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Trabajo Práctico N°2 - Parte 1

Alumnxs: Maira Balestracci, Cecilia Cociancih, Ezequiel Lulo, Iara Palazzesi, Aída
Serrano, Pontoriero Lucas, María  Eugenia Rombolá, Facundo Fernández, Juan
Manuel Rey, Paula Amaral

1. De qué manera se presentan estas figuras de autoridad? ¿Se “tiene” o se


“ejerce” la autoridad? ¿en qué sentido?, ¿qué significa “ejercicio de
autoridad”?

Bensayag (2010) señala que no es posible educar de la misma manera en una sociedad
estable que cree en el futuro, que en el seno de una sociedad en crisis, que le teme a ese
mismo futuro. Asimismo, afirma que las relaciones simétricas entre padres e hijos, o
maestros y estudiantes, lejos de resultar útiles en la tarea de educar, constituyen una
invitación a todos los autoritarismos, donde el adulto se convierte en un adulto-vendedor 
que trata de convencer, y el niño-cliente al puede aceptar o no esa propuesta. En caso de
no aceptar, el único recurso es la coerción, la fuerza bruta. El autor agrega: “el
autoritarismo no reposa en el principio de una persona que actúa en nombre de la ley” (p.
31)
Con el autoritarismo, aquel que tiene aires de autoridad se impone al otro en la medida en
que su fuerza es la única garantía y el único fundamento de la relación. Por el contrario, el
principio de autoridad se funda en la existencia de un bien compartido, de un mismo
objetivo para todos. 

La figura de autoridad, al contrario de la figura del autoritarismo, representa una ley


común, que también lo concierne. En este sentido, podemos afirmar que el autoritarismo
se impone y la autoridad se ejerce. La figura de autoridad no impone su fuerza, sino que
pasa a ser la representante de una ley común.

De lo anterior se desprende que es necesario una autoridad, pero no cualquier autoridad.


Ya no resulta eficiente una autoridad rígida como en las sociedades que aún estaban
atravesadas por la idea del progreso, ni la ausencia de todo tipo de autoridad que
constituye una invitación al autoritarismo. En este sentido, Beatriz Greco (2013) señala
una tercera posición: el de una autoridad que guarde la asimetría que la caracteriza
aunque sosteniendo con firmeza la igualdad como principio.

En las escenas de las películas “El diario de los escritores de la libertad” y “Los coristas”,
se puede observar que los educadores (la maestra en la primera película y el profesor del
coro, en la segunda) no se imponen, sino que habilitan al otro a desplegar eso con lo que
cuentan y, así, los impulsan a una construcción subjetiva activa. La maestra, por ejemplo,
al proponerles a todos los estudiantes que escriban su historia, porque sus historias
importan, ejerce lo que Greco plantea como un “anudamiento inédito entre universal y
particular” (p. 169). El universal, en tanto todos tienen una historia para contar, se anuda a
la singularidad de cada uno, a la vivencia particular de cada uno. En consonancia a lo
anterior, se puede observar en la escena donde el profesor del coro, hace pasar al
adolescente que se presenta con una actitud provocadora y, lejos de quedarse fijado en la
provocación y ejercer coerción, se posiciona como alguien capaz de mostrar que todos
pueden cantar y señala la particularidad del alumno (le dice: “eres barítono”). Es decir, le
da un lugar dentro de esa comunidad que es el coro, al mismo tiempo que se detiene en
sus habilidades, su particularidad.

En la escena de la película “Machuca”, en cambio, se pone en cuestión el ejercicio de la


autoridad por parte del sacerdote de la escuela. Los padres critican su decisión de
integrar a niños con realidades socioeconómicas diferentes.En este caso, la dificultad
para el ejercicio de la autoridad radica en la imposibilidad de formar comunidad. Los
padres que no aceptan esta integración, se aíslan, con la convicción que no tienen nada
en común con lo demás (“es como mezclar peras con manzanas”, dice una de las
madres). Fracasa entonces el ejercicio de autoridad como representante de una ley
común, justamente porque no hay una ley en común.
De acuerdo a Besasayag (2010), cuando los mecanismo de autoridad están debilitados
en una sociedad, hay una “invitación a todos los autoritarismos” (p. 31). En el
autoritarismo, al no haber un representante de la ley que represente la autoridad, la
relación simétrica solamente puede fundarse en una relación de fuerzas, según la cual la
fuerza es la única garantía y el único fundamento de la relación. Siguiendo a esta lógica,
la escena de la película finaliza con los grupos de padres discutiendo acaloradamente y
luego, se presentan imágenes de personas mayores peleándose a los golpes con jóvenes
estudiantes.

