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LAS IMÁGENES

RELIGIOSAS EN EL
CATOLICISMO
Aproximación bíblica y teológica
Flavio Rubén Quiroga Villagra

¿En qué se fundamenta el catolicismo para recurrir al uso de imá genes religiosas? ¿Son
obligatorias en su espiritualidad?
P. Flavio Rubén Quiroga Villagra

Introducción
Los católicos tenemos entre nuestras costumbres recurrir a imágenes religiosas para
nuestras oraciones. En muchas ocasiones somos cuestionados a raíz de esto y no es
raro que entremos en crisis y dudemos de nuestra fe. Por eso queremos acercar esta
serie de reflexiones que nos ayudarán a comprender con mayor profundidad nuestro
catolicismo y sus prácticas, las que han generado toda una identidad popular.

Lo primero y más importante es tener en claro que las imágenes tienen su razón de
ser en el Cuerpo humano de Jesús.

La imagen perfecta del Padre


Dios en su perfección escapa a todo concepto, imagen o idea humana, pero el
Divino Hijo es la imagen perfecta del Padre (Col 1, 15) y al asumir un Cuerpo
humano, puede ser representado, gracias a su realidad física (Heb 10, 5). Ésta es la
imagen que Dios ha hecho de sí mismo en el vientre de María (Jn 1, 14; 14, 9; Col 2,
9). Al hacer imágenes del Cuerpo de Jesús, la Iglesia simplemente está representando
la humanidad del Salvador. El Rostro de Dios se ha manifestado en la Faz de Cristo
y por eso no es pecado representar esos rasgos perfectamente humanos y
perfectamente divinos.

Ahora bien, cuando hablamos del Cuerpo de Cristo, no sólo hablamos del físico
formado en el vientre de la Virgen. También nos referimos a la Eucaristía (Mt 26,26;
Mc 14, 22; Lc 22, 19; I Cor 11, 24 ), a su presencia en los necesitados (Mt 25, 37-40) y a
toda su Iglesia, definida en las Santas Escrituras como su Cuerpo Místico (Rom 7, 4-
5; 12, 4-5; I Cor 6, 15; 10, 17; 12 ,12-27; Ef 4, 4; 14, 14-16; Col 1, 18; 2, 10. 17-19)

Si el santo Cuerpo humano de Jesús puede ser representado en imágenes, también


puede representarse su Cuerpo Místico, porque la Santa Biblia al llamar así a la
Iglesia, no lo hace de una manera poética, sino real, como lo hace al hablar de la
Eucaristía. De allí que no constituye ningún pecado representar a los Santos y a la
Virgen, porque son miembros de ese Cuerpo Místico y real de Nuestro Señor.

Relacionados con Cristo también se encuentran asociados el mismo Padre de los


Cielos y el Espíritu Santo, ya que al hacerse hombre no dejó de ser Dios (Col 2, 9) y
por eso también podemos hacer imágenes de las Personas de la Trinidad. Jesús
asumiendo nuestra naturaleza humana tampoco dejó de ser el Verbo de Dios por
quien y para quien todo fue hecho, incluso los mismos ángeles (Col 1, 15-17) y por

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eso, pueden hacerse figuras de ellos, pues en cuanto creación están asociados
directamente con Él.

Sin embargo, también es necesario reconocer que el ser humano tiende naturalmente
a representar a las personas que ama o admira y en eso no hay maldad alguna. En
efecto, guardar recuerdos de seres queridos es un ejercicio que se tiene desde que la
humanidad es humanidad. Sean difuntos o distantes, siempre se ha procurado
guardar afectuosamente algo de aquel que se añora ya sea un legado, escritos,
pertenencias, imágenes, etc... De esto nos habla hasta la misma Sagrada Escritura y
hace notar que el error de los idólatras no está en guardar un recuerdo, sino en darle
un carácter divino o en cualquier caso una carga de poder mágico. A ninguno de
estos dos errores invita la doctrina de la Iglesia cuando permite el uso de imágenes
religiosas.

Efectivamente, incluso quienes critican el uso de imágenes en la Iglesia Católica


utilizan representaciones de sus seres queridos con los medios tecnológicos a su
alcance y hasta en sus propias publicaciones hacen uso de dibujos que representan la
figura de Cristo y los redimidos por Él, sin ánimo de idolatrizarlos. Es decir, hacen lo
mismo que el Catolicismo.

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Las prohibiciones bíblicas en su contexto.


Normalmente ante la cuestión de la fabricación de representaciones suele hacerse
referencia a dos pasajes de la Escritura que citamos a continuación.

