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Estudios

José María Quintana Cabanas


Propuesta de una Pedagogía Humanista.

Pedro Ortega Ruiz, Ramón Mínguez Vallejos


y María A. Hernández Prados
Las difíciles relaciones entre familia y escuela en España.

Marcos Ruiz Soler y Emelina López González


El entorno estadístico R: ventajas de su uso en la docencia y la investigación.

Teresa Rabazas Romero, Sara Ramos Zamora y Julio Ruiz Berrio


La evolución del material escolar a través de los manuales
de Pedagogía (1875-1936).
Propuesta de una Pedagogía Humanística

por José María QUINTANA CABANAS


Universidad Nacional de Educación a Distancia

La base humanista que constituyó el Tendencias antihumanistas en la


fondo sobre el cual se edificaba la for- educación actual
mación intelectual de la población culta Esas tendencias antihumanistas se
y profesional de los países occidentales han originado hace unas décadas y son
se está hundiendo por momentos. En cada vez más intensas y extensas, notán-
efecto, los planes de estudio de dose especialmente en la Enseñanza
Enseñanza Secundaria van despojándo- Superior. Esto se ha concretado y mani-
se de contenidos humanistas, y nuestras festado en los documentos de la Unión
Facultades de Filosofía y de Lenguas Europea, máxime en la Declaración de

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Clásicas se van quedando vacías de Bolonia (1999), que es considerada como
alumnos. Esto es un hecho, al parecer, el documento de consolidación de este
irreversible, pues se halla provocado por movimiento. A partir de aquí, se crea la
el desarrollo material de nuestra socie- Convergencia Europea, o Espacio revista española de pedagogía

dad; pero, desde la reflexión pedagógica, Europeo de Educación Superior (EEES),


cabe hacer una consideración crítica que impone unas nuevas orientaciones en
sobre el mismo, viendo si esto no supone Enseñanza universitaria, las cuales afec-
acaso un retroceso en el progreso cultu- tan no sólo a las titulaciones y sus formas
ral de la humanidad y si, por consi- académicas burocráticas y externas, sino
guiente, no hay que levantar voces de también a las maneras de enseñar y de
reprobación de este hecho y hacer unas aprender, es decir, al proceso mismo de la
propuestas de corrección. A tratar este formación. Ya en el Libro Blanco sobre la
asunto se dirigen las páginas que Educación y la Formación, elaborado por
siguen. la Comisión Europea (1996), se indica que
el objeto de la enseñanza ha de ser el

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Enseñar a Aprender por uno mismo, con una interpretación reduccionista de


lo cual, en la formación universitaria, se qué sea la sociedad, en realidad se
hace prevalecer el papel del alumno sobre pone la Universidad al exclusivo servi-
el del profesor. Además, se quiere que el cio de las empresas y se atiende única-
estudiante se forme en Habilidades, mente a los profesionales solicitados
Actitudes y Competencias, y no sólo en por éstas. Nos preocupa que, anegados
conocimientos. Esto supone un pasar del en la denominada por algunos ‘cultura
Saber al Saber hacer y, por ende, una de calidad’, termine gestionándose la
reducción de las clases teóricas en prove- Universidad a modo de una empresa,
cho de más actividades prácticas, semina- lo que de hecho implica concebirla
rios y trabajos de averiguación, hechos como un negocio del sector de servi-
individualmente o en grupo. cios, al tiempo que el conocimiento se
convierte en una mercancía y, los
Pero, en realidad, hay más que todo alumnos, en clientes”.
esto: se trata de la muerte de la
Universidad humboldtiana, que es la
Universidad del conocimiento y de la El texto anterior nos pone ya en la
Ciencia, para dar paso a una Universidad pista del origen de esta degradación cien-
de las Ciencias Aplicadas y de la forma- tífica de la Universidad: ocurre que esta
ción profesional adaptada a cada una de última deja de ser templo del saber para
las necesidades de la sociedad postindus- convertirse en pieza del sistema económi-
trial. Y si esto pasa con la Ciencia, que ha co y productivo, en elemento dinamizador
de ceder ante la Tecnología, imaginémo- del mercado. En adelante, los objetivos y,
nos lo que pasará con las Humanidades, a por consiguiente, los métodos y el funcio-
las que no se ve una relación directa con namiento de la Universidad los fijarán las
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la capacitación profesional. En el Espacio multinacionales, por aquello de que quien


Europeo de Educación Superior, no hay paga, manda. Es por esto que, como prin-
espacio para ellas. cipio de la nueva educación, la Decla-
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ración de Bolonia dice, no que el sistema


Ante este reduccionismo del conoci- educativo ha de ser competente, sino com-
miento y de la formación humanos, no es petitivo. E indica también, como princi-
extraño que se hayan levantado voces de pio, la promoción de la movilidad, es
denuncia y de protesta. Y así, en el decir, de la dispersión, en lugar de la con-
Manifiesto de Profesores e Investigadores centración, que es el gran principio de la
Universitarios (2005) contra las propues- formación.
tas del EEES, se dice lo siguiente:
Ante semejante cambio, no es extraño
“Nos preocupa que, con el argu- que muchos lo vean como una tergiversa-
mento de que la formación deba aten- ción de la verdadera función que ha de
der a las demandas sociales, haciendo tener la Enseñanza Superior y no estén
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conformes con lo que propone el EEES. nuevo examen de sus propios fundamen-
Tal es el caso del colectivo llamado tos, se plantea de nuevo, a la investiga-
Profesores por el conocimiento, que el día ción de la Antigüedad, el problema —últi-
26.04.2005 protagonizó en la Universidad mo y decisivo para nuestro propio desti-
Complutense de Madrid un encierro rei- no— de la forma y el valor de la educación
vindicativo, y en nombre del cual César clásica”. Esta solución, de Jaeger, de vol-
Ruiz (2005) ha redactado el documento ver a la educación clásica nos parece, hoy
Rebelión, en el cual se lee que adonde día, excesiva y hasta inapropiada; pero si
lleva la Convergencia Europea es “a la —rebajando el objeto— proponemos una
colonización de la Universidad pública aproximación al humanismo, a formas de
por parte de la empresa privada y a la humanismo en los contenidos de la edu-
subordinación completa de la educación cación y formación, la consigna nos pare-
universitaria al mercado, renunciando ce no sólo interesante, sino, además, acer-
definitivamente a un modelo del saber de tada. Esto es lo que vamos a ver.
profunda raigambre histórica en Europa”.
Se trata de “el intento de mercantiliza- El humanismo y su sentido cultural
ción de la Universidad pública, de subor- Pero, si hemos de hablar de humanis-
dinación de la misma a los intereses del mo, primero convendrá aclararnos sobre
mundo empresarial”. En esta situación, la su concepto, cosa algo complicada, porque
función suprema de la Universidad es “la se han dado varias formas de humanis-
formación de una fuerza de trabajo com- mo. Veamos las principales de ellas.
petitiva. El saber desaparece para dejar
sitio a la competitividad, y la Universidad 1. Hay el humanismo clásico, o greco-
se autoinmola para mayor gloria del mer- rromano. El humanismo griego se fundó
cado”. en Atenas en el s. V a. C., cuando