2. ¿Qué modo de pensar la educación nos propone la escena? ¿qué significa


“educar” en cada una de ellas? ¿cuál nos lleva a pensar en “la autoridad
como dominio” o “la autoridad como habilitación del otro/a”?

La escena de la película “El diario de los escritores de la libertad” nos propone pensar la
educación como una simetría, esto quiere decir que no existe una diferencia en la relación
maestro y estudiante.

Desde el texto de la crisis dentro de la crisis de Bensayag podemos apoyarnos en explicar


cómo la maestra de la escena de ‘’El diario de los escritores de la libertar’’ intenta producir
saberes, sin dejar por sentado que el saber es determinista.

Bensayag dice que en el siglo XX hizo pausa a la idea positivista, impulsando a los
sujetos a pensar en la existencia de la realidad de la incertidumbre y a su vez no pensar
en esta incertidumbre como algo negativo, sino como sinónimo de la posibilidad de
elaboración.

Larrosa va a decir que cada experiencia nos pasa, nos atraviesa y sus palabras tienen
resonancia en el accionar de esta maestra que con un ejercicio de escritura diaria sin
ninguna obligación motiva a estos estudiantes a que cuenten que es eso que les pasa, y
como desde eso que les pasa producir saber a diferencia de los demás directivos que
consideran ineficaz su accionar.

En esta escena nos hace pensar la autoridad como ese agente que habilita al otro a crear,
funda la existencia de un bien compartido. Su enunciación es dirigida a sus estudiantes
como un igual, alejándose de una idea de dominio donde se espera una obediencia por
parte del estudiante. 

La profesora Greco dice en su texto ‘’Exploraciones en la psicología educacional: Escenas


y configuraciones de la autoridad en contextos y enseñanzas y aprendizaje’’ que la
enseñanza debe ser emancipatoria al generar la libertad del otro considerándolo un sujeto
activo. Esto ayuda a crear un lugar seguro de pertenencia con posibilidades de verse
inscriptos en una trama de relaciones Inter generacionales entre pares. 

Por otro lado, tenemos la escena de la película ‘’Machuca’’ donde vemos a un sacerdote
hablando frente a un grupo de personas.  Lo primero que causa atenciòn es el lugar
donde se comunica, que sería una especie de altar donde no se encuentra en la misma
altura que los demàs, dando aluciòn a su posición de poder además de la voz imperativa
con la que se comunica. 

Greco nos dice que el autoritarismo es una relación jerárquica. Por ejemplo en esta
escena solo vemos al sacerdote y a los padres  como responsables de los niños dando
sus opiniones. los niños que son los estudiantes en ningún momento pueden o se les
indaga que den su punto de vista frente a la problemática que se presenta, se puede
llegar a apreciar la fijeza de los roles. 

En un momento el sacerdote dice ‘’Aquel que no le gusta el colegio, se va del colegio’’


Benasayag Nos dice que la autoridad está puesta en crisis que invita a los autoritarismos
ya que sus mecanismos de autoridad están debilitados e intentan por medio de técnicas
de seducción ganar esta autoridad y al verse fracasada el siguiente paso es la coerción y
la fuerza bruta cayendo en un autoritarismo como vemos en este caso donde el sacerdote
declara que si no estàn de acuerdo a sus mandatos no pertenecen. En este caso la
relaciòn será simétrica donde el que tiene el poder no podrá ser interrogado, criticado o
reconfigurado, eliminando la parcipaciòn del otro y la posibilidad de transformación. 

Greco indica que lo que busca la autoridad es la co construcción del conocimiento


creando un espacio de reflexiòn en la relaciòn asimétrica, solo asì se lograrà una
legitimidad del otro de aceptar esa autoridad, cuando está relaciòn no es autoritaria. 

3. ¿De qué modo la autoridad que habilita reconoce a niños, niñas y


adolescentes como sujetos de derecho? ¿Qué nos aporta el pensamiento de
Arendt, Kojève, Rancière para construir hoy la autoridad en las escuelas?