“15 Tengan cuidado de ustedes mismos. Cuando el Señor les habló desde el fuego,
en el Horeb, ustedes no vieron ninguna figura.16 No vayan a pervertirse, entonces,
haciéndose ídolos de cualquier clase, que tengan figura de hombre o de mujer.17 De
animales que viven en la tierra o de aves que vuelan por el espacio.18 De reptiles que
se arrastran por el suelo, o de peces que viven en las aguas, debajo de la tierra. 19 Y
cuando levantes los ojos hacia el cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todo el
Ejército de los cielos, no te dejes seducir ni te postres para rendirles culto. Porque
ellos son la parte que el Señor, tu Dios, ha dado a todos los pueblos que están bajo el
cielo” (Dt 4, 15-19)

“ 3 No tendrás otros dioses delante de mí. 4 No te harás ninguna escultura y ninguna


imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en
las aguas.” (Ex 20, 3-4)

Para comprenderlos mejor, vamos a realizar un doble análisis. Primero interno, es


decir todo lo que dicen en sí mismos y luego transversal, es decir relacionándolos
con otros textos de la Biblia. Finalmente nos ubicaremos en el contexto histórico.

Análisis interno
Lo primero que salta a la vista es que la prohibición no tiene como objeto realizar
imágenes, sino hacerse ídolos. Es decir otorgar categoría de dios a una realidad que
no es divina.

Veamos la primera cita donde se dice: “No vayan a pervertirse, entonces, haciéndose
ídolos de cualquier clase, que tengan figura de…” (Deut 4, 16a) El problema no está
en las figuras, sino en idolatrizarlas. Más todavía el versículo 19 ya ni siquiera habla
de imágenes, sino de astros. Entonces la cuestión no es si son estatuillas o
representaciones, sino que se los adore como deidades. Dicho de otra manera, si se
adora al sol, aunque no se haga ninguna imagen que lo represente, lo mismo se
comete idolatría y ese es el pecado que prohíbe la Biblia.

Lo mismo se puede decir del versículo tres de Ex 20: “No tendrás otros dioses
delante de mí (es decir, ídolos)” el versículo cuatro es consecuencia de este. Pero lo
que el mandato quiere evitar es la adoración de otros dioses junto al Dios de Israel.
Entonces la dificultad no está en la figura que se haga, sino en la adoración que se le
rinda.

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Lo segundo que debemos tener en cuenta es que al representar las figuras de los

santos, tanto varones como mujeres en ningún momento les estamos dando la
categoría de divinidad. Para nosotros son personas solamente humanas en quienes
la gracia obró sus maravillas, pero no son dioses. Así mismo, al hacer figuras de
ángeles, no los consideramos dioses, sino creaciones del Único Creador a quien ellos
obedecen y adoran. Si ni los ángeles, ni los santos, ni la Virgen Madre de Dios, María
Santísima, son considerados dioses, no son ídolos, si no hay ídolos no hay pecado de
idolatría.

Análisis transversal
Vamos a poner ahora estos textos en relación con otros que se encuentran
igualmente dentro de las Sagradas Escrituras en
¿Sabías que las imágenes más
los que Dios mismo da la orden o permite realizar
antiguas del cristianismo son una
imágenes sin que sean consideradas divinas.
del Buen Pastor y otra de la
Virgen y datan del Siglo II-III?
“4 Los israelitas partieron del monte Hor por el
camino del Mar Rojo, para bordear el territorio de
Edom. Pero en el camino, el pueblo perdió la
paciencia 5 y comenzó a hablar contra Dios y
contra Moisés: «¿Por qué nos hicieron salir de

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Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos
hartos de esta comida miserable!». 6 Entonces el Señor envió contra el pueblo unas
serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas. 7
El pueblo acudió a Moisés y le dijo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y
contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes».
Moisés intercedió por el pueblo, 8 y el Señor le dijo: «Fabrica una serpiente
abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla,
quedará curado». 9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y
cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y
quedaba curado” (Nm 21, 4-9)

“16 En el arca pondrás las tablas del Testimonio que yo te daré.17 También harás
una tapa de oro puro, de ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco
de ancho,18 y en sus dos extremos forjarás a martillo dos querubines (ángeles) de
oro macizo.19 El primer querubín estará en un extremo y el segundo en el otro, y los
harás de tal manera que formen una sola pieza con la tapa.20 Ellos tendrán las alas
extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas la tapa; y estarán uno frente a otro, con
sus rostros vueltos hacia ella.21 Después colocarás la tapa sobre la parte superior del
arca, y en ella pondrás las tablas del Testimonio que yo te daré” (Ex 25, 16-21)