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Sócrates dirigió la Filosofía a ocuparse en
En los documentos de la Conver- los temas del hombre (la Ética y la doctri-
gencia Europea se dice a menudo que la na del conocimiento). En el s. IV,
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Universidad ha de estar al servicio de la Isócrates funda su escuela de retórica, al
sociedad; pero notemos que, en ellos, esta tiempo que Platón enseña la dialéctica en
palabra sociedad significa mercado. su Academia. Platón critica la retórica
porque usa argumentos débiles dándoles
A semejante situación podrían apli- fuerza con el arte de la palabra y del con-
cársele estas palabras escritas por W. vencer; Isócrates defiende este procedi-
Jaeger (1967, 16) hace ya muchos años y miento alegando que su legitimidad
que no sólo señalan el mal, sino que tam- depende del fin con que se use. Isócrates
bién indican el remedio: “En el momento preconiza una educación que sea útil para
actual, cuando nuestra cultura toda, con- la vida, pero basándola en criterios de
movida por una experiencia histórica moralidad. Fue el gran educador de
exorbitante, se halla constreñida a un Grecia, propagando en ella la paideía.
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La paideía es la forma nacional de la fenómeno del yo individualizado”, tal


educación griega clásica en las escuelas y como ahora lo entendemos todos nosotros.
en la pólis. Tenía un carácter a la vez Era el humanismo.
intelectual, moral y cívico. Sus ideales
eran los siguientes: El humanismo romano se calcó sobre
la paideía griega, término que, en Roma,
1. La moralidad (areté, virtud). Cicerón tradujo por humanitas, y del cual
2. La belleza (tò kalón), a través de se han formado los de humanismo y de
las artes. humanidades. Según M. del Pilar Quicios
3. La phrónesis (sabiduría), o refle- (2002, 258-60), la humanitas romana,
xión sobre el verdadero camino. como ideal de formación, incluía el saber
4. La formación del individuo bello y vivir conforme a la razón, el dominio de
bueno (kalós kagathós). las pasiones, la aspiración a la sabiduría
5. La formación completa y armóni- como clave de la vida, la elegancia en el
ca (virtudes morales y educación pensar, en el decir y en el actuar y un
música). compromiso de vida honesta, moral y vir-
tuosa. Así pues, ya desde tiempos de
Dice C. Naval (1992, 47) que “la pai- Varrón, en Roma la educación humanista
deía transforma al hombre haciéndole ser significó la educación del hombre como tal
lo que debe ser, al mismo tiempo que le y de acuerdo con su auténtico ser, que es
limpia del ser que no debe ser”. Como sea, el correspondiente al ideal de hombre.
acuñó un ideal de formación humana que
luego se ha proyectado en toda la cultura 2. El humanismo renacentista comen-
occidental. Y —como escribe W. Jaeger zó en Italia en la segunda mitad del s.
(1967, 8)— “la importancia universal de XIV y se propagó por Europa en los ss. XV
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los griegos, como educadores, deriva de su y XVI. Era una vuelta a la literatura y al
nueva concepción de la posición del indi- pensamiento clásicos, que concedía a la
viduo en la sociedad”. Pues, frente a la naturaleza un valor positivo (apartándose
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masificación humana y al despotismo que del espiritualismo medieval) y, al indivi-


había en los pueblos orientales, en Grecia duo, una posición central en el mundo,
aparece el individualismo como concien- plena autonomía y una conciencia crítica.
cia humana y la democracia como su El humanismo es un aspecto fundamen-
correspondiente forma política. Y, dice tal del Renacimiento que reconoce el
Jaeger (ibíd.), “desde el momento en que valor del hombre en su plenitud y entien-
los griegos situaron el problema de la de a éste viviendo en su mundo, al cual ha
individualidad en lo más alto de su desen- de dominar; afirma la superioridad de la
volvimiento filosófico, comenzó la historia vida activa sobre la contemplativa y la
de la personalidad europea. Roma y el excelencia del placer y de lo estético, y
cristianismo actuaron sobre ella. Y de la exalta la libertad y dignidad del hombre:
intersección de estos factores surgió el Pico de la Mirándola escribe una Oratio

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Propuesta de una Pedagogía Humanista

de hominis dignitate y M. de Montaigne 5. Los humanismos contemporáneos.


propugna “el conocimiento de sí mismo”. En el s. XIX, con Nietzsche muere el hom-
bre y surgen los hombres. Luego, con el
3. El humanismo ilustrado, del Siglo positivismo y las Ciencias Sociales, lo
de las Luces, que promovió la libertad de humano es apreciado e interpretado por
pensamiento y de conciencia frente a los la vía de la estadística: lo humano natu-
dogmatismos impuestos tradicionalmen- ral se expresa por lo que es el hombre
te: Voltaire no hizo más que reivindicar a medio, u hombre normal.
un hombre sensato (cf. Quintana, 2002,
29-33), y Kant proclama que el hombre es Puede haber tantos humanismos
un fin en sí mismo, no debiendo tener cuantos sean los modos de entender los
otro fin último que el propio hombre, fines del hombre, con tal que se busque la
poseedor de su autonomía intelectual y prevalencia de estos. Los humanismos
moral. contemporáneos recogen las ideas y acti-
tudes que tienden a hacer a los individuos
4. El humanismo del neoclasicismo más humanos, acentuando:
alemán, también del s. XVIII, representa-
do por Humboldt, Herder, Wieland, a) los valores humanos fundamenta-
Goethe, Lessing y Schiller. Es el período les: democracia, derechos humanos, tole-
clásico de la cultura nacional alemana, rancia;
implicando los siguientes elementos:
b) el sentido universal de humanidad,
a) humanísticos: se ve en lo griego la sobre el sentido de nación y de grupo; con-
expresión de la esencia humana; secuencia: el interculturalismo;

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b) estéticos: la belleza es pieza básica c) la eliminación de las formas huma-
en la formación humana; nas de explotación, y de tabúes y depen-
dencias;
c) pedagógicos: preocupa la formación revista española de pedagogía

armónica de la persona: es la Bildung, o d) la eliminación de las consecuencias


formación profunda del hombre según los negativas del desarrollo industrial (masi-
ideales del humanismo, de la ética y de la ficación, consumismo, globalismo).
estética, configurando un tipo humano
ilustrado, completo y armónico. La Como especies de humanismo con-
Bildung quiere juntar lo griego con lo ale- temporáneo pueden indicarse las siguien-
mán, y formar a la vez los conocimientos tes:
de la persona, la voluntad de ésta y sus
sentimientos, poniendo al hombre en con- 1. Humanismo científico (en la con-
tacto con las artes y las ciencias (cf. cepción de J. Echarri, la naturale-
Quintana, 1995a, 33-45). za, como espacio físico, es un fenó-

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meno para el hombre, para lo que no siempre tendrán el mismo sentido.