En “Una autoridad emancipatoria: volver a pensar la autoridad en tiempos de


transformación” (2011), Grego propone repensar el concepto de autoridad en el ámbito
educativo. En un momento en el cual los análisis y reflexiones en relación a ese campo
están predominantemente “recubiertas de percepciones de malestar y sentimientos de
pérdida” (p.85), la autora considera que es una buena oportunidad para resituar lo que
implica educar actualmente pensando de otra forma las relaciones en juego. Los aportes
de Arendt, Kojève y Ranciére respecto a la autoridad,permiten desplazar del ejercicio de
una posición de dominio mediante el saber, hacia la construcción de un mundo en el cual
sea posible educar en igualidad y asimetría.
Según Greco (2011), en el despliegue que Arendt realiza en torno del concepto de
autoridad (Arendt, 2003), parece haber el objetivo de pensar la autoridad diferenciada del
poder y ligada directamente al campo político, al vivir juntos de los humanos. Para Arendt
(1988), no es hay hombre al que hay que salvar, sino el espacio entre los hombres. El
lugar de autoridad es el que funda y sostiene, se hace garante y cuida el espacio entre los
hombres en un mundo que es construcción por hacer. De acuerdo a este planteo, lo
importante no es la autoridad en sí misma, sino lo que nace a partir de su fundación.
A partir de la perspectiva de Kojève, la autoridad no se impone. Lo que hace que
la autoridad se ejerza es el reconocimiento. La autoridad es siempre una relación social
que supone la relación con otro en un marco social e institucional. La legitimidad de la
autoridad es otorgada por vía del reconocimiento, es decir, siempre tiene un carácter legal
y legítimo. Los que aceptan la autoridad renuncian a reaccionar en su contra por voluntad
propia. De hecho, según el autor, la renuncia es doble, la renuncia se da en ambos
lados.La solicitud de renuncia no es solo para quienes aceptan la autoridad, sino para la
autoridad en la aceptación de sus propios límites y en la necesidad de ejercer un
movimiento en relación. Según esta perspectiva, el hecho de intervenir por la fuerza o por
la violencia implica que en dicha relación no hay autoridad.
Según el pensamiento ranceriano, la emancipación reside en ese proceso por el
cual se abre la posibilidad de salir de los lugares fijos y cristalizados a partir de la propia
capacidad de percibir el mundo con otra mirada. En El espectador emancipado (2010), el
autor cuestiona la preconfigurada posición pasiva de los espectadores y la actividad de
quienes actúan. De acuerdo con Greco (xx), del mismo modo, es posible cuestionar el
lugar del alumno como es de quien no sabe y el del maestro como es que detiene la
sabiduría. Cuando dichas posiciones se replantean, según la autora “el lugar de autoridad
se reconfigura, no para destituirlo sino para reubicarlo en un nuevo marco en el trabajo de
educar” (p. 89). Desde esta perspectiva, quien educa es quien tiene la responsabilidad
para habilitar esos lugares de autorización en los alumnos. El maestro emancipador sería
un “configurador de situaciones de emancipación” (p. 89) que crea condiciones
habilitadoras para todos los alumnos, al hacerse cargo de instruirlos posibilitados.
Finalmente, los aportes de los autores citados posibilitan repensar la educación en
los tiempos actuales, en un mundo de transformación que brinda la posibilidad de
cuestionar las relaciones y configuraciones del trabajo de educar. En lugar de dominación,
sometimiento y de considerar el alumno como aquél que ignora, la educación
emancipadora reconoce el niño, el adolescente como sujetos de derecho, quienes deben
ser escuchados y respetados. Desde la dimensión legislativa argentina, cabe mencionar
la Ley de Protección Integral de los Niños, Niñas y Adolescentes (2005), que en su
artículo 2° establece que “Las niñas, niños o adolescentes tienen derecho a ser oídos y
atendidos cualquiera sea la forma en que se manifiesten, en todos los ámbitos”.
La promulgación de dicha ley se inscribe en el contexto de profundas
transformaciones de la concepción de la infancia y de la adolescencia, hacía su
reconocimiento como sujetos de derecho, con una voz a ser escuchada y con el derecho
de ser respetados. Dichas transformaciones también incluyen mudanzas respecto de la
autoridad. En consonancia a la emancipación de esos sujetos, es posible ubicar las
concepciones de autoridad de Arendt y de Kojève, en tanto el maestro se posicione como
garante del espacio en común, del espacio que posibilita la creación. Al ubicarse en ese
lugar, abre la posibilidad para el reconocimiento por parte del alumno, de que este lo
reconozca como quien quien habilita el movimiento de la educación.

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