“En el lugar santísimo hizo dos querubines de madera de olivo; cada uno medía
cinco metros de altura.24 Las alas de primer querubín medían dos metros y medio
cada una, de manera que había cinco metros desde el extremo de una de sus alas
hasta el extremo de la otra.25 El segundo querubín medía también cinco metros; los
dos querubines tenían la misma dimensión y la misma forma:26 uno y otro medían
cinco metros de altura.27 Salomón puso los querubines en medio del recinto interior.
Estos tenían las alas desplegadas: un ala del primer querubín tocaba el muro y un ala
del segundo tocaba el muro opuesto; y las alas extendidas hacia el centro de la Casa
se tocaban una con otra.28 También a los querubines los revistió de oro.29 Alrededor
de todos los muros de la Casa, hizo cincelar figuras de querubines, de palmeras y
pimpollos, tanto en el interior como en el exterior del lugar santísimo.30 Y revistió
de oro el suelo de la Casa, dentro y fuera del lugar santísimo.31 A la entrada del
lugar santísimo, hizo unas puertas de madera de olivo; el dintel y los postes tenían
forma pentagonal.32 Sobre las dos hojas de madera de olivo, hizo cincelar
querubines, palmeras y pimpollos; revistió de oro las puertas, y aplicó oro laminado
sobre los querubines y las palmeras.33 Lo mismo hizo para la entrada de la nave
central: hizo un marco de madera de olivo, de forma cuadrangular,34 y dos puertas
de madera de ciprés, cada una con dos hojas giratorias.35 Hizo esculpir querubines,
palmeras y pimpollos, y los revistió de oro, bien aplicado a los relieves.36 Luego
edificó el patio interior, con tres hileras de piedras talladas y una hilera de tablas de
cedro. (I Re 6, 23-36)

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“ 23 Él hizo además el Mar de metal fundido, que medía cinco metros de diámetro y
tenía forma circular; su altura era de dos metros y medio, y una cuerda de quince
metros medía su circunferencia.24 Debajo del borde, todo alrededor, tenía una orla
de coloquíntidas –diez frutos cada medio metro– que rodeaban todo el contorno del
Mar; había dos hileras de frutos, fundidos con el Mar en una sola pieza.25 El Mar
estaba asentado sobre doce toros, tres vueltos hacia el norte, tres hacia el oeste, tres
hacia el sur y tres hacia el este. El Mar se elevaba por encima de ellos, que estaban
con sus partes traseras vueltas hacia el interior.26 Su espesor medía un palmo, y su
borde tenía forma de copa, semejante al cáliz de una azucena. Su capacidad era de
unos setenta mil litros.” (I Re 7, 23-26)

Estos textos de la Biblia, nos muestran que el problema no está en hacerse imágenes,
sino en lo que se hace con ellas. Si se las adora o no, si se las considera divinas, o no.

Contextos históricos
Está muy claro que la pretendida prohibición no es referida a las imágenes, sino a los
ídolos y que a medida que el pueblo de Israel iba madurando su fe en el Único Dios
existente el uso de imágenes no se presentó como conflictivo. Sí lo fue el ir detrás de

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otros dioses y peor todavía cuando, a pesar de ser adoradores del Señor, los reyes y
las clases acomodadas se daban enormes lujos, mientras el resto de sus hermanos
israelitas pasaban privaciones. Esto último también era considerado idolatría y
adulterio, sobre todo por la corriente de los profetas.

A modo de cierre
Por lo demás, está muy claro que cuando uno busca
¿Sabías que según la Biblia
una representación de alguien añorado, admirado, o
la mujer y el varón son
simplemente querido, no considera persona a un
imagen y semejanza de
cartoncito o un papel impreso con pintura (foto,
Dios?
cuadro, etc…), o a una pantalla, o a una estatuilla. Es
obvio que se trata de representaciones de alguien Lee Gn. 1, 26-27
querido. Es hacia la persona, (no hacia su
representación) a donde tiende su afecto,
reconocimiento, gratitud o cariño.

Finalmente cabe aclarar que el culto a las imágenes


(en cuanto representaciones del Cuerpo físico y místico del Hijo de Dios hecho
hombre, lo cual implica a su Madre, los santos y los ángeles obedientes), no es una
obligación con la que el católico deba cumplir. Las imágenes son una ayuda a la
sensibilidad humana y se puede hacer uso de ellas o no. Todo depende si ayudan a
adorar a Dios (no al yeso), o a venerar a la Santísima Virgen María (no a la
estatuilla), o a los santos. Dicho de otra manera, si una imagen no nos inspira piedad
para orar, no hay obligación de usarla. Se puede cambiar por otra que resulte más
apropiada, o no utilizar ninguna. Efectivamente, nada obstaculiza a la fe católica
para que se rece en cualquier parte, sin tener ninguna imagen a mano.

Índice
Introducción............................................................................................................................ 1
La imagen perfecta del Padre................................................................................................1
Las prohibiciones bíblicas en su contexto..............................................................................3
Análisis interno................................................................................................................... 3
Análisis transversal............................................................................................................. 4

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Contextos históricos............................................................................................................... 7
A modo de cierre.................................................................................................................... 7
Índice general......................................................................................................................... 8

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