éste es, hace y ha de hacer). Cuando hablamos de crisis o quiebra del
2. Humanismo marxista (Adam humanismo, nos referimos al humanismo
Schaff). clásico, el cual, para muchos, ha perdido
3. Humanismo existencialista (Sar- su razón de ser y no tiene lugar en el
tre). mundo contemporáneo.
4. Humanismo integral (Maritain,
Mounier); personalismo. Este hecho parece insólito, pues, si el
5. Humanismo liberacionista (Mar- humanismo pretendía expresar la esencia
cuse). humana universal, lo que es y debe ser el
6. Humanismo post-industrial (Fromm). hombre como tal, parece que este ideal
sea perenne y deba acompañar al hombre
Constantemente aparecen nuevas for- mientras y dondequiera que exista. ¿Qué
mas de humanismo, entendido como cual- ha pasado, pues?
quier dirección filosófica que tenga en
cuenta las posibilidades y los límites del La explicación es sencilla, aunque
hombre, y así, J. Choza (2003, 173-9) dis- decepcionante. Clásicamente se entiende
tingue un humanismo público, o del hom- y define al hombre como un ser racional,
bre en sociedad, y un humanismo de la dotado de lógos. Este rasgo especificaba la
interioridad, o modo de habérselas uno llamada naturaleza humana, que expresa
consigo mismo: cómo asumir la propia la esencia misma del hombre, con sus
vida, con responsabilidad y dándole un atributos y sus fines. Esta concepción
contenido. Podemos citar también, como apareció con el humanismo griego y per-
cosa reciente, el Movimiento Humanista duró mientras éste estuvo vigente en el
Evolucionario Cubano (2005), cuyo docu- pensamiento occidental.
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mento empieza así: “El humanismo es


como un salón, cuyas puertas rara vez Pero vino un día en que el concepto de
abrimos, en el viejo palacio de las filosofí- razón entró en crisis. Razón entendida
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as. Cuando atisbamos a él, tanto nos aquí como aquel aspecto del entendimien-
maravillamos de la solidez, funcionalidad to por el cual éste comprende las cosas,
y belleza de su mobiliario, de su ilumina- intuye su esencia, capta su valor y descu-
ción natural y de su aire fresco, que en bre en ellas relaciones trascendentes.
seguida lo cerramos de asombro. Luego, Esta razón opera por debajo (o por enci-
sólo atinamos a hacer referencias ocasio- ma) del ámbito empírico o físico del
nales de lo poco que vimos”. mundo: se mueve en el ámbito metafísico.
Toda consideración de causas, de prime-
La crisis del humanismo en la ros principios, de substancias o acciden-
modernidad tes, de necesidad o contingencia, de infi-
Por lo que vemos, formas de humanis- nitud o limitación, de lo absoluto o lo rela-
mo las hay y las habrá siempre, aunque tivo, de jerarquía de valores, de imperati-

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Propuesta de una Pedagogía Humanista

vo ético o de criterio de verdad pertenece de una verdad universal que ha de ser


a esta dimensión intelectual. Desde los válida para todos. Esta situación se ha
presocráticos griegos, se pensó que estas reafirmado en el s. XIX con la aparición
categorías mentales correspondían a la del positivismo (Comte) y del materialis-
realidad objetiva del mundo, y por ellas se mo (Vogt, Haeckel) y en el s. XX con el
trató de entender ésta en su complejidad. neopositivismo (Russell, Carnap). El pen-
Era la Filosofía tradicional, de corte algo samiento postmoderno es secuela de
idealista (intelectualista, se dice propia- todas estas tendencias. Total, que hoy día
mente; por ejemplo, la Filosofía aristotéli- apenas se habla de razón y de naturaleza
ca). Con esta Filosofía se hablaba de la humana, ni de estas como base firme para
naturaleza de las cosas y, por lo mismo, una concepción del hombre, de sus pre-
de la naturaleza humana. Con esto, el rrogativas y de sus obligaciones.
hombre se hacía inteligible como ser espe-
cial, y podía hablarse de la moral natural Es la crisis del humanismo clásico,
y del derecho natural. Y podía concebirse que se ve substituido por otras formas —
y construirse todo un humanismo, tal generalmente precarias— de humanismo,
como hizo ya, por ejemplo, Cicerón. como es el caso de Heideger (2001, 23s),
según el cual “todo humanismo se basa en
Pero he aquí que llega el s. XVII y, una metafísica, excepto cuando se con-
con Locke, Berkeley y Hume, aparece el vierte él mismo en el fundamento de tal
empirismo radical. Se niega la existencia metafísica”. Esto es lo que sucede en este
y objetividad de las ideas y, con ellas, de autor, pues, luego de haber afirmado en
los conceptos metafísicos, incluidos el de su Carta sobre el Humanismo (p. 27s) que
naturaleza y de naturaleza humana. La el hombre depende del ser y ha de atener-
razón había desaparecido. Al no poder se a lo que es el ser (la existencia humana

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fundarse en ella la moral ni la religión, —dice— es “estar en el claro del ser”, de
hubo que basar éstas en el sentimiento, modo que lo propio del hombre es ser “el
en la inclinación. Y este hecho se acentuó pastor del ser”, su cuidador, y en esto con-
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en el s. XVIII con la filosofía de Kant, que siste la razón humana), en otra obra suya,
igualmente negaba la posibilidad del Los caminos del bosque, invierte la pers-
conocimiento racional y, por consiguiente, pectiva y viene a decir que la medida del
de la Metafísica. ser es el hombre. Es el existencialismo.
Pero ya en su Carta sobre el Humanismo
Esa obra demoledora de las bases del había dicho Heidegger que “la esencia del
conocimiento humano ha tenido unos Dasein —es decir, del hombre— reside en
efectos devastadores en el pensamiento su existencia” (p. 29).
posterior y actual: son muchos los escép-
ticos o agnósticos en la razón y, los que También Sartre, para quien L’exis-
siguen creyendo en ella, es a título perso- tencialisme est un humanisme, propone
nal y de escuela, pero no con pretensiones un humanismo de corte existencialista,
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diciendo que “no hay naturaleza humana, hacer uso de él. Ya se ha dicho, y es cier-
puesto que no hay un dios para concebir- to, que el hombre es un animal metafísi-
la. El hombre es no sólo tal como se conci- co: somos hombres porque, a diferencia de
be y como se quiere (...). El hombre no es los demás animales, nuestro pensamiento
otra cosa que aquello que se hace. Tal es el se mueve en ámbitos que trascienden a
primer principio del existencialismo. Es las meras apariencias de las cosas y que
también lo que se llama la “subjetividad” tienen un carácter absoluto. Esto es lo
(Sartre 1960, 22s). El hombre comienza que Sócrates afirmó contra los sofistas de
por existir y se convierte en proyecto; “la su tiempo, y es igualmente lo que noso-
existencia precede a la esencia” (p. 24). tros hemos de afirmar contra los sofistas
del nuestro. Aquel gesto suyo, que dio
La supervivencia y necesidad del nacimiento al gran pensamiento occiden-
humanismo tal, es el mismo que hoy día ha de provo-
Ya lo hemos dicho: habrá humanis- car un renacimiento de ese mismo pensa-
mos hasta el fin del mundo. Así pues, si miento, asfixiado por tantos prejuicios
aquí reivindicamos la supervivencia y gnoseológicos modernos y contemporáne-
necesidad del humanismo, no es de un os. Coincidimos con P. Natorp (1915, 7)
humanismo cualquiera, sino de uno muy cuando, refiriéndose al principio para la
concreto: el humanismo clásico o, mejor, deducción de la idea de formación
tradicional: el de los antiguos y los rena- (Bildung), dice que el hombre “puede ir
centistas, matizado y enriquecido por el con el pensamiento más allá de toda per-
humanismo ilustrado, el neoclasicismo cepción dada de cómo es una cosa, conci-
alemán y todas las formas de humanismo biendo cómo debe ser”.
contemporáneo que, de algún modo, vie-
nen a completar una concepción del hom- Y adviértase que, cuando propugna-
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bre integral, digna y enaltecedora del ser mos y defendemos la razón, no nos referi-
humano. mos a aquella razón desencarnada y abs-
tracta de los racionalistas del s. XVII y de
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Mas, para esto, es preciso comenzar los ilustrados del s. XVIII, sino a una
por afirmar y establecer, en el conoci- razón que está al servicio de la vida
miento humano, el primado intelectual de humana y es movida por el sentimiento,
la razón, pues sin ésta no puede haber ni formando un todo funcional con estos. En
esencia humana ni humanismo consisten- tal caso, esta razón constituye más bien la
te. No vamos a enzarzarnos aquí en una facultad cognitiva llamada sabiduría, que
discusión epistemológica sobre la viabili- es el intelecto humano en su función de
dad del conocimiento racional, sino que orientar al hombre en su vida, en sus
nos limitaremos a afirmarla, basados en decisiones, en sus ideas, en sus valores,
la experiencia inmediata y cotidiana que en sus fines, en su destino y en su com-
todos tenemos del mismo y en el hecho de portamiento (cf. Quintana, 2001, 36-9).
que, hasta para negarlo, tenemos que Es con esta sabiduría que hemos de for-

