la educación
necesaria para formar ciudadanos españoles»), decía que ser patriota no quería
decir ser nacionalista, «ni en lo agresivo de esta política, por lo que se refiere a las
relaciones internacionales, ni en su inclinación retrógrada en punto a la identidad y
tipo de vida de una nación determinada». 22
Sin embargo, el historiador español Xosé M. Núñez Seixas los considera
prácticamente sinónimos «si definimos nacionalismo como la ideología y el
movimiento sociopolítico que defiende y asume que un colectivo territorial definido
es una nación, y por tanto depositario de derechos políticos colectivos que lo
convierten en sujeto de soberanía, independientemente de los criterios (cívicos,
étnicos o una mezcla de ambos) que definan quiénes son los miembros de pleno
derecho de ese colectivo». Según Núñez Seixas, la consideración peyorativa
del nacionalismo que lleva a diferenciarlo del patriotismo y que provoca que
muchos nacionalistas rehúyan considerarse como tales procede de la
identificación del nacionalismo «con exaltación de la concepción orgánico-
historicista, etnicista y esencialista de la comunidad política frente al concepto
cívico de la nación de ciudadanos».23

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