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Propuesta de una Pedagogía Humanista

jarnos nuestro concepto de humanismo, no racionalistas. El modelo racionalista


un humanismo que afirma en el hombre de hombre ha llevado, en la modernidad,
su voluntad de trascendencia, su convic- a notables desfiguraciones antropológicas
ción de hallarse por encima de todo lo y cognicionales. Mejor es seguir a Herder
meramente fenoménico e insustancial. (1989), quien, andando por la otra línea,
sostiene que el género humano en cada
Muchos pensadores se sitúan en esta época vive condicionado por circunstan-
línea agustiniana de que la verdad última cias culturales diversas, pero “lo que
(o primera) no se demuestra, sino que se constituye su bien permanente se funda
muestra a nuestra intuición animada por única y esencialmente en su razón y en su
la afectividad. Como decía Goethe (1990, equidad” (p. 647), y es siguiendo las leyes
445), “pensar es más interesante que de esa naturaleza humana interior como
saber, pero no que intuir”; y, antes que él, la humanidad progresará (p. 656), pues
Erasmo (1956, 1167): “El bien decir “en el destino de los hombres rige una
requiere dos condiciones: primera, cono- bondad sabia, de modo que la mejor dig-
cer a fondo la materia de que se ha de tra- nidad humana y la más genuina y perma-
tar; segunda, que el razonamiento se nente felicidad humana se logra sólo ate-
haga al dictado del corazón y del afecto”. niéndose a lo que ella demanda” (p. 664).
E igual se expresa un pensador muy pró- Es este tipo de humanismo el que noso-
ximo a nosotros, J. Xirau (1998, 90): “La tros postulamos y deseamos recuperar.
percepción del valor de las cosas, o de las
cosas en cuanto tienen valor, es dada a la El humanismo cultural occidental
conciencia amorosa y sólo es posible en un En esta concepción de Herder se refle-
ámbito de amor”. ja muy bien la esencia del humanismo
occidental tradicional. Es un humanismo

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Según dice B. Pascal (1952, 123) en de fondo clásico, pues, como dice W.
sus Pensées, quien usa bien de la razón ha Jaeger (1967, 6), “sin la idea griega de la
de tener estas tres cualidades: ha de ser cultura, no hubiera existido la
pirroniano, geómetra y cristiano. Es revista española de pedagogía
Antigüedad como unidad histórica en el
decir: ante lo dudoso, ha de dudar; ante lo mundo de la cultura occidental”. Y es un
evidente, ha de asegurar y, ante lo tras- humanismo muy expresivo de la natura-
cendente, ha de aceptar. Y “quien no hace leza humana, concepto este último que M.
así no entiende la fuerza de la razón”; Gennari (2001, 713-36) describe en lo que
pues “el último peldaño de la razón está él llama “el hombre fundamental”, o esen-
en reconocer que hay una infinidad de cial, distinto del hombre “antrópico”, u
cosas que la sobrepasan; si no conoce esto, hombre concreto existente en unas cir-
es que ella es una razón débil” (p. 126). cunstancias dadas. Define el hombre fun-
damental como “el sujeto que se funda en
Los seres humanos hemos de ser el esfuerzo de sustraerse a la cosificación,
racionales y, mejor aún, razonables, pero al destino de una objetivación que lo redu-

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José María QUINTANA CABANAS

ce a ser un hombre-cosa, privado de todo viene espontáneamente dado; y así, según


fundamento” (p. 717). ya hemos expuesto en otro lugar
(Quintana, 1995a, 62-5), hay un natura-
En este esfuerzo de autosuperación, lismo romántico (la idea de Rousseau de
de autotrascendencia, el hombre conquis- que la naturaleza es buena y perfecta) y
ta y forja su dignidad personal, por la que un naturalismo científico (que niega lo
se distingue en excelencia por encima de transnatural —lo ideal— y lo sobrenatu-
los demás seres. Y aquí vemos cómo el ral en el mundo y en el hombre). El natu-
humanismo es la base de una formulación ralismo romántico condena como malas la
de la Ética, pues, según E. Arroyabe sociedad, la civilización y la cultura, y el
(2003, 94), “la elaboración de una ética naturalismo científico fomenta el hedo-
universalmente admitida supondrá una nismo y rechaza todo lo que sea ideal o
reflexión antropológica acerca de lo que espiritual. Con esto, se nos ofrecen dos
somos, de lo que se nos debe (y debemos) dimensiones del humanismo: una dimen-
inalienablemente, dado lo que somos”. El sión cultural, que entiende la cultura
mismo autor señala que el tema central como un valor humano positivo, y una
de la futura reflexión ética ha de ser el dimensión ideal, por la cual estima como
tema de si hay o no solución y remedio al excelentes los valores ideales y espiritua-
egoísmo humano. les. Cabalmente estos dos aspectos, que
consideramos como muy válidos, nos ser-
Precisamente por las consecuencias virán luego para diseñar los principales
éticas que tiene, el humanismo sólo se objetivos de una Pedagogía Humanista.
justifica si está bien orientado ideológica-
mente. Por esto Cicerón (1997, 86s) se Y ahora mismo, el segundo de ellos
pregunta, y con razón, “si la facilidad de nos va a servir para resolver una intere-
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palabra y la elocuencia no han causado sante antinomia muy vinculada al huma-


mayores males que bienes a hombres y a nismo, a saber, si en la vida humana hay
ciudades”. Y halla esta respuesta: “Tras que considerar como un valor positivo el
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largas reflexiones, el análisis me ha lleva- ocio o, más bien, el trabajo (para un tra-
do a concluir que la sabiduría sin elo- tamiento de esta antinomia, cf. Quintana,
cuencia es poco útil para los estados, pero 2005, 155-74).
que la elocuencia sin sabiduría es casi
siempre perjudicial y nunca resulta útil”. Ya desde el tiempo de los griegos, se
sabe que la gran cultura humana es fruto
Una buena manera de definir un con- de una actividad de ocio. Por eso
cepto es cotejarlo con su opuesto. Aristóteles señala como fin último del
Siguiendo este camino, vemos que huma- hombre, y factor de su felicidad, la vida
nismo se contrapone a naturalismo. El contemplativa, y tras él todos los huma-
naturalismo es la postura de considerar nistas han dicho algo parecido. Y así,
como bueno y paradigmático aquello que escribe Séneca (1999, 269) en su diálogo
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Propuesta de una Pedagogía Humanista

Sobre el ocio: “Solemos decir que el mayor culturales y, por otro, anima a conquis-
de los bienes es vivir de acuerdo con la tarlos cum studio et amore, es decir,
naturaleza; la naturaleza nos engendró mediante un trabajo intelectual esforzado
para ambas cosas: la contemplación y la y metódico.
acción”. La acción es interesada, y la con-
templación, desinteresada. ¿Qué impor- En el momento presente, J. Lorite
tancia tiene, pues, la contemplación? Y (2003) habla del humanismo como de una
Séneca da a esto una gran respuesta: “adquisición irreversible”. Y lo explica
“Quien contempla las cosas, ¿qué ofrece a así. Lo que llamamos la naturaleza
dios? Que tan gran obra suya no quede sin humana no es una realidad dada genéti-
testigos”. Y, más cercano a nosotros, según camente, sino que se ha construido con la
M. B. Cossío, interpretado por J. Xirau persistente voluntad humana de dar un
(1999, 446), “en la capacidad para el ocio sentido a su existencia, lo cual ha queda-
reside la más alta dignidad humana. Sólo do plasmado en la cultura. Ahora bien,
aquellos que pueden liberar su espíritu del con esto —dice— “se ha creado un rema-
ajetreo apremiante de las cosas son aptos nente de la humanidad que ya no pode-
para la contemplación y la reflexión”. mos anular sin renunciar a la viabilidad
de nuestra especie. Hay una acumulación
Pero he aquí que el trabajo también histórica de nuestro querer-ser que es
constituye un valor humano, emparentado inalienable. Este es nuestro más sólido
con el autovencimiento y la virtud, tan soporte: el residuo de nosotros mismos en
ponderados por los estoicos, y R. E. Trelles nuestra historia; son las representaciones
(1992) recuerda que los individuos han de que forman como el ADN cultural de
saber que “todo lo que cada persona tiene y nuestra especie” (p. 59).
sabe es fruto del trabajo, propio y —en

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gran medida— ajeno. Que nada viene en la Y J. A. Estrada (2003, 67), en su estu-
vida por casualidad ni magia. Que todo dio sobre “El humanismo en el siglo XXI”,
hay que generarlo con el trabajo humano. tras constatar que en este siglo el hombre
ha entrado en unas nuevas sociedades, revista española de pedagogía
Que estamos obligados a devolver en tra-
bajo propio el equivalente del cúmulo de caracterizadas por el multiculturalismo,
trabajo ajeno que generó cada posesión el internacionalismo y la globalización,
que usamos o disfrutamos. Que la riqueza piensa que “el gran reto del humanismo
obtenida mediante artimañas o abusos es será prepararnos para vivir en ese nuevo
modelo de sociedades”.
ilegítima y degradante”.

Esta antinomia, el humanismo la Una dimensión humanista para la


resuelve con muy buen criterio, situándo- educación actual
se en un punto medio entre ambos polos, Comenzábamos el presente escrito
puesto que por un lado encomia el ocio constatando que los sistemas educativos
que permite vacar en pos de los bienes de los países actuales, tanto en la
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José María QUINTANA CABANAS

Enseñanza Secundaria como en la fuerza vital, creadora y plástica, que


Superior, no sólo van perdiendo humanis- impulsa espontáneamente a toda especie
mo en sus contenidos, sino que están per- viva al mantenimiento y propagación de
diendo también el sentido del mismo y de su tipo. Pero adquiere en ella el más alto
su valor formativo, de modo que lo van grado de su intensidad, mediante el
eliminando de los estudios. Por otro lado, esfuerzo consciente del conocimiento y de
parece que esto no debiera ser así, dado la voluntad dirigida a la consecución de
que, en la cultura occidental, es inconce- un fin”. Y el propio Jaeger señala cuál era
bible una auténtica formación cultural y este fin en la paideía griega: “la forma-
humana sin un fondo de humanismo. En ción de un alto tipo de hombre”.
consecuencia, diríamos que la educación
actual debe rectificar en este aspecto, Ese hombre mejor constituye el ideal
poniendo una base humanista en la for- de toda educación. Tenderemos al mismo
mación que ofrece. Esto es lo que ahora con una Pedagogía Humanista, que, al
trataremos de argumentar. decir de M. Gennari (2001, 685-712), pro-
porcionará una formación (Bildung) basa-
Podríamos comenzar recordando da en una “filosofía de lo humano” y, por
aquel dicho de E. Spranger (1954, 393) de ende, propiciará una vinculación, una
fundamentación, un encuentro y una
que “sin levadura clásica no hay educa-
transformación, y tendrá como dimensio-
ción”. Por la autoridad de quien así habla,
nes la libertad, la naturaleza, el mundo,
haríamos bien en tenerlo muy en cuenta,
la vida, el sentimiento y el misterio. En
y especialmente la Universidad, pues ésta
otro lugar (Gennari, 2000, 22), añade la
—como dice J. Xirau (1999, 495)— “puede
eudemonía, o felicidad, entendida como
llegar a ser, si de veras lo quiere, una alta
“un proceso constante de armonización
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potencia espiritual que contribuya a dar a equilibrada de la interioridad personal


cada pueblo y a la comunidad humana con el mundo externo”.
digna posesión y clara conciencia de sí
mismos”. Y esto lo hace la Universidad —
revista española de pedagogía

El humanismo enseña a ser crítico en


sigue diciendo el mismo autor— en cuan- los conocimientos que se reciben, pues
to que ella es una agencia de la cultura puede que no sean acertados. Es por eso
humana. Sabido es que la formación en que Platón (1991, 163), en el Protágoras,
Humanidades facilita una comprensión pone en guardia contra las enseñanzas de
global, interdisciplinaria y crítica de la los sofistas, pues en la compra de la sabi-
realidad social. duría no ocurre como en las demás com-
pras, ya que “la ciencia no se la lleva uno en
Y, hablando de la educación en gene- una vasija: una vez pagado su precio, es
ral, W. Jaeger (1967, 3 y 6), al explicarnos preciso llevársela en uno mismo, ponerla
la posición que han tenido los griegos en en la propia alma, y así, cuando uno se va,
la historia de la educación humana, indi- el bien o el mal están ya hechos”.
ca que en esa educación “actúa la misma

220
Propuesta de una Pedagogía Humanista

Una educación de base humanista es Dice A. Agazzi (2000, 38) que, en edu-
esto solo, y no una enseñanza recargada de cación, “el puesto que ocupan los clásicos
Humanidades. En esta misma tesitura, el es esencial. En el fondo, un clásico es un
propio Platón (1991, 383s), en el Gorgias, testimonio de humanidad, o —si queréis—
hace decir a Calicles que es bueno filosofar un hermano en humanidad. Acercándonos
un poco en los años juveniles, pero que el a los clásicos, nos acercamos a las grandes
seguir haciéndolo toda la vida de un modo cuestiones del hombre, a sus aspiraciones
excesivo es cosa ridícula y servil, y quien lo y a sus temores, a sus gozos y a sus sufri-
haga “jamás deberá considerarse digno de mientos; en una palabra: a aquella huma-
nada bello ni grande”, y hasta “necesita que nidad que precede y da entidad al perfil
le den de palos”. La razón de esto —piensa peculiar de cada cual”.
Platón— es que en la vida hay que hacer
Es cierto que el mundo actual, en lo
cosas más importantes que el mero teori-
material de su desarrollo, funciona sobre
zar, a saber, actuar bien para uno mismo y
bases científicas y tecnológicas, que confi-
para los demás.
guran la formación profesional en
muchas de sus especialidades. En este
Se trata sólo de ir al fondo del huma- sentido, nos parece acertada aquella pro-
nismo, tal como latía, por ejemplo, en la puesta que, hace ya 35 años, formuló E.
cultura griega, donde Faure al hablar de la necesidad, en la
sociedad de nuestros días, de un huma-
“lo universal, el lógos, es, según la nismo científico. De modo que, según todo
profunda intuición de Heráclito, lo lo que venimos diciendo, un buen modelo
común a la esencia del espíritu, como de formación humana completa sería el
la ley lo es para la ciudad. En lo que que se expresa en la figura adjunta.

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respecta al problema de la educación,
la clara conciencia de los principios
naturales de la vida humana y de las
leyes inmanentes que rigen sus fuer- Formación profesional revista española de pedagogía
zas corporales y espirituales hubo de
adquirir la más alta importancia.
Tecnología
Poner estos conocimientos, como fuer-
za formadora, al servicio de la educa-
ción y formar, mediante ellos, verda- Ciencias
deros hombres, del mismo modo que el
alfarero modela su arcilla y el escultor Humanidades
sus piedras, es una idea osada y crea-
dora que sólo podía madurar en el
Formación humana completa
espíritu de aquel pueblo artista y pen-
sador” (Jaeger, 1967, 10s).

221
José María QUINTANA CABANAS

La formación ha de ser profunda, uni- 7. la función positiva de la afectividad


taria y total. En este sentido, la en nuestra vida.
Enseñanza Superior actual se ve expues-
ta al peligro de una especialización pre- Esta Pedagogía Humanista cuenta
matura, posibilitada por la excesiva opta- con bastantes representantes, y así podrí-
tividad en los currículos. Contra el amos citar a J. A. Ibáñez-Martín (1977)
mismo, nos advierte J. Xirau (1999, 488) en España, M. Ferreira Patricio (con su
al decir: “La trituración mecánica de las movimiento de la Escuela Cultural) en
actividades tiende hoy a disolver en el Portugal, W. Brezinka y W. Böhm en
hombre su calidad de persona humana y Alemania, A. Agazzi y M. Gennari en
a convertirlo en una pieza ajustada de un Italia y O. Reboul, Edgar Morin (2000,
mecanismo anónimo. El cuerpo de la 2001) y M. Soëtard en Francia. Algunos
Universidad se trueca así en un organis- pedagogos proponen un humanismo mati-
mo descuartizado. Aun sin salir del seno zado con alguna tendencia, como, por
de las actividades intelectuales, ya el ejemplo, O. Willmann (1923), cuyo huma-
desarrollo de las ciencias se resiente de nismo socializante entiende que la verda-
esta radical dislocación”. dera formación, o Bildung, ha de hacerse
en el seno de la comunidad y estando al
Y, hablando de la educación general, servicio de ésta. En el s. XIX, J. H.
un pedagogo humanista actual, A. López Newman (1996) reivindicó y justificó el
Quintás (2003, 318), pone, como objeto de carácter humanista de la Universidad,
la educación personal, lo que él llama el diciendo que lo propio de ésta es conferir
descubrimiento decisivo, es decir, el hallaz- un saber liberal, entendido como un cono-
go del ideal humano, que encierra las prin- cimiento que es un fin en sí mismo, sien-
cipales facetas de la vida personal y supo- do digno de poseerse por lo que es y no por
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ne llegar a conocer estos siete asuntos: sus posibles aplicaciones técnicas y profe-
sionales.
1. en qué consiste nuestra verdadera
revista española de pedagogía

libertad, la libertad interior o creativa, La tradición humanista en la


2. cómo podemos colmar nuestra vida Facultad de Pedagogía de la
de sentido, Universidad de Barcelona
3. de qué forma podemos todos ser En la Universidad de Barcelona, el
eminentemente creativos y ganar la nece- humanismo se halla bien enraizado, ya
saria autoestima, desde la época de Rubió i Ors, Milà i
4. la importancia de las relaciones y Fontanals y Rubió i Lluch. La Sección de
del pensamiento relacional, Filosofía entroncaba con esta tendencia
5. la función de vehículos del encuen- (pensemos, por ejemplo, en Tomás
tro que tienen el lenguaje y el silencio, Carreras Artau), la cual pasó a la Sección
6. el carácter destructivo del vértigo y de Pedagogía, que surgió en el seno de
la condición constructiva del éxtasis, aquella.
222
Propuesta de una Pedagogía Humanista

La historia de esta Sección de todo su relieve, es preciso proyectarla


Pedagogía, vista desde el ángulo de la sobre el fondo de una larga tradición. No
Pedagogía General, está jalonada por tres se trata de un movimiento esporádico, de
grandes nombres: Joaquim Xirau, Joan una aspiración pasajera y fugaz. Es el
Tusquets y Alexandre Sanvisens. Los comienzo de un Renacimiento que se infil-
tres, a cual más, han hecho honor al tra gradualmente en toda el alma penin-
humanismo, del cual estaban empapados, sular y acaba por estructurarla”.
y con él acuñaron sendas formas de una
Pedagogía Humanista. 2) J. Tusquets merece ser recordado,
en Pedagogía, por dos méritos suyos espe-
1) J. Xirau bebió directamente un ciales: la introducción, en España, de la
humanismo pedagógico de aquel honta- Pedagogía Comparada, y sus contribucio-
nar del mismo que fue la Institución nes, siempre empapadas de un humanis-
Libre de Enseñanza. Allí se cultivaba, mo inspirado en los pedagogos alemanes
dice él (Xirau, 1999, 551), un humanismo de la Filosofía de la Cultura, a la
hispano: “el humanismo hispano no es Pedagogía General. Estas últimas se
una resonancia de voces extranjerizantes cifran, sobre todo, en su libro Teoría de la
como lo creen acaso espíritus exentos de Educación (1972, 41-172), donde expone
profundidad. Tenemos padres, tenemos su Pedagogía de la problematicidad, una
viejos e ilustres padres y es preciso que teoría de la educación muy original, de
les hagamos honor. Sólo así cumpliremos corte existencialista (el existencialismo
nuestro destino y coadyuvaremos a la sal- era la filosofía de aquella época), que con-
vación del mundo”. Estos padres los cibe la vida humana como una ardua
encontramos en la España romana tarea de enfrentarse a doce problemas
(Séneca y Quintiliano), en la España visi- existenciales radicales (de tipo constituti-

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gótica (Isidoro de Sevilla), en la España vo, proyeccional, convivencial y trascen-
musulmana (Averroes, Avicena y otros), dente), y para la cual la educación ha de
en la España medieval (Ramón Llull) y en ayudar al hombre.
revista española de pedagogía
la España renacentista (Luis Vives). En
el s. XIX, el humanismo español es enten- 3) A. Sanvisens, el padre de la actual
dido, más que como una filosofía, como Facultad de Pedagogía de la Universidad
una forma de vida, y “esta posición espiri- de Barcelona, era, tanto por su formación
tual-vitalista, moralista, activa, responde personal como por sus aficiones intelec-
a inclinaciones profundas del alma hispá- tuales, un humanista de cuerpo entero,
nica” (p. 444); lo vemos en el krausismo como sabemos muy bien todos los que lo
español (Julián Sanz del Río) y en los ins- hemos conocido y nos hemos deleitado con
titucionistas Francisco Giner y Manuel B. sus disertaciones sobre las materias más
Cossío. Con respecto a la tradición huma- diversas. Era también un amante y cono-
nista de todos ellos, dice J. Xirau (1999, cedor de las ciencias, hecho que le permi-
11): Esta tendencia, “para que alcance tió crear la teoría de la Pedagogía
223
José María QUINTANA CABANAS

Cibernética como una teoría de la educa- ser como un ser que ya está en este futu-
ción; y, como tal, preocupado por la vigen- ro, no en forma pasiva, sino en una forma
cia de un humanismo adaptado a los activa y proyectiva” (p. 274), y para ayu-
tiempos presentes, propone un humanis- darle en este proceso está la educación.
mo científico, dado que “nuestra época
vuelve de nuevo a preguntarse por el Las tres grandes tesis de la
hombre y acaso sea esta preocupación, de
Pedagogía Humanista
hondura humanística, el signo más carac-
Dijimos que el humanismo (o cultivo
terístico del mundo que nos toca vivir”
humano, cultura) se entiende como
(Sanvisens, 2005, 255).
opuesto al naturalismo (lo “nacido”,
Sanvisens nos ha dejado su concep- natus, espontáneamente), sea éste el
ción del humanismo, y del humanismo naturalismo romántico o el científico; por
pedagógico, plasmada en su escrito: “Las lo mismo, una Pedagogía Humanista se
dimensiones del hombre” (Sanvisens, entenderá como la opuesta a la Pedagogía
2005). En el mismo, entiende al hombre naturalista, sea ésta la Pedagogía russo-
como un ser abierto al mundo y a los niana o la Pedagogía positivista y mate-
demás, y poseyendo también una dimen- rialista.
sión trascendente. “Acaso podríamos —
dice (p. 272)— reducir sus grandes carac- Ahora bien: la Pedagogía naturalista
terísticas diferenciales en dos capacida- russoniana se funda en dos grandes tesis:
des fundamentales, a saber: la capacidad 1) el laissez-faire pedagógico, concretado
consciente, la conciencia personal, y la en la espontaneidad infantil como norma
capacidad de autodeterminarse, la bús- de educación y en la autogestión escolar;
queda de liberación, de libertad”. El hom- 2) una didáctica basada en el activismo y
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bre “precisa que oriente hacia el futuro su el globalismo, con exclusión del estudio

El naturalismo pedagógico
revista española de pedagogía

Especies Tesis pedagógicas


A) Romántico 1 En educación:
(Rousseau) laissez faire
2. En enseñanza:
activismo y
globalismo

B) Científico 3. En educación: ética míni-


(positivismo, ma, relativisimo de los
materialismo) valores, hedonismo

224
Propuesta de una Pedagogía Humanista

sistemático y del principio pedagógico del tamiento humano, se concibe al educando


esfuerzo. Y, en cuanto a la Pedagogía como un ser ambivalente, con unas ten-
naturalista de signo positivista y mate- dencias negativas que hay que corregir, y
rialista, descarta en la formación humana otras positivas que habrá que dejar y
todo principio ideal, superior o trascen- alentar. Esta tercera concepción antropo-
dente, para reducirla a dar al individuo lógica y pedagógica es la propia de una
unas pautas de adaptación social y de dis- Pedagogía Humanista, según la cual la
frute inmediato de los goces de la vida. A educación asiste al educando con la doble
estas tesis naturalistas, pues, la Pe- norma de una permisividad y una coac-
dagogía Humanista opone las tres si- ción oportunas y controladas, para que en
guientes (cf. Quintana, 2005, 231-7, Hitos él emerja lo bueno y desaparezca lo malo
para una Pedagogía Humanista). de su personalidad.

1) La ayuda al educando guiándolo, De estas tres concepciones, la prime-


estimulándolo y corrigiéndolo ra, que es la de la pedagogía autoritaria y
Las normas de educación se formulan coactiva, apenas es defendida y propuesta
a partir de una determinada concepción hoy día; su último gran reducto podría ser
de hombre. a) Hay una concepción antro- la Pedagogía Comunista. El segundo
pológica negativa, que mira al educando modelo, la Pedagogía naturalista, en cam-
como un ser dotado de unas malas incli- bio, está de moda en todo el mundo y en
naciones a las que habrá de hacer frente todas las formas de educación, como cons-
en una constante lucha moral; y así, para tituyendo una pedagogía progresista.
Pascal (1952, 98) “el corazón del hombre Pero, a nuestro entender, lo que realmen-
es hueco y está lleno de porquería”; y, te constituye es una inmensa paranoia
según Luis Vives (1987, 202), “nunca lle- pedagógica (cf. Quintana, 2004, 88-92), es

año LXVII, nº 243, mayo-agosto 2009, 209-230


garás a creer que puede haber otro peor decir, una ilusión engañosa que da por
que tú, pues si su malicia sale a la super- buena una educación que es mala, con lo
ficie, se debe a que tú disimulas la tuya cual está comprometiendo la auténtica
educación de la humanidad. Es a este tipo revista española de pedagogía
con más cautela”. Esta concepción ve la
educación como una coacción al educando. de educación aparente que critica y se
b) Hay también una concepción antropo- opone la Pedagogía Humanista, denun-
lógica positiva (el naturalismo russonia- ciando sus errores de base y proponiendo
no), y en la cual la educación se reduce a un plan efectivo de educación basado en
no intervenir en el desarrollo espontáneo las verdaderas características, posibilida-
del niño, dejando la formación de éste a des y necesidades del ser humano, sin
su iniciativa personal. c) Pero hay tam- caer en bellas utopías. Supone el ejercicio
bién una tercera concepción antropológi- de la autoridad educativa y de una coac-
ca, que es el término medio entre las otras ción estimulativa. Las frustraciones que
dos y a la cual llamamos realista, porque, esto puede producir en el niño se conside-
ateniéndose a la observación del compor- ran psicológicamente inofensivas y peda-

225
José María QUINTANA CABANAS

gógicamente necesarias para templar al boca al pronunciarlas. Has de pronun-


educando ante las exigencias de la vida. ciarlas, cuando yo te pregunte, como
yo lo haga (...)
2) La progresiva introducción de un
Alumno.- ¿No jugamos hoy?
trabajo intelectual sistemático y completo
La Pedagogía actual incurre en el Maestro.- No; hoy es día de labor,
error de mitificar los métodos didácticos ¿o crees que has venido aquí para
activos y globales, proclamando su valor jugar? Aquí no se juega, se estudia”.
pedagógico absoluto. Su valor es sólo rela-
tivo, pues valen únicamente para niños La creencia contemporánea de la
pequeños. La ley psicológica de los niños superioridad del aprendizaje sobre la
pequeños es el juego, y la de los adultos, enseñanza, del trabajo en grupo sobre el
el trabajo. El activismo y el globalismo estudio de manuales, de la optatividad
didácticos tienen que ver con el juego; el curricular sobre un plan de estudios obli-
conocimiento que proporcionan es ocasio- gatorio y de la libertad del alumno sobre
nal y, por consiguiente, incompleto, la autoridad docente y educativa del
superficial y desordenado. Un conoci- maestro son otras tantas facetas de aque-
miento de calidad ha de ser, por el con- lla paranoia pedagógica russoniana ya
trario, completo, profundo y ordenado. Y indicada antes, y que está socavando los
esto puede ser resultado únicamente de fundamentos de la educación actual. El
una enseñanza sistemática, un estudio remedio para todo ese mal está en una
sostenido y una atención concentrada. Pedagogía Humanista que, en Didáctica,
Pero esto ya no es fruto de una pedagogía vuelva a indicar el buen método de ense-
lúdica, sino del trabajo intelectual. Y en ñanza y aprendizaje, siguiendo a M. de
este trabajo, o estudio, han de ser intro- Montaigne (1992, 146, Libro I), quien cri-
año LXVII, nº 243, mayo-agosto 2009, 209-230

ducidos progresivamente los niños, a tica las ensoñaciones de conocimiento


medida que dejan de ser tales y se van propias de “el hombre que, en su infancia,
haciendo adultos. El humanismo ha con- de las ciencias no ha gustado más que su
revista española de pedagogía

tado siempre con la base de esta actitud corteza externa y, de ellas, no ha retenido
intelectual, como pone en evidencia el otra cosa que su rostro general e informe:
siguiente Diálogo de Luís Vives (1987, un poco de cada cosa y nada de su con-
45s), titulado La lección: junto, a la francesa”.

“Maestro.- Coge el abecedario con Ars longa, vita brevis: lo que hay que
la mano izquierda y este puntero con aprender es mucho, la infancia y la juven-
la derecha, así podrás señalar cada tud son el momento apropiado para ello y,
una de las letras. Mantente derecho y en las mismas, no hay que perder el tiem-
guarda tu gorra bajo el sobaco. po. No tengamos miedo de exigir a los
Escucha con toda atención el nombre alumnos todo el trabajo intelectual que
de las letras y fíjate en el gesto de mi pueden y deben hacer: dice Erasmo (1956,

226
Propuesta de una Pedagogía Humanista

451) que el entendimiento, si no se ejerci- regular el comportamiento social: al decir


ta, se llena de moho, igual que el hierro de Platón (1991, 179, en el Protágoras),
no ejercitado es corroído por el orín. una parte importante de la educación con-
siste en saber distinguir lo bueno de lo
3) La superación del relativismo en el malo “basándose en razones”, es decir, en
conocimiento, en la ética y en los valores los principios racionales prácticos. Con
El humanismo afirma que la razón esto, las normas morales adquieren un
humana, con todas sus posibilidades de carácter de obligación objetiva (es decir,
conocimiento trascendente (o metafísico). universal y necesaria) y se entiende aque-
La consecuencia es que, para el hombre, llo que dice Goethe (1990, 420, distinto a
se iluminan toda una serie de principios lo que dice el positivismo jurídico): “Las
ideales, tanto de tipo cognitivo (posibili- leyes todas son intentos de aproximarse,
dad de la verdad) como ético y axiológico. en el curso del mundo y de la vida, a los
Y, como es lógico, todo esto se proyecta, designios del régimen moral del universo”.
luego, en el terreno de la educación,
dando un carácter especial a los fines de Pero, con la Pedagogía Humanista, la
la misma; un carácter que se ha perdido educación moral no sólo adquiere solidez,
en la actual educación postmoderna y que más aun, carta de necesidad (que justifica
la Pedagogía Humanista trata de recupe- la autoridad propia de la enseñanza
rar, por considerar que es esencial a una moral y la docilidad —piénsese en la eti-
buena educación humana. Lo especifica- mología de esta palabra— que en ella
remos. corresponde al educando); sino que, ade-
más, ve abrirse un segundo ámbito, supe-
a) La cultura postmoderna funda la rior, de educación moral: más allá de una
Ética en el mero consenso humano, pues moral mínima, surge una moral más ele-

año LXVII, nº 243, mayo-agosto 2009, 209-230


señala a la Ética la única función de ase- vada, que ya no es la moral del egoísmo
gurar la buena convivencia social. Es una sino la moral del altruismo, de la genero-
Ética mínima, que tiene en cuenta sólo la sidad y del amor, y puede ser también la
moral del sacrificio, de la virtud, del per- revista española de pedagogía
justicia y que, en el fondo, se basa única-
mente en el egoísmo humano. Mal funda- feccionamiento personal y de los ideales
mento, éste, para una Ética de calidad. Es espirituales. Tal es igualmente un posible
la Ética democrática, y nada más. Pero si y valioso objetivo de la educación moral.
consideramos que la Ética emana de la
razón humana práctica (cf. Quintana, b) Y lo que hemos dicho de la Ética,
1995b, 57-63), nos vendrá expresada en debemos decirlo también de los valores.
unos principios absolutos, que garantizan El humanismo no considera que todos los
la práctica del Bien y obligan incondicio- valores son objetivos y absolutos; pero
nalmente a ella. Según esto, la educación algunos, sí (a saber, los valores ideales).
moral será algo más que un aprendizaje Y, en atención a los mismos, la educación
de consensuar las normas que han de en valores no puede ser la propuesta por

227
José María QUINTANA CABANAS

métodos (tan seguidos hoy día como el de atendiendo a aquel dicho de Luís Vives
la clarificación de valores) que se limitan (1987, 207): “El hombre ocioso es una pie-
a aprobar, propiciar y reforzar los valores dra; el mal ocupado, una bestia; el bien
subjetivos de cada educando, sean los que ocupado, un hombre auténtico. Los hom-
sean. Por el contrario, aquellos valores bres que no hacen nada aprenden a hacer
que gozan de objetividad y validez uni- el mal”.
versal han de ser reconocidos, estimados
y practicados como tales, y esto es lo que Dirección del autor: José María Quintana Cabanas,
Travesera de Gracia, 266, 3º 2ª, 08025 Barcelona. E-
una buena educación en valores ha de mail: jquintana@indicerural.com
proponer a los educandos y conseguir en
ellos. Fecha de recepción de la versión definitiva de este artículo:
20.X.2008
*****
Bibliografía
Concluyamos este trabajo señalando AGAZZI, A. (2000) Una pedagogia al servizio dell’uomo,
Pedagogia e vita, 1, pp. 36-45.
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Pedagogía Humanista, que no son sólo un ARROYABE, E. (2003) Desafíos éticos con los que se enfren-
punto de partida sino también su objetivo ta el humanismo, en AMIGO, Mª L. (ed.) Humanismo
para el siglo XXI (Bilbao, Universidad de Deusto) pp. 85-
indeclinable. Tales valores son: 94.

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AMIGO, Mª L. (ed.) Humanismo para el siglo XXI (Bilbao,
cultura, estudio, formación, belleza, críti- Universidad de Deusto) pp. 173-181.
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año LXVII, nº 243, mayo-agosto 2009, 209-230

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b) los valores que hacen a los hombres
más humanos: la justicia, la virtud, la ESTRADA, J. A. (2003) El humanismo en el siglo XXI, en
AMIGO, Mª L. (ed.) Humanismo para el siglo XXI (Bilbao,
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revista española de pedagogía

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following three thesis: 1) The need to help
Resumen: the student by guiding, stimulating and
Propuesta de una Pedagogía correcting him/her. 2) The need for the
Humanista systematic and thorough teaching of
En la educación actual hay unas intellectual concepts. 3) The need to
tendencias antihumanistas, especial- transcend relativism in learning, ethics
mente en la enseñanza universitaria. El and values.
humanismo constituye la base de la
cultura occidental, y por esto la educación Key Words: Teaching, education,
actual ha de cultivar sus valores. Además humanism, study, intellectual effort.
del humanismo clásico, hemos de tener en
cuenta el humanismo científico, de modo
que la tecnología y la formación profe-
sional posean una base humanista.
La Pedagogía Humanista que pro-
ponemos defiende estas tres tesis: 1) la
ayuda al educando guiándolo, esti-
mulándolo y corrigiéndolo, 2) el realizar
un aprendizaje intelectual sistemático y
completo, 3) la superación del relativismo
en el conocimiento, en la ética y en los
valores.
año LXVII, nº 243, mayo-agosto 2009, 209-230

Descriptores: Pedagogía, educación,


humanismo, estudio, esfuerzo intelectual.
revista española de pedagogía

Summary:
Proposal for a Humanistic Teaching
In education today there are antihu-
manistic tendencies, especially in univer-
sity teaching. Humanism is the basis of
Western culture, and for this reason,
teaching today needs to cultivate its va-
lues. In addition to classic humanism, we
need to take scientific humanism into
account too, in such a way that technolo-
gy and teacher training both have a

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